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LOS

MUCHACHOS

£1 Rey del Rio de O ro (Vea«« el cuento).

SEMANARIO CON REGALOS


©NÜM. 19 Nacional de España
Biblioteca DOMINGO 20 DE SEPTIEMBRE DE 1914
10 Ct9.
¡nos Di S iD M iO RDDBlDDiZ
o o IMPRENTA Y LIBRERÍA EDITORIAL o «

O o o o S XT S o o o o

LA EDUCACIÓN —
— POR LA VISTA
^E N SE Ñ A N ZA I N T U IT IV A

por T>on J ln g el Bueno


3.'^ edición corregida y aumentada

£1 lüüo, lodo actividad y curiosidad, se amolda mal á la ense­


ñanza do palabras, de conceptos, que casi siempre repite sin haber­
los hechos suyos.
Eti cainiiio los procediraiontos intuitivos están en perfecta armo­
nía con sus aficiones ó inclinaciones..
Y como nada se asimila mejor la inteligencia infantil que aquello
qrte por la vista lo llega, el Sr. B ukno conocedor de la Infanciay do
los resortes pedagógicos que hay que poner en juego para obtener
de ella buenos resultados, ha escrito con bien meditado y desarro-
lladn plan esto nuevo libro, que es un precioso tratado de enseñanza
enciclopédica, lógica y pedagógicamente graduado que constituyo
im método do gimnasia mental.
Eminentes pedagogos, al ocuparse de la publicación de esta obra
la consideraban como única cu E'^afia por su mérilo y utilidad.
Un tomo en 4," '220 M loO' do 252 páginas, esmeradamente im­
preso en magnífico papel, ilustrado con 8¡50 fotograbados y encua­
dernado muy sólidamente con alusivas y elegantes tapas al cromo.
Edición R odkíqukz .
Ejemplar: 2 pesetas.

P e v e r jt a e i:) la s p r in c ip a le s lib r e r ía s .

© Biblioteca Nacional de España


LÖS muchachos
REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN
M td rio .— FERRAZ, 8 2 .—T e lé fo n o 4 .B 3 9 .— A p e rtedo 2 '8

S T J S O R . I F C I O I T
CSPARA: Semeiitre- 2,50 pesetai. EXTRANIERO: Sem etira. 4 Iraneaa.

l E l re^?" (d e l ' R í a d e O ro .
C U E N T O , PO R JU A N R U SKiN
(A d n p t A c ió s es| ia ñ o la .)

Kn una rt-glóu escondida y montaño- vés de anchas llanuras y populosas ciu­


8U dn lOsiiria habla anciguaniente un dad;«. Pero los nevados picos de las
T a 11e de sorpren- iiiuntañas atraían
d e n t e lertilidad. constantemente á
Rodeábanle 'scar- las nubes, las cua­
p a (1 a s y rocosas i les se cernían so­
montañas, con los bre la c i r c ul a r
altos picos perpe­ hondonada del va.
tuam ente cubisr- lie. de t a 1 niodu.
tos de nieve, que que < n épocas do
ai derretirse rt e s- calor y s e q u í a ,
cendta en torren­ cuando todas l a s
tes y cata r a t a s . regiones de alrede­
Una de elias caía dor s e abrasaban,
por un despeñade­ no faltaba la llu
ro tan a l t o , que vía en el vollecito,
cuando el « o i se y sus c o 5 e c h as
habla ocultado pa­ eran tan abundan,
ra todo el valle y tes. sus henos cr’ .
en éste no habla cían tal altos, sus
más que tinieblas, mimzanas se cria­
las aguas de la ca­ ban tan coloradas,
tarata seguían bri. sus uvas eran tan
liando como u n a azules, su vino era
cascada de oro dr- tan rico, y sii miel
rretido. Por e s t a era tan dulce, que
razón, la gente de todo el que Iba al
la comarca llama­ valle se qu e d a lia
ba á aquella cata­ maravillado y eo-
r a t a ©1 R í o d e inúiuiiente l o 11a-
Oro. niaban el Valle d -1
Por esirafia cir­ Tesoro.
V I.A -O V A IIM V il K I. II i i M l l l i K e n . r . n
cunstancia. no lle­ Todo el valleelto
gaban al fondo del valle nlmrmia de perteiieeíiui á tres heñíanos llamados
estas corrientes d*e agua. To.las des. SchvartJ!. Unas y tlluck, Schwartz y
cendfan por el lado opuesto de las mon- Hnns, Irs dos heiiianofi mayor,-s, eran
tañatí y »pgiilnii ranees '-inuosos á trn- muy feCB. I.ei I olgaban las cojas di-

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2 Los Mucridchos.

