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N
342.029
E 74 Escobar Fornos, Iván
El Constitucionalismo nicaragüense
/ Iván Escobar Fornos -- 1a ed. --
Managua: HISPAMER, 2000. 271 p.

ISBN: 99924-33-45-0

1. NICARAGUA-CONSTITUCION
2. HISTORIA CONSTITUCIONAL

Cuidado de edición
Lic. Alicia Casco Guido

Diseño de Portada
Reynaldo Silva Flores

Diseño y Diagramación
Reynaldo Silva Flores

Revisión de Texto
Aníbal Ruíz Armijo

Todos los derechos reservados conforme a la Ley


© Iván Escobar Fornos, 2000
© HISPAMER, 2000
Primera Edición 2000
Costado Este de la UCA, Apartado A-221, Zona 13
Managua, Nicaragua

Impreso por Quebecor Impreandes

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NOTA INTRODUCTORIA

En el Prólogo al Manual de Derecho Constitucional, mi buen amigo y destacado


jurista, el Dr. Cairo Manuel López, detectó que faltaba historia constitucional. La
afirmación es cierta y, por tal razón, acepto el difícil reto de elaborar algo más
extenso, en dos tomos, sobre la historia del constitucionalismo nicaragüense.

Principia el estudio con la Constitución de Bayona de 1808 y concluye con la


Constitución vigente de 1987. El capítulo dedicado a cada constitución es prece-
dido por sus antecedentes históricos y después de hace un apretado resumen de
sus partes principales. El capítulo primero es un panorama constitucional de intro-
ducción a la obra.

En la portada aparece la efigie del Dios romano Jano, el cual tiene dos caras: una
que ve hacia el pasado y la otra hacia el futuro. Acertada forma de observar y
reflexionar: mirar el pasado para conocer lo bueno y lo malo y, después, cara
hacia el futuro, conservar lo útil, lo beneficioso y corregir los errores y pasos des-
acertados sin saltos revolucionarios, ni determinismos históricos, de izquierda o
de derecha, surgidos de leyes históricas. Es un poco aventurado hablar de fina-
les de historia donde los sistemas experimentan en buena medida el cumplimiento
de sus fines, principios, valores y hasta utopías: del final histórico del comunismo
(de origen marxista), que puesto a prueba terminó cayendo como un castillo de
naipes, y del final histórico exitoso del liberalismo (de origen hegeliano), cuando
no sabemos que sorpresas totalitarias pueden resurgir o aparecer otras nuevas
en el seno de la democracia liberal. Nos apuntamos a ésta democracia, pero
somos conscientes de la existencia de fuertes enemigos que la quieren destruir.

De nuestra historia constitucional y política tenemos mucho que aprender, ya que


está repleta de interesantes acontecimientos, producto de la confrontación de
intereses y fuerzas en pugnas y de pasiones encendidas, lo cual mueve a la re-
flexión y análisis. Se ha desenvuelto en buena medida dentro de un movimiento
pendular del caos a la dictadura y de la dictadura al caos. El fortalecimiento de la
política y el poder giran en torno al líder, al caudillo, al poseedor de las armas y no
de la consolidación y respeto a las instituciones democráticas. No obstante, es
preciso reconocer que nuestra historia registra manifestaciones importantes de
civismo y patriotismo. De nuestros errores y de aciertos podemos sacar provecho
para el futuro. Ya hemos iniciado un nuevo período democrático y debemos con-
solidarlo haciéndolo parte de nuestra cultura.

Manifiesto mi agradecimiento a las personas siguientes: al destacado jurista lati-


noamericano, Dr. Sergio García Ramírez, por haberme prologado esta obra; al
laureado escritor e historiador, Dr. Jorge Eduardo Arellano y al destacado historia-
dor y colega, Dr. Luis Alberto Bendaña, por la revisión de los datos históricos.

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A MANERA DE PROLOGO
Constitucionalismo y vida nacional

Dr. Sergio García Ramírez(* )

América Latina ha tenido una historia turbulenta. En ella se alternan miserias y


grandezas, vicios y virtudes, frustraciones y esperanzas. Hoy esa porción del mundo,
a la que llamamos «nuestra» —nuestra América, del Bravo a la Patagonia—, pug-
na por hallarse a sí misma, establecer s rumbo y construir su destino. Lo intenta en
condiciones difíciles: población numerosa, rezagos severos, entorno difícil, iner-
cias tenaces. Y, sobre todo, pobreza. Las antiguas ilusiones morales de nuestros
pueblos —alentadas con ímpetu evangélico o ardor revolucionario— no han lo-
grado arraigar un objetivo distante y anhelado: justicia.

Aquí se libra, en una versión singular, la contienda entre tradición y modernidad,


retroceso y progreso, identidad y alteración. Hay signos luminosos en el horizonte
incierto; también los hay sombríos. Entre unos y otros, nuestra América marcha. Y
en este camino construye instituciones con una vieja aspiración, siempre vigente:
que sean democráticas, que sirvan al ser humano, que procuren la felicidad del
pueblo. Instituciones, pues, a la medida del hombre y de la sociedad en la que se
pierde o se redime. Instituciones que acrediten una convicción profunda, larga-
mente pregonada: el ser humano es motivo y destino de la vida política.

América Latina no es, sin embargo, una sola pieza. Tiene datos de unidad maciza:
el idioma y las creencias, por ejemplo, pero también el ingrato pretérito y el futuro
elusivo. En el cuerpo de un continente inmenso se despliega el cuerpo de nuestra
América, variado y generoso: llanuras, montañas, bosques, selvas, ríos; ese cuer-
po se desliza en medio de dos grandes océanos que alguna vez navegaron
esforzadas carabelas, primera estampa de nuestro enlace con el otro mundo co-
nocido. Y hay también un alma latinoamericana, que en ocasiones parece desva-
necerse, diluirse entre nuestras manos. Uno y otra son prenda de un sueño que
no hemos realizado: la unidad de nuestra América; la forja de una sola fuerza con
la unión de muchas fuerzas solitarias.

Para los mexicanos, América Latina tiene una estación inmediata. Argentina, Chi-
le, Uruguay son países entrañables; sin embargo, distantes y distintos. En cambio,
Centroamérica se halla al cabo de un breve trecho, que hemos practicado mu-
chas veces. Es nuestra estación inmediata. Hay venas muy profundas y arterias
superficiales que son los hilos poderosos de la cercanía y la afinidad entre México
y los países del Istmo. Estos, tan cercanos a nosotros, son como nosotros mismos.
Así los vemos y así los queremos. Creo que también ellos a nosotros.

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Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas y profesor en la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional Autónoma de México. Exprocurador General de la República. Juez de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos.

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En un primer momento, México y los países centroamericanos acudieron juntos a
la Independencia. Fueron una sola emergencia. Los padres de nuestros padres
supieron de un proyecto de unidad que luego se distraería. Cada quien, libre de
hacerlo, tomó su camino. Se desvaneció la unidad política, pero persistió esa otra
unidad, más honda y definitiva, que no se deroga por decreto ni declina en los
debates de una asamblea legislativa. Y hasta ahora subsiste. Esos países hicie-
ron luego sus propios ensayos federativos. No han culminado. Quizás lo harán en
el futuro. Así lo deseamos, si ellos lo quieren y es para el bien de todos.

Entre esos países del Istmo que anuda norte y sur del continente, se halla Nicara-
gua, tierra —como México— de tempestades. Ha tenido una vida azarosa, tam-
bién como México. Y ahora, al igual que nosotros mismos y muchos otros, en este
final de siglo y principio de milenio, pugna por ir adelante. Para los mexicanos,
Nicaragua tiene diversas resonancias, que forman parte, en cierto modo, de nues-
tra propia intimidad. En mi país se ha sabido de los avatares del otro, de sus
venturas y adversidades, de sus luchas afanosas. Rubén Darío, un hombre lumi-
noso, es familiar para los mexicanos. Lo es Augusto C. Sandino, un luchador lati-
noamericano, de la misma estirpe de otros que revolucionaron esta porción de
América y la hicieron nuestra. Y ni siquiera ignoramos a las aves de rapiña; han
volado sobre cada nación de América Latina: en todas partes hubo algún William
Walker, con empeños y vocación de filibustero.

