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VIGOREXIA Y CULTO AL CUERPO,


ALTERACIONES DE LA IMAGEN CORPORAL EN
HOMBRES

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Jose I. Baile
Universidad a Distancia de Madrid
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VIGOREXIA Y CULTO AL CUERPO, ALTERACIONES DE LA IMAGEN
CORPORAL EN HOMBRES.

Ignacio Baile Ayensa.


Profesor Psicología Social, Centro
Asociado UNED- Tudela (Navarra)

E-mail: ignaciobaile@hotmail.com

PALABRAS CLAVE: Anorexia, Vigorexia, Alteraciones de la Conducta Alimentaria, Culturismo,


Imagen Corporal.

RESUMEN:

INTRODUCCIÓN. Los trastornos de la conducta alimentaria, así como las alteraciones de la


imagen corporal han sido consideradas como alteraciones típicamente femeninas, proponiéndose
relaciones de 1/10 en cuanto a prevalencia. Sin embargo en los últimos años se ha comprobado un
incremento sustancial en una alteración de la imagen corporal en hombres, que se concreta en una
excesiva preocupación por el desarrollo y vigor muscular, alteración que se sospecha está
altamente ligada con otras psicopatologías.

El objetivo de este artículo es revisar las aportaciones científicas en este ámbito en cuanto a
definición, prevalencia y patología asociadas de esta afección masculina.

METODOS. Se revisan 25 trabajos científicos publicados en revistas nacionales e internacionales


referentes a alteraciones psicopatológicas asociadas al ejercicio excesivo, fundamentalmente en
gimnasios, con objeto de desarrollar muscularmente el cuerpo.

RESULTADOS. No existe un consenso científico en cuanto a la definición de estos trastornos,


siendo "Anorexia inversa" o "vigorexia" los más utilizados. La mayoría de los trabajos han
encontrado correlaciones positivas entre práctica excesiva de ejercicio en gimnasios y alteraciones
de la imagen corporal y conductas alimentarias. En EEUU se estima que podrían ser 1.000.000 de
hombres, los afectados, y 20.000 en España.

CONCLUSIONES. Los datos ponen de manifiesto que existe una alteración, fundamentalmente
masculina, de la imagen corporal, que en castellano podría denominarse vigorexia, a la que se le
ha prestado poca atención hasta el momento, pero que muestra una importante relación con
psicopatologías graves.

Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis Enero 1970. Psiquiatria.com -1-


Introducción

Una macro-encuesta a nivel nacional en EEUU (1) puso de manifiesto que en poco más de dos
décadas, desde 1972 a 1997, la población femenina insatisfecha con su cuerpo se duplicaba (del
25% al 56 %) pero que la población masculina insatisfecha prácticamente se triplicaba (del 15% al
43 %), ver Figura 1. Probablemente asistimos en los últimos años a una presión cultural hacia los
hombres para mantener determinado aspecto físico, como lo ha existido a lo largo de gran parte de
la historia de la humanidad hacia la mujer, y que durante el siglo XX se intensificó, elevando a la
delgadez al altar de la belleza y el éxito.

La presión sociocultural hacia los hombres no ha sido lo suficientemente intensa, o los recursos
psicosociales masculinos son protectores hacia estas presiones, ya que de forma consistente se ha
comprobado que las alteraciones comportamentales, como son los Trastornos de la Conducta
Alimentaria, tenían prevalencias masculinas 10 veces más bajas que en mujeres (2).

Sin embargo en la última década del siglo pasado, se puso de manifiesto que la presión que los
hombres sufrían sobre su imagen corporal era la de "fitness" o de desarrollo muscular, sin grasa. Si
bien las mujeres deseaban adelgazar, los hombres deseaban ganar peso a través de masa
muscular, desarrollando volumen (3,4).

Esta diferente presión ha provocado que miles de hombres en las sociedades occidentales inicien
actividades deportivas específicas para mejorar su aspecto físico, y en concreto se aficcionen al
uso de gimnasios. Autores españoles (5) ya pusieron de manifiesto que el importante incremento
de la práctica de ejercicio de tipo individual que en los últimos años se observa, está asociado a
cuestiones estéticas y a posibles alteraciones psicopatológicas relacionadas con la comida y el
peso, lo que no ocurre con los deportes grupales. Se estima que en España hay más de 12.000
gimnasios, y sólo en 1995 las empresas de material deportivo facturaron en nuestro país más de
1.200 millones de euros (6).

