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Materialismo y romanticismo: ¿Podemos prescindir de los mitos?

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #1211, 24 de agosto, 2003, posted at rwor.org

De una charla inédita.

A manera de introducción, quiero citar unos versos de "To a Rainbow" (Al arco iris)
del poeta romántico escocés Thomas Campbell:

Cuando de la cara de la Creación retiró

la ciencia el velo de encanto,

bellas visiones cedieron su lugar

a la fría ley del mundo material".

¿Qué onda con eso? ¿Cómo lo ven?

Primero, veamos la siguiente cuestión: ¿podemos prescindir de los mitos? Sí... y no.
Podemos y debemos prescindir de los mitos que nos presentan como realidad, es
decir, la religión. Eso está relacionado con lo que dije en la conclusión de
Predicando desde un púlpito de huesos * sobre las similitudes y diferencias entre la
ciencia, la religión y el arte, y especialmente la diferencia entre el arte y la religión.
El arte motiva al público a responder a cosas que no son reales como si lo fueran,
pero en el fondo tanto los artistas como el público saben que no lo son (a menos
que se trate de un documental o una dramatización de la vida real o algo por el
estilo).

En general el arte, especialmente la ficción (incluso la ficción que se desprende de


sucesos reales), procura que el público acepte la obra y responda a ella como si
fuera un suceso real, hasta cierto punto, aunque en el fondo sabe que no lo es. El
arte presenta muchas fantasías y qué bueno porque, si no, no sería arte. O sea, el
arte no puede prescindir de lo fantástico. Pero, en última instancia, no afirma que
las fantasías sean reales ni se pone a convencer al público (en la mayoría de los
casos) de que son sucesos o hechos de la vida real.

La religión, en cambio, como dije en Predicando , presenta toda clase de fantasías y


dice que son sucesos reales; afirma que son la esencia de la verdad, que son los
principios que determinan y definen la realidad. Entonces a la pregunta "¿podemos
prescindir de los mitos?", decimos que hay que desechar los mitos religiosos, los
mitos que se presentan como realidad, o que dicen encarnar los principios motrices
que rigen la realidad.

Pero, en otro sentido, no podemos --la humanidad jamás ha podido-- ni queremos


prescindir de los mitos. O sea, no podemos ni queremos prescindir de la metáfora
en el arte ni en la vida en general. Mejor dicho, no podemos ni queremos prescindir
de la imaginación. Ciertamente, el arte necesita la metáfora, es decir, es necesario
presentar cosas que no son reales, o sea, que no son un retrato de la realidad en un
momento dado ni representan un aspecto concreto de ella, sino que son una
concentración de la vida en un plano más alto, como dijo Mao. Se necesita la ficción
y la metáfora... en el arte y en la vida en general.

Hace unos años, conversando con un cuate que estaba muy metido en la onda de la
ciencia ficción, le dije que a mi parecer en la futura sociedad la ciencia ficción no
tendrá caso. Me preguntó por qué y respondí que sería basarse en la realidad actual
y pronosticar con muy poca probabilidad de atinar. Desde entonces lo he
reflexionado en varias ocasiones y me di cuenta de que mi respuesta negó el papel
del arte y la imaginación. Afortunadamente, me di cuenta luego luego, y me parece
que el ejemplo ayuda a ilustrar la diferencia entre ciencia y arte.

En la política o la ciencia, cualquiera que diga: "Esto pasará en el futuro" es un


irresponsable a menos que haga un pronóstico muy general basado en tendencias
que ya se están dando. No tiene caso dibujar con lujo de detalle lo que
supuestamente pasará en el futuro ni mucho menos exigir que todo mundo acepte
que así será. Mejor dicho, es engañoso e irresponsable presentar predicciones que
no tienen ninguna base científica como hechos o pronósticos cien por cien
confiables (y no ciencia ficción ). Pero si uno escribe ciencia ficción, y la presenta
como tal y plantea lo que puede pasar en el futuro, esboza panoramas en ese
sentido, bueno, eso tendrá valor en cualquier sociedad y seguramente en la
sociedad comunista también. Es una manera de echar a volar la imaginación, lo
cual es necesario y muy importante para el tipo de sociedad que queremos y
luchamos por hacer realidad.

Así que definitivamente habrá lugar para la metáfora, la imaginación y el mito en


ese sentido, para el mito que no se presenta como realidad. De hecho, no podemos
ni queremos ni debemos prescindir del mito, entendido así. En cambio, podemos y
debemos desechar el mito que se presenta como realidad, el mito que tiene de una
u otra forma carácter religioso. Volviendo a los versos arriba citados -- cuando de la
cara de la creación retira la ciencia el velo --, cuando buscamos las explicaciones
científicas de los fenómenos naturales y adoptamos el método científico de
abordarlos, ¿acaso solo nos queda "la fría ley del mundo material"? ¡Para nada!

Esto tiene dos aspectos. Primero, como hemos aprendido, las leyes materiales no
son tan "frías". Los materialistas dialécticos sabemos que representan tendencias,
fenómenos con ciertas tendencias, y no algo rígido o monolítico sin
contradicciones. Representan tendencias que encierran contradicción, movimiento
y lucha, y a las cuales se oponen tendencias contradictorias. Por muy concretas que
sean, las leyes materiales no son en absoluto "frías".

La auténtica ciencia tampoco es fría. Es distinta al arte, y en la ciencia la


imaginación se desempeña de una manera distinta (algo que abordaré más
adelante). Pero como muchos científicos, sobre todo los más grandes (entre ellos,
Einstein, si mal no recuerdo), han señalado: sin la imaginación no hay buena
ciencia. La imaginación juega un papel importante, definitivamente, aunque la
ciencia es, esencialmente, una descripción de la realidad y de sus fuerzas motrices.
Pero en su mejor y más alta expresión no debe ser ni "fría" ni inflexible ni rígida ni
carente de dialéctica.

Las "leyes materiales", o sea, el materialismo, deben ser dialécticas y llenas de vida
y vitalidad. En ese sentido no deben tener nada de "frío". Comprender el mundo y
sus fuerzas motrices requiere un proceso y una lucha constantes por superar la
contradicción entre la ignorancia y el conocimiento, lo viejo y lo nuevo, etc. Es un
proceso vital y vigoroso que requiere de mucha imaginación. Y entendido en el
sentido netamente científico, no tiene nada en absoluto de "frío", rígido, estancado
ni "gris".

Eso me recuerda el error que cometimos en una polémica contra los mencheviques
acerca del matemático chino que estudió la conjetura de Goldbach. En otra charla
comenté que al contestar a los mencheviques caímos un tanto en el simplismo o lo
que podríamos llamar materialismo vulgar.**. Bueno, quiero dejar en claro que fue
un aspecto muy secundario de nuestra lucha contra los mencheviques. No quiero
exagerarlo ni mucho menos revocar los veredictos correctos sobre la lucha contra
los mencheviques y el golpe revisionista en China. Pero así y todo vale la pena
aprender de ese error relativamente secundario, que nos enseña la importancia de
"la investigación y la ciencia en sí", algo que es parecido a la necesidad de tener
mitos, en el sentido que vengo señalando, digo, el hecho de que necesitamos la
imaginación, la metáfora y la poesía.

