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Periódico La Jornada
Viernes 27 de mayo de 2011, p. 2
De acuerdo con una investigación del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex) en la que
se entrevistó a alrededor de mil mujeres la mitad de las encuestadas dijo que nunca o rara
vez alcanza un orgasmo en sus encuentros sexuales, informa Juan Luis Álvarez-Gayou,
terapeuta fundador de esa institución.
El orgasmo, esa liberación energética que dura sólo unos segundos, es mucho más que una
sensación corporal y puede abordarse desde las aristas biológica, sicológica y social, según
especialistas entrevistados por este diario.
La anorgasmia –antes conocida como frigidez, término en desuso por los expertos, quienes
lo consideran un concepto vago, cuando no peyorativo– es la incapacidad de llegar al
clímax en una relación sexual.
Desde el punto de vista biológico, cambios endócrinos del cuerpo pueden hacer que
disminuya el nivel de andrógenos y con ello el deseo sexual, explica Matilde Matuk,
miembro de la Sociedad Sicoanalítica de México.
Problemas sicológicos
La falta de placer sexual también puede ser ocasionada por factores sicológicos, sobre todo
en aquellas personas que sufrieron un abuso sexual.
Por ejemplo, cuando la persona tiene miedo de enfrentar la sexualidad por alguna
experiencia anterior o por ideas equivocadas en torno al acto sexual, lo que ocasiona tensar
involuntariamente los músculos de la vagina y que el coito sea doloroso. En ocasiones, ni
siquiera se permite la penetración, mucho menos el orgasmo, expone Yolanda Falcón,
sicoterapeuta corporal.
La respuesta fisiológica del orgasmo es idéntica siempre. El cuerpo responde con toda la
batería neurológica siempre igual. ¿Por qué un día se percibe como altamente satisfactorio
y otro día no? Por factores de la vida cotidiana que a todos nos afectan, dice Ehrenfeld.
El estrés y la depresión son enemigos acérrimos del placer sexual, así como los problemas
en la relación de pareja.
La vida sexual es un reflejo objetivo de cómo es la vida en pareja. Si ahí uno miente, lo
hace en otros aspectos de la relación, comenta Matuk.
En opinión de los expertos, es común que las mujeres finjan un orgasmo. Muchas lo hacen
para que el hombre no se sienta defraudado, cuando de lo que se trata es de encontrar la
manera de que ambos disfruten, dice Falcón.
Señalan que el orgasmo está, hasta cierto punto, sobrevalorado. Es una descarga que dura
segundos, y el que no esté no habla de una relación sexual fallida. Es lo de menos cuando
una persona disfruta todo el encuentro, comenta Falcón.
Matuk opina que el orgasmo se puede alcanzar de muchas maneras, “no sólo por el coito;
puede ser por medio de tocamientos, caricias; nos metemos en una serie de ‘tengo que’ y ya
no es divertido, en vez de hacer del encuentro algo disfrutable”.
Juan Luis Álvarez-Gayou explica que muchas mujeres se sienten mal por no alcanzar el
orgasmo tras la penetración, cuando los seres humanos estamos mal diseñados para que el
pene, durante el coito, pueda generarle un orgasmo a una mujer. Muchas lo viven, lo que no
significa que quien no lo tenga esté mal.
Ehrenfeld señala que la idea de que el varón es el responsable del placer sexual de una
mujer no es válida.
Mitos
Para los especialistas, los factores socioculturales son los que más afectan a las mujeres
para experimentar el orgasmo.
Ideas erróneas en torno a la sexualidad, como que ejercerla es malo o pecado, derivan en
culpas y prejuicios que inhiben el placer sexual. La sociedad sigue penalizando tener un
cuerpo sensitivo, erótico, explica Ehrenfeld.
Sobre la rutina sexual, la académica puntualiza que somos animales con mucha
imaginación; hay que ejercerla.