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¿Qué es la Evaluación Educativa?

 
Por: Gilberto Guevara Niebla  

L a evaluación es una parte importante de la enseñanza-aprendizaje. Pero la


palabra es utilizada de diversas maneras: a veces se le considera como equivalente
de “medición”, otras, se interpreta como “aplicación de pruebas” y en ocasiones se
le identifica con “calificar”, pero todas esas visiones en estricto sentido son
incorrectas. Evaluación -para decirlo sumariamente- es valorar, hacer un juicio de
valor sobre algo. El diccionario dice: “evaluar es señalar el valor de algo”. Por lo
general, la evaluación implica una medición (de lo que el alumno sabe) que al
relacionarse o compararse con una norma o criterio (lo que el alumno debe saber),
da lugar al juicio de valor que es la evaluación.

Es difícil comprender la actividad del profesor sin algún tipo de evaluación. Los
docentes buscan enseñar ciertos conocimientos o impulsar tales actitudes y valores
entre los alumnos, por lo mismo, a lo largo de su trabajo están obligados a conocer
las aptitudes de sus alumnos, el avance de sus aprendizajes, los puntos débiles y
los fuertes de cada uno de ellos.

Es usual que un maestro se pregunte: ¿Juanito ha aprendido a multiplicar? ¿Qué


tanto ha avanzado Rosa en el aprendizaje de la lectura? ¿Qué tanto interés
muestran los alumnos por el tema de los sistemas numéricos de base 10? Al
evaluar, recogemos una información de enorme valor para planear la clase, para
decidir si conviene dividir al grupo en varios subgrupos según sus avances de
aprendizaje o para poner en práctica determinadas estrategias de enseñanza.

En nuestra vida cotidiana constantemente hacemos evaluaciones: ¿Está


suficientemente caliente la sopa? ¿Este abrigo nos protege del frío? ¿Es este
mueble cómodo? En todos estos casos, lo que hacemos es valorar, le asignamos un
valor a algo. En educación, un maestro evalúa cuando juzga con una rápida mirada
si el salón de clases está suficientemente limpio o cuando, después de explicar un
concepto, se vuelve hacia sus alumnos y les pide que levanten la mano si han
comprendido la explicación que ha ofrecido. Enseguida el docente suele formular
esta pregunta complementaria: ¿Quién de ustedes no ha comprendido el concepto?
De esta forma, el profesor recoge una información y elabora un juicio de valor
sobre la eficacia (o calidad) de su enseñanza. Cierto, en estos casos hablamos de
evaluaciones informales.
Un conocido experto estadounidense, James Popham (1993), niega que la
evaluación sea una ciencia por propio derecho, en cambio acepta que se trata de
un campo en donde convergen diversas disciplinas. La evaluación formal o
sistemática exige que el evaluador domine múltiples habilidades especializadas:
manipular datos con herramientas estadísticas (organizarlos y diseñarlos);
elaborar instrumentos para recoger datos y analizarlos; de la misma forma debe
conocer las necesidades e ideas que detentan los tomadores de decisiones y,
asociado a esto, desarrollar formas específicas para presentar los resultados finales
de su trabajo.

Toda evaluación apunta a la acción, busca incidir sobre la realidad. El trabajo de


los evaluadores en educación se encamina a la toma de decisiones, sea a nivel de
autoridades centrales o regionales, sea a nivel de escuela o de aula.

Con la evaluación se aspira a mejorar la educación produciendo información que


pone en manos de quienes hacen los programas educativos (funcionarios
educativos) o de quienes ponen en práctica esos programas (profesores, directores
y supervisores).

La evaluación se utiliza en educación con múltiples propósitos: para acreditar los


estudios realizados, para seleccionar, para la toma de decisiones, para
diagnosticar, para establecer incentivos y sanciones, para rendir cuentas, para
evaluar programas. El uso más común es el que hace el maestro en el aula para
conocer lo que han aprendido los alumnos, lo que no han aprendido, lo que
permanece oscuro.

Este conocimiento le permite al profesor organizar con mayor precisión sus


actividades de enseñanza con el fin de mejorar los aprendizajes. La evaluación
retroalimenta y modifica el proceso de enseñanza aprendizaje (a esta práctica
algunos la llaman evaluación formativa). Esta evaluación puede hacerse con
mecanismos informales o a través de instrumentos formales o estandarizados.

De esta manera la evaluación se convierte en parte constitutiva, irremplazable, de


la didáctica.

Fuente: Guevara, Niebla G. (2015, 26 de agosto). ¿Qué es la evaluación educativa? El imparcial. México, p. 02B.

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