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CAPÍTULO XI

EL MOVIMIENTO TOTALITARIO

1.- PROPAGANDA TOTALITARIA

Según Hannah Arendt, la propaganda formó parte de la “guerra psicológica” en la época en que los
totalitarismo buscaban su lugar en el mundo posguerra. La propaganda tenía como objetivo captar la
atención de las masas con el fin de conseguir seguidores, y a la vez atraerlos al ímpetu mismo del
totalitarismo, masas que están referidas al populacho y a la élite. Sin embargo, cuando la propaganda no
causaba efecto en las masas, se sustituye por el adoctrinamiento y la violencia para realizar las doctrinas
ideológicas, métodos envueltos en un solo término y sentimiento dominados por el terror, que, según
Arendt es la contrapartida de la propaganda. La propaganda antisemita fue promovida en los territorios
del Este por los nazis, dirigida a una esfera exterior hacia los países extranjeros no totalitarios. Este
método de atracción según la autora, tiene el alcance, y por lo tanto, fue influenciado en cierta manera
por las organizaciones gangsteriles de América, de las cuales los nazis aprendieron de la publicidad
comercial americana, sin embargo, la autora indica que el nazismo no fue gansterismo.

Otro aspecto que Arendt destaca de la propaganda, fue la estrecha relación que ésta tuvo con la
naturaleza científica, como técnica publicitaria dirigida a las masas (p.282), naturaleza alimentada incluso
por investigadores dispuestos a servir, aspecto que también es posible evidenciar en Rusia con los
bolcheviques. Este cientifismo está basado en el desarrollo de las matemáticas y de la física del siglo XVI,
desde donde se puede captar a la ciencia como una especie de “ídolo que curará mágicamente todos los
males de la existencia y que transformará la naturaleza del hombre” (p.283)

Siguiendo con las herramientas que utilizaron los movimientos totalitarios, también es posible señalar el
socialismo y el racismo en conjunto con la clasificación de un líder de masas prácticamente infalible por
su inteligencia superior. A esto se le suma, el lenguaje profético que va de la mano con el cientifismo,
lenguaje que prometía una victoria, a pesar de las derrotas y de los fracasos, así, respondía a las
necesidades y ambiciones que las masas tenían.

Es así, como la propaganda nazi fue eficiente e ingeniosa, una herramienta en sí misma que transformó
el antisemitismo en principio de autodefinición y eliminarlo así de las fluctuaciones de la simple opinión.
Utilizó, de igual manera, la demagogia para persuadir a las masas y para prepararlas. Fue un método de
autodefinición o identificación, los cuales creaban una falsa estabilidad (p.291).

Con todo lo anterior, Arendt señala que la promesa que los nazis instruyeron a las masas, y que, en
parte, fue también la finalidad última de la autodefinición, el racismo y demás; fue la de formar parte o
ser empleados de los ““Protocolos de los Sabios de Sión” como modelo para la organización futura de las
masas alemanas con objeto de lograr un «imperio mundial»” (p.292) falsificación que fue manipulada
para denunciar a los judíos y para prevenir que el populacho estuviese en contra de la dominación judía.
2.- ORGANIZAACIÓN TOTALITARIA

En este apartado, Arendt señala que el medio organizativo más sorprendente fue la de las llamadas
organizaciones frontales (p.297) las cuales son trazadas por los miembros del partido y por los
simpatizantes, fronteras que construyen en sí mismas una muralla protectora, separándole del mundo
normal exterior. Las organización frontales, según la autora, envían una visión de movimiento totalitario
al resto del mundo.

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