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Departamento de Geografía 1

Cátedra: Geografía de Tucumán,


Prof. Alicia I. García y Prof. Ana I. Rivas

PROVINCIA DE TUCUMAN: características de su hidrografía


La provincia de Tucumán, desde el punto de vista geográfico, puede
definirse como la cuenca de alimentación del río Dulce con sus áreas hidrográficas
marginales, lo que representa al área fisiogeográfica tucumana. En efecto, el
territorio tucumano abarca toda la cuenca superior del río Dulce, pues en el río
principal desembocan todos los afluentes que recibe el mismo, constituyendo un
verdadero eje colector.

Fuera del territorio provincial, el río Dulce recorre zonas más bajas,
tomando las características de un río alóctono, pues se convierte en un curso
extraño para el área en que discurre y, durante su recorrido por la provincia de
Santiago del Estero y hasta llegar al norte de Córdoba, no recibe ningún afluente
permanente que pueda aumentar o mantener su caudal. Además, recordemos que
este río desemboca en la zona próxima a la laguna de Mar Chiquita,
incorporándose de esta manera al conjunto hidrográfico del interior argentino con
cuencas endorreicas.

El “área fisiogeográfica tucumana”, así entendida, no coincide plenamente


con los actuales límites políticos de la provincia: algunos sectores, del Norte y
Oeste, como por ejemplo las nacientes de los ríos Arrayán-Tala y el curso superior
del río Candelaria, ocupan territorio salteño; hacia el Sudoeste, las cabeceras de
los ríos Las Cañas- Medina (alimentados desde la parte austral de los Nevados del
Aconquija y desde el Campo del Pucará y Valle del Suncho) y del río Marapa con
los valles del Singuil, Balcozna/San Ignacio y nacientes del río San Francisco o
Huacra, se encuentran fuera del territorio tucumano, en jurisdicción de la provincia
de Catamarca. Por otro lado, la porción del extremo Noroeste de la provincia,
enmarcado por las Cumbres Calchaquíes y la Sierra del Cajón o Quilmes, se
encuentra recorrida por un tramo del río Santa María o Yocahuil (Cuenca del
Juramento-Salado), constituyendo también un elemento ajeno al carácter esencial
del paisaje fisiogeográfico tucumano.

Las áreas hidrográficas marginales, hacia los territorios extraprovinciales,


se encuentran bien definidas y se pueden distinguir las siguientes:

a) Hacia el sur, una zona sin desagüe, se extiende paralela al río Marapa (afluente
más austral del Salí). Ésta ocupa el área comprendida entre las sierras
septentrionales del Alto o Ancasti hasta la sierra de Guasayan (hacia el este),
formando una franja fronteriza entre Tucumán, Catamarca y Sgo.del Estero.

b) Otra zona hidrográficamente indefinida se extiende desde el codo del Salí-Dulce


(frente a la sierra de Guasayan), hacia el norte, entre el río Salí y el límite con Sgo.
del Estero, donde el límite provincial corre aproximadamente a mitad de distancia
entre el eje hidrográfico tucumano y la línea de las Salinas de los Horcones,
pertenecientes al río Salado del Norte. Hacia el Noreste y Norte de la provincia,
esta zona marginal pasa al pie de la Sierra del Campo cuyos arroyos se pierden
en la llanura oriental tucumana sin alcanzar la cuenca del río Urueña. Este último,
corre por el límite entre Tucumán y Salta; tiene sus cabeceras en la sierra de la
Candelaria (sector salteño) y en el extremo Norte de las sierras del Noreste de
Tucumán.

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c) En el Oeste, pasando por el Valle de Santa María, la zona marginal está bien
definida por alta zona cumbral de las Cumbres Calchaquíes y del Aconquija con
los cerros Muñoz y de las Animas y Nevados del Aconquija, mientras que hacia el
Sur encontramos, fuera del territorio provincial, la ya mencionada extensión de la
red hidrográfica del Salí que llega hasta el Oeste del Campo del Pucará y faldeo
Norte de la Sierra de Ambato.

De esta manera, se advierte que entre los 26° y 28° de latitud S las sierras
de Tucumán desempeñan un papel fundamental, desde el punto de vista
hidrográfico, pues son las barreras que impiden el paso de las masas de aire
húmedas hacia el Oeste y cuyo ascenso forzado produce la condensación y
precipitaciones sobre su flanco oriental. Este hecho ha permitido el desarrollo de la
importante red hidrográfica del río Salí-Dulce.

En síntesis, el "área fisiogeográfica tucumana" es la cuenca de


alimentación de un río endorreico enmarcado, en el Norte y Oeste por una serie
escalonada de cordones montañosos; en el Sudeste, por una sierra aislada
(Guasayán) y en el Sur y Este por las franjas vecinas de una gran llanura. Esta
área presenta caracteres de clima subtropical con estación seca, tiene su más
completo desarrollo hidrográfico en la zona central de la cuenca y con sus
correspondientes variaciones en las zonas marginales. Además, dadas estas
condiciones, se manifiesta una vegetación natural en, estrecha correspondencia
con los suelos, las alturas y los climas respectivos, es decir que estamos frente a
un verdadero "paisaje fluvial armónico".

CUENCA IMBRÍFERA DEL RÍO SALÍ-DULCE

Al observar la cuenca imbrífera del Salí-Dulce inmediatamente se


pone de manifiesto la casi total ausencia de afluentes que
desciendan por su margen izquierda. Esta atrofia demuestra la influencia de las
Sierras del Noreste de Tucumán sobre el primer tramo del río y de las sierras
occidentales, sobre su curso medio. En efecto, la condensación de las masas de
aire sobre las laderas a barlovento de las Cumbres Calchaquíes y Sierras del
Aconquija han permitido el desarrollo de una potente y nutrida red hidrográfica en
la provincia de Tucumán; sin embargo, su carácter distintivo es la asimetría que
presenta la cuenca, pues existe un marcado contraste entre el gran desarrollo de
sus numerosos afluentes de la margen derecha y los escasos cursos que recibe
de su margen izquierda, donde se destaca una notable atrofia con excepción de
unos pocos ríos: La Calera, Loro, Candelaria y alguna que otra corriente de poca
importancia que no siempre consigue llegar al colector eje.

El valle fluvial del Salí se halla enmarcado por varias series de cordones
montañosos de dirección principal longitudinal, cuyas manifestaciones más
imponentes y elevadas se levantan en su marco occidental (Sierras Pampeanas).
En efecto, el complejo montañoso principal, con culminaciones superiores a 5000
m., se extiende como una alta muralla ininterrumpida desde los Nevados del
Aconquija, con sus desprendimientos longitudinales en el Sur separados por valles
tectónicos, hasta las Cumbres Calchaquíes en el Norte, donde las unidades
serranas también aparecen alternadas con valles de dirección longitudinal que van
decreciendo en altura hacia el Este hasta alcanzar la parte más deprimida de la
Cuenca de Tapia-Trancas por donde corre el río colector (río Salí). De esta

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Concepción, donde la llanura llega hasta el pie mismo del Aconquija.

Hacia el Noreste de la provincia, el valle fluvial del río Salí, hasta las
cercanías de la ciudad de San Miguel de Tucumán, se encuentra enmarcado o
limitado por un conjunto de cordones montañosos longitudinales de alturas medias
entre 1500 a 2000 mHS, donde tienen sus nacientes los afluentes que recibe el
Salí por su margen izquierda. Se trata de cordones con vertientes abruptas hacia
el oeste y con suave inclinación hacia el Este hasta perderse en la llanura
chaqueña-santiagueña, los que corresponden a las Sierras de Medina, Nogalito,
del Campo y de La Ramada (Sierras Subandinas), donde las últimas estribaciones
de la Sierra de Medina avanzan hasta encontrarse con las últimas estribaciones de
la Sierras de San Javier (Taficillo), encerrando a su vez por el sur la Cuenca de
Tapia-Trancas (extendida hacia el norte) y por donde el río Salí se abre paso por
una estrecho desfiladero (cajón del Cadillal) hasta salir a la llanura central.

En el extremo Sudeste de la llanura, ya en territorio santiagueño, se


levanta la baja Sierra de Guasayan que limita el desarrollo de la red fluvial del Salí
y en donde el río toma rumbo hacia el Este penetrando en una zona extraña a su
cuenca de alimentación.

Este desigual marco montañoso, de litología y estructura particulares,


configura la cuenca imbrífera del río Salí, el que corre siguiendo un notable
paralelismo en la línea estructural de las sierras en dirección general Norte-Sur
que configuran el valle, por la zona de hundimiento del centro del territorio
provincial, describiendo un gran arco abierto hacia el Este con un recorrido de 180
km y una cuenca de desarrollo prácticamente unilateral debido a la orientación
general de las Sierras. Por lo tanto la hidrografía de Tucumán se caracteriza por
dos cualidades: por una hipertrofia de su cuenca lateral occidental y la
correspondiente atrofia en la oriental, producto de un gran desarrollo del sistema
de los afluentes del margen derecho debido a la gran cantidad de precipitaciones
que se producen en dicha zona montañosa.
Algunos cerros, particularmente encumbrados como los Nevados del
Aconquija, constituyen centros de acumulación de nieves cuyo derretimiento, en
verano principalmente, favorecen el aumento de caudal en los ríos que drenan sus
laderas. Las lluvias, generalmente estivales, disminuyen paulatinamente hacia el
Este, al alejare de la influencia condensadora de la montaña: Así, por ejemplo
Lules, al pie de las sierras, recibe 1200 mm anuales, mientras que en la localidad
de El Sauce (Sgo. del Estero) sólo precipita en el año 485 mm.
Los ríos tucumanos se caracterizan, debido al régimen pluviométrico, por
las notables diferencias en sus caudales a lo largo del año. Durante el verano,
época de máximas lluvias, los ríos aumentan notablemente su caudal. Además, al
tener la mayoría de estos fluvios sus nacientes en las montañas presentan un
régimen torrencial, con frecuentes crecientes; éstas suelen presentarse con una
frecuencia entre 8 y 10 veces durante el verano, incidiendo especialmente en el
proceso de erosión y sedimentación fluvial.

El escurrimiento superficial está condicionado por las características del


suelo, la pendiente del terreno y las condiciones climáticas (evaporación): En el
caso de nuestra cuenca, el escurrimiento superficial alcanza valores altos, pero no
son tan extremos debido a la existencia de bosques tupidos en los faldeos

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serranos, donde se sitúan las cuencas activas o de aporte de los ríos debido,
como ya se indicó a los aportes pluviales desde las fuentes atlánticas,
especialmente por efectos de la masa de aire Tropical Marítima.

La cuenca del Salí es relativamente pequeña, pues ocupa 20.200 km²


hasta la localidad El Sauce (Santiago del Estero) y presenta características
diferenciales por lo que debemos distinguir secciones particulares o áreas
hidrográficas según los distintos tramos del río Salí (Sección Norte, Central y Sur).

I.- SECCION NORTE DE LA CUENCA DEL RIO SALI (CURSO SUPERIOR)

Esta sección corresponde al sector que se extiende entre las nacientes del
río Salí hasta su paso por el Cajón de El Cadillal, quedando de esta manera
involucrado el avenamiento de toda la Cuenca de Tapia-Trancas 1 . Desde el punto
de vista fluvial esta sección ofrece las siguientes características:

· El colector principal (curso superior del Salí) corre con sensible orientación
Norte-Sur, desplazándose gradualmente hacia el sector oriental de la Cuenca
de Tapia-Trancas.

