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Joaquín Luque Rodríguez

EL CONOCIMIENTO

UNIVERSIDAD DE SEVILLA
DEPARTAMENTO DE TECNOLOGÍA ELECTRÓNICA
Joaquín Luque Rodríguez

EL CONOCIMIENTO

Universidad de Sevilla
Departamento de Tecnología Electrónica
Servicio de Publicaciones
Sevilla, 1993

* Facultad de Informática y Estadística


Avenida Reina Mercedes s/n
41012-Sevilla. SPAIN.
( 455 27 86
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PRÓLOGO

Sí, lo confieso. La especulación filosófica me interesa

(y me afecta) profundamente. Y de entre todos los temas que

normalmente se encuadran dentro de dicha disciplina, hay uno

que me resulta especialmente grato: el conocimiento, sus

potencialidades y limitaciones, sus logros y fracasos, sus

grandezas y miserias. Pero, ¿por qué no dejar este interés

en el ámbito de una afición privada?. Y si se admite la

conveniencia de comunicar estas ideas, ¿por qué no dejarlo

para círculos de pensamiento especializado?. ¿Qué sentido

tiene una publicación como ésta en el entorno de un

Departamento Universitario de carácter marcadamente

tecnológico?. Aún a riesgo de que se entiendan mis palabras

como una justificación "a posteriori" de carácter

voluntarista, no renuncio a romper una lanza en favor de

este tipo de reflexiones en entornos tecnológicos.

Por una parte, este tipo de reflexiones tienen una

larga tradición en las Escuelas de Ingenierías (quizás algo

decaída en los últimos años) y, además, engarzan dentro de

una corriente de pensamiento de creciente importancia que,

bajo la denominación genérica de Filosofía de la Tecnología,

dedica sus esfuerzos, de carácter pluridisciplinar, a

caracterizar la Tecnología dentro del conjunto de

actividades del hombre y de la sociedad.

Por otro lado, mi dedicación a aplicaciones de las


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encuadradas dentro de las Tecnologías de la Información

(computadores, comunicaciones, sistemas de control

industrial) remite, de una u otra forma, a una Teoría del

Conocimiento que informe conceptos como los de Sensor,

Actuador, Decisión, Interpretación de voz e imágenes,

Inteligencia Artificial, Sistemas Expertos, etc. Sin esta

reflexión, probablemente, se puede seguir actuando

tecnológicamente en estos campos, pero la visión que

tendríamos de los mismos carecería de la íntima hondura que

un "pararse a pensar" proporciona.

A esta tarea reflexiva me quiero dedicar en las

próximas páginas. En ellas nos centraremos en tres temas

(capítulos): en primer lugar exploraremos los elementos

constitutivos del conocimiento y el papel que desempeña el

sujeto; a continuación veremos los modos de aprehensión del

objeto por parte del sujeto; y por último discutiremos el

concepto de verdad. Aunque este trabajo permite un enfoque

histórico, en el que se van superponiendo y relacionando las

distintas perspectivas que nos ofrece la historia de la

filosofía, he preferido hacer un relato que, si se me

permite la expresión, me atrevería a calificar de intimista,

es decir, que sin renunciar a referirme a la postura de

diferentes autores, voy a procurar exponer mi modesta y

particular visión sobre el problema que nos ocupa.

Joaquín Luque Rodríguez

Diciembre-1993
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CAPÍTULO 1.- ELEMENTOS DEL CONOCIMIENTO

1.1.- Concepto de conocimiento.

¿Qué entendemos por conocimiento?. Intentemos responder

a esta pregunta desde un punto de vista general. Para ello

no nos limitaremos al caso del conocimiento humano, sino que

haremos una definición amplia del conocimiento. Admitamos

por el momento que el mundo está constituido por un conjunto

de entes1. El conocimiento es una propiedad que se predica de

cada uno de esos entes. En efecto, cada uno de ellos se

relaciona con los demás entes, con lo que denominaremos el

exterior, en un doble sentido: conocimiento y acción (figura

1.1). Mediante el conocimiento tomamos noticia del exterior,

captamos información de los demás entes. Mediante la acción

modificamos el exterior, influimos en los demás entes. En

este sentido, conocer no sólo no es una facultad reservada

al hombre, sino ni siquiera a los seres vivos. En cierto

sentido, una piedra recibe información del exterior y puede

actuar. En efecto, si por ejemplo, golpeamos una piedra con

un palo, los átomos periféricos de la piedra experimentan

("sienten"), la repulsión producida por la proximidad de los

1
Más adelante se expondrán distintas perspectivas
históricas sobre los entes (ontología) y su relación con el
conocimiento. En cualquier caso, coincidiendo con la opinión
de Zubiri, nos encontramos inmersos en la realidad, en un mar
de cosas reales, independientemente de la caracterización que
hagamos de la esencia de dichas cosas reales. A esta realidad,
a este conjunto de cosas reales, es a lo que aquí
denominaremos, en un sentido amplio, entes.
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átomos periféricos del palo, y actúa con una repulsión igual

sobre el palo, acción que normalmente supondrá la ruptura

del palo. Obviamente este conocimiento y esta acción están

limitadas y regidas por las leyes de la naturaleza, pero,

¿acaso el conocimiento humano no participa también de esas

mismas limitaciones?.

Figura 1.1.- El conocimiento como relación.

1.2.- Concepto de objeto.

Del amplio concepto de conocimiento que hemos definido

más arriba podemos ya extraer una primera noción de los dos

elementos principales del mismo: el sujeto y el objeto. En

primera instancia, el sujeto del conocimiento, el sujeto que

conoce, coincide con el sujeto gramatical de la oración que

expresa el acto de conocer. El sujeto no es otro que el ente

particular que conoce su exterior, que recibe información de

su circunstancia. Por el contrario, el objeto de

conocimiento, aquello que es conocido, es en primera

aproximación el mundo exterior, los entes circundantes, las

cosas.
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Pero los anteriores conceptos deben ser matizados y

completados en pasos sucesivos para poder describir con más

precisión los términos de sujeto y objeto. En efecto, en un

sentido estricto, lo que el sujeto conoce directamente no

son las cosas, sino la información que recibe de ellas. Esta

información podrá estructurarse dentro del sujeto, de

acuerdo con su capacidad, de una u otra forma, conformando

una imagen más o menos fiel de la realidad exterior. Por

tanto, en un sentido estricto, el objeto del conocimiento es

la imagen, el fenómeno, la estructura de información que

posee el sujeto con relación a las cosas (figura 1.2).

Figura 1.2.- La formación del objeto.

1.3.- Concepto de sujeto.