El autor de esta obra, el distinguido jurista nicaraguense Iván Escobar Fornos, me


ha brindado un honor inmerecido al invitarme a prologar su libro sobre
constitucionalismo nicaraguense. Acepté con agrado, sin indagar sus motivos. No
hay que preguntar por las razones de la generosidad. Su razón es ella misma.
Aquí dejo nueva constancia de mi reconocimiento a esta distinción, que cierta-
mente pudo recibir con mejores atributos otro jurista nicaraguense o mexicano.

El doctor Iván Escobar Fornos —hermano del apreciado Embajador de Nicaragua


en México, don Edgar Escobar Fornos— concilia la actividad política con la re-
flexión jurídica. Ha elegido esta doble trinchera. Hay quienes suponen incompati-
bles el desempeño de la política y el estudio riguroso del Derecho. Consideran
que éste tiene su sede natural en una torre de marfil, neutra y lejana de la contien-
da política, que a su vez se alimenta con el fragor de múltiples contiendas. Imagi-
nan, pues, que el Derecho es un objeto de laboratorio, ajeno al flujo de la existen-
cia. Y así proponen abstracciones en un mundo concreto; arquetipos donde sólo
hay seres de carne y hueso. Paradojas, finalmente.

Por el contrario, creo que el ejercicio de la política —en el campo que cada quien
elija, a condición de que la democracia lo ilumine, la convicción lo anime y la probi-
dad lo caracterice— es una forma natural de llevar el conocimiento jurídico al
único terreno donde prospera con lozanía: la realidad estricta, una realidad ani-
mada y exigente. Ese es el crisol para reflexionar sobre el Derecho, construirlo,
aplicarlo, hacerlo razonable y fértil. El Derecho, objeto de ciencia, es sobre todo
materia prima de la vida: materia de experiencia. Si no se pone a prueba en ella,

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carece de sentido verdadero; queda como buen deseo, vago proyecto, artificio.
Pero no sirve a lo que sirve el Derecho.

El doctor Iván Escobar Fornos es autor de numerosas obras jurídicas, que lo


acreditan como tratadista dedicado y fecundo. Llama la atención que cultive con
acierto diversas ramas del árbol jurídico. En efecto, se le deben, entre otros: De-
recho de obligaciones (1997), Curso de contratos (2a. ed., 1998), Manual de
Derecho constitucional (2a. ed., 1998), Introducción al proceso (2a. ed., 1998) y
Derecho procesal constitucional. La Constitución y su defensa (1999), libros, to-
dos ellos, que guían a catedráticos, estudiantes, abogados, funcionarios. Segura-
mente la preparación del autor como constitucionalista le permite entender mejor
las instituciones fundamentales de las otras disciplinas, que se forman e informan
a partir de la Constitución Política; y su conocimiento de éstas le facilita la com-
prensión de la ley suprema, que se vuelca sobre las relaciones sociales, múltiples
y complejas, a través de las normas que ella preside y cuya validez asegura.

El libro que el lector tiene en sus manos es el primer volumen de un trabajo más
amplio. Su título, El constitucionalismo nicaraguense, señala —como adelante
veremos— los dos personajes de esta obra: «la» Constitución, por una parte,
desplegada en la variedad de «las» constituciones que aquí desfilan; y Nicaragua,
por la otra, matriz de esas constituciones, que en ella adquieren explicación y
sentido.

Don Iván Escobar examina en este primer volumen varias constituciones históri-
cas de Nicaragua y algunos proyectos constitucionales. En cada caso tiene el
acierto —indispensable en una revisión de esta naturaleza— de proporcionar una
noticia de las circunstancias que rodearon, determinaron, limitaron, defendieron o
derribaron cada ordenamiento y cada proyecto. Efectivamente, la Constitución,
como el hombre gassetiano, es «ella y su circunstancia». Hay que descubrirla
desde esa perspectiva.

En el pórtico de este largo e interesante recorrido se hallan los textos peninsulares


de una etapa agitada de España: la fallida Constitución napoleónica de Bayona,
que dificilmente reconocerían los españoles como ordenamiento de España, y la
Constitución de Cádiz, liberal y tardía. En la elaboración de ésta cumplió un ilustra-
do papel la representación centroamericana, que correspondió a las provincias
de la Capitanía General de Guatemala, entre ellas Nicaragua. Esa representación
—refiere el autor— «fue la más sobresaliente por su preparación completa para
plantear, desarrollar, analizar y dar soluciones a los complicados problemas que
debían ser atendidos por la Constitución».

Sin la energía vital que hizo de la pequeña nación española una forjadora de la
inmensa nación hispanoamericana, el imperio se desmoronaba. Puestos los ojos
en Europa y la esperanza en su propia tierra, las colonias rumorosas aguardaban
el derrumbe final. A éste contribuyeron los vientos de insurgencia que soplaban
sobre nuestra América. En lo sucesivo, España debía encontrar su nueva identi-

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dad en el enclave europeo, y las antiguas colonias debían hallar la suya —la de
cada quien, en el marco de una sola identidad latinoamericana— sobre su suelo y
bajo su cielo. Esta ha sido la mejor empresa de nuestra historia.

Una obra sobre constitucionalismo es una suerte de biografía nacional y popular.


Propone un paisaje y un camino. Narra un desarrollo. Establece una pretensión.
Se refiere, en definitiva, a un sujeto característico: la nación. Esta se encuentra,
expone, desenvuelve, en el escenario que suministra su Constitución. Será preci-
so buscar ahí la historia de la nación; hallar su origen; imaginar su destino; desci-
frar su guerra y su paz. Dificilmente se podría plantear un constitucionalismo en
abstracto, sin horizonte ni raíz. Sería quimera, utopía, trabajo de la imaginación.
Tómese en cuenta que «el constitucionalismo representa —en palabras de Iván
Escobar Fornos— la lucha de la humanidad por limitar el poder y conquistar la
libertad mediante el sometimiento del poder al Derecho, cuyas normas y principios
fundamentales aparecen plasmados en la Constitución». Y considérese en segui-
da que esa lucha general ha tenido y tiene versiones especiales en cada tiempo y
en cada lugar. De ahí el doble genio del constitucionalismo, su doble tradición: la
universal y la nacional.

El constitucionalismo en concreto es organización y compromiso. Tiene patria,


desarrollo, filiación. Cuenta con puerto de partida y se propone un punto de arri-
bo. A partir del primero formulará un programa y sugerirá un destino nacional. En
el segundo construirá el puerto definitivo. No digo, por supuesto, que una Cons-
titución sea sólo un proyecto, carente de valor normativo. Hoy se sabe que es
ambas cosas. El tema no ha escapado, desde luego, al estudio del doctor Esco-
bar Fornos. Esa doble calidad hace de la Constitución el instrumento primordial, la
columna vertebral del Estado de Derecho. Simultaneamente señala el objetivo y
establece la obligación de alcanzarlo y el derecho de exigirlo.

Esto último tiene interés superlativo, y se proyecta sobre puntos de la moderna


reflexión constitucional y jurisprudencial, que no podríamos examinar en este mo-
mento: así, la traducción de deberes del Estado y proyectos políticos de la nación
en derechos exigibles ante la jurisdicción; o bien, la posibilidad de que el control
de constitucionalidad por vía jurisdiccional, que generalmente detiene acciones
del Estado, también ponga fin a las omisiones en la atención del desarrollo social,
constitucionalmente dirigido; o bien, por último, la practicabilidad de la misma vía
jurisdiccional para evitar acciones públicas que impliquen retroceso en el camino
hacia los objetivos que proclama la ley fundamental.