· Desde las laderas orientales de las Cumbres Calchaquíes descienden los


afluentes más importantes y de mayor extensión, contrastando con los escasos
e insignificantes tributarios de la margen izquierda. Esto, como consecuencia
de las mayores precipitaciones que reciben las laderas montañas expuestas a
las corrientes de aire portadoras de humedad desde el Noreste, Este y
Sudeste.

· Los grandes afluentes presentan una dirección Oeste-Este, mostrando un gran


paralelismo entre sí y desembocan en el colector- eje en forma casi recta.

· La cuenca, en este tramo superior, presenta condiciones de semiaridez y


mucho más acentuadas hacia el sector Este (laderas a sotavento). Las aguas
de toda esta sección salen a la llanura central atravesando el valle epigenético
del Cajón del Cadillal, donde actualmente se emplaza el embalse homónimo.

· Descripción del curso superior del río salí

El Río Salí tiene sus nacientes en las Cumbres Calchaquíes, las que
constituyen la divisoria de aguas entre su cuenca y la del río Santa María-
Guachipas-Pasaje-Salado. El río se origina en las sierras de Carahuasi y Santa
Bárbara como resultado de la unión del río Pantanilllo o Arrayán y del río de las
Cañas que forman el río Anta. Este último recibe, por su margen salteña, el arroyo
Sunchal y los ríos de la Cortadera y Grande del Sauce y por su margen derecha,
recibe al Barburín, el que a su vez recibe las aguas del río Rodeo. Desde aquí el
río discurre con dirección Oeste-Este y toma el nombre El Brete y recibe, por su
margen izquierda (Salta), al río Casas Viejas y al Clavisán; después de esta unión,
saliendo de la zona montañosa, el río toma el nombre de Tala y toma dirección
Sudeste recibiendo al río Duraznito. Desde esta zona, el Tala corre con dirección
Norte-Sur, con desplazamiento hacia el este, es decir hacia el faldeo occidental de

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Área de fractura y hundimiento entre las Sierras Subandinas del NE y la vertiente
oriental de las Cumbres Calchaquíes.

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la Sierra de Medina, esto posiblemente por efectos del empuje de los sedimentos
que aportaron los cursos occidentales y de movimientos tectónicos.

El río Tala, mantiene su nombre hasta la confluencia con el río Candelaria-


Aranda, procedente, por el Este, de la Sierra de la Candelaria (Salta) y a partir de
allí cambia su denominación por la de Río Grande o Salí.

El hundimiento de la cuenca de Tapia Trancas, más el empuje de los


materiales aluviales de los cursos fluviales que proceden del Oeste, han
desplazado al río Grande o Salí hacia el Este. El río corre entre barrancas, con un
cauce aterrazado, con dirección Norte-Sur, hasta llegar a la Angostura del Cadillal.
La pendiente promedio del río en su curso superior es de 4,5%, tiene un ancho
medio de 120 metros y una longitud de 93 km., corriendo entre material de arrastre
con gran cantidad de rodados.

El río Grande o Salí recibe sus principales afluentes por la margen


derecha, originados en las cumbres Calchaquíes, desde donde numerosos arroyos
se van reuniendo en las estribaciones más bajas para definirse posteriormente en
cursos principales. Estos arroyos o torrentes, formados en angostas quebradas,
manifiestan fuerte erosión retrocedente, de tal manera, que algunos lograron
atravesar las altiplanicies de las cumbres y llegaron a su borde occidental. Se trata
de los ríos como el Tala, Zárate o Acequiones, Choromoro o Alurralde, Vipos, que
en conjunto describen un arco abierto hacia el sur. Entre ellos corren, en igual
sentido, arroyos, cañadones, zanjones y ríos secos, con cauces anchos, como por
ejemplo se pueden mencionar al Arroyo Molleyacu, Potroyacu, Cortadera, Campo
Redondo, Salado, India Muerta, Las Arcas, los que están alimentados por
crecientes y con efectos muy destructores durante el verano y también por un gran
número de vertientes o aguadas cuyo aporte ocasional puede tener importancia
para el caudal del río principal, principalmente durante el periodo de estiaje en el
invierno.

El río Salí, por el Este, sólo recibe afluentes ocasionales, de caudales


intermitentes, y algunas vertientes salobres, que bajan de la sierra de Medina, las
que contribuyen muy poco a su caudal. Esta situación se explica por el hecho de
que este sector de la cuenca se encuentra a sotavento, es decir a la sombra de las
lluvias, por lo tanto tenemos cursos cortos, con mayor pendiente que los ríos que
proceden de la margen derecha; éstos últimos son más largos y de menor declive,
y por ello erosionan con facilidad el material sedimentario que rellena la cuenca
(pedimento y playa) y sus propios aluviones, corriendo entre altas barrancas
margosas y conglomerádicas (Formación Río Salí).

· Descripción de los principales afluentes del curso superior

El río ZARATE O ACEQUIONES nace en la sierra de Santa Bárbara


(Cumbres Calchaquíes) a partir de la unión de los ríos Tacanas y Chulcas. El
Tacanas recibe, por su margen derecha, al río Cóndor Huasi y, por la margen
izquierda, al río de Las Lagunas y de Las Tipas, con su afluente de tercer orden el
río de La Ovejería. Estos están formados por varios torrentes que bajan desde las
Cumbres Calchaquíes. Entre el río Tacanas y Tipas se encuentra la localidad de
San Pedro de Colalao.

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El río ALURRALDE, CHUSCHA O CHOROMORO se forma a partir de las
nacientes de los ríos Rearte (con naciente en el Cerro Agua Blanca), de las
Cuevas y Potrero (con naciente en el Cerro Pabellón). Este último se forma de la
unión de los arroyos Don Gonzalo y Las Criollas. Aguas abajo, el río Alurralde
recibe al arroyo de las Lechuzas. El río principal se define desde las Juntas,
corriendo por un estrecho valle, formado entre el Alto de la Totora y el cerro Taco
Yaco, y desemboca en el río Salí en las cercanías de San Vicente.

El río VIPOS nace de la unión de los ríos Ñocto o de las Sepulturas y de


Chasquivil (llamado también de las Bolsas o Ancajuli); luego de esta unión, recibe
por su orilla derecha al río de las Ranas penetrando en la quebrada, entre los
cerros Taco Yaco y Cabra Horco; poco antes de llegar al Salí recibe al arroyo
Salado. La cuenca imbrífera del Vipos es amplia y compleja, con tributarios
secundarios y terciarios. En la mesada de Chasquivil se halla la divisoria de aguas
entre el Chasquivil, de la cuenca del Vipos, y el Liquimayo o Duraznillo,
correspondiente a la cuenca del río Lules. A esta altura, en las cimas de las
cumbres Calchaquíes, existen lagunas (Vaca Huasi) que responden a un relieve
glaciar y con desarrollo de cuencas endorreicas (Pleistoceno), según las últimas
investigaciones.

El río TAPIA se origina de la unión del río de las Tipas o de Raco y de los
Planchones, los que a su vez tienen como tributarios al arroyo del Bajo y el río de
la Cañada, es decir que éste es el colector de las aguas de la ladera oriental de la
Sierra del Siambón. De esta manera, se advierte que las nacientes del Tapia se
encuentran en los cerros Cabra Horco y de los Planchones y se convierte en
cauce principal a la altura del faldeo noroeste del Taficillo para desembocar
finalmente en el Salí, casi frente a la desembocadura del río Loro por la margen
izquierda.

En cuanto a los afluentes de la margen izquierda del río Salí, como ya


dijimos son escasos. Al respecto, éste recibe, en las cercanías del límite con Salta,
al río Candelaria o Aranda, cuya naciente está en el faldeo occidental de la Sierra
de la Candelaria o de Castillejo a partir del aporte de los arroyos Ceibal, Santa
Bárbara y Cañizales (Salta). Estos son generalmente de caudales intermitentes.
Por esta misma margen, recibe también al río Zanjón de Jorge, al río Muerto y
todos son de caudales intermitentes, a excepción del río Loro que nace en el
faldeo Sudeste de la Sierra de Medina (15 km. de longitud) y desemboca en el río
Salí a la altura de El Cadillal, aguas abajo del dique.

El caudal de todos los afluentes de la cuenca imbrífera del Alto Salí


depende fundamentalmente de las precipitaciones, por lo que la mayor parte del
derrame se produce en los meses de verano. Además, hay que recordar los
procesos de infiltración ante la existencia de terrenos permeables y de la
vegetación en la cuenca. Asimismo, influye la fuerte evaporación que se produce
bajo el clima semiárido del área, lo que intensifica aún más la pérdida de agua. Sin
embargo, estos procesos son superados en la época de lluvias, en verano y parte
del otoño, por lo que se producen las crecidas de todos los fluvios.

En el Cadillal se tiene los primeros aforos sistemáticos del Salí. Hasta


este punto la cuenca tributaria tiene una superficie de 4.700 km²; la
precipitación media anual en esta zona es de 485,7 mm por lo que la afluencia
meteórica anual media es de 2.283 hm³. Los caudales mensuales medios

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permiten trazar la curva del año hidrológico del Salí; en El Cadillal: el río registra
un sólo período de crecida que se produce entre noviembre y abril, la época
lluviosa, y con un máximo en febrero, mientras que durante el resto del año es
bajante. A continuación se presenta una síntesis de los valores de caudales:
Valores de caudales del río Salí (estación El Cadillal)
Caudal máximo instantáneo (1 de enero de 1940) 800 m³/seg

Mínimo estiaje 1 m³/seg (no pasa de este valor)

Derrame anual 465 hm³

Caudal específico o potencia de la cuenca 3,15 litros/seg./km².

Caudal máximo medio 150 a 160 m³/seg.

Caudal mínimo medio 2,4 m³/seg.

En cuanto a la composición química de las aguas del río Salí, se advierte


que desde el límite con Salta hasta el Dique La Aguadita, el contenido en sal en el
agua aumenta paulatinamente. En el límite interprovincial la salinidad es de 0,378
gr./litro; en Trancas y San Vicente es de 0,395 y 0,716 gr/litros respectivamente;
desde aquí hasta las salinas de Adolfo López, en un tramo de 25 km, alcanzan a
1,7 gr/litro. En el trecho de Adolfo López, debido a las aguas salitrosas de la salina
(53,120 gr/litro), el contenido de sal llega a 2,190 gr./litro; según el Ing. Manoff esto
explicaría el cambio de nombre del río, de Tala por el de Salí, que aludiría a esa
condición de las aguas.

El Río Salí deja el valle de Trancas (Cuenca Tapia-Trancas) a través de la


angostura del Cadillal; en este punto el río (colector principal) corta a la extremidad
sudoccidental de la Sierra de Medina. Probablemente, se trataría de un corte
antecedente en la punta Sur de la Sierra o bien producto de una sobreimposición o
epigénesis. Al respecto, se puede suponer que el basamento de la sierra de
Medina estaba, en una época geológica anterior, cubierto por una gruesa capa de
sedimentos (período seco de acumulación) y el río discurría labrando su cauce
hasta llegar a incidir en el propio basamento más resistente (Formación Medina);
posteriormente, cuando la capa sedimentaria fue barrida por la erosión y la
excavación de los valles en un período más húmedo y bajo movimientos
tectónicos, el relieve estructural fue exhumado, pero con el cauce sobreimpuesto y
encajado ya en el basamento de la punta sur de la Sierra de Medina, el que ya no
puede abandonar. Las barrancas en El Cadillal están compuestas por margas
abigarradas y areniscas arcillosas, y alcanzan altura de más de 300 m (Formación
El Cadillal, Subgrupo Pirgua, Formación Río Loro, Formación Río Salí).