mesuradament«, y como tenían loa ojo» una Inundación que se llevó los heni­
muy pequeñoB, sin brillo y medio cerra, les al mar; las vides fueron destrozadas
dos constantemente, no se podía v e r por el pedrisco, y las mieses se seca­
nunca su expresión. ron. Pero, en el Valle del Tesoro no
Vivían cultivando el Valle del Tesoro, ocurrió nada. H abla llovido cuando no
porque eran .excelentes labradores. Ma­ llovía en parte alguna, y habla lucido
taban todo lo que consideraban que co. el sol cuando estaba oculto para todqs.
mía más de lo que podía benedeiar. Ma. Acercábase el Invierno y ya hacia mu.
tabea á los mirlos, porque picaban la cho frío, cuando un día salieron tos dos
fruta; mataban á los erizos, temiendo hermanos mayores, dejando al pequeño
que mamasen á las vacas: envenenaban dan lo vueltas al asador y con el encar.
a loa grillos, para que ño se consiesen go de no abrir á nadie, ni dar nada á
las verduras, y aplastaban á pisotones ninguno. Gluck se sentó junto á la lum.
& las cigarras, que se pasaban ei vera­ bre, porque llovía mucho y las paredes
no cantando en los tilos. A los criados de la casa estaban chorreando hume­
no Ies pagaban; Ies obligaban & traba­ dad. y mientras daba vueltas y vueltas
ja r basta no poder m&s. y entonces re­ al asador, para que se pusiese doradito
gañaban con ellos y los echaban sin dar. el asado, pensó;
les un céntimo. — ¡Qué lástima que mis hermanos no
Hubiera sido muy extraño que con tal conviden á nadie á comer! Una tajada
gran ja y tal sistema de explotarla, no de este asado sabría muy bien á cual­
ee hubieran hecho ricos, tíeneralmente quiera de los muchos que no tienen más
guardaban el grano hasta que se ponía que pan duro para comer.
muy caro, y entonces lo vendían por el En aquel momento sonaron doa gol­
doble de su valor. En las cuevas de su pes en la puerta de la casa, pero muy
casa tenían, montones de oro, pero no se apagados, como si el llamador estuvie­
sabia que hubiesen dado jamás un cén­ ra atado y costase mucho trabajo lla­
timo ni un mendrugo de limosna. Eran mar,
tan crueles y tenían tan mal genio, que — Debe de ser el viento— dijo Gluck.
los que los trataban les hablan puesto - -No hay quien se atreva á llamar á
el mote de “loe hermanos ceñudos.,. nuestra puerta.
Gluck, el hermano pequeño, cía com. Pero LO era el viento, porque se repl.
pletamente diferente en tipo y en ca­ tló la llamada, y el que llamaba debía
rácter. No tenia más de doce años de de traer prisa y no Importarle las con­
edad, y era rublo, de ojos azules y ca­ secuencias. Gluck se dirigió á la venta,
riñoso con todo el mundo. Como es na­ na para ver quién andaba por allí con
tural, no congeniaba con sus hermanos. aquella lluvia.
6 mejor dicho, sus hermanos no conge­ AI asomarse vió al hombrecillo más
niaban con él. Generalmente le daban el raro que habla visto en su vida. Tenia
honroso cargo de pinche para que dle?e ia nariz muy grande y de un color que
vueltas al asador cuando habla algo que tiraba a.1 del cobre: sus carrillos eran
asar, que no era muy á menudo: otras redondos y muy encarnados, como el
veces le mandaban limpiar el calzado, hubiera estado soplando la lumbre lo
fregar 1os suelos y los platos, dándole menos cuarenta y ocho horas aeguldas;
para comer las sobras para halagarle, y guiñaba alegremente los ojos bajo sus
no pocos golpes para educarle, segán largas y sedosas pestañas: sus bigotes
decían ellos. se enrollaban dos veces como un saca­
l.as cosas marcharon asi durante lar­ corchos en cada lado de la boca, y so
go tiempo, hasta que llegó un verano cabello, de un color .muy curioso, como
muy revuelto y todo se puso mal en de pimienta mezclada con sal, le llega­
las comarcas inmediatas al valle, .ápe- ba más abajo de loa hombros. Tenía
nas hablan cogido el heno, ciianilo hubo menos de metro y medio de estatura, y