Una vez delimitado el concepto de objeto, procedamos de

igual forma con el sujeto. Para ello debemos comenzar con

una aclaración sobre el significado del conocimiento que

hemos formulado hasta ahora: debe quedar claro que el


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conocimiento es diferente de la consciencia. El sujeto puede

recibir información del exterior, e incluso actuar, sin que

ello implique que "conozca que conoce" (consciencia). Esto

nos lleva a cuestionarnos algo anterior: ¿cómo caracterizar

el conocimiento que el ente tiene de sí mismo?. Cuando el

ente "perro" se mira una pata, se está conociendo a sí

mismo. Por lo tanto nos vemos obligados a diferenciar entre

ente que conoce y sujeto del conocimiento. El sujeto será

pues una parte del ente (figura 1.3). Evidentemente con esto

no queremos decir que en el ente pueda establecerse una

división física en el que se individualice un órgano de

conocimiento. Este sujeto es una parte del ente que, aunque

sustentada materialmente, tiene una naturaleza de tipo

lógico. En términos clásicos podríamos denominarlo el alma,

el espíritu del ente2.

Figura 1.3.- Formación del sujeto.

Con lo anterior hemos separado el ente del sujeto. O

dicho de otra forma, hemos distinguido entre sujeto

metafísico y sujeto lógico del conocimiento. Al haber

2
Kant lo denomina sujeto trascendental.
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realizado esta separación podemos entender fácilmente que el

sujeto pueda conocer al resto del ente como algo externo e

interno a la vez. Este autoconocimiento es externo al sujeto

e interno al ente. Se produce un conocimiento de sí y una

actuación sobre sí, entendiendo este sí mismo desde el ente

(figura 1.4).

Figura 1.4.- El ente se autoconoce.

Ahora bien, si desde el punto de vista del sujeto, el

resto del ente es exterior al sujeto, no hay ninguna

diferencia entre el resto del ente y lo exterior al ente.

Por tanto podemos englobar, en el mundo exterior al sujeto,

también al propio ente que le da sustento. El exterior

constituye por tanto el conjunto global de los entes, el

mundo de las cosas. El sujeto lógico por tanto conoce y

actúa sobre las cosas (figura 1.5).


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Figura 1.5.- Conocimiento de cosas.

Para que quede completo, sólo nos queda englobar en

este cuadro el problema de la consciencia. Según vimos más

arriba el sujeto lógico puede volverse sobre sí mismo y

tomarse como objeto de conocimiento. El sujeto tiene

consciencia cuando se conoce conociendo, cuando en su re-

flexión el sujeto lógico, sin contaminación material alguna,

se toma como su propio objeto (figura 1.6).

Figura 1.6.- La consciencia.


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1.4.- La relación sujeto-objeto.

En los puntos anteriores hemos caracterizado el

conocimiento y sus dos elementos constitutivos principales:

el sujeto y el objeto. Sin embargo hemos pasado por alto la

relación que existe entre ambos. Esta relación ha sido

debatida ampliamente a lo largo de toda la historia de la

filosofía. En la exposición que sigue vamos a referir lo que

consideramos las posturas más importantes y que se resumen

en la tabla 1.1.

Gnoseología Representante Ontología Protagonista Actividad

Idealismo antiguo Platón Realismo Idea Recuerdo

Racionalismo Descartes Realismo Sujeto Pensamiento

Empirismo Hume Realismo Objeto Impresión

Idealismo trascendental Kant Realismo Sujeto Relación


trascendental

Idealismo absoluto Hegel Idealismo Sujeto absoluto Producción

Tabla 1.1.- Principales teorías gnoseológicas.

El primero de los planteamientos que vamos a comentar

es el que se refiere a la teoría de las ideas platónicas, al

que denominaremos, atendiendo a su posición gnoseológica más

que ontológica, idealismo antiguo. Según Platón además del

sujeto y de las cosas debemos considerar un mundo de las

ideas. El mundo sensible, el conjunto de las cosas, ha sido

hecho por el demiurgo tomando como modelo a las

correspondientes ideas. Las cosas son pues una copia, una

imitación una mímesis de las ideas. La perfección está en

las ideas. Una cosa será mejor, más pura, en cuanto se


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parezca más a la idea de la que fue copiada. El alma del

hombre es el sujeto de conocimiento. Este alma estuvo

originariamente en el mundo de las ideas de donde cayó a su

situación actual en la que permanece encarcelada en un

cuerpo. Dado su anterior contacto con las ideas, el alma, al

percibir las afecciones sensibles que le producen las cosas,

recuerda más o menos fielmente las ideas. Este recuerdo

constituye el objeto del conocimiento (figura 1.7).

Figura 1.7.- Idealismo antiguo.

Para el racionalismo, cuyo mas preclaro exponente es

Descartes, el fundamento de todo conocimiento está en el

sujeto. Partiendo del "cogito", apoyándose en la idea clara


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y distinta de Dios, y utilizando el método de la duda

metódica, el sujeto es capaz de ir construyendo todo su

conocimiento. Para ello cuenta también con una serie de

intuiciones, de ideas claras y distintas, entre las que está

la idea de Dios, que se denominan ideas innatas. El sujeto

es estimulado por una percepción de las cosas, pero el

verdadero conocimiento no se produce sino tras una actividad

de pensamiento del sujeto que, basándose en la ideas innatas

y el método, valida, matiza o rechaza la percepción de las

cosas (figura 1.8).

Figura 1.8.- Racionalismo.

Una postura opuesta defiende el empirismo representado

por Hume. El sujeto no tiene ideas innatas. El único modo de

conocimiento posible es el conocimiento sensible. Las cosas

afectan a la capacidad de conocer del sujeto produciendo una

impresión en él. Esta impresión, más o menos parecida a la

cosa de la que procede, es el objeto del conocimiento

(figura 1.9).
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Figura 1.9.- Empirismo.

Conciliando ambas posturas, se encuentra el idealismo

trascendental kantiano. Para este autor, el conocimiento no

surge del pensar del sujeto ni tampoco de la impresión

sensible de la cosa, sino de la relación y conjunción de

ambos elementos. Todo conocimiento surge de la cosa, pero no

lo agota. Todo conocimiento necesita la aportación del

sujeto, pero no le basta. Según Kant, el sujeto posee unos a

priori, unas categorías del conocimiento. Cuando recibe el

estímulo de la cosa, el sujeto organiza estas percepciones

de acuerdo con sus categorías y funda el objeto de

conocimiento, denominado fenómeno en la terminología

kantiana (figura 1.10).

Figura 1.10.- Idealismo trascendental.


