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El Mensaje Oculto de La Divina Comedia
El Mensaje Oculto de La Divina Comedia
Ella morirá a los veinticuatro años (en 1290), habiéndose casado antes con
Simone dei Geri de’ Bardi, pero se mantendrá en la mente del poeta como La
Mujer, aquella por la que debe ser digno.
En la Divina Comedia es ella quien pide y ordena a Virgilio que parta en ayuda del
poeta, es la mujer que baja del cielo para ayudarlo y protegerlo, pues se ha
enterado del difícil momento que vive Dante. Por tanto es la imagen de Beatriz la
que lo impulsa a iniciar el camino de purificación y redención que lo llevará a bajar
al infierno, recorrer el purgatorio y conocer el paraíso.
La Divina Comedia
Según el propio Dante la Comedia puede ser leída en cuatro sentidos diferentes,
estos cuatro sentidos coinciden, según Edy Mingunzzi en El enigma fuerte. El
código oculto de la Divina Comedia, con los cuatro elementos y las cuatro cusas
aristotélicas. “el literal corresponde a la tierra y a la causa material, el alegórico al
aire y a la causa formal, el moral al agua y a la causa eficiente, y el anagógico al
fuego y a la causa final”
Por otra parte esta orden tenía por finalidad restituir el cristianismo a su primera
pureza para así regenerar la sociedad. MacLennan sostiene que los Fideli
d`Amore “forman una hermandad cerrada dedicada a lograr una armonía entre los
lados sexual y emocional de su naturaleza, y sus aspiraciones intelectuales y
místicas”. No debe malinterpretarse el interés sexual de esta orden, pues su
sistema se basaba en la armonía y equilibrio entre los aspectos masculino y
femenino de cada ser humano, utilizando como medio de ascenso hacia la virtud
al Amor Divino. “Su práctica también incluye la formación de la imaginación para
mantener la imagen del amado en la forma de una dama”.
Simbologia
Ya establecida la influencia esotérico iniciática en Dante podemos revisar la obra
en sí. La estructura de la Divina Comedia nos entrega los primeros elementos que
permiten interpretarla como un viaje iniciático.
La obra está dividida en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso, cada uno de
ellos subdivididos en treinta y tres cantos, además se presenta un primer canto
introductorio. La estructura estrófica corresponde a estrofas de tres versos
endecasílabos.
El número treinta y tres tiene un hondo sentido esotérico, 33 son los grados
masónicos, 33 vértebras tiene la columna vertebral, a los 33 años murió
Jesucristo. Tres veces tres es nueve, nueve círculos posee el infierno y nueve son
los cielos. Además nueve es el número que Dante relaciona con Beatriz; en la
Vida Nueva dice son nueve los cielos móviles y, según la opinión común de los
astrólogos, los citados influyen aquí abajo según su posición conjunta.
"Este número fue ella misma, por similitud digo, y lo entiendo así: el número tres
es la raíz del nueve, ya que, sin ningún otro número, por sí mismo hace al nueve.
Por consiguiente, si el tres es por sí mismo factor del nueve, y el factor por sí
mismo de los tres milagros es tres, a saber, Padre, Hijo y Espíritu Santo, los
cuales son tres y Uno, esta dama fue acompañada del número nueve para dar a
entender que ella era un nueve, esto es, un milagro."
Continuando con la simbología trinitaria, tres son los guías de Dante a través de
su peregrinaje iniciático, el primero es Virgilio, que representa el conocimiento y la
sabiduría clásica, su segundo guía es Beatriz, el impulso motivador del viaje de
restauración de su virtud, y finalmente, el tercer guía es San Bernardo, inspirador
de la Orden del Temple.
Es decir, Dante asume conciencia del todo Armónico y es capaz de ver el plan de
Dios. En el canto XXVI del Paraíso dice:
“Abre los ojos y mírame cual soy, has visto cosas que te han dado fuerza
suficiente para sostener mi sonrisa”.
Vemos que Dante ha logrado superar con éxito el largo camino emprendido.
Comenzó perdido, con los ojos cerrados y ahora, al fin, puede abrir los ojos y ver
con el espíritu, conocer las verdades metafísicas y universales que trascienden al
mundo y a sí mismo y se relacionan con la esencia inmortal de todo ser humano.
Luego de superar el sufrimiento se ha reencontrado con Dante.
