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La carrera del futuro: Arquitectura Digital

Los nuevos avances tecnológicos han transformado muchas


profesiones y la Arquitectura no fue la excepción
Debido al desarrollo de la tecnología, softwares y diferentes
recursos informáticos de los últimos años, la arquitectura ha
evolucionado notablemente. La visualización de proyectos en
proceso hoy es posible mediante la digitalización de los mismos:
esto se denomina Arquitectura Digital o Arquitectura en 3D y
promete ser una de las carreras del futuro.
El diseño arquitectónico se ha transformado en los últimos años y
hoy es posible percibir mediante perspectivas tridimensionales la
idea de una obra aún no ejecutada, lo que permite entender el
trabajo de manera integral y estudiar de mejor forma aquellos
puntos que deben ser mejorados.
La Arquitectura en 3D se ha convertido en una herramienta
esencial para la presentación de proyectos de arquitectura o
ingeniería, ya que permite obtener vistas panorámicas de 360
grados de lo que sería un espacio construido. La dimensión
digital permite percibir mejor los espacios, la disposición y las
distancias, facilitando la comprensión de las estructuras.
Quienes deseen dirigir sus pasos profesionales hacia este sector
podrán crear diseños innovadores y funcionales que permitirán
no solo colaborar con el crecimiento de la profesión, sino
también ayudar al desarrollo de la sociedad y los espacios que
esta habita.
El realismo que brindan las recreaciones digitales de este tipo
permiten a los clientes comprender mejor los proyectos y
facilitan su venta. Por ello, esta profesión no solo es muy
valorada en el sector de la arquitectura, sino también en el
ramo del interiorismo, el diseño y la publicidad.

INTRODUCCION

Museo Guggenheim Bilbao


Localización
País España
Ciudad Bilbao
Información general
Superficie 24 000 m²
Creación 18 de octubre de 1997
Inauguración 18 de octubre de 1997
Administrador(a) Fundación Solomon R. Guggenheim
Director(a) Juan Ignacio Vidarte
Información del edificio
Construcción 1992-1997
Arquitecto(s) Frank Gehry
PROYECTO

diseñado por el gabinete de arquitectos de Frank Gehry, fue


abierto al público en 1997 y alberga exposiciones de arte de
obras pertenecientes a la fundación Guggenheim y
exposiciones itinerantes. Muy pronto el edificio se reveló como
uno de los más espectaculares edificios deconstructivistas. El
diseño del museo y su construcción siguen el estilo y métodos de
Frank Gehry. Como muchos de sus trabajos anteriores la
estructura principal está radicalmente esculpida siguiendo
contornos casi orgánicos. El museo afirma no contener una sola
superficie plana en toda su estructura. Parte del edificio es
cruzado por un puente elevado y el exterior está recubierto por
placas de titanio y por una piedra caliza que fue muy difícil de
encontrar (al final se logró encontrar en Huéscar, Granada) de
un color similar a la que se utilizó para construir la Universidad de
Deusto.
El edificio visto desde el río aparenta tener la forma de un barco
rindiendo homenaje a la ciudad portuaria en la que se inscribe.
Sus paneles brillantes se asemejan a las escamas de un pez
recordándonos las influencias de formas orgánicas presentes en
muchos de los trabajos de Gehry. Visto desde arriba, sin
embargo, el edificio posee la forma de una flor. Para su diseño
el equipo de Gehry utilizó intensamente simulaciones por
ordenador de las estructuras necesarias para mantener el
edificio, consiguiendo unas formas que hubieran sido imposibles
de realizar unas pocas décadas antes.
Le Corbusier dio forma y significado a la arquitectura en la era
de la Revolución Industrial. Programemos ahora la híper realidad
de nuestra época, la de la Revolución Digital.
Superficies onduladas, formas deformadas, indefinición de los
conceptos sustentado-sustentante… Esta arquitectura híbrida,
que busca la provocación mediante formas geométricamente
ambiguas, no constituye un hecho aislado, ni puntualmente
localizado, ni limitado a un territorio intelectual definido.
La tecnología, aplicada a la arquitectura, permite crear otra
forma de pensar en ella, sin dar origen un nuevo estilo o ismo de
los tantos inventados y promocionados durante el siglo XX; sino
que, definitivamente, -y ésta es la idea que sostenemos- es
origen y responsable una nueva forma de crear, pensar,
diseñar… Tras el Movimiento Moderno y la Postmodernidad
(incluyendo en ésta a lo que se denominó Deconstrucción), la
idea moderna de arquitectura ha perdido significado: la
arquitectura digital experimental no rompe con la caja clásica,
sino que se olvida de ella. No es una arquitectura irónica. Su
génesis son las variables proporcionadas por el ordenador,
generando un universo de formas complejas que construyen
una distinta forma de aproximación al espacio arquitectónico.
La computadora facilita la experimentación formal. Tal vez por
eso podemos afirmar que estamos frente a una revolución que
cambiará definitivamente los parámetros y conceptos de la
arquitectura tal cual la reconocemos y definimos.
DATOS RELEVANTES

