Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Bech PDF
Bech PDF
Editor
Juan Felipe Pozo Block
Consejo Editorial
Alfredo Andrade Carreño, Benjamín Arditi Karlik, FCPYS-UNAM; Jaime Cárdenas, IIJ-UNAM;
Jorge Chabat, CIDE; David Easton, Universidad de California; S. N. Eisenstandt, Universidad
Hebrea de Jerusalén; Milton J. Esman, Universidad de Cornell; Susana González Reyna, FCPYS-
UNAM; Hira de Gortari, Instituto Mora; Edmundo Hernández-Vela Salgado, FCPYS-UNAM; Martin
Jay, Universidad de Berkeley; José Marques de Melo, Universidad de São Paulo; Silvia Molina y
Vedia del Castillo, FCPYS-UNAM; Alejandra Salas-Porras Soule, FCPYS-UNAM; Teun A.van Dijk,
Universidad de Ámsterdam; Mario Sznajder, Universidad Hebrea de Jerusalén; Luis Roniger,
Wake Forest University, North Carolina; Roberto Blancarte Pimentel, COLMEX.
Corección de estilo y apoyo editorial: Gabriel Pérez Salazar y Arturo Durán Padilla, con la
colaboración de Alejandro Olivares Calderón
5 Presentación
Perspectivas
Teóricas
Sociedad y Política
Cuestiones
Contemporáneas
Reseñas
Colaboradores
183
Instrucciones
189 para los Colaboradores
Presentación
C
omo es costumbre, en este número de la Revista Mexicana de Ciencias Po-
líticas y Sociales podemos encontrar una amplia diversidad de temáticas
y planteamientos reflejados en el trabajo de los autores que hemos seleccio-
nado para ésta, la ducentésima tercera edición. Como el lector podrá apreciar,
hemos puesto énfasis en un tema que nos parece fundamental abordar en el
contexto de las transformaciones sociales que estamos presenciando: la cons-
trucción de nuevas formas de interacción social, que pretenden superar los
esquemas rígidos y autoritarios que, durante mucho tiempo, caracterizaron
la relación entre el Estado y la ciudadanía y dar paso, ahora, a sociedades en
transformación. Estas novedosas formas pasan necesariamente por lo estricta-
mente gubernamental, permean hacia los social, afectan al medio ambiente y
culminan con la afectación del actuar individual del ciudadano.
Todos estos procesos de interacción en y de lo político (en su más dilatada
concepción aristotélica), vistos desde una perspectiva comunicativa, implican
navegar por campos simbólicos sumamente complejos. Conceptos como ‘trans-
parencia’, ‘democracia’ y ‘gobernanza’; o ‘geografía política’ y ‘política ambien-
tal’; o binomios tales como ‘sujeto-colectividad’ e ‘individuo-grupo’, parten de
contextos culturales específicos que afectan a la administración pública y las
decisiones que de ella emanan. Todos estos elementos pueden (de hecho lo
son) ser interpretados desde estructuras de sentido muy particulares. Una de
ellas, que sirve además de común denominador a todas, es la comunicación.
A través de ella, se amalgaman y concretan las decisiones políticas. Desde
luego, una mala comunicación, tiende a desvincular y desintegrar lo pública-
mente planificado. Es en este punto donde consideramos que la propuesta de
Julio Amador —cuyo trabajo, “Conceptos básicos para una teoría de la comu-
nicación: Una aproximación desde la antropología simbólica”, abre la sección
Perspectivas Teóricas—, cobra una especial relevancia al brindarnos un marco
desde el cual entender cómo es que las acciones y los discursos pueden influir
en todos los ámbitos de lo social. A través de su escrito, el autor nos propone
entender a la comunicación desde una perspectiva que vaya más allá de las
aproximaciones puramente instrumentales al lenguaje y del mero análisis de
las relaciones estructurales de los sistemas de signos. Parte de la idea de que
la comunicación humana pone en juego a todo el conjunto de la cultura, de
ahí que aborde los problemas implicados en la intersubjetividad de la comu-
nicación viva, del habla y la especificidad de la comunicación oral, de la co-
municación no verbal; asimismo, propone que la cultura material y la relación
humana con el paisaje constituyen sistemas fundamentales de comunicación.
Presentación 5
Del terreno de lo comunicativo, se desprenden diversas vetas del quehacer
de las sociedades en transformación. Una de ellas, es la que atañe a la cada
vez más creciente participación social de los denominados grupos minorita-
rios. Una verdadera democracia es aquella en la que, al mismo tiempo que se
respeta la voz de las mayorías, también lo es el clamor de los sectores menos
numerosos en defensa de sus intereses y valores. Cuando las minorías sienten
que también pueden y deben intervenir en la definición de la agenda pública,
la salud social siempre se ve favorecida. Sin duda alguna, debe incentivarse la
influencia de individuos y grupos minoritarios sin reconocimiento social. Tal es
la opinión del investigador brasileño Edson A. de Souza, quien presenta esta
temática en su artículo “La cuestión del sujeto individual y grupal en socieda-
des multiculturales en transformación”. Con base en la teoría de las represen-
taciones sociales del psicólogo social francés Serge Moscovici (según la cual
los individuos y los grupos en la vida social moderna y urbana tienden a cons-
truir su destino a partir de la acción y el pensamiento), y teniendo como marco
el complejo mosaico sociocultural brasileño, este autor explora la manera en
que individuos y grupos insertos en los espacios urbanos contemporáneos,
tienden a construir su destino a partir de la acción y el pensamiento. Así, se
afirma que En las ciudades, donde se vive de modo aglomerado, individuos y
grupos intensifican y multiplican contactos con diferentes objetivos, como el
compartir la misma morada, la escuela o el transporte. Ocasiones en las que se
desarrollan representaciones sociales de los unos con respecto a otros. Según la
teoría de las representaciones sociales, algunos de esos contactos pueden gene-
rar extrañamiento y amenaza por tratarse de sujetos con pautas socioculturales
diversas, pero también elaboraciones sociocognitivas y discursos que orientan
acciones sociales.
Esta participación activa de la sociedad en los asuntos que le conciernen
y afectan de manera inmediata, es uno de los principales elementos que ob-
servamos de manera reiterada en el siguiente grupo de trabajos que integran
nuestra sección Sociedad y Política, elaborados por Gerardo Torres, Héctor Ale-
jandro Ramos, Ricardo Uvalle y Javier Oliva. En “Gobernanza y territorios.
Notas para la implementación de políticas para el desarrollo”, los dos primeros
autores elaboran un artículo en el que hacen una revisión crítica de lo que se
ha escrito en torno a las relaciones de coordinación entre instituciones, desa-
rrollo social y territorio. Los investigadores buscan, de acuerdo a sus propias
palabras, establecer una estructura que de cuenta, en primer lugar, del debate
sobre el concepto de gobernanza así como de sus dimensiones y componentes.
En segundo lugar, abordar los paradigmas emergentes y los nuevos enfoques
del análisis de políticas para el desarrollo local y, al mismo tiempo, analizar y
establecer sus límites y posibilidades como inductores del desarrollo. Por último,
examinar las posibilidades que este paradigma tiene para América Latina.
Ciertamente, la creciente participación de los ciudadanos en los asuntos
públicos parece perder sentido en contextos en los que no se han desarrollado
Presentación 7
Efectivamente, la reforma aludida debe extenderse, desde luego, más allá
del ámbito de lo puramente político-partidista-gubernamental y empapar tam-
bién a los ciudadanos, a las organizaciones civiles, a los sectores productivos
y, en breve, a todo actor social que contribuya a que el engranaje de lo polí-
tico sea debidamente lubricado a fin de gozar de sociedades funcionales. No
olvidemos que parte integral de este engranaje, –muchas veces olvidada, otras
minimizada, en el peor de los casos, ignorada–, es el medio ambiente. Es im-
pactante constatar cómo países tan ricos en geografía, como el nuestro, sean
países tan pobres en políticas públicas ambientales, también como el nuestro.
En la tercera sección, Cuestiones Contemporáneas, se recogen los análisis que
Verónica Ibarra y Lourdes Navarrete hacen en este marco. La primera con el
trabajo “Espacios forestales y estructura de poder. Una propuesta desde la geo-
grafía política”; la segunda con “Experiencias de acción colectiva frente a la
problemática ambiental en México”. En el primero de ellos, se aborda un tema
de suyo espinoso (por el conflicto político-económico que suscita) y trágico
(por la depredación causada): cómo los recursos forestales han sido maneja-
dos de acuerdo a usos y costumbres derivados de las relaciones autoritarias
que estableció el régimen político, luego de la Revolución mexicana, llevando
directamente a una deforestación que amenaza con convertirse ya en un eco-
cidio irreparable. En este caso, los efectos del autoritarismo parecen haber
traspasado la esfera de lo estrictamente social, para incrustarse en lo ecológi-
co, con importantes consecuencias para el entorno, en todas sus dimensiones.
La importancia no es menor. Si, opina la autora, los regímenes políticos pueden
considerarse de corte totalitario, autoritario o democrático,… entonces, el régi-
men político también puede analizarse respecto de cómo se produce el espacio y
el sentido de la naturaleza, entendiendo ésta como segunda naturaleza, alejada
de la visión prístina de la misma.
Desde una perspectiva muy cercana al artículo anterior, el de Lourdes Rome-
ro, brinda un acercamiento a las movilizaciones ciudadanas que buscan pro-
mover un uso ambientalmente adecuado y equitativo de los recursos naturales.
Dentro del contexto específico, dado por una serie de eventos llevados a cabo
durante 2006 con relación al cuidado del agua, la autora denuncia la falta de
instrumentos que lleven a que los intereses y necesidades de los ciudadanos
involucrados se traduzcan en el desarrollo y aplicación de políticas públicas
eficaces en materia ambiental. Asimismo, alude a la instrumentación de vías
alternativas de participación que buscan promover un uso ambientalmente
adecuado y equitativo de los recursos naturales y enfatiza el aporte de un tipo
específico de organización ciudadana frente a un escenario de crisis ambiental
y civilizatoria. No hay que echar en saco roto las advertencias ambientalistas
pues su descuido podría contribuir (de hecho, lo hace) a ahondar aún más
la brecha de la desigualdad favoreciendo condiciones para que se generalice la
inestabilidad social. Sin lugar a dudas, la incapacidad del Estado para atender
coordinadamente los intereses de una sociedad culturalmente plural y económi-
Presentación 9
Perspectivas
Teóricas
Conceptos básicos para una teoría de la comunicación
Una aproximación desde la antropología simbólica
Julio Amador Bech*
Resumen Abstract
En el presente artículo, se lleva a cabo In the present article, the author goes
un recorrido por las propuestas teóri- through the theoretical proposals, that,
cas que el autor considera fundamen- from his point of view, are fundamen-
tales para desarrollar una teoría de la tal to develop a theory of communica-
comunicación, desde una perspectiva tion, from a wide range anthropological
antropológica amplia. Al entender que perspective. Understanding that the
la construcción de la realidad se basa construction of reality is based in a
en una compleja articulación de formas complex articulation of symbolic forms,
simbólicas, sobre las cuales se susten- upon which social life is sustained, he
ta la vida social, propone entender a la proposes that communication should
comunicación desde una perspectiva que be comprehended from a perspective
vaya más allá de las aproximaciones pu- that goes beyond a purely instrumen-
ramente instrumentales al lenguaje y del tal approach to language and the mere
mero análisis de las relaciones estruc- structural analysis of of sign systems.
turales de los sistemas de signos. Parte He parts from the idea that human com-
de la idea que la comunicación humana munication puts into play the totality
pone en juego a todo el conjunto de la of culture, that’s why he studies the
cultura, de ahí que aborde los problemas problems implied in the intersubjecti-
implicados en la intersubjetividad de la vity of communication, the act of spea-
comunicación viva, del habla y la espe- king, oral communication, non verbal
Palabras clave: comunicación, teoría de cificidad de la comunicación oral, de la communication, as well, he proposes
la comunicación, comunicación y cultura, comunicación no verbal, asimismo, pro- that material culture and the human
antropología simbólica, hermenéutica de pone que la cultura material y la relación relation with landscape constitute, in
la comunicación, comunicación oral, co- humana con el paisaje constituyen siste- themselves, fundamental systems of
municación no verbal, paisaje y cultura. mas fundamentales de comunicación. communication.
*
Universidad Nacional Autónoma de México,
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Cen-
tro de Estudios de la Comunicación, Circuito
Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria,
Col. Copilco Universidad, Deleg. Coyoacán,
México, D.F., c.p. 04510.
Perspectivas Teóricas 13
Comunicación y cultura
1
Ernst Cassirer, Antropología filosófica, México, Fondo de Cultura Económica, 1997; Clifford Geertz, La interpretación de las culturas, Barcelona,
Gedisa, 1997.
2
E. Cassirer, op. cit., p. 47.
3
C. Geertz, op. cit., p. 20.
4
Hans-Georg Gadamer, Verdad y método, Salamanca, Ediciones Sígueme, 1999, p. 539.
5
E. Cassirer, op. cit., pp. 47-48.
6
Ibid., p. 48.
7
E. Cassirer, op. cit., p. 49.
8
Hans-Georg Gadamer, Mito y razón, Barcelona, Paidós, 1997, p. 73.
9
E. Cassirer, op. cit., p. 59.
10
Patxi Lanceros, “Antropología hermenéutica”, en Andrés Ortiz-Oséz (comp.), Diccionario de Hermenéutica, Bilbao, Universidad de Deusto,
2006, p. 20.
11
Rudolph Arnheim, Arte y percepción visual, Buenos Aires, EUDEBA, 1977 y El pensamiento visual, Barcelona, Paidós, 1990.
12
R. Arnheim, Arte y percepción visual… op. cit., p. 2.
13
Maurice Merleau-Ponty, La posibilidad de la filosofía, Madrid, Nancea, 1979, pp. 110-111.
14
Ibid., p. 112 (las cursivas son nuestras).
15
Franz K. Mayr, “Hermenéutica del lenguaje y aplicación simbólica”, en Karl Kerenyi, Erich Neumann, Gerschom Scholem y James Hillman,
Arquetipos y símbolos colectivos. Círculo Eranos I, Barcelona, Anthropos, 1994, p. 331.
16
Carl G. Jung, El hombre y sus símbolos, Barcelona, Caralt, 1984, p. 19.
17
Bolívar Echeverría, Definición de la cultura, México, Editorial Itaca, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 2001, p. 21.
Perspectivas Teóricas 15
son, en sí mismas, los recursos “reales” utilizados en la Concluye, más adelante:
negociación del poder; y los recursos materiales son a su
vez, partes del aparato ideológico.18 El pluralismo, que parecía prohibir toda interpretación
unificante de la historia, prueba por el contrario la solida-
Los sistemas de creencias, la estructura política y ridad del orden económico, del orden político, del orden
el sistema de organización económica están articu- jurídico, del orden moral y religioso, a partir del momento
lados de manera compleja, determinándose, recípro- en que hasta el hecho económico es tratado como opción
camente.19 Marcel Mauss ha mostrado la múltiple ar- de una relación con los hombres y con el mundo, y ocupa
ticulación que existe entre creencias religiosas, dis- su lugar en la lógica de tales opciones.22
posiciones rituales, rivalidad política inter-tribal e
intercambio económico entre los Tlinkit y los Haida Este asunto nos lleva a reflexionar sobre la com-
de la costa norte del Pacífico americano. Ha sido esa plejidad que existe en las relaciones que se estable-
abigarrada articulación de elementos culturales di- cen entre las formas simbólicas y las formas que ad-
versos la que ha mantenido durante siglos la acumu- quiere la actividad social. Sistemas simbólicos y sis-
lación de riqueza material dentro de ciertos límites, temas sociales se sustentan unos a otros. Un mito
debido a las prácticas tradicionales de dilapidación o una creencia pueden ser eficaces en la medida en
suntuaria de bienes, que supone la institución del que son reforzados por un sistema social determina-
potlatch, prácticas a las que Mauss llamó también: do, que crea las condiciones de posibilidad para que
“prestaciones totales de tipo agonístico”.20 éstos cobren sentido, en el marco de determinadas
Rescatamos lo que con toda claridad dice al res- relaciones sociales y sean actuales al interior de esas
pecto Merleau-Ponty: prácticas sociales. A la vez, los mitos y las creencias
La historia efectúa un intercambio de todos los fundamentan y dan sentido a las actividades y rela-
órdenes de actividad, ninguno de los cuales puede ciones sociales existentes, dentro del sistema social.
recibir la dignidad de causa exclusiva, y la cues- Al afirmar lo anterior no decimos algo nuevo, ya Par-
tión consiste más bien en saber si esa solidaridad ménides declaraba que no podemos separar el ser y el
de los problemas anuncia su resolución simultánea, pensar porque son una misma cosa.
o si sólo en la concordancia e intersección hay in- Es pertinente recordar aquí, lo que propone Cli-
terrogación. fford Geertz: “distinguir analíticamente los aspectos cul-
turales y sociales de la vida humana y tratarlos como
La verdadera separación que hay que hacer no está factores independientemente variables, aunque mu-
entre el entendimiento y la historia o entre el espíritu y tuamente interdependientes”.23 Al respecto, añade:
la materia, sino entre la historia como dios desconocido Cultura es la urdimbre de significaciones aten-
–genio bueno o malo- y la historia como medio de vida. diendo a las cuales los seres humanos interpretan su
Es un medio de vida si entre la teoría y la práctica, entre experiencia y orientan su acción; estructura social
la cultura y el trabajo del hombre, entre las épocas, entre es la forma que toma esa acción, la red existente de
las vidas, entre las acciones deliberadas y el tiempo en relaciones humanas. De manera que cultura y estruc-
que éstas aparecen, hay una afinidad que no sea fortuita tura social no son sino diferentes abstracciones de
ni fundamentada en una lógica omnipotente.21 los mismos fenómenos. La una considera a la acción
18
Ian Hodder, Interpretación en arqueología, Barcelona, Crítica Grijalbo-Mondadori, 1994, p. 85 (entrecomillado en el original).
19
Edgar Morin, Introducción al pensamiento complejo, Barcelona, Gedisa, 1994.
20
Marcel Mauss, Sociología y antropología, Madrid, Tecnos, 1979, pp. 155-176.
21
M. Merleau-Ponty, op. cit., p. 134.
22
Ibid., p. 138.
23
C. Geertz, op. cit., p. 132.
24
Ibid., p. 133.
25
E. Cassirer op. cit., p. 77. Cassirer se equivoca, sin embargo, cuando, desde una perspectiva evolucionista, considera que este proceder simbó-
lico sólo existió a partir de un periodo histórico determinado (Babilonia) y no desde que existe el homo sapiens sapiens.
26
Gilbert Durand, La imaginación simbólica, Barcelona, Amorrortu, 1971 pp. 9-10.
Perspectivas Teóricas 17
Al presentar de esa manera la relación entre imagen blema fundamental de investigación por Jean Piaget
y proceso simbólico, Durand sigue los lineamientos y Donald W. Winnicot.30
de Jung, quien sostenía que “el proceso simbólico Piaget sostiene que la representación imaginada
es un vivenciar en imagen y de la imagen”.27 En pa- o intuitiva debe ser estudiada en función de su pro-
labras de Ananda K. Coomaraswamy, el simbolismo pia génesis y no sólo en virtud de los procesos que
es el arte de pensar en imágenes.28 Las formas pri- la conducen hasta el pensamiento racional, sólo así,
marias del pensamiento son las imágenes que luego dice, se puede comprender su funcionamiento es-
pueden traducirse a signos lingüísticos, a gráficos, pecífico. Debido a esas consideraciones, se propone
o a cualquier otra forma de representación de la rea- demostrar que la adquisición del lenguaje está su-
lidad, susceptible de ser comunicada. Así, la imagen bordinada al ejercicio de una función simbólica que
mental se transforma en signo, en símbolo, en ac- se apoya en el desarrollo de la imitación y del jue-
ción humana, en cosa producida. La imagen mental go, tanto como en el desarrollo de los mecanismos
sería, estrictamente hablando, una imagen de pri- verbales.
mer orden y la imagen trabajada por los códigos de Así, la imitación es una de las fuentes de la re-
comunicación y exteriorizada, correspondería a una presentación simbólica, a la que aporta sus signifi-
imagen de segundo orden. cantes imaginados. Desde el punto de vista de las
La imagen comunicada está construida en torno a significaciones, el juego es entendido como el medio
un núcleo esencial que es de carácter simbólico: im- que articula la acción con la representación; evolu-
plica procesos mentales que convierten la cognición ciona desde sus formas primarias como ejercicio sen-
en expresión por medio de figuras simbólicas que sorio-motor, hasta sus formas secundarias de juego
sustituyen, explican y comunican lo real percibido y simbólico y juego de imaginación.
pensado. En ese sentido, tomaremos a la figura de Piaget desarrolla dos hipótesis principales, la pri-
la imagen-símbolo como la unidad esencial a partir mera sostiene que la representación comienza cuan-
de la cual se componen todas las formas de expresión do aparecen, simultáneamente, la coordinación y
articulada del pensamiento humano y, en consecuen- diferenciación de significado y significante. La fun-
cia, de la creación práctica. Greimas defiende esta ción simbólica se puede constituir cuando se con-
idea cuando afirma que el simbolismo no es un cam- jugan los diversos procedimientos que revisten la
po vedado para la lingüística, sino un campo más imitación y la asimilación.
amplio y, por ello, lógicamente primordial, respecto La segunda afirma que existe una interacción
del estricto campo lingüístico.29 La imagen simbó- compleja entre las diversas formas que asume la re-
lica es la primera unidad inteligible de expresión del presentación simbólica: el juego simbólico, la ima-
pensamiento humano. ginación, el sueño, etc. La psicología no debe apelar
Sobre este asunto, resulta esclarecedor el estudio a la “vida social” en bloque, sino como a una serie
de génesis del pensamiento simbólico y de los proce- de relaciones que se establecen, según todas las
sos de simbolización en los individuos humanos, du- combinaciones posibles, entre individuos de dis-
rante las distintas etapas de la infancia. Esta forma tintos niveles de desarrollo mental y en función de
de estudiar lo simbólico fue planteada como un pro- diferentes procesos de interacción.
27
C. Jung, op. cit., p. 45.
28
Ananda K. Coomaraswamy, Selected Papers, Traditional Art and Symbolism, Princeton, Roger Lipsey, Princeton University Press, 1977 (Bolligen
Series, núm. LXXXIX).
29
Algirdas J. Greimas, Semántica estructural, Madrid, Gredos, 1976.
30
Vid. al respecto Jean Piaget, La formación del símbolo en el niño, México, Fondo de Cultura Económica, 1987 y Donald W. Winnicot, Realidad
y juego, Barcelona, Gedisa, 1995.
31
J. Piaget, op. cit., p. 371.
32
Howard Gardner, Arte, mente y cerebro, Barcelona, Paidós, 1993, pp. 108-109.
33
E. Cassirer, op. cit., p. 91.
Perspectivas Teóricas 19
cesario del genuino recordar”.34 De acuerdo con John mos a las figuras y diseños que aparecen en las artes
J. Gumperz, los procesos de la cognición y la memo- visuales y en las decoraciones simbólicas de objetos de
ria están determinados, históricamente, por predis- uso, donde se repiten, además de los elementos de la
posiciones, definidas culturalmente.35 estructura visual pura, las figuras, los motivos y las
Las dos aproximaciones anteriores pueden ser composiciones; los conceptos de la cosmovisión que
completadas con la idea de Durand acerca de la re- esas imágenes contienen.
dundancia de los símbolos. En su obra: La imagina- Por mi parte, y desde una perspectiva antropoló-
ción simbólica, Gilbert Durand pone de manifiesto gica más amplia, que incluya a la cultura material,
una característica tanto funcional como histórica de considero que debemos añadir una cuarta forma de
los símbolos, que nos sirve de orientación heurística redundancia: la de los objetos, que se referiría a la
para interpretar la cultura.36 Se trata del fenómeno continuidad formal y estilística en la producción de
de redundancia de los símbolos: una repetición en objetos, a la recurrencia a los mismos materiales,
el tiempo y en el espacio que, lejos de ser tautoló- herramientas, técnicas y destrezas, a la recurrencia
gica es perfeccionante y, en ese sentido, compensa de las funciones y significados de los objetos.
la inadecuación de los símbolos. Por inadecuación, La redundancia simbólica puede tomar a la relación
entendemos la eterna insuficiencia del símbolo para mito-ritual como modelo ejemplar, pues la estruc-
presentar el significado total, pues lo que muestra tura cíclica y repetitiva del ritual es la que permi-
todo símbolo es el misterio y su figura, sus infinitas te distinguir y retener los aspectos esenciales de la
resonancias y evocaciones; su irreductible polisemia. cultura. “Gracias a la continua repetición de un ges-
A partir de la proposición de Durand, podemos to paradigmático algo se revela como fijo y duradero
definir tres formas fundamentales en las cuales se en el flujo universal”.37 La reiteración periódica del
presenta la redundancia simbólica. La primera sería modelo mitológico ejemplar permite imponer una
la redundancia de los gestos. Esto se refiere princi- certidumbre de carácter trascendente a los actos y
palmente a las prácticas rituales y sus principales a las creencias. La realidad se revela y se deja mol-
medios de expresión, como son: los gestos corpora- dear a partir de un nivel trascendente, “pero de un
les, la manipulación de objetos y el uso corporal de ‘trascendente’ susceptible de ser vivido ritualmente
los espacios rituales; y a las que por extensión, po- y que acaba por formar parte integrante de la vida
demos añadir los gestos y prácticas cotidianos. humana”.38 Sin embargo, la constante imitación y
En segundo lugar tendríamos a la redundancia reiteración de los actos primordiales de los dioses,
de las relaciones lingüísticas. Esto es, las relaciones héroes y antepasados no implica una eterna repeti-
entre la lengua y el mito, y sus derivaciones verba- ción de lo mismo ni la total inmovilidad cultural:
les y textuales, donde se repiten relaciones lógicas
y lingüísticas, ideas, conceptos o imágenes, expre- La etnología no conoce un solo pueblo que no haya
sados verbalmente y, por extensión, podemos incluir cambiado en el curso del tiempo, que no haya tenido
a todas las producciones culturales que se sustentan una “historia”. A primera vista, el hombre de las socie-
en el lenguaje hablado y escrito. dades arcaicas no hace más que repetir el mismo gesto
La tercera forma es la redundancia de imágenes arquetípico. En realidad, conquista infatigablemente el
materializadas por medio de un arte. Aquí nos referi- Mundo, organiza, transforma el paisaje natural en me-
34
Ibid., p. 81.
35
John J. Gumperz, Discourse strategies (Studies in Interactional Sociolinguistics), Cambridge, Cambridge University Press, 1995, pp. 153-170.
36
G. Durand, op. cit., pp. 17-19.
37
Mircea Eliade, Mito y realidad, Barcelona, Editorial Labor, 1994, p. 148 (en cursivas en el original).
38
Ibid.
39
Ibid., pp. 148-149.
40
Luis Garagalza, “Hermenéutica filosófica”, en Andrés Ortiz, op. cit., p. 180.
41
Ibid.
42
Edward Sapir, Selected Writings of Edward Sapir, Berkeley, D. Mandelbaum, University of California Press, 1949.
Perspectivas Teóricas 21
tremos pueden llegar a convertirse en un universo tura. Si observamos el fenómeno de la comunicación
concentracionario que obligue a la constante refe- con imágenes en el curso de la historia, veremos que
rencia a unos valores, ideas, códigos y prácticas que se las técnicas, los cánones que rigen el uso del color y la
refuercen permanentemente, encerrando a sus miem- forma, los códigos de representación de las figuras,
bros en un sistema de regularidad, relativamente los motivos y los temas; aparecen todos ellos, dentro
cerrado y artificial. Cada cultura crea sistemas de de ciertos ciclos de continuidad y discontinuidad. Es-
códigos comunitarios que establecen una relación tán sujetos a procesos complejos, cuyas etapas más
entre imaginario colectivo y control político, que definidas pueden ser: aparición, difusión, transfor-
oscilan entre la coerción y la adhesión voluntaria. mación, desaparición y resurgimiento en una nueva
De cualquier forma que se constituya la institucio- circunstancia.
nalidad política, de manera laxa o estricta, ésta im- Al respecto Harold Spencer dice:
plica necesariamente, un sistema de regulación y
control de la vida cotidiana, un orden reglamentado La historia del arte es un proceso recíproco e inter-
de la reproducción social, sancionado culturalmente. minable de continuidad y renovación. Existe, por una
Siguiendo a Eagleton, podemos decir que las cul- parte, la inercia de la tradición, una “transmisión” de
turas no son arbitrarias ni determinan absolutamen- conocimientos, costumbres, creencias y prácticas, de
te al ser humano, no son estructuras cerradas. La generación a generación. El estilo de una sociedad así
cultura, en su sentido original, como producción, como su arte tienen una tendencia a retener ciertos
“evoca un control y, a la vez, un desarrollo espon- aspectos en un nivel relativamente constante, por un
táneo”.43 El autor se extiende, en ese sentido, afir- periodo determinado de tiempo. La tradición es así, una
mando: fuerza fundamentalmente conservadora. Por otra parte,
en los plazos largos, el arte está sujeto a cambios de
Lo cultural es lo que podemos transformar, pero el orientación que actúan sobre el ambiente físico, social
elemento que hay que alterar tiene su propia existencia y psicológico que lo constituyen y dotan de fuerza; res-
autónoma, y esto lo hace participar del carácter recalci- ponde a estos de diversas maneras. En ocasiones, estas
trante de la naturaleza. Pero la cultura es un asunto de transformaciones pueden ser tan drásticas que reforman
seguir reglas, y en esa medida también implica una in- las antiguas configuraciones de una manera tan comple-
teracción entre lo regulado y lo no-regulado. Seguir una ta que dan origen a una nueva tradición. La vitalidad de
regla no es como obedecer una ley física, pues implica todo el proceso es asegurada por este entrelazamiento
una aplicación creativa de la regla en cuestión […] Las de continuidad y renovación. La continuidad de la tra-
reglas, como las culturas, ni son completamente alea- dición, vinculando cada forma presente con su pasado
torias ni están rígidamente determinadas, lo cual quiere y las fuerzas que alteran y renuevan, actuando sobre las
44
decir que ambas entrañan la idea de libertad. resistencias de la tradición, definen un proceso evolu-
tivo que mantiene el vigor de las artes, dando a cada
Debemos reconocer el complejo juego de interac- segmento de su historia su identidad particular.45
ciones sociales e individuales que determinan la
relación que existe entre continuidad y cambio cul- El estudio de este proceso constituye lo que el
turales, entre unidad y diversidad; proceso que po- historiador del arte Erwin Panofsky ha llamado “his-
demos entender, por ejemplo, a partir del concepto toria de los estilos”, a saber, la historia de los me-
de estilo, aplicado al arte o al conjunto de una cul- dios y las figuras a través de los cuales se expresan,
43
Terry Eagleton, La idea de cultura, Una mirada política sobre los conflictos culturales, Barcelona, Paidós, 2000, p. 15.
44
Ibid., pp. 15-16.
45
Harold Spencer, The Image Maker, Nueva York, Charles Scribner’s Sons, 1975, p. 25 (la traducción del inglés es del autor).
46
Erwin Panofsky, El significado en las artes visuales, Madrid, Alianza Editorial, 1983, pp. 54-57.
47
Susan D. Gillespie, “Personhood, Agency and Mortuary Ritual: A Case Study from the Ancient Maya”, en Journal of Anthropological Archaeology,
núm. 20, 2001, p. 73. (la traducción del inglés es nuestra).
48
Ibid., p. 74.
