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CASOS DIP

1-
Controversia territorial y marítima entre Nicaragua y Honduras en el mar del Caribe

El 8 de octubre de 2007 la Corte Internacional de Justicia dictó sentencia en la demanda


interpuesta por la República de Nicaragua contra la República de Honduras con respecto a
la soberanía sobre las islas Bobey Cay, Savanna Cay, Port Royal Cay y South Cay en el
Mar Caribe y a la delimitación de los espacios marítimos -mar territorial, zona
económica exclusiva y plataforma continental- en dicho mar.

ARGUMENTOS
Nicaragua argumentó ante el Tribunal que los espacios marítimos entre ambos
Estados nunca habían sido delimitados y que las islas en cuestión debían estar bajo
su soberanía en aplicación del principio de adyacencia.

Honduras, por su parte, manifestó que había una frontera marítima tradicionalmente
reconocida, con sustento en el principio del uti possidetis juris y confirmada por la
práctica de ambos países y de terceros Estados

El Tribunal, reiterando su jurisprudencia en el sentido de que la tierra domina el mar,


estableció que correspondía conocer en primer lugar con relación a la soberanía sobre las
islas en disputa ya que a los fines de una delimitación marítima ha de considerarse la
influencia que éstas puedan tener. Ahora bien, para resolver, habría de establecer la fecha
crítica ya que ello es útil a fin de distinguir los actos llevados a cabo por las Partes a título
de soberano -relevantes para convalidar la efectividad- de los cumplidos con posterioridad a
dicha fecha que podrían considerarse como acciones realizadas tan sólo con la intención de
sustentar los reclamos.

La Corte expresó que cuando hay dos controversias inter-relacionadas -una vinculada a la
disputa de soberanía sobre las islas y la otra referida a la delimitación marítima- no
necesariamente tendría que haber una sola fecha crítica. En lo que hace a la primera de
ellas, determinó que era el momento en que Nicaragua en el año 2001 había iniciado este
proceso ya que en el Memorial había hecho una expresa reserva de derechos soberanos
sobre las islas. En cuanto a la delimitación marítima, la fijó en 1982 cuando dos incidentes
por la captura de pesca dieron lugar al intercambio de notas diplomáticas entre las Partes
que posibilitaban afirmar que existía la controversia sobre la delimitación marítima.

La Corte destacó que la geomorfología de Bobey Cay, Savanna Cay, Port Royal Cay y
South Cay permitían establecer que se trataba de islas en los términos de la Convención de
las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. En función de ello y aún cuando el principio
del uti possidetis juris invocado por Honduras como fundamento de su soberanía se
encuentre entre los más importantes principios jurídicos en relación con títulos sobre
territorios y delimitación al momento de la descolonización, el Tribunal entendió que su
aplicación implicaba probar que la Corona Española había atribuido las islas en
cuestión a una de sus colonias; prueba que no fue aportada por las Partes. En lo que
hace a la proximidad, alegada por Nicaragua, recordó que la adyacencia como tal no
necesariamente establecía un título en derecho. En consecuencia entendió que para
resolver la controversia sobre la soberanía de las islas habría de examinar si existieron
efectividades en el período colonial; entendida la efectividad como la conducta de las
autoridades administrativas que probaba el ejercicio efectivo de la jurisdicción territorial en
la región durante el mencionado período. Sin embargo, señaló la Corte, tampoco esa
información le fue proveída.

Por ende, el Tribunal se abocó a considerar las efectividades presentadas por las Partes
con relación al período post-colonial, teniendo en cuenta la fecha crítica -2001- que
había establecido para este diferendo. Con tal objeto, agrupó los actos invocados en función
de su objetivo. Así, conoció en los referidos al control legislativo y administrativo; a la
aplicación y cumplimiento de la legislación civil y criminal; a la regulación de la inmigración;
a la referida a las actividades de pesca; al patrullaje naval; a las concesiones petroleras; y a
los trabajos públicos.

Luego de haber considerado los argumentos y las pruebas aportadas, la Corte concluyó
que las efectividades invocadas por Honduras evidenciaron una intención y voluntad
de actuar como soberano, constituyendo un modesto pero real ejercicio de autoridad
sobre las cuatro islas. Por otra parte observó que cabía presumir que dichas
actividades fueron de conocimiento de Nicaragua sin haber generado protesta
alguna.