El poeta tiene 35 años cuando se perdido en medio de una selva oscura (pecado),
llena de tupidos árboles que le hacen perder la ruta, aquella de la virtud y la fe. El
primer terceto con que se inicia la obra es el siguiente:
Después de muchas horas de angustia, ve a lo lejos la primera luz del alba sobre
una colina cercana que representa la vida virtuosa. Se dirige hacia ella, pero le
obstruyen el camino tres bestias feroces, un león (soberbia), una loba (avaricia) y
una pantera (lujuria). Estos vicios le impiden al hombre salir del pecado y tomar el
camino de la virtud. Sin embargo, se le presenta la sombra de Virgilio (enviado por
Beatriz), el poeta latino que simboliza la razón humana, y le comunica que le va a
servir de guía, pero que para salir de esta selva oscura (pecado), primero tiene
que atravesar el infierno, después el purgatorio para finalmente llegar al paraíso. Y
es así como inician su viaje por los reinos de ultratumba. El primer reino que
visitan es el infierno, que Dante imagina como un inmenso cono invertido, que va
desde la superficie del hemisferio septentrional hasta tocar con el vértice del
centro de la tierra donde se encuentra Lucifer. Al ingresar Dante al infierno, lee
sobre las puertas de este primer reino la siguiente inscripción:
1. Ante infierno
Llamado “el vestíbulo de los cobardes”. Aquí se encuentran los cobardes; aquellas
personas que no se dignaron a hacer el bien ni tampoco el mal. Los cobardes
están condenados a correr eternamente tras una bandera que no tiene ningún
significado, hostigados incesantemente por tábanos y avispas. Atravesando el
ante-infierno, Dante llega a orillas del Aqueronte (alimentado por las lágrimas del
género humano). Para cruzar este río, solicitan los servicios de Caronte, “el
barquero de la muerte”, que transporta a las almas pecadoras a la otra orilla del
Aqueronte.
Cuando Dante observa a Lucifer no puede soportar tan horrible espectáculo y está
a punto de desfallecer, Virgilio aprovecha que Lucifer extiende las alas para cruzar
hacia el otro lado. A lo lejos, distinguen una montaña que emerge sobre el mar,
representación alegórica del purgatorio.
Debe tenerse en cuenta que el recorrido de Dante por el infierno es en forma
descendente, desde el pecado más leve hasta el pecado más grave, simbolización
magistral de la degradación del hombre.
EL PURGATORIO
Dante y Virgilio han logrado salir de las entrañas del infierno y ahora contemplan el
Purgatorio, reino que Dante coloca en una isla situada en las antípodas de
Jerusalén.
Una isla en forma de montaña, en la cual se pueden distinguir los círculos o
colinas de los pecadores, en donde las almas penitentes purifican sus espíritus a
través del arrepentimiento. Este segundo reino está también dividido como el
infierno en nueve partes: Antepurgatorio, los siete círculos y el Paraíso terrenal. El
guardián del Purgatorio es Marco Poncio Catón.
1. Antepurgatorio
El primer lugar que Dante y Virgilio visitan es el antepurgatorio, donde las almas
llegan en una barca impulsada por el ángel Nauta que viene desde el Tíber. Las
almas del Antepurgatorio pertenecen a aquellos que se arrepintieron del pecado a
última hora y su castigo consiste en tener que quedarse esperando al pie del
Monte por un tiempo más o menos largo. Después de haber atravesado el
Antepurgatorio, Dante y Virgilio se encuentran ante la Puerta del Purgatorio,
delante de esta puerta el poeta observa tres escalones que representan los grados
teologales de la penitencia, el primero de mármol blanco (arrepentimiento), el
segundo, color rosa (confesión) y el tercero, color rojo vivo (el ardor de la caridad y
el amor después de la confesión). Sobre el tercer escalón, está sentado el Ángel
Portero delante del cual Dante, postrándose y golpeándose el pecho, pide
misericordia para que le abra la puerta. Al ingresar al Purgatorio, un ángel dibuja
en la frente de Dante siete letras “p” (siete pecados capitales).
9. Paraíso Terrenal:
La presencia de siete candelabros y veinticuatro personajes vestidos de blanco
coronados con azucenas cuatro animales coronados de hojas verdes y cada uno
tenía seis alas con plumas llenas de ojos, un carro triunfal sobre dos ruedas
llevando por un grifo y tres mujeres danzando al lado de la rueda derecha roja y la
otra color esmeralda y la tercera como la nieve y a la izquierda cuatro danzando
gozosas vestidas de púrpura seguidas de siete ancianos coronados de rosas y
vestidos de blanco.