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El último de los planteamientos gnoseológicos a los que

nos vamos a referir es el idealismo absoluto representado

por Hegel. A diferencia de los planteamientos anteriores en

los que se admitía una ontología realista, el idealismo

absoluto no es idealismo sólo desde un punto de vista

gnoseológico, sino también ontológico. Para Hegel el ente es

único: el sujeto o espíritu absoluto. Las cosas son parte de

ese sujeto absoluto que son producidas por él en el mismo

proceso de pensarlas. El sujeto no sólo produce el fenómeno

(como en Kant), sino que produce la cosa-en-sí. Por tanto el

conocimiento es un proceso de autoconocimiento. El sujeto

produce el objeto (la cosa) que conoce el sujeto (figura

1.11).

Figura 1.11.- Idealismo absoluto.

Con ello hemos realizado un recorrido por las teorías

del conocimiento más influyentes en la historia del


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pensamiento occidental. A partir de ellas, y reconociendo mi

deuda con la postura kantiana, podremos construir una

personal "creencia"3 sobre la naturaleza y estructura del

conocimiento. En este punto, tan sólo me gustaría añadir una

reflexión sobre el origen de las categorías que plantean

Kant y otros autores. ¿Qué es lo que hace que tengamos esas

categorías y no otras?. ¿Son la categorías kantianas

esenciales al proceso de conocimiento?. ¿Se puede pensar un

conocimiento no humano con categorías diferentes?. La

respuesta a estas preguntas debe venir por considerar al

hombre, no como un ser acabado o intemporal, sino como un

ser histórico, con una larga evolución biológica y cultural.

En este sentido las categorías del conocimiento humano no

serían otra cosa que las estructuras cognoscitivas que se

han mostrado más útiles para la supervivencia de la especie,

de acuerdo con la teoría darwinista de la evolución. En este

sentido, los "a priori" kantianos, no serían sino "a

posteriori" evolutivos4.

3
¿Qué otra cosa es la filosofía sino una creencia
razonable?
4
Confieso mi deuda con Edgar Morin que en su trilogía El
método expone un planteamiento similar sobre los a priori
kantianos.
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CAPÍTULO 2.- MODOS DE APREHENSIÓN.

2.1.- Introducción.

En el primer capítulo hemos abordado con un cierto

detalle el concepto de sujeto de conocimiento. Con tal

motivo se han desarrollado allí algunos conceptos sobre la

forma en la que aprehendemos la realidad. Sin embargo, el

estudio de los distintos modos de aprehensión, y las

correspondientes formas de conocimiento, admiten un

desarrollo más detallado. A ello dedicaremos nuestros

esfuerzos en este segundo capítulo. Para ello nos apoyaremos

principalmente en la exposición que Johannes Hessen realiza

en su Tratado de Filosofía. Nos parece bastante sugerente la

taxonomía que establece dicho autor, aunque en algunos

puntos voy a permitirme discrepar de su planteamiento.

2.2.- Las formas de conocimiento según Hessen.

Para Hessen, el conocimiento puede ser dividido

principalmente en dos clases: conocimiento sensible y

conocimiento intelectual. En su discurso, el conocimiento

sensible es aquél que tiene su origen en la realidad, en la

experiencia, en el mundo de las cosas. El conocimiento

sensible es pues el conocimiento según el empirismo. Por

otra parte el conocimiento intelectual es aquél que tiene su


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origen en el sujeto y que, sólo de forma más o menos

indirecta, tiene en cuenta las percepciones. Este

conocimiento no se aplica sobre las cosas, sino que opera

sobre las propias ideas del sujeto. El conocimiento

intelectual es pues el conocimiento según el racionalismo.

En un segundo nivel, nuestro autor cree reconocer una

posible división del conocimiento intelectual entre

conocimiento discursivo y conocimiento intuitivo. El primero

es el que, aplicado a unas ideas o conceptos originales, va

desarrollando otros conceptos derivados de aquél mediante

unas reglas de discurso basadas en la lógica. Por el

contrario el conocimiento intuitivo es capaz de "ver"

conceptos e ideas nuevas sin necesidad de la laboriosa

capacidad lógica de la razón. Son aquellos conceptos que el

sujeto considera verdades evidentes y que no necesitan

justificación.

Por último Hessen distingue dos tipos de conocimiento

intuitivo, uno racional y otro irracional. El conocimiento

intuitivo racional es aquél que aprehende evidencias que

tienen que ver con el pensamiento. Así por ejemplo "dos más

dos son cuatro" o "no se pueden dar A y no A simultáneamente

y en el mismo sentido5". Pero el hombre posee otras dos

facultades espirituales además del pensamiento: el

sentimiento y la voluntad. El conocimiento intuitivo

irracional es el que aprehende evidencias que tienen que ver

5
Principio de no contradicción de la lógica aristotélica.
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con estas dos últimas facultades del espíritu. En este

apartado entrarían conocimientos como "matar es malo". En

resumen la posición de Hessen puede resumirse en la tabla

2.1.

Sensible Intelectual

Conocimiento que comienza en Conocimiento que comienza en el sujeto y que tiene que ver con las
la realidad, en el mundo de ideas, con los conceptos que él posee. Es un conocimiento de
las cosas. Tiene que ver con idealidades.
la realidad externa.

Discursivo Intuitivo

Conocimiento que, Conocimiento que se obtiene mediante


partiendo de conceptos evidencias, mediante la visión de ideas
anteriores, obtiene "claras y distintas".
otros nuevos mediante
un discurso que sigue
las leyes de la
lógica.
Racional Irracional

Conocimiento Conocimiento
intuitivo que tiene intuitivo que
que ver con la tiene que ver con
facultad del hombre las facultades del
denominada hombre denominadas
"pensamiento". Por "sentimiento" y
ejemplo "dos y dos "voluntad". Por
son cuatro". ejemplo "matar es
malo".

Tabla 2.1.- Formas de conocimiento según Hessen.

2.3.- Clasificación de las formas de conocimiento.

En mi opinión, sin embargo, aún reconociendo mi deuda

con el autor mencionado, al planteamiento anterior conviene

hacerle algunas modificaciones. En las próximas líneas

expondré pues mi propia teoría sobre los modos de

aprehensión y las distintas formas de conocimiento a que

ello da lugar. Y para ello me detendré primero a desarrollar

el concepto de sujeto esbozado en el capítulo anterior.


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Figura 2.1.- Contexto del conocimiento.