Dentro del grupo de hombres que practican en los gimnasios, aquéllos que buscan un importante
desarrollo muscular se denominan culturistas (bodybuilders en inglés), y algunos de ellos utilizan
esteroides anabolizantes para aumentar más fácilmente el volumen muscular. Con estos
deportistas se realizaron varios estudios en las décadas de los 80-90 (7,8), para analizar los
efectos secundarios del consumo de estas sustancias. Pero los estudios, además de encontrar
efectos perniciosos de los esteroides, puso de manifiesto también que algunos de estos culturistas
mostraban ciertos comportamientos y alteraciones perceptivas que recordaban a los Trastornos de
la Conducta Alimentaria como la Anorexia N. y la Bulima N., pero de sentido inverso. Estas
alteraciones de daban tanto en culturistas que consumían anabolizantes como en los que no.

Estos sujetos deseaban continuamente tener más peso, se veían extremadamente delgados y su
vida se veía afectada por su obsesión por el gimnasio. ¿Era un nuevo trastorno
comportamental/mental? ¿Era un subtipo de TCA?

Desde entonces se han realizado diversas aportaciones con objeto de precisar si los culturistas son
un grupo de personas en situación de riesgo de sufrir algún tipo de alteración comportamental del
ámbito de los TCA, y si existe realmente un nuevo trastorno. Por ahora, ni el DSM-IV ni la
clasificación de la OMS de enfermedades mentales (CIE-10) incluye una categoría nosológica que
abarque los síntomas antes expuestos.

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El objetivo de este artículo es revisar la literatura al respecto y analizar las diferentes aportaciones
de los investigadores en estos temas.

Métodos

Para la realización es esta revisión se han muestreado las siguientes Bases de Datos: Medline,
Psycoline, Findarticles.com. Igualmente se utilizó una búsqueda guiada con el buscador de internet
google.com. Las palabras clave utilizadas para ello fueron: Vigorexia, Bigorexia, "Reverse
Anorexia", "Adonix Complex", "Eating Disorder in Men", "Body Image in Men".

De forma específica se revisaron los índices de la revista International Journal of Eating Disorders.

Resultados

Los artículos y páginas de internet específicas obtenidas con el proceso anteriormente especificado
fue de 55, de los cuales 19 eran exclusivamente artículos de opinión que no aportaban datos
científicos, 11 eran artículos que aportaban información sobre aspectos que no eran objetivo de
esta revisión, por lo cual 25 artículos y páginas fueron los incluidos en el análisis. Los resultados
más destacables son los que se indican a continuación.

3.1.- Denominación.

La primera definición que se dio este posible nuevo trastorno fue la utilizada por su descubridor (7)
y que optó por "reverse anorexia", anorexia inversa, pues muchos de los síntomas eran similares a
los de las pacientes con anorexia nerviosa pero de sentido inverso. Sin embargo este mismo autor
ha utilizado un término mucho más coloquial, y que se ha hecho más popular: vigorexia, y más
recientemente ha publicado un libro, donde opta por el término "Complejo de Adonis" para referirse
al conjunto de alteraciones relacionadas con la imagen corporal que actualmente sufren los

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hombres. En dicho texto a este trastorno concreto lo denomina dismorfia muscular,
desaconsejando el uso del término de "bigorexia" (9).

El término de dismorfia muscular está ya muy extendido, y asociado evidentemente a la


clasificación nosológica (10,11,12).

3.2.- Criterios diagnósticos.

Pope et al. (7) analizando los diferentes hallazgos realizados en trabajos con culturistas que
abusaban de esteroides anabolizantes, propone que existe un tipo de anorexia inversa que se
caracteriza por :

- Miedo a ser demasiado pequeño.


- Autopercepción como pequeño y débil, incluso cuando se es grande y musculoso.
- Comorbilidad asociada: abuso de esteroides.
En el estudio realizado en 1993, los criterios de inclusión en el trastorno fueron dos:
- El sujeto debía mostrar una persistente y clara creencia irreal sobre su aspecto, que considera
demasiado pequeño y demasiado débil.

- Esta creencia estaba afectando a sus actividades diarias (P.ej.: rehuyendo ser visto en público,
cubriendo su cuerpo con ropas amplias para evitar que se vea su pequeñez)

Morgan (2000) matiza los criterios diagnósticos en este sentido:

- Preocupación por su masa muscular global.


