Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ENFERMEDAD PULMONAR
OBSTRUCTIVA CRÓNICA
Editorial
Alfil
Academia Mexicana de Cirugía
Clínica de
enfermedad pulmonar
obstructiva crónica
Francisco P. Navarro Reynoso
ERRNVPHGLFRVRUJ
Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica
ISBN 978–607–7504–38–2
Dirección editorial:
José Paiz Tejada
Editor:
Dr. Jorge Aldrete Velasco
Revisión editorial:
Irene Paiz, Berenice Flores, Victoria Ortega
Revisión médica:
Dr. Diego Armando Luna Lerma
Ilustración:
Alejandro Rentería
Diseño de portada:
Arturo Delgado–Carlos Castell
Impreso por:
Impresiones Editoriales FT, S. A. de C. V.
Calle 15 Manz. 42 Lote 17, Col. José López Portillo
09920 México, D. F.
Noviembre de 2008
Esta obra no puede ser reproducida total o parcialmente sin autorización por escrito de los editores.
Los autores y la Editorial de esta obra han tenido el cuidado de comprobar que las dosis y esquemas
terapéuticos sean correctos y compatibles con los estándares de aceptación general de la fecha de
la publicación. Sin embargo, es difícil estar por completo seguros de que toda la información pro-
porcionada es totalmente adecuada en todas las circunstancias. Se aconseja al lector consultar cui-
dadosamente el material de instrucciones e información incluido en el inserto del empaque de cada
agente o fármaco terapéutico antes de administrarlo. Es importante, en especial, cuando se utilizan
medicamentos nuevos o de uso poco frecuente. La Editorial no se responsabiliza por cualquier alte-
ración, pérdida o daño que pudiera ocurrir como consecuencia, directa o indirecta, por el uso y apli-
cación de cualquier parte del contenido de la presente obra.
Colección Platino de la
Academia Mexicana de Cirugía
Comité Editorial
VII
VIII Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Colaboradres)
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
José Antonio Carrasco Rojas
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIII
Francisco Pascual Navarro Reynoso
1. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Definiciones . . . 1
Francisco Pascual Navarro Reynoso
2. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Generalidades . 7
Raúl Sarmiento Sánchez, Francisco Pascual Navarro Reynoso
3. Clasificación y cuadro clínico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Francisco Pascual Navarro Reynoso
4. Fisiopatología de la enfermedad pulmonar obstructiva
crónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Luis Albrech Septién Stute
5. Pruebas de función pulmonar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
Francisco Pascual Navarro Reynoso
6. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Tratamiento . . 47
Irma Flores Colín
7. Prevención. Manejo de los factores de riesgo. Clínica contra
el tabaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
Angélica Ocampo, Ernestina Ramírez Casanova
8. Consideraciones nutricionales en el paciente con enfermedad
pulmonar obstructiva crónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Vanesa Fuchs Tarlovsky, Gabriela Gutiérrez Salmeán
IX
X Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Contenido)
Presentación
José Antonio Carrasco Rojas
Presidente de la Academia Mexicana de Cirugía
XI
XII Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Presentación)
Prólogo
Francisco Pascual Navarro Reynoso
XIII
XIV Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Prólogo)
DEFINICIONES
La EPOC es una entidad que cada día tiene más importancia en la patología respi-
ratoria en el mundo. La presencia cada vez más frecuente de esta afección es una
llamada urgente para todas las instituciones médicas, ya que junto con la diabetes
mellitus y sus complicaciones, la insuficiencia renal, las enfermedades hepáticas
crónicas, la enfermedad cerebrovascular y la cardiopatía isquémica, será en los
próximos años uno de los padecimientos crónicos más frecuentes en la medicina
moderna. Es por esto que su prevención y atención deben incluirse en los progra-
mas de salud pública de todos los países, pues en México ya se han registrado ca-
sos de pacientes jóvenes, incluso de 35 años de edad, que presentan esta grave
enfermedad pulmonar.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
1
2 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 1)
mada GOLD (Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease), que
orienta sus esfuerzos al diagnóstico y tratamiento oportuno de millones de perso-
nas, previniendo así algunas de las costosas complicaciones que tiene esta enfer-
medad. Los primeros esfuerzos fueron evaluados y publicados en 2001, y algu-
nos expertos dictaron las primeras guías y recomendaciones para el diagnóstico,
manejo y prevención de esta afección. Se ha visto un cambio significativo en la
presencia de ésta, que está singularmente relacionada con el uso y el abuso del
tabaco.
Otro aspecto importante es el costo de atención del paciente con EPOC que no
requiere hospitalización, que oscila entre 1 875 y 2 000 dólares por año. En Mé-
xico existen estudios que han dado una idea aproximada del costo del manejo de
esta enfermedad.
Una de las características de la EPOC es la limitación del flujo del aire y que
no es completamente reversible; esta limitación es progresiva y está asociada con
partículas nocivas o gases, a los cuales hay una respuesta inflamatoria anormal
de los bronquios y los pulmones. La EPOC incluye el enfisema (EN), la bronqui-
tis crónica (BC) y el asma (A). La obstrucción de las vías aéreas se caracteriza
por el aumento de la resistencia al flujo aéreo durante la espiración forzada.
En el Estudio del Impacto Global de las Enfermedades, la OMS reportó que
la prevalencia mundial en 1990 fue de 934 por cada 1 000 hombres y de 733 por
cada 1 000 en mujeres, la cual podría ser más alta en países donde el hábito de
fumar es común.
La EPOC es actualmente la cuarta causa mundial de muerte y puede estimarse
un aumento de la prevalencia y la mortalidad por esta enfermedad en las próximas
décadas. En EUA la mortalidad es muy baja entre las personas menores de 45
años de edad, pero asciende a la cuarta o quinta posición entre los individuos ma-
yores a ese rango de edad. Para 2025, con la tendencia que registra este padeci-
miento, será la tercera causa de mortalidad en todo el mundo, por lo que ya se
considera un problema de salud pública prioritario.
El diagnóstico de EPOC debe tomarse en cuenta en cualquier paciente que pre-
sente síntomas, como tos, aumento de la producción de esputo o disnea, y antece-
dentes de exposición a factores de riesgo.
La bronquitis crónica (BC), según la Asociación Americana de Tórax (ATS),
es la presencia de tos con expectoración tres meses al año durante dos años conse-
cutivos. El enfisema (EN) es la destrucción de los alveolos, más allá del bron-
quiolo terminal. La EPOC puede verse en el diagrama de Venn; la mayoría se en-
globa en la obstrucción de la vía aérea, pero pueden entrelazarse y originar
algunas combinaciones (figura 1–1).
No se ha podido demostrar que la contaminación ambiental cause BC o EN;
sin embargo, a los individuos previamente enfermos les afecta cuando ésta sube
a más de los niveles permitidos: se puede asegurar que eleva la frecuencia de las
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Definiciones 3
COPD
Obstrucción de
vía aérea
Asma
Hipótesis Inflamación
Inglesa Alemana
Figura 1–2. Hipótesis del desarrollo de bronquitis crónica (BC) en no fumadores. Rela-
ción entre inflamación y “remodelación” de los tejidos de la vía aérea en el desarrollo
de limitación fija al flujo aéreo.
4 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 1)
Se menciona la inhalación crónica de aire frío como factor de riesgo para desa-
rrollar EPOC; otros elementos son el aumento de la resistencia de la vía aérea y
de las infecciones respiratorias, el abatimiento de las defensas, la inflamación y
la inhalación crónica de aire caliente. La invalidez que puede ocasionar esta en-
fermedad es uno de los factores que se deben tener muy en cuenta, ya que su ma-
nejo a largo plazo es muy costoso, pues con frecuencia requiere el uso crónico
de oxígeno, lo cual evita la aparición temprana de complicaciones cardiacas, aun-
que desarrolla el llamado cor pulmonale.
Según los criterios de las guías de manejo de la EPOC (GMEPOC), el manejo
se debe dirigir a prevenir la progresión de la enfermedad, aliviar los síntomas,
tener una mejor tolerancia al ejercicio, mejorar el estado de salud, prevenir y tra-
tar las complicaciones y las exacerbaciones, para reducir la mortalidad.
Lo más importante es la suspensión del tabaquismo o la inhalación de sustan-
cias nocivas, que influyen en el desarrollo de la enfermedad. La exacerbación
aguda de la enfermedad pulmonar se debe a infecciones, contaminación, presen-
cia de neumotórax, desarrollo de arritmias cardiacas, existencia de insuficiencia
cardiaca, fractura de costillas o trauma torácico, tromboembolia pulmonar aguda
o de repetición, broncoespasmo o uso inadecuado de sedantes, narcóticos o beta–
bloqueadores. Cuando existen estas alteraciones se requiere la intervención mé-
dica inmediata, antes de que aparezcan datos evidentes de falla respiratoria.
La prevención es lo más efectivo para evitar la EPOC; sin embargo, en el pa-
ciente que ya tiene la enfermedad, para evitar las exacerbaciones se ha planteado
la vacunación contra la influenza y el neumococo, con una periodicidad de dos
años, con el fin de impedir las infecciones, que lo llevarían a sufrir complicacio-
nes y al posible deterioro permanente de la función pulmonar. Asimismo, se utili-
zan la vitamina A y E en forma crónica e intermitente como antioxidantes que
evitan la destrucción del tejido pulmonar.
REFERENCIAS
1. American Thoracic Society: Standards for the diagnosis and care of patients with chronic
obstructive disease. Am J Respir Crit Care Med 1995;8:1398–1420.
2. Anthonisen NR: Long–term oxygen therapy. Am Int Med 1983;99:519–527.
3. Anthonisen NR, Nanfreda J, Warren CP, Hershfield ES, Harding GK et al.: Antibiotic
therapy in exacerbations of chronic obstructive pulmonary disease. Ann Intern Med 1987;
106:196–204.
4. Brashear RE: Chronic obstructive pulmonary disease. En: Simons DH (dir.): Current Pul-
monology. Boston, Houghton Miffin Prof. Puebs., 1980.
5. Cano VF, Rivero SO, Kuthy PJ: Neumonía por micoplasma. Neumol Cir Tórax Méx 1973;
34:295–304.
6. Carrel RW, Jeppsson JO, Laurell CB et al.: Structure and variation of human alpha–1 an-
titrypsin. Nature, 1982;22:298(5872):329–334.
7. Collins J: CT Signs and patterns of lung disease radiologic. Clin North Am 2001;39(6).
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Definiciones 5
8. Faulkner MA: The economic impact of chronic obstructive pulmonary disease. Expert
Opin Pharmacother 2002;3(3):219–228.
9. Fime RM: Cigarette smoking, antiprotease deficiency and emphysema. Int J Dermatol
1980;19(5):257.
10. Flenley DD: Long–term home oxygen therapy. Chest 1985;87:99–103.
11. Foling LJ: Genetic influences in the development of emphysema in persons with normal
serum proteins. Clin Chest Med 1983;4(3):377–387.
12. Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease. Institutos Nacionales de Salud. Ins-
tituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre. 2003.
13. Gibson PG, Wodarczyk JH, Wilson AJ, Sprogis A: Severe exacerbation of chronic obs-
tructive airways disease: health resource use in general practice and hospital. J Qual Clin
Pract 1998;18:125–133.
14. Gierada DS: Patients selection for lung volume reduction surgery: an objective model ba-
sed on prior clinical decisions and quantitative CT analysis. Chest 2000;117(4):991–998.
15. GOLD. Global Strategy for the Diagnosis, Management and Prevention of COPD, Global
Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease (GOLD) 2007. http://www.goldcopd.org.
16. Guthrie R: Community–acquired lower respiratory tract infections: etiology and treat-
ment. Chest 2001;120(6):2021–2034.
17. Hoidal JR, Niew DE: Pathogenesis of emphysema. Chest 1983;83(4):679–685.
18. Janoff A: Biochemical links bet when cigarette smoking and pulmonary disease. J Appl
Physicol 1983;55(2):285–293.
19. Janoff A: Proteases and lung injury. A state of the art mini review. Chest 1983;83(5):549–585.
20. Jeffery PK: Comparison of the structural and inflammatory features of COPD and asthma.
Chest 2000;117(5).
21. Kazerooni EA: Radiologic evaluation of emphysema for lung volume reduction surgery.
Clin Chest Med 1999;20(4):845–861.
22. Maki DD: Recent advances in pulmonary imaging. Chest 1999;116(5):1388–1402.
23. Marthan R, Castaing Y, Manier G, Guenard H: Gas exchange alterations in patients with
chronic obstructive lung disease. Chest 1985;87:470–475.
24. Hidrovo VAJ, Vega HG, Rivas BRE, Zapata SL: Costo–efectividad de bromuro de tiotro-
pio en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Neum Cir Tórax Mex 2007;66:75–80.
25. Meyers BF: Lung transplantation: a decade of experience. Ann Surg 1999;230(3):362–
370; discussion 370–371.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
26. Michel RS: Chronic obstructive pulmonary diseases. En: Mitchell RS (dir.): .Synopsis of
Pulmonary Disease. 2a ed. Saint Louis, Mosby, 1978.
27. Narro RJ, Rivero SO, López BJ: Diagnóstico y tratamiento en la práctica médica. 2ª ed.
México, El Manuel Moderno, 2007:215–224.
28. Navarro RFP: Efecto de las combinaciones de salbutamol–ipratropio y salbutamol–titro-
pio inhalados y teofilina vía oral en pacientes con EPOC. Análisis Costo–efectividad. Rev
Inst Nal Enf Resp Méx 2006;19(2).
29. Navarro RFP, Hernández SA, Pérez RAR, Cicero SR: Costo efectividad de los métodos
de diagnóstico de la tuberculosis. Rev Inst Nal Enf Resp Méx 2006;19(3):214–221.
30. Rivero SO: Complejo bronquitis–enfisema. Neumo Cir Tórax Méx 1975;36:345–348.
31. Rivero SO, Ponce de León HM: Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Gac Méd Méx
1970;100:889–917.
32. Rivero SO, Navarro RF: Manejo de las enfermedades respiratorias. 1ª ed. México, Mén-
dez Otero. 2003.
33. Rivero SO, Navarro RF et al.: Neumología. 5a ed. México, Trillas, 2008.
6 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 1)
34. Rivero SO, Tanimoto M (eds.): Uso de los medicamentos en la Clínica México. McGraw–
Hill Interamericana, 1999.
35. Robins AB: Pathophysiology of emphysema. Clin Chest Med 1983;(3):413–420.
36. Rohde FC: Manejo del enfermo con el complejo bronquitis–enfisema. Neumol Cir Tórax
Méx 1975;36:356–361.
37. Sharp HL: Alpha–1 antitrypsin. An ignored protein understanding liver diseases. Semin
Liver Dis 1982;2(4):314–328.
38. Saubolle MA, McKellar PP: Laboratory diagnosis of community–acquired lower respira-
tory tract infection. Infections Disease Clin North Am 2001;15(4).
39. Sherk PA, Grossman RF: The chronic obstructive pulmonary disease exacerbation. Clin
Chest Med 2000;21(4):701–721.
40. Spencer H: Pathology of the Lung. 3a ed. Filadelfia, Pergamon Press & W.B. Saunders,
1977.
41. Sutton PP, Pavia D, Bateman RJ, Clark SW: Chest physiotherapy: a review. Eur J Respir
Dis 1982;63(3):188–201.
42. Thurlbeck WM: The pathology of small airways in chronic airflow limitation. Eur J Respir
Dis 1982;121:9–18.
43. Wencker M: Longitudinal follow–up of patients with alpha1 protease inhibitor deficiency
before and during therapy with alpha1 protease inhibitor. Chest 2001;119(3):737–734.
44. Wihek M: Impacto de la EPOC. Resp Care Clin North Am 1999.
2
Enfermedad pulmonar obstructiva
crónica. Generalidades
Raúl Sarmiento Sánchez, Francisco Pascual Navarro Reynoso
GENERALIDADES
nes, incluso de 35 años de edad, que presentan esta grave enfermedad pulmonar.
DEFINICIONES
7
8 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 2)
Bronquitis crónica
Tos con expectoración crónica con una duración superior a tres meses al año du-
rante dos años consecutivos; se acompaña de hipertrofia e hiperplasia de las célu-
las secretoras de moco, presente normalmente en las vías respiratorias grandes,
junto con algo de inflamación.
Enfisema
EPIDEMIOLOGÍA
nar obstructiva crónica,4 lo cual demuestra que es una enfermedad altamente sub-
diagnosticada.
Según algunos estudios del Banco Mundial y de la Organización Mundial de
la Salud, la EPOC ha recibido especial atención en los últimos años, sobre todo
desde 1998, cuando se iniciaron los primeros comités orientados a la prevención
y manejo de esta enfermedad.
El Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre de EUA, en combinación
con la Organización Mundial de la Salud, formaron la Global Initiative for Chro-
nic Obstructive Lung Disease, GOLD, que orienta sus esfuerzos a poder diagnos-
ticar y tratar a tiempo a millones de personas, previniendo así algunas de las cos-
tosas complicaciones que tiene esta enfermedad tanto para el paciente como para
su familia. Los primeros esfuerzos fueron evaluados y publicados en 2001, y al-
gunos expertos dictaron las primeras guías y recomendaciones para el diagnósti-
co, manejo y prevención de esta enfermedad.
Otro aspecto importante es el costo de atención de cada paciente con EPOC
que no requieren hospitalización, que oscila entre 1 875 y 2 000 dólares por año.
En México existen estudios que han dado una idea aproximada del costo del ma-
nejo de este padecimiento.
En el Estudio del Impacto Global de las Enfermedades, la OMS reportó que
la prevalencia mundial en 1990 fue de 934 por cada 1 000 hombres y de 733 por
cada 1 000 en mujeres. la cual podría ser más alta en países donde el hábito de
fumar es común. La EPOC es actualmente la cuarta causa mundial de muerte y
puede estimarse un aumento de la prevalencia y la mortalidad por esta enferme-
dad en las próximas décadas. En EUA, la mortalidad por EPOC es muy baja entre
las personas menores de 45 años de edad, pero asciende a la cuarta o quinta posi-
ción entre los individuos que rebasan esta edad. Para 2025, con la tendencia que
presenta esta enfermedad, será la tercera causa de mortalidad en el mundo, por
lo cual es ya un problema de salud pública prioritario.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
MORTALIDAD
GÉNERO
TABAQUISMO Y EPOC
FACTORES DE RIESGO
Atopia
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
a1–antiquimiotripsina
Son una familia de enzimas proteolíticas que tienen como sustrato el tejido con-
juntivo. Se han descrito niveles altos de MMP–1 y MMP–9 en líquido de lavados
bronquiales en pacientes con EPOC.
Hay estudios comparativos que demuestran que los individuos con grupo sanguí-
neo A tienen valores anormales del VEF1, en comparación con aquellos con gru-
po sanguíneo B. Se supone que la capacidad de segregar antígenos de grupos san-
guíneos en los líquidos corporales es un rasgo genético autosómico dominante.
El 80% de la población tiene esa capacidad y se conoce como secretora ABH. La
capacidad para segregar antígenos tiene cierto efecto protector sobre la función
respiratoria.
Heme oxigenasa–1
Contaminación aérea
Antioxidantes
REFERENCIAS
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
1. American Thoracic Society. Standards for the diagnosis and care of patients with chronic
obstructive disease. Am J Respir Crit Care Med 1995;8:1398–1420.
2. Anthonisen NR: Long–term oxygen therapy. Am Int Med 1983;99:519–527.
3. Anthonisen NR, Nanfreda J, Warren CP, Hershfield ES, Harding GK et al.: Antibiotic
therapy in exacerbations of chronic obstructive pulmonary disease. Ann Intern Med 1987;
106:196–204.
4. Fime RM: Cigarette smoking, antiprotease deficiency and emphysema. Int J Dermatol
1980;19(5):257.
5. Foling LJ: Genetic influences in the development of emphysema in persons with normal
serum proteins. Clin Chest Med 1983;4(3):377–387.
6. Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease. Institutos Nacionales de Salud. Ins-
tituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre. 2003.
7. Gibson PG, Wodarczyk JH, Wilson AJ, Sprogis A: Severe exacerbation of chronic obs-
tructive airways disease: health resource use in general practice and hospital. J Qual Clin
Pract 1998;18:125–133.
14 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 2)
8. Gierada DS: Patients selection for lung volume reduction surgery: an objective model ba-
sed on prior clinical decisions and quantitative CT analysis. Chest 2000;117(4):991–998.
9. GOLD. Global Strategy for the Diagnosis, Management and Prevention of COPD, Global
Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease (GOLD) 2007. http://www. goldcopd.org.
10. Guthrie R: Community–acquired lower respiratory tract infections: ethiology and treat-
ment. Chest 2001;120(6):2021–2034.
11. Marthan R, Castaing Y, Manier G, Guenard H: Gas exchange alterations in patients with
chronic obstructive lung disease. Chest 1985;87:470–475.
12. Hidrovo VAJ, Vega HG, Rivas BRE, Zapata SL: Costo efectividad de bromuro de tiotro-
pio en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Neum Cir Tórax Méx 2007;66:75–80.
13. Meyers BF: Lung transplantation: a decade of experience. Ann Surg 1999;230(3):362–370;
discussion 370–71.
14. Michel RS: Chronic obstructive pulmonary diseases. En: Mitchell RS (dir.): Synopsis of
Pulmonary Disease. 2a ed. Saint Louis, Mosby, 1978.
15. Narro RJ, Rivero SO, López BJ: Diagnóstico y tratamiento en la práctica médica. 2ª ed.
México, El Manual Moderno 2007:215–224.
16. Navarro RFP: Efecto de las combinaciones de salbutamol–ipratropio y salbutamol–titro-
pio inhalados y teofilina vía oral en pacientes con EPOC. Análisis costo–efectividad. Rev
Inst Nal Enf Resp Méx 2006:19(2).
17. Navarro RFP, Hernández SA, Pérez RAR, Cicero SR: Costo–efectividad de los métodos
de diagnóstico de la tuberculosis. Rev Inst Nal Enf Resp Méx 2006;19(3);214–221.
18. Niewoehner DE: Anatomic and pathophysiological correlations in chronic obstructive pul-
monary disease. En: Baum GL, Crapo JD, Celle BR et al.: Textbook of pulmonary diseases.
6a ed. Filadelfia, Lippincott–Raven, 1998:823–843
19. López AD, Murray CC: The global burden disease, 1990–2001. Nat Med 1998;4:1241–
1243.
20. Petty TL, Scope of the COPD problem in North America: early studies of prevalence and
NHANES III data: basis for early identification and intervention. Chest 2000;117(Suppl
2):326S– 331S.
21. Pauwels RA, Buits AS, Calverley PMA et al.: Global strategy for diagnosis, management,
and prevention of chronic obstructive disease. Am Respir Crit Care Med 2001;163:1256–
1276.
22. Ori NGM, Sluiter HJ, De Vries K et al.: The host factor in chronic bronchitis. Bronchitis,
an international royal symposium. Assen Royal Van Gourcom, 1961:43–59.
23. Thashkin DP, Altose MD, Connect JE et al. for the Lung Health Study Research Group:
Methacholine reactivity predicts change in function over time in smoker with early chronic
obstructive pulmonary disease. Am J Respir Crit Care Med 1996;153:1802–1811.
24. GOLD. Global Strategy for the Diagnosis, Management and Prevention of COPD, Global
Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease (GOLD) 2007. http://www.goldcopd.org.
25. Jane Z, Reardon MSNRN: Environmental tobacco smoke: respiratory and others Health’s
effects. Clinics in Chest Medic 2007;28:559–573.
3
Clasificación y cuadro clínico
Francisco Pascual Navarro Reynoso
Para su diagnóstico, se deben excluir otros procesos con síntomas similares (figu-
ra 1–1 en la página 6).
Una de las causas de la formación del EN es la producción de a1 antitripsina,
la cual está genéticamente controlada. En el capítulo de patogénesis se hablará
más ampliamente de este tema.
El aire frío altera la mecánica respiratoria, aumenta la resistencia al flujo y fa-
vorece las infecciones respiratorias debido al abatimiento de las defensas.
15
16 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 3)
CLASIFICACIÓN
CUADRO CLÍNICO
Infección
Broncoespasmo
Hipersecreción
Mayor daño a Respuesta inflamatoria inefectiva
los tejidos para eliminación de la infección
Infección persistente
Respuesta inflamatoria crónica
menor a 70%, VEF1 mayor o igual a 30% del predicho para VEF1, menor de 50%
del predicho más insuficiencia respiratoria crónica. En la gasometría debe tener
una PO2 de menos de 60 mmHg y PCO2 mayor a 50 mmHg.
Durante las exacerbaciones puede haber fiebre y sibilancias, con el consecuen-
te aumento de la disnea. En el EN, la disnea es secundaria al propio padecimiento,
con distensión del tejido circundante, lo que provoca obstrucción no reversible
de las vías aéreas. La disnea es progresiva y puede llevar al paciente a la invalidez
total por insuficiencia respiratoria, infección, contaminación atmosférica alta o
humo de cigarro.
Existen factores que pueden aumentar la disnea, como pueden ser arritmias
cardiacas, neumotórax, derrame pleural, insuficiencia cardiaca o tromboembolia
pulmonar que incrementan la insuficiencia respiratoria, por lo que debe ser re-
suelta inmediatamente para poder mejorar al paciente. La insuficiencia respirato-
18 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 3)
ria debe corroborarse con una gasometría arterial, la cual debe confirmar el diag-
nóstico y la repercusión de la insuficiencia ventilatoria.
Algunos pacientes con hipoxemia crónica desarrollan policitemia, sobre todo
los que presentan BC, y algunos en etapas avanzadas o durante exacerbaciones
presentan elevación de la PaCO2 (hipercapnia), lo cual agrava el cuadro y difi-
culta el tratamiento. La cianosis es la representación clínica de la hipoxemia. Du-
rante fases avanzadas, estos paciente pierden la sensibilidad del centro respirato-
rio, y la hipercapnia, el principal estímulo a la respiración, deja de ser funcional.
Existen muchos efectos que ocasionan la hipoxia, uno de ellos es la vasoconstric-
ción de las arteriolas pulmonares, lo que aumenta la presión en la arteria pulmo-
nar; además, los pacientes con EN pierden territorio pulmonar por destrucción,
lo que puede desarrollar cor pulmonale; esto llevará al paciente a cuadros de insu-
ficiencia cardiaca derecha y, en algunos casos, a angina de pecho de esfuerzo.
La exploración física varía según predominen los signos de la BC o del EN.
En la BC puede haber datos de hipertensión pulmonar y de insuficiencia cardiaca
derecha: se puede observar facies pletórica, cianosis de labios y conjuntivas, dis-
nea, polipnea, participación de los músculos accesorios de la respiración, ingur-
gitación yugular, taquicardia, hepatomegalia, inspiración superficial y débil, con
espiración prolongada; se pueden encontrar sibilancias bilaterales, estertores
broncoalveolares y edema de miembros inferiores. A estos pacientes se les llama
pletóricos cianóticos y son los clásicos con BC.
A los enfermos con EN predominante se les conoce como sopladores rosados.
Presentan sus principales síntomas entre la sexta y la séptima década de vida y
en ellos predomina la disnea, la tos y la expectoración, pero las sibilancias son
raras, excepto durante las exacerbaciones. Tienen disnea progresiva y mantienen
más o menos normales las cifras de saturación de oxígeno, debido a la hiperventi-
lación; la hipercapnia (aumento de la PaCO2 ) se manifiesta en etapas tardías o
durante las exacerbaciones; presentan también hipoxemia. Estos pacientes son
individuos longilíneos, con cuello corto, tórax en tonel y movimientos respirato-
rios cortos y superficiales; a la inspección y la palpación, muestran poca movili-
dad y vibraciones vocales disminuidas; a la percusión existe hiperclaridad pul-
monar, y a la auscultación el ruido respiratorio está velado. Con esto se puede
decir que los dos tipos de EPOC son clínicamente diferentes.
RADIOLOGÍA
La radiografía simple de tórax es el primer estudio paraclínico con que debe con-
tar el médico. En ésta se encuentran datos que puede diferenciar la BC y el EN,
y otras enfermedades, además de descubrir y ratificar datos de infección respira-
toria, derrame pleural o neumotórax; muchos pacientes tienen el antecedente de
Clasificación y cuadro clínico 19
Figura 3–2. Tele de tórax en donde se observa aumento de la trama bronquial, con car-
diomegalia grado 2, engrosamiento de las arterias pulmonares y la imagen clásica de
“tórax sucio”.
Figura 3–3. Tele de tórax que demuestra horizontalización de los arcos costales, aper-
tura de los espacios intercostales, corazón en gota, diafragmas aplanados y sobredis-
tensión de ambos pulmones.
LABORATORIO
REFERENCIAS
1. American Thoracic Society: Standards for the diagnosis and care of patients with chronic
obstructive disease. Am J Respir Crit Care Med 1995;8:1398–1420.
2. Anthonisen NR: Long–term oxygen therapy. Am Int Med 1983;99:519–527.
3. Anthonisen NR, Nanfreda J, Warren CP, Hershfield ES, Harding GK et al.: Antibiotic
therapy in exacerbations of chronic obstructive pulmonary disease. Ann Intern Med 1987;
106:196–204.
4. Brashear RE: Chronic obstructive pulmonary disease. En: Simons DH (dir.): Current pul-
monology. Vol. 2. Boston, Houghton Miffin Prof. Puebs., 1980.
5. Cano VF, Rivero SO, Kuthy PJ: Neumonía por micoplasma. Neumol Cir Tórax Méx 1973;
34:295–304.
Clasificación y cuadro clínico 21
6. Carrel RW, Jeppsson JO, Laurell CB et al.: Structure and variation of human alpha–1
antitrypsin. Nature 1982;22:298(5872):329–334.
7. Collins J: CT signs and patterns of lung disease radiologic. Clin North Am 2001;39(6).
8. Faulkner MA: The economic impact of chronic obstructive pulmonary disease. Expert
Opin Pharmacother 2002;3(3):219–228.
9. Fime RM: Cigarette smoking, antiprotease deficiency and emphysema. Int J Dermatol
1980;19(5):257.
10. Flenley DD: Long–term home oxygen therapy. Chest 1985;87:99–103.
11. Foling LJ: Genetic influences in the development of emphysema in persons with normal
serum proteins. Clin Chest Med 1983;4(3):377–387.
12. Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease. Institutos Nacionales de Salud. Ins-
tituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre. 2007.
13. Gibson PG, Wodarczyk JH, Wilson AJ, Sprogis A: Severe exacerbation of chronic obs-
tructive airways disease: health resource use in general practice and hospital. J Qual Clin
Pract 1998;18:125–133.
14. Gierada DS: Patients selection for lung volume reduction surgery: an objective model ba-
sed on prior clinical decisions and quantitative CT analysis. Chest 2000;117(4):991.998.
15. Guthrie R: Community–acquired lower respiratory tract infections: etiology and treat-
ment. Chest 2001;120(6):2021–2034.
16. Hoidal JR, Niew DE: Pathogenesis of emphysema. Chest 1983;83(4):679–685.
17. Janoff A: Biochemical links between cigarette smoking and pulmonary disease. J Appl
Physiol 1983;55(2):285–293.
18. Janoff A: Proteases and lung injury. A state of the art mini review. Chest 1983;83(5):549–
585.
19. Jeffery PK: Comparison of the structural and inflammatory features of COPD and asthma.
Chest 2000;117(5).
20. Kazerooni EA: Radiological evaluation of emphysema for lung volume reduction surgery.
Clin Chest Med 1999;20(4):845–861.
21. Maki DD: Recent advances in pulmonary imaging. Chest 1999;116(5):1388–1402.
22. Marthan R, Castaing Y, Manier G, Guenard H: Gas exchange alterations in patients with
chronic obstructive lung disease. Chest 1985;87:470–475.
23. Meyers BF: Lung transplantation: a decade of experience. Ann Surg 1999;230(3):362–
370; discussion 370–71.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
24. Michel RS: Chronic obstructive pulmonary diseases. En: Mitchell RS (dir.): Synopsis of
Pulmonary Disease. 2ª ed. Saint Louis, Mosby, 1978.
25. Narro RJ, Rivero SO, López BJ: Diagnóstico y tratamiento en la práctica médica. 2ª ed.
México, El Manual Moderno, 2007:215–224.
26. Rivero SO: Complejo bronquitis–enfisema. Neumo Cir Tórax Méx 1975;36:345–348.
27. Rivero SO, Ponce de León HM: Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Gac Méd Méx
1970;100:889–917.
28. Rivero SO, Navarro RF: Manejo de las enfermedades respiratorias. 1ª ed. México, Mén-
dez Otero, 2003.
29. Rivero SO, Navarro RF et al.: Neumología. 5ª ed. México, Trillas 2008.
30. Rivero SO, Tanimoto M (eds.): Uso de los medicamentos en la clínica. México, McGraw–
Hill, 1999.
31. Robins AB: Pathophysiology of emphysema. Clin Chest Med 1983;3:413–420.
32. Rohde FC: Manejo del enfermo con el complejo bronquitis–enfisema. Neumol Cir Tórax
Méx 1975;36:356–361.
22 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 3)
33. Sharp HL: Alpha–1 antitrypsin. An ignored protein understanding liver diseases. Semin
Liver Dis 1982;2:314–328.
