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Hidrografia de Tucuman
Hidrografia de Tucuman
Fuera del territorio provincial, el río Dulce recorre zonas más bajas,
tomando las características de un río alóctono, pues se convierte en un curso
extraño para el área en que discurre y, durante su recorrido por la provincia de
Santiago del Estero y hasta llegar al norte de Córdoba, no recibe ningún afluente
permanente que pueda aumentar o mantener su caudal. Además, recordemos que
este río desemboca en la zona próxima a la laguna de Mar Chiquita,
incorporándose de esta manera al conjunto hidrográfico del interior argentino con
cuencas endorreicas.
a) Hacia el sur, una zona sin desagüe, se extiende paralela al río Marapa (afluente
más austral del Salí). Ésta ocupa el área comprendida entre las sierras
septentrionales del Alto o Ancasti hasta la sierra de Guasayan (hacia el este),
formando una franja fronteriza entre Tucumán, Catamarca y Sgo.del Estero.
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c) En el Oeste, pasando por el Valle de Santa María, la zona marginal está bien
definida por alta zona cumbral de las Cumbres Calchaquíes y del Aconquija con
los cerros Muñoz y de las Animas y Nevados del Aconquija, mientras que hacia el
Sur encontramos, fuera del territorio provincial, la ya mencionada extensión de la
red hidrográfica del Salí que llega hasta el Oeste del Campo del Pucará y faldeo
Norte de la Sierra de Ambato.
De esta manera, se advierte que entre los 26° y 28° de latitud S las sierras
de Tucumán desempeñan un papel fundamental, desde el punto de vista
hidrográfico, pues son las barreras que impiden el paso de las masas de aire
húmedas hacia el Oeste y cuyo ascenso forzado produce la condensación y
precipitaciones sobre su flanco oriental. Este hecho ha permitido el desarrollo de la
importante red hidrográfica del río Salí-Dulce.
El valle fluvial del Salí se halla enmarcado por varias series de cordones
montañosos de dirección principal longitudinal, cuyas manifestaciones más
imponentes y elevadas se levantan en su marco occidental (Sierras Pampeanas).
En efecto, el complejo montañoso principal, con culminaciones superiores a 5000
m., se extiende como una alta muralla ininterrumpida desde los Nevados del
Aconquija, con sus desprendimientos longitudinales en el Sur separados por valles
tectónicos, hasta las Cumbres Calchaquíes en el Norte, donde las unidades
serranas también aparecen alternadas con valles de dirección longitudinal que van
decreciendo en altura hacia el Este hasta alcanzar la parte más deprimida de la
Cuenca de Tapia-Trancas por donde corre el río colector (río Salí). De esta
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Concepción, donde la llanura llega hasta el pie mismo del Aconquija.
Hacia el Noreste de la provincia, el valle fluvial del río Salí, hasta las
cercanías de la ciudad de San Miguel de Tucumán, se encuentra enmarcado o
limitado por un conjunto de cordones montañosos longitudinales de alturas medias
entre 1500 a 2000 mHS, donde tienen sus nacientes los afluentes que recibe el
Salí por su margen izquierda. Se trata de cordones con vertientes abruptas hacia
el oeste y con suave inclinación hacia el Este hasta perderse en la llanura
chaqueña-santiagueña, los que corresponden a las Sierras de Medina, Nogalito,
del Campo y de La Ramada (Sierras Subandinas), donde las últimas estribaciones
de la Sierra de Medina avanzan hasta encontrarse con las últimas estribaciones de
la Sierras de San Javier (Taficillo), encerrando a su vez por el sur la Cuenca de
Tapia-Trancas (extendida hacia el norte) y por donde el río Salí se abre paso por
una estrecho desfiladero (cajón del Cadillal) hasta salir a la llanura central.
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serranos, donde se sitúan las cuencas activas o de aporte de los ríos debido,
como ya se indicó a los aportes pluviales desde las fuentes atlánticas,
especialmente por efectos de la masa de aire Tropical Marítima.
