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Mensajeros y Escenas de Mensajero en Los PDF
Mensajeros y Escenas de Mensajero en Los PDF
ROMERO MARISCAL
Universidad de Almería
Abstract: This paper explores the role of the messenger and the so-called
messenger scenes in the fragmentary plays by Euripides. Introductory dialo-
gues as well as messenger speeches are analysed in order to broaden the spec-
trum of available examples and reach a more in-depth study of such a recu-
rrent figure in ancient Attic tragedies. The fragments belonging to Alexandros,
Andromeda, Antiope, Oedipus, Erechtheus and Captive Melanippe provide
remarkable examples of the varied use of both this character and scene, which
prove to be more complex than originally thought. As a matter of fact, they
are testament to Euripides’ poetic skills in order to impress his audience with
shocking situations, sublime pathos and subtle rhetorical devices. The frag-
ments also provide evidence for some original developments in the use of mes-
sengers, such as in their heavy involvement with the action they report on
stage.
Keywords: Messenger, Messenger scene, Euripides, Alexandros, Andromeda,
Antiope, Oedipus, Erechtheus, Captive Melanippe.
ratura trágica perdida arroja una cifra que desaconseja cualquier generaliza-
ción precipitada. Incluso si se defiende, con optimismo darwinista, que una
suerte de “selección cultural” ha operado de una manera eficaz sobre la tra-
dición, conservándonos más o menos lo mejor, quedaría por demostrar que lo
que queda sea representativo del conjunto, algo que, si se considera la cosa
despacio, puede resultar incompatible con la primera pretensión. Así pues,
creemos que en cualquier estudio del teatro antiguo se ha de tomar en consi-
deración la desproporción extraordinaria entre lo que conocemos y lo que
solo podemos atisbar a la manera de quien calcula el volumen real de un ice-
berg. Los fragmentos, con todas sus limitaciones, son por el momento nues-
tro único acceso a esta dimensión escondida de la producción teatral antigua.
Los datos de las tragedias fragmentarias nos permiten ampliar nuestro
conocimiento del mensajero trágico, aunque de un modo muy desigual: sola-
mente en el caso de los fragmentos de Eurípides disponemos de un conjunto
de textos que pueden permitir comparaciones significativas. Ciertamente, es
el autor privilegiado de la transmisión fragmentaria, pero no deja de ser igual-
mente relevante para nuestro tema que Eurípides haya sido considerado el
autor que ha dado a la escena de mensajero su forma más definida y forma-
lizada.
Las condiciones de la transmisión de la literatura fragmentaria plantean,
por su parte, limitaciones a nuestro estudio a veces insuperables. De un lado,
las modalidades más comunes de la transmisión indirecta tienen como efec-
to prescindir casi por completo de la adscripción de los textos a personajes,
de modo que las propuestas en este sentido rara vez pasan de ser puramente
conjeturas, mientras que el marcado interés didáctico de los antologistas a
quienes debemos el grueso de los textos en consideración nos deja sólo con
el pasaje valioso a sus ojos, completamente fuera de contexto. Los aportes
importantes de los fragmentos papiráceos, que tantas alegrías han dado a la
filología euripídea, sólo en contadas ocasiones nos ofrecen un auténtico rega-
lo. En el caso que nos concierne, podemos disfrutar de fragmentos verdade-
ramente representativos de los parlamentos de mensajero, por lo menos en
los casos que, a continuación, serán objeto de tratamiento detallado en este
trabajo.
L. P. ROMERO MARISCAL, MENSAJEROS Y ESCENAS DE MENSAJERO EN LOS FRAGMENTOS ... 193
Estudio de casos
1
Cf., entre otros, M. Cropp, “Hypsipyle”, in C. Collard, M.J. Cropp & J. Gibert (eds.),
Euripides: Selected Fragmentary Plays II, Oxford 2004, p. 175; F. Jouan & H. Van Looy,
“Hypsipyle” en F. Jouan & H. Van Looy (eds.), Euripide: Fragments. Sthénébée-Chrysippos,
Paris 2002, p. 169 y O. Taplin, Pots & Plays. Interactions between Tragedy and Greek Vase-
Painting of the Fourth Century B. C., Los Angeles 2007, pp. 213-4. Como se sabe, Alejandro
se estrenó en 415 a. C. y para la Hipísipila se estima una cronología poco más tardía, ca. 410-
407 a. C.
2
Se trata del Papiro de Estrasburgo 2344, 2 (II Croenert) = 61d Kannicht. Se ignora la iden-
tidad del coro del Alejandro, si bien la conjetura de un coro femenino que intenta consolar a
la reina en su duelo y que no asiste a los juegos parece la más aceptada. Para un resumen del
debate, con argumentos para la propuesta de un coro femenino, cf. la más reciente monografía
sobre la obra, a cargo de L. Di Giuseppe, Euripide: Alessandro, Lecce 2012, pp. 40-42.