Hacia el sur cierran la Cuenca de Tapia-Trancas, las elevaciones existentes


alrededor del Cajón del Cadillal, el Saladillo y de la Sierra de San Javier-Cumbres
del El Taficillo. Desde aquí al sur de El Cadillal, se inicia el tramo del curso medio e
inferior del Salí (sección central y sur).

II.- SECCION CENTRAL DE LA CUENCA DEL RIO SALI (CURSO MEDIO)

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Esta sección de la cuenca del Salí se extiende desde El Cadillal hasta el
codo de Leales, donde el río tuerce su dirección hacia el Sudeste.

En primer lugar debemos citar al más importante afluente del Salí por su
margen izquierda u oriental: el río Calera, cuya cuenca desagua el sector
meridional y más occidental de la Sierras del Nordeste de la provincia. El río
Calera nace entre las Sierras de Medina y Nogalito, recolecta aguas en el Valle de
El Timbó y desemboca algunos kilómetros más al sur que el río Loro. Sólo lleva
aguas superficiales hasta el Salí cuando está crecido.

Desde la unión del río Calera con el Salí, éste ya no recibe ningún aporte
desde la margen izquierda, salvo algunos arroyos, ciénagas y vertientes de corto
desarrollo y con caudales intermitentes. De esta manera, se advierte que la
unilateralidad de la cuenca fluvial se hace perfecta hacia el sur. Los pocos aportes
que el río recibe, aparte del río Calera, desaguan la parte sur de la Sierra de
Medina; ejemplos de éstos son los arroyos del Ojo y El Timbó.

La cuenca del Río Medina-Calera desagota, en parte, en las cuencas


intermontanas del sur y oeste de las Sierras del Nordeste de Tucumán (entre las
Sierras de La Ramada, Nogalito y Medina), conformando un conjunto fluvial de
considerable extensión. La cuenca del río Medina está constituida por un valle alto,
excavado en un gran anticlinal, se origina en los "Bordos de las Lechucitas" (1600
msnm) y termina al sur, en la quebrada de Las Huaschas (1300 msnm), ésta última
conforma una falla por donde sale el Río Medina. Este valle está flanqueado por la
Sierra del Nogalito al este y por la de Medina al oeste. El río corre por una falla
preexistente excavando su cauce sobre el material duro de las pizarras cristalinas
de la Formación Medina; su pendiente varía, siendo pronunciada en la parte
superior, más suave en el centro y sur, y luego nuevamente pronunciada en la
quebrada de Las Huaschas y más brusca su desembocadura en el Calera. El
cauce es accidentado y nace de la contribución de cortos arroyos que se unen en
un curso intermitente, aguas abajo con el aporte de otros numerosos arroyitos se
define su caudal permanente. En esta sección, el paisaje fluvial es joven, con
cauces desnivelados, frecuentes capturas, etc. A partir del Alto de Medina y hacia
el Sur, el aporte fluvial a este río disminuye, siendo menos frecuentes los arroyos y
cañadones; luego el río aprovecha el paso al Sur de la Sierra del Nogalito y tuerce
hacia el Sudeste para unirse al Calera. Las aguas del río Medina son limpias y
potables, poco calcáreas a diferencia de otros cursos de la zona serrana (pizarras
cristalinas, pocas areniscas calcáreas).

El río Calera, que corre entre la Sierra de La Ramada y del Nogalito,


presenta un curso superior de tipo montañoso desde donde recibe numerosos
pequeños arroyos y, más al Sur, al arroyo Puerta de Palavecino de abundante
caudal en verano. Al pasar frente a la quebrada de Las Huaschas recibe el
importante aporte del río Medina; de allí el Calera con caudal apreciable se dirige
al S donde recibe al arroyo Sucio que recoge las aguas de la Loma Pelada y de
los Bordos de la Puerta de Palavecino; cerca de El Sunchal recibe desde el Oeste
a los arroyos Artaza y Tranquitas, de lechos profundos y escaso caudal por ser
muy usados para el riego. Más al Sur ya no recibe afluentes importantes y
desemboca en el Salí cerca del dique La Aguadita. El Calera recibe la mayor parte
de su caudal, desde el drenaje del faldeo SE de la Sierra del Nogalito y por el

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Norte desde los Bordos de la Puerta de Palavecino, ya que desde el faldeo
occidental de la Sierra de la Ramada la mayoría de los arroyos son intermitentes.

El Calera presenta frecuentes terrazas de erosión en su margen derecha y


terrazas de acumulación por la izquierda. En el Sunchal, la cuenca activa del río
Calera, tiene una sup. de 460 km.², el módulo es de 0,5 m³/s y el aporte anual
(derrame) de 16 hm³.

Como ya se indicó, hacia el Sur de El Cadillal, el río Salí recibe, por su


margen derecha, escasos afluentes; Ejemplos son el arroyo del Sadillo que drena
la porción nordeste de la Sierra de San Javier. Desde la unión con el Calera, el
Salí por esta misma margen derecha y a lo largo de 30 km., hasta la
desembocadura del río Lules, no recibe afluentes. Este tramo de aloctonía se
explica por la presencia, hacia el Oeste, de la Sierra de San Javier, la que separa
a las corrientes que bajan de las altas cumbres de más hacia el oeste, y a su vez
las corrientes orientales de esta sierra han desaparecido completamente una vez
que salen de las quebradas serranas debido a la utilización de las aguas por el
hombre (agua potable, para riego, etc.). Además, no son ya reconocidas las
torrenteras o lechos de crecientes anteriores borrados por los cultivos y la
ocupación humana en general (crecimiento urbano de la San Miguel de Tucumán);
una buena parte de las crecientes, escurriendo por los caminos y zona
pedemontana al Oeste de la Capital, alcanzan a llegar hasta el arroyo Manantial y
por medio de éste al río Lules; seguramente en las primeras épocas de la
ocupación humana los fluvios procedentes de la vertiente oriental de San Javier,
con dirección SE, llegarían hasta el colector-eje, el cual en épocas anteriores
corria más al Oeste. Así lo manifiestan los tres niveles de terrazas, configurados
desde el piedemonte, pasando por la ciudad de San Miguel de Tucumán hasta el
Este de la misma; algunos de esos fluvios son el arroyo de los Cainzos, de las
Piedras, el arroyo Muerto que luego se canaliza por el Canal de Desagüe San
José, etc.

El río Salí al Sur de la Aguadita presenta, en la margen derecha, su cauce


con altas barrancas, mientras que hacia su izquierda se extiende una amplia
playa, alcanzando allí el lecho un ancho de casi 1.000 m.. A la altura de la ciudad
de San Miguel de Tucumán, su ancho es de 420 m. y las barrancas disminuyen de
altura y van siendo remplazadas por orillas bajas de terreno deleznable. Hasta el
codo de Leales su curso se desarrolla con un cauce amplio en terrenos
aluvionales. En este tramo su pendiente disminuye progresivamente hacia el sur: a
la altura de La Aguadita, su pendiente longitudinal media es de 3,8%; entre
Tucumán y Bella Vista del 3% y disminuye más aún, a un valor del 1,6% entre
Bella Vista y Leales.

A partir de la desembocadura del río Lules en el Salí, hacia el Oeste se


desarrolla (margen derecha) un amplio y complicado sistema hidrográfico,
especialmente después que los fluvios atraviesan los valles longitudinales antes
de unirse en la zona pedemontana. Se conforman aquí ríos caudalosos que
vierten sus aguas en la llanura; entre estos ríos con más complicada y extensa red
se destaca el río Lules y el Balderrama y en esta sección central (curso medio).
Estos dos ríos son los únicos que desembocan en el Salí sin que sus afluentes
presenten la singularidad de correr paralelos entre sí hasta llegar al colector
principal.

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La cuenca del río LULES se caracteriza por una notable jerarquización de
la red fluvial, producto de la captación de los cursos de montaña longitudinales
(dirección N-S) hacia el río principal. La cuenca ocupa un área con buena dotación
pluviométrica, debido a la existencia de cadenas montañosas paralelas que
sucesivamente van provocando precipitaciones orográficas que, a su vez permiten
el desarrollo completo de la selva subtropical. La cuenca abarca una superficie de
640 km² en el área montañosa y tiene un módulo de 5,30 m³/s.

El río Lules tiene sus nacientes en las Cumbres Calchaquíes con el río
Liquimayo o Duraznillo, el que primero sigue rumbo Este recibiendo al río de La
Hoyada y luego presenta quiebres hacia el Sur, el primero por la quebrada del
Garabatal, entre las sierras de Anfama y el Siambón. Desde el cerro Pabellón
recibe al río San José y de la Ramadita y desde las Cumbres de Cabra Horco al río
San Miguel; de esta manera se forma el río Garabatal con dirección Norte-Sur,
tuerce luego por un corte transversal donde recibe en ángulo recto al río de
Anfama, de orientación Oeste-Este formado por los ríos de la Ciénaga y de Mala
Mala, éstos últimos formados por numerosos arroyos que drenan las faldas de los
cerros Pabellón, de Tafí y Mala Mala. A la salida de dicho corte transversal, el río
toma el nombre de Río de las Juntas o de la Quebrada y toma nuevamente
dirección longitudinal entre las Sierras de Mala Mala y Periquillo; por su margen
izquierda, hacia la punta Sur de Periquillo, recibe al río San Javier que drena el
valle del mismo nombre y donde se reúnen las aguas de las faldas orientales de
Periquillo y Lomas Montuosas y occidental de San Javier. Hacia el Sur de esta
junta, por su margen derecha también, recibe al río de las Tablas el cual a su vez
está formado por el Rodeo Viejo y otros arroyos que bajan de las Cumbres de Tafí.
Además, por esta misma margen, más al Norte, desde el filo de Mala Mala, recibe
al arroyo Duraznillo.

Pasando la localidad del Potrero de Las Tablas, el río de la Quebrada


después de cruzar la quebrada antecedente de Lules (extremo sur de la Sierra de
San Javier o Yerba Huasi), sale a la llanura y a partir de ese punto toma el nombre
definitivo de Lules.

Se supone que esta serie de codos, casi rectos, fueron originados por
perturbaciones tectónicas sobre una penillanura o peniplanicie troncal premiocena,
con valles de dirección Este-Oeste. Al producirse un ascenso unilateral, estos
valles se profundizaron hasta que, por fallas de rumbo Norte-Sur, los ríos toman
dirección longitudinal; estos tramos longitundinales nuevos se unieron con los
tramos transversales anteriores dando como resultando ese trazado particular de
la red, con combinación de antecedencias y capturas, ajustes y control estructural
de la hidrografía.

