Escena XVIII HUANG TI: ¡He dicho que más tarde!
(Empieza la ceremonia, DAN
LA MURALLA CHINA
MAX FRISCH
Entran Mandarines y Eunucos en procesión coreográfica con
tambores y música, para formar el tribunal, mientras el PRINCIPE sin
vacilación se levanta y hace mutis. También aparecen las máscaras
(personajes históricos) En último lugar aparece el emperador con
ropaje de ceremonia.
HUANG TI: ¡Mandarines de mi imperio! os he convocado, como
tantas otras veces, por los grandes valores espirituales de que sois
portadores. Entrego a vuestra justicia a mi último adversario, un
hombre que se hace llamar La Voz Del Pueblo. Haced uso de vuestros
grandes valores espirituales. Porque yo, mis fieles súbditos,
permaneceré callado, para que nadie pueda acusarme de parcialidad
en este caso. Por eso permaneceré callado (Se Sienta en el Trono)
DAN HING YEN: ¡QUE TRAIGAN AL ACUSADO! (Redoblante de
tambor.)
MEE LAN: ¡PADRE!...
HUANG TI: No molestes ahora. ¿Qué significa ese vestido?
MEE LAN: El príncipe…
HUANG TI: Hablaremos más tarde
MEE LAN: Escúchame, padre…
HING YEN y cuatro MANDARINES se han levantado; cada uno de ellos
sostiene en los brazos un gran libro.)
DAN HING YEN: Leamos, como ordena la tradición, las frases de
nuestro libro de costumbres, Leamos lo que dijo Li GI, le maestro.
MANDARIN 1: El maestro dijo: “Solo habrá justicia en la tierra cuando
haya un Hijo del Cielo merecedor de ese nombre”
DAN HING YEN: Lo que nos sucedió bajo la dinastía Tsin.
MANDARIN 2: El maestro dijo: “No importa la grandeza de un
imperio, sino que sepa conquistar el corazón de sus súbditos”
DAN HING YEN: Lo que nos sucedió bajo la dinastía Tsin.
MANDARIN 3: El maestro dijo: “Cuando los gobernadores son justos
hay orden en la casa y en el estado” Cuando los gobernantes tienen
buenas costumbres, el pueblo no pelea y no se producen desordenes”
DAN HING YEN: Lo que nos sucedió bajo la dinastía Tsin.
MANDARIN 4: El maestro dijo: “La raíz del bien común está en la
justicia. Cuando se persigue el provecho propio, se originan grandes
daños a la comunidad”
DAN HING YEN: Y eso fue lo sucedió bajo la dinastía Tsin. No
respetaban las costumbres ni el derecho, y el orden del pueblo
carecía de armonía. La victoria era lo que importaba; los ricos se
preocupaban de su riqueza y los poderosos de su poder. Tenían un
libro de costumbres, pero los poderosos no cumplían sus preceptos.
Un eunuco puso en el trono a un príncipe y le enseño a procesar a
todo el que le censuraba. A los consejeros prudentes se les tachó de
revolucionarios y traidores, y no se emplearon las fuerzas del espíritu Estos, sus hijos muertos.
para reparar la injusticia. Pero el cielo castiga a quienes de tal modo
HUANG TI: ¡Basta!
obran y siempre lo hace por medio de su propio pueblo. (Cierran los
libros y vuelven a sentarse) EL ACTUAL:
MEE LAN: Padre… Los que corona llevan,
HUANG TI: ¡Chist! Ningún futuro desean;
MEE LAN: Si no me escuchas, estás perdido… Los siervos de la gleba
HUANG TI: ¡Silencio! Solo en el futuro esperan.
MEE LAN: El príncipe padre, el príncipe abrirá las puestas de la ciudad
(Redoble de tambores)
HUANG TI: ¡No deseamos oir esos ripios!