34. Saubolle MA, McKellar PP: Laboratory diagnosis of community–acquired lower respira-
tory tract infection. Infections Disease Clin North Am 2001;15(4).
35. Sherk PA, Grossman RF: The chronic obstructive pulmonary disease exacerbation. Clin
Chest Med 2000;21(4):701–721.
36. Spencer H: Pathology of the lung, Vol. 1. 3ª ed. Filadelfia, Pergamon Press & W. B. Saun-
ders, 1977.
37. Sutton PP, Pavia D, Bateman RJ, Clark SW: Chest physiotherapy: a review. Eur J Respir
Dis 1982;63(3):188–201.
38. Thurlbeck WM: The pathology of small airways in chronic airflow limitation. Eur J Respir
Dis 1982;121:9–18.
39. Wencker M: Longitudinal follow–up of patients with alpha(1)protease inhibitor deficiency
before and during therapy with alpha(1)protease inhibitor. Chest 2001;119(3):737–744.
4
Fisiopatología de la enfermedad
pulmonar obstructiva crónica
Luis Albrech Septién Stute
CÉLULAS INFLAMATORIAS
23
24 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 4)
MEDIADORES INFLAMATORIOS
BRONQUIOLITIS OBSTRUCTIVA
ESTRÉS OXIDATIVO
El estrés oxidativo mediado por radicales libres derivados del oxígeno, así como
el desequilibrio de enzimas proteolíticas y antiproteasas, favorecen un aumento
en la respuesta inflamatoria. Los biomarcadores del estrés oxidativo como hidro-
xiperoxidasa y el 8–isoprostano se encuentran aumentados en el condensado de
aire exhalado en el esputo y en sangre. Los oxidantes se producen por el humo
del cigarrillo y otras partículas inhaladas, y se liberan desde las células inflamato-
rias activadas, macrófagos y neutrófilos, a los que puede asociarse una reducción
de los antioxidantes endógenos.
El estrés oxidativo produce numerosos efectos adversos sobre el pulmón,
como activación de genes inflamatorios, inactivación de antiproteasas y estimu-
lación de secreción mucosa. Asimismo favorece la expresión de genes inflamato-
rios y reduce el efecto antiinflamatorio de los glucocorticosteroides.
Desequilibrio proteasas–antiproteasas
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Existe un desequilibrio entre las proteasas que producen la ruptura del tejido co-
nectivo y las antiproteasas que tienen un efecto protector. La destrucción de la
elastina del tejido conectivo del parénquima pulmonar es un factor importante en
la producción del enfisema, probablemente irreversible (cuadro 4–1).
REMODELACIÓN
EPOC Y ASMA
REFERENCIAS
1. Global initiative for chronic obstructive lung disease. Global strategy for the diagnosis, ma-
nagement, and prevention of chronic obstructive pulmonary disease. 2006.
2. Hogg JC: Pathophysiology of airflow limitation in chronic obstructive pulmonary disease.
Lancet 2004;364(9435):709–721.
3. COPD Atlas. McGraw–Hill.
4. Hogg JC, Chu F, Utokaparch S, Woods R et al.: The nature of small–airway obstruction
in chronic obstructive pulmonary disease. N Engl J Med 2004;350(26):2645–2653.
5. Trevor TH, Peter JB: An atlas of chronic obstructive pulmonary disease. The encyclope-
dia of visual medicine series. 2006.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
28 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 4)
5
Pruebas de función pulmonar
Francisco Pascual Navarro Reynoso
Los pulmones son órganos adaptados para el intercambio específico del oxígeno
y el bióxido de carbono entre el medio interno y el externo (aire ambiental). Su
función principal es proporcionar el oxígeno, captado del aire, a la sangre venosa
y eliminar de ésta, hacia el exterior, el bióxido de carbono. Otras funciones com-
plementarias del pulmón son metabolizar algunos compuestos, servir como re-
servorio de la sangre y ser la vía de eliminación de tóxicos volátiles.
29
30 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 5)
Morfología alveolar
Por su estructura histológica, los alveolos son fácilmente colapsables; sin embar-
go, en condiciones normales siempre mantienen su forma esférica, aun en la espi-
ración forzada. Esto se debe, en parte, a que el pulmón mismo se mantiene siem-
pre expandido a un volumen mínimo, gracias al vacío intrapleural, que evita su
colapso, y al volumen de aire residual que queda en los alveolos después de la
espiración forzada máxima; pero principalmente su forma esférica se mantiene
por el líquido de recubrimiento alveolar, dispuesto de manera laminar en toda la
superficie interna del saco alveolar (principio de burbuja) que forma una inter-
fase, cuya tensión superficial se modifica y regula por los agentes tensoactivos
(surfactantes) producidos en la célula alveolar denominada neumocito II. En la
distensión máxima del alveolo, el líquido de interfase evita la sobredistensión,
aumentando la tensión superficial; a volumen mínimo, evita el colapso, mante-
niéndose el líquido como burbuja de jabón, con una tensión superficial muy aba-
tida.
CARACTERÍSTICAS FISIOLÓGICAS
DEL AIRE ATMOSFÉRICO
El aire es una masa gaseosa formada por una mezcla de componentes, que varían
en su concentración en proporción directa con la altitud sobre el nivel del mar,
la presión barométrica y el contenido del vapor de agua. Desde el punto de vista
Pruebas de función pulmonar 31
MECANISMO DE LA RESPIRACIÓN
Ventilación
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
tructura anatómica son además las encargadas de filtrar, calentar y depurar el aire
antes de que éste ingrese a nivel alveolar.
La capacidad de modificar su calibre ante estímulos físicos permite regular la
velocidad del flujo aéreo para efectuar el precalentamiento del aire, en respuesta
a las condiciones ambientales.
Como se sabe, las vías aéreas de conducción se inician en las narinas y termi-
nan en los bronquiolos terminales, correspondientes a la vigésima generación di-
visional después de la tráquea. El aire contenido en estos conductos no participa
en el intercambio gaseoso, y funcionalmente forma el espacio muerto anatómico.
La porción final de las vías de conducción se continúa con los bronquiolos respi-
ratorios, que a su vez se comunican con los sacos alveolares a través del atrio y
los conductos alveolares. El aire contenido en esta región es el denominado aire
alveolar y toma parte activa en el intercambio; también se le conoce como zona
respiratoria.
La unidad anatómica alveolar y vascular (capilar) a partir del bronquiolo respi-
ratorio forma la unidad funcional, el lobulillo pulmonar.
Mecánica ventilatoria
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
lenta; a partir del bronquiolo respiratorio hacia los sacos alveolares, la velocidad
es relativamente nula; la diferencia de concentración, ya dentro del lobulillo, es
abolida en aproximadamente un segundo.
En la espiración el volumen torácico vuelve a su condición de reposo, creando
una presión positiva mayor que la del medio ambiente. Durante el ejercicio, la
espiración se hace forzada, e implica la participación de los músculos accesorios
de la respiración para aumentar la velocidad del flujo, el volumen circulante y la
capacidad ventilatoria. En el ejercicio forzado, los volúmenes y capacidades pue-
den aumentar hasta 15 veces los valores de reposo.
Vm – F x Ac
El FMF (25 a 75%) se mide sobre la curva de capacidad vital, eliminando 25%
del área inicial del trazo y 25% del área final del mismo. Su valor se expresa en
L/seg y mide la permeabilidad de las vías aéreas finas de 4 a 0.9 mm de diámetro.
El valor mínimo normal debe ser mayor de 4 L/seg, dependiendo de la edad,
el sexo y la talla.
Perfusión
La sangre venosa procedente de las venas cavas, para ser arterializada en los pul-
mones, es bombeada por el ventrículo derecho a través de la arteria pulmonar y
sus ramas, que junto con las venas pulmonares forman el circuito menor o circu-
lación funcional pulmonar.
Los vasos sanguíneos pulmonares integran un sistema muy ramificado a partir
de la arteria pulmonar hasta los capilares, y de éstos, por su vía de retorno a través
de las venas pulmonares, desembocan en la aurícula izquierda; los capilares se
distribuyen como una densa red alrededor de las paredes de los alveolos. El diá-
metro de un segmento capilar es aproximadamente de 10m, espacio suficiente
para permitir el paso de un eritrocito a la vez. La longitud de los segmentos capila-
res es muy corta cuando forman la red, lo que facilita la exposición de numerosos
eritrocitos en la pared alveolar, para el intercambio gaseoso. En este nivel, la pa-
red alveolocapilar sólo está formada por una delgada capa de citoplasma de la cé-
lula epitelial alveolar y del citoplasma de la célula endotelial capilar.
La arteria pulmonar recibe el total del gasto cardiaco procedente del ventrículo
derecho que, en reposo, se puede considerar de aproximadamente 5 L/min. La
resistencia del circuito pulmonar es muy baja; sólo se requiere una presión media
en la arteria pulmonar de " 12 mmHg para determinar un flujo efectivo de sangre
del ventrículo derecho a la aurícula izquierda. Es decir, la resistencia en la circula-
ción pulmonar, comparativamente con la circulación sistémica, es de sólo una
décima parte de ésta.
Cada eritrocito tarda alrededor de 1 seg en transitar por la red capilar. Durante
este tiempo, probablemente pase entre dos o tres alveolos, lapso suficiente para
intercambiar gases, lograr la completa saturación de oxígeno y desprender el con-
tenido de bióxido de carbono de la hemoglobina.
Las características más importantes de la circulación pulmonar son las de un
circuito de baja presión, con una gran capacidad como reservorio, hecho que ha
cobrado un gran interés en los últimos años por el importante papel que desem-
peña el pulmón en los estados de choque y otros nuevos conceptos de hemodiná-
mica. La baja presión hidrostática en los capilares pulmonares y el líquido de re-
cubrimiento alveolar que forma una barrera impiden el paso del líquido vascular
a los espacios alveolares, no obstante el escaso espesor de la membrana alveolo-
capilar. La gran capacidad de reservorio de la circulación pulmonar permite au-
mentos considerables del flujo sanguíneo sin aumentar en forma importante la
presión arterial pulmonar; consecuentemente, en condiciones normales, el au-
mento del gasto por ejercicio no sobrecarga el ventrículo derecho. Esta reserva
está dada por la gran capacidad de distensibilidad de la vasculatura pulmonar y
el hecho de que no todos los vasos disponibles para la perfusión estén funcionan-
do en reposo. En caso de incrementar el gasto cardiaco del ventrículo derecho por
Pruebas de función pulmonar 37
Circulación nutricia
gre que por ellos circula regresará a las venas pulmonares sin haberse oxigenado
ni eliminado su CO2 (cortocircuitos fisiológicos). Estas dos últimas condiciones
de desequilibrio ventilación/perfusión pueden ser originadas por cualquier tras-
torno funcional u orgánico que altere las condiciones normales de ventilación al-
veolar o interrumpa la circulación capilar en un territorio determinado.
Difusión
La difusión de los gases a través de un tejido se explica por las leyes de Fick,
que establecen que: la velocidad de tránsito de un gas a través de un tejido es
directamente proporcional al área o superficie del tejido y a la diferencia de la
presión parcial del gas en ambos lados, e inversamente proporcional al espesor
del tejido. Como ya se ha descrito, el área de la barrera gas–sangre en los pulmo-
nes de un adulto es de la magnitud de 80 a 100 m2 y un espesor de 0.5 m, caracterís-
ticas que dan a la membrana alveolocapilar condiciones óptimas para la difusión.
Además, la velocidad de tránsito de cada gas es proporcional a su constante de
difusión, que depende de las propiedades del tejido difusor, el peso molecular de
cada gas en particular y su solubilidad en el plasma. Esta constante es proporcio-
nal a la solubilidad del gas e inversamente proporcional a la raíz cuadrada de su
peso molecular. Así, el CO2 difunde 20 veces más rápidamente que el O2 a través
de la membrana alveolocapilar, debido a su mayor solubilidad más que a su dife-
rencia de peso molecular. En resumen, la difusión del oxígeno y del bióxido de
carbono depende de:
Control de la respiración
La función respiratoria mantiene su eficiencia para aportar, en condiciones fisio-
lógicas, las diversas demandas de oxígeno y la eliminación de bióxido de carbono
a través de un complicado sistema de control que se integra por centros de proce-
samiento, vías de información eferentes y aferentes, receptores y efectores.
Diversos experimentos permiten afirmar que existen varios centros que go-
biernan el ritmo y patrón de la respiración. A nivel central, se identifican las áreas
40 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 5)
Intervención pulmonar
El pulmón es inervado por ramas del nervio vago y ganglios del simpático torá-
cico.
Observaciones fisiológicas demuestran que las fibras eferentes que inervan los
músculos lisos a lo largo de las vías aéreas son de origen vagal (broncoconstric-
Pruebas de función pulmonar 41
enviar mensajes que se procesan en los centros superiores, los que a su vez orde-
nan los mecanismos compensadores que realizarán los efectores. La influencia
de la corteza cerebral sobre estos mecanismos tiene aún aspectos poco conocidos,
pero es indudable que actúan hasta ciertos límites, con capacidad de influir volun-
tariamente en la mecánica respiratoria; sin embargo, cuando llega a niveles críti-
cos, los mecanismos automáticos (autónomos) sobreponen su orden y mantienen
la función.
Se debe recalcar que el estímulo más enérgico de hiperventilación está deter-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
minado por el efecto sobre los receptores sensibles al CO2; no obstante, si el con-
tenido de este elemento rebasa niveles críticos en la sangre arterial (PaCO2 > de
70 mmHg), su efecto se vuelve depresor, provocando hipoventilación, baja del
ritmo respiratorio y apnea, y a nivel cortical, somnolencia y coma.
Cuando los receptores centrales se deprimen por altos niveles de bióxido de
carbono en la sangre, la respiración mantiene su automatismo sólo por estímulos
de receptores periféricos a la hipoxemia (aórticos–carotídeos).
Equilibrio ácido–base
REFERENCIAS
1. American Thoracic Society: Standards for the diagnosis and care of patients with chronic
obstructive disease. Am J Respir Crit Care Med 1995;8:1398–420.
2. Anthonisen NR: Long–term oxygen therapy. Am Int Med 1983;99:519–527.
3. Anthonisen NR, Nanfreda J, Warren CP, Hershfield E et al.: Antibiotic therapy in exac-
erbations of chronic obstructive pulmonary disease. Ann Intern Med 1987;106:196–204.
4. Brashear RE: Chronic obstructive pulmonary disease. En: Simons DH (dir.): Current Pul-
monology. Vol. 2. Boston, Houghton Miffin Prof. Puebs., 1980.
5. Cano VF, Rivero SO, Kuthy PJ: Neumonía por micoplasma. Neumol Cir Tórax Méx 1973;
34:295–304.
6. Carrel RW, Jeppsson JO, Laurell CB et al.: Structure and variation of human alpha–1 an-
titrypsin. Nature 1982;298(5872):329–334.
7. Collins J: CT signs and patterns of lung disease radiologic. Clin North Am 2001;39(6).
8. Faulkner MA: The economic impact of chronic obstructive pulmonary disease. Expert
Opin Pharmacother 2002;3(3):219–228.
9. Fime RM: Cigarette smoking, antiprotease deficiency and emphysema. Int J Dermatol
1980;19(5):257.
10. Flenley DD: Long–term home oxygen therapy. Chest 1985;87:99–103.
11. Foling LJ: Genetic influences in the development of emphysema in persons with normal
serum proteins. Clin. Chest Med 1983;4(3):377–387.
12. Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease. Institutos Nacionales de Salud. Ins-
tituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre. 2007.
13. Gibson PG, Wodarczyk JH, Wilson AJ, Sprogis A: Severe exacerbation of chronic obs-
tructive airways disease: health resource use in general practice and hospital. J Qual Clin
Pract 1998;18:125–133.
14. Gierada DS: Patients selection for lung volume reduction surgery: an objective model ba-
sed on prior clinical decisions and quantitative CT analysis. Chest 2000;117(4):991–998.
15. Guthrie R: Community–acquired lower respiratory tract infections: etiology and treat-
ment. Chest 2001;120(6):2021–2034.
16. Hoidal JR, Niew DE: Pathogenesis of emphysema. Chest 1983;83(4):679–685.
17. Janoff A: Biochemical links between cigarette smoking and pulmonary disease. J Appl
Physiol 1983;55(2):285–293.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
18. Janoff A: Proteases and lung injury. A state of the art mini review. Chest 1983;83(5):549–
585.
19. Jeffery PK: Comparison of the structural and inflammatory features of COPD and asthma.
Chest 2000;117(5).
20. Kazerooni EA: Radiologic evaluation of emphysema for lung volume reduction surgery.
Clin Chest Med 1999;20(4):845–861.
21. Maki DD: Recent advances in pulmonary imaging. Chest 1999;116(5):1388–1402.
22. Marthan R, Castaing Y, Manier G, Guenard H: Gas exchange alterations in patients with
chronic obstructive lung disease. Chest 1985;87:470–475.