Por todo ello, la Corte llegó a la conclusión de que Honduras tenía la soberanía sobre las
islas Bobey Cay, Savanna Cay, Port Royal Cay y South Cay con sustento en las
efectividades post-coloniales.

Uti Possidetis Juris:


La posesión por uso jurídico se sustenta en la ocupación del territorio a partir de la titulación
jurídica, lo que permite que los conflictos de fronteras sean resueltos a través de tratados
internacionales.

Laudo arbitral: Corte Permanente de Arbitraje, Asunto de la isla de Palmas, Estados


Unidos de América c/ Países Bajos, 1928.

Hechos: se inicia un litigio entre Estados Unidos de América y los Países Bajos, cuyo
objeto era la soberanía sobre la isla de Palmas, que está situada en el área del archipiélago
filipino. Éste había sido cedido a los Estados Unidos (EEUU) por España mediante el
Tratado de París de 1898, que puso fin a la guerra hispano-estadounidense. El litigio surge
tras la visita que en 1906 realizó el general americano Wood a la isla de Palmas y su
informe presentado a la Secretaría militar del Ejército de los EEUU, en virtud del cual
establece que la isla era reclamada por los Países Bajos. Planteada la controversia, las
partes decidieron que el caso debería ser sometido a uno de los medios pacíficos de
resolución de controversias, por lo que acordaron recurrir a la Corte Permanente de
Arbitraje de la Haya, a la que se sometieron por compromiso el 23 de enero de 1925. El
diferendo quedo a cargo del jurista suizo Max Huber, quien dictó el laudo en abril de 1928.

Compromiso arbitral
Conforme a la convención suscripta por EEUU y los Países Bajos (compromiso arbitral), la
cuestión que las partes acordaron someter a arbitraje fue determinar si la isla de Palmas en
su integridad formaba parte del territorio holandés o del territorio perteneciente a los EEUU.
Esto es: adoptaron la postura de que para los fines del arbitraje la isla en cuestión sólo
puede pertenecer a una u otra de ellas.

Cuestiones
¿Qué criterio o principio debe seguirse para definir cuál es el Estado que posee soberanía
sobre determinado espacio territorial?

Argumentos de las partes


-EEUU fundaba su derecho a la soberanía sobre la isla, en la trasferencia del archipiélago
filipino que en su favor había realizado España, en el Tratado de París. Asimismo,
apuntalaba su postura con otros dos argumentos: a) el descubrimiento de la isla por parte
de España y b) el principio de continuidad (o contigüidad) del territorio.
-Los Países Bajos fundan, por el contrario, su reclamación de soberanía esencialmente en
el título del continuo y pacífico ejercicio de la autoridad del Estado sobre la isla.

Fallo
La isla de Palmas forma parte en su totalidad del territorio de los Países Bajos.

Doctrina
-En primer lugar el árbitro Max Huber, realiza una serie de consideraciones sobre lo que la
soberanía significa en relación con el territorio. Así, dirá que ella es la condición
jurídicamente necesaria para que una parte de la superficie terrestre pueda ser atribuida al
territorio de un determinado Estado. Asimismo, en las relaciones interestatales la soberanía
equivale a independencia, es decir, el derecho a ejercer en un territorio las funciones
estatales, con exclusión de cualquier otro Estado. La soberanía otorga competencia
exclusiva a un Estado respecto de su propio territorio.

-En caso de controversia referente a la soberanía sobre un territorio, es costumbre examinar


cuál de los dos Estados que reclaman dicha soberanía posee un título (cesión, conquista,
ocupación, etc.) mejor (o superior) al que presenta el otro Estado. Pero si la controversia se
basa en el hecho de que la otra parte ha ejercido efectivamente la soberanía, no alcanza
con determinar el título por el que la soberanía fue válidamente adquirida en un momento
determinado. También debe demostrarse que dicha soberanía territorial ha continuado
existiendo y que existe al momento decisivo para la solución de la controversia. Esta
demostración consiste en el ejercicio efectivo de las actividades estatales propias del
soberano territorial.