3
En términos de De Jong, op. cit., p. 32 y 179-80, tendríamos, pues, la cabeza (κεφάλαια)
del discurso del mensajero, la parte introductoria, que constituye para esta estudiosa uno de los
tres criterios fundamentales para su discriminación. Cf. F. Jouan, “Alexandros”, en F. Jouan &
H. Van Looy, Euripide: Fragments. Aigeus-Autolykos, Paris 1998, p. 51, M. Cropp,
“Alexandros”, in C. Collard, M.J. Cropp & J. Gibert (eds.), op. cit., pp. 40 y 78-9, así como
Di Giuseppe, op. cit., pp. 115-6.
194 A LA SOMBRA DE LOS HÉROES
tores, que lo habían traído maniatado en presencia del rey, incapaces de sufrir
por más tiempo la insolente superioridad del joven.4 A partir de otros frag-
mentos conservados de la obra y transmitidos por Estobeo, podemos deducir
que Príamo autoriza a Alejandro a tomar parte en los juegos después de hacer
de árbitro en el agôn que se desarrolla entre el insolente pastor, que está dis-
puesto a demostrar en los juegos su nobleza, si no de sangre, sí de espíritu, y
un opositor, probablemente un miembro de su verdadera familia -quizás,
incluso, su propia madre, Hécabe.5
El mensajero afirma, pues, que, en efecto, Alejandro ha sido superior
(κρείσσω‹ν› πεφυκὼς F 61d Kannicht, v. 5) en los juegos y que ‘dicen que es
digno’ de ser coronado con la victoria, como se figura el coro, que admite,
por otra parte, en términos en buena medida pindáricos, la superioridad inclu-
so estética del pastor, su extraordinaria belleza, corroborada, a lo que parece,
por el mensajero (vv. 6-9).6 Sabemos, por lo que se puede leer de las líneas
21-22 de la hypothesis, que Alejandro venció en carrera y pentatlón, así como
en otras pruebas atléticas que debían de ser descritas con minucioso detalle
por el mensajero.7 De ser ciertas las plausibles conjeturas de Dickin en torno
a la creación y reparto de papeles en los dramas de Eurípides, podemos ima-
ginar que el mismo actor que interpretara en el episodio anterior el papel de
Alejandro durante el agôn previo a los juegos sería el que ahora narraría sus
4
No sabemos qué papel pudo desempeñar este coro secundario en la obra. Se ha sugerido
una escena de doble agôn, primero entre Alejandro y el coro y, después, entre Alejandro y un
antagonista, como apunta Jouan, op. cit., p. 50, si bien es, ciertamente, algo insólito. Lo cier-
to es que la hypothesis señala que Alejandro venció a sus acusadores y, si la reconstrucción de
los versos más aceptada es correcta, señalaría incluso que venció a cada uno de sus acusado-
res (ll. 18-9), por lo que no han faltado sugerencias de intervención de un mensajero que diera
cuenta del enfrentamiento, incluso físico, entre Alejandro y los otros boyeros. Cf. Di Giuseppe,
op. cit., pp. 78-9. Sobre la hypothesis, cf. la edición de R. Kannicht, Tragicorum Graecorum
Fragmenta. Euripides. Vol. 5. 1, Göttingen 2004, pp. 174-6.
5
Como sugieren Cropp, op. cit., p. 39 y Di Giuseppe, op. cit., pp. 80-1. Que el antagonis-
ta de este debate fuese Deífobo lo sugiere, en cambio, Jouan, op. cit., p. 50.
6
El papiro está severamente mutilado, por lo que resulta muy difícil completar los finales
de los versos. Cf., con todo, Jouan & Van Looy, op. cit., p. 67, L. Romero Mariscal, Estudio
sobre el léxico político de las tragedias de Eurípides: la trilogía troyana de 415 a.C., Granada
2003, pp. 147-8, Cropp, op. cit., p. 79 y Di Giuseppe, op. cit., pp. 116-8.
7
Quizás, como se ha propuesto, el pugilato o, sobre todo, el boxeo. Cf. Cropp, op. cit., p.
71 y Di Giuseppe, op. cit., pp. 32-3.
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8
Así, Hartung, Murray, Webster y Di Giuseppe, quien también admite la posibilidad de que
este apóstrofe in absentia lo pronuncie el/la corifeo, como proponen, por su parte, Scodel y
Huys. Para una revisión de estas propuestas, cf. Romero Mariscal, op. cit., pp. 148-9,
Kannicht, op. cit., 190 y Di Giuseppe, op. cit., pp. 126-7.
