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Apuntes para El Curso de Derecho Romano E DARRITCHON PDF
Apuntes para El Curso de Derecho Romano E DARRITCHON PDF
PRIMERA UNIDAD:
INTRODUCCION Y NOCIONES PRELIMINARES:
INTRODUCCION:
Se ha dicho con certeza que el derecho es en sí un fenómeno histórico lo que
conlleva que la inteligencia o entendimiento de una norma jurídica exige el conocimiento
de su origen y de su evolución. De esta forma, si no se conoce esta evolución, una regla hoy
en día vigente puede aparecer muchas veces como arbitraria o artificial.
Lo expuesto, aplicable a todas las ramas del derecho, toma un relieve particular en el
derecho privado en razón de la gran permanencia de las situaciones que debe organizar y la
gran estabilidad de las instituciones creadas con esa finalidad. En este sentido, nuestro curso
se refiere a las principales instituciones del derecho privado romano. En efecto, lo que
se intentará en este curso es exponer el sistema y analizar los conceptos jurídicos
elaborados por los romanos para regular la vida social y económica de quienes forman
parte de la comunidad política romana, la que, en las diferentes fases históricas, va
evolucionando gradualmente desde una organización ciudadana que, al surgir en un
territorio restringido, concentra y gobierna a grupos originariamente autónomos, dedicados al
pastoreo y a la agricultura, hasta llegar a ser la compleja organización de los numerosos
súbditos de un gran imperio que domina regiones muy extensas de Europa, Africa y Asia.
El derecho privado, según Kaser, es, entre las materias que son parte del
Derecho romano, el elemento por así decirlo, nuclear que por su valor y eficacia supera a
los derechos de aquella época y de los de épocas posteriores. Según este autor, la
magnitud del Derecho romano privado y su importancia histórica se deben a las dotes del
pueblo de Roma para el derecho, a su constante atención a las realidades vitales y a un
sentimiento jurídico educado, depurado con el transcurso del tiempo.
Finalmente, el profesor Peter Stein señala que cuando se piensa en el legado
de la Antigüedad clásica, lo primero que aparece es el arte griego, el teatro griego y la
filosofía griega; en cambio, cuando dirigimos la mirada hacia Roma, lo que viene a
nuestra mente es, además de las calzadas y acueductos romanos, el Derecho Romano,
destacando que los romanos no prestaron mucha atención ni la Teoría del Derecho ni a
la Filosofía del Derecho, centrando su atención en las reglas que gobernaban la
propiedad individual y las acciones derivadas de ésta.
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PRECISIONES TERMINOLOGICAS:
Por su parte, Miquel advierte que en las fuentes romanas la expresión ius aparece en una tercera
acepción, que coincide, parcialmente, con las de derecho objetivo y derecho subjetivo. Así, por ejemplo, cuando en la
Ley de las XII Tablas se dice “ita ius esto” (“tal sea derecho”), no se trata ni de derecho objetivo ni de derecho subjetivo,
sino más bien, de derecho en el sentido dinámico de posición justa, tal como lo destaca Alvaro d’Ors.
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B)CONCEPTO DE DERECHO ROMANO:
Fernando Betancourt señala que se puede, entre otras alternativas, dar dos
conceptos según se atienda a una perspectiva histórica o a una institucional.
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3) Pluralidad de fuentes y sistemas jurídicos. Es necesario reconocer en el
sietema jurídico romano la coexistencia de estructuras jurídicas distintas y contrapuestas entre
sí, en su campo de aplicación, origen o fundamento: un ius civile (exclusivo de los ciudadanos
romanos) contrapuesto a un ius gentium (derecho para las relaciones de y con extranjeros);
Por su parte, ese mismo ius civile, proveniente de la interpretación, jurisprudencial y de la
legislación, y enriquecido con instituciones del ius gentium, aparece enfrentado al ius
honorarium, originado en la función jurisdiccional del pretor; las leges (producto del poder
legislativo del emperador) como antinomia de los iura, expresión, a través de las obras de
juristas, de todo el derecho anterior, etcétera.
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El derecho romano de la época postclásica correspondió al modelo de un
derecho legislado, pues su principal fuente de creación fue el emperador a través de las
diversas formas de constituciones imperiales
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2.-El Derecho romano tiene un valor formativo de primer orden. Una prueba
de ello es que se enseñe en numerosos países cuyos sistemas jurídicos no fueron influenciados
por las estructuras romanas (Inglaterra, Estados Unidos, Japón) o que quisieron desprenderse
de las tradiciones jurídicas occidentales (Europa del Este).
El Derecho romano ofrece un cuadro completo de instituciones, en nuestro caso
fundamentalmente de derecho privado y que, por lo general, se entrega a un alumno que
no conoce y menos maneja el vocabulario jurídico. Estas instituciones se destacan por la
simplicidad y plasticidad de sus estructuras y por la economía en los medios utilizados.
Miquel sostiene que el Derecho romano es la base de la terminología jurídica, lo cual explica su importancia
en la introducción al estudio del Derecho. En este mismo sentido, Margadant sugiere que el estudio del derecho romano
proporciona entre otras cosas una cultura histórico-jurídica, una introducción al estudio del derecho y un panorama de las
instituciones básicas del derecho privado contemporánea, que permiten al alumno adquirir un criterio jurídico.
Por otra parte, el Derecho romano, además de servir de una suerte de
introducción al derecho privado y entregar un panorama de las instituciones básicas del
derecho civil, permite al alumno adquirir criterio o sentido común jurídico.
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CONCEPTOS JURIDICOS ROMANOS RELEVANTES O PRECISIONES
SOBRE IUS, IURISPRUDENTIA, IUSTICIA, AEQUITAS, FAS, MORES O BONI
MORIS Y LOS TRIA IURIS PRECEPTAE.
A)IUS (DERECHO):
Celso define al “ius” como el arte de lo bueno y lo equitativo.
Esta definición es criticada por no deslindar adecuadamente el campo de lo moral y
de lo jurídico, pues involucra la practica del bien “lo bueno”, como un elemento del derecho,
sin perjuicio de que según algunos al utilizar esta expresión lo que pretendió Celso fue hacer
referencia a lo ajustado a la ley, a los principios procesales o bien, como sugieren otros,
contiene una referencia a lo que hoy se denomina bien común (lo que beneficia a la
comunidad). Para algunos ius se puede traducir como “lo justo” según las concepciones
sociales y las decisiones de los expertos en justicia. En todo caso, para algunos esta
“confusión” tendría su explicación en la influencia del estoicismo griego, doctrina filosófica
que entendía que el derecho era una moral restringida.
Por otra parte, al utilizar la expresión arte, nos está delatando que se trata de un
saber, una ciencia y así se dice que los juristas desarrollan la técnica de la justicia, lo cual
logran por medio del conocimiento de las cosas divinas y humanas, ciencia de lo justo y de
los injusto, vale decir, mediante la jurisprudencia. Al destacar el carácter científico lo que se
estaría, según algunos, destacando es que el derecho emana de la razón. En todo caso para
algunos como Koschaker el derecho no es ciencia sino precisamente arte; un arte en cuyo
cultivo se aprovechan los resultados de la investigación científica de carácter histórico-
jurídico, sociológico, psicológico, etc.
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ACCION Y DERECHO SUBJETIVO:
Según algunos autores, existiría una estrecha relación entre el ius entendido
como derecho subjetivo y la “actio” o acción, ya que ésta era el instrumento procesal por
cuyo intermedio el ordenamiento jurídico garantizaba a las personas la protección de
sus derechos.
En este sentido Celso nos señala que la acción no es más que el derecho de
perseguir en judicialmente lo que le deben a uno.
Algunos autores consideran que la distinción entre derechos reales y derechos
personales derivaría de la distinción entre actiones in rem (acciones reales) y de la
actiones in personam (acciones personales).
Volterra destaca que los juristas romanos preferían examinar la relación
jurídica desde el punto de vista de la acción y, por tanto hablar de actiones in rem o in
personam en lugar de derechos subjetivos reales o de derechos subjetivos de obligación
(personales), sin perjuicio de entender que eran dos cosas distintas la acción y el derecho
subjetivo. La razón que explicaría la relevancia dada por los romanos a la actio y, por tanto,
su preferencia en considerar bajo este aspecto, y no bajo el de derecho subjetivo, las
situaciones jurídicas, se encontraría en la actividad jurisdiccional del pretor, quien en algunos
casos negaba a titulares de un derecho subjetivo la actio, mientras que, por otra parte,
concedía en otros casos la actio a otros que, no siendo titulares de un derecho subjetivo, se
encontraban en una situación de hecho no reconocida por una normas del ius civile. De esta
forma, para los romanos tenía mayor importancia, antes que afirmar que se tenía un
derecho subjetivo, el poder afirmar que se tenía una actio, esto es, el encontrarse en una
situación jurídica o de hecho que el pretor había tutelado judicialmente
Al respecto Di Pietro destaca que los juristas romanos no determinaban si en un
caso dado una persona tenía un derecho subjetivo, sino si le era otorgada o no una
acción. Así, el pretor no concedía o negaba derechos sino acciones; su edicto era un repertorio
de acciones para las distintas situaciones que se podían presentar.
En todo caso, corresponde al derecho pretorio la definitiva estructuración del
orden jurídico como sistema de acciones típicas para cada situación jurídica, facilitando
de esta forma la posibilidad de contemplar las diferentes situaciones jurídicas desde el
punto de vista del derecho real o personal presente en las mismas, debiendo, eso si,
reconocer la existencia de situaciones en las que se produce una confluencia de
relaciones, reales y personales, que dan lugar a una diferente sanción procesal.
En concreto, y así lo destacan Beatriz Bernal y José de Jesús Ledesma, la
concepción clásica de la facultas (derecho en sentido subjetivo) va inseparablemente
unida a la idea de actio; esto es, como poder de acudir a los tribunales en demanda de
justicia, de tal manera que no hay verdadera facultas sin su actio respectiva, de aquí
que el derecho clásico se presente más como un sistema de acciones que de derechos
subjetivos.
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B)IURISPRUDENTIA (JURISPRUDENCIA):
Ulpiano la define como el conocimiento de las cosas divinas y humanas, ciencia
de lo justo y de lo injusto.
Al respecto Alejandro Guzmán Brito nos señala que la determinación de qué o cuál
sea el ius pertenece al orden estrictamente intelectual, por lo cual constituye una ciencia.
El ius en cuanto ars (técnica) encuentra su presupuesto moral en virtud de la
prudencia o conocimiento de las cosas que se deben hacer y de las que no se deben hacer
o evitar.
La prudencia es la virtud de realizar actos buenos y rechazar las acciones
malas.
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RESPONDERE, AGERE Y CAVERE:
Los juristas romanos son expertos en el arte del respondere, el agere y el cavere.
El respondere consiste en contestar a las consultas que se le formulan sobre
casos reales y debatidos. Carlo Cannata precisa que el parecer del jurista concernía a un acto
ya celebrado y lo que hacía era explicar sus efectos.
La actividad del agere consiste en la dirección del proceso, dando a la parte una
nota escrita de las legis actio o formula, o acompañando al interesado ante el
magistrado y sugiriéndole las palabras a pronunciar o los actos a cumplir (derecho
estricto, formal, ritualista). Dicho de otra forma consiste en asesorar jurídicamente a las partes
y sobre todo a sus abogados durante un proceso
Finalmente, mediante el cavere, los juristas intervienen en el tráfico jurídico
señalando a quien le consulta como debe actuar de forma tal de evitar ciertos perjuicios
en el ambito de sus negocios. Cannata señala que aquí el parecer del jurista tendría una
función de precaución.
En todas estas actividades lo que prima es la prudencia, basando su
actuación en un proceder recto y una actitud firme que, como virtud moral, ha de regir
todas las vicisitudes y azares de la vida. La prudencia es una actividad intelectual y moral
encaminada al logro de lo justo y de lo útil en el recto desenvolvimiento de la vida social y
jurídica.
La prudencia se estructura sobre la base de los justo y de lo útil, de forma tal
de satisfacer una necesidad, lo que explica el carácter eminentemente práctico del jurista
romano (No se preocupa de elaborar teorías, pero mediante su tarea de elaboración en base a
casos o consultas, supo crear reglas e instituciones jurídicas que han servido de fundamento al
Derecho de todos los tiempos).
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Por otra parte, otra vía de intervención jurisprudencial dice relación con la
actividad del pretor, quien, siendo por lo general una suerte de político al cual se unía la
función militar, carecía de conocimientos y experiencia en el ámbito jurídico, se hacía
asesorar al efecto por juristas, un consilium de juristas, en cuyo seno se preparaba y
redactaba el edicto año a año, conforme con criterios técnicos.
Al respecto, se destaca que la renovación formal año a año del edicto, e incluso la
posibilidad de modificar en cualquier tiempo el edicto inicial, fue una razón más de la
eficacia de esta fuente: daba la ocasión para examinar y revisar el contenido del edicto
anterior que debía quedar incorporado en el nuevo, a la luz de la experiencia y de los
avances de la ciencia jurídica, lo cual permitía perfeccionar el material recibido.
Además, permitía ensayar nuevas soluciones con facilidad, en contraste con las dificultades
que ofrecía la tramitación de una ley, y sin el riesgo de tener que soportar por mucho tiempo
una solución que después se mostrara mala o ineficaz. En este sentido, el profesor Cannata
destaca que la introducción del procedimiento formulario permitió a los juristas introducir
importantes reformas al derecho privado, innovaciones que si bien era formalmente
competencia de los magistrados, ya que implicaban el ejercicio del poder jurisdiccional,
atendido su carácter técnico determinó la asistencia cotidiana y decisiva de juristas
profesionales, consejeros necesarios de un político que cumplía su oficio anual.
En todo caso es conveniente destacar que en los albores del siglo II, bajo el
mandato de Adriano, se terminó con esta suerte de renovación del edicto, al dársele una
forma permanente por parte del jurista Juliano.
A fines del período clásico alto, el derecho comienza a recibir la influencia
reformadora de las constituciones imperiales del tipo rescripta y decreta, donde también
puede apreciarse la influencia de la jurisprudencia. En efecto, los emperadores
conservaron la vieja tradición republicana que exigía la asesoría de un consilium para
el ejercicio de las potestades públicas, integrado por personas de reconocida autoridad.
De esta manera, los juristas tuvieron oportunidad de ejercer influencia en el
despacho de asuntos jurídicos por medio de rescriptos y decretos. A partir de Adriano, cuando
el consilium empieza a ser sustituido por un organismo burocrático como la cancillería
imperial, los cargos más importantes fueron servidos por juristas por lo cual se acrecentó su
influencia en la formación del nuevo derecho en razón del carácter oficial de su
interpretación.
En lo referente a las leyes, plebiscitos y senado consultos, en ninguna época la
jurisprudencia tuvo influencia en su formación, pero la palabra definitiva acerca del
destino de estas normas generales la tenían los juristas pues, una vez emanadas, ellos
eran los encargados de interpretarlas, labor que estos realizaban con gran libertad por
lo cual el material original (ley, plebiscito o senado consulto) resultaba totalmente
reelaborado y transformado. En todo caso la interpretación de los juristas no se limitaba
a las normas generales, pues también tocaba al propio edicto y a las constituciones
imperiales.
C)IUSTITIA (JUSTICIA):
Ulpiano nos dice que es la voluntad firme y continuada de dar a cada uno lo
suyo. La definición de Ulpiano conlleva el problema de determinar que es lo que a cada
cual corresponde.
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D)AEQUITAS (EQUIDAD):
Según Aristóteles es la justicia aplicada al caso concreto.
El concepto de equidad manejado por los juristas romanos clásicos difiere de esta
concepción, pues por tratarse de hombres esencialmente prácticos, concibieron a la equidad
como el fin útil y justo al que debe adaptarse el derecho.
En este sentido, se dice que la equidad, inspiradora de los magistrados y juristas,
influye así sobre la evolución de las reglas e instituciones jurídicas, permitiendo la
acomodación del ius a las nuevas exigencias, constituyendo un paliativo al excesivo rigor
que resulta de aplicar una determinada norma jurídica. Así, Antonino Pio señala:
“Aunque las solemnidades judiciales no deben alterarse fácilmente, hay que poner remedio
cuando la evidente equidad así lo aconseje.”.
El profesor Sabino Ventura Silva señala que la aequitas fue para los romanos el
modelo a que debía adaptarse el derecho, la finalidad a que la norma jurídica debía tender;
cuando ello no era así, la norma jurídica resultaba iniqua, por separarse de la aequitas,
pero destaca que ella siempre es referida a un determinado momento en la conciencia social.
Finalmente, debemos destacar que el Derecho Justinianeo, influido por la
equidad cristiana, asigna a la aequitas el significado de humanitas, pietas, benignitas,
benevolentia.
E)FAS:
En su estado inicial, las civilizaciones tienden a mezclar reglas de naturaleza
religiosa, moral y jurídica, pero los romanos comenzaron tempranamente a distinguir
los distintos órdenes de reglas, confiando a autoridades diferentes la función de
asegurar su observancia. Así, el dominio religioso fue reservado a los pontífices. Los
censores vigilaban el respeto de la moral. La administración de justicia fue confiada a los
pretores. Esta división de campos representa, para el progreso del derecho, una doble ventaja:
a)el derecho al ser privado de un carácter sacro podía ser objeto de discusiones y críticas y,
b)su conocimiento podía ser transmitido y perfeccionado gracias a una enseñanza accesible
en principio a todos los ciudadanos.
En los albores del derecho es difícil distinguir el fas de las reglas o normas
jurídicas (ius), si bien pronto van diferenciándose. En efecto, en un primer tiempo las
expresiones ius y fas expresan la licitud de un determinado acto o comportamiento, es decir,
su conformidad con la voluntad de los dioses. En cambio, en épocas siguientes, se comenzó a
diferenciar un ius divinum destinado a regular las relaciones de los hombres con los dioses; y
un ius humanum que regula las relaciones de los hombres entre sí.
De esta forma, en los últimos siglos de la República fas sólo significa lo lícito
religioso, equivale a la norma divina en su origen y en el objeto sobre la que recae y
nefas sería aquello prohibido por el ius divinum, pudiendo conceptualizar el fas como
aquellos preceptos o normas que ordenan las relaciones humanas con los dioses,
sancionado con penalidades religiosas.
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F)MORES MAIORUM Y BONI MORIS:
Con el término boni moris se alude a las normas morales, vale decir, una
serie de reglas o normas de conducta que debían ser observadas para obrar rectamente
en la esfera jurídica pública y privada, y cuya inobservancia acarreaba para los
ciudadanos romanos el poder ser tachados con nota infamante en el censo. Los negocios
jurídicos celebrados en contra de ellas constituían un negocio inmoral.
En este sentido se dice que la moral regula los deberes del hombre consigo
mismo y su conciencia.
Miquel enseña que la contraposición entre ius y mores maiorum, apunta, más
que a la formación de un Derecho a partir del uso social (mos), a la relación del Derecho
y una ética social conservadora. De esta forma, las mores maiorum actúan como freno a
la arbitrariedad y abuso de los derechos subjetivos. Así, aun cuando el pater familias tenga el derecho
de vida y muerte sobre sus hijos (ius vitae necisque), las mores maiorum contribuyen eficazmente a que no ejercite ese
derecho. De esta forma también se entiende que, no obstante ser el legítimo matrimonio romano (iusta nuptia) disoluble,
son muy pocos los divorcios en la época primitiva, lo cual sólo se explica por la ética social imperante.
Al respecto, el profesor Juan de Churruca enseña que el pueblo romano tenía una imagen altamente favorable
del pasado, que básicamente había sido de continuo éxito militar y engrandecimiento con las correspondientes ventajas.
Los antepasados (maiores) eran los artífices de esos éxitos espectaculares, que la literatura se había encargado de ensalzar
y adornar con rasgos míticos y legendarios, siendo impresionante la abundancia de pasajes de autores latinos que hacen
referencia a los maiores como ejemplo positivo a imitar, siendo variado el objetivo de esas referencias. De esta forma, al
perder fuerza esa conciencia colectiva de éxito el argumento se debilitó.
Por otra parte, sin pretender abordar el tema de las relaciones entre derecho y
moral estimo necesario destacar que el profesor Escandón enseña que sobre el particular
existen distintas opiniones.
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DISTINTAS CLASIFICACIONES DEL IUS:
1)IUS CIVILE:
Esta expresión presenta cierta dificultad pues admite distintos significados, los
cuales sólo se pueden entender oponiendo esta expresión a otras.
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1.3.)IUS CIVILE-IUS NATURALE:
Para poder formular precisiones sobre el sentido que vamos a atribuir en este
contexto a la expresión ius civile, es conveniente formular ciertas precisiones en torno a
los sentidos que pueden darse a la expresión ius gentium.
Un primer sentido fue el señalado al formular la distinción entre ius gentium y ius
civile, entendiendo en ese contexto al ius como derecho establecido en Roma pero
aplicable a ciudadanos y extranjeros.
Otro sentido es que se le da cuando se utiliza para designar a las instituciones
jurídicas que se utilizan por todos los pueblos, lo cual resulta de la comparación de los
derechos. Así, podemos mencionar como propias del jus gentium la esclavitud, el dominio, la
compraventa, la permuta, el arrendamiento, la ocupación, la accesión, la tradición, el
matrimonio, etc.
En este entendido, el derecho de gentes contendría aquellas instituciones
comunes a todos los pueblos que el Derecho romano aceptó se aplicara a sus ciudadanos
y a los extranjeros que habitaran su territorio. En este sentido, si bien el matrimonio es una institución
del derecho de gentes, en el caso de Roma, la iusta nuptia o legítimo matrimonio romano es sólo privilegio o permitido a
los ciudadanos romanos y a aquellos que gocen del ius conubium, por tanto, propia del ius civile, por lo tanto no pueden
celebrarlo los extranjeros que carezcan de ese derecho. El matrimonio entre extranjeros no se regula por el ius civile sino
por el derecho del pueblo de lo contrayentes o bien por el derecho de gentes.
Por último, también se utiliza la expresión ius gentium como sinónimo de ius
naturale y ello se explica por algo lógico. En efecto, si una institución resulta usada por todos
los pueblos, ello se debe a que es natural y precisamente es ello lo que justifica que sea
utilizada por todos los pueblos. Esto no es tan efectivo, pues, por ejemplo, la esclavitud es
una institución del derecho de gentes y no del derecho natural, pues según la naturaleza todos
los hombres son libres. Sobre esta asimilación Stein señala que cuando se especuló sobre por qué las reglas del ius
gentium eran reconocidas universalmente, se sugirió que la causa debía estar en que estas normas no procedían de la
práctica tradicional sino del sentido común o de la razón natural que todos los hombres compartían como parte de su
naturaleza humana. El profesor Barry Nicholas destaca que la asimilación se puede entender en el sentido que los dos
términos representan dos aspectos de la misma idea. El término ius naturale se refiere a su origen en la razón natural, y el
término ius gentium a su aplicación universal. Pero, esto mismo autor, precisa que, desde nuestra forma de pensar, existe
aquí una falta de lógica. El ius naturale es un derecho que deb ser observado por toda la humanidad, en tanto que el ius
gentium es un derecho que de hecho es obersvado por toda la humanidad. En su concepto, la confusión de los juristas
romanos se explica por cuanto éstos no habrían hecho esta distinción entre el derecho que se aplica y el derecho como en
realidad debería ser, salvo escasas excepciones como la de los juritas que se sostuvieron que el hombre era libre por
naturaleza y que la esclavitud es, por tanto, contraria al derecho natural.
Conviene destacar que por ius naturale se ha entendido a aquel que la razón
natural ha establecido para todos los hombres, el cual según Paulo es siempre equitativo
y bueno, y, en un sentido más moderno, aquellos datos prejurídicos cuya estructura se
impone al jurista y al legislador y que, el derecho, al acogerlos, no los crea sino sólo los
reconoce.
En este contexto, vale decir, al contraponer ius civile a ius gentium entendido
como derecho natural la expresión ius civile significa lo que hoy entendemos por derecho
positivo, distinción que los juristas no habrían desarrollad. De esta forma el derecho
civil sería tanto el quiritario como el derecho de gentes en su primera acepción.
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Di Pietro destaca que lo que se puede reconocer en Roma es una distinción
entre lo “público” y lo “privado”, que supone distinguir entre “lo que es de todos” y “lo
que es propio de los particulares”, pero solo recién con la aparición de los organismos
administrativos, como la Cancillería imperial, lo relativo a la administración en general,
la administración de las provincias, los temas fiscales y criminales se tornan más
claramente públicos, ya en un sentido más cercano al moderno.
En otro sentido, que resultaría de ciertos textos romanos, la expresión ius
publicum es utilizada para designar al derecho que rige las relaciones entre particulares
pero que emana de órganos estatales, normas que se caracterizan por su carácter
imperativo y que las partes no pueden voluntariamente modificar, esto es, su eficacia no
puede ser alterada por convenciones o pactos entre los particulares (lex publica). Esto se
explica por cuanto es lo que ha sido decidido por todos y, muy especialmente, porque,
además, interesa a todos.
En este contexto, con la expresión ius privatum se designa a aquellas normas
que los particulares se imponen, esto es, el conjunto de relaciones y vínculos creados
por efecto de actos y negocios jurídicos, y en virtud de la autonomía del individuo (lex
rei sua dicta, lex privata).
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En razón a esta pluralidad de criterios los historiadores actuales del Derecho tienden
a dividir de manera distinta los diversos períodos de la Historia del Derecho Romano y al
efecto podemos mencionar:
1.-Período antiguo o arcaico o quiritario: desde la fundación de Roma (año 753 a.C.)
hasta la creación del pretor urbano (año 367 a.C.).
2)Período pre-clásico: desde el año 367 a.C. hasta el inicio legal del procedimiento
formulario (siglo II a.C).
3)Período clásico: desde la vigencia del procedimiento formulario hasta la muerte
del emperador Alejandro Severo (año 235 d.C.).
4)Período post-clásico: desde el año 235 d.C. hasta la muerte de Justiniano (año 565
d.C.).
C)W Kumkel.
a)Epoca arcaica: Desde la fundación de Roma hasta la mitad del siglo III a.C., sitúa
el fin de esta etapa en torno al año 241 a.C. fecha que marca el término de la primera guerra
púnica.
b)Epoca clásica: va desde mediados del siglo III a.C. hasta los tiempos del
Emperador Dioclesiano (año 286 d.C., siglo III d.C.).
c)Epoca tardía: va desde Dioclesiano hasta la muerte de Justiniano (año 565 d.C.,
siglo VI d.C.)
D)Gustavo Hugo:
Infancia: desde la fundación de Roma hasta la Ley de las XII Tablas. Corresponde
al nacimiento del derecho y lento proceso de independización de la religión.
La juventud: Desde laLey de las XII Tablas hasta Cicerón (106 a 43 a.C.).
La madurez: Desde Cicerón hasta el emperador Alejandro Severo.
La vejez: Desde los tiempos de Alejandro Severo hasta el fallecimiento de
Justiniano.
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2.-PERIODIFICACION SEGUN ALEJANDO GUZMAN BRITO.
1)época arcaica, que iría desde la dictación de la ley de las doce tablas (años 450-
451 a.C.) hasta fines del siglo II a.C., tiempo en que se produce una reforma en el derecho
procesal romano, estableciéndose el llamado procedimiento formulario. El derecho de esta
época resulta apropiado a las características de la comunidad romana, básicamente agrícola y
escaso tráfico jurídico.
Es de suyo necesario tener en cuenta que hasta antes de la dictación de la ley de las doce tablas el derecho que
utilizaban los romanos era básicamente un conjunto de costumbres no escritas que se transmitían oralmente de una
generación a otra y cuya interpretación en caso de conflicto correspondía al colegio de los pontífices, los que eran
básicamente patricios. Los plebeyos estimaron que si el derecho consuetudinario se encontrara escrito con anterioridad a
los casos, ello evitaría abusos o arbitrariedades al quedar el poder de los pontífices limitado por la letra de la ley. De esta
forma en el año 451 a.C. se nombra una comisión de diez ciudadanos (los decenviros) encargados de preparar un texto que
recogiese por escrito las normas consuetudinarias, surgiendo de esta forma la llamada Ley de las doce tablas. Este cuerpo
legal no se ocupaba de lo conocido y aceptado como Derecho, sino que más bien se concentra en aquellos aspectos que
habían generado algún tipo de disputas.
En los primeros tiempos de la República la interpretación de la Ley de la doce tablas seguía correspondiendo
a los pontífices, los que podían “interpretarla” en forma amplia, pudiendo incluso llegar a crear instituciones
desconocidas por el Derecho anterior (ejemplo: la forma de emancipar a los hijos). En concreto lo que ocurría era una
adaptación de la norma que contenía la Ley de las doce tablas. Posteriormente y ya con mayor fuerza a partir de la
segunda mitad del siglo III a. C. esta función es asumida por juristas laicos, centrándose su actividad en el Derecho
Privado.
2)época clásica, que iría desde el año 130 antes de Cristo hasta el primer tercio del
siglo III de nuestra era, dentro de la cual es posible distinguir tres períodos:
a)período clásico inicial que se extiende hasta el advenimiento del Imperio, que fija
en el año 31 a.C., cuando Augusto asume el poder, período en el cual se destaca fuertemente
la actividad creadora del pretor a través de sus edictos.
b)período clásico alto que llega hasta el gobierno de Adriano (años 117-138 d.C.),
que corresponde a la época de oro de la jurisprudencia romana, destacándose la existencia de
dos escuelas la sabiniana y la proculeyana.
c)Período clásico tardío, que termina con la muerte de Ulpiano en el año 224 de
nuestra era. Es una etapa menos creativa que la anterior pero con una gran labor
sistematizadora por parte de los juristas de la época.
3)época post clásica la cual cubre todo el tiempo posterior a la muerte de Ulpiano y
llega hasta Justiniano. Dentro de esta etapa es posible distinguir tres períodos:
a)período dioclecianeo que llega hasta el año 306, al asumir Constantino.
b)período constantiniano, que termina con la llegada al poder de Justiniano, y
c)el período justinianeo (años 527 a 565), que se destaca por su obra compiladora,
esto es el Corpus Iuris Civile.
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PRECISIONES BASICAS SOBRE HISTORIA EXTERNA:
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Sin perjuicio de lo antes referido, el profesor Francisco Samper en su manual de
Derecho Romano al introducirnos al estudio de las fuentes del Derecho Romano precisa
que en si el estudio del Derecho Romano comprende el conocimiento de los libros que
directa o indirectamente nos han transmitido los criterios a que se atenían los jueces
para dar solución a aquellos conflictos que surgían entre particulares en lo relativo al
aprovechamiento privado de las cosas. Al efecto precisa que tales libros son, en primer
lugar, los fragmentos de obras escritas por personas a la que en Roma se les atribuía un
especial conocimiento que los capacitaba para discernir, en cada caso, la forma adecuada de
solución a tales conflictos (iuris prudentes); luego, algunas obras de profesores que pretenden
presentar a sus alumnos esa casuística jurisprudencial según un esquema sistemático,
distribuyendo la materia en torno a instituciones; además el conjunto de “leyes” que los
diversos emperadores dieron sobre materias que podían dar lugar a alguno de aquellos
conflictos particulares y que complementariamente podían servir a los jueces como un
criterio de solución; por último las referencias que en escritos de no juristas –literatos,
retóricos, historiadores, etc.-, pueda haber al contenido de los anteriores. Ello determina la
clasificación que este destacadísimo profesor hace de las fuentes al distinguir entre directas
e indirectas. Las primeras destinadas a la ilustración del juez (libros jurisprudenciales,
libros de enseñanza y colecciones de leyes). Las segundas, permiten al historiador
conocer los anteriores.
Finalmente, habiéndose ya advertido que el derecho no es algo estático, su evolución
a través del tiempo se manifiesta tanto en cuanto a lo referente a su origen (fuentes de
producción) como en lo relativo a la forma como se manifiesta (fuentes formales) y, además,
según lo advierte el profesor Italo Merello, también ello se percibe en sus modos de fijación
(fuentes de conocimiento) y en su estilo.
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5.-PRECISIONES EN TORNO A LA DISTINCION ENTRE LEGES Y IURA:
En el Dominado desaparece la diversidad de fuentes del derecho, pudiendo
sostenerse que las constituciones imperiales serían la única fuente creadora de nuevo derecho
en la época postclásica.
Sobre el particular, Valencia destaca que, en este período, el principio “quod
principi placiut legis habet vigorem” se entendió literalmente , excluyendo toda otra fuente
que no fueran las constituciones imperiales. Estas recibieron, con exacta valoración
constitucional, el mismo nombre que, en los tiempos antiguos, se diera a las normas votadas
por el pueblo en sus comicios; es decir de “leges”. En oposición a ellas, se designaba con el
nombre de “ius” (y con más frecuencia en su plural “iura”) todo el antiguo derecho que no
hubiera sido modificado por las constituciones imperiales, pero como en las escuelas jurídicas
y por los tribunales no se acudía ya a las fuentes antiguas originales, leyes y edicto del pretor,
sino que el conocimiento del derecho civil y del honorario se obtenía mediante las obras de
los juristas clásicos, el nombre de “iura” sirvió, en esta nueva época, para designar
técnicamente los escritos jurisprudenciales que se habían conservado.
21
Al respecto Jorge Adasme Goddard señala que la doctrina que los juristas elaboraron
se transmitió por medio de los libros que escribieron, parcialmente recogidos en una obra
antológica llamada Digesto (Digesta) que ordenó hacer el emperador Justiniano y que fue
publicada el año 533 d.C. El mismo emperador ordenó hacer una colección de las leyes
dictadas por los emperadores precedentes y por él mismo, que se conoce con el nombre de
Código de Justiniano (Codex Justiniani), y elaboró un libro elemental para la enseñanza del
Derecho conocido como Instituciones de Justiniano (Justiniani Institutiones). Estos tres libros,
Digesto, Código e Instituciones, constituyen las fuentes principales, aunque no las únicas,
para el conocimiento del Derecho Romano.
La compilación de Justiniano se completó posteriormente con una colección de
leyes imperiales, no contenidas en el Código de Justiniano, emitidas por él mismo y sus
sucesores. Esta colección se denominó leyes nuevas o «Novelas» (Novellae) y se añadió
como un cuarto libro. En la Edad Media se denominó a estos cuatro libros «Cuerpo de
Derecho Civil» (Corpus Iuris Civilis), para distinguirlo del derecho de la Iglesia o «Cuerpo de
Derecho Canónico» (Corpus Iuris Canonici).
Estas distintas formas tiene efectos en lo que a nosotros interesa por cuanto algunos
órganos de poder, vinculados con una determinada época, constituyen fuentes de producción
del derecho lo que influyen en la determinación o reconocimiento de fuentes formales que
podemos vincular con ellos.
22
LAS FUENTES DEL DERECHO ROMANO (CON ÉNFASIS EN EL
DERECHO ROMANO CLASICO).
La costumbre.
Es probablemente en cualquier pueblo la primera fuente. En un sentido
estricto se puede conceptualizar como un conjunto de principios que la sociedad entera
acata y viene cumpliendo desde tiempo inmemorial, bajo el convencimiento de ser
obligatorios. Se van transmitiendo de generación en generación, normalmente por vía
oral.
23
Contenía una serie de preceptos jurídicos y funerarios recogidos de la propia
tradición y también de las leyes griegas, especialmente de las de las comunidades griegas
asentadas en la península itálica (Magna Grecia). No la conocemos directamente, sino sólo
por citas y referencias de autores muy posteriores, gracias a las cuales se ha podido hacer
una reconstrucción según la cual las tres primeras leyes tratarían sobre el procedimiento
judicial (comparecencia, tramitación y ejecución); la cuarta regula los poderes del pater, la
quinta se refiere a herencia, tutelas y curatelas; la sexta a la propiedad y la posesión; la
séptima a edificaciones, plantaciones, servidumbres y limitaciones al dominio; la octava a los
delitos; la novela trata materias de derecho público y delitos contra el pueblo; la décima dice
relación con aspectos del fas y regulación de los funerales; la undécima contiene la
prohibiciñon del matrimonio entre patricios y plebeyos. Finalmente, duodécima establecía el
principio que las leyes posteriores derogan, aunque no lo expresen, a las anteriores y otros
aspectos de índole religioso.
Esta ley estuvo formalmente en vigor durante toda la historia de Roma y nunca
fue derogada, aunque sí complementada y superada, de hecho, por leyes posteriores.
La jurisprudencia arcaica.
La jurisprudencia clásica aparece en el último tercio del siglo segundo a.C. Para
entonces ya se ha secularizado y separado definitivamente el ius civile del ius divinum.
Se tienen como sus fundadores a Manio Manilo, Marco Junio Bruto y Publio Mucio Escévola,
cuyo hijo Quinto Mucio Escévola es el jurista más representativo de esta etapa. Él publicó la
primera exposición ordenada del ius civile, enriqueciendo la tradición del derecho romano con
la incorporación del método de la dialéctica griega. Su libro está dividido en cuatro partes:
herencia, personas, cosas y obligaciones, división que influirá las obras posteriores de derecho
civil.
24
Actividad de la primera jurisprudencia.
Las leyes.
En general, la ley (lex) es una declaración de potestad que vincula al que la
emite y a quien está dirigida. (Gayo 1.3: “lo que el pueblo manda y establece).
La ley pública (lex publica) es la que declara el magistrado (rogatio) y es
aprobada por los comicios (iussum Populi); en época republicana solía también exigirse
la autorización del Senado (auctoritas patrum). El contenido de la ley lo determina el
magistrado en su rogatio. Los comicios no pueden modificarlo, sino solamente aprobarlo
o rechazarlo. La ley es pública porque vincula a todos los ciudadanos y por eso su texto
se expone en público. Los ciudadanos tienen el deber de conocerla, por lo que no pueden
excusarse de cumplirla alegando que la ignoraban.
En todo caso y desde muy antiguo se reconoce la creación de leyes por el pueblo, en
que éste las aprobaba previa rogatia o solicitud por quienes las proponían.
Las leyes se pueden clasificar desde distintas perspectivas. Así, por ejemplo,
atendiendo a quien las dicta, se distingue entre las leges rogadas y las dadas. Las
primeras son las leyes propiamente tales, esto es, votadas por el pueblo reunido en comicios y
a propuesta de un magistrado. Las segundas, las dictadas por los magistrados encargados de
la administración de alguna provincia en virtud de una autorización del comicio.
Otro ejemplo sería la distinción en base a la sanción desprendiéndose de ellas las
categorías de leges pluscuamperfectas, perfectas, menos que perfectas e imperfectas. Las
pluscuamperfectas aquellas que frente a su violación considera tanto la nulidad del acto como
la imposición de una pena al infractor. En el caso de las perfectas, sólo consideran la nulidad
de los actos realizados en infracción a ellas. Tratándose de las menos que perfectas, éstas sólo
consideraban una pena para el infractor. Por último, en las imperfectas no se consideran en
ellos ni la nulidad del acto ni una sanción para quien la infringe.
25
Característica del contenido de la ley, su generalidad.
Desde la Ley de las XII Tablas, se fijó que la ley no podía dirigirse a un ciudadano
en concreto, por lo que se llegó a considerar que la ley tenía que contener una orden
general dirigida a todos los ciudadanos. Desde entonces se afirma que la generalidad es una
característica típica de la ley, que la distingue de otros actos emitidos por la potestad, como
los decretos o los edictos.
Los plebiscitos:
Gayo los define como “lo que la plebe manda y establece”. Es la deliberación
de la plebe en asamblea propia (concilia plebi) convocada a tal efecto por un Tribuno.
En una primera época era vinculante para los plebeyos, pero después de la ley Hortensia
(287 a.C) se equiparó a la ley obligando también a los patricios. Momento a partir del
cual se pasa a hablar indistintamente de leyes o plesbiscitos.
Los edictos.
Los magistrados pueden dar edictos, es decir exponer en público disposiciones
relativas a su encargo. El contenido de estos edictos forma el derecho edictal, más
comúnmente llamado «derecho honorario», porque las magistraturas se llamaban, por ser
gratuitas, honores. El derecho honorario, que procede de la potestad de los magistrados,
se distingue claramente del derecho civil elaborado por la jurisprudencia.
26
El edicto del pretor contenía las disposiciones conforme a las cuales iba a
resolver los litigios. Señalaba ahí, entre otras cosas, quiénes podían presentarse a iniciar
un juicio, cómo podían ser representados y las «fórmulas» de las acciones, en las que se
precisaban los casos que podían juzgarse.
Los senadoconsultos.
Las decisiones del Senado o senadoconsultos, tomadas por mayoría de votos, eran
originalmente, en la constitución republicana, consejos dirigidos a los magistrados. No se
referían a las materias propias del derecho civil, ni eran fuentes del derecho civil.
27
En tiempo del Principado, como ya no se reúnen los comicios, el príncipe va a
formular leyes que envía al Senado para que fueran ahí aprobadas y publicadas en
forma de senadoconsultos. Estos nuevos senadoconsultos, sobre todo los del siglo I d.C.,
van a afectar el derecho privado de manera importante, tales como el senadoconsulto
Macedoniano (de la época de Vespaciano), que afectó las reglas sobre el préstamo de dinero a
los hijos de familia; o el senadoconsulto Neroniano (quizá del año 61 d.C.) sobre los legados;
o el senadoconsulto Veleyano (s. I d.C.), que afecta las fianzas y otras formas de garantía
prestadas por mujeres.
28
Juliano (nacido hacia el año 100 y fallecido después del año 175) fue, en cambio,
un jurista del nuevo régimen: miembro del consejo del emperador Adriano, cónsul en el año
148 y nuevamente en 175, gobernador de varias provincias; fue él quien hizo la redacción
definitiva del Edicto del pretor. Perteneció a otra escuela, fundada por Cayo Casio
Longino, que se conoció como escuela «Sabiniana», en honor del jurista Sabino, su
maestro. Éste fue un jurista de origen humilde pero muy favorecido por el emperador;
escribió varias obras, pero la principal fue su «Derecho Civil», que venía a completar la de
Quinto Mucio Escévola.
5)libros monográficos sobre materias específicas, por ejemplo sobre las tutelas
o las hipotecas.
Estos libros no han llegado hasta nosotros, pero los conocemos en parte, gracias
a los fragmentos de los mismos que se recogieron en el Digesto de Justiniano.
29
Los rescriptos imperiales.
Desde el imperio de Adriano, todos los juristas de categoría formaban parte del
consejo del emperador o cancillería imperial (concilium principis). El emperador asumió
la función de dar respuestas, con auxilio de su cancillería, a las consultas que se le hacían
por escrito, sustituyendo así la labor que antes hacían los juristas. Las respuestas,
firmadas por el emperador, se llamaron «rescriptos» (rescripta) porque se escribían en el
mismo documento en que se había presentado la consulta.
Los rescriptos fueron la fuente más activa del derecho desde el gobierno de
Adriano (117-138) y durante toda la etapa clásica tardía y en la primera etapa posclásica
con el gobierno de Diocleciano (284-305).
Los rescriptos eran respuestas a casos concretos, pero era natural que se
consideraran como un precedente ejemplar que podía aplicarse a casos semejantes. Por
eso parecen haberse hecho registros oficiales en donde aparecían resúmenes de los rescriptos,
que podían ser consultados por el público. En todo caso, a finales del siglo III aparecen
unas colecciones privadas de rescriptos; la más antigua que se nos conserva es el
«Código Gregoriano» que contiene rescriptos de Adriano y sus sucesores, hasta
Diocleciano.
30
El jurista Gayo.
Mención aparte merece Gayo. Fue un jurista que posiblemente vivió, hacia la
segunda mitad del siglo segundo, en alguna provincia oriental del imperio, como lo sugiere el
hecho de haber publicado un libro en griego. Conoció las obras de los juristas clásicos, a
quienes cita constantemente, pero a él no lo cita ningún jurista romano. La obra que lo hizo
famoso fue un libro destinado a la enseñanza llamado «Instituciones» (Institutiones), que
se convirtió, en el siglo IV, en libro de texto de las escuelas oficiales de Derecho en Beirut
y Constantinopla. Posteriormente fue utilizado por el emperador Justiniano como base
para hacer él su propio libro de enseñanza, las «Instituciones de Justiniano». La clave
éxito del libro de Gayo parece haber sido su carácter elemental.
Actualmente la obra de Gayo tiene la máxima importancia por ser el único libro
escrito en época clásica que se nos ha conservado casi completo, y que nos ha llegado
directamente, sin intermediación de los compiladores de Justiniano. Por eso nos da
noticias únicas, especialmente sobre el procedimiento civil arcaico y clásico.
31
Las fuentes jurídicas a fines del siglo III y durante el siglo IV.
La división del imperio en dos partes, Oriente y Occidente, que fue introducida por
Diocleciano, se consuma definitivamente con Constantino, y va hacer que se ahonden las
diferencias entre el derecho de una y otra parte.
Las obras de los juristas de esta época se caracterizan por ser abreviaciones o
síntesis en las que se pretende abordar todo el derecho. El autor más representativo de
finales del siglo III es Hermogeniano, jurista cercano a los círculos oficiales, quien escribió
un compendio titulado «Epítome del Derecho» (Epitome iuris); también publicó una
colección de los rescriptos emitidos por Diocleciano, durante los años 293 y 294, conocida
como «Código Hermogeniano» (Codex Hermogenianus), que vino a completar la que había
hecho un tal Gregorio, el «Código Gregoriano», con rescriptos de Adriano a Diocleciano,
hasta el año 292.
A finales del siglo III apareció otra obra de ese mismo estilo con el nombre de
«Sentencias de Paulo» (Pauli Sententiae). Es una colección de reglas jurídicas («sentencias»),
sobre todas las materias jurídicas, falsamente atribuida al jurista Paulo. Semejante, aunque de
principios del siglo IV, es otra obra atribuida a Ulpiano, que se conoce por dos nombres:
«Epítome de Ulpiano» (Epitome Ulpiani) o «Reglas de Ulpiano» ( liber singularis regularum).
Otro tipo de obras propio de estos siglos son las colecciones, ordenadas por
materias, de fragmentos jurídicos de libros antiguos (ius) y de leyes imperiales (leges),
como las colecciones denominadas «Comparación de leyes romanas y mosaicas»
(Mosaicarum et Romanorum legum Collatio) y «Fragmentos Vaticanos» (Fragmenta
Vaticana).
32
Vulgarismo jurídico.
El derecho de esta época de decadencia de la jurisprudencia presenta ciertas
características que han permitido calificarlo como «derecho vulgar» o «vulgarismo jurídico»,
expresiones con las que se denota su fuerte alejamiento del derecho clásico.
ii)la tendencia naturalista, que lleva a ver las instituciones, haciendo a un lado
el punto de vista jurídico, desde el punto de vista económico y fiscal, por ejemplo, a
prescindir del concepto de propiedad y considerar únicamente la posesión; y
33
El Código Teodosiano.
El emperador Teodosio II hizo una edición oficial de las leyes imperiales de
Constantino, sus sucesores y de él mismo, que se llamó «Código Teodosianio», y que fue
publicada en 438 para entrar en vigor en el año 439 en las dos partes del Imperio. Éste fue el
último cuerpo legal que rigió en ambas partes.
Con la caída de Roma el año 476, el rey visigodo Eurico se hizo cargo del territorio
que comprendía la Prefectura de las Galias (que aproximadamente era lo que hoy son Francia,
España, sur de Alemania y sur de Inglaterra), y publicó un libro jurídico, que contenía
fundamentalmente derecho romano vulgar, conocido como «Código de Eurico» (Edictum
Eurici regis).
En las Galias, en la segunda mitad del siglo V, parece que hubo cierto cultivo del
derecho, del cual era una muestra ese código, pero que también dio otros frutos: unas obras
llamadas «Interpretaciones» (Interpretationes) que contenían comentarios breves a las leyes
recopiladas en el Código Teodosiano, a leyes posteriores y a algunas obras jurisprudenciales,
como las Sentencias de Paulo.
En el año 506, otro rey visigodo, Alarico II ordenó hacer una amplia colección
de obras jurídicas, conocida como «Breviario de Alarico» o «Ley romana de los
visigodos» (Lex Romana Visigothorum). Pretendía compilar tanto las leyes como las
obras jurisprudenciales. De las leyes, contenía el Código Teodosiano, con mutilaciones, y
leyes posteriores de Teodosio y de sus sucesores, conocidas como «Novelas Teodosianas y
Posteodosianas» (Novellae Theodosianae et post Theodosianae). De obras jurisprudenciales
presentaba: las Sentencias de Paulo, el Epítome de Gayo ( Epitome Gai), fragmentos de los
códigos Gregoriano y Hermogeniano, y un fragmento de una obra de Papiniano. Todos estos
textos, salvo el epítome de Gayo, venían acompañados de sus respectivas «interpretaciones».
Esta fue la máxima obra jurídica que dio el Occidente en el siglo VI y que se
mantuvo como el monumento de Derecho Romano entre los pueblos germánicos, hasta
el siglo XII, cuando se inicia la recepción del Corpus Iuris Civilis.
En Oriente, que siempre había tenido una cultura superior a Occidente, salvo en la
ciencia jurídica, floreció, en la primera mitad del siglo V, un cultivo académico del
Derecho en las escuelas oficiales de Derecho, primero en Berito (Beirut) y luego en
Constantinopla. En esas escuelas se conservaron y estudiaron los libros de la
jurisprudencia clásica (en sus ediciones del siglo III), lo que dio lugar a la formación de
una tradición bizantina de profesores de derecho, caracterizada por su «clasicismo», es
decir su apego o devoción al derecho clásico romano.
34
La recopilación ordenada por Justiniano.
El Código de Justiniano.
El primer libro que se publicó fue el Código, en una primera edición del año
529. Para hacerlo se aprovecharon los códigos Gregoriano y Hermogeniano (que conservaban
rescriptos de Adriano a Diocleciano), el Código Teodosiano, que compilaba las leyes desde
Constantino hasta Teodosio II, y las colecciones de leyes posteodosianas. Después de la
publicación de esta primera edición, y mientras duraban los trabajos de compilación del
Digesto, Justiniano dio nuevas leyes, algunas sugeridas por el trabajo de los
compiladores, en los años 530 y 531, por lo que se hizo una nueva edición (Codex
repetitae praelectionis) que apareció el año 534 y que es la que se nos conserva. Consta de
12 libros, divididos en títulos, con sus respectivas rúbricas, y éstos divididos en leyes,
colocadas, dentro de cada título, por orden cronológico; cada ley va precedida del
nombre del emperador que la emitió. La forma de citarlo es por el signo CJ (o la
abreviatura CJ.), seguido de los números del libro, título y ley, por ejemplo CJ 2,6,3; se
suele añadir, entre corchetes, el año en que fue publicada la ley: CJ 2,6,3 [240]; para mayor
precisión conviene anteponer el nombre del emperador que la emitió: Gordiano CJ 2,6,3
[240].
El Digesto.
El Digesto (Digesta) o «Pandectas» (por su nombre griego pandectai) es la parte
más importante de la compilación de Justiniano. Se publicó el año 533.
Recoge una buena parte de las obras de los juristas de la etapa clásica central
pero sobre todo de las de los juristas de la etapa clásica tardía. Está dividido en 50 libros,
y éstos en títulos, con sus propias rúbricas. Los títulos se componen de párrafos, que
corresponden a fragmentos de libros jurídicos; cuando los párrafos son largos se
subdividen en parágrafos. Al principio de cada párrafo se indica el nombre del jurista y
del libro de donde proviene el fragmento. Se cita por el signo D (o la abreviatura D.),
seguida del número del libro, título, párrafo y, cuando existe, parágrafo. Por ejemplo D
4,10,1,1. Para mayor precisión conviene anteponer el nombre del jurista y del libro de donde
procede el fragmento, por ejemplo Papiniano, libro 1 de las respuestas, D 4,10,1,1.
35
Las Instituciones de Justiniano.
Las Instituciones se publicaron el mismo año que el Digesto, el 533. Consta de
cuatro libros y se funda en las Instituciones de Gayo, que a veces transcribe casi
textualmente. Fueron el libro de texto para el primer curso de la carrera de Derecho. Se
dividen en libros, títulos y párrafos, y se citan con el signo I o IJ (o las abreviaturas I. o IJ.)
seguidas de los números de libro, título y párrafo.
Las «Novelas».
En la Edad Media se agregaron a estos libros una colección de 168 leyes
posteriores, 161 de Justianino, 4 de Justino y 3 de Tiberio II, llamada «Novelas»
(Novellae). Casi todas estaban escritas en Griego y son de poco interés para el derecho
privado.
36
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL PROCEDIMIENTO CIVIL
ROMANO
INTRODUCCION:
Hoy en día, cuando las personas consideran que sus derechos no son respetados,
recurren al estado en demanda de su reconocimiento y tutela, pero la tendencia originaria o
natural del individuo es a la autotutela. Al respecto, Topasio destaca que si bien desde
temprana época el ciudadano romano tenía la facultad de reclamar ante el magistrado
correspondiente, es del caso entender que en una sociedad primaria, la tendencia
original no es precisamente la de reclamar ante un tribunal, sino la de autodefenderse.
En este contexto, cita a Scialoja, quien sugiere que ha debido fatigarse mucho la humanidad -en sus primeras épocas de
desarrollo cultural- para llegar a la intervención del ente público en los conflictos privados de intereses y resolver las
controversias mediante sentencias.
Eso fue lo que ocurrió en Roma. En un primer momento era la gens (conjunto
de familias) la que organizaba la venganza, que tenía por objetivo el resarcir los daños,
pero poco a poco la antigua tradición jurídica comenzó a crear las primeras formas de
reclamación ante un magistrado, procedimiento llamado “de las acciones de la ley”, ya
recogido en la Ley de las XII Tablas (Primera (reglas generales sobre citación en juicio del demandado y sobre
el desarrollo del litigio), Segunda (texto resumido de algunas de las acciones de la ley y otras reglas de actuación procesal)
y Tercera (reglas relativas a la aprehensión y tratamiento del deudor), pero con grandes resabios, en algunas
de la acciones reconocidas, de la autotutela o violencia privada para satisfacer a la
conciencia social de la época, acostumbrada a resolver directamente sus controversias,
en base a desafíos, apuestas y duelos.
37
B)La intervención, a requerimiento de las partes, del estado 1) para controlar o
disciplinar el accionar de la defensa privada, accionar que se irá estilizando o haciéndose
simbólico, y 2)para llevar, con previo encuadre jurídico, o sin él, a la instauración de un
arbitraje a realizarse, sea con procedimientos ordálicos, sea con análisis crítico de las
pruebas aportadas.
A)El sistema de las legis actiones —acciones de la ley— rige hasta el siglo II
a.C., en que comienza a estructurarse el segundo sistema, el formulario. Luego aquél
languidece, hasta ser oficialmente abolido —salvo en algunas restrictas aplicaciones— por la
lex Iulia iudiciorum privatorum del año 17 a.C.
38
EL PROCEDIMIENTO DE LAS LEGIS ACTIONES
En la expresión legis actiones, la palabra actio significa modo de actuar y alude
a los gestos y declaraciones rituales o solemnes, que, so pena de perder la instancia procesal,
debían ser rigurosamente efectuados según prescribía la lex. De allí el nombre de acciones
de la ley. También por considerar los romanos que ese sistema había sido introducido o, al
menos, reglado por la ley por antonomasia, la de las XII tablas.
De las acciones de la ley, tres son declarativas, es decir, tienden a la resolución
de una controversia, y dos son ejecutivas, es decir, tendientes a una ejecución que
sancione una relación jurídica no controvertible pero no cumplimentada, por ejemplo,
una deuda declarada judicialmente pero no pagada todavía. Kunkel enseña que en este sistema
predominan, dado el carácter rural de la primitiva sociedad romana, el derecho de familia, el derecho de herencia y el
derecho de vecindad. Este procedimiento estuvo vigente hasta el siglo II a.C.
39
LEGIS ACTIO PER CONDICTIONEM (ACCION DE LA LEY POR
REQUERIMIENTO)
Nueva acción introducida, a mediados del siglo III a.C, por una lex Silia para el
reclamo de sumas definidas de dinero (certa pecunia) y ampliada por una lex Calpurnia
para el reclamo de cosa determinada (certa res).
Al igual que en la legis actio per iudicis arbitrive postulationem, había una directa
afirmación y correlativa denegación de una obligación y el pedido de un juicio. Pero en
la per condictionem la convocatoria al juicio tenía un plazo fijo de treinta días y no
había, en la instancia in iure, necesidad de dar las razones en las que se basaba la
pretensión.
Distintas leyes ampliaron las hipótesis que daban lugar a una manus iniectio
pro iudicato, es decir, como si el deudor hubiese sido declarado tal en juicio.
La manus iniectio no podía ser rechazada ni discutida por el deudor sino por un vindex o garante, que
arriesgaba pagar el doble de lo debido si perdía la instancia judicial. En todo caso, algunas leyes fueron introduciendo,
para ciertos casos, un nuevo tipo de manus iniectio, llamada pura, por la que era posible al mismo deudor cuestionarla,
siempre con el riesgo de pagar el doble.
40
EL PROCEDIMIENTO FORMULARIO
HISTORIA
Se vincula el origen del procedimiento formulario con la actividad
jurisdiccional del pretor peregrino creado en el 242 a.C. para entender en asuntos con
peregrinos y de éstos. Este pretor no necesitó ajustarse al rígido y formalista sistema de
las legis actiones, al que no tenían acceso los no ciudadanos. Fue, por lo tanto, con toda
libertad, desarrollando un tipo de proceso que, en lo general, seguía el esquema de
arbitraje obligatorio de las legis actiones, con sus dos etapas: la in iure y la apud
iudicem. Con palabras o referencias de las leges, en lugar de las formulaciones solemnes,
el pretor peregrino acostumbró a plasmar por escrito, previa información, consulta,
discusión y asentimiento con las partes y de las partes, la impostación de la controversia en
base a la norma correspondiente, deducida de la institución romana extendida a los
peregrinos o, lo que era más frecuente, del principio de la bona fides. De aquí la
expresión de "actuar per concepta verba", es decir, dar lugar al iudicium con palabras
adaptadas en cada caso a la concreta controversia; ello, en contraposición con las certa verba
(palabras determinadas), siempre las mismas, según la genérica acción que se ponía en juego
con el procedimiento de las legis actiones. Se originó así la fórmula, alma del nuevo
procedimiento que de ella tomaría su nombre. Al respecto se destaca que este
procedimiento recibe su nombre en virtud precisamente del empleo de esta fórmula
escrita, redactada por el magistrado que contiene las pretensiones de las partes y que
sirve de base para que el juez resuelva
41
En efecto, con la denegatio actionis y la inserción de exceptiones paralizará
pretensiones basadas en principios ya obsoletos o chocantes del viejo ius; por su parte,
con las acciones ficticias o las útiles o las con transposición de sujeto podrá extender a
situaciones antes no previstas la aplicación de normas ya existentes; por último, con las
formulae in factum conceptae, podrá dar lugar,a la tutela de situaciones o relaciones
hasta entonces no consideradas en el ordenamiento jurídico existente.
La decadencia de las legis actiones (dejadas de lado por su formalismo y poca
flexibilidad de adaptación a las características propias de cada controversia) se
patentizará con la lex Iulia iudiciorum privatorum de Augusto, que las suprime casi
totalmente y las sustituye con el sistema de las fórmulas, al que "legaliza" en el sentido
de que, de ahí en adelante, todo juicio, sea basado en instituciones del antiguo ius civile, sea
en la bona fides, sea en una situación fáctica digna de tutela por razones de equidad, será
considerado iudicium legitimum, siempre que se den estas tres condiciones de forma
procesal: que las partes sean ciudadanos romanos, que se celebre en Roma y que el
arbitraje se someta a un único juez.
LA FORMULA
Con este nombre se denominó el programa o planteo de juicio, con la correlativa
enunciación del deber del juez, ya sea en su aspecto abstracto, como esquema propuesto
en el edicto, ya sea en un aspecto concreto, como formulación ya aprobada por el pretor
en un determinado proceso.
El profesor Adame precisa que la fórmula es simplemente una frase escrita
en la cual se dan las instrucciones al juez que va a juzgar el caso. Todas las fórmulas
tienen una misma estructura: plantean una hipótesis y la consecuencia que se sigue si
queda demostrada o si no lo queda. Por ejemplo, “si resulta que el actor es propietario, tu
juez condena al demandado a pagar lo que la cosa vale, si no resulta, absuelve”; o “si resulta
que compró una mercancía, tú, juez, condena a que pague una cantidad de dinero equivalente
al interés del actor en que hubiera pagado oportunamente el precio, si no resulta, absuelve; o
“si resulta que debe mil sestercios, tú, juez, condena a que los pague, si no resulta, absuelve”.
FORMULA TIPICA:
Sea Ticio Juez. Si resulta que Numerio Negidio debe dar 10.000 sestercios a
Aulo Agerio, condena, juez, a Numerio Negidio a favor de Aulo Agerio por 10.000
sestercios, Si no resulta absuelve.
42
PARTES DE LA FORMULA:
La estructura de la fórmula puede comprender las siguientes partes o cláusulas,
que cuando aparecen, lo hacen en el orden en que a continuación se las consigna.
43
El profesor Adame destaca como excepción más común la de pacto (exceptio pacti)
en la que se hace referencia a un convenio lícito que hubieran hecho las partes acerca del
asunto debatido, como el pacto de fijar un plazo para el pago, o el pacto de no demandar, o el
pacto de entregar en determinado lugar, etcétera. Es también muy usada la excepción de dolo
(exceptio doli), en la cual se hace referencia a un comportamiento doloso del actor antes de
demandar o incluso en el mismo acto de demandar.
PARTES ORDINARIAS:
Las partes ordinarias de la fórmula eran esenciales, es decir aquellas que
siempre debían integrarla. Así, lo eran la demonstratio, la intentio y la condemnatio,
salvo los casos en que era reemplazada por la adiudicatio.
PARTES EXTRAORDINARIAS:
Eran la exceptio y la praescriptio. Ambos se incluían en la fórmula sólo en
determinados casos
CLASES DE FORMULAS
Según la inexistencia, o el mayor o menor grado de apoyo en el ius que tenga
cualquier tipo de fórmula instrumentado por el magistrado, se puede hacer la siguiente
distinción.
A) Fórmulas con intentio in ius concepta (intentio basada en derecho).
B)Fórmulas in factum conceptae (basadas en situaciones de hecho).
44
A) FÓRMULAS CON INTENTIO IN IUS CONCEPTA (INTENTIO BASADA
EN DERECHO).
A.1) FÓRMULAS EN LAS QUE SE HAN VERTIDO LAS PREEXISTENTES
ACCIONES DEL IUS CIVILE. En ellas el magistrado ha tendido a la simplificación y a
una mejor adaptación a los distintos aspectos de hecho o de valoración: con exceptiones y
praescnptiones corrigió el rigor y formalismo del antiguo ius y dio relevancia jurídica a
situaciones y modalidades antes no contempladas en el ordenamiento normativo.
45
El profesor Adame precisa que las acciones útiles o con ficción son aquellas cuya
fórmula ordena al juez que haga una ficción, es decir que dé por existente un hecho
inexistente, o que dé por inexistente un hecho existente. La finalidad de la ficción es
obtener un resultado justo, que no podría obtenerse con el régimen del Derecho Civil. Por
ejemplo, si alguien cometía un daño en una cosa ajena, el propietario por derecho civil podía ejercitar la acción de la Ley
Aquilia para exigir el pago de una cantidad que incluía la reparación del daño y una pena por haberlo cometido; el pretor
considera que debe darse la acción también a los usufructuarios, es decir personas que tenían un derecho vitalicio de usar
y disfrutar una cosa sin ser propietarios, y para este fin, cuando un usufructuarioquiere reclamar con dicha acción, el
pretor, en la fórmula de la acción correspondiente, ordena al juez que finja que el usufructuario es propietario, de modo
que el juez condenará al demandado si el actor logra probar que hubo daño y que él es usufructuario. En otra acción útil
(la acción Publiciana) se finge que el poseedor de buena fe poseyó el tiempo necesario para adquirir la propiedad, con lo
cual él, como si fuera propietario civil, puede recuperar la cosa de cualquier otro poseedor que la tenga.
Por su parte, en las acciones con transposición de personas, que son aquellas en
cuya fórmula aparece el nombre de una persona, actor o demandado, en la intentio, y el
nombre de otra en la condemnatio, el pretor permite que una persona que actúa a nombre
de otra, como actor o demandado, reciba los efectos favorables o desfavorables de la
sentencia. Por ejemplo, cuando un hijo de familia, con autorización de su padre, recibe una cantidad de dinero
prestada, quien prestó puede reclamar el pago al padre con una acción en cuya fórmula se dice que si el hijo recibió en
préstamo esa cantidad, el juez condene al padre a que la pague; la transposición de personas sirve para que el padre
responda aunque el demandado sea el hijo.
Por último, las acciones por el hecho o in factum son aquellas que da el pretor
en atención a un hecho que considera necesario reprimir. El fundamento de estas
acciones no es un derecho que alega el actor, sino la existencia de un hecho que le ha
perjudicado; por eso se distinguen las acciones in factum de todas las demás acciones, civiles
o pretorias, que por fundarse en un derecho se llaman acciones in ius. Al no fundarse en un
derecho, estas acciones no tienen propiamente una intentio, sino una cláusula donde se
indica la existencia del hecho (nominatio facti) que se pretende reprimir. Hay muchas de estas
acciones, como la que se dio en contra de quien no devuelve una cosa que se le prestó para usarla temporalmente (a.
commodati), o contra el acreedor que no devuelve la prenda una vez que le fue pagada la deuda (a. pigneraticia in
personam), o contra quien injuria a una persona libre (a. iniuriarum).
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Las actiones in personam, llamadas también condictiones, protegían un
derecho subjetivo obligacional. Ya en la intentio figuraba el actor pretendiendo del
demandado una determinada conducta, esto como resultado del vínculo de derecho
existente entre ellos. Se podría decir que ellas serían las inherentes a los derechos personales
y que se dan en contra de un adversario jurídicamente determinado, el obligado o deudor.
Las mixtas son aquellas con las que se pretenden atribuciones de derechos
reales y de derechos obligacionales. Son las acciones divisorias familiae erciscundae
(división del patrimonio familiar), comtnuni dioidundo (división de un condominio) y finium
regundorum (demarcación de límites): el juez con la adjudicatio puede constituir no sólo
derechos reales sino también obligaciones entre las partes. Perseguían tanto la atribución
exclusiva de ciertos bienes pero buscaban imponer el reparto proporcional de gastos,
utilidades y frutos.
Las mixtae tienen uno y otro objetivo: por ejemplo las acciones derivadas de la
ley Aquilia.
5)ACTIONES ARBITRARIAE
Son aquellas cuya fórmula contiene la cláusula "nisi arbitratu iudicis
restituatur" (a no ser que, por lo dispuesto por el juez, sea restituido), que supedita la
condena pecuniaria a la no restitución o no exhibición de la cosa.
El demandado perdedor puede en ese caso retener válidamente la cosa y pagar la
litis aestimalio fijada por el juez, a menudo de acuerdo a juramento estimatorio del actor, y
siempre mayor que el valor de la cosa.
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6)ACTIONES PERPETUAE - ACTIONES TEMPORALES
Al principio no había límite temporal para el ejercicio de las acciones. Pero luego
algunas acciones fueron consideradas extinguibles si no se deducían en un determinado plazo
a partir del momento en que había nacido la posibilidad de ejercitarlas: el plazo de un año, por
ejemplo, para la mayoría de las acciones honorarias. Hubo así una distinción entre acciones
perpetuas y temporales.
Pero a fines del Principado se admitió que el demandado por una actio in rem
pudiera oponer la exceptio o la praescriptio longi temporis haciendo mérito de haber poseído
la res por un período de diez años, si el poseedor demandado y el actor, pretendido titular,
vivían en el territorio de la misma civitas, o de veinte si no era así.
En el 424 a.C. Teodosio II extendió ese criterio a todas las acciones consideradas
hasta ese momento perpetuas: todas quedaban extinguidas al no ser deducidas dentro de un
plazo de treinta años, aunque la Iglesia tuvo el privilegio de que en relación a los bienes de
que era titular las acciones tuvieran una prescripción de cuarenta años.
No obstante, se siguió llamando perpetuas a las prescriptibles a los treinta o cuarenta
años, y temporales a las de prescripción más breve.
MEDIOS EXTRAPROCESALES
A) STIPULATIONES PRAETORIANAE
Obligando a una parte a que, por medio de una stipulatio asegure a la otra un
derecho o una compensación. El pretor exige a las partes que las hagan, coaccionándolas
indirectamente con la negación de la acción o de la excepción y, a veces, con el embargo de
todos sus bienes.
B) IN INTEGRUM RESTITUTIO
Un total restablecimiento de la situación anterior. Por ella el pretor anula las
consecuencias que han resultado inequitativas de un acto válido según el ius civile pero que él
considera injusto y lo tiene como no realizado. Este decreto del pretor permite al interesado
pueda recuperar lo que perdió por el acto impugnado, pudiendo ejercer una acción
rescisoria, que es una acción en cuya fórmula se finge que no tuvo lugar el acto
impugnado; o puede defenderse mediante una excepción.
Adame destaca como causas por las cuales se concede la restitución, entre otras, las
siguientes: 1)la intimidación (metus); 2)el engaño (dolus); 3)el error; 4)un negocio con un
menor de veinticinco años.
C) MISSIONES IN POSSESSIONEM
Se puede describir como una especie de embargo y que consiete en la
autorización del pretor para que alguien entre en posesión de un bien, o del total, o
cuota parte patrimonial de otra persona. Esa posesión varía en sus efectos, desde
participar, concurrentemente con el original poseedor, en el manejo de la cosa, hasta
permitirle al nuevo poseedor una eficientísima y protegida posesión capaz de llevarlo a una
usucapio.
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D) INTERDICTA
Ordenes condicionales que da el pretor, a pedido de parte interesada, a persona
determinada para que restituya o exhiba algo o se abstenga de un proceder. Su objeto es
solucionar rápidamente un conflicto, favoreciendo las situaciones aparentemente
jurídicas, mantener así la paz y seguridad en las relaciones privadas, y evitar que se perturbe
la paz pública.
Todo interdicto contiene una orden, pero ésta puede ser una prohibición
(interdicto prohibitorio), una orden de restituir (interdictop restitutorio) o de exhibir
alguna cosa (interdicto exhibitorio). Si la orden interdictal no se cumple, el interesado
puede iniciar una acción, llamada «acción por el interdicto» (actio ex interdicto) en
contra del supuesto obligado. Es una acción in factum, pues tiene como fundamento el
hecho de la inobservancia del interdicto y su finalidad es que se condene al demandado a
que pague una cantidad equivalente al interés del actor en que la orden se hubiera
cumplido.
EL EDICTO
Las soluciones que se iban plasmando en las concretas fórmulas con que se otorgaba
el iudicium se consignaban en el edicto que cada magistrado publicaba al asumir su cargo
anual.
Cada nuevo pretor, haciendo suya la experiencia de sus predecesores, trasladará a su
propio edicto el contenido de los anteriores (edictum translatitium) e incorporará de su cuenta,
elementos nuevos.
El edicto es un programa de cómo desarrollará su jurisdicción el pretor; es el
compromiso, controlado siempre por una vigilante opinión pública y, desde el 67 a.C,
sancionado por la lex Cornelia, de, según las hipótesis contempladas, dar acciones,
permitir inserción de excepciones, disponer de sus recursos extraprocesales, etcétera. El
edicto es, en lo fundamental, un catálogo de fórmulas en el que se puede seleccionar la
que corresponderá —si el pretor estuviera de acuerdo— como base del iudicium que se le
habrá solicitado para dirimir una controversia.
Por todo ello va a resultar fundada aquella afirmación de que el Derecho
Romano, por lo menos en su mejor momento, aparece más como un sistema de acciones
que como un elenco de derechos subjetivos explícitamente originados en el derecho
objetivo.
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ASPECTOS RELEVANTES DEL PROCEDIMIENTO FORMULARIO
Este procedimiento, continuando lo ya puesto en práctica en las legis actiones,
divide el juicio en dos etapas. La primera ante el magistrado (in iure) y la segunda ante
el iudex (apud iudicem; in iudicio)
ETAPA IN IURE
CITACIÓN
La citación a comparecer en justicia, con previa exposición verbal del reclamo,
podía ser, igual que antes, con una in ius vocatio de efecto inmediato, pero se hizo más
frecuente el vadimonium, compromiso, a través de una stipulatio, de comparecer en
determinada fecha ante el tribunal. Si bien es el actor quien debe conminar al demandado
a comparecer, usando la in ius vocatio, a diferencia del derecho antiguo, no se utiliza la
fuerza ante la resistencia del accionado.
Corresponde al actor notificar al adversario sobre la acción que intentará, así
como la documentación que aducirá contra él, entregándole un libelo donde se aclare en
que consistirá el juicio, o permitiéndole sacar una copia
LAS PARTES
En el procedimiento formulario —y luego en el extraordinario— se admitió un
tipo de representación distinta de la actual, pues quien sustituía a cualquiera de las
partes experimentaba en su persona los efectos del proceso: resultaba acreedor o deudor
en la condemnatio y era consecuentemente sujeto activo o pasivo de la ejecución a través
de la actio iudicati. Esto se traducía principalmente en el hecho de figurar en la intentio el nombre de la parte y en
la condemnatio el del representante. No obstante ello, por razones prácticas, el pretor concedió la actio iudicati tanto para,
como contra, la persona misma del acreedor o deudor, respectivamente.
Presentadas las partes ante el magistrado, el demandante planteaba su pedido
de acción sobre la base de una fórmula que proponía.
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EFECTOS DE LA LITIS CONTESTATIO:
Las partes se presentaban ante el juez tres días después de la litis contestatio con una
puntualidad y responsabilidad especial debido a que si no comparecían se seguía el juicio en
rebeldía. El juez se debía ajustar en su actuación a las pretensiones expuestas en la
fórmula.
Los medios de prueba de que se podían valer las partes eran de varios tipos: la
testimonial a cargo de testigos (testes) que como mínimo debían ser dos, la documental
constituida por documentos públicos o privados, la pericial aportada por peritos o
especialistas en determinados asuntos, los juramentos que eran deferidos por el juez a una
de las partes para que jurase acerca de la legitimidad de sus pretensiones, la prueba
confesional, la de la fama pública, que eximía de ofrecer pruebas testimoniales, la
inspección judicial que consistía en el traslado del juez al lugar de los hechos, acompañado
de peritos y las presunciones que consistían en aceptar la veracidad de un hecho a
consecuencia de indicios demostrativos de esa veracidad o de una disposición de la ley.
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LA SENTENCIA Y LOS RECURSOS:
Después de efectuadas las pruebas y los alegatos finales de las partes, el juez dictaba
la sentencia (opinión privada del juez), la que debía concordar con la fórmula y por la que se
ponía fin a la instancia apud iudicium.
Los efectos de la sentencia podían ser:
a)Absolver, cuando el actor no comprobaba sus pretensiones.
b)Condenar, si la pretensión del actor se probaba debidamente.
APELACION:
Antes del Imperio, la sentencia era considerada definitiva, no admitiendo
recurso alguno, sin embargo, con posterioridad se terminó aceptando la posibilidad de
la apelación (apellatio), en el evento de que una de las partes se considerara lesionada
por la sentencia dictada en su contra.