La cuenca del Río Lules limita, por el Oeste, con el extremo sur de las
Cumbres Calchaquíes y Cumbres de Tafí, por el Norte con las Cumbres de Cabra
Horco y por el Este con la Sierra de San Javier. A estos límites se suman los
numerosos cursos que recibe la cuenca desde el ancho macizo de las Cumbres de
Mala Mala. Actualmente el Río Lules, a la salida de la Quebrada homónima,
presenta un lecho amplio, arenoso y gran cantidad de cantos rodados. Su ancho
llega a 200 metros a la salida de la quebrada. Pasando la ciudad de San Isidro de
Lules, con dirección este, el río forma un estrecho surco que describe meandros
cerrados, cortados en aluviones recientes (conos aluviales). Mientras que ya en el
área de la llanura central, por la margen izquierda, recibe las aguas del arroyo el

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Manantial, que viene con dirección norte-sur y está alimentado de vertientes
(Yerba Buena) y por los caudales procedentes de la vertiente oriental de San
Javier. Además, luego de la unión con el arroyo Manantial, el río Lules llega al Salí
con dirección SE y en ese corto tramo recibe algunos cortos cursos originados en
vertientes de aguas subterráneas, por ejemplo el arroyo Toro.

Al sur de la cuenca del Lules se encuentran tres cuencas angostas y


relativamente largas, originadas en las Cumbres de Mala Mala y Cerros de Taif,
cadenas orientales menores; es decir que no presentan el característico curso en
las altas cumbres de más al Oeste. Esta situación le corresponde a los río
Colorado, Famaillá y el Río Caspinchango o Aranilla, los cuales corren, la mayor
parte de su curso, de forma más o menos paralela; sin embargo, los dos primeros
(Colorado y Famaillá) tuercen hacia el sur, igual que el Aranilla, para desembocar
en el Balderrama y de esa manera llegan sus aguas al colector principal, el Salí.
La singularidad de estos ríos, es decir el torcer hacia el Sur en lugar de seguir
directamente al Salí, se debe a que ellos mismos, con sus propios arrastres,
cerraron la entrada o desembocadura que poseían y, siguiendo la menor
pendiente del terreno, tomaron su rumbo actual. Por otro lado, es posible que su
tramo longitudinal, paralelo al Río Salí, fuera un lecho abandonado antes por éste
río, debido a un desplazamiento que manifestó hacia el Este. Este desplazamiento
del lecho se produjo por la pendiente general de la llanura y favorecido por el
empuje de los sedimentos de las corrientes o correntadas de los ríos que bajan
desde el oeste.

El río BALDERRAMA: este río toma este nombre a partir de la unión del río
Romano con el río Pueblo Viejo. El primero, se inicia en el Abra del Infiernillo (3020
metros), situada entre las Cumbres Calchaquíes y el Cerro Muñoz, desciende por
el Valle de Tafí, con el nombre de río Taif, donde recibe importantes torrentes que
descienden desde el Cerro Muñoz por ejemplo el río Blanco (famoso por su
enorme cono de deyección y sus arrasadoras crecientes), el río de la Ovejería, el
río Mollar; mientras que por el este los afluentes son menos numerosos.
Posteriormente, el río Tafí se abre paso por la Quebrada de la Angostura, donde
fue capturado (Dique la Angostura 1978) y sale hacia la llanura a través de la
quebrada de Los Sosa, donde recibe también caudales originados en dicha
quebrada. El río de Los Sosa, aguas abajo se denomina Mandolo, al recibir las
aguas del afluente del mismo nombre (margen derecha) y que está formado por
ríos que bajan del faldeo más oriental próximo a la llanura. Por otra parte, el río de
Los Sosa también recibe, desde su margen izquierda, al Chuscha (Yachucha?),
formado por los ríos Caña Horcones y de la Quebrada.

El río Mandolo o Romano al unirse con el Pueblo Viejo forman el río


Valderrama. El río Pueblo Viejo recoge las aguas de la sección norte de los faldeos
orientales de los Nevados del Aconquija o Cerro de las Ánimas. Sus cabeceras
principales son los Se trata de los ríos de La Horqueta y el Río del Portugués o de
los Reales; el primero baja directamente de las cumbres a más de 4.400 metros y
5.000 metros (Cerros Bolsón, Abra del Toro, de la Laguna Verde, etc), que
presentan una morfología glaciaria, con circos y acumulaciones morénicas en
proceso de destrucción y evacuación. La precipitación media en esta quebrada de
La Horqueta es de 2.600 mm al año. El segundo río de los Reales recorre un
tramo longitudinal Norte-Sur, ajustado evidentemente a una falla de reajuste,
drenando la vertiente sur del Ñuñorco Grande (3.300 metros) y a su vez recolecta

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otras corrientes menores que vienen del Oeste como el río de las Animas y el río
Nevado.

Todos los ríos de la cuenca del Balderrama corren por la llanura en forma paralela,
a través de cursos amplios, meandrosos y con abundante caudal en verano,
intercalándose entre ellos arroyos importantes originados en la misma llanura. Por
ejemplo, tenemos el arroyo del Rey que va al Salí; el Calimayo y el Caturú que van
al Colorado, el de la Cruz que dirige hacia el Famaillá, el Manchalá y Agua Blanca
que van al Balderrama. Los depósitos de todos estos ríos, unidos a los del propio
Salí, provocaron la interrupción de las desembocaduras individuales de estos ríos
en el colector eje, formándose así un colector paralelo al Oeste y uniendo en un
sólo tronco, a un nutrido grupo de ríos; se trata de las corrientes yazoo (proviene
del río Yazoo que corre por el lecho de inundación del Misissippi, separado por los
muros naturales de contención hasta que puede desembocar en él). A su vez, el
desplazamiento del Salí hacia el este se ve favorecido por el continuo descenso a
que está sometida la zona.

La cuenca total del Balderrama se extiende casi por 3.000 km². Por la
magnitud de esta cuenca se estima que su derrame medio anual sería de unos
1.000 Hm³, lo que daría un módulo de 30 m³/s, caudal casi desaprovechado por la
falta de obras de riego (Pueblo Viejo: usina hidroeléctrica con dos tomas de agua
de pelo libre en los ríos La Horqueta y Los Reales). Sin embargo, mediciones de
tres años sobre el puente del ferrocarril Gral. Belgrano, sobre el Balderrama, dan
un módulo de 15,7 m³/s y un derrame anual de 495 a 600 Hm³, mientras que en un
período de dos años su módulo, es de 19,16 m³/s, con un caudal máximo de 853
m³/s y uno mínimo de 1,23 m³/s. De esta manera, el río Balderrama constituye una
de las corrientes tributarias del Salí con mayor caudal.

III.- CURSO INFERIOR O SECCION SUR DEL RIO SALI

Comprende esta sección las cuencas que desaguan en el río Salí desde el
codo de Leales hasta el Río Hondo. En este sector, el colector eje describe una
brusca curva atraído por la depresión existente al Norte de las Sierras de
Guasayan, cambiando la dirección de su curso y tomando rumbo hacia el Este
(Río Hondo) y luego hacia el Sur, ya en zona extraña a su cuenca de alimentación.

En esta parte del curso inferior del Salí se encuentran los afluentes de más
largo recorrido que discurren por la llanura y que le llegan desde el Oeste. Ellos
corren en forma paralela sin recibir afluentes importantes, presentan cursos
amplios y meandrosos, con abundante caudal en el verano. Además, la mayoría
de los ríos que llegan al Salí por el Oeste, lo hacen, en general uniéndose de
manera inmediata y directa. Esta particularidad se origina por la pendiente
uniforme que resultó de la unión de los sucesivos abanicos y playas de arrastre
(conos de deyección abandonados), donde una serie de ríos, caudalosos o
modestos, corren paralelos, con dirección Oeste-Este, hacia el eje hidrográfico y
desembocan en él, independientemente y a corta distancia uno del otro.

En esta sección Sur se distinguen dos zonas: las cuencas del Río Seco,
Gastona y Chico, situadas íntegramente sobre la vertiente oriental de las sierras, y
las cuencas del río Medina y del Marapa o Graneros, cuyos cursos han logrado
atravesar las cadenas montañosas (estribaciones sur de los Nevados del
Aconquija) y reciben aportes desde los faldeos occidentales de las mismas.

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El río SECO drena una cuenca de 180 km.² y sus cabeceras no logran
llegar hasta las más altas cumbres. Además, no recibe ningún afluente importante
durante su trayecto y es posible que haya perdido algunos afluentes superiores, al
ser capturados los mismos por tributarios del río Solco que retrocedieron hacia el
Norte.

El río GASTONA tiene una cuenca de 640 km² y se extiende sobre una de
las áreas de mayores precipitaciones de la provincia, con más de 2000 mm al año.
Se trata del área denominada por Rohmeder como "Bahía de Concepción", la que
se encuentra acompañada del gran desarrollo de la selva y bosques subtropicales
serranos. El Gastona se forma de la unión del río Solco, del arroyo Membrillo y del
río Conventillo. Este último a su vez está formado por la unión del río de las Pavas
con el río de La Jaya y su afluente el Sonador; todos con fuentes directamente en
las más altas cumbres de los Nevados del Aconquija, formados en las escotaduras
de origen glaciárico (circo del Cochuna o Nevado del Cochuna). Se trata pues de
verdaderos ríos "consecuentes" que siguen el declive de la sierra en forma
paralela. La red hidrográfica en este sector está ganando extensión hacia el
Oeste, más que en ninguna otra parte de las Sierras, como consecuencia de la
enérgica erosión que despliegan estos fluvios (erosión retrocedente, capturas).

A la altura de la ciudad de Concepción, el río Gastona recibe las aguas del


río Chirimayo (con una cuenca de 29 km²). El caudal máximo aforado del Gastona,
según datos provinciales, es de 830 m³/s, su módulo es de 17 m³/s y su derrame
anual de 535 Hm³.

En cuanto a las cuencas del río Medina y Marapa, su trazado se asemeja


mucho a la del río Lules, pues los ríos transversales, posiblemente por procesos
de capturas, han absorbido las aguas de los cursos montañosos longitudinales.
De esta forma la red resulta muy jerarquizada, con algunos típicos valles de
brecha epigenéticos o antecedentes; pero a pesar de esto, los caudales no
alcanzan la magnitud de los ríos localizados al norte de éstos, como el Gastona,
Balderrama, etc.; esto se debe sin duda a la menor superficie y menor pluviosidad
de esta zona como consecuencia de la orientación y menor altura de las cadenas
montañosas.

El río MEDINA: se forma a partir de la unión del río Cochuna, cuya cuenca
se desarrolla en la vertiente oriental de los Nevados del Aconquija (circos
glaciarios), con el río de las Cañas, que se origina al oeste de las Cumbres de
Narváez.

La cuenca del río COCHUNA está situada inmediatamente al Sur de la


cuenca del río Jaya. Sus caudales son permanentes por lo que durante el estiaje
es el principal abastecedor del Medina. Por tener su cuenca en el ángulo formado
por los Nevados con la Loma Atravesada, se producen allí fuertes aguaceros y la
precipitación anual alcanza grandes cantidades que se supone sobrepasan los
2.000 y hasta los 3.000 mm al año. El filo de la Loma Atravesada es el límite entre
la parte tucumana más húmeda y la zona más seca del Oeste y Sudoeste.

El río Cochuna, a partir de sus nacientes, sigue con rumbo general Oeste-
Este, pero más o menos a la altura de los 2.000 o 2.500 msnm tuerce en dirección
hacia el Sur (tramo longitudinal), ajustándose a la falla existente en ese sector (río
de la Laguna- Laguna del Tesoro, en una terraza interior). Esta área corresponde a

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la gran depresión tectónica del Campo del Pucará, Valle del Suncho y río Cochuna
acompañado en el Este por una serie de morros; a través de uno de estos morros
(Cerro de los Pinos) se producirá en términos más o menos cercanos la captura
del Cochuna por el arroyo Sonador, afluente del Jaya. El Cochuna sigue la
dirección de la falla hasta que, en la Esquina Grande, tuerce de nuevo hacia el
Este, donde se forma un codo de captura, por el curso oriental; allí recibe
importantes afluentes: el río Vallecito, el río Bolsón, etc. En esta zona, debido a la
activa erosión retrocedente de los fluvios, las amenazas de capturas son muy
frecuentes.