23. Meyers BF: Lung transplantation: a decade of experience. Ann Surg 1999;230(3):362–370;
discussion 370–71.
24. Michel RS: Chronic obstructive pulmonary diseases. En: Mitchell RS (dir.): Synopsis of
pulmonary disease. 2a ed., Saint Louis, Mosby, 1978.
25. Narro RJ, Rivero SO, López BJ: Diagnóstico y tratamiento en la práctica médica. 2ª ed.
México, El Manual Moderno, 2007:215–224.
46 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 5)
26. Rivero SO: Complejo bronquitis–enfisema. Neumo Cir Tórax Méx 1975;36:345–348.
27. Rivero SO, Ponce de León HM: Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Gac Méd Mex
1970;100:889–917.
28. Rivero SO, Navarro RF: Manejo de las enfermedades respiratorias. 1ª ed. México, Mén-
dez Otero, 2003.
29. Rivero SO, Navarro RF: Neumología. 5a ed. México, Trillas, 2008.
30. Rivero SO, Tanimoto M (eds.): Uso de los medicamentos en la clínica. México, McGraw–
Hill, 1999.
31. Robins AB: Pathophysiology of emphysema. Clin Chest Med 1983;3:413–420.
32. Rohde FC: Manejo del enfermo con el complejo bronquitis–enfisema. Neumol Cir Tórax
Méx 1975;36:356–361.
33. Sharp HL: Alpha–1 antitrypsin. An ignored protein understanding liver diseases. Semin
Liver Dis 1982;2:314–328.
34. Saubolle MA, McKellar PP: Laboratory diagnosis of community–acquired lower respira-
tory tract infection. Infections Disease Clin North Am 2001;15(4).
35. Sherk PA, Grossman RF: The chronic obstructive pulmonary disease exacerbation. Clin
Chest Med 2000;21(4):701–721.
36. Spencer H: Pathology of the lung. Vol. 1. 3a ed. Filadelfia, Pergamon Press & W.B. Saun-
ders, 1977.
37. Sutton PP, Pavia D, Bateman RJ, Clark SW: Chest physiotherapy: a review. Eur J Respir
Dis 1982;63(3):188–201.
38. Thurlbeck WM: The pathology of small airways in chronic airflow limitation. Eur J Respir
Dis 1982;121:9–18.
39. Wencker M: Longitudinal follow–up of patients with alpha1 protease inhibitor deficiency
before and during therapy with alpha1 protease inhibitor. Chest 2001;119(3):737–734.
40. Burton GE, Gee GN, Hodkin JE: Respiratory care. Toronto, Lippincott, 1977.
41. Crofton J, Douglas A: Respiratory diseases. 3a ed. Blackwell Sci. Chicago, 1981:575–
630.
42. West JB: Bioengineering aspects of the lung. lung biology in health and disease. Baltimore,
Marcel Dekker, 1977:3.
43. West JB: Respiratory physiology the essentials. Baltimore, Williams and Wilkins, 1974.
6
Enfermedad pulmonar obstructiva
crónica. Tratamiento
Irma Flores Colín
1. Prioritarias:
S Dejar de fumar.
S Oxígeno suplementario.
2. Convenientes:
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
S Broncodilatadores.
S Esteroides.
3. Recomendables:
S Programa de vacunación.
S Programa de rehabilitación pulmonar.
4. Cuestionables:
S Mucolíticos.
S Inmunoterapia oral.
S Vitaminas.
S Complementos alimenticios.
S Ansiolíticos y antidepresivos.
47
48 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 6)
INTERVENCIONES PRIORITARIAS
que no es uno más efectivo que otro, el uso conjunto de parches y chicles tiene
un efecto aditivo y mejora la respuesta. Ninguno de estos productos debe usarse
si el paciente presenta angina inestable o enfermedad cerebrovascular.6,7
Hace 10 años se introdujo el primer agente sin nicotina para dejar de fumar:
el bupropión, que actúa inhibiendo los receptores de dopamina y norepinefrina,
con reducción de los síntomas de ansiedad. Los resultados son similares a la tera-
pia de reemplazo de nicotina a seis meses8 con 20 a 30% de permanencia de absti-
nencia. En 0.1% de los pacientes puede causar convulsiones, principalmente en
quien ya las padece,9 e insomnio.
El más reciente fármaco contra la dependencia de nicotina es un agonista/anta-
gonista parcial altamente selectivo para el receptor acetilcolina nicotínico en el
cerebro y b2 media los efectos reforzadores de nicotina. La unión de nicotina al
receptor del área ventral tegmental libera dopamina al núcleo accumbens cau-
sando satisfacción y recompensa; el efecto del agonista/antagonista veraniclina
permite reducir los síntomas, por el efecto agonista, y reducir la dependencia psi-
cológica, por el efecto antagonista. Está en estudio de fase IIb una vacuna contra
la adicción del tabaco que genera anticuerpos nicotinoespecíficos que se unen a
la nicotina libre formando complejos antígeno–anticuerpo.8
Abandonar el tabaquismo (y en su caso la exposición a humo de leña) es la úni-
ca medida que modifica o reduce la progresión de la enfermedad.9
El estudio Lung Health Study reportó sólo 35% de abstinencia a un año y 22%
a cinco años10 en el tratamiento para dejar de fumar.
INTERVENCIONES CONVENCIONALES
Los fármacos utilizados en el tratamiento del EPOC reducen o suprimen los sín-
tomas, el número y la severidad de las exacerbaciones, y pueden mejorar la capa-
cidad de ejercicio. Se usan broncodilatadores en primera instancia. Los de acción
corta mejoran rápidamente los síntomas y los de larga acción ayudan al manteni-
miento. La combinación de broncodilatadores reduce el riesgo de los efectos co-
laterales y mejora la efectividad del tratamiento. El efecto broncodilatador obser-
vado en los estudios no es constante y puede variar de un día a otro, sin que se
pueda predecir la respuesta a largo plazo. Los agonistas b2 adrenérgicos y la teofi-
lina pueden tener varias actividades no broncodilatadoras que contribuyen a su
efecto benéfico, aunque hay una escasa correlación entre la mejoría del VEF1 y
la mejoría de la disnea y la tolerancia al ejercicio. Entre estos dos síntomas se ob-
serva una mejor correlación con la mejoría de la capacidad inspiratoria, lo cual
se debe a que reducen el atrapamiento aéreo.
El pilar del tratamiento son los broncodilatadores, aunque tienen poco efecto
sobre la progresión de la EPOC, como lo muestra el Lung Health Study.
Chhabra y Bhatbagar estudiaron la respuesta espirométrica a los broncodilata-
dores, y reportaron un promedio de 120 mL de aumento en el VEF1, y una mayor
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
los casos graves y 33% en los moderados; la TLC se redujo 222 mL vs. 150 mL
en los moderados; la capacidad residual disminuyó 442 vs. 260 en los moderados.
Hay un pequeño porcentaje de pacientes que al administrarles broncodilatador
sufren un aumento de más de 12% del VEF1 o 200 mL, los cuales se han asociado
con un componente asmático o de hiperreactividad bronquial (unido a eosinofilia
en sangre periférica).
Los fármacos que han mostrado beneficios en el tratamiento de la EPOC son:
Agonistas b
S Extrasístoles ventriculares.
S Taquicardia, palpitaciones.
S Temblor.
S Trastornos del sueño.
S Agitación, ansiedad, excitación, mareos, diaforesis y cambios de presión
arterial.
54 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 6)
Anticolinérgicos
Xantinas
Las xantinas son agentes de tercera línea en países industrializados, pero en paí-
ses subdesarrollados a bajas dosis tiene efectos antiinflamatorios e inmunomodu-
ladores en la EPOC. Puede usarse para control de los síntomas nocturnos.
Inhibe la fosfodiesterasa y aumenta el monofosfato de adenosina por inhibi-
ción de la fosfodiesterasa 3 (PDE) y PDE4 e incrementa la actividad de la PDE
4 y monofosfato 3,5 de guanosina. Es también antagonista del receptor de adeno-
sina, aumentando el efecto de los esteroides.5
Otros efectos atribuidos a las xantinas son la relajación del músculo liso bron-
quial, el mejoramiento de la depuración mucociliar y la estimulación del sistema
nervioso central al incrementar la sensibilidad de los centros medulares al estí-
mulo de CO2, aumentando el volumen/minuto; asimismo, la disminución de la
fatiga del diafragma al mejorar su contractilidad, la reducción de la presión de
la arteria pulmonar y la estimulación de uresis, así como efectos antiinflamato-
rios (al reducir la actividad de los neutrófilos y eosinófilos, inhiben la degranula-
ción de eosinófilos y la liberación de mediadores químicos por células cebadas
y basófilos) e inmunomoduladores.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Esteroides
Mecanismo de acción
Los esteroides tienen un efecto antiinflamatorio, pero sus efectos a nivel sistémi-
co los descalifican para el tratamiento a largo plazo, por lo que el uso de la forma
inhalada es una mejor opción para el tratamiento de la EPOC estable.
Este tipo de administración reduce la inflamación de la vía aérea, demostrada
en biopsias bronquiales, aunque no se han hecho estudios que comparen los este-
roides solos y combinados con b agonistas, aunque las biopsias sí demuestran un
mejor control de la inflamación bronquial. A nivel sistémico reducen la inflama-
ción, según reportan los estudios que han medido la proteína C reactiva para de-
terminar la inflamación.18 Los glucocorticoides actúan primero al unirse a los re-
ceptores glucocorticoides, regulando así la expresión de genes a través de
elementos de respuesta a los corticoides (GREs), aunque no en forma directa sino
en lugar de la mediación descendente de la acetilación de histonas.19
Los esteroides promueven la compactación de la cromatina y silencian la ex-
presión de genes, al inhibir la acción de histona acetiltransferasa y motivar la acti-
vidad de la histona deacetilasa (HDAC2). La función de esta última está alterada
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Tratamiento 59
Por ser antiinflamatorios potentes, se considera que los esteroides cambian la his-
toria natural de la EPOC en cuanto a la declinación del VEF1; sin embargo, en
varios estudios se ha comparado su efecto por varios años en pacientes con EPOC
leve a moderada. Posteriormente, dos metaanálisis presentaron resultados con-
tradictorios; uno de ellos concluye que reduce un poco la función pulmonar (IC
95% 1.3 a 14.2 mL/año), pero estadísticamente es significativo (7.7 mL/año); y
el otro señala que es de 5 mL/año (IC 95%1.2 a 11.2 mL/año), aunque no es esta-
dísticamente significativo. La mejoría fue 50 a 75 mL. La broncodilatación es
aparentemente corta después de iniciar el tratamiento con esteroides y persiste
durante el tratamiento, pero declina en el mismo rango que el promedio del place-
bo en estudios individuales. Hay un metaanálisis que muestra que el incremento
del VEF1 es mayor en los ex fumadores y en las mujeres, pero no hay cambios
en la declinación del VEF1. El estudio ISOLDE demostró que después de dos se-
manas con prednisolona no hay respuesta del VEF1 ni en ningún otro parámetro.
Varios estudios evaluaron la calidad de vida del paciente, sobre todo con base en
el cuestionario St. George’s Respiratory Questionnaire, mejorando entre una y
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
tres unidades los que recibieron esteroides que los que recibieron placebo. En el
estudio TORCH sólo mejoraron –2.0 unidades del cuestionario (placebo vs. fluti-
casona). Se reportó también mejoría de la tos y la disnea.
Estudios de retirada
O’Brien reportó que la budesonida inhalada se asocia con una disminución del
VEF1 y un aumento de la disnea inducida por el ejercicio. De igual manera, los
estudios de Wouters encontraron una reducción del VEF1 y la relación VEF1/
CVF con el uso de esteroide inhalado, lo mismo que el estudio de Valk y asocia-
dos.
Aunque los esteroides no mejoran la tasa de declinación del VEF1, mejoran la
sintomatología, sobre todo en los pacientes que cursan con hiperreactividad
bronquial.18
función pulmonar. Debido a que es una enfermedad progresiva, lo único que pue-
de modificar su evolución es el cambio en el hábito tabáquico, ya que la patogenia
de la EPOC comprende colapsabilidad bronquial y pérdida de elasticidad pulmo-
nar. Se observa que los esteroides causan mejoría sólo durante un corto tiempo.
Los pacientes con EPOC tienen cuatro exacerbaciones por año en promedio y la
inflamación en la EPOC es secundaria al aumento de neutrófilos y monocitos
(son activados en gran medida por el consumo de tabaco).20,21 Los esteroides ora-
les incrementan los neutrófilos al aumentar el tiempo de vida de éstos por una in-
hibición de la apoptosis neutrofílica; sin embargo, Thompson demostró que el es-
teroide inhalado no reduce el número de neutrófilos en la vía aérea,20 sino sólo
la cuenta total. Llewellyn–Jones y col. observaron una reducción de la actividad
quimiotáctica del esputo después de ocho semanas de tratamiento con 1 500 mg
de fluticasona (sólo 17 pacientes), así como un beneficio en la relación proteasa–
antiproteasa.
Confalonieri y col. demostraron también la reducción de neutrófilos en esputo
con 500 mg de beclometasona inhalada durante dos meses. Pizzichini y col. obser-
varon que los pacientes con más de 3% de eosinófilos en expectoración (18 pa-
cientes) tratados con 2 a 30 mg de prednisona al día obtuvieron beneficios en la
disnea, la calidad de vida y el VEF1(E), y durante las exacerbaciones mejoraron
la PaO2, la diferencia alveoloarterial y la función pulmonar.
Los pacientes que responden mejor a los esteroides no lo hacen cuando no hay
exacerbaciones (Weir y col.) y se ha visto que con el tratamiento durante dos
semanas de esteroides orales algunos responden y otros no.
La revisión de 10 estudios aleatorizados, controlados por placebo en estudios
cortos y 2 de 6 estudios largos aleatorizados, controlados por placebo (6 meses)
con esteroides inhalados por 3 a 12 semanas no modifican las respuestas en VEF1,
el flujo pico o la reactividad a la histamina, pero sí se observa una mejoría en la
tolerancia al ejercicio, los síntomas y la calidad de vida.20 Los resultados del estu-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
S Budesonida.
S Dipropionato de beclometasona.
S Propionato de fluticasona.
S Flunisolide.
S Triamcinolona.21
62 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 6)
Vía oral
INTERVENCIONES RECOMENDABLES
Vacunas
Tolerancia al ejercicio
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
INTERVENCIONES CUESTIONABLES
Mucolíticos
Acción de mucocinéticos
La relación entre las dos capas de moco y las alteraciones entre las dos capas
pueden lograrse con un tratamiento tópico con agua y otros fármacos.
Los fármacos mucocinéticos se dividen en los que aumentan el espesor de la
capa sol y los que disminuyen la viscosidad de la capa gel.
Los pacientes con trastornos respiratorios graves están deshidratados por una
respiración rápida y profunda, que incrementa la cantidad de vapor de agua que
se pierde en la espiración o por la ansiedad y la fiebre que provocan transpiración
o son consecuencia de la poca ingesta de líquido por disnea y agotamiento, que
produce una disminución del componente seroso de las secreciones de glándulas
bronquiales y junto con las caliciformes excretan secreciones más viscosas, dis-
minuyendo el espesor de la capa de sol y aumentando la densidad de la capa gel.
Esto puede mejorarse con la nebulización de agua o solución electrolítica en la
mucosa traqueobronquial.
68 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 6)
Inhibidores de fosfodiesterasa
Inhibidores de leucotrienos B4
Antileucotrienos
Antioxidantes
Ácido retinoico
Nutrición
Se han descrito tres posibles mecanismos por los cuales los pacientes con EPOC
pueden mejorar al requerir ventilación no invasiva (VNI): mejoría en los gases
arteriales durante el sueño, efecto directo en la mecánica respiratoria y en la dis-
minución del trabajo de los músculos respiratorios, causando una disminución
de la fatiga respiratoria; se ha descrito una reducción de 40 a 50% de la actividad
eléctrica del diafragma, valorado por electromiografía. El uso de PEEP extrín-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
seco también mejora el trabajo del diafragma (de 80 a 90% del PEEP intrínseco).
En los pacientes con EPOC e hipercapnia crónica, la VNI mejora los gases san-
guíneos y disminuye el esfuerzo de los músculos inspiratorios. El uso de ventila-
ción, tanto en inspiración como en espiración, mejora el trabajo del diafragma (10
y 5 mmHg) y ha mostrado una reducción de PTPdi (presión dinámica por el dia-
fragma). No se han observado cambios significativos en el pH, el pO2 y el pCO2.