LA EJECUCIÓN
Para conseguirla, el demandante victorioso deberá, sin embargo, introducir una
nueva acción: la actio iudicati (acción de lo ya juzgado). Si en la etapa actio iudicati el
demandado admite su responsabilidad, queda abierta la ejecución. Pero si quiere controvertir,
no por cierto el mérito de la causa sentenciada, sino alguna invalidez de forma, o sostener que
ya ha pagado, habrá, entonces una nueva litis contestatio y etapa apud iudicem: la condena, en
este caso, será ejecutiva por el doble de lo estatuido en el primer juicio.
La ejecución sobre la persona del deudor (manus iniectio) subsistirá, pero se la
irá sustituyendo con un procedimiento de ejecución sobre la totalidad del patrimonio
(bonorum venditio) que recuerda en algo los actuales procedimientos de la quiebra. En
efecto, normalmente en el proceso ejecutivo se llama a todos los acreedores para que
concurran y presenten sus créditos, de modo que con la venta de todo el patrimonio del
deudor se pague la condena y todas las deudas que hubiera en ese momento.
Cesión de bienes (cessio bonorum): Normalmente el deudor que no tiene dinero para
pagar la condena reconocía la deuda y ofrecía en pago sus bienes (cesión de bienes),
ofrecimiento que los acreedores no podían rechazar este ofrecimiento.
Dándose este supuesto, el pretor, mediante un decreto de misio in possessionem,
pone a los acreedores en posesión de los bienes del deudor, pudiendo éstos pedirle que
nombre un administrador de los bienes (curator bonorum), y posteriormente ellos elegirán un
encargado de venderlos (magister bonorum). La venta se hace en bloque, de todos los bienes,
y por subasta. La compra se adjudica al mejor postor, quien paga el precio al magister, y éste
lo reparte proporcionalmente entre los acreedores, quedando liberado el deudor.
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EJECUCIÓN FORZOSA.
En el caso de que el deudor no ceda sus bienes, su situación se agrava, pues la
ejecución se vuelve forzosa. El pretor ordena la missio in possessionem a favor de los
acreedores, mediante un decreto (proscriptio) que tiene efecto infamante, esto es que tiene el
efecto adicional de inhabilitar al deudor para ciertos actos jurídicos y públicos. Después, en
un plazo breve, procede a la venta de todo el patrimonio. Si con el precio obtenido por la
venta no se logran pagar íntegramente todos los créditos, los acreedores conservan sus
acciones en contra del deudor para poder exigirle posteriormente que pague las
cantidades no cubiertas.
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La actuación extra ordinem del magistrado se conocía en el ámbito administrativo ya desde los tiempos
republicanos. Los romanos no podían concebir que el populus romanus pudiera entrar en una relación jurídica en plano de
igualdad con los particulares. En una reclamación contra el estado, el particular no podía pretender un juicio ordinario.
Debía dirigir su reclamación al magistrado correspondiente, a menudo el mismo que había cumplido el acto cuestionado,
para que éste, atendidas las razones decidiera, sin más, la cuestión. Además, ese modo de actuar era el normalmente
aplicado en las provincias que formaban el Imperio. Allí los magistrados romanos tenían plena iurisdictio, que comprendía
el entender totalmente en las controversias y emitir sentencia.
Esta modalidad de intervención en la que el magistrado conocía y resolvía en unidad de actuación se extendió
durante el Principado.
El proceso formulario, ya en decadencia a fines del Principado, terminó completamente cuando los
emperadores Constantino y Constante en el 342 a.C. prohibieron el uso de fórmulas al considerarlas peligrosos y
rebuscados juegos de palabras.
CARACTERES RELEVANTES.
1)Ya no hay acciones típicas para cada relación jurídica, sino que se considera
la acción como un modo general de pedir justicia
2)Desaparece la bipartición del proceso, de modo que es un mismo funcionario
judicial el que conoce la causa desde el principio hasta el final.
3)La solución de los conflictos o jurisdicción se considera como una parte de la
administración pública, por lo que todo el proceso adquiere carácter público.En
consecuencia desaparece el convenio que hacían las partes para definir la fórmula y
elegir el juez.
CITACIÓN
La citación a juicio dejó de ser una actividad que correspondía al demandante
para ser una orden de comparición decretada por el oficial público con la alternativa de,
en caso de no presentación del demandado, declararlo contumaz y seguir el juicio en
rebeldía. Desdo el 322 a.C. ya era obligatoria la litis denuntiato: en un libellus demintiationis, el actor presentaba su
pretensión y solicitaba al tribunal competente se diera curso a la instancia. Si el juez, tras un breve examen, encontraba
seria la denuntiato, la comunicaba por un agente del tribunal al demandado, quien, en un plazo máximo de cuatro meses,
debía depositar en el tribunal su libellus contradictorius. Si no lo hacía, el proceso continuaba en contumacia.
ACTUACIÓN JUDICIAL
Comparecidas las partes o sus representantes en el día fijado, se planteaban en
la audiencia las distintas posturas que llevaban a la formulación o definición de la
controversia. En audiencias sucesivas se producía la prueba con juramentos, testimonios,
documentos, etcétera.
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PRUEBA:
Se impone el deber al juez de sujetarse a criterios determinados para la
valorización de las pruebas (principio de «prueba tazada»): así se patentiza con las
presunciones, que le significan la obligación de deducir de un hecho cierto la existencia
de otro incierto o no probado, al que se le atribuyen consecuencia jurídicas.
Las presunciones son: iuris et de iure (de y por derecho), en las cuales no se
admite la prueba contraria a la existencia del hecho presumido o deducido; o iuris
tantum (sólo de derecho), en las cuales se admite dicha prueba.
SENTENCIA
La sentencia, si no era absolutoria, consistía, de ser posible, en la condena de la
precisa prestación debida más las expensas procesales. Aquel efecto de la litis contestatio
de extinguir los derechos obligacionales deducidos en juicio lo tiene ahora sólo la sentencia:
mientras ella no sea pronunciada se puede iniciar otro juicio basado en la misma pretensión.
APELACIÓN
La actividad jurisdiccional del emperador, sumada a su enorme auctoritas, no podía
menos que hacer que los particulares derrotados en un juicio se sintieran tentados a someterlo
a su alta revisión. Nació así la institución de la apelación, que se extendió también a otras
instancias de la jerarquía burocrática. De esta forma, contra toda sentencia que no fuera en
contumacia se podía apelar a una nueva autoridad superior, que volvía a examinar la
causa.
EJECUCIÓN
En la cognitio extraordinaria, el magistrado o funcionario puede hacer ejecutar su
decisión por directa coacción de la fuerza pública. Es posible para ciertos casos la prisión por
deudas, pero la regla general era la bonorum venditio en la que personal del tribunal
puede ser autorizado a tomar una parte suficiente del patrimonio del deudor y luego de
dos meses venderlo para satisfacer al acreedor.
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
Consiste en que una persona de confianza elegida por las partes resuelva
definitivamente.
El compromiso arbitral: El procedimiento arbitral exige de las partes un
compromiso de que aceptarían la solución de la controversia que dictara el árbitro que
ellas elegían, el cual juzgaría sin atenerse a las formas del procedimiento oficial y sin
sujetarse a la alternativa de condenar o absolver.
Este compromiso consistía en dos promesas recíprocas en que cada parte se
obligaba, mediante una promesa formal, a pagarle a la otra una determinada cantidad
de dinero, en caso de no obedecer la sentencia (laudo) pronunciado por el árbitro. De este
modo, si el que resulta obligado por el laudo a pagar o dar algo, no lo hace, la otra parte le puede exigir, por medio de una
acción ordinaria, que pague la cantidad que prometió pagar en caso de no obedecer el laudo; y si es el actor quien no está
satisfecho con el laudo, e intenta una acción ordinaria para exigirle a la otra parte el cumplimiento de la obligación de la
cual la absolvió el laudo, quien fue absuelto por el laudo puede exigirle, por la vía judicial ordinaria, que pague la cantidad
que prometió en caso de no obedecer el laudo.
La aceptación del árbitro.
La persona elegida por las partes para solucionar la controversia es libre de aceptar o
rechazar el encargo. Si asume voluntariamente la responsabilidad de juzgar como árbitro
(receptum arbitrii), entonces se le puede exigir, mediante una acción in factum, que juzgue.
55
SEGUNDA UNIDAD:
PERSONAS, FAMILIA Y SUCESION
INTRODUCCION:
En las Instituciones de Justiniano se nos da a entender que el derecho por entero se
refiere bien a personas o cosas, bien a acciones. Las personas son entes, humanos o
artificiales, capaces de derechos y obligaciones. Por su parte, las cosas son los derechos y
obligaciones en sí mismos. Finalmente, las acciones son los recursos a través de los cuales
los derechos y obligaciones se hacen cumplir.
Todo derecho, entendido como derecho subjetivo o facultad, supone
necesariamente un titular, utilizándose para designar a éste, entre otras, las expresiones,
sujeto de derecho o persona. En este sentido, se señala que el derecho moderno dispone de
dos conceptos que en realidad vienen en coincidir en cuanto no se concibe el uno sin el
otro: “sujeto de derecho” y “capacidad de goce”. Por tales entendemos al ente hábil y a
la habilidad, respectivamente, para contraer activa y pasivamente relaciones jurídicas.
(Capacidad de goce: aptitud legal para ser titular de derechos).
Por otro lado, existe también el concepto de capacidad de ejercicio, esto es la
aptitud legal de la cual puede disponer un sujeto de derecho para poder ejercer los
derechos de los cuales es titular, sin el ministerio o autorización de otra persona. El
sujeto de derecho o ente con capacidad de goce puede disponer o no de capacidad de
ejercicio, pero no se concibe ésta sin tener la de “goce”.
Por último, hoy en día los conceptos de sujeto de derecho, persona y ente con
capacidad de goce, son conceptos sinónimos, en cuanto toda persona por ser tal es sujeto
de derecho y por tanto tiene capacidad de goce, sin perjuicio de que no todas las
personas o sujetos de derechos son individuos de la especie humana, pues existen las
llamadas personas jurídicas o morales, sobre los cuales nos referiremos más adelante.
56
En este orden de ideas, todo hombre y nadie más que él, debiera ser persona;
pero esta identidad de concepto no fue reconocida por las leyes romanas, las cuales,
restringiendo o ampliando la idea primitiva, negaron por una parte la calidad de sujeto
o de persona a ciertos individuos humanos, y se la concedieron, por otra, a seres no
humanos, según se explicará más adelante. Así, Guillermo Margadant señala que el
protagonista del drama jurídico no es el ser humano, sino la persona,,concepto que por una
parte es más estrecho, dado que, como se dijo, el derecho romano niega la personalidad a los
esclavos, pero por otra parte más amplio pues reconoce la existencia de personas que no son
seres humanos.
Para los efectos del curso de Derecho Romano, vamos a utilizar la expresión
persona como sinónimo de sujeto de derechos, pero teniendo presente que en el derecho
romano ni todos los hombres son personas, pues existe la esclavitud (Los esclavos son
considerados cosa, esto es, son objetos de derecho. Los Derechos de la Antigüedad no reconocen personalidad jurídica al
ser humano en cuanto tal), ni todas las personas son individuos de la especie humana, puesto
que al lado de las personas físicas existen las personas jurídicas.
Por otra parte, el derecho romano clásico, para los efectos de la personalidad y de la
correspondiente capacidad se toma en cuenta la ciudadanía del sujeto y, particularmente, en lo
referente a la capacidad en el ámbito del derecho privado, se consideraba a la persona no
individualmente sino dentro de su familia y el status o situación jurídica personal que ocupaba
en ella.
En el derecho actual no se presenta el mismo panorama dado que no existen
esclavos, y a todos los individuos de la especie humana, por el solo hecho de ser tales, se
les reconoce la condición de personas y por tanto la de sujetos de derechos o dicho de
otra forma de entes con capacidad de goce. Sin perjuicio de ello la expresión sujeto de
derecho o el concepto jurídico de persona , como sinónimo de sujeto, no son sinónimas
de la palabra ser humano.
PRECISIONES:
La dogmática moderna designa con la expresión “capacidad de goce” la
idoneidad para ser titular de derechos y obligaciones; con el término “persona” se alude
a quien tiene esa capacidad, que corresponde a las personas físicas y es atribuida
también por el derecho a entes abstractos denominados “personas jurídicas”, pero en
Roma, tratándose, por ejemplo de las llamadas personas naturales o físicas, el orden
jurídico establece ciertas condiciones para el reconocimiento de la capacidad de
derecho privado.
En este sentido, los esclavos, sin perjuicio de ser seres humanos no tienen capacidad de goce, no son sujetos
de derechos, son objeto de derechos. Por su parte, en el antiguo derecho, tampoco tienen capacidad de goce los
extranjeros, salvo concesiones especiales, sin perjuicio de que su condición es distinta a la de los esclavos por cuanto
tienen reconocida una suerte de subjetividad jurídica por derecho de gentes; ya en la época clásica se supera esta
distinción en gran medida por virtud del derecho honorario. Finalmente, tampoco tienen capacidad de goce,
patrimonialmente hablando, las personas sometidas a un pater familias, mientras subsista tal potestad, sin perjuicio del
reconocimiento y el desarrollo de los peculios del hijo de familia.
De lo expuesto se desprende que tratándose de las personas naturales, la calidad
de sujeto de derecho en Roma está limitada a ciertas personas, las cuales
necesariamente deben gozar de libertad jurídica, tener ciudadanía y no estar sometido a
la potestad de un pater familias.
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En conformidad al ordenamiento jurídico romano existen distintas categorías
de persona en sentido jurídico y modos en que un hombre podía entrar o salir de cada
categoría; se trata de las diferentes categorías de status, sobre las cuales nos referiremos
más adelante (Los juristas consideran que si bien todo el derecho ha sido constituido por causa de los hombres
(Hermogeniano), no todos los hombres son igualmente capaces para actuar en derecho; así, en principio, era plenamente
capaz el hombre libre, ciudadano romano, y paterfamilias, sin perjuicio de que ello se va atenuando en la medida que se
reconoce cierta capacidad a los esclavos para ciertos actos, a los extranjeros y a los alieni iuris).
Por su parte, en lo referente a las personas jurídicas, por ahora sólo diremos que
en el derecho romano también habría reconocido la calidad de personas a entes distintos del
ser humano, entidades que no fueron agrupadas bajo una denominación que las comprendiera
a todas y tampoco elaboraron un concepto de ellas.
La doctrina o teoría general de las personas jurídicas no es de origen romano,
se trata de algo que se puede atribuir a la ciencia jurídica moderna, pero los juristas
romanos básicamente sólo reconocen su existencia sin formular mayores precisiones,
conformándose con aplicar a éstas, los principios que rigen a las personas físicas.
58
El determinar si la criatura nació viva o no tiene importancia para efectos
sucesorios. La prueba de que la criatura nació viva incumbe al que trata de fundar sobre ella
derechos.
Cabe destacar, que nuestro Código Civil exige que la criatura sobreviva a la
separación un momento siquiera.
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PRESUNCION DE LA EPOCA DE LA CONCEPCION:
En relación a la posibilidad de encontrarnos ante un nasciturus, habría que destacar
que de acuerdo con Hipócrates, la gestación dura no menos de seis meses completos, y según
una disposición de la ley de las XII Tablas, no más de 10 meses completos, por lo cual
partiendo desde el día del nacimiento se puede determinar la época dentro de la cual se pudo
producir la concepción, formulándose al respecto una presunción de derecho según la cual
de la época del nacimiento se colige la de la concepción, presumiéndose de derecho que
la concepción ha precedido al nacimiento en no menos de 180 días cabales, y no más de
300, contados hacia atrás, desde la medianoche en que principie el día del nacimiento.
Respecto de esta presunción habría que destacar que es de derecho, vale decir, no
admite prueba en contrario, que lo que presume es la época de la concepción y que tiene
importancia para determinar si una criatura pudo tener por padre a un determinado sujeto o
bien si es su padre legítimo, lo cual tiene importancia para distintos efectos, entre otros,
determinar si está o no sometido a su patria potestad y si tiene o no derechos en su sucesión.
60
A)STATUS LIBERTATIS:
La máxima división de los hombres es aquella que establece que los hombres son
libres o son esclavos y a su vez, los libres son ingenuos o son libertos. (Gayo,
Instituciones)
61
El que se sostenga que los esclavos tendrían una capacidad de obrar, implica
que el ordenamiento le reconoce cierta idoneidad para intervenir en el tráfico negocial.
Lo anterior lleva a Alejandro Guzmán a señalar que los esclavos tienen lo que hoy
llamamos capacidad de ejercicio, ya que pueden actuar en la vida jurídica personal y
directamente celebrando actos válidos; sólo que cuando adquieren lo hacen para su amo,
en virtud precisamente de su incapacidad de goce, lo cual constituye una diferencia,
según este autor, entre el derecho romano y el derecho moderno, pues el primero
reconoce la existencia de entes sin capacidad de goce pero con capacidad de ejercicio,
como son los esclavos, lo que es inconcebible en el segundo, vale decir, se da la paradoja
de que el esclavo, no teniendo capacidad de goce, tiene, en cambio, capacidad de
ejercicio o de obrar.
En relación a lo anterior, algunos autores señalan que el importante papel que
desempeñaron los esclavos en la actividad comercial explica, entre otras cosas, el tardío
y tímido desarrollo de la representación jurídica y el escaso desarrollo de las sociedades
mercantiles.
c)Penalmente es capaz, por lo cual en caso de cometer un delito puede ser
condenado y normalmente la pena era dejada a la discrecionalidad del juez y su rigor era
mayor que respecto de los hombres libres. (Ej: cuando un esclavo daba muerte a un amo, no sólo podía ser
condenado a muerte aquel que lo mató sino además aquellos que no lo defendieron (senado consulto Silaniano 10 d.C).
En cuanto a las consecuencias patrimoniales del delito estas recaen directamente sobre el
dueño que está obligado a reparar el daño o bien liberarse de responsabilidad entregando al
esclavo (abandono noxal).
d)En el ámbito familiar, no puede contraer justa nuptia, pero si puede unirse en
contubernio, con el consentimiento de su amo; además, se reconoció la existencia de un
parentesco de sangre entre esclavos (cognatio servilis) que servía de base a un impedimento a
la unión entre ciertos esclavos y esclavas ligados por él.
e)En el ámbito judicial, no podía obrar ni para si ni para ningún otro, debía
necesariamente ser representado por un adsertor libertatis, vale decir, carecen de toda
capacidad procesal, por lo cual no pueden intervenir en juicio como demandantes o como
demandados, por sí o por otro, sin perjuicio de que excepcionalmente se aceptó su
intervención en ciertos procesos.
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B)STATUS CIVITATIS (ESTADO DE CIUDADANIA)
El hombre libre, para tener reconocida una determinada posición y cierta capacidad
jurídica respecto del ordenamiento romano, debe ser miembro o de la comunidad política de
Roma o de otra comunidad jurídicamente reconocida por Roma, así, se distinguía entre
ciudadanos romanos (cives (originariamente “quirites”) y no ciudadanos (non cives), y a
la vez los no ciudadanos se dividían en Peregrinos, o extranjeros propiamente tales, y,
por otra parte los latinos.
En este contexto y al igual que en los demás pueblos de la antigüedad, el derecho
romano en principio no tiene un carácter territorial, sino personal, esto es, se aplica
sólo a los ciudadanos romanos y sólo a ellos corresponde la plenitud de los derechos tanto
dentro del ámbito del Derecho Público como del Derecho Privado, vale decir, el punto de
partida de la consideración de este status es el principio de la personalidad del Derecho, que
determina que, en principio, el Derecho romano se reserve a los ciudadanos romanos, por lo
cual, sólo el ciudadano romano goza de plenitud de derechos. Alejandro Guzmán Brito nos dice
que los ciudadanos romanos son miembros plenos del populus romanus y participan íntegramente del derecho
romano público y privado. De ello se colige que la capacidad jurídica plena estaba
condicionada, entre otros factores, a que el individuo fuese ciudadano romano. En la
época monárquica, la ciudadanía es de fundamental importancia y continúa siéndolo para el
derecho público de las épocas siguientes, sin perjuicio de las precisiones que sobre el
particular expresaremos.
En este punto, pareciera interesante recordar que uno de los sentidos de la
expresión ius civile era la de derecho privativo de los ciudadanos romanos (ius
quiritarium), que se aplicaba a los ciudadanos romanos dondequiera que se
encontrasen, lo que significaba que tenía carácter personal y no territorial, vale decir,
los ciudadanos romanos vivían según su derecho nacional lo mismo si residían en Roma
misma, que en los municipios itálicos o provinciales o esparcidos por las provincias. En este
sentido, Jesús Daza y Victoriano Saiz López, señalan que la palabra civitas y la expresión status civitatis no se refieren, en
su origen, a cualquier tipo de organización política, sino exclusivamente a la ciudad-estado, designando el término cives
sólo a aquellos que formaban parte de la comunidad política democráticamente organizada. En todo caso, en
toda la antigüedad y en el comienzo de la Edad Media dominó el principio de la
personalidad de los derechos.
De lo expuesto resulta como obvia consecuencia el hecho de encontrarse los no
ciudadanos en una situación de inferioridad frente al ciudadano romano, pero el
ordenamiento jurídico romano estableció distintas atenuantes, partiendo de la base de
que distingue distintas categorías de extranjeros.
En efecto, durante la primera época de Roma la distinción entre ciudadanos y
no ciudadanos revestía gran importancia pues la ciudadanía estaba muy restringida, pero
posteriormente fue concediéndose con mayor facilidad puesto que las condiciones
políticas y económicas exigieron la existencia de mayor número de ciudadanos romanos,
por lo cual muy pronto los romanos creyeron necesario el otorgar derechos limitados
bajo el ius civile a sus vecinos inmediatos, los latinos, y un status similar fue admitido
más tarde para el creciente número de colonias que los romanos iban estableciendo a
medida que su dominio se propagaba.
Este status intermedio entre la condición de ciudadano romano y el de
peregrino, continuó llamándose latinidad a pesar de que para el final de la República hacía
tiempo que había dejado de tener cualquier significación geográfica o étnica.
63
En todo caso, la latinidad no era lo máximo a que un no romano podía aspirar.
En efecto, a pesar de que las concesiones de ciudadanía eran escasas hasta los últimos
años de la República, los romanos cedieron después.
Así las cosas, hacia el final de la República la ciudadanía se había extendido a
toda Italia, y frecuentemente los emperadores hicieron concesiones, bien a comunidades
enteras o a individuos particulares. Sin perjuicio de ello, el aumento del número de
esclavos manumitidos determinaba otra fuente importante de nuevos ciudadanos
(Algunos autores nos dicen que ello se explica por cuanto las condiciones políticas y las
necesidades económicas requerían que existiesen cada vez más ciudadanos romanos).
Finalmente, en el siglo III de nuestra era la distinción entre ciudadanos y no
ciudadanos pierde prácticamente su importancia, pues el emperador Antonino
Caracalla en una constitución del año 212 d. C. concede la ciudadanía romana a todos
los habitantes libres del Imperio, aunque parece que se excluyó a los latinos junianos y a
los dedictitios de esta concesión.
En este sentido, Wolfgang Kunkel, nos señala que la expansión del Derecho romano corre pareja con la
concesión de la ciudadanía romana.
Así, hacia fines del siglo II de nuestra era casi todo el imperio quedo incorporado a la comunidad jurídica
romana, lo mismo que a la de idioma y costumbres. Sólo en Oriente quedó limitado a casos particulares de concesión de la
ciudadanía, por lo demás cada vez más numerosos.
Esta situación se modificó teóricamente por la constitución Antoniniana que concedió la ciudadanía romana
a todos los habitantes de las provincias, convirtiendo el Derecho romano en único vigente en todo el imperio.
En todo caso, en Oriente, el Derecho helénico resistió tenazmente, tanto así que Constantino trasladó el
centro del imperio al Oriente, lo que determinó que dicho derecho influyera en la legislación imperial.
La última transformación experimentada por el Derecho romano en cuanto a su extensión territorial fue
debida a las invasiones de pueblos del Norte en el imperio, sobre todo de la rama germánica en el Occidente. En los
lugares ocupados por estos pueblos, el principio personal volvió a aparecer: los invasores se regían por su propio derecho
y la población romana por el suyo nacional (sólo Teodorico el Grande dio a romanos y godos la misma ley).
En lo referente al derecho privado actual, salvo el derecho de familia, la
distinción entre ciudadanos y no ciudadanos es de escasa importancia en el ámbito del
derecho privado, pudiendo sostenerse al respecto a su respecto los nacionales como los
extranjeros se encuentran en la misma situación. (ver artículos 14 y 57 del Código Civil)
Para efectos de este curso nos limitaremos sólo a destacar aquellos propios del
ius privatum: 1)ius connubium, 2)ius commercium y 3)ius actionem
64
1) IUS CONNUBIUM: Es el derecho que tenían los ciudadanos romanos de
contraer justa nupcia o sea el legítimo matrimonio romano, único aceptado por el jus
civile capaz de crear entre padre e hijos el poder paternal o patria potestad y el vínculo o
parentesco agnaticio. Este derecho fue concedido frecuentemente a extranjeros, pero no
incluía la patria potestad, pues ella es propia de los ciudadanos romanos.
Fuera de estos derechos, algunos autores destacan el Jus nominen, esto es, el
derecho al nombre, sin perjuicio de que muchos autores consideran que más que un
derecho es uno de los caracteres distintivos del ciudadano romano, esto es, ser
designado por los tria nomina.
En este sentido, el nombre de un ciudadano varón ingenuo contiene tres elementos (tria nomina): el nomen
gentilicium, que señala la pertenencia a una gens y que por ende llevan todos los integrantes de aquella de la cual se trata;
le precede un cognomen (apellido), indicador de la familia, el cual también puede ser común a muchos, y le antecede un
praenomen (nombre propio), que es individual de cada sujeto y que es el que lo distingue dentro de su familia. (Ej: Caius
Iulius Caesar, denota que pertenece a la gens Iulia y a la familia de los Caesari, y que su designación es Caius.). Además.
el sujeto podía tener un sobrenombre o agnomen, que por lo general aludía a un rasgo personal, que puede confundirse
con el cognomen (Publio Cornelio Escipión el Africano). Los libertos, llevaban su nombre individual (praenomen)
precedido del de su antiguo amo. Las mujeres sólo llevan nomen gentilicium.
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LOS LATINOS:
Según algunos autores la latinidad era una especie de ciudadanía limitada, pero, en
todo caso para estudiar su situación es necesario distinguir tres clases o categorías de latinos:
a) Latinos VETERES,
b) Latinos COLONIARII Y
c) Latinos JUNIANOS.
a)Latinos VETERES (o prisci): eran los habitantes del antiguo Lacio, con los
cuales Roma en el año 493 a.C. concretó la Liga Latina, que proveía una alianza eterna entre
Roma y el Lacio, pero luego se extendió a todos los habitantes de Italia a los que Roma
reconoció como latinos en el año 267 a.C.
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c)Latinos JUNIANOS: son los manumitidos por medios no solemnes y a los
cuales la ley Junia Norbana les otorgó la libertad jurídica. Además tienen esta condición aquellos
manumitidos por quien no es su propietario quiritario, y los manumitidos menores de 30 años en contravención a la ley
Aelia Sentia.
Situación jurídica: Los latinos junianos, dentro de la órbita del Derecho
Público, no gozaban de ningún derecho. Por su parte, en el ámbito del Derecho Privado
gozaban únicamente del ius commercium, pero sólo en forma limitada pues bien podían
adquirir y transferir la propiedad por acto entre vivos pero no podían disponer de ellas
por acto por causa de muerte o mortis causa, vale decir, carecen de testamenti factio
activa, por lo cual a su muerte, los bienes que les pertenecieron en vida pasan al que
los manumitió o a sus herederos, por lo cual respecto de ellos se dice que viven como
hombres libres pero muere como esclavos. Tampoco podían adquirir por acto por causa
de muerte, vale decir, no pueden recibir herencias ni legados.
Algunos autores señalan que excepcionalmente, en virtud de una concesión
especial, gozaban del jus connubium. Según, Alejandro Guzmán Brito, esta categoría de
latinos desaparece con la constitución de Antonino Caracalla, lo cual no es aceptado por
todos los autores.
Son los hombres libres que viven dentro del mundo romano, sin ser ciudadanos
ni latinos, y serían los habitantes de ciudades que han celebrado tratados de alianza con
Roma o que habiendo sido sometidas por ella se convirtieron posteriormente en
provincias romanas.
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La condición de los dedictitios era notoriamente inferior a la de los peregrinos
alicuius civitatis, pues carecen de un estatuto jurídico definido, al haber desaparecido la
ciudad a la cual pertenecían., por lo cual no invocar las normas de un propio derecho,
participando únicamente del Ius Gentium y no podían acercarse a más de cien millas de
Roma. Cabe recordar que la constitución Antoniniana los excluyó expresamente, por lo cual
no adquirieron la ciudadanía romana.
Finalmente, conviene destacar la existencia de los bárbaros que son aquellos
que viven fuera de los límites del imperio.
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La familia communi iure sería el conjunto de personas libres que estarían
sometidos a la potestad del mismo pater familias si éste todavía viviera. La familia
communi iure carece de unidad jurídica y no tiene un jefe del cual dependan sus integrantes y
el vinculo que uniría a sus integrantes sería el parentesco agnaticio.
En todo caso, en algunos casos se emplea la expresión familia en un sentido más
amplio, para referirse al conjunto de personas que descienden de un progenitor común y
tienen el mismo apellido. Las personas que la conforman están unidas por el parentesco
cognaticio o sanguíneo, esto es, se basa estrictamente en los vínculos de sangre.
La familia propio iure es la que nos interesa para determinar el status familiae,
la que se caracteriza por una estricta unidad determinada por la potestad (potestas) del
pater familias. Este grupo de personas están unidos por el parentesco agnaticio, parentesco
que tiene ciertas características muy particulares, según analizaremos al tiempo de estudiar la
estructura de la familia romana. En todo caso con la expresión agnatio se designa la relación
de dependencia respecto a un mismo jefe, y la que une a éste con sus sometidos, de forma tal
que la familia agnaticia es el grupo doméstico así constituido.
En la familia propio iure, la relación familiar se fundamenta en un vínculo de autoridad y subordinación: la
potestas, esto es, el poder del pater familias (jefe de familia) sobre el resto de los integrantes, estando todas estas personas
unidas por el parentesco agnaticio, esto es, un vínculo civil no necesariamente fundado en la sangre, por lo cual pater
familias no es necesariamente el progenitor, sino, simplemente el que detenta la potestad, esto es, “cabeza de familia”. En
este sentido habría que destacar que, en los primeros tiempos y durante el período clásico el vínculo de sangre no es en
esta materia decisivo, así, el adoptado está sometido a la patria potestad del pater familias, aunque no haya sido
engendrado por él; por otra parte, el emancipado no está sometido a la potestad del pater familias, pues, aunque haya sido
engendrado por él, salió de su potestad en virtud de la emancipación. Así, el vinculo agnaticio podía crearse y terminarse
artificialmente, pero lo normal era que un romano estuviera bajo la potestad de su legítimo antecesor masculino vivo de
mayor edad, y como tal era llamado hijo de familia (filius familias). A su vez, él se convertía en paterfamilias, con
potestad sobre sus descendientes legítimos, si tenía alguno, a la muerte de su último antecesor masculino. (Los efectos
jurídicos importantes, como la sucesión por causa de muerte, la designación de tutores o curadores, etc, se regían en Roma
por el parentesco por agnación y no por el parentesco cognaticio, pero este último tenía ciertos efectos como por ejemplo
para determinar los impedimentos para contraer matrimonio. Cabe destacar que este parentesco sanguíneo fue poco a poco
adquiriendo mayor importancia para efectos sucesorios, especialmente por la influencia del cristianismo, llegando en una
etapa muy tardía del Derecho Romano o sustituir y eliminar el parentesco agnaticio.
La potestad que detenta el pater familias recibe distintas denominaciones
según el individuo sobre el cual se ejerce.
Así, tratándose de la mujer casada cum manus, se designa bajo la expresión
manus; en relación a los hijos e hijas y demás descendientes legítimos por vía de varón y
los adoptados y arrogados, se utiliza la expresión patria potestad; y, se utiliza la
expresión mancipium para referirse a un poder especial del antiguo Derecho Romano
que se detentaba por un pater familias sobre otro hombre libre, que se le había
entregado in mancipi por haber cometido un delito o para garantizar una obligación,
poder este último que existió en el derecho Romano Antiguo, extinguiéndose en la época
clásica.
A estos tres poderes los ejercía el pater familia, algunos autores le añaden otro
poder, la Dominica Potestad, o sea el poder del pater sobre los esclavos.
A estas personas que se encuentran sometidas a la potestad de un pater
familias, excluyendo los esclavos, se les denomina alieni iuris y, el pater es sui iuris.
A la muerte del pater, las personas a él sometidas, que dependían directamente de él, esto es, sin la
intermediación de otro (por ejemplo: un nieto cuyo padre murió antes que el pater), se hacen sui iuris, pero cada varón,
además, se hace pater e inicia una nueva familia propio iure autónoma. En este sentido, Guzmán Brito nos dice que
cada varón sui iuris es cabeza de una nueva familia propio iure, la cual entendida como conjunto de personas libres tiene
como fundamento bien las iustae nuptiae cum manus y la filiación legítima, bien la adoptio, sea propiamente tal, sea bajo
la forma de una adrogatio. En todo caso, habría que señalar que en caso de muerte del pater y éste era el abuelo el nieto
quedaba ahora sujeto a la patria potestad de su padre y, por su parte, la mujer casada cum manus con un hijo del pater
quedaba ahora sometida a la manus de su marido.
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Por lo expuesto podemos decir que son sui iuris los que no se encontraban bajo
la potestad de otro, y, alieni iuris, aquellos, cualquiera sea su edad o sexo, que se
encontraban sometidos a la potestad de un pater familias.
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Este estado no corresponde al que existía en Roma. En efecto, sabemos que no
todos los individuos de la especie humana son sujetos de derecho, vale decir, el hecho de
ser humano no determinaba tener capacidad de goce, pues los esclavos carecían de ella. Por
otra parte, tal como lo explicamos anteriormente, dentro de los hombres libres existió
durante largo tiempo una importante diferencia entre la capacidad de los ciudadanos
romanos y la de los extranjeros (latinos, peregrinos, dedictitios). Por su parte, en relación
al status familiae se presenta una situación bastante especial, pues, los alieni
iuris que necesariamente son hombres libres y ciudadanos romanos, no tienen la misma
capacidad que los sui iuris.
En efecto, la situación de los alieni iuris, durante largo tiempo, no era muy distinta
a la de los esclavos, pues ambos son incapaces de goce. En todo caso, entre ambos existe
una diferencia importante pues jurídicamente el esclavo es una cosa, esto es, un objeto
de derecho y el alieni iuris es una persona, esto es, un sujeto de derecho, pero ello no era
tan importante en lo que respecta al ejercicio del ius commercium, sin perjuicio que el
alieni iuris tenía derechos en la sucesión de su pater, pero ambos, al ser incapaces de
goce, estaban imposibilitados de adquirir la propiedad de cosa alguna y de ser titular de
cualquier clase de derechos reales y tampoco podían ser acreedores o deudores, pues
carecen de patrimonio, pero al disponer de capacidad de ejercicio o de obrar, (la que
suponía tener un cierto grado de madurez, por lo cual se excluía, total o parcialmente, según
los casos antes de la pubertad y en caso de demencia o prodigalidad) podían participar en
cualquier acto jurídico conducente a la adquisición del dominio o de derechos reales,
con excepción de la in iure cessio y de la adjudicatio (por no disponer del ius accionem), sin
perjuicio de que todo lo que adquirieran como efecto de esos actos beneficiaban
exclusivamente al pater.
Por su parte, en cuanto a las obligaciones o derechos personales, que surgen
como consecuencia de los actos ejecutados o celebrados por el alieni iuris, si de ello surge
un crédito en su favor, él obligado lo está no con el alieni iuris sino con el pater, pero si
como consecuencia del acto surge una obligación, vale decir, el alieni iure es la parte
deudora, se obliga por sí y no hace deudor a su padre. En este sentido, en principio podría
ser demandado, pero por carecer de patrimonio, no existen bienes que perseguir. De esta
forma, en cuanto a los efectos patrimoniales derivados de actos lícitos, el ius civile
determinaba que en cuanto a las adquisiciones efectuadas por los alieni iuris se
radicaban en el patrimonio del pater, pero, en cambio, no le afectan los actos lícitos
efectuados por los alieni iuris que supongan la pérdida de un derecho o que implique el
nacimiento de obligaciones.
Por otra parte, los alieni iuris no pueden otorgar testamento por carecer de
patrimonio, pero pueden adquirir herencias y legados con la autorización de su padre,
pero lo adquirido va a parar a manos de aquel, sin perjuicio de la excepciones que
surgen como consecuencia del reconocimiento del peculio adventicio.
En lo que respecta a la responsabilidad civil que nace de un delito o cuasidelito,
es del caso destacar que los hijos sometidos a potestad, al igual que los esclavos mayores
de siete años, se consideraban civilmente responsables de las obligaciones derivadas
de los delitos que cometían, pero la acción penal era obstaculizada por la potestad paterna
o dominical, pero este inconveniente fue solucionado mediante la concesión de una actio
noxalis, en virtud de la cual el pater o el dominus una vez probado el delito o cuasidelito,
quedaba condenado a la pena correspondiente, a menos que entregara al demandante al
esclavo en dominio, o entregara a su hijo in mancipio (noxae deditio).
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En todo caso, la situación de los alieni iuris y en especial de los varones que se
encontraban en esta situación (hijos de familia) sufrió atenuaciones importantes,
constituyendo una importante modificación la introducción de los peculios y la creación
de las actiones adjetitia qualitatis, en lo cual juega un rol destacado la jurisprudencia
romana y los pretores
La introducción de los peculios dio lugar a una cierta autonomía de los hijos de
familia (alieni iuris varones). En efecto, tal como ocurría con los esclavos, el pater podía
entregar a un hijo una cierta cantidad de bienes, esto es, un peculio, al cual
denominaremos peculio profecticio (por provenir del pater (quasi a patre profectum)),
siendo el pater el dueño de los bienes y el hijo quien los administra
Posteriormente, se van reconociendo, en favor del hijo otras clases de peculios.
El reconocimiento de los distintos tipos de peculio implica el reconocimiento de
una cierta capacidad patrimonial del hijo de familia sobre ciertos bienes.
En concreto, el peculio profectitio abre la vía para llegar a terminar,
finalmente, con la incapacidad de goce de los alieni iuris y es el que nos interesa, pues si
bien jurídicamente los bienes que lo integran pertenecen al pater, en el terreno de los hechos,
esto es, en la práctica, el peculio es estimado como un bien propio del hijo que proporciona a
éste una clara independencia económica del hijo de familia.
Paralelamente, el principio del ius civile en virtud del cual el pater familias se
aprovechaba de las utilidades de un negocio celebrado por el hijo, haciéndose dueño de
los bienes por éste adquirido, pero no respondía por las deudas o perdidas del hijo en los
mismos negocios, quienes no lo pueden obligar, vale decir, sólo podían hacer al pater
acreedor, más no deudor, conducía a situaciones de injusticia, especialmente para aquellos
casos en que el hijo de familia o el esclavo actuaban con expresa o tácita autorización del
pater o amo, o cuando éste sacaba provecho del negocio, como ocurre con el peculio
profecticio, cuyo aumento beneficiaba al pater, lo que indirectamente afectaba el tráfico
comercial, determinó la intervención de los pretores, los que crearon una serie de
acciones procesales destinadas a hacer en determinados supuestos responsable al pater
por las obligaciones adquiridas por un alienni iuris.
Estas acciones procesales creadas al efecto por los pretores son llamadas
Actiones Adjectitia Qualitatis, destinadas a hacer responsable al pater por las
obligaciones adquiridas por el hijo.
Igual solución se dio para los actos celebrados o ejecutados por un esclavo.
En concreto, el pretor concedía diversas acciones por las que los acreedores de
los hijos o esclavos podían reclamar de sus padres o dueños el monto de sus créditos.
Se trata de acciones pretorias con transposición de personas, pues mientras en
la intentio se mencionaba al hijo o esclavo, la condemnatio se refería al pater o dominus.
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1)ACTIO DE PECULIO VEL (y de) IN REM VERSO: Opera en el evento
de que el pater entregara al hijo la libre administración de una cierta cantidad de
bienes (peculio profecticio), el pretor le hacía responsable de las deudas que éste
contrajera por la realización de negocios, hasta el importe del peculio, aunque las
mismas no guardaran relación alguna con éste, o bien hasta el monto del incremento que
su patrimonio habría experimentado por efecto de tal negocio.
Se señala que se trata de una sola acción con dos condenas alternativas: una de
peculio y, la otra, de in rem verso. Al iudex se le indica condenar por la segunda y, si no hay
enriquecimiento o es menor que la deuda, condenar en los límites del peculio.
Mediante la primera, se hace responsable al pater o amo en los límites del
peculio, deducido lo que le debe a él el hijo o esclavo. Por su parte, por la segunda, se
determinaba una responsabilidad en la medida del enriquecimiento patrimonial que
experimentaba como consecuencia de los negocios realizados por el hijo o esclavo.
2)ACTIO QUOD IUSSU: esta acción tenía por finalidad hacer responsable al
pater familia de la totalidad de las deudas contraídas por el hijo de familia cuando el
pater había autorizado el negocio que generaba la deuda (Iussum: autorización). En
este caso, se consideraba como si el tercero hubiera contratado con el pater mismo. Más
adelante esta acción no sólo se aplicó a las deudas contraídas por el hijo sino también a los actos celebrados por cualquiera
persona sometida a la potestad del Pater, siempre que el Pater o amo hubiere autorizado tal negocio.
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PRINCIPALES CAUSALES QUE DISMINUYEN LA CAPACIDAD
JURIDICA DE LOS SUI IURIS.
Atendido lo expuesto al analizar los requisitos civiles, tenemos que en principio
son plenamente capaces en Roma aquellos que reúnan las siguientes condiciones: 1)ser
libre, 2)ser ciudadano romano y 3)ser sui iuris, pero para determinar si el sujeto puede
ejercer por sí sólo los derechos de los cuales es titular, sin el ministerio o autorización de
otra persona o realizar toda clase de actos jurídicos o bien ejercer toda clase de
derechos, esto es, tanto del ámbito público como privado, es necesario determinar si a
su respecto no concurre ninguna causal de incapacidad jurídica, siendo las principales,
las siguientes:
1.-LA EDAD.
Es sin duda la más importante y en cuanto a ella, el ordenamiento jurídico romano
distingue fundamentalmente entre "impúberes" y "púberes", pues en principio limita la
capacidad a todos aquellos ciudadanos sui iuris impúberes.
Esta distinción resulta de una exigencia que impone uno de los requisitos de la
voluntad, esto es, que sea seria, en efecto el acto jurídico supone necesariamente una
conciencia y una voluntad plenamente desarrolladas.
En este sentido, tenemos que los impúberes, esto es, aquellos que no han
alcanzado la edad en que se es capaz de engendrar, la que según los proculeyanos se
alcanzaba en el caso de los varones a los 14 años y según los sabinianos era necesario un
examen físico, esto es, de los signos corporales, para cada caso (inspectio habitus
corporis), finalmente, Justiniano se inclinó por el criterio proculeyano. En el caso de las
mujeres desde antiguo se entendió que alcanzaban la pubertad a los 12 años.
De lo expuesto se desprende que son impúberes los hombres menores de 14
años y las mujeres menores de 12 años, siendo, en consecuencia, púberes los hombres y
mujeres que habían alcanzado esas edades.
Los impúberes, a su vez, se clasifican en "infantes" e "impúberes infantiae
maiores" y estos últimos en infantiae proximi y pubertii proximi.
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Además, dentro de los impúberes infantiae maiores, a partir de los tiempos de
Salvio Juliano, es posible distinguir entre infantiae proximi y los pubertii proximi, esto
últimos varones mayores de 10 años y medio y mujeres mayores de 9 años, distinción
que tiene importancia por cuanto los últimos tenían que responder por actos ilícitos.
De lo expuesto resulta que existen diferencias entre los impúberes mayores y
menores de siete años. Esto explica, además, ciertas diferencias en cuanto a la actuación
de tutor. Así, en el caso de los infantes, en el mundo jurídico, siempre deben actuar
representados por su tutor, quien obra por ellos (negotiorum gestium), en cambio, en el
caso de los impúberes infantiae maiores en algunos actos el tutor podría en algunos
casos autorizar la celebración de un acto por parte del infante maior, dando su
auctoritas interpositio (autorización). Por último, existen ciertos actos que ni con la
asistencia del tutor pueden ser otorgados o celebrados por ambas clases de impúberes. Así, el
impúber no puede otorgar testamento y no puede celebrar matrimonio (el matrimonio en
Roma no es un acto jurídico pero tiene importantes efectos jurídicos).
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De lo anterior resulta que los menores sui iuris son plenamente capaces, sin
perjuicio de que sus actos pueden ser dejados sin efecto, valiéndose de los remedios
creados por el pretor. Al efecto, Kunkel señala que estos preceptos no hicieron otra cosa
que establecer medidas tutelares, y el límite de la capacidad negocial continuó, todavía en el
derecho clásico, la pubertad.
En todo caso, la existencia de estas acciones y excepciones que pretendían
proteger al menor adulto de los engaños y de sus propios errores, provocó que los
mayores evitaran celebrar negocios con los menores, resultando por tanto, los menores
púberes sui iuris limitados en su capacidad de obrar.
Para salir al paso de tales inconvenientes, los mayores exigían que los menores
estuvieran asistidos por un curador, nombrado para cada asunto cuya presencia servía
para demostrar la ausencia de todo engaño o daño, cumpliendo por tanto el curador el
papel de un testigo calificado de diligencia y lealtad, exigido por la contraparte, de
forma de tratar de evitar el otorgamiento de la restitutio, si, pese a todo, se produjere
perjuicio para el menor, vale decir, se trata de un simple resguardo.
En los tiempos de Marco Aurelio se permitió a los menores pedir y obtener el
nombramiento de un curador permanente, que no tenía, respecto de los bienes del
menor, la administración, sino que procedía dentro de los límites del encargo que éste le
hacía, pero ahora el curador es estable pues no se le nombra para un negocio específico sino
para todos los asuntos del menor. Al respecto, en base a un rescripto de los tiempos de Diocleciano que
declara nulo un contrato de compraventa que había sido celebrado por un menor sin el asentimiento de su curador,
denota el criterio, ya arraigado, de que si el menor solicita el nombramiento de un curador permanente, renunciaba a la
administración independiente de su patrimonio, y por ello no podía asumir obligaciones ni disponer de su patrimonio sin
la intervención de su curador.
Finalmente, Justiniano establece que los menores de veinticinco años deben
estar sometidos obligatoriamente a un curador, surgiendo de esta forma la curatela del
menor adulto con carácter obligatorio, convirtiéndose de esta forma al sui iuris menor
de 25 años en un verdadero incapaz y asimilándose la curatela de los menores a la tutela
de los impúberes, pues ambas condiciones son semejantes. En resumen, la edad de plena
capacidad se ha elevado a los 25 años.
En atención a lo expuesto podemos decir que en los tiempos de Justiniano, la
condición del púber menor de veinticinco años no difiere mayormente de la de impúber,
salvo en cuanto, el púber puede otorgar testamento y celebrar matrimonio.
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Es del caso destacar que, en todo caso, que los enfermos mentales eran considerados
persona, pero incapaces, por lo cual requieren de un curador que actuara en su
representación en todas las relaciones jurídicas en las que el incapaz era parte. La función
del curador es esencialmente patrimonial, aunque tiene el deber de velar por la persona
del demente, sin perjuicio que el cuidado es encomendado a los parientes más próximos,
los que reciben del curador lo necesario para su manutención.
Por último, tendríamos que destacar que el enfermo mental es absolutamente
incapaz de allí que no es posible la auctoritas interpositio (autorización) del curador
para que éste celebre actos jurídicos, debiendo siempre actuar por él el curador
(negotiorum gestium).
4.-ENFERMEDAD FISICA:
En Roma, se considera que no eran personas, sujetos de derecho y que no tenían
capacidad los monstruos, esto es, los individuos que tenían graves alteraciones físicas.
Además, también por sus problemas físicos, se encontraban en una situación
especial los sordomudos y los ciegos, los impotentes y los castrados quienes tenían limitada
su capacidad de obrar, especialmente respecto de actos que no pudieren ser satisfechos en
razón del defecto físico de que padecían.
Al respecto y sólo por mencionar incapacidades que se atribuyen a una disminución
o incapacidad física podemos señalar que los ciegos no podían testar por escrito, los sordo
mudos no podían celebrar una estipulatio, los impotentes y los castrados no podían contraer
matrimonio y el castrado no podía adoptar.
5.-FALTA DE HONORABILIDAD:
La degradación del honor civil se denomina infamia o también ignominia y
consiste en la pérdida de la reputación social del individuo. De esta forma, infamia es
sinónimo de mala reputación. La estima pública o reputación del ciudadano se denomina existimatio, que
constituye el timbre de honor y orgullo del ciudadano en su vida. Estrictamente hablando la honorabilidad no es una
noción jurídica. El juicio que asigna a un individuo buena o mala fama considera matices o aspectos de conducta que
escapan al campo estrictamente jurídico. Esta existimatio u honor civil podía restringirse o disminuir por ciertas
actividades o actos considerados deshonrosos por los romanos.
El menoscabo del honor y la disminución de la estimación social podían llevar
a una limitación de la capacidad jurídica. Así, en Roma, el desempeño de ciertas
actividades, la ejecución de ciertos hechos , la comisión de determinados delitos o el no
cumplimiento de ciertas obligaciones, se tachaba con nota de infamia.
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Cabe destacar que en los primeros tiempos de la República se consideraba la posibilidad de ser tachado con
nota de infamia por declararlo así los censores mediante una nota censoria, quienes estaban facultados para excluir a un
ciudadano de la lista de senadores o de las centurias y a un caballero de la orden ecuestre. También podían declarar la
infamia los cónsules mediante una nota consular, rechazando las candidaturas para el ejercicio de ciertos cargos públicos.
Los dos casos anteriores son propios de la esfera del derecho público. Fuera de esos dos caso, en el edicto del pretor se
mencionan personas a las que se les prohibe estar en juicio por sí o por medio de representantes o en nombre de otras, lo
que se establece en razón de ciertas conductas, que luego Justiniano recoge en las Institutas, entre las cuales se puede
desatacar que se perdía la honorabilidad por el hecho de desempeñar ciertas profesiones u oficios considerados
deshonrosos o deshonestos, como por ejemplo gladiador, cómico, artista de teatro, por hechos que ofenden a la moral
como el caso del bígamo; la mujer viuda que contrae matrimonio antes de transcurrido el año de luto y, en caso de ser
condenado por ciertos actos o por haber sido condenado en virtud del ejercicio de acciones emanados de actos que se
fundaban en una relación de confianza.
Con el tiempo el concepto de infamia se perfila y así las causa de infamia están
señaladas en cuerpos legales. En este sentido, la lex Iulia de adulteris prohibe a la mujer sorprendida en
adulterio contraer matrimonio con el adultero, quien por su parte no puede desempeñar cargos públicos no ser juez.
La tacha o nota de infamia era la forma de hacer perder a un ciudadano
romano su honor civil de tal modo que se le modificaba gravemente su capacidad, dado
que le impedía el acceso a las magistraturas, el poder votar en los comicios, el poder actuar en
juicio en lugar de otro y desempeñar ciertas funciones en el Derecho Privado, entre otras, la
de ser tutor o curador.
En relación a la tacha de infamia, es posible distinguir dos situaciones:
infamia inmediata e infamia mediata.
La infamia es inmediata cuando el hecho de por sí da origen a la tacha (por ej:
el caso del bígamo).
La infamia es mediata cuando es consecuencia de una condena en juicio (por ej:
la situación de quien es condenado por haber obrado dolosamente).
La declaración de infamia se mantiene durante toda la vida, salvo que por
decisión del Príncipe o del Senado se restituya al infame el honor civil.
Finalmente, algunos autores formulan la distinción entre infamia jurídica
(infamia iuris) y la infamia de hecho (infamia facti ), esto es, la mala reputación de un
sujeto, la cual si bien no surge de disposiciones legales, sino que procede únicamente de
la opinión pública, siendo considerada fundamentalmente para ocupar ciertos cargos o
funciones.
6.-EL SEXO.
En el antiguo derecho la mujer es incapaz, no sólo en el caso de estar sometida
a patria potestad o manus (en estos casos no tiene siquiera capacidad de goce) sino
también lo es aún siendo sui iuris y mayor de 25 años.
En efecto, en un principio el papel de la mujer quedaba reducido al ámbito de la
casa de lo cual resulta que en el ámbito del Derecho Público no tuvo capacidad de ninguna
especie. En lo relativo al Derecho Privado, la mujer sui iuris, por ser persona, esto es,
sujeto de derecho, tenía capacidad de goce, pero no tenía capacidad de ejercicio. La
mujer en caso de ser sui iuris, se encontraba sometida a una tutela perpetua; vale decir,
era incapaz de ejercicio.
78
FUNDAMENTO:
Esta situación se podría haber fundado en una supuesta debilidad física, que le
impediría cumplir acabadamente con la ardua tarea de jefe de familia y por una
supuesta debilidad o ligereza de juicio o carácter, que facilitaría que otro la engañara,
pero ya en la época clásica estas razones son objetadas por ciertos juristas y es más la
incapacidad de la mujer es vista como poco justificable. Así, Gayo observa que se trata
de una de las viejas instituciones que no se encuentra legitimada por ninguna razón
válida y que repugna al derecho natural (“la creencia común según la cual las mujeres, en
razón de su ligereza de espíritu, tienen necesidad de las directivas del tutor, es una razón más
especiosa que verdadera. En verdad, es corriente en Roma ver que las mujeres conducen por
sí mismas sus asuntos”).
En este mismo sentido, es conveniente destacar que la naturaleza de esta tutela
perpetua fue variando con el transcurso del tiempo:
En un comienzo era muy estricta, estando la mujer por así decirlo sometida a
su tutor y se entendía que era más bien un beneficio para el tutor y en especial de los
parientes agnados de la mujer y no algo en interés de ella.
Con el tiempo se transformó en una institución en favor de la mujer, dándosele
facultades para remover al tutor si no estaba conforme con él y también para proponer a la
persona que iba a ser designada y en ciertos casos especiales se habría exceptuado a algunas
mujeres de esta tutela (a las que tuviese el jus liberorum, o sea, la ingenua que tuviese más de
tres hijos o a la manumitida que tuviese cuatro). En todo caso, cabe destacar que la función
del tutor consiste únicamente en dar su auctoritas interpositio (autorización) pero no
en la gestión de los negocios de la mujer.
Finalmente, habría desaparecido en el año 410 d.C. cuando una Constitución
de Honorio y Teodosio concedió el jus liberorum a todas las mujeres.
7.-LA RELIGION.
En el Derecho Romano pagano, vale decir aquel que llega hasta el siglo IV d.C.
(Constantino) no se establecieron diferencias de capacidad entre las personas por
razones de religión puesto que el estado romano pagano en general fue tolerante y sólo entró
en grave conflicto con el cristianismo, particularmente por el carácter de religión universal y
única y en especial a medida que aumentaban sus adeptos, pero nunca se establecieron
normas que disminuyeran la capacidad jurídica de los cristianos. En este sentido Bonfante
señala que la lucha contra el cristianismo era a intervalos y estaba inspirada más bien por
preocupaciones sociales y políticas. La situación cambió cuando se impuso el cristianismo
como religión oficial (año 333 d.C (Constancio), pues se impusieron normas que
disminuían en ciertos casos la capacidad de los judíos, los herejes, los paganos, los que no
podían ejercer cargos públicos, ni ser testigos en actos jurídicos, ni poseer esclavos cristianos,
imponiéndose en ciertos casos la incapacidad de adquirir por sucesión por causa de muerte.
Además, los judíos no podían unirse en matrimonio con mujeres cristianas. En este sentido,
Justiniano en el primer Libro del Código se refiere fundamentalmente a las penas y restricciones de capacidad jurídica por
causa de fe.
79
8.- CUASI ESCLAVITUD.
Existen en Romas personas que se encuentran en situaciones que sin borrar su
capacidad para ser titulares de derechos y obligaciones, limitan, sin embargo, la posibilidad de
ejercitarlos, al privarlas de la autonomía necesaria para la realización de actos creadores,
modificativos o extintivos, de relaciones jurídicas, o sea que limitan su capacidad de ejercicio.
Se trata de ciertas categorías de personas que ocupan una posición que semeja a la
de los esclavos. Así algunos la estudian como situaciones afines a la esclavitud. Las
situaciones son múltiples y de efectos diversos, y podemos señalar en otras: a)La del deudor
insolvente desde el momento que era entregado por el magistrado al acreedor hasta el momento que se saldase su deuda o
hasta que fuese vendido trans tiberim. (addicti), b)Las personas libres vendidas por su paterfamilias dentro de Roma
(in causa mancipii), o bien cuando las entrega en reparación de un delito que aquel cometió (en este caso, la persona
afectada es libre y ciudadana romana, pero en lo referente a las relaciones patrimoniales se le considera como esclavo).
Cabe destacar, que el poder del pater no cesa sino que queda en suspenso hasta que el cuasi dueño lo hace salir de su
potestad, c)El esclavo manumitido bajo condición o término mientras estos no se cumplan, d)En el Derecho del Bajo
Imperio, los colonos, que no pueden separarse de la tierra en que trabajan, esto es, que están permanentemente adscritos a
la tierra, conocidos como los siervos de la Gleba (tierra), los que si el fundo se vendía pasaban al nuevo propietario. (Este
estado termina: 1)si el siervo adquiere la totalidad o la parte del fundo a la cual está adscrito. 2)si su patrono lo ofrece al
ejercito, al decurionato o al sacerdocio), e)El del hombre libre que arrienda sus servicios como gladiador a un
empresario, obligándose por juramento a dejarse quemar, sujetar y morir con el hierro. F)El caso del ciudadano
romano rescatado por un tercero de la cautividad, mediante una cantidad de dinero. En este caso, sólo recuperará u
antiguo status pagando al libertador lo que éste dio por su rescate (Constitución de Arcadio y de Honorio limitó a cinco
años y con Justiniano se consideraba a este persona como dado en prenda)
80
ASPECTOS RELEVANTES SOBRE TUTELAS Y CURATELAS
81
En todo caso, y así lo advierte Kunkel, la tutela de las mujeres tuvo una
evolución distinta, destacando que a principios de la República comienza a decaer,
puesto que las nuevas circunstancias sociales le privaban de su razón de ser, y en el
curso de la época imperial desaparece por completo.
Comentarios:
Primero: El derecho romano no considera un vocablo genérico para
denominar estas dos instituciones (tutela y curatela), a diferencia de hoy en que se habla
de guardas, guardadores y pupilo, para referirse tanto a las instituciones, sus titulares y
personas sometidas.
Segundo: Tampoco sería tan clara la diferenciación entre tutela y curatela. Así,
para algunos la tutela responde a una función esencialmente familiar, esto es asegurar la recta administración del
patrimonio del sujeto a ello, lo cual se entiende por cuanto en sus orígenes lo que se trataba de proteger es un patrimonio
en función de los intereses del tutor mismo y no del pupilo o de la mujer, por cuanto el tutor legítimo era eventual
heredero intestado de ellos; en cambio, a la curatela se le asigna una función social, vale decir, el curador debe velar
porque el asistido no causara daño a la sociedad, a la res pública, sobre todo en el ámbito económico. Para otros la
diferencia estriba en que la función del tutor miraba principalmente a la persona del sometido y la del curador a los
bienes del mismo. En este sentido, la palabra tutela deriva del verbo tueri, que podemos traducir como tener a la vista,
tener los ojos puestos en, contemplar, mirar, observar, y, en otro sentido, velar, proteger, defender, salvaguardar. Al
efecto, algunos sugieren que estaría relacionado con la vieja costumbre de hacerse justicia por propia mano, y que en este
contexto el tutor era un hombre fuerte para proteger a impúberes y mujeres, mientras, que el curador era un sabio
consejero para personas físicamente capaces, pero algo débiles de juicio o carentes de experiencia. Otros señalan que la
diferencia más notoria entre ambas radique en que la tutela correspondía a supuestos en que había una causa general y
permanente de incapacidad, como la edad y el sexo, en tanto la curatela aparecía cuando mediaba una causa particular o
accidental que hacía incapaz a una persona que hasta entonces había gozado de plena capacidad de obrar, como ocurría en
el caso del demente y del pródigo; pero esta diferencia no se da en el caso de la curatela del menor púber.
Argüello señala que no existirían caracteres que permitan diferenciar la tutela
de la curatela, así ni el tutor cuidaba de la persona del pupilo, sino que protegía sus
intereses patrimoniales, ni el curador era sólo administrador de los bienes del incapaz,
pues también había de velar, como en el caso del demente, por su cuerpo y salud. Serían
más bien circunstancia de orden histórico las que determinaron la existencia de estos dos
institutos. La tutela, por su origen, se pareció a la patria potestad, pero su fin meramente
tuitivo acabó por hacer del tutor un administrador semejante al curador.
Serafini destaca que los romanos proveyeron a la defensa de las personas e
intereses de los que se ven privados de sus naturales defensores, sin que por su edad o
por sexo puedan defenderse por sí mismos mediante la tutela, institución que, como
hemos visto, se remonta a los primeros tiempo del derecho civil, pero cuyo contenido varió
sensiblemente en las diversas épocas de su desarrollo.
Consideradas y ejercitadas al principio en interés primordialmente de la
familia, vinieron poco a poco, con el progresivo aumento de la importancia del Estado, a
caer bajo la vigilancia y las disposiciones de las autoridades públicas y de la ley,
convirtiéndiose en cargos onerosos y de interés público, criterio que las acompaña hasta
el día de hoy.
ASPECTOS ESPECIFICOS EN RELACION A TUTELAS Y CURATELAS
RECABAR CON LECTURA DEL LIBRO DEL PROFESOR ALEJANDRO GUZMAN
BRITO, DERECHO RIVADO ROMANO, TOMO I, PÀGINAS 371 A 417.
82
FIN O EXTINCION DE LA PERSONALIDAD DE LAS PERSONAS
FISICAS.
Jurídicamente la personalidad, esto es, la calidad de sujeto de derecho, puede, en
Roma, extinguirse por dos vías:
a)por muerte natural
b)por caída en esclavitud o capitis deminutio máxima. Sobre esta última nos
referiremos más adelante, sin perjuicio de que dice relación con la pérdida del status de
libertad. Ver art. 78 del Código Civil.
La muerte natural:
Muerto un individuo éste deja de ser persona.
El concepto jurídico de muerte física corresponde al médico-biológico, que
identifica el momento de la muerte con el cese definitivo de las funciones vitales.
Prueba de la muerte: se aplica el principio general de que la prueba incumbe a
quien de ella funda sus derechos, vale decir, la muerte de una persona interesa acreditarla a
quien pretenda ser titular de cualquier derecho cuya adquisición haya derivado de dicho
acontecimiento.
. En todo caso, en este punto es conveniente tener en consideración la fictio legis
cornelia en torno a determinar cuando se entendía muerto, para los efectos legales, el
ciudadano romano que hecho prisionero de guerra fallecía siendo esclavo.
Registro de defunciones: No existe evidencia que los romanos hayan conocido la
obligación de realizar declaraciones de muerte en actas oficiales.
83
B)CAIDA EN ESCLAVITUD O CAPITIS DEMINUTIO MAXIMA: (caput:
cabeza; miembro de la comunidad; personalidad)
En las Institutas se define a la Capitis Deminutio como el cambio del estado
anterior, y en el Digesto, se la conceptualiza como la variación de estado. Algunos la
conceptualizan como la alteración que experimenta una persona al pasar de un status a otro,
vale decir, una modificación total o parcial de la capacidad jurídica, esto es, en cuanto a su
libertad y por ende capacidad de goce (status libertatis), su capacidad política (status civitatis)
y capacidad de ejercicio (status familiae) En todo caso, para algunos, la capites deminutio
siempre es una reducción de la capacidad.
En relación a lo anterior conviene recordar que el derecho romano en materia de
personalidad jurídica no sólo distinguió entre libres y esclavos, sino que dentro del grupo de
los libres separó a la ciudadanos de los no ciudadanos y entre los ciudadanos distinguió entre
sui iuris y alieni iuris, siendo, por tanto, tres los status o estados de la personalidad jurídica de
las individuos de la especie humana, y en relación a ello se analiza la capitis deminutio.
En efecto, Gayo quien entiende la capitis deminutio como un cambio del estado
anterior, en un intento por sistematizar las distintas posibilidades de cambio, distingue
tres formas, esto es, como capitis deminutio máxima, media y mínima, según el status
comprometido, como veremos a continuación, destacándose que la capitis deminutio
máxima y media conllevan necesariamente un empeoramiento de condición, lo cual no
siempre ocurre tratándose de la capitis deminutio mínima, sin perjuicio que respecto de
este punto no todos los autores están de acuerdo.
La capites deminutio máxima que es la que nos interesa, en orden a extinguir la
personalidad. Ella tenía lugar cuando se perdía el status de libertad, lo que conllevaba
además una capites deminutio media, que consistía en la perdida de la ciudadanía y una
capites deminutio mínima, esto es la variación del status de familia, que era propio de los
ciudadanos romanos.
La capites deminutio máxima al hacer perder la libertad, importaba la extinción de
la personalidad, pues el afectado quedaba reducido a la condición de esclavo, sometido a la
potestas de su amo. En todo caso, tratándose de un ciudadano romano es necesario recordar la existencia del ius
posliminiun y de la fictio legis corneliae. Así en virtud de la existencia del ius postliminuin, los derechos del cautivo
adquieren el carácter de provisionales, pues mientras el individuo no muera físicamente, existe la posibilidad de que
recupere su libertad y vuelva a Roma, recuperando su antigua situación jurídica. Por su parte, en virtud de la fictio legis
corneliae, si muere siendo esclavo, se le considera muerto al momento de ser hecho prisionero, vale decir, muere siendo
hombre libre.
En lo referente a la capitis deminutio media, esto es la pérdida de la ciudadanía
romana, se producía en caso de imposición de ciertas penas como cuando se castigaba al
ciudadano al destierro voluntario, deportación a alguna isla o se le condenaba a trabajos
forzados, o bien cuando voluntariamente abandonaba la ciudadanía romana al ingresar a otra
civitas o a una colonia no romana. (En este caso, en lo referente a los derechos
patrimoniales, estos siguen vinculados al sujeto, pero su situación se regula ya no por la ley
romana o jus civile, sino que por la ley de la nueva ciudad a la que se incorpora o bien por las
normas del jus gentium. En todo caso, los deudores pueden tomar los bienes de la persona,
enajenarlos y pagarse con el precio de la venta).
En relación con la capites deminutio mínima y que dice relación con el estado de
familia, existe diversidad de opiniones:
Para algunos, sólo tendría lugar en el caso de que se tratara de una variación
que perjudicara a quien la sufría, vale decir sólo en caso de que un sui juris pasara a ser
alieni juris, para lo cual se fundan en la idea de “disminución de cabeza”.
84
Otros autores, consideran que se esta ante una capitis deminutio mínima
siempre variará la situación de una persona en lo referente al orden de la familia, sin
que ello necesariamente tuviera que conllevar la reducción de la capacidad jurídica, vale
decir, ya sea cuando un sui juris se convertía en alieni juris, lo que sucedía cuando quedaba
bajo la potestad de otro (ej: arrogación, legitimación), también cuando un alieni iuris, sin
perder tal calidad, pasaba de una familia a otra (ej: en caso de que una mujer alieni iuris se
casara cum manus o en caso de adopción) y en último término también lo sería el caso en que
un alieni iuris pasara a ser sui iuris, lo que ocurría en caso de emancipación. En otras
palabras, existiría capitis deminutio mínima en todos los casos en que la persona sin
perder el status civitatis, cambiaba de familia (mutatio familiae), ya por ingresar a una
nueva o bien por salir de aquella a la cual se pertenece, sin ingresar a otra.
85
II.-LAS PERSONAS JURIDICAS:
INTRODUCCION:
En la vida económica, social y jurídica actúan también entes distintos de las
personas físicas individuales. Para el logro de determinados fines tanto individuales,
comunes, de utilidad pública o beneficencia es necesaria la actividad asociada de muchos
hombres y que esa actividad se desarrolle por un tiempo más o menos largo, o bien, se
requiere contar con un cierto conjunto de bienes que se destine para la obtención de un
determinado fin. Así, se señala, la vida humana de corta duración y los menesteres que
entraña su desenvolvimiento conducen al individuo a la unión con otros para complementar
sus exigencias vitales.
El ordenamiento jurídico reacciona con el expediente de la personificación de
colectividades de personas y bienes, reconociendo a algunas entidades la capacidad de
ser titulares de derechos y de crear, modificar y extinguir relaciones jurídicas con otros
seres, vale decir, les reconoce la condición de sujeto de derecho, logrando, con ello, otorgar a
sus bienes una finalidad o sentido social, asegurar su estabilidad, funcionamiento y
permanencia, surgiendo lo que hoy denominamos personas jurídicas, llamadas así por
oposición a las personas físicas o naturales.
Al respecto, en el Epitome Iuris del Código Hermogeniano, recopilado
posteriormente en el Digesto, se nos indica que todo el Derecho fue establecido por causa de
los hombres, lo cual determina que es el hombre el destinatario del Derecho.
CONCEPTO:
Las personas jurídicas pueden ser definidas como creaciones ideales, a las que la
ley les reconoce capacidad jurídica.
Se trata de colectividades de hombres o de bienes jurídicamente organizadas y
elevadas por el ordenamiento jurídico a la categoría de sujetos de derecho, vale decir,
persona, y como tal, capaz de tener su patrimonio, ser acreedora, deudora, concurrir a juicio,
etcétera.
Algunos definen a las personas jurídicas como todo ente diverso del hombre, a
quien el ordenamiento reconozca la capacidad de derechos y obligaciones.
Florentino, al referirse a la herencia yacente, nos señala que ellas sustituyen o
representan a las personas.
PRECISIONES:
Sin perjuicio de las precisiones anteriormente expuestas, no podemos desconocer
que los juristas romanos reconocieron en la práctica la condición de sujeto de derechos
a entidades diversas del hombre, sin que por ello llegaran a sostener que estabamos ante
personas, cuestión, que de ocurrir, que para muchos autores sólo se impuso en época
relativamente tardía del Derecho Clásico, sin perjuicio de que algo se comienza a insinuar
en la ley Iulia de Collegiis, de los tiempos de Augusto y, aún antes, la jurisprudencia trataba
en forma especial al populus romanus.
Algunos autores consideran que la idea de persona jurídica se hace más nítida
durante el Imperio, cuando surge la necesidad de asociaciones organizadas por varios
individuos para cumplir ciertos fines que, en forma individual, resultan impracticables y este
fenómeno se da en esta época porque la familia primitiva, con su constitución de grupo
86
político, social, gentilicio y agnaticio, va desapareciendo. En este sentido, las
personas jurídicas constituyen una sociedad intermedia entre el individuo y el Estado y
se crean otros entes que ayudan al hombre y a los poderes públicos a cumplir sus fines
y solventar sus necesidades.
En Roma, en forma lenta y gradual van adquiriendo fisonomía, ya como
agrupaciones de individuos o asociaciones, ya como ordenaciones de bienes o
fundaciones y según algunos, la idea de personalidad jurídica surgiría al constatarse la
existencia del populus romanus y de los municipios, pero conviene destacar que
originariamente, no se pensaba que el populus romanus, otros entes públicos, las
corporaciones religiosas y de artesanos, tuvieran una personalidad jurídica propia, distinta y
separada de la de cada uno de sus miembros. Así, no se pensaba que un bien fuera propiedad
de la comunidad, sino que se le consideraba copropiedad de los miembros de ésta.
Arangio Ruiz nos dice que las personas jurídicas son fruto de una evolución: sea en
el sentido que el primer reconocimiento está limitado a aquellas entre las personas jurídicas
para las cuales se presenta más difícil la aproximación a la persona física, sea en el sentido
que la distinción entre la persona jurídica como tal y las personas físicas particulares que la
integran o a través de las cuales se desarrolla su actividad, se opera por grados, y sólo en
época avanzada se actúa perfectamente.
Se trata de una institución que exige mucha abstracción, cuestión no ajena
pero no primordial para los juristas romanos, y, por otra parte, las fuentes romanas no
aportan mucho, pero algo se puede extraer. En efecto, los juristas romanos, dedicados
fundamentalmente al estudio del derecho privado, se ocupan muy poco de las personas
jurídicas, la mayor parte de las cuales están en la periferia del derecho privado, y más
bien se rigen por el derecho público.
Al respecto, el profesor Valencia señala que la jurisprudencia reflexiona sobre las personas jurídicas tomado
como paradigma el populus romanus, instituto propio del ius publicum y como ella estaba dedicada de lleno al ius
privatum, encuentra obstáculos, insuperables en ocasiones, para manejar categorías ius publicistas y aplicarlas a aquellas.
El derecho romano conocía ciertamente corporaciones y fundaciones con personalidad independiente, pero
carecía de una teoría general de las personas jurídicas, la cual, según Kunkel arranca del desenvolvimiento dado por al
derecho romano por la ciencia romanística y canonística de la Edad Media y posterior, fundamentalmente de la ciencia
jurídica del siglo XIX y, así, el moderno concepto de persona jurídica como ente ficticio autónomo e independiente de
las personas naturales que puedan estar en su base tanto consideradas individualmente como en su totalidad se debe
finalmente a Savigny, de quien Bello extrajo el material para componer el título XXXIII del Código Civil. Así, se nos
enseña que, hasta el período clásico, la personalidad o capacidad jurídica reconocida a entes distintos del ser humano, sólo
se aceptaba respecto de asociaciones de hombres organizadas para la consecución de fines de interés común (sociedades y
corporaciones). En el derecho bizantino se va más allá en la abstracción y se comienza a atribuir o reconocer capacidad
jurídica a entidades patrimoniales destinadas a un fin especifico (fundaciones).
Para la lógica romana el problema consiste en vencer la idea de persona
natural y aplicar a las asociaciones e instituciones ideales, los principios que rigen al
hombre. En todo caso algo sugieren los textos romano. En efecto, Ulpiano (D.3.4.7.1) al
comentar el edicto de Adriano señala “lo que se debe a una persona colectiva, no se debe a sus
miembros; y lo que debe la persona colectiva, no lo deben sus miembros”.
En general, los textos romanos ofrecen poca información sobre la
personalidad jurídica reconocida a las asociaciones voluntarias de hombres con vistas a
un fin determinado y sólo en la época postclásica y justinianea se habría reconocido
capacidad jurídica a entidades patrimoniales destinadas a un fin específico.
87
Según Joan Miquel, en la Baja Edad Media habría surgido la opinión de
considerar que las personas jurídicas son una ficción, destacándose el trabajo de los
canonistas y, particularmente, Sinibaldus Fiscus, quienes postulan que al igual como existen
personas físicas, hay personas ficticias, creaciones del ordenamiento jurídico, que finge una
unidad allí donde en la realidad hay una pluralidad de miembros; y, al igual que las personas
físicas tienen miembros, que les sirven para actuar, también las tienen las personas fictae, al
actuar a través de sus representantes.
