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La experiencia iberoamericana
Cristina Xalma
El presente artículo revisa y caracteriza el renovado auge que la Cooperación Sur-Sur ha
experimentado en los últimos años a partir de una experiencia concreta: la protagonizada por los
países miembros de la Conferencia Iberoamericana y, en particular, por los diecinueve
latinoamericanos de habla española y portuguesa (desde México hasta Chile, incluyendo a Cuba y
República Dominicana), más
España y Portugal. Busca entender una cooperación que crece y se expande bajo distintas
fórmulas y dimensiones y que, año tras año, gana peso en la Agenda sobre la Cooperación
Internacional al Desarrollo.
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2011, mientras los Países de Renta Media (PRM) pasaron de representar el 46,8% a principios del
período hasta el 31,6% correspondiente al último año registrado.
De hecho, se identifican tres dinámicas indisociables: el desplazamiento de los Países de Renta
Media, el inicio de un ejercicio de un rol dual en la escena de la Cooperación Internacional y el
renovado auge de la Cooperación Sur-Sur.
Surgió entonces la necesidad de empezar a tener más información sobre aquel proceso de cambio
que ellos mismos estaban protagonizando y del que apenas existían unos pocos datos.
Nació así el Informe de la Cooperación Sur-Sur en Iberoamérica, un ejercicio de Cooperación Sur-
Sur en sí mismo, cuya revisión desde su primera edición (2007) hasta la última hoy disponible
(2012) permite reconstruir y caracterizar la evolución más reciente de la Cooperación Sur-Sur en
América Latina e identificar, a partir de la construcción de un discurso político conjunto, el creciente
peso de la región en la Agenda mundial de la Cooperación al Desarrollo.
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• A efectos de conocer no sólo qué se hace sino cómo, se incluye un capítulo dedicado al estudio
de casos. Permite conocer qué ocurre en las distintas fases de identificación, negociación,
formulación y resultados de los proyectos bilaterales y triangulares seleccionados.
A lo largo de las seis ediciones realizadas, el desarrollo de dichos contenidos ha permitido además
que el Informe, como producto, haya generado una serie de efectos positivos:
a. Se ha convertido en una herramienta de visibilidad de la Cooperación Sur-Sur que se realiza en
Iberoamérica, así como en un instrumento para su mejor gestión.
b. Tal y como se verá en detalle en la próxima sección, el Informe ha favorecido la articulación de
una posición de bloque iberoamericana respecto de la Cooperación Sur-Sur, así como la
progresiva penetración de dicha posición en la agenda y el debate internacional.
c. Finalmente, cabe destacar su aporte al fortalecimiento de las capacidades institucionales y
metodológicas de los países iberoamericanos.
De la revisión de los resultados arrojados por las sucesivas ediciones del Informe de la
Cooperación Sur-Sur en Iberoamérica, se desprende la siguiente caracterización de la
Cooperación Sur-Sur en la región entre 2006 y 2011. En términos de las principales tendencias,
merece la pena destacar que:
a. A lo largo de este período, la denominada Cooperación Horizontal Sur-Sur Bilateral de la que
participan los países iberoamericanos a través del intercambio de Acciones y Proyectos (ver nota
metodológica del Gráfico 4), se ha consolidado y fortalecido.
b. tendencia decreciente en el número absoluto de intercambios de
Cooperación Horizontal Sur-Sur Bilateral registrados entre 2007 (primer año para el que hay datos)
y 2011. Sin embargo, esta “aparente tendencia” no invalida la idea anterior, pues dos problemas
metodológicos matizan lo observado: por un lado, los todavía necesarios y frecuentes ajustes en
los conceptos de medición usados; por el otro lado, el hecho de que todavía no se haya podido
consolidar un suministro estable de datos. Ambas cosas limitan, en definitiva, la fiabilidad de la
serie temporal obtenida.
c. Por otro lado y todavía en el marco de la Cooperación Horizontal Sur-Sur Bilateral, se identifican
algunas tendencias relativas al rol y grado de participación de los países. Así las 19 naciones
latinoamericanas participan activamente de los intercambios de cooperación, pero la intensidad
con que lo hacen difiere según estén ejerciendo como oferentes o receptores.