En efecto, allí caracterizamos a grandes rasgos el

conocimiento como una relación entre el sujeto y las cosas

(figura 2.1). Pero para poder identificar con precisión los

distintos tipos de conocimiento conviene que exploremos la

estructura interna del sujeto del conocimiento. Para ello,

en primer lugar, hemos de señalar que la afectación que las

cosas producen sobre el sujeto inciden directamente sobre

una facultad humana que denominaremos sensibilidad. Esta

facultad, de acuerdo con su estructura, con su capacidad

cognoscitiva, con sus "a prioris" y categorías, constituye

un primer objeto de conocimiento obtenido directamente de

los sentidos. A este tipo de conocimiento sin elaborar lo

denominaremos, por su procedencia, conocimiento sensible o

primario. Es aquí importante destacar que, a pesar de las

similitudes obvias con el planteamiento kantiano, nuestro

concepto de la sensibilidad difiere del de Kant, pues en

nuestro caso el conocimiento sensible se encuentra preñado

tanto de los "a priori" como de las categorías kantianas.

Nuestra sensibilidad engloba por tanto a la sensibilidad

kantiana y a parte del entendimiento kantiano.


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El objeto de conocimiento primario, puede ser ahora

elaborado por las facultades intelectivas del sujeto (la

inteligencia) y obtener nuevos conocimientos que sólo de

forma secundaria tienen que ver con el mundo de las cosas.

Este tipo de conocimiento así adquirido lo denominaremos

conocimiento intelectual o secundario, y pasa a engrosar el

caudal de conocimientos del sujeto que, por tanto, estará

pues formado por el conjunto del conocimiento adquirido por

la sensibilidad y el elaborado por la inteligencia (figura

2.2).

Figura 2.2.- Estructura básica del sujeto.

Ahora bien, la elaboración que realiza la inteligencia

del sujeto para obtener un nuevo objeto de conocimiento a

partir de conocimientos primarios, admite dos formas. Por

una parte esta derivación puede realizarse siguiendo unas

estrictas leyes formales de pensamiento que concuerdan con

las de la lógica y la matemática6. La facultad que se encarga

6
La discusión de si la matemática puede reducirse a la
lógica, como afirman los logicistas, o por el contrario la
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de realizar este proceso la denominamos razón, y al

conocimiento por ella adquirido, conocimiento racional. El

conocimiento elaborado por otros procedimientos, según

comentaremos más adelante, se denomina conocimiento

irracional, no con un matiz peyorativo, sino haciendo

referencia al hecho de que ha sido obtenido sin el auxilio

de un discurso de la razón (figura 2.3).

Figura 2.3.- Posición de la razón en el sujeto.

Es importante señalar en este punto que las leyes de

derivación que la razón aplica para obtener conocimiento

racional, están basadas en unas estructuras categoriales del

trasciende, como afirman los intuicionistas, es una polémica


viva dentro de la filosofía de la ciencia actual y de la que
no nos ocuparemos en este trabajo.
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sujeto, adquiridas a través de un penoso esfuerzo evolutivo

de la especie. Sin embargo, en este caso, la rigidez de

estas estructuras no es tan alta como los a priori y

categorías kantianas. En efecto, si bien somos incapaces de

captar cosas como fuera del espacio o del tiempo, ni tampoco

entenderlas fuera de categorías como las de sustancialidad o

causalidad, no ocurre lo mismo con las reglas de derivación

racional. Aunque hay una fuerte tendencia de "sentido común"

a aceptar principios lógicos básicos como el de "no

contradicción" o el de "tercio excluso", y así mismo parecen

indubitables, en primera aproximación, cuestiones básicas de

la aritmética, la geometría o la matemática en general, un

análisis más cuidadoso de la cuestión nos hace ponernos en

guardia. La crisis de la lógica y la matemática

contemporánea, su "pérdida de certidumbre"7, la existencia de

lógicas, aritméticas, geometrías y matemáticas alternativas

a las de "sentido común" y que sin embargo muestran su

consistencia e incluso su mayor capacidad de explicación de

ciertos hechos, nos muestran que las estructuras

categoriales de la razón están fuertemente basadas en

desarrollos biológicos (de ahí el "sentido común"), pero que

son susceptibles de ser modificadas por la cultura y la

civilización de una sociedad determinada.

En el conocimiento racional pueden distinguirse dos

tipos, que siguiendo la terminología de Hessen,

7
Existe una obra de Morris Kline con el mismo título que
realiza una magnífica exposición del problema.
EL CONOCIMIENTO Página - 22

denominaremos discursivo e intuitivo. El conocimiento

discursivo sería el que procede tras un más o menos penoso

esfuerzo de búsqueda lógico-matemática. El conocimiento

intuitivo sería, por el contrario, el que aparece como

evidente a la razón (dos más dos son cuatro). En mi opinión

sin embargo, el único motivo para distinguir entre un

conocimiento discursivo y otro intuitivo radica en el tiempo

que necesita el sujeto en llegar a la conclusión de su

razonamiento. En este sentido el conocimiento intuitivo

sería aquél al que el sujeto llega inmediatamente. Esta

inmediatez, entendida siempre en términos psicológicos,

puede ser debida a que:

a) las estructuras cognoscitivas del sujeto, ya sean

éstas biológicas o culturalmente adquiridas, disponen

ya del resultado del razonamiento;

b) que el razonamiento es una repetición de

razonamientos anteriores realizados, y por tanto

aprendidos, por el sujeto; o, por último a

c) que el razonamiento necesario sea tan simple para

las capacidades del sujeto, que el tiempo psicológico

empleado en él sea nulo.

Como puede observarse buena parte de estas condiciones

que posibilitan un conocimiento intuitivo carecen de

cualquier tipo de universalidad, y están muy ligadas a


EL CONOCIMIENTO Página - 23

cuestiones particulares de cada sujeto y cada razonamiento.

Lo cual no es más que una confirmación del hecho observable

de que lo que para un individuo es de una evidencia fuera de

toda sospecha, para otros constituye un proceso de

razonamiento penoso y a veces insalvable. Y de ello podemos

dar buena fe cualquiera de los que, por unas u otras

razones, tenemos contacto con el mundo de la docencia.

Hasta aquí el conocimiento que tiene su base en la

elaboración racional. Sin embargo, como ya apuntábamos más

arriba, el sujeto de conocimiento no puede reducirse a mera

razón. Existen en el sujeto otras facultades no racionales

que le capacitan también para otro tipo de conocimiento: el

conocimiento irracional. Entiéndase bien, que éste es un

tipo de conocimiento que, según nuestros propios términos,

no se basa en la razón, y por ello no es racional, sino en

otras facultades de la inteligencia, y por tanto es un

conocimiento inteligente. No es algo gratuito, transcendente

al sujeto, ni sobrenatural. Es un conocimiento que,

basándose en objetos ya proporcionados por la sensibilidad,

y por tanto referido en última instancia al mundo de las

cosas, elabora nuevos conocimientos por métodos diferentes

del discurso o la intuición lógico-matemática. Pero el

calificativo de irracional en ningún momento supone una

valoración negativa de este tipo de conocimiento.

