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8 Límites para la fenomenología en

psicoterapia (Gestáltica)
 Flores Bonifacio, Efrain Sandro

8 Límites para le fenomenología en psicoterapia (Gestáltica)


Ps. Efrain Flores Bonifacio
1. Desde dentro del bosque no se puede ver todo el bosque, sólo los árboles que la
percepción inmediata permite, por tanto, necesitamos salirnos de nuestro punto de
vista para hacer más grande nuestro conocimiento de la realidad, éste es el rol del
pensamiento científico que supera, no elimina, al conocimiento fenomenológico.
Podríamos decir que lo completa.
2. La neurociencia ha estudiado la forma en que “nuestro cerebro nos engaña” (Rubia,
2000), podemos ser concientes de esta situación, a través de estudios científicos y
“corregir” la vivencia que tenemos de la realidad.
No es que tengamos “vivencias equivocadas” (¿o sí?) sino algunas que no reflejan el
Campo en el que el individuo se encuentra y que por tanto, inducen a tomar decisiones
equivocadas, como la persona profundamente enamorada que sólo ve lo mejor de la
persona amada, alienando lo negativo ¿dejaremos, por “respeto a su vivencia”, que se
equivoque porque “así es la vida” cuando es hasta un deber ético enseñar una vía que
le permita tener más elementos realistas de juicio sabiendo que su propia percepción
no refleja la conducta del novio(a)?
¿Podríamos decir algo así del celotípico? ¿del paranoide? Todas son vivencias sí, pero
poco respetables (las califico así como observador, como terapeuta el manejo sería
otro porque nada produce más resistencias que decirle a alguien que su experiencia
“no es apropiada”)
Es cierto también que “El mapa no es el territorio” pero ¿el mapa no debería reflejar
hasta cierto nivel el territorio para que el viajero llegue a su destino? La lucha de todo
cartógrafo es por lograr una aproximación lo más cercana a la “realidad objetiva” que
se pueda, ya sabemos que nunca se logrará en su totalidad pero ese empeño es el que
produce el conocimiento útil.
3. Cuando hacemos consulta, la fenomenología nos incita a describir lo que hay, lo que
observamos, o mejor dicho, fenomenológicamente, la presencia de lo que hay, su
manifestación, y aunque la teoría de la Terapia Gestalt (TG) nos señala también que el
flujo continuo de conciencia nos llevará, espontáneamente, a la “figura verdadera”, es
necesario decir que hay muchos fenómenos que son parte de la situación total de la
realidad de un paciente que no aparecerán, un ejemplo que nos será familiar a todos
es el siguiente.
Dentro de la variedad de causas del comportamiento habitualmente violento o iracundo
podemos encontrar que el sujeto, en su ajuste creativo, no ha podido integrar su
miedo (y esto es verificable también por algunos estudios neurocientíficos, ver
referencias) sin embargo, en una sesión de gestalt con este tipo de personas, en un
ejercicio por ejemplo, no será el miedo, lo primero que aparezca, tal vez no aparezca
como miedo…sin embargo, sabemos que esa emoción forma parte del cuadro total de
esa persona ¿y entonces?
¿Cuántas características valiosas pueden no aparecer y sin embargo ser constitutivas
de la persona que tenemos enfrente?
Por eso que el pensamiento científico, la teoría, completa la mirada natural o
puramente empírica del ser humano, amplifica su percepción.
Así son las cosas, lo que no podemos como individuos (experiencia inmediata), lo
podemos como grupo (práctica social expresada en teorías)
4. Sobre la intencionalidad. Toda conciencia “es conciencia de algo”, como decía
Brentano y luego asumido por Husserl, pero ese algo no está determinado sólo por la
conciencia del individuo de manera abstracta y desligada de la realidad material, es
decir, la conciencia en cierto sentido “crea” al objeto que ve, pues ésta (la conciencia)
ya está predispuesta para ver ciertos aspectos y al hacerlo, deja de ver otros, puesto
que sólo puede ser posible una figura por vez. Sin embargo, la misma conciencia ha
sido construida desde fuera del individuo en el proceso de socialización (el contacto es
permanente y al inicio de nuestra vida sin muchos filtros propios sino externos) y es
éste proceso quien la dirige mientras no haya una reflexión sobre sí misma en base a
un proceso práctico y concreto llamado acción educativa.