Perspectivas Teóricas 23
metodológica que Jean Duvignaud llama “epistemo- dios antropológicos acerca del juego, en los cua-
logía de la acción”; propuesta que contiene orienta- les el juego ya no era concebido como una práctica
ciones básicas para desarrollar una etnografía de la aislada, como una actividad más, sino como una
comunicación. Duvignaud cuestiona ciertos aspec- constante que aparecía en los diversos aspectos de la
tos del estructuralismo, del funcionalismo y del ma- vida social e individual. A partir de los trabajos de
terialismo histórico. Veamos, por ejemplo, su crítica Duvignaud, el juego, como categoría antropológica,
al método de Lévi-Strauss para abordar el estudio puede ser entendido como una energía transforma-
del mito: dora que modifica las prácticas y las costumbres es-
Los fenómenos de los que estamos hablando exi- tablecidas; es suscitada por la creatividad o el azar y
gen una epistemología nueva [...] Tomemos un pro- se da en todos los ámbitos de la vida humana.
blema: el de los mitos, por ejemplo. En ese respecto
rechazamos un método como el de Lévi-Strauss que Desde hace algunos años hemos tratado de hacer
consiste en separar lo mítico de lo existencial y de el balance de las prácticas y de los hechos que corres-
las prácticas materiales. Siento un profundo respeto ponden a las manifestaciones lúdicas que no pueden
por Lévi-Strauss, pero algo así como “la mitología ser reabsorbidos mediante alguna forma de regulación,
reconstituida de la indianidad, de los esquimales a o borrados mediante un tipo de análisis que a menudo
las tribus del sur de Chile”, es absolutamente indi- proyecta sus categorías abstractas sobre ellos.50
ferente a la realidad actual de las sociedades de las
que habla, pues entonces: viva el mito y mueran los En la forma de presentar su tema de investiga-
hombres. ción estaba implícita una nueva orientación. Para
Duvignaud quedaba clara la insuficiencia de los en-
Lo que nosotros hemos hecho es investigar, hacien- foques anteriores. No sólo había que volver a definir
do uso de una epistemología que se define en la acción el objeto de estudio, sino, también, establecer una
misma: sitúa las prácticas en su contexto y compren- nueva relación entre los conceptos de institución y
de que cada práctica supone un aparato de mitos, de juego en el discurso antropológico:
creencias, de afectos; es éste conjunto, como un todo,
el que hay que entender.49 Hay ideas como las de Georges Bataille sobre la
trasgresión y, naturalmente, aquellos estudios tradicio-
Por nuestra parte, recuperamos esa intención crí- nales sobre cuestiones como las relaciones elementales
tica de Duvignaud, referida a los excesos a los que de parentesco, los sistemas matrimoniales, pero nunca
se ha llegado en ocasiones, al utilizar los métodos se nos dice cómo vive la gente esos sistemas y qué es
funcional, estructural o materialista histórico; pre- lo que hace con ellos; dichas investigaciones dan la
ocupación que es común a varios autores. Duvign- impresión de que simplemente se los padece […] no
aud se propone demostrar que la antropología se ha somos seres pasivos, ya sea por la fuerza o mediante
centrado fundamentalmente en el estudio de las ins- la impugnación o la astucia, logramos darle a nuestro
tituciones sociales y muy poco en el estudio de los poder lúdico una forma inteligible.51
hombres vivos.
Esa idea se fue aclarando hasta llegar a una Así, partiendo de las premisas teóricas anterio-
forma más definida en los resultados de sus estu- res podemos definir al juego y, en ese sentido, a la
49
Jean Duvignaud, “Institución y juego”, entrevista por Julio Amador, en Palos de la crítica, núm. 2-3, octubre de 1980 a marzo de 1981, pp. 61-65.
Vid. también Jean Duvignaud, El juego del juego, México, Fondo de Cultura Económica, 1982.
50
Ibid., p. 59.
51
Ibid., pp. 57-59.
52
Ibid., p. 60.
53
E. Cassirer, op. cit., pp. 179-180.
Perspectivas Teóricas 25
que toda persona alimenta su imaginario, juega con Vale la pena agregar dos funciones más a las de-
ellas y las vuelve a significar, produciendo nuevos finidas por Ricoeur. La comunicación, al proponer
sentidos, expandiendo su horizonte simbólico.54 Los constantemente enunciados sobre la realidad, esta-
procesos de aprendizaje y profundización cogniti- blece la función cognitiva del discurso; por otra par-
va de los símbolos culturales nunca terminan. Cada te, el carácter social del habla que instaura, por ese
complejo simbólico, aunque situado dentro de un medio, una comunidad de códigos entre los hablan-
ámbito de acción espacial y temporal en el que se tes, supone una función socio-política.
manifiesta, puede asociarse siempre a nuevos cam- La hermenéutica de Paul Ricoeur recorre, crítica-
pos semánticos, por ello, dirá Guiraud, la palabra mente, tres dimensiones interpretativas, mostrando la
sentido significa “dirección hacia otros signos”.55 problematicidad epistémica de cada una:
La necesidad de la comunicación humana hace 1) La semiótica o estructural, que se refiere al siste-
pasar lo real a la dimensión del lenguaje, a la forma ma de los signos, en sí mismo.
de discurso. Las relaciones humanas están mediadas 2) La semántica que se refiere a la relación de los
por el discurso. Este supone la interpretación de la signos con el referente, con la realidad que evo-
experiencia y su traducción a imágenes mentales de can.
las cuales se derivarán un conjunto de respuestas 3) La dimensión práctica del discurso (habla) que
que harán uso de todos los diversos códigos de co- corresponde al uso vivo y concreto de los siste-
municación. Nuestras relaciones con el mundo son, mas de signos.58
en ese sentido, relaciones discursivas. Suponen una La interacción social es un proceso que pone en
interacción compleja entre nuestros medios y formas movimiento a las totalizaciones estructuradas de
de comunicación y nuestras vivencias en el mundo. nuestro saber; llamaremos a esa dimensión comuni-
Paul Ricoeur sostiene que el discurso “consiste en cativa, caracterizada por ser procesual, relacional y
la mediación entre el orden de los signos y el de las cognitiva: conjunto referencial. A partir de él, se res-
cosas”.56 Va más allá, al explicar la función semán- ponde a cada estímulo comunicativo, exterior e in-
tica del discurso, entendiéndola como la perfecta terior, con un espectro de mensajes en los distintos
articulación de tres dimensiones discursivas: la re- planos de la experiencia. Esas acciones que operan
ferencia al mundo, la relación con uno mismo y la como respuesta, se registran en los sistemas com-
relación con el otro. plejos de la memoria que va organizando, jerarqui-
zando, desechando, transformando la compleja red
En la medida en que se da esta referencia al mundo, de sistemas simbólicos que componen al conjunto
es posible la referencia en común, la correferencia, y en referencial.
la medida en que existe ésta última es posible referirse Podemos definir al conjunto referencial como la
a uno mismo, el compromiso del sujeto con lo que dice. totalidad relativamente sistematizada y estructura-
Digamos lo mismo de otro modo: las tres dimensiones da de conocimientos que posee todo individuo y to-
del lenguaje, la dimensión ontológica (referencia al da sociedad y con la cual compara, coteja y evalúa
mundo), la psicológica (relación con uno mismo) y la todo nuevo discurso en el proceso de comunicación;
moral (relación con otro), son rigurosamente coorigi- proceso que aparece, desde esta perspectiva, como
narias.57 un acto de interpretación discursiva. Así, se pone de
54
En relación con este tema véase, también, el importante trabajo de Gilbert Durand que resume su orientación hermenéutica sobre las imáge-
nes y los símbolos, Lo imaginario, Barcelona, Ediciones del Bronce, 2000.
55
Pierre Guiraud, La semántica, México, Fondo de Cultura Económica, 1983, p. 27.
56
Paul Ricoeur, Historia y narratividad, Barcelona, Paidós, 1999, p. 49.
57
Ibid., p. 51.
58
Ibid., Vid. también Paul Ricoeur, Teoría de la interpretación, México, Siglo Veintiuno Editores, Universidad Iberoamericana, 2006.
59
La semiótica las define como campos semánticos.
60
Desde hace mucho tiempo, Pierre Guiraud explicó ese problema, vid. op. cit..
61
Umberto Eco había planteado ya la posibilidad de que dentro de una cultura existiesen campos semánticos contradictorios, vid. La estructura
ausente, Barcelona, Editorial Lumen, 1994, p. 89. Eso sucede en todas las culturas, Duvignaud habla de diversas lógicas que se entrecruzan en
la vida cotidiana y que, muchas veces, sin ser compatibles, se mezclan entre sí. Vid. El banco de los sueños, México, Fondo de Cultura Económica,
1981 y El juego del juego… op. cit.
62
Vid. Bronsilaw Malinowski, Magia, ciencia y religión, Barcelona, Planeta-Agostini, 1994 y Claude Lévi-Strauss, El pensamiento salvaje, México,
Fondo de Cultura Económica, 1994.
Perspectivas Teóricas 27
conforman una cultura particular y corresponden los componentes psíquico-corporales que gene-
a los elementos constitutivos de la identidad per- ran emociones.
sonal, familiar, gremial, comunitaria, regional o Todos estos son campos semánticos que inter-
nacional; define destrezas prácticas, creencias, vienen simultáneamente en la connotación de los
formas de vida y costumbres colectivas. discursos, en las prácticas y en las maneras de pro-
F) Religiosidad, fe y creencias: estructuras de pensa- ducir las cosas.63 Partiendo de una perspectiva que
miento míticas, mágicas, religiosas y dogmáticas considera la multiplicidad sincrónica de factores que
que operan en todas las sociedades. definen los procesos de interacción social y comuni-
G) Estética: funciona a partir de códigos estableci- cación; podemos enunciar la complejidad del siste-
dos de manera social, como el arte y la moda, así ma interpretativo de la esfera de la comunicación,
como de manera personal, a través del gusto y la evidenciando la diversidad de sentidos y de planos
educación. de la realidad en los que opera el sistema referencial.
H) Voluntad: interpreta la realidad en función del El imaginario cultural, a partir del cual se constru-
deseo, define sus necesidades y las formas de su yen los sentidos de lo comunicado, participa de esa
satisfacción. pluralidad de dimensiones de la realidad y debe ser
I) Intuición: utiliza de una manera proyectiva, no analizado desde una perspectiva compleja, polisé-
racional, la experiencia individual y colectiva, mica. Los procesos de comunicación establecen dis-
consciente e inconsciente. tinciones específicas que diversifican el significado
J) Emociones: establece vínculos asociativos entre en un amplio abanico de pluralidad semántica.
las situaciones vividas, los mensajes recibidos y
Para comprender los procesos de comunicación, que las ciencias del lenguaje privilegian, a expensas del habla
en su carácter concreto de interacción humana viva, viva, los sistemas, las estructuras y los códigos desvinculados
retomaremos una orientación enunciada por Ricoeur de cualquier hablante y, finalmente, volver abrir el camino del
en su importante artículo, titulado, “Filosofía y len- lenguaje hacia la comunidad humana, en la medida en que la
guaje”: pérdida del hablante va unida a la de la dimensión intersubjetiva
del lenguaje.64
[…] la filosofía tiene la tarea principal de volver a abrir el
camino del lenguaje hacia la realidad, en la medida en que las La clara conciencia de responder a esta tarea ur-
ciencias del lenguaje tienden a distender, si no a abolir, el vín- gente de la hermenéutica, lo condujo a llevar a ca-
culo entre el signo y la cosa. A esta tarea principal se añaden bo un recorrido crítico del camino emprendido por
otras dos complementarias: volver a abrir el camino del lenguaje las ciencias del lenguaje. Así, explica que la nece-
hacia el sujeto vivo, hacia la persona concreta, en la medida en sidad de construir un objeto de estudio científico,
63
Umberto Eco plantea también una serie extensa de los campos semánticos que pueden determinar la connotación de un lesema. Vid. H. Eco,
La estructura… op. cit., pp. 101-104.
64
P. Ricoeur, Historia y narratividad… op. cit., p. 41.
65
Ibid., p. 42.
66
Ferdinand de Saussure, Curso de lingüística general, Buenos Aires, Editorial Losada, 1979, pp. 49-66; P. Ricoeur, Historia y narratividad… op.
cit. y Maurice Leroy, Las grandes corrientes de la lingüística, México, Fondo de Cultura Económica, 1992.
67
Vid. Roland Barthes, La aventura semiológica, Barcelona, Paidós, 1993, pp. 21-36.
68
P. Ricoeur, Historia y narratividad… op. cit., pp. 42-43.
69
Ibid., p. 43.
70
Ibid., p. 44.
71
Por su parte, la pragmática no ha sido capaz de cubrir estos campos de manera satisfactoria.
72
Roman Jakobson, “Lingüística y poética” en Thomas A. Sebeok (comp.), Ensayos de lingüística general, Barcelona, Seix Barral, 1975.
Perspectivas Teóricas 29
Jakobson simplemente describe de manera esque- códigos culturales, articulados entre sí de manera
mática la forma en la cual cierto tipo de máquinas, compleja e indisoluble.74
de estructura muy simple, por cierto, intercambian Greimas entiende a la comunicación como un sis-
información, pues, de hecho, las tecnologías más re- tema de oposiciones-opciones lógicas binarias entre
cientes diseñadas para la comunicación, han desarro- las cuales el hablante debe elegir:
llado sistemas cada vez más complejos de interactivi-
dad. El modelo estructural de Jakobson, que implica La comunicación, en efecto, es un acto, y, por ese mismo
un concepto monosémico de comunicación, no tiene hecho, es sobre todo elección. En el interior del universo sig-
nada que ver con la comunicación humana, propia- nificante a partir del cual opera, la comunicación elige cada
mente dicha, que es, por definición, polisémica. vez ciertas significaciones y excluye otras. La comunicación es
Al respecto, escribía Durand en 1979: “Cibernéti- por tanto el ejercicio de una cierta libertad, mas de una liber-
ca e informática constituyen las vanguardias victo- tad limitada […] Tomando el enunciado, al que cabe conside-
riosas de las reflexiones lingüísticas y estructurales. rar como el acto de comunicación acabado y autosuficiente,
A través de un verdadero fenómeno de feed-back, los [sic] nos damos cuenta de que la libertad de su formulación se
ordenadores modelan o vuelven a modelar nuestras inscribe en una red apriorística de coerciones.75
maneras de pensar. La máquina expresa su más ex-
trema exigencia, que es constreñir al pensamiento al Tenemos un concepto de comunicación que la re-
que, no obstante, debe su existencia”.73 duce a puras operaciones lógicas de selección, al
Me parece sorprendente, por no decir absurdo, interior de un sistema cerrado; a la mera formula-
que durante tanto tiempo se haya pretendido utili- ción de enunciados. Esta postura coincide en ese
zar este esquema estructural para explicar y definir sentido, con el concepto informático de Jakobson,
a la comunicación humana. El modelo ignora, por quien entiende a la comunicación como transmisión
completo, el aspecto vivo y activo de la comunica- de información y al lenguaje como su principal me-
ción, por más que incluya al código –que no alcanza dio, menospreciando la importancia de los otros
a ser ni una pálida sombra de la cultura-. Deja to- sistemas de símbolos. De acuerdo con Durand, la
talmente fuera, la comprensión de su funcionalidad proposición puede resumirse así: “el lenguaje es
y complejidad intrínsecas. Hace uso de un concepto la comunicación, el lenguaje es el principio de cual-
reductivo, que excluye lo que, en sí misma, es la co- quier simbolización. Es lo que llamo la hipóstasis de
municación: la interacción, la influencia mutua de la comunicación y la dictadura del lenguaje”.76
los sujetos en el proceso vivo de la comunicación real,
el proceso dentro del cual reacciono a lo que el otro Las palabras y las frases no bastan al hombre para
me dice y él reacciona a lo que yo le digo; y en el expresarse, ya que siente la necesidad de añadir las
cual las partes actúan de manera activa y cambian- creaciones de la mímica, de la danza, de la música, de
te, en función del contacto, de lo que ese contacto las artes gráficas, plásticas y pictóricas. Todos sabe-
intersubjetivo propone y del desarrollo interactivo de mos, además, cuanta vanidad cuanta impotencia supo-
ese contacto. Esa interacción pone en juego, en el ne comentar, explicar o transcribir el lenguaje pictórico
proceso de la comunicación, una multiplicidad de o musical en lengua vulgar. El lenguaje del “lingüista”
73
Gilbert Durand, De la mitocrítica al mitoanálisis, Figuras míticas y aspectos de la obra, Barcelona, Anthropos-Universidad Autónoma Metropo-
litana, 1993, p. 40.
74
Desde finales de los años 50, Anselm L. Strauss presentó con toda claridad esta cualidad viva, activa y compleja de la interacción comunica-
tiva. Vid. Mirrors and Masks, The Search for Identity, Illinois, The Free Press of Glencloe, 1959, pp. 44-88.
75
A. J. Greimas, op. cit., p. 54.
76
G. Durand, De la mitocrítica al mitoanálisis… op. cit., p. 48.
77
Ibid., pp. 95-96.
78
Andrés Ortiz-Osés, “Hermenéutica simbólica”, en K. Kerenyi, E. Neumann, G. Scholem y J. Hillman, op. cit., p. 231 (en cursivas en el origi-
nal).
79
Ray L. Birdwhistell, Kinesics and Context, Filadelfia, University of Pennsylvania Press, 1970.
80
H.G. Gadamer, Mito y razón… op. cit., pp. 31-32.
81
P. Ricoeur, Historia y narratividad… op. cit., p. 46.
82
Umberto Eco, Tratado de semiótica general, México, Nueva Imagen-Lumen, 1978, pp. 286-287 (en cursivas en el original).
Perspectivas Teóricas 31
futuro, a desarrollar, a partir de la pragmática nor- En nuestro comportamiento respecto al pasado, que
teamericana: “dentro de la línea de la ‘pragmática’ estamos confirmando constantemente, la actitud real no
norteamericana, puede ser elaborada una semiótica es la distancia ni la libertad respecto a lo trasmitido. Por
de la comunicación ‘real’ (en cuanto objeto descrip- el contrario, nos encontramos siempre en tradiciones, y
tible), si extrapola, en particular, los modelos de éste nuestro estar dentro de ellas no es un comporta-
la semiótica cognoscitiva, resultante del análisis de miento objetivador que pensara como extraño o ajeno
los discursos narrativos”.83 lo que dice la tradición; ésta es siempre más bien algo
En tal sentido destacan, frente a las limitaciones propio, ejemplar o aborrecible, es un reconocerse en el
inherentes a los diversos estructuralismos lingüísti- que para nuestro juicio histórico posterior no se aprecia
cos y semióticos, las virtudes de la hermenéutica, apenas conocimiento, sino un imperceptible ir transfor-
capaz de reconstruir tanto el locus histórico-cultural mándose al paso de la tradición.88
del discurso, como la lógica imaginaria que lo rige,
discerniendo la forma en la cual estos se hallan im- En tal sentido, el comprender debe entenderse
plicados en el lenguaje. como “un desplazarse uno mismo hacia un acontecer
La hermenéutica filosófica de Gadamer ha de- de la tradición, en el que el pasado y el presente se
mostrado que la subjetividad y la historicidad son hallan en continua mediación.89 No obstante, Gad-
componentes irreductibles del discurso y por ello, amer insiste en que para la hermenéutica histórica,
del trabajo interpretativo de la hermenéutica. Para cada obra debe ser entendida desde sí misma.
Gadamer la interpretación es algo consustancial al
ser humano, lo que caracteriza su peculiar modo de Todo encuentro con la tradición realizado con cons-
ser, por eso, la hermenéutica no puede ser una me- ciencia histórica experimenta por sí mismo la relación de
ra epistemología; es una ontología –en lo que sigue tensión entre texto y presente. La tarea hermenéutica
a Heidegger- pues la interpretación concierne a la consiste en no ocultar esta tensión en una asimilación
totalidad de relaciones que los seres humanos esta- ingenua, sino en desarrollarla conscientemente.90
blecen entre sí y con el mundo.84 El reconocimiento
de la tensión básica entre tradición y presente his- Para Ricoeur la comprensión hermenéutica de los
tórico es el punto de partida de la hermenéutica, mitos articula tres historicidades: la de los aconteci-
de la historicidad de la comprensión.85 El intérprete mientos fundantes o tiempo oculto; la de la interpre-
“realiza siempre un proyectar”, proyecta un sentido tación viviente de los escritores sagrados, que consti-
pre-existente sobre lo que interpreta, sentido que tuye la tradición; y la historicidad de la comprensión,
está determinado por su horizonte cultural.86 Gad- la historicidad hermenéutica.91
amer llama “tradición “a ese horizonte, y muestra La diferencia radical de orientación entre los estruc-
cómo la tradición “forma parte en verdad de la his- turalismos y la hermenéutica queda claramente expresa-
toria misma”.87 da en la exposición del asunto que hace Franz K. Mayr:
83
Algirdas J. Greimas y Joseph Courtés, Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje, Madrid, Editorial Gredos, 1982, p. 314.
84
H.G. Gadamer, Verdad y método…. op. cit.
85
Ibid., pp. 331-377.
86
Ibid., p. 333.
87
Ibid., p. 344.
88
Ibid., p. 350.
89
Ibid., p. 360.
90
Ibid., p. 377.
91
Paul Ricoeur, Hermenéutica y estructuralismo, Hermenéutica y psicoanálisis e Introducción a la simbólica del mal, Buenos Aires, Megápolis,
1975-1976.
92
F. K. Mayr, op. cit., pp. 322-323.
93
Paul Ricoeur, Tiempo y narración, I, Configuración del tiempo en el relato histórico, México, Siglo Veintiuno Editores, 2007, p. 31 e Historia y
narratividad… op. cit., pp. 48-50.
94
Emile Benveniste, Problemas de lingüística general II, Madrid, Siglo Veintiuno Editores, 1983, pp. 84-85.
95
Iibid.
96
P. Ricoeur, Historia y narratividad, op. cit., p. 48.
97
Giorgio Raimondo Cardona, Los saberes del lenguaje, Barcelona, Gedisa, 1994.
Perspectivas Teóricas 33
ma de presuposiciones muestran cómo “el verdadero Otras orientaciones importantes en este sen-
significado de lo que se enuncia se obtiene, no del tido han sido desarrolladas en los trabajos de
valor efectivo del vocabulario de las unidades em- William Folley sobre lingüística antropológica y
pleadas, sino sobre la base de factores extralingüís- los de Dell Hymes sobre etnografía de la comuni-
ticos, como el estatus del hablante o del oyente, el cación.99 La ethnography of speaking del último,
tipo de relación social entre los dos, el conocimien- se dedicó a estudiar “las situaciones y los usos,
to del mundo real o de las creencias, el hecho de que los modelos y las funciones del hablar como acti-
quien habla afirme o no lo que dice, etc.”98 vidad en sí y por sí”.100
La comunicación oral
El estudio de las dinámicas de la comunicación oral de las sociedades con escritura y comprender la es-
ha contribuido de manera importante a la compren- pecificidad de la forma oral de comunicación.
sión del fenómeno vivo de la comunicación huma- En las culturas predominantemente orales, las pa-
na. Eric Havelock propone tres acepciones de oralidad labras están estrechamente vinculadas a la acción,
que conviene explorar. Desde su punto de vista, este derivan de ella, en función de lo cual se las asocia
concepto caracteriza tanto a sociedades enteras que con un poder sobre la gente y las cosas; creencia
se han basado en la comunicación oral, sin utilizar que se apoya sobre un sustrato mítico más profun-
la escritura, como a un determinado tipo de lenguaje do. La restricción de las palabras al sonido, no sólo
utilizado en la comunicación oral y a un determinado determina los modos de expresión, sino también,
tipo de conciencia que es creado por la comunicación los procesos de pensamiento y su carácter poético:
oral y es expresable sólo por medio de ella.101 ritmo y armonía sonora son componentes sustan-
Esas líneas generales contribuyen a comprender tivos del discurso. De esta manera, la cultura oral
tanto la especificidad de la comunicación, desde la da origen a formas de pensamiento y a prácticas
perspectiva del habla, como las implicaciones cultu- culturales, bien definidas, que se asocian con ellas.
rales que son propias de las sociedades primordial- La importancia de la comunicación cara a cara y de
mente orales; apuntan hacia la particularidad de sus la intersubjetividad es decisiva, pues la continuidad
formas discursivas, cuyas características pueden ser del pensamiento, del conocimiento colectivo y de to-
definidas en función de su carácter predominante- da la cultura se sostiene sobre la comunicación inter-
mente oral. personal.
Walter J. Ong describe lo que él llama “las psico- Las formas, patrones y estructuras que adquie-
dinámicas de la oralidad”, directrices que nos per- re el discurso están determinadas por las necesida-
miten distinguir a las culturas de oralidad primaria des mnemotécnicas, lo que permite vincular al ha-
98
Ibid., p. 46.
99
William Folley, Anthropological Linguistics: An Introduction (Language in Society), Oxford, Blackwell Publishers, 1997; Dell Hymes, Foundations
in Sociolinguistics: An Ethnographic Approach, Cinnaminson, N.J., The University of Pennsylvania Press, 1974; John J. Gumperz and Dell Hymes
(eds.), Directions in Sociolinguistics: The Ethnograpy of Communication, Nueva York, Basil Blackwell Inc., 1986.
100
Joshua A. Fishman (comp.), Readings in the Sociology of Language, La Haya, Mouton, 1968, pp. 99-138.
101
Eric Havelock, “La ecuación oral-escrito: una formula para la mentalidad moderna”, en David R. Olson y Nancy Torrance (comps.), Cultura
escrita y oralidad, Barcelona, Gedisa, 1998, p. 25.
102
Walter J. Ong, Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra, México, Fondo de Cultura Económica, 2004, pp. 38-80.
103
Wendy D. O’Flaherty, Hindu Myths, Londres, Penguin Books, 1975, p. 21.
104
Miguel León-Portilla, La filosofía náhuatl, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Antropológicas,
1983, pp. 100-112.
Perspectivas Teóricas 35
terpretaciones que se concreta en una configuración regulada. Cuanto más libre sea la transmisión, las
específica, teniendo, muchas veces, a las otras como desviaciones en la tradición serán más numerosas.
referentes. Por el contrario, cuanto más reglamentada sea la
Todo mito es una secuencia sucesiva de versiones tradición, conservará ciertas características por pe-
superpuestas y entremezcladas. No existe mito algu- riodos más prolongados. La transmisión fiel puede
no en estado de “pureza original”. Lo que ha llegado ser asegurada por medio de la formación especia-
hasta nosotros es un cúmulo de diversas versiones lizada de personas a las que les son confiadas las
de cada mito, interpretaciones, modificaciones que, tradiciones.
con el paso del tiempo, han venido a formar parte El contenido de la tradición está determinado por
del cuerpo mitológico. En todas las mitologías ha la función que juegan estos relatos dentro de la so-
ocurrido este proceso. ciedad que los ha creado y hecho perdurar. Un gran
La tradición oral fue la forma más antigua e im- número de las tradiciones orales cumplen simultá-
portante en la cual se conservaron, trasmitieron y neamente varias funciones: cognitiva -de conserva-
reinterpretaron los conocimientos colectivos. La tra- ción y transmisión del saber práctico-, religiosa y
dición oral no sólo permitió la preservación del mi- espiritual, ética, estética, didáctica, histórica, de
to, sino de todo el conjunto de conocimientos que formación de la identidad étnica y comunitaria.
componen una cultura. Aunque continúa existiendo Las tradiciones pueden estar compuestas prin-
bajo diversas formas, debe confrontarse, ahora con la cipalmente por conocimientos esotéricos ocultos o
presencia avasalladora del texto escrito y de los sis- pueden limitarse a relatos colectivos y ser narradas
temas electrónicos y digitales de comunicación. Jan en todos los estratos de la población. De ahí que
Vansina sostiene que entre las fuentes de la historia, puedan pertenecer al dominio público o ser privati-
las tradiciones orales ocupan un lugar decisivo; son vas de ciertos grupos cerrados. Toda tradición eso-
las más importantes, tanto para el estudio de las so- térica es necesariamente conservada y transmitida a
ciedades sin escritura, como para el origen de infini- través de instituciones creadas específicamente para
dad de textos de la Antigüedad y la Edad Media, sin ese fin.
embargo, se ha prestado poco interés a sus caracte- Los procesos de memorización de las tradiciones
rísticas históricas.105 Siguiendo a Vansina, definire- orales pueden apoyarse en el uso de ciertos objetos,
mos las características de la tradición oral que nos imágenes o palabras, llamados mnemotécnicos, que
parecen más significativas. los facilitan. Las imágenes iconográficas juegan un
Las tradiciones orales son fuentes históricas cuyo papel muy importante dentro de esta función.
carácter propio está determinado por la forma que La alteración del testimonio forma una parte sus-
revisten. Son orales y se cimientan, de generación tantiva de la tradición oral. En un número muy im-
en generación, en la memoria de los seres huma- portante de tradiciones orales se han ido añadiendo
nos. La tradición constituye una secuencia o cadena comentarios explicativos que, con el paso del tiem-
de testimonios; puede trasmitirse de manera libre o po, se incorporaron al conjunto de la tradición.106
105
Jan Vansina, La tradición oral, Barcelona, Editorial Labor, 1966, p. 7.
106
Ibid., pp. 7-125.
Siguiendo la línea de desarrollo que hemos ex- Para numerosas comunidades, el soporte prima-
puesto, podemos incluir dentro del campo de la rio de las imágenes del ritual es el cuerpo de las
comunicación a todos aquellos aspectos relaciona- personas que participan en él; se establecen, ade-
dos con la comunicación interpersonal, cara a cara, más, toda una serie de relaciones simbólicas de los
así como a los que se relacionan con el ámbito del cuerpos personales, ritualmente decorados, con el
comportamiento ritual y con las actividades coti- conjunto de la comunidad, con la Tierra y con el Cos-
dianas. Para todos ellos, la apariencia física del mos. Además de su función ritual, las marcas cor-
cuerpo humano, los gestos corporales, las actitu- porales funcionan como signos de adscripción o
des, el movimiento y el uso corporal del espacio, identidad a sistemas de linaje, clases de edad, gé-
pueden asociarse con complejos sistemas de códi- nero o sociedades secretas.108
gos, sancionados culturalmente y sujetos a la va- La constitución física, asociada al cuerpo, ha da-
riabilidad histórica. do origen a tipologías psicológicas que clasifican a
Al respecto, encontramos definidas áreas proble- las personas en tipos y las asocian con aspectos ca-
máticas que producen distintos tipos de significado. racterológicos, psicológicos o alegóricos, por ejem-
La apariencia física del cuerpo humano, en sí mis- plo, en tanto representaciones de “la fortaleza” o
ma, y su valor estético han jugado una función pri- “la debilidad”, “el exceso” o “la armonía”.109 Esas
mordial en la historia cultural, no sólo en lo que se observaciones dieron origen a disciplinas como la
refiere a las formas concretas que ha adquirido, a lo fisiognomía.
largo de la historia, el arreglo personal, la presenta- La constitución corporal puede relacionarse tam-
ción de las personas en la sociedad y la manera en bién con otros factores como la estatura, las pro-
la cual ha afectado a la comunicación interpersonal, porciones, la forma de la cara, el color de la piel y
sino también en lo que respecta a los códigos de re- el cabello, etc. para denotar distintos significados
presentación de las artes visuales. que se interpretarán desde perspectivas ideológicas
Cánones cambiantes han definido, de una época o étnicas, determinadas histórica y culturalmente.
a otra, la belleza corporal. Esos cánones han dado Estos elementos han dado origen a modelos idea-
origen a prácticas culturales que determinan la for- les de belleza, como los cánones clásicos griegos,
ma del cuerpo (deformación craneana, prolongación de acuerdo con los cuales, los modelos de Apolo y
artificial del cuello, reducción artificial del tamaño Afrodita definieron la belleza corporal, masculina y
del pie femenino, pintura corporal, escarificaciones, femenina:
maquillaje, dieta, tipos de ejercicios físicos, etc.);
configuran complejos sistemas estéticos, codifica- Los griegos estaban convencidos de que el dios Apolo
dos a partir de cánones religiosos y estéticos o por era como un hombre perfectamente bello. Era bello porque
el sistema de la moda y el gusto personal.107 su cuerpo se ajustaba a determinadas leyes de la propor-
107
Vid. Alfred Louis Kroeber, El estilo y la evolución de la cultura, Madrid, Ediciones Guadarrama, 1969; Erwin Panofsky, “La historia de las propor-
ciones humanas como historia de los estilos” en El significado en las artes visuales y sobre el estilo. Tres ensayos inéditos, Barcelona, Paidós, 2000
y las obras de Michel Foucault, “Poder-Cuerpo”, en Microfísica del poder, Madrid, Ediciones de la Piqueta, 1979; Tecnologías del yo, Barcelona,
Paidós-ICE-UAB, 1991 y los tres volúmenes de la Historia de la sexualidad, París, Gallimard, 1976, 1984.
108
José Jiménez, “Las raíces del arte: el arte etnológico”, en Juan Antonio Ramírez, Historia del arte, El mundo antiguo, Madrid, Alianza Edi-
torial, 1999, pp. 62-63.
109
Acerca de los usos alegóricos de la figura humana en el arte, vid. Cesare Ripa, Iconología, edición facsimilar, Nueva York, Garland Publishing, 1976.