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Cos Muchacho»

llevaba un go r r o
puntiagudo casi de
la m i s m a altura
que su c u e r p o ,
adornado con una
pluma negra de un
metro de largo.
Óluelc. se quedó
tan aorpre n d 1 d o
a n t e la singular
facba del vlsltan-
' te, q u t' permane­
ció i n m ó v i l . Bln
decir u n a palabra
basta-que el viejo
se volvió para re­
coger la capa que
se la II e V a b a el
V 1e nto. Entonces
vló la amarilla ca-
beelta de G 1 u c k.
asomada á la ven­
tana. y le dijo:
— ¡Hola: ¡Vaya
un modo de c o n-
testar 6, mi llama­
da! Abre la puerta,
que v e n g o cho.
rreando.
E l vlejeclllo no
mentía. Estaba he-
c b o una sopa. La
pluma colgaba co­
mo el rabo de un
perro apaleado, y
goteaba c o m o un
paraguas, y de las
guias del bigote le
calan unos chorros
de agua que le en­
traban y le sallan
en los bolsillos del
K l. V I K III « K S l : X T l l llE ll.V Jo ll k I . » I » V I 'A N » 1..V > l l l M e \ t i
chaleco c o m o el
agua en un molino.
-Usted dispense; lo siento mucho, ¿Uué voy a querer, chiquillo?— re­
pero no puedo— dijo Glnck. puso el viejo con petulancia.— Techo y
— ;.Quó es lo que no puedes?— pre lumbre. Veo que tlsnes ahí dentro un
guntó el vlejeclllo. hermoso fuego que chisporrotea y ca-
— No puedo dejarle entrar. Se lo digo lientu las paredes sin que nadie se apro­
de veras. Me matarían & palos mis her­ veche. néjame entrar, te digo; no quie­
manos si hiciera semejante cosa. ¡,Quó ro más que calentarme.
quiere usted, señor? Tomo lincia ya ralo que Gliick t.-nla

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A Los Muchachos,

la cabeza & la lutemperle. & sen­ — Así tardará más tiempo en asarse
tir un frío muy desasrartable, y al vol- el carnero—replicó seeaniente el vls1-
verije y ver la lumbre chlaporroteaiidp ■cante.
y lamiendo con sus largas llamas la chi. üluck estaba perplejo ante al com-
monea, como si fueran Unguas «lue ca* portaiuiento del huésped, porque en él
boreaoen la rica pierna de carnero que se mezclaban de un modo extraño la
8e;09taba asando, la dló pena el que se frescura y la humildad. El muchacho sL
desperdiciase de aquíl modo el calor. guió dando vueltas al asador cinco mi­
— .Parece que está muy mojado— dijo nutos más, con aire medltabuudo.
para sus adentros Uluck.— Voy 4 dejar, — Tiene buena cara el asado— dijo al
le calentarse un cuarto de bora. * ftn el vlejeclllo.--¿Quiere» darme una
Bn el momento de abrir la puerta y tajada?
entrar el vltjo penetrò en la rasa una — ¡Imposible, señor!— dijo Gluck.
ráfaga de viento que hizo retemblar la - -Tengo un hambre atroz— continuo
vieja chimenea. el viejo.— No he probado bocado desdi,
— Eres un buen chico— dijo el vieje- ayer. Tus hermanos no echarán de me­
ciilo.— No ts importen tus hermanos. nos una tajadita de la coyuntura
Y o hablaré con ellos. Se expresaba con tono tan raelancó-
— iPor Dios: No haga usted semejan­ lico, que ablandó el corazón de Gluck.
te cosa— dijo G'lnck.— No puede usted — I.e daré á usted una tajadita que
estarse aqul-hasta que vengan. Me ma­ me han prometido á mí. pero ni una
tarían. pizca más.
— ;Cuánto lo siento, hijo mío! ¿Qué — Eres un buen chico— volvió á decir
tiempo puedo estar? el viejo.
— Hasta que s? ase el carnero— res­ Gluck trajo un plato y añlO el cu­
pondió üluck,— y ya está muy doradito. chillo, diciendo para si:
E l viejo entró en la cocina y se sentó — No me importa que me peguen.
debajo de la campana, introduciendo la Acababa de cortar una buena tajada
punta del gorro en la chimenea, porque de carne cuando sonó un tremendo gol.
era demasiado alto para aquellos te­ pe en la puurta. E l viejo se quitó de un
chos. salto de la chimenea, como si se huble.
— No tardará usted en secarse— dijo ra quemado de pronto. Gluck volvió á
Gluck. sentándose á dar vueltas al asa­ poner la tajada en donde la bahía cor­
dor. Pero i'l viejo no se secaba; seguía tado, procurando dejarla bien Igual pa­
chorreando, y el agua, al caer en las ra que no se conociese le corte, y luego
brasas, las hacía chisporrotear, levanta­ fué á abrir la puerta.
ba ceniza y el fuego empezó á apagarse. — ¿Por qué me has hecho esperar
La capa de aquel hombre era extraordi. tanto?— dijo Schwartz al entrar, tirán­
narla; cada pliegue parecía un canalón, dole el paraguas á la cara.
A l ver niufk que el agua corría por — ¡G ranuja!— dijo á su vez Hans, pe­
el suelo amenazando inundar la cocina, gándole una bofetada.
dijo con mucha finnrn; — ¿Quién es ese?— preguntó Schwartz
— Psled perdone. ¿Quiere quitarse la cogiendo un garrote y mirando feroz­
^■apa? mente á Gluck. al ver al vlejeclllo en
, — No gracias— respondió el anciano. medio do la cocina, con el gorro en la
—¿Y el gorro? mano y haciendo una cortés reverencia.
—Tampoco. Estoy muy á gusto, gra­ — No lo sé, hermano— respondió Gluck
cia*— replicó el vlejeclllo algo amos­ con terror.
cado. ,— ¿Cómo ha entrado? - rugió Sch­
— Lo siento— dijo Gluck con miedo, wartz.
— porque me está usted apagando la if'nnfhW'} rU.l
lumbre.