La construcción del Museo Guggenheim Bilbao tuvo lugar entre


octubre de 1993 y octubre de 1997 y el emplazamiento elegido,
en una curva de un antiguo muelle de uso portuario e industrial,
supuso la recuperación de la ría del Nervión para la ciudad y su
reurbanización para la cultura y el ocio.
Debido a la complejidad matemática de las formas curvilíneas
proyectadas por Gehry, éste decidió emplear un avanzado
software inicialmente utilizado en la industria aeroespacial,
CATIA, para trasladar fielmente su concepto a la estructura y
facilitar su construcción. Para la piel exterior del edificio, el
arquitecto eligió el titanio tras descartar otros materiales y
comprobar su comportamiento en unas muestras que había en
el exterior de su propio estudio. El acabado de las cerca de
33.000 finísimas planchas de titanio consigue un efecto rugoso y
orgánico, al que se suman los cambios de tonalidad del
material según la atmósfera reinante. Los otros dos materiales
empleados en el edificio, piedra caliza y vidrio, armonizan
perfectamente, logrando un diseño arquitectónico de gran
impacto visual, hoy día convertido en verdadero icono de la
ciudad en todo el mundo

Formas exteriores
Dentro del aparente desorden de la envolvente, existe un
patrón que rige la volumetría. Este es el empleo en todos sus
elementos de la máxima curvatura que soporta el titanio. La
Gran Sala, también llamada Sala del Pez, se extiende hacia el
este hasta acercarse con un puente que atraviesa la ría de
Bilbao, el puente de La Salve, una estructura que ya atravesaba
el solar antes de la construcción del museo y a la que éste hubo
que adaptarse. Tras éste hay una torre que parece ser la
continuación del museo y tiene el lado que mira al puente sin
revestimiento. Tiene en su interior una gran estructura de barras
metálicas inclinadas que recuerdan a las de Coop
Himmelb(l)au.

El museo visto desde el este se ve más ingrávido que desde otros


lugares, y se pueden observar extraños paralelogramos curvos y
torcidos que conforman la sala del pez. Por lo general, las
ventanas del edificio tienen formas más racionales. Gehry es el
“rey” del contrapunto. Este término viene de otras artes, como
la música, y consiste en contrastar cosas muy diferentes
colocándolas juntas en el caso de la arquitectura. Este efecto,
como en casi todas sus obras, lo consigue en el Museo
Guggenheim de Bilbao ya que coloca una serie de bloques con
formas rectas y racionales en la zona sur, la que mira al centro
urbano de Bilbao. Las formas de estos edificios contrastan
espectacularmente con los diseños curvos y libres de la parte
más famosa del museo. Las fachadas de los bloques rectos no
son metálicas, y sus ventanas son rectangulares. Hay fachadas
moradas y otras con chapado de piedra de color crema.

Tras estos bloques hay una pequeña plaza que conduce a la


entrada principal del edificio, y en este espacio abierto se
encuentra la escultura Puppy de Jeff Koons. Se trata de un
gigantesco perro hecho de flores naturales. Inicialmente
constituyó una exposición temporal, pero finalmente se decidió
que fuese permanente. Desde esta plaza el edificio se ve más
grávido y estable que desde el este. Desde esta orientación, a
la izquierda del museo hay unas escaleras exteriores que
descienden a una pasarela que transcurre paralelamente a la
cara norte del edificio y entre la ría de Bilbao y un estanque.
Según se baja por dichas escaleras se pueden observar salientes
en los bloques rectos y paredes curvas
Formas interiores