Esta sección corresponde al sector que se extiende entre las nacientes del
río Salí hasta su paso por el Cajón de El Cadillal, quedando de esta manera
involucrado el avenamiento de toda la Cuenca de Tapia-Trancas 1 . Desde el punto
de vista fluvial esta sección ofrece las siguientes características:
· El colector principal (curso superior del Salí) corre con sensible orientación
Norte-Sur, desplazándose gradualmente hacia el sector oriental de la Cuenca
de Tapia-Trancas.
El Río Salí tiene sus nacientes en las Cumbres Calchaquíes, las que
constituyen la divisoria de aguas entre su cuenca y la del río Santa María-
Guachipas-Pasaje-Salado. El río se origina en las sierras de Carahuasi y Santa
Bárbara como resultado de la unión del río Pantanilllo o Arrayán y del río de las
Cañas que forman el río Anta. Este último recibe, por su margen salteña, el arroyo
Sunchal y los ríos de la Cortadera y Grande del Sauce y por su margen derecha,
recibe al Barburín, el que a su vez recibe las aguas del río Rodeo. Desde aquí el
río discurre con dirección Oeste-Este y toma el nombre El Brete y recibe, por su
margen izquierda (Salta), al río Casas Viejas y al Clavisán; después de esta unión,
saliendo de la zona montañosa, el río toma el nombre de Tala y toma dirección
Sudeste recibiendo al río Duraznito. Desde esta zona, el Tala corre con dirección
Norte-Sur, con desplazamiento hacia el este, es decir hacia el faldeo occidental de
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Área de fractura y hundimiento entre las Sierras Subandinas del NE y la vertiente
oriental de las Cumbres Calchaquíes.
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la Sierra de Medina, esto posiblemente por efectos del empuje de los sedimentos
que aportaron los cursos occidentales y de movimientos tectónicos.
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El río ALURRALDE, CHUSCHA O CHOROMORO se forma a partir de las
nacientes de los ríos Rearte (con naciente en el Cerro Agua Blanca), de las
Cuevas y Potrero (con naciente en el Cerro Pabellón). Este último se forma de la
unión de los arroyos Don Gonzalo y Las Criollas. Aguas abajo, el río Alurralde
recibe al arroyo de las Lechuzas. El río principal se define desde las Juntas,
corriendo por un estrecho valle, formado entre el Alto de la Totora y el cerro Taco
Yaco, y desemboca en el río Salí en las cercanías de San Vicente.
El río TAPIA se origina de la unión del río de las Tipas o de Raco y de los
Planchones, los que a su vez tienen como tributarios al arroyo del Bajo y el río de
la Cañada, es decir que éste es el colector de las aguas de la ladera oriental de la
Sierra del Siambón. De esta manera, se advierte que las nacientes del Tapia se
encuentran en los cerros Cabra Horco y de los Planchones y se convierte en
cauce principal a la altura del faldeo noroeste del Taficillo para desembocar
finalmente en el Salí, casi frente a la desembocadura del río Loro por la margen
izquierda.
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permiten trazar la curva del año hidrológico del Salí; en El Cadillal: el río registra
un sólo período de crecida que se produce entre noviembre y abril, la época
lluviosa, y con un máximo en febrero, mientras que durante el resto del año es
bajante. A continuación se presenta una síntesis de los valores de caudales:
Valores de caudales del río Salí (estación El Cadillal)
Caudal máximo instantáneo (1 de enero de 1940) 800 m³/seg
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Esta sección de la cuenca del Salí se extiende desde El Cadillal hasta el
codo de Leales, donde el río tuerce su dirección hacia el Sudeste.
En primer lugar debemos citar al más importante afluente del Salí por su
margen izquierda u oriental: el río Calera, cuya cuenca desagua el sector
meridional y más occidental de la Sierras del Nordeste de la provincia. El río
Calera nace entre las Sierras de Medina y Nogalito, recolecta aguas en el Valle de
El Timbó y desemboca algunos kilómetros más al sur que el río Loro. Sólo lleva
aguas superficiales hasta el Salí cuando está crecido.