-El principio de efectividad es el elemento esencial para la adquisición de la titularidad de la


soberanía, así como también para su mantenimiento o continuación. Tal es así, que la
práctica reconoce que el ejercicio continuo y pacífico de soberanía territorial es tan eficaz
como un título. Conforme al derecho internacional actual, los títulos de adquisición de la
soberanía territorial se basan en este criterio de efectividad (aprehensión: ocupación o
conquista; cesión; accesión).

-De esta manera, la soberanía no se limita a un aspecto negativo. Si bien, de un lado,


implica el derecho de ejercitar en forma exclusiva las actividades propias de los Estados,
por el otro, tiene como contrapartida un deber: la obligación de proteger dentro de su propio
territorio los derechos de los demás Estados, juntamente con los derechos que cada Estado
puede reclamar para aquellos de sus nacionales que se hallen en territorio extranjero
(protección diplomática). Podemos afirmar así que, en el derecho internacional, no existe un
derecho de soberanía territorial en términos abstractos.

-En relación al argumento presentado por EEUU para fundar su soberanía, el árbitro
entendió que tenía que establecer en primer lugar, si España al momento de celebrar el
Tratado de París, ejercía soberanía sobre la isla de Palmas. En tal sentido, analizó los otros
dos pilares del argumento de EEUU.

-En cuanto al descubrimiento de la isla por parte de España, el árbitro realiza la siguiente
observación: un hecho jurídico deber ser apreciado a la luz del derecho contemporáneo
suyo y no a la luz del derecho vigente en el tiempo en que surge. Por tanto, así como la
creación de un derecho está sometida al derecho en vigor de una época, la existencia de
ese derecho, es decir, su manifestación continua, debe seguir las condiciones requeridas
para la evolución del derecho. El árbitro observa que en el siglo XIX prevalece en el derecho
internacional el principio de efectividad en materia de constitución y mantenimiento de
soberanía territorial. En la época actual, el descubrimiento sólo otorga un derecho
imperfecto, que deberá ser completado con actos de ocupación posteriores, dentro de un
plazo razonable. En el presente caso no se consideró acreditado ningún acto de ocupación
por parte del Estado español.

-Y aún en el caso de que España haya podido transmitir ese derecho imperfecto que el
descubrimiento le otorgaba, ese título no puede prevalecer sobre el ejercicio continuo y
pacífico de actos de soberanía, ya que tal ejercicio de autoridad puede aún prevalecer sobre
un título definitivo o completo anterior, presentado por otro Estado.

-Finalmente, EEUU alegó el principio de continuidad del territorio, entendiendo que la isla de
Palmas estaba bajo a soberanía española, porque geográficamente es parte del
archipiélago de las Filipinas (espacio territorial cedido por España a EEUU). Al respecto, el
árbitro consideró que era imposible establecer la existencia de una regla de derecho
internacional por la cual las islas situadas fuera de las aguas territoriales, pertenezcan a un
Estado por el simple hecho de que su territorio constituye la tierra firme, el continente más
cercano o isla de tamaño considerable. Con lo cual, este argumento también es desechado.

-Los Países bajos, por su parte, fundan su reclamo de soberanía en el título del continuo y
pacífico ejercicio de la autoridad del Estado sobre la isla. El argumento neerlandés sostiene
que la Compañía de las Indias Orientales estableció la soberanía holandesa sobre la isla de
Palmas desde el siglo XVII por medio de acuerdos con reyezuelos (indígenas) y que dicha
soberanía se ha venido ejerciendo durante los dos últimos siglos. A estas compañías
formadas por individuos y dedicadas a fines económicos se les concedieron, por aquellos
Estados de quienes dependían, facultades de derecho público para la adquisición y
administración de colonias. La Compañía Holandesa de las Islas Orientales es una de las
mejor conocidas. La prueba documental aportada, lleva a la conclusión de que la isla de
Palmas estaba bajo el señorío de esta Compañía y por ello, de los Países Bajos.

-En el proceso arbitral quedó demostrado que el Estado neerlandés venía ejerciendo de
manera continua y pacífica la soberanía sobre dicho territorio y bien es sabido que, en el
derecho internacional actual, este título prevalece sobre un título de adquisición de
soberanía no seguido por el ejercicio efectivo de autoridad estatal.

