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Competencias de Empleabilidad

Guía N°1 – Empleo y Globalización


Profesor Sergio Jara Silva

¿La globalización afecta el empleo?


Artículo publicado en Gerencie.com (http://www.gerencie.com/la-globalizacion-afecta-el-empleo.html)

Los críticos de la globalización, tanto en los países desarrollados como en los países del tercer
mundo, argumentan que ésta destruye empleos y desmejora salarios y que, por consiguiente, afecta
severamente los ingresos y capacidad de consumo de la población.

La realidad parece dar la razón a quienes critican la globalización, puesto que, efectivamente, en
algunos países ha existido una “fuga de empleo” y/o una disminución de los salarios.

La disminución del empleo ha ocurrido en mayor grado, paradójicamente, en los países


desarrollados, los que han visto cómo sus empleos son trasladados a países en desarrollo o
emergentes como China, India, México, Brasil, etc.

En estos países, los salarios y condiciones laborales son inferiores a los de Estados Unidos, por
ejemplo; de modo que las grandes multinacionales deciden abrir sus fábricas en estos países para
disminuir costos, lo que, de alguna forma, afecta el empleo en los países desarrollados.

En los países del tercer mundo, en la mayoría de los casos, el empleo mejora, puesto que, al haber
inversión extranjera, se crean puestos de trabajo que son precisamente los puestos de trabajo que
se pierden en los países desarrollados por la migración de las plantas y fábricas.

Quienes critican la globalización no ven en esto una oportunidad, sino una explotación de la clase
trabajadora, puesto que los salarios, en los países del tercer mundo, son bajos, razón por la que las
multinacionales deciden trasladar allí sus fábricas.

Si bien esto es cierto, la culpable de esto no es la globalización, puesto que, si ésta no existiera,
simplemente no habría inversión extranjera en los países del tercer mundo y no se crearían empleos,
así fueran mal remunerados, sino que habría una gran cantidad de desempleo y los pocos
empleados igual tendrían salarios bajos, de modo que, desde este punto de vista, la globalización
beneficia a los países que atraen inversión extranjera.

La razón por la que los salarios son bajos es debido a la falta de competitividad de la mano de obra
de nuestra población y, en general, de nuestra economía. Ahora, si los salarios fueran elevados
artificialmente por vía administrativa o legal y no hubiera nada más que ofrecer, las multinacionales
se quedarían en sus países de origen y no invertirían en el tercer mundo, puesto que no obtendrían
ningún beneficio con ello, por lo que nuestro desempleo sería aún mayor.

Para que una empresa invierta en un país, ese país debe ofrecerle algo atractivo, algo que supere lo
ofrecido por otros países y, lamentablemente, el tercer mundo lo único que puede ofrecer es mano
de obra barata, único factor que nos hace medianamente competitivos.

Un país del tercer mundo no puede exigir a las multinacionales que inviertan en un país que no tiene
infraestructura, tecnología, recursos financieros y, además, exigirle que pague los mismos salarios
que pagan en sus países de origen. Si así fuera, pues simplemente no invertirán, porque no ganarán
nada con ello y no debemos perder de vista que a las empresas sólo las mueva la posibilidad de
obtener una rentabilidad.
Competencias de Empleabilidad
Guía N°1 – Empleo y Globalización
Profesor Sergio Jara Silva

Con globalización o sin ella, el desempleo en los países del tercer mundo es elevado y los salarios
bajos, puesto que no existe un problema estructural de competitividad; no hay educación adecuada,
la inversión es mínima, no hay infraestructura, no hay financiamiento, lo que hace que crear una
empresa sea casi una misión imposible.

De otra parte, los salarios en los países desarrollados son elevados, porque los empleados allí son
altamente calificados, pues estos países cuentan con un sistema educativo avanzado. Allí, un alto
porcentaje de la población tiene competencias muy superiores que le permiten realizar complejas
tareas y desarrollar alta tecnología, algo de lo que carece el tercer mundo.

Si llegara una empresa de alta tecnología a un país del tercer mundo, simplemente no encontraría
trabajadores capacitados y no podemos esperar que se contrate y se pague un elevado sueldo a
alguien que no sabe cómo hacer su trabajo, pues carece de formación y competencias para ello.

Esto nos lleva a concluir que la globalización no es la culpable del desempleo del tercer mundo, ni
de sus bajos salarios. La culpable es nuestra escasa competitividad. Es como la persona que decide
no estudiar y después se queja de que el vecino que fue a la universidad gana más que él.

En pocas palabras, la globalización, lo que hace, es aprovechar lo único que podemos ofrecer: mano
de obra medianamente calificada y naturalmente mal remunerada, y si no fuera por ella, el
desempleo sería superior.

El empleo y la globalización: los problemas y los retos


Artículo publicado en Gente Alternativa (http://www.galeon.com/gentealternativa/tribunaoradores/tribuna69.htm)

La globalización y la rápida revolución tecnológica tienen sus ventajas y desventajas. Por un lado, es
evidente cómo las nuevas fuerzas económicas brindan oportunidades para el desarrollo económico
y la expansión del empleo de cada país. La globalización promueve la liberación del comercio, la
eliminación de las barreras no arancelarias y la nivelación de los aranceles. Como principal efecto,
se produce la libre movilidad de capitales en un mercado único mundial. Pero ese rápido ritmo de
globalización y de progreso tecnológico conlleva a problemas comunes en todos los países. La
competencia se torna indiscriminada y los cambios económicos que trae consigo la confluencia de
la integración económica mundial con los adelantos técnicos, pueden engendrar inestabilidad y
dificultades en la empleabilidad de una gran parte de la población activa de un país.