DAN HING YEN: ¡El acusado! Traen al acusado que es el Mudo del
prólogo, Desamparado y sin comprender nada, mira con los ojos muy EL ACTUAL: Lo comprendo perfectamente, majestad. Su valor
abiertos al público HUANG TI se ha levantado involuntariamente pero artístico es muy escaso. No sería posible otorgarles el premio nacional
vuelve a sentarse enseguida. ¡Aquí! ¡Debes mirarnos a nosotros! instituido por vuestra majestad.

HUANG TI: ¡Adelante! DA HING YEN: En nombre de la justicia, te pregunto si eres el hombre
que ha compuesto esos versos que han corrido de boca en boca por
DAN HING YEN: Acusado, pesa sobre ti la sospecha de ser el hombre todo el imperio.
a quien llaman La Voz del Pueblo, Min Ko, cuyos versos todo el mundo
conoce. En nombre de la justicia, te pregunto si sabes a qué versos EL ACTUAL: No es él.
me refiero. HUANG TI: ¡Silencio!
EL ACTUAL: Por ejemplo: EL ACTUAL: Lo sé por casualidad…
Tras la victoria, ¿qué obtienen DA HING YEN: Si te callas, hijo mío, significa que no quieres ser
Mandarines y labriegos? identificado; si no quieres ser identificado significa que eres el
hombre a quien buscamos, Es decir que tu cabeza será clavada en una
Aquellos, inmensos bienes; lanza. Por eso te pregunto: ¿Lo confiesas o lo niegas? (El Mudo niega
con la cabeza.) ¿No lo niegas? (El Mudo afirma con la cabeza) Lo
confiesas (El Mudo niega con la cabeza.) Majestad, el acusado niega.
HUANG TI: ¡Que se lo demuestren! ¡Vamos!
DA HING YEN: A la orden.
EL ACTUAL: Sé que no eres. ¿Por qué no hablas? Temen a tu silencio.
¿No lo comprendes? Dan por supuesto que estás pensando la verdad,
hijo mío, solamente porque callas.
HUANG TI: ¡Adelante!
EL ACTUAL: No te calles, hijo mío, sálvate. Elógialos a voz de cuello.
HUANG TI: ¡Adelante! ¿Es que nos hemos reunido para escuchar a un
bufón? ¡Adelante!
DA HING YEN: Es una vieja tradición, majestad, que el hombre que
defiende la inocencia en presencia de los grandes de nuestro imperio,
siempre ha sido un bufón.
HUANG TI: ¿La inocencia?
DA HING YEN: A los ojos de un bufón, majestad, nosotros
demostraremos lo contrario.
HUANG TI: Así lo espero.
DA HING YEN: A la orden (Hace una señal.) ¡Fu Chu, el verdugo!
(Durante la pequeña pausa que se produce en espera del verdugo,
aparecen de nuevo dos mascaras: La MARIS ESTUADRO DE Shiller Y
PONCIO PILATOS)
PILATOS: Sentado en el sillón para impartir justicia, que en hebreo se
llama gabbatha, le pregunté: “¿Qué es la verdad?
DAN HING YEN: ¡Silencio!
PILATOS: Había un gran clamor afuera, y los sacerdotes gritaban:
“¡Crucifícale, crucifícale!” Entonces le hice flagelar, pero al ver que no
conseguía nada, me lave las manos delante del pueblo y dije: Soy
inocente con la sangre de este justo”
DAN HING YEN: ¡Silencio!
PILATOS: El otro se llamaba Barrabás y era un ladrón…
DAN HING YEN: ¡Silencio!
PILATOS: …o un asesino. (Entra el verdugo chino)
DAN HING YEN: Fu Chu el verdugo (MEE LAN, se cubre el rostro con
las manos) Prosigamos en el nombre de la justicia. Puesto que el
acusado niega ser el acusado y no está dispuesto a acusarse a sí
mismo…
EL ACTUAL: ¡Es mudo!
HUANG TI: ¡Calla!
EL ACTUAL: Me consta.
DA HING YEN: ¿Mudo?
EL ACTUAL: lo siento, majestad pero esto parece un chiste: buscáis a
la voz del pueblo para acallarla y habéis arrestado, ya lo veis, a un
mudo.