9
Para Cropp, op. cit., p. 79 el relato de la división de opiniones entre los espectadores, sus-
citada por las inesperadas victorias del boyero, encajaría bien con la posterior representación
de la diversidad de opiniones y reacciones de Héctor y Deífobo. Que el mensajero se hiciera
eco de otros comentarios de los asistentes a los juegos podría verse corroborado si la asigna-
ción del Fr. adesp. 286 Snell al Alejandro de Eurípides es correcta, aunque Jouan, op. cit., p.
62, asigna este fragmento al coro antes del primer agôn de la obra, mientras que Di Giuseppe,
op. cit., pp. 155-6, que también la asigna al coro, la sitúa en la escena previa al reconocimien-
to, cuando Hécabe está a punto de atentar contra su hijo. Otro fragmento que igualmente
podría asignarse al mensajero de esta obra es el Fr. adesp. 289 Snell. Cf. Cropp, op. cit., p. 78
y Di Giuseppe, op. cit., p. 119.
10
La partícula ἄρα favorece, como señala Cropp, op. cit., p. 80, esta adscripción, carac-
terística de los finales sentenciosos de los discursos de mensajero, especialmente en Eurípides.
Cf., además, Di Giuseppe, op. cit., pp. 121-6. Jouan, op. cit., p. 65, en cambio, asigna estos
196 A LA SOMBRA DE LOS HÉROES
versos al propio Alejandro como uno de sus argumentos en el agôn previo a la celebración de
los juegos.
11
Cf. Cropp, ibid., para quien puede que hubiera una ironía trágica en estas palabras del
mensajero si tenemos en cuenta la inminente corrupción de Paris por el lujo, una vez que se
reúna con su regia familia.
12
De hecho, la mayoría de vasos pintados que podemos relacionar con el arte trágico tienen
que ver con escenas de mensajero, como insisten Di Gregorio, op. cit., pp. 4-5; De Jong, op.
cit., pp. 118-9; Guzmán García, op. cit., p. 41; Dickin, op. cit., pp. 47, 63; y, sobre todo, Green,
op. cit., p. 41 y Taplin, Pots & Plays,op. cit., p. 24, quien advierte con justeza que la vasija no
muestra lo que los espectadores veían en escena sino el mito que vislumbraban bajo el hechi-
zo del relato del mensajero.
13
Cf., en general, De Jong, op. cit., pp. 38-9 y, sobre todo, pp. 41, 44 y 45, donde se subra-
ya el uso del presente histórico como una técnica propia del mensajero euripídeo que narra los
acontencimientos desde una focalización experiencial, i.e. desde su propia experiencia en el
momento en el que sucedieron los hechos que ahora se dispone a narrar. Para este fragmento
en particular, cf. V. Pagano, L’Andromeda di Euripide: edizione e commento dei frammenti,
Alessandria 2010, p. 117.
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14
La descripción de monstruos y criaturas salvajes y prodigiosas debía de gozar, desde
luego, de un lugar privilegiado en los discursos de mensajero, donde los poetas podían hacer
una auténtica exhibición de sus cualidades artísticas. Gracias, una vez más, a los datos apor-
tados por los fragmentos podemos ampliar el elenco del bestiario euripídeo. En el F **386b
Kannicht, de sede incierta, pero que bien pudiera pertenecer el Teseo, como conjetura Van
Looy a partir del análisis textual del mismo, un espectador, testigo ocular (θεατὴς, v. 4) des-
cribía una criatura prodigiosa y salvaje, probablemente el Minotauro, más que el toro de
Maratón, al que se enfrenta el héroe ateniense. Cf. H. Van Looy, “Thésée”, en F. Jouan & H.
Van Looy (eds.), Euripide: Fragments. Bellérophon-Protésilas, Paris 2000, p. 150. La esfinge
era otra criatura descrita hermosísimamente en el Edipo. El fragmento 540 Kannicht constitu-
ye una auténtica ekphrasis, como ha señalado C. Collard, “Euripidean Fragmentary Plays. The
Nature of Sources and their Effect on Reconstruction”, en F. McHardy, J. Robson & D.
Harvey.(eds.), Lost Dramas of Classical Athens. Greek Tragic Fragments, Exeter 2005, p. 59,
quien considera incuestionable su pertenencia a un parlamento de mensajero. Cf., también, H.
Van Looy, “Oedipe”, en F. Jouan & H. Van Looy (eds.), op. cit., p. 439. El fragmento es inte-
resante, además, porque en él se encuentran algunas de las aficiones favoritas del poeta, como
su gusto por los claroscuros, de los que hará mofa Aristófanes, o el detalle pictórico de sus
descripciones. Cf. el comentario ad loc. de C. Collard, “Oedipus”, en C. Collard, M.J. Cropp
& J. Gibert (eds.), op. cit., pp. 124-5, así como pp. 108-9 de la introducción.