De esta forma se pasa de la metáfora a la construcción jurídica. Los postglosadores
acogen esta doctrina, la que luego es ampliamente difundida por los autores del Siglo
XVI, recibiendo su espaldarazo científico por obra y gracia de Savigny.
En razón a lo expuesto es posible sostener que, sin haber elaborado los juristas
romanos la teoría de la ficción, ella se apoya en las fuentes romanas.
TERMINOLOGIA:
Las expresiones personas jurídicas o morales, son términos modernos,
desconocidos por la jurisprudencia romana, que no utilizó una voz técnica ni general.
Los vocablos que usan los juristas para referirse a los sujetos de derecho que no
son personas físicas no son exactos no bien no permiten abarcar los distintos tipos que
existieron. Así, se refieren a las societas aludiendo a las asociaciones, las que, salvo las
sociedades de recaudadores de impuestos y los encargados de servicios públicos, no son
personas jurídicas.
En todo caso, los juristas postclásicos justinianeos emplean la dicción
universitas para indicar la persona jurídica.
Sólo en Edad Media, y gracias al esfuerzo de romanistas y canonbistas, se pudo
arribar a un desenvolvimiento de la teoría de la personalidad hasta desembocar en la
concepción y terminología contemporáneas.
Ahora, en lo referente a la expresión “persona jurídica”, se considera que fue
Arnold Heise, jurista alemán de principios del siglo XIX quien la acuñó para designar a
aquellos entes que el ordenamiento jurídico reconoce como sujetos de derecho, junto al ser
humano.
CATEGORIAS:
Los romanistas, principalmente los pandectistas, aplicaron la teoría de las
personas jurídicas y sus clasificaciones al Derecho Romano, intentando reconstruir el
pensamiento de los juristas romanos, sirviéndose de una terminología propia de concepciones
más modernas. Es así como en la mayor parte de los tratados del ramo se señala que los
romanos básicamente distinguieron dos clases o categorías de personas jurídicas:
a)Universitates Personarum
b)Universitates Rerum.
88
A)UNIVERSITATIS (UNIVERSITAS) PERSONARUM: La idea era que la
persona jurídica que se creaba constituía el resultado de una asociación de personas o de
individuos con vistas a la obtención de un determinado objetivo o fin, vale decir, están
formadas por un conjunto de personas físicas.
89
A.1.2)LOS MUNICIPIOS: siguiendo el ejemplo del populus Romanus, fue
prontamente reconocida también a las ciudades, a los municipia y a las colonias, la
capacidad de ser titulares de derechos patrimoniales.
Estrictamente hablando, para precisar la situación de las ciudades habría que distinguir entre la época
anterior al año 212 d.C y la época posterior a dicha fecha, pues antes de esa fecha había que distinguir entre las
ciudades que permanecieron extranjeras y las que fueron incorporadas a la ciudadanía romana (municipia),
ambas son personas jurídicas, pero las primeras son formalmente soberanas y las segundas no; de forma tal que las
primeras se hallan, frente a sus ciudadanos, en situación análoga a la del populus romanus respecto de los ciudadanos
romanos.
Los municipia o civitates que, según Caramés Ferro son comunidades humanas que
paulatinamente fueron incorporándose a Roma durante la República y que, en virtud de su
conquista o de un tratado de alianza con Roma, perdieron su anterior condición de
soberanos, aunque conservando una autonomía más o menos amplia según la concesión de
Roma o el tratato suscrito. De esta forma, los municipios así creados tienen su propio patrimonio (Marciano: “son
de las universitas y no de los particulares los teatros y estadios de la ciudad, las cosas comunes y los esclavos”.) y, en
consecuencia en sus relaciones jurídicas comienzan a ser tratados como personas incorporales, disponiendo de sus
propios órganos de actuación. En este sentido, la capacidad de hecho de los municipio es un problema que debe afrontar
la lógica jurídica romano, en especial en lo referente a la manifestación de voluntad. Así, en las fuentes romanas se
considera que es el municipio el que delibera, aunque en realidad sean sus integrantes los que lo hacen.
Los municipios, hasta le época clásica, salvo privilegio especial, no pueden ser herederos ni legatarios -lo que
los diferencia del populus romanus-, pero pueden adquirir bienes a título oneroso, pudiendo ser acreedores o deudores.
En todo caso, en alguna época no determinada se les reconoce la facultad de recibir bienes mortis causas, en caso de un
siervo público (esclavo del municipio) manumitido que moría sin dejar testamento y finalmente, en los tiempos de León,
por una constitución del año 499 d.C. se reconoce al municipio capacidad para ser instituido heredero. Cabe destacar, que
los municipios pueden participar en actos jurídicos privados, pudiendo demandar y ser demandados judicialmente. El
derecho aplicable a los municipios es una mezcla de derecho público y de derecho privado.
De lo anterior resulta que los municipios al igual que el populus romanus es un cuerpo organizado de
personas, con variable número de miembros, sin que ninguno de ellos pueda disponer del patrimonio común. Para
Mommsen lo más importante es la autonomía administrativa del patrimonio de los municipios; aun cuanto están
sometidos de hecho al gobierno y la fiscalización de Roma, las gestiones económicas quedan en manos del consejo y de
los funcionarios de la comunidad.
90
Para referirse a las personas jurídicas que perseguían fines de lucro empleaban la
palabra SOCIETAS y para las otras la expresión CORPORACION. Esta terminología ha
sido recepcionada por muchos ordenamientos jurídicos contemporáneos, entre ellos el
nuestro.
Extinción: Tanto las societas como las corporaciones se extinguen o por haber
conseguido el fin perseguido, o porque éste se hace ilícito, o por falta absoluta de miembros, o
por disolución voluntaria, o por disponerlo así los estatutos, o por disposición de la autoridad
estatal.
91
B)UNIVERSITATES RERUM:
Así como las asociaciones tenían como fundamento a las personas que se asociaban
tras un fin común, las universitas rerum tenían como fundamento o sustrato un conjunto de
bienes aportados o dejados por alguien, teniendo estos bienes una determinada finalidad.
Dentro de las universitas rerum, se pueden señalar: EL FISCO, LAS
FUNDACIONES Y LA HERENCIA YACENTE por otra.
92
Hoy en día, las fundaciones son personas jurídicas de Derecho Privado que se constituían en base a un aporte
de bienes que dejaba un fundador con fines de beneficencia pública. Estos bienes pueden serlo ya por testamento, ya por
donación. Se dice que la fundación vendría a ser la personificación de un fin que debe ser destinado a un fin expresa y
voluntariamente determinado por el constituyente. De allí, que las fundaciones al no haber una asociación de personas
se gobiernan por la voluntad del fundador, vale decir, por lo que este había dispuesto al momento de aportar los bienes,
pero la voluntad de la fundación es expresada por una persona física o por un directorio, a la que es concedida la
representación de esa persona jurídica.
En todo caso, para que un patrimonio destinado a un determinado fin pueda ser
considerado fundación y tener personalidad jurídica, es preciso el reconocimiento
expreso por parte de la autoridad.
93
SEGUNDA PARTE:
REGULACION DE LA FAMILIA
94
Fundamentalmente el estudio de la estructura de la familia se refiere a la
denominada familia propio iure, que corresponde al conjunto de personas sometidas a la
potestad del pater familia. Cuando este pater familias muere, se multiplican las domus o familias, surgiendo
nuevas familias propio iure autónomas alrededor de los hijos varones convertidos por tal hecho en sui iuris y por tanto en
pater familias. En concreto, la familia en el sentido del derecho civil es la llamada familia
propio iure, sin perjuicio de que ya en el derecho clásico se observa un debilitamiento en
su estructura.
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C)PODERES QUE DETENTA EL PATER FAMILIAS:
Cabe destacar que, en principio, se trata de poderes vitalicios, esto es, no se
extinguen con alcanzar alguna edad el sometido, pero el pater puede liberarlo. El
conjunto de los poderes del pater se designaban genéricamente, en la época antigua, bajo
la expresión manus, y más tarde , potestas, pero es posible distinguir las siguientes
manifestaciones de esta potestas:
En el caso de la mujer casada cum manus, el poder o señoría del pater familia
se denomina manus. En todo caso, originariamente con la expresión manus se designaba el conjunto del poder del
pater sobre su familia, personas y cosas; sólo posteriormente esta expresión en su uso técnico se limitó a una de las
manifestaciones del poder del pater (manus era el símbolo y el instrumento del poder, o sea el poder en sí mismo.). Esta
manifestación de poder sólo puede detentarla un varón, se ejerce siempre sobre mujeres
y no existe ya en los tiempos de Justiniano.
Por su parte tratándose de los hijos e hijas legítimos, los descendientes legítimos
de sus hijos varones, los adoptados y los legitimados estamos ante la patria potestad.
Este poder sólo puede ser detentado por un varón.
En el caso de los hijos de familia de otros, entregados al pater en garantía del
cumplimiento de una obligación o entregados en reparación de un daño causado, se
habla de mancipium. El mancipium es una potestad doméstica que consiste en el poder
que se detenta sobre un hombre alieni iuris por un pater que lo ha adquirido mediante
una mancipatio celebrada con el pater familias de aquel. El liber in mancipatio o
persona in causa mancipi conserva la libertad y la ciudadanía, pero se le considera en
una condición de cuasi esclavitud (servi loco) con respecto al pater familias que lo había
adquirido. En realidad, entre ambos no existe propiamente agnación, entendiéndose que
no se había extinguido el parentesco agnaticio que liga a su pater originario. Esta
manifestación de potestad ya no existe en los tiempos de Justiniano.
Finalmente, en el caso de los esclavos, como ya se mencionó, se habla de
dominica potestas.
En base a lo expuesto podemos afirmar que lo que caracteriza a la primitiva
familia romana, es que va mas allá de los vínculos de sangre y de haber sido
engendrado, para distinguirse por una estructura piramidal, en cuya cúspide esta el
poder del pater familias, que sólo desaparece con la muerte o con la ruptura del vinculo
agnaticio.
La pertenencia a la familia, pues, no se basa exclusivamente en el hecho del
nacimiento, pues tanto la adopción como la arrogación permiten la entrada de personas
ajenas que se sujetan a la potestad del pater familias. En este sentido, el pater acepta o
rechaza a su discreción todo hijo nacido de su cónyuge. La adopción juega un rol
importante y los adoptados tienen el mismo status que los hijos procreados por el pater
o su descendencia legítima, siendo una institución tendiente a evitar la extinción de la
familia. Esta libertad del pater en el "reclutamiento" de sus alieni iuris explica la poca importancia que se le atribuye,
en los primeros tiempos, al vínculo de sangre. En este sentido, Alvaro d’Ors destaca que la palabra pater se refiere al
poder más que al hecho biológico de haber engendrado.
Esta concepción de familia permite, por tanto, establecer la distinción propia
del status familae entre alienni iuris y sui iuris, siendo como se ha dicho sui iuris aquellas
que no se encuentran bajo la potestad de un pater y alienni iuris aquellas que se
encuentran bajo su potestad.
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Los sui iuris varones, cualquiera sea su edad, son paterfamilias, expresión que
significa simplemente que ellos están o pueden estar a la cabeza de una familia y que
pueden tener otras personas bajo su potestad. En este sentido debemos insistir en que
esta situación es necesaria para la plena capacidad jurídica, después de los requisitos de
la libertad y de la ciudadanía.
En cuanto a los alienni iuris, no es posible comprenderlos a todos bajo una
denominación común, dado que el ordenamiento jurídico romano reconoce distintas
formas o manifestación de la potestad del pater.
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Conviene destacar que el parentesco agnaticio sólo se transmite por vía de varón,
per virilem sexum, siendo la mujer, en este sentido, finium familia. En este sentido, algunos
autores justifican lo anterior sosteniendo que, por razones económicas y sociales, el pater se interesa de manera
particular por la crianza de los varones y control de la prole masculina y para ampliar el número de los varones dentro del
grupo familiar, se mantiene un sistema de dependencia de los hijos a perpetuidad. En cambio, se "exportan" las hermanas
a otros grupos y se "importan" de aquellos a las cónyuges. Al respecto Guillermo Margadant señala que en el derecho
romano encontramos, desde sus comienzos, un sistema estrictamente patriarcal; sólo el parentesco por línea paterna cuenta
en derecho.
El parentesco agnaticio tuvo mayor importancia en los aspectos religioso y
político que en el derecho privado, en el cual fue muy pronto suplantado por el
parentesco cognaticio.
Por otra parte, la muerte (a la que se equipara la pérdida de ciudadanía y la de la
libertad) del pater no disuelve la agnación entre quienes fueron sus sometidos (la familia
comune iure estaba conformada precisamente por todas las personas que habían estado
sometidas a la potestad del pater fallecido), pero las personas libres que encontraban
inmediatamente sometidos a su potestad pasan a constituir distintas familias, aunque
sigan viviendo juntas. Lo mismo ocurre con el que es emancipado, pues también éste al
hacerse independiente, tiene su propia familia.
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LA COGNATIO SERVILIS: se basa en el contubernio (tipo de unión no matrimonial,
privada y estable, que se daba respecto de los esclavos y siervos) y determina que las personas procreadas
a través de esa unión están ligadas a sus padres y entre sí mediante la cognatio servil
(Cognatio: por cuanto eran de su propia sangre. Servilis: por cuanto seguían en condición de siervo).
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En relación a lo anterior, Gayo precisa las reglas para del parentesco cognaticio, haciendo referencia tanto a
la línea recta y colateral como a los correspondientes grados de parentesco. En efecto, en el Digesto (D. 38,10,1,pr.,3 y 4)
se señala: Los grados de cognación son unos del superior, otros del inferior y otros del transversal o colateral. Del orden
superior son los ascendientes; del inferior, los descendientes y del colateral, los hermanos y las hermanas, así como sus
descendientes. En el primer grado se hallan, en orden ascendente, el padre y la madre; en el descendente, el hijo y la hija.
En el segundo grado, están, ascendiendo, el abuelo y la abuela; descendiendo el nieto y la nieta y en el colateral, el
hermano y la hermana.
La proximidad de parentesco tiene relevancia desde el punto de vista de
algunas prohibiciones para contraer matrimonio legítimo y para establecer la condición
de heredero.
LA PATRIA POTESTAD:
En un sentido estricto o restringido es el conjunto de facultades que tiene el
pater sobre la persona y bienes de los hijos de familia, entendiéndose por tales los hijos
legítimos de ambos sexos, los descendientes legítimos por vía de varón, los hijos
naturales legitimados, los adoptados y los arrogados.
Las personas sometidas a la patria potestad se denominan filiusfamilias y
filiafamilias.
En un sentido amplio es el poder o señorío absoluto del Pater Familias sobre todas las personas libres que
están bajo su dependencia.
En la época antigua y especialmente en un principio, la potestad paterna era
prácticamente un poder absoluto, alcanzando las facultades del pater incluso al poder de dar
muerte o vender transtiberim como esclavos a sus hijos, presentándose como muy semejante a
dominica potestad, esto es, el poder del pater sobre sus esclavos, vale decir, no difiere
mayormente de la potestad dominical que se ejerce sobre los esclavos, los animales o las
cosas inanimadas, pero con el tiempo este poder fue aminorándose estableciéndose normas
que limitaron las facultades paternas motivadas por la relajación de las costumbres, las
transformaciones económicas y por el cristianismo.
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FACULTADES QUE CONFIERE LA PATRIA POTESTAD:
Es necesario distinguir entre facultades relativas a la persona del hijo y a las
relativas a los bienes del hijo.
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Se puede afirmar que según el derecho justinianeo el padre no tiene más que
un derecho de corrección moderado, debiendo dirigirse al magistrado para los casos
graves.
LOS PECULIOS:
CONCEPTO: Se trata de una cierta cantidad de bienes cuya administración y/o
dominio corresponde al hijo. Los principales peculios que reconoció el derecho romano en
relación con el hijo de familia fueron:
a.- PECULIO PROFECTICIO;
b.- PECULIO ADVENTICIO;
c.- PECULIO CASTRENSE;
d.- PECULIO CUASI CASTRENSE.
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a.- PECULIO PROFECTICIO: consiste en una cierta cantidad de bienes o
dinero que el pater entrega al hijo para que este goce de ella y la administre, pero no
puede disponer de esos bienes, no puede enajenarlos, pues el pater de familia continua
siendo el propietario.
Este peculio es esencialmente revocable y, a la muerte del hijo, estos bienes retornan
automáticamente al patrimonio del pater, del cual realmente nunca han salido.
Cuando el hijo se emancipa, el pater recupera el peculio, pero si por cualquier
motivo continua en poder del hijo, puede llegar a adquirirlos por usucapion, de acuerdo a las
reglas generales. (1 año para los muebles, 2 años para los inmuebles)
Cabe hacer presente que este peculio también puede concederse al esclavo.
En relación al peculio profecticio es del caso recordar la existencia de la actio
de peculio et de in renverso.
103
d.-PECULIO ADVENTICIO: está constituido por todo lo que el hijo adquiere
de su madre (bona materna), de los abuelos maternos (bona materna genesis) y, en
general, de cualquier forma que no sea del pater o en calidad de castrense o cuasi
castrense.
Sobre los bienes que conforman este peculio, tiene el hijo el dominio y el pater
la administración y el usufructo. Cabe destacar que el pater no tiene este último derecho
sí el constituyente del peculio lo prohibe expresamente.
Fue introducido en la época de Constantino, a principios del siglo IV d.c., quién estableció que los bienes que
el hijo heredase de su madre no siguiesen el régimen general de pasar al domonio del pater sino que quedan para el hijo,
pero el usufructo y la administración eran para el pater. Luego se amplió a los regalos que el hijo recibiera en herencia o
donación o por causa de matrimonio de parte de cualquiera de sus ascendientes maternos. Finalmente, Justiniano declaró
que todos los bienes que no son castrenses ni quasi castrenses y que el hijo no debe a la liberalidad de su padre,
formarían parte del peculio adventicio.
Como señalamos, estos bienes pertenecerían al hijo en nuda propiedad,
teniendo el padre el usufructo y administración de los mismos sin más limitación que la
prohibición de gravar y enajenar. Vale decir, el hijo es el dueño, pero no puede disponer de
estos bienes por acto entre vivos sin consentimiento del padre y era incapaz de testar.
En su origen, el peculio adventicio, en caso de premuerte del hijo, pasaba al padre,
pero Justiniano dispuso que tales bienes debían distribuirse de acuerdo a las reglas del
derecho sucesorio
Cabe destacar que solía ocurrir que el padre no emancipara por interés de
conservar el usufructo de los bienes, lo que se trató de evitar permitiendo que el padre
retuviera el usufructo de un porcentaje de los bienes (Constantino: un tercio. Justiniano: la
mitad)
SITUACIÓN EN EL DERECHO JUSTINIANEO:
1.-Pertenecen en propiedad al hijo todos los bienes no procedentes del pater,
con excepción de los bienes comprados con dineros paternos y los Bienes donados al hijo
en consideración al pater o por gratitud hacia el pater.
Respecto de estos bienes de dominio del hijo, el padre tiene la administración y
el usufructo, salvo cuando por disposición legal o por otra causa se hubiese excluido al
pater de la administración y el goce.
2.-Siguen siendo de propiedad del pater, los bienes que éste entrega al hijo, los
que éste adquiere con los bienes que el pater le suministra y los que son donados al hijo
en consideración o en gratitud hacia el pater.
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1.- POR PROCREACION EN JUSTA NUPTIA:
Todo hijo procreado en justa nuptia, reuniéndose los requisitos que se analizan
al tiempo de estudiar la filiación legítima, tiene la calidad de legítimo y por el solo
hecho de ser legítimo queda sometido desde su nacimiento a la patria potestad del pater.
La filiación es el vínculo que une a un hijo con su padre o madre y en Roma
podía ser legítima o ilegítima. Sin perjuicio de lo que diremos más adelante, al estudiarla, la
filiación legítima se fundamenta en la naturaleza y en la ley y ella procede únicamente de
legítimo matrimonio romano, pero ello no quiere decir que todos los hijos que nacen
durante el matrimonio sean legítimos: lo que constituye la legitimidad de un hijo es la
concepción dentro de la iusta nuptia de sus progenitores, vale decir, para determinar si
un hijo es legítimo o ilegítimo, hay que atender a la concepción.
Por ser la concepción un hecho íntimo y por ser la duración de la gestación variable,
para poder establecer si un hijo había sido concebido dentro de iusta nuptia debía recurrirse a
una, aquella que presume la época de la concepción, que como sabemos es de derecho, esto
es, no admite prueba en contrario. En buenas cuentas se trata de una presunción que gira sobre
la base de una duración mínima y máxima, determinándose de esta forma un período preciso
o época dentro del cual debe necesariamente haberse producido la concepción, este período
tiene una extensión de 120 días.
En este contexto y en razón de la referida presunción, sólo podían entenderse
procreados en justa nuptia, presumiéndose legítimos y que tenían por padre el marido
(presunción simplemente legal), los hijos nacidos después de los 180 días de celebrado el
matrimonio y mientras este subsistiera (varios textos romanos en lugar de los 180 días señalan
182, pero los derechos modernos fijaron simplemente el plazo de 180 días).
De la misma forma serían legítimos también los hijos nacidos dentro de los 300
días subsiguientes a la disolución del matrimonio. La criatura que nace después de los 300
días no se encuentra amparada por la presunción de tener por padre al marido. En todo caso,
el pater puede impugnar la paternidad.
Aquí conviene recordar que no sólo los hijos e hijas legítimos quedan sometidos
a la patria potestad del pater familias sino también los descendientes legítimos de sus
hijos varones (las mujeres son finius familias). Los descendientes por línea femenina no
son miembros de la familia.
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FORMAS DE LEGITIMACION: En base a lo expuesto anteriormente es posible
señalar tres formas de legitimación:
a.- por matrimonio subsecuente de los padres (per subsequens matrimonium)
b.- por oblación del hijo a las curias (per oblationem curiae)
c.- por rescripto imperial (per rescriptum principis).
b.-POR OBLACION A LA CURIA: Una constitución de Teodosio II Y Valentiniano III, faculta al pater
para legitimar a un hijo natural si lo ofrecía para integrar la curia de su ciudad, como decurion, siempre que no
tuviera hijos legítimos. A este ofrecimiento se le llamaba oblación a la curia. Además, el padre podía legitimar a una
hija mujer si la casaba con un decurión, y además, la dotaba. A diferencia de la anterior, sus fines fueron más
políticos y utilitarios antes que inspirados por una idea moral y un sentimiento de benevolencia hacía los hijos naturales:
aumentar el número de decuriores. Justiniano permitió esta forma de legitimación incluso en caso de existir hijos
legítimos.
c.-POR RESCRIPTO IMPERIAL: era una forma de legitimar hijos naturales que requería de una
resolución del Emperador, concretamente un rescripto, exigiéndose que no existieran hijos legítimos y se usaba en el caso
en que no fuera posible el matrimonio con la concubina, sea materialmente por la muerte o ausencia de la concubina, sea
moralmente por su indignidad.. Fue introducida por Justiniano, quien luego determinó que el deseo formalmente
expresado en el testamento del padre bastaría para autorizar a los hijos a pedir ellos mismos el rescripto de legitimación.
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CAPACIDAD E INCAPACIDAD PARA ADOPTAR:
INCAPACIDAD: Eran incapaces de adoptar, los peregrinos, los alieni juris, los
castrados (no los impotentes cuya incapacidad era desconocida a los ojos del derecho), los
que tuvieran descendientes legítimos varones, los tutores y curadores mientras no
rindieran cuentas y aquellos cuya fortuna fuere inferior a la del adoptado, salvo casos
excepcionales.
No podía adoptar nuevamente quien después de haber adoptado a una persona
luego la había emancipado.
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1º.-ADOPCION PROPIAMENTE TAL O DATIO IN ADOPTIONE:
Es la adopción de un alieni iuri, esto es, de una persona sometida a la potestad de
otra. Podían ser adoptados tanto hombres como mujeres.
Era un acto jurídico de derecho privado, de ella no resultaba la desaparición de
una familia, ni de un culto familiar por ser el adoptado era alieni juris. El adoptado pasaba a
formar parte de la familia agnaticia del adoptante como hijo y adquiría la calidad de
heredero.
2º.-ARROGATIO:
Era la adopción de personas sui juris.
Se le señala como la forma más antigua de adopción y en ella se advertirían los
rasgos de un régimen de vida de intimida comunidad, propia de una época profundamente
arcaica.
Era un acto jurídico político y religioso, pues determinaba la extinción de una
familia y de su culto domestico, mediante el cual un pater (varón sui iuris) pasaba al
poder de otro y tomaba el culto doméstico de éste.
En sus inicios sólo es admisible respecto de varones siempre que fueran plenamente
capaces (aunque sólo es aceptado por algunos), puesto que los incapaces y las mujeres, no
podían participar en los comicios, sin perjuicio de que además la adopción de una mujer no
tenía objeto puesto que no servía para perpetuar la familia agnaticia, pero ya en la época post
clásica, al realizarse mediante rescripto imperial ella, se hace extensiva a las mujeres y a los
interdictos.
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EFECTOS DE LA ADOPCION:
La arrogación y la adopción producían efectos comunes a ambas y efectos
propios a cada una de ellas.
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CAUSALES DE TERMINO DE LA PATRIA POTESTAD
2.-CAUSALES VOLUNTARIAS.
a)la entrega de un hijo en adopción, o en caso de una conventium in manus
tratándose de una hija o nieta. Estrictamente hablando en estos dos casos no se adquiere
la condición de sui iuris pues el adoptado como la hija que se casa cum manus sólo
cambia de pater familia.
En el caso, de una arrogatio, ésta hace cambiar de pater a todos los sometidos
al arrogado, como nieto o bisnietos del arrogante, los cuales quedan de nuevo bajo la
potestad del arrogado al morir el arrogante o sufrir éste capitis deminutio máxima o
media.
b)por EMANCIPACION:
Estrictamente hablando, la emancipación es el efecto que producen algunos hechos o actos, pudiendo
definirse como el fin de la la patria potesdad por la ocurrencia de un hecho o en virtud de un acto, pero no es el sentido
que vamos a considerar. Para efectos de este curso, la emancipación es un acto una declaración de
la voluntad del pater, en virtud del cual éste desliga a una persona sometida a su patria
potestad sin someterla a otra. También se define como un acto solemne por el que el
pater libera a una persona sometida a su patria potestad de ésta para hacerle sui iuris,
adquiriendo de esta forma capacidad para disponer de su propio patrimonio.
ORIGEN: Se dice que la emancipación fue introducida para independizar a los hijos cuando excedían de
cierto número, de forma tal de evitar la división antieconómica de los predios rústicos, solía retener el pater familias
solamente a un hijo bajo su potestad, el cual había de ser el único heredero.
Algunos autores señalan que originariamente podría haber tenido un carácter penal, para excluir de la familia
y de los cultos familiares a un hijo declarado indigno o culpable, pero en el derecho clásico es un acto a favor del hijo, al
concederle plena capacidad para disponer de su propio patrimonio
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REQUISITOS PARA QUE OPERE LA EMANCIPACIÓN:
1.-Voluntad del pater: En general, la emancipatio es un acto que depende del solo
designio del pater, pero en ciertos casos el pater podía ser obligado a emanciparlo, como
por ejemplo cuando lo maltrataba o había procurado corromperlo o si lo había abandonado o
bien cuando aceptaba una herencia, que se le dejaba con la condición de emanciparlo, o bien
cuando tratándose de un hijo adoptado siendo impúber, él cual alcanzada la pubertad podía
solicitar ser emancipado.
2.-Observancia de ciertas formalidades, pues el pater no podía por su propia
voluntad romper el vinculo agnaticio o civil. Las formalidades, variaron con el tiempo,
distinguiéndose según las épocas, tres clases de emancipación en base a las formalidades
exigidas: a)Emancipación antigua, b)Emancipación Anastasiana (Emperador
Anastasio) y c)Emancipación Justinianea.
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c)EMANCIPACION JUSTINIANEA: La emancipación se efectuaba ante un
magistrado. El pater acompañado de su hijo que iba a ser emancipado, concurría ante el
magistrado y le solicitaba la emancipación del hijo, de lo cual tomaba nota el magistrado.
Cabe tener presente, que tanto en los tiempos de Anastasio y de Justiniano el
parentesco agnaticio ya había perdido su importancia y lo que se privilegiaba era el
parentesco cognaticio.
EFECTOS DE LA EMANCIPACION:
1.-El hijo alienii juris se convierte en sui juris.
2.-En el antiguo derecho, el emancipado dejaba de ser pariente agnado de su
padre, pero ya avanzado el derecho clásico se estableció que el hijo conservaba el
parentesco agnaticio con su padre con todos los derechos sucesorios y demás que
conlleva la agnación. En todo caso, ya en la época de Justiniano esto perdió importancia
pues lo que se consideraba para los efectos sucesorios y los derechos de los hijos era el
parentesco cognaticio.
3.-En el caso de la emancipación clásica, el pater queda en condición de patrono
y por tanto con derechos en la sucesión de su hijo en caso de no hacer éste testamento y
además tiene derecho a ser su tutor legítimo, si es impúber, o en todo caso, cuando se
trata de una mujer.
4.-Al pasar a ser sui juris el hijo, éste adquiere plena capacidad de goce, lo que
le permite hacerse de su propio patrimonio, que va a poder manejar en la forma que estime
conveniente.
5.-En lo referente a los peculios:
a)el hijo conserva el peculio profecticio, siempre que su pater no se lo hubiese
privado expresamente, pero no lo conserva en propiedad sino que en posesión, lo cual le
va a permitir adquirir los bienes que lo integran por usucapión.
b)en lo que respecta al peculio adventicio, a la época de Justiniano, el padre
conserva el usufructo del cincuenta por ciento de los bienes que lo integran.
c)la situación de los peculios castrense y cuasi castrense, que eran de exclusiva
propiedad del hijo, no varía.
LA MANUS.
CONCEPTO DE MANUS:
Se entiende como una de las manifestaciones del señorío del pater familias
sobre los miembros de su familia, en cuya virtud la mujer entre a formar parte de la
familia agnaticia de su marido (vir), como si fuera hija de familia, quedando en
consecuencia bajo la absoluta dependencia del pater familia (del marido o, si éste es
alienii juris, del jefe de la familia de éste), dejando de pertenecer a su familia agnaticia
originaria. Dentro de la estructura jurídica del matrimonio romano, la manus tiene una importancia fundamental. En
efecto, para los romanos la mano (manus) es el miembro que puede manifestar exteriormente el poder, de allí que la
manus constituye, de manera significativa, el poder del marido sobre la mujer, sin perjuicio que con el correr de los
tiempos se restringió el poder que ésta concedía al marido.
La mujer in manu quedaba como hija de su marido (filiae loco) y hermana
agnada de sus hijos. Si el marido era alieni iuris, entraba ella bajo la potestad de su
suegro, como nieta (nepti loco), o como bisnieta cuando el marido era el nieto de aquel
pater familias. En estos casos, al decir de D'Ors, la manus, quedaba como absorvida en la patria potestad bajo la que
el marido se hallaba, de allí que se afirme que la entrada bajo la manus produce efectos análogos a los de la adopción, o,
cuando la mujer es sui iuris, a los de la arrogación. Esta manifestación del poder de un paterfamilias
desaparece tempranamente mucho antes de Justiniano.
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II.-EL MATRIMONIO:
El matrimonio está íntimamente relacionado con la conformación de la familia
romana. En efecto, se trata de una relación personal que determina en ciertos casos la potestad
del pater sobre su mujer y sus hijos. Se trata de un asunto referido al orden privado, por lo cual ninguna
autoridad estatal intervenía en su celebración ni hacía falta solemnidad alguna.
CONCEPTO:
Ulpiano nos dice que es la unión del varón y de la hembra que implica plena
comunidad de vida. (ets viri et mulieris conjunctio, individuam vitae consuetudinem continens)
Por su parte, Modestino, nos señala que es la unión del varón y de la hembra que
conlleva tanto compañía para toda la vida como comunicación del derecho divino y
humano.
Justiniano en las Institutas señala que las nupcias son la unión entre el hombre y
la mujer con la intención de continuar la vida en común.
También se conceptualiza como la cohabitación de personas de distinto sexo, con
la intención de ser marido y mujer y constituir entre ellos una comunidad absoluta de
vida.
Estrictamente hablando, estas definiciones pueden ser exactas para definir el
matrimonio romano de los tiempos arcaicos o para expresar un ideal de la institución,
pero no dan una idea plena del matrimonio romano, por lo menos de la institución de la
época clásica y subsiguientes. En efecto, desde fines de la República y durante todo el
imperio, el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer, esencialmente
disoluble, que no conlleva casi nunca la potestad del marido sobre la mujer, ni hay entre
ellos ninguna comunicación de derechos divinos y humanos, pero si conlleva una
comunidad plena y una cierta fusión de dos personas, tomando la mujer el rango y los
títulos del marido.
113
Para los partidarios de esta posición, el matrimonio es una mera situación de convivencia de dos personas de
distinto sexo, cuyo inicio no está marcado por exigencias de formalidad alguna de orden jurídico, manteniéndose por la
affectio maritalis o intención continua de vivir como marido y mujer, siendo, por tanto, un hecho social en el cual la ley
tenía poco que ver.
Sin perjuicio de ello, hoy en día algunos insisten en considerar al matrimonio
romano como un contrato o mejor dicho que nace de un contrato y que éste sólo exige
que los contratantes sean capaces de consentir y que se consentimiento sea serio y no
simulado, agregando que como contrato no admite condiciones ni términos (plazos).
Otro sector de la doctrina, identifica el consentimiento existente en el
matrimonio con él que se da en los contratos de sociedad, señalando que el consentimiento
de los contrayentes es el único elemento esencial en orden a la existencia del matrimonio, el
cual viene a parecerse a un contrato de sociedad surgiendo y persistiendo por la mera voluntad
de los cónyuges.
1.-LA PUBERTAD: se exigía por ser esa la edad apta para procrear Esta
exigencia se explica por el fin mismo del matrimonio que consiste en la perpetuación de la
especie. En concreto se exige que tanto el varón como la mujer sean en razón de su edad
sexualmente capaces. Al respecto no debemos olvidar la diferencia de criterio entre
proculeyanos y sabinianos en cuanto a la forma de establecer si un varón había alcanzado la
pubertad.
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CLASES DE IMPEDIMENTOS: Para efectos didácticos se estila clasificar los
impedimentos en absolutos y relativos.
IMPEDIMENTOS ABSOLUTOS: aquellos que imposibilitan que alguien
contraiga matrimonio con cualquiera otra persona. Vale decir, el afectado no puede
contraer matrimonio con nadie.
IMPEDIMENTOS RELATIVOS: aquellos que imposibilitan que alguien
contraiga matrimonio con ciertas y determinadas personas. Quien está afectado por tal
impedimento puede casarse salvo con ciertas personas.
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a.2)En lo referente al parentesco por afinidad, no podían celebrar justa nuptia la
madrastra viuda o divorciada con su hijastro, el padrastro viudo o divorciado con su hijastra,
la suegra y el yerno y el suegro y la nuera, llegándose con el cristianismo a prohibirse el
matrimonio entre cuñados.
a.3)También se prohibe el matrimonio entre adoptante y adoptado y entre el
adoptante y la mujer de su hijo adoptivo.
a.4)Por otra parte, en los tiempos del cristianismo se habría llegado a prohibir el
matrimonio entre padrino y ahijado, entre los cuales existiría algo así como un parentesco
espiritual.
a.5)Es del caso recordar la distinción propiamente romana entre parentesco
cognaticio y agnaticio, limitándonos a señalar que en la época que se privilegió o consideró
el parentesco agnaticia, éste constituía un impedimento y así se señala que el matrimonio
exigía que los marido y mujer provengan de familias diversas.
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d)LA TUTELA Y CURATELA: De acuerdo a un senado consulto de los tiempos
de Marco Aurelio y Comodo (entre 175 y 180 d.C.) se prohibía el matrimonio entre tutor y
pupila, antes de rendir cuenta sobre la administración de sus bienes y mientras no se
extinga el plazo para intentar una restitutio in integrum por menor de edad,
estableciéndose que el impedimento se extendía también al pater del tutor y sus
descendientes.
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a.-Si el hijo se había casado sin la autorización de su pater, éste podía después de contraído el matrimonio,
ratificarlo o confirmarlo con lo cual se subsanaba cualquier vicio que se derivara de la falta de autorización paterna, o sea
la ratificación posterior confirma el matrimonio ya contraído.
b.-Si el pater no puede prestar su consentimiento por encontrarse ausente, prisionero de guerra o padecer
algún impedimento que le imposibilitare otorgarlo, puede prescindirse de este requisito, estableciéndose en el derecho
justinianeo que hubiesen transcurrido tres años de ausencia, permitiéndose incluso antes si pareciere verosímil que el
pater no se opondría al matrimonio.
c.-Si el pater no puede prestar el consentimiento en razón de que se encuentre afecto por alguna enfermedad
mental, el consentimiento debe ser otorgado por el magistrado oyendo al curador y a los miembros más importantes de la
familia.
d.-Si el pater de la contrayente se niega a prestar el consentimiento sin que exista causa o motivo suficiente,
puede ser suplido por el magistrado. Ello no ocurre cuando el pater familias del varón es el que rehusa su consentimiento,
pues aquí rige un principio según el cual a nadie puede hacérsele un heredero contra su voluntad (se aplicaría en caso de
matrimonio de hijas). Finalmente, Justiniano equipara a los hijos de ambos sexos.
Cabe destacar que el pater no puede imponer a un filiusfamiliae un
matrimonio, dado que el matrimonio exige siempre el contrayente del varón y la mujer que
se unen en comunidad.
SITUACION DE LOS SUI IURIS: Cabe destacar que respecto de los sui juris, en
virtud de dos constituciones de Constantino se exige para el matrimonio de las hijas
menores de edad el consentimiento del padre, de la madre y a falta de ésta, de los más
próximos parientes.
En el caso de una mujer sui iuris mayor de edad, algunos autores consideran
que debía intervenir la autorización del tutor, pero cesada la tutela en razón del sexo,
sólo se exigía el consentimiento de los parientes próximos y en caso de disenso, la
intervención de la autoridad judicial.
118
En este sentido Accarias considera que lo que es necesario es que la
cohabitación física sea actualmente posible o bien que la mujer sea puesta bajo la
disposición del marido (Paulo destaca que un hombre ausente puede casarse a diferencia
de una mujer ausente). En concreto, puede contraerse el matrimonio entre personas
ausentes, que manifiesten su intención por carta o mensaje, pero a condición de que la
mujer entre en la casa del marido, iniciando así aquella vida común que sería el
elemento objetivo del matrimonio.
119
como autor del delito de corrupción, otorgándole un plazo de sesenta días para que él o el pater castigaran a
la mujer en conformidad a las facultades que les reconocía el ordenamiento jurídico. Vencido este plazo, para que el
crimen no quedara impune, la acción popular estaba abierta a cualquiera. De esta forma, el escandalo sancionaba a los
maridos demasiado indulgentes. Constantino, tres siglos después intentó volver a la vieja reglamentación. Finalmente,
Justiniano reemplazo la pena de muerte por la reclusión de la mujer en un monasterio, de donde podía salir, en caso de
perdón del marido, al cabo de dos años.
En el matrimonio romano, nos dice Valencia, sólo la mujer es responsable por
infidelidad sexual. El marido, en cambio, no lo es: su infidelidad únicamente se tenía en
cuenta como eximente o atenuante del adulterio de la mujer.
3)Los cónyuges no pueden ejercer el uno contra el otro acciones que conlleven
pena infamante., ni las sustracciones entre ellos son consideradas como hurto, o por lo
menos se excluye, por regla general, salvo situaciones especiales, la acción de hurto. En
todo caso el cónyyuge afectado puede ejercitar, mientras dura el matrimonio, una condictio sine causa; y después del
matrimonio puede ejercer una actio rerum anotarum para recuperar la posesión de las cosas sustraídas durante el
matrimonio.
5)Marido y mujer deben cohabitar y la mujer tiene por casa a la del marido,
siendo ese su domicilio.
120
postliminium en caso de que ambos cónyuges cayeran prisioneros y continuaran cohabitando y luego
recuperaban su libertad, por lo cual se entendía que el matrimonio no se había disuelto y así los hijos que tuvieron en
cautiverio serían legítimos y sujetos a la potestad del pater.
En todo caso, Bonfante destaca que en el derecho postclásico, por influencias de
las concepciones cristianas se prohibía contraer nuevas nuptias si constaba que el
marido o la mujer vivían en cautividad, y sólo se permitía después de un plazo de cinco
años, cuando fuese incierta la supervivencia. Si el cónyuge libre, a pesar de la prohibición,
hubiera pasado a otras nupcias, se le consideraba como si se hubiera divorciado y quedaba
sujeto a las penas establecidas en dicha época para el divortio sin causa (ex iusta causa)
121
Breve referencia a la evolución histórica del divorcio en Roma:
Lo primero que debemos precisar es Roma al igual que la mayor parte de los pueblos de la antigüedad
entendían que el matrimonio era algo disoluble. Sin perjuicio de ello, en los primeros tiempos por la rigidez de las
costumbres, las disoluciones no fueron frecuentes. Es más se dice por algunos que no era practicado y que el primer caso
sólo se habría dado en el año 230 a.C. cuando Spurius Carvilius Ruga repudió a su mujer, que amaba, por ser estéril; pero
para ello debió jurar ante los censores que se divorciaba por causa de tener hijos. El temor a las sanciones que podían
imponer los censores frenó el abuso del repudio, por lo cual se encontraron pocos casos durante los cinco primeros siglos
del ciudad.
Con el tiempo y con la relajación de las costumbres la situación varió y es así como a fines de la República y
comienzos del Imperio, las disoluciones de matrimonio por divorcio eran frecuentes, tanto que ni siquiera los hombres de
Estado más destacados no se preocupaban en dar ejemplo de buenas costumbres, siendo abundantes los casos
extravagantes, no siendo extraño que entre la juventud de la época se considerara al matrimonio como una carga y entre
las mejores familias los varones se fuesen en busca de cortesanas con ricas dotes para casarse con ellas, pues no tenían
más que repudiarlas para hacerse con una parte de la dote. Ya no es cuestión del tribunal doméstico ni de los censores.
Estas instituciones se consideran ridículas y pasadas de moda. En todo caso un intento importante por restablecer la
moralidad se aprecia en la legislación matrimonial de Augusto, pero sus leyes no alcanzaron el objetivo propuesto. Al
respecto Marquardt señala que Roma e Italia, bajo el Imperio, caen en los más bajos escalones de la degradación moral: el
desenfreno desvergonzado existente en la corte y en la alta sociedad, la familia hecha pedazos, el celibato era un honor, la
prostitución triunfando, los frecuentes vicios contra natura, que pierden al hombre en cuerpo y alma; tal era el triste
reverso de este brillante período. En cuanto a la causa de este estado de cosas, algunos lo atribuyen al abandono de la
educación familiar y al hecho de que en cuanto a la religión romana, ya hacía tiempo que los hijos no creían en los dioses
manes. Lo anterior se traduce en que los hombres y mujeres de esta época empleaban más que nunca el divorcio y, sobre
todo, el repudio, situación que era superada por los propios emperadores romanos que no dudaban en abusar del divorcio
(Calígula, Claudio, Nerón)
Finalmente, como consecuencia de la influencia del Cristianismo la situación volvió a cambiar. La influencia
del cristianismo en la legislación imperial, indirectamente, se manifiesta por la repercusión de los principios y máximas
cristianos en las costumbres y vida social de los romanos, y de forma directa, por la introducción paulatina en las
constituciones imperiales principios fundamentales.
En todo caso, el intento de la Iglesia de crear un derecho específicamente cristiano no tuvo éxito. En todo
caso, en la legislación justinianea encontramos una marcada influencia del cristianismo, relativa al matrimonio,
especialmente sobre el divorcio, aumentándose las limitaciones sobre la posibilidad de divorciarse, pero no se considera
imposible su práctica, por lo cual, en Roma, siempre existió la posibilidad de término del matrimonio por divorcio.
122
De lo expuesto se desprende que el divorcio era libre y sin necesidad de causa,
sin perjuicio de que en los tiempos del cristianismo, en una actitud abiertamente
contraria al divorcio, se impusieron penas a los divorcios sin motivo legalmente
tipificado.
Finalmente, debemos señalar que algunos comentadores señalan que en Roma el
matrimonio podía ser disuelto como cualquier contrato y aun con más razón pues se
basaba en el afecto y la confianza mutuos, factores que ninguna ley puede garantizar ni
imponer.
MODALIDADES DE DIVORCIO:
A)DIVORCIO POR COMUN ACUERDO DE LOS CONYUGES
B)DIVORCIO POR VOLUNTAD DE UNO SOLO DE LOS CONYUGES:
REPUDIO.
C)DIVORCIO FUNDADO EN CAUSAL DE CULPA DE UNO DE LOS
CONYUGES:
D)DIVORCIO BONA GRATIA:
Esta regulación del Divorcio, fue efectuada por Justinano, pues antes de él no
hay mayor sistematización. Este emperador, trató de limitar y suprimir la institución del
divorcio, pero por ser algo muy arraigado en la costumbre de los romanos, se vio obligado a
regularlo y según algunos a perfeccionarlo al explicitar las categorías de divorcio.
A)DIVORCIO EX COMMUNI CONSENSU, ESTO ES, POR COMUN ACUERDO DE LOS CONYUGES,
vale decir ambos cónyuges estaban de acuerdo en poner término al matrimonio, pues en ambos había cesado la afectio
maritalis, pues tal como señalamos el consentimiento debía ser permanente, a diferencia de nuestra legislación en que se
exige el consentimiento inicial. Este fue prohibido por Justiniano, pero fue restablecido inmediatamente después de su
muerte por su sucesor Justino II.
B)DIVORCIO POR VOLUNTAD DE UNO SOLO DE LOS CONYUGES: A este divorcio se le llama
REPUDIO (repudium, viene de pudere= sentir repulsión en el sentido de verguenza), respecto del cual en una primera
época era necesario distinguir entre matrimonio cum manus y matrimonio sine manus, pues en el primero sólo podía
repudiar el marido. Al respecto Plutarco menciona una supuesta ley de Rómulo que permitía al marido repudiar
a su mujer, derecho que no se reconocía a favor de la mujer, sin perjuicio que luego se extendió a ambos. En todo caso, si
bien el repudio estaba exento de formalidades, sus efectos dependían de la concurrencia o no de ciertas causales.
La ley Julia de Adulterii de la época de Augusto estableció que para que pudiera operar el repudio, aquel que
repudiara debía notificar al otro cónyuge su repudio. Esta notificación se efectuaba normalmente por medio de un liberto y
delante de siete testigos. Otra ley de esa época, prohibió el repudio a la mujer liberta que se había casado con su ex amo.
Sin perjuicio de ello, algunos romanistas, sostienen que una repudiación tácita podía presumirse en caso de separación de
hecho prolongada de los cónyuges.
En todo caso, hasta la época de los emperadores cristianos no existió interés por limitar esta facultad, sin
perjuicio de que los romanos y las romanas, en especial de la clase alta, usaron y abusaron de esta libertad.
C)DIVORCIO EX IUSTA CAUSA, ESTO ES, FUNDADO EN CAUSAL DE CULPA DE UNO DE LOS
CONYUGES: Uno de los cónyuges optaba por poner término al matrimonio aduciendo una causal basada en la culpa del
otro cónyuge, como un crimen o atentado en su contra, crímenes que el otro hubiese cometido contra el emperador,
adulterio o malas costumbres de la mujer, falsa acusación de adulterio por el marido, infidelidad reiterada del marido
dentro o fuera de la casa conyugal. En este caso, el repudiado pierde la dote o la donatio propter nupcias, y si se trata de
una adultera, es encerrada en un convento.
D)DIVORCIO BONA GRATIA: Se refiere al caso en que uno de los cónyuges optaba por poner término al
matrimonio alegando una causal que justificara ponerle término, pero que no era imputable a otro cónyuge, como por
ejemplo, el caso del marido que iba a recibir ordenes sacerdotales, incapacidad de generar, ausencia del soldado sin dar
noticias por más de cuatro años, locura furiosa, reclusión en un convento, etcétera.
Cabe destacar que Petit, emplea la expresión bona gratia para referirse al divorcio por mutua voluntad de los
cónyuges, oponiéndolo al divorcio por repudiación.
123
LAS SEGUNDAS NUPCIAS:
En los primeros tiempos la sociedad romana no era partidaria de las segundas
nupcias; posteriormente y especialmente y en parte por la obra de Augusto la situación varió e
incluso se puede decir que se fomentó, pero con el cristianismo la tendencia volvió a ser
desfavorable. En todo caso, nunca se prohibieron las segundas nupcias. Cabe recordar que
la mujer viuda que deseaba volver a casarse debía aguardar el llamado año de luto, no
pudiendo contraer matrimonio mientras no hubiese transcurrido el año de luto que
luego se bajó a 10 meses contados desde la muerte del anterior marido. En caso de
infringir esta norma, la mujer era tachada con nota de infamia y perdía los derechos que
le correspondían como heredera de su marido fallecido.
En todo caso, siempre que una mujer contraía segundas nupcias, todo lo que había
adquirido de su cónyuge pre muerto pasaba en dominio a sus hijos y ella sólo conservaba el
usufructo de dichos bienes.
124
En concreto, estas dos leyes, sin ser la intención del legislador, favoreció y reguló el concubinato. En efecto,
como consecuencia de estas leyes, estaba sancionado todo comercio con toda joven o viuda fuera de justa nupcia con
excepción del concubinato, pero sólo era permitido entre personas púberes y entre las cuales no exista vinculo de
parentesco que impida el matrimonio. Por otra parte, no se puede tener más de una concubina, no puede vivir en
concubinato una persona casada y no es posible que una mujer honesta e ingenua viva en concubinato (estrictamente debía
ser condenada por stuprum, pero de hecho no recibía ninguna sanción).
Cabe destacar que en el Digesto se señala que se presume el concubinato cuando se cohabita con una
prostituta, una liberta ajena o una mujer de baja extracción. En cambio, siendo mujer de vida honesta o ingenua es
indispensable una manifestación expresa del hombre para que no se admita la existencia de matrimonio legítimo.
Se señala que el concubinato adquirió relevancia jurídica por influencia del cristianismo, llegando según
algunos a constituir una unión similar, pero inferior, al matrimonio y según algunos sería entonces cuando se le habría
impuesto la monogamia, esto es, no se podía tener esposa y concubina, ni dos concubinas.
Los hijos tenían una situación jurídica especial. Constantino, les reconoció la calidad de hijos naturales,
condición que era mejor a la de los demás hijos procreados y nacidos fuera de justa nupcia, pues podían ser legitimados
por sus padres mediante el matrimonio subsecuente y posteriormente se aceptó mediante la oblación a las curias y con
Justiniano en virtud de un rescripto imperial.
Justiniano les confirió a los hijos habidos de concubinato derechos alimenticios y hereditarios respecto de su
padre.
Por otra parte, se dice que los efectos del concubinato en cuanto a las personas y bienes de los concubinos
son insignificantes. La mujer recibe el trato de concubina y no de uxor, pero, y sólo en los tiempos de Justiniano, a la
concubina se le habrían reconocido derechos muy limitados.
c.- EL CONTUBERNIO (con taberna: tener tienda o techo común): Era la unión
entre una esclava y un esclavo o también la unión entre un hombre una mujer libre y un
esclavo o esclava.
En un principio no tenía reconocimiento jurídico, pero en el Derecho Romano Clásico se reconoció la
existencia de vínculos por consanguinidad entre los esclavos, lo que denominaron "Cognatio servil", lo cual se hizo
principalmente para impedir las uniones entre esclavos en razón de parentesco consanguíneo muy cercano, de tal forma
que tal como existían para el matrimonio se establecieron ciertos impedimentos para contraer contubernio entre esclavos
vinculados por lazos de consanguinidad muy cercanos, por ejemplo en toda la línea recta y entre hermanos, pero también
se trató de evitar la separación de los unidos en contubernio y de sus hijos (Así, en el legado de instrumentos de un fundo,
si en él va comprendido algún esclavo, se comprende también a su mujer y a los hijos.).
Los hijos nacidos de contubernio recibían la calificación de hijos spurios. El hijo sigue la condición de la
madre.
125
LA FILIACION.
Es el vínculo que une al hijo con su padre o madre y puede ser legítima si el
hijo es concebido dentro justa nupcia, o ilegítima, si el hijo es concebido fuera de justa
nupcia.
CLASES DE FILIACION:
1.-FILIACION LEGITIMA
2.-FILIACION ILEGITIMA, la cual divideremos en:
a)Filiación Natural
b)Filiación Ilegitima
c)Filiación Espúrea
Los derechos y obligaciones que nacen de las relaciones de familia son, por
regla general, una consecuencia de la filiación. Así, la filiación legítima produce la
plenitud de ellos. En cambio, la filiación ilegítima sólo produce algunos y con mayor o
menor extensión, según su clase.
REQUISITOS:
A)IUSTA NUPTIA ENTRE LOS PROGENITORES
B)CONCEPCION DENTRO DE IUSTA NUPTIA
C)MATERNIDAD
D)PATERNIDAD.
126
De esta forma se entienden concebidos dentro de justa nuptia aquellas criaturas
que nacen transcurridos que sean 180 días contados desde la celebración del matrimonio
y hasta dentro de los 300 días siguientes a su disolución.
C) MATERNIDAD: que la madre del hijo sea la cónyuge del padre. Aquí, se
menciona un aforismo que nos dice que la madre siempre es cierta (MATER SEMPER
CERTA EST). En este sentido, cabe destacar, que la maternidad es algo fácil de
demostrar, y supone dos elementos: que la mujer haya dado a luz a un hijo y que el
hijo que pasa por suyo sea realmente el producto de ese parto (identidad del parto), de allí
que para impugnar la maternidad basta con destruir uno de ellos.
IMPUGNACION DE LA PATERNIDAD:
Por estar establecida en base una presunción simplemente legal, el marido
puede impugnar la paternidad, destruyendo su fundamento, vale decir, la presunción de
paternidad, demostrando, por ejemplo, que durante todo el tiempo en que es dable presumir la
concepción estuvo en absoluta imposibilidad de tener acceso a la mujer o bien que es
físicamente imposible que sea el padre de la criatura y sobre la base del adulterio de la mujer.
Al respecto, Juliano, señala que si un marido ha estado ausente diez años y a su vuelta encuentra en la casa a
un niño de un año, este hijo no debe ser considerado hijo del marido, pero no se debe escuchar a aquel que habiendo
cohabitado continuamente con su mujer, no quisiera reconocer al hijo por parecerle no ser suyo, a menos que por
enfermedad u otra cualquiera causa no pueda engendrar
La presunción de paternidad legítima se funda en dos supuestos: relaciones
sexuales durante el matrimonio y fidelidad de la mujer, en el sentido que la mujer no ha
tenido en la época en que se pudo producir la concepción, relaciones con terceros.
En base a lo expuesto tenemos que la legitimidad de un hijo descansa, entre otros
requisitos, en dos presunciones: la primera, que coloca la concepción dentro del
matrimonio, y la segunda, que atribuye la paternidad al marido. La primera es de
derecho, no así la segunda. De esta forma, aunque el hijo que nace de una mujer casada haya podido ser
concebido durante el matrimonio, puede no ser hijo del marido, pero en principio se tiene por padre al marido, pero éste
puede impugnar la paternidad, al fundarse en una presunción simplemente legal, correspondiéndole a él demostrar que es
imposible que él sea el padre del hijo que su mujer da a luz.
127
por vía de varón, las En
mujeres son finiun familiae, vale decir, no trasmiten el parentesco agnaticio).
todo caso, en una primera época la voluntad del pater era esencial para que un descendiente
pudiera entrar a la familia agnaticia y esta voluntad del pater se manifestaba mediante la
LEVITARIO del hijo, esto es lo toma en sus brazos y lo levanta.
b)crea una obligación recíproca de darse alimentos;
c)el infante debe respeto a sus ascendientes (no se puede citar en juicio al padre sin el
permiso del magistrado; no se puede intentar contra él uina acción infamante; la injuria hecha a él constituye injuria atroz)
y
d)el padre comunica a sus hijos su calidad de ciudadano romano y su condición
social.
Finalmente es del caso destacar que los hijos legitimados y adoptados se
encuentran en la misma situación que los hijos legítimos frente al paterfamilias.
2.-FILIACION ILEGITIMA:
A)FILIACION NATURAL:
Concepto: es el vinculo que une a los hijos nacidos en concubinato con su
madre y sus parientes maternos. Se le denomina como liberis naturales.
El hijo, en este caso, sigue la condición de la madre en razón del hecho cierto de
la procreación.
Jurídicamente carece de padre, sin perjuicio de que éste es conocido, pues los
hijos naturales son producto de una relación de concubinato.
Según veremos más adelante, al analizar el concubinato, la situación y derechos de
los hijos naturales respecto de su padre fue variando con el transcurso del tiempo,
debiendo considerarse lo señalado al tiempo de estudiar la legitimación como fuente de
la patria potestad.
128
TERCERA PARTE:
ASPECTOS BASICOS DE LA SUCESION POR CAUSA DE MUERTE EN
EL SISTEMA JURIDICO ROMANO: En base a la obra del profesor Alfredo Di Pietro
SUCESION
129
En efecto, hay una absoluta incompatibilidad: si hay institución testamentaria
válida de ciertas personas como herederos, sólo ellos pueden serlo, aunque las cuotas
asignadas expresamente no cubran la totalidad de la herencia. Lo no cubierto no se
convertirá en objeto de la sucesión intestada, sino que irá a acrecer la porción de los
herederos testamentarios en la proporción de las cuotas asignadas. Es decir, por ejemplo,
que si en el testamento solamente se designa heredero a A en 3/12 partes de la herencia y a B
en 1/12 parte, no habrá unas 8/12 partes de la herencia para ser asignadas, de acuerdo con el
ordenamiento jurídico, a los parientes más cercanos del difunto, sino que no habrá otros
herederos que A por las 9/12 partes y B por la 3/12 partes de la herencia, respectivamente.
De esta virtud excluyente o exclusiva de la sucesión testamentaria resulta el
fundamental principio de que nadie puede morir en parte testado, en parte intestado
(nemo pro parte testatus, pro parte intestatus, decedere potest)
Esto ocurre, en principio, aun en el régimen de la llamada sucesión legítima o
necesaria, por la cual el ordenamiento jurídico había llegado a establecer una cuota mínima —
legítima— que necesariamente debía dejarse a ciertos parientes cercanos: si el testamento
respetaba la legítima, corrían íntegramente sus disposiciones; si no, podía ser objeto de la
querella inofficiosi testamenti, que de ser acogida determina la nulidad del testamento y
entraba en juego la sucesión intestada; pero de no prosperar, regía plenamente el testamento.
130
IV. En el régimen sucesorio se termina reconociendo relevancia jurídica a la
cognación, al principio en forma subsidiaria o complementaria de la agnación, pero luego en
detrimento de la predominancia de ésta.
V. Una última trascendente evolución es la que lleva a la simplificación formal
de los testamentos.
131
BONORUM POSSESSIO
Otro modo de realizar una persona la adquisición del patrimonio o cuota parte
de éste de un difunto fue la concesión de la bonorum possessio, otorgada por el pretor a
pedido de parte y previo examen sumario o especial de la solicitud, según la hipótesis
estuviera o no prevista en el edicto. En el primer caso se llamaba bonorum possessio edictalis y en el
segundo decretalis, por ser necesario un específico decretum.
II. La bonorum possessio surgió dentro del derecho sucesorio como institución
meramente posesoria: fue atribuida tanto
a)como posesión provisional de los bienes hereditarios mientras se desarrollaba
un proceso de petición de herencia, como
b)en favor de aquellos que, justificando una pretensión a la herencia —fuese
testamentaria o ab intestato—, solicitaban ser puestos en la posesión de los bienes
hereditarios sin necesidad del más complicado procedimiento de una hereditatis petitio.
III. Empezó siendo, pues, una institución confirmatoria o coadyuvatoria del ius
civile.
Pero esto evolucionará en dos sentidos:
1)Se comenzará a dar la bonorum possessio no sólo a los que invocaban ser
herederos de acuerdo con el ius civile, sino también a otras personas;
2)En muchos supuestos se la otorgó cum re, es decir, con criterio prevaleciente
sobre lo dispuesto por el ius civile. La bonorum possessio resultó, entonces, ampliatoria y
correctora, respectivamente, del ius civile (corrigendi iuris civilis gratia).
132
En los casos en que el de cuius había muerto intestado, el pretor llegó a
conceder la bonorum possessio a personas unidas al de cuius por cognación, vínculo no
contemplado hasta la época por el ius civile. Se trataba entonces de una bonorum possessio
sine tabulis (sin tablillas).
133
DELACIÓN DE LA HERENCIA
Para que alguien pueda ser llamado heres (heredero) o bonorum possessor
(poseedor del patrimonio hereditario) es necesario que exista alguna causa de delación
en virtud de la cual la misma le sea "deferida" o por la cual sea "llamado".
II. En primer término, ocurrida la muerte de una persona, hay que dar
predominio a la herencia testamentaria. Si no llegara a haber testamento —o éste fuese
inválido o ineficaz— correspondería abrir la herencia ab intestato.
ADQUISICIÓN DE LA HERENCIA
Los herederos pueden ser suyos y necesarios (sui et necessarii), necesarios
(neccesarii) y extraños o voluntarios (extranii aut voluntarii).
134
Sin embargo, el pretor, también por razón de equidad, les concederá el ius
abstinendi, de tal modo que los herederos que recibieran una herencia muy cargada de
deudas —y con el fin de no responder por ellas— pudieran evitarla.
Para abstenerse (se abstinere) bastaba con que no hubieran realizado acto alguno
relativo a la herencia, o sea, no haberse inmiscuido en la misma (se inmiscere).
HEREDERO NECESARIO
Se denomina heredero necesario al esclavo del testador instituido heredero por
éste en el mismo momento que le otorgaba la manumisión (manumissio testamentaria).
El propósito consistía en que quien tuviere dudas acerca de su solvencia, con el fin de evitar los efectos
infamantes de la bonorum venditio que pudieran llevar contra él sus acreedores luego de su muerte, instituía heredero al
esclavo que manumitía para que los efectos de la ejecución recayesen sobre éste.
135
Pero desde los comienzos de la época clásica se consideró que lo usucapido no
debía ser la hereditas, sino las cosas hereditarias en forma particular. Un senadoconsulto
de Adriano permitirá la usucapió pro herede sólo en el supuesto de que el usucapiente fuera
de buena fe, es decir, creyera ser heredero. En efecto, concedió al verdadero heredero obtener
la revocación de la usucapió del poseedor de mala fe.
1)COMUNIDAD HEREDITARIA
Entre todos los herederos surge un estado de comunidad, en virtud del cual
cada uno participará, en su parte alícuota, de las cosas, de los créditos y de las deudas.
En el derecho antiguo esta comunidad (consortium) era una forma muy particular,
denominada erctum non citum (heredad no dividida), en la que, más que lo patrimonial,
interesaba el estado jurídicofamiliar de sus componentes. Más adelante será un estado de
hecho, que se regirá como un quasi excontracto, semejante a la sociedad.
2)COLACIÓN DE BIENES
136
2)RESPONSABILIDAD POR LAS DEUDAS
Una vez operada la sucesión, la regla general es que, al unirse el patrimonio
hereditario con el del heredero, ambos pasan a formar uno solo, confundiéndose los
créditos y las deudas hereditarias con los del heredero.
Los acreedores del causante se unen con los acreedores del heredero, encontrándose,
en principio, en un pie de igualdad para demandar el cumplimiento de sus respectivas
obligaciones. De esta forma, Los acreedores del causante corrían el riesgo de encontrarse
con un heredero cargado de deudas (heres suspectus) y no lograr así el cobro de sus
créditos. Por ello, el pretor concederá a esos acreedores del causante el beneficio de la
separatio bonorum, de tal modo que se entiende como no reunido el patrimonio del causante
con el del heredero, y, al estar separados, podrán demandar sus créditos sobre los bienes
hereditarios sin intromisión de los acreedores del heredero.
Por otra parte, el heredero responde de las deudas hereditarias no sólo con los
bienes de la herencia, sino con los suyos propios. Se habla entonces de una
responsabilidad ultra vires hereditatis (más allá del monto de la herencia). De esta forma,
el heredero corría el riesgo de recibir una hereditas damnosa (herencia perjudicial), es
decir, cargada de deudas.
Justiniano, para proteger al heredero contra una hereditas damnosa por la
cantidad de deudas del causante, le otorgará a aquél el beneficium inventarii (beneficio
de inventario), que significaba la limitación de la responsabilidad a los bienes del activo
hereditario. Se habla entonces de una responsabilidad intra vires hereditalis (dentro de las
posibilidades (fuerzas) de la herencia).
HEREDITATIS PETITIO
Cuando el heredero, conforme al ius civile, ve desconocida su situación de tal,
puede ejercer contra aquel que pretende ocupar su lugar en los bienes hereditarios una
actio in rem denominada hereditatis petitio.
Esta actio in rem funciona de manera muy semejante a la reivindicado. La
diferencia esencial reside en que esta última se debe ejercer para declarar que es propietario y
por ende recobrar la posesión de una res corporalis; en cambio, la hereditatis petitio es para
lograr la declaración de que es heredero, y en consecuencia le sea atribuida la hereditas
como universitas iuris. Se ejercía en contra de quien afirmara ser heredero o quien
poseyera todos o algunos de los bienes hereditarios
El heredero por el ius civile, en lugar de ejercer la hereditatis petitio, podía
también ejercitar separadamente las acciones particulares o singulares, como reclamar
un crédito hereditario o reivindicar el dominio de una cosa.
137
ACCION DE PARTICION DE LA HERENCIA:
Cuando existen varios herederos, la herencia permanece en principio en estado de
indivisión. La comunidad formada cesa si los herederos acuerdan dividirse la herencia. Si ello
no ocurre, cualquiera de ellos puede pedir judicialmente la partición por medio de la actio
familiae erciscundae
HERENCIA YACENTE:
En el intervalo que mediaba entre la muerte del de cuius y la adquisición de la
herencia por algún heredero, ésta quedaba temporalmente sin titular y se decías que yacía o
dormía. De esta forma, la herencia yacente era una suerte de res nullius y de allí la existencia
de la denominada usucapio pro herede. Esta situación genera una serie de problemas que da
lugar a la existencia de distintas soluciones pero que Justiniano simplifica al tratar a la
herencia yacente como una persona jurídica (Florentino, D. 46, 1, 22).
a)la de la ley de las XII tablas y la del ius civile basado en la interpretación de
aquélla;
138
a)LA SUCESION AB INTESTATO EN LA LEY DE LAS XII TABLAS Y EN
EL IUS CIVILE
Todos los sui, pues, sucedían, aun en desigual grado de parentesco, siempre que
hubieran estado al momento de la muerte bajo el inmediato poder del de cuius.
La proporción en la que sucedían los hijos era per capita (por cabeza); los
descendientes de ellos sucedían per stirpes (por rama). Cuando concurren hijos y nietos,
éstos llevan en conjunto una porción equivalente a la que habría heredado su padre de no
haber premuerto o sido emancipado, operando a favor de sus descendiente lo que hoy
denominamos “derecho de representación”.
139
b)LA SUCESIÓN AB INTESTATO EN EL SISTEMA DE LA BONORUM
POSSESSIO
El régimen de la sucesión intestata pretoriana fue constituyendo un determinado
orden preferente de parientes, agnados y cognados, a quienes se les ofrecía la bonorum
possessio, la que, a partir de Antonino Pío (mediados del siglo II d. C), fue siempre cum re, es
decir, protegida con denegaciones de acciones y con excepciones frente a la petitio hereditatis
de herederos de mejor título de acuerdo con el ius civile. En la última etapa del derecho
honorario, el Edicto Perpetuo, el sistema de la bonorum possessio presenta cuatro
categorías de parientes llamados en el orden que se señala líneas abajo y con la admisión
de la sucesión de órdenes (successio ordinum), es decir que no presentándose los de la
primera categoría quedaba abierto el campo para que se presentaran los de la segunda,
y así sucesivamente: A)liberi; B)legitimi; C)cognati; D)vir et uxor.
A)Liberi. Eran los descendientes sobre la base de generación y matrimonio,
aunque no hubieran estado sometidos al pater en el momento de su deceso.
La categoría comprendía no solo a los sui heredes del ius civile sino también a
todos los descendientes emancipados, que, por tanto, no tenían ya con el de cuius vínculo
agnaticio, pero sí, un innato y definitivo vínculo de cognación.
La manera de suceder era en el orden y en la proporción similar a la de los sui
en el ius civile: per capita para el primer grado de parentesco y per stirpes y con
representación para los subsiguientes.
Como ya se expusó, una situación chocante consistió en la desigualdad
resultante de que, en tanto todo lo adquirido por los sui había ido a integrar el
patrimonio del de cuius, en cambio, lo adquirido por el emancipado, precisamente desde
la emancipación, había ido a constituir su patrimonio individual: la solución equitativa
fue exigirle a este último que llevara a colación (collatio) en la sucesión ese patrimonio
adquirido hasta la muerte del de cuus.
B)Legitimi. No presentándose liberi a reclamar la bonorum possessio, el pretor
la concedía a los designados en segundo lugar, los legitimi, llamados así por recibir su
título de la ley de las XII tablas. Como los sui de ésta ya estaban incluidos entre los liberi y
los gentiles habían dejado de suceder, sólo integraban esta categoría los agnados. Sucedían
según grado de proximidad de parentesco tal como ocurría en los agnados del sistema
del ius civile. No había, pues, sucesión en grados ni representación.
C)Cognati. Son los unidos al de cuius por vínculos de cognación, es decir, sobre
la base de generaciones legítimas —concebidas en iustae nuptiae— por parte de varones
o mujeres, y aun con base en generación ilegítima por parte de mujer. A la cognación se
le reconocía relevancia sólo hasta un sexto grado de parentesco y hasta un séptimo si se
trataba de los nacidos o nacidas de un sobrino o sobrina (sobrino sobrinae nati et natae).
Podían, pues, entre otros, reclamar la bonorum possessio como cognados: el padre y los
hermanos de un de cuius emancipado, la madre y abuelos maternos de hijos legítimos o
ilegítimos, los postumos cognados, las mujeres excluidas por extensión de la lex Voconia, y
todos los agnados —siempre hasta los grados sexto y séptimo—, aun los adoptados, pues la
jurisprudencia y el pretor extendieron hasta la adopción la causal de cognación. El llamado se
hacía al cognado de grado más próximo y con exclusión de los otros, como en la categoría de los legitimi, pero con
la importantísima diferencia de que el pretor admitía la sucesión en grado, es decir, que si no se presentaban
cognados de un primer grado, la bonorum possessio quedaba a disposición de los del grado consecuente, y así
sucesivamente. Si había varios cognados de un mismo grado, la bonorum possessio era otorgada per capita, es decir, por
partes iguales.
D)Vir et uxor. — Con este último llamado el pretor estableció un recíproco
derecho de sucesión entre marido y mujer, sobre la base de las iustae nuptiae, pero
independientemente de la convetitio in manum.
140
c)LA SUCESIÓN AB INTESTATO EN LOS SENADOCONSULTOS
Cuando se cristaliza el derecho honorario en el Edicto Perpetuo, la reforma de la
sucesión ab intestato sigue a través de los senadoconsultos y las constituciones imperiales
siempre en el sentido de hacer prevalecer los vínculos de sangre y remediar las iniquitates del
sistema primitivo.
Los senadoconsultos consagran la sucesión recíproca entre madre e hijos e
institucionalizan, así, en el plano del ius civile, los vínculos cognaticios, hasta ahora sólo
amparados en el ius honorarium.
El senadoconsulto Tertuliano, de la época de Adriano, reconoció a la madre no
agnada que hubiese alcanzado el ius liberorum la sucesión de los hijos, legítimos o
extramatrimoniales, que hubieran muerto intestados sin dejar liberi, ni padre
manumisor, ni hermanos consanguíneos. Con la madre concurrían por la mitad las
hermanas consanguíneas del de cuius.
Por el senadoconsulto Orficiano (178 d. C.) se atribuyó a los hijos legítimos o
ilegítimos (iusti aut vulgo concepti) la herencia civil de la madre, con preferencia a los
consanguíneos y a los agnados de la de cuius.
En ambos senadoconsultos se le daba, pues, condición de herederos a personas
que no formaban parte de la familia civil.
141
El filiusfamilias quedaba equiparado en este importante capítulo a los sui iuris.
Quedan establecidas cuatro clases de sucesores con sucesión de grados y clases); en cada
una es llamado el pariente de grado más próximo y por su falta o renuncia se pasa al
grado sucesivo; sólo ante la falta de parientes de una clase se pasa a la siguiente.
142
SUCESION INTESTADA DEL LIBERTO:
La Ley de las XII Tablas establecía que si el liberto moría intestado, la herencia
pasaba a los heredes sui y, de no tenerlos, pasaba al patrono, a sus descendientes, a sus
agnados más próximos o a los gentiles del patrono.
CONCEPTO DE TESTAMENTO
El testamento es un acto solemne de última voluntad por medio del cual se
instituye heredero. Puede contener otras cláusulas (manumisiones, legados, dación de tutor),
pero, en principio, la eficacia de las mismas dependerá de la existencia de la institución
de heredero (heredis institutio).
Es por ello que las definiciones de Ulpiano ("Testamento es la declaración, de
acuerdo a derecho, de nuestra intención, hecha de manera solemne, para que valga después de
nuestra muerte") y de Modestino ("Testamento es la expresión, de acuerdo a derecho, de
nuestra voluntad respecto de lo que se quiere que se haga después de nuestra muerte"), no
obstante ser las dos únicas que surgen de los textos, no serían del todo exactas debido a
que olvidan acentuar la existencia de la institución de heredero. Pero el mismo Ulpiano
nos señala la importancia de este requisito, que distingue al testamento romano del vigente en
otros pueblos antiguos, al decir en otro párrafo que con tres palabras se puede hacer
testamento: "Lucio sea heredero" ("Lucius heres esto").
143
FORMAS DE TESTAMENTO
Testamentum calatis comitiis - Testamentum in procinctu.
Las fuentes hablan del primer tipo de testamento conocido, el testamento calatis comitiis, el que se celebraba
ante las curias en los comicios convocados (calatis comitiis) dos veces por año —24 de marzo y 24 de mayo— y
presididos por el pontífice máximo.
Su sucedáneo en tiempos de apremio bélico era el, llamado in procinctu (en disposición de batalla), celebrado
ante la formación militar.
En ambos casos el paterfamilias habría enunciado eu disposición de última voluntad ante sus conciudadanos,
testigos (testes) entonces del testamentum.
Los romanistas debaten en relación a la finalidad del testamento. Para algunos en aquel testamentum el
pater habría nombrado uno o varios herederos, fueran o no de su grupo familiar, que, lo sucederían en el total de sus
derechos subjetivos patrimoniales, tal como puede hacerlo hoy en día cualquier persona. En cambio, interpretaciones
recientes, fundas asadas en las modalidades de la sociedad arcaica en lo que respecta el carácter político de la
organización de la familia y el familiar de la propiedad, a lo prevaleciente de las situaciones y relaciones de status y poder
(mancipium) sobre las patrimoniales, concuerdan en el carácter político y no patrimonial de aquel testamentum: se trataría
de la designación primitiva de un verdadero sucesor en la jefatura del grupo familiar y no en la masa patrimonial. Esto
explicaría la solemnidad y el interés público de esa expresión de voluntad: la comunidad toma cuenta de la continuidad de
una de sus células primordiales. En este entendido, para algunos, entre los que se cuenta al profesor Samper, este acto era
en todo semejante a la adrogatio, y constituía verdaderamente una adopción de heredero; por la misma razón las mujeres
no podían testar, ya que les estaba vedado adrogar.
