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JOSÉ SEBASTIÁN BARRANCA LOVERA

(n. Acarí; 20 de enero de 1830 - f. Lima; 4 de diciembre de 1909) fue un científico


naturalista, filólogo y maestro peruano. Hizo notables estudios sobre la flora y fauna del
Perú, y también sobre sus riquezas minerales. Se especializó en las lenguas nativas
(quechua, aymara y algunos dialectos) y fue el primero en traducir al español el drama
quechua Ollantay. Fue también uno de los catedráticos fundadores de la Facultad de
Ciencias de la Universidad Mayor de San Marcos.

Nació en Acarí, en el seno de un hogar humilde. Fueron sus padres José Manuel
Barranca Cabello e Isabel Lovera Mendoza.
Sus estudios elementales los realizó de manera dispersa, en Jaqui, Ica y San
Joaquín. A los 15 años de edad se trasladó a Lima, donde cursó Humanidades y
Ciencias en el Convictorio de San Carlos. Destacó en los estudios, mostrando
predilección por las Matemáticas, Ciencias Naturales y Lenguas Clásicas. Llegó a
dominar el idioma latín e hizo incluso una traducción de La Eneida.
Fue nombrado bibliotecario del Colegio de Medicina de San Fernando (llamado
entonces Colegio de la Independencia), cuyo rector, el célebre Cayetano Heredia,
respaldó su ingreso a dicho claustro en 1849, haciéndolo ingresar de frente al
segundo año de Medicina. Esto disgustó a los demás alumnos, quienes atacaron al
rector en un pasquín titulado “La Avispa”. Ello motivó a que Barranca abandonara
los estudios, truncando así su instrucción superior (aunque en 1868 sería
reivindicado, cuando la Universidad de San Marcos le otorgó el grado de doctor
honorario).
Colaboró en El Siglo (1874-1879), órgano de difusión de la Sociedad Amigos del
Saber. Promovió la fundación de la Sociedad Amantes de la Ciencia (1881) y fue
colaborador de su órgano de difusión Gaceta Científica (1884-1908). Fundó una
Academia de Ciencias (1882-1892), donde impartió hasta 30 cursos distintos,
algunos enseñados por primera vez en Perú, como por ejemplo Fitoquímica,
Urografía práctica, Petrografía. Fue también uno de los fundadores del Instituto
Histórico del Perú (1905).
Obtuvo su jubilación en 1905. Falleció en el hospital italiano de Lima, el 4 de
diciembre de 1909, en medio de la pobreza y el olvido. Fue su discípulo, el doctor
Rufino Aspiazu Báscones, quien logró salvar sus restos mortales de la zanja
anónima para que fueran depositados en un nicho especial que adquirió de su
propio peculio. Hoy descansan sus restos en el Cementerio Presbítero Maestro.

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