El profesor Escobar Fornos acepta también la idea de la Constitución como nor-


ma. «En un principio —refiere— se consideraba que tenía un valor meramente
programático, pues a sus disposiciones se les negaba el carácter de normas y no
se aplicaban mientras no eran desarrolladas por leyes ordinarias.—Esta concep-
ción negativa de la constitución, que practicamente la deja sin eficacia, ha sido
abandonada, y hoy se reconoce que sus disposiciones son normas jurídicas».

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La Constitución, en el sentido más riguroso de la palabra, es una criatura del siglo
XVIII, del que también son oriundas las primeras victorias de un personaje que
renacía, o mejor aún, que nacía bajo su nueva y estupenda condición: la humani-
dad. Antes hubo victorias imperiales o nacionales, particulares o colectivas, pero
sólo en el último tercio de aquel siglo entraron en la escena, por fin, las victorias de
la humanidad. Eso fueron la Independencia Americana y la Revolución Francesa,
porque se hicieron y ganaron en nombre de un viejo personaje que estrenaba
derechos: el ser humano - dato radical de la humanidad—, que asumía una exal-
tada condición jurídica y moral. El hombre que se irguió sobre sus plantas, ahora
se erguía sobre sus derechos. Es verdad que antes había tenido un papel central
en ciertas corrientes del pensamiento religioso o filosófico. Pero ahora lo tenía en
el orden jurídico, su espada y su escudo.

Hay diversos conceptos sobre la Constitución. En el primer capítulo de esta obra,


que tiene un necesario carácter introductorio y en el que se analizan problemas y
conceptos de alcance general, el autor examina varias acepciones de aquella
palabra, pródiga en significados. Se suele decir que el tema primordial de una
Constitución es la organización del Estado. Empero, la Constitución es mucho más
que una obra de ingeniería, neutral y puntual. La aspiración natural de una verda-
dera Constitución es la misma que la de quienes pactaron, en el alba de la socie-
dad política, la entrega de sus libertades para asegurar su libertad. Esa aspiración
no se conforma con establecer la estructura de aquella sociedad; aspira, con
razón, a recoger su razón, esto es, el espíritu que la anima y justifica. Por eso
asume los bienes esenciales del individuo y los dota de escritura y fortaleza.

Una Constitución vale para el ser humano porque en ella se reconocen la libertad
y la igualdad, mucho más que porque en ella se distribuya el ejercicio del poder.
En todo caso, esta distribución es apenas un método político para afianzar
aquellos valores. Cuando la mujer y el hombre ordinarios —nosotros mismos, en
suma— se miran en la Constitución, como quien se contempla en un espejo, de-
sean hallar el catálogo de sus derechos, la relación de sus libertades, el seguro de
sus expectativas, y no apenas el catálogo de atribuciones de los órganos del
Estado. En fin de cuentas, si el propósito de toda organización política es la
preservación de los derechos naturales del hombre —como resolvió la Declara-
ción de 1789—, la misión de una ley fundamental, carta de esa organización polí-
tica, es acoger aquellos derechos y brindarles garantía. Sin esto no hay Constitu-
ción, o al menos, no hay Constitución que verdaderamente nos interese. Para
expresarlo gráficamente, diría que la palabra que se limita a designar el aparato
de órganos y atribuciones puede iniciarse con minúscula; la que incorpora la ratio
de esa estructura, y con ello le infunde sentido, merece la inicial mayúscula con la
que acostumbramos escribir Constitución.

La propuesta —también una oferta— de los revolucionarios franceses ganó la


tierra y la esperanza de muchos pueblos. Hoy permanece. En la historia constitu-
cional mexicana, la Carta de Apatzingán de 1814 y la Constitución Federal de
1857 resolvieron eso mismo, exactamente: que la finalidad de la organización po-

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lítica —digamos ya, para exponer su rostro y definir sus compromisos: la finalidad
del Estado— es la preservación de la libertad, la seguridad y la propiedad. A estos
derechos de primera generación —derechos humanos germinales, pero nunca
exclusivos y excluyentes— se sumaron muchos otros, cuya realización pasó a ser,
igualmente, trabajo de Hércules del Estado moderno.

En esa misma dirección se halla el desarrollo del constitucionalismo nicaraguense,


como enseña la exposición del doctor Escobar. Así lo dijo el Preámbulo de la
Constitución Federal de 1824: los representantes de Centroamérica se propusie-
ron, entre otros designios plausibles, «promover (la) felicidad» de su pueblo y
«afianzar los derechos del hombre y del ciudadano sobre los principios inaltera-
bles de libertad, igualdad, seguridad y propiedad». Esta línea comprometida se
siguió en los artículos 98 de la Constitución de 1824, 6 de la de 1838, 4 de la de
1858 y 26 de la de 1893, así como 13 del proyecto de 1848.

Ahora bien, este generalizado reconocimiento —persiste en las leyes fundamen-


tales de nuestros días que acogen, de alguna manera, la Declaración de 1789; a
la cabeza de todas, la propia Constitución francesa de la Quinta República— tiene
varias implicaciones decisivas. Una de ellas, que he subrayado en otras ocasio-
nes, tiene que ver con la reforma del Estado, tarea característica de la hora actual.
La genuina reforma del Estado —una reforma que importe al ciudadano, porque
le importa lo que de ahí resulte— se asocia precisamente con esa finalidad de la
organización política; esto es, con la manera en que el Estado asegura el ejercicio
de los derechos fundamentales: no en el texto, desde luego, sino en la realidad
cotidiana de la existencia; en el mundo a la intemperie, donde los ciudadanos
reclaman los derechos que la Constitución promete.

Eso, que ya dijeron las viejas constituciones y que dicen las nuevas, es infinita-
mente más que el rediseño de los órganos del Estado, el trasiego de sus atribucio-
nes y la incorporación de novedades parlamentarias o administrativas. En fin,
reformar el Estado no es modificar el aparato del poder público, sino generar
novedosas y mejores condiciones para que éste asegure a los seres humanos
libertad, igualdad, seguridad, trabajo, salario, educación, salud, vivienda....

Puesta la pica en Flandes, tras las grandes declaraciones del siglo XVIII —entre
ellas las primeras diez enmiendas de la Constitución estadounidense—, el
constitucionalismo se dispersaría en numerosas historias particulares. América
Latina —y más todavía; cada nación latinoamericana— tendría su propia historia
particular. El constitucionalismo del poderoso país del norte y el de los Estados
europeos seguiría sus propios caminos; el de los países de nuestra porción de
América se desarrollaría por otros. Este debió esmerarse en algunas tareas que
aquéllos tenían resueltas. Una de ellas fue la independencia de cada nación, que
sería la circunstancia propicia para la libertad de cada individuo, nacional de un
país sujeto a un largo proceso de advenimiento. Otra de ellas —al menos en
algunos países, como México y Nicaragua— fue la resolución, fuertemente influída

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por las condiciones de una realidad indócil, sobre la estructura final de la repúbli-
ca: si federal, si confederal, si central.

Coloquémonos en los años iniciales del siglo XIX, en un inmenso continente enca-
denado. La independencia de nuestros pueblos —simultáneas las de México y
sus hermanos de Centroamérica— nos lanzó, inmaduros y dispersos, a una vida
desconocida. Eramos colonia de una monarquía remota y exigente, eslabones de
una vasta sociedad de castas, mundo cerrado y sombrío, colmado de minuciosos
mandamientos, prohibiciones y reservas. Eso eramos, eso sabíamos y eso practi-
cábamos. Y en adelante seríamos, a partir de cierto día, lograda la independen-
cia, un haz de repúblicas emergentes, mundo abierto e iluminado, que debe hacer
sus leyes, tomar sus decisiones y sus propias responsabilidades. De la noche al
día. No teníamos esa costumbre. No había recibido esa enseñanza. Sustituimos
unos dogmas por otros; primero en las declaraciones normativas; luego en la
normalidad de cada etapa; entre aquéllos y éstos mediaba un abismo.