Y vuelvo a repetir, aunque la tarea esencial de la esfera propiamente científica es


descubrir la realidad y sus fuerzas motrices motines, incluso en esa esfera se
necesita la filosofía y la imaginación. Es importante estudiar cuestiones filosóficas
de la naturaleza de la realidad y sus fuerzas motrices, y hacer investigaciones de
varios aspectos concretos que no tienen aplicación inmediata a las necesidades y
preocupaciones prácticas del momento, ya sean económicas, sociales o políticas.

Claro, generalmente los intelectuales se inclinan (a veces muy fuertemente) hacia el


extremo de divorciar totalmente la teoría y la práctica. Pero, aunque la teoría del
conocimiento y la epistemología nos enseña que la práctica es decisiva para
cambiar el mundo y también para conocerlo, no por eso debemos reducir el
materialismo al "frío" materialismo mecanicista, según el cual la teoría tiene que
vincularse directamente a la práctica y beneficiarla en el sentido más estrecho e
inmediato. Ciertamente en la relación dialéctica entre la teoría y la práctica, en esa
dinámica general, la práctica es el eslabón clave para cambiar el mundo e incluso
para conocerlo. Pero, repito, eso no borra la necesidad de que haya aspectos de
teoría que no estén vinculados en el sentido más estrecho o inmediato a asuntos
prácticos ni a la práctica en general. Necesitamos la exploración, el estudio y la
investigación en sí, pero también en un sentido fundamental es necesario que la
teoría se vincule a la práctica, que se base en ella, que se devuelva a ella y que la
beneficie para que conozcamos el mundo y también lo transformemos.
La importancia de la poesía y de un espíritu poético

Vienen muy al caso algunos comentarios de Mao que mencionamos en


"Fin/Comienzo" ***, como, por ejemplo: "Es muy peligroso cuando la mente se
anquilosa". Es muy conciso y dice mucho; vale la pena reflexionarlo
profundamente: "Es muy peligroso cuando la mente se anquilosa". Y agrega: "A
menos que se tenga un espíritu de vencer es muy peligroso estudiar el marxismo-
leninismo" (veáse la p. 15). Otro comentario muy conciso que hace reflexionar
mucho.

"Fin/Comienzo" también menciona esta cita de Mao: "No se puede escribir poesía
si se es demasiado realista". Se refiere a la relación dialéctica entre realismo y
romanticismo. Dice que si uno es demasiado realista no puede escribir poesía.
¿Acaso dice que debemos sustituir el materialismo por el idealismo? Para nada.
Más bien subraya desde otro ángulo la importancia de la imaginación, de echar a
volar la imaginación, de la poesía y todo lo que simboliza y representa. ¿Por qué lo
dice? O sea, si la poesía no tuviera importancia, ¿qué importa si no podemos
escribirla? Obviamente, Mao opina que la poesía es un aspecto muy importante de
la vida. Es un aspecto importante del movimiento que construimos y de la sociedad
por la que luchamos.

"Fin/Comienzo" agrega: "Y siguiendo esa tónica... si no se tiene un espíritu poético


--o por lo menos un aspecto poético-- es muy peligroso dirigir un movimiento
marxista o ser líder de un estado socialista". Eso se relaciona con lo que Mao
señaló: es muy peligroso que la mente se vuelva rígida; a menos que se tenga el
espíritu de vencer, es muy peligroso estudiar el marxismo-leninismo-maoísmo
(MLM); y si uno es demasiado realista, no puede escribir poesía. Todo movimiento
marxista, toda lucha revolucionaria y su vanguardia MLM, todo estado socialista y
su dirección deben tener un aspecto poético y un espíritu poético y, a la vez, basarse
cien por cien en un análisis científico de la realidad, de su movimiento y su
desarrollo.

¿Acaso queremos reducir todo a "frías leyes materiales"? ¡Para nada! Hay que
reconocer que las mismas "leyes materiales" son un aspecto vivo, vital y vibrante
del materialismo dialéctico.
Esto está relacionado con lo que dije en la conclusión de Predicando, refiriéndome
a "The Amazing Randi" (Randi, el asombroso), que dedica la vida a desenmascarar
a los charlatanes que fomentan la percepción extrasensorial, la telequinesis y cosas
por el estilo. Randi afirma que no porque uno deje atrás la superstición la vida se
vuelve aburrida y fría. (No se refiere directamente a la religión en sí, pero
evidentemente lo que dice abarca la religión --o podemos interpretarlo así sin
temor a equivocarnos-- así como la parasicología, la percepción extrasensorial, la
astrología, etc.). El mundo real tal y como es nos brinda una abundancia de
fenómenos que son un deleite para la mente y que cuesta trabajo "asimilar",
comprender y reflexionar. La imaginación tiene un papel importantísimo y es
interesantísimo contemplar e investigar la realidad en toda su complejidad y con
todo su movimiento y desarrollo contradictorio. No es necesario recurrir a la magia
para experimentar una tremenda reverencia y asombro ante el mundo.

Lo que señala Randi es muy importante y por eso lo subrayamos en la conclusión


de Predicando . Refuta rotundamente lo que dice el poeta romántico escocés
Campbell: si dejamos de creer en cosas sobrenaturales, cosas que existen más allá
de la realidad, todo se volverá frío y gris, o sea, perderemos un elemento vital de la
condición humana, de la esencia de los seres humanos, que no debemos soltar. ¡De
plano, no es cierto!

Se nos plantea un reto, volviendo a lo que dijo Mao sobre la importancia de tener
un espíritu poético (si uno es demasiado realista, no puede escribir poesía), o sea,
la poesía es importante en la vida, en la sociedad por la cual luchamos y en el
movimiento que lucha por hacerla realidad, y se nos plantea el reto de manejar
correctamente ese aspecto poético en relación dialéctica, antes que nada, con la
base material de la sociedad:

Cómo manejar la necesidad de estimular la investigación científica en sí y su


relación con la base económica-material de la sociedad y la necesidad de
desarrollarla y transformarla y de atender las necesidades del pueblo,
especialmente sus necesidades materiales, en un momento dado.

Cómo manejar la investigación científica y dedicar recursos materiales y gente a


ella en relación dialéctica con la base material de la sociedad y las necesidades
materiales de las masas y, también,tomando en cuenta las realidades de la lucha de
clases en el país y en el plano internacional.

Son contradicciones difíciles y complejas. Será un gran reto manejar correctamente


la relación dialéctica entre atender las necesidades materiales y políticas del estado
y la revolución proletaria, por un lado, y estimular el aspecto poético, entendido
ampliamente como la imaginación, la metáfora y demás cosas que simbolizan ese
aspecto, por el otro. Tendremos que reexaminar esto continuamente y aprender
más profundamente cómo manejarlo, porque esta contradicción se nos planteará
profunda y a veces agudamente a lo largo de la lucha por avanzar a la época del
comunismo.