Desde la unión del río Calera con el Salí, éste ya no recibe ningún aporte
desde la margen izquierda, salvo algunos arroyos, ciénagas y vertientes de corto
desarrollo y con caudales intermitentes. De esta manera, se advierte que la
unilateralidad de la cuenca fluvial se hace perfecta hacia el sur. Los pocos aportes
que el río recibe, aparte del río Calera, desaguan la parte sur de la Sierra de
Medina; ejemplos de éstos son los arroyos del Ojo y El Timbó.
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Norte desde los Bordos de la Puerta de Palavecino, ya que desde el faldeo
occidental de la Sierra de la Ramada la mayoría de los arroyos son intermitentes.
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La cuenca del río LULES se caracteriza por una notable jerarquización de
la red fluvial, producto de la captación de los cursos de montaña longitudinales
(dirección N-S) hacia el río principal. La cuenca ocupa un área con buena dotación
pluviométrica, debido a la existencia de cadenas montañosas paralelas que
sucesivamente van provocando precipitaciones orográficas que, a su vez permiten
el desarrollo completo de la selva subtropical. La cuenca abarca una superficie de
640 km² en el área montañosa y tiene un módulo de 5,30 m³/s.
El río Lules tiene sus nacientes en las Cumbres Calchaquíes con el río
Liquimayo o Duraznillo, el que primero sigue rumbo Este recibiendo al río de La
Hoyada y luego presenta quiebres hacia el Sur, el primero por la quebrada del
Garabatal, entre las sierras de Anfama y el Siambón. Desde el cerro Pabellón
recibe al río San José y de la Ramadita y desde las Cumbres de Cabra Horco al río
San Miguel; de esta manera se forma el río Garabatal con dirección Norte-Sur,
tuerce luego por un corte transversal donde recibe en ángulo recto al río de
Anfama, de orientación Oeste-Este formado por los ríos de la Ciénaga y de Mala
Mala, éstos últimos formados por numerosos arroyos que drenan las faldas de los
cerros Pabellón, de Tafí y Mala Mala. A la salida de dicho corte transversal, el río
toma el nombre de Río de las Juntas o de la Quebrada y toma nuevamente
dirección longitudinal entre las Sierras de Mala Mala y Periquillo; por su margen
izquierda, hacia la punta Sur de Periquillo, recibe al río San Javier que drena el
valle del mismo nombre y donde se reúnen las aguas de las faldas orientales de
Periquillo y Lomas Montuosas y occidental de San Javier. Hacia el Sur de esta
junta, por su margen derecha también, recibe al río de las Tablas el cual a su vez
está formado por el Rodeo Viejo y otros arroyos que bajan de las Cumbres de Tafí.
Además, por esta misma margen, más al Norte, desde el filo de Mala Mala, recibe
al arroyo Duraznillo.
Se supone que esta serie de codos, casi rectos, fueron originados por
perturbaciones tectónicas sobre una penillanura o peniplanicie troncal premiocena,
con valles de dirección Este-Oeste. Al producirse un ascenso unilateral, estos
valles se profundizaron hasta que, por fallas de rumbo Norte-Sur, los ríos toman
dirección longitudinal; estos tramos longitundinales nuevos se unieron con los
tramos transversales anteriores dando como resultando ese trazado particular de
la red, con combinación de antecedencias y capturas, ajustes y control estructural
de la hidrografía.
La cuenca del Río Lules limita, por el Oeste, con el extremo sur de las
Cumbres Calchaquíes y Cumbres de Tafí, por el Norte con las Cumbres de Cabra
Horco y por el Este con la Sierra de San Javier. A estos límites se suman los
numerosos cursos que recibe la cuenca desde el ancho macizo de las Cumbres de
Mala Mala. Actualmente el Río Lules, a la salida de la Quebrada homónima,
presenta un lecho amplio, arenoso y gran cantidad de cantos rodados. Su ancho
llega a 200 metros a la salida de la quebrada. Pasando la ciudad de San Isidro de
Lules, con dirección este, el río forma un estrecho surco que describe meandros
cerrados, cortados en aluviones recientes (conos aluviales). Mientras que ya en el
área de la llanura central, por la margen izquierda, recibe las aguas del arroyo el
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Manantial, que viene con dirección norte-sur y está alimentado de vertientes
(Yerba Buena) y por los caudales procedentes de la vertiente oriental de San
Javier. Además, luego de la unión con el arroyo Manantial, el río Lules llega al Salí
con dirección SE y en ese corto tramo recibe algunos cortos cursos originados en
vertientes de aguas subterráneas, por ejemplo el arroyo Toro.