Perspectivas Teóricas 37
ción, por lo que participaba de la divina belleza de las desplazados por consideraciones sociales, tales como la
matemáticas […] Desde los tiempos más primitivos, la expresión del rango, del poder, de la riqueza, de la prodi-
naturaleza obsesiva e irrefrenable del deseo físico ha bus- galidad o el derroche. Pero el determinante final de todo lo
cado alivio en imágenes; y dar a esas imágenes una forma precedente es, en cualquier civilización moderna, el factor
por la que Venus pudiera dejar de ser vulgar y convertirse de la novedad, de la importancia del momento.111
en celestial ha sido uno de los objetivos periódicos del
arte europeo. Los medios empleados han sido la simetría, Desde los años sesenta comienza a imponerse
la medida y el principio de subordinación, los cuales refi- una tendencia que propugna “un tratamiento inte-
naron los matices personales de cada artista.110 grado que considere como un todo único la con-
ducta verbal y la conducta no verbal”.112 Para Flora
Tales valoraciones culturales de la apariencia fí- Davies, las palabras han sido sobreestimadas en el
sica han sido usadas, también con otros fines nefas- estudio de la comunicación humana, desde su pun-
tos, como los del racismo. La propaganda nazi pro- to de vista, forman sólo una parte del mensaje, por
movió una imagen del cuerpo acorde con sus ideas; lo cual es indispensable estudiar todos los aspectos
Himmler, por ejemplo, escogía a los miembros de las físicos del cuerpo y los gestuales asociados a la co-
SS por fotografía, siguiendo “criterios raciales”. municación verbal, mismos que constituyen lo que
La vestimenta y los diversos artefactos asociados se ha llamado la comunicación no verbal.113
con ella como máscaras, insignias, joyas, cosméti- La presencia, el contacto, la mirada, todo inter-
cos, bastones, armas, etc. intervienen de manera viene en el acto vivo de la comunicación, basada en
decisiva en la producción de significado asociado al la intersubjetividad; el efecto también actúa sobre
cuerpo de las personas. Pueden denotar característi- la causa. La comunicación es “un sistema de cana-
cas de jerarquía: social, política, económica, religio- les múltiples en el que el actor social participa en
sa o militar. Pueden significar, también, diferencias todo momento, deseándolo o no, por medio de sus
de sexo, edad, estado civil, pertenencia a un grupo gestos, sus movimientos, sus posturas, su mirada,
étnico, regional o nacional, a una época determina- su distancia e, inclusive, su silencio”.114
da. Pueden también revelar actitudes, valores o pre- En el estudio de la comunicación no verbal, aso-
ferencias de gusto y moda. ciada a la conversación, podemos distinguir dos as-
Sobre el vestido, los factores que determinan su pectos, uno referido a los movimientos y posturas
estilo y su significado, Kroeber afirma: del cuerpo y otro relacionado con la entonación de
la voz, el ritmo y las inflexiones del discurso.115
En los estilos de la vestimenta femenina entran en Los movimientos, posturas, gestos y actitudes
juego distintas consideraciones. El destino utilitario del corporales dan lugar a un espectro muy amplio de
vestido como protección o conveniencia, establece un rí- significados que, siendo estudiados por disciplinas
gido marco dentro del cual actúa el estilo. A continuación como la kinesis y la proxémica, permiten distincio-
hay un elemento de atractivo erótico, frecuentemente nes y clasificaciones precisas, que pueden ser refe-
sublimado en parte, aunque nunca del todo, por una bús- ridas a distintos sistemas de códigos, de los cuales,
queda de la belleza estética. Ambos aspectos pueden ser valiéndonos de las categorías acuñadas por Mark L.
110
Kenneth Clark, El desnudo, Madrid, Alianza Editorial, 1987, pp. 41 y 77, respectivamente.
111
A. L. Kroeber, op. cit., p. 16.
112
G. I. Cardona, op. cit., p. 45.
113
Flora Davies, La comunicación no verbal, Madrid, Alianza Editorial, 1986.
114
Luis Cruz Santacruz, El comportamiento no verbal humano: una aproximación a la kinesis y la proxémica, México, CONEIC, 1999, p. 10.
115
Ibíd., p. 37.
Los artefactos y construcciones pertenecientes a material puede verse como algo constituido de mane-
la cultura material de una sociedad pueden reflejar y ra significativa”; establece la condición de la arqueo-
mostrar los componentes simbólicos que la definen. logía como una disciplina estrictamente simbólica:
De acuerdo con Rathje y Schiffer, más allá de sus fun- “Si la cultura material, toda ella, tiene una dimensión
ciones tecnológicas, los artefactos forman una vasta simbólica tal que afecta a la relación entre una comu-
red de símbolos que nos hablan acerca de infinidad nidad humana y las cosas”, entonces el problema no
de detalles de la vida social: las jerarquías, el com- radica en “cómo estudiar el simbolismo del pasado”,
portamiento socialmente aceptado, las imágenes que sino en “cómo hacer realmente arqueología”.118
nos formamos acerca de nosotros mismos.117 Desde la perspectiva de la teoría de la comuni-
Recuperando para su propia argumentación las cación, el problema radica en descubrir las distintas
ideas de Schiffer, Ian Hodder va más allá en el plan- formas por medio de las cuales los objetos y cons-
teamiento, además de reafirmar que “toda la cultura trucciones pertenecientes a la cultura material de una
116
Mark L. Knapp, La comunicación no verbal, Barcelona, Paidós, 1994, pp. 179-256.
117
William L. Rathje y Michael B. Schiffer, Archaeology, Nueva York, Harcourt Brace Jovanovich, Inc., 1982, p. 63.
118
I. Hodder, op. cit., pp. 17-18 (en cursivas en el original).
Perspectivas Teóricas 39
sociedad son portadores de significados, sustentan la nidad (a través de un sistema compartido de creencias e
especificidad cultural, conforman e implican sistemas instituciones). Éstas son capacidades de orden biológico
de relaciones sociales y formas de comunicación. y cultural que, por supuesto, cambian y evolucionan, uti-
Para enunciar de una manera más adecuada el lizando los objetos y prefigurándolos […] El proceso es
asunto, recuperamos algunas de las observaciones y autorreferente; se anida en sí mismo: las creencias gene-
preguntas con las que Jean Baudrillard inicia su obra: ran deseos, habilidades y destrezas que, a su vez, generan
El sistema de los objetos. El autor reflexiona sobre las creencias… La necesidad no es más que la percepción y la
infinitas posibilidades de clasificación de los obje- respuesta pautada que eslabona el proceso.123
tos, en función de diversas categorías: su funciona-
lidad, su talla, el universo gestual a ellos vinculado, Valiéndose de una argumentación semejante, Jean
su forma y duración, el momento del día en el que Baudrillard considera que “sólo desde una psicología
aparecen, la materia que transforman.119 Continúa la ingenua es posible pensar en el ‘consumo’ como pro-
reflexión, sosteniendo que al enfoque de Giedion que ducto de un sujeto real, impulsado por necesidades y
destaca la importancia que el cambio de las estruc- confrontado con objetos reales, fuentes de satisfac-
turas sociales tiene en la evolución de los objetos, ción”.124 Para él, una “teoría de las necesidades” no
habría que agregar la pregunta fundamental, acerca tiene sentido, el asunto debe plantearse de otra ma-
de la manera en la cual los objetos son vividos: “a qué nera, es decir: una teoría sobre el concepto ideológico
otras necesidades, aparte de las funcionales, dan sa- de necesidad. Comienza por criticar la idea de un fun-
tisfacción, cuáles son las estructuras mentales que se damento bioantropológico de las necesidades.
traslapan con las estructuras funcionales y las contra-
dicen, en qué sistema cultural, infra o transcultural De hecho, el “mínimo vital antropológico” no existe:
se funda su cotidianidad vivida.120 Esta pregunta po- en todas las sociedades, está determinado residualmente
ne el acento en los procesos por medio de los cuales por la urgencia fundamental de un excedente: la parte de
“las personas entran en relación con ellos y de la sis- Dios, la parte del sacrificio, el gasto suntuario, el pro-
temática de las conductas y de las relaciones huma- vecho económico. Es esta deducción del lujo la que de-
nas que resultan de ello”.121 termina negativamente el nivel de supervivencia y no lo
La necesidad, por sí misma, no puede explicar inverso (ficción idealista). Por doquier, existe prelación
la riqueza y variedad de las producciones cultura- del beneficio, del provecho, del sacrificio en la definición
les, resulta indispensable buscar otras explicaciones de la riqueza social, prelación del gasto “inútil” sobre la
“que puedan incorporar las suposiciones más gene- economía funcional y la sustancia mínima.125
rales sobre la significación y las metas de la vida”.122
En ese sentido, estoy de acuerdo con Fernando Mar- Siguiendo esta línea de argumentación, puede
tín Juez, cuando afirma que: concluirse que las necesidades, cualesquiera que
sean, no pueden definirse según la tesis naturalista-
La necesidad, y deseo por las cosas, nace de las habi- idealista, como fuerza innata, apetencia espontánea
lidades –de orden cognoscitivo- y las destrezas –de orden o virtualidad antropológica, sino, claramente, como
psicomotor- desarrolladas por un individuo en una comu- una elaboración cultural, inserta dentro de la lógica
119
Jean Baudrillard, El sistema de los objetos, México, Siglo Veintiuno Editores, 2004, p. 1.
120
Ibid, p. 2.
121
Ibid.
122
Fernando Martín Juez, Contribuciones para una antropología del diseño, Barcelona, Gedisa, 2002, p. 49.
123
Ibid., pp. 46-47.
124
Jean Baudrillard, Crítica de la economía política del signo, México, Siglo Veintiuno Editores, 1979, p. 52 (entrecomillado en el original).
125
Ibid., pp. 77-78.
Al igual que la fabricación de los diversos úti- na, en tanto producto planetario, se plantea la ma-
les, la construcción de estructuras arquitectónicas terialidad de toda la Tierra como objeto para su ac-
es una construcción simbólica. En un sentido más ción transformadora. La Tierra completa adquiere el
general, el pensamiento simbólico se proyecta sobre valor de materia prima para la producción de bienes;
el paisaje. La percepción e interpretación simbólica se convierte en materia indistinta, susceptible de
de las diferencias topológicas del espacio es propia ser trabajada, convertida en producto, en fuente de
de todas las sociedades humanas.130 energía, en mercancía.131 Todas las cosas adquieren
Mientras que en las comunidades tradicionales la cualidad de lo que Heidegger llama “existencias”,
este simbolismo tiene un carácter sustantivamen- es decir, deben estar disponibles para el uso humano.
te mítico-religioso y proyecta una geografía de lo Esa aparente inmediatez de todos los recursos natu-
sagrado sobre el paisaje, el concepto moderno de rales y de todos los objetos producidos, su facilidad
espacio es científico y productivo. La técnica moder- de acceso, su capacidad constante para ser transfor-
126
Ibid, pp. 79-80.
127
Ulrike Sommer, “Hear the Instruction of Thy Father, and Forsake not the Law of Thy Mother”, en Journal of Social Archaeology, vol. 1, núm. 2,
Londres, Thousand Oaks, y Nueva Delhi, SAGE Publications, 2000, p. 248 (la traducción del inglés es nuestra).
128
Ibid.
129
Ibid., p. 257 (la traducción del inglés es nuestra).
130
Notas personales del curso: “Arqueología de paisaje”, impartido por Stanislaw Iwaniszewski, doctorado en Estudios Arqueológicos, ENAH-
INAH, febrero- julio 2007.
131
Karl Marx, El capital, México, Siglo Veintiuno Editores, 1976.
Perspectivas Teóricas 41
mados e intercambiados, está dada por la disposi- como lo son el color, la forma, la luminosidad, la tex-
ción completa del aparato de la técnica moderna, que tura, el tamaño y la distancia; el sentido del espacio
crea todo un orden estructural nuevo. Heidegger lo y su orden interior; el sentido de unidad y relatividad
llama “estructura de emplazamiento”, supone una ló- de las partes.136
gica de relaciones constantes y crecientemente com- Jacques Aumont explica la manera en la cual funciona
plejas del hombre con su hacer y su saber.132 nuestro repertorio imaginario para la interpretación
del campo visual y de las imágenes, sosteniendo que
La esencia de la técnica moderna pone al hombre en el proceso de descifrarlos, comienza a funcionar
en camino de aquel hacer salir de lo oculto por medio un mecanismo cognitivo de la percepción que se vale
del cual lo real y efectivo, de un modo más o menos del “repertorio de objetos simbólicamente represen-
perceptible, se convierte en todas partes en existencias tados en el córtex visual, ya conocidos y reconocidos”
[…] aquel enviar coligante que es lo primero que pone al que hace posible poder interpretarlos y, así, recono-
hombre en un camino de hacer salir lo oculto lo llamamos cer los seres y las cosas observados.137 Los elementos
el sino (lo destinado). Desde aquí se determina la esencia presentes en nuestro campo visual nos afectan direc-
de toda historia acontecida […] La esencia de la técnica tamente, como un todo, a manera de una configura-
moderna descansa en la estructura de emplazamiento. ción visual, de un orden visual determinado. Esos
Esta pertenece al sino de hacer salir lo oculto.133 estímulos ponen en movimiento significados presen-
tes en la psique de todo observador: ”la percepción
Al concepto de espacio percibido, que es común visual pone en funcionamiento, casi automáticamen-
al hombre y a los animales, debemos añadir el de te, un saber sobre la realidad”.138
espacio imaginado que se forma a través de imáge- El “estímulo” produce una “reacción”, una respues-
nes mentales, a partir del pensamiento simbólico y, ta, o mejor, un encadenamiento de reacciones que
como dice Bachelard, al referirse a las imágenes que generan en el observador, de manera consciente e in-
suscita el habitar una casa: “la imaginación aumen- consciente, estrategias de acción que ponen de mani-
ta los valores de la realidad”.134 Por ser nuestro rin- fiesto el rico proceso de interpretación y producción
cón del mundo, nuestro primer universo: la casa es de significados que la actividad perceptual origina.
“realmente un cosmos”.135 Se muestra así la unidad fundamental que existe en-
Desde su nacimiento, el ser humano se ubica es- tre la percepción visual, la motricidad y la actividad
pacialmente, lo que implica la coordinación de la del pensamiento abstracto.139 Podemos constatarlo,
percepción, de los estímulos sensoriales y de la mo- por ejemplo, en la percepción del espacio, donde se
tricidad para entender las nociones y relaciones bá- muestra que el concepto que nos hacemos del espacio
sicas implicadas en la experiencia corporal-sensorial es a la vez táctil, cinético, visual e intelectual. Así, la
del espacio: la forma, la distancia, el movimiento, lo proxémica ha estudiado las codificaciones culturales
lleno y lo vacío. Tal como hemos visto, la percepción que definen las relaciones de los cuerpos humanos
visual del espacio circundante organiza todas las ma- entre sí como relaciones espaciales, culturalmente
nifestaciones relacionadas con nuestro campo visual, sancionadas.
132
Martín Heidegger, “La pregunta por la técnica”, Conferencias y artículos, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1994.
133
Ibid., pp. 26-27.
134
Gaston Bachelard, La poética del espacio, México, Fondo de Cultura Económica, 1986, p. 33.
135
Ibid., p. 34.
136
R. Arnheim, Arte y percepción visual… op.cit. y El pensamiento visual… op. cit.
137
J. Aumont, op. cit., p. 70.
138
Ibid., p. 40.
139
R. Arnheim, Arte y percepción visual… op.cit. y El pensamiento visual… op. cit.
140
Mike Pearson y Colin Richards, “Ordering the World: Perceptions of Architecture, Space and Time”, en Mike Pearson y Colin Richards, Archi-
tecture and Order Approaches to Social Space, Londres y Nueva York, Routledge, 1994, pp. 1-37.
141
S. Iwaniszewski, op. cit.
142
Erwin Panofsky, La perspectiva como forma simbólica, Barcelona, Tusquets Editores, 2003.
143
S. Iwaniszewski, op. cit.
144
Alejandro Toledo, Agua, hombre, paisaje, México, SEMARNAT-INE, 2006, pp. 79-80.
Perspectivas Teóricas 43
Podemos, junto con Deleuze, rastrear la genea- La construcción del espacio cultural tiene un estra-
logía de esta idea hasta Nietzsche cuando, tanto a to conductual: el espacio habitado limita la actividad
la dualidad metafísica de la apariencia y la esencia social e influye en la conducta humana. La cultura
como a la relación científica del efecto y la causa siempre implica distintos sistemas de representación
“opone la correlación fenómeno y sentido. Cualquier del espacio. Estos describen las distintas maneras en
fuerza es apropiación, dominación, explotación de las que el ser humano usa y ocupa el espacio física
una porción de realidad. Incluso la percepción en y simbólicamente. Habitar el espacio deja una huella
sus diversos aspectos es la expresión de fuerzas que simbólica del hombre y de sus actividades sobre el
se apropian de la naturaleza. Es decir, que la natu- paisaje. De tal suerte, se pueden definir, por ejemplo:
raleza tiene una historia.”145 espacios religiosos, espacios políticos, espacios pro-
Criticando las posiciones extremas en relación ductivos, espacios recreativos, etc. Asimismo, existen
con la definición del problema que plantea la ecua- definidos estratos instrumentales y simbólicos aso-
ción cultura-naturaleza, Terry Eagleton presenta el ciados a la transformación cultural del paisaje, al que
asunto desde una perspectiva, coincidente con la corresponden diferentes formas histórico-culturales
que se acaba de exponer: de representaciones imaginarias colectivas: socieda-
des de cazadores-recolectores, sociedades agrícolas,
La idea de cultura, pues, implica una doble nega- sociedades industriales.147
tiva: contra el determinismo orgánico, por un lado, Las imágenes prototípicas del cuerpo humano,
y contra la autonomía del espíritu, por otro. Supone inciden sobre las imágenes y descripciones topoló-
un rechazo tanto del naturalismo como del idealismo, gicas; se mira el mundo desde la simetría bilateral.
afirmando contra el primero el hecho de que dentro de La estructura corporal se proyecta sobre los elemen-
la naturaleza hay algo que la excede y la desmonta; y tos geomorfológicos: arriba-abajo, atrás-adelante,
contra el idealismo, que incluso la producción huma- izquierda-derecha; y sobre las estructuras arquitec-
na de condición más elevada echa sus más humildes tónicas, definiendo, por ejemplo, la forma de la casa
raíces en nuestro entorno biológico y natural […] El y del conjunto de los espacios habitables.148
concepto se opone al determinismo, pero también ex- En diversos aspectos de la cultura se pone de ma-
presa un rechazo del voluntarismo. Los seres humanos nifiesto que el espacio topológico sufre un proceso
no son meros productos de sus entornos, pero estos de antropomorfización: las formas del cuerpo huma-
entornos tampoco son pura arcilla que puedan usar no se proyectan sobre la topografía, definiendo es-
para darse la forma que quieran. La cultura transforma pacios como “femeninos” o “masculinos”; a partir
la naturaleza, pero es un proyecto al que la naturaleza de las técnicas y capacidades de movilidad y trans-
impone límites estrictos […] Somos seres culturales, portación se define un lugar como lejano o cercano;
pero también somos parte de la naturaleza sobre la a partir de una orientación astronómica, es decir, a
que ejercemos nuestro trabajo. De hecho, parte del partir de que el hombre se sitúa en relación con el
meollo de la palabra “naturaleza” es que nos recuerda cosmos, se construye un templo; a partir de la vi-
el continuum entre nosotros mismos y nuestro entor- vencia religiosa y energética del espacio se define el
no, mientras que “cultura” sirve para destacar la di- carácter sagrado de un lugar. “Cubrimos el universo
ferencia.146 con nuestros diseños vividos” -dice Bachelard.149
145
Gilles Deleuze, Nietzsche y la filosofía, Barcelona, Editorial Anagrama, 1986, p. 10.
146
T. Eagleton, op. cit., pp. 16-18.
147
S. Iwaniszewski, op. cit.
148
Ibid.
149
G. Bachelard, op. cit., p. 42.
150
P. Ricoeur, Teoría de la interpretación… op. cit., p. 74.
151
Ibid., p. 74-75.
152
René Guénon, Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, Barcelona, Paidós, 1995, p. 238.
153
Juan-Eduardo Cirlot, Diccionario de símbolos, Barcelona, Editorial Labor, 1988, pp. 31-32.
154
Mircea Eliade, Tratado de historia de las religiones, México, Ediciones Era, 1988, p. 407.
155
Ibid. (en cursivas en el original).
Perspectivas Teóricas 45
en las cosas y los seres. Por ello es posible la susti- curso del sol debe representar el destino de un dios o
tución mutua de los elementos y, entre otras cosas, la de un héroe, el cual en realidad no vive sino en el alma
polisemia de los símbolos. Sobre el carácter de esta ho- del hombre. Todos los procesos naturales convertidos
mología seguimos los lineamientos de Durand: en mitos, como el verano y el invierno, las fases luna-
res, la época de las lluvias, etc., no son sino alegorías
[…] el símbolo es el vector semántico de base en de esas experiencias objetivas, o más bien expresiones
el cual el simbolizante representa lo simbolizado. Y lo simbólicas del íntimo e inconsciente drama del alma,
representa […] no por analogía sino por homología, en cuya aprensión se hace posible al proyectarlo, es decir,
el mejor de los casos (digamos para no confundir homó- cuando aparece reflejado en los sucesos naturales. La
logo y homogéneo) por homología diferencial. Enton- proyección es hasta tal punto profunda que fueron ne-
ces, la relación del sentido simbolizado-simbolizante es cesarios varios siglos de cultura para separarla en cierta
el modelo nuclear de toda estructura, es decir, de todo medida del objeto exterior.160
“patrón” en el que las formas resultan de y expresan
fuerzas y materias […]156 Coincidiendo con este punto de vista, Paul Diel
sostiene:
En psicología se ha interpretado el símbolo como
la “proyección de la realidad anímica sobre la natu- El hombre primitivo ha visto los astros, pudiendo
raleza”, de la cual, de cuyos seres y formas, el hom- establecer una relación entre sus evoluciones y los fe-
bre toma prestados los elementos idiomáticos que le nómenos meteorológicos de los cuales dependían sus
permiten nombrar lo innombrable. “La proyección condiciones de vida. Siendo la tendencia personificante
es […] un proceso inconsciente, automático, por parte integral de la imaginación de la psique primiti-
el cual un contenido inconsciente para el sujeto es va, vemos claramente como el alegorismo cósmico pudo
transferido a un objeto, de modo que ese conteni- haberse formado […] Pues las intenciones simbólicas
do aparece como perteneciente al objeto”.157 “Las de las divinidades no son más que la proyección de
proyecciones hacen del mundo la réplica de nuestra las intenciones reales del hombre, creándose así una
propia faz desconocida”.158 corriente de obligaciones entre el hombre real y el
Bachelard explica eso de una manera poética símbolo “divinidad”.161
cuando dice que le corresponde al espíritu la tarea
de crear sistemas, de organizar el caos polimorfo de las La proposición teórica de Jung, va aún más allá,
experiencias en un Cosmos, para que nos sea posi- mostrando que toda proposición cognitiva sobre el
ble comprender el universo, de ahí que las imágenes mundo exterior pasa por el filtro de la mente, por el
cósmicas pertenezcan al alma y no al mundo exte- tamiz de los procesos psíquicos, de modo que todo
rior.159 Desarrollando esta orientación, Jung explica enunciado sobre la realidad es una especie de proyec-
el mecanismo de la proyección: ción simbólica de factores humanos sobre la ella:
No le basta al primitivo con ver la salida y la puesta Todo conocedor de la antigua ciencia natural y filo-
del sol, sino que esta observación exterior debe ser al sofía de la naturaleza sabe hasta que punto se proyec-
mismo tiempo un acontecer psíquico, esto es, que el tan los datos del alma en lo desconocido del fenómeno
156
G. Durand, De la mitocrítica al mitoanálisis… op.cit., pp. 97-98.
157
C. Jung, El hombre y sus símbolos… op.cit. p. 55.
158
Ibid., p. 12.
159
Gastón Bachelard, La poética de la ensoñación, México, Fondo de Cultura Económica, 1997.
160
Carl G. Jung, Arquetipos e inconsciente colectivo, Barcelona, Paidós, 1997, p. 12 (en cursivas en el original).
161
Paul Diel, El simbolismo en la mitología griega, Barcelona, Editorial Labor, 1991, pp. 14-15.
162
C. Jung, Arquetipos e inconsciente colectivo… op. cit., pp. 52-53.
163
Berthelot, citado por Cirlot, op. cit., Diccionario de símbolos, p. 20.
164
Durand, op. cit., La imaginación simbólica, p. 69.
Perspectivas Teóricas 47
Bibliografía
Baudrillard, Jean, Crítica de la economía política del signo, México, Siglo Vein-
tiuno Editores, 1979.
Eagleton, Terry, La idea de cultura, Una mirada política sobre los conflictos cul-
turales, Barcelona, Paidós, 2000.
Perspectivas Teóricas 49
Gardner, Howard, Arte, mente y cerebro, Barcelona, Paidós, 1993.
Gillespie, Susan D, “Personhood, Agency and Mortuary Ritual: A Case Study from
the Ancient Maya”, en Journal of Anthropological Archaeology, núm. 20, 2001.
Martín Juez, Fernando, Contribuciones para una antropología del diseño, Bar-
celona, Gedisa, 2002.
Pearson, Mike y Colin Richards (eds.) Architecture and Order Approaches to So-
cial Space, Londres y Nueva York, Routledge, 1994.
Ramírez, Juan Antonio (comp.), Historia del arte, El mundo antiguo, Madrid,
Alianza Editorial, 1999.
Perspectivas Teóricas 51
Rathje, William L. y Michael B. Schiffer, Archaeology, Nueva York, Harcourt
Brace Jovanovich, 1982.
Sommer, Ulrike, “Hear the instruction of thy father, and forsake not the law of
thy mother”, en Journal of Social Archaeology, vol. 1, núm. 2, 2000.
Spencer, Harold, The Image Maker, Nueva York, Charles Scribner’s Sons, 1975.
Strauss, Anselm L., Mirrors and Masks. The Search for identity, Glencloe, The
Free Press, 1959.
Resumen Abstract
El objetivo de este trabajo es examinar The objective of this work was to reflect
la emergencia de dos actores sociales on two important and less considered
contemporáneos importantes, aunque present-day phenomena: the emergence
no siempre considerados: los individuos of active sociocultural minority indi-
y los grupos minoritarios social y cultu- viduals and groups, whether in private
ralmente activos en los espacios priva- or in public realms. As main theoretical
do y público. se adopta como principal reference it adopted the Moscoviciso-
referencia de análisis la teoría de las cial representations’ theory, according
representaciones sociales de Moscovici, to which individuals and groups, in the
según la cual los individuos y grupos en la modern and urban social life, tend to
vida social moderna y urbana, tienden a actively build their destiny by means of
construir su destino a partir de la acción behavior and thought. According to the
y el pensamiento. Según resultados de results of sets of research made in Brazil,
investigaciones en Brasil, fue posible it was possible to verify that ethnic and
observar que individuos y grupos étni- sociocultural, whether individual or group,
cos minoritarios sin poder fueron los que minorities were those that showed more
más mostraron búsqueda de autonomía, motivation to seek autonomy, differen-
diferenciación y demarcación de fronte- tiation and social boundaries’ demarcation.
ras sociales. El autor sugiere realizar inves- The author suggest that it is necessary to
tigaciones y adoptar políticas públicas investigate and to adopt public policies
Palabras-clave: minorías sociocultura- que permitan una mayor promoción de that will allow a promotion of these ten-
les; individuos y grupos; sociedad. esas orientaciones sociales. dencies in society.
*
Universidade Federal do Rio de Janeiro, Av. Pe-
dro Calmon, nº 550 - Prédio da Reitoria - 2º andar
Cidade Universitária - Rio de Janeiro - RJ -
CEP 21941-901.
Perspectivas Teóricas 53
Introducción
1
Serge Moscovici, La psychanalyse, son image et son publique, París, Presses Universitaires de France, 1976 y Psychologie des minorités actives,
París, Presses Universitaires de France, 1979.
2
Gabriel Mugny y Stamos Papastamou, “Los estilos de comportamiento y su representación social”, en Serge Moscovici (org.) Psicología social
II. Pensamiento y vida social, Barcelona, Paidós, 1986; Leonora Corsini y Edson de Souza Filho, “Um estudo sobre as representações sociais de
mulheres executivas: estilo de comportamento e de gestão”, em Cadernos de Psicologia Social do Trabalho, núm. 7, 2004.
3
Gina Philogène, From Black to African American. A New Social Representation, Westport, Praeger Publishers, 1999.
4
Edson de Souza Filho y Angel Beldarrain-Durandegui, “Grupo sociocultural y participación política en el País Vasco. Un análisis psicosocial
integrativo”, en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, año XLVI, núm. 192, septiembre-diciembre, 2004.
5
Roger Bastide, As religiões africanas no Brasil, São Paulo, USP, 1971, vols. I y II.
6
Julian B. Rotter, Social Learning and Clinical Psychology, Englewood-Cliffs, Prentice-Hall, 1954 y “Generalized Expectancies for Internal versus
External Control of Reinforcement”, en Psychological Monographs, vol. 80, núm. 1, 1966.
Perspectivas Teóricas 55
Adorno y sus colaboradores.7 Sin ignorar las condi- en masa empezó durante la colonización española de
ciones sociales e históricas para el surgimiento de América del sur. El objetivo básico era legitimar la do-
formas de autoritarismo, este análisis buscó causas minación blanca cristiana. Consecuentemente los de-
psicológicas generales que permitían que un lide- más grupos pasaron a la posición de subordinados
razgo centralizador obtuviera apoyo social. En una o fueron transformados automáticamente en cultu-
primera etapa, consideraron al autoritarismo como ras minorizadas bajo control y beneplácito de blan-
un síndrome complejo que incluía una propensión a cos cristianos en relación con los sincretismos u otras
agredir minorías sociales. Posteriormente, compara- formas de supervivencia sociocultural. Con la conso-
ron grupos con mayor y menor tendencia de prejui- lidación de repúblicas con mayor libertad religiosa y
cio y hostilidad hacia las minorías e indagaron sus cultural al momento en que muchos grupos habían
experiencias sobre autoridades familiares y educati- dejado atrás el ambiente de control en el campo,
vas. El resultado más notable fue la tendencia, en- cambiaron las prácticas y los discursos centrándose
tre los que manifestaban más prejuicios en idealizar en la importancia de la familia nuclear y la autoridad
a las autoridades y a las dificultades para expresar de padres sobre hijos y nietos. Tal enfoque en la fa-
hostilidad hacia las mismas. Utilizando una formu- milia nuclear, en un contexto de relaciones verticales,
lación psicoanalítica, los autores interpretaron es- se realizaría en torno a la instauración de prácticas de
tos hechos como la manifestación de mecanismos regresión psicológica y a partir del énfasis en la sen-
de desplazamiento de los impulsos de agresión para timentalización de la vida social, imágenes y sensa-
otros sujetos o objetos considerados más legítimos ciones, prolongando la referencia de roles sociales de
para recibir agresión o menos susceptibles de reta- padres, abuelos, hijos, nietos, en detrimento de las
liación. Sabemos que ignorar la importancia de estos relaciones entre individuos, entre otros. Sin embargo,
estudios tiene consecuencias para la interpretación la dominación fue ampliada en la lucha educativa en
de muchos problemas que aún está enfrentando la las aulas de las escuelas públicas, donde en asientos
consolidación de la democracia. alineados de forma jerarquizada, los grupos étnicos
En los últimos años, los sistemas sociales han in- y religiosos minoritarios no tuvieron durante déca-
centivado la liberación del individuo en general, a lo das un ambiente propicio para su expresión corporal
que algunos intelectuales reaccionaron negativamen- y mental. Debido a que la mayoría de los profeso-
te sin prestar atención a las posibilidades de cambio res eran blancos cristianos o identificados con éstos,
que esta liberación conlleva. De la misma manera, se establecieron grados de alejamiento o proximidad
algunos grupos étnicos y religiosos minoritarios de psicológica o de conducta de lo que se esperaba de
acuerdo a sus orígenes ancestrales y a sus experiencias un lego en una iglesia católica. Es decir, la sumisión a
socioculturales y políticas, como los movimientos la autoridad religiosa o educativa. Tal práctica ha im-
pentecostales en América del sur, están en busca de plicado el rápido crecimiento educativo de emigran-
nuevas formas de acción individual y colectiva. tes europeos8 que, según el censo demográfico oficial
Como se sabe en el contexto de los grupos étni- antes de la república en Brasil en 1889, se componía
cos y religiosos la conversión forzada al cristianismo de aproximadamente de 80% de analfabetos.9
7
Theodore Wiesengrund Adorno, Else Frenkel-Brunswik, Daniel J. Levinson y Nevitt R. Sanford, The Authoritarian Personality, Nueva York, Harper,
1950.
8
En el Censo de 2000, se constató que el porcentaje de blancos analfabetos en Brasil era de 10,9% (para una población de 82,4 millones),
mientras que el de negros era de 23,2% (para una población de 9,8 millones), y de mestizos 21,1% (para una población de 58,7 millones).
Pero la existencia de una pirámide social quedó probada en el mismo Censo de 2000, al describir la situación racial de los que entonces habían
logrado concluir cursos universitarios: los blancos eran 9,9%, mientras que los negros 2,1% y los mestizos 2,4%. Vid., Instituto Brasileiro de
Estatística, “Censo Demográfico de 2000”, en
<www.IBGE.gov.br/home/estatistica/populacao/defaut.censo2000/>
9
Boris Fausto, História do Brasil, São Paulo, Edusp/FDE, 1994.