Testamentum praetorium.
Más adelante, el pretor considerará que la realización de la mancipatio podía ser obviada. Por ello determinará
en su edicto que concederá la posesión hereditaria (bonorum possessio) a todo aquel que le presente su nombre escrito en
las tablas del testamento selladas por siete testigos sin preocuparse de la probanza de las formalidades de la mancipatio.
Esta bonorum possessio será secundum tabulas (según las tablillas).
De este modo, pues, durante la época clásica va a funcionar un testamento civil, con las formalidades de la
mancipatio que otorga la hereditas, y un testamento pretoriano en virtud del cual se otorga la honorum possessio.
144
Esta disposición del año 446 no fue recepcionada por Justiniano; pero, sin embargo, se la aplicó en la lex
romana Burgundionum.
Se admitió también un testamento oral (nuncupativo) que estaba reglado desde la constitución del año 439 d
C. Por este testamento se debía hacer conocer la voluntad del testador a los siete testigos, quienes, una vez muerto aquél,
debían a su vez dar a conocer dicha voluntad. Tal procedimiento resultaba más inseguro que el que se expresaba en las
tablillas, por las dificultades propias que se engendraban al no quedar nada por escrito.
Testamentum tripertitum.
Justiniano, tomando como base la constitución del 439 d.C, establecerá las bases del testamentum tripertun,
llamado así porque sus reglas emanan de tres derechos distintos. Así, se ha tomado del ius civile la unidad de acto, propia
de la mancipatio; del ius honorarium, el número de los siete testigos y los sellos, y de las constituciones imperiales, las
firmas de los testigos y del testador.
Testamentos especiales.
Hay ciertos testamentos que por razones singulares se apartan de algunas de las formalidades ya explicadas.
A)En el testamento de los soldados (testamentum miltum), éstos, como decía Gayo, lo hacen "como quieran o
como puedan", quedando dispensados del cumplimiento de las formalidades ya descriptas y libres, por lo demás, de
ciertas normas sustantivas.
Justiniano sólo lo aceptara a las personas en servicio, no otorgándoselo a quienes estuvieren de licencia en sus
hogares ni tampoco a los veteranos.
El requisito esencial era que no existiera duda alguna acerca de la institución de heredero. Pero al margen de
esta circunstancia, no estaban sujetos al principio de que "nadie puede morir en parte testado y en parte intestado"; podía
haber varios testamentos válidos y legar en ellos más de lo indicado por la lex Falcidia; no se admitía contra tal tipo de
testamento la querela inofficiosi tesfamenti.
F) Por una disposición de Constantino, acogida por Teodosio II y por Justiniano, se determinó que si un pater
hacía disposiciones en favor de sus hijos y descendientes llamados a heredar ab intestato, aunque no fuera formalmente un
testamento, podía valer como tal —testamentum parentis ínter liberos— mientras no contuviera alguna disposición en
favor de tercero.
CODICILOS
Codicillus (diminutivo de codex) es una disposición de última voluntad, hecha de manera informal, por medio
de la cual el causante ruega a otra persona, generalmente al heredero instituido, que cumpla un determinado deseo.
Clases de codicilos.
A)Codicilos confirmados por testamento, que eran aquellos previstos en un testamento anterior o confirmados
por uno posterior. Se los consideraba como parte integrante del testamento, de cuya validez dependían Podían contener
todo tipo de disposiciones, legados, manumisiones, etcétera, salvo institución de herederos o desheredaciones.
B)Codicilos no confirmados en testamento o ab intestato. Si bien estaban admitidos, se entendió que por
medio de ellos sólo se podían hacer fideicomisos —ya universales, ya particulares— o revocaciones de los mismos.
145
CAPACIDAD DE TESTAR Y CAPACIDAD DE SER INSTITUIDO POR
TESTAMENTO
La regla general es que la persona que quiera disponer por testamento debe
estar en posesión de los tres status: ser libre, ciudadano romano y paterfamilias.
Además, debe gozar de la capacidad de hecho para poder hacerlo.
Hay, sin embargo, excepciones: el servus publicus (esclavo público) que puede disponer hasta la mitad de su
peculio, y los filiífamilias que pueden disponer por testamento hasta el monto de su peculium castrense y quasi castrense.
Por faltarles capacidad de hecho, no pueden hacer testamento (A) los
impúberes; (B) el furiosiis — salvo en sus intervalos lúcidos— y el mente captiis; (C) el
pródigo; (D) en la primera época, los que padecieran de total mudez o de sordera, por no
poder expresar, los primeros, las palabras solemnes correspondientes al acto, y los segundos,
por estar incapacitados para escucharlas. Posteriormente, Justiníano permitirá como válidos
los testamentos efectuados por ciertas personas, letrados y eruditos, aun cuando hubieran
perdido el habla o la condición de oír; (E) tal cual lo dijimos antes, el ciego pudo hacerlo a
partir de Justino.
En principio, las mujeres no podían testar; pero sí podían hacerlo cuando,
estando sometidas a la tutela de su sexo, lograban liberarse mediante una coemptio
fiduciaria. A partir de un senadoconsulto de Adriano podrán hacerlo con la auctoritas
del tutor. Cuando desaparece la tutela mulierum, las mujeres quedarán en libertad de
testar.
En cuanto a la facultad de manumitir por testamento, que la lex Aelia Sentía establecía en la edad de 20 años
para producir los efectos allí señalados, Justiniano la reducirá a los 18 años cumplidos.
146
Testamenti factio passiva.
En principio la posee el que tiene los tres status. Pero se pueden dar varios
supuestos.
A)Así, los sui y los esclavos pueden ser instituidos herederos o legatarios, pero
lo que logren pasa al patrimonio del pater. La aceptación tiene que ser hecha por
autorización del pater o del dominus, respectivamente.
El esclavo puede adquirir del dueño por testamento, si al mismo tiempo es
manumitido en el mismo testamento.
B)En cuanto a los latini iuniani, si bien tendrían esta facultad, la-parte que les
perteneciese se volvía caduca e iba a parar al fisco, a menos que adquiriesen la
ciudadanía en el plazo de aceptación de la herencia (oretio).
D)En cuanto a las mujeres, por la lex Voconia se les prohibió adquirir como
herederas por testamento de quienes estuvieran en la primera clase —los más ricos, que
eran aquellos que poseían una fortuna superior a los 100.000 ases—,'aunque, de todos
modos, podían adquirir por legados hasta una cantidad igual a la de los herederos.
Esta ley del año 169 a. C, pretendía evitar la existencia interesada de vínculos
hereditarios, pero a comienzos del Imperio comenzó a caer en desuso.
E) Por la lex Julia de maritandis ordinibus (17 a.C.) y por la lex Papia Poppaea
(9 a.C.) con el fin de fortalecer a la familia romana se dispusieron una serie de
incapacidades respecto de aquellos que no se casaban; o que casados, no tenían hijos.
147
CONTENIDO DEL TESTAMENTO
INSTITUCIÓN DE HEREDERO.
El fin esencial del testamento romano es designar uno o varios herederos a los
efectos de ocupar la situación jurídica que tenía el causante. De allí la importancia que
poseía la heredis institutio (institución de heredero), de la cual va a depender la eficacia de
todas las otras cláusulas que pueda contener este negocio de última voluntad.
Por ello es que la cláusula de la institución de heredero debía, en la época
clásica, figurar al comienzo.
Las otras cláusulas, tales como los legados, los fideicomisos, la dación de tutor, la
manumisión de heredero, serán ineficaces si no figura aquélla; o nulas, si el heredero no
acepta la herencia.
La formulación debe ser imperativa. Así, la forma corriente es: "Titius heres esto"
("Que licio sea heredero"). También se permite, en la época clásica, esta otra forma: "Titium
lieredem esse iubeo" ("Ordeno que Ticio sea heredero").
En cambio, una forma no tan directa como "quiero que Ticio sea heredero" no es
válida en la época clásica. Esta rigidez se atenuará en la época de Constantino, quien permitirá
(año 320 d.C.) un empleo más libre de las palabras e, incluso, que puedan ser formuladas en
griego.
ASPECTOS RELEVANTES:
148
3) La institución puede ser respecto de un heredero o respecto de varios.
En esta última circunstancia , salvo lo dicho para el caso especial de la
institución ex certa re, la división se hace por fracciones o cuotas numéricas.
149
INVALIDEZ Y REVOCACIÓN DE LOS TESTAMENTOS
A)En el primitivo derecho, dada la rigidez de las formas para hacerlo, la idea de
revocación resulta extraña al Derecho Romano. Pero luego, a medida que se va aceptando
sobre todo la forma del testamento pretoriano, se va a entender que todo testamento puede ser
revocado por el otorgamiento de uno nuevo.
La facción de un testamento nuevo revoca al anterior, aunque el nuevo se torne
desertum por no aceptar los herederos en él instituidos la herencia.
150
SUCESION CONTRA EL TESTAMENTO
Este conflicto tendrá, a través del tiempo, planteos distintos. En efecto, por un
lado se tratará de garantizar a los herederos legítimos contra ciertas deficiencias
formales habidas en el testamento. Se trata acá de la sucesión necesaria formal. En
cambio, a partir de un muy interesante desarrollo, se irá admitiendo que, no obstante no
haber deficiencias formales, aquellos herederos legítimos pueden, sin embargo, reclamar
contra el testamento que los excluyó. Se tiene, entonces, la sucesión necesaria material.
151
B)Si se trataba de nietos o de hijas, o de la uxor in manu el testamento no se
volvía inutile, pero a los preteridos se les concedía la bonorum possessio contra tabulas
(contra las tablillas (del testamento)).
Esta bonorum possessio contra tabulas será siempre cum re, a la que el pretor le otorgaba mayores ventajas
que a las concedidas por el ius civile. En efecto, si se pretería a una hija y los herederos eran sus hermanos, seguía
teniendo aquélla una "'cuota viril" —una parte igual a la de ellos—; pero si era respecto de extraños, entonces éstos
quedaban excluidos por la totalidad, mientras que por el ius civile mantenían la mitad. Por un rescripto de Antonino Pío se
restringió nuevamente su situación y sólo pudo adquirir la mitad que le correspondía por el ius civile.
152
I. La querela inofficiosi testamenti fue lentamente estructurada sobre la base de
determinadas condiciones de ejercicio.
A) Tenía la facultad de ser ejercitada por los hijos del testador que se hubieran
podido presentar a la herencia ab intestato, tanto civil como pretoriana, y alcanzaba
también a los ascendientes y a los hermanos. Por una constitución de Constantino se excluyó a los
hermanos uterinos (los nacidos de una misma madre aunque de distintos padres), pero admitiéndosela para los hermanos
consanguíneos (el mismo padre y de distinta madre) y para los germanos (del mismo padre y de la misma madre), pero
siempre que el heredero testamentario fuese una persona indigna (turpis persona).
153
III.Justiniano dará por medio de tres constituciones —una del año 528, y luego
las novelas 18 y 115— formas definitivas a esta evolución de la querela inofficiosi
testamenti, aceptando las diversas modificaciones producidas. El régimen quedaría
establecido del siguiente modo.
154
LOS LEGADOS, LOS FIDEICOMISOS Y LAS DONACIONES POR CAUSA
DE MUERTE
LOS LEGADOS
Se entiende por legado una disposición mortis causa incluida en un testamento
—o en un codicilo confirmado— con cargo al heredero instituido de que realice o
permita realizar una transmisión a título singular a otra persona llamada legatario.
Se trata de una cláusula accesoria de un testamento, de tal modo que su validez
dependerá de la suerte de la institución de heredero y, en general, del mismo testamento.
CLASES
I. En la época clásica se distinguen cuatro clases de legados solemnes.
(A) Legado per vindicationem. Es la forma más antigua de legado de propiedad, ya que por él se transmite el
dominio ex iure Quiritium de una cosa del testador. Se establecía así: "Doy, lego mi esclavo Sticho a Ticio".
La propiedad de las cosas legadas pasa directamente al legatario, sin intermediación del heredero. De ahí que
si el heredero no cumplía el legado, el legatario podía reclamar la cosa por una reivindicación.
Igualmente se pueden transmitir el usufructo o una servidumbre, teniendo entonces el legatario, según el caso,
una vindicatio usus frucius o servitutis.
Los sabinianos sostenían que el legatario se hacía propietario, aunque no conociera el legado, desde la muerte
misma del causante. Los proculeyanos, en cambio, decían que el legatario debía expresar previamente su asentimiento.
Las cosas legadas debían pertenecer al dominium ex iure Quiritium del testador, tanto en el momento de la
facción del testamento como en el de la muerte. Se excluían las cosas fungibles, las cuales sólo debían ser del testador en
el momento de la muerte.
(B) Legado per damnationem. Se trata de una forma de legado de condena (damnatio) por medio de la cual se
obliga al heredero que aceptó la herencia a realizar una prestación en favor del legatario. Se la determinaba de este modo:
"Que mi heredero sea constreñidos dar mi esclavo Sticho a Ticio".
Representa el legado más amplio, ya que las cosas pueden ser del testador, del propio heredero o, incluso, de
un tercero. Acá el heredero queda obligado a adquirirla del tercero; y si esto no es posible, a pagar el valor de ella.
Pero también puede adoptar otras modalidades. Así, el legalum nominis, por medio del cual se deberá
permitir que el legatario ejercite las acciones para cobrar un crédito; el legatum liberationis, con el cual el legatario queda
liberado de una obligación que debía al causante;
Las cosas legadas pueden ser especificadas concretamente o ser genéricas como lo son el vino, el trigo,
etcétera. Pueden igualmente consistir en cosas futuras, constitución de una doto, prestaciones periódicas, alimentos, y
otros.
El legatario no adquiere directamente las prestaciones, sino por intermedio del heredero; y si éste no cumple,
lo debe demandar como deudor en virtud de la actio ex testamento.
C) Legado sinendi modo. Se trata de una forma de legado de permisión (tolerancia) por medio de la cual el
heredero deberá permitir que el legatario se apropie de una cosa del patrimonio del testador o del suyo propio. Se realizaba
así: "Que mi heredero tenga que tolerar que Ticio tome y adquiera para sí a mi esclavo Sticho".
En la época clásica se aceptó que el heredero era un deudor del legado y se le concedió al legatario la actio
incerta ex testamento.
Se diferencia del per damnationem, ya que acá sólo se pueden legar cosas del testador o del heredero.
(D) Legado per praeceptionem. Praecipere significa tomar algo con anticipación.
Los sabinianos entendían que este legado se podía dejar sólo a un heredero, quien, por medio de la actio
familiae erciscundae, podía, en el momento de la partición, conseguir con anticipación a los demás la cosa legada.
En cambio, los proculeyanos entendían que por este legado se podía favorecer a un tercero: por ello decían
que la partícula prae, con idea de anticipación, estaba demás y sólo debía decirse "capito" ("que tome"). Lo trataban, en
consecuencia, como un legado per vindicationem.
II. En una etapa posterior —comenzada por el senado-consulto Neroniano, entre el 54 y el 68 d.C., se va a ir
debilitando la exigencia formal y la diferencia entre estas clases de legados.
En efecto, se determinó por dicho senadoconsulto que si un legado resultaba inválido de acuerdo con los
requerimientos de la forma adoptada por el testador, no obstante ello no perdía su validez, entendiéndose que se lo debía
considerar como hecho per damnationem, el más amplio de todos.
III. Más adelante, y congruentemente con la disposición de Constantino del año 320 d.C., que permitiría una
libertad no formal en cuanto a la institución de heredero, se autorizó igualmente a"prescindir de la solemnitas verborum
(solemnidad de las palabras) en los legados.
155
Finalmente, Justiniano establecerá que todos los legados debían tener una sola naturaleza, pudiéndose derivar
de ellos ya una actio in rem, en el supuesto de legarse una cosa del testador o del heredero, o una actio in personam, en
supuesto de prestaciones obligacionales a cumplirse en favor del legatario.
Cabe destacar que la naturaleza del vínculo obligacional que tienen los legados es considerada por Justiniano
como un quasi ex contracto.
Además, esta lenta pérdida de la formalidad de los legados los irá acercando a los fideicomisos, con los cuales
finalmente se igualarán.
156
LIMITACIONES A LA FACULTAD DE LEGAR
En el viejo derecho era lícito para el testador otorgar en forma ilimitada los
legados. Así lo permitía la ley de las XII tablas, que establecía que “Todo aquello que
dispusiera por legado de sus cosas, que eso sea derecho". Esto comenzó a traer problemas,
por cuanto la herencia, cuando era muy gravosa por la gran cantidad de legados, los
herederos se abstenían de la misma, por lo que al no ser aceptada caía el testamento y se
tenía que abrir la herencia ab intestato, perdiéndose los legados.
II. Se sancionó luego la lex Voconia (año 169 a.C), según la cual, ya fuera por
legado, ya por causa de muerte, nadie podía adquirir más de lo que adquirían los
herederos.
Pero también esta ley era fácilmente burlada, ya que el testador podía distribuir su
patrimonio en muchos legados a distintas personas, iguales o inferiores a lo que le quedaba al
heredero, quien dejaba de tener interés en la aceptación de la herencia.
III. Se aprobó entonces la lex Falcidia (año 40 a.C), por la cual le era lícito al
testador legar las tres cuartas partes de la herencia siempre que reservara al heredero
una cuarta parte (quarta Falcidia).
LOS FIDEICOMISOS
157
DESARROLLO HISTÓRICO
I.Durante una primera etapa el fideicomiso sirvió para superar el formulismo exigido para los legados y
también ciertos inconvenientes para hacer testamento. Así, cuando no existía la testamenti factio passiva o cuando por las
circunstancias no había posibilidad práctica de testar de acuerdo con las formas.Se acostumbraba, entonces, encomendar
la última voluntad a otra persona en una relación basada en la fides; pero la obligación del cumplimiento del negocio era
meramente moral.
II. Luego, "a causa de la insigne perfidia de ciertas personas", como dice Justiniano en relación con los que no
cumplían lo encargado, Augusto admitió la coercibilidad de algunos fideicomisos, substanciándose las causas de los
quejosos ante el cónsul. Luego, en la época de Claudio, se estableció un pretor especial para estos casos (praetor
fideicommisarius).
III.La tercera etapa estuvo señalada por la reglamentación de los fideicomisos por medio de los
senadoconsultos Trebelliano y Pegasiano.
IV. Finalmente, respecto de los fideicomisos a título singular, se los fue acercando a los legados, a medida
que éstos comenzaron a perder ¡os requisitos de las formalidades y en tanto que fueron aumentando los recaudos y una
mayor protección de los fideicomisos, de tal modo que en la época de Justiniano, a pesar de seguir conservando las
denominaciones de legatum y fideicomfnissum, ambos institutos quedaron equiparados.
158
II. Pero sucedió acá un problema semejante al ocurrido en materia de legados. Aquellos que debían transmitir
la herencia, abandonando el criterio tradicional de la fides respecto del testador, y considerando que nada recibían,
rehusaban aceptar la herencia, por lo que los fideicomisos caían incumplidos.
Se estableció, en consecuencia, por medio de un senadoconsulto Pegasiano (entre el 69 y el 79 d.C), que el
heredero que aceptara la herencia podía retener hasta una cuarta parte, con lo que se aseguraba un margen de interés para
el heres fiduciarius. Esta porción será denominada quarta Pegasiana.
El sistema determinado por el senadoconsulto Pegasiano era un tanto complicado, por cuanto en parte parecía
volver al sistema anterior del senadoconsulto Trebelliano. Brevemente, las situaciones que se presentaban eran las
siguientes.
(A) Si el fideicomiso era parcial, es decir, que no llegaba a las tres cuartas partes de la herencia, se aplicaba
directamente el senadoconsulto Trebelliano.
(B) Si el fideicomiso era total o por una parte mayor a las tres cuartas partes de la herencia, se aplicaba el
senadoconsulto Pegasiano. Si el heredero fiduciario se reservaba la cuarta parte, debía concertar con el otro stipulationes,
pero por tener el fideicomisario sólo las tres cuartas partes eran las stipulationes del tipo partís et pro parte- —en la parte y
por la parte— ya que era asimilado al legatario parciario (legatarius partiarius).
Si en cambio no reclamaba la cuarta parte, entonces había que celebrar las stipulationes por el todo, como un
sucesor universal. (C) El heredero fiduciario que se negase a aceptar la herencia podía ser obligado por el pretor a
recibirla.
III. Jusíiniano simplificará todas estas formas, conservando lo esencial del senadoconsulto Pegasiano, que él
interpretó era el derecho a la cuarta parte, y el constreñimiento por el pretor hacia el heredero que no quisiera aceptar la
herencia. Para el resto, funcionaba directamente el senadoconsulto Trebelliano, de tal modo que las stipidationes se las
entendía tácitamente incorporadas; y en caso de quedar parte para el heredero y parte para el fideicomisario, las acciones
eran divididas a prorrata.
159
TERCERA UNIDAD:
EL ACTO JURÍDICO EN EL DERECHO ROMANO
3.-ACTOS JURÍDICOS
160
1.-HECHOS JURÍDICOS PROPIAMENTE TALES: "Aquellos hechos o
sucesos de la naturaleza que producen efectos jurídicos". No son hechos o actos
voluntariamente realizados por el hombre sino que son hechos de la naturaleza, de allí que se
les denomine también “hechos jurídicos naturales o de la naturaleza”. Así, podemos mencionar el
cambio del cauce de un río (alveus derelictus): el terreno que ya forma parte de él pasa a ser, sin más, propiedad de
los propietarios de las fincas colindantes. En este caso, la situación de hecho (abandono natural del cauce) a la cual la
norma jurídica vincula el efecto concreto (concesión del cauce en propiedad a los propietarios colindantes), se verifica por
el hecho material mismo, sin que exista una acción voluntaria de un sujeto. También se pueden mencionar como ejemplos,
el nacimiento, la muerte, la demencia, la mayoría de edad, etc. .
161
Alejandro Guzmán Brito enseña que las expresiones negotium iuridicum y actus
iuridicus no eran utilizadas por los juristas romanos clásicos, sin perjuicio de que las
expresiones negotium, actus, y iuridicum se encuentran con cierta frecuencia en los textos
clásicos, se utilizaban con distintos sentidos, sin que alguno de ellos se adapte al concepto
que hoy en día manejamos de negocio o acto jurídico.
Es necesario destacar que se habla de parte, esto es, la persona o las personas
que constituyen un solo centro de interés.
Son UNILATERALES: aquellos que para nacer a la vida del derecho requieren
la concurrencia de la voluntad de una sola parte o autor. Ej.: testamento, reconocimiento de un hijo,
renuncia de un derecho en una comunidad, aceptación de una herencia, la manumisión. En todos estos casos y aunque la
declaración se dirija a un destinatario indeterminado o determinado, éste no forma parte del acto, no es necesaria su
voluntad para el perfeccionamiento del acto, aunque de su voluntad pueda depender que el acto cumpla todos sus efectos.
Son BILATERALES: aquellos que para nacer a la vida del derecho requieren
del acuerdo de voluntades de dos o más partes. Ej.: un contrato, una mancipatio, una estipulatio.
162
UNILATERALIDAD Y BILATERALIDAD DE LOS ACTOS JURIDICOS Y
DE LOS CONTRATOS.
Tal como ocurre con los actos, los contratos también se clasifican en contratos
unilaterales y contratos bilaterales, pero la noción de unilateralidad y bilateralidad es
distinta en uno y otro caso. En efecto, contrato Unilateral es aquel en que una sola de las
partes que concurren a la celebración del contrato resulta obligada, en cambio la otra
no contrae obligación alguna. Ej.: el mutuo o préstamo de consumo: una persona le presta dinero a otra,
caso en que quien recibe es la única que contrae obligación, cual es, la de devolver el dinero prestado. Por su parte,
contrato bilateral: Es aquel en que ambas partes resultan obligadas recíprocamente. Ej.:
compraventa, arrendamiento, etc.
163
2.-ACTO JURIDICO GRATUITO Y ACTO JURIDICO A ONEROSO.
Para formular esta distinción se atiende a la utilidad o beneficio que reportan.
GRATUITO: es el acto jurídico unilateral o bilateral en que a la utilidad
patrimonial que obtiene el sujeto o uno de los sujetos no corresponde una pérdida
patrimonial suya. Así, tratándose de los actos jurídicos bilaterales se dice que es aquel que
tiene por finalidad la utilidad de una sola de las partes, sufriendo la otra el gravamen. Así, en la
donación ocurre que el donatario no tiene que realizar desembolso alguno a cambio de lo que recibe.
ONEROSO: el acto oneroso es aquel en que a la ventaja patrimonial que
adquiere una parte, corresponde una disminución de su propio patrimonio. Dicho de otra
forma, es aquel que tiene por finalidad el beneficio o utilidad de ambas partes. Ej.: contrato
de arrendamiento, compraventa. Esta clase de actos suponen una ventaja patrimonial, pero a
cambio de una contrapartida. Así, en la compraventa el bien que se adquiere se corresponde con una
contraprestación económica: el precio que debe pagar por ella.
En ciertos actos jurídicos la gratuidad u onorosidad del acto es fundamental para que dicho acto mantenga su
naturaleza y que no se transforme o degenere en otro distinto. Por ejemplo, la gratuidad es esencial en la donación.
164
5.-ACTOS JURIDICOS CAUSADOS Y ACTOS JURIDICOS ABSTRACTOS.
Son ACTOS JURIDICOS CAUSADOS aquellos que no estando por la ley
sometidos a formalidades especiales, llevan su causa en si mismos. En ellos la causa es
dotada por el Derecho objetivo de tal relevancia que si no existe o es ilícita, éste no se
perfecciona o bien no se producen los efectos propios del negocio. Acto causal o causado
es el que tiene causa y que no produce efecto alguno cuando resulta probado que carece
de ella o que es ilícita. Por ejemplo, cada vez que una persona paga una obligación el fin es extinguirla y esta
finalidad es la misma en todo pago. Por tanto, el pago carecería de causa si el supuesto deudor que pretende pagar nada
debe al supuesto acreedor a quien le hace el pago.
Respecto de los ACTOS JURIDICOS ABSTRACTOS, no es fácil dar un
concepto sino más bien es preferible caracterizarlos, así podemos decir que son
aquellos cuya validez depende del cumplimiento de ciertas formalidades; en ellos la
forma, sustituye a la causa o se identifica con ella, vale decir no interesa la causa,
configurándose el negocio sobre la base de determinados requisitos jurídicos.
En esta clase de actos basta cumplir con las formas externas del acto, el
ordenamiento jurídico se preocupa sólo de que se cumpla con las formalidades que
exige el acto jurídico, sin indagar el motivo que las partes tuvieron para celebrar dicho
acto. Esto se explica por cuanto que en el negocio abstracto su estructura típica no
corresponde a una finalidad determinada o constante, y no dice nada sobre el fin práctico que
persigue concretamente el negocio, de donde se deriva que para su eficacia es indiferente la
causa, siendo suficiente la forma. Aquí, la finalidad que se persigue con su celebración
no se desprende del mismo acto, sin perjuicio de que pueda llegar a determinarse por una
investigación posterior, pero a la ley no le interesa el motivo que llevó a celebrar el acto o
contrato, bastándole únicamente que se cumplan las formalidades externas.
En el Derecho Romano la mayor parte de los actos jurídicos del Jus Civile o
Derecho Estricto eran abstractos o no causados, bastando para considerarlos perfectos el
solo cumplimiento de formalidades externas sin indagar la intención de las partes, la finalidad
que tuvieron para celebrarlo. No se tomaba en cuenta la finalidad que tuvo para celebrar tal
acto. Distinto era en los actos jurídicos de buena fe, en los del Jus Gentium, derecho
pretoriano, en que normalmente se exigía la concurrencia de una causa lícita para la
validez del acto o contrato que se celebraba. En los derechos contemporáneos, la mayor
parte de los actos jurídicos son causados. No obstante, hay un cierto número importante de
actos jurídicos abstractos, pero que constituyen la excepción.
165
7.-ACTOS PRINCIPALES, ACTOS ACCESORIOS y ACTOS
DEPENDIENTES:
Esta clasificación depende de la relación de dependencia que puede existir entre
diversos actos jurídicos.
a)El acto jurídico es principal cuando subsiste por si mismo.
b)El acto jurídico es accesorio cuando tiene por objeto asegurar el
cumplimiento de una obligación principal.
En relación a esta distinción es del caso destacar la existencia de un aforismo que
señala "que lo accesorio sigue la suerte de lo principal". Así, si el acto principal es nulo lo
será también el accesorio, pero no viceversa, pues lo principal no sigue la suerte de lo
accesorio. Por ejemplo, supongamos que se celebró un contrato de mutuo (préstamo de
consumo), mediante el cual una persona le prestó a otra diez millones de pesos, pero el
mutuante o prestamista le exigió a su deudor que le garantizara el pago mediante la hipoteca
de su casa. Si por alguna razón el contrato de mutuo es nulo (acto jurídico principal) lo será
también el de hipoteca, pero no viceversa, es decir si el contrato de hipoteca es nulo por esta
circunstancia no será nulo el mutuo.
c)Una categoría especial es la de los actos dependientes, cuya finalidad no es la
servir de garantía al cumplimiento de las obligaciones de un acto principal, pero la producción
de sus efectos -no su nacimiento- está supedita a la existencia de otro acto.
166
Los Actos Jurídicos de Buena Fe, suplen de alguna manera las deficiencias y
dificultades de los de estricto derecho. En efecto, estaban exentos de las formalidades de
los últimos, por lo que su celebración era más simple y sencilla. Además no estaban
reservados exclusivamente a los ciudadanos romanos, sino que podían ser utilizados por
los peregrinos o extranjeros.
Esta clase de actos no obligaban únicamente a cumplir con lo prometido, sino
que además imponen con carácter obligatorio todo aquello que sea exigible entre
personas justas y leales, o sea que obran de buena fe. Así, por ejemplo, una compraventa, que para el
Derecho Romano, era un acto jurídico de buena fe, y en que el objeto era un caballo, el vendedor estaba obligado a
entregar un caballo de sano y de regular calidad y no cualquier caballo, pues las obligaciones deben cumplirse según lo
harían personas justas y leales, estando el vendedor obligado a entregar un caballo que sirva.. En cambio, si la obligación
surge como consecuencia de una estipulatio, el promitente cumpliría entregando cualquier caballo en el estado en que se
encuentre.
En los actos de buena fe, el juez tenía mayor amplitud de interpretación,
pudiendo recurrir a elementos como la equidad, justicia e intención de las partes.
167
2)ELEMENTOS NATURALES O DE LA NATURALEZA.
CONCEPTO: SON AQUELLOS QUE NO SIENDO ESENCIALES EN UN
ACTO JURIDICO SE ENTIENDEN PERTENECERLE SIN NECESIDAD DE
CLAUSULAS ESPECIALES, PERO LAS PARTES PUEDEN, SI ASI QUIEREN,
EXCLUIRLOS DEL ACTO JURIDICO MEDIANTE CLAUSULA EXPRESA.
Estos elementos no son indispensables para la existencia del acto jurídico, pero
están en su naturaleza, de allí, que si las partes no los mencionan se entienden
incorporados, pero al no ser esenciales, las partes podrían determinar expresamente su
exclusión.
Por ejemplo, en el contrato de compraventa son elementos de la naturaleza del
mismo, la obligación saneamiento de la evicción y de los vicios redhibitorios, que tiene el
vendedor.
Podemos conceptualizar la evicción como la privación del todo o parte del
dominio de la cosa comprada que sufre el comprador en virtud de sentencia judicial y
por causa anterior a la celebración de la compraventa, inherente a los derechos del
vendedor sobre la cosa.
Por su parte, los vicios redhibitorios, son los defectos ocultos que presente la
cosa, teniendo la características de vicios materiales.
En virtud de la obligación de saneamiento de la evicción, el vendedor se encuentra
obligado a amparar al comprador y a indemnizarlo si este éste es privado de todo o parte del
dominio de la cosa por sentencia judicial y por causa de un hecho anterior al contrato de
compraventa.
Por otra parte, el vendedor debe responder por los vicios redhibitorios, que vendrían
a ser los vicios de carácter físico o material que tiene la cosa y que deben tener el carácter de
ocultos.
Al ser, la obligación de saneamiento de la evicción y de los vicios redhibitorios,
elementos naturales o de la naturaleza del contrato de compraventa, se entienden
incorporadas a él sin necesidad de cláusulas especiales, pero las partes pueden
excluirlas, mediante cláusula especial, sin perjuicio de que la ley establece ciertas
limitaciones al respecto.
Nos referiremos a los elementos naturales cuando estudiemos en forma particular un
determinado negocio.
168
REQUISITOS DEL ACTO JURIDICO:
169
ESTUDIO DE LOS ELEMENTOS ESENCIALES DEL ACTO JURIDICO:
170
REQUISITOS DE LA OFERTA: Fuera de los requisitos exigidos para toda
manifestación de voluntad, para poder llegar a formar consentimiento la oferta debe ser
completa, esto es, formulada en términos tales que basta con la simple aquiescencia
(expresa o tácita) de la persona a quien la oferta se ha dirigido, para que, por regla
general, la convención propuesta se perfeccione. Esta exigencia determina que la oferta
deba contener a lo menos los elementos esenciales del contrato.
4) REQUISITOS DE LA VOLUNTAD:
4.1.- DEBE MANIFESTARSE.
4.2.- DEBE SER SERIA.
4.3.-DEBE ESTAR EXENTA DE VICIOS.
171
FORMAS DE MANIFESTAR LA VOLUNTAD
La voluntad puede manifestarse en forma expresa o tácita.
Es EXPRESA cuando se formula explícitamente, vale decir cuando la voluntad se
hace perceptible mediante signos externos que revelan inequívocamente la concertación
de un negocio jurídico, como la palabra, la escritura o una seña, movimientos de cabeza,
signos especiales de los sordomudos, vale decir se exterioriza a través de una declaración
(verbal o escrita) e incluso por medio de gestos o indicaciones. Así, en la estipulatio, al pronunciar las
palabras prescritas, en la compraventa cuando uno propone y el otro acepta al inclinar la cabeza. A esta
manifestación expresa se le llama también manifestación explícita o directa.
La manifestación de la voluntad será TACITA (TACITA VOLUNTAS, TACITUS CONSENSUS) en
aquellos casos en que se formula de modo implícito, vale decir, cuando la voluntad no se
expresa por medios encaminados a exteriorizarla, pero puede deducirse indirectamente,
con seguridad, de un comportamiento externo, incompatible, normalmente, con una
voluntad distinta. Ej.: el que fue instituido heredero en una sucesión, sin haber dicho nada, toma parte en el arreglo
de los negocios de la sucesión (pro herede gestio), se entiende que tácitamente ha aceptado la herencia. Existe,
simplemente, una conducta de la cual, a través de un proceso de deducción lógica, se
hace posible extraer una conclusión inequívoca, y desprender una manifestación de voluntad
implícita o indirecta. La voluntad en estos casos se deduce en base al comportamiento del
sujeto, vale decir, por vía indirecta, pero por inducción segura.
Cabe destacar que el hecho debe ser concluyente, debe ser inequívoco y no
equívoco, esto es, debe ser incompatible con una voluntad contraria a la que de él se
deduce. El hecho que constituye la voluntad tácita no debe tener normalmente otra significación, para descartar toda
posible voluntad que no aparezca de hechos concluyentes. El hecho concluyente es el que no podría
tener otra significación si faltara la voluntad, o sea, el incompatible con una voluntad
contraria a la que de él aparece.
172
El silencio en sí, es siempre equívoco, no traduce voluntad alguna y la única
voluntad que exterioriza es la de guardar silencio, la de no manifestar su voluntad. De allí,
que cuando la ley o las partes, por excepción le atribuyen al silencio el carácter o eficacia de
una manifestación real de voluntad, estamos ante una voluntad presunta, que no se ha
manifestado de manera alguna, esto es, no hay acciones, hechos positivos que demuestren
inequívocamente la manifestación de voluntad, lo que permite diferenciarlo de la voluntad
tácita. (Ejemplo: asignatario constituido en mora de aceptar, ley presume repudio).
De lo anterior, resulta que el silencio en principio no puede ser interpretado
como una declaración tácita de voluntad, salvo en ciertos negocio jurídicos (mancipatio
o in iure cessio) en que el propio Derecho otorga al silencio valor de asentimiento. Así, en
materia de matrimonio si la hija solicita a su pater consentimiento para contraer justa nuptia y éste guarda silencio, no
oponiéndose, se entiende que acepta. Lo mismo ocurre en el caso de una mujer casada que no vive con su marido al cual
anuncia que está embarazada, caso en el cual, el silencio del marido es una confesión de paternidad.
Además, excepcionalmente, se considera manifestación de voluntad al silencio
que va acompañado de ciertas circunstancias externas que permiten atribuir al silencio
el valor de manifestación de voluntad (silencio circunstanciado o cualificado).
En este sentido, en los actos de estricto derecho prima la los actos jurídicos de
estricto derecho o del ius civile no es la voluntad o querer interno, sino la forma o
manifestación de la voluntad o querer externo, tanto así, que en esta fase es imposible
distinguirlas o hablar de voluntad revestida de forma pues los efectos jurídicos se hacen
depender de la sola forma, independientemente de la voluntad. En este sentido, la
interpretación atiende sólo al hecho externo y no al aspecto interno o subjetivo.
173
En cambio, en los actos de buena fe prima la voluntad real, la voluntad interna.
En este sentido se nos dice que a finales de la República, por influjo de los negocios del ius gentium o de buena fe, todos
no formales, se inicia un movimiento tendiente a resaltar la voluntad interna, siendo propulsores de ello la jurisprudencia
y, en particular, los pretores, los cuales por intermedio de la exceptio doli, la exceptio pacti y otras herramientas
procesales, niegan validez al negocio que no corresponda a la voluntad interna o lo reputan válido sólo en la parte que a
ella corresponda. En todo caso, el derecho clásico no logró establecer una total autonomía de la voluntad frente a la forma
ni superar el criterio objetivo en la interpretación de los negocios. Ello sólo ocurrió en el derecho postclásico y desde
entonces la voluntad se ubica en el centro del ordenamiento y constituye el alma de todo negocio jurídico.
174
4.3-VOLUNTAD EXENTA DE VICIOS.
El elemento esencial de todo acto jurídico es la voluntad, si esta no existe o si
adolece de algún vicio el acto es susceptible de ser anulado.
1.-EL ERROR:
En el ámbito del Derecho se conceptualiza al error como LA IGNORANCIA O
FALSO CONCEPTO QUE SE TIENE DE LA REALIDAD O DE UNA NORMA DE
DERECHO.
En otras palabras es la FALSA NOCION QUE SE TIENE DE UNA COSA O
DE UN HECHO O DE UN DERECHO
En el ámbito jurídico se identifica el error con la ignorancia, dando por sentado
que error e ignorancia son lo mismo. En todo caso, estrictamente hablando la ignorancia y
el error son dos cosas distintas. En efecto, la ignorancia es la falta de noción de una cosa
o hecho. En cambio, el error es la falsa noción que se tiene de una cosa o hecho.
De la definición de error que acabamos de dar, surge una clasificación del mismo,
aquella que distingue entre ERROR DE HECHO (error facti) y ERROR DE DERECHO
(error iuris).
EL ERROR DE HECHO, ES LA IGNORANCIA O FALSO CONCEPTO
QUE TENEMOS DE LA REALIDAD, QUE PUEDE SER UN HECHO O UNA COSA
O UNA PERSONA.
En cambio, el ERROR DE DERECHO, ES LA IGNORANCIA O FALSO
CONCEPTO QUE TENEMOS DE UNA O MAS NORMAS o REGLAS JURIDICAS.
como por ejemplo, una ley, decreto, norma constitucional, etc.
175
EFECTOS DEL ERROR DE DERECHO:
Como lo acabamos de expresar ES LA IGNORANCIA O FALSO CONCEPTO
QUE TENEMOS DE UNA O MAS NORMAS JURIDICAS, EN SUMA DEL
DERECHO.
Lo primero y más importante es que, por regla general, el error de derecho no
vicia el consentimiento o la voluntad, por una razón de seguridad jurídica puesto que si
se aceptara alegar el error de derecho como vicio de la voluntad prácticamente todo el
mundo se podría excusar del cumplimiento de las obligaciones que emanan del derecho
o sea de las normas jurídicas aduciendo que las ignoran o que tienen un falso concepto
de las mismas.
Paulus nos dice que la ignorancia de derecho perjudica, lo que se explicaba por
ser el derecho algo fijo y preciso y cada uno puede aprender las normas de derecho o
bien hacerse instruir por un jurisconsulto, no siendo lo mismo en lo referente a los
hechos en que la interpretación de los ellos engaña aún a los más prudentes.
Por otra parte, en el Digesto se señala que no se ha creado el derecho para los
tontos.
En todo caso, no obstante la existencia del principio general recién enunciado, el
propio ordenamiento jurídico establecía la existencia de individuos que podían invocar
el error de derecho y por tanto podían alegar su ignorancia (ignorantia iuris) o falso
concepto, y estos eran los menores de 25 años, las mujeres, los soldados en campaña,
y los rústicos, pero siempre y cuando quien alegara su propia ignorancia del derecho
tratara de evitar un daño y no de obtener un lucro.
En nuestro derecho, el artículo 8º del Código Civil nos señala que nadie podrá alegar ignorancia de la ley
después que ésta haya entrado en vigencia. Por otra parte, el artículo 706 del mismo código, en su inciso final señala que el
error en materia de derecho constituye una presunción de mala fe, que no admite prueba en contrario y finalmente el artículo
1452 del Código Civil establece que el error sobre un punto de derecho no vicia el consentimiento.
176
1.-ERROR IN NEGOTIA:
Es el que recae sobre la naturaleza del acto o contrato que se celebra. Por ejemplo
ello ocurre si una de las partes cree haber dado una cosa a la otra en virtud de una compraventa y la otra cree haberla
recibido en virtud de una donación, o bien uno cree estar vendiendo y el otro cree estar recibiendo una cosa en comodato.
2.-ERROR IN CORPORE:
Es el que recae sobre la identidad física de la cosa específica que es objeto del
negocio jurídico. Así, en el contrato de venta cuando el vendedor entendiese vender cierta cosa determinada, y el
comprador entendiese comprar otra. Por ejemplo, cuando una persona vende el fundo "Semproniano" y la otra parte
entiende que compra el fundo "Corneliano".
3.-ERROR IN SUBSTANCIA:
Es aquel que recae sobre las cualidades esenciales y determinantes de la cosa,
esto es, la substancia o calidad esencial o materia de que está hecho el objeto sobre el que
versa el acto o contrato, vale decir, sobre una cualidad que constituye la esencia del
objeto. Ej.: si una compra a otro un brazalete de bronce creyendo erróneamente que es de oro. O bien, en el caso de
Roma, cuando una persona compraba un esclavo que creía varón y en realidad era mujer.
Por otra parte, si se trata de un acto de buena fe, la mayor parte de los autores
estima que se trata de un vicio del consentimiento, siendo anulable el acto o contrato.
Cabe destacar, que en los derechos contemporáneos, se sigue la solución dada para los actos de buena fe por los romanos.
Este concepto de error se habría desarrollado en forma tardía en la jurisprudencia y en un modo poco claro y
definido. Así, para algunos autores los juristas romanos consideraban error sustancial el error que recaía en una calidad de
la cosa que se había tenido presente al contratar. En todo caso, la ley no exige que ambas partes incurran en el error, basta que
alguna de las partes haya incurrido en él, siempre que recaiga sobre la substancia o calidad esencial del objeto sobre el cual se
trata.
177
4.-ERROR ACCIDENTAL O ERROR SOBRE CUALIDADES NO
ESENCIALES:
Es el que recae sobre una cualidad no sustancial de la cosa, sobre las cualidades
accidentales del objeto sobre que versa el acto o contrato. Ej.: por ejemplo en el caso de un libro, la
calidad de sus hojas o del estilo de la letra, el color de las tapas, etc., sobre el nombre o denominación de la cosa siempre
que no exista duda sobre la identidad de la cosa. Ej.: color de un caballo.
EFECTOS DEL ERROR ACCIDENTAL: En Roma, el error accidental no
viciaba el consentimiento en los actos de estricto derecho y por regla general tampoco lo
viciaba en los actos de buena fe, dado que en estos últimos, el error accidental viciaba el
consentimiento sólo cuando reúne dos requisitos, cuales son:
1)El ser una cualidad determinante para llevar a una de las partes a celebrar
un acto o contrato y
2)que la otra parte tuviera conocimiento de que esa era cualidad determinante
para celebrar el contrato.
Cabe destacar, que esta solución dada por los romanos en lo referente a los actos de buena fe ha sido seguida
por los ordenamientos contemporáneos, en los que el error accidental no vicia el consentimiento salvo cuando es
determinante y la otra parte está informada de eso.
178
7.-ERROR IN QUALITATE: error en la cualidad, hoy en día se comprende dentro
del error accidental, y es aquel que versa sobre una cualidad de la cosa que no es
esencial para determinar su sentido económico social; por ejemplo si yo pretendo comprar
madera de una calidad superior y se me vende una de calidad inferior, pero que tiene análoga
finalidad económico-social.
EFECTOS DE ESTA CLASE DE ERROR: Se aplica lo dicho respecto del error
accidental.
179
REQUISITOS QUE DEBIERA REUNIR EL ERROR PARA CONSTITUIR
ERROR COMUN:
1.- este error incurran la mayoría de los habitantes del lugar donde se celebró
u otorgó el acto. (DEBE SER COMUN)
2.-Que el error sea excusable, o sea que quien incurra en él tenga motivos
suficientemente poderosos para estimar como verdadera una situación o un caso que no lo es.
(DEBE TENER UN MOTIVO JUSTO)
3.-Que quien o quienes alegan error común se encuentren de buena fe. (DEBE
HABER BUENA FE EN EL QUE LO PADECE)
En nuestro ordenamiento no existe una norma positiva que expresamente se pronuncie sobre los efectos del error
común. Sin perjuicio de ello, algunos autores consideran que en ciertas normas del C.Civil aparece reconocida la máxima
(Ejemplos: arts 1012, 426, 704 n° 4 en relación con el 1269, 1267, 1576 inc 2, todos del C.Civil). En todo caso, Alessandri
sostiene que los jueces tienen que ser cautos y prudentes en la aplicación de esta máxima, y no deben dar validez sino cuando
su desconocimiento importaría consagrar una injusticia evidente o una inequidad manifiesta.
2.-EL DOLO
180
Estrictamente hablando, el dolo no es verdadero vicio de la voluntad; el vicio
resulta del error en que se hace incurrir a otra persona; el dolo hace que la víctima
manifieste su voluntad en razón del error en que se le mantiene, pero se trata acá, no de un
error involuntario, sino de un error provocado. En este sentido, cuando analizamos el error como vicio del
consentimiento, lo hicimos considerando al error en sí mismo, vale decir sin considerar las causas que lo producen y así
podríamos decir que la víctima de dolo tiene una errada representación de la realidad, vale decir, padece de error, pero
analizando la causa descubrimos que ello es producto de la voluntad o actividad maliciosa de otro sujeto y así algunos
dicen que el dolo es el acto por el cual uno induce injustamente a error a otro, aprovechándose de ello para que éste
otorgue o celebre un acto jurídico, vale decir, cuando él concurre se logra que la víctima manifieste su voluntad en razón
del error en que se le mantiene o a que se le ha inducido. Cuando el error se produce por dolo ajeno éste cubre y absorbe
aquél; y por esto no se toman en cuenta propiamente el error, sino la injusta operación del autor del dolo, contra la que
pretende ser defendido el engañado o víctima del dolo. El derecho, pues, socorre a la víctima de las maquinaciones, no por
haber errado, sino por haber sido engañada. Dicho de otra forma, el dolo como vicio del consentimiento se traduce en
un error en que se hace incurrir a quien manifiesta una voluntad, vale decir, esta persona ha emitido su voluntad pues
mediante ciertas maniobras fraudulentas o maquinaciones, se le ha presentado una situación que no es real, se le ha
ocultado lo que es, pero el dolo se sanciona de una manera independiente al error, porque se castiga más bien a la persona
que fue su autor, por lo cual no es necesario que concurran, además, los requisitos del error como vicio del
consentimiento.
181
DISTINTAS CLASIFICACIONES DEL DOLO:
182
EFECTOS DEL DOLO EN EL DERECHO ROMANO.
Hay que distinguir entre los actos jurídicos de buena fe y los actos jurídicos de
estricto derecho
183
SITUACION EN EL IUS HONORARIUM:
LA EXCEPTIO DOLI:
Defensa o excepción que puede oponerse al autor del dolo, cuando aún no ha
sido ejecutada la obligación, para impedir que el autor del dolo pudiera conseguir
judicialmente los efectos del negocio jurídico viciado. O sea, aquel que obró dolosamente
demanda en juicio a la víctima del dolo para que cumpla las obligaciones que emanan del
acto o contrato y lo que hace la víctima es defenderse oponiendo esta excepción de dolo
con el objeto de paralizar la acción deducida por el demandante, alegando que el
demandante había fraguado y llevado a cabo una maniobra dolosa en este caso. Vale
decir, una de las formas de combatir el dolo por la víctima era por la vía de excepción
al ser demandado por la otra parte.
Cabe destacar que esta excepción de dolo tenía una ámbito de aplicación
bastante extenso, hasta el punto de ser la más importante de todas las excepciones al
concederse cada vez que el ejercicio de una acción por parte de otro representase,
teniendo en cuenta las distintas relaciones y acuerdos existentes entre las partes, una evidente
inequidad.
En la eventualidad de haber existido dolo, esta exceptio se fundamentaba
alegando que la relación jurídica cuya efectividad pretendía el demandante padecía del
vicio originario de dolo, por haber sido inducido el demandado a contraer la obligación
valiéndose del engaño.
184
En definitiva, el objeto de la exceptio de dolo era privar de eficacia o validez al
derecho formal del actor cuando su ejercicio se estimaba contrario a la buena fe y a la
lealtad. Así, si mediante maniobras dolosas se ha obtenido la promesa de un sujeto de dar
una cierta suma de dinero (stipulatio), si éste todavía no los ha dado y el acreedor intenta en
su contra la actio ex stipulatio, la víctima del dolo le opone la exceptio doli.
La exceptio doli debía ser invocada explícitamente por el demandado e inserta
en la fórmula, lo que no era necesario tratándose de los negocios de buena fe, pues en
ellos el juez estaba obligado a castigar a aquel que se apartare de la buena fe.
LA ACTIO DOLI:
Cicerón señala que habría sido introducida por el pretor Aquilio Galo y que
habría constituido una poderosa herramienta procesal contra el dolo. En la época
republicano-clásica era concedida en los casos de engaño o maquinación fraudulenta y
posteriormente se permitió utilizarla en todas las hipótesis de perjuicios causados por
cualquiera clase de actos desleales y contrarios al derecho. es una acción que no estaba
encaminada a la anulación del negocio jurídico viciado por dolo, sino que tenía por
objeto una doble finalidad, esto es, castigar con una pena pecuniaria a aquel que había
cometido dolo y obtener la restitución a la víctima de cuanto había dado o la reparación
del daño patrimonial sufrido, vale decir, la fórmula procesal de esta acción contenía una
cláusula restitutoria que permitía al demandado la posibilidad de evitar la condena
mediante la restitución del provecho obtenido. Si el demandado no cumplía el
mandamiento restitutorio del juez, era condenado al pago del daño según la estimación
jurada hecha por el demandante; la condena tenía efecto infamante.
Se trata de una acción de carácter penal, que por su especial gravedad era
concedida sólo con carácter subsidiario, es decir, sólo podía intentarse a falta de otro
remedio.
185
En resumen, su objeto era procurar al afectado una reparación pecuniaria por
el daño sufrido, de allí que en caso de ser acogida el juez ordenaba restablecer las cosas al
estado anterior a la celebración del acto o contrato en que había existido dolo. Si el
demandado obedecía era absuelto, pero si no obedecía, el juez lo condenaba a una sanción
pecuniaria y además era tachado con nota de infamia.
LA IN INTEGRUM RESTITUTIO:
Es una acción de carácter procesal que se utilizaba en muchos campos o ámbitos y
su finalidad era dejar sin efecto un acto o contrato cuando existieran motivos para ello. En
este sentido, se dice que la restitutio in integrum era uno de los más importantes
remedios legales de origen pretorio, dado que mediante ella el pretor fundado en
razones de equidad, tenía por no ocurridos determinados hechos o actos jurídicos, a los
cuales el derecho estricto, esto es, el ius civile, atribuía ciertas consecuencias, y ponía a
las partes en la misma situación en que se hubieran encontrado, de no haber ocurrido
aquellos hechos o actos.
Este era un remedio extraordinario y por tanto no procedía cuando el
ordenamiento jurídico atribuía una acción o excepción a quien intentaba valerse de
aquel remedio. Por otra parte, se exigía que el que la invocara hubiese sin culpa suya
sufrido un daño como consecuencia de la aplicación del ius civile o derecho estricto y, en
segundo lugar, era necesario un justo motivo de equidad y al efecto se pueden mencionar a
modo de ejemplo como justas causas de restitución establecidas por el pretor por razón de
actos positivos, la menor edad, el error, la fuerza y el dolo.
Cuando operaba en el ámbito del dolo se le denominaba In Integrum Restitutio
Propter Dolum, la que permitía dejar sin efecto un acto jurídico cuando había existido
dolo.
De lo expuesto podemos concluir que la in integrum restitutio o restitutio in
integrum consiste en una resolución del magistrado, en virtud de la cual declara no
reconocer los efectos de un hecho o acto jurídico.
En caso de ser acogida, se restablecían las cosas al estado en que se
encontraban antes de la celebración del acto o contrato. En buenas cuentas significaba
que se tenía por no celebrado el acto. En este sentido, se dice que la in integrum restitutio
era una verdadera acción de nulidad, pues anulaba los efectos del acto, se le tenía por no
celebrado.
186
3.-LA FUERZA O METUS:
Un sujeto puede ser obligado a realizar una manifestación de voluntad por una
actividad violenta e injusta, llevada a cabo con tal fin en relación con su persona o un allegado
suyo, por quien tiene interés en que se verifiquen los efectos del negocio jurídico o por un
encargado de este interesado, en este caso nos encontramos ante la VIOLENCIA O
FUERZA, que podríamos definir como el conjunto de apremios físicos o morales que se
ejercen sobre una persona con la finalidad de inducirla a prestar su voluntad para
otorgar o celebrar un determinado acto jurídico.
CLASES DE FUERZA:
Si bien la fuerza admite diversas clasificaciones, sólo haremos referencia a una de
ellas que emana de la propia definición que hemos dado, esto es, distinguiendo entre fuerza
física y fuerza moral.
Los romanos con la palabra metus aluden primordialmente a la fuerza moral o
psicológica.
Cuando se realizan apremios físicos para obtener el consentimiento hay fuerza
física o vis absoluta (vis corpori illata), esto es, consiste en forzar materialmente al
individuo a manifestar una voluntad que no es la suya como ocurre cuando se toma la
mano de la víctima y se obtiene la firma de un documento.
En cambio, cuando se realizan apremios morales, lo que hay es fuerza
sicológica o moral o vis impulsiva (vis animo illata), como ocurre cuando una persona
obliga a otra a celebrar un acto jurídico amenazándola, diciéndole que si no lo celebra va a
dañar gravemente a un familiar cercano.
La violencia física (vis absoluta o corpori illata), esto es, en la que se ejerce un
apremio físico violento o brutal, borra o elimina la voluntad, de allí que ella no es un vicio
del consentimiento, pues aquí no hay voluntad. Así se dice que la violencia absoluta o
corporis illata, fuerza brutal material, mata la voluntad y hace nulo el negocio al no
existir un elemento esencial, la voluntad. En todo caso, al respecto debemos destacar que en las fuentes
romanas no se conocen referencias a la vis absoluta, lo cual en parte se explica por ser rarísima en Roma la forma escrita,
la única que puede ser objeto de verdadera coacción física, no se estimó necesario tomarla en consideración.
Muy distinto es lo que ocurre con el metus o fuerza moral (vis impulsiva o vis
animo illata), en que hay acuerdo que opera como vicio del consentimiento si se reúnen
los requisitos que exige la ley, pues siempre va a existir libertar en el querer de la persona,
quien va a elegir entre celebrar el acto o asumir las consecuencias de no celebrarlo, pero como
la fuerza ejercida se opone con el fin del derecho de garantizar la libertad de la persona, se
acepta que se considere viciada esa declaración de voluntad. Podríamos decir, que el vicio
del consentimiento, que hace anulable el acto jurídico en que incide es el temor o miedo
producido por la fuerza que altera el consentimiento sin destruirlo. La fuerza moral
consiste en la creación de una situación de temor (metus), mediante una amenaza
efectiva e injusta de un mal.
187
En resumen, la violencia o vis que es objeto de consideración como vicio de la
voluntad es la moral (vis impulsiva o vis animo illata) pues la fuerza física o vis absoluta
excluye la voluntad y hace nulo el negocio; en cambio, en caso de existir fuerza moral )vis
animo illata o impulsiva), la víctima ha sentido miedo y prefiere someterse, como un mal
menor, con tal de evitar el mal amenazado considerado por él como de mayor
importancia. Vale decir, el sujeto que es víctima de una amenazas se decide a celebrar u
otorgar el acto precisamente por haber sido amenazado, por lo cual su voluntad esta
viciada (si se reúnen los requisitos que la ley establece). La violencia física conduce a la
nulidad o inexistencia del negocio, en cambio la violencia moral llevaría a su
anulabilidad.
188
2.-DEBE SER GRAVE:
El mal con que se amenaza debe ser grave o inminente. Esto significa que debe
tratarse de una amenaza suficiente como para atemorizar a la parte que va a negociar y
obligarla a manifestar una voluntad y para apreciar la gravedad se consideran factores
tales como el sexo, la edad y la condición de la persona, además del lugar y el tiempo.
Según el jurista romano Labeón para que el metus constituyera un vicio del
consentimiento debía provocar un temor a un mal mayor, como la esclavitud o la
muerte. Por su parte, Gayo nos dice que lo es aquella que es capaz de impresionar a un
hombre muy valiente. Nuestro legislador exige que produzca una impresión fuerte en una
persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición y que se mira como una
fuerza de este género todo acto que infunde a una persona un justo temor a verse expuesta
ella, su consorte o algunos de sus ascendientes o descendientes a un mal irreparable y grave.
Cabe destacar que en la actualidad se entiende que no sólo la muerte o la esclavitud
son suficientes para producir miedo, sino que otros también lo son, como por ejemplo,
amenazar con provocar un daño patrimonial importante e incluso el mal con que se amenaza
puede recaer no sólo sobre la persona o patrimonio de la víctima, sino también sobre su honor
y reputación.
Por otra parte, para calificar de grave a la fuerza no es necesario que quien vaya
a sufrir el mal sea la víctima de la amenaza, dado que puede referirse a un mal contra
ella misma o bien un mal que se causara a otra persona.
En relación a este requisito se señala que la jurisprudencia romana habría
establecido que la amenaza debe ser actual y dirigida contra uno o contra los hijos de
uno (Paulo).
Por último, en lo relativo a la consideración de ciertos factores para apreciar si
una determinada amenaza cumple o no con el requisito de ser grave, tenemos que
destacar que ello nos lleva a afirmar que una misma amenaza puede ser grave para una
persona y no serlo para otro, vale decir, puede producir en una persona una impresión fuerte
y en otra no, de allí que a la víctima de la fuerza no le basta con demostrar la existencia
de la amenaza sino que debe además probar la gravedad de la misma, esto es, que fue
capaz de producirle una impresión fuerte, tomando en cuenta su edad, sexo y condición.
EL TEMOR REVERENCIAL:
189
3.-DEBE SER DETERMINANTE. La fuerza para viciar el consentimiento debe ir
encaminada a obtener efectivamente el otorgamiento o la celebración del acto o
contrato, de tal modo que si no hubiese existido fuerza el acto o contrato no se habría
otorgado o celebrado. Vale decir, la amenaza que se ejerce sobre un sujeto debe tener por
finalidad que éste preste su voluntad para el otorgamiento o celebración de un acto o contrato.
Analizados ya los requisitos que debe reunir la fuerza para viciar la voluntad, es
conveniente destacar que es indiferente que la fuerza la ejercite o sea obra de una de las
partes o de un tercero, lo que la diferencia del dolo, por lo cual la víctima de la fuerza está
sólo obligada a demostrar que el miedo fue la causa que lo llevó a celebrar el acto o contrato.
En Roma la acción para dejar sin efecto el acto o contrato celebrado con vicio
de fuerza, se entablaba siempre en contra de la otra parte aunque el autor de la fuerza
fuese un tercero. Obviamente la otra parte podía luego proceder en contra de ese tercero y en
general de todo aquel que hubiera obtenido provecho de la fuerza. En este sentido, tenemos
que destacar que tanto en el Derecho Romano como en los ordenamientos modernos se ha
aceptado que procede la rescisión de un contrato aún cuando la fuerza es obra de un
tercero, sin considerar la buena o mala fe de la contraparte, lo cual se explica no sólo por
el vicio del consentimiento, sino por el interés público que hay en sancionar y reparar los
efectos de las vías de hecho o de las amenazas.
Algunos autores destacan que la fuerza moral reviste un doble aspecto: por una parte, tiene un carácter delictual
y, por la otra, induce a manifestar una voluntad que no se habría producido de otro modo, es decir, constituye un vicio de la
voluntad, pero que los hechos en que consiste la fuerza constituyan o no delito penal , no influye para nada, en la
circunstancia de constituir la fuerza vicio del consentimiento.
190
Los remedios procesales creados por el pretor fueron:
1.-LA ACTIO QUOD METUS CAUSA (ACTIO METUS):
Es un remedio procesal, específicamente una ación, introducida por el pretor a
fines de la República y está dirigida no a obtener la anulación del negocio viciado, sino,
cuando los efectos del negocio habían tenido lugar, a castigar al demandado y obtener una
reparación patrimonial para la víctima de la fuerza.
Con esta acción, en caso de intentarse dentro del año desde que se sufrió la
violencia, la víctima en caso de prosperar la acción podía obtener la condena del
demandado al pago de una suma igual al cuádruple del valor de la cosa que había dado
a la otra parte, o bien igual al cuádruple de la disminución patrimonial que había
sufrido, salvo que voluntariamente, una vez acogida la acción, el demandado restituyera
las cosa o su valor.
Si la acción se ejerce transcurrido ya un año desde que se sufrió la fuerza, la
condena sólo podía alcanzar al monto del perjuicio.
Ejemplo: por una estipulatio Claudio le entrega a Julio 50 sacos de trigo. En el supuesto que hubiese existido el
vicio de fuerza, Claudio puede deducir la actio quod metus causa, y si el juez da lugar a ella, ordenaba a Julio restituir las
cosas al estado anterior a la celebración, debiendo por tanto Julio devolver los 50 sacos de trigo. Si Julio obedece, vale
decir, devuelve los 50 sacos de trigo, se le absuelve. En cambio, si no los devuelve, se le condena por ser autor o
aprovecharse de la fuerza a pagar cuatro veces los perjuicios si la acción se había entablado dentro del año siguiente al día en
que se ejerció la fuerza.
Esta acción en una primera época esta acción se entabla en contra del otro
contratante no importando si la fuerza había sido obra de un tercero o obra de la
contraparte. En el Derecho Justinianeo en el caso de que la fuerza fuese obra de un
tercero, se puede también perseguir la responsabilidad de éste y en general de todo aquel
que haya obtenido provecho de la fuerza.
Una limitación al rigor de esta acción, aparte de la anualidad, es la facultad del
demandado de liberarse de la condena restituyendo al actor la cosa o utilidad
conseguida.
2.- EXCEPTIO QUOD METUS CAUSA:
Opera bajo el supuesto de que la víctima de la fuerza haya sido demandada por
el autor de la misma o por quien se aprovechó de ella, permitiéndose al demandado
oponerse a las pretensiones del demandante, solicitando se rechace y paralice la
petición o acción del demandante, llegándose de esta forma al resultado práctico de la no
ejecución del negocio viciado.
3.-LA IN INTEGRUN RESTITUTIO PROPTER METUS:
Es de aplicación general y cuando opera en el ámbito de la fuerza se le denomina propter metus, para señalar que
se la está aplicando cuando existe vicio de fuerza, y servía para poner a las partes en la condición anterior a la conclusión del
negocio viciado, como si éste no se hubiera realizado nunca.
Al igual como ocurría en el caso del dolo, consiste en un acto del Pretor o
magistrado que, a instancias de la víctima y después de un examen de las circunstancias,
rehusa los remedios judiciales que por estricto derecho corresponderían o concede
aquellos que hubieran caducado, a fin de eliminar los efectos del negocio viciado por
fuerza.
Es una acción o excepción subsidiaria, o sea debe emplearse únicamente si no
hay otra acción que pueda ser deducida en esta situación.
191
EL OBJETO:
Concepto y distinciones:
En doctrina se puede conceptualizar al objeto del acto jurídico como las
obligaciones que el acto genera. A su vez, la obligación tiene su objeto, que consiste en la
prestación que debe realizar el obligado o deudor. Por último, la prestación también tiene
su objeto, esto es, las cosas que se trata de dar, hacer o no hacer. Así, el contrato de compraventa
crea derechos y obligaciones entre comprador y vendedor, que constituirían el objeto del acto. A su vez, los derechos y
obligaciones recaen sobre la cosa y el precio, que son las prestaciones que han de darse las partes.
En nuestro Derecho y, en buena medida, en el Derecho Romano, no se hacen ni
se hacían estas distinciones estimándose que el objeto del acto jurídico son las cosas que
se deben dar, hacer y no hacer. Es decir, se identifica el objeto del acto con el objeto de la
prestación, pero esta confusión no reviste mayor importancia práctica aunque si la tiene en el
plano teórico, pues el acto jurídico, genera una obligación, la cual implica una prestación
consistente en dar, hacer o no hacer alguna cosa. En consecuencia, sino directamente al
menos indirectamente el objeto del acto jurídico consiste en las cosas que se trata de dar,
hacer o no hacer.
Conviene advertir que la expresión "cosa" está tomada en sentido muy amplio,
significando no sólo a las cosas materiales sino también a las entidades no materiales
(inmateriales) como los hechos (tanto acciones como abstenciones). En este sentido,
algunos definen el objeto como la cosa material o inmaterial sobre las que recae el acto
jurídico.
192
LA CAUSA:
La palabra causa fue empleada por los romanos, al igual que hoy en muchos
ámbitos y entre otros, en el ámbito jurídico e incluso dentro de este último se le atribuyen en
él distintos significados, según las distintas ramas del Derecho.
A nosotros nos interesa el significado que se le da en el ámbito del Derecho Privado
y en especial a la concepción se le daba en el Derecho Privado Romano.
En todo caso, dentro del propio Derecho Privado, a este término se le han
atribuido significaciones distintas. Nosotros analizaremos cuatro de estos significados.
1.-CAUSA ENTENDIDA COMO FUENTE DE LAS OBLIGACIONES.
2.- CAUSA ENTENDIDA COMO CUMPLIMIENTO DE LAS
SOLEMNIDADES EN LOS ACTOS JURÍDICOS DE ESTRICTO DERECHO.
3.- CAUSA ENTENDIDA COMO TITULO, HECHO O ACTO JURIDICO O
NEGOCIO QUE SIRVE DE ANTECEDENTE A OTRO
4.-CAUSA ENTENDIDA COMO MOTIVO O FINALIDAD QUE INDUCE A
CELEBRAR UN ACTO O CONTRATO.
193
3.- CAUSA TITULO, ESTO ES, HECHO O ACTO JURIDICO O NEGOCIO
QUE SIRVE DE ANTECEDENTE A OTRO:
Así, en relación con la traditio, ella supone la entrega material de una cosa por parte
de una persona a otra, pero para que funcione como modo de adquirir es necesario averiguar
cual fue el negotio-fuente en cumplimiento del cual se efectúa la traditio, por ejemplo si fue
por una causa emptionis (por causa de un compra) o bien por una causa donandi (por causa de
una donación), casos, entre otros, en que la tradición operaba como modo de adquirir,
cumpliéndose los demás requisitos. Pero, no ocurre ello cuando la causa fuente era un
comodato o un depósito, causas que no son hábiles para la transmisión de la propiedad.
A su vez, en relación a la stipulatio los juristas suelen hablar de causa stipulationis.
Como la stipulatio es una forma de obligarse, supone un acto previo que justifique o explique
por qué las partes la han celebrado. En este sentido la causa puede estar constituida por
cualquier acuerdo entre las partes, futuros estipulantes y promitente,
Los romanos no tuvieron una teoría de la causa, pero si manejaron una noción de
causa, de allí que en el Derecho Romano encontramos todos los elementos que se manejan
actualmente sobre la causa, pero la noción de causa que esbozaron los romanos se encuadra
dentro del concepto de fin objetivo o jurídico por el cual se realiza un negocio jurídico. Así,
la expresión causa aparece utilizada de distintas formas, señalando, sólo a modo de ejemplo,
las siguientes: causa civilis, causa contrahendi, causa credendi, causa debendi, causa
donationis o donandi, causa dotis perpetua est, causa falsa non nocet, causa solvendi, causa
solutio, etc.
194
REQUISITOS DE LA CAUSA:
Dejando de lado las discusiones sobre la necesidad o justificación de la causa como
elemento del acto jurídico, corresponde analizar los requisitos que debe cumplir la causa.
2.-DEBE SER LICITA: Basta con señalar que es ilícita, la prohibida por la ley
(contra ius privatum), las buenas costumbres (contra bonos mores) y el orden público
(contra leges publicas). Ej.: la promesa de dar algo en recompensa de un crimen o de un
hecho inmoral. En relación a lo dicho respecto del requisito anterior, también se presume
que la causa es lícita, vale decir, se parte de la base de que el motivo que induce al acto es
lícito, esto es, que no se opone al ordenamiento jurídico, al orden público o a las buenas
costumbres.
Se señala que esta exigencia en relación con la causa sirve para controlar el fin
del negocio jurídico, de forma que éste no atente contra el orden público, la ley y las
buenas costumbres. Vale decir, existe causa, pero ella adolece de una enfermedad radical, mortal cuya declaración
extingue toda obligación que naciera de él. Por ejemplo, en alguna época se consideró que adolecían de causa ilícita, por
ser contrarios a las buenas costumbre, los contratos en que un individuo se encargaba, mediante un pago u honorario, de
buscar a otra una persona con quien pueda casarse o bien la convención que tenga por objeto la cesión, arrendamiento o
transferencia de una casa destinado a casa de tolerancia y que el adquirente recibe con esa finalidad, en definitiva todo
contrato que tenga por finalidad crear o mantener una casa de tolerancia o proveer a las necesidades de ésta. Otro ejemplo
sería el relacionado con el contratar gestores administrativos esto es, una persona mediante una remuneración se
compromete a obtener para otro un beneficio del Fisco, si para lograr este beneficio se hace valer la autoridad o influencia
del gestor (en este caso se atenta contra las buenas costumbres y el orden público)
195
1.- EFECTOS DE LA FALTA DE CAUSA O SU ILICITUD EN LOS
ACTOS DE BUENA FE: Siempre en el Derecho Romano se consideró a la causa como un
requisito de existencia de los mismos y a la causa ilícita como un requisito de validez, de allí
que en caso de no haber causa el acto jurídico no producía efectos jurídicos y si ésta era
ilícita, permitía anular los efectos del mismo.
196
1.-CONDICTIO INDEBITII: mediante ella se persigue la restitutio de lo dado
o pagado para el supuesto de que la causa por la cual se había hecho la prestación no ha
existido jamás. Algunos la definen como una acción que se concede para recuperar el pago de una cosa que no se
debe, por inexistencia de una deuda civil o pretoria, o bien como aquella acción concedida a quien ha realizado un pago
en la creencia de ser deudor, a fin de reclamar a quien lo recibió de buena fe la restitución de la cantidad o cosa percibida.
Ejemplo: si yo pago a otro creyendo deberle y en realidad nada debo (Pago de lo no debido).
Cabe destacar que no procede esta condictio en los casos en que por error se
pague una deuda antes de vencerse el plazo, pues se ha pagado lo debido, no lo indebido,
y tampoco procede en el caso de pago de una obligación natural o de otros casos
similares como con el pago efectuado por aquellos que gozaban de beneficio de
competencia.
4.-CONDICTIO SINE CAUSA: tenía por objeto dejar sin efecto los actos que
carecen de causa y se utilizaba en todos los casos de enriquecimiento que carecieran de
una acción o condictio especial. Se define como aquella acción concedida con vistas a lograr la restitución de
la posesión de cosas entregadas sin causa que justifique la cesión. Ejemplo: si una persona le regala a otra una cosa por un
viaje o hecho que la otra persona va a realizar y que en definitiva no realiza.
197
LAS SOLEMNIDADES EN LOS CASOS QUE LA LEY LO EXIJA:
a)puede exigir, para reconocer efectos jurídicos a la voluntad, que ésta sea
expresada en modos rígidamente determinados, situación que se da respecto de los actos
solemnes o formales; o
b)puede reconocer efectos a la voluntad manifestada de cualquier manera, lo
que ocurre con los actos no solemnes o no formales.
198
En todo caso, algunos autores señalan que el carácter formal de esta clase de actos se
explica también por el planteamiento formalista y oral del procedimiento establecido para la
tutela jurisdiccional de los derechos patrimoniales. De esta manera, para que el acto
naciera a la vida del derecho se exigía que la voluntad se manifestara en las formas
preestablecidas y definidas por el ordenamiento jurídico, pudiendo afirmarse que más
que la voluntad en sí misma y por si era tomada en consideración por el ius civile la
actividad desarrollada en el modo prescrito, esto es, el actus. La forma de estos actos
era esencialmente oral.
Por otra parte, conviene recordar que además los actos de estricto derecho eran
además abstractos, vale decir, este formalismo externo, consistente en no reconocer
eficacia a la voluntad si no se expresa en aquellas formas determinadas, corresponde
también a un formalismo interno en el sentido de que, cumpliéndose las solemnidades,
no se practica investigación alguna sobre la intención de las partes. En los negocios del
ius civile la voluntad de las partes está constreñida por las palabras y por los gestos
prescritos, siendo indiferente el ordenamiento jurídico indiferente frente a la intención
no exactamente traducida en las palabras pronunciadas, según resulta de lo establecido
en la Ley de las XII Tablas.
Más tarde, con el derecho de gentes, tenemos que la regla general en el ámbito
del derecho privado es que los actos y contratos no estén sometidos a formas especiales
en cuanto a la manifestación de voluntad, prima el principio denominado
"consensualismo", esto es, que las partes son libres de emplear la forma que mejor les
convenga, sea la expresión oral, sea la expresión escrita u otra. Con ello, la voluntad
comienza a adquirir importancia como elemento generador de los actos jurídicos. Al
otorgarse primacía a la libertad de formas, tiende a adquirir relevancia jurídica la autonomía
de la voluntad de las partes en cuanto a la regulación de sus intereses patrimoniales, y, por
tanto, también la posible ineficacia del negocio por vicios en las declaraciones y actos que
concurrieron en su otorgamiento o celebración, lo que termina afectando igualmente a los
negocios formales del antiguo ius civile, cuya vigencia perdura en la época clásica.
