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Apego adulto y Regulación emocional

En relación a la validación afectiva, patrones de apego y regulación emocional, Fox y Calkins

(2003) plantea al estilo de apego como un factor influyente en el desarrollo de la

regulaciónafectiva. En tanto, Griffin & Bartolomew (1994) señala la existencia de categorías

referidas a estilos de apego, concluyendo la existencia de factores latentes bajo el apego en la

adultez, estos son; la ansiedad frente al abandono, expresividad emocional.

La RE es un tema de gran interés para la ciencia (Garrido, 2006), ya que existe relativamente

poca investigación de los vínculos de apego y la regulación emocional. (Waters, 2002). Además,

al asociar estilos de apego a ajuste socioemocional existe evidencia de una relación

estadísticamente significativa entre ellos (Farkas, Santelices, Aracena & Pinedo, 2008).

La capacidad para conocer y discernir la emocionalidad ajena es una habilidad que compone la

competencia emocional, permite conocer cómo y en base a qué actúan las personas (Saarni,

1999). Harris (1993) señala que lo anterior nos permite interactuar más adecuadamente en

diversos contextos sociales, ya que nos propicia la posibilidad de comunicar nuestro estado

emocional y entender la emocionalidad de los demás, lo que es clave para los procesos de

regulación emocional.

Asimismo, estudios como el de Bell & Calkins, (2000) y Diener, Mangelsdorf, McHale & Frosch

(2002) concluyen que la RE se genera bajo el alero de la psicología evolutiva; en primera

instancia fue vista solo en la niñez, encontrando evidencia respecto a la relación entre el
desarrollo y regulación emocional. Es por ello, que no debemos olvidar que si bien la emoción y

el lenguaje poseen base biológica, se nutren del intercambio social; sólo a través de ello, el ser

humano pasa de ser un ser biológico, a un ser biológico y social (Wallon, 1987).

En el contexto de la RE y adultez mayor, Charles y Carstensen (2007) consideran la importancia

de indagar la RE en la adultez; el estudio se amplió, pues se encontraron antecedentes que

señalan un proceso de desarrollo y cambio de la regulación emocional a lo largo de la edad. De

la misma forma Lombardo & Pantusa (2013) informan mayor madurez emocional en las

personas adultas que en las personas jóvenes.

De acuerdo a Dunn, Brown & Maguire, 1995; Dunn & Brown, 2001; Saarni & Harris, 1989;

Saarni, 1989 se considerará la edad cronológica como un indicador de desarrollo cognitivo, ya

que se reporta que las principales diferencias en comprensión de emociones, explicandolas en

función de la edad cronológica de los sujetos. Lawton, Kleban, Rajagopal y Dean (1992) señalan

en base a la RE en la adultez que los adultos mayores presentan mayor posibilidad de regular las

emociones que los jóvenes.

En relación al concepto de RE Cole, Martin y Dennis (2004) señalan que no ha existido mayor

consenso al respecto, siendo el concepto mayormente aceptado aquel acuñado por Thompson

(1994) quien define regulación emocional como el “proceso de iniciar, mantener, modular o

cambiar la ocurrencia, intensidad o duración de los estados afectivos internos y los procesos

fisiológicos, a menudo con el objetivo de alcanzar una meta” (p. 106), quien a su vez más tarde
señala que las emociones son procesos multicompuestos que se despliegan en el tiempo, Gross y

Thompson (2006). Este concepto será empleado para los fines de esta investigación, pues

además es el utilizado para la validación Chilena de Escala de Dificultades de Regulación

Emocional (DERS-E) (Guzmán, Trabucco, Urzua, Garrido & Leiva, 2014).

La RE no es solamente control sobre las emociones, sino que conlleva ser consciente y

comprensivo aceptando la propia emocionalidad, a su vez, implica la posibilidad de regular

conductas impulsivas actuando de acuerdo a objetivos deseados al momento de experimentar

emociones negativas. (Guzmán et al. 2014).

La clarificación de un concepto permite indagar en la relevancia de RE para el ser humano y así

conocer como este podría manejar su propia emocionalidad de manera consciente y adaptativa.