Evidentemente todo esto tiene mucho que ver con la religión y la "espiritualidad" (o
"el alma", como se dice comúnmente) y su relación con el materialismo dialéctico,
el cual es un enfoque científico, sistemático y exhaustivo de la realidad y sus fuerzas
motrices. Aquí viene al caso el dicho de la Biblia cristiana que "no solo del pan vive
el hombre" (o la gente). El comunismo reconoce esto. Volviendo a lo que dijimos en
respuesta al poeta romántico escocés Campbell, el comunismo y su metodología y
concepción del mundo no nos dejan solamente con "frías leyes materiales".

Es muy irónico (¡y da rabia!) que la burguesía y sus defensores, que en realidad son
los "materialistas" más fríos, acusen a los comunistas de no reconocer el hecho de
que no solo del pan vive la gente. Así lo manifestó, por ejemplo, Zbigniew
Brzezinski en su crítica del comunismo (el "porqué", según él, de la "muerte del
comunismo" con la desintegración de la Unión Soviética y su bloque) a la cual
respondimos en El falso comunismo ha muerto...****. (Aunque a mi ver nuestra
respuesta tenía algunos defectos, no cabe duda de que Brzezinski no tenía razón, y
lo refutamos contundentemente. Solo que hay un aspecto secundario que
hubiéramos podido abordar de otra manera, tomando en cuenta la necesidad de ser
completamente dialécticos además de materialistas). Gente de la laya de
Brzezinski, así como líderes religiosos (y no solo los más reaccionarios sino
también los que son generalmente progresistas como Jim Wallis, autor de The Soul
of Politics [El alma de la política] que se menciona en Predicando ), hacen esta
crítica fundamental del comunismo: no reconoce que "no solo pan vive la gente". O
sea, según ellos, el comunismo no reconoce una cualidad esencial y necesaria de la
condición humana y la naturaleza humana (en sus palabras), que ansía la
espiritualidad y algo que trascienda la "fría realidad material". El comunismo,
según ellos, no la reconoce ni puede satisfacerla.

Claro, todo mundo, desde el papa hasta los "comentaristas populares", tergiversa el
concepto del materialismo y lo identifica esencialmente con dos cosas: primero, el
consumismo craso y, segundo, el materialismo mecanicista criticado por el poeta
romántico escocés Campbell. A los poetas románticos los motivó en gran medida
un rechazo a la revolución industrial e incluso a ciertos aspectos científicos de la
Ilustración. Representan un fenómeno muy complejo y contradictorio: por un lado,
se sumaron a importantes luchas contra la opresión pero, por el otro, criticaron la
revolución industrial e incluso el enfoque científico de la realidad de la época
(limitado, claro está, por la concepción del mundo burguesa); es un fenómeno
complejo y no es el momento de entrarle de lleno. Pero al criticar el "materialismo",
todos, desde el papa hasta los poetas (y otros) "románticos" o "místicos", lo reducen
al consumismo craso o al método del materialismo mecanicista. Es muy común que
revuelvan las dos cosas y, por eso, comúnmente el materialismo se asocia con
ambas. Y, en particular, muchas críticas del materialismo marxista destacan el
aspecto del "frío" materialismo mecanicista.

Lo "espiritual" en un mundo cruel y desalmado

Eso nos lleva de vuelta a la cuestión del "espíritu", la "espiritualidad" y su relación


con el concepto científico de la realidad. Hoy lo "espiritual" no tiene
necesariamente significado religioso, en el sentido tradicional, aunque lo puede
tener. En general, se refiere más bien al deseo de que haya compasión en un mundo
más y más desalmado, al anhelo de una conexión positiva con los demás y de no
vivir en un mundo donde predomina el aislamiento social y la competitividad, al
anhelo de una conexión, un lazo, con algo más allá de uno mismo, algo que
trascienda los intereses egoístas y estrechos y la mentalidad de comer o ser comido
tan propios de la sociedad capitalista contemporánea. El deseo de creer en algo más
elevado que los valores y motivos mezquinos y crueles que fomenta esta sociedad.

En su libro El mundo y sus demonios: La ciencia como una vela en la oscuridad,


Carl Sagan habla de la relación entre el espíritu y la materia:
"La palabra `espíritu' se deriva del latín que significa `respirar'. El aire que
respiramos es materia, por diáfana que sea. A pesar del uso común, `espíritu' no
implica necesariamente que no sea materia (la materia del cerebro, por ejemplo) ni
que sea ajeno a la ciencia. De vez en cuando tomo la libertad de usar la palabra,
pues la ciencia no es incompatible con la espiritualidad. Más bien es una profunda
fuente de ella. Cuando caemos en cuenta de nuestro lugar en la inmensidad de los
años luz y en el paso de los milenios, cuando captamos la belleza, complejidad y
riqueza de matices de la vida, la euforia, la mezcla de júbilo y humildad que
sentimos, es espiritual. De igual modo que las emociones que nos provoca una obra
magistral de arte, música o literatura, o el altruismo y valor ejemplar de los actos de
Mohandas Gandhi o Martin Luther King, Jr. La noción de que la ciencia y la
espiritualidad se excluyen mutuamente resta valor a ambas". [Traducción del OR ]

Aquí se ve claramente que incluso los conceptos como "belleza", "altruismo y valor"
tienen un contenido social que depende del punto de vista de clase: los proletarios
conscientes de clase no pondríamos como ejemplo de altruismo y valor a Gandhi ni
a King, quienes jamás representaron la transformación radical de la sociedad ni el
movimiento revolucionario y la ideología necesarios para hacerla realidad, sino
que, de hecho, se opusieron. El punto de vista de Sagan no es el del proletariado;
sin embargo, coincidimos en muchos de los planteamientos sobre la espiritualidad
y la materia/el materialismo, y sus observaciones son penetrantes e importantes.

Pero si queremos aplicar el materialismo dialéctico e histórico (la metodología y