El río de las CAÑAS, lleva sus orígenes al Campo del Pucará, en la


provincia de Catamarca, donde se forma el río del Campo, el que después de
recorrer de Sur a Norte el Valle del Suncho (Las Estancias) entra en territorio
tucumano a través de la estrecha quebrada transversal (antecedente) del río de
las Cañas. Antes de la quebrada tenemos la triple junta de los ríos Chacra, Potrero
y del Suncho o río del Campo, y en este punto, estaría localizado el codo de
captura del río del Suncho o del Campo por erosión retrocedente de un río de la
vertiente oriental, el que logró cortar la sierra hasta incorporar el curso superior del
río del Campo que en otra época correría de Norte a Sur. Este río finalmente
también invierte su curso (Sur a Norte) y vierte sus caudales por la nueva
quebrada de erosión (también se aplica la explicación de la antecedencia y
captura). Otros afluentes del río del Campo, que bajan de las Mesadas y de las
Cumbres de las Lajas, están representados por el río Espinillo, Punta del Agua,
Arroyo del Calabozo, Pisavil, Charquiadero y el Alumbrera que baja de la Sierra de
Narváez (semibolsón del Campo del Pucará).

Según Gonzáles Bonorino, la formación de los tramos antecedentes se


explica de la siguiente manera: "cuando se inició el vuelco del bloque serrano
principal enseguida se establecieron cursos consecuentes que corrían de Oeste-
Noroeste a Este-Sudeste, inmediatamente también se delineó la falla de la Sierra
de Narváez y comenzó su ascenso. Este bloque en ascenso actuó como barrera
para los ríos menores, pero no consiguió cortar los ríos principales que ocupaban
el lugar que hoy ocupan los ríos Cochuna y Potrero. Los ríos menores desviaron
su curso, siguiendo la falla, hasta encontrarse, luego de uniones sucesivas, con el
río que cruzaba el bloque ascendente. El aporte de caudal de los ríos que corrían
por la falla (unidos) era seguramente mayor que el del transversal (por su unión) y
por lo tanto aumentó su poder erosivo y su continuación hacia el Este: primero
cortó las rocas sedimentarias del terciario y luego incidió o excavó sobre el
basamento metamórfico".

En general para la sección Sur del río Salí, los ríos que se originan en los
Nevados, disponen también de alimentación nival, además de la pluvial. Esas
precipitaciones sólidas permiten reducir en cumbres el torrentoso escurrimiento
superficial que se da abajo y al mismo tiempo favorece a la formación de una
mayor reserva subterránea que regula la distribución anual de los caudales.

Actualmente, son esporádicos los años en que se mantienen las nieves en


las cimas después del invierno ya que el anublamiento que cubre la llanura
alcanza o no sobrepasa los 3.000 msnm y por lo tanto las cumbres quedan sin
lluvias y sometidas a la radiación solar.

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A pesar que el río del Campo esta seco en invierno, el río Medina mantiene
su caudal con los aportes del Cochuna, del Potrero y Chacras (Nevado del
Candado, etc.); durante el verano el río Potrero sí aporta bastante su caudal y
debido a las crecidas considerables que se producen en él. Estas crecientes se
deben a las características de su cuenca, en el Campo del Pucará y los efectos de
las tormentas estivales típicas (Obra en construcción: Dique Potrero del Clavillo,
actualmente paralizada).

El río CHICO tiene su cuenca localizada sobre los faldeos de las Sierras de
Santa Ana (cordones orientales menores) y en su primer tramo, no revista mucha
importancia. Aguas abajo, se unen al río Medina para desembocar finalmente en el
río Graneros. El río Chico, cerca de Nueva Trinidad, recibe al arroyo Barrientos
(con su naciente en la zona pedemontana) y después de su unión con el río
Medina, recibe también al arroyo Matazambi cuyas nacientes están en la Silleta de
Escaba.

El río MEDINA, hasta la confluencia con el Chico, tiene una cuenca de


2.085 km² de superficie, con un módulo de 18,18 m³/s y un derrame anual de 590
Hm³, según datos provinciales.

El último río, dentro de la sección Sur de la cuenca del río Salí, está
representado por el río Marapa o Graneros, que tiene una cuenca de
aproximadamente 1.000 km² y casi la mitad de la misma se encuentra en la
provincia de Catamarca. Se estima su caudal mínimo en 500 l/s pero, durante sus
crecientes sobrepasa en forma este valor. En Tucumán recoge las aguas del río
Chavarría y en Catamarca, las aguas que nacen en el borde Sur del Campo del
Pucará, donde se origina el río Singuil, el que se une al río Chevarría en la boca
de la quebrada de Escaba, por donde cruza la Silleta de Escaba, para luego salir a
la llanura (allí se construyó el Embalse de Escaba). En esta área los aportes
meteóricos son de irregularidad notable.

El río CHAVARRÍA corre en dirección general Norte-Sur (NO-SE) por un


valle longitudinal entre las sierras de Narváez y las sierras orientales de Santa Ana
y Escaba. Recibe del faldeo oriental de Narváez al río Chacras, Mora y arroyo del
Chorro.

El río SINGUIL recorre el valle longitudinal Norte-Sur, entre las sierras de


Narváez y de Humaya, para luego torcer su rumbo hacia el Norte entre las sierras
de Higueritas y Balcozna, aprovechando el valle longitudinal entre Higueritas y el
cerro Quico, hasta encontrarse con el Chavarría y atravesar el valle transversal
antecedente de Escaba. El río Singuil presenta un sugestivo cambio total de su
rumbo. Desde sus nacientes corre hacia el Sudeste y luego de rodear a la sierra
de Narváez e Higueritas, tuerce hacia el Norte hasta su junta en Escaba; se trata
probablemente de la captura de las cabeceras del río del Valle de Catamarca por
las corrientes retrocedentes de las vertientes orientales de las sierras (capturas y
antecedencias).

El río Marapa sale a la llanura luego de recibir algunos afluentes de las


laderas más orientales (Escaba y Cerro Quico).

Hacia el Sur, encontramos otras cuencas cuyas aguas posiblemente antes


alcanzaban al río Marapa, hoy se pierden por infiltración, evaporación, etc.

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Inmediatos a la cuenca del río Graneros se encuentran los ríos San Ignacio
y San Francisco o Huacra, ambos originados en el oeste de las sierras y
presentando idéntica inversión de sus rumbos como el río Singuil, lo que indicaría
también capturas de las cabeceras submeridionales, debido a una fuerte erosión
retrocedente de los fluvios situados sobre los faldeos orientales. El Río San
Ignacio ha capturado por ejemplo al río Balcozna, entre las sierras de Balcozna,
Los Pinos y del Molle, y sale por la quebrada entre el Cerro Quico y la Sierra de
Potrerillo. El río San Francisco recoge aguas del valle longitudinal entre Sierra de
Potrerillo y sierra de Los LLanos y de otros procedentes del Sur.

Estos dos fluvios llegan por su margen derecha y de forma muy


intermitente al río Marapa. Generalmente se pierden en el llanura en eventuales
bañados, por ser aprovechados en parte para regadíos. También el Marapa en la
llanura recibe eventuales afluentes intermitentes, por su margen izquierda, por
ejemplo el arroyo Chileno y el Yanamayo, este último nace en una zona de
vertientes y bañados al Sur del arroyo Matazambi (Chico: posible desvío de cauce
hacia el Chico).

El río CHICO se une con el río Graneros en el límite de Tucumán y


Santiago del Estero formando el río HONDO, el que pocos km más abajo se une
con el río Salí y que al salir del territorio tucumano se conoce con el nombre de río
DULCE.

La llanura tucumana cerrada al Sudoeste por los desprendimiento de los


Nevados del Aconquija y en el Sudeste por las estribaciones de la Sierra de
Guasayán, presenta en este sector una pendiente hacia la depresión del Salí-
Dulce, al Norte de Guasayán, por lo que el Marapa se ve atraído hacia esa
dirección para unirse al Salí-Hondo. En este curso inferior, el Salí también recibe
directamente algunos cortos arroyos que nacen en el propio llano alimentados de
napas freáticas como por ej. el arroyo del Estero y otros. La antigua confluencia
del Salí con el Hondo se encuentra actualmente cubierta por el perilago del
Embalse de Río Hondo. Con esta obra ha variado el nivel hidráulico (nivel de
base), incidiendo en los desagües y por lo tanto, favoreciendo las inundaciones en
el verano.

El río Dulce en territorio santiagueño toma dirección Sur, recibiendo varios


brazos como el Saladillo y desemboca en la laguna de los Porongos al N de su
anterior desagüe en la laguna de Mar Chiquita. (la Laguna de los Porongos forma
parte del sistema lagunar de Mar Chiquita, desarrollado en el Noeste de la
provincia de Córdoba).

Continuando con el extremo Sur de la cuenca del Salí, encontramos en el


contacto con la llanura, gran cantidad de torrentes con marcadas condiciones de
arreísmo, pues sus aguas se consumen apenas salen de la montaña (Sierra de
Los Llanos), esto es aproximadamente en la zona de La Cocha. Por la margen
izquierda, el Salí sólo recibe algún arroyo, ciénaga, o vertiente de corto desarrollo
e intermitentes. El Arroyo Mixta o Muerto, en el departamento Leales, constituye un
fluvio intermitente, que corre de Norte a Sur, generalmente sin llegar al Salí
(arreísmo del Este tucumano).

De esta manera, se advierte que al entrar los ríos al área de llanura


descargan sus arrastres, primero los sedimentos más gruesos, luego los más finos

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(arenas), obstruyéndose así los amplios lechos, especialmente en la época de
crecientes, causando inundaciones y desviaciones de curso. Esta coincidencia de
mayor caudal, mayor fuerza de trasporte y máxima cantidad de arrastre, genera
entonces los notables cambios en los cauces, formándose nuevos cursos,
destrucción de barrancas, acumulación aluvional en las zonas inferiores,
estancamiento en pantanos y formación de nuevos codos en los trechos inferiores.
Cuanto más se acercan estos ríos al Salí, ellos se presentan más divagantes y
arbitrarios; formando meandros y edificando islas y penínsulas. La construcción de
ferrocarriles y caminos con sus cortes y terraplenes, y la desaparición de la tupida
vegetación originaria que dificultaba el deslizamiento de las aguas, ha cambiado el
régimen de desagüe de tal manera que ahora las avenidas bajan más rápido y con
mayores caudales.

Al entrar el río Salí en Santiago del Estero tenía un ancho de 400 metros y
una pendiente de 0,8%. En la estación de aforos de El Sauce (58 km aguas abajo
de Río Hondo) la cuenca activa del río Salí-Dulce alcanza a 20.000 km²; la
afluencia meteórica anual aumenta a más de 17.250 Hm³; con un derrame medio
anual entre 2.721 y 3.000 Hm³ y un módulo de 86,4 m³/s. La potencia de la cuenca
o caudal específico es de 4,3 l/s/km², su caudal máximo medio es superior a los
1.200 m³/s y su caudal mínimo medio es de 6,1 m³/s.