15
Especialmente comentado ha sido el F 125 Kannicht. Cf. J. Gibert, “Andromeda”, en C.
Collard, M.J. Cropp & J. Gibert (eds.), op. cit., p. 160.
16
J. Gibert, op. cit., p. 163, a propósito del término θοινάµατα. Cf., además, Pagano, op. cit.,
pp. 177-8. Sobre la geografía ‘poética’ del pasaje, cf., los comentarios y notas de H. Van Looy,
“Andromède”, en F. Jouan & H. Van Looy (eds,), op. cit., p. 179, Gibert, op. cit., pp. 163-4 y
Pagano, op. cit., pp. 178-9. Filóstrato en sus Imagines 1. 29 remite verbalmente a los versos
de Eurípides y da a entender la popularidad de la escena por medio de la lítote µὴἀνήκοον:
οἶµαι σε … µὴἀνήκοον εἶναι τοῦ Περσέως, ὅν φασιν Ἀτλαντικὸν ἀποκτεῖναι κῆτος ἐν
Αἰθιοπίᾳ. Cf., entre otros, Gibert, op. cit., p. 164. Pagano, op. cit., p. 178 apunta también la
posibilidad de que el poeta Manilio 5. 589-92 tuviera en mente, a su vez, estos versos al pro-
poner la imagen de Andrómeda cuando veía aproximarse al monstruo marino.
198 A LA SOMBRA DE LOS HÉROES
17
Pagano, op. cit., p. 178. Cf., además, Van Looy, op. cit., p. 159.
18
Webster, op. cit., p. 196.
19
Sobre la iconografía del mito, posiblemente inspirada en la versión de Eurípides, cf. H.
Van Looy, “Antiope”, en Jouan & Van Looy (eds.), op. cit., p. 235, n. 71, C. Collard,
“Antiope”, en C. Collard, M.J. Cropp & J. Gibert (eds.), op. cit., p. 259 y Taplin, Pots &
Plays…, op. cit., pp. 187-92.
20
Cf. Taplin, Pots &Plays…, op. cit., p. 187.
21
Cf. Taplin, Pots &Plays…, op. cit., p. 190. Collard, op. cit., p. 264, apunta a modo de con-
jetura que este relato de mensajero podría haber sido pronunciado ante la protagonista y,
quizás, el pastor que se hiciera cargo de sus hijos. La identificación del mensajero con el pas-
tor la habían propuesto antes A.W. Pickard-Cambridge, “Tragedy”, New Chapters in Greek
Literature, 3series, J.U. Powell (ed.), Oxford 1933, p. 108, y, sobre la base de una pintura atri-
buida al Pintor de Ultratumba y datada hacia 320 a.C. (= LIMC, Dirke 6), también A.D.
Trendall, Red Figure Vases of South Italy and Sicily, London 1989, p. 91.
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22
Cf. comentario ad loc. Collard, op. cit.Se ha sugerido que el F 222 Kannicht pudiera per-
tenecer también a la coda final del mensajero, aunque es igualmente posible atribuirlo al cori-
feo. Cf. Van Looy, op. cit., p. 235 y Collard, op. cit., p. 264. Otro ejemplo de un uso asindéti-
co especialmente trágico es el que pone el primer mensajero del Faetonte en labios del padre
del muchacho (F 779 Kannicht). Los imperativos de Helios, que intenta instruir a su hijo en la
guía de sus aéreos corceles y en la conducción de su carro por “los pliegues del éter” expre-
san la impaciencia del padre y son un ejemplo de prolepsis implícita del desastre inminente.
Cf. C. Collard, “Phaethon”, en C. Collard, M.J. Cropp & K.H. Lee (eds.), Euripides: Selected
Fragmentary Plays, Volume I, Warminster 1995, p. 232.
23
Cf. Collard, “Oedipus”, op. cit., pp. 105 y 127.
24
No está claro si el coro se dirige a sí mismo o si es Praxitea quien se dirige al coro en los
primeros once versos del F 370 Kannicht. La escena es, como señala M.J. Cropp,
“Erechtheus”, en C. Collard, M.J. Cropp & K.H. Lee (eds.), op. cit., p. 186, similar a las de
Suppl. 598-632 y El. 746-60. Para M. Sonnino, Euripidis Erechthei quae exstant, Firenze
2010, pp. 322-5, aunque Praxitea está en escena, estos versos, especialmente los vv. 3-4, los
pronuncia únicamente el coro, pues aluden, por medio de una interrogación retórica, a su difi-
cultad de ponerse en pie sobre las escarpaduras de Palas para otear el campo de batalla y con-
vertirse, así, en heraldos de lo que ocurre en el campo de batalla.
