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Trastorno de Salud Mental y Abuso de Substancias Controladas

Introducción

La Organización Mundial de la Salud define la salud mental como “un estado de bienestar

en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede puede afrontar las

tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer

una contribución a su comunidad” (Organización Mundial de la Salud, 2007). Mantener una

salud mental adecuada es muy importante para la salud general de nuestro cuerpo y para lograr

una larga vida.

Estudios indican que las habilidades emocionales están asociadas con comportamientos que

ayuda en el manejo del estrés y salud física. En cambio, las personas que carecen de expresión

emocional están propensas a comportamientos inadaptados o actos autodestructivos. Entre estos

actos se encuentra el abuso de sustancias controladas (Richards, Campenni, & Muse-Burke,

2010). Aún con este conocimiento, la enfermedad mental y las adicciones ocupan un segundo

plano en la atención médica y reciben menos recursos que otras condiciones médicas.

Actualmente, las enfermedades mentales y los trastornos relacionados con el abuso de

sustancias eran la quinta causa de muerte y enfermedad en todo el mundo. Además, estudios

señalan que en cuanto a la capacidad de esta combinación de condiciones de generar otros

trastornos no letales los mismos encabezan la lista.

En este trabajo nos proponemos a discutir la relación que existe entre el uso de

substancias controladas y la salud mental. Comenzaremos con la discusión de los efectos médicos

del abuso de substancias controladas, en especial los trastornos mentales que pueden

desarrollarse. Luego pasaremos a discutir algunos estudios que confirman la relación entre los
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conceptos antes mencionados y finalizaremos con algunas recomendaciones para la prevención o


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la disminución de sus efectos.

Abuso de substancias como un trastorno de salud mental

Las enfermedades mentales pueden definirse como una patología que afecta de forma

negativa la capacidad de la persona en términos de sus pensamientos, sentimientos, estados de

ánimo, dificultad para relacionarse pérdida de su habilidad para actuar con autonomía. Las

enfermedades mentales pueden aparecer a cualquier edad o en cualquier persona

independientemente de su carácter o inteligencia. Estudios indican que 1 de cada 4 personas

padecerá de alguna condición mental en su vida.

La Asociación Americana de Psiquiatría mediante su Manual Diagnóstico y Estadístico de

los Trastornos Mentales, V (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM-5)

define los distintos trastornos asociados con el uso de sustancias controladas. El nuevo manual

adoptado en 2013 introdujo cambios significativos en el área de los trastornos relacionados al uso

de substancias controladas. Uno de los mayores cambios es la unión de los trastornos relativos al

uso de substancias con otros trastornos adictivos que no conllevan en uso de las mismas en una

categoría nueva que se llamaría “Adicciones y Trastornos Asociados” (Ruiz, 2011). Según el

DSM-5, existen unas once clases de drogas básicas: alcohol, anfetaminas (anfeta), cafeína,

marihuana (hierba), cocaína, alucinógenos (LSD, éxtasis), inhalantes (poppers, pegamento,

solventes), nicotina, opioides (heroína, morfina), fenciclidina (PCP, polvo de ángel), sedantes

(Valium) y una categoría general que incluyen sustancias menos comunes y medicamentos de

venta libre (Asociación Americana Psiquiatría, 2013).

Dicho manual establece tres tipos básicos de trastornos relacionados con el consumo de

sustancias adictivas. Los primeros dos tipos están relacionados con la dependencia de sustancias

adictivas o abuso de sustancias adictivas, mientras que el tercero está conformado por el trastorno
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inducido por sustancias adictivas (Asociación Americana Psiquiatría, 2013). Estos trastornos
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pueden resumirse de la siguiente manera (Guzmán, Hooper y Goodman, s.f):

1. Dependencia física, fisiológica o psicológica - Se define como la dependencia física o

fisiológica a la sustancia a través de la tolerancia. Esto significa que la persona necesita

más de la sustancia para sentir lo que sintió cuando comenzó a consumirla. La tolerancia

natural puede transmitirse dentro de la familia y exponer a la persona a un mayor riesgo

de desarrollar dependencia. Al existir la tolerancia, una persona puede tomar grandes

cantidades de una sustancia sin parecer estar intoxicada o drogada. La dependencia

psicológica se da cuando la persona perdió el control del consumo de drogas. En este tipo

de dependencia se manifiesta un patrón de consumo compulsivo y la persona no puede ya

consumir las sustancias con moderación. Generalmente, las personas piensan tienen bajo

control el hábito, pero en realidad se concentran más en obtener la sustancia y recuperarse

de su efecto.