El interior del museo es menos complicado que el exterior pero


también tiene elementos curvos. Aunque en general el interior
es muy diáfano, se pueden distinguir tres plantas. La entrada
principal del museo está al final de unas escaleras exteriores que
comienzan en la plaza antes descrita y bajan hasta el nivel de la
planta baja. Sobre las puertas de la entrada hay una pared
acristalada que no cubre nada. Hay una parte de la planta
baja que es sótano y que está cerrada al público. Desde la
entrada se accede directamente al hall, una enorme
habitación de 50 metros de altura con una planta en forma de
flor. Da acceso a la Gran Sala, a las que tiene forma de pétalo,
a las que son rectangulares y a la terraza de la marquesina que
está en la cara norte. Esta marquesina tiene un solo pilar muy
alto que da esbeltez a la estructura. Bajo el grueso techo de la
misma hay una estructura metálica que lo sujeta.
En el centro del hall hay un enorme pilar. Además hay
ascensores, pasarelas y escaleras que comunican con las
plantas superiores. Las formas interiores del hall no siguen las
formas geométricas y tiene partes recubiertas de piedra y otras
acristaladas. La sala más grande del museo es la Gran Sala,
conocida también por el nombre de la sala del pez, por su
forma exterior. Es muy alargada y alberga obras artísticas de
enorme tamaño, algunas de las cuales son temporales y otras
permanentes. Hay salas con la planta en forma de pétalo. A
éstas se accede desde el hall, al igual que la Gran Sala. En uno
de los bloques de formas rectas hay una serie de salas de planta
rectangular dispuestas en fila, es decir, una colocada detrás de
otra sin pasillo que las comunique. En cada planta hay tres salas
y para acceder a la última es necesario atravesar las dos
primeras. Casi todas las salas del museo tienen lucernarios que
dan una luz cenital muy interesante.
Revestimiento de fachadas y cubiertas

Frank Gehry, para escoger el revestimiento del Museo Guggenheim de


Bilbao, se fijó en las plumas y escamas de muchos animales. Observó sus
fijaciones y la posibilidad de movimiento que dan. Le interesa mucho los
animales y los sistemas que usa la naturaleza para cubrir superficies curvas,
similares a las del museo. Decidió usar «escamas» rígidas de manera que se
montasen unas encima de otras. La diferencia entre el revestimiento usado y
la piel de los animales es que la de estos últimos está adaptada al
movimiento mientras que la del edificio no, por lo que ambos sistemas de
cubrimiento no son los mismos.

Gehry quiso desde el primer momento que estas piezas fuesen metálicas.
Barajó varias posibilidades que admitían el uso de varios materiales. Decidió
no usar acero inoxidable porque decía que no correspondía con el cielo de
Bilbao. También descartó la posibilidad de usar cobre y otros metales.
Finalmente se decantó por hacer las piezas de titanio, un metal bastante caro
que contrasta con los materiales económicos usados en sus primeras obras.
La aleación definitiva es de cinc y titanio, existiendo una proporción mucho
mayor del segundo metal. Se trata de una chapa cuyo espesor es de un tercio
de milímetro y resulta muy manejable. Al ser tan fino, se adapta
perfectamente a la curva descrita por el edificio.