Simplemente hace referencia a la facultad que los obtiene. Y

por otra parte, el mismo proceso de valoración de los tipos

de conocimiento, o cualquier tipo de valoración, es en sí


EL CONOCIMIENTO Página - 24

misma realizada por facultades no racionales del sujeto.

Figura 2.4.- Posición de la conmoción y la voluntad en el


sujeto.

Entre las facultades no racionales del sujeto de

conocimiento, somos capaces de identificar dos: la conmoción

y la voluntad (figura 2.4). La facultad de conmoción es

frecuentemente denominada sentimiento. Sin embargo el

apelativo de sentimiento nos parece que tiene connotaciones

más periféricas que las que nosotros le atribuimos a esta

facultad. Por ello hemos preferido denominarla conmoción. En

muchas ocasiones, cuando el sujeto aprehende un objeto a

través de la sensibilidad, no se limita a conocerlo

fríamente, sino que dicho conocimiento le afecta como

sujeto, le emociona, le conmueve, le interpela, le


EL CONOCIMIENTO Página - 25

cuestiona, le agrede, le satisface o le produce dolor. Y no

nos estamos refiriendo a una afectación puramente sensible,

sino que la conmoción es profundamente interior, pertenece a

la plenitud del sujeto. Y la empatía entre sujeto y objeto

que produce esta conmoción, da lugar a otro tipo de

conocimiento del objeto que no puede ser reducido a un

discurso lógico. Entre este tipo de conocimiento, que

denominaremos conocimiento irracional conmocional, o

simplemente conocimiento conmocional, podemos distinguir las

siguientes variantes:

a) Conocimiento afectivo. Es el que se produce cuando

se establecen emociones afectivas entre sujeto y

objeto. El amor, el odio, la amistad, la ira, los

celos, la venganza y todo un largo repertorio de

glorias y miserias humanas responderían a este tipo de

emociones afectivas. Mediante ellas establecemos un

conocimiento de las cosas adicional al sensible y

racional.

b) Conocimiento estético. La conmoción producida por la

contemplación de algo bello, no sólo produce un

conocimiento de las formas externas del objeto, sino

que, en muchas ocasiones, nos permite conocer sin

palabras, sin discurso lógico, las más recónditas

honduras del ser de las cosas.

c) Conocimiento ético. La afectación que nos producen


EL CONOCIMIENTO Página - 26

las cosas se traduce en muchas ocasiones en una

valoración de las mismas. Esta valoración tiene

generalmente poco que ver con criterios racionales.

¿Por qué calificamos de bueno, malo, útil o

perjudicial, a determinados objetos?. En buena medida

por la afectación que el sujeto recibe ante la

presencia de la cosa.

d) Conocimiento metafísico. El conocimiento sensible

produce en ocasiones en el sujeto un tipo de conmoción

que podíamos denominar metafísica. El sujeto se

conmueve ante el orden y el caos de las cosas, ante sus

por qués primeros y sus fines últimos y se siente parte

de un cosmos inteligible, aunque no siempre racional.

Se conmueve ante conceptos como el de ser, realidad,

alma o dios. Por supuesto que son conceptos creados por

el propio sujeto8, pero creados:

- a partir de conocimiento sensible,

- por medio de conmociones no racionales, y

- justificados racionalmente en un segundo

momento.

La segunda de las facultades irracionales del sujeto

que habíamos identificado es la voluntad. El sujeto de

conocimiento, por su propia e íntima constitución, tiene

8
En este sentido tiene razón Feuerbach cuando afirma que
dios es una proyección del hombre. Lo que pasa por alto es que
dicha proyección no es gratuita sino que está basada en
conocimientos sensibles, conmociones espirituales y
justificaciones racionales.
EL CONOCIMIENTO Página - 27

como fin principal la autoconservación como tal sujeto. A

ello se dedica la voluntad, valiéndose en primera instancia

del denominado instinto de supervivencia. Este fin último

del sujeto no es un fin racional, sino que bien al

contrario, a veces, se establece una fuerte contradicción

entre la razón y la voluntad, o entre la razón, la conmoción

y la voluntad. Para ayudar en el fin primordial del sujeto,

la voluntad se establece fines de segundo y tercer nivel: la

alimentación, el encuentro sexual, e incluso la curiosidad

intelectual. Pues bien, cuando el sujeto se relaciona con

las cosas y las conoce sensiblemente, el objeto de

conocimiento así obtenido, puede ser reelaborado por la

voluntad, ya que la cosa conocida no es un ente que nos

resulta indiferente, sino que, por el contrario, la voluntad

lo capta como existente, como favorable o desfavorable a los

fines del sujeto. A este tipo de conocimiento lo denominamos

conocimiento existencial. En este sentido, aunque no todo


autoconocimiento del sujeto es de tipo existencial, el

cogito cartesiano sí lo es, ya que es anterior a cualquier

tipo de razonamiento lógico.

Con respecto al origen del conocimiento irracional

puede repetirse buena parte de lo dicho con respecto al

racional. Tanto la capacidad de conmoción como la de

volición del sujeto están soportadas por estructuras

categoriales biológica y culturalmente adquiridas, aunque

quizás la plasticidad de estas categorías sea mayor que las

que dan base a la lógica del pensamiento racional. Pero no


EL CONOCIMIENTO Página - 28

nos engañemos, tanto unas como otras tienen el mismo

carácter heredado y la misma validez. ¿Por qué habríamos de

dar más crédito a un razonamiento según las leyes de la

lógica que a una conmoción estética o religiosa?. Más aún si

tenemos en cuenta que casi ninguno de los conocimientos del

sujeto es puro según la taxonomía establecida en estas

páginas. En buena medida todo conocimiento participa en

mayor o menor grado de cada uno de las formas de aprehensión

ya expuesta. Y por otra parte, el muy interesante problema

de la relación entre nuestro conocimiento y la verdad será

objeto de reflexión en el próximo capítulo. En la tabla 2.2

se resume la propuesta de clasificación expuesta.

Sensible Intelectual

Conocimiento que comienza en la Conocimiento que comienza en el sujeto y que tiene que ver con las ideas, con los
realidad, en el mundo de las conceptos que él posee. Es un conocimiento de idealidades.
cosas. Tiene que ver con la
realidad externa.

Racional Irracional

Conocimiento que, partiendo de conceptos Conocimiento que, partiendo de


anteriores, obtiene otros nuevos conceptos anteriores, obtiene otros
mediante un discurso que sigue las leyes nuevos sin el concurso de la lógica.
de la lógica.

