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LA VIRGEN DEL ROSARIO DE YAUCA

La devoción a la Virgen de Yauca se inició en el año 1700 cuando tres campesinos

hallaron la imagen cerca de un matorral, según aparece en un documento que se

guarda en la iglesia.

A comienzos del siglo XVIII, en la inmensa y desolada pampa de Yauca, que se

extiende al sureste de la ciudad de Ica, fue encontrada escondida entre matorrales

por los lugareños una pequeña escultura de Nuestra Señora del Rosario, con el Niño

Jesús y un rosario nacarado en sus manos. Se presume que la imagen, de

aproximadamente 60 cms. de altura, fue abandonada por arrieros que al bajar de la

serranía ayacuchana se perdieron en medio del desierto iqueño.

Según los testigos presenciales, que suscribieron un acta con los hechos que

hemos narrado, el acontecimiento ocurrió el 3 de octubre de 1701. Gracias al

documento sus nombres no quedaron en el olvido; fueron ellos Nicolás Ortega, Diego

Gutiérrez y Francisco Córdova.

Pensaron entonces en trasladarla a Ica, pero al intentar levantarla no lo

consiguieron. Interpretaron el hecho como un deseo de la Madre de Dios de

permanecer en aquellos descampados. Con la ayuda de Calixto Muñoz le edificaron

una sencilla capilla en las inmediaciones; y fue sólo después de una plegaria suya que

la imagen se dejó conducir suavemente a su nueva morada, ante el asombro de toda

la concurrencia. La noticia corrió por valles y montañas, y desde entonces la Virgen

de Yauca es venerada por sus hijos iqueños, que la hicieron su Patrona, y

especialmente en el mes de octubre le tributan filial y cálida devoción.


CELEBRACION DE LA VIRGEN DEL ROSARIO DE YAUCA

Una semana antes de su fiesta, que se celebra el primer

domingo de octubre, tiene lugar el tradicional barrido. Esta

costumbre, que viene de antaño, surgió de la necesidad de

mantener limpio el templo y sus alrededores para las

celebraciones, y es realizado por voluntarios que retribuyen

de esa manera a la Virgen del Rosario los favores recibidos.

A modo penitencial, aún hoy en día, muchos peregrinos recorren a pie, generalmente

en grupos, los 30 Km. que separan a la ciudad de Ica del Santuario. Los más piadosos

recitando los misterios del Santo Rosario, así como diversas letanías y entonando

cánticos marianos.

En la víspera el desierto se llena de cientos de luces. Son los peregrinos que cumplen

la promesa de llegar a pie y se alumbran con velas, faroles o linternas. Aprovechan

la noche y la madrugada para librarse del calcinante sol.

Alrededor de la iglesia se levanta cientos de pequeñas carpas donde vivanderas de

todo el departamento ofrecen comida y bebidas. Por la tarde sale la procesión de la

virgen. Se calcula que asisten de 10 a 15 mil peregrinos.

UNA ADVOCACIÓN MARIANA DE TRES SIGLOS

A lo largo de tres siglos la Reina y Señora de Ica ha obrado

maravillosas curaciones, tanto en el cuerpo como sobre todo

en el alma de aquellos que con fe viva a Ella acuden. Gran

propagador de su devoción fue el Siervo de Dios Fray José

Ramón Rojas de Jesús María (1775-1839), más conocido

como el Padre Guatemala, quien desde 1835 hasta su muerte

fue asiduo peregrino a Yauca, cubriendo la distancia a pie dos

o tres veces por semana.


A unos 30 Km de la ciudad de Ica, en el distrito de Yauca del Rosario, en una zona

completamente desértica y de arenales, se encuentra situado un Santuario de estilo

neocolonial, donde se rinde culto a la imagen de la Virgen del Rosario de Yauca que

anualmente (1er. domingo de octubre) atrae miles de fieles.

El imponente Santuario que hoy cobija a Nuestra Señora de Yauca se debe al

esfuerzo y piedad de Mons. Francisco Rubén Berroa y Bernedo, primer obispo de

Ica, y al entusiasmo y la generosidad de miles de devotos que contribuyeron con las

limosnas necesarias para su edificación. Iniciados los trabajos en diciembre de 1947,

se terminó de construir en febrero de 1951. En su interior se guarda también una

réplica de la imagen conocida como la peoncita, pues es la encargada de recoger las

ofrendas de los fieles.

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