Perspectivas Teóricas 57
juicios y principios generales de moralidad, muestra grupos en estado de inercia sociocultural, lo que ha
autonomía en relación con los mismos.14 generado dificultades intergrupales que se prolon-
Uno de los trabajos fecundos en la reflexión so- garon a lo largo de la historia.
bre los movimientos fundadores de las revolucio- En cuanto al panorama en otros países con fuer-
nes americana y francesa en términos políticos es te expectativa de acción política de ‘arriba para abajo’
el de Hannah Arendt.15 Ella mostró que el primer de liderazgos en posiciones de poder, o de visibilidad
movimiento había dado importancia simultánea a la pública, como los casos de países de América del Sur,
creación de un espacio público como de vida pri- el proceso podría ser comprendido a partir de analizar
vada de los ciudadanos. Inspirado en la formula de los criterios que los propios grupos han desarrollado.
Rousseau en la que el ciudadano individual trae en Sabemos que los liderazgos que a lo largo tiempo
sí la sospecha de traición al bien común, adoptó la ocuparon los principales puestos de poder político
noción de volonté générale (voluntad general). Tal e informativo en esta región, están más relaciona-
hecho habría llevado a esos movimientos al aban- dos con la escolarización que con los movimientos
dono de la idea de libertad, la cual fue remplazada de origen popular. Un número importante de blan-
por la de liberación, la cual está más relacionada cos cristianos pobres se mantuvieron fuera de las
con la búsqueda de satisfacción de necesidades bá- posiciones de poder. Ello propiciaría el surgimiento
sicas. Arendt además registró las frágiles relaciones de la creencia del ‘individuo’ como alguien distinto
de los primeros ciudadanos de la República francesa socialmente, lo que ha sido frecuentemente descri-
con sus textos fundadores, así como la tendencia de to como don natural o heredado del medio familiar
usar discursos sentimentales contenidos en palabras que legitima la jerarquía social. Por consiguiente,
de orden como malheureux, refiriéndose a los pobres hubo la idea de considerar la movilización de estos
y miserables. individuos como ascensos aislados que implican el
Las sucesivas reformas constitucionales en Fran- abandono de pautas socioculturales de origen, en
cia reflejaron las dificultades de los cambios tantos algunos casos en beneficio de los grupos dominan-
políticos cuanto económicos, conduciendo al terro- tes. Por lo tanto, algunos autores consideraron que
rismo de Estado, lo cual es otra forma de mantener habría una relación inversa entre las acciones socia-
sociedades bajo el juego de minorías y liderazgos les de movilización y las de movimiento social.18
centralizadores. Por el contrario, en los Estados Uni- Sin embargo, en algunos grupos étnicos y cultu-
dos de América la participación de ciudadanos co- ras minoritarias sin poder, la dinámica de la forma-
munes fue más incentivada, inclusive a partir de la ción de los individuos tiende a situarse radicalmente
iniciativa de las comunidades rurales,16 facilitando fuera de las fórmulas más convencionales descritas
formas sociales de democracia. Por último, en Fran- por la sociología clásica. Kurt Lewin,19 observan-
cia los movimientos revolucionarios y sus desdo- do los casos de emigrantes judíos tradicionales de
blamientos permitieron el surgimiento de una clase Europa oriental y de sus descendientes en Estados
media urbana instruida en formas de “distinción so- Unidos de América, pudo encontrar fenómenos de
cial”.17 Esto puede implicar que se mantenga a otros alejamiento y de no identificación con los grupos
14
C. I. L. Urbina, Angela Biaggio y C. Vegas, “Relações entre julgamento moral pós-convencional, grau de fé, afiliação e participação religio-
sa”, en Maria Lucia Seidl de Moura, Jane Correa y Alina Spinillo (orgs.), Pesquisas brasileiras em psicologia do desenvolvimento, Rio de Janeiro,
EDUERJ, 1998.
15
Hannah Arendt, Sobre la revolución, Madrid, Alianza Editorial, (1963) 2004.
16
Alexis de Tocqueville, Democracy in America, Nueva York, Vintage Books, (1838) 1945.
17
Pierre Bourdieu, Distinction: A social Critique of the Judgment of Taste, Cambridge, Harvard University Press, 1984.
18
H. Tajfel, op. cit.
19
Kurt Lewin, Resolving Social Conflicts, Nueva York, Harper & Row, 1948.
Nuestra intención fue examinar posibles relacio- personalidad (dinámica, guerrera), mientras que los
nes entre representaciones familiares y entre pro- blancos prefirieron retratarlos en situaciones inter-
fesores y alumnos. Elaboramos un cuestionario que personales (compañera, amiga) o de relaciones de
permitiese al participante manifestarse separada- poder y liderazgo dentro de la familia (educación
mente sobre cada ámbito familiar, si en su caso esa rígida básicamente militar, oprimida por el marido
fuese su intención ya que existe una representación y suegra; perfecta nota mil; maravillosa). Datos si-
muy influyente de la ‘familia’ como una entidad su- milares a los obtenidos por Adorno21 en grupos con
perior al individuo y que muchos la asumen como prejuicios con relación a las minorías sociales.22
un hecho/objeto universal de estudio. Fue posible En otra parte del cuestionario preguntamos a es-
constatar que los estudiantes (n=121), profesores tudiantes y a profesores cómo sería el mejor o el
(n=48) étnica y racialmente autodefinidos tendie- peor profesor o alumno. Entre los resultados obteni-
ron a presentar diferencias al retratar a sus familia- dos, se mostró que los estudiantes blancos conside-
res: Los negros manifestaron perfiles individuales de raban mejor al más sumiso a los profesores (respeta
20
Piérre Lévy, Les noms des israélites em France. Histoire et dictionnaire, París, Presses Universitaires de France, 1960.
21
T. W. Adorno et al., op. cit.
22
Edson A. Souza Filho, “Modelos socioculturais na família e na escola, segundo autodefinição étnica”, en Ensaio: Avaliação de Políticas Públicas
em Educação, vol. 10, núm. 36, 2002.
Perspectivas Teóricas 59
a todos en el colegio, educado) al que socializa con en emociones que en funciones mentales superiores
sus colegas o amigos, como si quisiesen realizar en (que facilitarían la independencia entre los implica-
la escuela algunos ideales de relaciones familiares. dos), o también en un moralismo idealizado centrado
En contraste, los negros prefirieron hablar en térmi- en el grupo sociocultural con el que se identifican.
nos de dedicación estudio para obtener resultados Tales dinámicas divergen de lo que podría ser una
académicos (el que se esfuerza, lucha por su obje- interacción entre individuos, lo que resultaría más
tivo), así como a considerar mejor o peor profesor adecuado en una relación con alguien identificado
aquel que respeta o no los derechos humanos (aquel con otros grupos socioculturales o sin grupo.
que sabe lidiar con diferencias individuales). Al procurar acercarnos a los individuos y grupos
En un estudio posterior, pedimos imaginar, des- en situaciones menos comprometidas con la diná-
cribir verbalmente, por medio de dibujos a profeso- mica de constreñimientos del espacio público estu-
res hipotéticos, según fuesen considerados acadé- diamos representaciones sociales del propio cuerpo
micamente fracasados, parcialmente exitosos o con entre jóvenes estudiantes universitarios y de ense-
éxito. En una segunda evaluación ellos deberían es- ñanza secundaria, en muestras equilibradas de am-
cribir una pequeña carta para una autoridad externa bos los sexos, según el grupo étnico autodefinido
a la escuela. También les pedimos dibujar cómo sería (blancos, n=112; negros, n=44).24 Ellos se expresa-
la vida fuera de la escuela en cada tipo de profesor ron al respecto de su cuerpo simulando encontrarse
aludido. Un primer resultado mostró que solamen- en diferentes contextos sociales, incluyendo la casa,
te los blancos se manifestaron sobre los profesores la escuela, el aula y fuera de ellas. Entre los conteni-
considerados fracasados en términos de enseñanza dos mentales cognitivos usados en al menos tres con-
y aprendizaje. A su vez, los estudiantes negros úni- textos, constatamos la tendencia entre los blancos
camente lo hicieron cuando escribieron la carta para a relatar contenidos de sentimientos extremos (ho-
una autoridad externa a la escuela. Por otra parte, rrible, adoro, odio). En contraste, los negros mani-
los estudiantes blancos tendieron a describir al pro- festaron mayor prontitud y autocontrol (preparado,
fesor fuera de la escuela en términos de vida priva- pura adrenalina, inteligente, perdiendo el control de
da (amor, relaciones familiares), mientras los negros sí mismo), gustar de desear (desear alguien, algo).
enfatizaron la vida pública de los mismos (equipo En términos de acción, los blancos se diferenciaron,
de fútbol favorito, religión que profesa, partido po- sobretodo, en moverse, pararse, danzar, jugar, ver
lítico que vota). Finalmente, nos encontramos con televisión, observar, explorar el ambiente de la casa
una recurrencia de dibujos hechos por estudiantes y apropiarse, poseer el cuerpo fuera de la casa o es-
no blancos que satirizaron a los profesores resaltan- cuela. Los negros, a su vez, tendieron a mencionar
do las posibles contradicciones de los mismos entre en términos de acción apropiarse o poseer el cuerpo
lo que preconizaban en la escuela y lo que hacían en la casa, el aula y evaluar el cuerpo funcionalmen-
en su vida privada: echar los libros a la basura, mala te en casa y fuera de ella o de la escuela. El cuerpo
conducta corporal como sentarse de modo muy in- como objeto fue descrito por ambos grupos a través
formal, entre otras.23 O sea, como los profesores de de estados de descanso o relajamiento, aunque los
muchas escuelas públicas en Brasil suelen identifi- blancos se destacaron al mencionar el medio externo
carse con los blancos, incluso cuando tienen otros e interno en todos los contextos, y la función or-
orígenes étnicos, tienden a mantener con sus alum- gánica en dos de ellos, además de una evaluación
nos relaciones interpersonales más fundamentadas estética en dichos lugares. Los negros, al contrario,
23
Ibid., “Estudos psicossociais sobre o negro na família e na escola”, en Psicologia da Educação, núm. 18, 2004.
24
Ibid., “The Body in the Social Context, According to the Sociocultural Group”, ponencia presentada en el 8° Congreso Internacional de Repre-
sentaciones Sociales, llevado a cabo en Roma, Italia, en el 2006.
25
Marisa Zavalloni, “L’identité psychosociale, un concept à la rechercher d’une science”, en Serge Moscovici (org.) Introduction à la psychologie
sociale, París, Larousse, 1973, vol. 2.
26
Edson de Souza Filho, Bruna M. Novais, Paula Laque y Jeniffer de Sousa, Identidades psicossociais, auto-apresentação e perspectivas históricas
e culturais da sociedade, Rio de Janeiro, Programa de Pós-graduação em Psicologia - Universidade Federal do Rio de Janeiro, 2006.
27
Anderson Scardua y Edson de Souza Filho, “O debate sobre a homossexualidade mediado por representações sociais: perspectivas homossexu-
ais e heterossexuais”, em Psicologia: Reflexão e Crítica, vol. 19, núm. 3, 2007.
28
Phil Hubbard, “Sex Zones: Intimacy, Citizenship and Public Space”, en Sexualities, vol. 1, núm. 4, 200.
Perspectivas Teóricas 61
ticar otras reglas sociales más adecuadas para una hace o siente algo positivo en común: “enamorar”,
vida social plena y específica. Los heterosexuales, “me gustan mucho mis amigos”. Relación interper-
por su parte, tenderían a una situación de conven- sonal negativa cuando se describió viviendo situa-
cionalismo moral centrado en la heterosexualidad y ciones en las que busca boicotear o deshacer una
orientados a representar un papel de represión en la interacción sin intención explícita de valorizarse o
sociedad. querer proponer algo suyo o de alguien: “aburrida”,
Buscando profundizar nuestro conocimiento so- “un poco bruta con mis sentimientos”). Categorías
bre el papel que juega la auto-representación del sociales cuando se describió asimismo incluyéndose
sujeto en el espacio público, realizamos una inves- en conceptos demográficos genéricos usados por de-
tigación que nos permitió comparar algunas condi- mógrafos oficiales o no (“soy estudiante”). Identi-
ciones sociales en Brasil de acuerdo a la auto deno- dad de grupo cuando se auto describió como miem-
minación étnica racial en ambientes de enseñanza bro de un grupo particular o marca específica de
media y universitaria.29 Sabemos que el acceso de identidad: “roquera”, “pija”. Valores morales o éticos
grupos étnicos no blancos al ámbito universitario cuando se auto describió a partir del seguimiento y
ha sido limitado en Brasil como consecuencia, no cumplimento de valores morales generales: “justa”,
solamente de oportunidades desiguales de enseñan- “verdadera”. Desvío social cuando se auto presentó
za en el sentido material, sino también a relaciones en función de la ruptura o trasgresión de contenidos
psicosociales en el ambiente educativo. Pedimos a normativos sociales generales: “alcohólico”.
los participantes que respondieran a la siguiente En este estudio fue posible observar que los ne-
pregunta: “¿quién eres tú?; preséntese como quie- gros y mestizos de escolaridad media y universitaria
ra”. Formamos muestras de estudiantes de escue- tendían a usar contenidos de representaciones de si
las públicas (blancos=89; mestizos=55; negros=21) mismos desindividualizados y desgrupalizados, in-
y de universidades (blancos=59; mestizos=19; ne- sertados en categorías colectivas generales, como
gros=8). Las respuestas fueron analizadas según al- las mismas usadas por las instituciones demográfi-
gunos conjuntos de temas: individuo (Auto afirma- cas oficiales. Los blancos, en contraste, mantuvie-
tivo cuando el individuo se describió a partir de ras- ron en ambos niveles de escolaridad, “relaciones in-
gos positivos de personalidad o acciones señalan- terpersonales positivas”. Sin embargo, los blancos
do metas para las cuales no necesita de otro para que ya estaban cursando universidad tendieron a
realizarlas, como cuando se dice “inteligente”. Auto usar otros contenidos relacionados con la auto afir-
crítico: cuando uno presenta simultáneamente tra- mación individual. Además, entre estos últimos sur-
zos positivos y negativos como si tomase distancia gieron contenidos de autopresentación tales como
de sí mismo para hacer una evaluación más objeti- inserción en grupos sociales particulares nuevas for-
va como “tengo mis altos y bajos”. Auto-despreciati- mas de grupalidad emergentes. O sea, la construc-
vo: cuando procuró enfatizar aspectos negativos co- ción del sujeto individual de acuerdo con esta con-
mo “feo”, “desastrado”). Relaciones interpersonales cepción y práctica, estaría posiblemente asociada a
(Relación interpersonal afirmativa: cuando intentó la simbología del diploma universitario y del posible
describirse en situaciones de interacción para afir- progreso material individual que la escolarización
mar sus criterios o posiciones frente a los de otros: muchas veces implica para los blancos. Sin ello, los
“poco influenciable” o “no me gusta que interfieran individuos y grupos tenderían a mantenerse en una
en mi vida personal”. Relación interpersonal positiva situación de inercia social representada por conte-
cuando se describió conviviendo, momento en que nidos de categorías sociales. Este fenómeno de as-
29
Edson de Souza Filho, Angel Beldarrain-Durandegui y Anderson Scardua, “Auto-apresentação segundo escolaridade e grupo étnico”, ponencia
presentada en el Primer Congreso Latinomericano de Psicología, São Paulo, 2005.
Discusión de resultados
Una de las claves principales para la compren- fronteras entre el yo individual y el yo social. Se
sión de esa psicologización y sociologización de los trata de una psicología de minorías individuales o
individuos blancos, y quienes se identifican con los grupales activas que tienen mayor conciencia al va-
mismos, reside en su tendencia constante y simul- lorizar sus diferencias, además de estar preparadas
tanea a la regresión a estados psicológicos básicos y comprometidas en procesos dinámicos de contra
de sensaciones, imágenes, emociones y normativi- argumentación sociocultural.31 Es decir, la forma-
zación. Es decir, vivir constantemente renunciando ción del yo individual habría sido motivada desde
a usar la lógica de autonomía mental, así como exa- la primera infancia a partir del uso del pronombre
minar críticamente las normas sociales empleadas ‘yo’. Esa diferencia tendría como función básica la
como referencias ideales para conducirse y evaluarse supervivencia sociocultural del individuo y grupo,
a sí mismos, y como modelo de posible desvío pa- una vez que el cristianismo, como práctica religiosa
ra todos los que buscan liberarse. Muchos jóvenes y social, ejercería influencia social a partir de si-
que experimentan sus potencialidades de modo más tuaciones colectivas de inmersión o movilización en
intenso en esa etapa de la vida son llevados hacia vivencias de emociones o sentimientos, conducidos
‘desvíos previstos’ por el consumo de marihuana en lu- por entidades supra individuales (liderazgos, movi-
gar de cerveza o vino, el anarquismo político en lugar mientos o instituciones) representadas como pode-
del conservadurismo o socialismo. Lo que en gene- rosas e influyentes.32 Tales experiencias colectivas
ral no pasa de una serie de eventos transitorios que explicitarían dificultades enfrentadas por individuos
les provocan sensaciones de frustración y pérdida y grupos que se auto representan socialmente fragi-
de libertad. Consecuentemente, los sujetos sociales lizados, a través de emociones desagradables de so-
suelen tener como proyecto la transparencia y la vi- ledad (El laberinto de la soledad de Octavio Paz), de
sibilidad máximas de si mismos y de los otros,30 per- conflictos intergrupales no resueltos (la simulación
judicando la autonomía y la diferenciación social. catártica casi diaria por medio de los dramas fami-
Al contrario, los negros estudiados tendieron a liares y sociales difundidos por las telenovelas espa-
resaltar la singularidad del yo, su existencia como ñolas), perplejidad cognitiva (Cien años de soledad
realidad psicológica en tanto una delimitación de de Gabriel García Márquez), pérdida de autocontrol
30
Michael Foucault, Hermenéutica del sujeto, Madrid, Ediciones de La Piqueta, 1994.
31
S. Moscovici, Psychologie des minorités actives... op. cit.;, Edson A. de Souza Filho, “Discursos y prácticas socio-urbanas en Río de Janeiro”,
en Revista de Psicología Social, vol. 13, núm. 1, 1998.
32
Elias Canetti, Masse et puissance, París, Gallimard, 1960.
Perspectivas Teóricas 63
del destino (la película ‘Tierra en trance’ de Glauber orden. Sabemos que el desarrollo material es aún
Rocha) entre otras. desequilibrado socialmente, y que en algunas áreas
En el caso de los negros, tal como sucedió con concentran los principales avances recientes, lo que
otras minorías étnicas que perdieron sus grupos o co- acarrea un mayor provecho propio, los cuales son
munidades de origen y sus posibilidades de organi- en ocasiones transformados en progreso social. Sin
zarse en el espacio público, hubo mayor tendencia a embargo, conviene notar que las áreas dónde el de-
fortalecer lo individual. Esto contrasta con otros gru- sarrollo social es mayor, la diversidad étnica y so-
pos étnicos minoritarios sin poder, aún cuando son ciocultural ha sido acompañada de un cambio en el
numéricamente mayoritarios, como los grupos auto- modo de participación de los grupos socioculturales
definidos como ‘mestizos’ (descendientes de indios y en el espacio público y privado. Este cambio se ha re-
negros, que se consideran una mezcla racial). Estos flejado en el reconocimiento de las contribuciones es-
últimos tendieron a valorizar y estimular más su dimen- pecíficas de cada grupo para la transformación social
sión colectiva, lo que tiene implicaciones históricas y no sólo como estorbos o culturas inmovilizadas, pa-
y políticas importantes.33 Creemos que mantenién- radas en el tiempo, que han sido considerados especí-
dose las circunstancias psicosociales observadas, el menes de museos folclóricos sin impacto en las vidas
‘Estado nacional’ posible en Brasil y en algunos países sociales actuales. Por su lado, las sociedades étnicas
de América del Sur, sería la representación política de culturalmente más homogéneas, se benefician a cor-
un ‘mestizo’ identificado con la cultura blanca cristia- to plazo de no negociar diferencias interculturales.
na, incluso todavía buscando distanciarse de la base Sin embargo, algunos acaban importando otros mo-
no europea de las sociedades. delos, teniendo la necesidad de intercambios inter-
Durante un prolongado periodo histórico fue co- culturales cada vez más intensos. Suponemos que el
mún usar categorías sociales consideradas ‘objetivas’ tratamiento inadecuado de la cuestión sociocultural
como pobre o rico, entre otras, para tratar de analizar puede tornarse en fuente de desgaste psicosocial a
a los grupos sociales. Se consideraba que el mayor corto plazo. Sobre todo para los países que hereda-
reto para muchas áreas del mundo era transformar un ron una mayor diferenciación sociocultural, lo que
Estado para, a partir de políticas públicas, alcanzar perjudica el desarrollo en general. En ese sentido,
un mayor desarrollo social teniendo como líneas prin- fueron pocos los países socioculturalmente hetero-
cipales las esferas material y política. A pesar de la géneos los que se beneficiaron de esta situación.
variedad de experiencias políticas, muchas veces sur- Creemos que la propia diversidad cultural, cuando
gidas de bases culturales diferentes, pocas fórmulas se da en contexto que favorece la transformación y
generales de desarrollo social fueron adoptadas, ya busca de superación de problemas, es fuente princi-
que los Estados frecuentemente, se cerraban en nom- pal de desarrollo humano.
bre de una razón superior considerada más relevante Antes de revisar las investigaciones actuales he-
para su supervivencia por encima de los ciudadanos chas en Brasil acerca de la emergencia de grupos
individuales y grupales. En ese ambiente político pre- socioculturales, es necesario retroceder histórica-
valeció la búsqueda de satisfacción de necesidades mente para comprender algunos hechos importan-
materiales sustentada por la expectativa de ser con- tes que aún repercuten. Nos referimos particular-
ducido por un Estado proveedor. mente a la competencia emprendida entre diferen-
Fueron las revoluciones educacionales, científi- tes grupos amenazados por la modernidad. Según
cas y tecnológicas del siglo XX las que superaron, un historiador brasileño, el ‘hombre cordial’ es una
en el plano mundial, dificultades materiales de todo ideología de inspiración católica y base emocional
33
Kabengele Munanga, Rediscutindo a mestiçagem no Brasil: identidade nacional versus identidade negra, Petrópolis, Vozes, 1999.
34
Sergio Buarque de Holanda, Raízes do Brasil, Rio de Janeiro, José Olympio, (1936) 1984; Angel Beldarrain-Durandegui y Edson de Souza Filho,
“Representações de grupos nacionais entre jovens segundo o grupo étnico”, en Psicologia: Teoria e Psesquisa, vol. 20, núm. 3, 2004.
35
B. Fausto, op. cit.
36
Alba Zaluar, Condomínio do diabo, Rio de Janeiro, Revan/Ed. Universidade Federal do Rio de Janeiro, 1994.
37
Edson A. de Souza Filho, Representações e retóricas de negociação social segundo o grupo sociocultural. Novos aristocratas e seus subordinados,
Rio de Janeiro, Programa de Pós-graduação em Psicologia, Universidade Federal do Rio de Janeiro, 2006.
38
Roger Bastide, Les amériques noires, París, Payot, 1967.
Perspectivas Teóricas 65
les no existiría ni siquiera la internalización de con- luar. Dichos criterios son, en general, creados por la
venciones y normas sociales dentro de los sistemas mayoría para confirmar presunciones de superioridad
sociales. o inferioridad social.
Frente a tales bloqueos, grupos enteros pasaron Entre los grupos que por largo tiempo han perma-
a la frustración, lo que provocó deslegitimidad e necido en posiciones inferiores de algunas sociedades
inestabilidad de los sistemas sociales. Por poner un están los Evangélicos e los Islámicos, cuya esforzada
ejemplo, aquellos estudiantes que no se identifican militancia ha emergido recientemente como fenó-
con la psicología de la sumisión a la autoridad es- meno que parecería amenazar antiguas hegemonías
colar, ni socializar con colegas de modo psicológica- religiosas. Se trata de nuevas conversiones religio-
mente envolvente, se marginalizaron, constituyendo sas realizadas para enfrentar retos colocados por la
grupos paralelos, divididos y sin diálogo.39 Para des- modernización tardía, que conlleva un confronto de
encadenar una mejor manera de enfrentar el proble- culturas antes preservadas, y ahora consideradas no
ma indicado, es necesario que las ciencias sociales y adecuadas para una inserción social por la búsque-
las políticas públicas consideren que existen múlti- da de la auto determinación de grupos y socieda-
ples perspectivas socioculturales,40 frecuentemente des que acarrean conflictos sociales. El monoteísmo
no auto conscientes, ya que existe una tendencia fuera de las religiones europeas históricamente aso-
de predominio de grupos identificados con blancos ciadas a las administraciones estatales dominantes
o católicos. como el catolicismo o el protestantismo, ha sido
Por lo tanto, la política pública comúnmente adop- la formula que algunos pueblos han adoptado para
tada en Brasil se concentra en posiciones morales, in- alcanzar los objetivos mencionados. Sin embargo,
telectuales, artísticas en detrimento de otras todavía algunos pensadores políticos insisten en proponer
incipientes o en constitución. De esta manera, es tra- ‘diálogos’ entre las partes, enfatizando en sus dis-
bada una lucha, principalmente pública con el obje- cursos y prácticas ecumenismos similitudes super-
tivo de eliminar la posible influencia de posiciones ficiales. Por ejemplo, se propone compartir un Dios
divergentes en la sociedad, con el objetivo implícito único supra grupal, cuando es bien sabido que en
de la pérdida de autoestima positiva de la minoría. el fondo cada implicado continúa rindiendo culto al
Esto contribuye la supervalorización de las mayorías suyo. Para Allport41 quien fue un pionero en inves-
motivando que la minoría parezca incapaz de ejercer tigaciones sobre relaciones intergrupales, éstas sólo
influencia en la sociedad. Consecuentemente, parte pueden tener éxito si parten de 1) status idéntico de
de la autoimagen negativa de algunas minorías so- grupos durante el contacto; 2) metas en común; 3)
ciales se vuelve una especie de beneficio en la forma cooperación intergrupal y 4) apoyo de autoridades,
de inserción social para alguien quien sabe de ante- costumbre o leyes, condiciones difícilmente encon-
mano que su papel está destinado a ser secundario o tradas en la actualidad.
subordinado. La interdependencia o dependencia pu- Creemos que los grupos minoritarios activos de
ra y simple sería estimulada en sistemas sociales es- larga duración histórica, más o menos comprome-
tabilizados jerárquicamente para funcionar por medio tidos con la preservación de sus culturas, tienden
de interacciones complementarias al papel del tipo a enfocar más, tanto para si mismos como para sus
maestro o esclavo, sabio o ignorante, poderoso o sin interlocutores, aspectos ‘subjetivos’ socioculturales
poder. Por lo tanto, más importante que la autoesti- relacionados con aspectos mentales o de comporta-
ma es saber cuáles son los criterios para se autoeva- miento. A su vez, los grupos mayoritarios, tienden a
39
Iolanda Oliveira, Desigualdades raciais. Construções da infância e da juventude, Niterói, Intertexto, 1999.
40
Serge Moscovici y Juan A. Perez, “Representations of Society and Prejudices”, en Papers on Social Representations, vol. 6, núm. 1, 1997.
41
Gordon W. Allport, The Nature of Prejudice, Cambridge, Addison-Wesley, 1954.
Conclusiones
Las sociedades contemporáneas aceleraron va- ca, tecnológica y de cooperación con otras socieda-
rios procesos de transformación en los últimos des. Sin embargo, el principal obstáculo parece ser
años, facilitando la valorización de individuos y psicosocial e interno a las sociedades, es decir, de
grupos minoritarios que recientemente no tenían orden individual y grupal. Las actitudes y energías
poder o reconocimiento social. En parte, la trans- dirigidas, en muchas áreas del mundo, para realizar
formación mencionada ha sido impulsada por innova- proyectos educativos de mayor ambición que la mera
ciones tecnológicas oriundas de determinadas áreas escolarización básica, son incompatibles con la des-
del mundo, lo que ha tenido repercusiones prácticas y valorización del individuo, que supone heteronimia,
culturales. Las referidas innovaciones han sido acom- indiferenciación y pérdida de privacidad social.
pañadas de dificultades económicas que han afecta- Aún así aumentó el número de individuos ale-
do precisamente las áreas mundiales aquí tratadas. jados de las religiones, partidos, organizaciones,
Algunas políticas públicas centradas en fórmulas de familias o entidades supra individuales convencio-
atenuación de efectos socioeconómicos negativos y nales, fenómeno aún observado insuficientemente
movilización política de grupos considerados opri- por científicos sociales y políticos profesionales. Se
midos, han experimentado colapsos. Tales políticas trata de un movimiento silencioso, invisible. Pero
han tenido como principal resultado el aumento ge- creemos que tiene poder de transformación por en-
neral de la presencia de diversas religiones en la vida cima de lo habitual ya que está emergiendo desde
social, inclusive a menudo situadas fuera del cato- la sociedad y no depende de una secularización pro-
licismo y del protestantismo. Creemos que la ma- movida por movilizaciones empresariales o políticas
yor dificultad actual de esas sociedades reside en colectivas. En el pasado una influyente generación
crear procesos de transformación educativa, científi- de académicos e intelectuales de la modernidad ten-
42
Claude Lévi-Strauss,“Raça e história”, en Raça e Ciência I, São Paulo, Editora Perspectiva, 1970.
43
Jean Paul Sartre, Réflexions sur la question juive, París, Gallimard, 1954.
44
João Baptista Borges Pereira, “O retorno do racismo”, en Lilia Moritz-Schwarcz y Renato da Silva Queiroz (orgs.), Raça e Diversidad, São
Paulo, Edusp/Estação Ciência, 1996; Ghassan Hage, A ‘Ásia’ e a crise da branquidade no mundo ocidental”, en Vron Ware (org.) Branquidade:
identidade branca e multiculturalismo, Río de Janeiro, Garamond, 2004.
Perspectivas Teóricas 67
dió a adoptar una postura pública de individualismo ser consolado o denunciado públicamente muchas
aristocratizante. Frecuentemente propusieron reali- veces con efectos más emocionales que prácticos.45
zar reformas ‘por decreto’, como leyes ambientalis- Tales posiciones tendieron a reforzar liderazgos
tas, derechos de homosexuales o de enfermos men- ya existentes retratados como activos y capaces de
tales sin considerar las dimensiones culturales de la resultados a veces casi mágicos en detrimento de
sociedad. Muchos de esos personajes creyeron que sensaciones desagradables de inercia e incapaci-
algunos valores cristianos como piedad, gregarismo, dades de cambio frente a la realidad social de las
culto a la personalidad de liderazgos/entidades su- mayorías sin poder. Con las sucesivas dificultades
pra-individuales, entre otros, podrían facilitar pe- que organizaciones políticas y sindicales encontra-
dagógicamente un proceso de transformación social ron para realizar la promoción social a que se aspi-
manteniendo un respetuoso silencio con la adhesión raba, los Estados y las empresas pasaron a impul-
explícita a los mismos. Sin embargo, fueron sorpren- sar políticas de compensación psicológica a partir
didos por la influencia cada vez mayor de la publi- de la valoración de la cultura popular en el espacio
cidad y de la mercadotecnia, así como por la per- público, aunque dando más espacio a los aspectos
sistencia y expansión de religiones, folclores y ar- que no pusieran en riesgo el orden sociocultural je-
caísmos sociales. Podríamos decir que los discursos rarquizado de la sociedad y del mundo. En ese sen-
y prácticas de los intelectuales perdieron influencia tido, las clases medias blancas y cristianas pasaron
a causa, sobretodo, de inconsistencia tanto en su a consumir imágenes difundidas por la televisión y
construcción intrínseca cuanto en su modo de difu- otros medios de comunicación respecto a la ‘miseria
sión. En suma, los intelectuales han desempeñado y pobreza’ de inmigrantes del llamado Tercer Mun-
un pálido papel en algunas sociedades, o han sido do o de los conflictos interculturales pendientes en
confundidos con la consolidación de grupos mayori- áreas del mundo asociados a minorías étnicas y reli-
tarios con poder simbólico y material. giosas. Aparentemente el espectáculo de infortunios
Uno de los aspectos de esta dificultad reside en y desgracias de esos grupos servirían para confirmar
la persistente y extendida identificación social ac- el éxito y la felicidad de sociedades dominantes del
tual con valores tradicionales de individuos y grupos planeta, lo que genera una función social de con-
superiores del pasado, tales como la aristocracia y formismo. En lugar de eso, consideramos que debe
el clero, que no negociaban con posiciones diver- incentivarse la influencia de individuos y grupos mi-
gentes o sin poder, y que preferían conceder, donar noritarios sin reconocimiento social. Al mismo tiem-
o perdonar. Así, los trabajos académicos y las polí- po, es necesario promover cambios educacionales,
ticas públicas se enfocaron más a las consecuencias científicos y tecnológicos.
negativas como minoría social que realizar esfuerzos de
afirmación social para proponer comportamientos
considerados positivos. Esta selección de elementos
descriptivos negativos sugiere que se trataba sobre- Recibido el 23de septiembre del 2006
todo de resaltar su infortunio, asumiendo que podía Aceptado el 24 de abril del 2007
45
Jacob L., Moreno, Psicodrama, São Paulo, Editora Cultrix, 1997.
