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LO Grupal, la cuestión de lo neutro

Marcelo Percia

1.
Lo neutro para Roland Barthes es una astucia para escapar de los lugares
fijos que el lenguaje nos impone.1

Lo grupal no son los grupos.


Lo grupal es un pasadizo para escapar del terreno pantanoso de los grupos.

2.
Lo Grupal es una expresión que sirvió de contraseña política para una
publicación que alcanzó en nuestro país diez volúmenes colectivos entre
1982 y 1993, promovida por Eduardo Pavlovsky y Juan Carlos De Brasi,
junto a otros amigos.

Explica Pavlovsky (1982), en la presentación del primer tomo de Lo


Grupal, que la iniciativa retoma, tras los años de exilio, la revuelta del
psicoanálisis argentino que en los años setenta decide acompañar el
movimiento social emancipador testimoniando su ruptura con la
Asociación Psicoanalítica Argentina a través de los libros Cuestionamos 1
y 2 compilados por Marie Langer y Armando Bauleo.

3.
Lo neutro es otro modo de concebir lo no pensado.

4.
El Antiedipo de Deleuze y Guattari (1972) es un libro que comienza con el
hablar de lo neutro: “Ello funciona en todas partes, bien si parar, bien
discontinuo. Ello respira, ello se calienta, ello come. Ello caga, ello besa.
Qué error haber dicho ‘el’ ello”.

El grupo no habla: no se trata de una sola boca parlanchina, pero lo grupal


es la voz inaudible del habla colectiva.

1
El pensamiento de lo neutro reconoce entre los autores franceses (Foucault, Deleuze y Barthes) una
deuda con Maurice Blanchot.

1
5.
Escribe De Brasi (1986) en el prólogo a Lo Grupal 3: “Lo grupal dice, a
un oído atento, sobre conjunciones, disyunciones, atravesamientos; evoca
multiplicidad de formas y repertorios que arman esas fluidas -a veces
efímeras- ‘positividades’ llamadas grupos”.

Lo grupal es movimiento que piensa subjetividad y política, angustia y


deseo, amor y odio, proximidad y distancia.

6.
Para Blanchot (1969) lo neutro es un modo de alojar lo desconocido sin
confinarlo a lo conocido ni a lo todavía no conocido: acogida de lo
desconocido como lo infinitamente inalcanzable. A partir de una pregunta
que encuentra en un poema de René Char “¿Cómo vivir sin desconocido
ante sí?”, propone pensar que “Vivir en lo desconocido ante sí quiere decir
también vivir ante lo desconocido y ante sí como desconocido”.

Lo grupal es lo desconocido de los grupos: la separación irreducible con el


otro, me pone también frente a las infinitas distancias que crecen en mí
mismo.

7.
Lo grupal es llamado de soledad: no ensimismamiento novelado del que se
recluye ni ansiedad asociativa de los que se juntan, soledad del que se sabe
solo y llamado como constante vocación e invocación del otro y lo otro,
incluso lo extraño en uno mismo.

8.
Una cita de Michel Serres: “Amar a alguien es oírle contar su vida y
contarle la tuya. Existir es relatar la propia vida. Hay que hacer que la
vida sea algo que se pueda decir. Todos necesitamos un relato para
existir”.

Lo grupal: invención de espacios para uno e infinitos relatos.

9.
Lo neutro se resiste a quedar confinado en las opciones existentes.

Lo grupal no se reduce al repertorio de los grupos conocidos.

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10.
Lo grupal: posibilidad de grupo, imaginación que se abre a los infinitos
grupos posibles.

11.
Maurice Blanchot escribe (1969) que: “Lo neutro es aquello que no se
distribuye en ningún género: lo no-general, lo-no genérico, así como lo no
particular”.

Lo grupal se resiste a las generalizaciones de los grupos, a la enumeración


de rasgos que parecen comunes, a la descripción de casos particulares de un
universal ya establecido. Lo grupal es espera de lo único.

12.
Lo neutro esquiva la soberbia de las opciones consagradas, dice: “ni lo uno
ni lo otro: lo posible más allá de lo uno y más acá de lo otro”.

Lo grupal no es la arrogancia de los grupos.

