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A Través de Sus Ojos
A Través de Sus Ojos
cálido recuerdo, de cómo llegó a conocer a Cecilia Sagarra. El tráfico de las cinco,
hacía que el camino a casa fuera más extenuante, con las ventanas arriba por la
lluvia de la tarde, que como decían los viejos era dañina para el cuerpo, parecía
que el chofer creía en este viejo agüero. Desde que Cecilia había entrado al taxi,
él llevaba los vidrios arriba, y por su mirada sobre ella, está entendió, cuando
acercaba su mano a la manecilla del auto, que mejor dejarlo quieto. Con sus
temía que aquel hombre se aprovechara si llegaba a dormitar. Maldecía ser mujer,
pues como decía la gente, <<un hombre se le cuida un pene, a una mujer, de los
-¿Qué? Eso no es culpa mía, mire como resuelve sus problemas nerviosos, y no,
nunca lo pensé, además quién se cree usted para pensar por mí.
-¡Usted no me conoce!
CÁUSTICAT
Cecilia Sagarra no sospechó acerca del gran picaflor que era Alfonzo Aguiriano,
menos imagino que robaría su corazón u otra cosa; con el pasar de los meses,
de hacerlo. Su amor y vidas fueron sellados una calurosa noche de julio, semanas
después, sabrían del fruto de aquella velada y tendrían que encomendarse a todos
los santos para que cuidaran de Cecilia y un bebé de ojos aceituna que nacería el
seguro social de sus padres hizo que el parto fuera realizado por una enfermera
primeriza a la cual le temblaban los labios, era torpe en su actuar y daba palabras
de aliento más a si misma que a la madre. En el pasillo blanco, con ese olor
Emmanuel fue creciendo a un paso muy lento para su edad, no sabría lo que tenía
hasta que el Doctor Renato, conocido en el pueblo por ser muy perspicaz, le
diagnosticaría con un retraso mental leve, pero que aumentaría con el paso del
hasta que cumplió los veintiún años; pues ahora sus noches se convertirían en
tormentos.
Desesperado, decide prender y apagar las luces del carro hasta que obtiene su
cometido, los dos caninos se escabullen en las penumbras de la noche junto con
donde vive, cierra la puerta haciendo el menor ruido posible, llega hasta su cama y
cae como un costal de papas. Con sus ojos a punto de cerrarse y la oscuridad
acobijando sus sueños estos se convierten en pesadillas al oír ese infernal silbido.
Aturdía sus oídos desde los 9 años; no sabía cómo o por qué le había pasado
felicidad.
sus latidos, aprieta su pecho para que su corazón no salga de él y ese silbido, ese
cuerpo, se contrae y siente como su cabeza puede explotar por la fuerte jaqueca
que tiene, las paredes se atenúan y Emmanuel llora, coloca su cabeza entre sus
-¿Cómo lo sabes?
-Soy tu madre, se todo de ti, quizás sea por esos turnos nocturnos.
- Y qué importa, el taxi es el único sustento que tengo para vivir en este hogar.
-¡No lo hagas! Debe ser el encierro. - Y con decir esto, tomo sus zapatos y salió a
caminar.
- ¿Qué tendré? ¿Será verdad lo que dice mi madre? ¿Podrá ser...? - pensaba
Emmanuel.
acabara con el, fuera lo que fuera, corre por las calles empujando gente,
tropezando con sus cordones sueltos, bajo sol enardecedor, cada vez el sonido es
-Sea que lo que sea lo… - Emmanuel interrumpe sus pensamientos, al poder
divisar detrás del opaco y sucio cristal del local de Doña Marina, la mujer más
hermosa que vio, y como hechizo queda encantado con ese par de luceros.
tratará de loco – que te mire como le pegue la gana - ¿si me escupe? - podría ser
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la última vez que la veas – por aquí no es tan grande – ¿y si muere? ¿Y si muero?