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iLos Muchachos. ft ..

LA TIERRA DESDE LA LUNA


SupüugamoR que
por arte de birli­
birloque nos tpas-
iadaiuos & la Lii-
ua. ¡Menudo sal­
to; ¿verdad? Bue.
no. ya esiaraos en
la L u n a . s un
mundo ideal para
los saltarines. Co­
mo la Luna ea muy '
pequeña. los cusr-
p o 8 pesan jmuc.ho
menos, d e suerte
que un muchacho,
por poco ágil que
sea. puede saltar­
se á cuerpo limpio
una casa de d o s
pises. También es
un mundo i d e a l
para los mozos de
cuerda, porque co.
mo las cosas pesan
m e n o s , podrían
l l e v a r un plano,
por ejemplo, como
quien lleva un ma­
letín.
Pero no nosocu-
pernos del mundo
lunar. Fiemos ido
í la L u n a p a r a
ver la Tierra. Mi­
radla [lili en lo al­
io. IS« Tierra llena
y pot eso la vemns
entena. I»i-mrr> ih-
unos d t as estaría
en cuarto creciente, parque la Tierra nv su expllrac-ida. Todos «abél.s que la
ofrece para la I.iina laß mlamus fases Tierra es una bola, y ul que ae halla
que la Luna para noaotroe. en cualquier punto iV‘ la superficie de
¿No OB choca una cosa? Si estando en esta bola le parece que esW en ei centro
la Tierra velanio.« la Luna en lo alto lie ledas las cosas. Vsm es laa cosas que
del cielo, parece natural que estando hay encima y 11 los lados en el flrraa-
en la Luna veamos la Tierra abajo, .v niciito, pero no laa que hny debajo do
ain embargo, no es así. ¿Por qué? AI nosotros porque nos lo Impide la misma
pronto es difícil comprenderlo, pero lie. tierra. S! la Tierra fuese transparen*

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Los Muchachos
te, veríamos el Sol. la l.u a y las es­ Ilante, y se distingue perfectamente - la
trellas debajo de nuestros pies como si tierra de los mares. Con un telescopio
nosotros estuviésemos en lo alto del flr. como los que se usan en los observato­
mámenlo. rios astronómicos del mundo, se verían
Elsio ocurre no sólo en la Tierra, sino los ediñcios grandes de las ciudades,
también en los demás cuerpos celestes, sisimpre que no hubiese nubes, porque
y esto uos enseña**iué fel “art-Iba,. y el éstas los taparían. Como en la Luna no
‘ a b a jo , no tieneii verdadero sentido, hay atmósfera ó hay muy poca, no se
puea sólo se ceñeren á un. punto de forman nubes jamás, y se ve muy bien,
vista. el Armamento.
I.A Tierra, vista d esdeja Lu.’ a. apare, ¿Habéis visto ya la Tierra? Puea vár
ce mucli7‘tnds ^ a n d e qij|e la Luna vis­ monos á ella, porque aquí, en la Luna,
ta desde fa Tierra, y nrhclio más brl- nos estamos ahogando por falta de aire

DE D O N D E S A L E L A S EDA
1.1'S A X I M A I . K S ifVV: I.A l'U O D lX 'K N

MARIPOSA ATLA>!» Kl. M\Y«»K UK Lu> JN>bCIw^ PUuU(i.loRbn liASKüA

Nadie Ignora (tus la mayor parte de perador Justlidano. .Vj( tué introducid»
la seda la elaboran las orugas de la ma. la sericultura en Europa, donde la ma­
rlposa del moral, vulgarmente conoci­ riposa de la morera se propaga con 1»
das como “gusanos de seda... Los chinos misma facilidad que en Asia.
explotan el producto de las famosas oru­ En el .lapón, casi toda la seda se ob­
gas desde el año 1640 antes de nuestra tiene de las orugas de una mariposa,
Era. En el siglo XV. unos monjes per­ allí llamada “yama-mai", que se allmen.
sas lograron llevar á Constantinopla al­ ta de hojas de roble. Los capullos son
gunos, de estos gusano.«, dentro de un muy grandes y verdea, y dan una seda
tror.o de bambú, y los ofrecieron al em. plateada y muy buena.