Hubbard, Phil, “Sex Zones: Intimacy, Citizenship and Public Space”, en Sexuali-
ties vol. 1, núm. 4, 2001.
Perspectivas Teóricas 69
Instituto Brasileiro de Estatística, “Censo Demográfico de 2000”, en <www.IB-
GE.gov.br/home/estatistica/populacao/defaut.censo2000/>
Lévy, Piérre, Les noms des israélites em France. Histoire et dictionnaire, París,
Presses Universitaires de France, 1960.
Lewin, Kurt, Resolving Social Conflicts, Nueva York, Harper & Row, 1948
Sartre, Jean Paul, Réflexions sur la question juive, París, Gallimard, 1954.
Seidl de Moura, Maria Lucia, Jane Correa y Alina Spinillo (orgs.), Pesquisas bra-
sileiras em psicologia do desenvolvimento, Rio de Janeiro, EDUERJ, 1998.
Perspectivas Teóricas 71
—————, Bruna M. Novais, Paula Laque y Jeniffer de Sousa, Identidades
psicossociais, auto-apresentação e perspectivas históricas e culturais da socie-
dade, Río de Janeiro, Programa de Pós-graduação em Psicologia - Universidade
Federal do Rio de Janeiro, 2006.
Resumen Abstract
*
Universidad Nacional Autónoma de México,
Centro de Investigaciones Interdisciplina-
rias en Ciencias y Humanidades, Torre II de
Humanidades, 4° piso, Ciudad Universitaria,
col. Copilco Universidad, Deleg. Coyoacán,
México, D.F., c.p. 04510
Sociedad y Política 75
Introducción
1
Para la economía neoinstitucional, los costes de transacción son aquellos que se generan después de la venta del producto, por ejemplo, el
monitoreo y el seguimiento de contratos, la corrupción, el estado de la infraestructura (fallas en la eficiencia de la gestión gubernamental), los
créditos, la confianza entre los agentes, etcétera.
Sociedad y Política 77
Gobernanza y territorialidad como
componentes para el desarrollo local
Hasta los años noventa la gobernanza2 (gover- marco epistemológico busca la legitimación de la
nance, en el original), se desarrolló bajo tres formas gobernanza como dirección. La gobernanza conser-
fuertemente relacionadas con distintos paradigmas vadora se opone a las políticas públicas, pues se
epistemológicos y durante esta década ha crecido la basan en la argumentación y la negociación. Estas
preocupación por definirla en términos de coordi- últimas son parte del quehacer administrativo. La
nación institucional. La primera de esas vertientes dirección sería consecuencia y causa de los acuer-
fue desarrollada por corrientes conservadoras pre- dos y no, como en el marco de una gobernanza
ocupadas por las incertidumbres y los movimientos conservadora, sólo una gerencia técnicamente efi-
críticos de los años sesenta y setenta. La segunda ciente.
se centró en la crítica a las autoridades jerárquicas y Una segunda vertiente epistemológica sobre el
encontró portavoces en las teorías libertarias. Final- concepto de gobernanza surgió en la medida que
mente, existe una tercera corriente que encuentra su el pensamiento y los movimientos críticos se desa-
fundamento en el posmodernismo, el pluralismo y la rrollaron a lo largo de las décadas de los setentas y
fragmentación espacial. No obstante, desde finales ochentas. La gobernanza fue concebida como una
de los noventa y en la presente década, ha crecido dirección descentralizada en redes horizontales de
el interés por la gobernanza desde la coordinación y organizaciones mixtas público-privadas. El uso al-
la construcción de acuerdos y diálogos locales. ternativo de este concepto provino de las teorías
La primera vertiente ha estado representada cercanas al marxismo. La gobernanza en esta ver-
principalmente por sectores conservadores de los tiente, consistió en considerarla como la construc-
Estados Unidos de América, ligados a grandes cor- ción de un consenso horizontal crítico de las je-
poraciones preocupadas por la supervivencia de los rarquías. Lo anterior permitió concebir las institu-
derechos de propiedad y la seguridad para las in- ciones como redes de decisiones horizontales que
versiones de grandes corporativos en el mundo.3 pusieron en cuestión las instituciones y organismos
Desde esta perspectiva, la gobernanza implica la centralizados. A esta crítica no escaparon las admi-
capacidad de gobierno para administrar eficazmen- nistraciones de las empresas, la familia o los gobier-
te los recursos públicos así como hacer respetar las nos. La radicalización de la crítica invocó la frag-
instituciones que rigen las relaciones económicas y mentación del poder y la constitución de territorios
políticas de un lugar determinado. Ante todo, este policéntricos.
2
Distinguimos gobernanza de gobernabilidad. Este último concepto se define por su aspecto negativo, la ingobernabilidad que, en términos de
las diversas corrientes teóricas que lo han abordado, se deriva de la sobrecarga económica del Estado; del exceso de demandas y de participación
ciudadana o de una crisis de racionalidad entre los intereses del mercado y la expansión de la esfera de los servicios sociales. La gobernanza,
tal y como surge de la literatura anglosajona, se define por: 1) la dirección de un proceso, 2) la coordinación público-privada por medio de
redes mixtas de los programas de gobierno y 3) por las decisiones que en un plano individual contribuyen a disminuir los costos de transacción.
Aunque ambos términos tienen una raíz conservadora, en el debate se han imputado contenidos semánticos que pueden fundamentar políticas
democráticas. Véase Gian Franco Pasquino, “Gobernabilidad”, en Norberto Bobbio, Incola Mateucci y Gian Franco Pasquino (coords.), Diccionario
de política A-J, 14ª ed., México, Siglo Veintiuno Editores, 2005, pp 703-710 y Renate Mayntz, “Nuevos desafíos de la teoría de Governance” en
Instituciones y desarrollo, núm. 7, 2000, disponible en línea en http://www.iigov.org/id/index.drt?edi=187626.
3
Andrei Shleifer y Robert W. Vishny, “A Survey of Corporate Governance”, en National Bureau of Economic Research, Working Paper núm. W5554,
abril de 1996, disponible en línea en: http://ssrn.com/abstract=10182; Oliver E. Williamson, The Economic Institutions of Capitalism: Firms,
Markets, Relational Contracting, Londres, Collier Macmillan Publishers, 1987 y ASX Governate Council, Principles of Good Corporate Governance
and Best Practice Recommendations, Sydney, Australian Stock Exchange, 2003.
4
Quim Brugué, Ricard Gomà y Joan Subirats, “To Govern Cities and Territories in the Society of the Networks”, en Revista Reforma y Democracia,
núm. 32, junio de 2005.
5
Sonia Ospina, “Gobernanza y liderazgos para el cambio social”, en ibid., núm. 35, 2006.
6
Thomas R. Burns y Svein Andersen, “L’Unione e la politica postparlamentare”, en Il Nuova Mulino, vol. 3, núm. 377, 1998.
7
Tanja A. Börzel, “Le reti di attori pubblici e privati nella regolazione europea”, en Stato e Mercato, núm. 54, 1998; Patrick Kenis y Volker
Schneider, “Policy Networks and Policy Analysis : Scrutinizing a New Analytical Toolbox,” en Bernd Marin y Renate Mayntz (eds.), Policy Net-
works: Empirical Evidence and Theoretical Considerations, Frankfurt, Campus Verlag, 1991; Beate Kohler-Koch, “Catching up with Change: the
Transformation of Governance in the European Union”, en Journal of European Public Policy, vol. 3, núm. 3, 1996 y, de este mismo último autor,
Interaktive Politik in Europa, Opladen, Leske & Budrich, 1998.
8
Giandomenico Majone, Evidence, Argument, and Persuasion in the Policy Process, New Haven, Yale University Press, 1989.
9
Rod A. W. Rhodes, Understanding Governance: Policy Networks, Governance, Reflexivity and Accountability, Buckingham, Open University Press,
2000 (Public Policy and Management Series); Oliver E. Wiliamson, “Transaction-Cost Economics: The Governance of Contractual Relations”, en
Journal of Law and Economics, vol. 22, núm. 2, octubre de 1979 y The Mechanisms of Governance, Nueva York, Oxford University Press, 1996;
Renate Mayntz, “National States and Global Governance”, ponencia presentada en el VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del
Estado y de la Administración Pública, llevado a cabo en Lisboa, Portugal, del 8 al 11 de octubre de 2002; Patricia McCarney, Mohamed Halfani
y Alfredo Rodríguez, “Hacia una definición de ‘gobernanza’” en Proposiciones, núm. 28, 1998.
Sociedad y Política 79
hacerse efectiva. Entre los actores a considerar por Una de las características más representativas de
este paradigma, destacan las agencias internacio- la “gobernaza territorial” es la coordinación e inte-
nales, los gobiernos nacionales y subnacionales, gración con base en las capacidades de los indivi-
las organizaciones no gubernamentales (ONG), las duos, por lo que las políticas deberían encaminarse
agencias de desarrollo y las organizaciones nacio- a potenciarlas. Por ello, es oportuno reconsiderar
nales, municipales y locales, que buscan establecer la importancia de la disponibilidad de satisfactores,
un marco institucional que disminuya los costes de así como de las capacidades para utilizarlos en un
transacción. marco sustentable y garantizar las condiciones pa-
En última instancia, la gobernanza sería una es- ra el desarrollo de los individuos. El desarrollo de
trategia competitiva que se expresaría no sólo al capacidades en los territorios puede denominarse
nivel del mercado, sino al de las instituciones orien- también como realizaciones, y el conjunto de ellas
tadas al desarrollo. En este sentido se habla de la indica el modo general en el que los individuos se
emergencia de un paradigma de la gobernanza terri- encuentran.12
torial, que se ejemplifica en un nuevo marco com- Partiendo de la idea de Sen, afirmamos que el de-
plejo en el que intervienen organismos supranacio- sarrollo equitativo de capacidades es necesario para
nales, niveles nacionales y subnacionales de gobier- el establecimiento de acuerdos de coordinación. Es-
no, instituciones políticas y organizaciones locales tas capacidades abarcan tres niveles diferenciados
de ciudadanos,10 y en donde el tema del medio am- que se incorporan ampliamente a todo acto de go-
biente se ha incorporado plenamente a la agenda bernanza: a) capacidades intersubjetivas, que están
de gobierno. La articulación de redes y la activación relacionadas con la confianza y los intercambios so-
de capital social han sido consideradas ejes para la lidarios en un territorio determinado, b) capacidades
ejecución de las políticas. Partiendo de esa idea, se colectivas, que tienen que ver con las organizacio-
analizan las innovaciones y avances, así como las nes y asociaciones así como las transferencias que
dificultades y los límites de la gobernanza toman- se dan dentro de ellas, y c) capacidades objetivas,
do como referente las experiencias en España.11 El representadas por el capital territorial o los recursos
entramado institucional, la participación ciudadana del territorio.
y la preocupación por el medio ambiente han pro- En conclusión, de lo anterior emerge un nuevo pa-
vocado un renovado y creciente interés por el esta- radigma que sugiere reconsiderar la gobernanza des-
blecimiento de reglas de gobernanza territorial para de un punto de vista territorial. Por ello es necesa-
impulsar la reactivación de las economías locales rio reconocer la complejidad de actores y subsistemas
y el cuidado ambiental. Por gobernanza territorial que actúan regionalmente. Además es preciso superar
se entiende la capacidad para construir y conservar paulatinamente las visiones sectorializadas de la co-
instituciones a nivel local que faciliten los encuen- ordinación política. Se desprende que la gobernan-
tros macro-meso y micro, así como el diálogo para la za constituya una nueva forma de estrategia política
coordinación y la distribución de los bienes públicos que garantice la gobernabilidad de las sociedades y
y el uso de los bienes comunes. Por lo tanto, es fun- el mantenimiento de la legitimidad de las institucio-
damental reconocer a la Gobernanza territorial co- nes públicas, a cambio del otorgamiento de autoridad
mo un elemento sustancial del nuevo esquema del política a otros actores sociales y económicos13 en el
desarrollo. ámbito local y ligado al desarrollo económico y a las
10
Salvador Parrado, Elke Löffler y Tony Bovaird, “Evaluación de la calidad de la gobernanza local: algunas lecciones de la experiencia europea”,
en Revista Reforma y Democracia, núm 33, 2005.
11
Ismael Blanco y Ricard Gomà, “Gobiernos locales y redes participativas: retos e inovaciones”, en Reforma y Democracia, núm. 26, 2003.
12
Amartya K. Sen, La desigualdad económica, México, Fondo de Cultura Económica, 2001.
13
Francisco Morata, “Gobernanza multinivel en la Unión Europea”, ponencia presentada en el VII Congreso Internacional del CLAD… op. cit.
14
Arturo Escobar, El lugar de la naturaleza y la naturaleza del lugar: ¿globalización o postdesarrollo?, Buenos Aires, CLACSO, 2002.
15
Fernand Braudel (El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, Vol. I, México, Fondo de Cultura Económica, 1976), men-
ciona al Mediterráneo como un ejemplo de sistema histórico.
16
Enrique Leff, La complejidad ambiental, México, Siglo Veintiuno Editores, Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de Investigacio-
nes Interdisciplinarias en Ciencias Sociales y Humanidades, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 2000.
Sociedad y Política 81
tiene ciertos vectores unidireccionales que actúan Por ello, la argumentación sobre el carácter hu-
de arriba, por arriba y para arriba, los procesos que mano de los territorios y la posibilidad de su “go-
rescatan los valores territoriales son importantes, bernanza” exige examinar los avances recientes de
pues intentan dar significado a las circunstancias de las ciencias humanas. Haremos referencia a tres pa-
abajo, por abajo y para los de abajo, mediante nue- radigmas que pueden dar un marco epistemológico
vos pactos, nuevas relaciones y nuevos sistemas de adecuado: a) El de complejidad;21 b) La geografía
producción.17 económica y la teoría de los distritos industriales
La conformación del territorio parte del modo en desarrolladas en Europa a partir de las experiencias
que los grupos, segmentos y clases sociales se apro- de las aglomeraciones industriales, de los sistemas
pian de un determinado espacio y lo organizan para productivos locales y del desarrollo endógeno;22 y
obtener determinados fines; es decir, de la organi- c) El análisis del desarrollo institucional y del capi-
zación social del espacio original.18 Por otro lado, el tal social, lo que nos permite entender el marco de
territorio otorga al individuo sentido de pertenencia gobernanza que genera el diálogo entre los actores
a una determinada agrupación humana. Con ello ge- locales, regionales y nacionales.23 La conjunción de
nera una ética o ethos como conjunto de valores que estos paradigmas nos permite elaborar una concep-
conforman la identidad común.19 Lo anterior cons- ción de la gobernanza en la que pueden observarse
tituye un componente importante de capital social los encadenamientos industriales, cultura y forma-
así como un factor que puede contribuir al desarro- ción de instituciones en un espacio específico. A
llo mediante la acción colectiva.20 continuación se examinan estos paradigmas.
17
Carlos Walter Porto Gonçalves, Geo-grafías. Movimientos sociales, nuevas territorialidades y sustentabilidad, México, Siglo Veintiuno Editores,
2001.
18
Claude Raffestin, Por uma geografia do poder, Sâo Paulo, Ática, 1993; G. Porto, op. cit.
19
Si bien el sentido de pertenencia a un lugar, la identidad y el ethos común son elementos importantes de la gobernanza, existen muchos
conceptos teóricos compartidos entre la territorialidad y el capital social. Vale la pena mencionar algunos de ellos: los derechos, las prácticas y
los intercambios basados en los lazos de confianza. Igualmente importante es el reconocimiento que mediante las prácticas productivas desa-
rrolladas en el territorio se van generando entre los individuos formas de transmisión de los conocimientos.
20
Elinor Ostrom, y Toh Kyeong Ahn, “A Social Science Perspective on Social Capital: Social Capital and Collective Action”, en Workshop in Politi-
cal Theory and Policy Analysis, Indiana, Indiana University, 2001.
21
Rolando García, El conocimiento en construcción: de las formulaciones de Jean Piaget a la teoría de sistemas complejos, Barcelona, Gedisa, 2000;
Pablo González Casanova, Las nuevas ciencias y las humanidades de la academia a la política, México, Barcelona, Anthropos, Universidad Nacional
Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Sociales, 2004; E. Leff, op. cit.; Pedro L. Sotolongo Codina, La revolución contemporánea del saber y
la complejidad social hacia unas ciencias sociales de nuevo tipo, Buenos Aires, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), 2006; Immanuel
Wallerstein, Las incertidumbres del saber, Barcelona, Gedisa, 2005; Francesco Boggio y Giuseppe Dematteis, Geografia dello sviluppo: diversità e disu-
guaglianze nel rapporto Nord-Sud, Torino, UTET Libreria, 2002, Ilya y Prigogine, El fin de las certidumbres, Madrid, Taurus, 1997.
22
Giacomo Becattini, “Dal settore industriale al distretto industrial. Alcune considerazione sull’unitá di indagine dell’economia industriale”, en
Rivista di Economia e Politica Industriale, núm. 1, 1979 y Distretti industriali e made in Italy: le basi socioculturali del nostro sviluppo economico,
Torino, Bollati Boringhieri, 1998; Yvan Comeau, Emploi, économie sociale et développement local: les nouvelles filières, Sainte-Foy, Presses de
l’Université du Québec, 2000 y M. Padilla, T. Ben Saïd, J. Hassainya, P. Le Grusse (eds.) Les filières et marchés du lait et dérivés Méditerranée:
état des lieux, problématiques et méthodologies pour la recherche, París, Institut Agronomique Méditerranéen de Montpellier, CIHEAM, 2001 (Opt.
Médit. Série B núm. 32).
23
Jonathan Conning y Michael Kevane, “Community-Based Targeting Mechanisms for Social Safety Nets: A Critical Review”, en World Develop-
ment, vol. 30, núm. 3, 2002; Christiaan Grootaert y Deepa y Narayan, “Local Institutions, Poverty, and Household Welfare in Bolivia”, en World
Bank Policy Research Working Paper, núm. 2644, 17 de julio del 2001; Stephen Knack y Phillip Keefer, “Institutions and Economic Performance:
Cross-Country Tests Using Alternative Institutional Measures”, en Economics and Politics, vol. 7, no. 3, 1995; Pamela Paxton, “Social Capital and
Democracy: An Interdependent Relationship”, en American Sociological Review, vol. 67, núm. 2, 2002; Bo Rothstein, “Trust, Social Dilemmas
and Collective Memories”, en Journal of Theoretical Politics, vol. 12, núm. 4, 2000, Kai Schafft, “Grassroots Development and the Reconfigura-
tion of Local Political Institutions: Local Minority Self-Governance as a Political and Economic Resource Hungary’s Roma Population”, ponencia
presentada ante la Conferencia de Graduados sobre Relaciones Internacionales, llevada a cabo en 1998 en la Universidad George Washington,
Washington, D.C.; Michael Woolcock y Deepa Narayan, “Social Capital: Implications for Development Theory, Research, and Policy”, en World
Bank Research Observer, vol. 15, no. 2, 2000.
Sociedad y Política 83
A pesar de la importancia de las propuestas de la segunda década de los noventa cuando se atri-
Marshall, no es sino hasta los años setenta que la buye a esas aglomeraciones un componente socio-
geografía económica y la sociología industrial reto- cultural27 como una característica de identidad de
maron la importancia de la localización, la coordina- los territorios y que facilita las relaciones de co-
ción interempresarial y el papel de los “intangibles” ordinación. Específicamente se habla de economías
(confianza, intercambios, difusión del saber hacer y en red que conjugan las capacidades y saber-hacer
estructuras institucionales adecuadas al desarrollo de productos específicos con formas de difusión y
de sus actividades) en la expansión de la formación apropiación del conocimiento. Dichos distritos, co-
de capital humano, en la difusión de las tecnolo- mo territorios con características socioculturales es-
gías y el saber hacer y finalmente, en la equidad y la pecíficas, permitieron explicar la supervivencia de
igualdad en territorios determinados. productos locales frente al consumo homogéneo y
Las descripciones de las aglomeraciones de pe- su valorización con base a su tipicidad, origen y
queñas y medianas empresas en la mezo Italia y en vinculación a territorios específicos,28 lo que per-
la Italia del norte, a las cuales se les denominó en mite atemperar los riesgos y la incertidumbre de los
un principio distritos industriales26 actualizaron la sistemas globales.
importancia de la localización. Sin embargo, es en
Figura 1
Clasificación de los bienes tangibles e intangibles29
Bienes o
posesiones
26
G. Becattini, “Dal settore industriale al distretto industrial…” op. cit.; Sebastiano Brusco, “El concepto de distrito industrial: su génesis”, en
Frank Pyke et al. (comps.), Los distritos industriales y las pequeñas empresas, Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1992.
27
G. Becattini, Distretti industriali e made in Italy... op. cit.
28
Siguiendo la línea que marca Becattini, puede observarse para otros autores que a veces dichas aglomeraciones no cumplen con las condi-
ciones de los intangibles, pero responden a dinámicas de acumulación local vinculada a los gigantes globales aunque, evidentemente, existe
un saber hacer pre-existente que determina estas relaciones. Con base en estas observaciones, Hubert Schmitz, llamó a esas concentraciones
industriales “Clusters” (“Small Shoemakers and Fordist Giants: Tale of a Supercluster”, en World Development, núm. 23, 1995).
29
Los bienes materiales consisten en cosas aprovechables que generan un beneficio al momento de usarlos o a largo o mediano plazo, como
lo pueden ser: la naturaleza, la tierra, el agua, el aire y el clima, los productos de la agricultura, minería, pesca, la manufactura, edificios,
maquinaria e implementos. Los bienes no materiales se clasifican a su vez en dos clases: la primera, bajo el término de bienes internos, consiste
en las propias cualidades y facultades individuales para actuar y para disfrutar; la segunda, bajo el término de bienes externos, se refiere a las
relaciones benéficas del individuo con otras personas (relaciones sociales).
30
Antonio Vázquez Barquero, Endogenous Development: Networking, Innovation, Institutions, and Cities, Londres y Nueva York, Routledge, 2002.
31
Douglass C North, Institutions, Institutional Change, and Economic Performance, Cambridge, Nueva York, Cambridge University Press, 1990.
32
Peter B. Evans, State-society Synergy Government and Social Capital in Development, Berkeley, University of California at Berkeley, Interna-
tional and Area Studies, 1997; Robert Putnam, Robert Leonardi y Raffaella Nanetti, Making Democracy Work Civic Traditions in Modern Italy,
Princeton, Princeton University Press, 1993 y Jonathan Fox, A., “Democratic Rural Development: Leadership Accountability in Regional Peasant
Organizations”, en Development & Change, vol. 23, no. 2, 1992.
33
M. Woolcock y D. Narayan, “Social Capital:…” op. cit.; J. Fox, op. cit; P. B. Evans, State-society Synergy… op. cit.
34
John Durston, El capital social campesino en la gestión del desarrollo rural. Díadas, equipos, puentes y escaleras, Santiago de Chile, Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2002.
35
Caroline Ashley y Maxwell Simon, “Rethinking Rural Development”, en Development Policy Review, vol. 4, 2001.
Sociedd y Política 85
Aportes para contextualizar la gobernanza
y la territorialidad en Latinoamérica
Partiendo de los conceptos utilizados en este ar- cluidos, y c) La construcción de instituciones locales
tículo puede señalarse que un error común de im- favorables al proceso de gobernanza. Los ámbitos
plementación, por ejemplo, de los programas anti- anteriormente señalados encuentran una clara vin-
pobreza en América Latina, es que prevalece una culación con las capacidades. Uno de los retos que
concepción lineal de la gobernanza reducida a mera se plantean en los países en vías de desarrollo son
dirección de proceso. Es decir, se trata de una visión las debilidades estructurales. Estas debilidades tie-
no compleja, que adolece de una visión integral de nen que ver con fallos o atrasos en el mercado y la
los recursos locales. Dicha carencia se complemen- forma de producción, así como con problemas en el
ta con la debilidad institucional para gestionar el desarrollo institucional que propician el dilema de la
desarrollo local, ocasionada por la destrucción de tragedia de los comunes37 o la tragedia del mercado,
las agencias de desarrollo en las décadas anteriores, que generan a su vez tensiones permanentes entre
o por el menosprecio a las instituciones informa- la esfera pública y la apropiación privada. De suma
les que pueden ser efectivas en la constitución de importancia también se encuentran la poca aten-
acuerdos de coordinación y distribución de recursos. ción y los significativos atrasos de las políticas de
Generalmente tales errores han surgido de una vi- protección al medio ambiente.
sión hermenéutica que ve en la pobreza algo exter- Partiendo de la idea del desarrollo endógeno, la
no al agente que tiene como misión desarrollar un sociedad local latinoamericana puede organizar ca-
territorio específico y no ponerse en la piel del otro, denas de producción y comercialización a partir de
calzar los zapatos del otro o reconocer la otredad.36 productos apreciados en el ámbito local o regional y
El distanciamiento entre los actores y los progra- hasta internacional. Los sectores de productos espe-
mas en su puesta en marcha es producto del des- cíficos contribuyen a la conservación del empleo y
conocimiento de la mecánica de solidaridad, de las son la fuente de redes industriales y de distribución,
redes de protección, de enseñanza-aprendizaje y de de intercambio de saberes y de desarrollo institucio-
las agrupaciones económicas en torno a productos nal. Así, puede hablarse de redes territoriales, terri-
específicos que se establecen para recrear los inter- torios inteligentes o territorios distintivos.
cambios, en los cuales, el aparato simbólico juega Por otro lado, es importante que en América La-
un papel importante. Tal distanciamiento, también tina se aborde la noción de territorio, no sólo en un
es incapaz de valorar los recursos locales para gene- sentido físico, sino como una construcción social y
rar trabajo entre los pobladores, a quienes las medi- cultural que da sentido a la vida de los habitantes y
das oficiales pueden calificar de pobres. los identifica con el paisaje, el patrimonio y las for-
Por lo anterior, es importante tomar en cuenta la mas productivas específicas que se agrupan en torno
conformación de los lazos socioculturales y el de- a productos o bienes que caracterizan la producción
sarrollo de capacidades de organización. Desde es- y el consumo de un lugar específico. Como podemos
te punto de vista, el empleo no depende sólo del apreciar en la Figura 2, el territorio es el espacio
mercado, sino que tiene como pilares: a) La cons- donde confluyen los distintos conceptos antes men-
trucción del capital social, b) La redistribución del cionados que dan forma y movilidad a una sociedad
poder, la visibilidad de los grupos generalmente ex- determinada.
36
Hannah Arendt, La condición humana, Barcelona, Paidós, 1993.
37
Garrett Hardin, “The Tragedy of Commons”, en Science, vol. 162, 13 de diciembre de 1968.
38
M. Woolcock y D. Narayan, op. cit.
Sociedd y Política 87
una efectiva política medioambiental con inclusión públicas, privadas y sociales (Partenariados). En ter-
y participación social. En segundo lugar, está el im- cer y último lugar, pero no menos importante, exis-
pulso al capital social y a las capacidades de los in- te la necesidad de establecer instituciones con una
dividuos para el acceso equitativo a los instrumen- mayor descentralización para mejorar la gobernanza
tos de gestión (al crédito, por ejemplo), así como (véase Figura 3).
a la promoción para la formación de asociaciones
Figura 3
39
Francisco Alburquerque, “Local Economic Development and Decentralization in Latin America”, en CEPAL Review, núm. 82, abril de 2004.
Sociedd y Política 89
Bibliografía
ASX Governate Council, Principles of Good Corporate Governance and Best Prac-
tice Recommendations, Sydney, Australian Stock Exchange, 2003.
Bartik, Timothy J., Who Benefits From State and Local Economic Development
Policies? Kalamazoo, W.E., Upjohn Institute for Employment Research, 1991.
Blakely, Edward J., Planning Local Economic Development Theory and Practice,
Thousand Oaks, Sage, 1994.
Börzel, Tanja A. “Le reti di attori pubblici e privati nella regolazione europea”,
en Stato e Mercato, núm. 54, 1998.
Brugué, Quim, Ricard Gomà y Joan Subirats, “To Govern Cities and Territories
in the Society of the Networks”, en Revista Reforma y Democracia, núm. 32,
junio de 2005.
Evans, Peter B., State-society Synergy Government and Social Capital in De-
velopment, Berkeley, University of California at Berkeley, International and
Area Studies, 1997.
Sociedd y Política 91
González Casanova, Pablo, Las nuevas ciencias y las humanidades de la academia
a la política, México, Barcelona, Anthropos, Universidad Nacional Autónoma de
México, Instituto de Investigaciones Sociales, 2004.
Marin, Bernd y Renate Mayntz (eds.), Policy Networks: Empirical Evidence and
Theoretical Considerations, Frankfurt, Campus Verlag, 1991.
Marshall, Alfred, Industry and Trade: A Study of Industrial Technique and Busi-
ness Organization, and of Their Influences on the Conditions of Various Classes
and Nations, Londres, Macmillan and Co, 1919.
Ostrom, Elinor y Toh Kyeong Ahn, “A Social Science Perspective on Social Capi-
tal: Social Capital and Collective Action”, en Workshop in Political Theory and
Policy Analysis, Indiana, Indiana University, 2001.
Padilla, M., T. Ben Saïd, J. Hassainya, P. Le Grusse (eds.) Les filières et marchés
du lait et dérivés Méditerranée: état des lieux, problématiques et méthodologies
pour la recherche, París, Institut Agronomique Méditerranéen de Montpellier,
CIHEAM, 2001 (Options Méditerranéennes. Série B. Etudes et Recherches, nø
32.)
Pierre, Jon y Guy B. Peters, Governance, Politics and the State, Nueva York,
Macmillan, 2000.
Sociedd y Política 93
Prigogine, Ilya, El fin de las certidumbres, Madrid, Taurus, 1997.
Pyke, Frank et al. (comps.), Los distritos industriales y las pequeñas empresas,
Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1992.
Raffestin, Claude, Por uma geografia do poder, Sâo Paulo, Ática, 1993.
Sociedd y Política 95
Gobernabilidad, transparencia y reconstrucción del Estado
Resumen Abstract
*
Universidad Nacional Autónoma de México,
Centro de Estudios en Administración Públi-
ca, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales,
circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Uni-
versitaria, col. Copilco Universidad, Deleg.
Coyoacán, México, D.F., c.p. 04510.
Sociedd y Política 97
Introducción
1
En oposición a ‘gobierno’, la gobernanza puede ser entendida como el arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de
un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la
economía N.E.