Independencia de KOSOVO:

El 8 de octubre de 2008, la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la


Resolución 63/3, solicitó a la Corte Internacional de Justicia, una opinión consultiva sobre la
conformidad con el derecho internacional de la declaración unilateral de independencia de
Kosovo, del 17 de febrero de 2008.
Sentencia: la declaración unilateral de independencia de Kosovo del 17 de febrero de 2008,
no viola el derecho internacional.
El derecho internacional general
En principio, es necesario abordar ciertas cuestiones atinentes a la licitud de las
declaraciones de independencia en el derecho internacional.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, la evolución del derecho internacional en
materia de autodeterminación, dio nacimiento a un derecho a la independencia en beneficio
de los pueblos de territorios no autónomos y de aquellos sometidos al yugo, al dominio y a
la explotación extranjeros. Muchos Estados nuevos nacieron como consecuencia del
ejercicio de este derecho.
Sin embargo, también han existido casos de declaraciones de independencia emitidas fuera
de este contexto. La práctica de los Estados en estos últimos casos, no revela el
surgimiento, en el derecho internacional, de una nueva norma que prohíba una declaración
de independencia en tales casos.
Varios de los participantes en los procedimientos ante esta Corte, han sostenido que la
prohibición de declaraciones unilaterales de independencia se encuentra implícitamente
contenida en el principio de integridad territorial. Éste constituye un elemento importante del
orden jurídico internacional que se encuentra consagrado en la Carta de las Naciones
Unidas, en particular en el art. 2.4, que dispone: “los Miembros de la Organización se
abstendrán, en sus relaciones internacionales, de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza
contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier
otra forma incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas”.
La Asamblea General, en la Resolución 2625 (XXV), titulada “Declaración sobre los
principios de Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la
cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas”, que
refleja el derecho internacional consuetudinario, (Actividades militares y paramilitares en
Nicaragua y contra ésta (Nicaragua c. Estados Unidos de América), mérito, fallo, C.I.J.
Informes 1986, pp. 101-103, párr. 191-193), reiteró el principio de que los Estados deben
abstenerse, en sus relaciones internacionales, de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza
en contra de la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado. A
continuación, la misma resolución pone a cargo de los Estados diferentes obligaciones,
imponiéndoles no violar la integridad territorial de otros Estados soberanos. Además, en el
mismo orden de ideas, el acta final de la Conferencia de Helsinki sobre la Seguridad y la
Cooperación en Europa del 1-8-1975, prevé que: “[l]os Estados participantes respetarán la
integridad territorial de cada uno de los demás Estados participantes” (art. 4). En
consecuencia, el alcance del principio de integridad territorial se encuentra limitado a la
esfera de las relaciones interestatales.
Varios participantes han invocado resoluciones mediante las cuales el Consejo de
Seguridad condenó ciertas declaraciones de independencia (Resoluciones 216 y 217 (1965)
relativas a Rodesia del Sur; Resolución 541 (1983) relativa al norte de Chipre, y Resolución
787 (1992) relativa a la Republica Srpska). Sin embargo, en cada uno de estos casos, el
Consejo de Seguridad se pronunció sobre la situación concreta existente en el momento en
que esas declaraciones de independencia fueron hechas. En efecto, la ilegalidad de tales
declaraciones no procedía de su carácter unilateral, sino del hecho de que estaban
conectadas con el uso ilícito de la fuerza o de otras violaciones graves de normas del
derecho internacional, en particular de naturaleza imperativa (jus cogens). Sin embargo, en
el caso de Kosovo, el Consejo de Seguridad nunca tomó esta posición. El carácter
excepcional de las resoluciones referidas, parece confirmar el hecho de que de la práctica
del Consejo de Seguridad no puede deducirse ninguna prohibición general de declaraciones
unilaterales de independencia.
Con respecto a los argumentos debatidos por algunos participantes en relación con el
alcance del derecho a la autodeterminación o a la existencia de un derecho de “secesión-
remedio”, es posible observar que, en realidad, los mismos se refieren a la cuestión del