La intencionalidad no crea la realidad objetiva, la matiza.
En todo caso, podríamos decir, que la conciencia refleja de una manera peculiar,
personal, la realidad objetiva. Sin un soporte en la realidad no habría ni conciencia ni
intencionalidad.
5. No niego que haya un Campo fenoménico (diferenciándolo de la realidad objetiva)
en el que actuamos pero ¿qué características debería tener ese Campo para que el ser
humano conserve cierto grado de ajuste creativo en el entorno en donde vive? Si ese
medio simbólico fuera totalmente independiente de la realidad objetiva, el individuo no
podría siquiera actuar con un mínimo de razonabilidad frente al otro, las instituciones,
agentes burocráticos, reglas sociales, leyes, juicio social, etc. y todos los elementos en
los cuales vivimos inmersos nos parecerían extraños.
Un ejemplo muy acorde con estos tiempos posmodernos:
Un adolescente puede “sentirse feo” y puede vivenciar fenomenológicamente su
imagen corporal de una manera muy negativa, es decir, su concepto de belleza (su
idea, creencia, representación, etc) es de una determinada manera que su forma de
percibirse no encaja con esa idea.
Mi pregunta es ¿existe una forma “originaria“ de verse, una “forma en–sí” a la que
tendría que retornar para que esa mirada sea más natural y por tanto “sana”? ¿Como
terapeuta tengo el “deber” de moldear su autoimagen para que tenga una experiencia
de sí mismo como “persona bella”?
Lo primero que tendría que hacerse es atacar al introyecto, y esto es vasto porque es
la ideología consumista la que genera estereotipos de belleza poco realistas, esa idea
que lo asalta y lo aplasta, que lo lleva a considerarse “feo”,además de alguna relación
interiorizada que pudo reforzar esa sensación negativa, pero después de ello, tendrá
que acostumbrarse a su nariz “objetiva”, a su ceja “objetiva”, a sus ojos “objetivos”, a
la forma de su rostro “objetivo”, etc, es decir a lo que todos conocemos por
“Aceptación” ¿o no? ¿a alguien se le ocurriría decirle a un joven así: “en realidad te
sientes mal por un trauma del pasado y en verdad eres bonito” ? El aspecto sanador
en este caso, como en muchos, es que tenga un sentimiento de sí mismo proveniente
de una percepción más realista de su estructura física, que se puede vivir, amar, estar
con los demás, así como uno es.
¿La salida terapéutica, por ejemplo, para una persona que ha quedado desfigurada
“objetivamente” después de un accidente cuál sería?
Resignificar el propio cuerpo es asimilar el cuerpo que “realmente” se tiene.
Sabemos que la figura que emerge en el individuo es expresión de una necesidad pero
ésta sólo puede llegar a su realización con un entorno apoyador, sin entorno no hay
Contacto ¿qué es lo que hace el Campo entonces? Por sus características “objetivas”
permite esa realización, es decir, si una persona triste por un duelo quiere contarme su
dolor (contacto) pero yo “decido” que, “en realidad” (y estoy haciendo una
interpretación) esa sensación depresiva obedece a una forma de autoagresión o de
“hostilidad vuelta contra sí misma”, no generaré un Campo propicio para el Contacto
que el paciente necesita, y esto puede ocurrir también en la vida cotidiana.
Cuando digo “objetivo”, me refiero a una situación externa a nosotros (externa, no
creada por nuestra percepción) que debe encajar con las necesidades del paciente, y
en ese sentido cabría algún nivel de acuerdo o consenso para poder ofrecer una
situación terapéutica real, no sé si algún día lleguemos a hacer protocolos de
intervención, pero no me parecería nada herético como enfoque humanista porque el
fondo del asunto es “ayudar para la auto-ayuda”. Lo menciono así porque si todos los
pacientes son diferentesy cada uno necesita algo peculiar, eso querrá decir que hay
necesidades comunes a todos, es decir, José puede necesitar afecto de un modo A,
María de un modo B, Alberto de un modo C,etc. Pero lo cierto es que todos necesitan
afecto (en este ejemplo), la captación de estas necesidades comunes, nos dice que
podemos captar “la situación emocional real” de los consultantes.