HUANG TI: ¿Cómo lo sabes?
EL ACTUAL: Un hombre que contempla vuestra justicia y se calla, en
vez de alabarla para salvarse de ella, solo puede ser, en mi opinión,
un mudo o un santo que busca el martirio. ¿Eres santo? (El Mudo
niega con la cabeza) El acusado niega ser un santo.
HUANG TI: Eso lo niega cualquiera.
EL ACTUAL: Excepto un santo. Porque si es un santo no puede mentir
y tiene que decir lo que es. Por consiguiente –si vuestra majestad me
permite la lógica, - Un hombre que contempla vuestra justicia y no
finge solo puede ser un santo o un mudo - . Y como el acusado según
acaba de comprobarse no es un santo (HUANG TI se levanta)
HUANG TI: ¡El tormento le enseñara a hablar!
EL ACTUAL: ¿Y qué dirá; majestad?
HUANG TI: ¡La verdad!
EL ACTUAL: ¿Por qué?
HUANG TI: ¿Acaso duda alguien que no sé yo cuál es la verdad?
EL ACTUAL: Tanto mejor, majestad, porque en tal caso no hace falta
el tormento… (HUANG TI mira a su alrededor como un animal
enjaulado)
HUANG TI: ¿Mudo? ¿Así de repente? ¿Después de haberme
escarnecido durante diez años por todas las calles y plazas del
imperio? ¿Es que no voy a poder nunca…? (Mira fijamente a los
mandarines.) ¿Es que no he enseñado a mis jueces cómo se dirige un
interrogatorio para lograr el objetico apetecido?
DAN HING YEN: A la orden.
HUANG TI: ¡Adelante! ¿Acaso tendré que tolerar que me escarnezca
de nuevo un mudo? ¡Adelante digo! (Vuelve a sentarse)
EL ACTUAL: Ya ves, amigo mío, cuanto más sencillo hubiera sido que
fingieses como los demás. Tu silencio lo embrolla todo. Al fin les
obligaras a decir la verdad a ellos mismos.
DAN HING YEN: Prosigamos en nombre de la justicia. Acusado, tu
sentencia de muerte está dictada, y el emperador cuya
majestuosidad es grande, espera tu confesión Porque, de acuerdo
con una antiquísima tradición china, no podemos ejecutar una
sentencia de muerte sin pruebas o confesión de la culpa. ¿Por qué
Callas entonces? Si te niegas a confesar que eres culpable de alta
traición, insinúas que nuestro emperador, llamado el Hijo del Cielo, el
que siempre tiene razón, no la tiene, y por ello vuelves a ser culpable
de alta traición. ¿Comprendes lo que te digo, hijo mío? En el nombre
de la justicia, aunque en lo tocante a tu ejecución carece de toda
importancia, te pregunto por última vez: ¿Te confiesas culpable de
alta traición o lo niegas? (El Mudo niega con la cabeza.) ¿Significa que
niegas? (El Mudo afirma con la cabeza.) ¿Significa que confiesas? (El
Mudo niega con la cabeza.) No eres tú quien debe juzgar nuestra
justicia moviendo la cabeza, hijo mío. ¡Responde! Y te lo pregunto
por última vez: ¿confiesas o niegas? (El Mudo mueve la cabeza cada
vez más rápidamente, negando y asintiendo sucesivamente.) ¡Habla
o que te devore el dragón! ¿O es que realmente eres mudo? (El Mudo
afirma con la cabeza.) Majestad… (HUANG TI se levanta vivamente
del trono)
HUANG TI: ¡Mentira! ¡Que le den tormento ¡ ¡Nada de lo que ha
dicho es verdad! ¡Que le den tormento!
EL ACTUAL: ¿Y qué ha dicho, majestad?