Gobernabilidad democrática
Sociedad y Política 99
irreversibles, es una de las tareas más importantes formación, tecnologías, capital humano y las formas
a desarrollar con los instrumentos de la democracia de acción que implementan. Cada vez están más le-
fincados en la deliberación y la negociación entre jos del oleaje democrático, las políticas intervencio-
los actores sociales y políticos. nistas y centralizadoras que pretendían abarcar los
En un sentido de referencia creativa, las democra- distintos sitios de la vida económica y política.
cias contemporáneas dan cabida a nuevos actores y Ahora, el impulso de las relaciones horizontales
movimientos que reflejan la pluralidad del espacio de poder modifica el ejercicio del gobierno, en el
de lo público. La distinción del Estado, el mercado, sentido de que prevalecen los procesos de consulta
el tercer sector y la sociedad civil; es testimonio de y negociación, por encima de los de carácter verti-
cómo el poder se redistribuye hasta generar zonas cal y unilateral. La democracia contemporánea no
de autonomía e identidad que no admiten la ce- es receptiva a las prácticas de omnipotencia políti-
sión automática de los espacios. La ampliación de ca, sino que su terreno natural es la diferenciación,
la franja ciudadana, que no es ni Estado ni mercado, la pluralidad y la corresponsabilidad. La democra-
viene en aumento porque aglutina movimientos au- cia contemporánea avanza por caminos que apun-
tónomos que exigen tener un lugar en el ámbito de tan hacia formas de convivencia que no admiten la
los asuntos públicos, para intervenir en su atención hegemonía contundente de las clases dirigentes, al
y solución. La autonomía es una tendencia de los mo- menos no sin que estas últimas tengan que enfren-
vimientos que demuestran tener capacidad de movi- tar costos adversos debido a su conducta no públi-
lización y gestión en favor de problemas y causas ca, opaca, e inequitativa.
sociales que no han sido atendidas con eficacia por La visión multicentrada del poder es la constante
las instituciones gubernamentales y estatales. de una vida democrática, que da cabida a la impor-
Las sociedades del tiempo presente han demos- tancia de los gobernantes, los gobernados, el go-
trado que no son entes inertes; tampoco admiten bierno, la sociedad y los intercambios del mercado.
ser tuteladas por el Estado; exigen y han consegui- La interacción de factores de poder como los descri-
do que sus energías sean reconocidas para interve- tos, abonan en favor de relaciones dinámicas y ten-
nir en los asuntos comunes, sin que ello implique sas que exigen más de la coordinación de esfuerzos,
confrontación con la autoridad pública. Esto impli- que de asumir posturas autárquicas. La interacción
ca que los ciudadanos no son sujetos pasivos, sino de los factores del poder son ejemplo de cómo las
seres de carne y hueso que adoptan posturas acti- sociedades contemporáneas se caracterizan más por
vas, emprendedoras y organizadas para dar paso a el juego diferenciado del poder, y no por la fallida
movimientos que reivindiquen a la sociedad ante el pretensión de imponer las políticas que las cúpulas
Estado. Los ciudadanos son actores centrales en el consideran más eficaces, en un esquema de arriba
desarrollo de la democracia, y con su fuerza organi- hacia abajo.
zada, dan lugar a otras formas de cooperación que La clave de la vida democrática consiste en que
permiten a la sociedad civil tener más y mejores los actores del poder que tienen peso e influencia
respuestas a los problemas públicos que en ella se diferenciada en los procesos de la decisión públi-
generan. ca, no pueden quedar a un lado cuando se valora
Los tiempos de las sociedades adormecidas y qué hacer, por qué hacerlo y cómo hacer lo que a
abrumadas por las políticas estatistas han quedado los gobiernos corresponde. La correlación de fuer-
atrás. Las sociedades tienen organizaciones civiles zas es el punto más importante a considerar en la
y políticas que dan cuenta de cómo los numerosos dirección y coordinación de la sociedad para evitar
ámbitos de lo público pueden ser atendidos con sus que se desajusten las relaciones del poder democrá-
propias capacidades, es decir, con sus recursos, in- tico. Por ello, el gobierno de la democracia tiende a
2
Guy B. Peters, “La capacidad para gobernar ¿retrocediendo hacia el centro?”, en Reforma y Democracia, núm.27, 2003, p. 19.
3
Antonio Camou, “Estudio preliminar” en Los desafíos de la gobernabilidad, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Sociales, 2001, p. 36.
4
José Ayala Espino, Instituciones para mejorar el desarrollo. Un nuevo pacto social para el crecimiento y el bienestar, México, Fondo de Cultura
Económica, 2003, p. 41.
5
Leonardo Morlino, Democracias y democratizaciones, México, Ediciones Centro de Estudios de Política Comparada, 2005, p. 46.
6
Douglas C. North, Instituciones, cambio y desempeño económico, México, Fondo de Cultura Económica, 1993, p. 51.
7
Eugenio Lahera, “Reforma del Estado: un enfoque de políticas públicas” en Reforma y Democracia, núm. 16, 2000, p. 11.
Alcance de la transparencia
La transparencia responde a un perfil de socie- los ciudadanos tienen para evitar que el gobierno
dad, en la cual la participación de los ciudadanos se comporte de modo distante. En la actualidad, la
es realidad tangible, no quimera. Denota el avance transparencia tiene vigencia en 62 de países10 y es
de condiciones de vida que apuntan hacia la postu- en Suecia, en 1776, donde se registra la primera Ley
ra activa de los ciudadanos en los asuntos públicos, para la Libertad de Prensa y del Derecho de Acceso
con objeto no sólo de analizar y discutir su derrote- a las Actas Públicas.11
ro, sino de tomar parte en los procesos que se gene- La transparencia es propia de las sociedades
ran con la gestión institucional. Una condición para abiertas12 y liberales que reclaman ante el poder,
que la transparencia sea valorada como un producto el derecho que tienen para conocerlo, monitorearlo
democrático, es que los ciudadanos vigilen y con- y evaluarlo; a fin de que no se convierta en un mal
trolen el ejercicio del poder de manera continua. La necesario. Las sociedades abiertas y liberales son
transparencia es un medio para que la vigilancia y testimonio de cómo las libertades civiles y políticas
el control del poder, sean parte de las ventajas que tienen vigencia efectiva, para que el ejercicio del
8
Nora Rabontnikof, El espacio público y la democracia moderna, México, Instituto Federal Electoral, 1997, p. 51.
9
Jesús Rodríguez Zepeda, “Estado y transparencia: un paseo por la filosofía política”, en Cuadernos de Transparencia, núm 4, 2004, p. 54.
10
John M Ackerman e Irma E. Sandoval, “Leyes de acceso a la información en el mundo”, en Cuadernos de Transparencia, núm. 7, 2005, p. 23.
11
Ibid., p. 13.
12
Karl R. Popper, La sociedad abierta y sus enemigos, Barcelona, Ediciones Paidós, 1991, p. 195.
Gobernanza y transparencia
En la lógica de la institucionalidad democrática, ponde a los fines del Estado y a los propósitos del
hay dos elementos que son importantes en la filo- gobierno, lo cual implica que su radio de acción en
sofía, valores y práctica de la transparencia: la bu- términos de compromiso, es con el orden jurídico y
rocracia y los ciudadanos. La parte corpórea de los político vigente.
gobiernos, son los cuerpos burocráticos que se en- Los cuerpos burocráticos14 tienen a su cargo la
cargan en lo fundamental de la administración, di- administración de la sociedad y por tanto, son los
rección, coordinación e implementación de las po- responsables de generar la información pública que
líticas públicas. Es importante considerar esta si- interesa y puede interesar a los gobernados. Con ob-
tuación, porque alude a los procesos directos del jeto de que los cuerpos burocráticos tengan referentes
gobierno en la sociedad abierta. La burocracia res- institucionales para su actuación, la transparencia
14
Gina Zabludovsky, “Burocracia y comportamiento organizacional: de la jerarquía moderna a la sociedad–red” en Mónica Guitián Galán y Gina
Zabludovsky Kuper, (coords.), Sociología y modernidad tardía: entre la tradición y los nuevos retos, México, Universidad Nacional Autónoma de
México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 2003, pp. 225-226.
15
Guy B. Peters, “Gobernanza y burocracia pública: ¿Nuevas formas de democracia o nuevas formas de control?”, en Foro Internacional, vol. XLV,
núm. 4, 2005, p., 589.
16
Ibid., p. 591.
17
Ibid., p. 593.
18
Sergio López Ayllón, “Los desafíos de la transparencia” en Mauricio Merino (ed.), Los desafíos del servicio profesional de carrera en México,
México, Centro de Investigación y Docencia Económicas y Secretaría de la Función Pública, 2006, pp., 250-252.
19
Ibid., p. 273.
20
Ernesto Villanueva, Derecho de acceso a la información pública en Latinoamérica, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto
de Investigaciones Jurídicas, 2003, p., XXXIII.
21
Ibid., p. XXIV.
22
Mauricio Merino, “Muchas políticas y un solo derecho” en Sergio López Ayllón (ed.), Democracia, transparencia y Constitución / Propuestas para
un debate necesario, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, 2005.
23
Semanario Judicial de la Federación, citado por E. Villanueva, op. cit., p., XXI.
24
Cfr. www.ifai.org.mx.
25
Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, Tercer Informe de Labores, México, IFAI, 2005.
26
Tonatihu Guillén López, “Transparencia en México. Ruta hacia el ámbito municipal”, en Revista IAPEM, núm. 55, 2003, p., 171.
27
Ibid., pp., 175, 176.
28
E. Villanueva, op. cit., pp., LXVII–LXIX.
29
Robert Dahl, La democracia: una guía para los ciudadanos, Madrid, Ediciones Taurus, 1999., p. 55.
Hoy día, las instituciones son entendidas como Lo público del Estado es condición indispensable
las reglas del juego que prevalecen en la comuni- para que el ejercicio del poder no sea faraónico. Lo
dad política. En consecuencia, las reglas se revisan público del Estado favorece más la convivencia de
cuando en la sociedad hay actores, condiciones y los opuestos, dando vigencia a relaciones de igual-
tiempos, que influyen tanto en la organización co- dad y equidad, que se sustentan como principios
mo en el ejercicio del poder. En este sentido, el Es- irrenunciables de la sociedad civil moderna. En el
tado no es la excepción, cuando se alude a que es caso de la transparencia, la igualdad permite que
la institución más importante de la vida colectiva y las personas civiles y los ciudadanos, tengan un tra-
por tanto, ha ingresado también a los procesos que to que permita invocar el derecho a la información
apuntan por su fortalecimiento para asegurar la re- para conocer y evaluar la acción de los gobernantes.
producción de sus condiciones de vida. Por su parte, la equidad permite que los miembros
La fortaleza del Estado no descansa únicamente de la comunidad política no sean objeto de discrimi-
en los medios de acción que tiene a su cargo, sino nación cuando invocan el derecho a la información.
en el grado de legitimidad que consigue acreditar a Pero lo público del Estado necesita que la goberna-
partir de las capacidades de gestión que desarrolla. bilidad democrática sea ampliada, considerando la
La aceptación del Estado se puede conseguir a tra- necesidad de que los miembros de la sociedad civil
vés de instrumentos coercitivos, pero en la óptica sean reconocidos como personas que tienen el dere-
del poder inteligente, se ha optado más por los con- cho de conocer cómo sus impuestos son utilizados,
sensos y el mejoramiento de la calidad de vida. De para aspirar a tener una mejor calidad de vida. En
ahí la importancia de revisar, a la luz de los cambios este sentido, un derivado de la gobernabilidad de-
democráticos, las reformas que debe emprender pa- mocrática es la política pública de transparencia, la
ra que la sociedad y los ciudadanos lo valoren como cual refleja cómo el poder del Estado debe ser con-
una institución útil para la vida en común, no como trolado y vigilado por el poder de los ciudadanos.
un mal inevitable.
A la luz de los cambios democráticos, la goberna-
bilidad, la transparencia y la gobernanza abren paso
a nuevas formas de convivencia, en las que la so-
ciedad y el Estado revisan sus relaciones, ámbitos y
espacios de acción para ampliar y fortalecer la con- Recibido el 19 de febrero del 2007
vivencia republicana en términos modernos. Aceptado el 23 de agosto de 2007
Dahl, Robert, La democracia: una guía para los ciudadanos, Madrid, Ediciones
Taurus, 1999.
Merino, Mauricio (ed.), Los desafíos del servicio profesional de carrera en Méxi-
co, México, Centro de Investigación y Docencia Económicas y Secretaría de la
Función Pública, 2006.
Peters, Guy B., “La capacidad para gobernar ¿retrocediendo hacia el centro?”,
en Reforma y Democracia, núm. 27, 2003.
Popper, Karl R., La sociedad abierta y sus enemigos, Barcelona, Ediciones Pai-
dós, 1991.
Resumen: Abstract:
En este artículo, se analiza el concepto In this article, the author analyzes the
de reforma del Estado desde sus oríge- State reform concept from its origins, as
nes, así como sus diversas implicaciones. well as its diverse implications. A his-
Para ello, el autor realiza un recorrido torical recount from the last decades of
histórico desde las últimas décadas del the 20th century finishes with the present
siglo XX, época en la que se origina el attention given to this issue, especially
término de referencia, hasta nuestros in speech performance. The State re-
días donde ha cobrado un dinamismo y form is addressed by the author within
vigencia en el discurso. Parte fundamen- a context given by a changing political
tal para el autor es entender qué es la regime, and it’s seen as an instrument to
reforma del Estado y el contexto en el generate governability. Some examples
que se desarrolla, ya sea vista como el of State reform are mentioned, both in
cambio en el régimen político o como Mexico and in some European and Latin
instrumento para generar y mantener la America countries. The author warns
gobernabilidad. Se presentan algunos about the risks that the reform processes
ejemplos de dichos procesos, no sólo en may imply, because of the ruptures that
México, sino también otros que han te- can be derived or the possibility of the
nido lugar en los últimos 10 años en Eu- establishment of authoritarian and seg-
ropa y América Latina. Al mismo tiempo, regationist measures. In the last part,
se hace una advertencia de los riesgos some recommendations are given for the
que implican los procesos de reforma, implementation of a successful State re-
por las rupturas que éstos pueden pro- form.
vocar, o bien, por el establecimiento de
medidas autoritarias y segregacionistas.
Palabras clave: reforma del Estado, régi- Finalmente, se presenta una perspectiva
men político, gobernabilidad, transición, de cómo se debe llevar a cabo el proceso
Poder Legislativo, democracia. de reforma del Estado.
1
Michael Crozier, Samuel Huntington y Joji Watanaki, “Gobernabilidad en la democracia. Informe del Grupo Trilateral sobre gobernabilidad en
las democracias”, en Cuadernos Semestrales, núms. 2-3, segundo semestre de 1977 y primer semestre de 1978.
2
Jean-Pierre Gaudin, Pourqui la gouvernance?, París, Presses de Sciences Po, 2002.
3
Dice al respecto J.P. Gaudin: “La función primaria de la política es la de agregar los diversos intereses de la sociedad, de tal manera que
promueva propósitos comunes y crear coaliciones detrás de políticas y líderes. En una sociedad democrática este proceso tiene lugar a través
de complicados proceso de negociación y compromiso dentro del gobierno, dentro y entre los partidos políticos a través de la competencia
electoral. Gobernabilidad en la democracia”, en ibid., p. 381.
4
Como fue publicado en el periódico Le Monde el 5 de septiembre de 2007, Stauros Dimas, comisario griego a cargo del medio ambiente, pro-
puso una reforma del Estado para poder reaccionar ante la tragedia de los incendios forestales que azotaron a Grecia entre los últimos días de
septiembre y primeros de octubre de ese año.
5
Pierre Lascoumes y Patrick Le Gales, L’action publique saisie par ses instruments, París, Presses Sciences Po, 2004, p. 27.
6
El 19 de noviembre de 2007, el periódico El Universal publicó la propuesta para la aplicación de un plan de seguridad inglés en México. Se
menciona el señalamiento hecho por la Agencia para la Mejora Policial en el Reino Unido (NPIA), con respecto al éxito de este programa en las
ciudades de Chihuahua y Aguascalientes.
Una meta como el que se plantea con la RE, con- de lo anterior, conviene precisar que “La palabra ‘ré-
duce a precisar, al menos, la procedencia y formu- gimen’ está reservada a la estructura definida por la
lación de algunos de los conceptos utilizados. Esto Constitución y las leyes y reglas que la complemen-
se debe a que re-pensar, re-plantear, re-estructurar, tan, la palabra ‘sistema’ se aplica a las configuracio-
re-formar, no quieren decir otra cosa que analizar la nes que remiten a las prácticas efectivas o posibles
naturaleza vigente del Estado en cuestión. Es por de acuerdo con el perfil del régimen”.7 Luego enton-
esto que una polémica de semejante profundidad no ces, la forma de gobierno,8 se refiere a las caracte-
puede limitarse, en forma alguna, a la mera enun- rísticas del sistema de partidos y procedimientos de
ciación de objetivos, articulación de conceptos va- representación para responder a la pregunta, ¿quié-
rios y concluir con llamados a la disposición de par- nes deciden?
te de los grupos de interés para que demuestren su Así, la RE se enfoca, en un primer nivel, a evaluar
neutralidad en la futura e inminente nueva etapa la viabilidad de los procedimientos para resolver los
del Estado. Los fracasos como los de Italia (La Bica- conflictos9 en la toma de decisiones que afectan al
merale 1997-1998) propician, en efecto, el sentido conjunto del sistema político. Sea en un régimen
contrario de lo que se pretende: los actores involu- parlamentario, presidencial o sus variantes, el sur-
crados y afectados –de una forma o de otra– desa- gimiento de otros actores, la constante transforma-
rrollan una evidente resistencia a la RE. En función ción de la sociedad, la incorporación de la agenda
7
Maurice Duverger, Le système politique français, París, Presses Universitaires de France, 1996, p. 19. Es importante señalar que este autor cita
a Olivier Duhamel para referirse a la historia del sistema político francés y la relevancia que tiene el papel de la sociedad en la construcción y
desmantelamiento de constituciones y gobiernos a lo largo de la consolidación del Estado en ese país. También pueden consultarse las amplias
exposiciones de Niklas Luhmann sobre la política y la teoría de sistemas, en la obra de Giancarlo Corsi et al, Glosario de Niklas Luhmann, México,
Universidad Iberoamericana-Anthropos, 1998.
8
Norberto Bobbio, La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político, México, Fondo de Cultura Económica, 1987. En
esta obra, el autor hace dos excepciones respecto del “Intermedio del despotismo” y el “Intermedio de la dictadura” (capítulos XI y XIV), para
precisar cómo en esos ambientes y prácticas autoritarios es impensable la polémica respecto de la ampliación en cuanto a los procesos de
decisión y su instrumentación.
9
Dice Luis F. Aguilar en su obra Gobernanza y gestión pública (México, Fondo de Cultura Económica, 2006, p. 53): “En consecuencia, la mayor
parte de los estudios politológicos y administrativos de fin de siglo fueron explicaciones y pronósticos de la crisis o bien enunciados normati-
vos (valorativos, institucionales, técnicos) sobre las formas de prevenirla o superarla, por lo demás la crisis de la política y la economía de la
sociedad desarrollada o en vías de desarrollo alcanzó tal popularidad en el lenguaje cotidiano, académico y mediático que no sólo se utilizó
para describir las aciagas situaciones sociales que padecían numerosos sectores de la población sino que se convirtió en la categoría intelectual
principal para describir, explicar y superar el agotamiento de la política y economía industrial con su cauda de males personales y sociales. En
las últimas décadas del siglo XX hemos pensado la política, el gobierno y la administración pública desde el esquema mental de la crisis”.
10
Como es posible observar en la edición del 15 de octubre de 2007 del periódico Le Monde (en el artículo titulado “Le comité Balladur se plie
à la volonté de M. Sarkozy”), el principal tema de debate en la RE en Francia es el procedimiento y condiciones para que el presidente de la
República pueda dirigirse en presencia a la Asamblea Nacional (artículo 20 de la Constitución). En esta fuente se señala que en las presentes
condiciones, debido a la teoría de la separación de poderes, el mandatario se encuentra imposibilitado para acudir y hablar al pleno legislativo.
Cabe mencionar también el caso de Argentina, donde la RE ha recibido el nombre de “Modernización del Estado”.
11
Además debe considerarse que, entre una de las características funcionales del presidencialismo, está el hecho de que el diseño del funcio-
namiento del régimen depende de la existencia de mayorías absolutas y de identidades de partidos entre el del presidente y la mayoría en el
Poder Legislativo. Por las dinámicas sociales, el pluralismo y la personalización de la política, este proceso de resultados electorales mayori-
tarios escasea y tiende a desaparecer. La tensión e inmovilismo consecuencia del pluripartidismo, caracterizan a las democracias de régimen
presidencialista.
12
Guillermo O’Donnell, “La eterna crisis de la democracia”, en Examen, núm. 153, octubre 2007. En una más de las generalizaciones del autor,
la ambivalencia de los criterios para suponer o condicionar la solidez de la democracia en tanto instituciones, deja de lado el elemento cultural
y el entorno físico (geografía) para dar paso a las percepciones globalizantes. Más aún, si se considera que la competencia electoral propicia
incertidumbre respecto de quién y por cuánto habrá de ganar (y con frecuencia, cómo ganará), la democracia pluralista, implica un misterio
con respecto a la voluntad del elector.
13
Este partido fue llamado Partido Democrático, y su dirigencia fue electa por la ciudadanía. Según los cálculos de los organizadores y com-
probados por los medios de comunicación, fueron casi tres millones de votos los que avalaron esta nueva organización, con Walter Veltroni a
la cabeza, en ese momento, alcalde de Roma.
14
La creación en 1995 de la Junta de Coordinación Política en la Cámara de Diputados (cuya función fue la de integrar a los líderes de las
bancadas de los partidos a un órgano de dirección), preveía la disfunción en breve de la Gran Comisión, como en efecto sucedió. En virtud de
esto, los resultados electorales y la fragmentación en la representación llevó a que la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos
Mexicanos fuera modificada de fondo.
15
Dice M. Duverger (op. cit, p. 56): “Todo régimen pluralista supone que cada uno de los adversarios conserva un mínimo de confianza en el
otro: es decir, que cada uno cree que el otro no abusará del poder en caso de llegar a gobernar”. Si este supuesto se vulnera o de principio no
se observa, la debilidad estructural, conceptual, institucional y práctica de la democracia, hará de esta un simple procedimiento plebiscitario
del grupo y partido en el poder.
16
No se utiliza el término ‘derrota’ pues de todas formas el gobierno sigue desempeñando sus funciones. Simplemente, un resultado electoral
desfavorable en la formación del Poder Legislativo, al inicio o a la mitad de gestión, le obliga a ser más conciliador, y por lo tanto, más lento
en la obtención de resultados.
Ante la dinámica y compleja estructura social y y régimen político), lo que articule la negociación
cultural, se observa que la ya mencionada meta de y la agenda.
la reforma del Estado dejó de ser un objetivo iden- Por tanto, resulta arriesgado fijar un modelo es-
tificado con las democracias de países emergentes, pecífico para alcanzar una determinada RE. En todo
potencias regionales o cualquier otra clasificación caso, el punto de partida es la plena convicción de
que marcara una distinción entre el desarrollo y el parte de los actores del régimen, así como de los
subdesarrollo. Lo anterior, tiene una significación de grupos de interés,18 de que la viabilidad de las con-
fondo por lo que hace a la tradicional diferenciación diciones bajo las cuales se procesan las decisiones y
entre la solidez, consistencia y calidad de las demo- los conflictos ha llegado a su fin. Es necesario que
cracias de los países industrializados y aquéllos que la democracia (en tanto procedimiento y represen-
no lo son. En pocas palabras, la incertidumbre res- tación) logre canalizar con oportunidad las exigen-
pecto de la orientación que puede tomar la referida cias sociales y la articulación de las expectativas de
complejidad social, se convirtió en un patrimonio la relación sociedad-Estado para preservar las con-
compartido. La temática de la integración multicul- diciones de estabilidad y certidumbre legal e insti-
tural17 ha sido, sin duda, el punto de referencia para tucional. Así, mientras que en el caso de México el
homogeneizar preocupaciones y reformas de la de- tema propuesto es el mayor protagonismo del Poder
mocracia en la mayor parte de los países conocidos Legislativo, en Francia es la reforma a las atribucio-
como ‘occidentales’. nes constitucionales del presidente de la República,
La conjunción entre RE (objetivo) y gobernabili- en Polonia serán los acuerdos duraderos entre los
dad (procedimiento), representa la oportunidad para partidos en el parlamento, y así sucesivamente de
la clase política y los grupos de interés para lograr manera diferenciada.
los ajustes de fondo requeridos sin la concurrencia Para el caso de México, “las descalificaciones entre
del testimonio electoral (es decir, sin que medien partidos, las denuncias, incluso penales, las solici-
elecciones para avalar o rechazar las medidas acor- tudes de juicios políticos y otras acusaciones meno-
dadas y aplicadas). Todos estos factores hacen del res, son el pan de cada día. Éstas crean un clima de
Poder Legislativo un actor determinante en cuan- inestabilidad, impiden los acuerdos políticos, retra-
to a la legitimidad de la propia RE al situarse en el san los acuerdos gubernamentales y operan contra
centro mismo del debate, así como de la autoridad la credibilidad de los propios partidos, debilitando
que se deriva de su representatividad. Será el perfil en consecuencia la confianza en ellos por parte de
específico de cada caso de la RE, donde el acento y la ciudadanía”. 19 De allí que se halla propiciado des-
particularidad de su conformación (en tanto sistema de el Poder Legislativo (en particular desde el Se-
17
Alain Renaut, Égalié et discriminations, París, Seuil, 2007.
18
Guillaume Courty, Les groups d’intérêt, París, La Découverte, 2006. En el sentido de la defensa, consolidación y expansión de los elementos que
articulan a organizaciones públicas y privadas, cuyas expectativas se pueden ver afectadas por la dinámica política, electoral y representativa.
No pocos autores (entre ellos Courty) sostienen que de mantenerse esa tendencia, los poderes y asambleas legislativas serán al final sistemas
de representación de los grupos de interés más que de la voluntad de la mayoría ciudadana.
19
Mario Ojeda Gómez, México antes y después de la alternancia política: un testimonio, México, El Colegio de México, 2004. p. 69 y ss. Más
adelante el autor se refiere a la gobernabilidad como sinónimo de estabilidad política (y económica) en un régimen presidencialista de partido
hegemónico, procurando llegar a acuerdos desde su interior.
24
Luhmann define la complejidad como la aparición simultánea de elementos que inciden en la toma de decisiones, pero que no por eso se
encuentran relacionados. Así, la conjunción de tendencias cuya solución ya no atraviesa por los procedimientos anteriores, genera tensiones y
disfunciones en el sistema. Cfr. G. Corsi, op. cit.
25
Dice Tulia Falleti en su artículo titulado “S’emparer du povoir ou créer du povoir? Les héritages des régimes militaires dans la décentralisation
en Argentine et au Brésil” (en Critique Internationale, núm. 35, abril-junio de 2007, p. 103): “La descentralización administrativa es el conjunto
de políticas que transfieren la administración y la oferta de servicios sociales (tales como la educación, la salud, la ayuda social o a la vejez) a
través de los gobiernos locales […] La descentralización fiscal se refiere a las políticas que propician el crecimiento y autonomía presupuestal
de los gobiernos locales […] La descentralización política consiste en la serie de reformas constitucionales y electorales dispuestas a aceptar e
impulsar, las representaciones de las comunidades locales”. Si bien la autora se refiere a casos de dictaduras militares, la agenda de una descen-
tralización en tres frentes, es una interesante sugerencia para países con prácticas autoritarias como es el caso de México.
El reciclamiento de los actores políticos (sean par- En ese contexto, conviene precisar que el sentido
tidos, organizaciones empresariales, medios de co- y objeto de la RE adquiere un sentido crucial, tanto
municación, iglesias, agentes internacionales –ONG’s, como la agenda misma de las acciones pactadas. En
gobiernos, organismos- sindicatos, entre otros) con meses recientes se hace alusión, en varios países se
cierta regularidad se observa como condicionante a hace alusión a la RE como un objetivo que permi-
una renovada institucionalidad de la democracia. Y tirá ajustar las estructuras de gobierno, acercar los
en efecto, mientras el nivel de análisis solamente se sistemas de participación a la ciudadanía y diseñar
refiera a los recursos técnicos de la administración un marco propicio para el buen funcionamiento de
pública, el manejo de los recursos, la transparen- la economía de mercado.
cia y las opciones para una práctica de la demo- La RE como recurso y herramienta de gobierno,
cracia serán lejanas. Al respecto, Guillermo O’Donell convoca a nuevos acuerdos que, una vez alcanza-
sostiene: “Las reflexiones precedentes sirven como dos en la excepcionalidad de estructuras caducas,
primeras indicación de la principal preocupación de deben propiciar el paso de renovadas fórmulas para
este texto: el escaso poder que en América Latina procesar el conflicto. El enorme desafío consiste en
tienen los gobiernos democráticamente electos y, en que son los mismos actores y operadores políticos
general, los estados, para avanzar en la democrati- los que deberán articular el escenario propicio para
zación de sus respectivos países.”26 el desarrollo de una nueva administración del poder
Cuando los gobernantes actúan en otro sentido, (es político, contando para ello con la construcción de
decir, concentrando poder y capacidad de convocato- espacios de deliberación y decisión que fortalezcan
ria), y se dirigen hacia la formulación de una nueva la capacidad de gestión de la administración públi-
Constitución27 (que legitime el nuevo arreglo social y ca, así como la posibilidad de una nueva actitud cí-
de élites), la comunidad académica internacional y los vica ciudadana.
organismos multinacionales no escatiman calificativos, Sin lugar a dudas, ese reto aparece como el prin-
para criticarlos y calificarlos como populistas. cipal riesgo y ventaja. Riesgo, por el recelo ante
26
Guillermo O’Donell, “Acerca del Estado en América Latina contemporánea: Diez tesis para discusión”, en Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo, La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Buenos Aires, PNUD, 2004, pp. 154-
155.
27
En particular los casos de Hugo Chávez (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador) y Evo Morales (Bolivia); cada uno procedió a la redacción y apro-
bación plebiscitaria de una nueva Constitución, siendo la más reciente la correspondiente a Bolivia, el 25 de noviembre de 2007. Por supuesto,
no es este el lugar para polemizar con respecto a la contribución a la democracia en la región de esos textos normativos y del procedimiento
para su aprobación. Se trata, en cambio, de resaltar la enorme contradicción analítica y académica respecto de la RE como un instrumento
de medición a priori y sin referencia alguna a la situación prevaleciente de cada sistema político. Se pide y diseñan los pasos a seguir para
darle sentido a la democracia y capacidad de conducción institucional y cuando se aplica, se acusa de autoritario al gobernante en cuestión.
En cambio las críticas menores e indulgentes a la sucesión presidencial-matrimonial en Argentina en octubre de 2007, pusieron de relieve la
aceptación de una tendencia menos contestataria a los esquemas internacionales.
28
En su obra, Los patios interiores de la democracia (Santiago de Chile, FLACSO, 1990), Norbert Lechner señala que en la reforma del Estado es
primero la reforma del ciudadano.
Aguilar, Luis F., Gobernanza y gestión pública, México, Fondo de Cultura Eco-
nómica, 2006.
Falleti, Tulia, “S’emparer du povoir ou créer du povoir? Les héritages des régi-
mes militaires dans la décentralisation en Argentine et au Brésil”, en Critique
internationale, núm. 35, abril – junio de 2007.
Lascoumes, Pierre y Patrick Le Gales, Gouverber par les instruments, París, Pres-
ses Sciences Po, 2004.
Resumen Abstract
El trabajo analiza el espacio forestal In this work, the forest space is seen
como resultado de las relaciones autori- as the result of authoritarian relations
tarias que estableció el régimen político established since the post revolutionary
mexicano posrevolucionario. La forma political regime of Mexico. The way the
como se apropia, se usa y se comercia- forest products derived from the second
lizan los productos de la segunda natu- nature are appropriated, used and put in
raleza forestal en la escala local, cuya the market in the local scale, turn out
articulación con las escalas regionales to be spaces of power when articulated
y nacionales da como resultado espa- to regional and national scales. This to-
cios de poder. Esta totalidad muestra tality shows the production of space as
la producción del espacio, en donde las part of political relations of authorita-
relaciones políticas de corte autoritario, rian type along where the scientific-te-
simultáneamente con el desarrollo cien- chnical development, and the social and
Palabras clave: democracia, autoritaris- tífico técnico, los actores económicos y economics actors, are articulated to give
mo, espacio, bosque, movimientos am- sociales se encuentran articuladas y dan sense to nature.
bientalistas geografía política. sentido a la naturaleza.
*
Universidad Nacional Autónoma de México,
Facultad de Filosofía y Letras, Circuito Inte-
rior s/n, Ciudad Universitaria, col. Copilco
Universidad, deleg. Coyoacán, México, D.F.,
c.p. 04510.
1
Al respecto consultar las obras de David Harvey: Justice, Nature and the Geography of Difference (Oxford, Blackwell, 1996) y Espacios del capital.
Hacia una geografía crítica (Madrid, Akal, 2007, pp. 225-252).
2
Milton Santos, “Espacio y método”, en Geo Crítica, Cuadernos Críticos de Geografía Humana, núm. 65, septiembre de 1986, p. 51.
3
Neil Smith, Uneven Development. Nature, Capital and the Production of Space, Oxford, Blackwell, 1984. (Versión en español: La producción de la
naturaleza, la producción del espacio, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, Sistema de Universidad
Abierta, 2006).
4
Horacio Capel, “La incidencia del hombre en la faz de la tierra, de la ecología a la ecología política o, simplemente, a la política”, en Andrés
Gutiérrez y José Manuel Naredo Pérez (coords.), La incidencia de la especie humana sobre la faz de la Tierra (1955-2005), Granada, Universidad
de Granada-Fundación César Manrique, 2005, pp. 91-136.
5
Noel Castree y Bruce Braun, “The Construction of Nature and the Nature of the Construction”, en Remakin Reality: Nature at the Millenium, Londres,
Routledge, 1998.
6
Arturo Escobar, Biodiversidad, naturaleza y cultura: localidad y globalidad en las estrategias de conservación, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, Coordinación de Humanidades, 1997.
7
Cecilia Amorós y Ana de Miguel (ed.), Teoría feminista de la Ilustración a la globalización. De la Ilustración al segundo sexo, Madrid, Minerva
Ediciones, 2005; Pierre Bourdieu, “La dominación masculina”, en Revista de Estudios de Género. La ventana, núm. 3, 1996, pp. 7-95.