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Los Muchachos

M > K H K N T » > ('IlK ('IIA > l ' K l 11> I I ' TU l< l>K I » M AIl-

Las orugas de cierta mariposa de la pezaba. era la alimentación de las ara­


India, llamada “tusor” por los indígenas, ñas.
elaboran seda tan fuerte, que es preci­ La tercera clase de seda utilizable,
so cardarla como si fuese lana. Otra llamada “seda de mar... es la que se ob.
mariposa oriental, cuya seda ee utillsn llene del biso, substancia filamentosa
en la India, es la enorme Saturnia at­ que ciertas almejas, denominadas piiinii.
las, que reproduce uno de nuestros gra. emplean para adherirse á las piedras.
bados, cuyas alas, extendidas, son casi Las pinnas son conchas hasta de uno y.
tan grandes como la palma de la mano dos palmos de longitud, algo translúií-
de un hombre. das. y generalmente de forma triangu­
Después de la seda de orugas, viene lar, y p1 biso sale por uno de sus lados,
la de arañas, en cierto modo muy supe, entre las dos conchas. Cuando esta
rior á aquélla por su ñnura y resisten­ substancia filamentosa se trabaja, resul­
cia. La industria raras veces ha béclio ta una seda á la vez fina y fuerte, de un
uso de ella; sin embargo, en Taris, se color enire pardo y oro viejo. Aunque
instaló hace cosa de diez años, una fá­ no €8 posible obtenerla en cantidad su.
brica de cuerdas para globos militares, Ilclente para su explotación industrial,
que empleaba como único materia! la desde tiempos muy remotos se ha em­
seda de arañas. Esos blcharracos se co. . pleado para confeccionar prendas pequp-
locaban por docenas encima de un ca­ fias. como guantes, medias y gorras.
rrete. sobre el cual Iban arrollándose Cuando se fabrican prendas de bl.so.
los hilos. Cada araña producía de treln. es costumbre mezclar en el tejido un :<t>
ta a cuarenta metros. La seda obtenida, por 100 de seda verdadera, tal vez pura
una T5Z lavada para quitar la capa p-"^ que el producto resulte más económico.
gajosa exterior, resultaba más ligera y Un par de guantes de biso puede costar
más fuerte que la de les gusanos de de seis t ocho pesetas, y unas medias
seda. 1.a gran diflcultad con que se tro­ de once á quince.

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lE l s a l-v a m e n t o d e l a lle g a d o .

Periquito y .luaalto encuentran en Y corno los dus «on de la pie! del


AÛU as ve una mano agitándoaB
un parque un guante de sedora. dhihlo, al pumo se las ocurre utili­ trépidos salvadores.
demandando socorro...
zarlo pura sus jugarretas.

Y Periqiiito. lodo asustado. recla­ Y corren escapados todos en su Y si Periquito y .luanito iio se ba­
ma auxnio pura un aliogado qtie ha 1......1
auxilio por si llegan á tiempo. ñaron, por lo menos los hicieron en­
visto eii Pi rio. trar en reaccldn.