Así, tan sólo seis países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba y México), tienden a concentrar
el 95% de los proyectos ofrecidos.
d. Finalmente, el análisis de los sectores de actividad dentro de los que clasifica la Cooperación
Horizontal Sur-Sur Bilateral ejecutada, da una idea del perfil de capacidades que se fortalecen a
través de los intercambios. En concreto, los proyectos impulsados refuerzan en proporciones muy
similares capacidades en los ámbitos social (sobre todo Educación y Salud, aunque también
Saneamiento y abastecimiento de agua, Políticas Sociales y de Vivienda); económico (destacando,
por un lado, todo lo que favorece la creación de Infraestructuras y servicios necesarios para el
funcionamiento de las economías nacionales, como la Energía, la aplicación de avances en
Ciencia y Tecnología y el apoyo al tejido de las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMEs); y por el
otro, los proyectos en sectores productivos, fundamentalmente Extractivas, e Industrias de
transformación);
e. En lo que se refiere a la Cooperación Sur-Sur Triangular, se trata de una modalidad que también
se consolidó y fortaleció en estos años. En este sentido y aún a pesar de los mismos matices
metodológicos aplicados a la bilateral, el número de acciones y proyectos aumentó año tras año:
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simultáneamente retirando su AOD a la región), Alemania, España y, de manera incipiente,
Estados Unidos.
g. Por último, lo más destacable de esta modalidad es el tipo de capacidades que tendió a reforzar.
Por sectores, guarda una distribución similar a la cooperación bilateral pero, aún en el marco del
mismo tipo de actividades, las triangulares suelen tener una mayor complejidad científico-
tecnológica (lo que, de hecho, estaría justificando el apoyo de un tercer actor).
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• Finalmente, aparecen múltiples plataformas que, aún siendo de distinta naturaleza, comparten el
tener a esta modalidad de cooperación entre su ámbito específico de trabajo: destacan el Task
Team on South-South Cooperation (TT-SSC); el Foro de Cooperación al Desarrollo
(FCD) de Naciones Unidas; el South- South Experience Exchange del Banco Mundial; el Building
Block on South- South Cooperation impulsado a fines de 2011 en Busan; y el propio Programa
Iberoamericano para el Fortalecimiento de la Cooperación Sur-Sur.
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c. De hecho, la segunda edición del FCD, en 2010, ya había acogido una presentación del Informe
de la Cooperación Sur-Sur así como del Programa, representados a su vez por la SEGIB y una
gran parte de sus países miembros. El FCD se ha convertido pues en un marco de referencia y
altavoz para la actividad que Iberoamérica realiza en este ámbito, del mismo modo que los eventos
que anualmente organiza la ahora denominada Oficina (antes Unidad Especial) de las Naciones
Unidas para la Cooperación Sur-Sur.
d. Por su parte, las menciones explícitas al Programa Iberoamericano y al Informe, empiezan a
proliferar. Sucede, por ejemplo, en el documento sobre Cooperación Sur-Sur y Triangular
elaborado por la Unidad de Inspección Conjunta de Naciones Unidas y presentado en el
17º período de sesiones del Comité de Alto Nivel de Cooperación Sur-Sur de mayo de 2012.
e. En este sentido, Programa e Informe se analizan como estudio de caso. Tal y como ya se señaló
en secciones anteriores, el hecho de que, en sí mismos, sean ejercicios de Cooperación Sur-Sur,
provoca que se conviertan en experiencias de referencia en ámbitos como el Evento de Alto
Nivel sobre Eficacia de la Cooperación Sur-Sur y el Desarrollo, celebrado en Bogotá, en marzo de
2010, en el marco de las reuniones preparatorias de Busan.
f. Finalmente, el acervo que Programa e Informe ya han generado para conocer la Cooperación
Sur-Sur en la región, así como en términos de desarrollo metodológico (sistemas de información,
medición e indicadores) los han convertido en insumo para otros organismos.
Muestra de ello los documentos discutidos, por ejemplo, en el 33º período de sesiones de la
CEPAL en 2010 o en el encuentro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(CELAC) en octubre de 2012 en Chile.
A modo de resumen
El renovado auge que la Cooperación Sur-Sur ha experimentado a partir del año 2000 y
especialmente desde 2008, ha supuesto un punto de inflexión en la trayectoria histórica de esta
modalidad. En dicha inflexión, América Latina ha jugado un papel protagónico. Sobre ello ha
influido la sucesión de dinámicas que ha generado su clasificación como
Países de Renta Media, su consecuente desplazamiento como receptores de AOD y también, la
búsqueda y el impulso al ejercicio de un nuevo rol dual en la escena de la Cooperación
Internacional al Desarrollo.
En este sentido, la necesidad de sistematizar y registrar esta nueva cooperación, llevó a los países
de América Latina, junto a España, a impulsar, en su ámbito compartido, el iberoamericano, la
realización de un Informe de la Cooperación Sur-Sur. Tras seis ediciones, este Informe se ha
revelado como algo más que una herramienta para dimensionar y caracterizar la CSS de la que
participa la región. El Informe es, sobre todo y en sí mismo, un ejercicio intergubernamental de
CSS que contribuye al fortalecimiento de esta cooperación en Iberoamérica y en el mundo, esto a
través tanto de sus aportes técnicos y metodológicos, como de su contribución a la construcción de
un discurso político que poco a poco va penetrando e incidiendo en el debate internacional sobre la
cooperación al desarrollo.