Fue difícil el nacimiento, colmado de vicisitudes. El acto de voluntad no basta para


ser independiente por completo. La independencia es también un asunto de cos-
tumbre, de cultura, de experiencia. Voluntad tuvimos; de lo demás carecíamos. Sin
oficio de legisladores, lanzamos la mirada hacia donde se tenía o se estaba adqui-
riendo. Miramos hacia Cádiz, ciertamente, pero ésta era, al fin y al cabo, una
referencia de nuestra antigua metrópoli. Mala referencia, pues, para quien se
alejaba tanto y tan pronto como podía de todo aquéllo que lo había sometido
durante siglos.

Había que mirar, en consecuencia, hacia otra parte. Lo hicimos. Tomamos nota de
Francia y de los Estados Unidos. Y con esos apuntes sobre sociedades distintas
de las nuestras y experiencias diferentes, iniciamos el camino del
constitucionalismo. Por supuesto, no se trataba de inventar un constitucionalismo
vernáculo, estrictamente nacional, que nos viniera como anillo al dedo. Lo que
nos venía de este modo era exactamente lo que deseábamos olvidar. Más bien se
trataba de tomar del arca universal lo que conviniera a la exigencia nacional. Em-
pero, a menudo fuimos más afortunados en la transcripción de normas que en el
traslado de éstas a nuestra severa realidad. Las constituciones del Continente
son una buena galería de rebeliones de la realidad contra las leyes. Nosotros nos
empeñábamos y los hechos se resistían.

La crónica de las constituciones latinoamericanas y de su aplicación o inaplicación


—y en todo caso la de las constituciones mexicanas— pone de manifiesto la cons-
tante tensión entre dos pretensiones exigentes: por una parte, la modernización;
por la otra, la resistencia. Son fuerzas que yacen y luchan en el individuo y en la
sociedad. Se disputan una función crucial: resolver sobre el porvenir. Ya mencio-
né, como lo hace y documenta en su libro Escobar Fornos, que en la primera
etapa del constitucionalismo latinoamericano aparecieron las constituciones libe-
rales: eran los vientos que soplaban sobre nuestras naciones, desasidas de la

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tradición hispánica —o queriéndose desasir— y anhelantes de imprimir un giro de
ciento ochenta grados a su vida civil.

Había que pensar, por lo tanto, en las instituciones surgidas de los movimientos
libertadores: Estados Unidos y Francia eran el ejemplo, que llegó con banderas
desplegadas a los nuevos republicanos del sur. En éstos ejerció una influencia
poderosa la Independencia americana, expuesta por los padres de la Constitu-
ción de Filadelfia en los papeles de El federalista y difundida, con enorme admira-
ción, por Alexis de Tocqueville, el francés que llegó a Norteamérica para estudiar
el sistema penitenciario celular y acabó por legar al mundo una versión impar de la
experiencia política norteamericana.

En México, el liberalismo anidó en las constituciones de 1824 y 1857; ésta, su


mejor expresión. También se recogió en varias cartas fundamentales de Nicara-
gua, pugnando con las corrientes conservadoras, alternándose en las victorias y
las derrotas, que analiza la obra del doctor Escobar: así, las de 1826, 1828 y
1894; a ésta, «prototipo de la constitución liberal de nuestro constitucionalismo»
—señala el autor— se le denominó «La libérrima».

Las admirables cartas liberales escasamente llegaron más allá de sus palabras.
Los hechos, reticentes, las abrumaron. La formidable democracia de los textos no
se avenía con la vieja estructura social. Leer una Constitución americana proba-
blemente enseñaba mucho sobre el avanzado pensamiento y la buena voluntad
de sus autores, pero muy poco sobre la realidad de sus pueblos.

No sobra recordar en este punto —como lo hace el doctor Escobar Fornos— la


frecuente distancia entre la Constitución y la realidad en la experiencia de nues-
tros países. Escribe: «las constituciones latinoamericanas, incluyendo las nues-
tras, son generalmente incumplidas». De ahí que los textos americanos queden
clasificados en la categoría de constituciones nominales —cuando no semánticas—
en la caracterización de Loewenstein. Un excepcional examen de esta lejanía en-
tre norma y realidad, por lo que respecta al caso mexicano, consta en la famosa
obra de don Emilio Rabasa sobre la Constitución de 1857 y su reticente circuns-
tancia: La Constitución y la dictadura.

Llegaría la hora de crisis para el constitucionalismo americano. Esta crisis se vivió


en México y repercutió fuera de este país. Se produjo en la hora de más aguda —
pero sobre todo de menos soportable y soportada— contradicción entre las leyes
que acumulaban libertades civiles y políticas, y los hechos que las negaban. Esto
marcó el derrumbe del constitucionalismo clásico en América Latina —un
constitucionalismo que decayó sin haber tenido el apogeo que hubiera aportado
su recepción completa en la vida colectiva— y anunció una buena nueva: el
constitucionalismo social. Es unánime el reconocimiento sobre el lugar y la fecha
en que se suscribió el acta de nacimiento de esta tendencia: Querétaro, 1917.
También Escobar Fornos reconoce este hecho.

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El constitucionalismo social es un producto natural de la vida latinoamericana en
una etapa de intenso malestar, que tuvo, sin embargo, eficacia creadora. Respon-
de a las deficiencias de esa vida, más que a sus excelencias. Restablece la espe-
ranza y anima los sueños. En la antigua ruta de los evangelizadores, que había
entrado en receso, combatida y clausurada, propone un destino social fraterno.
Sugiere una república de equidad, y para ello retoma, implícitamente, la idea me-
nos atendida entre las que figuraron en la divisa de la distante revolución de 1789.

Puede ser angustiosa la carencia de libertad, pero lo es más la carencia del ali-
mento, de la tierra, del trabajo, de la educación que permitan el sosegado ejercicio
de esa libertad. Sin aquéllos, ésta es inútil o impracticable. Por eso el
constitucionalismo social incorpora nuevos términos en la compleja relación entre
el individuo, la sociedad y el Estado. El dilema individual entre ser o no ser tiene
relación con un dilema del Estado moderno: hacer o no hacer. Es posible que la
suerte del individuo quede sellada por la respuesta que suministre el poder políti-
co a este otro dilema hamletiano.

La Constitución mexicana, asediada por innumerables reformas de todo signo,


mantiene su orientación social. Lo mismo hacen, desde luego, las cartas funda-
mentales expedidas en la mayoría de los países a partir de la primera gran post-
guerra, inclusive muchas de las más recientes, que datan de la segunda postgue-
rra. Varias asignan al Estado la condición de «social», o bien, «social y democrá-
tico». Hay ejemplos notables: así, Alemania, Francia, Suiza, Polonia y España,
mencionados en el orden cronológico de sus constituciones.

Ese es el caso de la vigente Constitución Política de la República de Nicaragua,


expedida en 1987 y reformada en 1995, cuyo examen se reserva al segundo tomo
de la obra que ahora comento. Una edición de esta carta, realizada por la Asam-
blea Nacional de Nicaragua, tiene nota introductoria del doctor Escobar Fornos.
En esa Constitución aparece, meridiana, la orientación social de la más reciente
etapa del constitucionalismo mundial, en general, y nicaraguense, en particular.
Consta en el Título I, acerca de los «Principios fundamentales»; y adelante, sobre
todo, en sendos capítulos sobre derechos sociales, derechos de la familia y dere-
chos laborales.