HUANG TI: ¡Traidor, miserable, tozudo! ¿Acaso crees que no sabemos
lo que bulle detrás de esa cochina frente? ¡Pazguato, canalla, piltrafa
del arroyo! Dices que la Gran Muralla no es más que un sucio negocio,
¿Verdad? Dices que van a reventar millones de hombres para mi
provecho particular, ¿No es eso? ¡Niégalo si puedes! (El Mudo calla)
dices que toda mi corte no es más que una pandilla de sanguijuelas,
¿No es eso lo que dices? ¿Por ventura crees que no lo he oído decir?
Yo, Tsin She Huang Ti, que he libertado al pueblo, yo, que he
pacificado al mundo entero, ¿yo, un sanguijuela dices? Una
sanguijuela que chupa la sangre de los pobres… Que me alimento con
los frutos de vuestra fuerza… ¡De tu fuerza! (Trata de reír
sarcásticamente) ¡Ja,ja! (El Mudo calla) ¡Si, mírame y tiembla!... Te
haré callar de una vez y para siempre, charlatan, elemento
disolvente! Y si de tu miserable garganta no brota ni una sola palabra,
sabré lo que piensan todos los de tu calaña; que no soy el salvador de
vuestra patria, que soy un ladrón del pueblo, un asesino del pueblo,
un criminal… ¡Niégalo si puedes! ( El mudo calla.) ¿No lo niegas? (El
Mudo sigue callado)…, eso se atreven a decir… delante de todos los
mandarines de mi corte…, en mi misma cara… Que yo el hombre más
poderosos del mundo, soy un cobarde, un necio, eso dices; que vacilo,
que no me atrevo a escuchar lo que de verdad piensan mis fieles
súbditos, porque sé que me odian, eso dices; y que no hay un solo
hombre honrado en todo mi reino que no me escupiría en el rostro
si pudiese hacerlo., eso dices… (Se dirige a los miembros de su corte,
recuperada ya la serenidad y sonriente.) ¿Es verdad eso, mis fieles
súbditos? Os pregunto con toda franqueza: ¿Hay aquí alguno que
quisiera escupirme en el rostro? (Se adelanta Marco Bruto.) Me
refiero a mis contemporáneos, que son quienes podrían hacerlo
(Bruto retrocede a donde estaba) Os lo pregunto delante de todo el
mundo: ¡hay aquí alguno que quisiera escupirme en el rostro (Todos
niegan con la cabeza.) ¿Quiere eso decir que me amáis? (Todos
afirman con la cabeza)
MEE LAN: ¡Basta, padre! Todo esto es una locura, ¿Para qué sirve
esto? Todos saben que tienes el poder. Pero eso no modifica un ápice
la verdad. ¿Quién lo cree? No lo soporto más. Que cese esta farsa de
una vez, padre (Se hace un profundo silencio. Se adelanta un
MANDARIN.)
MANDARIN ¡Por fin!
HUANG TI ¿Qué quiere decir mi fiel súbdito?
MANDARIN: Lo ha dicho tu propia hija, ¡Por fin! ¡Por fin lo has oído!
(HUANG TI mira a su alrededor, en medio de un profundo silencio, y
sonríe, todos miran fijamente. HUANG TI hace una señal apenas
perceptible a DA HING YEN, este repite la leve señal a Fu Chu, el cual,
a su vez, la transmite no se sabe a quién. Antes que se percate de lo
que sucede, el MANDARIN es apresado y arrastrado fuera de la
escena, Nadie se mueve, como si nada hubiera sucedido)
HUANG TI: Vuelvo a preguntaros a la faz del mundo: ¿es verdad, mis
fieles súbditos, que todos vosotros fingís, porque conocéis mi cámara
de torturas? (Todos niegan con la cabeza) Y tú, piltrafa del arroyo, ¡te
atreves a decirme en la cara que mi poder reside en el tormento? Vas
a saber lo que es bueno, ¡maldito embustero! Hay que ser un criminal,
eso dices, para no ir a parar a mis cárceles. Y el que todavía posee
valores espirituales tiene que ocultarse, eso dices- ¿Qué sabes tú de
valores espirituales, mocoso? Porque, según tú, yo aniquilo todos los
valores espirituales, yo soy la mentira personificada, yo soy la peste
entronizada, y todo el que me da la mano apesta después a carroña;
según tú, no soy ningún hijo del cielo, ni siquiera una persona, soy la
demencia de mi época… ¡Niégalo si puedes! (El mudo calla) ¡No lo
niegas! (El Mudo sigue callado) ¿Tendré que estrangularte con mis
propias manos, hablador, para que calles de una vez? Tú con tus
valores espirituales, la voz del pueblo, ¿Acaso crees que voy a
dejarme escarnecer en el día de mi gran victoria? ¿Pero qué te has
creído?... (Se le ocurre de pronto una idea) ¿Tienes padre? (El mudo
afirma y luego niega con la cabeza) ¿Qué quiere decir eso?