En este sentido se dice que la red de los negocios jurídicos formales se quiebra
a partir del siglo III a.C., con el reconocimiento de los cuatro contratos del ius gentium
(compraventa, arrendamiento, sociedad y mandato), a lo cual se suma la obra del
pretor al otorgar protección jurídica a otras convenciones libres, como el depósito, el
comodato y la prenda. De lo expuesto se desprende que ello responde a los cambios
experimentados a partir de los tiempos de la república, desarrollándose fuertemente en
la época clásica, menoscabando con ello la estructura del ius civile, llegando en la época
post clásica a provocar la caída de las antiguas formas solemnes.
En cuanto a la relación existente entre actos solemnes y abstractos, se destaca que
tratándose de los actos no formales adquiere importancia la causa o motivo que lleva a
la celebración u otorgamiento del acto jurídico. En este sentido, con la superación de los
requisitos de forma se ubica en un primer plano el elemento causal del negocio, el hecho
o motivo reconocido por el ordenamiento como fundamento justificativo de los efectos a
que aquél está orientado.
199
Hoy en día lo que prima en los sistemas jurídicos es no exigir formas determinadas
para expresar la voluntad, basta la manifestación de voluntad, de cualquier manera que ésta se
dé. Sin perjuicio de ello, algunos observan un resurgimiento del formalismo, lo cual se
explica fundamentalmente por razones directa o indirectamente relacionadas con el interés de
la sociedad, para proteger a las mismas partes o a terceros, pero sin que ello signifique volver
al rígido formalismo existente en el derecho quiritario. Ramón Domínguez Aguila señala que
ello ocurre en interés de la sociedad, para materializar el negocio de modo de poder
controlarlo, o porque es difícil conocer la verdadera voluntad de las partes, no basta el simple
consensualismo y la ley exige ciertas forma “ad substantiam”, es decir, como única manera de
expresar la voluntad. Estas formas son llamadas solemnidades, y su incumplimiento significa
privar al negocio de voluntad: la ley sólo va a considerar como voluntad existente para el
Derecho, la que se contiene en cierto molde. En los negocios solemnes, el incumplimiento de
la forma (solemnidad) trae como sanción la nulidad del negocio jurídico, aunque se pudiera
probar de manera inequívoca la voluntad o el consentimiento.
200
LA CAPACIDAD:
Se suele conceptualizar a la capacidad como la "APTITUD DE LA PERSONA
PARA GOZAR, O SI SE QUIERE, SER TITULAR DE DERECHOS Y PODER
EJERCERLOS POR SI MISMA.".
De esta definición se desprende la clasificación más importante de la capacidad, que
es la que distingue entre CAPACIDAD DE GOCE Y CAPACIDAD DE EJERCICIO.
CAPACIDAD DE GOCE: Es la aptitud o potencialidad de la persona para ser
titular de derechos. Vale decir, goza de un derecho, el que lo tiene, su titular. Como ya se
explicó anteriormente hoy en día, a diferencia de lo que ocurría en el derecho romano, todas
las personas por la sola circunstancia de serlo tienen esta capacidad de goce.
CAPACIDAD DE EJERCICIO: Consiste en que una persona puede ejercer o
hacer valer por si misma aquellos derechos de los cuales es titular, sin el ministerio o
autorización de otra. En este sentido, se dice que ejercita un derecho, el que lo pone en
práctica, el que lo hace valer por los actos jurídicos destinados a producir a su respecto
determinados efectos. A diferencia de lo que ocurre con la capacidad de goce, no todas las
personas por la sola circunstancia de ser personas tienen capacidad de ejercicio. En todo
caso, el principio que prima es el de que toda persona es capaz de ejercicio, salvo
aquellas que la ley declara incapaces.
La capacidad de ejercicio o de obrar supone el reconocimiento por el
ordenamiento de la idoneidad necesaria para intervenir en el tráfico negocial. En lo que
se refiere a las personas físicas, el ordenamiento jurídico vincula este reconocimiento a
la concurrencia en la misma de madurez intelectual, que constituye un presupuesto
para la imputación de efectos jurídicos a los actos jurídicos de un sujeto. Así, esta capacidad
se excluye, total o parcialmente, según los casos antes de la pubertad y en caso de demencia o prodigalidad de una persona
con capacidad jurídica, siendo precisa la sustitución del incapaz por un tutor o curador, o la concurrencia de los mismos
autorizando el acto.
La capacidad de ejercicio es un requisito de validez de los actos jurídicos, de
forma tal que un acto celebrado por una persona incapaz es susceptible de ser
invalidado.
201
PRECISIONES TERMINOLOGICAS:
En Roma no se hablaba de capacidad de ejercicio sino que de capacidad de
hecho o de obrar, sin perjuicio que algunos autores distinguen una de otra, asimilando la
capacidad de ejercicio a la de obrar.
En todo caso, es necesario destacar que la terminología hasta ahora empleada no
es romana. En efecto, los términos a través de los cuales la jurisprudencia romana trata
de explicar la posición de un individuo con relación al ordenamiento jurídico, son las de
caput y de status, cuestión ya analizada al tratar el tema de las personas y en especial
los requisitos civiles de la personalidad.
LA CAPACIDAD EN ROMA:
En el derecho moderno, toda persona es capaz de goce, pero no toda persona es
capaz de ejercicio, pero que en todo caso, la capacidad de ejercicio supone la capacidad
de goce, pues para ejercitar un derecho y disponer de él, es necesario ser titular del
derecho.
Distinta era la situación en Roma, como veremos, puesto que al existir los
esclavos, jurídicamente asimilados a una cosa, objeto de derechos, ocurre que no todos
los individuos de la especie humana son persona, careciendo los esclavos de capacidad de
goce y, sin perjuicio de ello, gozando de una suerte de capacidad de ejercicio, según
Alejandro Guzmán Brito, o bien de una capacidad de hecho, según otros autores.
Otro factor de distorsión es el introducido por la consideración al status de
ciudadanía y al status de familia, todas ya analizadas al estudiar el capítulo de las
personas.
202
ELEMENTOS ACCIDENTALES DEL ACTO JURIDICO:
LA CONDICION (CONDICIO):
ELEMENTOS DE LA CONDICION:
203
Así, no serían condición los acontecimientos futuros pero no inciertos, vale
decir, aquellas consistentes en un hecho futuro que ha de acaecer necesariamente (“si
Ticio muriera”); en estos casos, estaríamos ante un plazo, o, dicho de otra forma, aquí no
estamos ante una condición sino ante una demora, pues en este caso el hecho en que consiste
no puede no cumplirse.
Tampoco serían condición aquellas en que el acontecimiento se ha producido
ya, o está en curso de producirse y sea, en consecuencia, objetivamente cierto, aunque
pueda ser subjetivamente ignorado, como ocurre con las llamadas condicio in praesens
collata (condición consistente en un hecho o acontecimiento presente, si bien incierto o
ignorado. No es una verdadera condición, pues aunque lo sea para las partes, el hecho objetivamente no es incierto.
Constituye una condición aparente o impropia) y condicio in praeteritum collata (Condición consistente en un hecho o
acontecimiento pasado, si bien incierto o ignorado. No es verdadera condición, pues aunque lo sea para las partes, el
hecho en si es objetivamente cierto. Constituye sólo una condición aparente e impropia). En ambos casos existe
ausencia de futuriedad.
CLASES DE CONDICION:
204
2.2.-CONDICION POTESTATIVA: es la que depende de la voluntad o de un
hecho del acreedor o del deudor. Estas condiciones pueden clasificarse en:
a)Simplemente potestativa: depende de un hecho voluntario que debe realizar
el acreedor o del deudor (ejemplos: si vas a Roma, si subes al Capitolio, si subo al
Capitolio)
b)Meramente potestativa: depende del arbitrio, del querer, de la sola voluntad
del acreedor o del deudor. (ejemplos: si yo quisiere; si tú quisieres).
Se sostiene que las condiciones meramente potestativas que dependen de la
voluntad del deudor se entienden carentes de seriedad y son nulas, son “inutilis”.
2.3.CONDICION MIXTA (VEL MIXTA): es aquella que depende en parte de
la voluntad del acreedor o del deudor y en parte de la voluntad de un tercero o del acaso.
(Ejemplos: si te casas con Claudia (depende de la voluntad de una de las partes y de un
tercero); si llegares en tal nave de Asia).
205
EFECTO DE LAS CONDICIONES IMPOSIBLES:
Bonfante señala que en rigor de lógica el efecto de las condiciones imposibles
debería ser siempre la nulidad o ineficacia del negocio, pero jurídicamente es necesario
formular ciertas distinciones, entre otras distinguir entre actos entre vivos y actos mortis
causa. Sin perjuicio de ello, para efectos de este curso distinguiremos:
1)Si son físicamente imposibles, hay que distinguir si está redactada en
términos positivos o en términos negativos.
1.1)Positivos: el acto es nulo, con la salvedad relativa a las disposiciones
testamentarias. Se dice que las partes que subordinan los efectos de un acto a un hecho que
saben imposible de cumplirse equivale a no que querer que se ellos nazcan, lo que es
contradictorio con el consentimiento necesario para el acto, por lo cual el acto es nulo. Ahora,
en cuanto a las disposiciones testamentarias, para los sabinianos, siguiendo el principio
“favor testamenti”, la asignación era pura y simple, se tenía por no escrita la condición,
siendo válidas las disposiciones; para los proculeyanos era inválida la disposición.
1.2)Negativos: se considera que el acto es puro y simple, se tiene por no puesta
la condición.
2)Si son moralmente imposibles, el acto es nulo, salvo en las disposiciones
testamentarias pues, como se dijo, para algunos, los sabinianos, la disposición era válida
y se considera como no puesta la condición,
206
5.-CONDICION SUSPENSIVA (CONDICIO A QUA) Y RESOLUTORIA
(CONDICIO AD QUAM).
Esta es la clasificación más importante, pero debemos destacar que ella es
propia de la dogmática moderna, no del Derecho romano clásico, que sólo reconoció las
llamadas condiciones suspensivas, sin perjuicio que las resolutorias fueron practicadas
por vías oblicuas, vale decir, los juristas romanos sólo conocieron las condiciones suspensivas y para lograr los
efectos de las condiciones resolutorias tuvieron que optar por una alternativa, sobre la cual nos referiremos al tratar como
tema los efectos de la condición y en especial de la condición resolutoria.
El profesor Margadant señala que las condiciones no fueron bien recibidas por los
juristas preclásicos, pues iban contra el principio de la sencillez y de la concentración.
Especialmente, la condición resolutoria tuvo grandes dificultades para ser admitida en la
dogmática y práctica romana, e incluso la condición suspensiva era sospechosa, cuando menos
para los preclásicos. Un negocio que sólo obtuviera eficacia jurídica después de realizarse una
condición suspensiva, les parecía incorrecto, algo como el nacimiento de un niño que sólo
comenzara a vivir después de algún tiempo de haber nacido. La condición suspensiva encontró,
probablemente, ya en la época pre-clásica, su punto de irrupción en la materia testamentaria.
Durante el periodo clásico fue generalmente admitida y analizada con gran finura.
Los romanos sintieron necesidades similares a aquellas que llevaron a la
dogmática moderna a concebir las condiciones resolutorias, pero los juristas romanos no
podían concebir la posibilidad de que conjuntamente con manifestarse voluntad en orden a
hacer nacer un acto jurídico pudiera válidamente expresarse la voluntad de hacer cesar sus
efectos al verificarse un hecho futuro e incierto. De esta forma, tenemos que en el derecho
romano no existiría la condición resolutoria, ella es entendida como un acuerdo o pacto
de resolución, cuyos efectos, en vez de ser inmediatos, quedan supeditados al
cumplimiento de una condición suspensiva. En este sentido Bonfante nos enseña que la
condición resolutoria en el derecho romano no vale como condición verdadera y propia, sino
como convención contraria condicionada, es decir, un pacto de resolución o revocación
sometido a condición suspensiva.
Al respecto, Margadant señala que ni los clásicos ni los compiladores justinianeos
admitieron la condición resolutoria, que sería obra de los comentaristas. Sin perjuicio de ello, ya
en la época clásica, la práctica cotidiana exigió algo parecido a la condición resolutoria
moderna, y la agilidad mental de los jurisconsultos ofreció como solución un negocio puro y
simple –no sujeto a modalidad alguna- en combinación con pacto anulatorio de este negocio,
sujetando este pacto a una condición suspensiva, negativa y potestativa; por ejemplo, que el
comprador no pagara determinado precio, antes de determinado día. Así, un negocio sujeto a
condición resolutoria quedaba sustituido por la unión de un negocio puro y simple con un
negocio revocatorio del primero, sometido a condición suspensiva.
207
CONDICION SUSPENSIVA: es aquella de la cual depende el nacimiento de
un derecho, o sea que mientras no se cumpla, suspende la adquisición de un derecho, o
bien, dicho de otra forma, es aquella que hace depender de la realización de un hecho futuro e
incierto la producción de los efectos del negocio jurídico al que va inserta. Hasta que no se
cumpla el acto y sus efectos se encuentran en suspenso.
208
EFECTOS DE LAS CONDICIONES.
a.-PENDIENTE:
209
b.-CUMPLIDA:
210
2.-EFECTOS DE LAS CONDICIONES RESOLUTORIAS.
Nosotros, sólo nos vamos a poner sólo en el supuesto de tratarse de una condición
resolutoria positiva, esto es, aquella consistente en que ocurra un hecho.
A la par con lo que ocurría en la condición suspensiva, en este caso también existía
la posibilidad de exigir medidas conservativas.
211
BREVE REFERENCIA A LA CONDICION RESOLUTORIA EN EL DERECHO CHILENO:
Se aplica plenamente lo referido anteriormente, pero además es necesario destacar que es posible distinguir tres
clases de condición resolutoria:
a)Condición resolutoria ordinaria: hecho futuro e incierto del cual depende la extinción de un derecho,
siempre que dicho acontecimiento no consista en el incumplimiento de una obligación pues, en tal caso nos
encontraríamos en presencia de otra especie de condición resolutoria. Ej.: A dona a D un millón de pesos, acordándose
que si D no se recibe de abogado, deberá restituir el millón de pesos a A. Aquí, la condición resolutoria opera de pleno
derecho, sin necesidad de declaración judicial e inmediatamente de cumplida la condición surge para D la obligación de
restituir el dinero que recibió de A.
b)Condición resolutoria tácita: es subentendida por la ley en todos los contratos bilaterales (ver art 1489 del
C. Civil). Así si una de las partes no cumple con su obligación, la otra podrá solicitar, a su arbitrio, o exigir el
cumplimiento de la obligación o bien pedir la resolución del contrato, en ambos casos con indemnización de perjuicios.
Aquí, la resolución del contrato no se produce de pleno derecho o ipso iure por el solo incumplimiento de una de las
partes, para que el contrato se resuelva y para que se produzcan los efectos propios de la condición resolutoria, será
necesario que una sentencia judicial lo declare resuelto por incumplimiento de obligación de una de las parte.
c)Pacto comisorio: es la estipulación que hacen las partes en un contrato, en virtud del cual convienen que el
incumplimiento de una de las obligaciones contraídas traerá como consecuencia la resolución del contrato. Nuestro
legislador lo regula en cuanto al contrato de compraventa, pero no existe ningún obstáculo para que se introduzca en otra
clase de contratos, pero los efectos son distintos.
212
La falta del concepto de condición resolutoria, entre los juristas romanos, aparece
claramente recogida en la configuración que ellos daban a la compraventa cuando los
contratantes convenían la revocación, con el consiguiente retorno de la cosa vendida al
vendedor y del precio al comprador, en el caso de que se verificaran algunos hechos
Por ejemplo, Pacto in diem addictio, se convenía la restitución de la cosa del
comprador al vendedor, cuando, dentro de un tiempo determinado, un tercero hacía al
vendedor la oferta de adquirir la cosa por un precio mayor, vale decir, la compraventa se
tendría por no celebrada si el vendedor, dentro de un tiempo determinado, recibe una oferta
mejor.
Pacto o lex commissoria, se establecía la resolución del contrato para el evento de
que el comprador no pagara el precio en un cierto plazo. Más tarde, semejantes cláusulas
fueron interpretadas como pactos de resolución agregados al contrato consensual de
compraventa, en sí perfecto.
A partir de estos pactos se irá abriendo el camino para el reconocimiento de la
condición resolutoria, pero cabe destacar que los juristas romanos miran con desconfianza
cuando se relacionan con la libertad o con la propiedad y con derechos hereditarios, por
cuanto estimaban contrario a las buenas costumbres sujetar a estadios dudosos situaciones
como las mencionadas, que debían permanecer invariables.
EL PLAZO (DIES):
ELEMENTOS:
1.-HECHO
2.-FUTURO.
3.-CIERTO: El hecho en que consiste el plazo, necesariamente ocurrirá. Si existe
alguna posibilidad de que no va a ocurrir, no nos encontramos ante un plazo, sino que ante
una condición. Precisamente, el plazo difiere de la condición en cuanto no da lugar a una
situación de incertidumbre que es propio de la condición. Lo que caracteriza al plazo es la
certidumbre de que necesariamente el acontecimiento acaecerá, por lo que su función consiste
en dilatar o retrasar el ejercicio o la extinción de un derecho. De esta forma, el plazo o
término es un acontecimiento de futura pero segura realización y cuando se introduce
mediante cláusula expresa en un acto lo que se hace es supeditar los efectos del negocio, en
cuanto a su ejercicio o cesación, a un hecho futuro y objetivamente cierto. Este
acontecimiento o hecho es cierto, vale decir, necesariamente tiene que llegar, sin importar si
se conoce la fecha o tiempo de su llegada. El plazo ofrece ciertas semejanzas con la
condición, pero se diferencia de ésta en que el plazo es siempre cierto, vale decir,
necesariamente ha de acaecer, de allí que de él no depende el nacimiento de un acto jurídico y
de los derechos y obligaciones que emanan del acto sino simplemente su ejercicio o cesación.
213
La manera más usual de establecer un plazo es fijar un día (dies), pero
igualmente una condición puede ser referida a un día, y, además un plazo puede no
estar referido a un día y aparentar ser condición.
a)Dies certus an certus quando (se sabe con certeza qué sucederá y cuándo
sucederá): Cesar se obliga a dar una carroza transcurridos que sean 20 días de celebrada la
stipulatio; establecer cualquier fecha fija o tantos días o años a partir de un día
individualizado.
b)Dies certus an incertus quando (se sabe con certeza que ocurrirá pero no se sabe
cuándo) : Te daré mi carroza el día que muera Ticio. Se trata de un hecho que necesariamente
ha de ocurrir, pero no se sabe cuándo. Vale decir, cierto en el an pero incierto en el quando.
c)Dies incertus an certus quando (no se tiene certeza sí ocurrirá, pero de ocurrir,
se sabe cuando ocurrirá): te regalaré mi carroza cuando cumplas 20 años. El hecho o
acontecimiento es incierto en el an pero cierto en el quando, vale decir puede llegar o no,
pero, de llegar se sabe cuándo
Dicho de otra forma, todo dies certus en el an, sea certus o incertus en el quando,
es plazo; y todo día incertus en el an, sea certus o incertus en el quando, es condición, y
todo ello independientemente del modo en que se exprese formalmente la cláusula.
214
CLASIFICACIONES DEL PLAZO:
215
ESTADOS EN QUE PUEDE ENCONTRARSE EL PLAZO:
Para precisar los efectos del plazo es necesario en primer término distinguir entre
plazo suspensivo y plazo extintivo y, luego, en el caso del extintivo, hay que distinguir
entre actos de estricto derecho y actos de buena fe.
El plazo suspensivo, afecta sólo el ejercicio del derecho. Así, el acreedor no puede
demandar el cumplimiento de la obligación, pero para precisar adecuadamente los efectos hay
que distinguir:
216
B.-SI ESTA CUMPLIDO O VENCIDO: El negocio produce todos sus efectos
propios, así,
A)CARACTERES COMUNES:
1.-Ambos son modalidades o elementos accidentales del acto jurídico.
2.-Ambos son hechos futuros.
3.-En ambos, el acreedor puede solicitar que se tomen medidas conservativas
respecto de la cosa que es objeto del acto o contrato. Las medidas conservativas son aquellas
que se adoptan con la finalidad de resguardar, salvaguardar e impedir el deterioro de una cosa.
217
B)DIFERENCIAS:
EL MODO: (modus)
218
DIFERENCIAS ENTRE EL MODO Y LA CONDICION:
219
CUMPLIMIENTO DEL MODO:
Para los juristas clásicos no existía un remedio o medio judicial directo para
obligar al beneficiado al cumplimiento del modo y ello sólo se logra por medios
indirectos, como lo sería estableciéndose relaciones jurídicas entre el beneficiario y la
persona a quien beneficia el modo. Así, el otorgante exigía una cautio al beneficiario
asegurando con ello el cumplimiento del modo, o bien, otra posibilidad era fijando una
stipulatio poenae para el caso del beneficiario incumplido.
En el plano judicial, el pretor en algunos casos optó por utilizar su facultad de
denegar acciones, vale decir, mediante el expediente de la denegatio actionis al legatario que
reivindica la cosa sin haber cumplido el modo.
Otra forma indirecta de obtener el cumplimiento era celebrar una enajenación con
fiducia, esto es, se practicaba la transferencia de la cosa donada con el acuerdo de que sería
restituida si el accipiens (adquirente) no observase el comportamiento previsto; en esta
hipótesis, el donante tenía la actio fiduciae.
En el derecho justinianeo, se crea una condictio y una actio (civilis incerti
praescriptis verbis) que tiene por objeto o la restitución de la cosa, en caso de una
donación, o la ejecución del modus. De esta forma el modo se convirtió en una carga que
el gravado tenía que cumplir sujeto a diversas medidas de responsabilidad en caso de
incumplimiento.
La responsabilidad que surge como consecuencia del incumplimiento del modo será
exigida por las terceras personas posibles beneficiarias del incumplimiento o por la autoridad
administrativa en el caso de ser beneficiados los intereses públicos.
En todo caso, ninguna de estas medidas era aplicada en aquellos casos en que se
establecía que el disponente había querido dar a su deseo el alcance de un ruego con
eficacia simplemente moral (modus simplex).
220
LOS EFECTOS DE LOS ACTOS JURIDICOS:
Lo normal es que los actos jurídicos produzcan efectos sólo entre las partes y
no respecto de terceros, vale decir, un negocio sólo genera derechos e impone
obligaciones a las partes.
Sin perjuicio de lo anterior, en ciertos casos el acto jurídico puede producir efectos con respecto a terceros.
Por otra parte, conviene destacar que la circunstancia de que los actos jurídicos
produzcan efectos sólo respecto de las partes no significa que el negocio jurídico no
produzca efectos de ninguna especie frente a terceros. Así, todo negocio de disposición de bienes o
traslaticio de dominio, afectará a los acreedores del disponente al disminuir el patrimonio de éste. También es especial la
situación de los sucesores del causante quienes atendido el hecho de ser los continuadores del causante, lo suceden en
todos sus derechos y obligaciones transmisible, afectándoles, por tanto, los efectos de los actos y contratos celebrados por
el causante, siempre que se trate de derechos y obligaciones transmisibles.
Por último, todo acto jurídico es un hecho y que como tal debe ser reconocido
por los terceros, sin perjuicio del derecho a impugnarlos en los casos en que la ley los
autoriza para ellos.
221
LA REPRESENTACION:
CLASES DE REPRESENTACION:
1.-LEGAL Y VOLUNTARIA:
Si el poder o facultad para representar lo otorga el representado nos encontramos
ante una representación voluntaria. En cambio, si la facultad o poder para que una persona
represente a otra la confiere la ley, estamos frente a una representación legal o necesaria.
La representación voluntaria podría definirse como aquella concertada por un
acto de voluntad del representado en favor del representante, de conformidad con el cual
aquél procederá en lo sucesivo a nombre de éste, pudiendo ser perfecta (directa) o imperfecta
(indirecta), vale decir, la persona representada se hace sustituir por otra en la celebración
de un negocio o en la gestión de una serie más o menos amplia de negocios.
Por su parte, la representación necesaria o legal se define como aquella
concedida por la ley a determinadas personas de otras que por su edad, sexo o situación
mental están incapacitadas de actuar por sí y han de hacerlo por medio de tales
representantes.
222
2.-DIRECTA (PERFECTA) E INDIRECTA (IMPERFECTA):
223
una suerte de excepción la regulación dada a la representación reconocida a tutores y
curadores, sin perjuicio de que en esos casos y en especial tratándose de la tutela de los
impúberes y la curatela de los furiosos ello se explica por la función que se asignaba
originariamente al tutor o curador.
Finalmente, algunos autores señalan que por las crecientes necesidades del
comercio y de la vida, se acabó por admitir importantes excepciones al principio según el
cual no se podía adquirir por medio de terceras personas, él cual si bien en teoría fue
mantenido íntegramente, en la práctica las excepciones habían llegado, en el derecho
justinianeo, a ser tan numerosas, hasta el punto de poder afirmar que constituyeron la regla
general.
El no haber aceptado la representación directa como principio genral se explica por distintas razones:
a)en un comienzo los actos jurídicos en Roma son formales, exigiéndose la intervención personal y
directa de las partes. En el antiguo derecho existía un principio según el cual “no se puede adquirir por terceras
personas”, y
b)la constitución de la familia romana, el pater no necesita recurrir a personas extrañas, ya que cuenta
con los miembros de su propia familia, que están sujetos a su potestad, y los utiliza para la celebración de los
negocios. En este sentido se dice que los hijos del pater y sus esclavos son órganos de actuación del pater,
prolongación del brazo del pater y según el ius civile las adquisiciones realizadas por personas sometidas a
potestad revertían automáticamente en favor del pater, de modo que el resultado práctico era que el pater
adquiría en dominio los bienes y quedaba como acreedor de los créditos, tal como si se hubiera tratado de
representación directa, pero aquí la solución no se explica por esta vía sino más bien por la circunstancia de ser los
alieni iuris y los esclavos incapaces de goce. Pero, el mismo ius civile no reconoció que el pater se endeudara a
través de los hijos de familia y los esclavos, siendo necesaria la intervención del pretor, quien solucionó las
injusticias que resultaban de la aplicación de las normas del ius civile, mediante la creación de las actiones
adjetitia qualitatis, en virtud de las cuales el pater podía ser llamado a responder por negocios por él autorizados o
de los cuales hubiese obtenido una ventaja.
224
INVALIDEZ O INEFICACIA DEL NEGOCIO JURIDICO.
CONCEPTO Y ESPECIES:
En términos generales se habla de ineficacia o invalidez cuando un acto jurídico
presenta anormalidades que afectan la existencia o la producción de efectos de un acto
jurídico o bien que permiten la cesación de ello, vale decir, ella se presenta cuando hay
anormalidades esenciales que afectan al negocio, ineficacia que a su vez admite distintas
posibilidades en orden a su incidencia en la eficacia del negocio. En este sentido se señala que
la validez de los actos jurídicos depende de su reconocimiento por las normas jurídicas, las
cuales determinan los casos y la extensión de su eficacia.
Los juristas romanos no elaboraron una teoría general del negocio jurídico,
por lo cual carecen de una terminología única y precisa en cuanto a la ineficacia o
invalidez de los negocios jurídicos. Es así como hablan de un negocio inútil, injusto, vacío,
vicioso, sin importancia, que no existe, nulo, que no hay nada, que nada fue efectuado, etc. En
este sentido, existen más de treinta expresiones para referirse a una acto inválido o ineficaz.
En los primeros tiempos del derecho romano, época del derecho quiritario, la
idea de ineficacia o invalidez estaba ligada de manera absoluta a la idea de las formas
de los negocios jurídicos: si se habían cumplido las formas el acto era válido. En caso
contrario, era nulo y considerado inexistente, vale decir, en esa época no se reconocía
ninguna otra causal de nulidad que no fuese la falta de solemnidades. Los actos jurídicos
celebrados según los ritos y fórmulas establecidas por el ordenamiento son válidos y
producen todos sus efectos jurídicos, en caso contrario, carecen de existencia jurídica y por
tanto no producen ningún efecto jurídico. En este sentido, algunos autores señalan que en
esta etapa del derecho romano no se admiten términos intermedios por lo cual “hay
acto jurídico o no lo hay”..
En este sentido, Argüello afirma que tanto la validez como la nulidad operan ipso
iure, no existiendo una acción destinada a declarar la nulidad.
La situación va a cambiar en la época clásica, siendo relevante en este sentido la
figura del pretor al introducir éste medios más equitativos para regular las relaciones
jurídicas. En este sentido, el derecho pretorio u honorario se destaca por un paulatino
abandono de las formalidades del ius civile y por la preponderancia que adquiere el
consentimiento en los actos jurídicos.
En este sentido, se afirma que el desarrollo de esta institución y la distinción
entre nulidad y anulabilidad corrió principalmente por la actividad del pretor,
precisamente por una orden pretoria encaminada a privar de efectos jurídicos a un
negocio ya concluido, según el razonable parecer del magistrado, fundado esencialmente
en la equidad.
En efecto, fue el pretor quien, según hemos visto, fue introduciendo remedios o
herramientas procesales tendientes a privar de efectos y anular los efectos de actos jurídicos
no obstante su validez según el ius civile.
225
De esta forma surge la distinción entre nulidad y anulabilidad, lo que se
encuentra relacionado con la dicotomía ius civile-ius honorarium. En efecto, un acto válido
para el ius civile puede no serlo para el ius honorium y viceversa, vale decir, el pretor reconocía muchos negocios
jurídicos a los cuales el derecho civil negaba eficacia, y, al contrario, no otorgaba su protección para otros que según el
derecho civil eran perfectos, según tuvimos oportunidad de apreciar al tratar los vicios de la voluntad y al estudiar los
requisitos de existencia y validez de los actos jurídicos. Por otra parte, según el ius civile un negocio es válido o nulo,
vale decir, según el antiguo derecho, el negocio nace perfecto y produce todos sus efectos o bien no llega ni siquiera a
nacer. Una situación intermedia no se da, por lo cual como tampoco existe un remedio o herramienta que permita
declarar la anulabilidad. Sin embargo, en algunos casos el pretor por razones de justicia, al enfrentarse ante un negocio
válido según el derecho civil, pero contrario a la equidad, otorga al interesado algunos remedios procesales destinados a
para restar eficacia al negocio jurídico. En estos casos, se puede decir, que el acto existe y por tanto produce efectos, pero
se admite la posibilidad que permita su anulación, vale decir, eliminar sus consecuencias.
La ineficacia del derecho honorario se manifiesta, formalmente de diversas
maneras. En efecto, el pretor podía denegar la protección procesal no concediendo
acción al acto defectuoso (denegatio actionem), o bien podía ser la de admitir la demanda
tendiente a obtener el cumplimiento del negocio, pero incluyendo en la fórmula procesal
una excepción a favor del demandado, cuya estimación llevaba consigo la desestimación
de la demanda y, consecuentemente, la ineficacia del acto. Finalmente, podía anular los
efectos que el acto hubiese producido mediante un acto especial de imperio, por ejemplo
por la restitución de las cosas al estado anterior a la celebración u otorgamiento del acto.
Cabe destacar que por la primera vía, el pretor podía determinar la ineficacia del acto,
independientemente de la voluntad de las partes, en cambio los otros sólo se empleaban
a instancia de quien tuviera derecho a impugnar el acto.
En concreto, la actuación del pretor tiene por finalidad evitar que un acto o
contrato injusto produjera los efectos que le eran propios, pero si ya había sido
ejecutado se trataba de obtener la restitución de lo entregado en virtud de dicho acto o
contrato, además de otras sanciones que establecía el pretor.
Finalmente, llegamos a la época de Justiniano en que se sostiene que se
conservan los principales lineamientos de las nulidades e ineficacias creadas por el
derecho clásico y en que se destaca la desaparición del antiguo dualismo derecho civil-
derecho honorario.
En todo caso, el Corpus Iuris Civile no contiene una teoría orgánica sobre el
particular, siendo su terminología imprecisa.
226
NULIDAD: CONCEPTO Y CARACTERISTICAS:
CONCEPTO: Se dice que existe nulidad (invalidez ipso iure, ope legis), que
algunos denominan inexistencia, cuando el defecto es tan esencial que para el ordenamiento
jurídico es como si el negocio no existiera, de forma tal que no produce ningún efecto
jurídico.
CARACTERISTICAS:
1)Opera de pleno derecho, sin que sea necesario hacer pronunciar la nulidad, esto
es, no requiere que el juez la declare, bastando la comprobación de que no se habían
cumplido las formalidades.
Ahora, si las partes habían cumplido con el contrato afectado de nulidad, esta
ejecución no otorgaba validez al acto, confiriéndose al afectado una condictio a fin de obtener
la repetición de los dado.
2)Podía ser invocada por cualquiera, frente a quien pretendía hacer valer el acto.
3)Finalmente, no era susceptible de confirmación, en atención a que se trataba de
un acto inexistente.
227
LA CONVALIDACION DEL NEGOCIO JURIDICO: La romanistica ha
acuñado la voz "convalidación" para significar la validación del negocio invalido, cuando
intervengan las circunstancias previstas por la ley para ello.
Según el derecho civil, un negocio nulo jamás puede tornarse válido. Sólo se admite
la convalidación para el negocio anulable.
Las principales maneras de convalidación en el derecho justinianeo son el transcurso
del tiempo, la ratificación y la remoción de la causa.
a)EL TRANSCURSO DEL TIEMPO: Los medios ofrecidos por el pretor para la
anulabilidad únicamente pueden ejercerse dentro de cierto tiempo (la in integrum restitutio:
cuatro años), transcurrido el cual el negocio queda convalidado, ya que no se hizo valer
oportunamente la sanción. Vale decir, la invalidez inicial puede sanarse por no ejercitar los
medios de impugnación (actio o exceptio) dentro de cierto tiempo.
b)LA RATIFICACION es la aprobación o confirmación del negocio anulable,
efectuada por quien tiene derecho a hacerlo anular. Equivale a una renuncia a poner en
ejecución los medios pretorios. La ratificación debe estar libre de vicios que afectan al
negocio jurídico.
c)REMOCION DE LA CAUSA: En algunos casos, el negocio inválido se torna
válido por desaparecer la causa o razón de la anulabilidad. Así, la entrega a otro con la
intención de transferir el dominio de una cosa de la cual no se es dueño, no permite transferir
el dominio, pero si lo permitiría en caso de que el tradente llegara posteriormente a adquirir el
dominio de la cosa.
228
CUARTA UNIDAD: LAS COSAS Y LOS DERECHOS REALES:
229
En los primeros tiempos del derecho romano, el concepto de derecho real, que
en su momento definiremos, guarda relación con las cosas corporales independientes y
también los esclavos; ya en la época postclásica los juristas van a considerar la
existencia de derechos reales sobre cosas incorporales.
Finalmente, se dice por algunos, que el objeto del derecho es todo aquello que
permita al hombre obtener un servicio, una utilidad una ventaja y que tales objetos
pueden tener o no un valor económico.
En este contexto, todos los objetos de derechos que en alguna medida tengan
valor económico son bienes (bona), de los cuales algunos pueden ser apreciados por los
sentidos, como una mesa, un animal, caso en el cual se les denomina cosas y, otros, sólo son
concebidos intelectualmente, carecen de corporeidad, como los derechos.
De lo expuesto resulta que para los romanos res es todo objeto del mundo
exterior que produce satisfacción al sujeto de derecho, por lo cual la palabra se aplica
tanto a los objetos que se encuentran dentro del patrimonio de alguien como aquellos a
aquellos que no han sufrido tal apropiación.
Hoy en día, con la palabra cosa se designa todo lo que existe y que puede ser de
alguna utilidad o ayuda a los hombres no sólo lo que forma parte del mundo exterior y
sensible, es decir, una entidad material o corporal, sino también todo aquello que tiene vida en
el mundo del espíritu y que se percibe, no con los sentidos, sino con la inteligencia, pero
-estrictamente hablando- a las cosas que prestando una utilidad para el hombre son
susceptibles de apropiación, se les designa con la expresión bien, que etimológicamente
viene de bonum que expresa la idea de bienestar, de felicidad.
De lo dicho resulta que todos los bienes son cosas, pero no todas las cosas son
bienes, existe entre ambos conceptos una relación de género-especie: las cosas son el
género, los bienes, una especie.
El derecho moderno considera dentro de los bienes no sólo las cosas perceptibles
por los sentidos sino también aquellas que los son por la inteligencia como los
descubrimientos científicos, las creaciones literarias o artísticas, abstractamente consideradas,
los derechos.
En todo caso, es preciso destacar que no hay uniformidad en cuanto a la relación
entre cosa y bien, tanto así que nuestro código no define lo que es cosa, ni bien, no formula
distinción entre ambos conceptos y emplea indistintamente estas expresiones.
230
I.-2)DIVISION O CLASIFICACION ROMANA DE LAS COSAS: El jurista
ante la existencia de las cosas, se preocupa de clasificarlas, lo cual realiza en base a distintos
criterios.
A.-CLASIFICACIONES PRINCIPALES:
1.-COSAS QUE ESTAN DENTRO DEL COMERCIO HUMANO Y COSAS
QUE ESTAN FUERA DEL COMERCIO: Se realiza en atención a la aptitud para ser
objeto de derechos privados y que para algunos es la summa divisio, la más importante
división de las cosas.
231
exactamente igual que a las de derecho divino como si lo fuese.). La violación de las
cosas santas se consideraba sacrilegium y se castigaba con la pena de muerte.
b)RES HUMANI JURIS: por exclusión son todas las cosas que están fuera del
comercio humano y que no caen bajo la denominación de divini juris.
b.1.Las cosas comunes (res communes omnium iure naturali), aquellas que por su
naturaleza están destinadas al uso de todos los hombres, cuyo dominio no pertenece a
nadie y cuyo uso es común a todos los habitantes, como el aire, el mar y el agua fluvial y
pluvial.
También se consideran también dentro de esta categorías aquellos bienes a los que
se les ha dado esta calidad para evitar conflictos entre vecinos, como el limes de los
fundos rústicos o el ambitus de los fundos urbanos.
b.2.Las cosas públicas (res publicae o locus publicus (lugar público)), aquellas
cuyo dominio o titularidad pertenece corresponde al Populus romanus y cuyo uso es
común a ciudadanos y peregrinos (vías pretorianas y consulares, los puertos y los ríos que
no se secan jamás). Se diferencian de las cosas comunes en cuanto se consideran propiedad
del pueblo romano.
El uso y disfrute de las cosas públicas está protegido por una actio iniuriarum,
ya que todo obstáculo a dicho goce y disfrute se entendía como una lesión de la
personalidad del ciudadano.
(La terminología romana respecto de las cosas públicas dista de ser precisa. Así,
además de las cosas extracommercium a que acabamos de referirnos - a las que denominaban
“cosas destinadas al uso público” (res publico usui destinatae)-., consideraban también cosas
públicas a otras que llamaban “cosas del patrimonio del pueblo” (res in pecunia populi), que
están in commercium., vale decir, el Estado es el propietario y las administra como persona
jurídica (tierras y esclavos conquistados al enemigo y considerados como botín de guerra,
bienes confiscados a los particulares), por lo cual pueden ser objeto de negocios jurídicos,
pudiendo el Estado enajenarlos o arrendarlos. Cabe destacar que Gayo, considera que cosas
públicas son las que no son privadas.)
El término más genérico para la cosas públicas es el de locus publicus (lugar
público) que comprende los edificios, los campos de cultivo, las vías y caminos públicos y las
costas del mar.
b.3.Las cosas de la ciudad y de las corporaciones (res universitatis) como las
plazas, calles, teatros, circos, baños públicos, etc.
Desafectación: Cabe destacar que las cosas públicas, las de las corporaciones
y las de derecho divino, dejan de estar fuera del comercio humano, desde que cesa la
destinación particular que les da ese carácter (el de estar fuera del comercio humano).
El acto por el cual una cosa deja de estar fuera del comercio humano, se llama
desafección, que en el caso de las cosas religiosas se denomina profanatio.
232
1.2.-COSAS QUE ESTAN DENTRO DEL COMERCIO HUMANO (RES IN
COMMERCIO), las cosas que son susceptibles de apropiación por los particulares. Son
todas, con excepción de los que acabamos de enumerar como estando fuera del
comercio.
Algunos autores señalan que las cosas (res) adquieren la categoría jurídica de bienes
(bona) cuando son susceptibles de apropiación patrimonial privada, por lo cual las cosas extra
commercium no podrían ser calificadas como “bienes” pues están excluidas del dominio o
propiedad privada.
Las res in commercio pueden clasificarse en dos grupos:
Estrictamente, res nullius serían las cosas que nunca han tenido dueño y que
son suceptibles de apropiación patrimonial privada por ocupación, descubrimiento o
accesión, pero en general se utiliza esta expresión para referirse a las cosas que no
teniendo un dueño son susceptible de apropiación.
233
2.- COSAS MANCIPI Y COSAS NEC MANCIPI.
Las cosas mancipi eran consideradas las más importantes y las más preciadas
(Gayo: res pretiosiores) del patrimonio de una persona, teniendo en cuenta la actividad
eminentemente agrícola pastoril del pueblo romano primitiva, esta distinción tiene su origen
en el sistema de economía agraria de la antigua Roma. Vale decir, se distinguen aquellos
bienes fundamentales para una economía rural (res mancipi) de aquellos bienes
destinados al cambio (res nec mancipi). Por su parte, serían nec mancipis todas las
demás cosas.
Se dice que las rEs mancipi fueron más estimadas por los romanos, por ser las más
útiles para la agricultura, primera industria de la Roma monárquica; por eso las privilegiaron,
defendiéndolas con acción reivindicatoria, mediante el dominio quiritario, inscribiéndolas en
el censo (se trata de bienes fundamentales para una economía rural). En este sentido, según
afirma Pietro Bonfante, en cualquier derecho existe una summa divisio rerum, en la cual
todo el régimen económico-social se encauza y, por consiguiente no interesa únicamente por
ésta o por aquella relación jurídica, por virtud de una función económica particular, sino que
invade todo el organismo jurídico. Esto sucede con la distinción de aquellas cosas que tienen
una gran importancia social y que, por lo tanto, están sujetas a una tutela pública más riguros,
y aquellas que ofrecen un interés más bien individual. En el Derecho romano anterior a
Justiniano correspondía a esta clasificación la distinción entre cosas manicipi y nec mancipi.
a)los fundos rústicos y urbanos y las casas ubicadas en Italia y los lugares
donde rigiera el jus italicum;
b)Las servidumbres prediales rústicas (iter, actus, via, aquaeductus) constituidas
sobre dichos fundos;
c)Los esclavos;
d)Los animales grandes de tiro y carga, esto es, aquellos que suelen domarse
por el lomo (quae dorso collove domantur) , como los bueyes, mulas, asnos, los caballos,
(dato curioso: no son mancipi, los elefantes y camellos, puesto que, si bien son utilizados
como animales de tiro y carga, parece que eran desconocidos a los romanos primitivos).
234
Importancia de esta distinción:
Es una clasificación muy importante en el Derecho arcaico y clásico. El ius
civile exigía requisitos especiales para la enajenación de las cosas mancipi y
solemnidades destinadas a fijar la certeza de la propiedad de ellas. Por ejemplo, en cuanto
a que respecto de ellas, para transferir el dominio quiritario sólo pueden emplearse
modos de adquirir propios del ius civile (ej: mancipatio, in iure cessio), en cambio, las
cosas nec mancipi podían transmitirse por simple traditio o entrega.
Esta distinción poco a poco va perdiendo importancia, especialmente con el
reconocimiento de la llamada propiedad bonitaria, y es así como comienza a
desvanecerse a partir de los tiempos de Diocleciano y, muy poco usada en la práctica
durante la época post clásica es abolida expresamente por una constitución del año 531
de nuestra era (Justiniano).
Precisiones y categorías:
Hoy en día, para formular la distinción entre inmuebles y muebles no sólo se
atiende a una base puramente física, sino que atiende a criterios jurídicos y de interés
social.
En este sentido, son inmuebles las que no pueden transportarse de un lugar a
otro (inmuebles por naturaleza) como las tierras y las minas.
Las cosas que se adhieren permanentemente a ellas (inmuebles por accesión o
por adherencia) como los edificios y los árboles arraigados al suelo. En todo caso, éstas
últimas dejan de tener la calidad de inmuebles desde que cesa la adherencia, que es la
causa en cuya virtud se les considera inmuebles.
También tienen esta condición aquellos bienes muebles que la ley reputa
inmuebles por estar permanentemente destinados al uso, cultivo y beneficio de un
inmueble (inmuebles por destinación). (Se considera que los juristas romanos no llegaron a
vislumbrar esta última categoría.).
235
Por su parte, se llaman muebles las cosas que pueden transportarse de un
lugar a otro, sea moviéndose ellas mismas, como los animales, sea que se muevan por una
fuerza extraña. A las primeras se las denomina cosas semovientes (res se moventes), a las
segundas inanimadas.
Además, los muebles, pueden ser clasificados en muebles por naturaleza y por
anticipación.
Los muebles por naturaleza son los que pueden ser transportados de un lugar a
otro
En el caso de los muebles por anticipación, podemos señalar que la ley
autoriza anticipar ficticiamente el carácter mueble de un bien, vale decir, su futura
movilización, cuando se trata de constituir, previamente a su separación material, un
derecho sobre ellos en favor de otra persona distinta del dueño. Mediante esta ficción o
“anticipación” son tratados como si ya fueren muebles. Ej: las piedras de una cantera.
236
Sin perjuicio de lo anteriormente expuesto, no podemos dejar de mencionar que
conceptualizar a los bienes incorporales como meros derechos es algo cuestionado en doctrina,
pues para algunos los bienes y los derechos son dos categorías jurídicas fundamentalmente
diferentes, llegando algunos autores a limitar la idea de bienes incorporales a ciertos bienes que
carecen de materialidad como lo serían las obras literarias y científicas.
Esta clasificación parece oponer lo concreto a lo abstracto, los corpora a los
iura.
En relación a esta clasificación, Gayo, señala que son corporales las cosas que se
pueden tocar (quae tangi possunt) e incorporales las cosas no tangibles, las que no pueden
tocarse (quae tangi non possunt....quae in iure consistunt) y cabe destacar que no enumera al
derecho de dominio como una cosa incorporal, pues por comprender todas las facultades
posibles sobre una cosa, esto es, siendo el derecho de dominio el más completo que una
persona puede tener sobre una cosa, se identifica, por así decirlo, con la cosa misma, se
materializa en ella y así es reputado cosa corporal. Es del caso destacar que al parecer Gayo
habría sido el primero entre los juristas en adoptar esta división, pero ella ya había sido
considerada por los filósofos griegos.
237
B.-CLASIFICACIONES COMPLEMENTARIAS:
1.-COSAS FUNGIBLES Y NO FUNGIBLES:
No es propiamente romana, pero si hay en el derecho romano elementos
suficientes para formular esta clasificación.
Objetivamente, son fungibles, las que, carentes de individualidad, pueden
sustituirse unas por otras, vale decir, son aquellas que en las relaciones comerciales no
suelen ser apreciadas por unidades, sino en cantidad dentro de su género, al peso o por
número o medida. . Se dice que son bienes fungibles las cosas que carentes de
individualidad, son sustituibles por otras del mismo genero a un mismo género, (los
romanos las denominan como aquéllas que pueden contarse, medirse o pesarse, como el
grano, el aceite, o el vino de la misma calidad, el dinero o materias primas como el cobre, la
plata o el oro ( pondere numerata mensura consistunt) o bien las llaman quantitates, pues
desde el punto de vista comercial lo que realmente importa de estas cosas es su cantidad,
siendo de poco valor la individualidad de las mismas). De lo anterior se desprende que los
romanos formularon esta distinción en base a las propiedades físicas de los bienes y en
función de las necesidades del comercio.
Por su parte, son no fungibles, las cosas con individualidad propia, que no
pueden sustituirse por otras, como un esclavo en particular, esto es, aquellas dotadas con
tan propia individualidad, que resultan identificables por sí mismas y, por ende,
inconfundibles e insustituibles con o por otras.
Importancia de esta clasificación:
En cierta medida se relaciona con el tema del cumplimiento de las
obligaciones y la Teoría del Riesgo. En todo caso, estrictamente hablando, la distinción
entre cosas fungibles y no fungibles es distinta a la de cosas genéricas y específicas, pues
la primera se funda en un criterio objetivo, basado en una cualidad natural como es la
no identificabilidad o identificabilidad; en tanto que la segunda distinción se basa en la
voluntad de las partes, es un criterio subjetivo. La primera se funda en la figura sensible de
la cosa; la segunda se basa en el modo de designar una cosa escogida por las partes o el autor
de un negocio jurídico, de suerte que tiene carácter convencional o voluntario, por lo cual,
para algunos no es una división de las cosas sino simplemente el modo de designarlas en un
negocio.
En este entendido, lo normal será que las partes hagan coincidir la obligación de
cosa genérica con las cosas fungibles y la de cosa específica con cosa no fungible, pero
nada les impide adoptar el criterio contrario. Finalmente, es necesario destacar, que los
juristas romanos no establecieron una separación nominal entre estas dos categorizaciones,
pues en la práctica lo decisivo es el modo de designar las cosas por las partes o el autor de un
negocio jurídico, independientemente de la fungibilidad o no fungibilidad objetiva de las
cosas, de allí que hablen de géneros o de cosas que consisten en peso, número o medida, de
cosas del mismo género y cualidad en oposición a la especie, pues bajo estas fórmulas
incluyen a ambos pares de categorías indistintamente.
Además, también tiene importancia en materia de comodato (el deudor de una
cosa no fungible está obligado a restituir la misma cosa, considerada en su
individualidad, y no otra distinta), usufructo (idem) y mutuo (cosas fungibles).
238
6.-COSAS CONSUMIBLES (quae usu consumuntur) Y NO CONSUMIBLES
(quae usu non consumuntur o bien quae in abusu continentur):
Objetivamente, son CONSUMIBLES, las cosas que al ser utilizadas por el
hombre, éste las consume (quae ipso usu consumuntur), vale decir, cuyo uso trae
aparejado su extinción, su consumo, osea se trata de cosas cuyo destino económico
consiste precisamente en consumirlas, esto es, destruir su esencia o despojarla de ello.
Se dice que es su consumo o destrucción el que satisface la necesidad de la persona que las
usa, pudiendo distinguirse un consumo natural y un consumo civil. Por el primero, la
cosa se extingue para todos, vale decir, importa la extinción física o la alteración de la
sustancia de la cosa, y, por el segundo, la cosa perece únicamente para el que la emplea,
vale decir, se traduce en la enajenación de la cosa. En este sentido, se dice que
jurídicamente el dinero es consumible puesto que al utilizarse uno se desprende de él,
aún cuando físicamente no se ha consumido.
Por su parte, son NO CONSUMIBLES, las que, si bien el uso determina
naturalmente en ellas el inevitable y lento desgaste, el hombre obtiene de las mismas un
provecho sin consumirlas, vale decir, ellas son susceptibles de uso repetido, cuyo uso no
consiste precisamente en consumirlas, aun cuando pueda traer como consecuencia el
deterioro, como sucede, por ejemplo, con la ropa. Una buena utilización de ellas lleva
implícita su conservación.
La distinción entre ambas categorías no es absoluta, sino que suele depender del
destino querido por el titular para la cosa.
Justiniano introduce la categoría de las cosas deteriorables (res quae usu
minuunur), vale decir, cosas que se deterioran o desgastan por el uso reiterado. Esto
altera el escenario teórico, pero se justifica en la práctica, en especial en relación con el
usufructo o en la determinación de los bienes que entran en la restitución de la dote.
Importancia de esta clasificación: se percibe en aquellos actos y derechos
que sólo facultan el uso, goce o disfrute de una cosa y no su disposición, pues no pueden
recaer sobre cosas consumibles. Así, no pueden darse en comodato (préstamo de uso) cosas
consumibles, pues el comodatario está obligado a restituir la misma especie después de
terminado el uso. De la misma forma el usufructo sólo puede constituirse sobre cosas no
consumibles, por lo cual la jurisprudencia creó la figura del quasi usufructo.
Conviene tener presente que la consumibilidad puede también ser vista desde un
punto de vista subjetivo, siendo consumibles subjetivamente los bienes que, atendido el
destino que tienen para su actual titular, su primer uso importa enajenarlos o destruirlos. Así,
para el dueño de una librería los libros que ofrece a la venta se consumen al ser vendidos.
Serían subjetivamente no consumibles las cosas que, a pesar de serlo objetivamente, están
destinadas a cualquier uso que no sea su consumo natural o civil. Así, por ejemplo, ocurre en
el caso de una botella de un vino de una cosecha muy antigua que es facilita a un negocio para
el solo efecto de ser exhibida en la vitrina; las monedas que constituyen piezas de colección.
239
CONSUMIBILIDAD Y FUNGIBILIDAD:
Relacionando la consumibilidad con la fungibilidad, cabe destacar que
generalmente las cosas consumibles son al mismo tiempo fungibles (ej: la mayor parte de
los alimentos, la ropa (discutible)), pero ambos caracteres no van necesariamente unidos.
Hay cosas fungibles no consumibles objetivamente (ej: libros, autos).
En síntesis, los conceptos de fungibilidad y de consumibilidad pueden
presentarse juntos o no, pero son independientes, cada una de las clasificaciones tiene
una base diferente, de allí que en caso de coincidencia está es accidental. Conviene
señalar que, nuestro legislador, establece erróneamente que las cosas consumibles son una
especie de las cosas fungibles, pero no se da un concepto ni de una ni de otra.
240
8.-COSAS SINGULARES Y COSAS UNIVERSALES:
COSAS SINGULARES:
Se señala que son bienes singulares los que constituyen una unidad natural o
artificial, simple o compleja.
Son simples: aquellos que tienen una individualidad unitaria, constituyen una
unidad orgánica independiente, en que no es posible separar los elementos que las
componen. Ejemplo, un perro, un caballo, una piedra, un esclavo, una estatua, una planta.
Se trata de cosas que en la conciencia y en los usos del pueblo se consideran como una
unidad (quae uno spiritu continentur), aun cuando esta unidad resulte de la conjunción de
varios elementos, siempre y cuando en la opinión común éstos aparezcan orgánicamente
fundidos.
241
Se trata de aglomeraciones de cosas no unidas materialmente, pero que, sin
embargo, se pueden considerar como un objeto único, ya que, siempre desde el punto de vista
económico social, tienen esencia distinta en su totalidad.
Conviene destacar, que los bienes agrupados pueden ser de la misma o de
distinta naturaleza (Ejemplo de bienes de idéntica naturaleza: ganado, biblioteca,
pinacoteca; ejemplo de distinta naturaleza: establecimiento de comercio.).
Por último, la universalidad de hecho sólo comprende sólo elementos activos y
no pasivos (deudas).
242
de manera que una sirve a la otra), vale decir, se trata de una cosa que tiene una
función instrumental en relación a otra, que se considera principal, sirve para el
cumplimiento de su función, ya sea como complemento, sea como ornamento o
simplemente para facilitar su uso.
Una cosa es accesoria por razones económicas, o por razones de separabilidad e
independencia, criterio que, a veces, se deduce del comportamiento de las partes .Ejemplos: el
marco de un cuadro, la gema engarzada en el anillo, los instrumenta fundi (esclavos,
animales, aperos de labranza, cosas que siendo independientes en sí mismas, son puestas al
servicio del fundo en cuanto explotación agraria, del que son cosas accesorias).
Importancia de esta clasificación: Se relaciona con un principio jurídico que
nos dice que lo accesorio sigue la suerte de lo principal (accesorium sequitur principale),
principio de suma importancia en materia de accesión (modo de adquirir el dominio).
10.-LOS FRUTOS:
Precisiones conceptuales:
En un sentido amplio se suele decir que fruto es lo que una cosa da o produce.
En todo caso, estrictamente, es necesario distinguir entre productos y frutos.
243
Clasificación de los frutos:
En un sentido estricto, los frutos son lo que una cosa da periódicamente, sin
detrimento, que adquieren individualidad al separarse de la cosa fructífera, pero, en un
sentido jurídico el concepto es más amplio abarcando además las rentas de un capital.
De esta forma, los frutos de una cosa pueden ser de dos clases: naturales y civiles.
Los frutos civiles son la utilidad equivalente que el dueño de una cosa obtiene
al conceder a un tercero el uso y goce de ella, vale decir, en contraposición a los naturales,
son aquellas rentas o utilidades que pueden obtenerse de una cosa mediante negocios
jurídicos, por ejemplo, dándola en arrendamiento o en préstamo. Ejemplo: los intereses de un
capital, rentas de arrendamiento de una propiedad.
Los frutos civiles, en un primer momento consisten en derechos, pero luego que
se hacen efectivos se convierten en cosas corporales, casi siempre dinero.
Los juristas romanos para referirse a los frutos civiles decían, simplemente, que era
“como si fueran frutos” o “se consideran como frutos”.
En este sentido, conviene destacar que no es fruto civil el precio que se recibe por la
enajenación de una cosa, pues en este caso lo cedido no es el mero uso de la cosa, sino ella
misma se pierde jurídicamente para su dueño; de allí que para algunos no es fruto civil el
precio por el uso del dinero, el interés (usurae), pues para recibirlos es necesario que su
dueño pierda el dinero, consistiendo el mutuo en la enajenación de aquél, que permitirá al
mutuario consumirlo jurídicamente, esto es, gastarlo.
244
ESTADOS EN QUE PUEDEN ENCONTRARSE LOS FRUTOS: por razones
de técnica jurídica se distinguen los frutos en relación con su situación respecto de la
cosa fructífera o al poseedor
Así, los frutos naturales pueden encontrarse en distintos estados: pendientes,
separados, percibidos (consumidos y existentes) y podidos percibir.
Pendientes (fructus pendens), son los que están unidos a la cosa fructífera
matriz, por lo cual constituyen todavía una parte integrante de la misma y están por eso
sujetos a igual regulación jurídica que aquélla.
Separados (fructus separati), son los que ya no están unidos a ella por cualquier
razón aún cuando sea por un hecho accidental (el viento), los que al tener una existencia
autónoma se hacen objeto de un nuevo derecho de propiedad.
Percibidos (fructus percepti), son los que después de su separación han sido
tomados con la intención de tenerlos como propio.
Dentro de los frutos percibidos, se distinguen los Consumidos (fructus
comsumpti), son los que se han consumido verdaderamente o se han enajenado, de los
Existentes (fructus extantes), que son aquellos que separados y percibidos se encuentra
en poder del poseedor de la cosa fructífera.
Podidos percibir (fructus percipiendi), son los que de hecho el poseedor de la
cosa fructífera no percibe ni percibirá, pero que habría podido percibir si hubiese
empleado la debida diligencia.
Por su parte, los frutos civiles pueden encontrase pendientes y percibidos.
Pendientes, mientras se deben; y
Percibidos, desde que efectivamente se pagan.
También podríamos considerar la posibilidad de la existencia de frutos civiles
podidos percibir, vale decir, pudieran haberse obtenido usando una cierta diligencia.
245
En todo caso, la expresión ius in re se emplea no en el sentido actual que se
atribuye a la expresión derecho real, sino simplemente para aludir al titular de un poder sobre
cosas distinto del dominuim, como el usufructo, la prenda, vale decir, derechos que
constituían desmembraciones del dominio Vale decir, la expresión jus in re se empleaba
para contraponerla al dominio. En todo caso, estos derechos in re se ejercitan directamente
sobre una cosa determinada. La expresión derecho real, con su actual significado,
aparece sólo en los siglos XI y XII d.C. Por su parte, la expresión jus ad rem, no es una
expresión romana. En efecto, en Roma, al dominio y a los jus in re se oponían las
obligationes o derechos de crédito que consisten en una relación especial entre dos
individuos, mediante la cual uno de ellos puede exigir del otro alguna prestación, la que
puede consistir en dar una cosa, realizar un hecho o en una abstención. En estricto
rigor, la distinción entre estas dos clases de derechos, fue contemplada por los romanos
desde el punto de vista del proceso, distinguiendo entre actio in rem, como tutela de los
derechos reales y actio in personam para proteger las obligaciones o derechos personales.
DERECHOS REALES:
a)El titular del derecho, que es quien tiene el poder de aprovecharse total o
parcialmente de la cosa, y
b)la cosa sobre que recae.
DERECHOS PERSONALES:
a)un sujeto activo (acreedor), que es quien puede exigir de otro una determinada
prestación.
b)un sujeto pasivo (deudor), que es quien debe realizar la prestación,
c)un objeto: la prestación, esto es, lo que la persona obligada debe realizar.
246
TEORIAS QUE NIEGAN ESTA DISTINCION:
Cabe destacar que respecto de la clasificación de los derechos en reales y
personales, se han formulado oposiciones, de las que mencionaremos las concepciones
unitarias:
En este sentido, por una parte encontramos la llamada Teoría Personalista,
según la cual el derecho real no pasa de ser una obligación pasivamente universal.
Esta tesis sustentada por Planiol, quien parte de la base que no puede existir una
relación jurídica entre una persona y una cosa y que todo derecho tiene necesariamente
un sujeto activo, un sujeto pasivo y un objeto, por lo cual llega a la conclusión de que en
todo derecho real deben existir dos personas. Así, en el caso del derecho de dominio, un
sujeto es el titular del derecho, el propietario, y el otro sujeto, es todo el mundo excepto el
propietario. Vale decir, el derecho real sería una relación jurídica entre el titular del
derecho (sujeto activo) y todos los demás (sujeto pasivo) y la obligación de todos los
demás individuos es negativa: abstenerse de perturbar al titular del derecho.
247
III.-ESTUDIO SISTEMATICO DE LOS DERECHOS REALES:
Tal como lo señalamos son aquellos que establecen una relación directa entre una
persona y una cosa, sin la necesidad de la colaboración activa de otros. Se trata de derechos
oponibles a cualquier persona, que confieren a su titular la posibilidad de beneficiarse con una
cosa, ya sea en forma absoluta o bien limitada.
A lo dicho, habría que agregar que para los romanos sólo se tiene poder sobre un
cosa en la medida en que se disponga de una actio, que en este caso específico se denomina
actio in rem. En este sentido, algunos señalan que el derecho real es un poder que el
sujeto de derechos puede ejercer sobre cosas corporales, protegido por las denominadas
actiones in rem.
Los derechos reales pueden ser clasificados desde distintos puntos de vista, entre los
cuales podemos mencionar:
Los derechos sobre cosa ajena o derechos limitativos del dominio, son los
establecidos en favor de una persona distinta del dueño y de ellos sólo nacen derechos
limitados sobre la cosa, pero que el titular puede y debe hacerlos efectivos contra
cualquier persona.
248
DERECHO REAL DE DOMINIO O PROPIEDAD:
249
Al respecto, Bartolo de Sassoferrato considera que la propiedad es, ante todo,
un derecho, señalando que una cosa es el derecho y otra el objeto del mismo (res). Luego
agrega que es un derecho en una cosa corporal (re corporali); del cual sólo puede disponer
su titular discrecionalmente, sin perjuicio de los límites que impoga la ley (Dominium est
ius de re corporali perfecte disponendi nisi prohibeat)
Al parecer en este concepto se habría inspirado nuestro legislador para definir en el
artículo 582 del Código Civil el dominio (que se llama también propiedad), como el
derecho real en una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente; no
siendo contra la ley o contra derecho ajeno. Agregando, que la propiedad separada del
goce de la cosa, se llama mera o nuda propiedad.
Finalmente, en el artículo 583 del mismo cuerpo legal, se señala que sobre las
cosas incorporales hay también una especie de propiedad.
Comentario: Respecto de las definiciones señaladas, es necesario destacar que
ellas tienden a destacar el carácter absoluto del dominio, pero en realidad el contenido
del derecho de propiedad está relacionado con las características de los bienes sobre los
cuales puede recaer, siendo de esta forma variables sus características y limitaciones,
por lo cual resulta difícil dar un concepto genérico.
PRECISIONES TERMINOLOGICAS:
En un primer momento los romanos no tenían un término preciso para
designar lo que hoy entendemos por propiedad o dominio.
Según algunos el primer término con que designaron la propiedad fue
mancipium, que no puede identificarse plenamente con la palabra propiedad, ya que es
mucho más amplio y se relaciona con idea de poder, pues mancipium viene de manus
que indica potestad, vale decir, poder sobre personas y cosas.
Sólo en textos clásicos y justinianeos encontramos los términos “dominuim” y
“propietas”.
Dominium, es el más antiguo y amplio y deriva de dominus (señor de la casa
(domus)) y por extensión toda clase de señor y también de dueño y propietario. (En
Roma, el término más general para designar la propiedad es "dominium", esto es, señorío,
manifestando con ello que lo que se destaca es el comportamiento del titular el derecho
como señor (dominus).
A partir de la según mitad del siglo II d.C. los terminos dominuim y dominus
son desplazados por los de propietas y propietarius. Propieras deriva de proprius que
indica propio o particular y se predica de aquello que nos pertenece en forma plena y
exclusiva: en propiedad. En todo caso en un primer momento la expresión Proprietas se
utiliza para designar la pertenencia limitada de una cosa, la nuda propiedad, vale decir el
derecho que tenemos sobre una cosa que nos pertenece limitado por el derecho que a un
tercero corresponde.
250
CARACTERISTICAS DE LA PROPIEDAD O DEL DOMINIO:
1.-Es un derecho real y como tal esta amparado por una acción real llamada acción
reivindicatoria.
2.-En el Derecho romano sólo podía recaer sobre cosas corporales. En cambio, en
el derecho contemporáneo se señala que puede recaer también sobre cosas incorporales.
3.-Es el señorío absoluto sobre una cosa. Es absoluto, pues comprende todas las
facultades que es posible tener sobre una cosa. El dueño tiene el JUS UTENDI, EL JUS
FRUENDI Y EL JUS ABUTENDI, esto es, el derecho de usar la cosa, de gozar de sus
frutos y disponer libremente de ella. En este sentido se dice que las cosas, en cuanto
constituyen bienes son capaces de proporcionar beneficios o utilidades a los individuos; pero
el tipo de beneficio que ofrecen no siempre es el mismo de parte de todas, ni los individuos
pueden lícitamente aprovecharlas siempre en igual modo. Las ventajas de una cosa dependen
de la clase de ellas, y su atribución, del derecho que sobre las mismas se tenga. En general
sobre las cosas es posible un uso (uti), un disfrute o goce (fruti) y una disposición (utendi).
4.-Es el señorío exclusivo sobre una cosa, vale decir corresponde al propietario
con exclusión de toda otra persona. La exclusividad consiste en que no puede haber, al
mismo tiempo, sobre la cosa, dos derechos de propiedad independientes. En efecto, si el
propietario absorbe todos los derechos sobre la cosa, es evidente que otra persona no puede
tener ninguno. En todo caso, puede darse el caso que una cosa pertenezca a varios
propietarios, como ocurre con el condominio o copropiedad, pero en este caso, en realidad, el
conjunto de los copropietarios es en realidad el propietario y cada una de ellas sólo tiene una
parte alícuota sobre el todo.
5.-El derecho de dominio no tiene más limitaciones que las establecidas por la
ley o las que resultan del derecho ajeno. Si bien en principio la propiedad es absoluta, este
poder no es sin limitación. En todo caso, conviene destcar que estas limitaciones se
establecen fundamentalmente gracias a la actividad del pretor y más tarde por influencia del
cristianismo.
6.-Es perpetuo, esto es, no se extingue por el transcurso del tiempo. Se conserva
mientras exista la cosa para su dueño. Sin perjuicio de ello, por excepción, caducan la
propiedad intelectual, industrial, fideicomisaria y otras.
251
LAS FACULTADES QUE CONFIERE EL DERECHO DE DOMINIO:
B)JUS FRUENDI: o facultad de goce. El dueño puede beneficiarse con los frutos
y productos de la cosa, esto es, el derecho a recoger los frutos que la cosa produzca, vale
decir, se refiere al aprovechamiento de los frutos que la cosa es capaz de generar o
producir..
Valga recordar, que los frutos pueden ser civiles o naturales,
252
Comentario: En relación a las facultades y la posibilidad de desprenderse de ella,
algunos autores señalan que no es posible comprimir en una definición toda la serie de
facultades que tiene el propietario sobre la cosa, entre otros motivos, porque
circunstancialmente pueden faltar algunas de ellas, sin que por ello la propiedad sufra
menoscabo jurídicamente hablando, por ejemplo cuando se constituye un derecho de
usufructo a favor de un tercero, caso en el cual la propiedad subsiste, sin perjuicio de que el
dueño no puede usar ni gozar de la cosa.
En este sentido se destaca la “elasticidad” del dominio, por cuanto puede ser
limitado por otros derechos reales, llegando a impedir al propietario parte importante de las
facultades que el dominio le confiere sobre la cosa, llegando incluso a reducir su contenido
a un mero título jurídico (nuda propiedad), pero en el momento mismo que los otros
derechos reales que gravan la cosa han cesado, recupera el propietario la plena
propiedad.
Al respecto, Bonfante nos dice que la propiedad es el dominio más general
sobre la cosa, ya sea en acto o al menos en potencia.
a.1)IURA IN RE ALIENA
a.2)CONDOMINIO.
Los derechos en cosa ajena implican una limitación al dominio en virtud de la cual
alguna o algunas de las facultades que corresponden al propietario (jus fruendi o jus utendi)
han pasado a otras personas, pero sin que lo priven de la facultad de disponer de lo suyo, esto
es, del jus abutendi.
253
a.2)EL CONDOMINIO o COPROPIEDAD: En términos generales es la
coexistencia de dos o más titulares del derecho de propiedad sobre una cosa.
254
De lo referido, resulta que cada copropietario puede usar normalmente la cosa
común según la finalidad a que éste destinada, siempre que no altere o modifique su
estado actual, ni lesione el derecho concurrente de los otros copropietarios.
3)En lo referente al jus fruendi, cada uno de los codueños adquiere la propiedad
de los frutos en el momento de su separación y en proporción a sus cuotas. Así, por
ejemplo, aquello que adquiera un esclavo común (servus communis) pasa a los
copropietarios en proporción a su cuota, salvo que el esclavo actuara por instrucciones
particulares de uno de los copropietarios.
Como contrapartida, cada comunero debe participar de las cargas comunes en
proporción a su cuota.
4)En cuanto al jus abutendi, cada comunero puede disponer libremente de su
propia cuota. Así, un copropietario puede enajenar libremente su cuota o gravarla con
prenda o hipoteca o darla en usufructo, pero no le son permitidos actos que excedan a su
cuota.
El copropietario no puede realizar actos jurídicos que modifiquen o alteren el
derecho de los otros copropietarios o la cosa común; por ejemplo no puede constituir una
servidumbre predial sobre el fundo común o manumitir a un esclavo común. Si lo hace, estos
negocios son nulos, y así en el caso de manumitir a un esclavo, no le confiere la libertad, pero
el que manumite pierde su derecho de copropiedad sobre el esclavo, en favor de los demás
copropietarios. En todo caso, en el caso de manumisión de esclavos, Justiniano estableció, en base al principio favor
libertatis, que en el esclavo adquiría la libertad, pero el que lo manumitió debía indemnizar a los otros copropietarios por
sus cuotas correspondientes. En relación con este principio encontramos el ius adcrescendi, según el cual cuando uno de
los copropietarios renuncia a su cuota ella no pasa a ser res derelictae sino que hace aumentar ipso iure las cuotas
de los demás copropietarios, en proporción a cada una de ellas. Así, se explica la solución dada en el derecho clásico
en el evento de que uno de los comuneros manumitiera a un esclavo común.
5)El estado de comunidad termina por la división de la cosa común, la que
puede hacerse de común acuerdo, o, en caso de no existir acuerdo acuerdo, por el juez.
En este sentido, cabe destacar la existencia de la llamada acción divisoria: actio familiae
erciscundae (en caso de copropiedad causada por sucesión hereditaria) o la actio
communi dividundo (en todo otro caso de copropiedad), cuya finalidad es producir la
división efectiva de la cosa.
6)Nadie está obligado a permanecer en la indivisión. Cualquier comunero tiene la
facultad de solicitar el término de la comunidad o condominio.
255
b.-ESTRICCIONES O LIMITACIONES AL DOMINIO ESTABLECIDAS
POR LA LEY:
Aunque en un principio la propiedad atribuía al propietario un poder absoluto sobre
la cosa, sin más limitaciones que aquéllas que él mismo quisiera imponerse voluntariamente,
más tarde, las exigencias de la colectividad presionan para que la ley imponga límites a
las facultades del propietario, siendo cada vez más numerosos e importantes.
Tales limitaciones pueden ser de tan variada naturaleza que es muy difícil
encajarlas en categorías concretas, pero, dado que algunas de ellas han sido establecidas en
interés de la comunidad, y otras van dirigidas a regular los posibles conflictos en las
relaciones de vecindad. Aunque en un principio la propiedad atribuía al propietario un poder
absoluto sobre la cosa, sin más limitaciones que aquéllas que él mismo quisiera imponerse
voluntariamente, más tarde, las exigencias de la colectividad presionan para que la ley
imponga límites a las facultades del propietario, siendo cada vez más numerosos e
importantes. Tales limitaciones pueden ser de tan variada naturaleza que es muy difícil
encajarlas en categorías concretas, pero, dado que algunas de ellas han sido establecidas en
interés de la comunidad, y otras van dirigidas a regular los posibles conflictos en las
relaciones de vecindad, es posible distinguir entre :
b.1)limitaciones establecidas en interés público y
b.2)limitaciones establecidas para regular las relaciones de vecindad.
256
e)Limitaciones por motivos urbanísticos. Son numerosas ya en el Derecho clásico,
tanto en orden a la altura como a la distancia y a la estética de los edificios. Aumentan en el
Derecho del Bajo Imperio. (Algunas de ellas todavía se aplican) (Se analizarán algunas
cuando se estudien las servidumbres prediales)
f)Limitaciones por explotación de minas: Desde el año 382 d.C. se concede el
derecho a excavar minas en el fundo de otro, y poder explotarlas, siempre que se pague un
décimo de lo logrado al propietario y otro tanto al fisco.
g)Impuesto territorial: desde el año 292 d.C., los fundos objetos del dominio
quiritario fueron sometidos a impuesto territorial y perdieron así la condición de inmunidad
que distinguía a ese dominio de los otros tres tipos de propiedad.
257
EXTENSION DEL DOMINIO:
258
DIVERSAS CLASES DE PROPIEDAD RECONOCIDAS POR EL
DERECHO ROMANO:
Estas nuevas figuras son denominadas por la doctrina moderna, en base a las
Institutas de Gayo, como propiedad bonitaria, propiedad de los fundos provinciales y
propiedad peregrina, de lo cual resulta que en Roma, se habrían conocido cuatro clases de
“propiedad”.
a.-Propiedad Quiritaria.
b.-Propiedad Bonitaria.
259
LA PROPIEDAD QUIRITARIA: (dominium ex iure quiritium)
260
PROPIEDAD BONITARIA o pretoria:
Para muchos no sería verdaderamente una especie de dominio sino más bien una
especie de posesión. Cualquiera sea la opinión sobre el particular, diremos que se trata de
una institución creada por el pretor, quien la introdujo con una finalidad de justicia,
para defender a aquel que recibió una cosa mancipii en contra del mismo propietario
civil que se la entregó y no transmitió en la forma exigida para dar lugar a la propiedad
civil, vale decir, se trata de una situación que no puede ser calificada de dominio quiritario por
defecto en el modo de adquisición.