Caudal máximo maximorum es de 2.800 m³/s (14 de marzo de 1933) y el mínimo


estiaje fue de 0 m³/s el 3 de noviembre de 1937 (gran sequía del año 1937).
Cuando crecen simultáneamente el Salí y sus afluentes, aguas abajo de Río
Hondo, el caudal puede alcanzar a unos 4.000 m³/s (caso de lluvias generales). El
año hidrológico presenta una curva similar a la de El Cadillal.

Cuencas menores dentro del territorio tucumano

Dentro del territorio tucumano encontramos algunas cuencas menores,


cuyas aguas se pierden por infiltración y evaporación en las llanuras próximas a
las sierras donde están situadas sus cuencas.

En el extremo Noroeste de la provincia hay otras cuencas cuyos ríos,


después de un corto recorrido por la zona llana, luego de salir de las sierras
pierden totalmente sus caudales sobre los campos semiáridos inmediatos. Entre
los ríos más importantes están el Río Urueña y el Tajamar, es decir que este sector
corresponde al resto de las Sierras del Noreste de la provincia y la llanura oriental
adyascente que no integran la cuenca del Salí. La pluviosidad es máxima en el
área orográfica y decrece marcadamente hacia el Este.

El río URUEÑA sobre el límite con Salta, recibe tributarios de ambas


provincias y toma dirección Este para perderse finalmente en Santiago de Estero.
Tiene características de río puramente torrencial, con notables oscilaciones en los
caudales. Sus orígenes están en el Campo de la Ovejería, Chorrillos y Castillejo.
Con el nombre de Río de Los Sauces o Infiernillo corre por una falla, aumentando
su caudal en la Hoya del Cajón, antes de salir al llano, por la recepción de ríos y
arroyos que vienen de Salta (por ejemplo el del Morenillo y el Aragón) y por la
contribución de aguas provenientes de varias vertientes que se hallan en su
mismo cauce; recibe más adelante, también desde Salta, al río Blanco o Tontón,
cuyas nacientes están en la Sierra de la Calendaria. Al igual que otros ríos de esta
zona, su caudal tiene fuertes variaciones estacionales y, como posteriormente se

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transforma en un río alóctono, se pierden en la llanura santiagueña próxima. Sobre
el puente ferroviario la longitud del río es de 65 km, la potencia de la cuenca llega
a 0,44 l/s/km², esto es considerando 6 años de observaciones realizadas por la
provincia; la superficie de la cuenca es de 850 km², su módulo es de 0,37 m³/seg.
y su derrame anual de 11,6 Hm³.

Desde la Sierra del Campo o Burruyacu nacen una serie de arroyos


caudalosos como el del Cavao, Río Seco, de los Ranchillos, Arroyo Burruyacu,
etc., los cuales se agotan, luego de un corto curso, dentro de la zona de los conos
de deyección.

Algunos de estos ríos reaparecen como manantiales enriquecidos por las


aguas subterráneas, por ejemplo la laguna de Robles, del manantial de Chilcas,
etc. Estos ríos y arroyos muestran una parte alta, cavada en las pizarras cristalinas
antiguas, formando quebradas estrechas y hondas, de paredes abruptas. En su
curso medio corren por cañadones y zanjas, formados por los mismos ríos en su
propio material de arrastre acumulado.

La cuenca fluvial más importante de esta parte es la del río TAJAMAR o


ZAPALLAR, que se origina de la unión de los ríos Nío y Chorillo que recogen las
aguas que bajan del faldeo occidental de la Sierra del Campo y faldeo oriental de
la Sierra del Nogalito. El río NIO: nace con el aporte de varios ríos que bajan del
Morro del Metoto, en su curso medio e inferior recibe numerosos afluentes también
permanentes que bajan de la Loma Pelada y de los Bordos de la Puerta de
Palavecino (divortium aquarum). Corre por una zona transversal de hundimiento
en un lecho de areniscas rojas y pizarras cristalinas, su curso medio presenta
terrazas y meandros. Además, también se encuentra alimentado por aguas
subterráneas. A los 878 msnm el río Nío se une con el río CHORRILLOS, que
también corre por una línea de hundimiento Norte-Sur. Este se forma con el río de
los Sauces, que nace en los Bordos de la Totorilla con el nombre de río Chamical y
que se une al arroyo del Cajón que corre paralelo a él (ambos separados por las
Lomas Coloradas). Desde el Oeste aparece el río Castresano que nace en la
ladera Norte del Bordo de las Lechucitas (otro divortium aquarum) y antes de llegar
a la junta, recibe además una serie de arroyos temporarios, algunos caudalosos,
como por ejemplo el Nogalito.

Luego de unirse el río Nío con el Chorrillos, sigue como un único río bajo el
nombre de el Cajón o Tajamar, el cual aprovecha una falla oblicua de reajuste,
separando la sierra del Campo y de la Ramada. Bordea con una amplia curva a la
Sierra del Campo, desde donde recibe varios arroyos. Frente a El Sauce el río se
encajona en un lecho profundamente excavado por el mismo; sus barrancas son
altas y abruptas, se trata de un verdadero canal de erosión con carácter de valle
antecedente. Entre El Sauce y El Cajón el río aprovecha la línea de falla para
continuar su curso (cauce ancho y asimétrico) y por un lado, lo bordea la alta
muralla cristalina de la Sierra del Campo y por la otra orilla están los terrenos
sedimentarios terciarios de lomas bajas de La Ramada. En la llanura el río corre
por un lecho arenoso, de escasa pendiente, meandroso, formando islas y se
bifurca en dos brazos, uno de ellos se llama río Muerto; ambos se pierden por
evaporación e infiltración en las cercanías a Benjamín Aráoz. En el dique El Cajón,
tenemos una superficie de 300 km² para la cuenca, con un módulo de 0,67 m³/s,
un derrame anual de 21 Hm³ y una potencia de la cuenca de 2,2 l/s/km². Esto es
según 4 años de observaciones de la provincia. Pero según Rabsium, el caudal

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medio anual es de 1,36 m³/s, el caudal máximo de 184,4 m³/s y su derrame anual
de 43 Hm³.

Desde la Sierra de La Ramada bajan numerosos arroyos que se infiltran en


el desmoronamiento de su faldeo. En ella los cauces principales, en el sector
Noreste, se dirigen hacia el Este. Se trata de corrientes permanentes de
alimentación pluvial que muestran una parte alta, cavada en las pizarras cristalinas
antiguas, por lo que los ríos corren por quebradas abruptas, originando saltos de
distintas alturas y formas, según sean las principales rocas que las constituyen
(rocas magmáticas, pizarras cristalinas, areniscas conglomerádicas duras no
calcáreas y areniscas conglomerádicas calcáreas).

Es frecuente la formación de quebradas en la zona Noreste y el Centro-


Este de la Sierra ya que los elementos blandos del Terciario desaparecieron
barridos por la erosión y hoy afloran las rocas del basamento. La parte media de
estos ríos (de esta sección) son las "cañadas", a veces muy anchas y de forma
parecida a una artesa: rellenadas por materiales aluviales, cortados por profundas
zanjas; dentro de esas "cañadas" se puede ver bosques altos y matorrales que
llaman "limpios". Las "cañadas" corren separadas por filos o cuchillos formados por
la erosión: la parte más baja por donde se comunican se llama "bandeaderos"
(collados) y las partes más altas de éstos son denominados "Portezuelos". Estas
cañadas son las partes más fértiles de las sierras por correr agua subterránea.

En el sector centro-sur, entre el río del Naranjito y el arroyo Sauce Mayo,


los cauces no se abren en cañadas por ser los terrenos más duros (magmáticos y
filonianos): las cañadas se forman en los terrenos blandos terciarios de poca
pendiente y ésta es la única parte donde no se forman porque, en general, en
todas la sierra de La Ramada aparecen profusamente. En estas sierras es notable
la riqueza en aguas subterráneas y manantiales u ojos de agua.

Hay que destacar que la cuenca del río Urueña, posiblemente antes
conseguía llegar hacia la cuenca del río Horcones (Salteño: Rosario de la
Frontera), que se pierde en la zona Noroeste de Santiago del Estero y que
posiblemente integraba la cuenca del río Salado del Norte, mientras que hoy
concluye o desaparece en una zona de bañados, etc.. Esto manifiesta
nuevamente una atrofia hidrográfica, por razones climáticas de aridez.

HIDROGRAFIA EN EL EXTREMO NOROESTE DE TUCUMAN

La más extrema zona noroccidental de la provincia está atravesada por el


río Santa María o Yocahuil (Yocavil), que corre por una depresión tectónica. Este
es el río más austral del conjunto hidrográfico del borde puneño, desde sus
nacientes toma dirección Sur (río del Cajón) pero luego de efectuar un fuerte codo
toma rumbo Norte (río Santa María).

Los tributarios que este río recibe desde las montañas en territorio
tucumano, son precarios, intermitentes y debilitados por las tomas de aguas para
riego. El más importante entre estos afluentes es el que baja desde el Infiernillo,
con dirección hacia el NNO: el río Amaicha, el que discurre por la Quebrada
homónima y generalmente no logra alcanzar las aguas del río colector. Desde el
Oeste tampoco llegan al río Sta. María afluentes directos, pues el riego consume
sus aguas antes de alcanzar al río eje, salvo en el caso de crecientes muy fuertes.

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El río Santa María se desarrolla en un lecho amplio, con brazos divagantes;
en épocas normales mantiene su caudal mayormente con napas subterráneas y
vertientes cercanas al lecho. Como este curso se comunica con el río Juramento-
Salado del Norte, pertenece a la vertiente atlántica. Es llamativo el hecho que la
amplia y caudalosa cuenca del Salí-Dulce que de sin desagüe al mar, mientras que
el río Santa María que se desarrolla precariamente entre arenales y semidesiertos,
tiene comunicación con el océano.

El Valle de Yocavil en Tucumán ocupa una fosa tectónica cuyos pilares


tectónicos son las Cumbres Calchaquíes, hacia el Este, y la Sierra del Cajón o
Quilmes, hacia el Oeste. Sus límites norte y sur son de tipo artificial y su longitud
es de aproximadamente 40 km (territorio tucumano). Las aguas de este río, en la
sección tucumana del valle, prácticamente no se aprovechan, pues los riegos que
se realizan y el agua para bebida proviene de los cursos menores de ambos
flancos del valle, como ser el río Amaicha, Quilmes y el río Managua en Colalao
del Valle, los que coinciden con las tres localidades más pobladas de la zona.
Además, existen pequeños poblados en las bocas de las quebradas donde
pueden captar aún el agua, ya que hacia el fondo del valle esta se pierde por
infiltración y evaporación.

El río SANTA MARIA es un río adaptado a la estructura y controlado por la


falla longitudinal que limita el substrato de la Sierra de Quilmes o del Cajón. En la
zona reinan marcadas condiciones de aridez, de la que no escapa la hidrografía
representada por los clásicos torrentes con sus regímenes ocasionales de
crecientes, con profundas cuencas de recepción y amplios conos de deyección,
los que no sólo ocupan parte del valle principal sino que se fusionan lateralmente
por coalescencia, formando abanicos aluviales. Estas geoformas las encontramos
al pie de la sierra del Cajón o Quilmes y sobre ellas se sitúan los principales
asentamientos poblacionales, por ejemplo Colalao del Valle. El fondo del Valle esta
formado por una amplia planicie aluvial desarrollada sobre las terrazas de
acumulación del río Santa María. Los abanicos aluviales o "epandages" (derrames
terminales torrenciales arenosos y con escasos rodados) aparecen al pie de los
conos de deyección hasta el río Santa María (sobre las formaciones geológicas del
Grupo Santa María), mientras que los glacís de epandages (tres niveles) se
apoyan contra el basamento de las Cumbres Calchaquíes. Las terrazas de
acumulación, en dos niveles, son limoarenosas y arenosas, y también las
encontramos en el río Amaicha. Sobre estas terrazas están asentadas las
poblaciones de Santa María (Catamarca) y Amaicha (Tucumán).