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IO Los Muchachos

Goma se 1b 1¡grafía el pensam iento

I 4 4.— P B O C B D ia iK M o a »•ARA I K L A O H A R I A B A L I ' K A S A U I E K T Ü T ON L A V AR ITA M A fí.í'A


\ I UR L A K > B A I A

¿No habéis visto alguna ves en el cir­ es precisamente cuando el muchacho se.
co los experimentos de-un adivinador del üala el objeto indicado por el concu­
pensamiento? Una señora, por ejemplo, rrente. E l número de veces que ha de
sentada en uua plataforma, adivina lo hacerse la ppsgunta antes de señalar ol
que tiene en la mano un caballero si­ objeto Indicado, se acuerda previamen­
tuado muy lejos de «lia. E l hecho es te. en secreto, entre la muchacha y el
asombroso, y sin embargo, el arte de muchacho.
ejecutarlo es sencillísimo. También pueden convenir en que
Supongamos que los adivinadores son siempre que el muchacho toque un ob­
un muchacho y su hermana. Llegada la jeto de cuatro patas, como, por ejem­
hora de hacer loe experimentos, el mu­ plo, una silla, 6 una mesa, la muchacha
chacho pre. d e b e decir
s e n ta 6. la “Sí., a 1 h a-
mu c h a cha cerle la pre.
diciendo g u n t a 81-
que es “me­ guiente. E 1
d i u m „ es m u c h acho
decir, q u e puede repe­
tiene el don tir e I expe­
d e l e e r el rimento sin
pensamiento hablar nada.
de l o s de- p leando
mSs. P a r a una regla 6
d e mostrar­ un corta-pa­
lo, s e man­ pel como va.
da salir de 5. .l•c^sl<:lON II K L A B A R A J A t N O t n A N O O L A C A R I A rita. 6 sim­
qUE HA .'jnu TOCAOA plemente to.
la habitación
á la “medium" y durante su ausencia, cando ó señalando sucesivamente va­
toca 6 señala uno de los concurrentes rios objetos. Si emplea una varita como
cualquier objeto. L a “ medium" vuelve 4 en las figuras 1 y 2. se pone de acuerdo
la sala y dice Inmediatamente cuál es el con la muchacha para que diga “No”
objeto señalado. P ara ello su compinche cuando vea que tiene cogida la varita,
y vlla emplean diversos sistemas. Uno de como en la figura l , y “Sf^ cuando la
los más sencillos consiste en el siguien­ coja qpmo en la figura 2, es decir, con
te; «1 muchacho va señalando objetos y el dedo índice estirado.
preguntando “ ¿Es esto?” y la muchacha Este procedimiento más perfeccionado
responde: “N o„ hasta la sexta vez, quo puede emplearse en el siguiente experl-

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Los Muchachos a

mentó, que es muy interesante. Mlien- ee que la carta es la del centro, y si todo
tras la “médium., está fuera de la ha­ el brazo está colgando, es que la carta
bitación, se da d bau-ajar una baraja, ocupa el lado derecho.
dando mucha Importancia al acto, para También puede revelarse á la '‘ mé­
que el público crea que se trata de una dium., la carta elegida por la posición
cosa muy difícil, aunque en realidad no dul dedo pulgar en el reverso de la ba­
tiene nada que ver con el experimento. raja. Con este fin se Imagina que dicho
Luego se echan en una mesa nueve car. reverso está dividido en nueve porcio­
tas, formando tres Alas de í tres. Uno nes, como indica la figura 3, y el com­
del público toca una de ellas, y la “mé­ pinche pone el dedo en el sitio que se
dium,., al volver dice cuál es. fingien­ supone ocuparla el número correspon­
do que le cuesta algún trabajo áuivl- diente. SI, por ejemplo, pone el dedo
aarlo. como en la figura t, la “médium., sabo
El compinche indica la fila en que que la carta señalada es la del centro
está la carta cogiendo la varilla de dis­ d<; la primera fila.
tinta manera. Si la tiene entre el pul­ E l experimento puede hacerse de un
gar y el Índice, es seiial de que la carta modo más sorprendente todavía. Supon,
está en la primera fila; si la coge con gamos que las cartas están colocadas
los dedos pulgar, índice y corazón, es en la me.sa como en la figura S. Imagí­
que está en la segunda fila, y si la coge nese que en la otra mitad de la mesa
con toda la mano, es que está en la ter­ Iiay otras nueve cartas, colocadas de
cera fita. E l número d3 orden que ocu­ igual modo. El compinche deja la ba­
pa en la fila ee revela por la posición raja en el sitio que Imaginariamente
de la mano Izquierda. SI coge con ella corresponde á la carta tocada. Tal como
la solapa de la americana, ee seQal de está en la figura o, Indica que la carta
que la carta ocupa el lugar de la iz­ señalada es la del centro de la primera
quierda; si está metida en un holsillo. fila

B ' t T i . V S ' K q U E V A SLS D O Z A I . Í

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Los Muchaunoa.

S a lt a d o r e s fa m o s o s
Los fialtos pueden ser de tres clascí«:
de longitud, de altura y con pértiga, es
decir, á la garrocha, como saltan los
toreroH. y en las tres clases ha habido
y hay saltadores famosos.
lín uno Uc los grabados qué Ilustran
vsce artículo, veréis un individuo dando
un prodigioso salto á la garrocha, líate
Individuo, apellidado Sheldon, fué cam-
jiedn, portille nadie podía sobrepujarle.
1 ‘rovlsto del largo pato, daba saltos de
tres metros 15 centímetros de altura.
En i l sallo de altura i véase el graba,
do) se han distinguido el ya citado Sbel-
don y oíros que & cuerpo limpio daban
saltos (le cerca do dos metro.- do altura
Pero el más prodigioso de todos bii
sido Hlgglns, el hombre volador. Sien­
do todavía muchacho, empleado «ii una