El río BALDERRAMA: este río toma este nombre a partir de la unión del río
Romano con el río Pueblo Viejo. El primero, se inicia en el Abra del Infiernillo (3020
metros), situada entre las Cumbres Calchaquíes y el Cerro Muñoz, desciende por
el Valle de Tafí, con el nombre de río Taif, donde recibe importantes torrentes que
descienden desde el Cerro Muñoz por ejemplo el río Blanco (famoso por su
enorme cono de deyección y sus arrasadoras crecientes), el río de la Ovejería, el
río Mollar; mientras que por el este los afluentes son menos numerosos.
Posteriormente, el río Tafí se abre paso por la Quebrada de la Angostura, donde
fue capturado (Dique la Angostura 1978) y sale hacia la llanura a través de la
quebrada de Los Sosa, donde recibe también caudales originados en dicha
quebrada. El río de Los Sosa, aguas abajo se denomina Mandolo, al recibir las
aguas del afluente del mismo nombre (margen derecha) y que está formado por
ríos que bajan del faldeo más oriental próximo a la llanura. Por otra parte, el río de
Los Sosa también recibe, desde su margen izquierda, al Chuscha (Yachucha?),
formado por los ríos Caña Horcones y de la Quebrada.
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otras corrientes menores que vienen del Oeste como el río de las Animas y el río
Nevado.
Todos los ríos de la cuenca del Balderrama corren por la llanura en forma paralela,
a través de cursos amplios, meandrosos y con abundante caudal en verano,
intercalándose entre ellos arroyos importantes originados en la misma llanura. Por
ejemplo, tenemos el arroyo del Rey que va al Salí; el Calimayo y el Caturú que van
al Colorado, el de la Cruz que dirige hacia el Famaillá, el Manchalá y Agua Blanca
que van al Balderrama. Los depósitos de todos estos ríos, unidos a los del propio
Salí, provocaron la interrupción de las desembocaduras individuales de estos ríos
en el colector eje, formándose así un colector paralelo al Oeste y uniendo en un
sólo tronco, a un nutrido grupo de ríos; se trata de las corrientes yazoo (proviene
del río Yazoo que corre por el lecho de inundación del Misissippi, separado por los
muros naturales de contención hasta que puede desembocar en él). A su vez, el
desplazamiento del Salí hacia el este se ve favorecido por el continuo descenso a
que está sometida la zona.
La cuenca total del Balderrama se extiende casi por 3.000 km². Por la
magnitud de esta cuenca se estima que su derrame medio anual sería de unos
1.000 Hm³, lo que daría un módulo de 30 m³/s, caudal casi desaprovechado por la
falta de obras de riego (Pueblo Viejo: usina hidroeléctrica con dos tomas de agua
de pelo libre en los ríos La Horqueta y Los Reales). Sin embargo, mediciones de
tres años sobre el puente del ferrocarril Gral. Belgrano, sobre el Balderrama, dan
un módulo de 15,7 m³/s y un derrame anual de 495 a 600 Hm³, mientras que en un
período de dos años su módulo, es de 19,16 m³/s, con un caudal máximo de 853
m³/s y uno mínimo de 1,23 m³/s. De esta manera, el río Balderrama constituye una
de las corrientes tributarias del Salí con mayor caudal.
Comprende esta sección las cuencas que desaguan en el río Salí desde el
codo de Leales hasta el Río Hondo. En este sector, el colector eje describe una
brusca curva atraído por la depresión existente al Norte de las Sierras de
Guasayan, cambiando la dirección de su curso y tomando rumbo hacia el Este
(Río Hondo) y luego hacia el Sur, ya en zona extraña a su cuenca de alimentación.