Evaluación farmacoeconómica de la
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (alfa)
cados con base en GOLD 2003, 209 estadio I, 114 estadio II, 90 estadio III. Del
estadio I ninguno murió y terminaron el estudio 91%; del II fallecieron 20 y ter-
minaron el estudio 86%; y del III murieron 30 y sólo 58% completaron el estudio.
Los fármacos utilizados en el estadio I fueron los broncodilatadores, los anticoli-
nérgicos y las xantinas; sólo 5% recibieron esteroides en algún momento. En el
estadio II y III no hubo pacientes con monoterapia, pues recibieron entre 2 y 4
fármacos: betaagonistas más ipratropio, teofilina, esteroides y antibióticos, y
oxígeno. El costo total del estadio III fue 6.5 veces mayor que el del estadio I. Del
total, 15% fueron atendidos por un neumólogo y se tuvo un gasto de atención mé-
dica de casi el doble, por lo que se concluyó que la gravedad de la EPOC y el tipo
de fármacos usados influyen en el subsecuente costo del tratamiento. La grave-
dad también se correlaciona con el número de consultas de forma externa y en
los servicios de urgencias y hospitalización.
REFERENCIAS
1. Tercer Consenso Mexicano para el Diagnóstico y Tratamiento de la EPOC. Guías para el
Diagnóstico y el Tratamiento de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. Neumol Cir
Tórax 2007;66(2):2–76.
2. Global strategy for the diagnosis, management, and prevention of chronic obstructive pul-
monary disease. Document 2006. NHLB/WHO Global initiative for chronic lung disease.
www.goldcopd.org.
3. Kerstjens HAM: Stable chronic obstructive pulmonary disease. Br Med J 1999;319(7208):
495–500.
4. Morgan MDL, Britton JR: Chronic obstructive pulmonary disease. 8: Non–pharmacolog-
ical management of COPD. Thorax 2003;58:453–457.
5. Donohue JF: Therapeutic responses in asthma and COPD. Chest 2004;126:125S–137S.
6. Coleman T: Smoking cessation: integrating recent advances into clinical practice. Thorax
2001;56:579–582.
7. Jorenby DE et al.: Varenicline phase 3 study group. Efficacy of varenicline, an alpha4beta2
nicotinic acetylcholine receptor partial agonist, versus placebo or sustained–release bupro-
pion for smoking cessation; a randomized controlled trial. JAMA 2006;296:56–63.
8. Bailey WC, Tashkin DP: Pharmacologic therapy. Novel approaches for chronic obstruc-
tive pulmonary disease. The Proceedings of the American Thoracic Society 2007;4:543–
548.
9. Barnes PJ: Chronic obstructive pulmonary disease. 12: New treatments for COPD. Thorax
2003;58:803–808.
10. Sutherland ER, Cherniack RM: Management of chronic obstructive pulmonary disease.
N Engl J Med 2004;350:2689–2697.
11. Guyatt GH, McKim DA et al.: Appropriateness of domiciliary oxygen delivery. Chest
2000;118:1303–1308.
12. Bertram JF, Goldie RG et al.: Correlations between pharmacological responses and struc-
ture of human lung parenchyma strips. Br J Pharmacol 1983;80:107–114.
13. Casaburi R, Kukafka D et al.: Improvement in exercise tolerance with the combination
of tiotropium and pulmonary rehabilitation in patients with COPD. Chest 2005;127:809–
817.
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Tratamiento 75
14. Zu Wallack CB, Kesten S: Improvement in resting inspiratory capacity and hyperinflation
with tiotropium in COPD patients with increased static lung volumes. Chest 2003;124:
1743–1748.
15. Kesten S, Michele J et al.: Pooled clinical trial analysis of tiotropium safety. Chest
2006;130:1695–1703.
16. Casaburi R, Briggs DD et al.: The spirometric efficacy of once–daily dosing with tiotro-
pium in stable COPD. A 13–week multicenter trial. Chest 2000;118:1294–1302.
17. Johnston ID: Theophylline in the management of airflow obstructive. 2: Difficult drugs to
use few clinical indications. Br Med J 1996;300(6729):924–931.
18. Paul MSF, Sin DD: Effects of corticosteroids on systemic inflammation in chronic obstruc-
tive pulmonary disease. The Proceedings of the American Thoracic Society 2005;2:78–82.
19. Panettieri RA: Effects of corticosteroids on structural cell in asthma and chronic obstruc-
tive pulmonary disease. The Proceedings of the American Thoracic Society 2004;1:231–
234.
20. Postma DS, Kerstjens HAM: Are inhaled glucocorticosteroids effective in chronic
obstructive pulmonary disease? Am J Respir Crit Care Med 1999;160(5):S66–S71.
21. Goldstein MF, Fallon JJ et al.: Chronic glucocorticoid therapy–induced osteoporosis in
patients with obstructive lung disease. Chest 1999;116:1733–1749.
22. Gorse GJ, O’Connor TZ et al.: Impact of a winter respiratory virus season on patients with
COPD and association with influenza vaccination. Chest 2006;130:1109–1116.
23. Lee TA, Weaver FM et al.: Impact of pneumococcal vaccination on pneumonia rates in
patients with COPD and asthma. J Gen Intern Med 2007;22(1):62–67.
24. Seamark DA, Seamark CJ et al.: Palliative cares in chronic obstructive pulmonary dis-
ease: a review for clinicians. J R Soc Med 2007;100:225–233.
25. Poole PJ, Blank PN: Oral mucolytic drugs for exacerbations of chronics obstructive pul-
monary disease systematic review. BMJ 2001;322(7297):1271–1276.
26. Kilfeather S: 5–lipooxygenase inhibitors for the treatment of COPD. Chest 2002;121:
197S–200S.
27. Van der Vaart H, Koëter GH et al.: First study of infliximab treatment in patients with
chronic obstructive disease. Am J Respir Crit Care Med 2005;172:465–469.
28. Foral PA, Malesker MA et al.: Nebulized opioids use in COPD. Chest 2004;125:691–694.
29. Steiner MC, Barton RL et al.: Nutritional enhancement of exercise performance in chronic
obstructive pulmonary disease: a randomized controlled trial. Thorax 2003;58:745–751.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
30. Hilleman DE, Dewan N et al.: Pharmacoeconomic evaluation of COPD. Chest 2000;118:
1278–1285.
31. Vitacca M, Nava S et al.: The appropriate setting of invasive pressure support ventilation
in stable COPD patients. Chest 2000;118:1286–1293.
76 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 6)
7
Prevención. Manejo de los factores
de riesgo. Clínica contra el tabaco
Angélica Ocampo, Ernestina Ramírez Casanova
ANTECEDENTES
Los antecedentes del hábito de fumar se remontan al siglo VIII, cuando apareció
la civilización maya en Mesoamérica, mucho antes del descubrimiento de Amé-
rica. Es posible que también esta historia sea compartida por los pueblos indíge-
nas del Caribe y de América del Norte. En un principio, el acto de fumar no era
precisamente un hábito sino que tenía un carácter ritual y en ocasiones significaba
un compromiso de paz entre dos grupos diferentes.
Los indígenas americanos cultivaban el tabaco, que es una solanácea que crece
principalmente en el hemisferio oriental. Actualmente se cultiva en Turquía, Ru-
sia y otros países europeos. Con asombro, los conquistadores españoles vieron
a los indios fumar rollos de tabaco.1 En Uaxactún, Guatemala, hay estelas labra-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
das que evidencian que los sacerdotes fumaban.2 Sahagún también vio fumar a
los aztecas, y en América del Norte, en Ontario, el tabaco se utilizaba desde en-
tonces.
Linneo llamó al tabaco Nicotiana tabacum l, que ya era conocido desde 1561
en Europa y su consumo pronto se extendió; existen otras especies, pero la origi-
nal es la más conocida. La planta alcanza una altura de hasta 2 m, sus hojas pue-
den tener un gran tamaño, hasta 90 cm, y su nombre náhuatl es quáuhyetl (men-
cionado en el Códice Pomar, Nicolás Monardés, 1590); Francisco Hernández, en
su Historia Natural de la Nueva España lo registra con el nombre de picietl. El
tabaco fue empleado como medicamento para quitar el asma, curar heridas y en
enemas, entre otras aplicaciones. Una forma de polvo de tabaco, el rapé, se utilizó
77
78 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 7)
ampliamente en los siglos XVIII y XIX como signo de distinción social. Actual-
mente el tabaco se presenta en cigarros puros, en cigarrillos y en picadura para
pipas. Hoy lo consumen los deportistas en forma de pasta para mascar; los ciga-
rrillos son actualmente la presentación más empleada con un alarmante consumo
mundial de muchos millones cada día, principalmente por jóvenes.
Sin embargo, con estudios de seguimiento cuidadoso, se determinó con exacti-
tud que el hábito de fumar tabaco está ligado estrechamente a diversas enferme-
dades como bronquitis, enfisema y cáncer de pulmón, y de otros órganos. Esto
preocupa a los gobiernos de todo el mundo, por el alto costo que representa la
atención de estos enfermos y el problema socioeconómico que significa el ausen-
tismo consecuente.
ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS
Desde hace varios años, hay evidencias que demuestran que el tabaquismo en
cualquiera de sus formas, sobre todo cigarrillos, es una de las principales causas
prevenibles de enfermedad y riesgo de muerte prematura en el grupo de enferme-
dades crónicas que presentan los fumadores.
Cada año el tabaco es responsable de la muerte de tres millones de personas,
a razón de una defunción cada 10 seg, y esta cantidad seguirá aumentando si no
se revierten las tendencias actuales de consumo. La Organización Mundial de la
Salud (OMS) estima que a menos que se reviertan los patrones actuales de con-
sumo, para el año 2020 y comienzo de 2030 el tabaco será responsable de al me-
nos 10 millones de muertes anuales; 70% (7 millones) ocurrirán en los países en
vías de desarrollo. La mayoría de estas muertes se presentarán en personas que
fuman actualmente.3
El consumo de tabaco difiere en los distintos países, de acuerdo con su desarro-
llo y las muertes asociadas significativamente con el tabaco; de éstas, un número
importante se debe a problemas relevantes de salud pública, como las enfermeda-
des cardiovasculares y respiratorias.
Aun los que no fuman se ven afectados por el tabaco; desde 1986 se confirmó
que la exposición al humo de tabaco en el ambiente (HTA) hace que el grupo de
Prevención. Manejo de los factores de riesgo. Clínica contra el tabaco 79
En México se estima que 122 personas mueren diariamente por causas asociadas
con el tabaco. Actualmente es una enfermedad no transmisible que, de no estable-
cer medidas integrales para su control, rebasará la capacidad sanitaria que se re-
quiere para su atención.
En el Programa de Acción contra el Tabaquismo 2001 se ubica al hábito de
fumar como una patología que requiere atención urgente, considerada por algu-
nos especialistas como la epidemia del siglo. Los datos demuestran que este hábi-
to tiene una fuerte vinculación con los principales indicadores de morbilidad y
mortalidad del país.
Desde 1980 las enfermedades del corazón constituyen la primera causa de
mortalidad; en 1998 representaron 15.4% de todas las defunciones. Más de la mi-
tad de estos casos (62.4%) corresponde a cardiopatía isquémica asociada con ta-
baquismo como uno de los factores de riesgo prevenibles (cuadro 7–1).4
Desde 1993 las enfermedades cerebrovasculares han ocupado el quinto lugar
como causa de mortalidad y de los tumores malignos; en el 2_ lugar los principa-
les son el cáncer pulmonar, de tráquea y de bronquios; 90% de ellos están asocia-
dos directamente con el tabaquismo. La tasa de muerte por cáncer de pulmón ha
aumentado en ambos sexos durante los últimos años en una relación de 2.5 hom-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
bres por cada mujer. Entre 1992 y 1998 la mortalidad por tumores malignos en
los labios, la cavidad bucal y la faringe tendió a incrementarse, y alcanzó 735 ca-
sos en el último año.5
La Encuesta Nacional de Adicciones de 1998 señala que en México 27.7% de
los habitantes urbanos entre 12 y 65 años de edad fuma (13 millones de fumado-
res), 54.4% no fumaban y 14.8% eran ex fumadores. Con respecto al género,
42.9% de los varones fuma en comparación con 16.3% de las mujeres. Según la
encuesta, el grupo con mayor prevalencia es de 18 a 29 años de edad (38.1%) y
que conforme avanza la edad, el consumo de tabaco disminuye a 11.2% en el gru-
po de 50 a 65 años. Con respecto a la edad de inicio, 61.4% comenzó a fumar antes
de los 18 y los 25 años; y sólo 5.5% después de los 25 años (figura 7–1).
En la distribución de fumadores según edad y escolaridad se encontró que el
grupo de 18 a 29 años, con escolaridad secundaria, es de 35%; el grupo compren-
80
Cuadro 7–1. Evolución del lugar que ocpuan las enferemedades relacionadas con el tabaquismo, entrelas principales
causas de mortalidad general en México, 1950–1998
Causa 19501 19602 19703 19804 19905 19925 19935 19945 19955 19965 19975 19986
Tumores malignos – 6º 5º 5º 2º 2º 2º 2º 2º 2º 2º 2º
Enfermedad cerebrovascular – – 7º 7º 8º 6º 5º 5º 5º 5º 5º 6º
Bronquitis crónica, enfisema pulmonar – – – – 12º 14º 14º 14º 14º 13º 13º 15º
* Incluye cáncer de tráquea, bronquios y oulmón; cáncer de estómago y del cuello del útero.
Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica
Fuentes; 1, DGE/SIC, 1960; Estadísticas Vitales de México. 2. DGE/SSA, 1970; Compendio de Estadísticas Vitales de México.
3. DGE/SSA, 1980; Tabulaciones de defunciones. 4. INEGI/SPP, 1988. 5. SSA/INEGI, Mortalidad 1990, 1992–1997 México,
Estadística Demográficas. 6. INEGI, 1998.
(Capítulo 7)
Prevención. Manejo de los factores de riesgo. Clínica contra el tabaco 81
Ã
Fumadores
80
Ex fumadores
60
54.6
Ã
57.4
No fumadores
52.6
Porcentaje
40
0
1988 1993 1998
Figura 7–1. Prevalencia del consumo de tabaco. Población urbana en México, 1988,
1993, 1988. Fuente: DGE/EMP/CONADIC. Encuesta Nacional de Adicciones. 1990,
1993, 1988. México.
dido entre los 30 y los 39 años, también con secundaria, es de 34.4 %; en el grupo
entre 40 y 49 la prevalencia mayor fue con primaria, 39.3%, y de 50 a 65, con
primaria, fue de 60.2%.6
Se han empleado diversos métodos para apoyar el abandono del cigarrillo, aun-
que su efectividad varía en su impacto sobre la salud pública. Schwartz señala que
entre los fumadores que desean dejar de fumar el método más usado es el indivi-
dual, de 80 a 90%, y que sólo 10% requieren programas estructurados.
En EUA han dejado de fumar cerca de 40 millones de adultos, lo que repre-
senta casi la mitad de todos los adultos fumadores. El tabaquismo con cigarrillos
sigue siendo un hábito difícil de romper. Algunos resultados indican que muchos
fumadores deben intentarlo varias veces antes de poder renunciar totalmente al
tabaco. Aunque la mayoría de las personas que dejan de fumar lo hacen sin recu-
rrir a ayuda profesional o a un programa organizado, muchos fumadores son inca-
paces de detener el hábito por sí mismos y solicitan ayuda para lograrlo. Como
reacción a esta necesidad, se ha desarrollado una gran variedad de métodos para
dejar de fumar.7
82 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 7)
MÉTODO INDIVIDUAL
En EUA se estima que 70% de los fumadores de cigarrillos acuden a consulta mé-
dica cada año, lo que implica que tuvieron contacto directo con médicos cuya opi-
nión puede tener un gran impacto sobre la disminución del consumo de tabaco.
Se estima que con el consejo médico se puede convencer por lo menos a 5% de
los fumadores para que dejen este hábito, lo que representa aproximadamente dos
millones de ex–fumadores en ese país.8
Prevención. Manejo de los factores de riesgo. Clínica contra el tabaco 83
MÉTODOS ESTRUCTURADOS
Psicoterapia conductual
Con este método los fumadores aprenden a analizar las características de su hábi-
to, con el fin de identificar con precisión los elementos condicionantes que lo pro-
84 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 7)
Reestructuración cognoscitiva
Los esquemas utilizados para ayudar al que quiere dejar de fumar son diversos;
algunos se enfocan en las características físicas de la adicción y otros en los as-
pectos conductuales. Las terapias de reemplazo de nicotina (chicles, parches o
inhaladores) y el uso de medicamentos, como antidepresivos, abordan las carac-
terísticas físicas de la adicción. La terapia de reemplazo de nicotina (TRN) es uno
de los medios disponibles más efectivos para ayudar a los fumadores dependien-
tes de la nicotina a dejarla; se basa en tres factores: los síntomas del síndrome de
abstinencia del tabaco se deben en gran parte a la depleción de nicotina, la severi-
dad de los síntomas del síndrome son la razón más común para recaer y el reem-
plazo de la nicotina aliviará los síntomas de la abstinencia y permitirá al fumador
enfrentar los aspectos no farmacológicos de la adicción.