concepción del mundo más cabal y exhaustivamente científica que representa el
punto de vista del proletariado) a la búsqueda de la "espiritualidad", primero hay
que tomar en cuenta las relaciones sociales en que se da. Hoy día muchos ansían
principios morales firmes que les ayuden a sortear este mundo desalmado. Sienten
que hay un vacío, un vacío espiritual, y que hay que llenarlo (al parecer es un
fenómeno muy fuerte y muy común, y así lo manifiesta mucha gente). Pero no
podemos divorciar esto de las relaciones sociales predominantes, que corresponden
a las relaciones de producción-económicas de la sociedad (y del mundo en general)
y que moldean las condiciones de vida de los individuos y las interacciones sociales.
Y, en particular, no podemos divorciar todo eso del parasitismo del imperialismo ni
de los grandes cambios, agitación social y luchas que suscita, que la dominación
imperialista y la dinámica del proceso imperialista de acumulación suscitan tanto
en los países del tercer mundo como en los países imperialistas. Hablando
específicamente de las capas medias, especialmente las capas acomodadas de los
países imperialistas, el desencanto y desafecto que muchos sienten no es un
fenómeno aislado: es muy propio del desenvolvimiento del parasitismo.
Hace unos años en un viaje por avión el pasajero de al lado, un gerente, se puso a
hablar conmigo de su vida y quiso darme "la palabra de Dios" porque recién se
había metido al fundamentalismo cristiano. Lo escuché un rato y aprendí algunas
cosas, pero luego dejé en claro que el proselitismo no me interesaba, pero me
pareció muy interesante por qué lo atrajo la religión. El tipo había logrado salir
adelante en la carrera; tenía un buen puesto, un buen salario; tenía casa en un
barrio caro, carros y todo el rollo. Trabajaba muy duro día y noche y, me confesó, le
era infiel a la esposa. Pero "a fin de cuentas" se sentía totalmente vacío y se puso a
tomar y otras cosas. La religión (en este caso, el fundamentalismo cristiano) le dio
un nuevo rumbo moral y lo llevó a abrazar la moral "tradicional"; así salió de la
contradicción en que estaba entre la moral tradicional que le inculcaron de niño y
su práctica, su comportamiento, que en muchos aspectos no cuadraba con ella. O
sea, la religión lo llevó nuevamente a abrazar la "moral tradicional" y, a corto plazo
y en un sentido estrecho, le permitió resolver la contradicción. Llenó el vacío
porque la vida que tenía, el supuesto éxito de acuerdo a los criterios predominantes
de la sociedad, le dejó un gran vacío.

Me impactó mucho, y me sigue impactando, que este fenómeno, que es muy común
especialmente ahora en Estados Unidos y otros países, está muy relacionado con el
parasitismo del imperialismo, que desde luego está profundizándose actualmente y
está muy ligado a la "revolución de alta tecnología". Como dije en "Cuestiones
estratégicas"***** (y también mencionó Clark Kissinger por su propia cuenta),
importantes capas de los países imperialistas gozan de una posición "muy alta" en
la "cadena alimenticia mundial", es decir, tienen una posición altamente parasítica.

Por otra parte, el desencanto y desafecto que muchos sienten en la sociedad


contemporánea no es simplemente una manifestación del parasitismo, porque
también afecta a los proletarios y explotados del mundo. Pero hablando de la clase
media, y especialmente las capas más privilegiadas, ciertamente hay una relación
muy fuerte entre el desencanto, desafecto y malestar espiritual, por un lado, y el
parasitismo de su posición social, por el otro, sobre todo en los países imperialistas.
Y es preciso reconocer que la religión lo justifica y sirve de "bálsamo". Alivia el
dolor, el desencanto y desafecto sin pedir que la gente renuncie al parasitismo y el
privilegio ni que luche contra el sistema que se basa en dicho parasitismo. (Como
dijo Lenin, el imperialismo deja el profundo sello del parasitismo en todo aspecto
de la sociedad imperialista). La religión, especialmente del tipo que atrae mucho a
las capas privilegiadas, es como un bálsamo que alivia sin requerir que hagan
ninguna transformación, siquiera en su vida individual, ni que dejen la posición
parasítica que ocupan, ni mucho menos que luchen por derrumbar las relaciones
explotadoras y opresoras de la sociedad, de las cuales el parasitismo es un elemento
esencial.

En fin, para esas capas la religión juega el papel clave de justificar su parasitismo.
Les ofrece una explicación del malestar sin pedir que luchen contra la causa.

Por otra parte, las masas oprimidas de países como Estados Unidos y del mundo
entero pasan más y más por un tremendo sufrimiento y grandes cambios sociales, y
sienten un gran desarraigo, tanto material como ideológico y moral. Las inmensas
mayorías del mundo sufren terriblemente. Los grandes cambios sociales y
económicos, el despojo del campesinado y su migración a las ciudades del tercer
mundo, o en los países imperialistas, el caos y locura, la incertidumbre y volatilidad
del modo de vida y la situación de importantes sectores, que se manifiesta de forma
concentrada para los jóvenes, todo eso genera el deseo de algún tipo de
espiritualidad que ofrezca algo que valga la pena, algún propósito y algún alivio en
medio de tanto caos y locura, sufrimiento y desesperanza.

La religión como narcótico: el "opio del pueblo"

Aquí vemos muy claramente el papel de la religión como "opio", en palabras de


Marx. Al leer los escritos de Lenin sobre los primeros años, dificilísimos, de la
república soviética, especialmente sobre el ejercicio abierto y directo de la
dictadura, encontré algo interesantísimo sobre la religión y la "espiritualidad".
Cuenta que Feuerbach dio una muy buena respuesta a los que dicen que las masas
necesitan la religión para aliviar el sufrimiento; dijo que los esclavos no necesitan
consuelo, necesitan alzarse contra la esclavitud y el tormento, y darles "consuelo",
como hace la religión, solo sirve para apaciguarlos,para que no rompan las cadenas
de la esclavitud. Fíjense que eso es precisamente lo que hace el "opio". Y aunque
algunos lo "vendan" con buenas intenciones, ofreciendo "morfina" para aliviar el
dolor (o "inspiración" alucinógena para trascenderlo), en última instancia tal
"alivio" o "diversión" solo sirve para que los esclavos no se alcen , para que no
luchen por liberarse de la situación que crea la necesidad de consuelo.
Eso es precisamente lo que Marx dice, y lo enfoca muy dialécticamente en toda su
complejidad. Dice que la religión es un "opio" y agrega que es el "alma de un
mundo desalmado". O sea, da a entender que la sociedad burguesa es muy cruel,
que no tiene ni alma ni corazón ( "alma", entendida en el sentido amplio y no
estrictamente religioso). La gente busca algo más que la cruel explotación y
opresión material de la sociedad burguesa y la mentalidad que fomenta de reducir
el vínculo entre seres humanos al frío billete, tratar todo, hasta la gente, como cosas
que se adquieren y usan para salir adelante a expensas de los demás. Eso suscita su
contrario, en la esfera material y también en lo ideológico. Suscita el deseo de algo
más allá de ese tipo de explotación material desalmada, opresión y "cosificación" de
todo. La religión, sin embargo, no ofrece un remedio sino un opio. O sea, no ofrece
ningún remedio, pues no dirige al pueblo a alzarse y tumbar el sistema que le hace
ansiar el consuelo y buscar compasión y corazón en un mundo desalmado. Por lo
contrario, la religión alienta la conformidad . Por eso Marx dijo que es como un
narcótico.

Fíjense que los "cristianos renacidos", los creyentes fervientes, se parecen en


mucho a los drogadictos. O sea, la religión tiene un efecto muy parecido a los
narcóticos, y aunque diversas capas sociales la abracen por sus propios motivos,
surte el mismísimo efecto en todas.