13.
Lo neutro crece entre las cosas.

Lo neutro es pasión del ni: ni masculino ni femenino, ni activo ni pasivo, ni


vivo ni muerto, ni presente ni ausente, ni visible ni invisible. El ni no
importa tanto por lo que parece negar, como por lo que fuerza a pensar
entre las cosas ya pensadas.

Lo grupal es potencia todavía no nacida o exiliada de los grupos.

14.
Barthes anota que lo neutro es la producción de un espacio: un
espaciamiento.

Si los grupos (la familia, los amigos, los que se encuentran en las aulas
escolares y universitarias, los que viajan juntos, los que viven en el mismo
edificio, los que se encuentran hablando en un hospital porque sufren la
vida) son laberintos: pequeños territorios segmentados por cientos de

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caminos imbricados, de los cuales, a veces, sólo alguno lleva a una salida;
lo grupal es pregunta sobre cómo producir espacio en un desierto saturado
por el sentido común.

Lo grupal es una referencia sutil, no un lugar ni un sitio fijo: un intervalo


móvil de los solitarios que se reúnen alrededor de nada.

15.
Si los grupos consagran modelos, normas, culturas; lo grupal es deseo que
desbarata esas formaciones ya instituidas.

16.
Lo grupal es reserva de intensidades colectivas que se realizan, a veces, en
las protestas de los grupos sociales. Lo grupal flota como promesa en la
indignación por la injusticia y la desigualdad social, esa potencia se expresa
cuando un colectivo humano decide (más allá del miedo) romper el cerco
del silencio y hacer oír su denuncia.

El escrache2 es una acción estética política que se hace en público. Suele


emplearse para denunciar a un violador de los derechos humanos, a un
personaje corrupto o nefasto. El escrache grita algo que está denegado: en
esta ciudad, en tu barrio, en la cuadra de tu casa, en tu mismo edificio, vive
un torturador.

Un grupo interviene señales para indicar la dirección y domicilio del


denunciado, se realizan pintadas, sentadas con canciones o bailes frente a
su domicilio, dramatizaciones de hechos ocurridos en un escenario
improvisado en la puerta de calle.

Si el escrache es una acción de grupo que sirve para denunciar algo; lo


grupal es la potencia alegre que fluye en toda denuncia colectiva de lo
socialmente silenciado.

17.
Lo grupal se resiste a la violencia técnica de los grupos.

2
Escrache es una palabra que deriva del lunfardo (escrachar: arrojar algo con fuerza; escrachar:
fotografiar o pescar en infracción). La agrupación de derechos humanos HIJOS la utiliza, desde 1995,
para describir una acción colectiva de resistencia al indulto otorgado durante el gobierno de Menem a los
criminales de la dictadura de 1976.

4
18.
Roland Barthes encuentra en lo neutro un borde que le sirve para
diferenciar entre querer asir y querer vivir.

Si las técnicas de grupo son recetas para conducir pequeños colectivos


humanos, lo grupal es el deseo de lo colectivo desprendido de las
maniobras control.

19.
La posición de lo neutro, anota Barthes, no supone ausencia o rechazo de
deseo, sino flotación eventual del deseo fuera del querer asir.

Si los grupos son conjuntos que se aferran a consignas (vivir en una casa,
viajar en un barco, concurrir a la misma aula), lo grupal sobrevuela las
superficies como deseo errático del estar juntos.

20.
Lo neutro evita estabilizarse en un sentido, anota Barthes: “lo Neutro es
desapego del sentido”.

Lo grupal es la incesante interrogación por el sentido de los grupos.


El sentido copula en la pregunta.

21.
Si los grupos contabilizan cuántos integrantes los componen, lo grupal se
interesa por lo intrigante de cada composición.

22.
Lo neutro aloja intensidades inusitadas.

Si los grupos son sitios de constatación de lo programado, lo grupal es


reserva de lo inusitado, incluso alojamiento de lo suscitado.

23.
Barthes piensa que la lengua es autoritarismo asertivo: la enunciación
impone la cosa, digo árbol y la palabra obliga una existencia. Anota: “Todo
lo Neutro es esquive de la aserción”.

5
Si los grupos son criaderos de mayorías fanáticas que se afirman contra
algunos disidentes que se oponen, lo grupal es herida de la unanimidad.

