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Preguntas de los lectores

¿Apoya la Biblia la existencia de unicornios, los cuales se mencionan en algunas versiones de las
Santas Escrituras?

Las versiones de Reina-Valera (1904), Torres Amat, Scío de San Miguel y otras mencionan
unicornios. Pero no es así en el caso de versiones modernas que vierten con exactitud el hebreo.
(Salmo 22:21; 29:6; 92:10 [21:22; 28:6; 91:11, Torres Amat; Scío de San Miguel]).

A través de los siglos se han desarrollado muchos mitos sobre un animal con cuerpo y cabeza de
caballo, pero que tenía patas de venado y cola de león. Quizás el rasgo más distintivo de esta
criatura legendaria sea su único cuerno retorcido en la frente.

Según la Gran Enciclopedia Larousse, “[su] cuerno fue buscado ávidamente en la edad media, por
estar considerado como un contraveneno”. A este respecto, la Enciclopedia Barsa comenta: “Se
afirmaba que el cuerno poseía poder mágico para descubrir la presencia de venenos, por lo que se
buscaban con [ahínco] tales cuernos”. En cuanto al unicornio, el Diccionario Enciclopédico Espasa
dice: “Se formó el mito de la mezcla de tres factores: el rinoceronte, el colmillo del narval y las
antiguas esculturas que presentaban los toros de perfil, con un solo cuerno”. De hecho, ciertos
monumentos asirios y babilonios mostraban animales de un solo cuerno. Ahora a esos animales se
les reconoce como ciervos, íbices, vacas y toros representados de perfil, una perspectiva que no
mostraba ambos cuernos.

Esto es de algún interés para los que estudian la Biblia, ya que las Escrituras se refieren nueve
veces a un animal con el término hebreo reʼém. (Números 23:22; 24:8; Deuteronomio 33:17; Job
39:9, 10; Salmo 22:21; 29:6; 92:10; Isaías 34:7.) Por mucho tiempo los traductores no supieron con
seguridad de qué animal se trataba. La Septuaginta griega vertió reʼém con el sentido ‘de un solo
cuerno’ o unicornio. La Vulgata latina a menudo lo traduce “rinoceronte”. Otras versiones usan
“buey salvaje”, “toro salvaje”, “uro”, “búfalo salvaje” o “búfalo”. Robert Young sólo translitera al
inglés (como “Reem”) el término hebreo y esencialmente deja al lector a oscuras.

Sin embargo, eruditos modernos han eliminado gran parte de la confusión respecto al reʼém. Los
lexicógrafos Ludwig Koehler y Walter Baumgartner muestran que el término significa “bueyes
salvajes” y que su identificación científica es Bos primigenius. Esta es una “subfamilia de la gran
familia ungulada cornuda”. The New Encyclopædia Britannica explica:

“Ciertos pasajes poéticos del Antiguo Testamento se refieren a un fuerte y magnífico animal
cornudo llamado reʼém. Esta palabra se traduce ‘unicornio’ o ‘rinoceronte’ en muchas versiones
[en inglés], pero muchas traducciones modernas prefieren ‘buey salvaje’ (uro), que es el
significado correcto del hebreo reʼém”.

Puesto que en el español actual “buey” tiene el sentido de un toro castrado, la Traducción del
Nuevo Mundo de las Santas Escrituras vierte reʼém consecuente y correctamente “toro salvaje”. El
uro (buey o toro salvaje) parece haberse extinguido para el siglo XVII, pero los científicos han
deducido que era muy diferente del legendario unicornio. El primitivo uro tenía aproximadamente
1,8 metros (6 pies) de alzada y medía unos 3 metros (10 pies) de largo. Puede que pesara
900 kilogramos (2.000 libras), y cada uno de sus dos cuernos podía pasar de 75 centímetros
(30 pulgadas) de longitud.
Esto ciertamente concuerda con la mención bíblica del reʼém o toro salvaje. Este era famoso por
su fuerza y disposición indomable (Job 39:10, 11), así como por su rapidez. (Números 23:22; 24:8.)
Es evidente que tenía dos cuernos, no uno solo como el legendario unicornio. Moisés se refirió a
sus cuernos cuando dio la ilustración de las dos poderosas tribus que descenderían de los dos hijos
de José. (Deuteronomio 33:17.)

Así que la Biblia no apoya la idea de unicornios, renombrados en la leyenda. Sí presenta un cuadro
exacto, aunque limitado, del imponente uro o toro salvaje que inspiró temor y existió en tiempos
bíblicos y hasta el pasado no muy lejano.

[Nota a pie de página]

El profesor Paul Haupt explica: ‘En colecciones medievales los cuernos de rinoceronte o los
colmillos de narval (también llamado unicornio marino o unicornio cetáceo) pasaban por cuernos
de unicornio’.

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