derecho a separarse de un Estado. Casi todos los participantes concuerdan en que el tema
se ubica fuera del alcance de la cuestión planteada por la Asamblea General. En efecto,
para responder a ésta, basta con determinar si la declaración de independencia ha violado
el derecho internacional general o bien la lex specialis creada para la Resolución 1244
(1999) del Consejo de Seguridad (Resolución 1244).
El derecho internacional general no contiene ninguna prohibición aplicable a las
declaraciones de independencia y, en consecuencia, la declaración de independencia del
17-2-2008, no ha violado el derecho internacional general.
La Resolución 1244 (1999) del Consejo de Seguridad y el Marco Constitucional de la
MINUK establecido en virtud de la misma
A fin de examinar la pertinencia jurídica de la Resolución 1244, cabe recordar que ésta fue
expresamente adoptada con base en el Cap.VII de la Carta de las Naciones Unidas, y que,
claramente impone obligaciones jurídicas internacionales. Ninguno de los participantes ha
cuestionado el hecho de que esta Resolución, específicamente relativa a la situación en
Kosovo, forma parte del derecho pertinente en la situación examinada.
En cuanto a los reglamentos de la Misión de Administración Provisional de las Naciones
Unidas en Kosovo (MINUK) -entre los cuales se encuentra el Reglamento no. 2001/9 por el
que se promulgó el Marco Constitucional para una administración provisional, y se
definieron las responsabilidades relacionadas con la administración de Kosovo relativas
respectivamente al Representante Especial del Secretario General y a las instituciones
provisionales del gobierno autónomo de Kosovo- los mismos son adoptados por el
Representante Especial del Secretario General en virtud de los poderes que le son
conferidos por la Resolución 1244, y, en definitiva, por la Carta de las Naciones Unidas. El
Marco Constitucional basa su fuerza obligatoria en el carácter vinculante de la Resolución
1244 y, por consiguiente, del derecho internacional, y, en ese sentido, reviste un carácter
jurídico internacional. Además, al mismo tiempo constituye uno de los mecanismos del
orden jurídico específico, creado en virtud de la Resolución 1244 aplicable sólo a Kosovo y
destinado a reglamentar, durante el período provisional establecido por tal resolución, las
cuestiones que habitualmente son objeto del derecho interno y no del derecho internacional.
Por lo tanto, es posible concluir que el Marco Constitucional entró en vigor como parte del
cuerpo de normas aprobadas por la administración de Kosovo durante el período
provisional.
Las instituciones creadas en virtud del Marco Constitucional, estaban facultadas por éste
para tomar decisiones que tuvieran efecto en el seno de este conjunto de normas. En
particular, la Asamblea de Kosovo estaba facultada para adoptar textos con fuerza de ley,
sujetos a la máxima autoridad del Representante Especial del Secretario General. Por lo
tanto, ni la Resolución 1244 ni el Marco Constitucional contienen una cláusula de extinción y
además no han sido derogados y, en consecuencia, forman parte del derecho internacional
aplicable a la situación que existía en Kosovo el 17-2-2008.
El objeto y el propósito de la Resolución 1244 fue establecer un régimen jurídico temporal
de carácter excepcional que sustituyera al orden jurídico serbio -salvo cuando
expresamente se lo quisiera mantener- y tuviera por objeto estabilizar la situación en
Kosovo. Además fue diseñado para hacerlo en forma provisional.
Seguidamente, es preciso examinar si la Resolución 1244 o las medidas adoptadas en
virtud de la misma, introducen una prohibición específica de emitir una declaración de
independencia, aplicable a quienes adoptaron la declaración de independencia en Kosovo.
Para responder a esta cuestión es necesario determinar con precisión quién emitió la
declaración. En efecto, la declaración de independencia no fue emitida por la Asamblea de
Kosovo como institución provisional de administración autónoma dentro de los límites del
Marco Constitucional, sino que se trató del accionar de personas que actuaron de manera
concertada en su calidad de representantes del pueblo de Kosovo, fuera del marco de la
administración provisional.
En cuanto al asunto debatido durante el procedimiento, de la posible violación, por parte de
los autores de la declaración de independencia, de la Resolución 1244, es preciso observar
que ésta no contiene disposición alguna concerniente al estatus definitivo de Kosovo o a las
condiciones de su cumplimiento. Cuando el Consejo de Seguridad decidió fijar las
