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Clima de Aula PDF
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1.- cuerpo de creencias respecto a qué es enseñar, qué significa ser maestro, su
mirada sobre la diversidad
2.- VOCACIÓN
3.- CONOCIMIENTO
2.- la armonía emocional de los alumnos al interior del aula depende del
profesor. El profesor debe por lo tanto conocer de qué modo contribuye a
proporcionar armonía emocional a cada uno de sus alumnos. La clave está en saber
crear ambientes emocionalmente seguros.
El niño llega al aula llevando consigo necesidades afectivas que el maestro debe
llenar a través de un proceso de intercambio afectivo , cuyo resultado final será
la armonía emocional. Dichas necesidades afectivas son :
• Aceptación incondicional : los seres humanos somos como la luna, con una cara
luminosa y amable , que llamamos “cualidades” y una cara oscura, misteriosa, a
menudo incomprensible, que llamamos “ defectos”. Aceptar desde el corazón ,
incondicionalmente, implica aceptar nuestra totalidad, sin esperar ni pedir cambios,
por cuanto ellos solo pueden gestarse en el gozo de la aceptación total. Los niños
poseen un poderoso radar que registra la autenticidad de nuestra aceptación; dicho
radar lee nuestros lenguajes no verbales, codificados como actitudes , interpretando
prontamente la falsedad, la hipocresía, el gesto duro que acompaña la palabra
suave; acto seguido, el niño se pone a la defensiva, ocultando su alma como se
oculta la tortuga en su caparazón , porque intuye que podría ser herida mortalmente.
Aceptar sin condiciones a un niño se refleja en las actitudes, por cuanto en el
terreno de los afectos, las palabras suelen ser traicioneras y/o hipócritas. Mientras
más pequeño es el niño, es más sensible y más dependiente de las actitudes ; su
potente radar llamado “intuición” registra las sutiles señales de exasperación o
disgusto ,escondidas en la voz, en la mirada, en el lenguaje de los gestos del
rostro y del cuerpo.
• Expresión explícita del afecto : muchos niños ignoran que son amados por sus
padres, porque éstos jamás les manifiestan su amor a través de caricias y de
palabras tiernas. Por el contrario, son autoritarios y severos, pues estiman que a los
niños se les debe educar en el rigor. Algo similar ocurre con algunos maestros,
quienes temen perder su autoridad si expresan afecto a sus alumnos, mostrándose
distantes y desabridos con ellos. Mientras más pequeños son, los niños necesitan
mayor cantidad de demostraciones explícitas de afecto, porque ellas poseen
cualidades neurotróficas ( estimulan la formación de sinapsis ) , ansiolíticas (
atenúan el impacto de los agentes ansiógenos provenientes el ambiente o de la
ideación mental del niño ) elevadoras de la inmunidad ( defienden al organismo
contra el ataque de organismos infecciosos ) y favorecedoras del desarrollo de
habilidades; es decir, son transformativas , llevando el talento potencial al plano de
la destreza real.
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