La dinámica geomorfológica de este valle evidencia la acción de la erosión


hídrica y eólica fundamentalmente (conos, abanicos, glacís, terrazas, médanos,
etc.).

El río Santa María, por su margen izquierda, recibe los siguientes afluentes
más destacados, que descienden de la Sierra de Quilmes: río de la Mesada, el río
Quilmes, el río de las Cañas, Pichao, Managua, Anchillo; los tres últimos con sus
crecientes suelen provocar serios problemas de inundaciones en las poblaciones
de Colalao del Valle y en otras. Por su margen derecha, procedente de las
Cumbres Calchaquíes (vertiente occidental), recibe al río Caspinchango,
procedente desde el cerro Muñoz, al igual que algunos cursos afluentes del
Amaicha, como el río de los Colorados, de las Salinas y el río de los Corrales.

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El río Amaicha nace en la zona del Infiernillo y su quebrada se orienta, con
dirección SSE-NNO, a través de la cubierta sedimentaria cretácico-terciaria y
cuaternaria (Grupo Santa María, del Terciario), donde se han elaborado los niveles
de glacís y se han depositado los abanicos aluviales respectivamente. Además,
esta quebrada responde a una falla de reajuste. Recibe por su margen derecha al
río Ampimpa; otros afluentes son el arroyo Casiaco que se une el arroyo de la
Cañada un poco antes de llegar a Santa María, el río Yasyamayo y el río Lara-
Julipao, entre otros. Los afluentes de esta margen tienen menor caudal y son
intermitentes prácticamente en todo su curso, esto se debe a que ellos se
encuentran en las vertientes serranas de sotavento donde se registran menores
precipitaciones, situación diferente que los de la margen izquierda donde la
vertiente serrana se encuentra a barlovento.

Datos hidrológicos:

El río AMAICHA tiene 39 km de longitud, con un módulo de 0,48 m³/s y 15 Hm³ de


derrame anual. La dinámica fluvial característica de estos fluvios de zonas
montañosas áridas queda puesta de manifiesto en el caso de la construcción del
dique Nº1 y Nº2 de los Cardones que en pocos años quedaron totalmente
colmatados, debido a la enorme carga de material aluvional de arrastre que
transportan y depositan los fluvios durante sus crecientes de verano
(torrencialidad)

Río Managua: tiene 8 km de longitud; con un módulo de 0,17 m³/s y con un


derrame anual de 5,5 Hm³.

Presentan crecientes destructoras durane el verano, con aluviones de barro


(torrentes de barro o "volcanes").

AGUAS SUBTERRÁNEAS EN LA PROVINCIA DE TUCUMÁN

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Los sistemas montañosos marginales que determinan la cuenca de
alimentación del río Salí-Dulce, continúan en sus estructuras debajo de la
superficie moderna, conservando probablemente un relieve parecido al visible.
El descenso es continuo, más marcado en la parte S de la llanura donde se
encuentran napas subterráneas de formación Cuaternaria y reciente, hasta
cerca de 300 metros de profundidad; del mismo modo, las aguas termales
surgentes de los departamentos de Graneros y Burruyacu evidencian la gran
profundidad hasta donde llega este relieve accidentado. Éstos hundimientos
están rellenados por material de acarreo fluvial (guijarros, gravas, gravillas,
arenas), lacustres (limos, yesos, arcillas) y eólicos (loes, arenas y cenizas).

Las napas permeables conducen las aguas infiltradas en la sierra y, a


cierta distancia de ella, se convierten en napas semisurgentes y surgentes en la
llanura central. En la cuenca de Tapia-Trancas se pueden encontrar napas
freáticas y semisurgentes, mientras que en otros valles sólo se encuentran napas
freáticas. Casi todos los cauces con caudal intermitente cuentan con aguas
subálveas. En general puede decirse que cerca de la montaña se encuentra agua
a 20 metros de profundidad en los departamentos de Trancas, Tafí, Burruyacu y
Capital; entre 40 y 60 metros de profundidad en los departamentos de Chicligasta,
Río Chico y Graneros-La cocha; y a mayor profundidad en los departamentos de
Famaillá y Monteros. En cambio en la zona llana, la primera napa se encuentra
dentro de los siguientes límites: entre 5 y 100 metros en Trancas, 5 metros de
profundidad de pozos; Tafí: 20 metros; Burruyacu: 50-60 metros; Capital: 5-20
metros; Cruz Alta y Famaillá: 5-100 metros; Leales: 2,50 a 10 metros; Monteros,
Chicligasta, Río Chico y Graneros: 5 a 10 metros.

En Tucumán existe una amplia zona con agua surgente y semisurgente.


En cuanto al límite de la zona surgente en Tucumán, está trazado con el criterio de
la profundidad económica de las napas artesianas; el límite occidental de esta
última está dado por una línea que pasa de N a S por las localidades de Chilcas,
El Puestito, Burruyacu, Santa Rosa, Virginia, Los Hardoy y Tacanas, El Quimil,
Aráoz, Agua Dulce, Los Bulacio, San Felipe, Marcos Paz, Lules, Padilla, Ingenio
Santa Lucía, Villa Quinteros, Aguilares, Villa Belgrano, Graneros y Lamadrid, según
el ingeniero Rabsium.

La calidad de las aguas se caracteriza por la baja dureza en la zona oeste


lo que puede atribuirse a la rápida penetración en el subsuelo de las lluvias caídas
en la zona boscosa del oeste, sin tener tiempo para diluir las sales de arrastre.
Esta agua al llegar a la zona subterránea de influencia del Río Salí se cargan de
sales, especialmente sulfatos, carbonatos y cloruros, aumentando así su dureza
mientras se acercan al límite con Santiago del Estero.

DEPARTAMENTO DE BURRUYACU:

En la zona N (desde Chilcas al N) se perforó hasta más de 400 metros y no


se encontraron napas surgentes; en nivel piezométrico hacia el NE baja hasta 80 y
90 metros de profundidad. Las aguas de las primeras napas son muy duras,
carácter que disminuye con la profundidad, además son de reducido caudal. Las
napas semisurgentes de la zona occidental son generalmente de pobre caudal, de
agua bastante dura, y cuyos bajos niveles piezométricos dificultan su extracción.
En El Timbó (Valle del Calera) no se encontró agua apta para bebida ni con
perforaciones de mas de 400 metros de profundidad. Las napas surgentes, salvo

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las de Chilcas y Villa Burruyacu, se encuentran a más de 200 metros de
profundidad, lo que implica un elevado costo para la construcción de pozos, pero
los buenos caudales que poseen justifican la inversión; aún a mayor profundidad
existen napas más caudalosas. Las capas permeables de la zona están formadas
por arena, cascajo, ripio, producto de la descomposición del basamento
precámbrico de las sierras y las capas impermeables son arcillosas, producto de la
acumulación de los sedimentos mesozoicos y terciarios: margas arenosas rojas,
areniscas arcillosas, cal, también entre los depósitos sueltos de la llanura esta el
loes eólico y redepositados por el agua en capas permeables ricas en cal o tosca,
o en capas impermeables muy arcillosas por lixiviación de la cal la llanura al pie
de las sierras es un verdadero cono de acarreo compuesto de esos depósitos
provenientes de la destrucción de la sierra. Las capas permeables de arena,
cascajo y ripio son los principales receptáculos del agua subterránea de la zona.

La situación elevada del área de infiltración del agua subterránea en la


sierra del Campo y de La Ramada y al pie de éstas, la alternancia de capas
permeables e impermeables y el descenso pronunciado del terreno de la llanura,
forman las condiciones favorables para la presión artesiana. Las precipitaciones
en la zona serrana pasan los 1000 mm. anuales, por lo que el área de infiltración
especialmente del Cerro del Campo es muy favorable (basamento metamórfico en
destrucción) mientras que en área de infiltración de la Sierra de La Ramada es
mucho menos favorable por la predominante impermeabilidad de sus rocas
(arcillas mesozoicas y terciarias), salvo las rocas volcánicas. Además de las aguas
infiltradas en éstas sierras, las napas de la llanura se alimentan del río Tajamar
que se pierde en la llanura; lo mismo alimentan a las aguas subterráneas los
arroyitos de las sierras que se infiltran en los conos de acarreo y deyección al pie
de las sierras.

DEPARTAMENTO DE CRUZ ALTA:

Las napas con aguas surgentes y caudales abundantes se encuentran en


el Este del departamento, y sobre todo en el departamento de Las Cejas; en la
parte SE hay napas surgentes pero con presión débil y moderado caudal. El área
más importante e industrializada del departamento posee varias napas
semisurgentes con buenos caudales en el centro y Oeste y pobres en la parte N
del departamento. Es frecuente encontrar varias napas acuíferas de arena y ripio
separadas por arcillas rojas en monótona repetición.

DEPARTAMENTO DE LEALES:

Este departamento es el más favorecido por las aguas subterráneas


surgentes más que ningún otro. Salvo una estrecha franja próxima al límite con
Santiago del Estero (Campo Quimil, Mujer Muerta, Los Ángeles, Tacanas), donde a
más de 300 metros de profundidad no se encontraron napas surgentes, todo el
departamento cuenta con varias napas acuíferas surgentes. En el Oeste algunas
están a menos de 100 metros de profundidad, pero a mayores profundidades los
caudales son más abundantes, en los límites N y E los caudales y presiones son
por lo general reducidos, mientras que en el Oeste son más abundantes. La
calidad de las aguas es buena, en la parte S son blandas. En la zona
semisurgente (Campo Quimil) la primera y segunda napa son mediocres por el
aumento de cloruros y sulfatos.

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DEPARTAMENTO DE TRANCAS:

No posee napas subterráneas con presión artesiana. Las formaciones


geológicas de la peniplanicie y el valle (la cuenca) consisten en acumulaciones de
materiales de meteorización en las capas superiores, permeables en general,
surcados después por fluvios y el río Salí, que abren vertientes dulces y salobres,
no favoreciendo la formación de napas artesianas surgentes. Sólo existen napas
semisurgentes y la calidad de sus aguas se estima como buena.