Discursivo Intuitivo Conmocional Existencial

Conocimiento Conocimiento Conocimiento Conocimiento


adquirido mediante adquirido irracional que irracional que
razonamiento más o mediante tiene que ver con tiene que ver con
menos laborioso. razonamiento la facultad del las facultad del
inmediato hombre denominada hombre denominada
(evidencia). conmoción. En voluntad. La
este tipo se aprehensión de
encuadran: las cosas como
- afectivos; existentes es
- estéticos; característica de
- éticos; y este tipo de
- metafísicos. conocimiento.

Tabla 2.2.- Nueva propuesta de formas de conocimiento.


EL CONOCIMIENTO Página - 29

CAPÍTULO 3.- VERDAD Y CONOCIMIENTO.

3.1.- Introducción.

En las páginas anteriores dejamos nuestro discurso

sobre el conocimiento en la relación entre éste y la verdad.

El presente capítulo es pues el encargado de explorar las

relaciones entre ambos conceptos, así como el significado de

conceptos derivados, tales como el criterio de verdad o el

de certeza. Para ello seguiremos, en primer lugar, la

exposición que realiza Ferrater en su Diccionario de

Filosofía al tratar la voz "verdad" y otras voces próximas.

Dicha exposición tiene fundamentalmente una estructura

histórica y adolece, a mi juicio, de una sistematización que

intentaremos otorgarle desde estas páginas.

Además de la presentación de los conceptos mencionados

anteriormente, este capítulo se propondrá, como ya viene

siendo habitual, la formulación de una teoría propia sobre

la verdad, para terminar intentando encontrar la

justificación y el fundamento del conocimiento.

3.2.- Concepto de verdad.

Según se desprende de la historia del pensamiento, el

concepto de verdad es con frecuencia polisémico, y ha sido

utilizado, y lo sigue siendo, en muy diversos contextos.


EL CONOCIMIENTO Página - 30

Esto lleva con frecuencia a una cierta confusión en el uso

del término, sobre el cual intentaremos arrojar un poco de

luz desde aquí. Para comenzar, y por razones metodológicas,

sustituiremos, en un paso inicial, el sustantivo "verdad"

por el adjetivo "verdadero". Una vez dilucidado el

significado del adjetivo recompondremos el concepto del

sustantivo.

En primer lugar hay que señalar que la condición de


verdadero se predica de dos formas diferentes: de una forma

objetiva y de una subjetiva. En el primer caso, cuando se

dice de algo que es verdadero, se plantea un hecho que se

pretende absoluto, universal, objetivo, en correspondencia

con la realidad. Por otra parte, sin embargo, en muchas

ocasiones la predicación de verdadero no pretende tener el

carácter dogmático de la anterior, sino que esta

condicionada por el sujeto que la proclama, y por sus

intereses o circunstancias personales y sociales.

Centraremos primero nuestra atención en la forma objetiva de

lo verdadero y más adelante nos ocuparemos de su forma

subjetiva.

Hemos argumentado que lo verdadero es un adjetivo que

se predica de un sustantivo. Por tanto la necesaria

clasificación de la forma objetiva de lo verdadero vendrá

ligada al sustantivo, o mejor dicho, al tipo de sustantivo

al que se aplica. En primer lugar, lo verdadero se puede

decir de una proposición, de un enunciado, de un juicio. En


EL CONOCIMIENTO Página - 31

este sentido, verdadero es lo contrario de falso, erróneo,

mentiroso. En este mismo sentido, y teniendo en cuenta que

una proposición no es sino una verbalización de un

conocimiento, se aplica también el término verdadero al

objeto del conocimiento, es decir, al conocimiento mismo.

Pero en este sentido de conocimiento o enunciado verdadero


se pueden aún distinguir dos modos: el lógico y el

epistemológico. Sus características principales son las

siguientes:

a) Se dice que un conocimiento o enunciado es verdadero

desde un punto de vista lógico, si no es contradictorio

consigo mismo o con el cuerpo de conocimientos del

sujeto. Para ello el conocimiento en cuestión debe ser

consistente de acuerdo con las leyes de lógica del


sujeto. De este conocimiento se dice también que es

"formalmente verdadero". Obviamente este modo de

entender lo verdadero sólo puede predicarse del

conocimiento racional (véanse los diferentes modos de

aprehensión expuestos en el capítulo anterior).

b) Por otra parte, se dice que un conocimiento es

verdadero desde un punto de vista epistemológico cuando

existe una correspondencia (adequatio) entre el

conocimiento y la realidad. En nuestra terminología

cuando se corresponden el objeto y las cosas. Esta

forma de entender lo verdadero es, como se puede

observar, mucho más ambiciosa que la anterior y, por


EL CONOCIMIENTO Página - 32

tanto, mucho más problemática. Según la teoría

gnoseológica que se sostenga se admitirá en mayor o

menor medida un conocimiento verdadero en este sentido

epistemológico. Un rasgo distintivo de esta acepción de

lo verdadero es que puede predicarse no sólo de un

conocimiento racional y, por tanto, verbalizable, sino

que también se puede proclamar de conocimientos

irracionales inefables. Así, por ejemplo, podemos

hablar de lo verdadero, de la adecuación con la

realidad, de un conocimiento estético o metafísico.

En los párrafos anteriores hemos ya analizado el

concepto de lo verdadero aplicado a una proposición o a un

conocimiento. El segundo tipo de sustantivo al que se puede

aplicar el calificativo de verdadero es a una realidad. Pero

también en el caso de las realidades, lo verdadero se puede

decir en dos sentidos: ontológico y confidencial. Veamos las

características de cada uno de ellos:

a) En sentido ontológico se dice de algo que es

verdadero como contraposición a aparente, ilusorio,

irreal, inexistente. Las realidades son verdaderas en

cuanto que son. Este es el sentido griego de lo

verdadero como "aletheia", como desvelamiento del ser,

como búsqueda de lo que permanece tras la apariencia y

el cambio. En este sentido es en el que el Dios

cristiano afirma "Yo soy el Camino, la Verdad y la

Vida".
EL CONOCIMIENTO Página - 33

b) Pero la verdadero puede decirse de la realidad


también en otro sentido, desde un punto de vista

confidencial. Según los hebreos algo es verdadero

cuando se puede confiar él, cuando cumple sus promesas,

cuando mantiene su fidelidad. Este es el sentido de la

palabra hebrea "emunah". El Dios del Antiguo Testamento

es verdadero precisamente en este sentido, y de hecho,

para los hebreos es lo único completamente verdadero.

