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sis institucional y el concepto, clave eñ los ú1- y Lapierre es sorprendente por lo inhabi-

timos tiempos, de intervención. Un libro- tual, acostumbrados como estamos a esos in-
texto, en definitiva, de indudable utilidad digestos y esotéricos párrafos de la ciencia
para alumnos y profesores entendidos y me- médica. Es, además, un diagnóstico que
nos entendidos en la materia, que no excluye compete plenamente al psicólogo (y al decir
en ningún caso la propedéutica aun reen- esto estoy defendiendo la existencia de un
cuentro más fino y más sofisticado en este campo de diagnóstico psicológico nsui gene-
sector de la psicologia contemporánea. +). Lo que dicen Aucouturier-Lapierre es
que Bruno mo mostraba ninguna actividad
1
estructurante. (p. 23). Para quien conoce a
Piaget ello significa que el desarrollo senso-
nomotor está truncado. Si se acepta, con el
mismo Piaget, que cada estadio del desarro-
llo descansa sobre otro anterior, esto necesa-
riamente implica un rvolver a empezam. Pe-
ro.no es a base de razonamientos piagetianos
que Aucouturier-Lapierre van a diseñar su
B. Aucouturier y A. Lapierre terapia aempezando por el principio.. Su se-
La educación psicomotriz como gunda premisa desplaza el centro de interés
terapia. (*Bruno* al nexo que hay entre actividad estructurada
Barcelona, Ed. Médica y Técnica, y comunicación con el otro y encuentran
aquí, en el tema de la comunicación, su an-
1977. claje definitivo: {no existirá en Bruno una
perturbación muy primigenia en su capaci-
Uno de mis amigos me llamó la atención dad de comunicar? Aucouturier y Lapierre
sobre el librito de Aucouturier y Lapierre. no citan a Spitz ni a Wallon ni a Rof Carba-
Me lo prestó incluso. Inicié su lectura casi 110, pero su teorla corresponde exactamente
obligado por una cita que teníamos concer- a la que estos autores han enunciado desde
tada y en la que inevitablemente saldría a puntos de vista complementarios y en for-
colación Bruno. He de confesar que su lectu- mulaciones convergentes. Hay una experien-
ra me cautivó desde su comienzo. Pocas ve- cia insustituible que se da en los primeros
ces en tan escasas plginas (escritas con una dfas de vida que es la que teje la aurdimbrem
sencillez desconcertante) me he encontrado que nos permitirá comunicar. El lenguaje
un conjunto de ideas tan convincentes y tan verbal no es más que la coronación d e un
ilustrativas de una teoría (formulada muy proceso que empieza siendo acenestésico.,
entre líneas) sobre el desarrollo humano. atónicom y que se endereza hacia la comuni-
Porque lo que me ha resultado intelectual- cación gestual práxica, antes de devenir lin-
mente gratificante no es el relato de cómo se ,guística. Bruno no habla, Bruno no estruc-
llevó a cabo la terapia de Bruno (un niño so- tura su actividad.. . Bernard Aucouturier no
bre cuyo destino pesaban variedad de diag- aplica un *programa de aprendizaje. escalo-
nósticos y que de entrada aparecía casi como nado y apto para subsanar los defectos uno a
un autista y con una motricidad global fuer- uno, como si se tratara de reparar las averías
temente perturbada), sino el principio rec- localizadas de una máquina. Bruno padece
tor de la actuación terapéutica. A este nivel una carencia a nivel mucho más constitu-
creo que se puede hablar con toda propie- yente: hay que reactivar una función pri-
dad de una teoría. mordial. Su línea de trabajo es la desautori-
El diagnóstico del que parten Aucouturier - zación, no por implícita menos contunden- .
te, de la terapia de conducta como panacea. quiere constituir, a su manera, un homenaje
El resto de la historia (pues, en fin de cuen- al ilustre naturalista inglés. La iniciativa no
tas, de una historia se trata) es cómo esta puede venir en coyuntura más adecuada,
teoria se plasma en un programa de recupe- por cuanto es un hecho que se da hoy día en
ración que parte de la comunicación por las ciencias humanas (Antropología, Psicolo-
con-tacto y que prosigue en los primeros in- gía, Sociología) una influencia intensa del
tercambios guturales (igual que un bebé) y paradigma biológico. En alguno de estos do-
se coronará con el intercambio simbólico. minios la coexistencia es pacífica o la rela-
Dos comentarios más para terminar. Es ción que se establece es susceptible de enca-
obvio que no hay una terapia en abstracto minarse a una interdisciplinariedad. En
-califíquesela de *psicomotrizo, de .con- otros, en cambio, la biología ha irrumpido
ductualu, o de lo que sea. Las terapias, como llena de pretensiones y algunos biólogos se
las medicinas o como los vinos, tienen que han arrogado el dar explicaciones, desde su
escogerse adecuadamente. Sin pretenderlo terreno, a cuestiones que convencionalmen-
expresamente y a propósito de un niño que te estaban reservadas a los científicos socia-
un día aterrizó en su consulta con un *pro- les. Quede claro que en sí esto no es critica-
b l e m a ~ Lapierre
, y Aucouturier nos dan más ble. Lo que ocurre es que muchos de estos
ideas sobre el proceso normal del desarrollo intentos abocan a reduccionismos que a nos-
que muchos libros repletos de casos extraí- otros se nos antojan groseros por demás. La
dos de la literatura científica. Nunca se nos relación entre biología y ciencias humanas
había hecho ver tan claramente -y éste es el plantea, además de los detalles estrictamen-
segundo comentario- cómo lo normal y lo te científicos, otros problemas de cariz políti-
patológico son dos perspectivas que se apo- co y ético. El caso de la sociobiología es el
yan la una en la otra para esclarecer el desa- más patente. La revista Papers ha hecho un
rrollo humano. repaso a toda esta panorámica a través de
una serie de selectos artículos. Mención es-
AdolJo Perinat pecial y aparte merece una bibliografía ex-
tensamente comentada sobre sociobiología y
también sobre ecología antropológica. To-
das las obras de E.O. WILSON(Sociobiology,
On Human Nature, Genes, Mind and Cul-
ture) y las de otros sociobiólogos han sido so-
metidas a examen. Igualmente se da noticia
de varias recopilaciones que han surgido co-
Biología y ciencias humanas. mo resultado de Simposiums y Congresos en-
Sociobiología, etología, ecología tre los años 1975 y 1980. Los comentarios bi-
Papers, nP 19. bliográficos se terminan con «Cinco estudios
ecológicos~~. Para quien no tenga acceso, por
Edicions 62.
falta de tiempo o de dominio del inglés, a to-
da esta literatura de última hora, el número
Con motivo del centenario de Darwin de Papers (excepcionalmente todo él en cas-
(1809-1882) el año que acaba de transcurrir tellano) le será de muy provechoso recurso.
ha sido pródigo en homenajes a su figura. (La revista Papers la imprime y distribuye
Dentro de nuestro ámbito el Dpto. de Socio- Edicions 62, Provenza 278. Barcelona-8).
logía de la U.A.B. ha dedicado un número
monográfico <le su revista Papcrs (el nP 19) Adolfo Perinat
al tema que encabeza esta página y que

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