Entre los diferentes métodos de TRN se encuentran los siguientes:
cuando a lo largo del día se masca para absorber una cantidad de nicotina
equivalente a la que se asimilaría fumando, es difícil que esto ocurra.
S Parche con nicotina: se utiliza durante el día para proporcionar un reem-
plazo controlado y continuo de nicotina. Aunque la absorción de nicotina
de esta formulación es menor que la del chicle, es más predecible y se evitan
fluctuaciones en las concentraciones plasmáticas de nicotina. Es fácil de
aplicar y tiene mínimos efectos indeseables, lo que da como resultado la
mejor adaptación y mejores resultados en el tratamiento. Entre sus desven-
tajas está el desarrollo de tolerancia total de los efectos de la nicotina, per-
diéndose los efectos terapéuticos, con consecuencias potencialmente ad-
versas para la salud al conservarse concentraciones de nicotina durante 18
y 24 h.
S Inhalador: es una forma de dosis única que proporciona nicotina saturada
en el aire por vía de inhalación oral. La liberación de la nicotina se controla
por la inhalación de aire, el cual se satura con nicotina vaporizada, a través
de un tubo que contiene un tapón polietileno poroso impregnado de esta
sustancia. Los niveles que se administran son equivalentes a un tercio de los
que se alcanzan por fumar cigarros. Este método de TRN se enfoca en los
componentes tanto físicos como conductuales de la suspensión del taba-
quismo, ofreciendo beneficios como el reemplazo conductual, un régimen
de dosis flexible que permite la administración de nicotina ad libitum, mini-
miza la transición del tabaquismo y ocasiona pocos eventos adversos. Entre
las desventajas se encuentran la irritación en nariz, garganta y boca, tos, aci-
dez y náuseas.12–14
S Terapia no nicotínica: se encuentran los antidepresivos como el ibupro-
pión, que es el único que ha demostrado utilidad clínica. Es un medicamen-
to que en EUA se empleó inicialmente como un antidepresivo; observacio-
nes anecdóticas refirieron su utilidad como auxiliar para dejar de fumar. En
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
un mes, ha hecho varios intentos por dejar o reducir la cantidad de cigarrillos fu-
mados sin éxito (recaídas), que al tratar de dejar de fumar desarrolla síntomas de
abstinencia y que a pesar de los padecimientos físicos serios que presenta conti-
núa fumando, aun sabiendo que se exacerban con el uso del tabaco.
Una forma fácil de clasificar a un fumador como farmacodependiente a la
nicotina es la aplicación del cuestionario de Fagerström;16 una calificación de 5
o más puntos indica dependencia (cuadro 7–2).
Se localizan en el primer nivel de atención; las áreas de aplicación son los consul-
torios y centros de salud o de atención primaria, en donde los objetivos son:
Interrogatorio
No Fuma Sí
Señale la importancia
Se le felicita de dejar de fumar
Figura 7–2. Primera etapa del procedimiento para dejar el hábito tabáquico.
Para los pacientes que han recaído, discuta el proceso; pregunte acerca de las cir-
cunstancias de la reincidencia; si lo considera apropiado, fije una nueva fecha
para que dejen de fumar y, en el caso de que no puedan abandonar el hábito, refié-
ralos a una clínica especializada (estructurada).
Sí No
Figura 7–3. Tercera etapa del procedimiento para dejar el hábito tabáquico.
90 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 7)
Seguimiento
Se le felicita Se le pregunta
y se le motiva si tiene problemas
a continuar para el abandono
Se refiere a clínica
contra el tabaquismo
Figura 7–4. Cuarta etapa del procedimiento para dejar el hábito tabáquico.
CLÍNICA ESTRUCTURADA
En las clínicas estructuradas, el tratamiento tiene tres etapas, cada una de ellas
con acciones específicas:
Prevención. Manejo de los factores de riesgo. Clínica contra el tabaco 91
Prevención: Asistencia:
A todos los niveles Población de alto riesgo
de atención y patología secundaria
al tabaco
S Para realizar estas acciones, la clínica especializada deberá contar con los
recursos, técnicos de laboratorios y equipo necesarios para poder detectar
el daño ocasionado por el tabaquismo, y referir al paciente con un especial-
ista en caso necesario.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Área médica
Valoración
Diagnóstico
Tratamiento
Figura 7–6. La parte del área médica consiste en la realización de una serie de estudios
para la detección temprana de cáncer pulmonar, evaluación de la función pulmonar
(EPOC) y determinación de riesgo cardiovascular.
92 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 7)
A los pacientes que llegan a la clínica se les informa conjuntamente el daño orgá-
nico y el aspecto psicológico, y parte del éxito del programa se debe a una buena
selección de los integrantes de cada grupo. Cada uno estará formado por 8 a 12
personas y se realizarán 8 sesiones de 90 min cada una, dos veces por semana,
con seguimiento a los 8 y 15 días, y 1 y 2 meses, formándose grupos de ex fuma-
dores como reforzadores a largo plazo. El flujograma para inclusión se presenta
en la figura 7–7.
Una vez incluido el paciente en su grupo, su estudio se inicia con el aspecto
psicológico, en donde se utiliza la terapia cognoscitivo–conductual (reestructu-
ración cognoscitiva) de Albert Ellis, en la que se examina la percepción, el pensa-
miento y los aspectos emocionales, ayudando al paciente a reconocer sus conduc-
Recepción
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Programa de tabaquismo
Referencia
Figura 7–7.
94 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 7)
Otros EPOC
14% 21%
ÃÃÃÃÃÃÃÃ
Bronquitis
crónica
ÃÃÃÃÃÃÃÃ
19%
Enfisema
ÃÃÃÃÃÃÃÃ
12%
ÃÃÃÃÃÃÃÃ
ÃÃÃÃÃÃÃÃ
ÃÃÃÃÃÃÃÃ
Bronquitis
aguda
ÃÃÃÃÃÃÃÃ
11% Normal
En los últimos cinco años, la Clínica contra el Tabaquismo ha tratado a 1 666 per-
sonas, de las cuales la mitad (833 fumadores) han ingresado al programa para su
rehabilitación; 459 (55%) son mujeres y 374 (45%) hombres. El promedio de
edad fue de 45 años. La efectividad al término de la terapia fue de 100% y se tuvo
una reincidencia de 40% al año de seguimiento.
Por otro lado, se ha informado en pláticas a más de 4 265 personas sobre los
daños a la salud que ocasiona el tabaquismo, y a más de 10 000 con la repartición
de trípticos y conferencias (figura 7–8).
REFERENCIAS
1. Schele L, Miller ME: The blood of kings, dinasty and ritual in Mayan art. Kimbell Art Mu-
seum. Nueva York, George Braziller, 1986:11.
Prevención. Manejo de los factores de riesgo. Clínica contra el tabaco 95
aire; las células ciliadas a lo largo del tracto respiratorio “barren” constantemente
partículas extrañas hacia la faringe, de modo que pasen al tracto digestivo y se
eliminen por esta vía. El epitelio de los alveolos contiene macrófagos encargados
de fagocitar y eliminar el material inerte y los microorganismos que se aspiran.1
97
98 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 8)
CO 2 O2
Figura 8–1. Intercambio gaseoso. Disponible en: Gomersail C: Respiratory failure. http:
//www.aic.cuhk.edu.hk/web8/resp.
Por ejemplo, las deficiencias proteicas y férricas traen como consecuencia ba-
jos niveles de hemoglobina, y con ello una disminución en el tejido pulmonar co-
nectivo transportador de oxígeno, el cual requiere vitamina C pues está compuesto
de colágeno. De esta manera, un estado nutricio adecuado y ciertos nutrimentos
específicos son necesarios para la formación, desarrollo, crecimiento y protec-
ción del sistema respiratorio.1
Los músculos respiratorios se ven afectados cuando hay una ingestión energé-
tico–proteica inadecuada: hay un descenso en la fuerza de acortamiento muscu-
lar, de manera que se compromete aún más la función respiratoria del paciente.
Además, la ingestión no adecuada se ha correlacionado de manera significativa
con un mal pronóstico en los pacientes con enfermedad pulmonar. La desnutri-
ción atrofia el sistema inmunitario, dejando al paciente en riesgo de contraer in-
fecciones respiratorias.2,3
Finalmente, los pacientes con enfermedad pulmonar que son hospitalizados
y desnutridos tienen una mayor probabilidad de tener una estancia intrahospitala-
ria más prolongada y muestran un incremento en la mortalidad y morbilidad en
comparación con los pacientes con un estado nutricio adecuado; de esta manera,
el estado nutricio representa un indicador del pronóstico general del paciente.1,4,5
Si el estado nutricio se deteriora, la musculatura respiratoria también lo hace
y esta condición pulmonar favorece la progresión a un estado de desnutrición se-
vera con deterioro clínico importante: disminución en la ventilación, disminu-
ción en la función respiratoria muscular, alteraciones en el parénquima pulmonar,
retención de secreciones y depresión de los mecanismos inmunitarios del pul-
Consideraciones nutricionales en el paciente con enfermedad... 99
món; todos estos síntomas pueden hacer necesaria la ayuda ventilatoria. Es posi-
ble observar que el paciente con enfermedad pulmonar tiende a entrar en un círculo
vicioso que termina en un estado nutricio y clínico inadecuado.6,7 Adicional-
mente, se presentan trastornos electrolíticos como hipofosfatemia e hipomagne-
semia, mismos que intensifican la debilidad muscular.7
Bronquios
normales
Bronquios
inflamados
Bronquitis crónica
En los fumadores
se acelera la degradación
de elastina
alveolos
normales Alveolos
afectados
Elastina
Enfisema
te tienen sobrepeso, se les llama “soplador rosado” (pink buffer) por las caracte-
rísticas físicas que presentan; hay hipoxia prominente, se incrementan los valores
de hematócrito y el cor pulmonale aparece de manera temprana (figura
8–3).1,6,8,10
EVALUACIÓN NUTRICIONAL
Figura 8–4. Medición del pliegue cutáneo tricipital. Disponible en: Body fat caliper.
http://www.healthgoods.com/Shopping/Health_and_Fitness_Products/Slim_Guide_
Body_Fat_Skinfold_Caliper.asp.
Consideraciones nutricionales en el paciente con enfermedad... 103
Los puntos de corte de acuerdo con los diversos indicadores incluyen (cuadro 8–2):
ENERGÍA
El paciente con EPOC presenta una serie de factores que dificultan la satisfacción
de necesidades energéticas (cuadro 8–3).1
Consideraciones nutricionales en el paciente con enfermedad... 105
Macronutrimentos
Micronutrimentos
REFERENCIAS
1. Mueller DH: Medical nutrition therapy for pulmonary disease. En: Mahan LK, Escott–Stump
S: Krause’s food, nutrition, & diet therapy. 11ª ed. EUA, Saunders, Elsevier; 2004:937–948.
2. Entrenas CLM, Domínguez PT, Checa PJM, Antonio G JM, Fuentes OF: ¿Es útil la repleción
nutricional en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica? Neumosur 1991;3(1):41–49.
3. Gray DK, Carrey Z, Martin JG: Postprandial dyspnea and malnutrition in patients with
chronic obstructive pulmonary disease. Clin Invest Med 1998;21(3).
4. Alcolea S, Villamor J, Álvarez SR: Nutritional status in COPD. Arch Bronconeumol 2007;
43(5):283–288.
5. Thorsdottir I, Gunnarsdattir I, Eriksen B: Screening method evaluated by nutritional
status measurements can be used to detect malnourishment in chronic obstructive pulmo-
nary disease. J Am Diet Assoc 2001;101(6):648–654.
6. Fuchs V, Malhotra AK, Latifi R: Nutrition support in patients with pulmonary failure and
ARDS. En: Latifi R, Dudrick SJ (eds.): The biology and practice of current nutritional sup-
port. 2ª ed. EUA, Landes Bioscience, 2002:378–388.
7. Duarte MM, Crespo AM, León D, Larrondo H, Herrera ML et al.: Nutrición y función
respiratoria. Acta Medica 2003;11(1).
8. Cochrane WJ, Afolabit OA: Investigation into the nutritional status, dietary intake and
smoking habits of patients with chronic obstructive pulmonary disease. J Hum Nutr Dietet
2004;17:3–11.
9. Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease (GOLD): Global strategy for the diag-
nosis, management, and prevention of COPD. http://www.goldcopd.com/Guidelineitem.
asp?l1=2&l2=1& intId=989.
10. Planas M, Álvarez J, García PPA, de la Cuerda C, de Lucas P et al.: Nutritional support
and quality of life in stable chronic obstructive pulmonary disease (COPD) patients. Clin
Nutr 2005;24:433–441.
11. Nutritional screening in COPD patients. Nutr Res Newslet 2001. URL: http://findarticles.
com/p/articles/mi_m0887/is_7_20/ai_76751124.
12. Tang NLS, Chung ML, Elia M, Lum CM, Luk JKH et al.: Total daily energy expenditure
in wasted chronic obstructive pulmonary disease patients. Eur J Clin Nutr 2002;56:282–
287.
13. Anker SD, John M, Pedersen PU, Raguso C, Cicora M et al.: ESPEN guidelines on en-
teral nutrition: cardiology and pulmonology. Clin Nutr 2006;25:311–318.
14. Ferreira IM, Brooks D, Lacasse Y, Goldstein RS: Nutritional intervention in COPD: a
systematic review. Chest 2001;119(2):353–363.
15. Ferreira IM, Brooks D, Lacasse Y, Goldstein RS: Nutritional support for individuals with
COPD: a meta–analysis. Chest 2000;117(3):672–678.
16. Chailleux E, Laaban JP, Veale D: Prognostic value of nutritional depletion in patients with
COPD treated by long–term oxygen therapy. Chest 2003;123(5):1460–1467.
17. Braun SR, Dixon RM, Keim NL, Luby M, Anderegg A, Shrago ES: Predictive clinical
value of nutritional assessment factors in COPD. Chest 1984;85(3):353–357.
18. Vázquez L, Rodríguez A: Evaluación nutricional de pacientes con enfermedad pulmonar
obstructiva en un área de salud del municipio Cerro. Rev Cubana Med 2001;40(4):253–258.
19. Zolty P: Nutrition in COPD patients. 1998.
20. Ergun P, Yilmaz U, Aydogdu M, Erdogan Y, Biber C, Altin S et al.: Nutritional status
of COPD patients with acute exacerbation. Turk Toraks Dergisi 2003;51(3):239–243.
21. Chong E: The nutritional status of people with COPD. COPS 2001;11:3–6.
9
Educación y manejo de los factores de
riesgo para el paciente con enfermedad
pulmonar obstructiva crónica
Alfredo Pérez Romo
pacientes con enfermedad grave, o tendrán que ser modificadas y llevadas a cabo
de forma diferente por los que padecen enfermedad moderada. Puede ser de gran
utilidad “instruir” a los enfermos en estrategias que les ayuden a retomar sus labo-
res. Ninguna de las medicaciones existentes para la EPOC ha demostrado modifi-
car la principal característica de esta enfermedad: el progresivo deterioro de la
función pulmonar. Por tanto, el objetivo de la medicación será disminuir los sín-
tomas y las complicaciones.
La EPOC es una afección progresiva, y la única medida que ha demostrado
cambiar la historia natural de la enfermedad es la suspensión del uso de tabaco.
Por ello, deben hacerse todos los esfuerzos posibles que permitan lograr este ob-
jetivo en aquellos pacientes que no han sido capaces de lograrlo.
109
110 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 9)
FACTORES DE RIESGO
Género
Raza
Factores endógenos Hiperactividad bronquial
Bajo peso al nacer
Genes específicos
Tabaco
Dieta
Infecciones
Factores exógenos Tabaquismo pasivo
Otros
El cese del hábito tabáquico es la intervención más efectiva y rentable para redu-
cir el riesgo de desarrollar EPOC y disminuir su progresión. Es importante tener
en cuenta que el abandono del tabaco no es un hecho puntual, sino un proceso que
tiene lugar a lo largo del tiempo, lo que significa que existen numerosas oportuni-
dades en las que los profesionales sanitarios pueden intervenir.
Las estrategias de intervención breve consistentes en consejo médico, apoya-
do con material informativo y seguimiento, proporcionan resultados positivos,
con tasas de abstinencia de 5 a 10% anual. Una intervención más amplia, combi-
112 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 9)
Los pacientes con mayor dependencia o con historia de fracasos previos deben
ser atendidos en una unidad especializada de tratamiento del tabaquismo.
