sin pedir una explicación; Para qué caminaste entonces media vida sin apartar la mirada si en realidad no quieres una explicación.
Huye del futuro, todavía estás a tiempo.
Estás a tiempo de decirlo, de chillarlo, de gritarlo al viento en una playa repleta de los sueños que otros cumplen, sueños que nunca han querido escucharte.
Pero no me mires esperando una explicación.
Díselo a él, si todavía estás a tiempo. Implórale un futuro con reproches toda vez que por fin sientes, y padeces, y te dejas llevar a una vida egoísta porque imploras, porque sientes y porque padeces.
Persigue lo que no tienes,
pero conmigo no sueñes, por mí, no hagas un viaje tan largo para esto.
Gira tu cara, desprende mi mirada
de tu espejo y reconoce que con tanta cobardía y tan poca voz, las explicaciones sólo sirven para perder el tiempo en largos viajes que no llevan a ninguna parte.