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Lectura 9. Heidegger. Popper. Khun PDF
Lectura 9. Heidegger. Popper. Khun PDF
En El Ser y el Tiempo - obra publicada en 1927- Martín Heidegger indaga sobre el ente
que se hace la pregunta por el Ser: el Dasein (el ser ahí, la existencia humana, la Existencia). Este
no es un ente como los otros ya que en su intento por comprender el Ser le va su propio ser. La
condición del Dasein es comprender al Ser. Esta condición del Dasein no sólo es óntica sino
también ontológica. La comprensión del Ser por el Dasein impregna al ente - to ón- de logos, de
ahí que la condición del ser-ahí sea ontológica y no meramente óntica, habida cuenta de que esto
último es lo que es en sí mismo independientemente del logos o razón.
La comprensión del Ser implica una indagación previa del ser del Dasein que
Heidegger desarrolla en una analítica existencial. Pues el ser-ahí es un existente, su característica
es la existencia y por ello comprenderlo implica no manejar categorías, como lo pueden ser las
clásicas categorías kantianas, sino existenciarios. Para poder conocer estos existenciarios
Heidegger usa como método la fenomenología y la hermenéutica. Por la primera intenta una
comprensión del ser del Dasein libre de condicionamientos. Esto es posible dado que el método
fenomenológico permite "ir a las cosas mismas". La fenomenología, de alguna manera, presenta,
pone de manifiesto, el ser de los entes, por eso no sólo es un método. Es también una ontología,
ya que es la apertura hacia la comprensión y la constitución del ente como objeto. Esto último la
hace también una hermenéutica, es decir, una comprensión del objeto que es también un
composición o, mejor aún, una interpretación del ente. Es como un ir a las cosas mismas en busca
del ser del ente y a la vez construir o interpretar a la cosa buscada. Se podría decir que es una
herramienta sin la cual no podría entenderse el Ser ni los entes pero que, sin embargo, no los
"prefabrica", sino que permite "verlos" tal cual son, lo que no se podría hacer si no se tuviese la
herramienta.
El Dasein es el ente al que le va la vida en la busca del Ser. Por eso es un existente y,
como tal, tirado en el mundo, es fundamentalmente su propia posibilidad de ser. Cada uno es su
El estar en el mundo del Dasein no debe entenderse ni como una estar en el tiempo
mientras transcurre tranquilamente la existencia ni como un estar entre la cosas como lo está una
silla entre otras sillas en medio de una res extensa de tipo cartesiano. El estar en el mundo implica
una espacialidad, pero una espacialidad como condición ontológica- existenciaria del Dasein. De
alguna manera la espacialidad, así como la temporalidad, constituyen la mundalidad del ser - ahí.
Es el mundo circundante en el que se está como existente. Pero no como algo ajeno a uno mismo
sino que es condición de uno mismo. Es uno mismo en la circunmundanidad. En ese mundo que
es la circunmundanidad hay dos aspectos distintos a considerar y que hacen al ser del Dasein: lo
que "está- presente" y lo que "está - a- mano". Esto último son los utensilios, que no se deben
confundir con las herramientas con las que se hace algo o con los bienes de uso cotidiano, puesto
que en verdad son el hacer mismo. Pero no el "hacer- mismo" como algo subjetivo. El "hacer-
mismo" es la empleabilidad, la utensilidad, no de la cosa en sí misma y para sí misma, sino de la
cosa en tanto que para otro y por otro. Un utensilio lo es en función de su utilización y quien lo
utiliza es el Dasein. La "empleabilidad" del utensilio es una condición ontológica del Dasein.
El estar- en- el- mundo es también un estar con los otros. El Dasein no está solo
sino con otros Dasein. El "estar- en- el - mundo -con- los- otros" es una condición ontológica y
Hay que hacerse cargo de la propia nada. Es la única forma de dejar de ser "uno
cualquiera". Hay que aceptar lo inevitable: la vida y la muerte, puesto que eso es la existencia. El
Dasein ve a la muerte como su futuro ineludible. Se anticipa a ella . Verla y sentirla es lo mismo:
es la angustia. No es el temor a lo desconocido sino la vivencia de la propia muerte en el "estar-
en- el - mundo". Es como ser ahora lo que no se es todavía. Un "pre - ser- se en el mundo". Lo
más lejano- y lo más inmediato a su vez- en el futuro insondable es la propia muerte. De lo único
que estamos seguros es que vamos a morir. El Dasein auténtico no permite que nadie le "robe" la
muerte, su muerte. Si no puede elegir la muerte entonces tampoco puede elegir como vivir. La
muerte es la posibilidad por excelencia. Es la libertad total del ser- ahí.
La metáfora del Ser como una casa en la que habita el hombre sirve para
mostrar, más que explicar, lo que Heidegger piensa del Ser. Pensar el Ser no es pensarlo
lógicamente, siguiendo un orden racional. Tampoco es conocerlo. Cuando se piensa el Ser
sucede lo mismo que cuando se camina por un bosque cuyas sendas no llevan a ninguna parte.
Son caminos del corazón. Caminos que se siguen no porque lleven a algún lugar sino porque son
los caminos que uno quiere caminar. Son sendas perdidas en las que, inexplicablemente, nos
encontramos a nosotros mismos. Las sendas que llevan al encuentro del Ser no van a ninguna
parte. Ellas son camino y meta. Sucede con el Ser lo que con el Santo Grial: no lo encuentran
quienes lo buscan. El habla de los poetas (que nada dice porque solo se limita a mostrar lo que
está oculto), no el lenguaje de los científicos o los técnicos- tecnócratas, es el que permite
preservar al Ser, conmemorarlo. No hay nada que describir, nada que explicar, nada que
interpretar. Más aún: todo lo que se ha dicho que no es el Ser, dice más que todo lo que se ha
dicho acerca de lo que es. Simplemente no hay que olvidarse del Ser. Tampoco confundirlo con
las cosas porque la suma de las cosas, de los entes, no constituye el Ser. Antes bien, el Ser es el
habitar de los entes. También es el lugar del ser que se pregunta por el sentido del Ser: el Dasein.
Es la tierra en la que vivimos, el universo que habitamos.
Karl Popper, filósofo austriaco integrante del Círculo de Viena, tuvo un relevante
protagonismo en la filosofía contemporánea de la línea positivista por los importantes aportes
relativos a la validación y falsación de las hipótesis científicas.
Este nuevo paradigma será el de la ciencia que la comunidad científica que lo adopte, sostenga y
fundamente instalará de ahí en más para abordar todos los fenómenos empíricamente
observables en el entorno del campo estudiado.