Cada pieza tiene una forma única y exclusiva al lugar que ocupa. La forma
precisa de cada chapa fue determinada por el CATIA. Cada pieza está
ligeramente almohadillada para que se adapte perfectamente a su lugar. A
este efecto se le conoce con el término boatiné. Hay zonas en las fachadas
con remiendos, es decir, conjuntos de chapas con diferentes colores, debido
a las ligeras variaciones de la aleación metálica que hay en cada pieza. Hay
chorretones en algunas fachadas, especialmente las que dan al norte. Se
producen por la reacción química entre las chapas, la humedad ambiental y
los ganchos que sujetan las piezas, que no son de titanio. En dicha reacción
se crean pares galvánicos, los cuales se ven como chorretones muy poco
estéticos.
Situación
El Museo Guggenheim está implantado en una parcela
alargada, en una curva de la ría, que pertenecía a una antigua
fábrica abandonada, con 32,500 m2 de los cuales 24000 m2
están construidos, en la ciudad de Bilbao, España. En su interior
11.000 m2 se destinan a espacios de exposición. El museo se
encuentra 16 metros debajo de la cota de la ciudad, a nivel de
la ría del Nervión. El Puente de La Salve, una de las principales
entradas de la ciudad, atraviesa el edificio por uno de sus lados
conectando con el centro urbano.
Situada en la Bahía de Vizcaya, Bilbao es la cuarta ciudad más
grande de España, uno de los puertos más importantes del país,
y un centro para la fabricación, el transporte y el comercio.
Toda estás zona, con la ría del Nervión como eje vertebrador,
ha vivido una regeneración urbana y medio ambiental
siguiendo el Plan de Revitalización propuesto por el Gobierno
Vasco, que busca lograr que la ciudad vuelva a mirar a la ría,
después de un siglo de darle la espalda. Con la construcción del
Museo en este emplazamiento, las autoridades pretendieron dar
el empujón inicial para recuperar un área abandonada de la
ciudad.
Desnivel
Debido a los 16 metros de desnivel existentes entre la cota de la
ría y el ensanche de la ciudad en esta zona, los más de 50
metros de alto que tiene el edificio no sobrepasan las
construcciones de la ciudad y se integre con el entorno pese al
contraste de sus formas onduladas y colores brillantes con los
volúmenes puros y mate de una arquitectura más estática en su
alrededor.
El diseño de Gehry, con su singular estructura, espectacular y
visible se presenta como una escultórica puerta de entrada a la
ciudad.
Concepto
El diseño del edificio sigue el estilo de Frank Gehry. Inspirado en
las formas y texturas de un pez, se puede considerar una
escultura, una obra de arte en sí mismo. Las formas no tienen
ninguna razón geométrica ni se rigen por ninguna ley. El museo
es fundamentalmente una cáscara que evoca el pasado
industrial y la vida portuaria de Bilbao, sus industrias
tradicionales, metalúrgica y naviera están presentes en los
materiales y las formas: titanio y acero, velas desplegadas,
barcos, un pez inmenso….

Se compone de una serie de volúmenes interconectados, unos


de forma ortogonal recubiertos de piedra y otros de forma
orgánica cubiertos por una piel metálica de titanio, que
recuerdan imágenes de Metrópolis, con sus pasarelas y puentes
atravesando el espacio. La conexión entre volúmenes está
dada por la piel de vidrio. El museo se integra a la ciudad tanto
por su altura como por los materiales empleados. Al encontrarse
por debajo de la cota de la ciudad, no sobrepasa al resto de los
edificios. La piedra caliza, de tono arenoso, fue especialmente
seleccionada para este fin. Visto desde el río, la forma del
edificio se asemeja a un barco, mientras que visto desde arriba
posee la forma de una flor con tonos que cambian según la
hora del día, pasa de tonos celestes a un brillo deslumbrante al
mediodía, de un ocre a un rojizo al atardecer.
Espacios
Según de donde se venga, al edificio se puede acceder por
diferentes entradas:

Plaza del Museo


Si se viene desde el centro urbano de Bilbao, atravesando la
calle Iparraguirre, una de las calles que atraviesan
diagonalmente la ciudad, se accede a la entrada principal en
la Plaza del Museo. A través de una escalinata se accede al
vestíbulo del edificio.

Torre
Si se procede del otro lado de la Ría, el Puente de la Salve nos
encamina hasta el Museo, a través de una torre de estructura
metálica situada en el medio del vano, que nos guiará
mediante una escalinata y una suave rampa curva que se
abraza a la fachada posterior de edificio.

Atrio
Una vez pasado el vestíbulo y penetrando en el espacio
expositivo, se accede al atrio.