En esta parte del curso inferior del Salí se encuentran los afluentes de más
largo recorrido que discurren por la llanura y que le llegan desde el Oeste. Ellos
corren en forma paralela sin recibir afluentes importantes, presentan cursos
amplios y meandrosos, con abundante caudal en el verano. Además, la mayoría
de los ríos que llegan al Salí por el Oeste, lo hacen, en general uniéndose de
manera inmediata y directa. Esta particularidad se origina por la pendiente
uniforme que resultó de la unión de los sucesivos abanicos y playas de arrastre
(conos de deyección abandonados), donde una serie de ríos, caudalosos o
modestos, corren paralelos, con dirección Oeste-Este, hacia el eje hidrográfico y
desembocan en él, independientemente y a corta distancia uno del otro.
En esta sección Sur se distinguen dos zonas: las cuencas del Río Seco,
Gastona y Chico, situadas íntegramente sobre la vertiente oriental de las sierras, y
las cuencas del río Medina y del Marapa o Graneros, cuyos cursos han logrado
atravesar las cadenas montañosas (estribaciones sur de los Nevados del
Aconquija) y reciben aportes desde los faldeos occidentales de las mismas.
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El río SECO drena una cuenca de 180 km.² y sus cabeceras no logran
llegar hasta las más altas cumbres. Además, no recibe ningún afluente importante
durante su trayecto y es posible que haya perdido algunos afluentes superiores, al
ser capturados los mismos por tributarios del río Solco que retrocedieron hacia el
Norte.
El río GASTONA tiene una cuenca de 640 km² y se extiende sobre una de
las áreas de mayores precipitaciones de la provincia, con más de 2000 mm al año.
Se trata del área denominada por Rohmeder como "Bahía de Concepción", la que
se encuentra acompañada del gran desarrollo de la selva y bosques subtropicales
serranos. El Gastona se forma de la unión del río Solco, del arroyo Membrillo y del
río Conventillo. Este último a su vez está formado por la unión del río de las Pavas
con el río de La Jaya y su afluente el Sonador; todos con fuentes directamente en
las más altas cumbres de los Nevados del Aconquija, formados en las escotaduras
de origen glaciárico (circo del Cochuna o Nevado del Cochuna). Se trata pues de
verdaderos ríos "consecuentes" que siguen el declive de la sierra en forma
paralela. La red hidrográfica en este sector está ganando extensión hacia el
Oeste, más que en ninguna otra parte de las Sierras, como consecuencia de la
enérgica erosión que despliegan estos fluvios (erosión retrocedente, capturas).
El río MEDINA: se forma a partir de la unión del río Cochuna, cuya cuenca
se desarrolla en la vertiente oriental de los Nevados del Aconquija (circos
glaciarios), con el río de las Cañas, que se origina al oeste de las Cumbres de
Narváez.
El río Cochuna, a partir de sus nacientes, sigue con rumbo general Oeste-
Este, pero más o menos a la altura de los 2.000 o 2.500 msnm tuerce en dirección
hacia el Sur (tramo longitudinal), ajustándose a la falla existente en ese sector (río
de la Laguna- Laguna del Tesoro, en una terraza interior). Esta área corresponde a
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la gran depresión tectónica del Campo del Pucará, Valle del Suncho y río Cochuna
acompañado en el Este por una serie de morros; a través de uno de estos morros
(Cerro de los Pinos) se producirá en términos más o menos cercanos la captura
del Cochuna por el arroyo Sonador, afluente del Jaya. El Cochuna sigue la
dirección de la falla hasta que, en la Esquina Grande, tuerce de nuevo hacia el
Este, donde se forma un codo de captura, por el curso oriental; allí recibe
importantes afluentes: el río Vallecito, el río Bolsón, etc. En esta zona, debido a la
activa erosión retrocedente de los fluvios, las amenazas de capturas son muy
frecuentes.
En general para la sección Sur del río Salí, los ríos que se originan en los
Nevados, disponen también de alimentación nival, además de la pluvial. Esas
precipitaciones sólidas permiten reducir en cumbres el torrentoso escurrimiento
superficial que se da abajo y al mismo tiempo favorece a la formación de una
mayor reserva subterránea que regula la distribución anual de los caudales.