Para completar nuestro recorrido por los diferentes

significados de lo verdadero, debemos retomar aquellas

formas de predicación que habíamos denominado subjetivas o

no dogmáticas. A veces se dice de algo (conocimiento o

realidad) que es verdadero, sin por ello pretender que esa

calificación tenga carácter absoluto o universal, sino, bien

al contrario, siendo conscientes de las limitaciones

personales, sociales, históricas y culturales que impone el

sujeto que juzga algo como verdadero. Aunque obviamente aquí

pueden establecerse numerosos matices, distinguiremos tres

tipos de predicaciones subjetivas de lo verdadero:

a) En primer lugar se puede decir lo verdadero en un

sentido relativo, es decir admitiendo los

condicionantes del sujeto. Algo es verdadero para mí, o

para nosotros, y sólo hasta cierto punto.

b) Una segunda forma de entender lo verdadero es en


EL CONOCIMIENTO Página - 34

sentido histórico, es decir, admitiendo la influencia

del momento histórico (historia personal, social y

cultural) en el que se afirma. Algo es verdadero ahora,

pero no necesariamente lo fue ayer, y puede dejar de

serlo mañana.

c) Por último, se puede entender también lo verdadero

en un sentido utilitario, es decir, condicionándolo a

la utilidad que me pueda proporcionar su uso. Así por

ejemplo, una teoría científica es verdadera en este

sentido, cuando es capaz de realizar predicciones

acertadas y cuando me permite elaborar una tecnología a

partir de ella que resuelve problemas de orden

práctico. En este sentido, la mecánica de Newton y la

de Einstein, y por tanto sus dos cosmovisiones, pueden

ser igual y simultáneamente verdaderas, a pesar de ser

incompatibles.

Con esto hemos cubierto por completo nuestra

clasificación del concepto de lo verdadero. Es pues ahora el

momento de volver al principio y dilucidar el concepto de

verdad. Y esto a la luz de las reflexiones anteriores supone

un simple paso adicional. En efecto, la verdad es el

conjunto de lo verdadero, sea cual sea el sentido en que

interpretemos lo verdadero. Así, si pensamos en

conocimientos verdaderos desde el punto de vista lógico, la

verdad es un sistema lógicamente consistente y completo

(verdad lógica). Si adoptamos una perspectiva


EL CONOCIMIENTO Página - 35

epistemológica, la verdad será el conocimiento de la

realidad como tal (verdad epistemológica). Por otro lado, en

los casos en que lo verdadero se predica de una realidad, la


verdad será, en sentido ontológico, el ser, el uno (verdad

ontológica); y en sentido confidencial, la verdad será la


realidad fuente de toda confianza: el dios hebreo (verdad

confidencial). En los planteamientos subjetivistas de lo

verdadero, ya sean estos relativistas, historicistas o

utilitaristas, la preocupación por la verdad, por sus

propias concepciones mudables, tiene mucho menos vigor. En

cualquier caso se puede hablar de la verdad como el conjunto

de lo que resulta verdadero para un sujeto (verdad

relativa), para un momento histórico determinado (verdad

histórica), o para una finalidad determinada (verdad

utilitaria). La tabla 3.1 recoge, de forma resumida, los

distintos conceptos de verdad discutidos en este tema.

3.3.- Criterio de verdad.

Una vez analizado las múltiples formas en que se dice

la verdad y lo verdadero, es hora de que nos ocupemos de

aspectos directamente relacionados con la teoría del

conocimiento. Como ya hemos visto, la verdad es un concepto

que tiene gran interés para la metafísica, la religión, la

ética, la psicología, la historia y la política. Sin embargo

nosotros concentraremos nuestra atención en las acepciones

gnoseológicas de la verdad. Y en tal sentido, estaremos

interesados sólo en verdades objetivas que se refieren a


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conocimientos o enunciados de conocimientos. En definitiva

nuestro interés se centra en lo que hemos denominado verdad

lógica y verdad epistemológica.

Verdad objetiva Verdad subjetiva

Verdad de carácter absoluto, universal, objetivo, en correspondencia Verdad condicionada al sujeto que la
con la realidad. proclama, a sus intereses y a sus
condicionantes personales, sociales y
culturales.

De un conocimiento De una realidad Relativa Histórica Utilitaria

Referida a una proposición, Referida a una realidad. Limitada por Condicionada Verdad en
enunciado, juicio o conocimiento. las por la cuanto que
condiciones historia es útil a
del sujeto. personal, los
Verdad para social, y intereses
mí, o para cultural del del sujeto.
nosotros, y sujeto.
sólo hasta Verdad aquí
cierto y ahora,
punto. pero no ayer
ni mañana.
Lógica Epistemológica Ontológica Confidencial

No contra- Correspondencia Verdadero como Verdadero como


dictoria, (adequatio) opuesto a digno de
lógicamente entre el (objeto aparente, confianza, como
consistente de) conocimiento ilusorio, fiel, como capaz
con los demás y la realidad. irreal, de hacer
concimientos Aplicable a todo inexistente. promesas
del sujeto. tipo de Verdad como (emunah).
Equivalente a conocimiento, búsqueda del
verdad formal. incluso a los ser, de lo que
Aplicable sólo irracionales. permanece más
a allá de la
conocimientos apariencia y
racionales. del cambio
(aletheia).

Tabla 3.1.- Tipos de verdad.

La verdad lógica es la que, en principio, presenta

menos problemas. Afirmar que un conocimiento, o conjunto de

conocimientos es verdadero consiste en comprobar que cumple

las leyes de la lógica. Por tanto, en cuanto admitamos la

validez de la lógica, admitiremos sin problema la verdad en

sentido lógico9. Pero la facilidad con que se procede en este

terreno contrasta con la vacuidad de sus resultados. La

verdad que obtenemos es simplemente formal, sintáctica y

tautológica, sin contenido semántico alguno, sin referencia

al mundo de las cosas.

9
No obstante la propia validez universal de la lógica ha
quedado en entredicho con resultados como el teorema de Gödel.
EL CONOCIMIENTO Página - 37

Por tanto nuestro mayor interés se centrará en la

verdad epistemológica, en la verdad como correspondencia

entre nuestro conocimiento y la realidad, entre el objeto y

la cosa. Pero, ¿cómo salvar el abismo que separa al sujeto

del mundo?. ¿Cómo podemos encontrar la verdad?. Y una vez

encontrada, ¿cómo reconocerla?. Este es el problema del

criterio de verdad que analizaremos a continuación.

El término criterio de verdad puede ser entendido en un

doble sentido: como método y cómo certeza. En el primer

sentido, el criterio de verdad es el método, el camino, el

procedimiento que permite al sujeto adquirir un conocimiento

verdadero. Según desde la posición epistemológica desde la

que se parta, el método tiene mayor o menor importancia, y

es de una naturaleza o de otra. Así por ejemplo, para

Platón, el método es el camino que permite ir desvelando las

imágenes y nos conduce a la idea10. Para los racionalistas

como Descartes, el método consiste en el conjunto de reglas

que permiten a la razón producir conocimiento verdadero11.