Ni con el bochorno del sol Emmanuel se siente tan sofocado, como al pensar en
ella y resignado siguió su camino sin rumbo durante la tarde, hasta llegar justo a
Con el fin del ocaso, Emmanuel como de costumbre sale a trabajar en el taxi,
recorriendo las calles, bajo la luz de la luna, sólo son carreras sin sentido para
sólo tenía mente para ella. Pasada la media noche, los pecados daban su
bienvenida, los amantes furtivos, la ratería, y la bella luna salían a pasear por las
calles sin vergüenza, y aun siendo cómplice de ellos, Emmanuel soló siguió
pensando en ella.
su camino a casa se encuentra cerrado, así que decide ir por el viejo barrio las
Velanitas, llamado así por cada vela derretida en el andén, que conmemora la
muerte de una persona en este arrabal, pues es de “mala muerte”. Un poco más
despierto por el lugar, Emmanuel ve un destello de luz que lo deja ciego, baja la
chica con un farol en la mano, la cual con el brazo contario y el pulgar arriba le
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La chica se acomoda el pelo de lado, da una sonrisa coqueta y dice: -Creo que me
suben los colores al rostro, y ella con un tono más formal se presenta:
-Emmanuel- tartamudeó.
-Un placer – dijo mientras sus ojos se escondían entre sus pómulos.
-¿Qué hace una señorita como usted en un barrio de mala muerte como este?
rabia.
cama. Emmanuel queda flechado por ginebra y contempla su silueta con la luz del
alba, quiere amarla toda la vida y con ternura soba su cabeza, y mientras Ginebra
finge dormir, él contornea con sus dedos la finura de su rostro y le dice versos de
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Iribame, su Sierva María, está loco por ella y siente que la conoce de toda la vida.
-Me creerías si te digo que estoy en peligro… - susurró ella, despertando del
-¿De qué? – dice Emmanuel con ojos llorosos mientras Ginebra le cuenta su triste
pasado, que ahora le persigue, pues sus errores se convierten en hombres que la
Diciendo esto Ginebra cae en un profundo sueño y Emmanuel puede darse cuenta
y su mamá va a verlo.
-¡Mírala por favor! - Dijo volteando a ver la cama, pero ella ya no está.
mueve el colchón como si pudiera palpar a alguien, pero no hay más que sabanas,
no reconoce a su hijo pero sabe que debe ayudarlo, y se arroja sobre él, lo abraza
-Debe estar acá, yo lo sé, suéltame.- dice Emmanuel y desesperado busca en los
nausea; su cabeza explotara; llora y con sus puños apretados siente que morirá si
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reflejo.
Es ella, está en su reflejo, puede verla con esos ojos penetrantes, sus grandes
Su reflejo, o mejor dicho Ginebra le habla -Te buscan, me buscan, ¡nos buscan!,
saben que somos una sola alma, un solo cuerpo, perdóname por hacerte esto,
añicos, la sangre corre por su mano y Emmanuel gime sin control, todo su cuerpo
tiembla, hasta que la ve al final del pasillo – Emmanuel no tengas miedo, soy yo,
tu Ginebra, tranquilo, pues ahora somos solo uno, ven conmigo y escapemos,
sentido y lo último que escucha el grito de su madre junto a una nube negra.
AL escuchar esto Emmanuel sin mirar a su madre sale de la casa con su chaqueta
Las calles se aminoran a la cadencia del latir de su corazón y junto con el fin del
crepúsculo la noche inunda las calles, las fuertes embestidas del verano sofocante
Ginebra, pero cómo no, si es tan dulce como un alfajor, tan hermosa y compleja
como un copo de nieve, él lo sabía y no dejará que ningún hombre le haga daño,
-¡Ginebra!, ellos están cerca, te quieren raptar, saben que eres sólo mía, que
-¿Cómo?
-Si no soy tuya, no seré de nadie, pero no soy capaz de hacerlo, sálvame,
sálvanos.
Emmanuel sin pensarlo dos veces cogió la navaja y como a un animal se degolló.
Fin.
CÁUSTICAT
DATOS PERSONALES.
NOMBRE: Daniela.
SEUDÓNIMO: Cáusticat.
CIUDAD: Bucaramanga
DOCUMENTO DE IDENTIDAD
TARJETA DE IDENTIDAD