- Deseo de incremento de peso, sin ganar grasa.
- Patologías biopsicosociales asociadas: alteraciones cognitivas de la imagen corporal, alteraciones
en el comportamiento alimentario, pensamientos obsesivos sobre el desarrollo muscular, abuso de
esteroides anabolizantes, abuso del ejercicio excesivo, evitación de situaciones sociales y
afectación del mundo laboral.

3.3.- Clasificación nosológica.

El actual manual de diagnóstico de enfermedades mentales DSM IV de la APA no incluye en


ninguna categoría a la "anorexia inversa" o a la "dismorfia muscular" o la "vigorexia".

Los diferentes autores han considerado que estábamos ante un tipo de alteración de la imagen
corporal (7,12), los trastornos de la imagen corporal tampoco se recogen específicamente en el
DSM IV como grupo con entidad propia, sino como criterios diagnóstico dentro de ciertos tratornos.
También se ha considerado que era una variante del trastorno dismórfico corporal (12,13) o como
un desorden alimentario (11). Más recientemente el propio Pope habla de este trastorno como una
variante del trastorno dismórfico corporal (9) muy relacionado con un desorden
obsesivo-compulsivo (4).

3.4.- Características sociodemográficas del trastorno.

En España se estima que la mayoría de las personas que sufren vigorexia son hombres de entre
18 y 35 años que dedican de 3 y 4 horas diarias al gimnasio (14).

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En cuanto a la prevalencia, los datos son fundamentalmente estimaciones. En EEUU se calcula
que 85 millones de americanos realizan algún tipo de entrenamiento relacionado con el peso, de
los cuales entre 5 y 10 millones realizarían un entrenamiento culturista específico (15) y se ha
propuesto que quizá un millón de esos culturistas podrían sufrir de vigorexia (16).

En España se considera que entre 20.000 y 23.000 podrían ser los afectados con este trastorno
(14,16), alguno de estos datos se ha obtenido del análisis de casos de anorexia nerviosa en
hombres, de los cuales 1/3 podría ser originado por un trastorno previo de vigorexia.

3.5.- Explicaciones etiológicas.

Al igual que con los TCA, es de esperar que la explicación de la vigorexia se realice desde modelos
multicausales, donde factores predisponentes, desencadenantes y mantenedores interactúen de
forma compleja, y dichos factores sean de origen biológico, psicológico y social.

Las factores que el momento se han propuesto hacen referencia a déficits serotoninérgicos (16) y a
factores socioculturales, principalmente el efecto de los medios de comunicación y los juguetes
para chicos que promueven que el hombre es atractivo si es musculoso y sin grasas (11), también
se le ha dado gran importancia a las experiencias individuales de burlas sobre la propia apariencia
(12).

Pope también ha comentado la posible tendencia genética de ciertos sujetos hacia la personalidad
obsesiva, que a su juicio podría subyacer a los comportamientos vigoréxicos (4)

3.6.- Alteración de la imagen corporal asociada.

En cuanto a si la insatisfacción corporal está asociada a la práctica de excesiva del gimnasio, y si


es un rasgo previo o posterior a la práctica del culturismo, los datos no son unidireccionales.
Goldfield et al. (15) realizan un revisión sobre trabajos que han estudiado las relaciones entre
práctica de deporte de gimnasio y alteraciones de la imagen corporal y/o TCA, en la Tabla 1, se
señalan algunos de los trabajos revisados, donde específicamente se obtuvieron resultados sobre
imagen corporal.

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3.7.- Evaluación de la vigorexia.

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La ausencia de un reconocimiento científico del trastorno, y por consiguiente de unos criterios
diagnósticos consensuados, no ha facilitado el desarrollo de técnicas de evaluación y diagnóstico,
sin embargo se han realizado algunas propuestas de trabajo.

Para comparar la percepción alterada de la imagen corporal en este contexto Pope, Gruber,
Mangweth et al., (17), han desarrollado una técnica denominada "matriz somatomórfica". En la
Universidad de Cardiff (Gran Bretaña) también están diseñando un cuestionario específico para la
evaluación de la anorexia inversa (18).

Lantz (10) en la Universidad del Estado de Truman (EEUU) ha diseñado la Escala de Dismorfia
Muscular (Muscle Dysmorphia Scale - MDS) compuesta por 46 ítems autoinformativos sobre
creencias asociadas a la dismorfia muscular. Se evalúan seis características: insatisfacción
corporal, dependencia del ejercicio, deseo de tamaño, conductas de dieta, ocultamiento del cuerpo
y uso de sustancias farmacológicas.