24.
En la expresión lo grupal, lo neutro es un intento de escapar a las figuras
consolidadas. A veces, no se puede huir de lo existente, pero el que intenta
la huída, aún sin alcanzarla, la saborea. El intento no es fantasía del
inmovilizado, sino impulso que procura. Intento es una palabra que anda
con zancos.

25.
Lo neutro, tras desprenderse de los lugares comunes, es una posición que se
disuelve.

Escribe José Lezama Lima: “Las palabras son una red que apresa
silencios. Prendido el silencio, se disuelve la palabra”.

26.
Si los grupos se definen por las intenciones conjuntas, lo grupal es pregunta
por las intensidades colectivas.

27.
Barthes anota que lo neutro designa el tiempo del todavía no, el momento
anterior a las diferencias.

Lo grupal es memoria disponible de todo lo que no son los grupos.

28.
Los grupos se dejan inmovilizar en calificaciones y encerrar en
presunciones. Se dice: un grupo numeroso, un grupo callado, un grupo
demandante, un grupo cálido, un grupo disperso, un grupo agradecido.
También se utiliza el adjetivo grupal para indicar cualidad de conjunto, se
dice: un problema grupal, una situación grupal, una producción grupal, un
escándalo grupal.

En la expresión lo grupal el adjetivo precedido por el artículo neutro queda


sustantivado. Situarse en lo neutro es un modo de evitar las fijezas que
suelen adosarse al sustantivo grupo; a la vez que la desadjetivación del

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término grupal intenta recuperar la potencia que flota en algunas
situaciones colectivas.

Barthes anota que, sin embargo, no se trata de suprimir ni de censurar los


adjetivos, sugiere que quizás lo neutro sea aceptar la adjetivación como un
simple momento, una estación de la posibilidad

29.
Lo grupal es deseo de pensar, tras la regularidad de los grupos, qué insiste
como irregularidad; tras la previsibilidad de los conjuntos, qué insiste como
imprevisibilidad; tras el equilibrio de los colectivos humanos, qué insiste
como oscilación.

30.
Lo grupal a veces queda cancelado por las imposiciones de los grupos.

31.
Si los grupos alucinan su unidad, lo grupal es el sueño dispersivo de lo que
no se junta.

32.
Si el discurso progresista de los grupos proclama el respeto de las
diferencias como concesión de mentes amplias que podrían (si no
estuvieran esclarecidas) optar por despreciarlas, reprimirlas, someterlas o
eliminarlas; lo grupal es el contacto deseado con el vértigo indiferenciador
de lo infinitamente singular.

Escribe Blanchot (1969): “Lo neutro. Eso que lleva la diferencia hasta
dentro de la indiferencia, más exactamente, que no deja a la indiferencia
en su igualdad definitiva”.

33.
Si los grupos cultivan el imaginario de la interioridad: fantasías
inconscientes ocultas, figuras psíquicas defensivas frente a la
vulnerabilidad, núcleos o fuentes profundas del malestar; lo grupal es
simultaneidad de lo oscuro y lo claro, de lo cercano y lo lejano, de lo
presente y lo ausente, de lo dicho y lo callado. Lo neutro aloja lo sombrío,
distante, inmanente, silencioso.

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34.
Si los grupos son presionados a hacer o no hacer algo, lo grupal es la
morada en la que la potencia espera.

35.
Barthes anota el carácter no sistemático de lo neutro, su relación con lo
ocasional, lo coyuntural, lo inútil.

Si los grupos se rigen por el imperio de la necesidad: la necesidad social e


institucional, la necesidad de resultados, la necesidad de interpretación, la
necesidad de conducción; lo grupal es oportunidad de lo colectivo
innecesario, algarabía de lo contingente.

36.
Anota Roland Barthes: lo neutro valora lo que perece.

Si los grupos atesoran historias, levantan monumentos, trazan zonas de


exclusión y coleccionan repeticiones confirmatorias de su razón de ser; lo
grupal celebra lo perecedero, lo que ocurre por única vez.

37.
Una pregunta de Kafka: “en qué momento y cuántas veces, cuando ocho
personas están conversando, conviene tomar la palabra si no se quiere
pasar por silencioso”.

Si en los grupos cada uno hace cálculos para cuidar su imagen personal, lo
grupal es lo incalculable de un colectivo desprendido de los imaginarios
personales.