-A I.IO A I.A O A I I K I K II A

casa de banca, pasó por un sitio donde


estaban saltando otros jóvenes, pidió
permiso para probar sus piernas y ganó
todas las apuestas que le hicieron. En
vista de estos triunfos, se dedicó d sal­
tar en los circos, y ganó mucho dinero.
Iliggins saltaba con los pies juntos
por encima ds un caballo de llJ.'i csiill-
metros de alto. Otras veces saltaba por
encima de una caja de huevos, y cuando
parecía que iba á hacer una gigantesca
tortilla, rebotaba un poco en el aire y
cala más allá de la caja.
Con la punta il.- les pies apagaba, sin
tirarla, una vela colocada en 7o alto d?
nn sombrero de copa que irevaba un
criado suyo, 6 bien apagaba por el mis­
mo iiroceilimlento. al acabar uii salto,
doa velas colocadas en la ú'tíma de sie­
te sillas puestas en lila. D ’ icnnl modo
bacía sonar al saltar, cogiéndola entre
llll.lilN - -M I V' t ■

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Loa Muchachos I»

meslia Junto 6. él y el sutiuiiu:- »e subía


de uii salto a la mesilla, é ItimediatA-
mente rebotaba y saltaba lluipiamt nte
por encima del cocbe, como veis en uno
de loB grabados.
HiKgins tuvo un discípulo francés, lla­
mado Uisel, que A los tres meses ds
aprendizaje saltaba cinco sillas con los
pies juntas. Este Individuo era á tos.
veinticuatro años eampebn de Francia, y
daba saltos de cerca de seis metros y
msdio de largo.
Baker, campeón americano, transpo-
u(a más de veinte metros de distancia
en diez saltos.

? A l.'ll' I H I t. A

los pies, una campanilla colocada en


una silla. Lo.s espectadores creían mu
cbas veces que babfa Cnimpa en estes
ejercicios, hasta qu? se convencían de
que Hlggins era una maravilla.
Pero aún hacia otra cosa más sensa­
cional. Se ponía un hombre de pie con la
cabeza levantada, y el saltador, que pre­
viamente se había untado nvgro de hu­
mo en la suela de las zapatillas, saltaba
y tiznaba la nariz del Individuo al pa­
sar por encima, pero sin hacerle daño.
Sus exhibiciones en el circo termina-
bau siempre con estos dos ejercicios:
colocábanse, formando un corro y sepa­
radas por espacios de tres metros, 45 si­
llas, é íliggins las saltaba todas, una
tras otra, de cuarenta y cinco saltos, sin
descansar un momento. A continuación
II Ili ci l A - A I ’A G A M m, 1 n V VI I A I T K > T A 1 M I Jl V
salía á la pista un coche, ponían una i,i. I -, .Miii[i:i(,) riK 1,,iM

LEGALOS A LOS SUSCRIPTORES


Además de optar á los sorteos como todos los lectores, los suscriptores recibirán al pagar
el semestre 4 pliegos de construcciones de cartón, cuyo valor es de 1,80 pesetas.

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Los Muc'irtchos

Kl. MUNDO PINTORESCO

EL MONTE DE LA SANTA CRUZ


En lu gran rur-
dlllera de las Mon.
t a ñas Pedregosas
fie alza un majea-
tuoBO pico, que im.
pone- respeto p o r
la cruz gigantesca
que a p a r eca en
«na alturas. Trans­
parentes c o m o el
cristal }• visibles A
larga distancia.
(los enonm-a ben*
deduras naturales,
« n t recruzadas en
la c u m b re de bi
montaba, ofrecen
.• s t e bsrmoso fe-
uómeno.
Mucho antes de
amanecer y antes
de que desaparez-
uaii las b r u m a s
que llenan el valle
durante la noche
y mucho después
d e hab r anoche­
cido se divisa aquel
Imponente atmbo-
1a de la redención
que parece bende­
cir al mundo.
K 1 Monte de la
•lanta C r u z tiene
(I d (i metros de ■
altura, es d e c i r ,
menos que otros montes de las cerca­ palionicuu soberbio, de los i|ue tanto
nías. pero el fenómeno que le distin­ abiuidan en América del Nort:-.
gue de los demAs ofrece nii e.spcctAculo I.as Montadas Pedregosas se hallan
único en el mundo. eii el estado de i'olorado (Estados Uni­
La ascensión A la cumbre de! monte dos). y en ellas abundan los ríos. Ins
es dlfícll^y en extremo peligrosa, pero lagos y las cii-scadas. l.as nevadas cum­
una vez arriba, contempla el .viajero un bres rivalizan con las de los Alpes.