En el capítulo inicial de «El constitucionalismo nicaraguense» y en el examen de


las constituciones particulares, surgen diversos temas de primer orden en el acer-
vo. No es posible comentar todos. Me limitaré a unos cuantos. En este número
figura el control de la constitucionalidad, terreno en el que nuestro siglo ha traído
admirables progresos, y que constituye una piedra mayor en la edificación del
Estado de Derecho.

La judicial review norteamericana abrió la puerta del control que acabaría por
colocar al juzgador por encima del legislador. El control constitucional por la vía
judicial, ha dicho expresivamente Rubio Llorente, trajo consigo el «destronamien-
to» del legislador. El juez asume, como tarea natural, el juicio sobre la ley, ya no

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sólo sobre el caso concreto al que se aplica la ley. En esto reside su mayor potes-
tad, y por este camino la política aparece en el despacho de la jurisdicción. No me
refiero a la consideración partidaria, a la politiquería, a la subordinación de la
magistratura a otro poder, sino a la incorporación de criterios sustantivos en la
interpretación y valoración de la ley. Los valores constitucionales informan el que-
hacer del juzgador, obligado a reconocerlos y desarrollarlos en su función —como
lo están los restantes órganos del Estado—, y de esta suerte la jurisprudencia de
valores adquiere carta de naturalización.

En el desenvolvimiento de las instituciones políticas y judiciales tuvo preminencia


el control de constitucionalidad ejercido por órgano político: el parlamento o un
ente específico de aquella naturaleza. En la tradición mexicana surgió, por ejem-
plo, un órgano singular, de oscura memoria, más propio de una organización au-
toritaria que de una democrática: el Supremo Poder Conservador. Es interesante
advertir la presencia de una situación semejante, no idéntica, en Nicaragua —
cuya mayor o menor eficacia sólo podrán valorar los conocedores de la historia
nicaraguense—, bajo la figura del Senado. Este se localiza en la Constitución
federal centroamericana de 1824, como «órgano sui generis —apunta Escobar—
con funciones ejecutivas, judiciales y legislativas»; y tiene equivalente en el Con-
sejo Representativo de los Estados federados, como se mira en la Constitución
del Estado de Nicaragua, de 1826.

Entre los rasgos del constitucionalismo contemporáneo figura la adopción del control
judicial de la constitucionalidad; no es unánime, sí mayoritario, sea por la vía del
control difuso, que caracteriza al modelo norteamericano, sea por la del concen-
trado, que proviene del europeo. Sin embargo, algunos tratadistas reinvindican
para América Latina la prioridad histórica en el control constitucional judicial. Esto
sostiene, por ejemplo, el jurista venezolano Allan R. Brewer Carías: América Lati-
na desarrolló su sistema de control constitucional de leyes «mucho antes de que
en Europa se redescubriera, a partir de los años 20 y sobre todo, después de la II
Guerra Mundial, el concepto normativo de Constitución y los efectos de su supre-
macía». El régimen de control concentrado supone la existencia de un tribunal
que lo asuma; generalmente, una corte constitucional o una sala constitucional
integrada en otro tribunal de máxima jerarquía y competencia más amplia.

En el sistema nicaraguense actual, ese control compete a la Corte Suprema de


Justicia (artículo 164, 4, de la Constitucón de 1987). La propia Constitución reco-
ge un acierto: la acción popular para interponer el recurso de inconstitucionalidad
contra leyes, decretos o reglamentos (artículo 187). Escobar Fornos, en otra de
sus obras, sostiene y celebra esta posibilidad. Reitera que «algunos países han
concedido la acción popular para el recurso de inconstitucionalidad, y esto es una
prueba de que puede funcionar. No hay que tenerle temor» (Derecho procesal
constitucional, 215). La misma legitimación amplísima consagran varios países
latinoamericanos: El Salvador, Guatemala, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecua-
dor, Venezuela. No lo hace México, que sigue la tendencia —rectora en diversos
sistemas— de restringir la legitimación a los «poderosos»: grupos parlamentarios

14
o dirigencias partidarias. Este es un error grave de la reforma constitucional mexi-
cana de 1994, que en más de una ocasión he criticado.

En América Latina, pero no sólo en ella, persiste la polémica entre presidencialismo


y parlamentarismo. Dificilmente se podría llegar a una conclusión omnicomprensiva
y perfecta. Sería tanto como colocar a los Estados en un lecho de Procusto, al
capricho de cada observador metido a redentor. Empero, este debate ha ganado
el entusiasmo de legos y especialistas; cada uno lo anima con presagios y argu-
mentos; con frecuencia se apoya en ejemplos que viajan sobre las fronteras, aca-
so por creer que éstas no existen de veras y que todos los problemas resisten y
anhelan la misma solución.

Ahora bien, me parece que presidencialismo o parlamentarismo —más las formas


intermedias que sugiera nuestra imaginación, e incluso el complejo mecanismo de
operación intermitente de ambos sistemas, que aconseja Sartori— tienen sus raí-
ces hundidas en determinada circunstancia nacional. Negarla pondría la nave a
punto para el naufragio. En nuestra América la preferencia por el presidencialismo
obedece a razones de diversa especie: buenas y malas, si se quiere decirlo de
esta manera. Pero razones, al fin y al cabo, que no conviene desconocer. Una
cosa es fijar un sistema en el texto constitucional, con propósito experimental, y
otra anclarlo en la realidad.

La sociedad latinoamericana, descendiente legítima de la indígena y de la espa-


ñola, tiene un dato de «autoridad» —desde autoridad paterna y racional hasta
autoritarismo desbordante— que se aviene con el presidencialismo mejor que con
el parlamentarismo. Acaso por ello se observa —en Nicaragua como en tantos
países de esta región: probablemente todos— que no ha prosperado o no se ha
hecho «un intento serio para sustituir el sistema presidencial por el parlamentario
o uno mixto (insertar en el presidencial instituciones del parlamentario) —escribe
Escobar Fornos— porque no se ajustan a nuestras realidades políticas y cultura-
les». En México y en Nicaragua se han instituido sistemas presidenciales, que han
devenido —cada quien hará su propio examen nacional de esta situación—
presidencialistas. Ambos países han conocido etapas prolongadas de autoridad
presidencial desmedida; etapas que algunas veces generaron revolución, y otras,
evolución.

En México, el Poder Ejecutivo se deposita en un solo individuo: el Presidente de


los Estados Unidos Mexicanos; y con ese poder, que reúne ciertas atribuciones
constitucionales, van también las potestades «metaconstitucionales», que son, de
alguna manera, el sustento para la eficacia de aquéllas. Es evidente que a la
autoridad jurídica, instalada en el marco de las facultades constitucionales, se
suma una autoridad moral y política singular, que se ejerce en las
metaconstitucionales. No se trata, pues, de una extravagancia: surge de las con-
diciones de la vida política; y también muda, cuando mudan esas condiciones,
como sucede ahora.

15
El autor de esta obra se ocupa asimismo en el examen de la función presidencial
en las diversas constituciones nicaraguenses. En algunos casos tuvo caracterís-
ticas singulares: en la Constitución de 1826, dentro del marco federal, el Ejecutivo
estaba a cargo de un Jefe de Estado; en la de 1838, que afirmó la independencia
de Nicaragua, se depositaba en un Supremo Director del Estado.

Escobar subraya, como antes dije, que no han prosperado las sugerencias de
instituir un sistema parlamentario. Hay que encontrar, pues, el modelo presiden-
cial que convenga al progreso y a la democracia, al equilibrio y a la legalidad; el
modelo adecuado para un Estado de Derecho en concreto: el Estado de Derecho
nicaraguense o mexicano, que acoja las líneas generales de esta figura y la ilus-
tre, concrete, precise, con los trazos de la vida particular.