DEPARTAMENTO DE TAFÍ (PARTE ORIENTAL) Y DE LA CAPITAL:

Forman una unidad hidrogeológica con marco montañoso por el Oeste


(San Javier), por el N (elevaciones que cierran por el Sur a la cuenca de Tapia-
Trancas), y por el Este (Sierras de Medina y de La Ramada), cerros que
proporcionaron el material que rellenó la llanura a su pie con caracteres
permeables (esquistos y areniscas) e impermeables (arcillas, margas rojas
arenosas, areniscas arcillosas o margosas). La destrucción paulatina de las
montañas por la erosión con la nivelación y suavización del relieve subterráneo
con depósitos alternados de detritos finos y gruesos, originó las napas permeables
e impermeables en un conjunto las siguientes características:
1) las napas semisurgentes de caudales mayores se hallan antes de los 200
metros de profundidad,
2) las diferencias de los niveles piezométricos de las napas disminuyen hacia el
río Salí y hacia el SE; hacia el E se convierten en una sola napa acuífera,
3) el eje de la zona surgente coincide con el arroyo Manantial más o menos, su
angosta franja avanza hacia el N hacia Avenida Mate de Luna y Marcos Paz,
pero el gran aprovechamiento de ésta napas por Obras Sanitarias de La
Nación hizo descender el nivel piezométrico y pozos surgentes se convirtieron
en semisurgentes;
4) las napas acuíferas se empobrecen hacia el NE (Colmenar y Las Tipas) y baja
el nivel piezométrico;
5) la mayor abundancia de las aguas subterráneas se da en el sector S y SW
Ingenio Manantial y Amalia, mientras que las napas de caudal regular se
encuentran en subsuelo de toda la ciudad entre 100 y 150 metros y menos
con niveles piezométrico creciente hacia el SE;
6) el subsuelo tucumano cubierto en casi toda el área urbana por un grueso
manto de arena arcillosa con napas de aguas semisurgentes de buenos
caudales y a poca profundidad, permite a las industrias abastecerse
independientemente con aguas de buena calidad;
7) ninguna perforación necesita superar los 200 metros de profundidad.
La alimentación de las napas subterráneas limita a la cuenca local; las
lluvias escurren rápidamente por la inclinada pendiente de la Sierra de San Javier,
pero una parte se infiltra al pie de la montaña alimentando las napas subterráneas;
también toda el área por su parte superior infiltra quizás un 20 a 25% las lluvias
anuales que van a los depósitos subterráneos. Dadas las abundantes
precipitaciones, las napas subterráneas deben suministrar grandes caudales.
También el río Salí a su paso por el departamento, debe realizar un aporte
considerable al depósito subterráneo, en síntesis hay agua buena de suficiente
caudal entre 40 y 200 metros de profundidad, al pie de San Javier, en su
depresión oriental (línea de falla) y en algunas quebradas se hallan numerosas
vertientes, muchas aprovechadas para dotar de agua a la zona vecina (Yerba

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Buena, Marcoz Paz, Tafí Viejo); también allí en la angosta franja al pie de la
montaña se puede encontrar la primera napa a profundidades de hasta 30 metros,
pero alejándose de la montaña hacia el S ya a mayores profundidades.
Abastecimiento de agua potable por napas semisurgentes: Ciudad de San Miguel
de Tucumán (en parte), El Colmenar, Las Talitas, Barrio Santillán, Villa Mariano
Moreno, Los Pocitos, Cebil Redondo, Yerba Buena, Marcoz Paz, etc.

DEPARTAMENTO DE FAMAILLÁ:

Tiene ricos depósitos de agua subterránea con napas surgentes que se


manifiestan casi en toda la llanura. Las primeras napas son semisurgentes; la
estrecha franja al pie de las primeras lomas pertenecen a la zona semisurgente,
salvo excepciones donde a menos de 150 metros de profundidad se hallan napas
artesianas. Pero a corta distancia se inicia la zona surgente; o sea que casi toda la
llanura del departamento se halla en la zona surgente. En casi toda ésta parte la
napa freática tiene agua salobre y está expuesto a la contaminación; las napas
que siguen a 30 a 50 metros de profundidad, son aguas semisurgentes de buena
calidad, de caudales variables; las napas surgentes están a más de 100 metros de
profundidad especialmente las de mayores caudales. Abastecimiento de
poblaciones: Bella Vista, Famaillá, Reducción Río Colorado, El Manantial y Lules
en parte).

DEPARTAMENTO DE MONTEROS:

Tiene caudalosas napas subterráneas semisurgentes y surgentes en toda


su parte llana. Las napas permeables se profundizan a corta distancia del pie de la
montaña, de allí que el límite de la zona surgente corre cerca de la montaña; la
napa freática se halla a poca profundidad, dado el material fino de las capas
superiores que no favorecen una rápida infiltración de las copiosas lluvias de la
zona. Las napas semisurgentes con buenos caudales están a poca profundidad,
con niveles altos. Las surgentes están a más de 100 metros y los caudales
mayores se consiguen de las más inferiores. Descontando la napa freática, las
aguas de todas las demás napas son de muy buena calidad. Abastecimiento de
agua potable: Monteros, Acheral, Río Seco, Villa Quinteros, Simoca, Balderrama,
etc.

DEPARTAMENTO DE CHICLIGASTA:

En la llanura también posee caudalosas napas subterráneas (similares


condiciones geológicas y meteorológicas a las de las anteriores). Sin embargo una
parte grande de la zona surgente, la parte occidental de la llanura de éste
departamento, se abastece de las napas semisurgentes de poca profundidad y
niveles piezométrico altos; sólo la parte oriental recurre a la explotación de las
napas surgentes a más de 150 metros de profundidad. Todas las aguas surgentes
como semisurgentes son de buena calidad.

Abastecimiento de agua potable: Concepción, Arcadia, Trinidad, Medina,


Alto Verde, Monteagudo, Atahona, Chicligasta.

DEPARTAMENTO DE RÍO CHICO:

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Es una zona de transición entre el departamento de Chicligasta con aguas
subterráneas abundantes y el de Graneros pobremente dotado de ellas. Las
napas superiores son de regular caudal y nivel piezométrico alto, pero las napas
surgentes (con presión artesiana) están a grandes profundidades que aumentan
desde el pie de la montaña hacia el Este. Las napas semisurgentes se encuentran
desde los 29 metros de profundidad. Todas las napas son de buena calidad, aptas
para el consumo.

Villa Alberdi: agua potable a partir de napas semisurgentes y Clodomiro


Hileret, Aguilares, etc. con napas surgentes.

DEPARTAMENTOS DE GRANEROS – LA COCHA:

Ubicados al S de la provincia concluye aquí la cuenca subterránea ya que


las sierras del SO y las de Guasayán al SE estancan las aguas que bajan de las
sierras por las napas subterráneas, creando las condiciones para la presión
artesiana a cierta distancia del pie de la montaña. Las rocas que componen la
sierra tucumana (gneis, intrusiones graníticas) por su desintegración suministraron
gran parte del material que compone el subsuelo formando las capas permeables.
Otros elementos importantes son las tobas y cenizas volcánicas que se apoyan en
el granito muy espesas al pie de la montaña, material que formó las capas
impermeables en la llanura adyacente. También el loes eólico que aumenta mucho
hacia el Este, son los tres componentes principales del subsuelo. Más al Este se
agregan los detritos de las sierras de Guasayán compuestas de areniscas
apoyadas sobre granito. La parte S y SO con relieve más alto, no posee napas
con presión artesiana. La perforación de Taco Ralo que llegó casi a 500 metros de
profundidad no alcanzó la capa surgente. La napa freática contiene aguas saladas
inaptas, pero las semisurgentes más profundas tienen aguas de mejor calidad, los
caudales aumentan con la profundidad. En general en el S del departamento de
Graneros la primera napa se halla bastante lejos de la superficie y de pésima
calidad; provisión de aguas por lluvias o de pozos muy profundos. En la parte SO
las condiciones no son mucho mejor. La Cocha por ejemplo cambió de sistema y
se abastece del río San Ignacio.

El relieve en la parte N y NE del departamento es más bajo y varias napas


acuíferas profundas ya se manifiestan como surgentes; una de las primeras
perforaciones, la de Lamadrid, en 1908, alcanzó la napa surgente a los 151 metros
de profundidad, de aguas mediocres; las aguas de las capas superiores son
inaptas por su gran contenido de sales; a profundidades de más de 300 metros la
calidad del agua es buena, son blandas y además calientes. En general dentro de
la zona surgente la mejor calidad y más abundante caudal se halla en las napas
profundas de más de 200 metros de profundidad. En el departamento, existen
pozos surgentes de servicio público (en el N y NE del departamento) y servicio de
agua potable en La Cocha, Rumi Punco, Lamadrid, Taco Ralo, Guasapampa, San
José de La Cocha, San Ignacio, etc.

El uso del agua subterránea hacia el sector E y SE de la provincia


(ambiente semiárido), si se quiere lograr su desarrollo económico esencial
aprovechándolas correctamente ya sea surgente como semisurgente y la
aspersión es el riego indicado especialmente para aprovechar el agua subterránea
y aumentar la superficie de riego. Se estima que existen en la provincia unas 4000
perforaciones, aunque no llegan a 1000 las registradas (para bebida y riego en la

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llanura tucumana). No existe un ordenamiento legal para su aprovechamiento
racional y el hecho que se continúen efectuando perforaciones agrava la situación.

AGUAS TERMOMINERALES

Las zonas de aguas termales comprenden el SE de la provincia, abarcando


parte de los departamentos de Graneros y Simoca, y también prolongándose hacia
el N en los departamentos de Leales y centro-sur de Cruz Alta(zona llana
semiárida). Existen perforaciones importantes en Taco Ralo, Lamadrid, Páez,
Viltrán y Talamuyo. Geológicamente la zona está formada por depósitos
sedimentarios modernos (arenas, guijarros, arcillas, limos, loes y cenizas
volcánicas), con alternancias de capas permeables e impermeables, resultado del
acarreo y acumulación de los mismos, producto de la desintegración de las rocas
de las sierras del SO de la provincia. Las rocas esquistosas y graníticas
proporcionan el material permeable, y los depósitos arcillosos y tobáceos aportan
el material impermeable.

Las aguas subterráneas provienen de aguas superficiales que se infiltran


cargándose de sales minerales al lixiviarse los terrenos y adquieren temperatura
en su profundización. Su caudal está regulado por las condiciones pluviométricas
de la zona de alimentación con variaciones estacionales. La temperatura de éstas
aguas es variable y puede considerarse como valores extremos de 38° a 47°C. Se
trata de aguas claras, límpidas, sin materias en suspensión, sin olor, de sabor
fresco y agradable.

Análisis realizados en el Instituto Malbrán para muestras de los pozos de


Páez y Viltrán, revelan que se trata de aguas termales, meso (isotónicas),
radioactivas débiles, mineralizadas, sulfatadas, bicarbonatadas, cloruradas,
sódicas, cálcicas y potásicas. Todas las perforaciones citadas, salvo la de Taco
Ralo, son surgentes con buenos niveles piezométricos, hallándose las capas
termales a más de 100 metros de profundidad.

La existencia de las aguas termales en el SE de la provincia reclama la


realización de un estudio completo para su aprovechamiento, no sólo bajo el
aspecto curativo con la creación de colonias termoclimáticas, sino también ante la
posibilidad de una explotación industrial mediante el envasado del agua para
bebida y la creación de un centro turístico invernal.

POZOS TERMALES. Características


UBICACIÓN PROFUNDIDAD NIVEL CAUDAL/HORA TEMPERATURA
Talamuyo 454 m +9,60 m 5000 39°C
Lamadrid 308 m +15,40 m 33000 39°C
Taco Ralo 436,50 m -10,40 m 3000 38°C
Viltrán 426,50 m +9,00 m 10000 45,3°C
Páez 276,35 m +6,00 m 46000 38°C

Este apunte es para uso exclusivo de los alumnos de la asignatura Geografía


de Tucumán.
Elaboración: Prof. Alicia Irene García.
Tipeado, actualización y diagramación: Dra. Ana Isabel Rivas.

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BIBLIOGRAFÍA GENERAL
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