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Portilla Gobierno Comonfort PDF
Portilla Gobierno Comonfort PDF
1856 y 1857l
G o b i e r n o
del
GENERAL COMONFORT.
por
D. A n s e l m o d e l a P o r t i l l a .
* Véase U Historia d& la revolución dt Méjico contra la dictadura del ¿ iniroJ Sania
Ánna. 1853 1855.
4 GOBIERNO SEL
* Palíelo citido.
20 GOHIEHNO DEL
* Eran esto» : D . JUBH K. Vertii, D. Ratee] Lucio, D Jora Fernando Barnlres, D . Josa
Mana Godny, TJ. JOSA Valente Baz, H. Manuel Terreras, TJ. Joaquín de .Mier y Tersa,
Qenrral D . Rafael Espinosa, D. Joaquín Flores, TJ. Manuel Bannda, T). Baíael Mirtinei
ríe la Torre, TJ. Franci«cr> Lelo deLarreB,D. José Urbano Fnnacca, TJ. Manuel Robredo, 1>
Jcaé María Herrera, Presbítero D. Miguel López, TJ. Jnaé Agustín Escudero.
40 GOBIERNO DEL
* Fállela ya citado.
GENERAL COMONFORT. <J
tc
Entonces admitió un parlamento, conviniendo con
D. Luciano Prieto, comisionado por el gefe de la revolu-
ción, en que seria rendido el punto y se pondría aquella
tropa á disposición de él, para que tomase partido si era
de su voluntad, bajo la condición de que serian puestos
en libertad el señor comandante general, el que suscribe
y demás gefes y oficiales que babian sido reducidos á pri-
sión sorprendidos. Este convenio fué ratificado; y aun-
que no fué consignado por escrito, fué organizado ante
diferentes testigos que lo legalizaron con su presencia.
* Oaollnya no eiinle. Mliria defiebrecu Sun Luis Fot isí el 18 de Jimio de 1858, sied'
do geaersl-eo-gefe del egércilo de oparBCiooes bajo el gobierno de Zuloaga.
134 GOBIERNO DEL
res: abrid los ojos, y ved. Los amigos del Presidente po-
dían en efecto apelar á sus enemigos leales, é invocar el
testimonio de los que de buena fé desaprobaban su poli-
tica, contra los ataques que le dirigía la ciega pasión de
loa otros. El hombre que era obgeto de aquellos incom-
prensibles rencores, presentaba en su vida de revoluciona-
rio y de gobernante el mas raro egemplo de humanidad
de que había memoria en las revoluciones mejicanas.
Siendo caudillo de la revolución de Ayutla, habia salvado
la vida á sus prisioneros, no obstante que los actos de la
dictadura provocaban sangrientas represalias; y su primer
cuidado al subir al poder, habia sido poner un freno á la
revolución triunfante para que no tomara venganza de los
vencidos. En la primera reacción de Puebla habia en-
contrado á los salvados y favorecidos por él, y los habia
perdonado después de vencerlos. Los habia encontrado
también en la segunda, y de nuevo les habia otorgado el
perdón. Los habia encontrado en la reacción de San Luis,
y también los habia perdonado. Estos hechos eran noto-
rios, y ellos desmentian victoriosamente á los que le pin-
taban como un perseguidor implacable y sangriento. Ellos
mismos eran además un palpitante testimonio contra los
ultrages que publicaban: el Presidente los conocía, y los
dejaba libres para que siguieran calumniándole. Nunca
se habia visto un dictador que diera tanta libertad á sus
enemigos para ofenderle. Solian quejarse ellos de que no
la tenian" fingiéndose víctimas del tirano que les ponía
una mordaza; pero como al mismo tiempo lanzaban con-
tra él los mas horrendos ultrages que puede inventar el
174 GOBIERNO DEL
" La obra del congreso salió por fin á luz, y se vio que
" no era la que el país quería y necesitaba. Aquellfc cons-
" titucion que debía ser iris de paz y fuente de salud,
" que debia resolver todas las cuestiones y acabar con to-
" dos los disturbios, iba á suscitar una de las mayores
" tormentas políticas que jamás han afligido á Méjico.