Se designa esta situación con la expresión "in bonis esse" o "in bonis habere",
esto es, “la tiene entre sus bienes”, “está en sus bienes”, de donde viene la expresión
propiedad bonitaria.
Para entender adecuadamente esta institución conviene recordar que uno de los
requisitos de la propiedad quiritaria era la legitimidad en el modo de adquirir, esto es,
tratándose de cosas mancipi se requería la utilización de un modo del derecho civil y si
no se valía de uno modo del jus civile no se adquiría la propiedad quiritaria, conservando
por tanto el antiguo propietario su dominio, pudiendo ejercitar la acción reivindicatoria, la que
debía ser acogida.
En otras palabras, el pretor va a defender a aquel que recibió una cosa mancipi
contra el mismo propietario quiritario que se la entregó y no transmitió en la forma
exigida para transferir la propiedad quiritaria, siendo tratado el adquirente como si
fuera dueño, en el supuesto que el tradente, dueño aún frente al ius civile, intentara recuperar
la cosa mediante reivindicatio, concediéndole en contra de este y de otros que intentaran
atacarlo determinadas herramientas procesales según veremos más adelante.
261
IMPORTANCIA DE LA PROPIEDAD BONITARIA:
262
Esta acción puede intentarse tanto contra un tercero como contra el propietario
vendedor cuando éste hubiese recobrado la posesión de la cosa, quien no obstante disponía de
una exceptio iusti dominii, pero a la cual el propietario bonitario oponía una replicatio doli,
acción que se le concedía por la conducta maliciosa que presenta aquel que pretende
conservar la cosa que había vendido y entregado.
Además podemos destacar que es una acción que trascendió a sus días y hoy en
día es la acción de que dispone el poseedor para recuperar la posesión en caso de
haberla perdido.
3.-LA EXCEPTIO DOLI: fue otro instrumento creado por el pretor y destinado a
amparar la propiedad bonitaria.
Su origen lo encontramos en la replicatio doli, acción que se extendió a todos
aquellos casos en que se hubiese recibido la entrega de una cosa mancipi por una causa
distinta de la compraventa, como por ejemplo al constituirse una dote o en el evento de una
donación.
Tenía por finalidad inhibir o paralizar la acción reivindicatoria intentada por
el propietario quiritario quien habiendo enajenado la cosa intentaba de mala fe
recuperarla. Mediante la excepción de dolo se enervaba o paralizaba la acción
reivindicatoria en todos los casos como los que hemos señalado, menos cuando el título o
justa causa que servía de antecedente al modo de adquirir tradición era la compraventa,
ya que este caso el pretor otorgó al propietario bonitario la exceptio reivinditae et
traditae.
263
Así, en ocasiones permitieron que los antiguos dueños de la tierra continuaran
siendo propietarios de las mismas, pero en otros casos no lo establecieron así, sino que el
Estado Romano se hizo dueño de dichas tierras, las que ingresaban al ager publicus,
siendo estos últimos los llamados fundos provinciales, cuyo propietario era el Estado
Romano, pero éste normalmente los entregaba en concesión a particulares por largos
periodos de tiempo, incluso por toda la vida del concesionario y hasta con la facultad de
transmisión por sucesión por causa de muerte de estas concesiones a sus herederos. Es
más, se señala que los concesionarios tenían casi siempre la facultad de transferir a
terceros los derechos de disfrute y de explotación y de hacerlos objeto de negocios
jurídicos.
En este mismo sentido, habría que destacar que esta titularidad o señorío
estaba protegido por una acción reinvindicatoria útil -reinvindicatio utilis-.
El particular o concesionario estaba obligado al pago de un impuesto llamado
stipendium en las provincias senatoriales y tributum en las provincias imperiales. En
concreto, se trata de una institución afín a la propiedad, salvo por la limitación del
impuesto, pero incluso esta diferencia se elimina cuando Aureliano (siglo III d.C.) gravó con
impuestos también a los fundos itálicos.
La propiedad provincial es llamada así por los interpretes. Los romanos no hablaron
de esta propiedad como tal.
264
SITUACION EN LOS TIEMPOS DE JUSTINIANO:
Esta situación de que junto al dominio quiritario coexistan algunas situaciones de
disponibilidad sobre las cosas tuteladas por el pretor va a perdurar a lo largo de toda la época
clásica. En efecto, sólo en el siglo III de nuestra era comienza un proceso de unificación hacía
un solo tipo de propiedad, lo cual se aprecia o explica por distintas razones:
Por otra parte, algunos autores destacan que la propiedad a esta altura de los
tiempos corresponde al concepto y características que hoy se le atribuyan.
265
LA ADQUISICION DEL DOMINIO:
De acuerdo con este sistema por el solo título no se adquiere el dominio de las
cosas; del título sólo nace un derecho personal para exigir que posteriormente se
transfiera el dominio por el obligado, mediante el correspondiente modo de adquirir el
dominio. El modo de adquirir en que mejor se percibe la distinción entre título y modo es la
tradición. Cuando operan otros modos se discute por los tratatadistas si se exige o no la
dualidad título modo o bien si el propio modo es a la vez título.
Conviene dejar en claro que no es posible adquirir un bien por dos o más modos;
la aplicación de uno de ellos hace innecesario otro, pues así como no se puede hacer lo
hecho, no se puede tampoco adquirir lo ya adquirido.
266
CLASIFICACION DE LOS MODOS DE ADQUIRIR EL DOMINIO.
267
3.-MODOS DE ADQUIRIR POR ACTO ENTRE VIVOS Y MODOS DE
ADQUIRIR POR CAUSA DE MUERTE (MORTIS CAUSA)
Son modos de adquirir por causa de muerte los que para operar presuponen la
muerte de la persona de la cual se deriva el derecho. Por su parte, son por acto entre vivos
aquellos que para operar no presuponen la muerte del titular del derecho. La sucesión
por causa de muerte es un modo de adquirir por causa de muerte, pues el traspaso del
dominio no opera sino por la muerte del causante.
268
MODOS DE ADQUIRIR EL DOMINIO DEL DERECHO DE GENTES:
269
A)OCUPACION DE ANIMALES SALVAJES: (CAZA Y PESCA) Se dice que
el prototipo de la ocupación es aquella que recae sobre los animales que se cogen en la tierran,
en el mar y en el cielo (quae terra mari caelo capiuntur), esto es, peces, aves y animales
terrestres salvajes.
Para efectos de la ocupación, los animales se clasifican en bravíos o salvajes;
domésticos y domesticados.
Salvajes (ferae bestiae): son los que viven naturalmente libres e independientes
del hombre, como las fieras y los peces.
Domésticos (mansuefacta animalia): son los que pertenecen a las especies que
ordinariamente viven bajo la dependencia del hombre, como las gallinas, ovejas, etc.
Domesticados (quae fera natura non est): son los que siendo bravíos por
naturaleza se han acostumbrado a la domesticidad y reconocen en cierto modo el
imperio del hombre. Los animales domesticados, son aquellos animales salvajes que
ocupados por el hombre “suelen por costumbre irse y regresar” (quae ex consuetudine
abire et redire solent), como las palomas y las abejas o los ciervos. Estos, cuando pierden el
“ánimo de regresar” (animus revertendi), vale decir, cuando cesa la “costumbre de
regresar” , dejan de estar en el dominio del ocupante, vuelven a pertenecer a la clase de los
animales bravíos y se hacen nullius.
En relación a lo dicho, debemos señalar que sólo son susceptibles de adquirirse
por ocupación los animales salvajes y los domesticados que han perdido la costumbre
de volver al amparo o dependencia del hombre.
La posición jurídica en que se encuentran los animales salvajes es
substancialmente distinta a la de los domésticos, los cuales se encuentran bajo el dominio
de su dueño, tienen un propietario y no pueden ser adquiridos por ocupación. Si el dueño por
cualquier motivo pierde la posesión de un animal doméstico lo puede reivindicar como
cualquier otra cosa de su propiedad, mientras otro no los adquiera por prescripción.
B)INVENCION O HALLAZGO.
Es una especie de ocupación por la cual el que se encuentra una cosa inanimada
que no pertenece a nadie, adquiere su dominio apoderándose de ella.
Requisitos:
1.-Que se trate de cosas inanimadas.
2.- Que se trate de una res nullius, es decir de cosas que no tengan dueño.
3.-Que el que encuentra la cosa se apodere de ella.
270
a)Los bienes inmuebles, referida fundamentalmente al caso de:
a.1)las islas de reciente formación (insulae), nacidas en el mar (in mari nata),
que no tuviesen dueño (son res nullius).
b)Los bienes muebles que a nadie pertenecen, ya sean res nullius propiamente
tales o res derelictae:
Ejemplo de la primera clase: cuando alguien descubre en la playa piedras preciosas,
perlas, conchas, corales, procedentes del mar, adquiere su dominio de pleno derecho al
cogerlas (res in litore maris inventae).
Ejemplo de las segunda: monedas que son arrojadas para que las haga suya el primer
ocupante. En este caso, cabe destacar, Proculo nos dice que de las cosas abandonadas no se
pierde el dominio hasta que otro se apodere de ellas, siendo para la Escuela Proculeyana más
bien una tradición a persona incierta. Por su parte, para los sabinianos, al abandonarse la cosa se
pierde el dominio, transformándola en nullius, por lo cual el primero que tome posesión de
ellas, por aprhensión, las adquiere. (prevalece esta opinión)
Cabe destacar, que respecto de las cosas abandonas que tuvieran la calidad de
cosas mancipi, se planteó una discusión en orden a establecer si respecto de ella podía
adquirirse por ocupación el dominio o bien si ella sólo servía de justo título para
usucapir. Al respecto Javoleno, señala, para el caso de un esclavo abandonado por su amo y
aprehendido por otro, que éste lo adquiere. De ello resultaría que una res derelictae mancipi
podría se adquirida por la simple aprehensión con ánimo de adquirir el dominio, vale decir,
por ocupación. Pero, para mucho, cuando lo abandonado es una res mancipi, aunque se pierda
la posesión de ella no ocurre lo propio con el dominio, por lo cual, quien la ocupe nada más
adquiere que su posesión y necesita usucapir con el título pro derelicto para ser dueño civil;
entretanto es dueño bonitario.
271
c)El tesoro (theasaurus), que está constituido por las monedas (pecunio) u objetos
de valor (monilia) que elaborados por el hombre han estado sepultados o escondidos
tanto tiempo que no hay memoria o indicio de su dueño. Conviene destacar que el hecho
de esconder un objeto valioso su dueño no lo transforma en tesoro, y si alguien, acto seguido,
lo coge comete hurto. El principal requisito es que se trate de cosas valiosas antiguas, esto es,
que no hubiera memoria del anterior dueño.
2.-El tesoro encontrado en terreno ajeno, se divide por partes iguales entre el
dueño del terreno y el descubridor, siempre que el descubrimiento haya sido fortuito
(inventio). La mitad del tesoro que corresponde al propietario del terreno es adquirido
por éste por ley (otro modo de adquirir el dominio). En el Derecho Romano, el tesoro
debía ser un don exclusivo de la suerte, vale decir por casualidad y sin haber sido buscado.
Sin perjuicio de no regularlo expresamente, existe acuerdo entre los juristas que se habría
aceptado que quien buscara un tesoro en terreno ajeno, adquiría la mitad, siempre que el
dueño del terreno lo hubiere autorizado.
272
II.-LA ACCESION (ACCESSIO):
Otro modo de adquirir el dominio del Jus Gentium, que podemos conceptualizar
como el modo de adquirir el dominio, según el cual el propietario de una cosa hace
suyo, no solamente lo que ella produce, sino también lo que se le une o incorpora por
obra de la naturaleza o por mano del hombre o por ambos medios a la vez, siguiendo lo
accesorio a lo principal.
De acuerdo con este concepto, la accesión puede ser dividida en natural, industrial o
artificial y mixta.
La accesión natural es la que es obra de la naturaleza, sin el concurso o la mano del
hombre, y tiene lugar en dos casos: primero, cuando la cosa propia produce una nueva o bien
cuando la cosa nueva se une a la propia. (ej: 1º: crías de los animales, 2º: aluvión)
La accesión industrial es la que opera mediante el trabajo o la industria del dueño o
de un tercero, (ej: adjunción, la especificación, la mezcla, la edificación).
La accesión mixta, es la que procede de la naturaleza y de la industria o trabajo del
hombre conjuntamente. (ej: plantación, ceminatio (siembra) y en general la percepción de
frutos).
Nuestro legislador (artículo 643) la define como un modo de adquirir por el cual
el dueño de una cosa pasa a serlo de lo que ella produce, o de lo que se junta a ella.
Según este concepto la accesión consistiría en adquirir una cosa como
accesoria de otra que ya nos pertenece.
No podemos dejar de destacar que dentro de la accesión es dable distinguir, por
una parte la ACCESION DE FRUTOS, que algunos denominan accesión discreta o
por producción, en la que, el dueño de una cosa lo es también de lo que la cosa produce; y,
por otra parte, se deben considerar las otras clases de accesión
Fundamento de la accesión:
Aceptando que la accesión es un modo de adquirir, para la mayor parte de los
autores, el fundamento de este modo lo sería el principio jurídico de que lo accesorio
sigue la suerte de lo principal. Al respecto Paulo nos dice “en todos estos casos, una cosa
mía por predominio absorbe la cosa de otro y la hace mía”
Un sector estima que es necesario distinguir entre la accesión del frutos (a la
que también se denomina discreta) y el resto de las formas de accesión. En la primera,
el fundamento sería el derecho de dominio; en el resto, lo natural es el principio de los
accesorio, vale decir, se atribuye el dominio al propietario de la cosa más importante.
273
REQUISITOS DE LA ACCESION EN EL DERECHO ROMANO:
Es del caso destacar que estos requisitos no se aplican íntegramente a todas las
especies de accesión, como lo sería por ejemplo el caso de la isla nacida en el río o el
lecho abandonado o la accesión de frutos.
CLASES DE ACCESION:
Se acostumbra a señalar las siguientes clases de accesión:
1.-Accesión de frutos.
2.-Otras clases de accesión:
2.1.-Accesión de inmueble a inmueble.
2.2.-Accesión de mueble a inmueble.
2.3.-Accesión de mueble a mueble.
274
1.-ACCESION DE FRUTOS:
275
b)EL ALUVION o ALLUVIO: Consiste en el aumento de las propiedades
ribereñas ocasionado, ya por el lento e imperceptible retiro de las aguas o por los
sedimentos que la corriente deposita en sus riberas. El terreno se forma por los sedimentos
que el agua va depositando y hace que ésta vaya poco a poco alejándose de su primitiva
ribera.
Obviamente, cuando un predio aumenta su extensión por aluvión, se hace propietario
por accesión, de estas nuevas superficies agregadas al predio, el dueño del predio ribereño. Para
algunos, es una compensación por el riesgo que corren al colindar con el agua.
Al respecto Gayo nos señala que se considera agregado por alluvio aquello que un
río va añadiendo a un campo (ribereño) de manera tan paulatina que no podemos estimar la
cantidad que va acreciendo en cada momento determinado. En sintesis, se trata de una lenta
sedimentación que el río deposita en un período relativamente largo y no breve e impetuoso
como en la Avulsio.
REQUISITOS:
1.-Retiro de las aguas o depósito de los sedimentos debe ser lento e imperceptible.
2.-Que tenga carácter definitivo o permanente.
276
Comentario: En todos estos casos de incrementos fluviales se aplican principios
diversos según que los fundos riberaños sean limitati, es decir, tengan un límite también por la
parte donde corre el río (o que el límite coincida con la orilla del río mismo cuando esté en
crecida), o arcifinii, es decir, tengan en el propio río su límite. Así, en la primera alternativa,
el fundo no es susceptible de acrecimiento, y en consecuencia toda porción de suelo sustraída
al río es res nullius, ocupable por cualquiera; en la segunda alternativa, el fundo se considera
potencialmente extendido hasta la línea media del río, y en consecuencia susceptible de
extensión si la superficie seca se amplía.
Cabe destacar que estos casos de accesión, son siempre por hecho del hombre, y
se refiere a las plantaciones, siembras y construcciones y respecto de ellas los romanos
mantuvieron el principio que la superficie accede al suelo. Superficie era todo lo que se
realizaba sobre base estable, que era el suelo. Del principio superficies solo cedit se
derivan consecuencias importantes respecto de las accesiones.
277
Situaciones que pueden darse:
a)que en terreno propio se construya con materiales ajenos. En este caso se hace
dueño de los materiales el dueño del terreno, pero el propietario de los materiales puede
pedir que se le pague el doble del valor de aquéllos.
b)que con sus materiales una persona edifique en terreno ajeno. En este caso, la
construcción se incorpora al suelo y el propietario del terreno adquiere el dominio de la
construcción. Si el que construyó, lo hizo de buena fe, sin saber que no era dueño del
terreno, tiene derecho a que se le indemnice el valor de los materiales. En cambio, si sabía que
era terreno ajeno, carece de todo derecho.
278
b.2)Si producto de la mezcla surge una nueva especie, vale decir, si lo que surge
es distinto a los materiales mezclados, se hace dueño de la nueva especie quien
realizó la confusión o la conmixtio, no existiendo, en este caso, comunidad entre los
antiguos dueños respecto de la nueva especie que surge.
En todo caso, para que opere la accesión no debe existir acuerdo entre las
partes.
Normalmente, estas dos formas de accesión de mueble a mueble se estudian
como una sola especie, denominada MEZCLA, la que se conceptualiza como la unión de
dos o más cuerpos, sólidos o líquidos, de una misma especie, que se compenetran o
confunden en el conjunto, dejando de ser distintos y reconocibles. Cabe destacar, que
para algunos no estaríamos ante una accesión, al no poder distinguir una cosa principal y una
cosa accesoria.
279
Conviene destacar que algunos autores señalan que estos tres últimos casos de
uniones se agrupan dentro del concepto de adjunción, por lo cual sería necesario
agregar dos más:
2)PLUMBATIO, esto es, la unión de dos objetos metálicos soldados entre sí con
metal distinto, constituyendo un caso de simple adherencia. En este último caso, como
ambas masas u objetos pueden siempre reconocerse, el derecho romano permite a uno
de los propietarios exigir la separación, por lo cual la plumbatio no opera como accesión,
esto es, no permite adquirir el dominio.
a)el propietario es el que era propietario de la cosa principal, sin tomar en cuenta la
buena o mala fe. (principio: lo accesorio sigue la suerte de lo principal)
b)normalmente se suele señalar como criterio para determinar cual cosa es principal y
cual accesoria, el mayor valor de la cosa o la mayor especie o la función ornamental que una
tiene respecto de otra, o simplemente el examen concreto. En todo caso, normalmente los
juristas proceden por tipificación casuística.
g.-LA ESPECIFICACION:
Concepto: existe cuando con materiales de una persona, otra realiza una obra o
artefacto cualquiera, sin el consentimiento de su propietario. Para algunos sería la
transformación de una materia prima ajena, vale decir, de una cosa en otra, sin existir
acuerdo o convención. Ej: cuando alguien con uvas que pertenecen a otro produce vino;
cuando con mármol ajeno se hace una estatua o cuando con madera de otro se hace una mesa
o cuando con lana de otro se hace un vestido..
280
En cuanto a quien se hacía dueño del producto, en Roma existían dos opiniones
principales:
III.-LA TRADICION:
Es otro modo de adquirir del jus gentium. En todo caso, la tradición aparece
mencionada en la ley de las XII Tablas, pero a esa época sólo permite adquirir el dominio
quiritario de las cosas nec mancipi. Posteriormente y como consecuencia de la obra del pretor,
paulatinamente, especialmente por su sencillez, desplazó a los otros modo de adquirir. En el
Derecho Justinianeo, superada la distinción de cosas mancipi y nec mancipi, transfiere la
propiedad en todos los supuestos en que se den los requisitos, dentro de los cuales se destacan
la entrega y la intencionalidad, ésta última que la encontramos en el justo título o justa causa
traditionis.
Es un modo de adquirir derivativo, dado que el adquirente deriva su dominio
de otro sujeto, el tradente.
Justiniano, siguiendo a Gayo, considera que no hay nada más conforme con la
equidad natural que confirmar la voluntad del dueño que quiere transferir a otro su cosa. En
efecto, no es otra cosa que la entrega de la cosa objeto del acto por el que la transfiere al
adquirente. Es el acto más simple que puede darse, basándose únicamente en la voluntad y en la
entrega de la cosa que se trasmite, de allí que subsista hasta nuestros días.
La tradición es, además de modo de adquirir, un acto de apropiación posesoria
por el adquirente en virtud de la puesta a disposición de la cosa por parte del
enajenante, y esta apropiación posesoria sólo produce, inmediatamente, el resultado
adquisitivo de la propiedad si el tradente es propietario y la entrega es consecuencia de
un convenio anterior, que opera como justo título o iusta causa, para la eficacia de la
traditio.
281
CONCEPTO. La tradición es un modo de adquirir el dominio de las cosas, que
consiste en la entrega que el dueño de ellas hace a otro, habiendo por una parte la
facultad e intención de transferir el dominio y por la otra capacidad e intención de
adquirirlo.
Bonfante la define como la entrega, o, en general, el poner a disposición de otra
una cosa con intención respectivamente de renunciar y recibir el señorío de la cosa, a base de
una relación que la ley reconoce apta para justificar la traslación del dominio.
También se define como un modo de transferir la propiedad de una cosa, mediante la
transmisión de su posesión acompañada de la intención de las partes de transferir y adquirir el
dominio.
282
CLASES DE ENTREGA:
a)ENTREGA REAL.
b)ENTREGA SIMBOLICA.
c)TRADITIO LONGA MANU, y
d)TRADITIO FICTA, la que admite dos modalidades:
1)TRADITIO BREVI MANU
2)CONSTITUTUM POSSESORIO.
d.1)Traditio brevi manu: se produce cuando quien que tiene la cosa en calidad
de mero tenedor la adquiere y pasa a ser dueño de ella. Aquí, lo que se enajena, ya sea por
venta o donación, está en poder del adquirente, no requiriéndose de un nuevo acto de entrega
de la cosa.
Sería la transformación del estado de ánimo de las partes en relación a la cosa,
en el sentido de que quien primero la retenía a nombre de otro (por ej: a título de
usufructo) comience desde ahora con la conformidad de la contraparte a poseerla como
283
propia. Por ejemplo, alguien está arrendando una carroza y luego de un tiempo la compra su
dueño.
En este caso basta únicamente con el título, o sea el contrato de compraventa para
considerar que la tradición se ha efectuado, no hay una entrega de la cosa pues ella ya se
encontraba en poder del adquirente, quien la tenía como mero tenedor.
Aquí, se entiende que la tradición se ha efectuado de manera ficta, y la tenencia se
transforma en una posesión civil, esto es, con animo de adquirir el dominio.
284
LA TRADICION Y LA ESCRITURACION:
Sin perjuicio de lo expuesto anteriormente, según algunos autores ya en la época
post clásica se comienza a exigir constancia escrita (scriptura) de la transferencia de
inmuebles para entender cumplida la traditio de los predios. Así, ya con Teodosio (394),
la tradición de inmuebles se hace ante un oficial público quien debe dejar constancia de ella
en un registro o libro destinado al efecto (gesta) y de esta forma, según estos autores, la
inscripción en el registro viene a sustituir la clásica entrega de la cosa tratándose de los
inmuebles.
Cabe destacar, que nuestra legislación establece que la tradición del dominio de los
inmuebles y de los demás derechos reales que recaigan sobre inmueble se efectuarán por la
inscripción del título en el Registro del Conservador de Bienes Raíces (art. 698 del Código
Civil).
285
Otra cuestión que podía darse, por no ser un medio solemne, era la posibilidad de
que por el dueño transfiriera válidamente la cosa un filius familias a quien el pater confirió
autorización o al que se tenga la libre administración de los bienes que integran el peculio
profecticio. También podría hacerlo un esclavo en las mismas condiciones; un mandatario. En
general, se admite que, mediante expreso iussum (autorización) del dueño cualquiera pueda
hacer la tradición de una cosa perteneciente a aquél.
286
En el Derecho Clásico romano el convenio causal que sirve para que la
traditio produzca el efecto adquisitivo no depende de la autonomía de la voluntad de las
partes, en el sentido de que pueda valer cualquier convención como causa, sino del
reconocimiento por parte del derecho de determinados convenios como idóneos para
este modo de transmisión de la propiedad; las justas causas de la traditio son causas
típicas y responden a determinadas finalidades económico-sociales.
En este sentido, tenemos que existen actos a los cuales se les atribuye la virtud de
servir de soporte o justa causa para la transferencia del dominio y existen otros a los
cuales, en cambio, no se les atribuye esta virtud.
Así, la traditio permite la adquisición de la propiedad civil de las res nec
mancipi objeto de una compraventa (causa emptionis); de una donación (causa
donationis); de un mutuo (causa credenti); en el evento de pago (solutio), que constituye
iusta causa (causa solvendi o solutionis) de una entrega que se hace para cumplir una
obligación de dar. Además, en algunos casos puede ser iusta causa la constitución de una
dote (dotis causa).
Por su parte, no constituyen iusta causa traditionis el depósito, el comodato, el
arrendamiento y otros en los cuales no existe intención por parte del que entrega de
desprenderse del dominio de la cosa que entrega en favor del que la recibe.
En concreto, lo decisivo es la finalidad económica-social que motiva la entrega.
En relación a lo expuesto, se señala en el Digesto, que en todo acto traslaticio de
propiedad, debe concurrir el propósito deliberado de los contratantes; pues sea que haya en él
una venta, una donación, o cualquiera otra especie de convención, si no concurre la intención de
uno y otro, todo lo que se emprenda no puede llegar a producir efecto. En buenas cuentas lo que
se requiere es consentimiento y este consentimiento debe recaer sobre la cosa que es objeto de
la tradición, sobre la persona a quien se hace y sobre la transferencia de la propiedad, o sea,
sobre el título que sirve de causa a la entrega de la cosa.
Alejandro Guzmán nos señala que la iusta causa traditionis vendría a ser un
convenio jurídico objetivamente organizado para fundar una adquisición del dominio,
sin que por sí mismo lo genere, de modo que deba ser complementado por un acto real,
precisamente por la entrega; cuando ello ocurre, al convenio antecedente se le denomina
justa causa y el acto total constituye tradición, que al menos permite adquirir la posesión
de la cosa, pero también el dominio si el tradente es dueño y la cosa es res mancipi.
5.-IDONEIDAD DE LA COSA:
En lo referente a este requisito, lo que se quiere expresar es que por los menos en
una primera época y mientras existió la distinción entre cosas mancipi y nec mancipis,
sólo podía emplearse la tradición para adquirir el dominio quiritario de las cosas nec
mancipi, pues como sabemos, tratándose de la cosa mancipi, se requería la utilización de un
modo de jus civile. Conviene recordar que precisamente por el uso frecuente de la tradición
incluso respecto de cosas mancipi, llevo al reconocimiento de la llamada propiedad
bonitaria.
287
Por otra parte, para muchos en el derecho romano sólo se habría aceptado la
tradición respecto de las cosas corporales, dado que las cosas incorporales no serían
susceptibles de ser entregadas, pero al aceptarse la cuasiposesión de los derechos (goce que
de él tiene su titular) se acepta la cuasitradición de las cosas incorporales que consistiría
en la tolerancia del dueño de una cosa al ejercicio de un derecho real o por la entrega del
título y su notificación si se trata de un derecho personal o crédito.
EFECTOS DE LA TRADICION:
Para estudiar los efectos de la tradición en el Derecho Romano, debemos distinguir
entre la época clásica y el Derecho Justinianeo,
288
APLICACION DE LA TRADICION:
1.-En los primeros tiempos y en la época clásica sirvió para adquirir el dominio
de las cosas nec mancipi.
2.-Por otra parte, en la época clásica sirvió para adquirir el dominio bonitario
de las cosas mancipi.
3.-Era utilizada por los peregrinos como principal modo para adquirir el
dominio de los bienes que conformaban la llamada propiedad peregrina.
289
LOS MODOS DE ADQUIRIR DEL JUS CIVILE.
LA MANCIPATIO o MANCIPIUM:
Es un acto jurídico propio del ius civile, de origen muy antiguo, que se
encuentra reconocido por la ley de las XII Tablas, y es uno de aquellos negocios que los
romanos llamaban “per aes et libran”, por el cobre y la balanza.
Se dice que esta era la forma típica de adquirir el dominio de las cosas mancipi.
Gayo nos dice que es una especia de venta imaginaria. En este sentido, se dice que llama
la atención el contraste que existe entre la estructura del acto y su función socio económica:
hay una balanza que ni siquiera sirve para pesar; se entrega un trozo de cobre o bronce como
si fuera el precio.
En sus principios, era un negocio real, esto es cambio de una cosa por un precio,
por lo cual en la mancipatio, la cosa que se enajenaba era pagada con unos trozos de cobre o
bronce que se pesaban en una balanza, pero muy pronto este negocio se fue
transformando en un acto jurídico simbólico o ficticio, que corresponde a la institución
que nosotros vamos a estudiar.
Cabe destacar, que en los primeros tiempos no se conocían las monedas acuñadas
(pecunia numerata contante), sino el bronce o cobre no acuñado, que debía pesarse vez por
vez. (La mancipatio es un negocio anterior a la aparición de la moneda acuñada de bronce (lo
que se habría producido a comienzos del siglo III a. C.)
Con Justiniano, borrada ya la diferencia entre res mancipi y nec mancipi, este modo
cae totalmente en desuso, llegando a decirse por algunos que Justiniano la sustituyó por la
traditio.
290
FORMA EN QUE OPERA LA MANCIPATIO:
La mancipatio se llevaba a efecto en la siguiente forma, el enajenante y el
adquirente de la cosa que se iba a enajenar se reunía en presencia de cinco testigos
(testes) que debían ser puberes y ciudadanos romanos y además delante de otra persona
llamada librepens (pesador) que era quien portaba la balanza (libra) (controlada por la
autoridad ciudadana). Uno de los testigos, previamente a la celebración del acto, se
encargaba de citar a los otros cuatro testigos y al librepens y velaba por que en esa
ceremonia se observaran las normas y ritualidades exigidas. (En los primeros tiempos, la
balanza servía para pesar las barras de cobre que se daban en pago de la cosa que se adquiría.
Con el correr del tiempo, al adquirir un carácter simbólico, el cobre ya no se pesaba sino que
simplemente el adquirente tocaba la balanza con un trozo de cobre, simbolizando con ello que
el metal se había pesado.).
A continuación, el adquirente (mancipio accipiens) debía tomar la cosa que se
transfería con la mano y declarar que esa cosa le pertenecía pues la había adquirido
mediante el cobre y la balanza (Hunc ego hominem ex iure quiritium muem esse isque mihi
emptus esto hoc aere aeneaque libra). En otras palabras, el adquirente realiza un acto de
aprehensión solemne (manu capere) afirmando que la cosa le pertenece de conformidad con
el derecho de los quirites y que la compra mediante el cobre y la balanza, señalando el precio
que pagó por ella, poniendo, en la primera época la cantidad de cobre (aes) y posteriormente,
ya inventada la moneda acuñada, y transformada la mancipatio en un acto abstracto, bastando
simplemente tocar la balanza con un trozo de cobre (aes). Vale decir, el adquirente comienza
por declarar ser suya la res mancipi de que se trata, y enseguida dice “tomarla para si” por el
bronce y la balanza
Con esta declaración unilateral del adquirente termina el acto. Ninguna
declaración del enajenante es exigida, sólo se requiere su presencia, dando con ello su
auctoritas (poder que posee el enajenante sobre la cosa que le permite eventualmente
reivindicarla), vale decir, su reconocimiento a lo aseverado por el adquirente,
garantizando el dominio de la cosa y su existencia, pero normalmente antes de que el
adquirente hiciera su declaración, expresaba las condiciones particulares en que se
encuentra la cosa vendida (vicios o defectos, extensión de la finca, si estaba o no
grabada, etc.).
La mancipatio exigía ius commercium y que las partes se encontraran
presentes en la celebración del acto.
Además, es uno modo de adquirir que requiere de un acuerdo previo entre
las partes, especialmente desde que dejó de ser una especie de compraventa ficticia.
Obviamente que el trozo de cobre que se entregaba no era el precio real de la cosa, por lo
cual, obviamente, las partes antes se habían puesto de acuerdo en la cosa, el precio, etc.
La mancipatio sólo se utilizaba para enajenar las cosas mancipi, de allí su
nombre.
291
EFECTOS DE LA MANCIPATIO:
1.-Transfiere inmediatamente al adquirente el dominio de la cosa, por lo cual el
adquirente es titular de la acción reivindicatoria.
En todo caso, no podemos dejar de recordar que el mancipante comparece como
propietario de la cosa, por lo tanto, la adquisición del dominio tiene carácter derivativo, es
decir, depende de que el enajenante sea realmente propietario de la cosa.
La mancipatio una vez que adquiere la característica de ser un negocio abstracto, vale
decir, con eficacia adquisitiva de la propiedad derivada de la forma del acto y con
independencia de la causa jurídica del mismo, por lo cual, el precio deja de ser un elemento real
de la mancipatio y se convierte en simbólico de modo que el negocio puede servir para
transmitir la propiedad de res mancipi por cualquier causa jurídicamente relevante (venta,
donación, constitución de dote, fiducia, etc.).
Por otra parte, siendo la mancipatio un acto abstracto, el efecto traslaticio de la
mancipatio no se relaciona con la existencia de una iusta sino más bien con el
cumplimiento de una forma: si se cumple y el transmitente es propietario transfiere el
dominio. Si el transmitente no es propietario, entonces el mancipio accipines podría
llegar a adquirir el dominio por usucapión, pues la mancipatio le ha permitido entrar en
posesión de la cosa.
Además, como es un negocio solemne y abstracto, la falta de causa no impide el
efecto adquisitivo de la propiedad, sino que repercute en el plano de las relaciones obligatorias,
en la medida en que coloca al adquirente en la posición de quien retiene indebidamente una
cosa y, en consecuencia, está obligado a restituir.
Cabe destacar que la mancipatio por si sola no otorga la posesión, siendo
necesario para ello la entrega de la cosa, pero por haber adquirido el dominio disponía de
la acción reivindicatoria para dicho efecto.
2.-Otorga eficacia jurídica a una serie de declaraciones verbales hechas por las
partes, declaraciones que se conocen con el nombre de nuncupatio o lex mancipatio dicta
(ley dicha en el mancipio) y que eran utilizadas con una serie de finalidades como la de
constituir servidumbres sobre suelos situados en suelo itálico, para testar, para reservarse por
parte del enajenante el usufructo de la cosa u otro derecho real. Así, las nuncupatio sirven
para hacer constar determinadas particularidades de la cosa enajenada, como las medidas del
fundo, o que éste se vende libre de cargas. También sirven para que el mancipante formule
declaración expresa sobre determinadas cualidades de esos bienes o la ausencia de defectos.
Además, pueden utilizarse para la reserva constitutiva de un derecho real sobre la cosa cuya
propiedad se transmite (por ejemplo: enajenación con reserva de usufructo), o para establecer
un poder de recuperación para asegurar el cumplimiento de algunas cláusulas respecto al
comportamiento del adquirente con la cosa enajenada, o con pacto de restitución (mancipatio
fiduciae causa).
292
3.1.-LA ACTIO DE AUTORITATIS, era una acción personal especial en favor
de quien adquiera una cosa por mancipatio y que luego era privado del dominio de la
misma o de parte de él por sentencia judicial, en contra de que quien le hubiera
enajenado la cosa no fuera propietario de la cosa.
Pesa sobre el mancipio dans, siempre que el precio se haya pagado efectivamente,
la obligatio auctoritas, la cual importa que intentándose por otro una rei vindicatio contra el
adquirente, éste pueda llamar a la causa al transmitente; el llamado tiene ante todo
obligación de sustituir en juicio al mancipio accipiens, pero si no cumple con esta
obligación, o si pierde la litis, está obligado a restituir al adquirente el doble de precio a
su tiempo percibido.
El efecto traslaticio de la mancipatio dependía de que el enajenante (mancipio
dans) fuera propietario quiritario de la cosa. Si no lo era, el adquirente adquiría sólo la
posesión y podía llegar a adquirir el dominio por usucapión.
La presencia del dans en el acto, el estar presente al tiempo de formularse por el
accipiens las afirmaciones de ser dueño de la cosa y tomarla para sí y el guardar silencio, vale
decir, no protestar, frente a tales afirmaciones, son suficientes para transformarlo en auctor del
adquirente. Esto significa que él aumenta (augere) la situación de este último, pues, en efecto
valida del modo dicho la adquisición. Ahora, si después un tercero se presenta en juicio y
reclama la cosa como suya mediante rei vindicatio, la “autorización” antes conferida le debe
obligar a comparecer en el proceso y defender la razón del accipiens, que es la suya propia.
293
3.2.- LA ACTIO DE MODO AGRI, era una acción en favor del adquirente.
294
LA IN IURE CESSIO:
Es para muchos el más antiguo de los modos de adquirir reconocidos por el ius
civile, sin duda menos antiguo que la entrega material, pero a diferencia de ésta, reconocido
como modo apto para transferir el dominio de toda clase de cosas, esto es, mancipi y nec
mancipi, por el ius civile.
La in iure cessio estaría reconocida en la Ley de las Doce Tablas, pero sería anterior
a este cuerpo legal.
Se señala que la in iure cessio dejó de aplicarse a finales del siglo III D.C. siendo
una de las razones el hecho de que en esa época se modificó sustancialmente el derecho
procesal romano. Además, otra razón de peso, lo sería él que la in uire cessio no otorgaba ni
la actio autoritatis ni la actio de modo agri. Pero, sin duda, la principal razón es que a esta
época ya la tradición sirve para transferir el dominio de toda clase de cosas.
Con Justiniano ya no tiene aplicación y no es considerada como modo de
adquirir el dominio
Lo primero que debemos destacar que no se trata de un medio ideado con el fin
de transferir el dominio, sino una aplicación de los principios y de las formas del
proceso, específicamente del juicio reivindicatorio.
Se llevaba a cabo ante el magistrado, a diferencia de la mancipatio que era un
acto en que sólo intervenían particulares.
La in iure cessio era un juicio reivindicatorio simbólico. Aqui, se finge querer
instaurar, iniciar, un juicio de propiedad ejerciendo una acción real, reivindicatoria, de
allí que las partes comparecen ante el Magistrado, con la cosa o algo que la represente, como si
fueran litigantes. Exteriormente la in iure cessio adopta la forma de una rei vindicatio según
los trámites de la legis actio per sacramentum in rem.
Ulpiano al definir la in iure cessio señala que ella es la enajenación común de las
cosas mancipi y nec mancipi, que se hace con la intervención de tres personas: el cedente in
iure, el vindicante y el que hace la entrega. El que cede in iure es el dueño; el que vindica,
aquel a quien se cede; y el que entrega, el pretor.
Al igual que la mancipatio, la in iure cessio es un acto solemne y abstracto, por lo
cual no obstante tener una causa, ella no forma parte constitutiva del acto y permanece
fuera de él. Además, puede tener como causa a cualesquiera negocios que necesiten del
complemento final de una transferencia: compraventa, donación, dote, crédito, etc..
Por ser un modo derivativo, por la iure cessio permite adquirir el dominio
civil o quiritario de las res mancipi y nec mancipi, pero la adquisición de la cosa depende
de que el cedente haya sido dueño de las cosas y la transferencia tiene lugar con las
cargas reales que gravan a aquélla.
Se dice que la in iure cessio era utilizada especialmente en aquellos casos en que
por la naturaleza de la cosa transmitida resultaba inadecuado el uso de la mancipatio.
Así, por ejemplo, se la usaba para transferir el dominio de cuotas de condominio, la nuda
propiedad de cosas sujetas al usufructo de otro, etc.
295
Gayo señala que la mayoría de las veces o mejor dicho siempre se usa la
mancipatio y no la in iure cessio, ya que lo que puede hacerse por uno mismo en
presencia de amigos no interesa hacerlo con mayor dificultad ante el pretor.
296
BREVE EXPLICACION:
En relación a la modificación del Derecho Procesal Romano, sólo diremos que éste
tuvo tres grandes etapas o fases, cuales fueron:
La del procedimiento de las acciones de la ley o legis actiones
La del procedimiento formulario, y
La del procedimiento extraordinem o extraordinario.
A las dos primeras fases la romanística moderna las denomina genéricamente “ordo
iudciorum privatorum”.
En las dos primeras, la estructura es más o menos común y así en ambos el proceso
esta dividido en dos etapas:
La fase in iure, y
La fase in iuditio.
La fase in iure se realizaba ante el pretor y la fase in iuditio, que básicamente
consistía en la dictación de la sentencia, se realizaba ante un juez privado designado por el
pretor a quien éste le señalaba las normas conforme a las cuales debía fallar el caso. De esta
forma, la in ure cessio se denominaría así, esto es, ante el Tribunal del Magistrado, pues se
limita sólo a la primera parte del proceso, vale decir a la etapa in uire.
Por último, cabe destacar que el procedimiento extraordinario no distinguía estas dos
fases o etapas del proceso, procedimiento que habría resultado de las reformas efectuadas al
Derecho Procesal en el siglo III D.C.).
297
LA ADJUDICATIO:
Es un modo de adquirir el dominio de las cosas propio del jus civile, en virtud
de una sentencia judicial dictada en juicio divisorios, en virtud del cual se adjudicaba a
los comuneros partes separadas o singularizadas de la cosa que antes de la partición
estaba indivisa y pertenecía a todos en común. Es un pronunciamiento del juez dotado
de eficacia constitutiva de dominio. Volterra la define como la facultad de asignar a cada
una de las partes la propiedad exclusiva sobre cosas concretas y, eventualmente, de hacer que
surjan entre ellas relaciones de crédito o de deuda con una finalidad compensatoria.
La adjudicatio tiene lugar en los llamados juicios divisorios, esto es, aquellos que
tenían por objeto lograr la división de las cosas comunes y fijar los deslindes de predios y
en los cuales el juez tenía la facultad de hacer la partición como mejor crea y atribuir el dominio
a cada una de las partes, que son a un mismo tiempo actores y demandados. El nombre
proviene de una parte que el Pretor añadía a la fórmula que se llamaba adjudicatio, para
conferir al juez la facultad de atribuir el dominio a cada una de las partes como mejor crea.. Es
el juez quien opera la traslación del dominio con el proceso, ya sea de partición o de deslinde,
siendo él quien adjudica a uno de los litigantes todo o parte de una de las cosas objeto del
proceso.
Al igual que la in iure cessio se llevaba a cabo judicialmente, vale decir también
es un juicio, pero a diferencia de la in iure cessio, no es simbólico sino que es real, es
efectivo.
UTILIDAD: Permite adquirir tanto cosas mancipi como nec mancipi y el
adquirente adquiere las cosas en el estado en que éstas se encuentren al momento de
dictarse la sentencia, así si la cosa está afecta a gravamen, el adjudicatario la adquiere con
esos gravámenes.
ACCIONES RELACIONADAS CON LA ADJUDICATIO:
1)actio communi dividundi: división de condominio;
2)actio familiae erciscundae: partición de herencia y
3)actio finium regundorum: rectificación de límites.
LA LEX:
la ley opera como modo de adquirir cada vez que ella así lo establece.
Sólo a modo de ejemplo señalaremos algunos casos en que la ley atribuye el
dominio:
1.-La ley de las XII Tablas, atribuyó el dominio de la cosa legada al legatario
inmediatamente de aceptado el legado.
2.-El emperador Adriano (siglo II D.C) estableció que en caso de descubrirse un
tesoro en terreno ajeno, la mitad del tesoro se le confiere por disposición de la ley al
dueño del terreno. La otra mitad, es adquirida por ocupación por el descubridor.
3.-En los tiempos de Teodosio II (Siglo V D.C.) se le confirió a los ocupantes de
las tierras ubicadas en los límites o confines del Imperio (ager desertus) el dominio de
ellas con la sola exigencia de cultivar dichas tierras. Se explica por tratarse de la época de
las guerras bárbaras y su finalidad es incentivar la radicación en esas tierras de ciudadanos
romanos, puesto que lo normal era que los propietarios de esas tierras las abandonaran para
radicarse en otro lugar y así evitar los riegos de las invasiones.
4.-La ley atribuye el dominio de los frutos al poseedor de buena fe.
298
LA USUCAPION
FUNDAMENTO DE LA USUCAPION:
Desde antiguo se dan distintas argumentaciones para demostrar la utilidad y hasta la
necesidad de una institución como ésta.
Así, para algunos la usucapión realiza un valor jurídico cual es, la seguridad
jurídica pues daría estabilidad a las relaciones jurídicas al consolidar situaciones que no
pueden estar indefinidamente inciertas. La seguridad jurídica.
Por otra parte, están los que postulan que al privilegiarse la seguridad jurídica
se puede en ciertos casos entrar en contradicción con otro valor jurídico cual es la
justicia. Así, Enrique Heine (poeta alemán del siglo 19) llegó a decir que sólo un pueblo
como el romano, formado por bandidos y picapleitos, era capaz de inventar la prescripción y
consagrarla en sus leyes, y según él, cien años de injusticia no hacen un año de justicia.
299
En todo caso, son muchos los que piensan que hay un gran sentido o fondo de
justicia al reconocer derecho al que ha sabido conservar la cosa y la ha hecho servir o
producir, y en desconocer toda pretensión al propietario que no se ha ocupada de ella.
Se llega a decir que aquel que descuida por largo tiempo una cosa, no merece ser
protegido y su descuido prolongado parece un abandono de su derecho.
Por otra parte, se dice por algunos que es el uso el que justifica el derecho y las
instituciones, por lo cual si la propiedad no se usa pierde su razón de ser.
Además, no puede olvidarse la utilidad social del derecho de propiedad, por lo
cual el propietario que no vela por sus bienes no sólo descuida su propio interés sino
también descuida el interés general.
Gayo, da a entender que la Usucapio fue introducida en función del interés publico
(bono publico), para evitar que la propiedad de algunas cosas aparezca permanentemente
incierta.
a)la posesión (se estudia como un tema especial, sin perjuicio de formularse
ciertas precisiones al estudiar los requisitos de la usurpación).
300
REQUISITOS DE LA USUCAPION:
I.-Derecho Antiguo,
II:_Derecho Clásico y
III.-Derecho Justinianeo.
2.-TIEMPO DE USO: un año para los muebles, dos años para los inmuebles.
301
II.-REQUISITOS DE LA USUCAPION EN EL DERECHO
CLASICO:
4.-TIEMPO O TEMPUS: un año para los muebles y dos años para los inmuebles.
302
5.-JUSTA CAUSA O JUSTO TITULO: Los juristas clásicos exigieron que la
posesión fuese antecedida de un justo título. Un caso típico es el de aquel que compra una
cosa a quien no es su dueño. En este caso, no se adquirió el dominio por faltar uno de los
requisitos de la tradición, esto es, que el tradente fuera dueño de la cosa.
Se trata de un requisito objetivo, pudiendo este título ser derivativo (ej: una
mancipatio, una venta o donación seguidos de tradición) o bien originario (ej: la ocupación
de una cosa mancipi abandonada por su dueño, pues si otro la ocupa no se hace
inmediatamente propietario quiritario, pues falta un requisito de la propiedad quiritaria,
legitimidad en el modo de adquirir, pero puede llegar a adquirir el dominio por usucapión).
Mayores precisiones sobre este requisito se estudiaran al analizar el tema de la
posesión y su relación con la usucapión.
Esta exigencia de justo título guarda directa relación con la antigua exigencia de
que la cosa no fuera hurtada pues si existió un justo título no pudo haber existido
apropiación ilícita. Vale decir, en otras palabras, el justo título constituye la lícita
entrada en posesión de la cosa
303
SITUACIONES EXCEPCIONALES DE USUCAPIOM: LA USUS
RECEPTIO:
304
LA LONGI TEMPORIS PRESCRIPTIO Y LA LONGUISIMA TEMPORIS
PRESCRIPTIO.
Estas dos instituciones fueron admitidas por el Derecho Romano y serían
instituciones de origen griego y no serían o constituirían un modo de adquirir el dominio
sino que consistían en una exceptio de la que eran titulares los poseedores de una cosa y
que les permitía paralizar la acción reivindicatoria.
305
III.-REQUISITOS DE LA USUCAPION EN EL DERECHO JUSTINIANEO:
En esta época podemos señalar lo siguiente:
1.-Se mantiene la antigua Usucapión del Derecho Romano Clásico, pero ahora
limitado sólo a las cosas muebles y aumentado el plazo de posesión de uno a tres años.
A)Si poseedor estaba de buena fe, aunque no cumpliera con los demás requisitos
para adquirir el dominio por prescripción o usucapión, se le atribuye a la longisima
temporis prescripción los mismos efectos que la usucapión, o sea, la transformó en un
modo de adquirir el dominio en que se exigía la posesión de la cosa durante treinta años.
306
LA PROTECCION DEL DOMINIO QUIRITARIO:
Torrent destaca que desde los primeros tiempos la propiedad ha tenido una tutela
enérgica y efectiva y que como prototipo de los derechos reales, la propiedad es un derecho
defendible erga omnes; el propietario puede defenderse contra cualquiera que perturbe su
situación.
En relación a ello es posible destacar la circunstancia que el propietario dispone de
una serie de herramientas procesales que tienen por objeto defender su derecho frente
a privaciones, perturbaciones o amenazas por parte de terceros. Así, cuando un tercero
priva al propietario de la posesión de la cosa, el medio para reclamarla es la acción
reivindicatoria (reivindicatio).
Por su parte, en caso de una perturbación que no lo prive de la posesión, sino
que sólo merme en menor o mayor medida la disponibilidad sobre la cosa o sus
facultades de uso y goce, el propietario puede utilizar la actio negatoria.
Volterra y Torrent destacan que los juristas romanos distinguen dos clases de
violaciones al derecho de propiedad: la violación de aquel que posee la cosa ilegítimamente,
privando de ella al propietario, y la violación de quien, aunque no cuestiona el derecho del
propietario, pretende ilegítimamente ejercer derechos reales sobre la cosa, limitando el
disfrute y la disponibilidad del propietario sobre ella. En el primer caso, el propietario, en
defensa de su derecho, puede actuar con la reivindicatio; en el segundo caso, con la actio
negatoria.
Por otra parte, cuando las perturbaciones resultan de ciertos conflictos de
vecindad, el propietario dispone de varias acciones que en su momento señalaremos.
Finalmente, conviene destacar que atendida la circunstancia de que el
propietario es normalmente poseedor, puede valerse de las acciones o remedios que
amparan la posesión.
307
Aspectos a destacar:
1)El titular de esta acción, esto es, el legitimado activamente para intentar la acción
reivindicatoria, es el propietario quiritario que ha sido privado de la posesión de la cosa y
es él quien por tanto demanda en juicio.
2)El legitimado pasivamente o demandado, vale decir, contra quien se dirige
esta acción es el actual poseedor que no es dueño de la cosa, vale decir, quien la posee con
ánimo de señor y dueño, sin serlo.
Situaciones excepcionales: Se trata de casos en los cuales el demandado no es el
actual poseedor de la cosa:
a)Constantino permitió dirigir esta acción en contra de los meros tenedores, lo cual
se mantiene en el derecho justinianeo pero para el solo efecto de que indique quien es el
poseedor de la cosa, los que en caso de negarse a ellos, son considerados poseedores, para
efectos de accionar en su contra.
b)También, excepcionalmente, puede dirigirse contra aquel que ha dejado
dolosamente de poseer (dolo desiit possidere), ya sea porque enajena la cosa para sustraerse al
litigio, o porque se despoja de ella abandonándola o destruyéndola, caso en el cual, será
condenado a pagar el valor de la cosa, determinado bajo juramento por el actor. (acción
reivindicatoria ficta)
c)Puede intentarse en contra del que no es poseedor pero se hace pasar por tal, por
haberse ofrecido al verdadero poseedor para aparecer en el juicio con el objeto de distraer al
dueño con un proceso en vano (liti se obtulit).
En los casos b y c estamos ante los llamados poseedores ficticios y fueron
introducidas en el derecho postclásico.
3)La finalidad de esta acción es permitir al dueño civil de una cosa
identificable, recuperar la posesión de la cosa frente a un tercero que la retiene, vale
decir, lo que se persigue es que se reconozca su propiedad y en consecuencia se le
restituya la cosa, vale decir, busca que la situación de hecho sea modificada conforme a
derecho, debiendo restituirse la cosa en el estado y con todos sus frutos y accesiones,
sin perjuicio de distinguirse según la buena o mala fe del poseedor.
En todo caso, en el Derecho clásico rige el principio de la condena pecuniaria, y,
en principio, no se puede privar al demandado vencido de la cosa. Aquí funciona la
llamada cláusula arbitraria de la siguiente forma: el juez ofrece al demandado vencido que
restituya la cosa para salir absuelto y, en caso de que éste se niegue a hacerlo, hace jurar al
demandante qué valor tiene la cosa. Se trata de un juramento estimatorio que tiene por
función determinar, de modo subjetivo, el valor de la cosa. En el derecho postclásico, se
estableció la procedencia de la restitución coactiva de la cosa demandada.
4)La carga de la prueba (onus probandi) incumbe toda al demandante, vale decir,
al propietario quiritario, quien deberá acreditar su calidad de tal lo que será difícil en caso de
tratarse de un título derivativo. En todo caso, no es necesario remontarse hasta aquel que
adquirió originariamente el dominio de la cosa, pues puede recurrir a la usucapio, limitándose
a probar que se ha poseído la cosa por el tiempo y cumpliendo los requisitos que la ley
establece.
308
Se puede decir que la posición del demandado, durante el juicio, es bastante
ventajosa, puesto que retiene la cosa durante el proceso y simplemente debe limitarse a
contradecir las pruebas rendidas por el demandante o intentar desvirtuar las argumentaciones
del demandante, sin necesidad de probar él nada.
En todo caso, la circunstancia de ser absuelto no significa que se le reconozca con
ello que sea propietario, sino simplemente que no lo es el demandante.
5)La cosa que es objeto de reivindicatio debe ser determinada individualmente.
Pueden reivindicarse todas las cosas corporales identificables y las partes pro
indiviso de una cosa en comunidad.
En el caso de una cosa compuesta puede ser reivindicada sólo en su unidad y no
en cada uno de sus elementos,
En este sentido se discute en la doctrina si se puede reivindicar un corpus ex
distantibus (un rebaño), considerado como unidad y totalidad, sin que sea preciso probar el
dominio de cada cosa singular agregada en el conjunto.
Las cosas accesorias unidas a la principal no pueden ser reivindicadas
separadamente de ellas, pero, salvo excepciones, puede pedirse mediante una actio ad
exhibendum la separación de las cosas singulares y sucesivamente intentarse sobre éstas
la reivindicatio.
309
a)Poseedor estaba de buena fe: en este caso sólo es responsable en caso de que la
imposibilidad de restituir se deba a culpa o dolo suyo cometido después de iniciado el
juicio reivindicatorio (litis contestatio).
b)Poseedor de mala fe: en este caso, es responsable por su culpa ya sea antes o
después del inicio del juicio reivindicatorio, siendo también responsable del caso fortuito
ocurrido después del inicio del juicio reivindicatorio.
Por último, conviene tener presente, que el ladrón siempre es responsable y por
tanto obligado a indemnizar.
2.-DETERIOROS: (esto tiene importancia sólo si es posible la restitución): En
cuanto a los deterioros que pudo haber sufrido la cosa, es necesario atender a la buena o
mala fe del poseedor, pues si estaba de buena fe no responde de daños causados por su
culpa antes de la notificación de la demanda. En cambio, si estaba de mala fe. responde
tanto de los daños causados antes y después de la notificación y no sólo que deriven de su
culpa sino también por caso fortuito, salvo que pruebe que el propietario también los
habría sufrido.
3.-FRUTOS: Otro aspecto importante de solucionar es el que dice relación con los
frutos en que también hay que atender a la buena o mala fe del poseedor.
En efecto, el poseedor de buena fe, sólo esta obligado a restituir los frutos
percibidos o que ha dejado de percibir por su negligencia después de la notificación de la
demanda y los que se encuentren en su poder después de ese momento, vale decir,
aquellos percibidos antes de la litis contestatio pero que no consumió (por la litis
contestatio se interrumpe civilmente la posesión).
Por su parte, el poseedor de mala fe está obligado a restituir todos los frutos,
vale decir los que percibió antes como los que perciba después de notificada la acción
reivindicatoria. En caso de que los hubiera consumido, debe restituir su valor. Además
debe restituir los frutos que por su negligencia o descuido la cosa no produjo.
4.-GASTOS Y MEJORAS: Finalmente, es necesario resolver el problema de los
gastos o mejoras aplicados a la cosa, vale decir,determinar cuáles tipos de gastos y de
mejoramientos hechos en la cosa debe el propietario al poseedor vencido.
Al respecto, se impuso el criterio de que tratándose del poseedor de buena fe
debían reembolsarse los gastos necesarios, vale decir aquellos imprescindibles para la
mantención de la cosa, y los utiles, esto es, aquellos que aumentan el rendimiento o valor de
la cosa (ej, predio: mejoramiento de su sistema de riego), y no se reembolsan los gastos
voluptuarios, esto es, aquellos destinados al mero embellecimiento o lujo, pero con
Justiniano se admite que pueden ser retiradas esta especie de mejoras, pero el propietario tenía
derecho a optar por quedárselas pagando al poseedor vencido el precio de las mismas.
Cabe destacar que el poseedor de buena fe goza del llamado jus retentionis, esto
es, del derecho a retener la cosa mientras no se le paguen los gastos de conservación en
que incurrió para mantener la cosa en un estado normal y aceptable. Para esto, se vale
de una exceptio doli.
En cuanto al poseedor de mala fe, se llega a aceptar que tiene derecho al
reembolso de los gastos necesarios y con Justiniano se le reconoció el derecho a retirar
las mejoras voluptuarias.
310
LA ACCION NEGATORIA:
Esta acción le corresponde al propietario quiritario para defenderse de aquellos
ataques a su derecho de dominio que no consistan en negarle este derecho ni privarle de
la posesión de la cosa, sino en la pretensión de mermar sus facultades atribuyéndose
derechos sobre la cosa, como por ejemplo un derecho de servidumbre de paso, un usufructo,
un derecho de prenda, etc.
Finalidad: Se utiliza para poner término a las perturbaciones provocadas por
quien pretendía sin fundamento tener un derecho de usufructo u otro derecho real de
goce en su predio.
Según Torrent, se trata de otro medio procesal de defensa de la propiedad, y se le
llama así porque la ejercita el propietario para negar y rechazar que la cosa propia esté
gravada a favor de otro con derechos reales que limiten el goce y disponibilidad de la cosa..
El objetivo preciso es que se declare la inexistencia de semejantes gravámenes.
Peso de la prueba:
El demandante debe acreditar su dominio y probar la lesión causada por el
demandado, o, lo que se teme que pueda causar.
Por su parte, el demandado debe acreditar la existencia del derecho que el
propietario le niega.
311
LA POSESION
Etimológicamente la expresión posesión, viene de las expresiones possidere que
proviene del verbo sedere (sentarse, estar sentados (sedes: asiento)) y del prefijo pot o
pos (poder), por lo cual puede traducirse como poder sentarse o fijarse.
De esta forma, la possessio entraña una potestad material que un sujeto ejercía sobre
una cosa, con independencia de que fuera o no conforme a derecho
En un sentido amplio la posesión es el poder físico que el hombre ejerce sobre una
cosa, tenga o no derecho a ella, vale decir, significa tener materialmente una cosa, vale decir,
una situación o fenómeno de hecho, pues para tener una cosa no es necesario estar provisto
de un título del que se derive algún derecho a la tenencia.
En todo caso, el concepto jurídico es distinto, según veremos más adelante.
En relación a esta institución, Joan Miquel nos dice que el estudio de la posesión
comienza con una paradoja, pues aparentemente se trata de una noción muy sencilla, casi
intuitiva: la tenencia material de una cosa, dejando de lado el derecho que se tenga a ella o
como se haya producido; pero, hay pocos conceptos en la ciencia del Derecho que hayan sido
tan discutidos.
Por su parte, Volterra destaca que aún hoy la formulación de la posesión romana no
es en modo alguno pacífica en la doctrina. Aún se discute la cuestión de sí la posesión debe
entenderse como un hecho o como un derecho, de igual modo que se discute el fundamento de
la tutela posesoria.
Algunos autores afirman que el problema de la posesión es como la hidra
mitológica; si se le corta una cabeza, rebrotan siete.
CONCEPTO ACTUAL:
Nuestro legislador en el artículo 700 del Código Civil define la posesión como la
tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor y dueño, sea que el dueño o el que
se da por tal tenga la cosa por sí mismo o por otra persona que la tenga en lugar y a
nombre de él.
EVOLUCION:
En el derecho arcaico, la figura que después se llamará posesión forma parte
del amplio concepto denominado usus, que significa el ejercicio de hecho de un poder
sobre cosas y personas, en oposición al mancipium, que indica la titularidad jurídica del
poder sobre ambas.
Posteriormente, comienza a utilizarse la expresión possessio, sin perjuicio de
que en un primer momento esta palabra es usada para designar el asentamiento de un
particular en una determinada extensión de tierra cultivable, o apta para el pastoreo, de
titularidad pública (ager publicus), cedida para un aprovechamiento privativo, por un cierto
tiempo o a perpetuidad, con obligación de pagar un canon anual (vectigal), vale decir, se trata
de una situación jurídica de goce de distinta naturaleza a la que corresponde al
propietario. Esta possessio es protegida mediante un interdicto denominado “uti
possidetis” (“tal como poseéis”).
312
Con el tiempo, esta protección se extiende a otras situaciones posesorias,
pudiendo distinguirse una posesión a título de dueño (el que se presenta como propietario)
y otra a título distinto (vectigalista, precarista, acreedor pignoraticio o secuestratario). Para
muchos, surge, entonces, la distinción entre possessio civilis y possessio naturalis.
De ello resulta que al mero hecho de tener físicamente una cosa se le denomina,
por los juristas, possessio naturalis, lo que hoy denominamos mera tenencia o simple
detentación. Así, son poseedores naturales, entre otros, el arrendatario, el comodatario, el
depositario, el pignoratario y el usufructuario, por cuanto ellos detentan una cosa, pero no
tienen animus dominii.
Por su parte, utilizan la expresión possessio civilis para referirse a la tenencia de
una cosa como dueño, independientemente de que el poseedor sea verdadero dueño o no
lo sea.
Lo que hoy denominamos como posesión corresponde a la llamada possessio
civilis, vale decir, el señorío o disposición de hecho sobre una cosa con la pretensión de
tenerla como propia. De esta forma, possessio civilis o simplemente possessio significa, en
el derecho clásico, la disponibilidad de hecho de una cosa, el estado de señorío sobre ella
(independientemente de ser o no propietario de ella), con intención de tenerla para sí
mismo, con exclusión de los demás.
313
CLASIFICACIONES O PRECISIONES DE LA JURISPRUDENCIA
CLASICA SOBRE LA POSESION:
314
3)DISTINCION ENTRE POSSESSIO AD USUCAPIONEM Y POSSESSIO
AD INTERDICTA:
Esta nueva distinción que formula la jurisprudencia atiende a los efectos
jurídicos que podía acarrear la posesión.
Por possessio ad usucapionem los juristas señalaban como tal a la posesión que
conducía, al cumplirse ciertos requisitos, a la adquisición de la propiedad del bien
poseído, precisamente mediante la usucapión.
Por su parte, la possessio ad interdicta era aquella que no conducía a la
adquisición del dominio, pero que otorgaba al poseedor tutela para su señorío, por
intermedio de los interdictos posesorios.
En relación a esta distinción, ocurre que algunos identifican la possessio ad
usucapionem con la possessio civilis y la possessio naturalis con la possessio ad
interdicta, pero, para muchos, no es más que una confusión conceptual. Estrictamente, se
dice que la possessio naturalis es algo menos que la possessio (no existiría, por tanto, una
relación de género a especie entre la possessio civilis o possessio y la possessio naturalis),
vale decir, es una simple detentación de hecho o mera tenencia de una cosa sin animus
possidendi, por regla general desprovista de protección posesoria (sólo por asimilación ciertos
mero tenedores o poseedores naturales pueden utilizar los interdictos posesorios, como ocurre
con el secuestratario y el acreedor prendario, según veremos), por lo cual possessio naturalis y
possessio ad interdicta no son expresiones sinónimas.
315
Principales causas o justos títulos posesorios:
Las causas justificativas de la posesión se indican con la partícula pro, y, así,
podemos mencionar como principales causas justificativas de la posesión las siguientes:
1)Pro suo (como suyo o como propio): para que se configure este título es necesario
que el poseedor crea ser suya la cosa, o poder haber sido suya, de no haberse omitido las
formalidades civilis de la adquisición.
Así, el conocimiento real o reconocimiento por parte del sujeto de pertenecer a otro la
cosa, resulta incompatible con esta clase de causa. Así, quien compra una cosa a otro, sabiendo
que el vendedor no es el dueño de la cosa, no puede decir que posee la cosa por pertenecerle,
vale decir, pro suo, pues estaría mintiendo.
Para muchos, la causa pro suo podría ser la única causa de posesión, pero es posible
tipificar otros que quedarían en forma general comprendida dentro de ésta. Sin perjuicio de
ellos, en ciertos casos es conveniente distinguirlas pues pudiera ocurrir que otra supuesta causa
no permitiera, por sí, justificar la tenencia como posesoria. Un problema distinto es determinar
si la causa pro suo, entendida así, vale decir, como putativa, tenga eficacia para la usucapión. En
todo caso, por sí, es suficiente causa para poseer y ser protegida.
En ciertos casos, la causa pro suo es la única posible sin concurrencia de otras, como
ocurriría en todos los casos de ocupación de res nullius propiamente tales y en la accesión,
casos en los cuales el sujeto posee las cosas como propias, sin que exista otra causa justificativa.
2)Pro emptore: en este caso la causa o justo título es un contrato de
compraventa, pues en virtud de ella la cosa es entregada por el vendedor al comprador en
cumplimiento de una obligación, por lo cual el comprador entre en posesión de la cosa,
pudiendo decirse que posee como comprador, en forma independiente de que además pueda
haber adquirido el dominio (en el evento que el vendedor fuera dueño, pues si no lo es, sólo
habilita para poseer).
3)Pro donato: La donación también opera como justa causa possessionis, en
forma independiente de que además pueda haber adquirido el dominio.
4)Pro dote: se da cuando se entregan bienes al sujeto en calidad de dote,
dejando al sujeto como poseedor, sin perjuicio de poderlo dejar como dueño, si el que entrega
es dueño de las cosas.
5)Pro herede: Se da respecto de las cosas halladas entre los bienes de un difunto
que el heredero comienza a detentar efectivamente en cuanto heredero y con la creencia
de ser tal, independientemente de que hubieran pertenecido o no al fallecido.
6)Pro legato: Se da respecto de las cosas que han sido legadas en dominio a un
sujeto, quien al recibirlas entra en posesión, independientemente de que adquiera el dominio.
7)Pro soluto: opera en el evento del cumplimiento o pago de una obligación en
virtud de la cual el sujeto pasivo, deudor, se puso en la necesidad de transferir el
dominio de la cosa.
En este evento, al entregar el deudor la cosa al acreedor, éste entra a poseer la
cosa, independientemente de que adquiera el dominio.
Es del caso destacar que jurídicamente no es lo mismo dar una cosa que entregarla,
pues no toda entrega supone transferir el dominio de la cosa o constituir algún derecho real. Así,
el arrendador que se obligó a proporcionar a otro el uso de una cosa a cambio de una suma de
dinero, al entregar no deja al arrendatario en posesión de la cosa, pues éste no tiene ánimo de
señor o dueño, es un simple mero tenedor o poseedor natural.
316
8)Pro creditore: Se refiere al caso de aquellas cosas recibidas en propiedad para
su devolución. En todo caso, tratándose de cosas fungibles no tiene mayor importancia el
problema posesorio.
9)Pro derelicto: El que ocupa una cosa que ha sido abandonada por quien dice
ser su dueño, al ocuparla lo que hace es convertirse en poseedor pro derelicto (“como
abandonado”).
En este caso, la causa no es la ocupación misma sino su antecedente: el hecho
del abandono, independientemente de que lo haya efectuado.
Por su parte, la possessio iniusta, que algunos denominan viciosa, era la nacida
por efecto de un vicio o por lesión para el anterior poseedor, vicios que podían ser la
violencia (vi), la clandestinidad (clam) o el precario (precario). Vale decir, Injusta o
viciosa, es la que tiene origen violento, clandestino o precario respecto del anterior
poseedor.
Finalmente, poseedor con vicio precario, es el que tiene una cosa habiéndola
solicitado y que luego se niega a restituirla a aquel que se la entregó.
317
5)DISTINCION ENTRE POSSESSIO BONAE FIDEI (BUENA FE) Y
POSSESSIO MALAE FIDEI (MALA FE):
En base a la convicción que tuviera el poseedor respecto de su condición de tal,
la posesión puede ser de buena o mala fe.
Poseía de buena fe aquél que creía tener un derecho legítimo sobre la cosa
poseída, es decir, quien estaba convencido o tenía la convicción íntima que la cosa le
correspondía por derecho. Poseedor de buena fe es quien tiene la convicción, sin duda
ninguna, de tener derecho a la posesión, lo cual en el caso de la possessio civil,
corresponde a la creencia de ser el propietario de la cosa (animus domini).
Poseía de mala fe el que actuaba como poseedor a sabiendas de que carecía de
derecho alguno sobre la cosa objeto de su señorío.
La posesión de buena fe no es lo mismo que posesión justa no obstante que en
general se tiende a confundir. En este sentido, puede decirse que no necesariamente quien
posee de mala fe es poseedor injusto, pues la buena o mala fe pueden existir tanto en la
posesión adquirida sin vicios, cuanto en la viciosa. Así, es posible que un poseedor de
buena fe tuviera una posesión injusta, como el propietario desposeído que recupera la
posesión del objeto usando la violencia. Inversamente, podía una persona ser poseedor de
mala fe y no tener una posesión injusta, como cuando se compra un inmueble sabiendo que no
es de propiedad del vendedor.
318
a)EL CORPUS: es el elemento material (objetivo) y consiste en posibilidad
física de disponer de una cosa, con exclusión de toda otra persona.
En un principio, predominaba una concesión materialista, vale decir, decía
relación con la idea de aprehensión física, pero posteriormente se entendió que no era
necesario el directo e inmediato contacto con la cosa, vale decir, no se requiere
necesariamente aprehensión física pero si posibilidad de disponer materialmente de la cosa,
esto es, basta un hecho material cualquiera que permita disponer al adquirente de ella según
su arbitrio. Al respecto se señala que la jurisprudencia fue espiritualizando el concepto de
corpus y dándole mayor flexibilidad.
De esta forma, Bonfante define la possessio corpore o corpus como cualquier tipo
de relación de hecho que en la economía y en la conciencia social permite actuar sobre la
cosa, cuando se desee, excluyendo a los demás.
El corpus consiste en la aprehensión de la cosa y que da al poseedor la
posibilidad de ella con exclusión de cualquier otro sujeto.
319
COSAS SUSCEPTIBLES DE POSESION:
Requisitos:
1.-Debe estar dentro del comercio humano.
2.-Tal como lo señalamos, debe ser determinada, esto es, debe tratarse de una cosa
especifica.
3.-La cosa debe tener existencia independiente por lo cual no cabe poseer las
cosas que forman partes integrantes de un todo, ni partes divididas de una cosa mueble.
4.-Debe ser corporal. Al respecto cabe destacar que en el concepto de posesión
que hemos entregado resalta la idea de tenencia, esto es, tener o mantener una cosa, lo
que se relaciona directamente con la idea de cosa corporal, que son precisamente las que
pueden ser aprehendidas por los sentidos.
Se ha señalado por algunos que sólo las cosas corporales pueden ser suceptibles
de verdadera posesión y que así lo habrían considerado los jurisconsultos romanos
clásicos, pero, en el derecho postclásico se habría desarrollado la idea de una posesión de
derechos (possessio iuris), que suele aparecer denominada como quasi posesión. Así, se
habría aceptado la quasi posesión del derecho de servidumbre (quasi possessio ususfructus),
que consistía en el ejercicio del poder contenido en una servidumbre con ánimo de ejercer ese
derecho para sí, vale decir, el ejercer de hecho un derecho real, lo que luego se amplió a los
demás derechos reales, sobre la base de una cierta relación de hecho con una cosa corporal,
aunque en función del contenido típico de un derecho real.
Estrictamente hablando, no se trata aquí de un señorío fáctico sobre la cosa
sino de un ejercicio fáctico de un derecho. En el derecho justinianeo, se aceptó ya la
existencia de una possessio de cosas coporales y una especie de possessio de cosas
incorporales o iura (resulta imposible sostener que el objeto de la posesión sea el derecho
mismo, pues algo incorporal no puede ser poseído, esto es, tenido corpore (et animo) ).
ADQUISICION DE LA POSESION:
La posesión se adquiere con la entrada en el poder de disposición de la cosa y la
intención de poseerla a título exclusivo, vale decir, se requiere que concurran los dos
elementos constitutivos de ésta, cuales son, el corpus y el animus. Se requiere un elemento
externo y material, por lo cual se requiere de un acto que ponga a una persona en la
posibilidad de disponer materialmente de una cosa, vale decir, se requiere de la aprehensión
de una cosa (corpus), pero, además, se requiere de un segundo elemento, interno, subjetivo o
espiritual, que consiste en la intención de someter la cosa al ejercicio del derecho de dominio,
actuando respecto de la cosa como si fuera dueño (animus possidendi, animus domini). Así,
Paulo señala que alcanzamos la posesión con el cuerpo y con el ánimo, y no solamente con el
ánimo o con el cuerpo (Adispiscimur possessionem corpore et animo, neque per se animo, aut
per se corpore).
En cuanto al corpus, en los primeros tiempos se entendió que la adquisición de
la posesión suponía un acto de toma efectiva de control material, esto es, exige un
contacto material o físico con la cosa, tomándola u ocupándola. Con el tiempo se llega a
establecer que no necesariamente exige una aprehensión real o física de la cosa, sino
más bien un hecho material cualquiera que permitiese al adquirente disponer de ella.
320
Por su parte, el animus determina que al tiempo de tomar contacto con la cosa
el sujeto debe tener la intención de detentar la cosa como suya.
En este sentido se dice que son actos típicos de obtención corpore las distintas
formas de ocupación, tradición, accesión, la sustracción y la invasión o usurpación. Los
juristas romanos discutieron si una detentación material indirecta permite adquirir “solo
animo” la detentación de la cosa, y así adquirir la posesión. El problema se plantea respecto
de aquellas situaciones en que no puede decirse estrictamente que la cosa ha sido tomada u
ocupada por el adquirente, pero en que ha sido puesta a su disposición de manera de poder
tomarla en cualquier momento como suya. Según algunos estariamos ante una adquisición por
el solo animo. Así ocurriría en el caso de tradición por entrega simbólica y en el constitutum
possessorium. Otros, consideran que ello no es efectivo y en realidad la cosa queda o ya está
bajo el control del poseedor. Así ocurriría en la traditio longa manus, en la traditio brevi
manus.
