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En Japón saben mucho de la violencia del océano Pacífico, no

en vano acuñaron el término tsunami para referirse a la ola gigante que


origina un maremoto o una erupción volcánica.
En Naruto, las islas de Awaji y Shikoku casi se tocan, están
separadas por un estrecho de poco más de un kilómetro de ancho. Allí
se originan los temibles remolinos que durante siglos
aterrorizaron a la población local y ahora se convirtieron en una
curiosidad geográfica y un atractivo turístico.

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En esa estrecha franja de agua se encuentran el mar de Japón y el


océano Pacífico, dando lugar a un espectáculo mareal diario: el agua
empieza a rodar en círculo, causando unos remolinos gigantes de
20 metros de diámetro que pueden engullir todo lo que se acerque
a ellos.

El fenómeno se produce dos veces al día, durante los cambios de


marea, y son especialmente acentuados durante la luna llena –los
remolinos son mayores y más violentos–. La oficina de turismo de
Tokushima informa de los horarios de las mareas, para que los
visitantes puedan contemplar esta curiosidad marítima en todo su
apogeo.

Hay tres maneras de ver los remolinos de Naruto:

1. Sin pasar miedo. Desde la orilla de una de las islas. Al estar


prácticamente al nivel del mar, el fenómeno se aprecia poco y no
resulta espectacular, las fotos obtenidas son poco claras y a menudo
decepcionantes.

2. Pasando un poco de miedo. Cruzando la pasarela para


peatones colocada bajo el puente Naruto-Ohashi que permite una
visión de los remolinos, desde 45 metros de altura. No muy
recomendable para los que sufren vértigo. Se paga por entrar, pero
incluye una bonita exposición sobre cómo se originan los remolinos y
los temores que históricamente han tenido los pobladores de la zona.

3. Pasando bastante miedo. Pocos minutos antes de que se


originen los remolinos, parten del puerto de Naruto embarcaciones
turísticas que se acercan lo máximo posible a ellos. La experiencia es
intensa y vale la pena ir con piloto, porque las salpicaduras están
aseguradas. No hay riesgo, porque los pilotos de las embarcaciones son
expertos y cumplen estrictas medidas de seguridad, pero el viajero se
ve muy cerca de ser tragado rumbo al abismo oscuro de las
profundidades del mar.

Tal vez lo más completo sería realizar las tres actividades. Por si
quedar alguna duda, los remolinos de Naruto se encuentran entre los
más temidos del mundo, junto al Maelstrom noruego (que dio nombre
al fenómeno y que los escritores Edgar Allan Poe y Jules Verne
recogieron en sus obras) y los legendarios de Caribdis, que obligaron a
Ulises a tomar una decisión equivocada. En el siglo XIX, el genial
pintor de ukiyo-e Utagawa Hiroshige plasmó los remolinos de Naruto
en una de sus hermosas tablas.

Sergi Ramis / La Vanguardia

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