Un tributo irónico al comunismo

Lo anterior está relacionado con el "resurgimiento" de la religión en Estados


Unidos. Tal "resurgimiento" en países como Estados Unidos y en general tiene
mucho que ver con la "muerte del comunismo", lo cual nos ayuda a ver,
nuevamente, por qué el capitalismo necesita tanto la religión. Cuando se le arrancó
la careta socialista a la Unión Soviética y su imperio, la religión floreció y ahora la
burguesía de esos países, y hasta los ex "comunistas", la fomentan. Así que el
resurgimiento de la religión, especialmente tras la proclamada "muerte del
comunismo", comprueba lo mucho que el capitalismo la necesita y, además, es un
"tributo irónico" al comunismo (como señalamos en Predicando ). Es como admitir
que el mundo del capitalismo es en realidad un mundo de terrible sufrimiento y
que el comunismo ofrece la única esperanza concreta de un mundo mucho mejor,
en lo material y también en lo ideológico (o espiritual, en el sentido que hemos
venido señalando). Es reconocer objetivamente (y en gran parte, subjetivamente,
en el caso de muchos que han abandonado un punto de vista más progresista,
radical o incluso revolucionario y optimista para meterse a la religión) que el
comunismo representa el camino a un mundo radicalmente diferente y mejor que
el "frío" y desalmado mundo capitalista. Cuando se convence a la gente de que
abandone la alternativa radical del comunismo, la religión cobra fuerza, pues es
una manera ilusoria de buscar alivio, de buscar una alternativa al frío y desalmado
mundo dominado por el capitalismo.

Debemos reconocer que eso es en realidad un tributo irónico al comunismo, una


expresión del hecho de que la revolución y el comunismo son el único camino que
lleva a un mundo mejor, a mejores relaciones entre la gente, principios y moral.
Debemos captar el aspecto positivo y voltear la tortilla, o sea, debemos captar que
eso subraya la necesidad de plantear y popularizar con osadía lo que en realidad es
el comunismo: que nos da la perspectiva de superar, en el mundo real , todas las
relaciones materiales de explotación, opresión, desigualdad, parasitismo, toda la
violencia y brutalidad que se desprenden inevitablemente de ellas, y su expresión
en la mente (y el "espíritu").

Reverencia y asombro

El comunismo no se propone acabar con el "espíritu", en el sentido materialista, ni


tampoco con la imaginación, reverencia y asombro, pues con cualidades esenciales
del ser humano. Sin caer en teorías burguesas de la "naturaleza humana", podemos
decir que hay ciertas cualidades que definen al ser humano. Aplicando el
materialismo dialéctico, vemos que la especie humana tiene ciertas cualidades que
se desprenden de su carácter como especie, de sus capacidades intelectuales y sus
condiciones materiales. Una de esas cualidades se puede caracterizar como "la
necesidad de asombro". Un camarada escribió que debemos reconocer tal
necesidad como un elemento importante y esencial del ser humano. Bueno, el
comunismo permite expresar eso más plenamente que cualquier otra ideología o
sistema social. Eso es lo que queríamos ilustrar en la conclusión de Predicando,
particularmente al referirnos a lo que dijo "The Amazing Randi": que la realidad
tiene una abundancia de fenómenos increíbles y asombrosos.

En el arte, ciertamente, necesitamos que nos presenten cosas imaginarias. Y en el


arte, la ciencia y la vida en general hay que desencadenar la imaginación y echarla a
volar muchísimo más. Debemos reconocer la necesidad de asombro y procurar que
se exprese plenamente.
Miramos los cielos, las estrellas y galaxias, y vemos una pequeña parte de la
infinitud del universo, y nos ponemos a imaginar esa gran infinitud. O vemos las
cosas más pequeñas a través del microscopio; vemos microbios y nos asombra
imaginar la dinámica interna que tendrán. O nos ponemos a pensar en la relación
entre lo que vemos a través del microscopio y del telescopio. El asombro es una
cualidad esencial de los seres humanos y siempre lucharemos por expresarla. Lejos
de suprimirla (o ignorarla) podemos y debemos darle plena expresión. Y eso
haremos.

El comunismo no acabará con la reverencia y el asombro ni con la imaginación ni la


"necesidad de asombro". De ninguna manera los suprimirá. Todo lo contrario.
Ampliará su ámbito. Echará a volar la imaginación a un nivel mucho mayor, en
relación dialéctica e integral con una metodología y concepción del mundo
científica, sistemática y cabal que permite comprender y transformar la realidad.

Debemos captar la unidad que existe, que es ciertamente una unidad de contrarios.
Digo, en un sentido global hay una unidad entre la concepción del mundo
científica, sistemática y cabal y la metodología para comprender y transformar el
mundo, por un lado, y echar a volar la imaginación y expresar plenamente la
"necesidad de asombro", por el otro. El comunismo logrará una síntesis mucho más
elevada que la experiencia humana ha logrado hasta ahora y la seguirá
desarrollando a un nivel mayor.

Hay oposición (pero, repito, oposición dialéctica, que encierra tanto identidad
como diferencia) entre la ciencia y la imaginación, la cual permite que se estimulen
y se fortalezcan mutuamente. De hecho cada una existe como elemento del otro. Es
decir, la ciencia encierra la imaginación y la imaginación encierra la ciencia. La
imaginación menos científica no carece totalmente de ciencia ni la ciencia más
"árida" carece totalmente de imaginación. Así debe ser y será el caso con el
comunismo, el punto de vista más cabalmente científico, cuanto más plenamente
desatemos y apliquemos su carácter crítico y revolucionario, ahora, y de una
manera cualitativamente mayor en la sociedad comunista.

____________________________________________

NOTAS:
* Predicando sobre un púlpito de huesos: Necesitamos moral, pero no la moral
tradicional (Chicago: Banner Press, 1999).

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** Aquí me refiero a una polémica contra un grupo que se escindió del PCR, a
quienes les pusimos los "mencheviques" por su posición y métodos oportunistas.
Ese grupo apoyó el golpe reaccionario encabezado por Deng Xiaoping que restauró
el capitalismo en China tras la muerte de Mao. En la polémica, caímos en el
simplismo en cuanto a la conjetura de Goldbach y esencialmente planteamos que
no valía la pena dedicar tiempo y recursos a resolver ese problema matemático.

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*** "El fin de una etapa-- El comienzo de una nueva etapa", Revolución, No. 60,
otoño de 1990.

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**** El falso comunismo ha muerto... ¡Viva el auténtico comunismo! (Chicago: RCP


Publications, 1992).

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**** Pasajes de "Cuestiones estratégicas", una charla de Bob Avakian, salieron en el


OR Nos. 881, 884-893 y están disponibles en la Internet en rwor.org en los escritos
de Bob Avakian en la sección: " Unir a todos los que se pueda unir".
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Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero


Revolucionario en:

rwor.org

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Teléfono: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497

El comunismo como una ciencia, no una "ideología científica"

Ahora quisiera hablar acerca de la cuestión del comunismo como una ciencia y por
qué no es correcto concebirlo como una "ideología científica", tal como alguien dijo
recientemente en una crítica que hizo a la siguiente caracterización en la
Constitución de nuestro partido, en la primera oración del Apéndice: "El
comunismo es una ciencia y un movimiento político revolucionario a la vez". La
oposición que expresa esta crítica mediante la formulación "ideología científica"
representa otro combinar dos en uno. Constituye otra versión de una tendencia en
el movimiento internacional hacia la reificación del proletariado (en efecto, de
reducir los intereses globales y fundamentales del proletariado a lo que se identifica
con proletarios individuales) y "la verdad de clase" ("la verdad proletaria") y en
efecto una noción de una "ciencia proletaria". Constituye una forma del relativismo
—que en términos esenciales es lo que es la "verdad de clase"— es otra forma de la
"política de identidad" (según una expresión popular de nuestros tiempos) con el
relativismo correspondiente.