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A pesar que el río del Campo esta seco en invierno, el río Medina mantiene
su caudal con los aportes del Cochuna, del Potrero y Chacras (Nevado del
Candado, etc.); durante el verano el río Potrero sí aporta bastante su caudal y
debido a las crecidas considerables que se producen en él. Estas crecientes se
deben a las características de su cuenca, en el Campo del Pucará y los efectos de
las tormentas estivales típicas (Obra en construcción: Dique Potrero del Clavillo,
actualmente paralizada).
El río CHICO tiene su cuenca localizada sobre los faldeos de las Sierras de
Santa Ana (cordones orientales menores) y en su primer tramo, no revista mucha
importancia. Aguas abajo, se unen al río Medina para desembocar finalmente en el
río Graneros. El río Chico, cerca de Nueva Trinidad, recibe al arroyo Barrientos
(con su naciente en la zona pedemontana) y después de su unión con el río
Medina, recibe también al arroyo Matazambi cuyas nacientes están en la Silleta de
Escaba.
El último río, dentro de la sección Sur de la cuenca del río Salí, está
representado por el río Marapa o Graneros, que tiene una cuenca de
aproximadamente 1.000 km² y casi la mitad de la misma se encuentra en la
provincia de Catamarca. Se estima su caudal mínimo en 500 l/s pero, durante sus
crecientes sobrepasa en forma este valor. En Tucumán recoge las aguas del río
Chavarría y en Catamarca, las aguas que nacen en el borde Sur del Campo del
Pucará, donde se origina el río Singuil, el que se une al río Chevarría en la boca
de la quebrada de Escaba, por donde cruza la Silleta de Escaba, para luego salir a
la llanura (allí se construyó el Embalse de Escaba). En esta área los aportes
meteóricos son de irregularidad notable.
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Inmediatos a la cuenca del río Graneros se encuentran los ríos San Ignacio
y San Francisco o Huacra, ambos originados en el oeste de las sierras y
presentando idéntica inversión de sus rumbos como el río Singuil, lo que indicaría
también capturas de las cabeceras submeridionales, debido a una fuerte erosión
retrocedente de los fluvios situados sobre los faldeos orientales. El Río San
Ignacio ha capturado por ejemplo al río Balcozna, entre las sierras de Balcozna,
Los Pinos y del Molle, y sale por la quebrada entre el Cerro Quico y la Sierra de
Potrerillo. El río San Francisco recoge aguas del valle longitudinal entre Sierra de
Potrerillo y sierra de Los LLanos y de otros procedentes del Sur.
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(arenas), obstruyéndose así los amplios lechos, especialmente en la época de
crecientes, causando inundaciones y desviaciones de curso. Esta coincidencia de
mayor caudal, mayor fuerza de trasporte y máxima cantidad de arrastre, genera
entonces los notables cambios en los cauces, formándose nuevos cursos,
destrucción de barrancas, acumulación aluvional en las zonas inferiores,
estancamiento en pantanos y formación de nuevos codos en los trechos inferiores.
Cuanto más se acercan estos ríos al Salí, ellos se presentan más divagantes y
arbitrarios; formando meandros y edificando islas y penínsulas. La construcción de
ferrocarriles y caminos con sus cortes y terraplenes, y la desaparición de la tupida
vegetación originaria que dificultaba el deslizamiento de las aguas, ha cambiado el
régimen de desagüe de tal manera que ahora las avenidas bajan más rápido y con
mayores caudales.
Al entrar el río Salí en Santiago del Estero tenía un ancho de 400 metros y
una pendiente de 0,8%. En la estación de aforos de El Sauce (58 km aguas abajo
de Río Hondo) la cuenca activa del río Salí-Dulce alcanza a 20.000 km²; la
afluencia meteórica anual aumenta a más de 17.250 Hm³; con un derrame medio
anual entre 2.721 y 3.000 Hm³ y un módulo de 86,4 m³/s. La potencia de la cuenca
o caudal específico es de 4,3 l/s/km², su caudal máximo medio es superior a los
1.200 m³/s y su caudal mínimo medio es de 6,1 m³/s.