Beatriz continua con sus reproches, los remordimientos de Dante ante la
infidelidad, la procesión nuevamente se aleja, Beatriz se queda como guardián del
carro de la iglesia, Beatriz le da una serie de advertencias a Dante y también
explica las vicisitudes que sufrió el carro de la iglesia y Dante se dispone a subir a
las estrellas.
EL PARAISO
Dante imagina el Paraíso según el sistema cósmico de Ptolomeo, con un planeta
al centro y nueve planetas más girando a su alrededor.
Dante, junto a Beatriz, va a visitar estos nueve planetas o cielos, en los cuales
habitan los ángeles de Dios, quienes gozan de la paz y beatitud que le otorga el
Creador. Los diez planetas que visita Dante son los siguientes:
2. Segundo Planeta: Mercurio. (Las personas que practicaron el bies por conseguir
honor y fama.)
Nos habla de algunos personajes que encaminaron con sus palabras a la
verdadera fe y como Dios los ayudaron a realizar grandes obras y Beatriz explica
a Dante porque el hombre necesitó que Dios mandara a su hija para salvarnos del
pecado.
SIGNIFICADO DE LA OBRA
Cabe señalar que el objeto de esta obra fue el inducir a la humanidad a meditar
más seriamente sobre el pecado y sobre el modo de librarse de él, a fin de poder
gozar de la paz del alma en la tierra y ser digno de la beatitud en el cielo. Este
epopeya fue denominada “Comedia” por su autor, porque, como en las comedias,
todo llega a feliz término: el encuentro de Dante con Beatriz, y posteriormente, con
Dios.
Se trata, al mismo tiempo, de una realidad actual y de una profecía que sólo la
teología- y, dentro de ella, la cábala- puede explicar simbólicamente. Dante ha
comprendido pero no sabe exactamente qué. Y ello es natural puesto que ha
comprendido por revelación, es decir, sin intervención del pensamiento y esto no
puede, por lo tanto, reproducir- pues sería absurdo- una operación no realizada
por él. Puede, en cambio, tratar de transmitirnos mediante imágenes y símbolos lo
transmisible de la revelación, y lo hace en una serie de ellas y ellos, tan admirable
o más que los copiados, con la que termina su tercera y última cantiga.
La Comedia es, ante todo, una aventura intelectual del hombre en busca de su
salud, es decir, de Dios, origen y meta de todas las cosas- según la concepción,
no sólo cristiana, sino también neoplatónica y cabalística del mundo- y muy en
particular de la humanidad, que ocupa en él un papel de mediador entre Dios y su
creación.
No estamos ante un poema místicamente intuitivo, en el que sobraría toda
especulación, sino ante una obra en la que una de las imaginaciones más
portentosas que jamás haya habido aborda el conocimiento poético de la verdad.
No se trata de poner una serie de datos históricos, filosóficos, iniciáticos y
teológicos al servicio de una imaginación exaltada, sino, muy al contrario, de poner
esa misma imaginación al servicio de una verdad considerada como la más alta, y
la única capaz de acallar la sed intelectual del cristiano.
lo que quiere decir que el amor- incluso el de los ángeles - es una consecuencia
del conocimiento; afirmación, esta, que parece una clave para la comprensión de
la Comedia y para la justificación poética de cuantas disquisiciones filosóficas y
teológicas, tan insoportables para los espíritus no especulativos, se encuentran en
ella.
Se produce, pues, entre las tres partes de la Comedia una unidad que depende de
la identidad de la materia- contemplada bajo sus diversos aspectos- y de la
identidad de propósitos del poeta. Ahora bien, los materiales aportados por éste se
hallan organizados de tal manera que, mientras en el Infierno nos hallamos ante
un mundo espiritualmente estático- lo que se compensa, en términos poéticos, con
una frecuente incidencia de temas épicos o narrativos-, en un mundo congelado(y
quizás por sentirlo así el poeta se valió poco del fuego, cuya naturaleza es
dinámica, en esta cantiga), y mientras en el Purgatorio hay un lento pero inefable
movimiento ascensional, la del Paraíso, como ha observado Malagoli, es “una
poesía del movimiento y de la luz”. Este movimiento es, precisamente, el que logra
un equilibrio estético según el cual las disquisiciones teológicas, que podrían crear
una sensación de lentitud, se hallan literalmente envueltas por el arrebatado giro
de las esferas, los ángeles y las almas de los bienaventurados.
PERSONAJES
Dante: .- No se mencionan características físicas del personaje solo habla de las
características espirituales donde él se presenta como hombre sabio de mediana
edad que se deja guiar y aconsejar por sus diferentes guías a lo largo de su viaje.