200 A LA SOMBRA DE LOS HÉROES
es, por lo tanto, un miembro del ejército ateniense, un soldado o, como apun-
ta Sonnino, un vigía.25
Más allá de su función de transmisor de noticias, este mensajero aparece
caracterizado como un hombre al servicio de la causa ateniense y reacio a
empañar con la sombra del duelo la buena nueva de la victoria. Su lenguaje
elusivo y ambiguo, entre cortés y compasivo, evoca, como señalara Cropp, al
heraldo Taltibio de las Troyanas.26 Como Hécabe ante la noticia de la muerte
de Polixena, Praxitea no entiende exactamente lo que este críptico mensaje-
ro le transmite, si Erecteo ha muerto o no. Pero Praxitea es más pugnaz que
la pobre anciana e interroga claramente al mensajero, que debe reconocer que
Erecteo ha muerto, aunque añada a continuación buena parte de la tópica con-
solatoria característica del logos epitaphios ateniense.27
El papiro que transmite esta escena (P. Sorbonne 2328) no conserva, sin
embargo, el relato del mensajero, que debía de narrar el encuentro entre los
dos ejércitos, así como el desarrollo de la batalla y las respectivas muertes de
Eumolpo y Erecteo.28 El relato del sacrificio de una de las hijas de Praxitea,
así como del suicidio de las otras dos, no debía(n), sin embargo, de ser narra-
do(s) por el mismo mensajero, sino por otro(s) personaje(s), bien antes, bien
después de la batalla.29
25
Según Sonnino, op. cit., p. 343, normalmente a esta expresión ‘formular’ le seguía la indi-
cación de la identidad del personaje que aparecía en escena, acompañado de un demostrativo
finalmente seguido de un verbo de movimiento, por lo que una propuesta de reconstrucción
del verso siguiente sería [φύλακα δρόµῳ στείχοντα καινῶν ἄγγελον].
26
Cf. Cropp, op. cit., p. 187 y Sonnino, op. cit., pp. 349-50.
27
Cf. Cropp, op. cit., pp. 187-8 y Sonnino, op. cit., pp. 113-9, 342-3 y 352-4.
28
Cf. F. Jouan, “Érechthée”, en F. Jouan & H. Van Looy (eds.), op. cit., p. 107, y Sonnino
op. cit., pp. 354-5.
29
Es posible que no tuvieran lugar en el mismo momento y que el sacrificio de la joven se
realizara (y transmitiera) antes de la batalla, como explica, entre otros, Jouan, op. cit., pp. 106-
7 mientras que, como señala Cropp, la muerte de sus hermanas se conociera después de la
batalla, cuando sus cuerpos son traídos a escena junto a su madre, como señala Cropp, op. cit.,
p. 151. Cf., además, Sonnino, op. cit., pp. 136, 138 y 355-6, quien apunta que el mensajero
que narraba el suicidio solidario de las dos hermanas, al final de la pieza y antes de la apari-
ción de Atenea, podía ser un personaje femenino.
L. P. ROMERO MARISCAL, MENSAJEROS Y ESCENAS DE MENSAJERO EN LOS FRAGMENTOS ... 201
30
Cf. H. Van Looy, “Mélanippe”, en F. Jouan & H. Van Looy (eds.), op. cit., pp. 271-2, para
quien “le ton très vif et les détails pittoresques font de cet récit un modèle du genre”.
31
La rhesis se nos ha transmitido gracias al P. Berol. 5514. Cf. Van Looy, op. cit., n. 78, p.
389.
32
No sabemos por cuál de estos nombres era conocida la reina, esposa de Metaponto, en la
obra. Cf., al respecto, Van Looy, op. cit., p. 369 y, sobre todo, M.J. Cropp, “Melanippe
Desmotis, ‘Captive Melanippe’”, en C. Collard, M.J. Cropp & K.H. Lee (eds.), op. cit., p. 243,
para quien el nombre de Siris es más probable.
33
Seguimos la terminología de De Jong, op. cit., pp. 94-5, para quien la ‘denominación’
(denomination) forma parte de la focalización propia del mensajero y tiene que ver con la
forma con la que este se refiere a los personajes en su discurso, ya sea por su nombre propio
o por medio de una perífrasis. Como señala esta estudiosa, el mensajero euripídeo usa sobre
todo el modo perifrástico para referirse a los personajes de su relato y esta perífrasis puede pro-
venir de la relación del mensajero con los personajes a los que menciona o, como en el caso
que nos ocupa, por la relación de aquellos con el receptor de las noticias del mensajero, o
incluso por su relación con una tercera persona distinta tanto del mensajero como de su(s)
oyente(s) más inmediato(s).