De esta forma, por no tener conciencia de lo que hacen, no pueden adquirir la
posesión, por más que tengan el corpus: los dementes y el impúber infantia minor.
Para algunos la diferenciación del elemento intencional (animus) y material
(corpus) permite a la jurisprudencia explicar la adquisición por la concurrencia de ellos,
pero no necesariamente en el mismo sujeto, sino en dos distintos. Así, resulta posible la
adquisición de la posesión por medio de una persona jurídicamente dependiente (caso del
alieni iuris o del esclavo que adquieren la tenencia posesoria no para ellos sino para su pater
o amo, siempre que ellos lo sepan (“con nuestro animo y con el cuerpo ajeno” “animo nostro
et corpore alieno”). Es más, se habría admitido que un esclavo o hijo tenedores de un
peculio podían ganar la posesión para el peculio aun sin el conocimiento del amo o padre, que
es quien en realidad adquiere la posesión por ser el dueño del peculio (“animo alieno et
corpore alieno”). ).
Desde la última jurisprudencia clásica se admite también la adquisición por
medio de un representante, lo que se generaliza en el derecho justinianeo a cualquier
persona que actúe como intermediario. En este sentido, se habría aceptado que el púpilo
pudiera adquirir la posesión por medio de su tutor; los municipios por intermedio de sus
esclavos o de hombres libres y, las personas jurídicas merced a un acto de un procurador u
hombre libre.
CONSERVACION DE LA POSESION:
En principio estaba condicionada a la coexistencia del corpus y el animus, pero
esto se atenuó al establecerse excepciones, fundamentalmente respecto del corpus.
Así, se seguía conservando la posesión manteniendo sólo el ánimo en el caso del
esclavo que se fugaba hasta que otro lo posea. Lo mismo cuando la cosa era entregada a una
persona en calidad de mero tenedor, pues si bien éste pasa a detentarla reconoce dominio
ajeno. También, en la posesión de los predios de estación, que se usan en verano o en
invierno, que se retienen solo animo durante la temporada en que se cierran y se dejan por su
poseedor. En estos casos, podemos apreciar que existe una cierta posibilidad de recuperación
de la relación corporal.
En cuanto al animus, si bien se mantuvo como exigencia, se estableció una
excepción, cual es, el caso del poseedor a quien sobreviniera una enfermedad mental.
321
PERDIDA DE LA POSESION:
La posesión de una cosa puede perderse ya por pérdida del corpus, ya por pérdida
del animus o bien por la pérdida de ambos elementos a la vez.
A.-PERDIDA DEL CORPUS, cesa el poder físico del poseedor sobre la cosa,
sin haber perdido el animus, lo cual ocurre en los siguientes casos:
1-Cuando otro se apodera de la cosa poseída con ánimo de hacerla suya.
2.-Cuando sin pasar la posesión a otras manos, se hace imposible el ejercicio de
actos posesorios. ej: si se inunda permanentemente un predio.
3.-En caso de pérdida material de las cosas, siempre y cuando no se encuentren bajo
el poder del poseedor.
B.-PERDIDA DEL ANIMUS, esto es, cesa la voluntad de seguir poseyendo, vale
decir, la persona que poseía la cosa reconoce dominio ajeno, cesaba la intención de poseer la
cosa para sí, reemplazándola por la de detentar la cosa por otro (alieno nomine)
Ej: cuando quien poseía una cosa la vende a otro pero la sigue ocupando como mero
tenedor (constitutum possesorio).
322
Bonfante nos señala que la posesión sería un señorío pleno de hecho en la intención
del poseedor, frente a la propiedad que sería el señorío jurídico, vale decir, habría un paralelo
entre señorío jurídico y el social o de hecho. Socialmente el poseedor es como el propietario:
intenta apoderarse de la cosa, tiene intención de utilizarla, pero no es dueño.
Ihering, considera que si bien la posesión nace puramente de hecho, tampoco es
menos cierto que los derechos son intereses jurídicamente protegidos y el derecho es la
seguridad jurídica del goce, de lo cual resulta que la posesión es un derecho porque está
jurídicamente protegida.
A ello habría que agregar que según Ihering la posesión es la condición primaria para
utilizar económicamente una cosa. Así, el propietario que no llega a la posesión no puede tener
propiedad. La propiedad sin posesión es como un tesoro sin llave para abrirlo. Además agrega
que como la posesión es una relación directa entre una persona y una cosa, es un derecho real.
En relación a esta postura, es del caso destacar que algunos romanistas como
Albertario analizan la posesión según su tratamiento en las distintas épocas y es así como
aprecian que en la época clásica el término posesión va adquiriendo sentido técnico, y la
posesión se convierte en un dominio de hecho sobre una cosa jurídicamente protegida y apta
para la usucapión. En la época post clásica, para ellos, la posesión se configura realmente y
tiende a convertirse en un derecho.
Al parecer nuestro legislador siguió la teoría mayoritaria, esto es, la teoría de
Savigny, vale decir la posesión es un hecho y no un derecho, lo cual se aprecia de la propia
definición pues no se habla de facultad o derecho sino simplemente de la tenencia, lo cual es
un hecho, vale decir, la posesión es una situación de hecho y no una relación jurídica.
En todo caso, esta situación de hecho da lugar a unas serie de derechos o
beneficios al poseedor, lo que algunos resumen diciendo que la posesión es un estado de
hecho protegido por el derecho.
LA ACCION PUBLICIANA:
Es la acción que se concede a un poseedor en vías de usucapir con la misma
eficacia que la reivindicatoria para el propietario.
Se funda en la ficción de la usucapión cumplida, vale decir, en virtud de una
ficción introducida por el pretor, según la cual el juez debería resolver como si la usucapión
se hubiese cumplido y el demandante ejercitase la correspondiente acción reivindicatoria, por
lo cual algunos la denominan reivindicatio ficticia.
Habría sido creada por el pretor del año 67 a.C., Quinto Publicio.
CONCEPTO: Se la define, como la acción que tiene el poseedor desposeído que
estaba en vías de adquirir por usucapión, para recuperar la cosa de manos de quien la
tuviese (sería una actio in rem, ficticia).
323
EJERCICIO: puede ser intentada:
a)Por el propietario bonitario (él adquirente de una cosa mancipi respecto de la
cual no se empleo un modo del ius civile)
b)Por el poseedor que habiendo recibido por traditio una cosa de quien no era
su dueño, estaba en vías de usucapir
En todo caso, el pretor otorgó una actio Publiciana utilis para ser utilizada por
aquellos que hubiesen adquirido la posesión por un modo distinto a la traditio, como lo sería el
caso de quien ocupa un res que había sido abandona por quien no era su dueño (pro derelicto).
c)Conviene destacar que, si bien la acción publiciana nació para proteger al
poseedor de una res mancipi que no puede probar dominio quiritario al haber faltado la
mancipatio o la in iure cessio, y después fue extendida para proteger al adquirente a non
domino, ello no impidió que terminara siendo usada también por todo poseedor en vías de
usucapir e, incluso, por el verdadero propietario civil de la cosa de la cual ha perdido la
posesión, lo cual se explica por razones prácticas relacionadas con la dificultad que conlleva la
prueba del dominio en la acción reivindicatoria.
1)JUSTO TITULO y
2)BUENA FE.
En lo referente al Justo título, debe tratarse de un título traslaticio de dominio.
Se trata de un requisito objetivo, pudiendo este título ser derivativo (ej: una venta o
donación seguidos de tradición) o bien originario (ocupación de una cosa abandonada por
quien no es su dueño, pues si otro la ocupa no se hace inmediatamente propietario quiritario).
324
INTERDICTOS POSESORIOS:
CLASIFICACION:
I)Interdictos retinandae possessionis o prohibitorios y
II)Interdictos recuperandae possessionis o restitutorios.
En todo caso, es del caso destacar que en algunos casos un interdicto
perteneciente al primer grupo cumple función recuperatoria.
325
II.-INTERDICTOS DE RECUPERANDAE POSSESSIONIS: También se les
denomina interdictos recuperatorios de la posesión y ellos persiguen que se restituya la
posesión a quien ha sido despojado de ella con violencia. Se dan únicamente para
recuperar la posesión de inmuebles, lo que es lógico, ya que, tratándose de muebles, el
interdicto utrubi sirve tanto para mantener como para recuperar la posesión.
Los interdictos recuperandae possessionis son de dos clases:
a)INTERDICTO DE VI o UNDE VI y
b)INTERDICTO DE VI ARMATA.
326
UTILIZACION DE LOS INTERDICTOS POR LOS PROPIETARIOS:
La jurisprudencia consideró la posibilidad de utilización de los interdictos
posesorios por los propietarios por la facilidad dado que bastaba con acreditar la posesión.
Savigny considera que el fundamento es la paz pública, vale decir, evitar que los
particulares se hagan justicia por sí mismos, por lo cual se otorgan los interdictos
posesorios en favor del mantenimiento del estado posesorio hasta que, eventualmente en caso
de plantearse la controversia sobre la legitimidad jurídica, el tribunal reconozca al titular no
ya de la posesión, sino del dominio. En este sentido, podemos señalar que lo que se discute
concretamente en los interdictos posesorios no es el derecho a poseer, sino el hecho de la
posesión.
En relación a lo expuesto, Alvaro D’Ors nos enseña que el interdicto es una orden
decretada por el pretor para mantener la paz y seguridad en las relaciones privadas, en especial,
para hacer respetar las situaciones de apariencia jurídica, a fin de que las reclamaciones contra
la misma se hagan procesalmente, no de propia mano, y no se perturbe la paz pública. De esta
forma, la tutela de la posesión se vincula al principio del respeto al orden constituido,
dentro del cual el individuo no puede modificar una situación jurídica o de hecho; se
necesita la intervención de la autoridad jurisdiccional. Ello determina que tanto el
poseedor justo como el injusto, tanto el poseedor de buena como el de mala fe, gocen de
protección
COMENTARIO:
La protección de la posesión denota un alto nivel de técnica jurídica, en base a
dos principios básicos: el que un estado de hecho debe presumirse como estado de derecho
hasta que no se pruebe lo contrario y aquel que impide hacerse justicia por sí mismo, aun con
convencimiento fundado de tener derecho.
327
IMPORTANCIA JURIDICA DE LA POSESION: Sin perjuicio de ser la
posesión un hecho, ella produce importantes efectos jurídicos, que los romanos
reconocieron según distintas circunstancias o requisitos, como la buena fe, la iusta causa,
el transcurso del tiempo y otros.
328
LA MERA TENENCIA (DETENTIO)
1)El acreedor prendario, vale decir, aquel que en garantía de un crédito había
recibido en prenda una cosa. Se dice que la razón de esta protección se encontraría en el
antecedente de la prenda, esto es, el pacto de fiducia, en que para garantizar una obligación lo
que se hacía era transferir el dominio de una cosa del deudor al acreedor, con la promesa de
éste de retransmitir ese derecho al deudor cuando pagase la deuda. Además, se dice que el
acreedor prendario tiene la cosa en su poder, conservándola con un fin especial -garantía de
un crédito- y por tanto tiene mal que mal animus domini lo que justifica se le proteja con
interdictos.
En resumen, este tratamiento especial se debe a que estos sujetos hacen lo que
dejan de hacer los titulares del dominio, vale decir reclaman la abstención de todos los
demás.
329
DERECHOS REALES SOBRE COSA AJENA. (IURA IN RE ALIENA)
Derechos reales sobre cosa ajena, en pocas palabras, son los que recaen sobre cosas
en favor de personas distintas de sus propietarios. Se trata de gravámenes que pesan
sobre la cosa, vale decir, que ésta lleva consigo.
Los derechos reales sobre cosa ajena pueden ser clasificados en derechos reales de
goce o disfrute y derechos reales de garantía, siendo de la primera especie la servidumbre, la
enfiteusis y la superficie, y, de la segunda especie, la prenda y la hipoteca.
330
PARALELO ENTRE SERVIDUMBRES PERSONALES Y PREDIALES:
Cabe destacar que a pesar de esta unificación sistemática, existen importantes diferencias
entre las servidumbres personales y las servidumbre prediales:
3.-Las servidumbres personales pueden tener como objeto o recaer tanto sobre
bienes muebles o inmuebles. En cambio, las prediales sólo tienen por objeto inmuebles.
2.-No puede haber servidumbre sobre una cosa propia, ya que siendo el
dominio el derecho más amplio que pueda existir sobre una cosa, los demás derechos
reales derivan de él y el propietario ejercita sus poderes o facultades a título de tal y no
como titular de cualquier otro derecho real.
331
SERVIDUMBRES PREDIALES:
Según lo expuesto anteriormente, son derechos reales en cosa ajena consistentes
en una sujeción jurídica permanente de un fundo en provecho o beneficio de otro.
332
SERVIDUMBRES PERSONALES:
Con esta denominación sistemática, en oposición a las servidumbres prediales o
reales, el derecho justinianeo comprende los siguientes derechos en cosa ajena:
USUFRUCTO, USO, HABITACION Y OPERAE SERVORUM E ANIMALE
Las servidumbres personales pueden comprender el uso de una cosa, el
aprovechamiento de los frutos o ambas utilidades a la vez. Si comprende sólo el uso nos
encontramos ante el denominado Derecho de Uso, el cual admite ciertas modalidades,
cuales son el derecho de habitación y el derecho sobre el trabajo de esclavos y animales.
Por otra parte, si comprende ambas facultades nos encontramos ante el denominado
Usufructo.
333
DERECHOS Y OBLIGACIONES DEL USUFRUCTUARIO:
A)DERECHOS DEL USUFRUCTUARIO:
1.-Usar la cosa del modo más amplio, pero respetando la condición o el destino
natural de la cosa, de modo que ésta no sufra alteraciones en la sustancia.
2.-Hace suyo los frutos de la cosa sean naturales o civiles. Los frutos naturales
los adquiere por su percepción y los segundos día a día. Cabe destacar que en el caso de
usufructo de un rebaño se consideran frutos las crías, pero no ocurre lo mismo con los partos
de las esclavas, que se consideran producto y pertenecen al propietario. En este sentido, en
caso de existir una cantera o mina en el predio, él puede continuar la explotación pero no
empezarla.
3.-Puede ceder a cualquier título (donación, arrendamiento, venta) el ejercicio del
usufructo, pero no la titularidad del derecho pues para los romanos el usufructo era un
derecho personalísimo que no podía enajenarse ni transmitirse. En este sentido, valga
recordar que si cedía su ejercicio, caducaba con la muerte del usufructuario aunque
viviese el cesionario.
EL CUASI-USUFRUCTO:
El derecho justinianeo creó la figura del cuasi-usufructo, con lo cual solucionó
el problema que se presentaba cuando por testamento se constituía usufructo sobre
todos los bienes del causante o parte de ellos, comprendiéndose entre estos bienes
dinero y cosas consumibles.
Como sólo es dable constituir usufructo sobre las cosas consumibles por cuanto el
usufructo exige dejar a salvo la esencia o sustancia de la cosa, el dinero y otros bienes
consumibles quedaban excluidos del usufructo, correspondiendo ellos al nudo propietario, con
lo que se afectaba el derecho del usufructuario que en muchos casos se veía excesivamente
reducido.
334
Primero, a través de una condictio se estableció la obligación de restituir y luego
se estableció esta obligación mediante una caución de restitución, estableciéndose con
ello la obligación del cuasi-usufructuario de restituir la misma cantidad y calidad
recibida, al finalizar el cuasi-usufructo, dando aquél una caución "cuasi-usufructuaria",
disponiendo el nudo propietario de una actio ex estipulatio.
La consumibilidad de las cosas es, por tanto, un rasgo tan fundamental, que
determina una desnaturalización del concepto mismo del usufructo, al chocar
frontalmente con el principio salva rerum substancia.
335
OPERAE SERVORUM y OPERAE ANIMALIA O DERECHO SOBRE EL
TRABAJO DE ESCLAVOS O ANIMALES
Era otra modalidad especial del derecho de uso. El titular de este derecho podía
aprovechar personalmente este trabajo o bien arrendar su derecho de uso sobre el
trabajo de esclavos y animales.
336
EXTINCION DE LAS SERVIDUMBRES:
1.-POR FALTAR EL SUJETO TITULAR DE ELLAS: En el caso de una servidumbre
personal sería por la muerte o capites deminutio máxima de su titular. En caso que el titular fuera una persona jurídica, la
servidumbre (usufructo) no podía durar más de 100 años. Tratándose de las servidumbres prediales, sería en caso de
destrucción del predio dominante, lo que en todo caso no es muy frecuente. Ej: cuando un predio queda totalmente
inundado por las aguas.
2.-POR DESTRUCCION DE LA COSA SIRVIENTE: Por quedar fuera del comercio
humano o experimentar tales transformaciones que hagan imposible el ejercicio de la servidumbre.
3.-POR CONFUSION: esto es, por reunirse en una misma persona la
titularidad del derecho de servidumbre y la propiedad de la cosa sirviente. Tratándose del
usufructo, cuando se reunían en una misma persona la titularidad del derecho de usufructo y la titularidad del derecho de
Dominio, a lo cual se le denomina consolidación.
4.-POR RENUNCIA DEL DERECHO POR PARTE DEL TITULAR DE LA
SERVIDUMBRE. En el antiguo derecho se exigía se realizara por medio de una in iure cessio, pero el derecho
pretoriano aceptó que se hiciera por un simple pacto.
5.-POR CUMPLIMIENTO DE LA CONDICION RESOLUTORIA O LA
LLEGADA DEL PLAZO EXTINTIVO, pero sólo tratándose de las servidumbres
personales.
6.-POR PRESCRIPCION EXTINTIVA: esto es, por el no uso de la
servidumbre. Al respecto, en la extinguen al cabo de 10 o 20 años si recaen sobre inmuebles
y a los 3 años tratándose de muebles y las prediales época clásica el plazo es de dos años y en
el derecho Justinianeo respecto de las personales, se al cabo de 10 o 20 años.
7.-EN CIERTOS CASOS, POR RESOLUCION DEL DERECHO DEL
CONSTITUYENTE, por ejemplo si el que constituyó la servidumbre no era propietario del
predio sirviente y se declara por sentencia judicial que el predio no era del constituyente sino
de un tercero. En este caso, conjuntamente con el derecho del constituyente, se extingue la
servidumbre.
337
LOS DERECHOS REALES DE GARANTIA.
Los derechos reales de garantía son derechos reales sobre cosa ajena y
básicamente consisten en un acuerdo entre deudor y acreedor, en base al cual, el
primero constituye en favor del segundo un derecho real sobre una cosa ó de un tercero
para garantizar que cumplirá la obligación contraída.
De esta forma se presentan dos alternativas: que el deudor cumpla su obligación,
caso en el cual se extingue el derecho real que garantizaba el cumplimiento, pero puede
también ocurrir que el deudor no cumpla, caso en el cual, el acreedor esta facultado para
perseguir la cosa y venderla luego a terceros, pagándose con el producto de la venta la deuda
y restituyendo al deudor el saldo.
338
Estos dos actos producen, respectivamente, dos efectos:
339
2.-PRENDA O PIGNUS EN SENTIDO RESTRINGIDO O PIGNORIS
DATIO:
El ius possidendi, era el derecho o facultad del acreedor que había recibido la
cosa para "poseerla", pero no es una possessio ad usucapionen, sino un possessio ad
interdicta, este derecho le permite proteger la cosa valiéndose de los interdictos posesorios.
Estrictamente hablando se trata de una mera tenencia y es así como el acreedor prendario
no se beneficia con los frutos de la cosa, estos deben ser imputados a lo intereses y el saldo al
capital.
340
3.-LA HIPOTECA O PRENDA SIN DESPLAZAMIENTO O PIGNUS
CONVENTIO.
A partir del pignus datio, surge un nuevo tipo de garantía real, la hipoteca, la
que tiene su origen en el arrendamiento de predios rústicos, donde era frecuente que
arrendador y arrendatario conviniesen que prendar los invecta et illata como garantía
del pago del canon de arendamiento.
Los invecta (de inveho: llevar, transportar) et illata (de infero: penetrar, introducir)
("llevada y puesta") eran los animales y aperos de labranza que el arrendatario llevaba
consigo e introducía en el fundo arrendado para cultivarlo y que obviamente quedaban
en manos del deudor (arrendatario). En esta figura, el acreedor, arrendador, no tenía ni
la propiedad ni la tenencia o possesio ad interdicta de tales instrumentos de labranza y
sólo estaba garantizado por un acuerdo de garantía sobre los mismos (conventio
pignoris).
Por la importancia de esta garantía el pretor para proteger al acreedor le confiere
un interdicto o edicto llamado Salviano, por medio del cual se permitía al arrendador
tomar posesión de los bienes prendados si el arrendatario no cumplía. El interdicto en
cuestión sólo podía ejercitarse contra el arrendatario, era personal, por lo cual si los invecta
et illata se encontraban en posesión de un tercero, el arrendador no podía ejercitarlo y
quedaba burlado.
Para paliar esto se confirió al arrendador una acción real que permitiría
perseguir las cosas dadas en garantía de manos de cualquiera que las tuviese, y esta
acción se denominó actio Serviana.
Esta actio limitada en sus orígenes a la situación del arrendamiento de los predios
rústicos, luego se extendió a todo tipo de obligaciones y cualquier clase de cosas respecto
de las cuales se hubiere celebrado un convenio análogo, casos en los cuales fue concedida
como actio serviana útil o hipotecaria.
De esta forma, se generalizó el empleo de una nueva forma de garantía
denominada conventio pignoris, esto es, prenda sólo convenida, llamada finalmente
hipoteca, institución que corresponde a lo que hoy en día se denomina tratándose de
muebles, prenda sin desplazamiento, y en el caso de inmuebles, hipoteca (expresión
griega: hypotheca, hyperocha)..
341
PRECISIONES RESPECTO DE LOS DERECHOS REALES DE
GARANTIA: PRENDA E HIPOTECA.
Los romanos hablan de datio pignoris cuando se refieren a la prenda
propiamente dicha y de conventio pignoris para la hipoteca, y ambas, en el Derecho
Romano , se diferencian en orden a la posesión, siendo las consecuencias jurídicas de
ambas las mismas, vale decir, la diferencia estriba en que en una se entrega la cosa y en la
otra no se entrega.
Así, Ulpiano señala “propiamente llamamos prenda lo que pasa al acreedor, e
hipoteca cuando no pasa al acreedor, ni aún la posesión”. En este mismo sentido, en el
Digesto se señala que entre la prenda y la hipoteca hay tan sólo la diferencia del sonido de las
palabras.
En todo caso, para referirse genéricamente a ambas se utiliza la expresión
PIGNUS.
342
OBJETO DEL PIGNUS:
Como regla general, se puede señalar todas las cosas comerciables son
susceptibles de prenda e hipoteca.
En todo caso, conviene destacar que en una primera época y durante largo
tiempo se entendió que sólo podían ser objeto de pignus las cosas corporales y así Gayo
nos dice que Pignus (prenda) quiere decir "lo que se tiene con el puño”.
En lo referente a las cosas incorporales o derechos, sólo se acepta a partir de
Justiniano, época en la cual se acepta la prenda de un derecho de usufructo o de una
servidumbre sobre predios rústicos o de un derecho real de superficie.
Por otra parte, el pignus puede tanto sobre una cosa singular como sobre una
universalidad de cosas (ej: un rebaño) e incluso sobre una cuota de una cosa (por
ejemplo: en caso de un condominio).
Conviene destacar que tanto las cosas muebles como inmuebles podían ser
objeto de prenda o hipoteca, pero paulatinamente se fue introduciendo la tendencia a
considerar que la prenda se constituye especialmente sobre bienes muebles y la hipoteca
sobre inmuebles, cuestión recogida por nuestro ordenamiento.
343
EFECTOS DEL PIGNUS o FACULTADES DEL ACRREDOR:
A)EL IUS POSSIDENDIS:
Este derecho se expresa o se hace efectivo en distinto momento según se trate
de la prenda o bien de la hipoteca.
En el primer caso, esto es, en el caso de la prenda, el acreedor tiene la posesión
interdictal del bien prendado, pero no puede enajenar la cosa, y si lo hiciere cometería
un delito (hurto).
En todo caso, es necesario distinguir si la cosa es o no fructífera.
En efecto, si la cosa no es fructífera, el acreedor no puede usarla sin el
consentimiento del deudor.
En cambio, si la cosa pignorada produce frutos, puede mediar un pacto entre
acreedor y deudor (anticresis), en virtud del cual el acreedor percibe los frutos en
compensación de los intereses de la suma dada en préstamo, vale decir, el deudor goza del
dinero y el acreedor disfruta de la prenda, compensándose intereses y frutos.
Por su parte, en el segundo caso, esto es, en lo referente a la hipoteca, sólo se
ejerce cuando la deuda no es satisfecha y en que en todo caso para lograr la posesión de
la cosa se dispone o se puede ejercitar en contra del deudor o de un tercero detentador
de la cosa una actio in rem, denominada acción hipotecaria. En este caso, se designa este
efecto como ius persequendi.
Cabe destacar en caso de que la cosa se encuentre en manos de un tercero, éste
puede conservar la cosa si paga o bien puede oponer ciertas excepciones y acciones,
como:
a)Exceptio priori utilis, en caso de que tenga sobre la cosa un derecho de hipoteca
preferencial al del demandante.
b)Cedendarum actionem, para compeler al acreedor a cederle sus acciones contra
el deudor hipotecario en caso de pagar la deuda de éste.
c)Beneficio de excusión, vale decir, puede pedir que el actor se dirija en primer
lugar contra el deudor principal y sus fideiussores (fiadores personales).
344
Cabe destacar, que en los primeros tiempos al incumplimiento de la obligación
sigue la caída de la cosa en propiedad del acreedor insatisfecho, sólo posteriormente se
entendió que el jus distraendi era un elemento de la naturaleza para, finalmente,
terminar siendo un elemento de la esencia del pignus.
En este sentido, en alguna época se permitió el pacto o lex commisoria, en
virtud del cual el acreedor quedaba facultado para quedarse con la propiedad de la cosa dada
en prenda en caso de que el deudor no cumpliera con su obligación, sin importar que la cosa
exceda el valor de la deuda, pero, posteriormente, fue prohibido por Constantino, por
cuanto se entendió que la lex commissoria solía ser ruinosa para los deudores urgidos de
dinero y dispuesto a entregar cosas valiosas por poco monto.
345
EXCEPCIONES A LA PRIORIDAD TEMPORAL:
PRIVILEGIO Y DOCUMENTO.
1.-POR PRIVILEGIO:
a)créditos del Fisco.
b)la mujer por la restitución de la dote.
c)en favor de aquel que ha dado dinero para la construcción de un edificio.
2.-POR DOCUMENTO:
Una constitución del emperador León del año 472 d.C. estableció que las
hipotecas constituidas mediante documento público o al menos firmado por tres testigos,
tuviese prelación sobre aquellas que constasen en simple escritura privada.
En relación a esta excepción, conviene destacar que una de las limitantes que
plantean las garantías reales en Roma es precisamente la falta de publicidad, que impedía que
los terceros advirtieran la existencia de una primera hipoteca, lo cual no perjudica sólo a los
acreedores hipotecarios sino también a todo aquel que adquiera el dominio de una cosa
gravada por un modo derivativo, puesto que la adquiere con sus cargas, cuestión ésta que
podría ignorar y sólo conocer cuando como consecuencia del incumplimiento, el acreedor
hipotecario ejerza la acción hipotecaria.
En este sentido, en Grecia para dar publicidad a la hipoteca se colocaban piedras en
los limites de los fundos, inciribiéndose en ellas la mención de la hipoteca y el nombre del
acreedor. En Roma, sólo en la época post clásica , mediante el documento se proveyó a una
mayor publicidad
346
QUINTA UNIDAD:
LAS OBLIGACIONES Y LOS CONTRATOS.
347
ORIGEN ETIMOLOGICO:
CONCEPTO DE OBLIGACION:
Es del caso destacar que la expresión pagar se utiliza en un sentido amplio, como
sinónimo de cumplimiento, cualquiera sea el comportamiento que pueda exigirse al deudor.
Esta definición se critica por parecer limitada a obligaciones del jus civile, dejando
fuera las relaciones obligatorias creadas por el derecho honorario y, además, pues sólo hace
referencia al sujeto pasivo, vale decir, al deudor.
348
ORIGEN Y EVOLUCION HISTORICA:
La obligación civil, tal como se concibe hoy y según aparece definida en las
Institutas, aparece en la historia de los distintos ordenamientos jurídicos sólo cuando los
pueblos han alcanzado un mínimo grado de desarrollo, lo cual justifica se formulen
ciertas aproximaciones sobre la evolución histórica de esta institución.
349
La responsabilidad del obligado por el pago de tal indemnización es, así, en su
sentido más estricto, personal (`por la situación de sumisión en que se encuentra mientras no satisfaga el
rescate), pero posteriormente se admitió la subrogación, le era permitido al pater familia
asumir la condición de deudor y entregar a uno de los suyos en garantía; éste último quedaba
reducido a obligatus, es decir, era responsable sin ser deudor. En cambio, el pater, era un deudor sin responsabilidad.
En resumidas cuentas, la obligatio primitiva no era otra cosa que el
sometimiento de una persona física a un estado de cautividad redimible, del que se
liberaba realizando la prestación o pagando el precio del rescate. No había propiamente
una relación regida por principios jurídicos, sino que la obligación era una forma voluntaria por la cual
una persona se entregaba a otra para realizar trabajos físicos hasta pagar lo debido, permaneciendo mientras tanto atada a
cadenas.
350
LA MANUS INIECTIO: Tanto en sus orígenes como en el caso de estas dos
figuras, el derecho del acreedor estaba dotado de una acción denominada MANUS
INIECTIO, que le permitía disponer del cuerpo del "obligado".
Por virtud de la manus iniectio pasado un término (30 días) sin que el deudor
hubiera satisfecho su deuda, procedía la adjudicación por el pretor. Funcionó, igualmente la
venta en pública subasta, y aun el rescate por otra persona mediante el pago de lo debido; y en
el evento de no haber postor ni rescate, ni interesarle al acreedor, se permitió dar muerte al
deudor.
La sujeción corporal era el elemento preponderante en estas primitivas
relaciones jurídicas; en esta etapa el débito no tenía importancia, pues lo único que
interesaba era la responsabilidad del obligado.
II.-EPOCA CLASICA:
Como consecuencia de presiones sociales en el año 326 a. de C. se dictó la lex
POETELIA PAPIRIA de nexum, que prohibió el encadenamiento, venta y derecho a
muerte de los nexi y estableció que los deudores responderían de las prestaciones contraídas
con sus propios bienes, con lo cual se inicia el proceso de "espiritualización" de la obligatio,
en mérito de la cual el derecho del acreedor se "desvió" desde la persona del deudor
hacia sus bienes.
El sometimiento personal que la obligatio implicaba lo sufrían, con especial rigor, los plebeyos deudores; de
allí que fueron ellos los que iniciaron una serie de luchas sociales y políticas que dieron como fruto la sanción de aquella
ley. A partir de la Ley Poetilia Papiria se cambió el sometimiento de la persona del deudor,
por la afectación de todos sus bienes al pago de sus obligaciones, que son el derecho de
prenda general con que éste responderá a todos sus acreedores. Tito Livio nos señala que la
génesis de esta lex se encuentra en que un tal Lucio Papirio, que se hallaba en condición de nexus cerca de un
acreedor por una deuda contraída por su padre, sustrayéndose de los ultrajes y malos tratos, huyó y consiguió
conmover al pueblo, el cual, arrodillándose ante los senadores que entraban en la curia, mostraba la espalda
lacerada del joven. Los patres, compadecidos, autorizaron a los cónsules una ley en cuya virtud, salvo los casos
de delito, fue abolido el estado de nexus, debiendo responder de la deuda los bienes y no el cuerpo del deudor.
Este mismo autor señala que esta ley es "la aurora de una nueva libertad para los plebeyos”.
Desde entonces, el término obligatio viene a significar la constricción jurídica y
no la sujeción del cuerpo: entre acreedor y deudor media ahora una relación inmaterial,
un deber físicamente incoercible, lo que implica la abolición del estado de servidumbre: el deudor no pasa
automáticamente a poder y voluntad del acreedor, y simplemente si no paga, puede ser vendido o adjudicado tras el
regular proceso ejecutivo.
Si bien la ley Poetelia Papiria, conjuntamente con abolir el nexum, habría ya
establecido que son los bienes del deudor y no su persona los que garantizaban la deuda,
pero esta reforma no fue asumida inmediatamente sino que sólo lo fue a fines de la
República, cuando se sustituyó la manus iniectio por la BONORUM VENDITIO (venta
de bienes), esto es, la subasta pública de la totalidad de los bienes del deudor, para luego
restringirse dando lugar a la DISTRACTIO BONORUM, en virtud de la cual lo que se
autoriza es a separar ciertos bienes para efectos de ser vendidos hasta enterar el valor
estimado de la prestación incumplida.
En buenas cuentas, con la ley Poetelia Papiria, comenzó la evolución
patrimonialista que concluiría con la abolición de toda represión personal, lo que para
muchos se traduce diciendo "los bienes y no el cuerpo debían responder de su deuda".
351
Conviene destacar que, tal como se señaló, a fines de la República se sustituyó
la manus iniectio por la BONORUM VENDITIO (venta de bienes), esto es, la subasta
pública de la totalidad de los bienes del deudor. Esta habría sido introducida por el pretor Rutilio Rufo y
funcionaba de la siguiente manera: ante la demanda de un acreedor, y después de conceder al deudor cierto plazo para el
pago, se procedía a la venta en masa de su patrimonio para adjudicarlo a aquel de entre los posibles compradores que
ofreciera una suma mayor, con la cual se había de satisfacer a los acreedores del ejecutado. ale decir, simplemente se
adjudicaba el patrimonio del deudor a un nuevo titular que se obligara a pagar a los
acreedores.
En atención a la desproporción existente en muchos casos entre el valor de la
prestación debida y el valor de todos los bienes del deudor, se sintió la necesidad de
crear un sistema más equitativo, esto es una ejecución más especifica, vale decir, objetos
concretos, estableciéndose la DISTRACTIO BONORUM o venta al detalle de los bienes
del deudor. En virtud de ella lo que se autoriza es a separar ciertos bienes para efectos de
ser vendidos hasta enterar el valor estimado de la prestación incumplida, vale decir, se
vendían los bienes del deudor al detalle, por medio de un curador.
De lo anterior se puede colegir que el concepto de obligación, como dicen muchos,
se ha espiritualizado; de vínculo estrictamente personal ha pasado a considerárselo
como una relación de carácter patrimonial, en la cual lo que interesa al acreedor es el
cumplimiento de la prestación debida por el deudor.
De esta forma en el período clásico la obligación es para los romanos una relación
jurídica en virtud de la cual uno o más sujetos, de un lado, tienen derecho a exigir una
prestación o a falta de ésta, una indemnización patrimonial, y uno o más sujetos, de otro
lado, tienen el deber de cumplirla o responder con su patrimonio en caso de
incumplimiento, pero en esta época, se reservaba el concepto o mejor dicho la expresión
obligatio para designar las obligaciones fundadas en el ius civile, por lo cual no se
incluyen las relaciones de crédito que sólo tuvieran el amparo del pretor, casos en lo cuales se
utiliza simplemente la expresión "deber".
Gayo nos señala que "entendemos que obligado está el que debe dar, hacer,
prestar conforme al jus civile", añadiendo que la obligación está amparada por una acción
personal en cuya virtud accionamos en contra de aquel que está obligado hacia nosotros.
Se trata de un concepto abstracto, que algunos señalan como "una creación genial
romana"; de allí, que su elaboración fuera lenta, ya que, como dice Von Hering "el
pensamiento del hombre descubre mejor el lado concreto de los conocimientos
intelectuales que su carácter abstracto.....". Ello, podría explicar por qué en el primitivo
derecho romano sólo se conocieron obligados o deudores -que constituyen lo único
materializable del vínculo- y no obligaciones o derechos de crédito.
352
De esta forma, en el período post-clásico y en la legislación justinianeo,
eliminada la distinción entre derecho civil y derecho honorario, el término obligatio
viene a comprender todas las obligaciones cualquiera que fuera su origen, y se la
conceptualiza como un vínculo jurídico en virtud del cual se está obligado a dare, facere o
prestare.
ELEMENTOS DE LA OBLIGACION:
Del propio concepto se desprenden los elementos de esta:
1)El vinculo jurídico;
2)La existencia de un sujeto activo, acreedor, y un sujeto pasivo, y
3)la prestación cuyo contenido puede ser de dare, facere y prestare.
353
Este “hacer” genérico a cargo del deudor aparece en el lenguaje de los juristas y de
las fórmulas procesales y legales, bajo la triple tipología de “dare, facere y praestare” esto es,
dar, hacer y prestar, en el entendido de que el hacer (facere) puede consistir en un “no hacer”
(non facere).
Paulus nos dice que la sustancia de las obligaciones no consiste en hacer nuestra una cosa o una servidumbre,
sino en que alguien está constreñido a dare, facere o praestare.
En este mismo sentido Gayo nos dice que “hay acción personal cuando actuamos (litigamos) frente a alguien
que se encuentra obligado para con nosotros por contrato o por delito, esto es, cuando pretendemos que dé, haga o preste
(garantice) lo que le corresponde.
354
En cuanto a determinar el sentido de la expresión PRAESTARE, deberíamos
decir que es la que mayores dudas y dificultades ha despertado. En efecto, pareciera que el
dare y el facere hubieran agotado el campo.
Por otra parte, este término resulta empleado respecto de la obligación en sentido
amplío y genérico, de modo de poder indicar el dare como el facere, o sea, en el sentido en
que ahora se usa este vocablo derivado: prestación.
En fin, cuando se trata de determinar el sentido o significado preciso en que se
emplea esta expresión, para distinguirla del dare y del facere, se presentan dificultades y
opiniones divididas.
Para algunos, el praestare representa el conjunto del dare y del facere.
Para otros, se restringe o reserva esta expresión para las obligaciones nacidas
ex delito.
En cambio para otros significa responder por deudas ajenas como garante,
garantizar, otorgar cauciones, especialmente personales (responder por deudas ajenas
como garante) o bien responder por la integridad de una cosa (prestar culpa, dolo
custodia) lo cual en el primer caso se reduce a un facere, si se trata de otorgar garantías y en
el segundo caso en un dare, pues el responder se traduce en pagar una suma de dinero
(lenguaje moderno: prestar una fianza) (Praestare derivaría de praes-stare esto es salir
como garante).
REQUISITOS DE LA PRESTACION:
1.-DEBE SER POSIBLE,
2.-DEBE SER LICITA,
3.-DEBE SER DETERMINADA O DETERMINABLE, y
4.-DEBE OFRECER INTERES PARA EL ACREEDOR.
1.-DEBE SER POSIBLE: Aquí rige el principio postulado por Celso de que “la
obligación de lo imposible es nada”. En realidad lo que se exige es que no sea imposible y
la imposibilidad puede ser física o jurídica.
La imposibilidad debe ser absoluta y verdadera, vale decir, objetiva y universal, no relativa y particular o
individual. Así, es naturalmente imposible destruir la propiedad de una cosa destruída y lo es jurídicamente el vender un
bien que no es susceptible de apropiación privada. La objetividad se refiere a que afecte a la prestación en sí y no a la
persona obligada.
Además, la imposibilidad puede ser originaria o sobrevenida. Es originaria cuando se promete algo que es
imposible por sí, desde el primer momento, como cuando se promete una cosa que ya no existe. Es sobrevenida aquella
que se produce cuando la obligación ya se ha contraído.
2.-DEBE SER LICITA: vale decir, que no sea contraria a las leyes, a las buenas
costumbres o al orden público. Al respecto Paulus nos dice que "respecto a lo que las leyes prohiben que se
haga....deja de haber obligación. Estas obligaciones suelen ser calificadas de torpes, como lo sería el cometer o no
cometer un delito, no tener hijos o no casarse. En este sentido se dice por algunos que si bien el derecho no asume la
defensa de la moral, tampoco asume la de la inmoralidad.
3.-DEBE SER DETERMINADA O DETERMINABLE: La determinación puede ser en
especie o en género. En caso de ser determinable, el propio acto debe contener los datos o fijar las reglas que sirvan para
determinarlo. Si la determinación es en género, debe señalarse la cantidad.
4.-DEBE OFRECER INTERES PARA EL ACREEDOR: En doctrina se discute si es o
no requisito de la obligación que el objeto sea siempre avaluable en dinero, puesto que para algunos si no se exigiera
contenido económico no podría el acreedor exigir la ejecución forzada y el pago de indemnización de perjuicio.
355
CLASIFICACION DE LAS OBLIGACIONES
La clasificación de las obligaciones se hace atendiendo a diversos factores,
principalmente VÍNCULO, OBJETO, SUJETO.
356
d)CIVILES Y NATURALES.
CIVILES: son las que dan acción para perseguir su cumplimiento, vale decir,
la que permite al acreedor reclamar judicialmente en caso de incumplimiento del
deudor.
NATURALES: son las que no confieren acción para exigir su cumplimiento,
pero que cumplidas, autorizan para retener lo que se ha dado o pagado en razón de
ellas. Los juristas clásicos se refieren a ellas como “natura debere”.
Vale decir, la diferencia radica en si son o no jurídicamente exigibles, pero
debemos destacar que las naturales no son simples deberes morales, puesto que
producen efectos jurídicos más o menos importantes. En efecto si bien no dan acción para exigir su
cumplimiento, autorizan para retener lo dado o pagado en razón de ellas; en ellas si el deudor paga libre y
voluntariamente, el acreedor ha recibido bien y no puede alegarse pago de lo debido, pues la obligación existía. La ley no
impide el pago voluntario de las obligaciones naturales, y se opone a la repetición (devolución) de lo pagado a sabiendas
por estimarlo contrario a la moral y a la buena fe. Por ello la doctrina afirma que las obligaciones
naturales, aunque carecen de acción, están dotadas de excepción, consistiendo la
excepción en el derecho a retener lo que se ha dado o pagado por ellas.
Lo normal es que una obligación esté protegida por una actio, de tal modo que cuando no se cumple con la
prestación, se puede demandar su cumplimiento, caso en el cual se habla de genéricamente de obligaciones civiles, pero
por razones de equidad se admitieron obligaciones que carecían de acción, como ocurre con las llamadas obligaciones
naturales, cuyos ejemplos se encuentran relacionados normalmente con los créditos y deudas de aquellas personas
sometidas a potestad como lo son los hijos de familia y los esclavos.
En conformidad al ius civile nace una obligatio naturalis cuando se obligan esclavos o hijos de
familia, esto es, personas incapaces, contra las cuales no hay posibilidad de acción, vale decir, el Derecho no
tutelaba estas relaciones, entendiéndose como una medida de protección en favor para aquellos que se
encuentran bajo la potestad del pater, pero en que para conciliar los intereses del acreedor, se permite a éste
retener lo que voluntariamente le hayan pagado las personas sometidas a la potestad del pater, para lo cual
disponía de una exceptio llamada solutio retentio.
Posteriormente, la categoría se amplía para abarcar todas las obligaciones que no son exigibles, pero
cuyo pago es irrepetible, y pueden garantizarse y transformarse en deudas civiles. En todos estos casos, no hay
obligación civil, no puede exigirse o reclamarse su cumplimiento, pero por alguna razón, que muchos califican
como un deber moral, por razones de equidad, una vez realizado el pago no se puede repetir, vale decir, el
deudor puede no pagar, pero si cumple, el pago es válido, considerándose cumplida la obligación.
357
3)Obligaciones que nacen de los contratos celebrados por los esclavos. Sin
perjuicio de recordar que si el esclavo obraba autorizado por su amo éste podía ser obligado a responder según lo visto al
tratar las actiones adjectitia qualitates.
4)Obligaciones adquiridas por un pupilo infantia mayor sin la auctoritas del
tutor, salvo en cuanto se enriquezca.
5)Las Obligaciones civiles cuya acción no se ejerció durante treinta años.
6)Las Obligaciones civiles extinguidas o paralizadas por capitis deminutio del
deudor.
Si se analizan, es posible establecer la existencia de algunas que desde su
nacimiento no estaban provistas de acción civil, en cambio otras, las dos últimas, eran
obligaciones que en su origen fueron civiles y que más tarde perdieron la acción.
358
II.-DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL OBJETO, DE LA PRESTACION:
a.-DE DARE, FACERE Y DE PRESTARE: Nos remitimos a lo señalado al
estudiar la prestación como elemento de las obligaciones.
c.-DIVISIBLES E INDIVISIBLES:
Esta clasificación se formula según si la prestación que constituye el objeto de
la obligación es susceptible de ser ejecutada parcialmente, ya sea, material o
intelectualmente, vale decir la nación de indivisibilidad y de divisibilidad se funda en la posibilidad o imposibilidad
de dividir el objeto de la obligación, ya sea materialmente o bien intelectualmente.
En términos generales podemos decir que una obligación es indivisible cuando
no es susceptible de efectuarse por parcialidades, y que habiendo varios acreedores o
deudores, cada acreedor puede exigirla y cada deudor está obligado a cumplirla en su
totalidad. Es importante destacar que podemos estar ante una imposibilidad absoluta que es impuesta por la naturaleza
misma de la prestación, ej: la obligación de constituir una servidumbre predial. También puede estarse ante una
indivisibilidad relativa, en que si bien el objeto puede ser dividido y cumplirse por parcialidades, resulta que para los fines
previstos por las partes resulta indispensable que se cumpla en forma total y no parcial. Ej: la obligación de construir una
casa. Por último, también podemos encontrarnos ante la llamada indivisibilidad de pago o convencional, en que los
interesados o el legislador interpretando la voluntad de las partes han establecido que sean cumplidas en forma total, como
por ejemplo, la obligación de entregar una especie o cuerpo cierto.
359
Cabe destacar que esta es una materia de suyo oscura y compleja y es así como
Dumoulin intitula una de sus obras "Desentrañamiento del Laberinto de lo divisible e
Indivisible". En todo caso, esta clasificación cobra importancia cuando hay varios
acreedores o deudores y en caso de fallecimiento del acreedor o del deudor y en que los
suceden varios herederos. Ej: si muere Sempronio que es deudor de Julio, dejando a dos herederos, estos estarán
en principio cada uno obligado a pagar la mitad de lo adeudado, salvo si el objeto de la obligación es indivisible, caso en
el cual cualquiera de los dos podría ser obligado a pagar el total.
360
e.-POSIBLES E IMPOSIBLES.
Esta clasificación dice relación con la exigencia que el objeto de la prestación sea
posible ya físicamente ya intelectual o jurídicamente, exigiéndose que el objeto de la
obligación fuere posible, dado que si el objeto de la prestación es física y jurídicamente
imposible la obligación es nula. Ej: venta de una casa que no existe, o venta de una cosa sagrada.
f.-DETERMINADAS E INDETERMINADAS.
El objeto de la obligación debía ser determinado o al menos determinable, esto
es, existir antecedentes objetivos para su determinación. (ej: el cincuenta por ciento de las
utilidades mensuales de una determinado negocio)
361
De esta forma, en caso de ser varios los codeudores cada codeudor es responsable
de su cuota y si son varios acreedores cada coacreedor sólo puede pedir su cuota, lo cual
explica por ejemplo que la cuota del insolvente no afecta ni grava a los otros y la
interrupción de la prescripción en contra o en favor de uno no perjudica ni favorece a
los otros.
El profesor Torrente destaca que en las obligaciones mancomunadas cada una de las partes sólo puede exigir
su parte y cada deudor sólo está obligado a pagar su cuota, de allí que se entienda dividida en tantas obligaciones cuantos
eran los sujetos activos o pasivos, pues cada sujeto, aunque la obligación es única, sólo puede pretender (acreedor) o pagar
(deudor) su parte.
Cabe destacar que la división es por parte iguales a menos que las partes o la ley
establezcan una proporción distinta.
ELEMENTOS DE LA SOLIDARIDAD:
1.-PLURALIDAD DE VINCULOS: pudiendo ser activa, pasiva o mixta.
2.-UNIDAD DE PRESTACION: el objeto, esto es, la prestación, debe ser la
misma para todos los deudores.
3.-DIVISIBILIDAD DEL OBJETO: El objeto debido debe ser divisible, esto es,
perfectamente podría ser cumplido por partes.
4.-REQUIERE DE PACTO EXPRESO, O SER ESTABLECIDA POR LEY O
POR TESTAMENTO.
362
Respecto de la convención, debemos señalar que en el período post clásico la
convención crea la solidaridad, siempre que se manifieste claramente la voluntad de las
partes en ese sentido.
En el Derecho antiguo y clásico, sólo mediante estipulación. (solidaridad activa:
varias preguntas por parte de los varios acreedores ¿Prometes dar 100? , el otro ¿Prometes
dar esos mismos 100? y el deudor responde “Ya sea a uno o a otro de vosotros os prometo dar
100?
En lo referente al testamento, el cumplimiento está a cargo de varios herederos o
cuando se constituye un legado en favor de varios legatarios, disponiendo el testador que
ello sea así.
En relación a la ley como fuente de solidaridad, ella tiene aplicación
principalmente respecto de delitos y cuasidelitos y siempre es sólo pasiva. Cabe destacar
que bajo Justiniano, surge de los delitos cometidos por varios.
EFECTOS DE LA SOLIDARIDAD:
Se precisan distinguiendo según la clase de solidaridad:
363
SOLIDARIDAD PASIVA: Esto es, existen varios deudores y un solo acreedor.
En esta situación, cada uno de ellos está obligado al total de la deuda, de tal
forma que cada uno de ellos puede ser constreñido al pago de la prestación debida como
si fuese el único sujeto pasivo, y con efecto liberatorio respecto a los restantes
codeudores en caso de que uno la cumpla.
Nuevamente, para precisar los efectos es necesario distinguir entre la relación
entre codeudores y acreedor (relación externa) y las relaciones entre codeudores entre sí
(relación interna).
En la relación entre acreedor y codeudores, el cumplimiento por cualquiera de
ellos extingue la obligación respecto de todos, pudiendo el acreedor accionar
conjuntamente en contra de ellos o en contra de cualquiera de ellos a su arbitrio.
Ahora en el plano de las relaciones internas entre los codeudores: Si son varios
los codeudores y, conforme los principios de la solidaridad pasiva, uno sólo es exigido por el
entero de la prestación y paga efectivamente el total de la deuda, es justo que pida a los
demás reembolsarle la parte que a cada uno le corresponde, vale decir, el codeudor
solidario que pagó puede exigir a cada deudor su respectiva cuota.
En principio la deuda es divisible entre todos los codeudores, pero sólo entre ellos y
para efectos de concurrir a la solución, y cada codeudor participa en la proporción en que
tenga interés en la deuda, lo cual no es oponible al acreedor.
Al respecto, se dice que en Roma, por lo menos hasta la época clásica no era un
principio de aplicación general y sólo se admitía reembolso en caso de que existiera entre
los codeudores una vinculación jurídica por causa de sociedad, de comunidad, de
mandato o por ser coherederos. Así:
a)En el caso de sociedad, el deudor que paga dispone de la actio pro socio.
b)En el caso de comunidad, dispone de la actio communi dividundo,
c)En caso de ser quien pagó un mandatario comisionado para el pago, este
disponía de la actio mandati contraria para el reembolso de lo pagado. Ahora, para
aquellos casos en que no existían estas relaciones entre los codeudores, se admitió, antes
de extinguir la acción con el pago, el BENEFICIO DE CESION DE ACCIONES
(Beneficium cedendarum actionum), hecha por el acreedor al deudor que paga.
d)en el caso de tratarse de coherederos, se puede valer de la actio familiae
erciscundae.
En el Derecho Justinianeo, podemos afirmar que el reembolso o derecho de
reembolso es admitido con carácter general.
Finalmente, para precisar adecuadamente lo que ocurre entre los codeudores
entre sí, es necesario atender a si el codeudor que pagó tenía o no interés en la deuda,
esto es, si la obligación contraída ha producido beneficios o no para ellos, pues podría ocurrir
que uno de los codeudores simplemente se haya obligado en garantía y además hay que
tomar en consideración la forma en que se extinguió la obligación, puesto que si la
extinción es gratuita, no habrá derecho a reembolso.
364
Comentario: Conviene destacar que tanto en la solidaridad activa como en la
pasiva, la solidaridad se refiere exclusivamente a la relación externa (acreedores-deudor o
acreedor-deudores), por lo cual el tema de lo que sucede entre los coacreedores una vez que el
deudor le ha pagado a uno de ellos o entre los codeudores una vez que uno de ello ha cobrado
es una problema distinto.
365
FUENTES DE LAS OBLIGACIONES:
Podríamos conceptualizar a las fuentes de las obligaciones como aquellos hechos
jurídicos que son presupuesto de su nacimiento. Algunos nos dicen que son los hechos
jurídicos en virtud de los cuales dos personas se encuentran en situación de acreedor y
deudor una de otra. En pocas palabras, las causas que engendran una obligación.
Se dice que las fuentes de las obligaciones van aflorando a medida que la comunidad
romana avanza y amplía el ámbito de sus relaciones, convenios y compromisos lícitos y,
conjuntamente se dan conductas dañinas patrimonialmente, de allí resulta que estos hechos
generadores de obligaciones pueden ser lícitos o ilícitos.
En relación a lo expuesto, Gayo en su obra Instituciones, nos habla de la summa
divisiio de las obligaciones, al destacar que la obligaciones nacen vel ex contractu vel ex
delicto (Omnis enim obligatio vel ex contractu nascitur vel ex delito), vale decir, o bien de
un contrato o bien de un delito. Esta clasificación es incompleta, cuestión que el propio
Gayo percibe posteriormente. Así, en caso del pago de lo no debido, que genera en quien lo
recibe la obligación de restituir la cantidad que recibió indebidamente, no podríamos decir la
causa o fuente de la obligación sea un contrato o un delito.
En atención a esto, el propio Gayo en su obra Res cottidianae nos indica que,
junto a las obligaciones provenientes del contrato y del delito aparecen las obligaciones
variae causarum figurae (obligaciones derivadas de diversos tipos de causa).
En esta tripartición, el contrato se concibe como un convenio lícito destinado a producir obligaciones. Por su
parte el delito es entendido como un hecho ilícito que lesiona un interés particular y puede ser sancionado con una pena
privada. El tercer grupo, que surge como complemento de los anteriores, aparece subdividido, a su vez, en dos: uno
primero, en donde se agrupan cuatro supuestos de actuaciones lícitas aproximadas a los contratos, pero en las que no se
entiende que haya propiamente contrato al faltar el acuerdo de voluntades entre las partes (gestión de negocios ajenos, la
tutela, el legado obligacional y el pago por error de lo no debido), y otro, que comprende algunos tipos de actuaciones
ilícitas que no se entienden como propiamente delictuales, aunque sí sean consideradas como próximas a los delitos (ej: el
simple hecho de tener colocados en las fachadas de las casas objetos cuya caída a la vía pública podría causar daños a los
transeúntes, los hurtos y daños cometidos por los empleados de los barcos, hoteles y establos, de los que respondían
directamente los dueños de esos establecimientos).
Finalmente, en las Instituciones de Justiniano se señala que las obligaciones
pueden nacer ya de un contrato, ya de un delito, de un quasi ex contractu (como de un
contrato) o bien de un quasi ex delito (como de un delito)
Hoy en día, las fuentes de las obligaciones son:
1.Contratos,
2.Cuasicontratos,
3.Delitos,
4.Cuasidelitos y
5.La ley.
366
Cuasicontrato: Es una institución afín al contrato, pero carece de naturaleza
contractual, pues no existe en él acuerdo de voluntades entre los interesados. Algunos los
conceptualizan como actos lícitos o manifestaciones de voluntad, que ofrecen la imagen
de un contrato y que engendran obligaciones. Hoy en día, se conceptualiza el
cuasicontrato como un hecho lícito no convencional que engendra obligaciones.
En concreto se plantea frente a la existencia de ciertas obligaciones de las que
no se podía afirmar que nacían de un contrato (ex contractu), puesto que no había
existido acuerdo en relación a ellas, y de las que tampoco podía decirse que tuvieran
como fuente un delito (ex delito), pues el obligado no había realizado ningún acto
ilícito. De allí que se dijiera que ellas nacían “quasi ex contractu”.
Justiniano en sus Institutas menciona la gestión de negocios (negotiorum
gestio), la tutela y la curatela, la comunidad incidental, el legado y el pago de lo no
debido. Así, la gestión de negocios (negotiorum gestium), en que alguien (agente oficioso) gestiona negocios, sin
previo acuerdo del dueño de ellos, se parece a un contrato de mandato, pero difiere de este en que en el mandato es
imprescindible el acuerdo entre mandante y mandatario. Lo interesante es que ella impone, cumpliéndose ciertos
requisitos, muy especialmente el ser útil la gestión, una obligación para la persona cuyos negocios han sido gestionados.
Debe reembolsar al gestor por todos los gastos razonables en que haya incurrido. Esta figura ha sido recogida por la
mayor parte de los ordenamientos modernos de tradición romanista, no ocurriendo lo mismo en el sistema anglosajón
consuetudinario, sistema que insiste, según afirma Nicholas, en el principio individualista de que a un hombre no se le
debe exigir que pague por un servicio que no haya solicitado, sobre el entendido que estimular la prestación de tales
servicios sería alentar al “entrometido oficioso”.
Delito: es un acto ilícito del que surge para el ofensor la obligación de pagar
una suma de dinero al ofendido a título de pena privada.
En una primera época los actos ilícitos generaban acciones penales en favor de
la víctima, pero luego, la justicia privada se redujo, para ciertos actos ilícitos,
fundamentalmente al resarcimiento de los daños o perjuicios. De esta forma surge la
diferencia entre delitos privados (delicta, maleficia) y delitos públicos o crímenes
(crimina). En ambos casos se trata de actos ilícitos, contrarios a las leyes o al Edicto del
pretor.
Los crimenes o delitos públicos son perseguibles de oficio y por funcionarios
público y con penas corporales (pena de muerte (supplicium)) y multas (damnum), que no
beneficiaba a los particulares que hubieren sido víctimas del crimen. El profesor Adame
destaca que ellos dan lugar a un proceso público o criminal, ante unos tribunales públicos especializados llamados
quaestiones, que pueden imponer alguna pena pública, como confiscación de bienes, deportación, trabajos forzados,
azotes o muerte, entre otras. A partir del siglo II antes de Cristo se establecen tribunales permanentes, llamados
quaestiones perpetuae, para conocer de los siguientes crímenes: exacciones ilícitas o atropellos por parte de los
magistrados (q. de repetundis; hoy diríamos abuso de poder de funcionarios), homicidios ( q. de sicariis),
envenenamientos (q. de veneficiis, entre los que se comprendía el aborto), traición al pueblo romano (q. de maiestate),
actos violentos (q. de vi), falsificación (q. de falsis), manejos ilícitos en las elecciones (q. de ambitu), apropiación de
fondos públicos (q. de peculatu), secuestro de personas libres (q. de plagiariis) y ciertos tipos de fraude (q. de stellionatu).
Por su parte, los delitos privados, se miraban como una ofensa al particular
lesionado y su persecución era un derecho de éste, no del estado, lo que luego de un
período de evolución se tradujo en un sistema de compensaciones pecuniarias. En el
derecho clásico los delitos privados son conductas ilícitas que afectan principalmente a
una persona privada, en sus bienes o en su integridad física o moral. Dan lugar a una
acción judicial privada, que se ejerce ante un juez privado y que conduce a la imposición
de una pena pecuniaria (ordinariamente un múltiplo del valor del daño causado).
367
Los delitos privados, se dividían según las fuentes que los sancionaban en
delitos civiles y delitos pretorios
a)el furtum (hurto) que corresponde a la sustracción dolosa de una cosa ajena
contra la voluntad del dueño con ánimo de lucro, de su uso o posesión.
El profersor Adame destaca que el robo ordinario daba lugar a que la víctima
tuviera, además de la acción para recuperar la cosa robada, otra acción de carácter penal, la
acción de hurto (actio furti), por la que se condenaba al ladrón al pago de una pena
equivalente al doble del valor de la cosa robada. La acción se daba también cuando el robo
consistía en hacer un uso no autorizado de la cosa (furtum usus), por ejemplo cuando el
depositario usaba la cosa depositada, y también cuando consistía en que el propietario privara
de la posesión (furtum possessionis) a quien tenía derecho a ella, como en el caso del
pignorante que sustrae la prenda al acreedor. Cuando se daba el robo con violencia, además de que la pena
del robo se agrava al cuádruplo, la práctica de las conductas violentas, que pueden consistir simplemente en amenazas,
constituía un crimen sancionado de conformidad con la Ley Julia sobre violencia (lex Julia de vi).
b)daño injustamente causados en las cosas (damnum iniura datum), como tala
de árboles, incendio de cosechas). Los diversos delitos de daños comprendidos en la Ley
de las XII tablas fueron prácticamente absorbidos por el régimen del delito de daño
injustamente causado (damnum iniuria datum) tipificado en la Ley Aquilia.
Esta ley, que en realidad fue un plebiscito del año 286 a.C., contemplaba en dos
sus tres capítulos (en el primero y en el tercero) como daño el detrimento que sufre una
persona en sus bienes, es decir el detrimento o menoscabo patrimonial. Reprimía el daño
cuando hubiera sido injustamente causado (iniuria datum), lo cual interpretó la
jurisprudencia que ocurría cuando alguien lo causaba intencionalmente (dolo) o cuando
lo causaba sin intención pero por su descuido o negligencia (culpa). En ambos casos, el
ofendido tenía la acción de la Ley Aquilia para exigir del causante del daño el pago de
una cantidad equivalente, no al valor de la reparación o indemnización del daño, sino al
valor máximo que hubiera tenido la cosa dañada para su propietario (lo cual excede el
valor de la indemnización del daño) en los últimos 12 meses, si el daño consistía en la
muerte de un esclavo o de ganado mayor, o en los últimos 30 días, si fuera cualquier otro
tipo de daño. Los juristas entendieron que la condena a que daba lugar esta acción
comprendía el valor de la reparación del daño más una pena por haberlo causado, por lo
que la acción era “mixta” ya que en la condena incluía la reparación y la pena.
Elementos del delito: se podría afirmar que serían elementos esenciales del
delito:
a)Un acto que suponga aplicación directa de fuerza (quemar, romper o
destruir),
b)Existencia de iniuria en su sentido más amplio, esto es , ilegalidad o ausencia
de un derecho (no estamos utilizando esta palabra en el sentido de delito de injuria)
c)Damnum (daño) al demandante
d)La cosa dañada tiene que ser propiedad del demandante.
Todos estos elementos fueron, con distinta intensidad, objeto de ampliación
jurídica.
368
Así, en lo que se refiere al hecho dañoso (acto), Nicholas nos señala que las
primeras ampliaciones fueron obra de los juristas y posteriormente se destaca las que surgen
como consecuencia de la actividad del pretor, en este último caso, mediante la creación de
una actio utilis (actio in factum) cuando el daño hubiera sido causado sólo indirectamente
(por ejemplo una matrona que daba a una mujer un fármaco abortivo para que se lo tomase
por sí misma (habría “proporcionado una causa de muerte” ). En efecto, si bien el régimen
de la Ley Aquilia exigía que el daño fuera causado “cuerpo a cuerpo” (corpore corpori), es
decir mediante una relación directa entre el agente y la cosa dañada, esta limitación fue
superada, por interpretación de los juristas asumida por el pretor, al establecer éste que daría
una acción, con el mismo objeto, contra quien, aunque no causara directamente el daño,
hubiera proporcionado la causa para que se produjera (causam damni praestare), por ejemplo
abriendo la puerta de un establo que permite que los animales salgan, se pierdan o se lesionen.
Gracias a esta ampliación, el delito de daño consiste no solo en causar directamente el
menoscabo patrimonial, sino también en poner la causa para que se produzca.
Cabe tener presente que esta ampliación supone introducir lo que modernamente
denominamos “relación de causalidad” que debe darse necesariamente entre el hecho y el
daño, cuestión sobre la cual no existe una repuesta sistemática en las fuentes romanas sino
más bien casuistica.
En lo referente a la iniuria pronto se admitió que bastaba con demostrar que el daño
era evitable, pudiendo afirmar que ya en el período clásico se podía perseguir la
responsabilidad tanto del que actuó con dolo como la de quien actuó con culpa.
Por otra parte, si bien la lex aquilia exigía que la cosa dañada fuera de propiedad
del demandante, el pretor concedió una actio utilis al usufructuario, al acreedor prendario y
para otros casos semejantes.
En el Edicto del pretor había una cláusula general que reprimía todo tipo de injurias,
y otras cláusulas especiales que se referían a ciertos supuestos típicos: los actos difamatorios,
la burla en público, los atentados al pudor de una mujer honesta o de un impúber y los
agravios a los dueños por ofensas hechas a sus esclavos.
369
Breve referencia a los delito pretorianoss:
a)la rapiña (robo cometido con violencia),
b)el dolo,
c)la violencia (metus) y
d)el fraude de los acreedores (fraus creditorum: actos que ejecutaba un deudor a
sabiendas para aumentar su insolvencia en perjuicio de sus acreedores).
En concreto, además de los delitos civiles, comprendidos ya en la Ley de las XII
Tablas, el pretor fue configurando otros delitos sancionados con acciones especiales in
factum, es decir con acciones que tenían como fundamento, no un derecho o un deber
incumplido, sino un hecho que el pretor consideraba que debía reprimirse. Entre estos
delitos, los más importantes, por su aplicación general, fueron los de intimidación
(metus) y engaño o dolo (dolo).
El delito de intimidación se da no contra el que intimida, es decir contra quien hace
una amenaza actual y grave, sino contra el que retiene una cosa que fue sustraída por
intimidación. El proferir amenazas constituye un crimen de vi, con sanción pública. En
cambio, el delito previsto por el pretor consiste en la retención de algo, por ejemplo una suma
de dinero, que fue obtenido mediante amenazas. El delito lo comete quien retiene la cosa, que
puede ser persona distinta de quien amenazó. La acción (actio quod metus causa) se da, por
lo tanto, contra quien retiene la cosa y tiene por objeto condenar al cuádruplo del valor
de la misma, pero el demandado puede salir absuelto si restituye la cosa antes de la
sentencia. Es una acción penal por su objeto, aunque prácticamente sirve como acción
recuperatoria.
En relación al delito de dolo, el profesor Adame afirma que fue una gran
invención del genio jurídico romano que constituyó una protección general contra cualquier
forma de engaño en el tráfico comercial. Originalmente se entendió por dolo la simulación,
esto es los actos por los que se aparentara hacer algo cuando en realidad se hacía otra cosa,
como el que aparenta ser solvente, mostrando documentos o exhibiendo bienes, sin realmente
tener dinero.
Por interpretación de los juristas se llegó a definir como dolo cualquier engaño
malicioso, hecho de cualquier modo, con palabras, acciones o incluso guardando silencio.
El ofendido disponía de la acción de dolo (actio de dolo), por la que podía exigir que se le
pagara el valor simple de lo que hubiera perdido por el engaño, de modo que en cuanto
a su objeto inmediato parecía una acción de reparación, pero se le consideró siempre
una acción penal, quizá por la consecuencia que tenía de tachar con infamia al
condenado por ella.
Una cualidad muy interesante de la acción de dolo fue su carácter de acción
subsidiaria, esto es, de una acción que procede siempre y cuando no existiera alguna
otra acción disponible para corregir el engaño. Con esto, se delimitaba su campo por
exclusión: solo se da respecto de engaños maliciosos que no están protegidos por otra acción.
Quedaban así fuera los engaños en materia contractual, puesto que las propias acciones
derivadas de los contratos, como acciones de buena fe, servían para reprimir el dolo de
cualquiera de los contratantes; también se excluían los casos de pago por error (que incluye el
error inducido o engaño), para los cuales la misma acción que servía pare recuperar las
cantidades prestadas, la condictio, servía para exigir la devolución de lo así pagado.
370
De lo expuesto se desprende que cuando se comete cualquiera de estos delitos
privados se genera una obligación a cargo del delincuente de pagar una suma de dinero
al ofendido en concepto de pena. Éste tiene una acción personal, como en las demás
relaciones obligaciones, para exigir el pago de esa cantidad. El ofendido tiene la decisión
de ejercer o no la acción, e incluso cuando la ejerce, puede llegar a un arreglo
prejudicial o transacción, pues siendo una acción privada, no se afecta con ello el interés
público.
Cabe destacar que hoy en día la diferencia entre delito y cuasidelito está dada
por el elemento intencional, por cuanto para que exista delito es necesario que la
conducta o hecho del sujeto que provoca daño sea dolosa. En cambio, si el hecho es
culpable, vale decir, por culpa o falta de diligencia del sujeto, constituye cuasidelito. En
relación a ello, para muchos romanistas esta forma de distinguir el delito del cuasidelito no
corresponde a la distinción que los romanos hacían de delito y cuasidelito.
371
EFECTO DE LAS OBLIGACIONES (CUMPLIMIENTO E
INCUMPLIMIENTO):
El efecto tiene que ser la consecuencia normal que sigue a la causa, de allí que la
doctrina entiende que el primer efecto de una obligación será su cumplimiento, pero si
ello no ocurre, la ley confiere ciertos derechos al acreedor para obtener el cumplimiento
forzado de la obligación.
EL CUMPLIMIENTO:
El cumplimiento es, generalmente, voluntario. Esto es, el deudor ya sea para
hacer honor a la palabra empeñada, sea por conveniencia, sea, finalmente, por el deseo de
evitar la ejecución forzada, la mayor parte de las obligaciones surgidas del tráfico humano
recibe cumplimiento espontáneo.
Este cumplimiento consiste en la efectiva, íntegra y oportuna realización de la
prestación, esto es, lo que hoy denominamos pago, que en Roma se designa con el término
solutio, que viene de solvere: disolver, desligar, puesto que liberaba al deudor, de allí que
algunos también hablen de liberatio.
En todo caso, no es menos cierto que algunos hablan de satisfactio, que deriva de
satisfacere, esto es, hacer suficiente, partiendo de la base de que genéricamente se designa la
prestación con la expresión facere.
Finalmente, se dice, que en resumen, la expresión satisfactio significa el hecho
del efectivo cumplimiento de una prestación y que solutio y liberatio, en principio aluden
al efecto de aquella, esto es, la disolución del vínculo y la liberación del deudor (En todo
caso, según algunos la expresión solutio se reserva para designar el cumplimiento de las
obligaciones de dar. Por su parte la expresión satisfactio se reserva para el de las obligaciones
de hacer y, finalmente, la expresión liberatio, se utiliza para aludir al efecto extintivo y
liberador.)
INCUMPLIMIENTO:
En este sentido se dice que una obligación queda incumplida o que existe
incumplimiento cuando la prestación en que consiste o no es realizada en absoluto, o es
realizada, pero defectuosamente o incompletamente, o es realizada pero
extemporáneamente.
El incumplimiento puede deberse a un hecho del deudor o bien a una causa
ajena a él.
El incumplimiento nos conduce al problema de la “responsabilidad” del
deudor, vale decir, determinar si en concreto el deudor debe o no ser condenado y en
que medida.
Como regla general, diremos que el deudor será responsable cuando el
incumplimiento se deba a un hecho suyo -lo que ocurre cuando obra dolosa o
culposamente- y no cuando el incumplimiento sea producto de un caso fortuito o fuerza
mayor, a menos que se trate de una obligación género, o se produzca estando el deudor
en mora, o bien que las partes hayan establecido lo contrario.
En cuanto a la responsabilidad, es posible distinguir entre responsabilidad
penal y responsabilidad civil.
La responsabilidad civil se refiere a la necesidad de reparar patrimonialmente
el daño causado, la cual puede ser contractual o bien extracontractual.
372
En términos generales, la responsabilidad se llama contractual cuando surge
del incumplimiento de una obligación nacida de un contrato.
Por su parte, la responsabilidad extracontractual es la surge de un hecho que
causa daño y que no dice relación con el incumplimiento total o parcial de una
obligación contractual.
Para efectos del curso nos limitaremos fundamentalmente a la responsabilidad
contractual. En todo caso es necesario reconocer que los juristas romanos no se
preocuparon mayormente de estas distinciones.
EL DOLO:
Anteriormente analizamos el dolo como posible vicio del consentimiento, vale decir,
en el ámbito de la formación de la voluntad o consentimiento, destacando la existencia de un
elemento volitivo o intencional. En el ámbito del incumplimiento de las obligaciones
existirá dolo todas las veces que por una acción u omisión el deudor contraviene
concientemente las obligaciones. Vale decir, Se trata de un hecho u omisión deliberada
del deudor efectuada para perjudicar al acreedor; el deudor intencionalmente observa una
conducta que impide el exacto cumplimiento de la obligación o hace totalmente imposible la prestación que constituía su
objeto.
Así, se puede definir el dolo en este ámbito como "La conducta voluntaria y
maliciosa del deudor tendiente a impedir el cumplimiento de la obligación o a hacer
totalmente imposible la prestación que constituye su objeto, con el propósito de provocar
un perjuicio al acreedor"
373
LA CULPA:
La culpa se presenta cuando hay negligencia o falta de cuidado, pero que excluye
mala voluntad. Existe en el deudor descuido, falta de diligencia, pero no existe intención
de dañar.
En materia de incumplimiento de una obligación existe culpa por tanto cuando éste
se debe a una imprudencia o negligencia imputable al deudor.
Así, se define a la Culpa en este ámbito como la falta de cuidado o diligencia que
debe emplearse en el cumplimiento de una obligación o en la ejecución de un hecho.
El concepto de culpa, en especial en materia contractual, sólo habría sido desarrollado en parte por la
Jurisprudencia Clásica, pero fundamental lo habría sido por la jurisprudencia post clásica. Al respecto, se señala que en el
Derecho Clásico se comienza a utilizar esta expresión en el sentido antes anotado. Los juristas clásicos logran apreciar
una diferencia entre la inejecución intencional de la prestación respecto de una inejecución sin mala intención, pero sin
prudencia, sin el cuidado que dispensaría un modelo de conducta ciudadana: el buen o diligente pater familia. Se concibe
como una conducta deshonesta, como dice Iglesias, una inobservancia de un deber de prudencia que pesa sobre cada
miembro de la comunidad ciudadana en su vida de relación, concibiéndola como la desviación de un modelo ideal de
conducta. En concreto, logran distinguir los conceptos de dolo y culpa. La jurisprudencia post clásica avanza aún más y
ya con Justiniano se formula una graduación de la culpa, en grados: culpa lata o grave y culpa levis o leve. Los
comentaristas del Derecho Común, añaden un grado más: la culpa levissima,
La culpa leve o levis, corresponde a la falta del cuidado ordinario, vale decir,
que el deudor no ha puesto en la relación contractual la diligencia que dispensa un buen
o diligente padre de familia. Es una negligencia menor que la lata, pero no excusable, vale
decir, es responsable del incumplimiento, salvo en caso de que sólo responda de la culpa lata.
Cabe destacar que la culpa leve constituye la regla general, de allí que si se habla de culpa
en forma general debe entenderse culpa leve.
La culpa leve puede apreciarse en abstracto o en concreto. Se aprecia en abstracto cuando se compara la
conducta desplegada con la que habría desplegado un modelo de conducta ciudadano (el buen pater familias). Se aprecia
en concreto cuando se analiza en consideración a la diligencia que el tipo en cuestión suele prestar a sus asuntos
(diligencia quam in suis rebus adhiberi solet).
