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El pasado 16 de abril del presente año, Ecuador fue azotado por un fuerte
terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter, el cual afectó mayoritariamente a las
poblaciones de las provincias de Manabí y Esmeraldas, y sus sectores aledaños. Debido
a esto, salieron a flote varias fortalezas y debilidades de parte del Estado y la sociedad
ecuatorianos. A continuación, se realizará un análisis de estas circunstancias con la
finalidad de identificar si existió un momento de irrupción en la vida cotidiana del país
ocasionada por este fenómeno.
Como primer punto se acotarán las fortalezas del Estado ecuatoriano ante el
terremoto, se destaca en lo social su rápido accionar y organización de personal para
mitigar la emergencia por medio de grupos de rescate y entidades especializadas, lo cual
también fue posible gracias a la adecuada infraestructura tanto vial, como de salud
pública. Por otra parte en el aspecto político, sus buenos vínculos internacionales que
contribuyeron con ayuda económica y humanitaria, fueron claves para sobrellevar la
compleja situación. Sin embargo, las debilidades fueron evidentes en el aspecto
económico, ya que la crisis petrolera que se vive actualmente, fue un factor perjudicial en
el momento de la llegada del desastre natural al país. Otra debilidad fue representada por
la falta de control por parte de los aparatos burocráticos al momento de aprobar la
incorrecta construcción de viviendas en las zonas afectadas, y también el déficit de
información para la población en el ámbito de gestión de riesgos.