condiciones restrictivas para el estatus permanente de un territorio, tales condiciones se
especificaron en la resolución pertinente. El texto de la Resolución 1244 revela que el
Consejo de Seguridad no se reservó para sí la determinación final de la situación en
Kosovo, y que se mantuvo en silencio respecto de las condiciones del estatus final. Por lo
tanto, la Resolución 1244 no excluye la emisión de la declaración de independencia del 17-
2-2008 porque los dos instrumentos funcionan en niveles diferentes. A diferencia de la
Resolución 1244, la declaración de independencia constituye un intento de determinar
definitivamente el estatus de Kosovo.
Con relación a la cuestión de los destinatarios de la Resolución 1244, en la interpretación de
las resoluciones del Consejo de Seguridad, es preciso establecer, caso por caso, y teniendo
en cuenta todas las circunstancias pertinentes, para quién el Consejo ha querido crear
obligaciones jurídicas vinculantes. Asimismo, el Consejo de Seguridad ha formulado
demandas sobre actores que no son Estados Miembros de la Organización de las Naciones
Unidas y de las organizaciones intergubernamentales, es decir, sobre dirigentes albaneses
de Kosovo. Sin embargo, en el texto de la Resolución 1244 no se encuentra ninguna
referencia a estos dirigentes o a otros agentes, no obstante la referencia relativamente
general de «a todos los interesados» (art. 14). Por lo tanto, no es posible aceptar el
argumento según el cual la Resolución 1244 contendría una prohibición, vinculante para los
autores de la declaración de independencia, de emitir tal declaración. Semejante prohibición
no puede ser inferida del texto de la resolución, leído en su contexto y a la luz de su objeto y
propósito. En el mejor de los casos, el texto es ambiguo respecto de si ésta creó tal
prohibición. El objeto y el propósito de la Resolución consisten en establecer una
administración provisional en Kosovo, sin tomar ninguna decisión definitiva en cuanto a las
cuestiones relativas al estatus final.
A pesar de que el inciso c) del art. 11 de la Resolución 1244 explica que las principales
responsabilidades de la presencia internacional civil serán organizar y supervisar la creación
de instituciones provisionales para una auto-administración autónoma y democrática en
espera de una “solución política”, cabe señalar que la expresión “solución política”, citada
con frecuencia en el curso del procedimiento, no cambia en nada la conclusión según la
cual, la Resolución 1244 no contiene ninguna prohibición vinculante para los autores de la
declaración de independencia, de emitir tal declaración. Tal expresión se inscribe en el
marco de una enumeración de las responsabilidades que le incumben a la presencia civil
internacional, a saber, solamente al Representante Especial del Secretario General para
Kosovo y a la MINUK. La expresión “solución política”, puede interpretarse de diversas
maneras tal como lo demuestran las opiniones divergentes expuestas respecto de este
punto. Esta parte de la Resolución 1244, no puede interpretarse como una prohibición de
declaración de independencia aplicable en particular a los autores de la declaración del 17-
2-2008. Por lo tanto, la Resolución 1244 no impide a los autores de la declaración del 17-2-
2008 que proclamen la independencia de Kosovo de la República de Serbia, y, en
consecuencia, la declaración de independencia no violó tal resolución.
Finalmente, en cuanto a si la declaración de independencia del 17-2-2008 violó, -como lo
han sostenido varios Estados participantes en los procedimientos- el Marco Constitucional
establecido bajo los auspicios de la MINUK, es preciso recordar que esta declaración de
independencia no fue emitida por las instituciones provisionales del gobierno autónomo, y
que no se trató de un acto destinado a tener efecto en el marco del orden jurídico en el que
éstas actuaban. En consecuencia, los autores de la declaración de independencia no
estaban vinculados por el Marco Constitucional que tenía por objeto regular, definiendo
atribuciones y responsabilidades, la conducta de las instituciones provisionales del gobierno
autónomo, y, por lo tanto, la declaración de independencia no violó el Marco Constitutional.
En conclusión, la adopción de la declaración de independencia del 17 de febrero de 2008,
no ha violado ni el derecho internacional general, ni la Resolución 1244/1999 del Consejo
de Seguridad, ni el Marco Constitucional. En consecuencia, no ha violado ninguna regla
aplicable del derecho internacional.

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