374
En relación a la graduación de la culpa, tiene importancia determinar a quien
interesa un determinado negocio para precisar de que grado de culpa se responde, y así,
(utilitas contrahentium)
a)la responsabilidad llega sólo hasta la culpa lata cuando la relación jurídica
interesa o aprovecha exclusivamente al acreedor (ej: deposito gratuito),
b)se extiende hasta la culpa leve, cuando el negocio mira al provecho de ambos
(contrato de sociedad) y
375
ALGUNAS CONSIDERACIONES EN TORNO A LA LLAMADA
RESPONSABILIDAD AQUILIANA:
Desde la Ley de las XII Tablas estaba contemplado un régimen casuísticos de
daños sancionados con pena, penas que por el sistema genérico contenido en la lex
Aquilia (año 287 a. C.) quedaron, en su mayoría, abolidas, absorbidas en la nueva ley.
La ley Aquilia constaba de tres capítulos. El primero se refería a los daños
causados por la muerte dada a un esclavo o ganado ajeno, cuya pena se fijaba en el valor
máximo que hubiere tenido el objeto en el último año; el segundo reglamentaba el daño
causado a un acreedor por el adstipulador, que se quedaba con el crédito cobrado o que
perdonaba al deudor en una obligación correal; y el tercero aludía a toda clase de daños no
incluidos en el primero. El primero y el tercero, son los que para efectos de este curso
consideramos con relevantes, por la influencia o trascendencia de ellos en el desarrollo
de lo que en nuestro ordenamiento denominado responsabilidad extracontractual. Como
ya se destacó, el pretor y la jurisprudencia extendieron el campo de aplicación de la ley
Aquilia a otros supuestos y se incluyo no sólo el daño emergente sino también el lucro
cesante.
En el caso de ser varios los que provocaron el daño, cada uno de ellos debía
pagar el valor íntegro de la condena.
376
CASO FORTUITO Y FUERZA MAYOR (CASUS FORTUITUS O VIS
MAIOR):
En determinados casos ocurre que el incumplimiento no imputable al deudor,
exonera a éste del cumplimiento. Así, en su momento señalamos que como regla general, tratándose de
obligaciones de especie, el deudor podía exonerarse alegando que la cosa ha perecido por caso fortuito o fuerza mayor.
Esa es la regla general, pues excepcionalmente puede ocurrir que el hubiese asumido voluntariamente el riesgo de caso
fortuito o fuerza mayor o que éste sobreviniera encontrándose ya en mora de cumplir. En efecto, para que tenga
lugar la indemnización y el cobro de perjuicios es necesario que la infracción sea
imputable al deudor en grado de dolo o culpa. El caso fortuito y la fuerza mayor no dan
lugar a indemnización, salvo las excepciones señaladas.
Normalmente se acostumbra a distinguir uno de otro, así, el caso fortuito es un
evento no imputable al deudor, que Ulpiano denomina "casus" y que ninguna humana
inteligencia podía prever. Por su parte, la vis maior o fuerza mayor, sería el hecho que,
aun cuando haya sido previsto, no se puede resistir. Así en la fuerza mayor predomina el
rasgo de la irresistibilidad, en tanto que en el caso fortuito domina el carácter de la
impresibilidad. Pero en honor a la verdad ambos tienen igual poder liberatorio.
377
LA MORA.
Por otra parte puede incurrir en mora no sólo el deudor (mora debitoris) sino
también el acreedor (mora creditoris). Así como el deudor está obligado a cumplir la prestación en el
tiempo y lugar oportunos, del mismo modo el acreedor tiene que aceptar la prestación debida cuando le sea ofrecida en el
tiempo y lugar previstos.
378
MORA DEL ACREEDOR (Mora creditoris)
El acreedor no puede negarse a recibir lo debido, y en caso de hacerlo, se constituye
por ello en mora, vale decir, ella se produce cuando el deudor oportunamente ha ofrecido
entregarle la cosa o prestación debida y él se ha negado a recibirla (pago por consignación).
En este evento el deudor sólo responde de la culpa grave o dolo y el acreedor deberá
pagarle los perjuicios que su negativa le causen (ej: gastos de conservación)
Este principio de que la mora purga la mora constituye la llamada exceptio del
contrato no cumplido o "exceptio non adimpleti contractus".
379
MODOS DE EXTINGUIR LAS OBLIGACIONES:
Causa o modo de extinguir las obligaciones es cualquier hecho jurídico por el cual
cesa la relación obligatoria con los derechos y obligaciones que derivan de ella, dicho de
otra forma, el hecho jurídico al cual la ley le atribuye la virtud de hacer desaparecer el
vínculo que liga a acreedor y deudor.
La jurisprudencia romana raramente emplea el verbo extinguir para aludir a la extinción de las obligaciones,
pues los términos técnicos pertinentes son solvere y solutio. Sólo Gayo, se preocupa de sistematizar lo referente a las
formas o causas de extinción de las obligaciones, pero el emplea el verbo tollere (“alzar, levantar, quitar”). Fue Justiniano,
quien introdujó el término modo “modus” para designar las causas de extinción de una obligación.
Por otra parte, conviene destacar que hasta fines de la República, el simple
cumplimiento, esto es, la solutio o satisfactio, por sí no era suficiente para extinguir la
obligación, pues tal como no bastaba la sola voluntad para obligarse sino que se requería de
un acto que formalmente exteriorizara, tampoco el mero cumplimiento extinguía la
obligación, sino que era necesario un acto contrario (contrario actus) al que la había
hecho nacer, siguiendo aquel principio de que en derecho las cosas se deshacen de la
misma forma en que se hacen. Así, aparecen como forma de extinción más antiguas la solutio per aes et
libram, denominada también nexi liberatio, que pone fin a la obligación nacida del nexum y la acceptilatio, que ponía
término a la obligación nacida de un contrato verbis. Gayo (3.173.174) nos dice que para liberarse de las obligaciones
nacidas del nexum es menester que se realice un “contrarius actus”, es decir un pago por aes et libram, en los siguientes
términos han de concurrir a este acto cinco testigos a lo menos y el portabalanza, debiendo el deudor emplear esta formula
: “las tantas mil que te debo en virtud de ... pago y quedo libre mediante esta moneda y esta balanza de metal. Toca
enseguida la balanza con la moneda, y entrega esta última al acreedor, como por vía de pago. En el caso del sponsio, era
el acreedor el que debía hacer una declaración a petición del deudor reconociendo haber recibido de él lo adeudado
(acceptilatio), y en cuanto a las obligaciones litteris se extendía una cancelación escrita (acceptilatio litteris).
380
CLASIFICACION DE LOS MODOS DE EXTINGUIR:
Pueden ser clasificados desde distintas perspectivas, siendo dos las fundamentales:
1.-VOLUNTARIOS Y NO VOLUNTARIOS Y 2.-IPSO IURE Y OPE EXCEPCIONIS.
1.-VOLUNTARIOS Y NO VOLUNTARIOS:
A)VOLUNTARIOS: son aquellos que tienen por causa la voluntad de las partes y
que son el resultado del acuerdo entre el acreedor y el deudor, como ocurre con el pago, la
novación, la aceptilatio, la compensación consensual, la remisión, el mutuo
disentimiento.
B)NO VOLUNTARIOS: son aquellos que son consecuencia de hechos ajenos a las
partes a los cuales la ley añade por su propia autoridad fuerza extintiva, como ocurre con la
pérdida de la cosa debida, la confusión, la prescripción extintiva, la muerte, la capitis
deminutio y otras.
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BREVE RESEÑA DE LOS DISTINTOS MODOS DE EXTINGUIR
OBLIGACIONES:
1.-EN CUANTO AL OBJETO: Se dice que el objeto del pago debe ser
congruente con el de la prestación debida, y así el acreedor no puede ser constreñido a
aceptar un pago parcial o incompleto, por lo cual al rechazarlo no incurre en mora. De lo
anterior resulta que el deudor debe satisfacer el objeto de la obligación todo de una vez o
por entero no pudiendo obligar al acreedor a recibir sólo parte de lo debido, salvo que
se hubiere pactado, con la salvedad del Beneficio de Competencia, caso en el cual al
deudor se le permitía retener lo necesario para una modesta subsistencia. .
Por otra parte, cabe destacar que el acreedor podía aceptar recibir una prestación
distinta de la debida, lo que constituye la llamada datio in solutum, hoy en día "dación
en pago". En este sentido cabe destacar que en principio el acreedor puede rechazar el
ofrecimiento del deudor de dar una cosa distinta a la debida, pero nada impide que puede
consentir en ello. En cuanto a esta posibilidad, se discutió en Roma, en cuanto a si efectivamente constituía o una
solutio o satisfatio. Para los proculeyanos, la obligación subsistía pero el deudor disponía de una exceptio doli en caso de
que el acreedor después intentara reclamar el pago de lo debido. Por su parte, los sabinianos consideraban que la dación
en pago liberaba ipso iure (de pleno derecho) al deudor. Esta última fue la opinión que en definitiva prevaleció.
382
En todos estos casos se extingue la deuda, pero se genera el problema de
determinar si el tercero que pagó tiene o no acción contra el deudor para hacerse
restituir lo pagado, lo que en definitiva dependerá de la relación que exista entre él y el
deudor.
Así, si el tercero es mandatario, dispone de la actio mandati y si no lo es dispone
de la actio negotiorum gestium, pero en cualquier hipótesis le convendrá hacer que el
acreedor le ceda su acción contra el deudor.
En todo caso, ciertas obligaciones sólo pueden ser cumplidas por el propio
deudor, caso en el cual se habla de obligaciones infungibles de facere., como ocurre en
aquellas obligaciones en que la prestación consiste en una actividad personal del deudor.
Siendo el pago un acto jurídico se exige de parte del deudor que paga
capacidad para obligarse, esto es, aptitud legal para pagar.
B)A quien debe hacerse el pago es, normalmente, al acreedor, pero también
puede recibir válidamente el pago un representante de éste o bien sus herederos. Así, estaba
admitido que el acreedor designara una persona para recibir lo debido por el deudor , persona a quien se
denomina adiectus solutionis causa.
PRUEBA DEL PAGO: En la época clásica hay libertad en cuanto a los medios
probatorios, lo que cambia en el derecho justinianeo, exigiéndose la procedencia de
determinadas pruebas, por ejemplo un cierto número de testigos (5) o un documento no
objetado.
383
PAGO POR CONSIGNACION (obsignatio y depositio): Consiste en el depósito de
la cosa debida en manos de la autoridad pública como resultado de la mora del acreedor que
rechaza, sin causa justificada, la oferta del pago íntegro y efectivo hecha por su deudor.
El depósito se hace en un templo o en otro sitio designado por el juez, almacenes de
depósito; casa de banqueros y cambistas.
El pago por consignación también se aplica en el caso que sea desconocida la
persona del acreedor, si se trata de un menor que no tiene tutor o curador; del ausente que no
dejó procurador, etc.
Efectuada oportunamente la consignación, la deuda dejaba de generar intereses, el
deudor podía reclamar las cosas dadas en prenda y cesaba para el acreedor el derecho de
venderlas. En todo caso, sólo desde tiempos de Diocleciano se reconoce que acto liberaba al
deudor. Por su parte, el acreedor podía ejercer una actio depositi utilis para exigir al
depositario que le entregara el dinero objeto de la obsignatio y depositio.
LA NOVACION: (NOVATIO)
Es la sustitución de una nueva obligación a otra anterior, la cual queda
extinguida. Vale decir, consiste en cambiar una obligación preexistente por una nueva. De
ello resulta que la novación requiere la existencia de dos obligaciones: la nueva y la
antigua, debiendo ambas ser válidas. Ulpiano la define como la transfusión y traslación del débito
primitivo a otra obligación. Lo que hay en la novación es la extinción de la obligación anterior, surgiendo una nueva.
La novación extingue de pleno derecho (ipso iure) la obligación anterior,
conjuntamente con extinguir las garantías.
REQUISITOS:
384
CLASES DE NOVACION:
COMPENSACION:
Es la extinción de obligaciones existentes alternativamente entre dos personas,
mediante una imputación recíproca de los créditos a los débitos, vale decir, tenía lugar
cuando entre dos personas coexistían relaciones recíprocas de deuda y crédito. Es un modo
de extinguir las obligaciones que se produce entre dos personas cuando son acreedoras y
deudoras entre sí y se efectúa mediante una imputación de los créditos a los débitos. En
otras palabras, bajo ciertos supuestos, cuando dos personas son recíprocamente deudoras y acreedoras puede imputarse la
deuda de menor valor a la de mayor valor o mutuamente si son iguales, de forma tal que ambas partes se vean liberadas de
sus obligaciones en la medida de su concurrencia. Modestino la define como el saldo recíproco de débito y crédito. Así,
si Claudio debe a Cesar 500 y a su vez Cesar le debe a Claudio otros tantos, lo lógico es que ambas deudas se
contrarresten mutuamente. (razón, equidad: evitar repetición). (“cum”: juntamente “pensare”: imputar un cierto valor a
otro. “cumpensare”: pesar juntamente.)
En todo caso, la compensación no era una figura unitaria en el derecho clásico. En esta fase, no se conocen
casos generales de compensación, sino figuras concretas donde ésta operaba como en los contratos de buena fe, los
créditos de los banqueros (argentarius) y los créditos del bonorum emptor que hubiese adquirido en bloque los bienes del
quebrado, exigiéndose en estos casos que los créditos fuesen homogéneos, del mismo género y naturaleza y calidad. En
el derecho postclásico se fue generalizando el sistema de las compensaciones, siempre que los créditos fuesen líquidos y
exigibles. Sólo se convirtió en un modo de extinguir obligaciones en el derecho justinianeo.
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Clases de compensación: La compensación puede ser convencional (las partes lo
acuerdan libremente), judicial ( la establece el juez en su sentencia a solicitud de una de las
partes(exceptio doli)) o legal (opera por el ministerio de la ley, ipso iure)
La compensación no procede en contra del Fisco.
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CONFUSION (confusio): Reunión en una misma persona de las calidades de
acreedor y deudor respecto de una deuda. Ej: cuando un deudor hereda el crédito (recordar
lo señalado en apunte sobre extinción de las servidumbres).
Conviene destacar que puede darse confusión entre acreedor y fiador, caso en
el cual se extingue la fianza, esto es, la garantía, pues nadie puede ser garantía de si
mismo; pero ello no extingue la obligación principal. También puede darse entre acreedor
y uno de los varios codeudores solidarios, o entre el deudor y uno de sus varios coacreedores
solidarios.
CAPITIS DEMINUTIO: cualquiera fuera su clase extinguía las deudas del capitis
minutus, pero sólo desde el punto de vista del ius civile. En todo caso, conviene destacar, que,
en ciertos casos, el pretor confería al acreedor algunas acciones para poder exigir su derecho,
sobre la base de una ficción, esto es de no haber tenido lugar la capitis deminutio. (Por ej:
respecto de la mujer que pasa a quedar bajo la manus de su marido o del pater de éste)
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Presupuestos prescripción extintiva:
No opera ipso iure, debe ser opuesta por vía de excepción, lo que obliga al
deudor a demostrar que han transcurridos treinta años desde que la deuda se pudo exigir.
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SEGUNDA PARTE: LOS CONTRATOS EN EL DERECHO ROMANO:
PRECISIONES:
Se acostumbra a señalar que el contrato es la figura más importante en lo
referente al tratamiento dado a las obligaciones por los juristas romanos. La noción de
contrato sufrió desde su origen hasta el derecho justinianeo un desarrollo que determinó la primacía del elemento acuerdo
de voluntad (conventio), respecto del elemento formal, que en un principio fue considerado primordial (por ej: nexum,
sponcio y stipulatio), lo cual se explica por las exigencias impuestas por el tráfico comercial y jurídico, que implico el
reconocimiento de primero de los contratos reales y finalmente de los contratos consensuales. En todo caso, los
juristas romanos no llegaron a elaborar una teoría sistemática de lo que hoy conocemos
o entendemos por contrato, pero si existen en el derecho romano principios y elementos
entorno al concepto de contrato.
Otro aspecto a considerar es el de la nomenclatura utilizada. En efecto, hoy en día
se utilizan como sinónimos los términos contrato, convención y pacto, para referirse a
cualquier acuerdo entre partes dirigido a crear obligaciones. En cambio, en Roma estos
tres términos se separan netamente:
a)Conventio es el acuerdo de voluntades, que subyace en todo contrato y pacto
(Pedio: “que es nulo el contrato y nula la obligación que no encierra en sí una convención”)
Guzmán Brito precisa que el sustantivo conventio deriva del verbo convenire, el cual significa “venir
conjuntamente a” es decir “reunirse” y por analogía terminó por querer también decir “llegar a un acuerdo”.
(ver D.2,14, 1, 3 de Ulpiano).
b)El pacto, tema que en su oportunidad desarrollaremos, es primordialmente un
acuerdo de voluntades, que no genera acción, pero puede resultar protegido por el pretor por
vía de excepción, de allí que se le defina como cualquier acuerdo capaz de engendrar
excepción, pero no acción, siendo una especie especial de covención; pactos son también las
cláusulas accesorias, que se añaden a los contratos de buena fe y que son susceptibles de ser
considerados por el juez dada la amplitud de la cláusula ex fide bona.
c)Contractus es, técnicamente hablando, el acuerdo de voluntades, reconocido
expresamente por el ius civile como fuente de obligaciones y dotado como tal de una acción
civil.
En cuanto a la relación de los términos contrato y convención tenemos que todo contrato lleva dentro de sí
una convención, puesto que sin el concurso de voluntades de los sujetos no hay relación contractual. Mas en el derecho
romano la conventio no era por sí sola idónea para generar una obligatio tutelada por una acción. Era necesaria la
presencia de otro requisito que los intérpretes denominan causa civilis y que se configura mediante una forma especial de
celebración que daba prioridad, en un principio, a las solemnidades prescriptas por la ley, antes que a la manifestación de
voluntad de los contrayentes. La causa civilis se traducía en la solemnidad verbal en los contratos verbis, en la escritura en
los contratos litteris y en la entrega o dación de la cosa en los contratos reales.
De esta forma surgen las figuras típicas de los contratos del derecho clásico, hasta que una progresiva
evolución dio primacía al elemento voluntad respecto del negocio incorporó a los anteriores la categoría de los contratos
consensuales, que eran aquellos que se perfeccionaban por virtud del solo consentimiento de las partes. Es del caso
destacar que ello aparece recogido en las Institutas de Gayo, quien clasifica los contratos en reales, verbales, literales y
consensuales.
En la Ley de las XII Tablas no existe, no se emplea la expresión contractus, expresión que sólo comenzó a
ser utilizada a fines de la república, pero la expresión contrato en un primer momento se reservó sólo para aquellos
acuerdos de voluntades que reunieran determinados requisitos, entre otros el poder generar obligaciones para ambas
partes, lo cual restringía la idea de contrato a los hoy denominados contratos bilaterales o bien a los bilaterales
imperfectos, dejando fuera aquellos contratos que hoy en día calificamos con unilaterales, esto es, en que sólo una de las
partes resulta obligada.
De esta forma, sólo eran considerados contrato aquellos acuerdos de voluntades a los cuales destinados a
crear derechos y obligaciones reconocidos por el jus civile.
389
En todo caso, esta palabra, en una primera época, no tenía una significación específica de carácter técnico,
utilizándose en las fuentes para expresar situaciones muy diferentes, desde la perpetración de un hecho punible, hasta la
realización de un acto formal de adquisición de la herencia. De esta forma, y como sugiere César Rascón, esta palbara era
expresiva de cualquier acto entre vivos.
CONCEPTO DE CONTRATO:
390
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS EN EL DERECHO ROMANO:
1.-POR SU ORIGEN:
A)DEL DERECHO CIVIL: solamente podían concertarse entre ciudadanos
romanos y posteriormente por aquellos que gozaran del ius commercium. (ej: nexum,
sponcio, etc), por regla general son de estricto derecho, formales, abstractos y unilaterales.
B)DEL DERECHO DE GENTES: pueden libremente celebrarse entre ciudadanos
romanos o entre extranjeros, como asimismo entre los unos y los otros (ej: venta, comodato,
donación, etc.).
391
D)CONSENSU (consenso contrahitur obligatio) (CONSENSUALES SOLO
CONSENSUALES): Aquellos que se perfeccionan por el simple consentimiento.
Son de esta clase, la compraventa, el arrendamiento (en todas sus clases), el mandato
y el contrato de sociedad.
392
5.-DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA VENTAJA QUE REPORTAN: Para
formular esta clasificación se atiende a la utilidad que el contrato reporta a los contratantes.
El contrato es oneroso cuando ambas partes se benefician, lo cual supone que
ambas se gravan recíprocamente. Ejemplos: compraventa, arrendamiento, mandato
remunerado.
El contrato es gratuito cuando una sola de las partes se beneficia, sufriendo la
otra un detrimento patrimonial. Ejemplos: el mandato no remunerado, la donación, el
mutuo sin interés.
No es a la reciprocidad de las obligaciones que el contrato pueda generar, sino
a la reciprocidad de los beneficios. De esta forma un contrato unilateral podría ser gratuito
u oneroso y lo mismo podría decirse respecto de los contratos bilaterales, sin perjuicio de que
por regla general los contratos onerosos son bilaterales.
Es del caso destacar que existen ciertos contratos que por su esencia misma son
gratuitos.
Importancia de distinguir si un contrato es gratuito u oneroso:
a)en materia de error en la persona, los gratuitos se celebran en consideración a
la persona y, si se produce un error, habrá vicio del consentimiento.
b)grado de culpa por el cual responde el deudor en caso de incumplimiento.
7.-NOMINADOS E INNOMINADOS:
A)CONTRATOS NOMINADOS, son aquellos que tienen un contenido
específico y un nombre. Conviene tener en consideración, que en un primera época en Roma
sólo eran fuente de obligaciones aquellos contratos que tuvieran un nombre propio.
B)CONTRATOS INNOMINADOS: Según algunos, más que la ausencia de
nombre, su característica principal se encontraría en su estructura, esto es, se exige que
una de las partes haya entregado a la otra una cosa o realizado una prestación en favor
de ella, para que ésta quede obligada, pero que a diferencia de los contratos reales la
contraprestación no consiste en la devolución misma de la cosa, sino que es siempre de
naturaleza distinta a la de la prestación previa del acreedor, que es la que sirve de causa.
La razón de su reconocimiento se refiere a la existencia de acuerdos entre personas
que no encajaban o encuadraban dentro de los tipos contractuales tradicionales reconocidas
por el ordenamiento jurídico romano, por lo cual por vía jurisprudencial y pretoria hubo que
darles reconocimiento.
El reconocimiento de este tipo de contratos e tardío, para algunos con Justiniano,
pues en el Derecho Clásico, sólo eran contratos aquellas figuras típicas recocidas por el ius
civile y por el ius gentium, de forma tal que quien había realizado una prestación en vista de
lo que otra realizaría, pero que en definitva no cumplía, sólo disponía de una condictio que le
permitía recuperar lo que había dado.
393
CLASES DE CONTRATOS INNOMINADOS:
b.1)DO UT DES (doy para que des) ej: la permuta: se da una cosa para que la otra parte
transfiera otra cosa. Conviene destacar que para los sabinianos se trataba de una compraventa, opinión no aceptada por los
proculeyanos, pues para ellos existían diferencias fundamentales, cuales son: a)en la compraventa el precio debe siempre
estimarse en dinero y b)la compraventa se perfeccionaba por el solo consentimiento de las partes, mientras que en la
permuta la obligación nacía mediante la transferencia de la propiedad de una cosa.
b.2)DO UT FACIA (doy para que hagas) ej: el contrato estimatorio (aestimatum): por el cual
el propietario de una cosa, después de estimarla o avaluarla, la entrega a otra persona con el fin de que la vendiera y le
entregara un precio, o se la devolviera si la venta no se realizaba.
b.3)FACIA UT DES (hago para que des) ej: el precario: una persona, a petición de otra, le
concedía el uso de una cosa, para que la devolviera en el momento en que se la reclamara, incluso habiéndose fijado
plazo.
b.4)FACIA UT FACIA (hago para que hagas) ej: la transacción: las partes, haciéndose
concesiones recíprocas, terminaban una controversia presente o evitaban una futura. Supone la existencia de un derecho
incierto y concesiones recíprocas.
LOS PACTOS:
394
El derecho honorario y los pactos: Existe cierta coincidencia entre los romanistas
en sostener que el reconocimiento de los pactos fue a través del ius honorarium,
particularmente cuando el edicto de pactis introduce la cláusula pacta conventa
servabo, garantizando los pactos convenidos siempre que no fueran opuestos a las leyes,
plebiscitos, senadoconsultos y decretos de los emperadores, ni en fraude de alguna de
estas normas (D. 2, 14, 7, 7: pacta conventam quae neque dolo malo neque adversus leges, plebiscita senatus
consulta decreta principum neque quo fraus cui eorum fiat facta erunt, servabo).
En todos estos casos en que un pactum conventum había introducido
modificaciones en la obligación contraída entre las partes, si a pesar del pacto el
acreedor pretendía el cumplimiento de la prestación, el pretor protegía al demandado
concediéndole la exceptio pacti conventi. De esta forma, no reconocía eficacia iure civile a
la obligación nacida del pacto, porque no nacía de una obligatio contracta en sentido técnico,
pero, tutelándola mediante la exceptio, iba dando entrada a los pactos en el ordenamiento
jurídico romano.
Con el mismo sistema, aquel que tenía la propiedad, o bien otros derechos reales sobre una cosa, podía
mediante un pactum, conceder a otro que realizara con la cosa una determinada actividad, lo que implicaba un
compromiso del titular de un derecho de tolerar que se redujeran, en provecho de otros, las facultades que le eran
concedidas por el ius civile; y tampoco el pactum tenía la eficacia de modificar o reducir el derecho real que el concedente
tenía sobre la cosa y, por consiguiente, la acción real en tutela del mismo. Si el titular, a pesar del pactum, intentaba la
acción real para hacer cesar sobre la cosas las actividades que el otro realizaba de acuerdo con el pactum, el pretor
concedía a este último una exceptio pacti conventi con la cual podía evitar la condemnatio.
De esta forma, resulta que aquel que se había comprometido por medio de un pacto a no promover acciones o a renunciar total o
parcialmente a los efectos de un negocio iuris civilis, o a tolerar que otro realizara una determinada actividad sobre la cosa, o a reducir el ejercicio de un
derecho real propio, era inducido en la práctica a abstenerse de intentar contra el otro sujeto una acción que habría sido inútil, supuesta la concesión de la
exceptio por parte del pretor y que, por tanto, se comportara de acuerdo con el contenido del pactum.
En todo caso, en la misma época clásica el pretor no se conformó con la
genérica cláusula edictal pacta conventa servabo protegiendo con excepción los nuda
pacta (no generadores de obligatio porque no estaban basados en una causa civilis), sino
que fue ampliando su protección hasta formarse la categoría de los pacta praetoria
(categoría no ideada por los romanos, sino por la moderna romanística) productores de
acciones y excepciones pretorias; en definitiva, creando obligationes honorariae.
Junto a los pacta praetoria, se reconocieron también los llamados pacta legitima,
productores incluso de obligaciones iure civili, eficacia que les reconoció la propia
legislación.
Solución para los bona fidei iudicia: Un paso más se dio en los bona fidei
iudicia, en los que dada su naturaleza con la misma acción que nacía de la relación
sustancial (compraventa, arrendamiento) el juez necesariamente debía tener en cuenta
los pactos cruzados entre las partes considerándolos en la condemnatio. Y desde este
punto de vista se contempla una categoría especial de pactos, los pactos ex continenti,
pactos cruzados en el mismo momento en que se concluía el contrato principal. Estos
pactos eran consustanciales con el negocio principal y se hacían valer en los juicios de
buena fe; tenían los mismos efectos que el llamado negocio principal.
De este modo podían añadirse a los contratos de buena fe (compraventa, arrendamiento, sociedad, mandato, prenda, comodato y
depósito) pactos convenidos en el momento mismo de la conclusión del contrato, que eran reconocidos y tenían eficacia en el juicio intentado con la
acción dada para tutela del contrato principal, lo cual no se extendió a los efectuados subsiguientemente y, en las estipulaciones, los que sólo podían dar
lugar a la concesión de una exceptio en favor del demandado.
De esta forma, resulta que si la reducción, la modificación o el aumento eran acordado en el momento mismo en que se formaba el
negocio jurídico principal, el pacto venía a integrarse en él, lo que debía ser considerado por el juez a efectos de la condena o de la absolución del
demandado. (ver Ulpiano, D. 2, 14, 7, 5).
395
En síntesis, sin perjuicio de lo expresado, la expresión Pactum viene a equivaler
a un acuerdo de voluntades entre dos o más personas, pero estrictamente habría que señalar
que en Roma, en una primera época, se trata de simples acuerdos que generan sólo
excepciones pero nunca acciones, y aparecen normalmente "agregados a un contrato".
Posteriormente, ya en la época clásica, surgen ciertos convenios no considerados como
contratos, sino como "pactos", no relacionados con contrato algu~o, los cuales en
principio no están dotados de acción para exigir su cumplimiento pero, a los cuales el
pretor dotó de una acción tendiente a obtener su cumplimiento, de allí que a estos
últimos se les denominó "pactos vestidos" o "pactos pretorios", en oposición aquellos
convenios que carecen de acción, a los que se les llamó "pactos nudos". En la era
Justinianea, la sanción a los pactos es por medio de una leges (constitución imperial) por
lo cual se les denominó "pactos legítimos".
En relación a los pactos pretorios, cabe destacar, que algunos sirvieron para el
surgimiento de derechos reales, tales como la hipoteca, pero también en ciertos casos
generaron obligaciones, protegidas por acciones personales como ocurre con el
constitutum, convención en que una de las partes promete a la otra pagar en fecha
determinada una deuda preexistente, propia o ajena (actio de pecunia constituta); también
podemos mencionar el receptum arbitrii, en que una persona se compromete a decidir
como árbitro una cuestión, él que en caso de no desempeñar el encargo podía ser
compelido mediante una multa y embargo de bienes.
396
LOS CONTRATOS VERBIS:
Son aquellos que se perfeccionan por el pronuciamiento de determinadas
palabras. Como características generales o comunes presentan la de ser solemnes (fórmulas
orales solemnes), ser de estricto derecho , unilaterales y propios del ius civile. En los
contratos verbis la obligación surge del pronunciamiento de ciertas palabras solemnes
fijadas por el ius civile.
DICTIO DOTIS:
Es una forma particular de constitución de dote que sólo podía ser utilizada por
la mujer, por un deudor de esta o bien por un ascendiente paterno. Aquí, el que la
constituía se obligaba verbis sin interrogación previa. (actio tibi dico). Suponen una promesa
unilateral que obliga a una persona hacia la otra y en que el silencio de la otra parte se estima como manifestación de
aceptación, llegando Volterra a sostener que el sujeto declarante se convertía en deudor frente al que callaba.
LA ESTIPULATIO:
Más que un contrato con un fin específico es forma de contratar, pues se
utilizaba con distintas finalidades o servía para distintos efectos. Así, servía para prestar
dinero, para otorgar garantías reales y personales, fijar intereses, entre otras finalidades, vale
decir, en la estipulación caben las prestaciones de más variada indole. Cualquier acuerdo
podía adquirir valor en caso de ser efectuado de esta forma.
Según algunos es el posible carácter abstracto de la estipulatio lo que determina su uso frecuente, al colocar
al acreedor en una situación de cierta ventaja, pues basta con probar el hecho de la celebración de la misma. En este
sentido para algunos la estipulatio es más bien un modo de obligarse, que sigue siempre a un negocio previo, que el acto
jurídico anterior que la estipulatio formaliza.
Algunos autores señalan que el uso tan extendido de la estipulatio se explica
por la variedad de sus aplicaciones. Su contenido podía ser cualquiera que deseasen las
partes en cuanto no estuviera prohibido por el ordenamiento jurídico.
Para muchos es el eje del sistema contractual romano, sin duda el más importante de
los contratos verbis y en general de los contratos del jus civiles. En este sentido, podemos destacar que,
a diferencia de la mancipatio e in iure cessio, la stipulario es un negocio puramente obligacional, es una fuente de
obligaciones.
En un principio fue un contrato propio del derecho civil, del cual sólo podían
participar los ciudadanos romanos utilizando el verbo spondeo, así, el acreedor
preguntaba a su deudor: Spondere dare?, a lo cual el deudor contestaba Spondeo.
Posteriormente, esta forma de contratar se hace extensiva a los tratos entre ciudadanos
y extranjeros, permitiéndose en esos casos utilizar otros verbos (“debis?” “dabo”;
“facies?” “faciam”; “promittis?” “promitio”.).-
397
Se señala que su origen se encontraría en la sponcio, la que luego habría recibido el nombre de stipulatio.
(Algunos dicen que la sponcio y la stipulatio, pueden ser consideradas formas diversas de un único instituto).
398
PRINCIPALES CARACTERISTICAS DE LA ESTIPULATIO
1.-Es un contrato del ius civile: En un principio fue un contrato propio del derecho civil, del cual
sólo podían participar los ciudadanos romanos utilizando el verbo spondeo, (“Spondere dare” “Spondeo”).
Posteriormente, esta forma de contratar se hace extensiva a los tratos entre ciudadanos y extranjeros, permitiéndose en
esos casos utilizar otros verbos (“debis?” “dabo”; “facies?” “faciam”; “promittis?” “promitio”.).-
3.-Es unilateral, esto es, resulta obligada una sola de las partes, el promissor o
promitente.
399
REQUISITOS DE LA ESTIPULATIO:
3.-UNIDAD DEL ACTO: debía celebrarse en un solo acto, lo que para algunos
exige que respuesta siga inmediatamente a la pregunta, esto es, sin interrupción de
tiempo, pero para otros, simplemente se trata de que entre la pregunta y la respuesta no se
celebre ningún acto jurídico intermedio, vale decir, para estos últimos la continuidad entre pregunta y
respuesta o unidad del acto, implica que entre una y otra las partes no se pueden ocupar de otro asunto.
400
EFECTOS DE LA ESTIPULATIO:
401
EXCEPCIONES O DEFENSAS DEL PROMISSOR:
Por su parte, el promitente, para el caso de que el acreedor lo demandara exigiendo o
cobrando algo que consideraba no adeudar disponía de medios procesales, entre los cuales
podemos destacar:
1.-LA EXCEPTIO DOLI.
2.-LA EXCEPTIO NON NUMERATA PECUNIA (excepción de dinero no
entregado).
La primera es de aplicación general y procede en caso de haber existido dolo o
mala fe por parte del estipulante.
En cambio la segunda, que surge con posterioridad, podía ser empleada
cuando un acreedor poco escrupuloso pretendiera exigir el pago de lo que no le había
entregado al deudor y que éste se había obligado mediante estipulatio a dar.
En relación a estas excepciones conviene recordar que la estipulatio era un contrato
de estricto derecho, abstracto (por regla general) y formal, en donde no se tenía en cuenta la
causa, pero, sin perjuicio de ello, el pretor concedió estas excepciones para hacer valer la
mala fe del estipulante o la inexistencia de causa. Ello determina que el carácter abstracto que
pudiera tener la estipulatio no fuera tan relevante.
Peso de la prueba:
En el caso de la exceptio doli, el peso de la prueba correspondía al deudor,quien
debía acreditar el dolo, pues el dolo no se presume.
En cambio, en el caso de la exceptio non numeratae pecunia, el peso de la
prueba se trasladaba al acreedor quien debía demostrar que había entregado el dinero.
En todo caso, en un primer tiempo esta excepción tenía una limitación temporal por
cuanto sólo se podía hacer valer dentro del año siguiente a la celebración de la
estipulatio, lo que determinaba que algunos acreedores dejaran transcurrir el año sin
demandar. En razón de ello se concedió al promitente la posibilidad de accionar
mediante un a querella denominada non numeratae pecunia. Es conveniente destacar que
estas excepciones suponen indagar en la causa de la estipulación.
402
1.-AD STIPULATIO: Se refiere al caso en que hubiesen ad estipulantes, esto es,
paralelamente con el estipulador existieran otros que podían pagarse.
Es una segunda estipulatio por cuya virtud una persona, por mandato del
primer estipulante, estipula del promitente el mismo objeto de la primera estipulatio.
Puede hacerse inmediatamente o posteriormente. El adstipulator interroga al deudor: “Idem dari spondes?” (¿prometes dar
lo mismo?), a lo que el deudor contesta “Spondeo” (prometo). El adstipulator tiene el mismo derecho de
crédito que el primer estipulador, y está obligado a entregar lo que recibió del promitente al
estipulador o a sus herederos.
Se trata de una figura que presenta ventajas al acreedor en ciertos eventos como
ausencia, fallecimiento (facilitaba a los herederos el cobro) y suplía la no existencia de la
representación directa. En este sentido Shom, nos dice que el adstipulador era un acreedor para el promitente y un
mandatario para el estipulante. Desaparece en la época de Justiniano.
403
SPONCIO:
Corresponde a la primera etapa de la evolución de las garantías personales y
que se perfecciona por el empleo de la siguiente fórmula: el acreedor pregunta al que va
a garantizar la deuda de otro "idem dare spondes", a lo cual éste responde: "spondeo".
El sponsor, siempre ciudadano romano, se obliga a pagar lo mismo que el
deudor principal y para los efectos de su reembolso era considerado un mandatario del
deudor principal, por lo cual disponía en contra de éste de la actio mandati contraria.
FIDEIPROMISSIO:
En este caso se emplea el verbo fideipromitto y en general los fideipromittores
se encuentran sujetos a las mismas disposiciones que los sponsores, pero, no solo podían
ser fideipromisores sino también los peregrinos. ("idem fide promittis?" “promitto”.)
CARACTERISTICAS COMUNES:
1.-Sólo sirven para afianzar obligaciones nacidas de contratos verbis.
2.-No se transmiten a los herederos.
3.-En ambos casos la obligación duraba dos años.
4.-Son deudores accesorios, por lo cual no pueden prometer más que el deudor
principal, ni obligarse bajo condiciones más onerosas, pero podían prometer menos.
5.-Si bien son personalmente deudores, pudiendo ser perseguidos, liberando su pago
a los demás, en el evento de ser varios los garantes, se terminó por establecer que cada
fiador no respondía más que por su parte, la cual resultaba de dividir el monto de la
obligación principal entre todos los cofiadores.
404
EFECTOS DE LA FIANZA O FIDEIUSSIO:
Para precisar los efectos de la fianza, es necesario distinguir por una parte la
elación del acreedor con los fiadores y, por otra parte, la de éstos con el deudor principal
y, por último la relación de los fiadores entre sí.
405
DIFERENCIAS ENTRE FIDEIUSSIO Y LAS OTRAS FORMAS DE
GARANTIAS PERSONALES RELACIONADAS CON LA ESTIPULATIO (SPONTIO
Y FIDEIPROMISSIO):
3.-Es perpetua
406
CONTRATOS LITERIS:
Son aquellos que se perfeccionaban por el empleo de la escritura, sobre los cuales
existe poca información, y la que se tiene la obtenemos de textos de Gayo y Cicerón, quienes
mencionan como los más importantes a la EXPENSILATIO O NOMINA
TRANSCRIPTITIA, la CHIROGRAPHA y LA SYNGRAPHA.
407
NOMINA ARCADIA: son las anotaciones en el expensum de operaciones
efectivamente realizadas y por lo tanto constituían simples medios de prueba, por ejemplo
dejar constancia de un nexum y luego para dejar constancia escrita del mutuo.
Aquí, el deudor quedaba obligado no por la anotación sino por la solemnidad
en el caso del nexum y por la entrega del dinero en el caso del mutuo. La nomina arcadia
simplemente permitía demostrar que el dinero había salido de la caja.
Gayo señala que aquí no hay contratos literis, pues en estos casos la obligación
no surge en virtud de la anotación, la cual a lo más funciona como un simple medio de
prueba.
NACIMIENTO DE LA OBLIGACION:
Para que naciera la obligación era necesario que la anotación o cargo debía hacerlo
en su codex el acreedor, a petición del deudor,
En todo caso, normalmente, el deudor, por su parte, en su libro solía hacer una
mención correspondiente, pero el contrato literis es válido en virtud de la sola inscripción
hecha por el acreedor con el consentimiento del deudor.
Este sistema se sustenta sobre dos pilares, la puntualidad con que eran llevados los
libros y la honradez del acreedor y deudor. De allí, que atendida la corrupción de las
costumbres se incorporaron nuevas exigencias, tales como la de hacer constar por escrito el
consentimiento del deudor.
408
En este sentido Gayo nos dice que las nomina transcripticia sirven para operar
una novación, valer decir sustituir una obligación existente por otra, y esta puede
sustitución puede ser de dos clases:
a)TRANSSCRIPTIO A RE IN PERSONAM
a) TRANSSCRIPTIO A RE IN PERSONAM:
“Se hace la transcripción a re in personam cuando por ejemplo yo te anoto en la hoja
del expensum lo que tú me debes por causa de una compra o de una sociedad”. En el
ejemplo, el acreedor anota en su codex que ha recibido de su deudor lo que éste le debe por
determinado concepto (venta, sociedad), y ,sin perjuicio de que en realidad esa entrega no se
ha consumado, anota en la columna de los expensi como entregada esa misma suma de dinero
a su deudor. En este caso, tenemos una obligación que se extingue por acceptilatio dando
lugar a una nueva obligación literal, que la reemplaza, vale decir, estamos ante un pago y
préstamo ficticios.
Esto nos ilustra que esta modalidad tiene cuando se sustituía la antigua
obligación por otra nueva cambiando la causa de la obligación. Esto permite señalar que
se está ante una novación por cambio de causa, esto es, sustituir por ejemplo una
obligación de buena fe por una de carácter literal, esto es, de estricto derecho.
Lo que pretenden las partes es transformar en literal una obligación preexistente,
con las ventajas que ello reporta al acreedor por tratarse de una obligación de estricto derecho.
LA CHIROGRAPHA Y LA SYNGRAPHA:
Ya a principios del imperio cae en desuso la costumbre de llevar los codex, la que,
en todo caso, se mantuvo por mayor tiempo entre los banqueros (argentarii) y comerciantes.
Por otra parte, como la expensilatio es un contrato de jus civile, los peregrinos no podían
emplearlos, por lo cual entre ellos se estiló servirse de documentos escritos especiales para
obligarse literis, esto es mediante la chirographa o chirographum y la syngrapha.
La CHIROGRAPHA: era un documento firmado por el deudor a fin de dejar
constancia de una obligación o deuda y más que un contrato constituye un medio de
prueba.
La SYNGRAPHA: era un documento escrito revestido de los sellos de ambas
partes y extendido en dos ejemplares que conservan cada una de ellas, en que se
suscribía una deuda o se reconocía una obligación.
409
Al conceder Caracalla la ciudadanía a todos los habitantes del imperio, el uso de
chirographum y del syngrapha se hizo general, mientras que la nomina transcripticia caía en
desuso.
410
LOS CONTRATOS REALES:
Respecto de los contratos reales se dice que deben concurrir dos requisitos
esenciales:
2)El acuerdo de las partes sobre la finalidad real de la entrega. Todos los
contratos reales exigen un acuerdo de voluntad o consentimiento entre las partes, pero tal
acuerdo carece por sí mismo de eficacia obligatoria; sólo con la entrega nace verdaderamente
el contrato, pero el contenido del acuerdo es el que permite precisar de que clase de
contrato real se trata.
411
MUTUO (mutuum o mutui datio) O PRESTAMO DE CONSUMO:
Antecedente: el primitivo nexum, era una forma de conseguir un prestamo mediante la solemnidad del cobre
y la balanza, constituyéndose en favor del acreedor un poder sobre la persona del deudor. Se describe el nexum como una
automancipación o sometimiento de una persona a otra para garantizar una deuda. Posteriormente, al prescindir los
romanos del acto mancipatorio (nexum), surge el Mutuo, contrato de préstamo libre de forma, que posteriormente se
convierte en el único negocio jurídico de préstamo de bienes fungibles.
Se trata de un préstamo de consumo o de cosas consumibles que el mutuante da al
mutuario para que éste le devuelva otro tanto del mismo género. Gayo nos dice que se llama
mutuo pus “lo que yo te he dado, cesa de ser mío pasa a ser tuyo”.
CONCEPTO: Es un contrato real, unilateral, de derecho estricto y del jus civile
en que una de las partes, mutuante, entrega a otro mutuario, cierta cantidad de cosas
fungibles, transfiriéndole el dominio de las mismas, obligándose el mutuario a restituir
otras tantas del mismo género y calidad. En Roma, el mutuo, salvo ciertas
modalidades, era gratuito.
REQUISITOS:
1)Convención previa a la entrega. La datio debía fundamentarse sobre el
acuerdo de voluntad de las partes.
2)Tradición de la cosa. En el mutuo, más que entrega lo que se exige es
tradición, el mutuario pasa a ser dueño de las cosas que recibe. En el Digesto se cita a
Paulo quien nos dice que se denomina dación en mutuo “porque el objeto se hace de mío
tuyo; y así, si no se hiciera tuyo, no nace la obligación.”.
3)Las cosas que se dan deben ser fungibles. El mutuario no tiene que restituir
las mismas cosas que se le dieron sino otras tantas de la misma especie.
4)Mutuante debe ser dueño de las cosas que entrega. Si el que entrega no es
dueño no puede transferir el dominio.
412
ESTIPULACION DE INTERESES:
El mutuo en sus orígenes es un contrato gratuito en virtud del cual sólo se
beneficia una parte (el mutuario) sufriendo la otra (el mutuante) el gravamen
patrimonial, si bien sólo temporal, de allí que en caso de incumplimiento el mutuante sólo
pudiera exigir la misma cantidad que había entregado, pero con el tiempo el préstamo con
interés se convierte en un negocio habitual en el que mediante un negocio distinto al
mutuo, una estipulatio, resulta obligado el mutuario a pagar intereses.
En este caso, cabe destacar que el mutuante dispone de dos acciones, una que
emana del mutuo, la actio certae creditae pecuniae (dinero) o triticario (otras cosas
fungibles), que le permiten solicitar la restitución del capital y otra, emanada de la
estipulatio, para exigir los intereses.
En todo caso, para evitar ejercer dos acciones distintas se acostumbraba confirmar la obligación del mutuo
junto a la que creaba la obligación de los intereses en una estipulatio única (stipulatio sortis et usurarum).
413
EL COMODATO O PRESTAMO DE USO: (Commodo-dare: dar utilidad o
servicio)
REQUISITOS:
1.-Entrega de la cosa. Aquí, la entrega no constituye tradición, por cuanto no
existe intención de transferir el dominio. Ello explica que no es necesario que el comodante
sea dueño de la cosa presta. Como se trata de una simple entrega, el que recibe es un mero
tenedor, reconoce dominio ajeno. Este préstamo no transmite la propiedad de la cosa al
comodatario, estando éste obligado a restituir las mismas cosas que había recibido.Tampoco
adquiere la posesión, es un mero tenedor.
2.-Cosa no consumible. Ulpiano:no puede ser objeto de comodato lo que se
consumo por el uso, salvo que se reciba para muestra y ostentación. El comodatario no
puede consumir la cosa que se le presta pues debe devolver la misma cosa o especie.
Normalmente las cosas que se dan en comodato son no consumibles y no fungibles, sin
perjuicio que puede ser consumible y fungible cuando el comdatario las usa sin consumirlas
(para ostentación y muetra)
Cabe destacar, que pueden ser objeto de comodato tanto cosas muebles como
inmuebles.
3.-Uso gratuito. (en caso de ser oneroso, ya no estariamos ante un comodato sino
que ante un arrendamiento).
CARACTERISTICAS:
1.-Contrato real.
2.-Contrato bilateral imperfecto. (al perfeccionarse, sólo engendra obligaciones
para el comodatario, pero puede ocurrir que posteriormente el comodante asuma ciertas
obligaciones, como lo sería, indemnizar al comodatario por los gastos indispensables
hechos para la conservación de la cosa)
3.-Contrato de buena fe.
4.-Contrato gratuito: En caso de establecerse alguna retribución dejaría de ser
comodato y en su lugar, si se diera a cambio dinero estariamos ante una locatio o
arrendamiento, o ante un contrato innominado si se da otra cosa.
ASPECTOS A DESTACAR:
A)Es esencialmente gratuito.
B)recae sobre una especie o cuerpo cierto.
C)El comodatario es respecto de la cosa que recibe un mero tenedor. (La
entrega no constituye tradición)
414
EFECTOS DEL COMODATO:
El comodato en el momento de concluirse sólo genera obligaciones a cargo del
comodatario, aunque luego pueda resultar obligado el comodante, es un contrato
sinalagmático o bilateral imperfecto.
415
DEPOSITO:
Sin perjuicio de las precisiones que corresponde a cada clase de depósito podemos
decir que en términos generales se trata de un contrato real, de buena fe, gratuito, por el
cual una de las partes intervinientes (depositante) entrega a la otra (depositario) una
cosa para que se la guarde gratuitamente y la restituya al serle requerida.
La expresión depositum, que designa a la vez el contrato y la cosa deposita,
viene de ponere (poner). En este sentido Ulpiano nos dice que depósito es lo que se dio a alguién para guardar; se
llama así porque se “pone”, ya que la proposición “de” intensifica lo “puesto” para demostrar que está encomendada a su
lealtad todo lo que se refiere a la custodia de la cosa.
Esta especie de contrato real fue reconocida por el derecho romano sólo a fines de la República.
REQUISITOS:
1.-Entrega de la Cosa. Se trata de una simple entrega que no constituye
tradición pues no existe intención de transferir el dominio. El depositario es un mero
tenedor. Pueden ser entregadas en depósito cosas ajenas.
2.-Sólo cosas muebles.
3.-Sólo especies o cuerpo cierto, no importa si son consumibles o no, pues el
depositario no puede usarlas y debe devolverlas intactas al depositante.
CARACTERISTICAS:
1.-Contrato real.
2.-Contrato sinalagmático imperfecto. (Si bien al momento de perfeccionarse
sólo genera obligaciones para el depositario, pueden, posteriormente, surgir obligaciones
a cargo del depositante, como lo sería, indemnizar al depositario por los perjuicios que le
causare la cosa depositada).
3.-Contrato de buena fe.
4.-Contrato gratuito. El depósito lo mismo que el comodato es esencialmente
gratuito, pues si se ha convenido un precio por la custodia de los objetos el contrato será
un arrendamiento de servicios o una de los contratos innominados.
416
EFECTOS DEL DEPOSITO REGULAR (obligaciones que genera):
a)Respecto del depositario:
1.- Debe guardar la cosa y no hacer uso de ella. Si la ocupa comete un delito
(furtum usus)
2.-Responde por su dolo o culpa grave en caso de perdida de la cosa recibida,
atendido que es un contrato que es gratuito y que sólo beneficia al depositante (acreedor).
3.-Debe restituir al depositante la cosa recibida en el plazo acordado o al
primer requerimiento del depositante. Se comprende en la restitución todas las
accesiones y frutos que la cosa haya tenido en poder del depositante.
El depositante dispone para hacer efectivo el cumplimiento de estas
obligaciones de la actio depositi directa.
DEPOSITO IRREGULAR:
Es el depósito de dinero o cosas fungibles, y en razón de la naturaleza de la cosa
entregada, el depositario queda como dueño de las cosas que recibe y por tanto facultado
para restituir otras tantas del mismo género y calidad.
REQUISITOS:
1.-Entrega de la cosa. En realidad, aquí, a diferencia de lo que ocurre en el
depósito regular, en el irregular la entrega es tradicion: aquí, el depositario recibe en
dominio las cosas.
2.-Objeto: Cosas fungibles o sumas de dinero.
417
DEPOSITO NECESARIO o MISERABLE:
Es aquel al cual recurre una persona que se encuentra amenazada por una
catástrofe (incendio, naufragio, etc), para salvar sus bienes. Ulpiano nos dice que este
depósito es aquel que se utiliza en caso de tumulto, incendio u otra cosa semejante y lo que lo
caracteriza es que el depositante obra bajo el imperio de las circunstancias y de la necesidad y
no puede escoger al depositario, pues sus cosas están expuestas a un riesgo inminente y los
confía al primero que encuentra.
CARACTERISTICAS Y REQUISITOS: similares a las del depósito regular.
DIFERENCIAS:
a)depositario responde hasta por culpa leve y
b)si depositario se niega a restituir los objetos depositados, es condenado a
pagar el duplo del valor de los mismos. La negativa del depositario en este caso es
considerada como de mayor gravedad que en otros supuestos, de allí una mayor sanción.
SECUESTRO (SEQUESTRUM):
Es el depósito hecho en forma conjunta por varias personas, conviniendo con el
depositario (sequester) que la cosa será entregada a aquella respecto de la cual se
cumpla una determinada condición, esto es, que resulte vencedora en el litigio sobre la
propiedad de la cosa depositada.
REQUISITOS Y CARACTERISTICAS: son por lo general similares al
depósito regular.
DIFERENCIAS:
a)El secuestre como característica especial, no es un mero tenedor sino poseedor
ad interdicta de la cosa (protegido por interdictos posesorios.)
b)Pueden ser objeto de secuestro tanto cosas muebles como inmuebles.
418
B.-CARACTERISTICAS:
1.-Contrato real.
2.-Contrato sinalagmático imperfecto. En principio el único obligado es el
acreedor prendario, pero eventualmente puede resultar obligado el deudor prendario
(eventualmente, el constituyente de la garantía deberá reembolsar al acreedor
prendario los gastos necesarios de conservación e indemnizar los perjuicios que ella le
haya causado).
3.-Contrato de buena fe.
4.-Contrato accesorio. Tiene por objeto garantizar el cumplimiento de una
obligación principal.
5.-Contrato beneficia a ambas partes.
En efecto, por una parte beneficia al acreedor, quien está más seguro de ser pagado y
también al deudor, quien encuentra más facilidad para su crédito.
419
DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS ENTRE CONTRATOS REALES: Solo
señalaremos algunas, correspondiendo a los alumnos descubrir las restantes, sin
perjuicio de que algunas ya han sido mencionadas.
4.-Las obligaciones que emanan del mutuo son de estricto derecho. En cambio,
las que nacen de los demás contratos reales son de buena fe.
420
CONTRATOS SOLO CONSENSUALES:
En todo caso, entre los mismos contratos consensuales existe cierta diferencia
en cuanto al consentimiento. En efecto, en la compraventa y el arrendamiento éste se
exige en el momento inicial. En cambio, en el mandato y en el contrato de sociedad el
consentimiento debe perdurar.
421
CONCEPTO:
Contrato sólo consensual, bilateral perfecto, de buena fe, oneroso, del ius
gentium, por el cual una de las partes, vendedor, se obliga a entregar una cosa a la otra,
comprador, asegurándole su posesión tranquila y útil; y ésta a pagar a aquella el precio
estimado en dinero.
CARACTERISTICAS:
1)Contrato sólo CONSENSUAL., se perfecciona por el solo consentimiento de las
partes. Al respecto Gayo señala que cuanto una de las partes quiere vender una cosa y la otra comprarla y se ponen de
acuerdo en cuanto al precio, por este solo consenso, aunque la cosa no haya sido entregada ni el precio pagado, existe
desde ese momento la compraventa (Gayo , 3.139; Inst., 3.23 pr.)
2)BILATERAL O SINALAGMATICO PERFECTO: desde que se perfecciona
genera obligaciones para ambas partes (comprador: pagar el precio; vendedor: entregar la
cosa).
3)DE BUENA FE.
4)DEL DERECHO DE GENTES
5)ONEROSO: las partes se gravan recíprocamente, una en beneficio de la otra.
6)Es un contrato PRINCIPAL, porque subsiste por sí mismo sin necesidad de otro
contrato.
LA COSA (MERX O RES VENALIS): todas las cosas que estaban dentro del
comercio humano: corporales e incorporales, presentes o futuras y propias o ajenas, vale
decir, el objeto de la obligación del vendedor es muy variado: la única limitación clara es
que debe tratarse de cosas comerciables (res intra comercium).
REQUISITOS DE LA COSA:
a)Comerciable: debe estar dentro del comercio humano. En todo caso, si bien la
compraventa de cosa incomerciable es nula, se ampara al comprador de buena fe con ciertas
acciones de hecho que le permitan obtener indemnización, y siempre es posible utilizar una
condictio para recuperar el precio pagado por la cosa.
b)real: esto significa que la cosa vendida tiene que existir efectivamente al tiempo
de celebrarse el contrato de compraventa, ya que si así no fuere, dicho contrato carecería de
objeto.
Pero, no solamente las cosas que existen al momento de la celebración del
contrato pueden ser objeto de éste, sino que también aquellos que no existen, pero se
espera que existan, es decir, las llamadas "cosas futuras".
Se dice que "cosa futura" es aquella que no tiene existencia real y positiva al
momento de prestarse el consentimiento.
422
En síntesis, pueden existir dos especies de venta de cosa futura, según sea que se
venda la cosa misma que va a existir (emptio rei speratae), o bien, la esperanza o la
suerte de que pueda existir una cosa (emptio spei).
Cuando lo que se vende es la cosa misma que va a existir (emptio rei speratae)
la venta es condicional, porque se entiende hecha bajo la condición de que la cosa llegue a
existir; en tanto que, cuando se vende la esperanza o la suerte (emptio spei) de que pueda
producirse una cosa o realizarse un hecho, la venta es aleatoria, esto es, sujeta a una
contingencia incierta de ganancia o pérdida, reputándose perfecta desde que hay acuerdo
sobre la cosa futura y el precio.
En todo caso, se sugiere una tercera alternativa consistente en la venta de una
cosa que no existe pero que el vendedor se obliga a realizar, caso en el cual se estima que
la venta es pura y simple.
c)determinada o determinable: que sea determinada nos está indicando que ella
tiene que consistir en una especie o cuerpo cierto, o bien, en una cantidad determinada o
determinable de un género también determinado
d)Que la cosa vendida no pertenezca al comprador: si la cosa vendida
perteneciera al deudor, ésta carecería de causa, pues no se ve cuál sería el motivo jurídico
que pudiera inducir a una persona a comprar una cosa que ya le pertenece.
Cabe destacar que no es necesario que la cosa pertenezca al vendedor, en el
Derecho Romano al igual que en nuestro Derecho, la venta de cosa ajena es válida, sin
perjuicio de los derechos del propietario de la cosa vendida (ver precisiones señaladas
sobre la venta de cosa ajenas).
423
REQUISITOS DEL PRECIO:
1.-QUE SE PACTE EN DINERO: lo que se exige es que el precio se pacte en
dinero. Por consiguiente, no es forzoso que se pague en dinero (datio in solutum).
Si el precio no se pacta en dinero, sino que se conviene que el valor va a consistir
en una cosa, no vamos a estar ante un contrato de compraventa, sino ante un contrato de
permuta.
Respecto de este requisito cabe destacar que los sabinianos eran de la opinión de que no era necesario que el
precio fuera estimado en dinero pues para ellos la venta consistía en el cambio de cosas. En cambio, los proculeyanos
consideraban que el precio debía estimarse en dinero pues de otra forma no se podría distinguir el trueque o cambio de la
compraventa y no se podría decir cual sería la cosa vendida y cual sería el precio. Esta última fue la opinión que según
Justiniano debía asumirse.
Cabe destacar que Gayo señalaba que el precio debía consistir en dinero y en una cifra exacta.
2.-CIERTO O DETERMINADO O AL MENOS DETERMINABLE: lo que
significa que debe conocerse la cantidad precisa de dinero que constituye el precio. Esa
cantidad puede estar precisamente establecida en el contrato, o bien, puede ser determinada
por reglas o datos contenidos en el contrato
En relación con la determinación del precio, hay un principio fundamental, y es que
"jamás el precio puede quedar al arbitrio de uno solo de los contratantes"
Sin embargo, esto no es obstáculo para que las partes convengan que la fijación
del precio quede en manos de un tercero (arbitirium boni viri), pero en este caso, la venta
se entendía hecha bajo condición, esto es, que la persona designada determinara el
precio y si ello no ocurría, la venta era nula por faltar el precio.
3.-VERDADERO, SERIO Y NO SIMULADO: Este requisito se agrega en el
derecho postclásico. En este sentido, se dice que no es precio real el simulado, ni tampoco
el irrisorio o ridículo, entendiéndose por tal a aquel que no guarda ninguna
proporcionalidad con el valor de la cosa vendida, de tal forma que queda de manifiesto que
no hay un propósito serio entre las partes de que ese precio sea exigible.
En todo caso, no es requisito del precio que tenga equivalencia exacta con el
valor de la cosa vendida.
4.-JUSTO: Lo primero que habría que señalar es que los juristas clásicos no exigen
que el precio sea justo, o que esté en relación con el valor de la cosa, así, Paulo señala que al
comprar y vender se admite como natural el comprar en menos lo que vale más, o en vender
en más lo que vale menos. Por su parte Pomponio señalaba que en el precio de la
compraventa es naturalmente lícito a los contratantes el engañarse.
La justicia o adecuación del precio, esto es, que el precio sea justo es un
requisito impuesto por Justiniano, referente a la idea de "justo precio", relacionado con la
institución denominada lesión enorme, que en materia de compraventa procede en la de
inmuebles y favorece al vendedor que pruebe que vendió el inmueble por un precio
inferior a la mitad del valor efectivo del mismo, pudiendo lograr la rescisión del contrato, a
no ser que el comprador prefiera quedarse con el inmueble abonando la diferencia entre lo
efectivamente pagado y el justo precio del mismo.
424
Se señala que esta última exigencia se habría introducido como consecuencia de la crisis económica
del Bajo Imperio, y que para algunos autores sería producto de influencias cristianas en la ética de los
negocios consistente en lo siguiente: se difundió la idea de que el precio en la compraventa no podía ser
inferior nunca a la mitad del justo valor que pudiese atribuirse a la cosa, introduciéndose con ello el concepto
de justo precio y de lesión enorme que se producía cuando se vendía una cosa por la mitad o menos del valor
de la cosa. Evidentemente que esta diferencia podía ser tanto en favor del comprador como del vendedor,
según si el precio era demasiado bajo o demasiado alto.
En el derecho clásico este problema sólo podía remediarse alegando dolo por parte de que resultaba
perjudicado con el precio, pero en la época postclásica y en el derecho justinianeo se estableció que el
vendedor podía reclamar la restitución de la cosa vendida por menos de la midad del valor que la cosa tuviera
normalmente, y desde entonces se abrió la polémica sobre el justo precio, que seguirá latente en el pensamiento
jurídica, cuestión que es recogida en nuestro ordenamiento como un vicio de carácter objetivo pero que no es
de aplicación general, sino restringida, esto es, para ciertos contratos y en algunos sólo respecto de ciertos
bienes. Así, en nuestro derecho se recoge esta institución en la compraventa, pero sólo tratándose de inmueble
y tanto en favor del vendedor como en favor del comprador.
425
Tratándose de una especie o cuerpo, desde época clásica se entendió que si entre
la celebración del contrato y el momento de la entrega de la cosa, ésta perece o se
deteriora por efecto de un caso fortuito o fuerza mayor, el vendedor queda liberado
totalmente si la cosa hubiera perecido o parcialmente si la cosa hubiere sufrido
solamente deterioro. Lo mismo si la cosa hubiera perecido o sufrido deterioro por hecho
de un tercero, no imputable al vendedor, debiendo éste entregar sólo lo que queda y
conserva el derecho de exigir íntegramente el precio convenido. Vale decir, el comprador
soporta los riesgos de la cosa y como compensación sea hace dueños de los frutos y
aumentos que por accesiones experimente la cosa, desde la celebración del contrato.
(PERICULUM: PELIGRO).
426
Es justamente a estos dos aspectos a los cuales se refiere el la obligación de
saneamiento y así ella comprende dos objetos:
De ello resulta que para que exista evicción deben darse ciertos requisitos:
1.-Que el comprador sea privado del todo o parte de la cosa: esto sucede, no
solo cuando se quita el todo o una parte de la cosa que le fue vendida, sino que también
cuando se declara en favor de un tercero la existencia de un derecho anterior sobre la cosa
que limite el dominio.
2.-La evicción tiene que originarse en una causa anterior al contrato de
compraventa: no sería lógico ni justo hacer responsable al vendedor por hechos que se han
producido con posterioridad a la venta y en los cuales a éste no ha correspondido
participación alguna.
3.-Que la privación del todo o parte de la cosa sea por sentencia judicial.
Para hacer efectiva esta obligación del vendedor, el acreedor dispone de la
llamada actio empti, que en un comienzo era propia de la mancipatio y ahora se ejerce
respecto del dominio y para ello se requiere la concurrencia de ciertos requisitos:
1.-Que comprador, salvo pacto en contrario, pusiere en conocimiento al
vendedor del pleito que se ha iniciado.
2.-Que comprador hiciera valer en ese pleito todas sus defensas personales (ej:
prescripción)
3.-Que la evicción radicaba en un vicio jurídico imputable al vendedor.
La negativa a comparecer o el éxito de la acción intentada por el tercero en
contra del comprador, hacía surgir la responsabilidad por la evicción, que daba derecho
al comprador a reclamar la restitución del precio y el pago de los demás daños y
perjuicios que la privación de la cosa hubiere irrogado.
427
Respecto de esta obligación habría que destacar que en los primeros tiempos, entregada la cosa por el
vendedor, éste no tenía ninguna otra obligación a pesar de que hubiera enajenado una cosa que no fuera propia y aunque
ella hubiese sido reivindicada por el propietario, pero si había realizado la mancipatio, su responsabilidad se hacía
efectiva mediante la actio de auctoritatis que emanaba de la mancipatio. Con el transcurso del tiempo se estiló incorporar
en los contratos una cláusula en virtud de la cual el vendedor se obligaba a devolver el doble del precio en caso de que el
comprador fuera privado de la posesión de la cosa (stipulatio duplae). Posteriormente, se admitió, para proteger al
comprador, la existencia de una actio empti en favor del comprador, sin necesidad de cláusula expresa, actio que permitía
reclamar el resarcimiento del daño provocado por la evicción, sin perjuicio de que las partes podían establecer algo
distinto mediante cláusula expresa.
De esta forma quedó incorporada la garantía de evicción al contrato de compraventa, como un elemento de la
naturaleza que permitía al comprador exigir al vendedor que interviniera en su defensa cuando un tercero pretendiera
hacer valer sus derechos en juicio por vicios jurídicos de la cosa transmitida.
2.-El vicio debía ser de tal entidad que inutilizase la cosa para el servicio
natural al cual estaba destinado.
3.-No haber sido manifestada por el vendedor y que comprador hubiese podido
ignorarlo sin negligencia grave de su parte.
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OBLIGACIONES DEL COMPRADOR:
2.-RECIBIR LA COSA
429
CONTRATO DE ARRENDAMIENTO (LOCATIO-CONDUCTIO):
Aún cuando los juristas distinguieron estas tres figuras, no las trataron
separadamente, siendo consideradas una sola institución, siendo el elemento común a todas
que el locator colocaba algo: en el primer caso, el uso de un objeto durante un cierto lapso de
tiempo, en el segundo, sus propios servicios personales y, en el tercero, entregaba una cosa
corporal a otra persona para que ésta realizara sobre ella un determinada actividad en favor
del locador.
Algunos autores, entre otros Raveau distinguen sólo dos clases de arrendamiento:
a)arrendamiento de cosas y b)arrendamiento de servicios, distinguiendo dentro de este último
entre locatio-conductio operarum (servicios) y la locatio-conductio operis faciendi (obra).
En todo caso, conviene destacar que entre el arrendamiento de obra y el arrendamiento de servicio existe
cierta semejanza en cuanto a sus efectos, así, en ambos casos, el contrato obligaba a una de las partes a efectuar el servicio
prometido y a la otra a pagar el salario convenido, pero existen ciertas diferencias importantes, entre ellas la referente a los
riesgos, pues en el caso de arrendamiento de servicios, éstos no pudieran realizarse por caso fortuito o fuerza mayor, no
por ello dejaba de deberse el salario; en cambio, en el arrendamiento de obra, la remuneración no se debe sino en caso de
que los trabajos estuviesen concluidos y aprobados.
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CONCEPTO DE LOCATIO-CONDUCTIO: Procurando abarcar las tres
modalidades de mandato podemos definirlo como un contrato consensual, de buena fe,
bilateral perfecto, en cuya virtud una parte se obliga a entregar a otra el uso y goce
temporal de una cosa, o a ejecutar para ella cierta obra, o prestarle determinados
servicios, obligándose la otra a pagar por ella un canon o renta.
A)ARRENDADOR o LOCATOR:
En el arrendamiento de cosas es quien se obliga a ceder a otro el uso y goce de
una cosa.
En el arrendamiento de servicios, es quien se obliga a prestar determinados
servicios a otra mediante una retribución en dinero.
En el arrendamiento de obra, es quien encarga la ejecución de una obra
cualquiera, o el que suministra el material para la obtención de un cierto resultado.
B)ARRENDATARIO o CONDUCTOR:
En el arrendamiento de cosas y de servicios es quien por el uso y goce de la cosa
debe pagar a otro una remuneración.
En el arrendamiento de obra, es él que debe ejecutar la obra convenida.
431
EFECTOS DEL ARRENDAMIENTO:
a.1)entregar la cosa.
a.2)amparar al arrendatario en el goce de la cosa (evicción y vicios ocultos que
disminuyan la utilidad de la cosa arrendada) y
a.3)Reembolsar al arrendatario los gastos necesarios y útiles para la
conservación de la cosa.
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TERMINO CONTRATO DE ARRENDAMIENTO:
A)ARRENDAMIENTO DE COSAS:
433
CONTRATO DE MANDATO:
Mandato viene de mando-as-are, de manus que significa mano y do (dar), vale decir,
dar comisión, encargar, encomendar, confiar.
CARACTERISTICAS:
3)CONTRATO DE BUENA FE
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ELEMENTOS DISTINTIVOS:
435
EFECTOS DEL CONTRATO DE MANDATO PARA LAS PARTES:
436
ACCIONES EN MATERIA DE MANDATO:
Por ser un contrato bilateral imperfecto está sancionado por dos acciones, una
directa y otra contraria: LA ACTIO MANDATI DIRECTA y LA ACTIO MANDATI
CONTRARIA:
D)Por la sola voluntad del mandante, esto es, por revocación. Esta forma de
extinción se explica por ser un contrato que exige confianza entre las partes, la cual debe
ser permanente, de forma tal que si ella cesa es lícito al mandante poner término por su
sola voluntad al mandato.
E)Por voluntad del mandatario, esto es, por renuncia, siempre que no se haga
en momento inoportuno, en cuyo caso deberá daños e intereses al mandante, a menos
que exista una causa que lo justifique (enfermedad o insolvencia del mandante) .
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CONTRATO DE SOCIEDAD:
CONCEPTO: Es posible definir o conceptualizar la sociedad señalando que es un
contrato consensual, por el cual dos o más personas (socii) se obligan a aportar sus
bienes o industria, a fin de realizar operaciones comunes y dividir entre ellas las
ganancias y las pérdidas.
Societas viene de sequor (seguir), de forma tal que socius es “el que sigue,
acompaña”.
CARACTERISTICAS:
1)Contrato consensual: la sociedad se constituye por el libre consentimiento, pero
aquí se trata de un acuerdo de voluntades que se forma sobre la base de la confianza que entre
ellos existe.
El contrato existe desde el momento en que las partes llegan a acuerdo sobre el
objeto de sus aportaciones y sobre el reparto de los beneficios o de las pérdidas.
2)Contrato del derecho de gentes, por lo cual pueden celebrarlo tanto ciudadanos
como peregrinos.
3)Contrato intuito personae: Es otra característica distintiva del contrato de
sociedad. En efecto, aquí se toman en consideración las cualidades personales de aquellos con
quienes nos asociamos (“el socio de mi socio no es mi socio”).
4)Es un contrato bilateral: esto es, al momento de perfeccionarse el contrato todos
resultan obligados, consistiendo la obligación de cada uno en hacer los aportes convenidos.
5)Es un contrato de buena fe.
6)Es un contrato no formal.
7)Es un contrato oneroso. En este sentido, se dice que la obligación de aportar
hace que la sociedad sea un contrato oneroso para todos los socios.
ELEMENTOS DISTINTIVOS:
2)Las partes persiguen un resultado común: un beneficio del cual cada socio
tendrá parte. Esto no implica que necesariamente se persiga obtener una ganancia, pues perfectamente podrían unirse
para repartirse los gastos de una obra o bien para que una determinada actividad sea menos onerosa. En todo caso,
conviene destacar que el fin perseguido no puede ser ilícito, bajo pena de nulidad.
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EFECTOS DEL CONTRATO DE SOCIEDAD:
En este contrato cada uno de los socios se obligaba al cumplimiento de las
aportaciones prometidas, las cuales podían ser de distinta naturaleza, así por ejemplo,
dinero, cosas, derechos personales (créditos) o trabajo.
Aquí conviene destacar que si uno de los socios se obligaba a aportar un bien
determinado, en principio su obligación consiste en transferir su dominio a los demás
(salvo que se trate de una sociedad que tenga la calidad de persona jurídica, pues en ese caso
cuenta con patrimonio propio, por la obligación es transferir el dominio del bien a la
sociedad), por lo cual debía utilizar un modo de adquirir apto, salvo en la sociedad
omnium bonorum, para hacer común la cosa objeto de su aporte.
En todo caso, no necesariamente la sociedad debe conducir a una comunidad,
pues perfectamente podía ser no necesario transferir el dominio de la cosa, pero si debía
ser utilizada en función del objetivo social.
Por su parte, si lo que se aporta es un crédito, el socio debía ceder sus acciones a
los demás socios.
ADMINISTRACION DE LA SOCIEDAD:
En aquellos casos en que la sociedad no constituya una persona distinta de los
socios, el giro social debe ser gestionado y administrado por cada socio.
En este sentido, cada socio actúa individual y personalmente. De ello resulta que
los bienes y derechos los adquiere para sí, pero como esa actuación es en interés social,
resulta obligado a comunicar los efectos de sus negocios a los demás socios, según sus
cuotas sociales, mediante los actos traslaticios apropiados.
Lo mismo ocurre con las deudas, las cuales son contraídas personal e
individualmente frente a terceros. En efecto, los demás socios en proporción a sus
cuotas, deben proveerle de fondos para que pague o reembolsarle lo que haya pagado.
Entretanto, el socio que se obligó en interés de la sociedad responde personalmente
frente a los terceros acreedores. Cabe destacar que los terceros que contratan con uno
de los socios no disponen de acciones en contra de los restantes socios
Por último, en lo referente a la administración de los bienes sociales y comunes se
aplican las reglas que rigen son las que se aplican en materia de comunidad o
copropiedad. Así, por ej. ninguno de los socios puede enajenar más que su parte y los gastos
y frutos se reparten en proporción a las cuotas sociales.
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Lo que no se acepta es que uno de los socios no participe en las ganancias (son
nulas las sociedades leoninas (Fábula de Fedro: sociedad entre una vaca, una cabra, una
oveja y un león para cazar un ciervo; hechas las porciones, el león las repartió así: una parte
para mí, por ser león; otra para mí, por ser el más fuerte; otra para mí, por ser quien más
puede; y pobre del que toque la cuarta.) ). Por último según algunos, se habría aceptado
que uno de los socios fuera liberado de las pérdidas, pero no de las ganancias, salvo que
por ello resultara que uno sólo fuera el que obtuviera beneficio.
1)EX PERSONIS:
a)muerte de uno de los socios y b)capitis deminutio de uno de los socios
(Justiniano excluyó la C. D. Mínima).
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