Tratamiento farmacológico
Varencilina
Anfebutamona (bupropión)
Parche de nicotina
1. 21 mg x 4 semanas.
14 mg x 2 semanas.
7 mg x 2 semanas.
2. 15 mg/16 h x 12 semanas.
10 mg/16 h x 2 a 3 semanas.
5 mg/16 h x 2 a 3 semanas.
3. 30 cm/17.5 mg.
20 cm/35 mg.
10 cm/52 mg.
1. Oxigenoterapia.
2. Educación en el uso de la vía inhalatoria.
3. Rehabilitación pulmonar y nutrición.
4. Manejo del insomnio, depresión y ansiedad.
5. Vacunación.
Vacunación
La vacunación antineumocócica y frente al virus de la gripe son importantes me-
didas preventivas en pacientes con EPOC, aconsejadas por el Advisory Commit-
tee on Immunization Practices. La vacuna antineumocócica actual cubre más de
80% de cepas neumocócicas y es efectiva en más de 60% de sujetos inmunocom-
petentes para producir anticuerpos después de una sola dosis. Debe vacunarse
a todos los pacientes de 65 años de edad o más.
La vacunación antigripal se ha mostrado efectiva en reducir las tasas de hospi-
talización por gripe o neumonía y reduce la tasa de mortalidad. Actualmente tam-
bién se dispone de los inhibidores de la neuroaminidasa, que pueden ser útiles en
algunos pacientes para prevenir el desarrollo de la gripe o bien reducir los sínto-
mas cuando se toman de forma precoz en el curso de la enfermedad.
La infección por el virus de la influenza incrementa la mortalidad de los
pacientes con EPOC, por ello se recomienda la vacunación anual. Debe conside-
rarse la profilaxis con amantadina o rimantadina en pacientes no vacunados, du-
rante los periodos considerados como de alto riesgo de contraer la infección por
influenza tipo A. Los inhibidores de neuroaminidasa, como el oseltamivir y el
zanamivir, pueden ser efectivos en individuos con menos de dos días de duración
de los síntomas, aunque este último debe ser evaluado, debido a la posibilidad de
desencadenar broncoespasmo en pacientes con enfermedad pulmonar.
REFERENCIAS
1. Escarrabill J: Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): visión global y continui-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La hipótesis holandesa fue descrita por Orie y col. en el decenio de 1960. En ese
entonces, la tuberculosis era una enfermedad prevalente y todas las afecciones
que presentaban tos y expectoraciones se diagnosticaban como tuberculosis has-
ta no demostrar lo contrario. Los conocimientos sobre la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC) eran escasos.
Cuando la tuberculosis empezó a disminuir fue cuando este grupo de trabajo
holandés sostuvo que las enfermedades de la vía aérea obstructivas eran muy fre-
cuentes; sin embargo, no se conocía a ciencia cierta la patogenia de la enferme-
dad, incluso se confundía el asma con la EPOC. Se mencionaba que había facto-
res genéticos comunes en ambas, aunque se sostenía su diferente etiología.
El fondo genético fue considerado como explicación de la vía aérea hipersen-
sible, aunque existen factores endógenos, como los hormonales, y exógenos,
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
como los alérgicos infecciosos y contaminantes, entre ellos el del humo del ciga-
rro. Orie y col. sugirieron que las manifestaciones de atopia e hipersensibilidad
eran un modelo característico entre pacientes con asma y bronquitis.
Se clasificó a los pacientes según sus síntomas clínicos, como la tos, el esputo,
etc., por factores provocadores, como estímulos alérgicos medioambientales,
alergias a gatos o perros; y estímulos no alergénicos, como el aire frío y la niebla.
La frecuencia de las exacerbaciones se puede distinguir entre pacientes jóve-
nes y pacientes viejos; por ejemplo, puede haber un paciente joven con hiperreac-
tividad y atopia, y otro viejo también hiperreactor sin atopia. Los dos tienen un
cuadro clínico similar, pero son diferentes tipos de enfermedad; sin embargo, lo
importante sería saber si existe reversibilidad a los broncodilatadores o no, lo que
121
122 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 10)
DEFINICIÓN Y PREDOMINIO
EL PAPEL DE LA ALERGIA
REFERENCIAS
1. Bronchitis. Proceedings of an international symposium; 1960. abril 27–29; University of
Groningen, Países Bajos, Assen, Royal Vangorcum, 1961.
2. Sluiter HJ, Koeter G, de Monchy JG et al. The Dutch hypothesis (chronic non–specific
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
En todo grupo humano existe la necesidad de producir energía, y para poder obte-
nerla es indispensable contar con fuentes de abastecimiento de luz, gas, petróleo.
En la producción y distribución de bienes de consumo se requieren infraestruc-
tura y vehículos en los que se transportan esos bienes y servicios, lo que ha lle-
vado al hombre al descargo de productos de combustión. La contaminación del
aire se ha llevado a cabo durante muchos siglos, dando como consecuencia efec-
tos dañinos para la salud. En el siglo XVIII, en Europa occidental se experimentó
un crecimiento desmedido de las ciudades, en donde se asentó una gran cantidad
de obreros, ya que en éstas se desarrollaron las industrias; además del uso domés-
tico, el carbón se convirtió en una fuente de poder.
En aquel momento, las grandes ciudades empezaron a acumular niebla (smoky
fogs) o humos (smogs), particularmente durante el invierno; y los efectos de éstos
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
en los pulmones de los moradores eran cada vez más frecuentes. En el siglo XIX
se empezó a reconocer la mortalidad por enfermedad respiratoria crónica, a pesar
del alto índice que registraban las enfermedades infecciosas. Hacia 1895, los mé-
dicos ingleses atendieron a muchos pacientes que fallecieron por bronquitis, atri-
buyéndoselo al contacto crónico o agudo intenso de humo.
En el siglo XX sucedieron tres eventos muy importantes de polución severa:
en el valle de Mosa, Bélgica, en 1930; en Donora, Pennsylvania, EUA, en 1948;
y en Londres, Inglaterra, en 1952. En estos tres casos se relacionaron de manera
contundente los altos niveles de contaminantes aéreos con la mortalidad ocurri-
da. En Londres, los niveles de humo eran de 1 600 g/m3, cuatro veces los valores
normales. Se demostró el aumento alarmante de humo negro y dióxido de azufre
125
126 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 11)
que sea un factor de más peso para desarrollar patología respiratoria aguda, que
con el tiempo podría ser crónica.
Existen algunos ejemplos en lugares donde había concentraciones altas de
contaminantes en el aire, producto de la presencia de industrias de la fundición
del acero. En el Valle de Utah se observó un notable aumento de infecciones y
enfermedad respiratoria. Ante estas evidencias, se cerró la fábrica y el resultado
fue la disminución sustantiva de las enfermedades respiratorias agudas de un año
a otro, así como la disminución de las concentraciones de contaminantes en el
aire.
Es importante recalcar que existen concentraciones de exposición normales a
partículas en el aire y se puede decir que concentraciones máximas de 13.1 m
/m3, lo que equivale a cinco partes por millón (ppm), pueden sólo dar cambios
mínimos en la función pulmonar; cuando existe una mayor concentración de par-
tículas, los síntomas respiratorios pueden ser más severos, sobre todo en pacien-
tes asmáticos o hiperreactores, siendo más sensibles al ozono y al dióxido de
nitrógeno.
El mecanismo de daño está bien establecido, ya que se estimula la formación
de radicales libres superóxido, aniones y radicales sulfhidrilo. Estos radicales in-
ducen los mecanismos de la inflamación y traen como consecuencia daño en los
tejidos. Asimismo, los radicales sulfhidrilo retrasan la activación de la alfa1 anti-
tripsina, dando como resultado el aumento de las proteasas y con esto daño en el
parénquima y en el tejido bronquial. Cuando se inhalan partículas, los macrófa-
gos los fagocitan, lo que induce los mecanismos de la inflamación, aumentándose
la secreción de mediadores como la IL–8 y el factor de necrosis tumoral (TNF).
Se ha mencionado que si fallan los mecanismos de “limpieza” o “aclaramien-
to” de las vías aéreas y de la respuesta fagocítica, o si la carga de partículas es
excesiva, se puede llevar a cabo la intersticialización, que se refiere a la presencia
de partículas o sustancias, ya no en el alveolo, sino en el propio intersticio. Ya
estando ahí. seguirán otros mecanismos normales de aclaración por medio de los
linfáticos, pero también se estimularía a los histiocitos, que son macrófagos, pro-
duciendo daño intersticial.
REFERENCIAS
1. Brimblecombe P: Air pollution and health history. En: Holgate ST, Samet JM, Koren HS,
Maynard RL (eds.): Air pollution and health. Londres, Academic Press, 1999:5–18.
2. Russell WT: The influence of fog on mortality from respiratory diseases. Lancet 1924:
335–339.
3. Ministry of Health (UK): Mortality and morbidity during the London fog of December
1952. Londres, HMSO, 1954. Reports on Public Health and Medical Subjects No. 95.
4. Logan WPD: Mortality in the London fog incident, 1952. Lancet 1953;1:336.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica y la contaminación... 129
5. Bates DV: Setting the stage: critical risks. En: Environmental health risks and public policy.
Decision making in free societies. Seattle, University of Washington Press, 1994:6–56.
6. Voelkel NF, MacNee W: Chronic Obstructive Lung Diseases. Londres, BC Decker, 2002:
145–161.
7. Watt M, Godden D, Cherrie J et al.: Individual exposure to particulate air pollution and
its relevance to thresholds for health effects: a study of traffic wardens. Occup Environ Med
1995;52:790–792.
8. Tobias GA, Sunyer DJ, Castellsague PJ et al.: Impact of air pollution on the mortality and
emergencies of chronic obstructive pulmonary disease and asthma in Barcelona. Gac Sanit
1998;12:223–230.
9. Dab W, Medina S, Quenel P et al.: Short term respiratory health effects of ambient air pol-
lution: results of the APHEA project in Paris. J Epidemiol Community Health 1996;50
(Suppl 1):S42–S46.
10. Jarvis D, Chinn S, Luczynska C, Burney P: Association of respiratory symptoms and lung
function in young adults with use of domestic gas appliances. Lancet 1996;347:426–431.
11. Ostro BD, Lipsett MJ, Mann JK et al.: Air pollution and respiratory morbidity among
adults in southern California. Am J Epidemiol 1993;137:691–700.
12. Ackermann LU, Rapp R: Epidemiological effects of oxides of nitrogen, especially NO2.
En: Holgate ST, Samet JM, Koren HS, Maynard RL (eds.): Air pollution and health. Lon-
dres, Academic Press, 1999:561–584.
13. Harre ES, Price PD, Ayrey RB et al.: Respiratory effects of air pollution in chronic obstruc-
tive pulmonary disease: a three–month prospective study. Thorax 1997;52:1040–1044.
14. Cifuentes LA, Lave L: Association of daily mortality and air pollution in Philadelphia,
1983–1988. J Air Waste Manag Assoc.
15. Delfino RJ, Becklake MR, Hanley JA: The relationship of urgent hospital admissions for
respiratory illness to photochemical air pollution levels in Montreal. Environ Res 1994;
67:1–19.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
130 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 11)
12
Influencia de la infección respiratoria
en el desarrollo de la enfermedad
pulmonar obstructiva crónica
Francisco Pascual Navarro Reynoso, Julio César Zavala Castillo
131
132 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 12)
ÃÃÃÃÃ
Inhalación crónica
de humo de
cigarro,
ÃÃÃÃÃ
Inflamatoria
enfermedad
ÃÃÃ ÃÃÃÃÃ
crónica desde
ÃÃÃÃÃ
la niñez Infección
Broncoespasmo
Mayor daño al
epitelio y tejido
ÃÃÃÃÃ
Hipersecreción
Respuesta inflamatoria inefectiva
para eliminación de la infección
pulmonar Infección persistente y respuesta
inflamatoria crónica
proteínas, entre las que se encuentran los lipooligosacáridos (LOS) y los peptido-
glucanos, los cuales son potentes estímulos proinflamatorios, por lo que la colo-
nización se convierte en un fuego lento que induce de manera crónica y lenta in-
flamación dentro de la vía aérea, lo que condiciona inflamación de las vías aéreas
y los cambios irreversibles estructurales de la misma, con la consiguiente falta
de respuesta a los broncodilatadores.
La presencia de bacterias en el tracto respiratorio no nada más se presenta en
pacientes con EPOC, sino también en fumadores que tienen bronquitis crónica
con poca obstrucción de la vía aérea; por lo tanto, la colonización bacteriana del
tracto respiratorio bajo puede ser un fenómeno temprano en el curso de la enfer-
medad y puede contribuir por consiguiente a la progresión de la EPOC. La colo-
nización se considera como un factor de falta de control aun en pacientes con
EPOC aparentemente estables.
134 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 12)
El uso crónico del tabaco y sus efectos se ha propuesto como un elemento que
fomenta la persistencia bacteriana dentro de la vía aérea, ya que trae como conse-
cuencia la falla de los mecanismos locales de defensa. La presencia de las bacte-
rias estimula la producción de citocinas proinflamatorias, sobre todo las que pro-
mueven la quimiotaxis de los neutrófilos, con la consecuente inflamación de las
vías aéreas. Las exacerbaciones por bacterias o por inhalación aguda de neumotó-
xicos promueven la presencia de elastasas, que contribuyen al daño agudo y pro-
gresivo de la vía aérea, con obstrucción de la misma. Esta inflamación adicional
puede contribuir al componente bronquítico de la EPOC, agravando la obstruc-
ción de la vía aérea.
La Chlamydia pneumoniae, intracelular atípico, puede producir infección cró-
nica de la vía aérea, que origina bronquitis o neumonía. En un estudio reciente,
la presencia de la C. pneumoniae en infección crónica se puede determinar por
la cuantificación de anticuerpos de la misma, con inmunoglobulinas G y A, o
cuantificación de PCR en esputo; esta última resulta poco práctica para su uso
clínico, pero la primera es de fácil realización.
También se han planteado modelos de contacto con algunos hongos o bacterias
que favorecen la inflamación crónica por exposición a antígenos bacterianos, con
la afectación del epitelio bronquial, lo cual produce broncoconstricción, que
favorece la retención de secreciones y más inflamación. La aspergilosis bronco-
pulmonar es un modelo de enfermedad infecciosa, con manifestaciones predomi-
nantemente alérgicas mediadas por linfocitos T cooperadores y por inmunoglo-
bulina E (IgE). Los anticuerpos de IgE a antígenos bacterianos pueden inducir
infiltración de eosinófilos, con la consecuente degranulación celular en las expo-
siciones repetidas a los antígenos bacterianos. Un número aumentado de eosinó-
filos es un componente de vía aérea en la inflamación en los pacientes con EPOC.
La eosinofilia en la luz bronquial es mayor durante las exacerbaciones
EL FUTURO
REFERENCIAS
1. Murphy TF, Sethi S: Bacterial infection in chronic obstructive pulmonary disease. Am Rev
Respir Dis 1992;146:1067–1083.
2. Leeder SR: Role of infection in the cause and course of chronic bronchitis and emphysema.
J Infect Dis 1975;131:731–742.
3. Speizer FE, Tager IB: Epidemiology of chronic mucus hypersecretion and obstructive air-
ways disease. Epidemiol Rev 1979;1:124–142.
4. Tager I, Speizer FE: Role of infection in chronic bronchitis. N Engl J Med 1975;292:563–
571.
5. Barker DJP, Godfrey KM, Fall C et al.: Relation of birth weight and childhood respiratory
infection to adult lung function and death from chronic obstructive airways disease. BMJ
1991;303:671–675.
6. Johnston IDA, Strachan DP, Anderson HR: Effect of pneumonia and whooping cough
in childhood on adult lung function. N Engl J Med 1998;338:581–587.
7. Shaheen SO, Barker DJP, Shiell AW et al.: The relationship between pneumonia in early
childhood and impaired lung function in late adult life. Am J Respir Crit Care Med 1994;
149:616–619.
8. Shaheen SO, Sterne JAC, Tucker JS, Florey CD: Birth weight, childhood lower respira-
tory tract infection, and adult lung function. Thorax 1998;53:549–553.
9. Vuori E, Peltola H, Kallio MJT et al.: Etiology of pneumonia and other common child-
hood infections requiring hospitalization and parenteral antimicrobial therapy. Clin Infect
Dis 1998;27:566–572.
10. Sethi S: Etiology and management of infections in chronic obstructive pulmonary disease.
Clin Pulmonary Med 1999;6:327–332.
11. Allegra L, Konietzko N, Leophonte P et al.: Comparative safety and efficacy of sparfloxa-
cin in the treatment of acute exacerbations of chronic obstructive pulmonary disease: a
double–blind, randomized, parallel, multicentre study. J Antimicrob Chemother 1996;37:
93–104.