2. Abuso de sustancias adictivas - es el patrón de consumo compulsivo que causa problemas

de salud a la persona y produce un impacto negativo en su vida. Los efectos del abuso de

sustancia pueden afectar las relaciones sociales, familiares, legales, laborales y escolares.

Se considera menos grave que la dependencia, ya que el abuso de sustancias adictivas

puede provocar estragos, entre los que se encuentran:

a. Realizar actividades de alto riegos o peligrosas - conducir bajo el efecto de las

drogas, realizar deportes peligrosos, tener sexo sin protección o bailar en clubes r

b. Llevar a cabo algún tipo de conducta delictiva - robar para conseguir dinero para

comprar drogas, conducta indisciplinada en lugares públicos o violencia


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c. Problemas en el desempeño en el hogar, la escuela o el trabajo - pasar mucho tiempo


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encerrada en su cuarto, no realizar los trabajos escolares, cambios en el rendimiento

académico, suspensión de la escuela o faltar al trabajo

d. Problemas con las relaciones sociales - discusiones con las figuras que representan

autoridad como los maestros, entrenadores o padres o un patrón de conducta

desafiante o reservada que puede ser ajeno al carácter

3. Trastorno inducido por sustancias adictivas – Es cuando alguien experimenta síntomas

psiquiátricos que se relacionan únicamente con el consumo de sustancias adictivas. En

este tipo de adicción se encuentra la depresión, ansiedad, problemas para dormir y

alucinaciones. Por otro lado, es importante distinguir estos síntomas inducidos por

sustancias adictivas de una afección preexistente. Además, cualquier síntoma debe

desaparecer antes de transcurrido un mes aproximadamente después de que se interrumpió

el consumo de sustancias.

Cualquier persona que tenga acceso a sustancias controladas puede desarrollar

posiblemente un problema de consumo. Sin embargo, algunas personas se encuentran en mayor

riesgo por su vulnerabilidad genética. Los trastornos de consumo de sustancias adictivas se

pueden transmitir a través las familias, aunque existen factores modificables o influencias que

pueden cambiarse (Hertel, Schütz y Lammers, 2009). Los factores modificables incluyen

disponibilidad de sustancias, precio y actitudes familiares y culturales. Si se logra modificar

algunos riesgos se puede compensar su impacto.

En el caso de la vulnerabilidad genética, ésta interactúa con los factores ambientales. Por

otro lado, se ha desarrollado una teoría de “espectro de riesgo” en donde se establece que si

tenemos a una persona con más de un factor de riesgo, hay mayor probabilidad de que su

consumo de sustancias pueda salirse de control (Hertel, Schütz y Lammers, 2009). En la mayoría
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de estos casos primero tenemos un uso recreativo y luego se llega al consumo compulsivo y así el
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abuso de sustancias puede convertirse en dependencia de sustancias adictivas. El riesgo es

especialmente alto con las drogas, como la cocaína o heroína, que poseen un gran potencial para

generar abuso y tolerancia. A continuación discutiremos algunos factores de riesgo que inciden

en dichos trastornos (Hertel, Schütz y Lammers, 2009):

1. Factores genéticos - La genética crea una vulnerabilidad innata que probablemente

constituye el factor de riesgo más importante. Los antecedentes familiares de abuso de

alcohol y drogas incrementan las posibilidades de que una persona desarrolle este

problema. La causa de este riesgo está en los genes heredados por la persona y no en el

carácter débil que éste pueda tener. Entre los hermanos gemelos, la posibilidad de que se

produzca la dependencia en ambos gemelos es mayor para los gemelos idénticos que

para los mellizos.

2. Modelos de roles de familia - La desaprobación de los padres produce un efecto

protector y disuasivo al uso de drogas. Estudios han demostrado que las actitudes de la

familia afectan la conducta de consumo de sustancias. Otros estudios informan que los

porcentajes de consumo de marihuana, alcohol o cigarrillos son inferiores entre los

adolescentes que creen que sus padres desaprobarían completamente su conducta que

entre aquellos que creen que sus padres no se preocuparían. Los padres pueden ser un

apoyo muy grande al proporcionar modelos y roles positivos, así como fomentar la

discusión sobre los riesgos del consumo de drogas. También pueden reducir el riesgo

asegurándose de que no haya disponibles sustancias adictivas en el hogar.