Esta cuestión tiene que ver con la democracia en América Latina. Es evidente que
hoy existe una tendencia enérgica y resuelta a marchar por este camino. Así ha
debido ser siempre, y ahora es así. Estamos construyendo nuevas formas de vida
política, asidos del ideal democrático, que implica libertad y pluralismo, prudencia
y tolerancia, madurez e ilustración. Muchas cualidades morales para establecer
un sistema político. Pero no es posible hacerlo con menos, si de veras lo quere-
mos hacer. Vocerío no es ya democracia; no lo es, por sí mismo, el estrépito. Por
ello hay que cuidar con infinita cautela el desarrollo de esta nueva planta, que en
nuestras tierras es casi flor de invernadero; cuidarla hasta que sea tronco macizo,
que nadie pueda extirpar.

El autor de la presente obra se muestra cauteloso, con razón. Sostiene que «el
juego democrático hay que ejercitarlo, pero ante las circunstancias actuales de
crisis económica, política y social, de desorden e impunidad, estos amplios cauces
democráticos pueden ser ocupados, de buena o mala fe, para reclamar y preten-
der cosas que el gobierno no está en condiciones de otorgar. Esto puede llevar a
la ingobernabilidad». He aquí el fantasma que ronda a la democracia, y que de
pronto encarna y sofoca. La gobernabilidad, señala Bobbio, tiene que ver con la
capacidad de resolver las demandas que el pueblo propone al gobierno. En una
democracia la gobernabilidad corre más riesgos, porque las demandas se formu-
lan con libertad y proliferan espontáneamente, cuando no por inducción. Y no
siempre es posible atenderlas con suficiencia y oportunidad.

Por supuesto, es necesario distinguir con cuidado entre las demandas razonables
y las excesivas, y para ello precisar qué es lo razonable y qué lo excesivo. A
menudo se califica de esta última forma a las persistentes, legítimas reclamacio-
nes de justicia que han acompañado la historia de nuestros pueblos. La resisten-
cia a atender la demanda justa, que ya no espera —y no tiene por qué esperar—
, constituye una injusticia de quienes resisten, que puede suscitar un exceso de
quienes reclaman. Esto conduciría al desorden, primero; luego, a la represión.
He aquí retos —como se suele decir— para la incipiente democracia latinoameri-
cana. No es posible exigir cambios y negarse a cambiar, y en todo caso esta
paradoja entraña peligros.

16
Antes mencioné un asunto central en las preocupaciones constitucionales de
México y Centroamérica y, específicamente, de Nicaragua: la cuestión federal. En
este caso no se trata, por supuesto, sólo de una inquietud de técnica constitucio-
nal, sino de un asunto histórico de la más elevada importancia, más intenso, cier-
tamente, que el anhelo federal del conjunto de América Latina. El sueño bolivariano
ha quedado a la expectativa, adormecido. El proyecto centroaméricano tuvo di-
versos momentos de animación y aún hoy figura entre los propósitos acariciados
por la República de Nicaragua. Lo expresa su Constitución vigente. El artículo 9
de este ordenamiento se inicia con una afirmación rotunda: «Nicaragua defiende
firmemente la unidad centroamericana». No concluye ahí la admirable pretensión,
que a mi juicio forma parte —en este caso— de las decisiones políticas fundamen-
tales, sino avanza en el rumbo de otra aspiración: «unidad de los pueblos de
América Latina y el Caribe, inspirada en los ideales unitarios de Bolivar y Sandino».

Cuando nuestros países resolvieron sus primeros pasos insurgentes, en una hora
de entusiasmo y desconcierto, debieron optar por la forma de organización que
mejor conviniera a sus necesidades y expectativas; y también, por supuesto, a las
condiciones de su emergencia política. Eso pasó en las que fueran provincias de
la Capitanía de Guatemala y en el que fuese virrreinato de la Nueva España. Las
nuevas repúblicas —repúblicas en ciernes, que buscaban el signo de su más
deseable porvenir— debían optar entre el centralismo y el federalismo, por una
parte, o entre la federación y la independencia, por la otra. Su decisión habría de
considerar la realidad de cada país, sus posibilidades, sus circunstancias, sus
debilidades y fortalezas.

Se ha dicho —desde luego, en el caso de México— que la opción por el federalismo


fue apresurada y extralógica: copia del sistema norteamericano. Obviamente, los
mexicanos teníamos a la vista la Constitución Federal de aquella nación; empero,
no nos limitamos a copiarla, sin motivo ni razón. Bien ha dicho Jesús Reyes Heroles
que si el modelo norteamericano no hubiese existido, los constructores de la na-
ción mexicana habrían tenido que inventarlo. No fue necesario; estaba a la mano.
Y se trataba —señala Tena Ramírez— de una técnica de organización. Sobre esta
base se ha construido el federalismo mexicano. Insisto en el calificativo: «mexica-
no». Ni hay una sola forma de entender y practicar el federalismo, ni México ten-
dría por qué acomodarse a ella.

En Centroamérica, las ideas federales ganaron muchas inteligencias y no pocos


corazones. Oportunamente resolvieron los hermanos de Centroamérica cesar la
unión con México. En 1823 se dispuso la independencia de España y de México.
Esta obra recoge la vigorosa determinación contenida en un decreto del 1 de julio
de aquel año: la independencia «era y es justa en si misma y esencialmente con-
forme a los derechos sagrados de la naturaleza que demandaban imperiosamen-
te las luces del siglo, las necesidades del nuevo mundo y todos los demás caros
intereses de los pueblos que lo habitan».

17
Vino luego la Constitución Federal de 1824, y en el marco de esta organización, la
Constitución del Estado de Nicaragua, de 1826. Comenzaron los días difíciles
para el sistema federal. En el Capítulo VI de esta obra, el autor reseña sus avata-
res. «Según algunos historiadores se extendía en Centroamérica la idea de que la
causa de los males era el sistema federal». «Bajo la Federación, los estados
federados vivían en constante lucha y anarquía...». Al cabo, una Asamblea Cons-
tituyente sancionó la nueva Constitución el 12 de noviembre de 1838: Nicaragua
sería independiente, organizada como Estado unitario.

No debo ir más lejos en mis comentarios, apresurados y elementales, a una obra


valiosa que ciertamente interesará a los juristas nicaraguenses, sus destinatarios
naturales, y latinoamericanos en general, testigos afectuosos de las luchas y las
ideas, los trabajos y las fatigas de sus colegas nicaraguenses. Sólo puedo agre-
gar un voto doble. Por una parte, hacia Iván Escobar Fornos: por el éxito que
merece su obra y por la continuación de su desvelo laborioso, que ha enriquecido
la bibliografía jurídica. Por otra parte, hacia Nicaragua, una república hermana en
Centroamérica: por un futuro luminoso, que sus hijos sabrán forjar en la cotidiana
empresa —que también compromete a México— de la justicia y la libertad.