38.
Si los grupos suelen ser espacios de regulación de la afectación, lo grupal
busca el contacto con lo infinito.

39.
Si los grupos son pequeños rejuntes de conjurados alrededor de un poder,
lo grupal es la pregunta sobre qué pueden los colectivos humanos.

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40.
Lo neutro es el nombre mismo de lo singular y lo único.

Escribe Deleuze (1969): “El sentido, lo expresado de la proposición, sería


entonces irreductible a los estados de cosas individuales, y a las imágenes
particulares, y a las creencias personales, y a los conceptos universales y
generales. Los estoicos supieron decirlo: ni palabra, ni cuerpo, ni
representación sensible, ni representación racional. E incluso puede que el
sentido fuera «neutro», completamente indiferente tanto a lo particular
como a lo general, a lo singular como a lo universal, a lo personal y a lo
impersonal. (…) “Anteriormente, el sentido considerado como ‘neutro’ nos
parecía que se oponía a lo singular, no menos que a las otras modalidades.
Ya que la singularidad no estaba definida sino en relación con la
designación y la manifestación, lo singular no era definido sino como
individual o personal, y no como ‘puntual’. Ahora, por el contrario, la
singularidad forma parte del dominio neutro”.

41.
Deleuze (1969) cita de la obra de Joe Bousquet dos fragmentos para pensar
lo neutro como acontecimiento de una herida que espera ser habitada: “Mi
herida existía antes que yo; he nacido para encarnarla (…) Todo estaba en
su sitio en los acontecimientos de mi vida, antes de que yo los hiciera
míos; y vivirlos, es sentirse tentado de igualarme con ellos, como si les
viniera sólo de mí lo que tienen de mejor y de perfecto”. Deleuze sugiere
que, a veces, logramos habitar esa potencia que vive en nosotros: como si
la hiciéramos nuestra dándonos al esplendor neutro de un acontecimiento
“impersonal y preindividual, más allá de lo general y de lo particular, de lo
colectivo y lo privado” que nos espera.

Lo grupal es el nombre de un acontecimiento del que, a veces, algunos


grupos se adueñan. Los grupos son efectuaciones posibles de lo grupal. Lo
neutro aloja lo preindividual e impersonal de la potencias colectivas.

42.
Anota Barthes: “Lo Neutro sería lo complejo: pero, lo complejo
inextricable, insimplificable: ‘el enmarañamiento amoroso’ (Nietzsche) de
los matices, los contrarios, las oscilaciones”.

9
Los grupos se fundan en el amor, el odio, la conveniencia. Lo grupal es
deseo enmarañado de lo amoroso, lo odioso, lo inconveniente.

43.
Anota Barthes: lo neutro es burbujeo de intensidades.

Si los grupos realizan experiencias más o menos satisfactorias, más o


menos divertidas, más o menos útiles; lo grupal es el secreto de las
intensidades colectivas satisfactorias, divertidas, inútiles.

44.
Anota Barthes: lo neutro desbarata los paradigmas si/no, adentro/afuera,
bueno/malo, hombre/mujer, ausencia/presencia, individual/colectivo.

Si los grupos cultivan identidades individuales y de conjunto; lo grupal es


invitación a la fuga de todos los reductos cerrados.

45.
Anota Barthes: lo neutro tiende a disminuir la superficie de contacto de un
sujeto con la arrogancia de las afirmaciones que flamean sobre la superficie
del mundo.

Si los grupos suelen contentar fanáticos que se unen a través del odio para
huir del miedo; lo grupal es alegría colectiva de los que se saben tristes,
solos, vulnerables.

46.
Si los grupos creen en sí mismos, aún cuando deciden, a veces, su
autodisolución; lo grupal es indecisión que no cesa de preguntarse sobre el
sentido y el valor de las acciones colectivas.

47.
Si los grupos suelen practicar sacrificios para conjurar el miedo (al grupo, a
los extraños, a uno mismo); lo grupal es la disposición a practicar la
hospitalidad con lo que se teme.

48.

