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Cómo educar a un niño con cariño y firmeza al mismo tiempo

La firmeza y el cariño no están reñidos en la educación de tus hijos, descubre cómo


conseguir educar con ambas cosas.

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Todos sabemos que educar correctamente no es fácil, requiere grandes dosis de paciencia y
armarse de valor apara enfrentarse a las rabietas enfados que nuestros hijos suelen tener de
cuando en cuando. Por eso, parece imposible creer que se puede educar siendo firmes al
mismo tiempo que se le da cariño. Aunque parezca mentira sí es posible, estamos hablando
de un tipo de corriente llamada "disciplina positiva".

¿EN QUÉ CONSISTE LA DISCIPLINA POSITIVA?


La disciplina positiva es una corriente que se se remonta al s. XIX y que tiene sus orígenes
en el psiquiatra Alfred Adler, según él nuestro aprendizaje siempre va dirigido a la
obtención de un significado y sentido de pertenencia, por eso es también influenciado por
las impresiones que dejan en nosotros el mundo y nosotros, que marcan nuestra forma
de comportarnos y reaccionar.
La disciplina positiva defiende que los niños siempre buscan el sentimiento de pertenencia
Adler promocionó está forma de pensar creando las primeras escuelas para padres donde
defendía que se puede "aprender" a educar a los hijos, y él junto con otros profesionales
(médcos, maestros, psicólogos) apostaron por ello. Defendían las interacciones basadas en
el respeto mutuo entre hijos y progenitories, pero también entre alumnos y maestros. Más
adelante, Adler emigró a EEUU junto con su discípulo Dreikurs y siguieron promocionando
su obra. Años después otros autores como Jane Nelsen y Lynn Lot se sabaron en sus
trabajos para elaborar la conocida "disciplina positiva".
La disciplina positiva defiende que los niños siempre buscan el sentimiento de
pertenencia,es decir, que hacen lo que hacen para sentirse integrados e el grupo, el
problema es que a veces las formas no son las correctas. Quieren conseguir una meta pero
se equivocan en el procedimiento, por eso cuando un niño se porta mal tenemos que pensar
en que puede haber detrás y por qué ha hecho lo que ha hecho, ¿tal vez sea por qué quería
ser tenido en cuenta?
CÓMO EDUCAR BAJO LA DISCIPLINA POSITIVA
1-Se su moderlo a seguir
Los niños aprenden básicamente de dos formas: por ensayo y error y por imitación. La
primera es fácil de deducir, gracias a que los niños se equivocan pueden aprender de sus
errores, por eso es conveniente que cuando lo haga podamos ayudarle a arreglar estos
inconvenientes pero sin llegar a "perjudicar" su autoestima (humillarle o faltarle al
respeto). En el segundo caso nos referimos a que la mejor forma de hacer que nuestros hijos
tomen un hábito es aplicarnos el cuento. Somos sus modelos a seguir y por tanto, lo que
nosotros hagamos seré reproducido por ellos siempre que seamos lo suficientemente
significativos para ellos.
Si se identifican con nosotros, nos quieren y nos respetan ten por seguro que reproducirá
todo lo que tu hagas. Aprovecha entonces la situación y empieza a hacer todo lo que quieras
que tus hijos también hagan. ¿Quieres que lean más? Empieza por abrir tu un libro.
¿Quieres que dejen de decir mentiras? Que no te vean decirlas a ti (no basta solo con
contarle el cuento de "Pedro y el lobo"), etc.
2- La relación con él tiene que ser horizontal, nunca en vertical
Con esto nos referimos a que cuando hablemos con nuestros hijos o alumnos tenemos que
intentar ponernos a su nivel, tratarlos con respeto (no con superioridad como si tuviésemos
la verdad absoluta) e intentar ponernos en su lugar. Comprender que son niños que están
aprendiendo y que es normal que se equivoquen muchas veces mientras están creciendo,
nadie nace sabido y vamos a tener que tener mucha paciencia, por tanto, tenemos que
intentar no perder los estribos.
3-Animar y empoderar
Huye del elogio fácil que acaba aburriendo y desmotivando. En vez de eso refuérzalo y a la
vez anímalo a que haga las cosas incluso mejor la próxima vez. Lo mismo ocurre con los
fracasos, más que rescatar a los niños cuando tengan un problema o hayan cometido
fallos dale las herramientas necesarias para que puedan resolver la situación ellos solos.
Se sentirán más autónomos, eficaces y elevarás su autoestima porque han sabido sacarse las
castañas del fuego ellos solitos. Así es el proceso de aprendizaje.
4-Utiliza la ley de las 4 erres.
Reconocer el error que se ha cometido.
Responsabilizarse de ello.
Reconciliarse con la persona a la que se le ha hecho daño.
Resolver la situación.
Enséñales que todos cometemos errores, pero reconocerlo, pedir perdón y estar dispuesto a
hacer algo por arreglarlo es de valientes. La disciplina positiva no culpabiliza sino
que busca soluciones.
5-Permite a tu hijo aprender de la experiencia
Una de las claves a la hora de educar correctamente es dejar que tus hijos aprendan de sus
errores, es decir, no rescatarlos ni sobreprotegerlos. ¿Ha hecho algo de lo que se arrepiente?
Muy bien, no pasa nada, todos cometemos errores, eso si, deberá experimentar cuáles son
las consecuencias. Equivocarse es una forma estupenda de aprender y si no les damos la
oportunidad de que lo experimenten estaremos limitándole como persona.
Tienen que aprender que en el mundo hay normas y límites que respetar para que uno no
vaya haciendo lo que le da la gana. Como ellos las desconocen tenemos que explicárselas
con antelación (también las consecuencias), si ellos después deciden saltárselas no debemos
sobreprotegerle (a no ser que sea una situación que ponga en peligro su seguridad física o la
de otras personas claro).
Desde la disciplina positiva se incide en la importancia de conocerse a uno mismo para
educar correctamente
6-Validar los sentimientos
Por último, no se debe nunca censurar las emociones y sentimientos que tienen los demás.
Por ejemplo, no debemos ridiculizar al niño porque llore, se enfade o tenga miedo, al
contrario, debemos explicarle que está bien sentirnos así de vez en cuando, incluso
enfadarse está bien, aunque por supuesto, eso no es un pretexto para portarnos mal.
7- Reflexiona sobre ti mismo
Desde la disciplina positiva se incide en la importancia de conocerse a uno mismo para
educar correctamente. Muchas de las cosas que hacen nuestros hijos y que nos sacan de
quicio pueden ser reflejos de lo que hacemos nosotros mismos en algunas situaciones, o
puede que ese tipo de actuación la hayamos propiciado nosotros sin darnos cuenta con
nuestra propia conducta o actitud en determinadas situaciones. ¿Podríamos estar nosotros
contribuyendo a su mal comportamiento con nuestra actitud? Reflexionar acerca de
nosotros mismos puede acercarnos al problema y verlo desde otro punto de vista.

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