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Ética del psicólogo

Introducción

Este trabajo pretende enfatizar no sólo la necesidad de tomar en


consideración la ética para ser unos profesionistas íntegros, capaces de
enfrentarse a dilemas y obrar de la manera más objetiva y human posible,
siempre en miras de un respeto hacia el otro por el simple hecho de ser
persona; sino también destacar que a pesar de la existencia de un Código
de Ética del Psicólogo, se presentan distintas problemáticas dentro del
ejercicio de la profesión, tanto a nivel laboral como académica, sin olvidar
aquellos que tienen una jerarquía en instituciones.

Si dejar a un lado, que una de las características elementales de la misma


profesión, es el trato directo con las personas, seres humanos que sientes y
actúan según lo que sienten, y por otro lado el hecho de que los
profesionales de esta área sin dejar de ser buenos en su rama, siguen siendo
personas, seres subjetivos, con sus propios conflictos, rodeados de un
ambiente social y cultural concreto. Es por esto, que se vio la necesidad de
establecer un código de ética, que determine los valores y las pautas de
comportamiento en el ejercicio de la psicología, que respeten y apoyen a
todos las personas involucradas en la tarea del arte de acompañar a otro al
su mundo interno.

Ética y psicología

Como se pudo apreciar a lo largo del semestre, la ética es una ciencia que
explica las cosas por sus causas, es decir, trata de emitir juicios de bondad
moral de algo o alguien, dando siempre la causa o razón de dicho juicio.
Esta visión de la ética nos habla de dos características importantes de ella,
que son: el emitir juicios y dar causa a estos a partir de la razón. Cuando
hablamos de la emisión de un juicio, bajo la visión ética, sería, el analizar y
confrontar una cierta situación o fenómeno a partir de una jerarquía de
valores para objetivizar de manera racional una situación que lleve a un
acto o decisión problemática. En este sentido se habla de la necesidad de

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hacer de algo subjetivo algo objetivo, es decir, de algo particular e
individual a algo universal y general.

Es aquí donde la ética interviene con la psicología, ya que la ética


profesional del psicólogo busca generalizar y normativizar posturas, donde
se pone en tela de juicio, cuestiones subjetivas, como: la confidencialidad,
el respeto a los pacientes y al psicólogo, el respeto a los animales y hombres
que participan en investigaciones y experimentos conductuales y sociales,
dejar de lado intereses personales, así como casos especiales en donde se
tome una decisión o acción apegada a un juicio de valor. De esta manera,
por la búsqueda del bien común tanto para los pacientes o usuarios, como
para los psicólogos, así como para todos los que intervienen en el desarrollo
de esta ciencia, incluyendo a los estudiantes, se plantean normas éticas que
regulen su conducta profesional.

Haciendo una síntesis de todos los artículos que contiene el Código puedo
rescatar los siguientes puntos que destacan en dicha obra que al psicólogo
le compete como profesional: Cuidar la comunicación escrita que se emite
a otros profesionales. Abstenerse de cometer intrusismo profesional.
Reconocer la incompetencia ante ciertos casos y acudir a fuentes
autorizadas. No emitir diagnósticos de forma apresurada. Perfeccionar sus
conocimientos en el perfil ocupacional en que se desarrolle. Y actualizarse
constantemente en teorías y técnicas psicológicas.

En cuanto al psicólogo como investigador le corresponde: Cuidar la


absoluta privacidad en las intervenciones. Utilizar los resultados únicamente
con fines investigativos. Ceñirse a los resultados obtenidos y no falsearlos. No
apropiarse de los resultados de otros investigadores. Aplicar siempre el
consentimiento informado. Contar con la autorización de los Comités de
Ética. Al psicólogo como figura pública le toca: Mantener una conducta
moral y social ajustada. Actuar en consecuencia con el modelo de
conducta que representa. Mostrar carácter afable y habilidades
comunicativas. No criticar a los colegas en público. Mantener buenas
relaciones interpersonales. Y tener presencia física agradable.

En cuanto a la confidencialidad al psicólogo le corresponde: Violar el


secreto solo ante inminentes daños para el paciente u otras personas.
Solicitar autorización del paciente para divulgar sus datos a otros

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profesionales con fines justificados desde el punto de vista científico. Limitar
el acceso a la historia clínica y otros documentos legales del paciente.
Utilizar los resultados de la evaluación psicológica solamente con el
paciente y para su terapéutica. No comentar las confidencias del paciente
con la pareja, con familiares o amigos. Y ganarse la confianza del paciente
dándole seguridad en su discreción.

Y respecto a los dilemas éticos, el psicólogo le toca: Pensar siempre en hacer


el bien al paciente y a su familia. Servir de apoyo moral y psicológico al
paciente y a su familia. Prepararse para aconsejar la mejor solución y con el
lenguaje más discreto y preciso. Precisar el momento justo y la persona
indicada para ofrecer una información difícil de aceptar. Analizar con
cuidado las figuras implicadas, adecuando según el rol que asumirá cada
una, la información que necesita. Y respetar el derecho al conocimiento de
la verdad pero ajustándolo a la edad, personalidad y estado emocional del
paciente o familiar.

Conclusión

El psicólogo como profesional de la salud mental debe tomar en cuenta los


riesgos que esta implica, ya que se trabaja en un trato directo con las
emociones de las personas. En este sentido, se puede llegar a caer en
contradicciones dentro del ámbito laboral, académico y en relación con los
mismos psicólogos, pues existen decisiones profesionales donde se pone en
tela de juicio cuestiones no sólo subjetivas sino situaciones que tienen que
ver con el respeto de la vida personal de los pacientes, así como con la del
psicólogo o en el caso de la investigación psicológica, con la calidad de
vida que se le da a los animales de experimentación, así como las
condiciones de experimentación con humanos.

De esta manera, se busca prevenir los abusos y dejar de lado los prejuicios y
jerarquías de valores culturales que tiene el psicólogo para la toma de
buenas decisiones. Además, no podemos dejar de lado, que los
profesionales de la salud mental somos seres subjetivos, sociales y
culturalmente moldeados, con una historia de vida y de aprendizajes. Y que
por lo tanto nuestra ética tanto profesional como personal, nos debe llevar
a una conceptualización de las enfermedades mentales donde se perciban

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con respeto y sobre todo respeto hacia los pacientes que las padecen. Si
partimos de la búsqueda del beneficio para el paciente, del respeto hacia
la integridad de la persona humana en distintos ámbitos donde actúe
profesionalmente el psicólogo, de la verdadera búsqueda del bienestar
individual y si logramos evitar casos en los que se pueda afectar la
objetividad, no sólo se evitará la violación del código ético sino que se dará
una alta calidad profesional a los pacientes, percibiéndolos como seres
humanos que buscan apoyo y fidelidad en otros seres humanos que
cuentan con herramientas para ayudarles. Pues “conozca todas las teorías.
Domine todas las técnicas, pero el tocar un alma humana sea apenas otra
alma humana” Carl G. Jung.

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