18
CAPITULO I
PANORAMA CONSTITUCIONAL

I. LA CONSTITUCION Y SU ENTORNO. 1. Quién hace la constitución. 2. La cons-


titución. 3. Funciones de la constitución. 4. Clasificación de las constituciones: A.
Constituciones rígidas y flexibles. B. Constituciones dispersas y codificadas. C.
Constituciones escritas y consuetudinarias. D. Constituciones materiales y forma-
les. E. Constituciones pétreas absolutas o parciales. F. Constituciones originarias
y derivadas. G. Constituciones ideológicas y utilitarias. H. Constituciones normati-
vas, nominales y semánticas. I. Constituciones genéricas y analíticas. J. Constitu-
ciones definitivas y de transición. 5. Contenido de la constitución. 6. Valor y auto-
ridad de la constitución: A. La constitución como norma. B. Eficacia directa. C.
Eficacia derogatoria. D. Eficacia invalidatoria. E. Eficacia interpretativa. F. Eficacia
informadora. III. DESARROLLO, APLICACIÓN Y CAMBIO DE LA CONSTITUCIÓN:
1. Desarrollo de la Constitución: A. Las leyes reglamentarias. B. Las leyes
interpretativas. C. Las convenciones políticas. D. La costumbre constitucional. E.
La aplicación (interpretación judicial). 2. Cambio de la constitución: A. Tipos de
cambio. B. La reforma constitucional. III. LÍNEAS FUNDAMENTALES, INSTITUCIO-
NES, TRADICIONES Y CAMBIOS DEL CONSTITUCIONALISMO NICARAGÜENSE
Y LATINOAMERICANO: 1. Etapas de nuestro constitucionalismo. 2. Bicameralismo.
3. Estado laico. 4. La pena de muerte. 5. Presidencialismo. 6. El sufragio universal
y las elecciones directas. 7. Privilegios y procesamiento de ciertos funcionarios
públicos. 8. Control de la constitucionalidad. 9. Control de la legalidad. 10. El esta-
do de emergencia. 11. El Estado unitario. 12. Democracia representativa. 13. La
rigidez constitucional. 14. Iniciativa legislativa. 15. El veto. 16. El Ejército. 17. Inter-
pretación de las leyes de acuerdo con el espíritu de la Constitución. 18. El Procu-
rador de Derechos Humanos. 19. Selección de los jueces. 20. La soberanía. 21.
La doble vuelta presidencial. 22. Los partidos políticos. 23. La autonomía munici-
pal. 24. La integración. 25. El trámite urgente, la aceptación indivisible, las comi-
siones plenas legislativas, las comisiones de investigación y los diferentes tipos de
leyes. 26. Derecho a la resistencia y a la desobediencia civil.

I
LA CONSTITUCION Y SU ENTORNO

1. Quién hace la constitución

El pueblo en ejercicio de la soberanía, de la cual es titular, selecciona en elección


popular a diputados para integrar una asamblea constituyente con el objetivo de
hacer la Constitución del Estado. El órgano que ejerce esta función titulariza al
poder constituyente.

Actualmente, en la mayoría de los países, el poder constituyente reside en el


pueblo; pero la historia del Derecho registra otros tipos de titularidades: la del rey

19
en la monarquía absoluta, la de las clases privilegiadas en la aristocracia, la del
pueblo y el rey en las monarquías constitucionales.

La doctrina distingue entre poder constituyente (el que hace la constitución) y los
poderes constituidos (poderes y órganos creados por el constituyente en la cons-
titución): el poder ejecutivo, el poder judicial, el poder legislativo, etc. El poder
constituyente se subdivide en originario y derivado (reformado, instituido, perma-
nente, etc.)1 .

Se llama poder constituyente originario (denominado también fundacional o ge-


nuino) aquel que hace la primera constitución, la que surge de una revolución o
de la separación de una federación o confederación o de la división de un Estado.
Por ejemplo: la que aprobó la constitución de los Estados Unidos; las nuestras que
aprobaron las Constituciones de 1824, 1858, 1893 y 1987; la que aprobó la Cons-
titución argentina de 1853.

El poder constituyente derivado es el encargado de reformar o revisar la Constitu-


ción. La reforma es la modificación parcial de la constitución y la revisión es la
reforma total2 . Los órganos que hacen estas reformas pueden ser el poder legis-
lativo ordinario o una asamblea constituyente elegida por elección popular.

1
La Corte Suprema de Justicia sostiene que la reforma la hace un poder constituido (la asamblea legisla-
tiva), el cual no ejerce poderes constituyentes. Este criterio no reconoce la existencia del poder cons-
tituyente derivado. Expresa que es preciso distinguir entre poder constituyente y poderes constituidos.
El primero reside en el pueblo, el cual se organiza políticamente por medio de una Constitución, la cual
crea los poderes constitucionales que gobernarán el país: el poder legislativo, el poder ejecutivo, el
poder judicial y el electoral. Estos poderes tienen las funciones y competencias que el poder constitu-
yente les concede en la Constitución. El poder constituyente puede ser primigenio cuando una sociedad
se organiza por primera vez en Estado. Algunos autores distinguen entre poder constituyente originario
y poder constituyente derivado o de continuidad. La simple reforma constitucional hecha según los
trámites establecidos en texto constitucional, no significa el ejercicio del poder constituyente, sino el
ejercicio del poder constituido, porque se realiza con sujeción al procedimiento constitucional ordinario
que permite una reforma parcial a la Constitución. La Constitución de 1987, confirió a la Asamblea
Nacional, como poder constituido, la facultad de reformarla parcialmente y de conocer y resolver sobre
la iniciativa total de la misma, y fijó requerimientos y procedimientos necesarios para tales efectos,
permitiendo ser reformada parcialmente por el órgano legislativo ordinario: la Asamblea Nacional (S. 9:20
a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J., pág. 40; S. 9:45 a.m. del 28 de febrero de 1996, B.J., pág. 44).
2
La Corte Suprema sostiene que la Constitución no establece criterios para distinguir entre reforma parcial
o total, pero dicho tribunal señala un criterio cuantitativo (cantidad de artículos) y otro cualitativo (princi-
pios fundamentales) para hacerlo. Expresa que el art. 191 Cn., concede de manera expresa a la
Asamblea Nacional las facultades de reformar parcialmente la constitución y resolver sobre la iniciativa
de reforma total de la misma. La constitución no establece lo que debe entenderse por reforma total o
parcial, únicamente señala un procedimiento diferente para cada clase de reforma. Para establecer un
criterio de interpretación habría que analizar los conceptos desde dos puntos de vista: el del número de
artículos reformados y el de los principios fundamentales que afecte. Desde el primer punto de vista,
cuando el número de artículos reformados es menor del total de artículos de la constitución se señala
hacia una reforma parcial. Con relación a los principios fundamentales que afecta, para ser total debe
afectar la existencia misma del Estado por la forma de gobierno o su inspiración democrática. Un
reordenamiento de las atribuciones de los poderes del Estado en la constitución misma o las limitaciones
que se contengan en ella para el ejercicio de determinados cargos o para acceder a ellos, no son
violatorios de los derechos humanos o de principios constitucionales sino que constituyen normas
básicas que contribuyen a ordenar la función pública en beneficio de la colectividad (S. 9:30 a.m. del 8
de mayo de 1995, B.J., pág. 12). Este criterio lo formulé antes de que la Corte Suprema se pronunciara
sobre este asunto. (Política, Justicia y Constituyente, Managua. pag. 64)

20
Tanto el originario como el reformador tienen sus limitaciones, pero en mayor me-
dida las tiene el reformador3 .

Felipe Tena Ramírez señala cuatro sistemas constitucionales sobre las facultades
del poder constituyente revisor: a) Las constituciones que le conceden al constitu-
yente derivado facultades ilimitadas de reformarla en todo o en parte, pudiendo
sustituirla (Constituciones francesas de 1791, 1793 y 1848, y la suiza de 1947). b)
Las que excluyen la revisión de los principios fundamentales (Constitución griega
de 1927 y checoslovaca de 1948). c) Las que sin referirse a los principios funda-
mentales no permiten la reforma de determinados preceptos (las que prohiben
cambiar la forma federal de organización, la forma republicana de gobierno, etc.).
d) Las que sin hacer ningún pronunciamiento como las anteriores permiten su
adición o reforma, como la mexicana4 .

Alrededor de la Teoría del Poder Constituyente existen muchas dudas y contradic-


ciones. Por ejemplo: se discute su validez algunos la rechazan y otros la defien-
den, su ubicación fuera o dentro del Derecho es polémica, lo mismo si sólo existe
un poder constituyente o varios. En esta obra no nos podemos ocupar de estos
temas porque se apartan de su alcance.