Se evalúa la existencia dos estrategias de regulación emocional, estas son; la estrategia de

supresión centrada en las consecuencias y la estrategia de reevaluación cognitiva, que se centra

en los antecedentes, siendo esta última la que presenta mayor eficacia y correlatos positivos

(Gross, 2002). La reevaluación cognitiva sería una estrategia adaptativa de regulación, no así la

supresión emocional, ya que a largo plazo pudiera generar un efecto negativo pues no se

modifica la experiencia, incrementando incluso la discrepancia entre experiencia interna y

manifestación externa que se asocia con la psicopatología. (Andrés, Castañeiras & Richaud,

2014).
Investigaciones convergen en que gran parte de la psicopatología surge también debido a un

proceso de regulación poco eficiente, como el tipo de estrategia que se utiliza. (Feldman, Gross,

Conner, Benvenuto, 2001; Bradley, 2000).

Para Gross (1999-2002) la supresión y reevaluación cognitiva se diferencian en la administración

de la experiencia afectiva como en el costo psicofisiológico para la persona, pues a largo plazo

quienes se regulan por medio de la supresión resultan más propensas a la disminución de su

expresividad afectiva.

De acuerdo a Fernández (2003), existen ciertas emociones dañinas, entre ellas la ansiedad y el

estrés, afectando incluso en la progresión de enfermedades como el cáncer, artritis, entre otras.

En 2001, Fredrickson plantea que las emociones positivas ayudan al desarrollo de la resiliencia

psicológica, crecimiento social y mejorar el bienestar emocional, (Fredrickson, 2001) siendo

complementado por los postulados de Ryff y Singer (2003) quienes indican que estas emociones

positivas pueden resultar ser protectores y promover una salud positiva.

El uso de estrategias de RE resulta esencial para el bienestar psicológico, considerando que los

sujetos están expuestos en el diario vivir a estados de tensión de distinta magnitud (John &

Gross, 2004).

Se ha encontrado evidencia que señala la existencia de protocolos de intervención para favorecer

la regulación emocional, mostrando efectividad para reducir la ansiedad y la depresión

(Ehrenreich- May, Kennedy & Remmes, 2015). Considerando la influencia de la regulación


emocional en psicopatología se sugiere considerar la reactividad emocional propia de cada

individuo que podría explicar características individuales como ser propenso a desarrollar

ansiedad y depresión más frecuentemente o la capacidad de aplicar estrategias de RE (Lewin,

Zinbag & Durbin, 2010).

No obstante, Gohm y Clore (2002) plantean que si existe claridad de la propia emocionalidad, así

como su expresión, relacionado a experimentar emociones positivas, se propicia el bienestar

psicológico independiente de factores de personalidad.

De acuerdo a Masters y Carlson (1984), los adulto y parte de la población adolescente conocen la

influencia de los estados afectivos en su cotidianeidad, en base a la creencia de lo perjudicial de

las emociones negativas en desempeños de labores creativas.

Diversas investigaciones han estudiado la incidencia de la experiencia en la regulación emocional

(Charles et. al 2016; Kunzmann, Little & Smith, 2000), específicamente, Lawton, Kleban,

Rajagopal & Dean (1992) quienes plantean que la experiencia acumulada por las personas

mayores a lo largo de su vida les proporciona una mayor capacidad para ejercer control sobre sus

emociones y optimizar su experiencia respecto a ellas, evitando las sobrecargas al respecto.

Igualmente, en el año 2007, la pontificia Universidad Católica de Chile realizó la encuesta de

calidad de vida en la vejez (Herrera, Barros y Fernández, 2007) en la cual se evaluó la

satisfacción de las personas mayores en relación a varios ámbitos.


Según este estudio, quienes están más satisfechos son los que realizan actividades significativas

como salir de la casa y tienen más habilidades psicosociales, pues les permiten ajustarse a las

transformaciones propias del envejecer.

En la adultez mayor, Consedine y Magai (2003) plantean que un apego seguro se relaciona con

una mayor manifestación de emociones como alegría, interés, tristeza, rabia y miedo, o sea, un

balanceado repertorio emocional, asociado no solo a frecuente contacto e intimidad, sino a la

presencia de más cantidad de individuos en su red social, posibilitando en las personas mayor

cantidad de experiencia emocional. Por otra parte, en un apego inseguro ambivalente prevalecen

las emociones de ansiedad, miedo y vergüenza, mientras que en el apego inseguro evitativo

existe una disminución en general de la expresión afectiva, sean cualesquiera de las

mencionadas.

Havighurst, Neugarten y Tobin (1964) manifiestan que el envejecimiento favorable va de la

mano con un estilo de vida diligente, dinámico y laborioso, generando un nexo entre la vida

activa y un buen pasar en la vejez tardia. De acuerdo a lo anterior se destaca la relevancia del

estudio en relación al apego en el adulto mayor y RE, pues aún existen temáticas pendientes por

abordar (Carstensen et al. 2011).

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