Ahora bien, al discutir esta crítica, unos camaradas han recalcado algunos puntos
importantes para refutar este argumento sobre la "ideología científica". Se ha
señalado que este argumento representa un intento de crear ideología y filosofía
que están fuera de la ciencia o por encima de ella — ideología y filosofía las cuales
son en las palabras de esta crítica "un nivel de abstracción más alto" que la ciencia.

Cabe adentrarse más en esto porque se trata de algunos principios fundamentales y


cuestiones de perspectiva y metodología que no solo son pertinentes para nuestro
partido sino también son imprescindibles para nuestro movimiento en general y
sus objetivos fundamentales.

Una parte de este argumento de por qué deberíamos llamar al comunismo una
"ideología científica" contiene explícitamente una referencia a una analogía que
hice una vez —si bien de hecho constituye una mala interpretación o una mala
aplicación de dicha analogía— que compara el conocimiento de la realidad al
manejo del fuego (o de un objeto en llamas): no es posible levantar algo que está en
llamas con las manos sin protección, porque se necesita un instrumento para
manipular dicho objeto. Eso es cierto —tiene validez la analogía, entendida
correctamente— pero de ninguna forma invalida la necesidad de lo que
llamaríamos "objetividad científica". Al aplicar esta analogía, el "instrumento" que
necesitamos para conocer y transformar la realidad en toda su complejidad es un
punto de vista y método que no es subjetivo ("verdad de clase") sino uno que refleja
correctamente la realidad objetiva — el materialismo dialéctico que tal como he
recalcado reiteradamente, proporciona el método de ser científico de la manera
más congruente, sistemática y global con tal de que éste se capte y se aplique, y no
se malogre con uno u otro tipo de subjetividad, incluido lo que constituyen
conceptos instrumentalistas de la "verdad de clase".

El que el autor de esta crítica ha caído en tal subjetividad se ilustra en el hecho de


que luego sostiene que necesitamos cierta ideología partidaria — en el sentido
equivocado, a la manera de argumentar en efecto que todo el mundo aborda las
cosas con ciertas preconcepciones y el comunismo representa nuestro enfoque
partidario que encarna nuestras suposiciones o preconcepciones. Esto constituye
una forma de tratar las ideologías como si fuesen "discursos" y de incluir la
ideología comunista en esta categoría —subjetiva— de "discursos". Esto acaba por
negar el carácter científico del comunismo, aunque todavía lo llama una "ideología
científica". Esto va de la mano con una mala interpretación y aplicación equivocada
del hecho de que, sí, todos abordan cualquier cosa, incluida la ciencia y cualquier
proceso científico, con ciertas suposiciones. Eso incurre en el argumento relativista
—o al menos se presta a dicho argumento— que dice que como todos actúan de
acuerdo a ciertas suposiciones, no existe ninguna base para "separar lo que es
subjetivo de lo que es objetivo" (por así decirlo) y llegar a la verdad. Niega el hecho
de que incluso con respecto a las suposiciones de acuerdo a las cuales las personas
posiblemente actúan, se puede determinar y diferenciar las que son suposiciones
válidas y objetivamente ciertas y las que no lo son.

En otras palabras, el que abordamos las cosas con ciertas suposiciones o


preconcepciones no descarta el hecho —el hecho sumamente importante— de que
incluso aquellas suposiciones o preconcepciones pueden y deben estar sometidas a
repetidos análisis científicos, con la finalidad de saber si han sido válidas y si siguen
siendo válidas (lo cual no quiere decir ponerlo todo en duda todo el tiempo). Existe
una base objetiva así como una necesidad objetiva de poner a prueba las
suposiciones así como las conclusiones con que las personas participan en el
proceso de la ciencia de cualquier tipo y lo llevan a cabo, lo que incluye el proceso
científico de hacer la revolución. En última instancia, esta calificación del
comunismo como "ideología científica" y los argumentos en pro de esta
formulación efectivamente niegan no solo el carácter científico del comunismo en
particular sino también el carácter científico de la ciencia y del método científico en
general.

Este argumento, en pro de calificar el comunismo como una "ideología científica",


insiste también que "la filosofía regula la teoría". Encierra una certeza la
aseveración de que el punto de vista ideológico particular de una persona
determina cómo ésta desarrolla la teoría y cómo aplica la teoría — o al menos tiene
una importante influencia sobre cómo lo hace. Pero de nuevo surge un problema
serio cuando se reduce la ideología a un punto de vista subjetivo — que es lo que se
hace en este argumento, sea por intención consciente o no. Este argumento, que
incluye específicamente la aseveración de que "la filosofía regula la teoría", rechaza
la norma científica así como los criterios científicos que se usan para evaluar la
filosofía en sí, además de las teorías particulares. De hecho, ¿refleja la filosofía (o la
teoría) la realidad en forma correcta o no? Ésta es una prueba que se puede aplicar
y que se debe aplicar a partir del método científico — y sobre todo, del punto de
vista y método científico del materialismo dialéctico.

Arroja más luz sobre esto el hecho de que este argumento (a favor de la noción de
que el comunismo es una "ideología científica") cita a Althusser al efecto de que la
ideología es la lucha de clases en la esfera de la teoría. Ésta es otra formulación
relativista e idealista. La ideología es una concepción del mundo y un sistema de
valores. Existe lucha de clases en la esfera de la ideología al igual que existe en la
esfera de la teoría, pero la ideología en sí no es lucha de clases. Para repetir, eso es
similar a la "verdad de clase" — y de hecho es una forma de promoción de la
misma. Una vez más, el que sea correcta o no alguna ideología específica —el que
corresponda a la realidad o no— es algo que se puede determinar objetivamente y
no se puede reducir aquella determinación a una cuestión de la lucha de clases — ni
en esencia se trata de dicha cuestión. Como recalca El comunismo: El comienzo de
una nueva etapa, Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados
Unidos: "La verdad existe objetivamente, no varía de acuerdo a los diferentes
intereses de clase y no depende del punto de vista de clase que uno tenga en la
búsqueda de la verdad" (parte IV, "Los nuevos retos, y la nueva síntesis").