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transforma en un río alóctono, se pierden en la llanura santiagueña próxima. Sobre
el puente ferroviario la longitud del río es de 65 km, la potencia de la cuenca llega
a 0,44 l/s/km², esto es considerando 6 años de observaciones realizadas por la
provincia; la superficie de la cuenca es de 850 km², su módulo es de 0,37 m³/seg.
y su derrame anual de 11,6 Hm³.
Luego de unirse el río Nío con el Chorrillos, sigue como un único río bajo el
nombre de el Cajón o Tajamar, el cual aprovecha una falla oblicua de reajuste,
separando la sierra del Campo y de la Ramada. Bordea con una amplia curva a la
Sierra del Campo, desde donde recibe varios arroyos. Frente a El Sauce el río se
encajona en un lecho profundamente excavado por el mismo; sus barrancas son
altas y abruptas, se trata de un verdadero canal de erosión con carácter de valle
antecedente. Entre El Sauce y El Cajón el río aprovecha la línea de falla para
continuar su curso (cauce ancho y asimétrico) y por un lado, lo bordea la alta
muralla cristalina de la Sierra del Campo y por la otra orilla están los terrenos
sedimentarios terciarios de lomas bajas de La Ramada. En la llanura el río corre
por un lecho arenoso, de escasa pendiente, meandroso, formando islas y se
bifurca en dos brazos, uno de ellos se llama río Muerto; ambos se pierden por
evaporación e infiltración en las cercanías a Benjamín Aráoz. En el dique El Cajón,
tenemos una superficie de 300 km² para la cuenca, con un módulo de 0,67 m³/s,
un derrame anual de 21 Hm³ y una potencia de la cuenca de 2,2 l/s/km². Esto es
según 4 años de observaciones de la provincia. Pero según Rabsium, el caudal
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medio anual es de 1,36 m³/s, el caudal máximo de 184,4 m³/s y su derrame anual
de 43 Hm³.
Hay que destacar que la cuenca del río Urueña, posiblemente antes
conseguía llegar hacia la cuenca del río Horcones (Salteño: Rosario de la
Frontera), que se pierde en la zona Noroeste de Santiago del Estero y que
posiblemente integraba la cuenca del río Salado del Norte, mientras que hoy
concluye o desaparece en una zona de bañados, etc.. Esto manifiesta
nuevamente una atrofia hidrográfica, por razones climáticas de aridez.
Los tributarios que este río recibe desde las montañas en territorio
tucumano, son precarios, intermitentes y debilitados por las tomas de aguas para
riego. El más importante entre estos afluentes es el que baja desde el Infiernillo,
con dirección hacia el NNO: el río Amaicha, el que discurre por la Quebrada
homónima y generalmente no logra alcanzar las aguas del río colector. Desde el
Oeste tampoco llegan al río Sta. María afluentes directos, pues el riego consume
sus aguas antes de alcanzar al río eje, salvo en el caso de crecientes muy fuertes.
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El río Santa María se desarrolla en un lecho amplio, con brazos divagantes;
en épocas normales mantiene su caudal mayormente con napas subterráneas y
vertientes cercanas al lecho. Como este curso se comunica con el río Juramento-
Salado del Norte, pertenece a la vertiente atlántica. Es llamativo el hecho que la
amplia y caudalosa cuenca del Salí-Dulce que de sin desagüe al mar, mientras que
el río Santa María que se desarrolla precariamente entre arenales y semidesiertos,
tiene comunicación con el océano.
El río Santa María, por su margen izquierda, recibe los siguientes afluentes
más destacados, que descienden de la Sierra de Quilmes: río de la Mesada, el río
Quilmes, el río de las Cañas, Pichao, Managua, Anchillo; los tres últimos con sus
crecientes suelen provocar serios problemas de inundaciones en las poblaciones
de Colalao del Valle y en otras. Por su margen derecha, procedente de las
Cumbres Calchaquíes (vertiente occidental), recibe al río Caspinchango,
procedente desde el cerro Muñoz, al igual que algunos cursos afluentes del
Amaicha, como el río de los Colorados, de las Salinas y el río de los Corrales.