Por otra parte, debemos decir que todos miramos la vida de forma diferente, en ese
sentido , esa vivencia es privativa a cada ser humano, no la podemos transferir, todos
tenemos la necesidad de tener una “mirada de la vida” para poder guiarnos dentro de
ella, pero esa mirada nunca será originaria, nunca nacerá del propio individuo, nace de
su entorno social, valga la redundancia, sólo cuando aprende “las reglas” para hacerlo
es cuando recién puede individualizarse y tener una mirada particular, que sea sólo de
él (por eso la suprema importancia de los introyectos)
Esto es lo que ha confundido a los filósofos fenomenológicos, como es “constatable” e
incontrovertible que cada uno tiene una percepción propia, han pensado que así “son
las cosas”, que la realidad personal nace de esa percepción individual desligada del
entorno, cuando el fundamento de nuestra percepción ha sido siempre la información
social con la que nos hemos formado.
Merleau Ponty (1993) dice: “Todo el universo de la ciencia esta construido sobre el
mundo vivido y, si queremos pensar rigurosamente la ciencia, apreciar exactamente su
sentido y alcance, tendremos, primero, que despertar esta experiencia del mundo del
que esta es expresión segunda. La ciencia no tiene, no tendrá nunca, el mismo sentido
de ser que el mundo percibido, por la razón de que solo es una determinación o
explicación del mismo” (Pág. 8 , Prólogo de Fenomenología de la Percepción, los
subrayados son énfasis míos), es decir, se refuerza la idea de una “experiencia
originaria” previa a la reflexión, a la influencia cultural, que es justamente lo que
recusamos, esa experiencia natural no existe ya que todas nuestras vivencias, sin
excepción, están mediatizadas, como decíamos, por la información social, salvo que
como dice Tran Duc Thao(1959) encontremos vivencias en “estado puro” pero ello sólo
es posible “en los animales y los lactantes” y en los lactantes lo dudo.
6. Derivado de lo anterior, podemos pensar ¿cómo es posible la comunicación, aún con
todas sus limitaciones? ¿Cómo es posible el desarrollo de los pueblos y sociedades? Si
fuera cierto que cada uno ve las cosas a su manera de un modo en que no hubieran
elementos comunes (y si los hay, hay cierto nivel de percepción real de la propia
situación) no hubiese sido posible el desarrollo de ninguna comunidad humana. Por
tanto, la historia desmiente el principio fenomenológico que señala que “la conciencia
es el punto de partida de la actividad humana” (ver referencias) Porque la conciencia
se ha construido solidariamente con su actividad práctica (trabajo) que logró modificar
el ambiente natural y social, el mismo que a su vez lo modificó a él.
Este punto es el que debilita aún más al Constructivismo radical.
7. El aspecto descuidado en la fenomenología, como en la mayoría de filosofías afines,
incluido el constructivismo, es que se deja de lado un elemento esencial en el
conocimiento de la realidad y que es reivindicado por el materialismo dialéctico, nos
referimos a la actividad práctica como procedimiento necesario para ese conocimiento
adicional a la mera actitud o contemplativa o interpretativa de las otras filosofías, así
como pararse al borde de la terraza de un edificio acaba con la discusión sobre la
“realidad de la gravedad”, la intervención directa ( o investigación científica o contacto,
etc) reduce la discrepancia (no digo que elimine la controversia) sobre quién tiene la
razón respecto a temas que son preocupación para la psicología y disciplinas afines, es
mejor , por ejemplo, dialogar ,convivir, co-estar con un gay antes que pre-juzgarlo y
alimentar la mitología sobre esa orientación sexual; o conocer a profundidad en
persona, con sus costumbres, al modo como lo hacen algunos investigadores en
antropología, a un musulmán o un judío en lugar de estar creyendo lo que la prensa
interesada dice de ellos; o insertar a un hombre violento en un juego de roles en
donde él haga el papel de víctima antes que sólo escuchar sus “razones” (su vivencia)
para reaccionar con ira; o cuando se nos hace difícil explicarle a un preso sobre las
consecuencias morales de su delito, hay que controlarlo cuando en la prisión le roban
porque se vuelve un “demonio”, etc.