Para los empiristas el criterio de conocimiento debe basarse

en los sentidos, en la experiencia. Para Kant el método

tiene que ver con el análisis de las condiciones de


posibilidad del conocimiento según las categorías del

10
El mito de la caverna que aparece en La República es un
precioso símil del método platónico.
11
Descartes habla explícitamente de la duda como método.
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sujeto12. Y para Hegel, en el idealismo absoluto, el método

es el devenir del espíritu en la historia que culmina en su

propia filosofía.

En un segundo sentido, el criterio de verdad puede ser

entendido también como certeza, es decir, como el

conocimiento que el sujeto tiene de que su conocimiento es

verdadero, como conciencia de verdad. Esta es pues una forma

de autoconocimiento. Hessen distingue tres tipos de

certezas, división que me parece válida, pero de cuyo

contenido discrepo en algunos puntos sustanciales. En las

próximas líneas expondré dicha clasificación con las

modificaciones que recogen mi propio pensamiento. Los tres

tipos de certeza, que se resumen en la tabla 3.2, son los

siguientes:

a) Certeza de la reflexión. Cuando el sujeto conoce el

mundo de las cosas y forma su objeto de conocimiento,

no puede, desde dentro de sí, comprobar la adecuación

entre su conocimiento y algo externo a sí. Se

necesitaría un metasujeto que pudiese comprobar dicha

adecuación. Pero cuando el sujeto se toma a sí mismo

como blanco de sus conocimientos, cuando reflexiona,

cuando encamina su razón a un autoconocimiento,

entonces el mundo al que apunta el objeto del

conocimiento (conocimiento racional) no es exterior al

sujeto, sino interno. La razón puede entonces comparar

12
Método trascendental.
EL CONOCIMIENTO Página - 39

objeto y referente porque ambos son internos, y por

tanto puede conocer si hay verdad o no en dicho

autoconocimiento. Por ejemplo, tengo certeza del

conocimiento (autoconocimiento) que tengo en este

momento de que estoy reflexionando sobre el problema

del conocimiento.

b) Certeza lógica. Esta certeza tiene más que ver con

la verdad en sentido lógico que en sentido

epistemológico. Cuando el sujeto obtiene un

conocimiento aplicando las leyes lógicas de la razón,

el nuevo conocimiento y los originales de los que

partió, constituyen un sistema lógicamente consistente,

interno al propio sujeto y por tanto observable

directamente por él. El sujeto está cierto de la verdad

(validez, consistencia lógica) del nuevo conocimiento.

c) Certeza irracional. Cuando el sujeto se vuelve sobre

sí mismo y toma como objeto de su conocimiento, no un

conocimiento racional previo, sino un conocimiento

irracional (ver modos de aprehensión en el tema

anterior), puede tener certeza, al contemplarse a sí

mismo, de la verdad de su metaconocimiento. Veamos un

ejemplo. Un sujeto puede tener, según vimos un

conocimiento metafísico (irracional) de dios. Al

volverse sobre sí conoce (metaconoce) que está

conociendo a dios. Pues bien el sujeto puede tener

certeza de que está conociendo a dios (certeza de su


EL CONOCIMIENTO Página - 40

metaconocimiento), aunque no puede tener certeza de que

dios exista (certeza de su conocimiento).

Método Certeza

Camino, procedimiento que permite al sujeto Conocimiento que el sujeto tiene de que su conocimiento es
adquirir un conocimiento verdadero. verdadero.

Reflexivo Lógico Irracional

Conocimiento de la Consistencia Conocimiento de la


verdad de un lógica de un verdad de un
autoconocimiento de un conocimiento autoconocimiento de un
conocimiento racional. derivado conocimiento
Por ejemplo tengo racionalmente irracional. Por
certeza de que estoy de ejemplo tengo certeza
reflexionando sobre el conocimientos de que conozco a dios
conocimiento. anteriores. (no certeza de la
existencia de dios).

Tabla 3.2.- Criterio de verdad.

3.4.- Fundamento del conocimiento.

A la luz de la exposición anterior, así como del

sistema teórico desarrollado en los capítulos anteriores,

cabe intentar una formulación propia de la verdad y, desde

ahí, de los fundamentos del conocimiento. Según ya hemos

comentado, la verdad que nos debe interesar en teoría del

conocimiento es la verdad de las proposiciones, enunciados y

conocimientos. Como ya vimos, en primer lugar, podemos

hablar de una verdad lógica que garantiza la consistencia

formal de nuestro conocimiento. Pero, esta verdad no nos

descubre el mundo, no nos saca de nosotros mismos. Es, como

decíamos, una verdad vacía y fría. Pero más aún, es una

verdad mudable, pues la única garantía que tiene es la

estructura lógico-matemática de la razón del sujeto, la cual

está condicionada por una evolución biológica y cultural.

Por tanto fijemos nuestra atención en la verdad

epistemológica, en la adecuación del objeto de conocimiento


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y las cosas. Pero si admitimos una existencia de realidades

exteriores independientes del sujeto (realismo más o menos

moderado), no podremos hablar propiamente de correspondencia

entre cosas y objetos porque son de naturaleza heterogénea.

En el mejor de los casos el objeto sería un símil, una

metáfora, un signo de la cosa, que nos permitiría

aproximarnos a su realidad pero sin penetrarla, que nos

permitiría concebirla pero no aprehenderla. Pero incluso

admitiendo que el objeto y la cosa fuesen comparables, y

descartando los autoconocimientos que no nos dicen nada del

mundo exterior, tampoco podemos tener certeza de la verdad

epistemológica de nuestro conocimiento. Para ello, como ya

hemos mencionado, necesitaríamos un metasujeto que, a modo

de árbitro, nos indicase si se produce la deseada

correspondencia.

Por tanto, a mi juicio, y a modo de conclusión, no

existe la verdad (en sentido de verdad epistemológica) por

la heterogeneidad de objeto y cosa. Pero incluso en caso de

existir no podríamos tener certeza de la misma. El

conocimiento tiene que limitarse pues a verdades subjetivas,

condicionadas al sujeto a la sociedad y a la cultura.

Verdades que sin embargo están preñadas de realidad por

estar fuertemente imbricadas en la cosa, de la cual no

pueden prescindir, a la cual no pueden oponerse. Verdades,

en definitiva, que nos permiten actuar en el mundo pero no

desvelar sus más íntimos misterios.

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