Este argumento (de por qué no se debe considerar el comunismo como una ciencia
sino como una "ideología científica") también supone un entendimiento
equivocado, en vez de un entendimiento correcto —o una línea incorrecta en
contraposición a la línea correcta— acerca del principio de que el marxismo "abarca
pero no reemplaza" todas las esferas de la actividad y pensamiento del ser humano.
En algún punto de este argumento se dice que el comunismo como tal no tiene
nada que decir sobre teorías específicas en campos o disciplinas distintos de las
ciencias — en la física, la biología o lo que fuera. Ahora es cierto que existe la
particularidad de la contradicción — que cada uno de los fenómenos o los procesos
que figuran, en términos generales, en estas esferas de biología, química, física,
etc., tiene sus particularidades. No es posible resolverlos, digamos, simplemente
imponiendo los principios comunistas en general. Pero, una vez más, es una
equivocación levantar un muro entre unos y otros —por un lado, una esfera
específica o un fenómeno particular y por otro, la cuestión del punto de vista y el
método (o en otras palabras, el aspecto de "no reemplaza" por un lado y por otro el
aspecto de "abarcar")—, y sostener que el comunismo no figura en términos de
método en la ecuación (por así decirlo) de cómo abordar y cómo entender estos
problemas. En efecto, eso niega el aspecto de "abarcar" — el hecho de que, si bien
no las reemplaza, el comunismo sí abarca todas estas esferas particulares y todas
las contradicciones y fenómenos particulares en estas esferas. Eso quiere decir
poner una separación absoluta donde tal separación no está y no puede estar. El
punto de vista y la metodología "penetran" y afectan la manera de estudiar,
investigar, poner a prueba, sintetizar y entender correctamente —o no— los
fenómenos particulares. Eso no niega el hecho en que hemos insistido muy
correctamente de que las personas que no sostienen y no aplican el punto de vista y
el método del materialismo dialéctico no obstante pueden descubrir y sí descubren
verdades importantes. Pero sigue siendo cierto que el materialismo dialéctico da el
medio más congruente, sistemático y global para abordar la realidad objetiva,
aprender de ella — y para tener una base más científicamente fundamentada para
transformarla; y de nuevo, esto sí tiene implicaciones para todas las esferas de la
actividad humana, pues "abarca" y es aplicable a estas esferas.

Tal como se puede extrapolar a partir de lo que ya he dicho hasta ahora, este
argumento (de que el comunismo es una "ideología científica") trae una línea
incorrecta, en contraposición a una línea correcta, acerca del principio muy
importante de que el comunismo como concepción del mundo y método es tanto
objetivo como partidario. De fondo, este argumento viene a decir que el
comunismo es partidario, mientras que niega que es objetivo, aunque no lo diga
explícitamente.

Eso va contra los principios muy importantes que se recalcan en la conversación


con unos camaradas sobre epistemología en Revolución9: la particularidad de que
la verdad no tiene carácter de clase pero que diferentes verdades entran a la lucha
de clases y al rico proceso general que ahí se visualiza y se defiende, hablando de la
manera en que el comunismo abarca todo correctamente y pretende conocer todo
lo que es cierto, aunque a corto plazo las verdades particulares pueden obrar en
contra de las cosas por las cuales estamos luchando pero que en el sentido más
amplio, de manejarlas correctamente pueden llegar a ser parte del proceso que
conduce a los objetivos por los cuales estamos luchando. Esta línea incorrecta sobre
lo objetivo y lo partidario (que es parte del argumento que dice que no se debe
considerar el comunismo como una ciencia sino como una "ideología científica")
socava y se opone a ese movimiento y lucha contradictorios — y la riqueza general
que conlleva ese proceso. Debido a que el comunismo es objetivo, puede ser
partidario en nombre del proletariado —y lo puede ser de una manera global—, y
solamente al grado en que sea objetivo, puede ser partidario en el sentido
esencialmente correcto — es decir, puede servir y beneficiar los intereses más
fundamentales del proletariado.

Unas observaciones sobre lo que es la ciencia y unos aspectos


esenciales del método científico

Esto nos conduce a la pregunta más amplia acerca de qué es un entendimiento


correcto de lo que es la ciencia. Hace poco leí el libro El Canon de Natalie Angier
(específicamente la primera parte de ese libro). La autora habla de unas
discusiones que sostuvo con varios científicos sobre la siguiente pregunta: ¿Qué es
la ciencia y qué es el método científico? Una de las cosas esenciales que señala es
que la ciencia abarca, como un punto de partida fundamental, aceptar y trabajar
con el mundo como es en realidad y no como uno desearía que fuera. Como
nosotros sabemos, eso es una línea divisoria en epistemología y en metodología y
tiene que ver con todo lo que he tratado aquí.

La ciencia, cabe recalcar de nuevo, no es un misterio. Existen esferas y disciplinas


específicas de la ciencia que tienen sus propias particularidades — y que para
aprender más y hacer avances, sí requieren especialización y trabajo duro. He aquí
donde incide la aplicación correcta de "abarcar pero no reemplazar" para los
comunistas. Pero el punto de vista científico y el método científico básicos son algo
que todos pueden y deben captar y aplicar a la realidad — no digo que todos lo
harán, al menos de una manera sistemática, en esta clase de sociedad, pero al mirar
hacia el futuro y con relación a lo que proponen nuestros esfuerzos y nuestra lucha,
debemos tener una orientación y un entendimiento de que todo el mundo puede y
debe captar y aplicar el punto de vista y método científico y que al hacer eso y al
perseverar en eso las personas comunes (es decir, las que no son especialistas, a
diferencia de los especialistas en varios campos) pueden aprender cosas
importantes, no solamente acerca de la realidad en general sino acerca de la ciencia
en sí y acerca de las esferas particulares de las ciencias, entre ellas las que son muy
complejas y tienen un alto nivel de abstracción.

He aquí algunos principios importantes de la ciencia y del método científico así


como, en particular, del punto de vista y método científico del comunismo, el
materialismo dialéctico.

Primero, tal como salió en las discusiones que sostuvo Natalie Angier con varios
científicos, existe el punto fundamental de orientación de abordar al mundo tal
como es en realidad y no como desearíamos que fuera.

Junto con esto viene la importancia de actuar de acuerdo con el entendimiento que
toda la realidad consta de materia en movimiento, de la realidad material que está
en constante movimiento, cambio y transformación mediante saltos de un estado
de materia (y ninguna otra cosa) a otro estado (o forma) de materia.

Existe el proceso de aprender acerca de la materia en movimiento mediante la


investigación empírica de la realidad material que existe en formas particulares y
diferentes (de juntar pruebas de esta manera, por así decirlo). En este respecto,
está la famosa declaración de Mao que para conocer una pera, uno tiene que
cambiarla comiéndola — no dijo simplemente que uno tiene que comerla, dijo que
uno tiene que cambiarla comiéndola. Es un hecho que uno cambia la realidad
investigándola, pero se puede y se debe incorporar este entendimiento y utilizarlo
como parte del método y enfoque científico.

En todo el proceso, tiene importancia sintetizar lo que se aprende mediante este


enfoque (es decir, mediante la investigación empírica de la realidad material que
existe): dar el salto de los hechos, los datos, etc., acumulados así, a las conclusiones
racionales sobre estos hechos, datos, etc. — y en particular identificar los patrones
que surgen mediante este proceso. (En esta conexión, remitiré de nuevo a las/os
lectoras/es al artículo "Un 'acto de fe' y un 'salto' al conocimiento racional: Dos
cosas muy distintas, dos cosmovisiones y métodos radicalmente diferentes"10 y
¡Fuera con todos los dioses! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente
el mundo, en particular, la sección "La razón no 'nos ha fallado' —la razón es
absolutamente necesaria— aunque en sí no es suficiente" de la cuarta parte, "Dios
no existe — Necesitamos liberación sin dioses.")