8
Término utilizado por el antropólogo John Knight en “Cuando los árboles se vuelven salvajes, la desocialización de los bosques de las montañas
japonesas”, en Naturaleza y sociedad. Perspectivas antropológicas, México, Siglo Veintiuno Editores, 2001, pp. 255-276.
9
Francisco Gomezjara, Bonapartismo y lucha campesina en la Costa Grande de Guerrero, México, Posada, 1979 (Colección Ideas Políticas).
10
La tierra, ha sido tradicionalmente el elemento natural que ha sido visto de forma política, en comparación con los otros tipos de naturaleza,
y en últimos tiempos el agua está recuperando este atributo.
11
John Perlin, Historia de los bosques. El significado de la madera en el desarrollo de la civilización, Madrid, Gaia, 1999.
12
Por cierto, se contrató a una empresa holandesa para la colocación de arena en la playa, para que no disminuyera el arribo de turistas para
las vacaciones de semana santa del año 2006.
La segunda naturaleza
El geógrafo escocés Neil Smith sostiene que “la colgamos yuntas y a otros los usamos como bestias de
idea de la producción de la naturaleza es paradóji- carga. Explotamos los agudos sentidos del elefante y
ca, aun en la sociedad capitalista, hasta el punto la sagacidad del perro para nuestros propios fines. De
de parecer absurda si se juzga desde la apariencia las profundidades de la tierra extraemos el hierro tan
superficial de la naturaleza”.13 El mismo autor, en su necesario para arar el suelo.
libro Uneven Development,14 considera que el prime- Buscamos vetas profundamente enterradas de co-
ro en acuñar el concepto de segunda naturaleza fue bre, plata y oro para uso y ornamentos. Despedazamos
Cicerón hace 2000 años y cita de Natura Deorum el los árboles y utilizamos toda clase de plantas silvestres
siguiente texto que no tiene desperdicio alguno: y cultivadas para encender fuego y calentarse nuestros
cuerpos y cocinar nuestra comida, y también para cons-
Así vemos cómo la evidencia de nuestros sentidos truir techos y protegernos del calor y el frío. También
nos conduce a las invenciones de la mente, que son utilizamos esos materiales para construir barcos con los
materializadas después por la mano del artesano, para cuales navegar en todas direcciones y satisfacer todas las
satisfacer todas nuestras necesidades y proveernos de necesidades de la vida. Nosotros solos podemos domes-
hogares, seguros, y mantenernos vestidos, y para pro- ticar y controlar las fuerzas más violentas de la natura-
porcionarnos ciudades, paredes, viviendas y templos. A leza, el mar y los vientos, con nuestro conocimiento de
través de nuestras habilidades humanas, con las manos la navegación podemos disfrutar de beneficio de todas
nos abastecemos de comida en abundancia y variedad. las riquezas del mar. También hemos tomado posesión
La tierra ofrece muchos frutos para la mano que los de todos los frutos de la tierra. Las montañas y los
busca, y los frutos pueden comerse o preservarse para llanos existen para nuestro regocijo. Nuestros son los
ser consumidos después. Nos alimentamos también de ríos y los lagos. Sembramos y plantamos árboles. Ferti-
las criaturas de la tierra, del mar, del aire, a las que lizamos el suelo irrigándolo. Embalsamos los ríos para
atrapamos o criamos con ese propósito. Podemos apre- conducirlos a nuestra voluntad. Podría decirse que bus-
sar y cabalgar animales de cuatro patas y apoderarnos camos crear con nuestras manos humanas una segunda
de su velocidad y de su fuerza. En algunos de ellos naturaleza en el mundo natural”.15
13
N. Smith, La producción de la naturaleza … op. cit..
14
Ibid., Uneven Development… op.cit., p.13.
15
Ibid., pp. 30-31.
16
Beatriz Guillen Albores, “Ambiente y Cultura Lacustre en la Historia del Alto Lerma Mexiquense”, en Brigitte Boehm Schoendube, Juan Manuel
Durán Juárez y Martín Sánchez Rodríguez (coords.) Los estudios del agua en la cuenca Lerma-Chapala-Santiago, Guadalajara, Jalisco, El Colegio
de Michoacán, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, 2002, pp. 49-69.
Lo que se ha observado a lo largo de la historia dica le llamamos propiedad privada. Ello generó una
es que la naturaleza ha sido aprovechada de manera serie de resistencias por los usos diferentes a los del
constante por las sociedades que la apropian, pero grupo hegemónico, lo que ha sido evidenciado en
con el desarrollo de las fuerzas productivas también el estudio realizado por Ayala19 donde claramente
se ha estructurado un régimen político y jurídico que se manifiestan las pugnas entre grupos antagónicos
estableció la propiedad de la naturaleza y con ello el durante la Colonia. Poco a poco también queda cla-
uso al que se debía destinar. A esta apropiación jurí- ro que estaba realizándose una apropiación, aquella
17
María de la Luz Ayala, “La pugna por el uso y la propiedad de los montes y bosques novohispanos”, en Bernardo García Martínez (coord.), Es-
tudios sobre historia y ambiente en América I: Argentina, Bolivia, México, Paraguay, Vol. I, México, El Colegio de México, Instituto Panamericano
de Geografía e Historia. 1999, pp. 75-92., pp. 75-92.
18
Leticia Reina, Las rebeliones campesinas en México (1819-1906), México, Siglo Veintiuno Editores, 1998, p. II.
19
M. Ayala, op. cit.
20
Silvia Bofill Poch, El bosque político: los avatares de la construcción de una comunidad modelo, San Juan Nuevo, Michoacán, 1981-2001, Mi-
choacán, El Colegio de Michoacán, Universitat de Barcelona, 2005, p. 374.
21
Laura Lima Muñiz, Sierra de Agua historia de una comunidad veracruzana, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, 1991,
p. 108.
Como se ha señalado, la Revolución mexicana dio (PRI). Por conflictos internos de los triunfadores de
origen a un nuevo régimen político y, a su vez, a un la Revolución mexicana, se constituyó en ma-
partido político que detentaría el poder durante más yo de 1933 la Confederación Campesina Mexicana
de 70 años. Aquí se propone incorporar el concepto (CCM) conformada por el agrarismo moderado que
de espacio al proceso de esta formación política. En se había separado del agrarismo radical del exgo-
tanto que se ha caracterizado a este régimen como bernador de Veracruz Adalberto Tejeda. Cinco años
presidencialista, autoritario, corporativo y cliente- después Lázaro Cárdenas, entonces presidente de la
lar, ¿ello cómo se traduce en términos espaciales? República, organizó al sector campesino en la Con-
El presidencialismo indica el ejercicio de un po- federación Nacional Campesina (CNC).23 El 28 de
der casi omnipresente. Los poderes legislativo y agosto de 1938, aunque ya desde 1935 el general
judicial casi siempre están subordinados a sus de- Cárdenas había:
cisiones. Además, en todos y cada uno de los es-
pacios políticos la institución presidencial decide, (…) creado un decreto sobre la necesidad de or-
define, establece y, en consecuencia, ejecuta sus ganizar ligas de comunidades agrarias en cada estado
decisiones. Para ello el presidencialismo instauró de la República; las ligas locales servirían de base para
una estructura política, jurídica y militar del te- la creación de una gran central campesina nacional y
rritorio. Respecto al sentido de la naturaleza, el directamente el PNR, no la CCM, recibió en encomienda
poder queda determinado en el Artículo 27 cons- la tarea ... si alguien habría de concentrar poder sería
titucional en su fracción XIII refiriéndose al presi- la presidencia y nadie más.24
dente de la República como la suprema autoridad
agraria. Condición que reitera el Artículo octavo de Este hecho marcó el rumbo presidencialista y
la Ley Federal de Reforma Agraria el cual confiere al corporativo en el espacio rural. Una red de poder
primer mandatario una serie de poderes. Para este que articuló la escala local con las regionales y
caso, interesa uno en particular, el referente a la nacionales, lo que permitió no sólo el control del
materia de expropiaciones, que sólo pueden llevar- sector campesino sino también el uso de la na-
se a cabo por causa de utilidad pública y mediante turaleza en el sentido de cómo debería integrarse
indemnización.22 Este ha sido, sin lugar a dudas, al desarrollo ‘nacional’ o, más explícitamente, de
uno de los elementos más aducidos en la produc- qué manera debería incorporarse en el desarrollo
ción espacial y en la transformación de la naturale- del capitalismo y en la consolidación del régimen
za y, para los núcleos agrarios, de las experiencias político. En consecuencia, la forma de uso y apro-
más negativas con el poder en México. piación son también resultado de la lucha política
En la estructura política del régimen partidis- por el poder. Ello marca gran tensión en el espa-
ta primero encontramos la constitución del Parti- cio local, el núcleo agrario que se encuentra en un
do Nacional Revolucionario (PNR), posteriormente discurso de justicia social, al mismo tiempo está
la del Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y, en las relaciones jerarquizadas y centralizadas, es
finalmente, al Partido Revolucionario Institucional decir, autoritarias.
22
Jorge Carpizo, El presidencialismo Mexicano, México, Siglo Veintiuno Editores, 2002, pp. 154-156.
23
Además de que separó al sector campesino del obrero para poder manejar al campesinado.
24
Héctor Aguilar Camin y Lorenzo Meyer, A la sombra de la Revolución mexicana, México, Cal y Arena, 1990, p.169.
25
Entre los beneficiarios, Gómezjara, (op.cit.) identifica a Pascual Ortiz Rubio, Castrejón, Emilio Azcárraga y los ministros de Guerra y Obras
Públicas, Joaquín Amaro y Juan Andrew Almazán, respectivamente.
26
Es larga la lista de este proceso que permitió la consolidación de este modelo en términos espaciales, baste mencionar a Acapulco (1931-
1932) y a Ciudad Satélite (1956), así como a las grandes obras de irrigación para la agricultura comercial en detrimento de la agricultura
campesina y a las construcciones de grandes obras de infraestructura como presas para generar energía eléctrica para las ciudades, como es el
caso del sistema Ixtapatongo posterior Miguel Alemán (1946) o la presa Miguel Alemán en la Cuenca del Papaloapan (1951), ejemplos ambas del
impacto e influencia del político-empresario más prominente de los primeros años del régimen político posrevolucionario en México y maestro
de Carlos Hank y otros.
27
Leticia Merino (Conservación o deterioro. El impacto de las políticas públicas en las instituciones comunitarias y en los usos de los bosques en
México, México, SEMARNAT-INE-CCMSS, 2004) recurrió a cuatro temporalidades en las políticas forestales que yo recupero en mi propuesta. Exis-
ten, sin embargo, dos diferencias fundamentales entre nosotras: una de ellas es que yo asocio los modelos de política económica desarrolladas
por el gobierno mexicano además de que se le incorpora el régimen establecido, el autoritarismo. Por eso lo que ella define como un periodo de
impulso a la silvicultura comunitaria para mí forma parte del modelo neoliberal que se venía gestando desde el sexenio de Miguel de la Madrid,
en donde se pretendía el fortalecimiento de lo local porque pronto se establecería la globalización y la competencia, entonces, sería brutal.
28
Tanto las innovaciones tecnológicas como las políticas públicas serán abordadas de manera secundaria. Aunque se reconoce como la voz del
poder, se considera que estas responderán de manera general al modelo económico en cuestión, y va más por una vertiente administrativa mien-
tras que el interés principal es desarrollar la esfera de lo político. Otro elemento patente, pero que no es el foco de atención, es el elemento
indígena que, si bien está presente y se tendrá una lectura particular para identificar las especificidades dentro de la estructura de poder, no es
tampoco el objetivo de este trabajo.
29
Guillermo O’Donnell, Transiciones desde un gobierno autoritario, Buenos Aires, Paidós, 1994, p. 296.
Autoritarismo agrarista
Un breve ejercicio con estos supuestos lo encon- Simonian señala sobre el establecimiento de los
tramos en las zonas boscosas que fueron dotadas parques nacionales, bajo la administración de Cárdenas,
como núcleos agrarios en las décadas de los veinte con mayor frecuencia los criterios eran las vistas pano-
y los treinta del siglo XX. Para el caso de los bosques rámicas, el potencial recreativo y con menor frecuencia
se encuentran, por ejemplo, dotaciones en áreas fo- el valor ecológico. Los parques incluyeron en muy con-
restales y simultáneamente decretos de conserva- tadas ocasiones la totalidad de los ecosistemas, [...]
ción. El Cofre de Perote es uno de ellos. la tala de madera quedó excluida de los parques nacio-
Con este tipo de políticas de reparto agrario y nales. La pieza clave del sistema de parques eran los
conservación, se colocaba a los usufructuarios en un bosques de coníferas de las zonas altas de la meseta
gran dilema. En caso de cortar árboles, se les iden- central [...] En las reservas, ni las personas ni los gru-
tificaba como infractores de la ley, al mismo tiempo pos podían talar árboles sin autorización de la agencia
que al encarecer el recurso aumentaba su precio lo ambiental federal. Los mexicanos enfrentaron el desafío
cual redundaba en mayores presiones. Si bien al pa- de administrar los parques [en tanto que] generalmente
recer el daño sobre los bosques no fue significativo, incluían zonas cuya propiedad no era del gobierno.30
la experiencia pone en evidencia las contradicciones
del manejo forestal. Esto muestra una contradicción no resuelta. Lo
Fue a partir de los años cuarenta cuando se es- que se está manifestando en el uso y apropiación
tableció el modelo de desarrollo urbano industrial del recurso silvícola, resulta un caos de la que sa-
de sustitución de importaciones y es cuando la pre- can ventaja los rapamontes, como se les denomina-
sión sobre el recurso silvícola se convierte en un ba entonces, las autoridades corruptas y los dueños
verdadero problema. Lo que nos muestra una con- de los aserraderos entre otros. Por otro lado, debe
tradicción que sólo se explica con una lectura polí- considerarse seriamente el desconocimiento de uso
tica. Por un lado dar a los campesinos tierra y por y manejo de la naturaleza de algunos núcleos agra-
otro cumplir los planteamientos ecologistas. Son rios, en el sentido de que fueron trasladados duran-
tensiones entre usos diferentes, el de los deman- te el momento del reparto de tierras. No es un afán
dantes de suelo y el de los primeros grupos conser- conservacionista lo que se encuentra, es un desco-
vacionistas. nocimiento del manejo forestal.
30
Emmanuel Raufflet, Las paradojas del manejo forestal. La experiencia de Tlalmanalco, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapala-
pa, Plaza y Valdés, 2005, p. 86.
El gobierno impulsó una participación racional, tre campesinos e ingenieros eran altamente jerar-
científica y empresarial de los bosques bajo la égi- quizadas.
da del capitalismo de sustitución de importaciones. Así, se tiene que, aunque por ley los usufructua-
Modelo que inició con la llegada al poder del presi- rios son los ejidos y las comunidades, éstos no te-
dente Manuel Ávila Camacho (1940-1946) y se esta- nían derecho a su uso y quienes podrían aprovechar
bleció frente a lo que consideraba irracionalidad de este recurso eran las empresas creadas formalmen-
los usufructuarios. te por el gobierno en turno, por lo que coincidimos
La Ley Forestal de 1940, estableció concesiones plenamente con lo que sustenta Neil Smith respecto
a favor de grandes empresas denominadas Unida- a la naturaleza:
des Industriales de Explotación Forestal(UIEF). Cabe
mencionar, una vez más, la forma autoritaria en que El problema es que con el desarrollo de las clases so-
fue impuesta esta ley según la cual los usufructua- ciales, el acceso a la naturaleza se da de manera desigual
rios sólo debían vender la madera a estas empresas (tanto cualitativamente como cuantitativamente) de
concesionarias, al mismo tiempo que veían limitada acuerdo con la clase. La clase dominante, sea o no que
su participación en el sentido de sus recursos. Los controle directamente los medios de producción, induda-
pagos por el uso del bosque, en este caso el corte blemente controla el excedente apropiado de la naturale-
de madera, eran depositados en un fondo del Depar- za a través del trabajo humano de otros, mientras la clase
tamento Agrario. Por lo que se burocratizó y se cen- trabajadora utiliza los medios de producción. Con la pro-
tralizó el acceso a los recursos de los usufructuarios piedad de la tierra, el acceso desigual a la naturaleza se
formales que no reales. presenta en una forma aparente, y únicamente adquiere
Raufflet analizó el caso de la explotación en Tlal- una dimensión espacial lo suficientemente visible con la
manalco en este periodo, y sostiene que el gobierno separación entre la ciudad y campo.34
no despojó a los ejidos de las zonas forestales. Pero
“al establecer un régimen de colaboración forzada, Con ello se puede comprender por qué para anali-
restringió considerablemente el acceso del ejido a zar a veces la condición de la naturaleza en un lugar
los beneficios económicos de su manejo”.31 Al mis- determinado, está relacionado estrechamente con la
mo tiempo que con el decreto de 1947 32 se esta- demanda, las necesidades o la influencia de otras
bleció un monopolio oficial que formalmente obligó escalas. No resulta suficiente observar los factores
a los ejidos a vender su madera a la Compañía San locales para comprender las condiciones de la natu-
Rafael, exclusivamente, de acuerdo con los términos raleza. En este mismo sentido, al final de este perio-
establecidos por la Secretaría de Agricultura.33 De do también encontramos nuevos usos de la natura-
este modo se colocaba en la ilegalidad otros usos leza. El desarrollo científico técnico de las empresas
llevados a cabo por los usufructuarios. El mismo au- farmacéuticas les permitió generar medicamentos
tor sustenta que además los ingenieros forestales además de que el régimen autoritario facilitaba esa
nunca incorporaron a los campesinos a un sistema apropiación, Gomezjara en 1977 escribió sobre los
de enseñanza aprendizaje, porque las relaciones en- bosques de Guerrero:
31
Ibid., p. 91.
32
Durante el gobierno de Miguel Alemán Valdés.
33
E. Raufflet, op. cit.
34
N. Smith, Uneven Development… op.cit., p. 25.
35
F. Gómezjara, op.cit., p. 175.
36
Idem.
37
Idem.
38
Graciela Flores Lúa, Luisa Paré y Sergio Sarmiento, Las voces del campo movimiento campesino y política agraria. 1976-1984, México,
Siglo Veintiuno Editores, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Sociales, 1988.
39
Héctor Robles y Luciano Concheiro, Entre las fábulas y la realidad, los ejidos y las comunidades con población indígena, México, Universidad
Autónoma Metropolitana-Xochimilco, 2004.
El autoritarismo neoliberal
Esta etapa se inicia a partir de 1982; se impone turística, recreativa o de ocio, como abastecedores de
un discurso neoliberal, de competitividad, eficien- tierra, agua, e insumos para la industria farmacéutica
cia, productividad, flexibilidad, éxito, entre otros, y servicios ambientales, por ejemplo.
en que el Estado tiene por objetivo el abandono de Esta última etapa es de gran riqueza para el aná-
cierto sectores (social y económico) al mismo tiem- lisis, el discurso ecologista y ambientalista se en-
po que facilita la intervención del capital en aque- cuentra sólidamente incorporado a la sociedad civil,
llos espacios de la economía que tenían límites, tal las visiones catastrofistas de lo que el hombre ha
es el caso del ejido y los bienes comunales. Las mo- hecho con la naturaleza es conversación frecuente,
dificaciones al artículo 27 constitucional en 1992 se reparten culpas por igual.40 La naturaleza prísti-
responden a esta lógica, en donde la naturaleza ro- na regresa en algunos discursos, ya como horizonte
mántica no es ajena a ello, ya que puede ser inte- ya como objetivo científico, mercadotécnico o como
grada a circuitos económicos del capital sin grandes añoranza, así como en las campañas publicitarias,
transformaciones materiales, pero sí de sentido. las luchas por el sentido de la naturaleza son llama-
Es en este contexto que se debilitó aún más a los das ecologistas o ambientalistas, se les denomina
núcleos agrarios, en relación con otros actores del apolíticas, pareciera que lo político las contaminará,
espacio rural, los grandes empresarios que pretenden así se refuerza la antípoda sociedad (política)-natu-
una naturaleza de corte hegemónico, en donde una raleza. Aquí se puede asociar una visión humanista,
vez más la naturaleza debe ser producida bajo otras lo que refuerza la idea apolítica, de la naturaleza.
condiciones, pero con el mismo objetivo la ganancia. No obstante, se establecen políticas impulsadas
Ahora los bosques son estratégicos por su capacidad no sólo por el Estado sino por organismos interna-
40
Con el calentamiento global, pareciera que todas las sociedades fuéramos igualmente responsables de esta situación. Sólo una anotación al
margen: la explosión de la bomba atómica, además de matar a 90,000 personas en dos horas, elevó la temperatura 300 grados Celsius en una
millonésima de segundo y una onda expansiva de 6 mil grados de calor carbonizó los árboles a 120 kilómetros de distancia. Ni qué decir de la
bomba de nitrógeno arrojada por los mismos Estados Unidos en el archipiélago de las Islas Marshall el 1 de noviembre de 1952. Vid., José María
Pérez Gay, La supremacía de los abismos, México, La Jornada Ediciones, 2006.
41
Ostrom en L. Merino Pérez, op. cit.
No podemos dejar de considerar algunas situacio- del capital turístico, recreativo, farmacéutico y de
nes que se encuentran relacionadas estrechamente servicios ambientales que demanda mayores trans-
con esta esfera de lo político, el espacio y la natu- formaciones espaciales, muchas de ellas materiales
raleza, la tensión en su proceso de producción, pe- (construcción de megaproyectos: presas, aeropuer-
ro no como una perversión sino como un elemento tos, puertos, zonas turísticas, recreativas, comerciales,
constitutivo de la segunda naturaleza, cuando esta deportivas), otras de uso (agua profundas y super-
tensión se transforma en conflicto evidencia su atri- ficiales, playas, bosques, selvas, fondo submarino,
buto político, a pesar de denominarse ambientalis- espectro) y de propiedad (para turismo de aventura,
tas o ecologistas (vale decir que el discurso oficial ecológico, cultural, folklórico), entre otros. En todo
estigmatiza este atributo y alerta la politización del caso esto plantea desplazamientos, despojos espa-
problema). ciales y una alta fragmentación del territorio42 de
Siguiendo la línea argumental de la naturaleza ahí la importancia de la escala local, el lugar.
producida bajo relaciones de poder por diversos ac- De la segunda es necesario hacer algunas consi-
tores, observamos que el régimen político mexicano deraciones a pesar de la existencia de un régimen
ha presentado transformaciones, la más evidente ha autoritario. Siempre ha existido inconformidad en
sido la electoral, al ganar un partido diferente al el uso hegemónico de la naturaleza, aunque conta-
PRI; no obstante, esto no generó una transforma- ba con legitimidad en un principio ésta se fue ago-
ción sustantiva de la esfera política, sin negar algu- tando con la conducta asumida por los gobierno en
nos cambios. turno desde Manuel Ávila Camacho. Si bien lo que
Pero en términos generales, en el espacio rural no existía en términos más evidentes era una orga-
se ha mantenido la estructura de poder en términos nización, una alternativa a esa situación, como lo
muy similares, el clientelismo, el autoritarismo, el sugieren los estudios sobre la transición desde re-
presidencialismo, al mismo tiempo que se ha man- gímenes autoritarios43, es decir no sólo se deja de
tenido el discurso neoliberal ya instaurado desde los tener legitimidad también en necesarios construir
años ochenta. alternativas para dar el paso hacia la democracia.
Entonces, ¿qué es lo que ha cambiado en el es- Este es el largo camino recorrido al que han con-
pacio rural? Desde esta perspectiva dos elementos tribuido actores desde diversas esferas, no sólo lo
estructurales presentan la transformación: uno en electoral, como nos quieren hacer creer. También
la esfera de lo político y uno más en la esfera de lo pasa por los partidos, así como la poco analizada vi-
económico que se articulan y dan explicación a es- da cotidiana que parece no importante e intrascen-
tas movilizaciones: dente por inmediata en la producción del espacio, la
• La necesidad del capital de un uso diferente al de la naturaleza, el locus de la vida.
que se venía utilizando de la naturaleza, en una La incipiente democratización de un México que
lógica de compresión espacio-temporal. alza la voz, deja de intimidarse con el poder, sale y
• Una democratización real, participativa, auténti- reclama derechos, -algunos ‘apolíticos’ (ecologistas y
ca desde abajo, en las localidades. ambientalistas)- por el patrimonio intangible y el tan-
De la primera, ya se ha abordado la necesidad gible, es un desplazamiento hacia lo ‘apartidista’, que
42
David Harvey, El nuevo imperialismo, Madrid, Editorial Akal, 2003, pp. 111-140.
43
Adam Przeworski, “Algunos problemas en el estudio de la transición hacia la democracia”, en Guillermo O’Donnell, Philippe Schmitter y Lau-
rence Whitehead (coords), Transiciones desde un gobierno autoritario, Buenos Aires, Paidós, 1994, pp. 79-135.
44
S. Bofill, op.cit., pp. 263 – 264.
45
Idem.
Es bien conocida la lectura neolmalthusiana de la tuales y futuros, así como las posibles salidas en un
presión de la población sobre los recursos; como lo régimen democrático o autoritario. La democracia
sostiene Escobar,46 cuando se menciona la “sobreex- es un concepto que también se vive. Traspasa las
plotación” de los recursos como una de sus causas, mínimas decisiones, la vida cotidiana, las relaciones
rara vez se explora en detalle qué la propicia y quién entre los hombres y mujeres reales en su espacio,
se beneficia con ella. incluida la naturaleza.
Siempre han existido conflictos por uso, apropia- Bajo el modelo capitalista observamos conflic-
ción, sentido de la naturaleza. Antes fueron guerras tos que son sustantivos a los modelos de acumula-
por recursos, generalmente entre Estados naciona- ción que establecen formas nuevas de apropiación
les. Ahora en un contexto de globalización, el neo- y uso de la naturaleza, lo que enfrenta usos ante-
liberalismo opera de manera espacial altamente se- riores. Ello plantea tensiones permanentes, pero las
lectiva sobre la naturaleza y la tensión se identifica formas como se resuelvan quedan enmarcadas bajo
entre los núcleos agrarios (que es la organización el régimen político en cuestión. Por lo tanto, la de-
agraria de México) y los actores hegemónicos casi mocracia, el autoritarismo o el totalitarismo, como
siempre representados por sectores del gobierno en regímenes políticos van más allá de lo electoral. La
cuestión. Estos actúan a favor del capitalismo glo- forma de apropiación de la naturaleza también nos
bal, constituido por empresas constructoras, turís- permite identificar el modo de dominación política
ticas, de entretenimiento y tiempo libre, de control en un determinado país y puede dar elementos con-
de agua, farmacéuticas, entre las más dinámicas. cretos de ejercicio ciudadano.
En ese sentido, si observamos a la naturaleza
como una producción social, constituyente de un
proceso de producción espacial bajo un capitalismo
neoliberal, tenemos más elementos para compren- Recibido el 1° de abril del 2008
der la condición de la naturaleza, los conflictos ac- Aceptado el 14 de junio del 2008
46
A. Escobar, op.cit.
Boehm Schoendube, Brigitte, Juan Manuel Durán Juárez y Martín Sánchez Ro-
dríguez (coords.) Los estudios del agua en la cuenca Lerma-Chapala-Santiago,
Guadalajara, Jalisco, El Colegio de Michoacán, Centro Universitario de Ciencias
Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, 2002.
Bofill Poch, Sílvia, Bosque Político. Los avatares de la construcción de una co-
munidad modelo San Juan Nuevo, Michoacán. 1981-2001, México, El Colegio de
Michoacán, Universitat de Barcelona, 2005.
Castree, Noel y Bruce Braun (eds.), Remakin Reality: Nature at the Millenium,
Londres, Routledge, 1998.
Flores Lúa, Graciela, Luisa Paré y Sergio Sarmiento, Las voces del campo movi-
miento campesino y política agraria. 1976-1984, México. Siglo Veintiuno Edi-
tores, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Sociales, 1988.
García Martínez, Bernardo, Alba González Jácome y María del Rosario Prieto, Es-
tudios sobre historia y ambiente en América, México, El Colegio de México, Insti-
tuto Panamericano de Geografía e Historia, 1999.
—————, Espacios del capital. Hacia una geografía crítica, Madrid, Ediciones
Akal, 2007.
Lugo Hubp, José, La superficie de la tierra II. Procesos catastróficos, mapas, el relie-
ve mexicano. México, Fondo de Cultura Económica, 1995 (La Ciencia para Todos).
Pérez Gay, José María, La supremacía de los abismos, México, La Jornada Edi-
ciones, 2006.
Ramírez Ramírez, María Isabel, Margarita Jiménez Cruz y Anuar Iram Martínez
Pacheco, “Estructura y densidad de la red de caminos en la reserva dela Bios-
fera Mariposa Monarca”, en Investigaciones Geográficas. Boletín de Instituto de
Geografía, núm. 57, 2005.
Robles, Héctor y Luciano Concheiro, Entre las fábulas y la realidad, los ejidos
y las comunidades con población indígena, México, Universidad Autónoma Me-
tropolitana-Xochimilco, 2004.
Resumen Abstract
Con base en experiencias organizativas With base of the study of historical ex-
de trascendencia histórica, este artículo periences of collective action, this arti-
se propone hacer una aproximación a la cle makes an approach to the nature and
naturaleza y alcance de la movilización reaches of the citizen mobilization in
ciudadana frente a la problemática am- order to solve the environmental proble-
biental en México. Asimismo, alude a la ms. It alludes to the instrumentation of
instrumentación de vías alternativas de alternative routes of participation that
participación que buscan promover un they look for to promote a suitable and
uso ambientalmente adecuado y equita- environmentally equitable use of the
tivo de los recursos naturales y enfatiza natural resources, and emphasizes the
el aporte de un tipo específico de orga- contribution of a specific type of citizen
nización ciudadana frente a un escenario organization forehead to a scene of en-
de crisis ambiental y civilizatoria. Espe- vironmental and civilizatory crisis. Spe-
cíficamente, se hace referencia al Foro cifically it makes reference to the Forum
Internacional en Defensa del Agua, al Tri- International in Defense of the Water, to
bunal Latinoamericano del Agua y a las the Latin American Court of the Water and
Palabras clave: movimientos sociales, expresiones ambientalistas que tuvieron to the environmentalist expressions that
medio ambiente, recursos naturales y lugar durante La Otra Campaña, eventos took place during the Other Campaign,
democracia. ocurridos en el año 2006. events happened in 2006.
*
Centro de Investigaciones y Estudios Su-
periores en Antropología Social, Morelos Ote.
1031, Col. Centro, Monterrey, Nuevo León, CP
64000, TEL. 83 42 75 82
C
uando se habla de la participación social en te- ros y consejos ciudadanos). No obstante, estos ca-
mas medioambientales, regularmente se remite nales han funcionado fundamentalmente para ava-
a las iniciativas oficiales que buscan promover en lar las medidas gubernamentales y para mantener la
los ciudadanos el cuidado de la naturaleza. No obs- gobernabilidad restringido la participación plural de
tante, a través de la incorporación activa de la so- intereses en las tomas de decisión.1
ciedad o sectores de ella, se ha trascendido hacia el Esta situación no es privativa de México. A ni-
logro de objetivos más amplios y de especial reper- vel global y bajo condiciones semejantes de repre-
cusión en términos sociales. Este es el caso de los sentatividad, se ha formado un amplio movimiento
derechos construidos históricamente en torno al uso cultural que paulatinamente ha conseguido definir-
y acceso de los recursos del medio ambiente, cuya se como uno de los principales agentes de la pre-
formalización no podría explicarse sin la interven- servación del hábitat. En virtud de la intervención
ción directa de la sociedad. Una situación semejan- activa de la sociedad sen han logrado avances sig-
te sucede en el debate acerca de los recursos tanto nificativos en la construcción de una nueva cultura
materiales como intangibles de apropiación colecti- ambiental. Es así que el ambientalismo que compro-
va (que la literatura de habla inglesa denomina the metía la presencia humana en aras de la preserva-
commons o bienes comunes), cuya reivindicación ha ción de la naturaleza está siendo desplazado por la
sido uno de los principales propósitos de gran parte común percepción de que el cuidado del hábitat es
de las acciones emprendidas por la ciudadanía. De una condición sine qua non de los procesos sociales
esta forma, derechos y reivindicaciones son algunos y, por ende, que el fin último de la preservación es
de los rasgos que caracterizan a parte del amplio el ser humano. Esta es, quizá, una de las principales
movimiento cultural que busca incidir en la solución transformaciones ocurridas en el seno de las políti-
de los problemas ambientales. cas ambientales y de las corrientes de pensamiento
En México, existen canales promotores de la par- promotoras de una racionalidad diferente en el uso
ticipación institucionalizada de la sociedad en las de los recursos naturales.2 Los movimientos socia-
decisiones de política pública, acotados fundamen- les y los lineamientos oficiales, fijados fundamental-
talmente en el Artículo 26 constitucional; en los li- mente por las Naciones Unidas en este rubro, parten
neamientos de política internacional a los que se ha de que el cuidado de la naturaleza es al mismo tiem-
sumado México, así como en las legislaciones nacio- po responsabilidad, derecho y condición de la propia
nales en las que se incluye la Ley General de Planea- preservación humana.
ción y la Ley General del Equilibrio Ecológico y Pro- En la construcción de esta percepción, ha contri-
tección al Ambiente, o bien a través de instancias ex buido la cada vez más amplia difusión de las condi-
profeso establecidas por la Secretaría de Medio Am- ciones por la que atraviesa el planeta en términos
biente y Recursos Naturales y sus dependencias (fo- ambientales. Pero, sobre todo, ha influido la valora-
1
Véanse las referencias a estos ordenamientos legales en la bibliografía.