3. Presión social y entre compañeros - La presión social afecta en mayormente a los niños

y adolescentes. Los niños y adolescentes quieren pertenecer a un grupo o tener muchos

amigos. Los amigos, así como los medios de comunicación pueden presionarlos para
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que consideren atractivo el consumo de alcohol y drogas. La curiosidad también puede


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ser otro factor. En el caso de los adolescentes, a diferencia de los adultos, éstos pueden

consumir alcohol y drogas para automedicarse para conseguir efectos que puedan

generar una buena sensación. Por último, las personas también pueden utilizar las drogas

como un medio para afrontar el estrés, las experiencias dolorosas o simplemente como

entretenimiento.

Por último, en cuanto a los signos mayormente relacionados con el abuso de sustancias

adictivas se encuentran los siguientes:

1. Físicos: fatiga, quejas reiteradas sobre la salud, ojos rojos y vidriosos y tos persistente

2. Emocionales: cambio de personalidad, cambios repentinos del estado de ánimo,

irritabilidad, conducta irresponsable, autoestima baja, falta de juicio, depresión y falta de

interés en cosas que solían brindarle placer

3. Familiares: discutir, romper las reglas, no cumplir con horarios establecidos o aislarse,

como pasar tiempo tras puertas cerradas

4. Escolares: menor interés, actitud negativa hacia la escuela, bajar las calificaciones,

problemas de disciplina

5. Problemas sociales: amigos nuevos que se interesan poco por las actividades escolares y

hogareñas normales, y que tienen problemas con la ley

Estudios e investigaciones que evidencian esta relación

Según la Organización Mundial de la Salud para el 2004 15.3 millones de personas

estaban afectadas por trastornos relacionados con el uso de drogas (OMS, 2004) . Entre 5 a 10

millones de personas utilizan drogas inyectables, de las cuales el 5% a 10% de ellas desarrollaron

VIH (OMS, 2004). Esta organización también reporta que para el 2000 205,000 estaban

relacionadas con el uso ilícito de drogas (OMS, 2004).


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En el 2010 la Revista The Lancet reveló el resultado de dos estudios relacionados a la


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relación de los trastornos mentales, el abuso de drogas y otras enfermedades. En el primer estudio

los investigadores examinaron información sobre 20 trastornos mentales y de abuso de sustancias

e 187 países para determinar la prevalencia, la muerte prematura y las enfermedades no letales

provocadas por dichos trastornos. Según los resultados obtenidos de dicha investigación, os

trastornos mentales y de abuso de sustancias fueron responsables de casi el 23% de todos los

casos de enfermedades en todo el mundo (Whiteford y otros, 2013). Este estudio también reportó

que aunque los trastornos por abuso de sustancias provocaron relativamente pocas muertes en

2010, los investigadores atribuyen que esto se debió a que esas muertes se relacionaron con el

motivo físico de fallecimiento y no al abuso de sustancias en sí al ser reportadas (Whiteford y

otros, 2013). Por ejemplo, en muchos de estos casos los suicidios derivados del uso de drogas se

clasificaron como lesiones, mientras que otras muertes provocadas por el uso drogas ilegales con

frecuencia se clasifican como intoxicaciones accidentales (Whiteford y otros, 2013).

Entre las tendencias que revela el estudio se señala que la dependencia a las drogas y

alcohol es más común en los hombres, pero que las mujeres a partir de los 10 años de edad

conformaban el mayor número de muertes y enfermedades ocasionadas por los trastornos

mentales (Whiteford y otros, 2013). Países como China, Corea del Norte, Japón y Nigeria

reportaron cifras de muertes y enfermedades por los trastornos mentales y de abuso de sustancia

significativamente más bajas que el promedio global (Whiteford y otros, 2013).

El segundo estudio realizado por estos investigadores demostró que la adicción a los

opiáceos, como la heroína, provoca el mayor deterioro de la salud de todas las drogas ilegales

(Degenhardt y otros, 2013). El estudio concluyó que más de 2/3 partes de las personas

dependientes de las drogas eran hombres entre los 20 y los 29 años de edad (Degenhardt y otros,

2013). De estos hombres, el 64% eran adictos a la marihuana y a las anfetaminas, y el 70% eran
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dependientes de los opiáceos y de la cocaína (Degenhardt y otros, 2013). El número de casos en


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los países más afectados, sobre todo en países desarrollados como EE. UU., Reino Unido y

Australia, resultó ser 20 veces mayor que en los países menos afectados (Degenhardt y otros,

2013). Aunque la marihuana es la droga ilegal de uso más común, apenas 13 millones de

personas en todo el mundo son adictas a la marihuana, mientras que 17.2 millones eran adictas a

las anfetaminas y 15.5 millones eran adictas a los opiáceos (Degenhardt y otros, 2013).