En términos de la ciencia, el método científico y en particular el punto de vista y


método científico del comunismo, es imprescindible esforzarse constantemente
para mantener un espíritu y un método de pensamiento crítico y receptividad a lo
que es nuevo y a lo que cuestiona el conocimiento aceptado o convencional. Eso
implica reexaminar constantemente lo que uno mismo y/o lo que las opiniones
comunes en la sociedad, etc., consideran la verdad: someter esto a repetidas
pruebas adicionales y cuestionamientos surgidos de los desafíos de los que se le
oponen a esto y de la realidad en sí, incluidas las maneras en que el desarrollo
concreto de la realidad material podría dar origen a hechos nuevos — mejor dicho,
aspectos recién descubiertos o recién entendidos de la realidad que cuestionan el
conocimiento aceptado. No obstante, es muy importante recalcar que eso no quiere
decir caer en el agnosticismo y en el relativismo, negar la verdad objetiva y en
particular actuar como si se debiera ponerlo todo en duda, como si no se supiera
nada ni que pudiéramos confiar en que nada fuera cierto, cuando los nuevos
descubrimientos, o hipótesis y teorías nuevas, ponen en duda algunas ideas que
anteriormente se consideraron o se determinaron que eran ciertas. El proceso
científico y el conocimiento científico, y el conocimiento en general no se
desarrollan y no se pueden desarrollar de esa manera —al menos no en un sentido
sostenido—, más bien, se desarrollan partiendo de lo que se ha establecido
anteriormente como cierto, especialmente en los casos en que lo que es cierto se ha
establecido por medio de pruebas que se refuerzan mutuamente y conclusiones
racionales que se obtienen de una variedad de fuentes; y de ahí investigando y
aprendiendo más acerca de la realidad y utilizando el conocimiento acumulado por
la humanidad, incluido el conocimiento relacionado con la metodología, en la
valoración de nuevas pruebas, nuevas teorías y nuevos argumentos contra lo que se
ha considerado como cierto, etc.

Por una muy buena razón se recalca este punto básico de método muchas veces en
el libro sobre la evolución de Ardea Skybreak, La ciencia de la evolución y el mito
del creacionismo — saber qué es real y por qué importa (en inglés). Además, se
plasma en la declaración "Defender la ciencia" (que se reproduce en un apéndice de
ese libro), en particular en lo siguiente, justo antes de la conclusión de la
declaración "Defender la ciencia":

"…una cosa que la abrumadora mayoría de los científicos tienen en común es que
entienden que, al realizar investigación científica y aplicar el método científico, es
esencial tomar como punto de partida el conocimiento científico acumulado, el
caudal de pruebas científicas comprobadas sobre la realidad, adquiridas por medio
de observación y experimentación científicas concretas y sistemáticas, y sujetas a
rigurosa revisión y prueba científicas. De ahí partimos los científicos, ésa es nuestra
fundación, cuando proponemos investigar la realidad y hacer nuevos
descubrimientos. De esa manera se ha practicado y ha avanzado la ciencia durante
siglos, y esto ha permitido que la ciencia beneficie a la humanidad de innumerables
formas" ("Un llamado urgente de los científicos a: ¡DEFENDER LA CIENCIA! Hoy
en Estados Unidos la ciencia, como ciencia, está bajo ataque como nunca antes".
Hay una versión en español en Revolución #131, 1º de junio de 2008).

Una vez más sobre la verdad objetiva, la verdad relativa y la oposición fundamental
entre el materialismo científico y el relativismo

Lo que esto encierra, entre otras cosas, es la diferencia fundamental y la línea


divisoria decisiva entre el reconocimiento de que todo el conocimiento humano
contiene un elemento de lo relativo y por otro lado el relativismo como un punto de
vista y enfoque filosófico básico. He aquí, de nuevo, la relación entre la verdad
absoluta y la verdad relativa: el hecho de que el universo existe infinitamente y la
realidad que existe encarna la verdad absoluta, pero el conocimiento humano en
cualquier momento dado, incluso respecto a cosas particulares, ni hablar de la
realidad en general, contiene un aspecto de lo relativo porque el mundo se mueve y
cambia constantemente y nunca es posible saberlo todo acerca de la realidad — e
incluso tendrá un elemento relativo lo que se sabe acerca de cosas particulares,
puesto que éstas no existen en aislamiento y no son estáticas ni inalterables. Pero
como Lenin recalcó, existe una diferencia fundamental entre entender eso
correctamente —y por ende ser impulsado a seguir aprendiendo sobre la base de
entender y aplicar un enfoque correcto a la relación que existe entre la verdad
absoluta y la verdad relativa y entre la teoría y la práctica— y por otro lado caer en
el relativismo y en el agnosticismo, especialmente cuando es posible echar por
tierra e invalidar una verdad establecida en esta o aquella esfera particular o
incluso hacer eso de un modo importante.

Es una piedra angular básica del materialismo que la práctica es el último punto de
origen y punto de verificación de la teoría. Eso se opone a las nociones tales como
aquellas que pregona Karl Popper, por ejemplo, quien insiste que el grado en que
una teoría resiste a la crítica determina si se debe aceptarla como la más válida en
cualquier momento dado. En el pensamiento de Popper (y sin duda él no es el
único que sostiene esta idea) esa noción va de la mano con la idea de que después
de todo, en realidad no es posible saber qué es cierto en los hechos. Veamos una
cita directa de Popper: "No podemos demostrar ni justificar nada como cierto, ni
siquiera como probable, sino que tenemos que contentarnos con teorías que
resistan a la crítica" (Karl Popper, La sociedad abierta y sus enemigos, y en
particular la segunda parte, "La pleamar de la profecía", Ediciones Paidós Ibérica,
Barcelona, 2006, primera edición en la colección Surcos [en rústica], pp. 787, 790,
citado en Bob Avakian, "Hacer la revolución y emancipar a la humanidad". Vea:
"Marxismo como ciencia — refutación de Karl Popper", en "Hacer la revolución y
emancipar a la humanidad", también en Revolución y comunismo: Fundamento y
orientación estratégicos, pp. 18-31).

Aquí, irónicamente a nombre de combatir el relativismo, de hecho Popper presenta


muy claramente un argumento a favor del relativismo — y específicamente rechaza
y se opone al principio científico de que la práctica, y no "la crítica", es el último
punto de verificación (además del último punto de origen) de la teoría.

Pero también es importante recalcar que, al igual que una piedra angular del
materialismo es que la práctica es el último punto de origen y punto de verificación
de la teoría, es igualmente cierto y decisivo captar que este criterio no se trata de la
práctica en un sentido limitado y empírico, sino en un sentido amplio, y no
simplemente se trata de "tomar la práctica tal como es" sino analizarla y
sintetizarla mediante la aplicación del método científico y sobre todo su expresión
más congruente, sistemática y global, el punto de vista comunista científico y el
método del materialismo dialéctico.

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