3.8.- Tratamiento.

Hasta que se amplíen nuestros conocimientos, según Morgan (11) el protocolo de tratamiento
inicial podría ser el uso de inhibidores de la recaptación de serotonina, a nivel farmacológico, y
terapia cognitivo-conductual a nivel psicológico.

Discusión

En la actualidad, a pesar de que hace ya 10 años que se planteó la existencia de este nuevo
trastorno, las aportaciones científicas al respecto son prácticamente anecdóticas y el conocimiento
de su incidencia, prevalencia y características clínicas es muy reducido.

En cuanto a la denominación todavía no existe un consenso, quizá debido a los problemas para su
ubicación en un grupo nosológico, y anorexia inversa o dismorfia muscular pueden ser los términos
mas usuales en el ámbito científico, pero vigorexia es el término más extendido en los textos
castellanos.

Para el diagnóstico de vigorexia, aún disponiendo de criterios diagnósticos propuestos por varios
investigadores, no se han establecido ni cuáles son centrales, ni cuáles periféricos, tampoco
cuántos de ellos deben estar presentes obligatoriamente para el diagnóstico, ni cuál es el periodo
temporal en el que deben estar presentes.

Mientras no se incluya como trastorno con entidad propia en los manuales de diagnóstico, bien
podría considerarse como un trastorno somatomorfo, y haciendo una interpretación amplia del
primer criterio diagnóstico del Trastorno Dismórfico Corporal del DSM-IV (2), considerarlo como tal,
ver Tabla 2. Para ello habría que considerar que "defecto imaginado del aspecto físico" en la
vigorexia es "verse especialmente delgado y débil, cuando no es así". En esta línea se entienden
las ampliaciones de síntomas que se recogen el DSM-VI-TR (19) dentro del trastorno dismórfico,
incluyendo referencias al desarrollo muscular.

Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis Enero 1970. Psiquiatria.com -7-


No existen estudios rigurosos a nivel nacional ni a nivel internacional sobre las características
sociológicas de este trastorno, y los datos disponibles son fundamentalmente conjeturas de los
investigadores o estimaciones, por lo cual no podemos conocer la incidencia de este nuevo
trastorno, aún cuando se habla de casi de 1.000.000 de afectados en EEUU y unos 20.000 en
España.

En cuanto a la psicopatología que acompaña a estos trastornos, las aportaciones son diversas. En
el caso de la Imagen Corporal, aspecto que nos interesaba especialmente en esta revisión, los
trabajos que han estudiado si la práctica de culturismo está asociada a insatisfacción corporal, los
resultados son contradictorios, incluso utilizando los mismos instrumentos (ver Tabla 1), por lo cual
no puede concluirse si el culturismo es una consecuencia de la insatisfacción con el propio cuerpo,
o si es un factor protector, o si no existe ninguna relación entre ambas variables. Sí que se ha
encontrado una relación mórbida con actitudes alimentarias alteradas (15).

Para finalizar y siguiendo algunas de las indicaciones de Morgan (11), podemos concluir que:

1.- En la actualidad los hombres están sufriendo una elevada presión social (Medios de
comunicación, juguetes, iguales...) para mantener una determinada imagen corporal asociada a un
cuerpo musculoso y sin grasas.

2.- El incremento actual de la práctica deportiva en gimnasios, e incluso el consumo de esteroides,


se considera una respuesta social a la presión antes señalada.

3.- Ciertos sujetos que practican el culturismo de una forma excesiva, muestran cierta
psicopatología relacionada con la autoimagen, la conducta alimentaria y las conductas sociales,
que ha venido en denominarse "anorexia inversa", "dismorfia muscular" , "vigorexia" o "complejo de
adonis".

4.- Este nuevo trastorno todavía no ha encontrado su ubicación dentro de la clasificación científica
de enfermedades, aunque los criterios diagnósticos de los trastornos de la conducta alimentaria o
los trastornos somatomorfos, podrían aplicarse provisionalmente.

5.- Necesitamos más investigaciones que amplíen nuestros conocimientos sobre la clínica de este
trastorno, así como la incidencia/prevalencia en nuestro país del mismo y cuál es el tratamiento
efectivo, lo que probablemente nos permitirá consensuar una denominación y terminar de
clasificarlo.

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