Bajo la apariencia caótica que suscita la contraposición


fragmentada de volúmenes con formas regulares cubiertas de
piedra, formas curvas revestidas de titanio y grandes muros de
cristal, el edificio se articular en torno a un eje central, el atrio
con 300m2 de superficie y 50 metros de alto, un monumental
espacio vacío coronado por un lucernario cenital en forma de
“flor metálica”. En torno a él, un sistema de pasarelas curvas,
ascensores acristalados y torres de escaleras conectan las 19
galerías distribuidas en tres plantas, que combinan espacios
clásicos de formas rectangulares con otros de proporciones y
formas singulares, todos iluminados cenitalmente. Las
exposiciones temporales y las obras de gran formato tienen
cabida en una galería de unos 30 m. de ancho y casi 130 m. de
largo, libre de columnas, ubicada en el volumen que pasa bajo
el Puente La Salve.
Salas
El Museo dispone de un total de 11.000 m2 de espacio expositivo
distribuido en diecinueve galerías.
Una vez atravesado el hall se accede a una serie de amplias
salas, diez de las cuales tienen forma ortogonal y aspecto más
bien clásico con revestimiento de piedra, mientras que las otras
nueve presentan una irregularidad singular sumada a su
revestimiento de titanio. Destaca la “Galería Pez”, con sus 130
metros de largo por 30 de ancho, libre de apoyos interiores, que
se escurre bajo el puente hasta toparse con la torre, que simula
abrazarlo e incluirlo en el edificio.
Terraza
La terraza, accesible desde el atrio y con vistas a la ría y al jardín
de agua, está cubierta por una marquesina apoyada en un
único pilar de piedra, con una doble función protectora y
estética. Una amplia rampa de escaleras que parte de la
fachada posterior, asciende hasta la escultórica torre,
concebida para absorber e integrar el Puente de la Salve en el
complejo arquitectónico.

Estructura
Debido a su complejidad matemática, las sinuosas curvas
fueron diseñadas mediante un programa informático de diseño
tridimensional llamado Catia, que permitió diseñar y calcular
formas que, años antes no hubiese sido posible. El edificio está
construido con muros y techos de carga, los cuales tienen una
estructura interna de barras metálicas que forman cuadrículas
con triangulaciones que se ensamblan para formar un único
cuerpo. Las formas del museo no podrían haberse conseguido
de no haber usado muros y techos portantes. Catia determinó el
número de barras necesarias en cada lugar, así como su
disposición y orientación.
Además de esta estructura, los muros y techos tienen varias
capas aislantes y un revestimiento exterior de titanio. Cada
pieza tiene una forma única y exclusiva para el lugar que
ocupa, determinada por Catia. Las superficies de doble
curvatura de titanio se obtienen a través de una doble trama de
generatrices a partir de la geometría facetada. La primera está
formada por tubos circulares que definen la forma horizontal y
sobre esta van perfiles abiertos en “C”, para lograr la curvatura
vertical, en los que se atornilla la chapa galvanizada que cierra
el volumen total. En su cara externa se colocó un refuerzo de
estanqueidad y por último las escamas de titanio, fijadas
mediante grapas de acero inoxidable.

Materiales
Construido en piedra caliza, titanio y cristal. Se utilizaron 33000
piezas de titanio de medio milímetro de espesor, cada una con
una forma única de acuerdo al lugar que ocupa. Al ser estas
piezas tan delgadas, se adaptan perfectamente a las curvas
necesarias. El cristal tiene un tratamiento especial para dejar
pasar la luz solar pero no el calor y evitar que la luz natural dañe
las piezas expuestas.
Titanio
La piel exterior del Museo fue realizada con planchas de titanio,
material al que se recurrió como sustituto del cobre
emplomado, que debió ser descartado por ser material tóxico.
Se realizaron muchas pruebas con diferentes materiales
buscando uno que reuniera carácter y calidez. En principio se
realizaron pruebas con acero inoxidable, se le añadieron varios
revestimientos, se rayó, frotó y pulió tratando de hacerle perder
su frio aspecto industrial y lograr un material accesible. Fue
durante este proceso de búsqueda que aparecieron algunas
muestras de titanio y se comenzó a observar y profundizar en su
tratamiento.

Su proceso de laminado es delicado y debe realizarse en


lugares con grandes fuentes de energía. El laminado para las
piezas del Museo se realizaron en Pittsburgh, consiguiendo
láminas mucho más delgadas que si hubieran sido de acero,
tienen un grosor de un tercio de milímetro, una textura
almohadillada, no se apoyan de forma plana y un viento fuerte
hace que su superficie vibre y se ondule y su estabilidad es muy
superior a la piedra, que con la polución de las ciudades se
deteriora en un corto período, mientras que las láminas de un
tercio de milímetro de titanio garantizan cien años contra la
polución.
INFORME

INTEGRANTES GRUPO 2
SILVA FUERTES ERICK C.
TORRICO ANDY
QUISPE POMA DANIEL
QUISPE JUAN CARLOS

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