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LflS Muchdchoà 15

P R O B L E M A S Y RECREOS

i:.N CUADRADO También biin enviado solucionei d« ‘ Dna


CO NVERTIDO E N 'OCHO i>roUU-mns en uno"
Pepe Gallemé, Rarcclona : Paco j José
S P U T IÓ X Pardo. RareeloDii: Autouío Coy. Lugo: An­
tonio de la Peña I.ei<iuea, Murcia; Pilar f
Tomiis del Re;. Antonio Maüd Arana. Ma.
drid.

0 0 !»

.-.QUE n.VCE E STE HOMBRE?

£1 grabado enseña el modo de combinar


loe ocho pedazo« del cuadrado jmra formar
el guarismo S. Algo raro resulta, pero es
on S.
I-a semana prOxima publicaremos loa nom.
brea de los solucionistas.

lian enriado soluciones de la “T.a ma-


uiobra ferroviaria”
José .Aitolaguirre. C’Ordobn; José Cosano-
vo, Valencia: Ricardo I-edn, Vnllndolid; Er­
nesto Montini. Pamplona: Jesfis Miguel. Se­
villa: Antonio .VIvarez Oarela-Prieto, San­
tander; Ernesiio Tor<iuemndn. Vitoria: Ro­ Este es otro de los dibujos ineompletos qne
drigo Eehagñe. T.lodio: José Marta. María dejo en su c.artnpacio ni irse íl veranear
Teresa. José I.uis j- Rosario Cabrera, Cñdix: nuestro compañero olvldndízo.
.ingel Belver. Almería: Eraillnna Díaz, Vi­ Indudablemente ese hombre que esté es
toria: Antonio Martin de Marcos. Ricardo el aire debe e.sfnr haciendo algo, porque s"
Séneliez Gonzéb-z. Antonio Blanco Gonzfilez, nota ií la legua cpie falta algo en el dibujo.
Rierado Camarero: Juan. -Angel, Guillermo A ver (juién lo nverigun.
« Isabel Cabrera. Alberto .Martín Perreras. liemos de advertirns. para ínciliinr vues­
Eduardo y FraneiRCo Butler y Pastor, Ma­ tro trabajo de averigiiaciñn. que el hombre
nuel Valdemoro, Francisco Cnrdefin. Santia­ del dibujo no está andando por un alambre,
go Regalado Maya, Conialo Maeztu. de Mn ni por unn cuerda floja. Esta Imciendo otra
drid cosa, pero ;.qué es to qlic "stí haciendo?

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l.os Muchachos

KIv <'ASTIM>(> Y l.A Jil.A\ K llave escondida 6 enterrada por allí


cerca, y s * dirigid al foso que se ve á
Pues señor, este era un caballero que la Izquierda, para ver si la encontraba.
Iba en busca de un tesoro encerrado en Pero no la encontró, y cuando solvió al
el caetllio que se ve á ’la derecha, pero castillo vió que habfa sido un tonto,
estaba cerrado i piedra y lodo. porque tenia la llave delante de las na­
rices, como nos pasa á los lectores de
esta verídica historia.

@
Sin embargo, et caballero sabia que
el dueño del castillo habla dejado la

Cupones para el segundo sorteo de regalos de


LOS MUCHACHOS
Ha.tta el día ÜO tJe Octubre jiróxiiiif) pueden remitir nuestros amigf■^
los cupones para el sorteo de reyalos. Aiuxiiie lá colección secompóne
de trece cnpone.^, basta que nos envíen diez, con arreglo á las instruc­
ciones que hemos dado repetidas veces.
En breve anunciaremos la exposición de regalos y la fecha del
sorteo.
Rrgamos que en los sobros que contengan i-iiponos se prtnga nn letre­
ro que diga «Para el sorteo».

• •

Sogi'm di.sposición del Señor Delegado de Hacioiida do la Provincia,


que nos ha sido notificada, no podemos anunciar nuevos sorteos do rega­
los mientras no resuelva este asunto la Superioridad.
Por esta cansa nos vomos en la imposibilidad de annnciar desde ahora
un tercer sorioo de regalos, pero no obstante, será conveniente que nues­
tros amigos guarden el cuponcito que publicaremos on la cubierta de
todos los números como va en el pre.sente.
Estos ciiponcitos no tienen más objeto c|uo servir de justificante de
haber comprado los números, por si la Hacienda resuelvo favorablemente
el asunto, li hallamos oi medio do obsequiar á nuestros favorocedore.«.
sin faltar á dispo.siciones oficialos, contra las cuales protestamos, por no
ostar justificada por causa alguna la prohibición de hn<'.er regalo-s en la
forma que veníamos haciéndolos.

M A D R I D . — I m p . d « « A i . t K B í r i D B tiK I. M r n K O * . K e r r a i . “O.

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