12. Anzueto A, Niederman MS, Tillotson GS, Bronchitis Study Group: Etiology, susceptibil-
ity, and treatment of acute bacterial exacerbations of complicated chronic bronchitis in the
primary care setting: ciprofloxacin 750 mg BID vs clarithromycin 500 mg BID. Clin Thera-
peutics 1998;20:885–900.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
19. Saint S, Bent S, Vittinghoff E, Grady D: Antibiotics in chronic obstructive pulmonary dis-
ease exacerbations. A meta–analysis. JAMA 1995;273:957–996.
20. Fagon JY, Chastre J: Severe exacerbations of COPD patients: the role of pulmonary infec-
tions. Semin Respir Infect 1996;11:109–118.
21. Nicotra MB, Kronenberg S: Con: antibiotic use in exacerbations of chronic bronchitis. Se-
min Respir Infect 1993;8:254–258.
22. Isada CM: Pro: antibiotics for chronic bronchitis with exacerbations. Semin Respir Infect
1993;8:243–253.
23. Chastre J, Fagon JY, Bornet LM et al.: Evaluation of bronchoscopic techniques for the
diagnosis of nosocomial pneumonia. Am J Respir Crit Care Med 1995;152:231–240.
24. Fagon JY, Chastre J, Trouillet JL et al.: Characterization of distal bronchial microflora
during acute exacerbation of chronic bronchitis. Am Rev Respir Dis 1990;142:1004–1008.
25. Monso E, Ruiz J, Rosell A et al.: Bacterial infection in chronic obstructive pulmonary dis-
ease. A study of stable and exacerbated outpatients using the protected specimen brush. Am
J Respir Crit Care Med 1995;152:1316–1320.
26. Pela R, Marchesani FF, Agostinelli C et al.: Airways microbial flora in COPD patients
in stable clinical conditions and during exacerbations: a bronchoscopic investigation. Mo-
naldi Arch Chest Dis 1998;53:262–267.
27. Soler N, Torres A, Ewig S et al.: Bronchial microbial patterns in severe exacerbations of
chronic obstructive pulmonary disease (COPD) requiring mechanical ventilation. Am J
Respir Crit Care Med 1998;157:1498–1505.
28. Eller J, Ede A, Schaberg T et al.: Infective exacerbations of chronic bronchitis. Relation
between bacteriologic aetiology and lung function. Chest 1998;113:1542–1548.
29. Hiemstra PS, van Wetering S, Stolk J: Neutrophil serine proteinases and defensins in
chronic obstructive pulmonary disease: effects on pulmonary epithelium. Eur Respir J
1998;12:1200–1208.
30. Voelkel, NF, MacNee W: Chronic obstructive lung diseases. Londres, B. C. Decker, 2002:
145–161.
13
Cirugía de reducción
de volumen pulmonar
Luis Albrecht Septién Stute, Francisco Pascual Navarro Reynoso
137
138 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 13)
deoasistidas; esta técnica permite el acceso a un solo pulmón, por lo que se tiene
que hacer bilateral; hay que reposicionar al paciente en un solo tiempo anestésico.
Las ventajas son: mejor visión de las porciones posterior, apical e hiliar (figura
13–1).
TORACOSCOPIA VIDEOASISTIDA
Las ventajas potenciales de este tipo de abordaje son que permiten una mejor
visualización de las porciones posteriores e inferiores del pulmón. No existe ries-
go de infección o dehiscencia esternal; se percibe como un procedimiento menos
invasivo; sin embargo, la evolución posoperatoria es muy similar a la de una este-
reotomía media.
140 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 13)
A B
Figura 13–1. A. Estereotomía media. B. Toracotomía lateral.
TERAPIA LÁSER
El láser aplicado a la superficie del pulmón puede ser por vía abierta o toracosco-
pia. Los que defienden el láser mencionan que el tejido no funcional puede ser
removido mediante esta técnica; sin embargo, el láser sólo es capaz de tratar bulas
o áreas de generación enfisematosa severa cerca de la superficie del pulmón.
Aquél puede ser aplicado en contacto directo con la superficie pulmonar o como
un rayo dirigido al pulmón desde una distancia marcada. Wakabashi y col.9 reali-
zan procedimientos utilizando el láser Nd:YAG. El láser de CO2 y el de argón han
presentado fugas aéreas secundarias a perforación. También existen las técnicas
combinadas, en las cuales se incluye el tratamiento con láser y grapas. Otro de
los riesgos del uso de este método es el neumotórax tardío.
Se han observado mejores resultados cuando el procedimiento se realiza en
forma bilateral, en comparación con unilateral, aunque este procedimiento está
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
miento quirúrgico.11 Se cree que existe una disminución en las resistencias vascu-
lares pulmonares. El reclutamiento de capilares pulmonares es el resultado de la
mejoría en la mecánica ventilatoria en las zonas pulmonares, previamente sujetas
a compresión por la propia enfermedad.
A pesar de que los resultados en un inicio fueron alentadores, el seguimiento
a largo plazo ha sido corto y muy seleccionador. La mayor parte de los centros
que han reportado sus resultados estiman una mortalidad que varía entre 5 y
10%;12 muchas de estas muertes están relacionadas con alteraciones cardiovascu-
lares, infecciones prolongadas, complicaciones gastrointestinales (hemorragias
del tubo digestivo alto secundario a úlceras de estrés). El promedio de hospitali-
zación es entre 9 y 18 días. Las complicaciones pulmonares más frecuentes son
fístulas y neumonía. Aproximadamente 50% de los pacientes tienen fístula bron-
copleural por más de siete días posteriores a la cirugía.13
El costo de este tipo de cirugía aún no está bien documentado; sin embargo,
se estima entre 35 000 y 70 000 dólares estadounidenses por paciente, los cuales
no incluyen los honorarios del médico ni las evaluaciones preoperatorias; se con-
sidera que de todos los pacientes a los que se les realizan todos los estudios preo-
peratorios sólo 10% son buenos candidatos para la cirugía de reducción de volu-
men.14 Existen indicaciones para el procedimiento quirúrgico.14
Criterios de inclusión:
S Enfisema pulmonar en etapa terminal.
S Escasa respuesta al tratamiento médico.
Figura 13–3. Tele de tórax con disminución de la vascularidad en el ápice del pulmón
izquierdo, que es compatible con una bula gigante.
Cirugía de reducción de volumen pulmonar 143
Figura 13–4. Placa lateral de tórax en donde se observa la presencia de una bula
gigante que comprime el pulmón vecino.
S Disnea severa.
S VEF1 < 35% del predicho.
S Hiperinflación pulmonar por radiografía.
S Apto para seguir un programa de rehabilitación pulmonar mecánica.
Criterios de exclusión:
S Comorbilidad severa.
S Hipertensión pulmonar severa y pletismografía, hipercapnia severa (> 50
mmHg).
S Dependiente de ventilación.
Figura 13–5. TAC de tórax en donde se observa la bula del pulmón izquierdo.
S Grupo 1: afecta en mayor medida los lóbulos superiores y tiene pobre capa-
cidad de ejercicio. Estos pacientes tienden a vivir por más tiempo y tienen
una mejor función pulmonar secundaria a cirugía de reducción de volumen
pulmonar.
S Grupo 2: afecta primordialmente los lóbulos superiores y tiene alta capaci-
dad al ejercicio. Estos pacientes funcionan mejor después de la CRVP que
después de tratamiento médico; sin embargo, la supervivencia no está au-
mentada.
S Grupo 3: la mayor parte no afecta los lóbulos superiores y tiene buena capa-
cidad de ejercicio. Estos pacientes tienen tasas de mortalidad muy parecidas
entre el procedimiento quirúrgico y el médico.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
REFERENCIAS
1. Mannino DM: Epidemiology and global impact of chronic obstructive pulmonary disease.
Semin Respir Crit Care Med 2005;26:204–210.
2. Burney P: Pharmacoepidemiology of COPD. Eur Resp J Suppl 2003;22:1s–44s.
3. Brantigan OC, Mueller E: Surgical treatment of pulmonary emphysema. Am Surg 1957;
23:789–804.
4. Nissen R: Reconstructive operation of air cyst of lung. Rocky Mountain Med J 1945;42:
282–287.
5. Hollohan TV, Handelsman H: Lung volume reduction surgery for end stage chronic
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
obstructive pulmonary disease. 1996 Agency for Health Care Policy and Research, US De-
partment of Health and Human Services. Washington DC, Publication No. 96–0062.
6. Wakabashi A, Brenner M, Kayaleh RA et al.: Thoracoscopic carbon dioxide laser treat-
ment of boullous emphysema. Lancet 1991; 337:881–883.
7. Cooper JD, Trulock FP, Trialitafillou AN et al.: Bilateral pneumectomy (volume reduc-
tion) for chronic obstructive pulmonary disease. J Thorac Cardiovasc Surg 1995;109:106–
119.
8. Berger RL, Celli BR, Meneghetti AL et al.: Limitations of randomized clinical trials for
evaluating emerging operations: the case of lung volume reduction surgery. Ann Thorac
Surg 2001;72:649–657.
9. Wakabashi A: Thoracoscopic laser pneumoplasty in the treatment of diffuse bullous em-
physema. Ann Thorac Surg 1995;60:936–942.
10. Sciurba FC, Rogers RM, Keenan RJ et al.: Improvement in pulmonary function and elas-
tic recoil after lung reduction surgery for diffuse emphysema. N Engl J Med 1996;334:
1095–1099.
148 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Capítulo 13)
11. Make BJ, Fine AM: is volume reduction surgery appropriate in the treatment of emphyse-
ma? No. Am J Respir Crit Care Med 1996;153:1205–1273.
12. Lofdahl CG, Hillerdal G, Strom K: Randomized controlled trial of volume reduction sur-
gery–preliminary results up to 12 months [abstract]. Am J Respir Crit Care Med 2000;161:
A585.
13. Cooper JD, Patterson GA, Sundaresen RS et al.: Results of 150 consecutive lung volume
reduction procedures in patients with severe emphysema. J Thorac Cardiovasc Surg 1996;
112:1319–1330.
14. .Fein AM, Barman SS, Casaburi R et al.: Lung volume reduction surgery. Am J Respir
Crit Care Med 1996;154:1151–1152.
15. Celli BR: ATS standards for the optimal management of chronic obstructive pulmonary dis-
ease. Respirology 1997;2(Suppl):S1–S4.
16. National Emphysema Treatment Trial Research Group: A randomized trial comparing lung
volume reduction surgery with medical therapy for severe emphysema. N Engl J Med 2003;
348,2059–2073.
17. Toma TP, Hopkinson NS, Hillier J et al.: Bronchoscopic volume reduction with valve
implants in patients with severe emphysema. Lancet 2003;361,931–933.
18. Ingenito EP, Berger RL, Henderson AC et al.: Bronchoscopic lung volume reduction
using tissue engineering principles. Am J Respir Crit Care Med 2003;167:771–778.
19. Goodnight WS, Jones JW, Baaklini WA et al.: Prospective, randomized, controlled trial
comparing bilateral lung volume reduction surgery (LVRS) to medical therapy alone in pa-
tients with severe emphysema. Chest 2000;118(Suppl):102S.
Índice alfabético
149
150 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva... (Índice alfabético)
anafilaxia, 43 inhalada, 61
anamnesis, 118 benceno, 127
anemia, 99 benzodiazepina, 118
anfebutamona, 112, 113 betacaroteno, 13, 107
angina bióxido de carbono, 31, 32, 44, 97,
de pecho, 18 105, 106
inestable, 49 de la hemoglobina, 36
angiogénesis, 72 bradicardia, 43
angiotensina broncoconstricción, 26, 42, 43, 55,
I, 97 134
II, 97 broncodilatación, 43
anión, 128 broncoespasmo, 4, 17, 56, 122
anorexia, 99, 103, 105 bronquial, 132
ansiedad, 49, 53, 110, 118 en pacientes con enfermedad pul-
antidepresivo bupropión, 92 monar, 119
antihistamínicos con acción bronquiolitis obstructiva, 24
sedante, 119 bronquitis, 78, 125
antioxidante, 13 aguda, 94, 126
antiproteasa, 26 crónica, 2, 3, 8, 15, 25, 80, 94,
aparato cardiovascular, 29 99, 123, 137
apnea posinspiratoria, 116 budesonida, 59, 61, 62, 63
apoptosis inhalada, 60
del músculo, 72 más formoterol, 63
esquelético, 71 bulectomía, 138
neutrofílica, 61 bupivacaína, 141
arforterol, 54 bupropión, 49, 88, 112, 113, 118
arritmia buspirona, 118
cardiaca, 4, 17
nocturna, 114
arteria pulmonar, 36
C
asma, 2, 3, 10, 11, 15, 26, 40, 121 calcio, 62, 63, 66
aspergilosis broncopulmonar, 134 calcitonina, 62
atelectasia, 139, 147 intranasal, 63
atopia, 121 subcutánea, 63
atrofia muscular, 101 cámara de inhalación, 116
atropina, 55 cáncer, 88
de bronquios, 79, 80
de estómago, 80
B de mama, 63
de pulmón, 78, 80
beclometasona, 59, 63 de tráquea, 79, 80
Índice alfabético 151
87 energética, 101
clodronato, 63 proteica, 101
cloruro de amonio, 69 severa, 98
codeína y nicotina, 66 desoxirribonucleasa, 68
colágena, 25 detección temprana de cáncer pul-
colesterol, 88 monar, 91
colonización crónica, 24 deterioro de la función pulmonar,
composición del aire inspirado, 31 109
concentración de ozono, 126 diabetes, 87
congestión pulmonar, 43 mellitus, 1, 7
constipación, 56 diaforesis, 53
contaminación diagrama
aérea, 13 de la EPOC de Venn, 3
152 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva... (Índice alfabético)
heme oxigenasa–1, 12 I
hemoglobina, 38, 39
hemorragia del tubo digestivo alto, ibupropión, 85
142 indacaterol, 54
hepatomegalia, 18 índice
hidroxiprolina, 63 de masa corporal, 101
urinaria, 63 de Reid, 24
hipercapnia, 18, 50, 72, 103, 104, infarto
106, 143 agudo del miocardio, 114
aguda, 44 infección, 17, 66, 139
crónica, 73 clínica, 132
hiperglucemia, 56 crónica, 17, 103
hiperinsuflación, 25 de la vía aérea, 24
dinámica, 25 baja, 20
hiperlipemia, 72 del tracto respiratorio
hipermetabolismo, 101 inferior, 56
hiperoxemia, 50 superior, 56
hiperpnea, 42, 43 persistente, 17
hiperreactividad, 121, 123 por influenza, 64
bronquial, 11, 52, 107, 111 respiratoria, 18
de la vía aérea, 11 aguda, 87
hipersecreción mucosa, 23, 25 por influenza, 65
hipersensibilidad, 121 viral
de la vía aérea, 131 por influenza, 132
hipertensión pulmonar, 18, 19, 49, por parainfluenza, 132
50, 115 inflamación, 13, 127, 131
severa, 143 del tracto respiratorio, 13
hipertrofia prostática, 54 pulmonar, 23, 104
hiperventilación, 40 infliximab, 71, 72
hipnosis, 86 influencia de la infección respirato-
hipofosfatemia, 99 ria en el desarrollo de la EPOC,
hipomagnesemia, 99, 107 131
hipopotasemia, 56 influenza, 65, 137
hipotensión, 43 tipo A, 119
hipótesis inhalador, 85
del círculo vicioso, 133 presurizado de dosis controlada,
holandesa, 11, 121 116
hipoxemia, 18, 49, 110 inhibidor
hipoxia, 72, 99 de neuroaminidasa, 119
crónica, 20 selectivo de la recaptación de la
histamina, 61, 66, 71 serotonina, 118
Índice alfabético 155
pérdida de peso, 99
quimiorreceptor, 41, 42
persona con antecedente de convul-
quimiotaxis de los neutrófilos, 134
siones, 85
quimiotripsina, 68
pilocarpina, 69
pletismografía, 143
policitemia, 18, 49, 88, 114, 115 R
polipnea, 18, 127
pólipo nasal, 99 radical
polisomnografía, 118 libre
potasio, 107 derivado del oxígeno, 25
pranlukast, 71 superóxido, 128
prednisolona, 63, 69 sulfhidrilo, 128
prednisona, 61, 62, 63 rapé, 77
158 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva... (Índice alfabético)
en la cavidad bucal, 79 Y
en la faringe, 79
en los labios, 79 yoduro de potasio, 69
U Z
úlcera de estrés, 142 zafirlukast, 70, 71
uso del tabaco, 122 zanamivir, 119
utilización de Goretex, 138 zileuton, 70
ERRNVPHGLFRVRUJ
160 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva... (Índice alfabético)
160 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva... (Índice alfabético)
160 Clínica de enfermedad pulmonar obstructiva... (Índice alfabético)