34
Cf. H. Van Looy, op. cit., n. 47, p. 372. No solamente De Jong sino ninguno de los auto-
res y autoras de las principales monografías dedicadas al mensajero trágico tiene en conside-
ración los testimonios de las tragedias fragmentarias. Es posible que la acefalia del fragmento
495 Kannicht, privado del diálogo introductorio, sea una de las razones por las que De Jong,
op. cit., pp. 179-80, pasa por alto tan valioso ejemplar, pues afecta al tercer criterio de valida-
ción de un ‘messenger-speech’ que ella establece. Con todo, habría sido, como el Taltibio de
Hécuba, una excepción que podría haber tenido en cuenta para confirmar muchas de sus
‘reglas’.
202 A LA SOMBRA DE LOS HÉROES
35
Para una definición de mêchanêma, cf. De Jong, op. cit., p. 180.
36
La única excepción que señala De Jong, op. cit., pp. 35 y 37, es la de Electra.
37
Esa suele ser la primera fase de todo esquema de mêchanêma, como advierte De Jong, op.
cit., p. 181.
38
Así lo creen tanto Van Looy, op. cit., n. 46, p. 371, como Cropp, op. cit., pp. 243-4.
39
El verso está algo mutilado y faltan unas 13 letras entre el principio y el final del mismo.
Para las propuestas de reconstrucción, cf. la edición de Kannicht, op. cit., ad. loc. y la edición
y comentario de Cropp, op. cit., ad loc.
L. P. ROMERO MARISCAL, MENSAJEROS Y ESCENAS DE MENSAJERO EN LOS FRAGMENTOS ... 203
las palabras de los hijos de Melanipa sean reproducidas en estilo directo, sino
que aún en otras dos ocasiones más el mensajero imitará las palabras de aque-
llos, cada vez más por extenso. Si bien es cierto que el uso del estilo directo
es frecuente en los parlamentos de mensajero euripídeos, su empleo en este
pasaje es especialmente eficaz por varias razones, además de las ya sobrada-
mente señaladas de incrementar el dramatismo de un relato que se torna, así,
más vívido.40
Ha sido señalada por De Jong la libertad que tiene el mensajero euripídeo
para decidir qué intervenciones reproduce en estilo directo y cuáles no, así
como las de qué personajes, en función de sus propios intereses.41 El mensa-
jero de la Melanipa prisionera reproduce en estilo directo solamente las
intervenciones de los hijos de esta, mientras que delega al estilo indirecto las
de los supuestos tíos, probablemente porque las razones de estos ya eran
conocidas por los receptores tanto internos como externos del relato,42 mien-
tras que la incertidumbre y la tensión del momento se concentran sobre las
reacciones de los desprevenidos héroes. Por otra parte, hay un crescendo en
la reproducción literal de las palabras de los hijos de Melanipa, citadas, como
hemos apuntado, hasta en tres ocasiones: en la primera, a lo largo de un
verso; en la segunda, a lo largo de la mitad de un verso y el principio del
siguiente; en la tercera, a lo largo de tres versos, una extensión que supera el
promedio normal de dos versos en esta modalidad discursiva.43
Pero cabe todavía señalar aún otra razón, mucho más efectista, por la que
el mensajero de esta obra elige reproducir en estilo directo solamente las
palabras de los hijos de Melanipa. Los gemelos son los únicos que hablan en
medio de una emboscada en la que los conjurados guardan un inquietante
silencio. El mensajero insiste en el silencio del que él mismo es partícipe:
σῖγα δ’ εἴχοµεν (v. 2), σιγή τ’ ἀφ’ ἡµῶν (v. 14), mientras que asigna a los
héroes todo un registro de verbos de habla: βοᾷ (v. 5), εἶπον (v. 8), λέγουσι
(v. 15). El pasaje es excepcional en la conjunción de los efectos de sonido con
40
Cf., entre otros, De Jong, op. cit., p. 131.
41
Cf. De Jong, op. cit., pp. 134 y 137-9.
42
Si mantenemos la hipótesis de que, en efecto, el plan se había ya tramado en escena y jus-
tificado con los argumentos que luego en breve hace el mensajero responder a los tíos de los
gemelos en estilo indirecto.
43
Según De Jong, op. cit., p. 132, la longitud de estas citas en estilo directo puede variar
entre dos palabras hasta diez versos, pero el promedio es de dos versos.
204 A LA SOMBRA DE LOS HÉROES
los del uso de la técnica del estilo directo narrativo.44 También es excepcional
por el contexto en el que se despliega, en el medio de una cacería en la que,
como en las escenas de batalla, los sonidos debían de ser estentóreos.45 Así,
cuando el joven, al no obtener respuesta a su pregunta ni ver a nadie tampo-
co, decide seguir con la caza, lo que hace es avanzar a la carrera y lanzar un
grito: βοᾷ (v. 5).