2
La Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, que emanó de la Primera Cumbre de la Tierra en 1992, proclamó como uno de sus
principios que “los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible [y] tienen derecho a
una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza”. A partir de ese momento los programas, balances y proyectos relacionados con
el medio ambiente a nivel mundial han modificado de manera sensible su discurso al aceptar plenamente la responsabilidad de los factores
antropogénicos en los procesos de degradación, pero también han centrado su objetivo en preservar las condiciones de habitabilidad humana
en el planeta. Vid. ECOSOC, Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, 2004, en <http://www.un.org/esa/sustdev/documents/agen-
da21/spanish/riodeclaration.htm>.
La perspectiva analítica
Desde el punto de vista analítico, la participa- Dentro la perspectiva sociológica hay dos ángu-
ción organizada de la sociedad está asociada a las los en los que el análisis de la participación social
múltiples facetas en las que se desarrolla la activi- concurre de manera sistemática. Por un lado, es-
dad humana, pues obedece precisamente a su carác- ta participación se origina en la producción huma-
ter gregario. Dada esta transversalidad, la participa- na de sentido, es decir, en el conocimiento como
ción social remite a una variedad de factores con- una construcción social por definición. Por otro, una
dicionantes y formas de expresión, que van desde parte de este conocimiento ha derivado en el ámbi-
los meramente subjetivos, como sería el perfil indi- to organizativo en arreglos sociales que, entre otras
vidual de quienes participan, cómo y porqué, hasta expresiones, se ha traducido en la estructuración ju-
los factores sociales e históricos, en los que están rídica y política propia de las democracias actuales,
involucrados los mecanismos organizacionales, for- las cuales constituyen el fenómeno político-organi-
males e informales que dan marco a la interacción zativo de más larga trayectoria dentro del proceso
individuo y sociedad. civilizatorio moderno.
3
Aquí se da por sentada la riqueza del pensamiento antiguo griego, pues se hace referencia estrictamente a la perspectiva sociológica. Vid.
Emile Durkheim, El suicidio, Madrid, Ariel, 1989.
4
Alfred Schutz y Thomas Luckmann, Las estructuras del mundo de la vida, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1977, p. 72.
5
Peter Berger y Thomas Luckmann, La construcción social de la realidad, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1998, p. 87.
6
Armando Cisneros Sosa, Crítica de los movimientos sociales; debate sobre la modernidad, la democracia y la igualdad social, México, Editorial
Porrúa, Universidad Autónoma Metropolitana, 2001, pp. 139-244.
7
Charles Tilly et al., El siglo rebelde, Zaragoza, Prensa Universitaria de Zaragoza, 1997, p. 325.
8
Ibid., p. 344.
9
Ibid., p. 345.
Aunque las acciones colectivas frente a los pro- Como ejemplo están las numerosas experiencias
blemas ambientales se ubican en la historia reciente en Internet que dan cuenta de la amplia importan-
del país, constituyen el resultado de un proceso de cia que han cobrado las redes de acción colectiva
maduración que inició décadas atrás y que está rela- emprendidas alrededor de los temas del medio am-
cionado con las alternativas de participación ciuda- biente. El sitio web denominado Redes verdes, cuya
dana en los años ochenta. A partir de este momento, organización, según lo indica la propia página, está
dio comienzo una nueva etapa en acción organizada dirigida a promover la comunicación, información,
de la ciudadanía en México. La sustitución del deno- vinculación y promoción de personas y organismos
minado Estado de bienestar por uno de orientación relacionados con el medio ambiente y la sustenta-
neoliberal, dirigido fundamentalmente a retirarle al bilidad en México (patrocinado, entre otros, por el
Estado su función como agente económico y regu- Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo),
lador de la economía, generó cambios organizativos registra alrededor de 1500 organizaciones.11 La red
de diversa índole. La creciente complejidad admi- incluye asociaciones civiles no lucrativas, asociacio-
nistrativa y la tendencia a reducir el aparato buro- nes de productores rurales, consultorías, empresas
crático, dieron lugar a la conformación de redes de turísticas, etc., las cuales actúan como mediadoras
colaboración horizontales que debieron constituirse de la gestión de los recursos o como promotoras de
en canales de intermediación necesarios para acce- actividades asociadas con el cuidado de la natura-
der a los apoyos financieros gubernamentales o de leza. Otra red que opera en México con plataforma
organismos internacionales. Con un propósito seme- en Internet es la Unión de Grupos Ambientalistas,
jante, se incrementó la participación de las orga- que registra alrededor de 33 organizaciones civiles,
nizaciones civiles o no gubernamentales.10 Pero, al además de miembros de diversos consejos ciudada-
mismo tiempo, empezaron a configurarse acciones nos del agua correspondientes a distintas entidades
colectivas de resistencia como expresión del des- federativas, así como de instituciones académicas.12
ajuste social que generaron los llamados cambios Organizaciones de esta índole se multiplican a lo
estructurales. largo y ancho del país formando grupos de redes.
En el ámbito de los recursos naturales, este pro- Una orientación específica proviene de un tipo de
ceso ha sido de una gran complejidad pues, a la vez organización ciudadana cuyos principios y estrate-
que se han conformado organizaciones de produc- gias de acción tienen por móvil principal la conser-
tores para acceder a programas de financiamiento vación mediante la eliminación de políticas econó-
público que apoyan la sustentabilidad, simultánea- micas neoliberales. Como se mencionó, estas agru-
mente pueden estar llevando a cabo luchas reivindica- paciones no excluyen entre sus fines los objetivos
torias relacionadas con la propiedad de los recursos referidos arriba, pero fundamentalmente provienen
naturales locales; o, en su caso, se han organizado de acciones colectivas de resistencia.
asociaciones civiles con el fin de promover la con- Este tipo de expresiones está relacionada con la
servación de la naturaleza o contribuir en su mane- movilización social detonada por las políticas neo-
jo, entre una diversidad de propósitos. liberales por una razón fundamental: la abierta con-
10
Dirk Messner, “Del Estado céntrico a la ´sociedad de redes´. Nuevas exigencias a la coordinación social”, en Nobert Lechner et al. (coords.),
Reforma del Estado y coordinación social, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Sociales, Plaza y Valdés Edi-
tores, 1999, pp. 77-121.
11
Vid. la página web de las Redes Verdes, en <http://www.redesverdes.com>
12
Vid. la página web de la Unión de Grupos Ambientalistas, en <http://www.union.org.mx/actividades/red_agua.html>
13
Vid. Hubert C. de Gramont, Neoliberalismo y organización en el campo mexicano, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Plaza y
Valdez, 1996.
14
Patricia Dávila Valero, “Represión a estudiantes que impugnaron a Minera San Xavier”, en Proceso, 3 de mayo de 2007, disponible en línea
en <www.proceso.com.mx/noticia.html?sec=2&nta=50301>
15
COMDA, Conferencia de los organizadores del Foro Internacional del Agua, Ciudad de México, 17 de marzo de 2006, en <http://www.radiomun-
doreal.fm/rmr/?q=es/node/8939> Vid. también la página web de COMDA: <http://www.comda.org.mx/>
16
Enrique Provencio, Desarrollo sustentable, perspectiva conceptual, ponencia presentada en el Diplomado Medio Ambiente y Sociedad. Nuevos
desafíos para la Sustentabilidad llevada a cabo en Torreón, Coahuila, el 22 de septiembre de 2006.
17
Miguel Ángel Ferrari, “IV Foro Mundial del Agua, claro como el agua”, en Ecoportal.Net, 15 de febrero de 2006, disponible en línea en <http://
www.ecoportal.net/content/view/full/56622>
18
CNA, El Proceso Regional del IV Foro Mundial del Agua, México, 2006, pp. 12-13, en <http://www.worldwaterforum4.org.mx/files/Proceso%2
0Regional%20061106.pdl>
19
Ibid., p. 38. En el caso de México, las participaciones fueron organizadas a través de la Comisión Nacional del Agua que aprobó la presentación
de acciones locales “exitosas” en el país, aunque no exclusivamente. En algunos casos, las oficinas de la propia Comisión organizaron el material
y dispusieron los mecanismos para la presentación de los casos.
20
COMDA, op. cit.
21
CNA. Resumen de actividades del IV Foro Mundial del Agua, México, 2006, p. 4, en <http://www.worldwaterforum4.org.mx/files/RESUMEN–
DE–ACTIVIDADESspa.pdf.>
22
Véase: COMDA, Declaración conjunta de los movimientos en defensa del agua, 19 de marzo de 2006, en <http://www.comda.org.mx/fida/de-
claracion.htm>
23
Véase el Programa del Foro Internacional en Defensa del Agua, en ibid.
24
Vid. los programas temáticos desarrollados en cada uno de los cinco días que duró el IV Foro Mundial del Agua, en <http://www.worldwater-
forum4.org.mx/home/cuartowwf06.asp?lan=spa>
25
CNA, Informe Final del IV Foro Mundial del Agua, México, 2006, en <http://www.worldwaterforum4.org.mx/files/report/InformeFinal.pdf>
26
El Tribunal fue integrado por ocho expertos en materia jurídica y del agua: Augusto Willemsen (jurista, experto en derechos humanos y de-
rechos de los pueblos indígenas); Philippe Texier (magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Francia); Alexandre Camanho de Assis (asesor
del procurador general de la República de Brasil); Oscar González (ex presidente de la Asociación Mexicana de Derechos Humanos); Patricia Ávila
(Universidad Nacional Autónoma de México); Selma Díaz (Cuba); David Barkin (Universidad Autónoma Metropolitana, México) y Alfredo Valla-
dares (Argentina). Vid. Tribunal Latinoamericano del Agua, Veredictos de la Audiencia Pública México, 13-21 de marzo de 2006, en <ttp://www.
tragua.com/tla1.htm>
Bolivia Federación de Juntas Vecinales del Alto v.s. Agua del Demandan a empresa por incumplimiento de contrato Proceder al retiro de las acciones a empresas particulares sin
El Alto La Paz Illimani, S.A./Suez Lyonnaise de abasto de agua a la población de El Alto. indemnización, en correspondencia a la legislación Boliviana
que garantiza la el dominio del las aguas como patrimonio
del Estado.
Perú Comunidades Campesinas de Huambocancha Baja y Demanda por explotación minera a cielo abierto en Señalar a la empresa Minera de Yanacocha, como responsa-
Cajamarca Yanacanchilla Alta Cajamarca Cajamarca, que provoca impactos considerables a los ble de los daños ecológicos y llamar al Edo. Peruano a tomar
vs. Ministerio de Energía y Minas; Ministerio de Salud; recursos de la cuenca, reconocidos por la empresa medidas que detengan estos daños y a proceder a indemni-
Ministerio de Agricultura; Empresa Minera de Yanacocha minera. zar a los habitantes perjudicados.
S.R.L.
Defensoría da Agua vs Tribunal Supremo Federal; Secreta-
Brasil ría de Energía, Recursos Hídricos e Saneamiento; De- Demanda por afectación de la Laguna de Carapicuíba Detener de forma inmediata y definitiva el depósito prove-
Sao (Paulo) partamento de Águas e Esgoto do Goberno do Estado de por desechos tóxicos. Estado de Sao Paulo. niente del dragado del río Tiete en la Laguna de Caracpicuí-
Sao Paulo; Unidade Geral do Projeto de Rebaixamento da ba. Estudio independiente del impacto y solución técnica
Calha do Rio Tiete; gobierno del estado de Sao Paulo. del problema.
Chile Movimiento Ciudadano Acción por los cisnes, Consejo de Demanda por afectación del Santuario Río Cruces Señalar la responsabilidad de la empresa CELCO por contami-
(Valdivia) Lonko de Pikunwijimapu, Comunidad indígena del Tralcao “Carlos Andwandter” que ha causado mortandad nación y a las instituciones gubernamentales por incumpli-
y Asociación Gremial de los Armadores de Valdivia vs. masiva de fauna acuática. miento de sus funciones de cuidado del medio ambiente.
Empresa de Celulosa Arauco y Constitución S.A.
Ecuador Coordinadora en Defensa de la Vida y la Naturaleza en Demanda por violación de derechos humanos por Indemnizar a desplazados, así como iniciar acciones de
(Guayas) la Cuencia del Río Guayas (COORDENAGUA) y Food First construcción de embalses multipropósitos en la remediación ambiental y social.
International and Actino Network (FIAN International) cuenca del Río Guayas.
vs. gobierno de la República de. Ecuador; Ministerio de
Gobierno; Ministerio de Medio Ambiente; Ministerio de
Salud; Comisión Estatal de Estudios para el Desarrollo de
la Cuenca del Río Guayas.
México Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la Presa Demanda por Proyecto Hidroeléctrico “La Parota” Suspender la construcción de la Presa por violar derechos
(Guerrero) La Parota vs. Comisión Federal de Electricidad; gobierno sobre el río Papagayo en estado de Guerrero. agrarios, carecer de beneficios a la población del lugar; por
del estado de Guerrero; Secretaría del Medio Ambiente y atentar contra la biodiversidad y alterar el funcionamiento
Recursos Naturales; Procuraduría Agraria. hidrológico y geológico de la cuenca.
México Centro Mexicano de Derecho Ambiental y pobladores de Demanda por derrame de petróleo en Río y Playa Señalar a PEMEX como responsable del manejo inadecuado
(Veracruz) Coatzacoalcos vs. Petróleos Mexicanos. Coatzacoalcos por parte de los complejos petroquími- de emergencias ambientales, ser omiso en el monitoreo de
cos de Lázaro Cárdenas, Morelos, Cangrejera, Cosoloa- descargas tóxicas en aire, suelo y agua.
caque, y Pajaritos.
México Centro “Fray Julián Garcés” de Derechos Humanos, Demanda por contaminación industrial en los ríos Reconocer la responsabilidad de las industrias del “Corredor
(Tlaxcala y Puebla) Desarrollo Local A.C., Atocay-Zahuapan y Calidad de Vida, Atoyac y Xochiac. Industrial Quetzalcoatl” por la contaminación del río. Reco-
S.C y Coordinadora por un Atoyac con Vida vs. Comisión nocer la actitud omisa de las autoridades en el cumplimien-
Nacional del Agua, Coordinación General de Ecología to de las leyes ambientales y emprender acciones conjuntas
del Estado de Tlaxcala, Secretaría de Medio Ambiente y de remediación entre sociedad civil, empresas y gobierno.
Recursos Naturales de los Estados de Tlaxcala y Puebla,
Comisión Nacional del Agua, Tlaxcala y Puebla, y Empre-
sas Textiles KN de Oriente
México Movimiento Mexicano de Afectados y Afectadas por las Demanda por afectación de la Cuenca Lerma-Chapala- Suspender el proyecto de construcción de la Presa de Arce-
(México, Querétaro, presas y en defensa de los Ríos, Estado de Jalisco vs. Pacífico, por contaminación con aguas residuales, diano, implementar normas ambientales en el área, exhortar
Guanajuato, Aguascalien- Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, sobreexplotación, la amenaza ambiental que significa a la sociedad civil a participar en el cuidado y consumo
tes, Durango, Michoacán, Comisión Nacional del Agua, Procuraduría Federal de la construcción de la Presa de Arcediano en Jalisco. racional de agua, y crear mesas de negociación de para
Jalisco, Nayarit y Protección al Ambiente, Gerencia Regional del Agua facilitar la participación de los sectores en la solución de los
Zacatecas. para la Cuenca Lerma-Santiago-Pacífico, Secretaría de problemas ambientales.
Salud. Estado de Jalisco, Comisión Estatal de Agua y
Saneamiento.
Panamá Instancia de la Sociedad Civil para el Ambiente y or- Demanda por riesgo de contaminación radioactiva en Declarar responsable al gobierno de Panamá por impedir el
(Cd. de Panamá) ganizaciones civiles representadas vs. gobierno de la la ciudad de Panamá por el paso de embarcaciones paso de embarcaciones contaminantes, exhortar a la socie-
República de Panamá con material nuclear a través del Canal. dad civil a demandar acciones para revertir este proceso.
Centroamérica Asociaciones y entidades de El Salvador, Guatemala y Demanda por explotación minera con tecnología alta- Censurar moralmente a los gobiernos de los tres países por
Nicaragua vs. autoridades públicas y compañías mineras mente contaminante (cielo abierto, uso de cianuro). favorecer intereses de las mineras en detrimento de los dere-
en los mismos tres países centroamericanos chos e intereses de sus ciudadanos.
Censurar al Banco Mundial por financiar actividades conta-
minantes.
Fuente: Tribunal Latinoamericano del Agua, “Veredictos de la Audiencia Pública México”, 13-21 de marzo de 2006.
De esta forma, tanto el FIDE, como el Tribunal ráneos, no sólo por la trascendencia de las reivin-
Latinoamericano del Agua y las numerosas accio- dicaciones de este sector de la población, sino por-
nes emprendidas para contrastar los intereses con- que su construcción como movimiento social ha sido
gregados en torno al IV Foro Mundial del Agua, de una gran complejidad. De estar constituido por
lograron la mayor movilización social que se ha movilizaciones muy localizadas, con una base iden-
generado en México en aras de la reivindicación titaria territorial inmanentemente unida a la cos-
del agua como un bien colectivo. COMDA hizo una movisión indígena, ha transitado paulatinamente a
declaratoria final en la que resumió los argumentos aglutinar gran diversidad de actores que convergen
dirimidos durante el foro alternativo y demás acti- por sus reivindicaciones sociales contra la pobreza,
vidades que desde la ciudadanía fueron expresadas la exclusión y el anticapitalismo. Pero, a su vez, se
paralelamente al Foro Mundial. A pesar de no ser respaldan principalmente en la visión indígena del
consideradas en los medios de comunicación, las universo donde quizá no están incluidos términos
iniciativas que se aglutinaron en esta movilización como sustentabilidad aunque sus prácticas en buena
han seguido su curso. medida lo sean.
A mediados de 2006, bajo la denominación de
c) La Otra Campaña “La Otra Campaña”, el líder zapatista el Subcoman-
El movimiento zapatista que emergió del esce- dante Marcos o Delegado Cero, recorrió el país para
nario chiapaneco en enero de 1994, ha sido cali- interactuar con adherentes y ciudadanos que en su
ficado como el movimiento antisistémico más im- mayoría participan en acciones directas de resisten-
portante de los últimos tiempos a nivel internacio- cia. Los recursos naturales prácticamente atravesa-
nal, y sin duda lo es. Acotado por la marginalidad e ron de principio a fin las problemáticas planteadas.
independencia que le provee su propia radicalidad, A continuación se señalan los lugares, organizacio-
el levantamiento indígena zapatista ha marcado un nes y demandas de algunas de las problemáticas es-
parteaguas en la historia mexicana tanto como en pecíficamente relacionadas con el medio ambiente
la historia de los movimientos sociales contempo- que fueron expresadas durante el recorrido.
Baja California Pueblos Cucapá y kiliwa. La comunidad indígena Cucapá, considerado en proceso de extinción Demandan a las autoridades atender la reco-
El Mayor, 20 de octubre. (UNESCO), demandan su derecho a realizar la pesca y que tras la veda mendación emitida por la Comisión Interame-
declarada con la formalización de la “Reserva de la Biosfera Alto Golfo ricana de Derechos Humanos respecto de su
de California y Delta del Colorado” en , han sido imposibilitados de derecho a llevar a cabo la pesca tradicional.
realizar.
Han recurrido a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos
Baja California Foro “El Capitalismo, la Tierra, el Agua y el Aire”, Diversos colectivos y ejidos costeros se oponen al Proyecto Mar de Promoción de un sistema anticapitalista y la
Sur Los Cabos, 13 de octubre. Cortés (antes “Escalera náutica”) que supone la incursión de capitales transformación radical de la sociedad.
extranjeros y nacionales para la explotación de recursos marinos y
proyectos turísticos con un alto impacto ambiental.
Reivindicación de la defensa del ambiente y del cuidado del Golfo de Contra formas “proto-conservacionistas” que
California, declarado patrimonio natural de la humanidad. implican la privatización de las áreas natura-
les protegidas.
Colima Comunidad en Resistencia de la Yerbabuena. Denuncia de tala de montes. Demandan a la Comisión Federal de Electri-
Cómala, 29 de marzo. cidad las autoridades el cumplimiento de las
leyes ambientales.
Colima Vs. quema de combustóleo por termoeléctrica y contaminación de Denuncian omisión de autoridades locales y
Campos, 30 de marzo. suelo, aire y agua. estatales y se oponen a la destrucción de los
ecosistemas.
Frente por los Derechos Económicos, Socio-am- Vs. la construcción de la presa La Parota Reclaman la aplicación de las leyes ambien-
Guerrero bientales y Culturales de los Pueblos. tales y el cese de las violaciones hechas a la
ley agraria.
San Luis Potosí Frente Amplio Opositor a la Minera San Xavier Vs. Minera San Javier atenta vs patrimonio natural y cultural. El
Diversas organizaciones.27 símbolo de identidad que representa el sitio donde se localiza ha
logrado que el Frente sea apoyado por otras organizaciones sociales
y políticas.
27
Frente Amplio Opositor a la Minera San Xavier, en http://www.angelfire.con/rebellion2/antimsx/inftecnica.htm.
Conclusión
Comisión Nacional del Agua, El Proceso Regional del IV Foro Mundial del Agua,
México, CNA, 2006, en <http://www.worldwaterforum4.org.mx/files/Proceso%
20Regional%20061106.pdf>
—————, Programas temáticos de las sesiones del IV Foro Mundial del Agua,
México, CNA, 2006, en <http://www.worldwaterforum4.org.mx/home/cuar-
towwf06.asp?lan=spa>
Ferrari, Miguel Ángel, “IV Foro Mundial del Agua, claro como el agua”, en Eco-
portal.Net. 15 de febrero de 2006, en <http://www.ecoportal.net/content/
view/full/56622>
Schutz, Alfred y Thomas Luckmann, Las estructuras del mundo de la vida, Bue-
nos Aires, Amorrortu Editores, 1997.
1
Si bien la disidencia magisterial agrupada en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) acusaba a la dirigencia de
Vanguardia de responsable de decenas de muertos y desaparecidos en la década de los años 80, Elba Esther fue señalada directamente como
autora intelectual del asesinato del profesor Misael Núñez Acosta, principal activista de la disidencia del SNTE en el Valle de México, con lo
que ganó la mala reputación que posee.
Reseña 177
la posibilidad de modernizar la educación. Del mis- Con ese fin construyó un discurso de pobre maes-
mo modo califica la instrumentación del Programa tra provinciana con poca educación interesada en
de Carrera Magisterial, al afirmar que: revolucionar al SNTE e introducir un pensamiento
crítico y nuevas posiciones ideológicas en los do-
…la reforma de Zedillo sirvió para asegurarle al sindica- centes.
to una negociación confortable de las posiciones dentro El autor sostiene que lo atractivo de la idea y el
del plantel escolar y también e el interior de las áreas flujo de los recursos económicos le permitió vincu-
administrativas del aparato educativo. Con esta simu- larse con intelectuales universitarios: Olac Fuentes
lación se incrementó el poder del SNTE sobre sus bases Molinar “la ayudó a desarrollar los principales argu-
gremiales y se marginaron, tanto a la SEP como a las mentos detrás de la posición del sindicato… mien-
Secretarías de Educación de los Estados. (p.128) tras echaba a andar la Fundación del SNTE para la
Cultura del Maestro Mexicano” (p.142) dirigida pos-
Un factor que supo capitalizar Gordillo fue el ma- teriormente por María de Ibarrola (del Instituto Po-
nejo de los medios, tanto por la oposición ante los litécnico Nacional, IPN). También se vinculó con Al-
nuevos libros de texto de la modernización, como fonso Zárate (profesor del Centro de Investigación y
para defender el carácter nacional de su organiza- Docencia Económicas, CIDE) a quien colocó al fren-
ción ante la amenaza de atomización del sindicato. te del Instituto de Estudios Sindicales para América
También los usó para mejorar la imagen de la orga- Latina (IESA)3. La ayuda de Castro Obregón y Jiménez
nización sindical, para posicionarse como una op- Cabrera (de la Universidad Iberoamericana, UIA) le
ción renovadora aún en los momentos de mayor di- permitió construir una red de relaciones con intelec-
ficultad que enfrentara para legitimarse después de tuales hacia el extranjero y editar una colección de
haber sido impuesta al frente del SNTE por el presi- libros para docentes lo que permitió a la dirigente
dente Salinas de Gortari en el congreso nacional de sindical la construcción de un discurso moderniza-
1990 o, por ejemplo, en la manera que enfrentó el dor y democrático creíble.4
último intento de Jonguitud por “recuperar” la or- Aunado a lo anterior, el autor nos presenta cómo
ganización sindical(que lo llevara finalmente a sa- se perpetuó al frente de la organización magisterial
lir del país por problemas de salud) y la reforma a primero violentando y posteriormente reformando
los estatutos de la organización para mantenerse al sus estatutos hasta llegar a ostentarse como pre-
frente de la organización al término de su periodo sidenta del SNTE, cargo por encima del secretario
formal a pesar de que el presidente Zedillo le “comu- general y del mismo Consejo Ejecutivo Nacional del
nicara” no estar dispuesto a apoyar el surgimiento sindicato.
de “otro Jonguitud”. 2 La segunda línea que se puede destacar a lo lar-
Raphael desarrolla dos líneas interesantes sobre go de esta obra, es la construcción de la aspiración
la trayectoria política de la Profesora Gordillo. La “electorera” de Gordillo con el consecuente abando-
primera se refiere a la construcción de una imagen no del proyecto educativo. Raphael ubica su inicio
de credibilidad para el SNTE al vincularse con un con el surgimiento del Ejército Zapatista de Libera-
grupo de intelectuales, renovando con ello tanto ción Nacional (EZLN) y la situación de incertidum-
el discurso como la vida académica de la organiza- bre generada previa a las elecciones presidenciales
ción. de 1994, después del asesinato del candidato priís-
2
Raphael destaca una relación “amistosa” de Elba Esther con los periodistas tanto por la vía del dinero como de su “afecto personal” como
parte de una vieja costumbre del sistema político mexicano (p.147).
3
Organización que tuvo por objeto expandir la presencia del SNTE en esta parte del continente.
4
En la Colección Diez para los Maestros, escribieron escritores mexicanos muy connotados como Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, Federico Reyes
Heroles, Enrique Florescano, Héctor Aguilar Camín, Elena Poniatowska, Pablo Latapí y Jorge Castañeda.
Reseña 179
un organismo de evaluación, la iniciativa del Ejecu- prestaciones a nivel estatal, pues sólo menciona que
tivo para su creación fue discutida en tres ocasiones existen diferencias, o con el asunto de los salarios
en la Cámara (dos veces presentada por el PAN y una al expresar: “nunca ha sido fácil saber exactamente
por el PVEM) sin que en ninguna de ellas se alcan- cuánto ganan los maestros mexicanos que laboran
zara el consenso necesario para que fuera aprobada, en el sistema de educación pública” (p.130). Dicha
por lo que Fox optó por crearlo a través de un decre- situación se repite con el tema electoral: Raphael
to presidencial. se aventura a hacer algunos cálculos sobre la “po-
Otro error del texto es la afirmación que Felipe sible influencia” de la red magisterial en las elec-
Martínez Rizo, director general del INEE, “… no du- ciones presidenciales a partir de su participación en
ró mucho en el puesto” (p.210) cuando hasta el mo- casillas clasificadas como conflictivas en las deno-
mento de elaboración del presente escrito continúa minadas Secciones Electorales de Atención Especial
al frente de dicha dependencia.8 (SAEs) por el IFE,9 aún cuando señala que “el nú-
Una omisión sin duda en esta obra es la falta de mero de casillas consideradas para este análisis no
información confiable pues en desarrollo del libro permite hacer otras conjeturas…Los hallazgos aquí
informa de entrevistas y notas periodísticas, pero descritos desafortunadamente no sirven para despe-
no en todos los casos cita con precisión la fuente jar dudas a propósito de los resultados que obtuvie-
y parte de “supuestos hipotéticos” para argumentar ra el PANAL en aquellos comicios (2006)” (pp.294
su obra. Con respecto al tema del dinero del sindica- y 297).
to no hay fuentes o datos exactos sobre los recursos Quizá en el fondo esta sea una de las aportacio-
directos (aportaciones federales y estatales) como nes de esta obra pues plantea varias líneas que po-
indirectos (fideicomisos, inversiones y donaciones) drían ser investigadas con mayor rigor para conocer
que recibe, pero a partir de algunos datos generales con certeza más sobre este organismo y su dirigen-
el autor de este libro se aventura a realizar algu- cia, que tiene una amplia influencia sobre el funesto
nos cálculos. Lo mismo ocurre con el manejo de las destino educativo de millones de mexicanos.
8
Felipe Martínez Rizo continúa siendo el director general del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, de acuerdo al portal elec-
trónico de la institución http:www.inee.edu.mx/index.php?option=com_content&task=blogcategory&id=114&Itemid=456. N.E.
9
Las Saes Son Zonas Identificadas Por El Ife Por Su Alto Grado De conflictividad ya sea por problemas religiosos, étnicos o sociales para el
establecimiento de casillas electorales.
Colaboradores 183
PIIT. Fue subdirector de Apoyo a la Docencia en la Dirección General de Asuntos del Personal
Académico de la UNAM así como miembro de comisiones dictaminadoras y evaluadoras del
personal académicos dentro y fuera de ella. Ha publicado libros y artículos especializados en
revistas científicas sobre problemas de cultura política, pobreza y distribución de alimentos
en México. Actualmente coordina la investigación El debate sobre el desarrollo. Las políticas
alimentarias en América Latina.
Colaboradores 185
Instrucciones
para los colaboradores
1. Exclusividad.
Los trabajos enviados a la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales
(RMCPyS) deberán ser inéditos y sus autores se comprometen a no some-
terlos simultáneamente a la consideración de otras publicaciones.
4. Resumen y abstract.
Se requiere incluir un resumen del artículo con una extensión de 12 a 15
renglones tanto en español como en inglés. Debe comprender todos los
conceptos importantes del trabajo y sus correlaciones, al igual que plan-
tear las principales conclusiones. El resumen y el abstract serán colocados
al principio del artículo.
Así también, éstos deberán incluir las «palabras clave» que se consideren
pertinentes e irán colocados inmediatamente después del resumen y abs-
tract.
6. Difusión.
Los autores otorgan su permiso para que su artículo se difunda por los me-
dios que se consideren pertinentes, ya sean éstos impresos, electrónicos o
cualesquiera otros.
8. Identificación.
• En la carátula del trabajo se indicará el título, así como la fecha de ela-
boración, se deberá omitir el nombre del autor para guardar su anonimato
durante el proceso de dictaminación.
• En cada colaboración se deberá entregar una hoja separada con los si-
guientes datos:
– Título del trabajo.
– El nombre del autor o de los autores.
– Un breve resumen currilcular (12 a 15 renglones) del autor o autores.
– Indicación del domicilio, lugar de trabajo, teléfonos y cualquier otro
dato que permita la rápida localización del o los autores.
– Dirección de la institución de adscripción del o los autores.
9. Envío.
Las colaboraciones deberán enviarse a:
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Au-
tónoma de México, División de Estudios de Posgrado de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales, edificio F, planta baja, Circuito Mario de la
Cueva, s/n, Ciudad Universitaria, Copilco Coyoacán, c. p. 01045 o bien,
entregarlas al licenciado Felipe Pozo, responsable de la RMCPyS, en esta
misma dirección o a los siguientes correos electrónicos:
infopep@correo.posgrado.unam.mx pozoblock@yahoo.com
Rector
José Narro Robles
Secretario General
Sergio M. Alcocer Martínez de Castro
Secretario Administrativo
Juan José Pérez Castañeda
Abogado General
Luis Raúl González Pérez
Director
Fernando Castañeda Sabido
Secretario General
Roberto Peña Guerrero
Secretario Administrativo
Aureliano Morales Vargas