10
Los grupos suelen ser teatros del sentido, escenarios de los que se espían,
sitios de intrigas y crisis repetidas, espectáculos de personajes buenos y
malos, activos y pasivos, tímidos y desenvueltos, razonables y caprichosos;
lo grupal es otra cosa: potencia de lo impersonal, existencia de lo individual
diseminado.

49.
Si lo grupal guarda el secreto de la inventiva de los grupos que vendrán; los
grupos, ya sidos, son conservas de formas canónicas, constrictivas,
sobresignificadas.

50.
No sólo que lo grupal no son los grupos, sino que hasta sería posible pensar
lo grupal sin la existencia de los grupos.

51.
Si los grupos son marcos morales de los amuchados, lo grupal resguarda la
inquietud de lo colectivo indisciplinado.

52.
Asistimos a una cultura que trata de mantener entretenido al aburrido: de
interesarlo por objetivos más o menos alcanzables. El mundo social ofrece
un surtido de trivialidades para matar el tiempo. Matar el tiempo es el
enunciado de la cultura del entretenimiento. El entretenido es tenido,
capturado como público: amordazado en sus deseos.

El tiempo puede ser asesinado estando uno solo o participando en un grupo.


Los grupos pueden ser campos de exterminio del tiempo (como ocurre con
las audiencias televisivas).

Lo grupal es la pregunta por el sentido que tiene estar juntos. Lo grupal es


experiencia de recepción colectiva de que vamos a morir y de que vivir es
habitar cada momento y, también, copular con el tiempo del otro.

53.

11
Las prácticas de grupo agotan su sentido: en un momento, realizan todas las
posibilidades para las que fueron diseñadas.3

54.
Si los grupos se agotan, lo grupal es la inquietud que recomienza cuando
los recorridos ya realizados se repiten desvitalizados.

55.
Si los grupos consumen novedades técnicas como ilusión de
rejuvenecimiento, lo grupal custodia potencias inexploradas, otros sentidos
que los grupos siempre podrían tener.

56.
Si lo grupal es el espacio de la simultaneidad, los grupos son nerviosismo
que dice: hablemos uno por vez, así nos escuchamos todos.

57.
Los grupos interesan si posibilitan entrever algo de lo grupal: lo grupal
adviene cuando uno se da cuenta que, ensimismado en los fantasmas de
siempre, se está perdiendo algo de la fiesta que crece a su alrededor.

58.
Para dar una puntada más al hilván, una proposición barthesiana: lo grupal
expresa el grado cero de los grupos.

3
Por mencionar algunas de esas prácticas, trazo una historia arbitraria. Los grupos terapéuticos en nuestro
país casi están agotados. Algo así sucede con los espacios coordinados a la manera de Pichon, o los
realizados a la manera de Marie Langer, León Grimberg y Emilio Rodrigué, o los pensados por Fernando
Ulloa o Armando Bauleo, o los imaginados por Eduardo Pavlovsky, Hernán Kesselman y Luis
Frydlewsky, o los diseñados por Marcos Bernard o Janine Puget, o los planeados por Alfredo Moffatt o
Ana Quiroga, o los investigados por Leonardo Satne, Pacho O’Donnell o Gregorio Baremblitt, o los
dispuestos por Toti García, Bernardo Kononovich u Osvaldo Saidón, o los enseñados por Ana María
Fernández, Roberto Romero o Mignon Rousseaux, o los ficcionalizados por Edgardo Gili y quien escribe
estas líneas. Al cabo, todas estas prácticas casi agotadas confunden sus fronteras.

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Bibliografía.

Barthes, Roland (1977-1978). Lo neutro. Notas de cursos y seminarios en


el College de France. Siglo XXI Editores. Buenos Aires, 2004.

Blanchot, Maurice (1969). El diálogo inconcluso. Monte Ávila Editores.


Venezuela, 1996.

De Brasi, Juan Carlos (1986). Prólogo. En Lo Grupal 3. Ediciones


Búsqueda. Buenos Aires, 1986.

Deleuze, Giles (1969). Lógica del sentido. Paidós. Barcelona, 1989.

Deleuze, Giles y Guattari, Felix (1972). El Antiedipo. Capitalismo y


esquizofrenia. Ediciones Corregidor. Buenos Aires, 1974.

Pavlovsky, Eduardo (1983). Lo Grupal. Ediciones Búsqueda. Buenos Aires,


1983.

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