" Con ella quedaba desarmado el poder en frente de sus
" enemigos, y en ella encontraban estos un pretesto for-
" midable para atacar al poder: su observancia era im-
"posible, su impopularidad era nn hecho palpable; el
" gobierno que ligara su suerte con ella, era un gobierno
" perdido. Y sin embargo, yo promulgué aquella consti-
" tucion, porque mi deber era promulgarla aunque no me
"pareciera buena. El plan de Ayutla que era la ley de
" mi gobierno y el título de mi autoridad, no me conferia
11
la facultad de rechazar aquel código; me ordenaba sim-
" plemente aceptarle y publicarle; y asi lo hice con la
" convicción de que no llenaba su obgeto tal como estaba
" concebido, pero con la esperanza de que se reformaría
1Í0 GORTEINO DEL
i*) D- Jüsa José Btu, la miímo qu<> otrní muchoi jdveoei que ho; flgnnD en Méjico
MJ el foro j eu la tribuna, babia lido discípulo del Arzobispo.
20) GOB1EKNO DEL
* IIibiA citAdo mua laa paJibra del Bfllvndar £ HUÍ diacijwloi:—-froJiJ daít. quod
groja atcepUíkM.
214 GOBIEBNO DEL
»
GEKERAL COMONFGHT. 123
* E l Tiempo.
OENEBAL COMOKFOBT. 259
* Gran parte de este edificicia empezada an quemó Alguüoa meses después de la csid*
de Gomonfiirl.
GENERAL C0M0NF0RT. 2; 3
• M»D¡fesle de Hew.York.
GENERAL CGMGNFORT. 293
* La Cruí.
304 GOBIERNO DEL
* En tu ManifleaLn.
GENEBAL COMONFOaX. 319
* En el citada Uaniflcstn.
GENERAL COMONFORT. 321
* D. Hiluio Elguero fué deapuei ministro de gobernicion bi¡o el gobierno del general
2Dlaaffa.
224 GOBIERNO DEL
(*) Algún tiempo drapoes recibid Curaonforl uní caris Bntfoima, en que le deei»n qqe
todo hsbia «¡do Invención de un mejicano, enemiga do su gob'r-"" ""» residía en W
oazuela.
360 GOBIERNO DEL
de las que BOD peculiares del suyo. Hay entre ellas una,
que aunque absurda y descabellada, domina de una ma-
nera fatal á algunos de los que maa alarde hacen allí de
exaltación en materias de liberalismo: no aciertan á aer
progrosistafi, Bin tener cierta mala voluntad al nombre es-
pañol, como BÍ este nombre fuera sinónimo de retroceso.
Sería tarea larga examinar el origen de eBta preocupación:
algunas veces se ha invocado en Méjico aquel nombre para
encubrir malaB pasiones y malos intereses de partido: pero
ni esta ni otras causas que podrían señalársele, justifica-
rían nunca semejante prevención contra todo un pueblo ;
y mucho menoB en los que llevan su sangre. Lo cierto es
que durante el periodo á que nos referimos, eBte espíritu
se desarrolló mas que otras veces, con motivo de la cues-
tión española, entre los que por él estaban dominados.
Comonfort B¡n embargo no se dejó arrastrar por eBte in-
flujo: trató aquella cuestión como le dictaba su concien-
cia, BÍU dar oidos á las animosidades que se sublevaban á
6u lado: procuró dar á España laa satisfacciones que le
parecían posibles,6 é invocó altamente en favor de la paz,
los vínculos que ligan á Méjico con su antigua metrópoli,
por ser dos pueblos de un mismo origen, de una misma
religión, de un mismo idioma y de unas mismas costum-
bres. Su conducta en aquella ocasión le enagenú no po-
cas voluntades; y por no haber participado de tales pre-
ocupaciones, le fueron hostiles desde aquella época, algu-
#
n^ln el gnblfnia ile Zutano;! ' IBI1 B ''' u 'yu-ticiídr* Ina asesinas de S.-ui ViaentB ; pera
Indi* lnh m jidn •prelicmllrina er tiempo de Conjaifarl, por los esfuerzos que cate hizo
pira ponerle» an manas de la Juxllcla.
GENEHAL COMONFORT. 363
<*) Ge ««cribe e<la eo Koviembre de 1S58. Li guerra que til±\\JS al caer Comonfnit,
cutre el gobierno del general £uloagi y el eoDaliiueional, dura lodiTla; y DO I ay leüilea
de que tenga pronto IcrxnJnn, porque niogunn de loa doe baodúe liaee baat&rdc ÜKUI pjua
«afenninnrá au nenigo, qua ¿aloque JUDDOÍ pluteodeu.
GEN'EBAL COMONFOBT, 3 J5
GENERAL COMONFORT,
Dnmnte so gobierno en Méjico.