Los resultados combinados de ambos estudios demuestran claramente que el uso de drogas

ilícitas juega un papel importante en la prevalencia de enfermedades en todo el mundo. Los

investigadores señalan que sus resultados revelan la primera imagen global de esta causa de

pérdida de la salud y que con este conocimiento adquirido se pueden desarrollar medidas para

reducir el número de casos (Degenhardt y otros, 2013).

Por último, señalan los investigadores que "la falta relativa de información sobre la

prevalencia de los trastornos mentales y de uso de sustancias, y sobre los daños asociados con

estos trastornos, enfatiza la necesidad no solo de unos esfuerzos continuos por refinar los

métodos utilizados en el proyecto actual, sino también de unos mayores esfuerzos por cuantificar

tanto la prevalencia de los trastornos mentales y del consumo de drogas como de los riesgos que

esas afecciones plantean" (Degenhardt y otros, 2013).

En relación a los adolescentes, estudios indican que el consumo de alcohol y drogas es muy

común entre ellos y que éstos están experimentando a una edad cada vez más temprana (Guzmán,

Hooper y Goodman, s.f). Se estima que el consumo de alcohol puede comenzar antes de los 12

años, y la edad promedio del consumo de marihuana es 14 años, mientras que la dependencia por

lo general aparece a los 20 años o más (Guzmán, Hooper y Goodman, s.f). Los estudios más

recientes realizados sobre la dependencia y el abuso de sustancias adictivas entre adolescentes de

12 a 17 años revelaron lo siguiente (Guzmán, Hooper y Goodman, s.f).:


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1. El problema es similar para hombres y mujeres con un 8%.


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2. El problema es más común en las áreas rurales (11%) y más bajo en las grandes áreas

metropolitanas (7%).

3. A medida que los niños crecen, los porcentajes crecen abruptamente, comenzando a los

12 años (1%) y alcanzando el límite a los 21 años (23%).

Por otro lado, a medida que los adolescentes discurren por la escuela secundaria, estudios

indican que gran parte de ellos prueba algún tipo de sustancia ilegal. Para 2011, el Instituto

Nacional del Consumo de Drogas de los Estados Unidos informó lo siguiente (NIDA, 2013):

 Unas 22.5 millones de personas mayores de 12 años de edad en los Estados Unidos

usaron algún tipo de droga ilícita. Esto representa un 8.7% de la población comparado con

un 8.3% en el 2002

 El uso de marihuana aumentó de 14.4 millones de personas en el 2007 a 18.1 millones en

el 2011

 972,000 personas utilizaron drogas alucinógenas como éxtasis o LSD

 El consumo de cocaína ha disminuido en los últimos años de 2.4 millones en el 2006 a 1.4

millones en el 2011

 Un 6.5% de los estudiantes de 8vo grado, el 17 de los estudiantes de 10mo grado y el

22.9% de los estudiante de 12mo grado consumieron marihuana al menos una vez

 De los estudiantes de 12mo grado el 6.5% consumieron marihuana diariamente en el 2011

comparado con un 5.1% en el 2009

 Los jóvenes muestran una disminución en la percepción de que la marihuana es una droga

peligrosa
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 1 de cada 9 estudiantes de 12mo grado reportaron haber consumido marihuana sintética.


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Este tipo de marihuana contiene una serie de sustancias químicas que actúan en el cerebro

de manera similar al THC que es el ingrediente adictivo principal de la marihuana

 El consumo de drogas inhalante ha disminuido en los últimos años con 8.3% de los

estudiantes de 8vo grado, 6.2$ en 10mo grado y 4.1% de 12mo grado reportada en el

2012.

 El uso de cocaína también ha disminuido entre los jóvenes con un 2.7% de los estudiantes

del 12mo grado en 2012 en comparación con un 5.2 en el 2007

 El uso de alucinógenos como el éxtasis también experimentó una reducción de 5.3% en el

2011 a un 3.8 en el 2012

En Puerto Rico la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción

(ASSMCA) reportó que 1/5 de la población entre 15 y 74 años (658 mil personas) había utilizado

drogas alguna vez en su vida, de esos el 9.2% utilizó drogas ilícitas o medicamentos controlados

usados con fines no médicos (ASSMCA, 2009). Este mismo estudio señala que 1 de cada 50

personas entre las edades de 15 a 74 años padecía de abuso de drogas, lo que representa unas 52

mil personas (ASSMCA, 2009). De igual forma, 1 de cada 50 personas entre las edades de 15 a

74 años padecía de dependencia a drogas, representando uns 59 mil personas (ASSMCA, 2009).