Como es característico del arte narrativo de los mensajeros de tragedia, el
mensajero de Melanipa prisionera también conjuga, en efecto, los tiempos de
pasado con la variante estilística del presente histórico, que aproxima la
acción al oyente interno y externo, implicándolos sutilmente en el relato
hasta hacerlos participar simultáneamente de su propia experiencia, i.e. de su
focalización experiencial.46 Son varios los verbos que aparecen en presente:
χωρεῖ (v. 4), βοᾷ (v. 5), λέγουσι (v. 15) y λέγουσί (v. 19) y cuando lo hacen
parecen marcar un giro a la acción que hasta ese momento se ha desarrolla-
do.47
44
De Jong, op. cit., p. 147 destaca que ‘los efectos de sonido más espectaculares que se
encuentran en los discursos de mensajero son… los silencios’. De las dos modalidades de
‘silencios’ que ella distingue, la de este pasaje encajaría en la primera, en la que ciertos per-
sonajes permanecen callados en momentos signficativos. De hecho, la escena que describe el
mensajero de la Melanipa prisionera evoca en cierto modo la escena de la emboscada de los
delfios contra Neoptólemo narrada por el mensajero de Andr. 1127-8, así como la escena de
los desconcertados pastores de IT. 296.
45
Como señala De Jong, op. cit., p. 145, el ruido y el griterío son ‘stock elements’ en las
escenas de batalla de los parlamentos de mensajero euripídeos. Las narraciones de cacería
debían de guardar cierto parecido con las de batalla, en la línea de las técnicas narrativas
homéricas. Los fragmentos aportan también valiosos testimonios en este sentido, pues sabe-
mos, por ejemplo, que Eurípides cultivó el motivo de la cacería en, al menos, otro discurso de
mensajero, el del primer mensajero del Meleagro, al que se atribuyen los fragmentos 530, 531
y 531a Kannicht. En ellos se describe a los participantes en la partida de caza, así como sus
insignias y armas respectivas. Otros dos fragmentos (533 y 534 Kannicht) –probablemente de
un exangelos femenino (nodriza), cuyas palabras parecen propias de la coda final del parla-
mento en el que habría comunicado el suicidio de Altea, arrepentida de haber provocado la
muerte de su hijo– daría cuenta de un nuevo ejemplo de tragedia euripídea construida sobre
dos escenas de mensajero. Cf. H. Van Looy, “Méléagre”, en F. Jouan & H. Van Looy (eds.),
op. cit., pp. 410-11.
46
Cf. De Jong, op. cit., pp. 31 y 45, sobre todo.
47
Si el suplemento de Blass al verso 18 es correcto, como suponen Van Looy, op. cit., p. 390
y Cropp, op. cit., p. 275, aún podemos conjeturar otro ejemplo: αἴρουσιν.
L. P. ROMERO MARISCAL, MENSAJEROS Y ESCENAS DE MENSAJERO EN LOS FRAGMENTOS ... 205
48
Cf. De Jong, op. cit., p. 60.
49
El término φίλων del verso 10 que hemos traducido (φίλων προσώπων εἰσορῶντες
ὄ[µµατα) es deliberadamente ambiguo, pues se trata tanto de un mero posesivo como de un
calificativo que implica, no sin cierta ironía, la descompensación en las relaciones de afecto
no recíprocas entre los jóvenes y sus tíos adoptivos. Sobre el uso de los epítetos en los parla-
mentos de mensajero euripídeos hemos de remitir de nuevo a De Jong, op. cit., pp. 80 y ss.
50
Obsérvese que el mensajero no emplea la denominación a partir del receptor interno hasta
bien avanzado su relato. Previamente, ha empleado el recurso de la denominación en tercerca
persona (τὼ … θείοιν), una estrategia que también sirve para explotar el pathos del momento,
como señala De Jong, op. cit., p. 95.
51
Hyg. Fab. 186. Cf. Van Looy, op. cit., p. 369.
206 A LA SOMBRA DE LOS HÉROES
18), δ]υ̣οῖν δ’ ἀδελφοῖν σοῖν (v. 28), σ]ῶν κασιγνήτων (v. 39). Con todo, la
implicación de la segunda persona en esta estrategia denominativa tiene,
sobre todo, en última instancia la función retórica de expresar la emoción trá-
gica por antonomasia, la compasión.52 Con toda su responsabilidad en la
trama, la reina no debía de ser, como preconizará Aristóteles y como recono-
ce Cropp, un personaje completamente malvado, sino sencillamente equivo-
cado.53 Al no tener éxito su intriga, el mensajero siente pena por la mujer, que
ha perdido, a manos de los hijos de una ‘esclava’, a sus dos hermanos.