EL ACTUAL: Su padre ha muerto en vuestra guerra.
HUANG TI: ¿Tienes madre? (El mudo afirma con la cabeza
rápidamente) Entonces haré torturara a tu madre… (El mudo se arroja
a sus pies sin poder gritar) ¡Fu Chu! (Se adelanta el verdugo) ¿Es
verdad lo que este perro calumniador va diciendo por todas las calles
y plazas del imperio? Que soy el verdugo de mis amigos, dice. Y yo te
pregunto, verdugo, delante de todo el mundo: de todos los que tú has
torturado, ¡hubo alguna vez uno solo que fuese mi amigo? (FU CHU
niega con la cabeza) Ya lo ois… (Propina un puntapié al Mudo) Y tú, La
Voz del Pueblo, ¡has oído eso? (MEE LAN solloza audiblemente)
¡Basta! La verdad ha quedado bien patente… Yo, Tsin Sche Huang Ti,
resulta que soy una sanguijuela, que me alimento de vuestra fuerza
que soy el verdugo de mis amigos, el asesino de mi pueblo; resulta
que os mando a la guerra, a mi guerra para desviar contra otros
vuestro furor, para salvarme con vuestro patriotismo… ¡Y me lo dices
en la cara! ¿Acaso crees que voy a permitir que arrastres por el fondo
lo más sagrado? Nuestra guerra, nuestra lucha por la paz… Dices que
esos perros de la estepa no nos habrían hecho nada si no los
hubiéramos atacado, ¿Cómo lo sabes? Lo que nadie puede saber,
resulta que lo sabes tú, pazguato, incapaz de leer un periódico tú,
aguador, burrero. ¿Cómo sabes tú lo que habría sucedido si no los
hubiésemos atacado? Atacado… ¡Pues claro que los hemos atacado!
(Se le enronquece la voz) ¡Calla! ¡Te digo que calles! (Agarra al Mudo
y le Zarandea violentamente.) Una palabra más y te estrangulo con
mis propias manos! (Le arroja contra el suelo.) Miles de hombres
cientos de miles, eso dices, pasados a cuchillo por una mentira,
desangrados, mutilados por el imperio de un demente… ¡Y me lo
dices a mí!... ¿Crees que voy a permitir que escarnezcas a los héroes
de mi ejercito? Miles y cientos de miles que han muerto por mi… ¡Si,
si, por mí! (Apenas le queda la voz) ¡Calla te digo! (Se deja caer de
nuevo en el trono.) ¡Que le den tormento! Es él. ¡Que le den tormento
hasta que confiese! No quiero volver a oírle. ¡Que le den tormento
hasta que oiga quebrarse sus propios huesos! (Fu Chu, el verdugo, se
lleva a rastras al Mudo.) Me he excitado un poco, señores de mi corte,
pero ya habéis oído a ese calumniador. Sin embargo, no hablemos
más de ello. Era nuestro último adversario… Mis fieles súbditos, aquí
congregados para festejar este glorioso día, pasemos a la sala del
banquete y que reine la alegría. (Se levanta del trono, no sin esfuerzo,
Ha empezado a sonar la música, Del brazo de CLEOPATRA, se dirige a
la sala del banquete, seguido de su corte, que desfila con alardes
coreográficos. Quedan en escena Mee Lan, con Sus vestido de noche
moderno, y el ACTUAL.)