Otros datos importantes que menciona es este estudio es que no hubo una asociación

marcada entre nivel educativo y uso de drogas, pero sí hubo entre nivel educativo y dependencia.

Esto resultó en que el 1.2% de la población con título universitario padecía de dependencia a

drogas, mientras que en la población de estudiantes de escuela superior la tasa fue casi tres veces

más alta con un 3.3% (ASSMCA, 2009).


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Recomendaciones para la prevención y disminución en el uso de sustancias


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Como indicáramos anteriormente los trastornos de salud mental relacionados al uso de

sustancias no son exclusivos de un determinado grupo social. Por tanto, los programa y servicios

dirigidos a la prevención y disminución en el uso de sustancias controladas deben incluir a la

población entera que demuestra factores de alto riego. A su vez estos programas deben establecer

servicios específicos a los diversos segmentos dentro de la población general dependiendo de las

características que ellos comparten, como por ejemplo, los adolescentes con padres que han

tenido historial de consumo de drogas, desertores escolares, entre otros.

Por otro lado, también se tienen que establecer programas para prevenir el inicio del uso de

sustancias o de aquellos que aún no llenan los criterios de diagnóstico de un trastorno de abuso o

dependencia, pero que muestran señales de potencia desarrollo. En cuanto a los factores de riesgo

que muestran un potencial de desarrollo de un trastorno, los mismos deben también se atendidos.

Por ejemplo, en el caso de una persona que demuestra conducta agresiva temprana se le debe

reforzar el autocontrol. Cuando el riesgo es por falta de supervisión de los padres, hay que

ofrecerle a la familia las herramientas necesarias para que puedan establecer el monitoreo

adecuado y servirle de apoyo a su hijo. Por último, si el factor de riesgo de debe al acceso que se

tiene a la droga, el gobierno tiene que establecer medidas de política pública dirigidas a restringir

dicho acceso.

Para que un programa de prevención sea efectivo tiene que cumplir con ciertos elementos

que evidencien la seriedad del asunto y puedan ser seguidos efectivamente por la ciudadanía o las

agencias gubernamentales pertinentes. Podemos pensar en los siguientes recomendaciones para

dicho programa:

1. Realizar una campaña educativa basada en datos o investigaciones

2. Individualizar los servicios dependiendo de los factores de riesgo y el tipo de sustancia


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3. Establecer los programas basado en evidencias, en este sentido se deben utilizar las
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experiencias de otros lugares para determinar el programa qie mejor se ajuste a nuestras

necesidades

4. Trabajar con los sujetos y la familia desde la perspectiva salubrista y no restrictiva

fortaleciendo los factores de protección en vez de solamente atacar los factores de

riesgo

5. Evaluar la efectividad del programa mediante el uso de recursos externos que no estén

viciados con el resultado de la evaluación realizada

Conclusión

En este trabajo hemos demostrado que la salud mental de una sociedad es fundamental para

el crecimiento y estabilidad de la misma y del país. Los trastornos mentales relacionados al uso

de sustancias es in tema de la salud mental que no debe seguir siendo tratado como uno sin

importancia. Debemos comenzar a trabajar un enfoque preventivo basado en el aspecto

salubrista, promocionando ambientes sociales en los que aspectos como la autoestima, las

relaciones interpersonales, formación en el núcleo familiar y manteniendo un ambiente de

convivencia sana.

Además necesitamos cambiar la visión y el rumbo de los sectores encargados de los

servicios de salud de uno punitivo y restrictivo a uno basado en la importancia que tiene la vida y

salud de las personas que lo padece. Actualmente a la medicina se ha convertido en un negocio

donde el paciente deja de ser el beneficiario del servicio y se convierte en un medio de lucro. Así

también los gobiernos establecen sus políticas públicas para tratar de remediar el problema sin

tomar en consideración el futuro y trabajar con la prevención.

Nos corresponde a todos nosotros el preocuparnos el que se desarrollen servicios

preventivos y de tratamiento para este tipo de trastorno en bien de la sociedad. En cierta medida
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todos somos responsables de lo que en estos momentos está ocurriendo, así que nos toca tratar de
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remediarlo. Esperamos que con este trabajo hayamos aportado información valiosa para el que lo

lea y que nuestras recomendaciones sean de utilidad para aquellos que establecen política

pública.
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Referencias
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