El más joven de estos es atravesado por la lanza de caza de uno de los
gemelos de Melanipa.54 El instrumento que lo hiere, una lanza ancha para
matar jabalíes, humilla al joven, que queda transferido a la condición animal
de presa de caza, a la que el relato del mensajero añade, además, asociacio-
nes sacrificiales un tanto ‘macabras’ en opinión de Cropp.55 La imagen del
“bello cadáver entregado a los muertos” (ἔδωκε νερτέροις καλὸν νεκρόν, v.
30) parece una observación personal inmersa en el decurso de la narración
externa del mensajero, que imprime, de esta forma, una coloratura personal
al relato por medio de imágenes y epítetos singulares.56 Con todo, el califica-
tivo de kalos asociado a la muerte despierta también asociaciones épicas
compensatorias, como si en última instancia el mensajero, apiadado de su
oyente más próxima, hiciera una concesión a su auditorio y dignificara, no
sin cierta condena, la muerte del joven en un enfrentamiento que tiene algo
de semajante al del combate.
Al menos, los jóvenes se han enfrentado entre sí con lanzas, aunque sea
de caza, mientras que sus secuaces, entre los que se cuenta el propio mensa-
jero, lo han hecho con piedras. El texto insiste en señalar la diferencia entre
52
Cf. De Jong, op. cit., p. 98.
53
Cf. Cropp, op. cit., p. 247.
54
Según Webster, op. cit., pp. 151-2, sería Beocio quien daría muerte a los dos hermanos de
la reina y serían justamente las palabras de aquel las que el mensajero habría citado previa-
mente en estilo directo.
55
Cf. Cropp, op. cit., pp. 275-6. J. Diggle, “Euripides, Melanippe Desmotis (P. Berol. 5514,
fr. 495 Nauck)”, Analecta Papyrologica 7, 1995, p. 13, de hecho, corrige la lectura del papiro
por considerar que καλὸν νεκρόν es una ‘expresión ridícula’. La propuesta de Diggle pasa por
sustituir el epíteto por el indefinido ἄλλον. Nosotros preferimos, sin embargo, mantener la lec-
tura original del papiro.
56
Sería, pues, un ejemplo del ‘interspersed criticism and engagement’ señalados por De
Jong, op. cit., p. 77.
L. P. ROMERO MARISCAL, MENSAJEROS Y ESCENAS DE MENSAJERO EN LOS FRAGMENTOS ... 207
57
Así lo asumen, de hecho, Cropp, op. cit., p. 275 y Van Looy, op. cit., p. 390,aunque, de
nuevo, Diggle, op. cit., pp. 11-12, corrige lo que, ciertamente, no está claro ni completo en el
papiro. Si bien para Diggle es irrelevante la cuestión de si es apropiado o no que los tíos de los
hijos de Melanipa luchen con piedras, la reconstrucción del verso no tiene sentido, en su opi-
nión, pues el ataque físico disminuiría el efecto del ataque verbal que estos inmediatamente
dirigen a los supuestos bastardos. Lo que harían, pues, los tíos sería ordenar a sus secuaces que
dejaran de lanzar piedras para poder increpar más vivamente a los jóvenes, de donde la pro-
puesta de Diggle: χερµ[̣άδων ἔσχον βολάς.
58
Sobre la importancia de la mención de objetos en los relatos de mensajero, cf. De Jong,
op. cit., p. 160. Obsérvese, de nuevo, el paralelo con Eur. Andr. 1128, así como IT. 319-20,
327-32 y 1376.
59
Nótese la primera persona del plural que emplea el mensajero para referirse al grupo de
‘aliados’ en el asalto (v. 32). El grupo se dispersa, sin embargo, en seguida, despavorido.
60
Seguimos, de nuevo, a De Jong, op. cit., pp. 74-6 y Apéndice E.
208 A LA SOMBRA DE LOS HÉROES
61
Cf. el comentario de Cropp, op. cit. ad loc.
62
Así lo destaca, entre otros, Collard, “Euripidean Fragmentary Plays…”, op. cit., p. 58.
63
Cf. Collard, “Euripidean Fragmentary Plays…”,op. cit., p. 60.
64
Cf. el comentario ad loc. de Collard, “Oedipus”, en C. Collard, M. J. Cropp & J. Gibert
(eds.), op. cit.
65
Cf. Webster, op. cit., p. 242.
L. P. ROMERO MARISCAL, MENSAJEROS Y ESCENAS DE MENSAJERO EN LOS FRAGMENTOS ... 209
66
La obra contendría, así, dos escenas de mensajero, algo que Collard relaciona con la
época por la que sería compuesta, en la línea de IT, Pho. y Bacch.Cf. Collard, “Oedipus”, op.
cit., p. 108. Cf., también, Van Looy, “Oedipe”, op. cit., p. 443.
67
Cf. Collard, “Oedipus”, op. cit., p. 108 y comentario ad loc.
210 A LA SOMBRA DE LOS HÉROES