A partir de esta renovación en el orden económico, se está exigiendo que la mano de obra sea
mucho más competente. De no serlo, tendrá que buscar cabida en los mercados laborales que son
intensivos en el uso de la mano de obra o que se acogen a niveles de productividad muy bajos:

La demanda de trabajadores calificados ha aumentado tanto en los países desarrollados como en


los países en vías de desarrollo. Entre 1981 y 1996, los nuevos empleos creados en las economías
avanzadas han sido, sobre todo, para profesionales y técnicos. En los países en desarrollo, estas
mismas categorías ocupacionales han experimentado crecimientos notables, pero en menor grado.
Por el contrario, el aumento de empleos para los trabajadores de producción, entre los que se
incluyen trabajadores manuales y artesanos diestros, pero sobre todo trabajadores no calificados o
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Profesor Sergio Jara Silva

poco calificados, ha sido pequeño tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados y, en
algunos casos, no ha habido aumento, sino disminución. La única excepción a esta regla se
encuentra en el sector de ventas y de servicios. La creciente incorporación a este sector de
trabajadores no calificados refleja el auge de los servicios en las economías desarrolladas, así como
una tendencia de los que buscan trabajo a capacitarse en las destrezas demandadas por los empleos
del sector de los servicios. La difusión mundial de las nuevas tecnologías ha creado y ha destruido
empleos a la vez y ha traído consigo cambios en la organización de las empresas (1).

Quienes no tienen acceso a los mercados laborales modernos en los cuales la productividad y los
salarios son altos, les queda como alternativa enrolarse en actividades precarias con baja
remuneración. Estas actividades se matriculan en sectores informales bajo las categorías de cuentas
propias o microempresas de sobrevivencia.

Finalmente, la globalización es sinónimo de estandarización. Ahora, las empresas tienen que


someterse a la certificación de sus productos con el fin de poder ingresar a los mercados
internacionales. Lo mismo se está haciendo con los procesos productivos, se están certificando para
garantizar la conservación del medio ambiente y el correcto uso y manipulación de los recursos
naturales. Para los primeros años del siglo XXI, se espera que también se certifique la calidad de la
mano de obra y, sobre ella, sus competencias para acceder a los mercados laborales modernos.

Bajo los nuevos esquemas que impone la globalización, las competencias en la fuerza de trabajo son
cada vez más decisivas para determinar la empleabilidad de un individuo. Una mano de obra bien
calificada le facilitará a un país ser mucho más competitivo en su contexto regional y mundial. La
tarea de toda nación que aspire a ser competitiva en el entorno mundial será la obtención de
factores avanzados como el recurso humano para ser empleado en la producción y comercialización
estratégica de bienes y servicios.

Toda acción que tienda a buscar una mejor posición de la fuerza laboral debe estar supeditada a las
directrices que se postulen desde políticas nacionales y locales de formación del recurso humano.
Acciones aisladas solo serán paliativas para mitigar temporalmente las crisis, o bien, para agravarlas.
Tal como lo ha recomendado la ONUDI a las naciones del mundo en su informe de 1997 sobre el
"Desarrollo del Recurso Humano en la Industria":

“Cada país debe formular una visión de largo plazo para lograr el desarrollo del recurso humano de
la industria. La visión de largo plazo necesita adoptar un enfoque holístico, no solo de capacitación
de la mano de obra. Esto requiere tomar una perspectiva de largo plazo para la obtención de
destrezas y habilidades en un período de 15 a 20 años. La visión del desarrollo del recurso humano
debe estar integrada a la visión general del desarrollo industrial y económico del país. Esto debe
considerar los nichos de mercados y las ventajas competitivas y las habilidades y destrezas que
requiere la industria para ser competitiva, como también los nuevos desarrollos a la luz de la
cambiante demanda” (2).

En el marco del largo plazo, es fundamental estar al tanto sobre las calificaciones y la capacidad de
adaptación de los trabajadores y de las empresas a las nuevas oportunidades que brinda el mercado.
La globalización impone una reposición de tecnologías más rápida, que posibilita el aprendizaje en
el puesto de trabajo. Para reconocer los nuevos perfiles que va requiriendo la mano de obra, será
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Profesor Sergio Jara Silva

fundamental promover el montaje de sistemas de monitoreo, como los observatorios de empleo y


los sistemas de formación para el trabajo, capaces de detectar las necesidades de la demanda
laboral y el estado de los perfiles de la oferta de mano de obra.

Esto también es posible si se da una mayor cooperación entre la industria y los proveedores de
formación para certificar la provisión de destrezas profesionales, facilitando, por ejemplo, la
inclusión de la experiencia basada en el propio trabajo como un factor a considerar y certificar.

Los planes de acción y las políticas deben promover la revisión periódica de las habilidades y
destrezas que demanda la industria y los perfiles que ofrece la mano de obra. Para ello será muy
importante incorporar sistemas de mapeo que reorienten el desarrollo del recurso humano como
el IHRD-ROM que ofrece la ONUDI (3).

Según la OIT, actualmente están en marcha esfuerzos significativos para coordinar a empresas y a
los proveedores de formación profesional, para garantizar que los cursos impartidos por estos
eviten la trampa habitual de transformarse en algo rígido, obsoleto y falto de necesaria imaginación
(4).

1. OIT. p. 6
2. UNIDO. Symposium on International Cooperation in Human Capital Formation for Industry.
Umea Suecia, June 1.997, p. 2.
3. Ibid. p. 2
4. OIT. p. 19

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