8. El concepto de evidencia o intuición en Husserl (“la verdad de lo que aparece”) es
polémico y relacionado con los puntos anteriores, como alguna vez lo dijo Marx, si la
“esencia del mundo” coincidiera con nuestra percepción de ella, no sería necesaria la
ciencia (Prado, 2008). Y a todas luces, la sociedad contemporánea se ha beneficiado
de la ciencia más de lo que estamos dispuestos a aceptar.
No queremos decir que la “experiencia”, “vivencia” o percepción no signifique “nada
importante”, al contrario, nos parece muy importante, pero como punto de partida, si
la ubicamos como momento subjetivo de la aproximación cognoscente a la realidad a
través de la actividad práctica, tendremos una base segura para usarla como
herramienta de acceso al mundo real.
Este punto me lleva a la crítica de las llamadas Constelaciones Familiares (CF), que al
igual que otros enfoques como la Gestalt por ejemplo, también se dice que son
fenomenológicas.
Basta ver una sesión de CF para darse cuenta que los fenómenos que allí se producen
pertenecen al ámbito de la psicología de las dinámicas grupales, el vaivén de la
excitación que produce conducidos por el líder es algo más o menos conocido :
proyecciones, emociones, resistencia, toques de puntos fóbicos, etc. El problema es
que la teoría que sustenta a ese procedimiento señala que lo que se ve allí, “lo que
aparece”, obedece a un supuesto movimiento de un alma familiar que reclama
equilibrio y de esa manera, misteriosa , por no atenerse a la realidad de la vivencia de
ese “aquí y ahora”, se pueden estar aceptando supuestos hechos de los cuales nunca
se sabrá si son ciertos o no ( el efecto Forer puede explicar las razones por las cuales
las personas sienten que “han trabajado” algo de sus vidas), pero lo que es peor, en
casos de violencia familiar o afines, se puede estar evadiendo responsabilidades si el
Constelador señala que la violencia actual obedece a una problemática
“transgeneracional” del cual el violento no es responsable sino víctima, y todo esto
justificado por el “nivel fenomenológico” de la experiencia……
Es fácil imaginarse qué pasaría en casos como los de Violencia sexual, la “sanación” del
agresor significaría algo muy cercano a la impunidad emocional y el destierro de su
responsabilidad ya que sería, en la explicación de las CF, un problema de una
generación pasada, o una lealtad no seguida, o un lugar ocupado indebidamente por
otro miembro de la familia, etc. esto quiere decir que el problema de la fenomenología
y su relación con el conocimiento de la realidad no es problema sólo teórico.
Hay situaciones reales que existen al margen de nuestra percepción, y tenemos la
necesidad de afrontarlas y las emociones, esas que nos hacen sentir de manera tan
especial y que colorean nuestras vivencias, nos sirven para ese fin. Realidad que nos
obliga a usar todo en nosotros, no sólo nuestras emociones sino nuestras sensaciones,
nuestro cuerpo y pensamiento porque “todo no es proyección”, claro que no.
REFERENCIAS
1. Rubia Vila Francisco (2000) El cerebro nos engaña, Madrid, Ed. Temas de Hoy
S.A.
2. Sobre la agresividad referida en el punto
2: http://www.tendencias21.net/Descubiertas-las-bases-neurologicas-de-la-
agresion-humana_a1906.html
3. Sobre un principio fenomenológico en el punto
6: http://www.utp.edu.co/~chumanas/revistas/revistas/rev22/garcia.htm
4. Merleau- Ponty, Maurice (1993) , Fenomenología de la Percepción, Barcelona, Ed.
Planeta- de Agostini S.A.
5. Tran Duc Thao(1959), Fenomenología y materialismo dialéctico, Buenos Aires, Ed.
Lautaro
6. Prado Redondez, Raimundo (2008), El concepto de ideología en Marx, Lima, Ed.
Mantaro

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