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El río Amaicha nace en la zona del Infiernillo y su quebrada se orienta, con
dirección SSE-NNO, a través de la cubierta sedimentaria cretácico-terciaria y
cuaternaria (Grupo Santa María, del Terciario), donde se han elaborado los niveles
de glacís y se han depositado los abanicos aluviales respectivamente. Además,
esta quebrada responde a una falla de reajuste. Recibe por su margen derecha al
río Ampimpa; otros afluentes son el arroyo Casiaco que se une el arroyo de la
Cañada un poco antes de llegar a Santa María, el río Yasyamayo y el río Lara-
Julipao, entre otros. Los afluentes de esta margen tienen menor caudal y son
intermitentes prácticamente en todo su curso, esto se debe a que ellos se
encuentran en las vertientes serranas de sotavento donde se registran menores
precipitaciones, situación diferente que los de la margen izquierda donde la
vertiente serrana se encuentra a barlovento.
Datos hidrológicos:
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Los sistemas montañosos marginales que determinan la cuenca de
alimentación del río Salí-Dulce, continúan en sus estructuras debajo de la
superficie moderna, conservando probablemente un relieve parecido al visible.
El descenso es continuo, más marcado en la parte S de la llanura donde se
encuentran napas subterráneas de formación Cuaternaria y reciente, hasta
cerca de 300 metros de profundidad; del mismo modo, las aguas termales
surgentes de los departamentos de Graneros y Burruyacu evidencian la gran
profundidad hasta donde llega este relieve accidentado. Éstos hundimientos
están rellenados por material de acarreo fluvial (guijarros, gravas, gravillas,
arenas), lacustres (limos, yesos, arcillas) y eólicos (loes, arenas y cenizas).
DEPARTAMENTO DE BURRUYACU:
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las de Chilcas y Villa Burruyacu, se encuentran a más de 200 metros de
profundidad, lo que implica un elevado costo para la construcción de pozos, pero
los buenos caudales que poseen justifican la inversión; aún a mayor profundidad
existen napas más caudalosas. Las capas permeables de la zona están formadas
por arena, cascajo, ripio, producto de la descomposición del basamento
precámbrico de las sierras y las capas impermeables son arcillosas, producto de la
acumulación de los sedimentos mesozoicos y terciarios: margas arenosas rojas,
areniscas arcillosas, cal, también entre los depósitos sueltos de la llanura esta el
loes eólico y redepositados por el agua en capas permeables ricas en cal o tosca,
o en capas impermeables muy arcillosas por lixiviación de la cal la llanura al pie
de las sierras es un verdadero cono de acarreo compuesto de esos depósitos
provenientes de la destrucción de la sierra. Las capas permeables de arena,
cascajo y ripio son los principales receptáculos del agua subterránea de la zona.
DEPARTAMENTO DE LEALES:
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DEPARTAMENTO DE TRANCAS:
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Buena, Marcoz Paz, Tafí Viejo); también allí en la angosta franja al pie de la
montaña se puede encontrar la primera napa a profundidades de hasta 30 metros,
pero alejándose de la montaña hacia el S ya a mayores profundidades.
Abastecimiento de agua potable por napas semisurgentes: Ciudad de San Miguel
de Tucumán (en parte), El Colmenar, Las Talitas, Barrio Santillán, Villa Mariano
Moreno, Los Pocitos, Cebil Redondo, Yerba Buena, Marcoz Paz, etc.
DEPARTAMENTO DE FAMAILLÁ:
DEPARTAMENTO DE MONTEROS:
DEPARTAMENTO DE CHICLIGASTA:
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Es una zona de transición entre el departamento de Chicligasta con aguas
subterráneas abundantes y el de Graneros pobremente dotado de ellas. Las
napas superiores son de regular caudal y nivel piezométrico alto, pero las napas
surgentes (con presión artesiana) están a grandes profundidades que aumentan
desde el pie de la montaña hacia el Este. Las napas semisurgentes se encuentran
desde los 29 metros de profundidad. Todas las napas son de buena calidad, aptas
para el consumo.
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llanura tucumana). No existe un ordenamiento legal para su aprovechamiento
racional y el hecho que se continúen efectuando perforaciones agrava la situación.
AGUAS TERMOMINERALES
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