2. La constitución.

La constitución es un cuerpo de normas superiores que tiene por objeto la organi-


zación de los poderes del Estado, la división del poder, el reconocimiento de los
derechos civiles, políticos y sociales, y en la actualidad consagra los principios y
normas fundamentales de la mayor parte de las ramas del Derecho: penales,
civiles, procesales, administrativas, económicas, laborales, etc., que buscan la
protección de la máxima jerarquía jurídica otorgada por la constitución.

Pero ésta no es un cuerpo aislado del ordenamiento jurídico; por el contrario, lo


condiciona, supedita y obliga a los funcionarios y a los habitantes a su cumplimien-
to, pero a su vez recibe influencia de dicho ordenamiento y de otros factores que
la integran, interpretan, adaptan, extienden, restringen, desarrollan y modifican.
Por ejemplo: a) La Constitución está integrada por normas legales que provienen
del poder constituyente ya sea originario o derivado, sin embargo existen normas
extralegales que adoptan la forma de usos, acuerdos, costumbres, convenciones
que los tribunales no reconocen en la misma manera que la ley, pero que efectiva-
mente tienen valor en la forma de gobernar como veremos más adelante. El valor
de estas normas extralegales es mayor en las constituciones no escritas, como la
inglesa, y leve en las escritas y rígidas como las nuestras. b) Las leyes ordinarias
que desarrollan o interpretan la constitución influyen en su aplicación, interpreta-
ción, extensión o restricción. c) También recibe el influjo de la jurisprudencia de los

3
Para ampliar el tema consultar mi Manual de Derecho Constitucional. Editorial Hispamer. Managua,
Nicaragua. 1998, pag. 78 y sigts.
4
Derecho Constitucional Mexicano. Editorial Porrua, S.A. México, 1969, pag. 51 y sigts.

21
tribunales y la forma de aplicarse por otras autoridades, lo cual lleva nuevos ele-
mentos para su comprensión, integración y cumplimiento. d) Importante es la cul-
tura de los gobernantes y gobernados y el deseo de los mismos de cumplir con los
mandatos de la constitución. La democracia es un sistema que en libertad regula
las relaciones del Estado con los individuos y de éstos entre sí. Forma parte de la
cultura del pueblo y para su conservación y perfeccionamiento debe lucharse día
a día, siendo esta lucha el pan nuestro de cada día. En resumen, es un proceso
cultural permanente. No son pocas las constituciones que consagran un amplio
elenco de derechos humanos e instituciones políticas democráticas, pero en la
práctica el gobierno viola tales derechos y no actúa dentro del procedimiento de-
mocrático, con o contra la voluntad popular, revelando un divorcio entre la reali-
dad y el texto constitucional e) El sistema político influye mucho en el alcance y
observación de la constitución. Por ejemplo: en los extintos Estados comunistas,
toda la acción estatal y particular se supeditaba al partido y a su ideario político,
económico y social.

Para juzgar el alcance, valor y cumplimiento de la constitución no basta leer el


texto constitucional. Es preciso observar el juego de los anteriores elementos y su
influencia sobre el texto constitucional, en resumen la realidad política.

3. Funciones de la constitución

La constitución tiene varias funciones : ordenar el país bajo un Estado de Dere-


cho; trasmitir estabilidad al ordenamiento en virtud de su fuerza jerárquica y ten-
dencia a la permanencia, aunque adaptable a los nuevos tiempos; promover la
unidad del orden jurídico; organizar el Estado; limitar el poder del Estado mediante
la técnica de división de poderes y controles mutuos; y consagrar los derechos,
libertades y garantías.

Para Eduardo García de Enterría, el fin de la construcción constitucional es im-


plantar el Derecho mediante la justicia, la libertad, la igualdad y el pluralismo polí-
tico, a los que expresamente proclama valores superiores del ordenamiento jurídi-
co. En el impero del Derecho que pretende imponer entran, además de las leyes
formales, todos los valores constitucionales desde los proclamados superiores
hasta todos los aparecidos en el texto constitucional, incluyendo los derechos
fundamentales, lo mismo que los principios y las garantías institucionales. Es el
imperio del Derecho y de la ley5 .

Las normas de la constitución son muy generales, lo cual permite la escogencia


de opciones y la amplitud de interpretación a los poderes legislativos y judiciales
en la toma de sus decisiones.

5
Derecho, Jueces y Control de la Administración. Editorial Civitas. España, 1996, pags. 126 y sigts.

22
4. Clasificación de las constituciones

Se ha formulado por la doctrina muchas clasificaciones. Brevemente expondre-


mos las más reconocidas; a saber:

A. Constituciones rígidas y flexibles.

Esta clasificación se debe a James Bryce6 .

Son rígidas aquellas que solamente pueden ser reformadas por el legislador ordi-
nario por un procedimiento diferente y más difícil (mayoría especial de dos tercios,
de tres cuartos, aprobación en dos legislaturas) que el empleado para hacer o
reformar las leyes ordinarias o por un órgano especial como es la asamblea cons-
tituyente y, finalmente, mediante la consulta directa popular. Algunos autores le
agregan como requisito de la rigidez el control de la constitucionalidad de las leyes
aprobadas por el legislador ordinario. Se pueden dar combinaciones de todos los
medios señalados.

La constitución es flexible cuando la puede reformar el órgano legislativo ordinario


por el mismo procedimiento de las leyes ordinarias o cuando, según algunos auto-
res, a pesar de preveerse un procedimiento difícil no existe control de la
constitucionalidad.

Todas nuestras constituciones han sido rígidas. Fueron más rígidas, por ejemplo,
las Constituciones de 1893 y 1905, pues para su reforma parcial o total se exigía
la convocatoria a la elección popular a una asamblea constituyente.

B. Constituciones dispersas y codificadas

Son dispersas aquellas que aparecen en diferentes cuerpos normativos aproba-


dos sin unidad sistemática. Por ejemplo, las Constituciones de Inglaterra e Israel,
y la anterior Constitución franquista de España.

Son codificadas aquellas que reúnen en un solo cuerpo legal escrito toda la mate-
ria constitucional aprobada a través de un procedimiento especial. Por ejemplo: la
de Estados Unidos, México, nuestras constituciones, etc.

C. Constituciones escritas y consuetudinarias

Son escritas las que aparecen en un documento escrito. Por ejemplo: la de Esta-
dos Unidos, España, Italia, nuestras constituciones, etc.

Son consuetudinarias aquellas que no aparecen en un documento escrito. Exis-


ten constituciones preponderantemente consuetudinarias como la de Inglaterra e

6
Constituciones Flexibles y Rígidas. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 1988.

23
Israel, pero no exclusivamente consuetudinarios, sino más bien mixtas, formadas
con leyes y costumbres.

D. Constituciones materiales y formales.

Se entiende por constitución material el texto aprobado formalmente y los usos y


costumbres.

La constitución formal es aquella que aparece en un texto elaborado por un pro-


cedimiento especial.

E. Constituciones pétreas absolutas o parciales

Esta división se debe a Kelsen7

Son constituciones pétreas absolutas aquellas que no pueden reformarse absolu-


tamente en ninguna de sus partes.

Son parcialmente pétreas aquellas que establecen disposiciones que no pueden


ser reformadas. Por ejemplo, en Italia y Francia existen disposiciones que no per-
miten la revisión de la forma republicana de gobierno.

F. Constituciones originarias y derivadas

Son originarias aquellas que presentan principios, valores y reglas nuevas para
regular el poder político o la formación del Estado. Por ejemplo, la Constitución de
Estados Unidos que creo el sistema presidencial y el federalismo; la Constitución
británica que formuló el parlamentarismo; las constituciones francesas que esta-
blecieron el asambleismo. Son derivadas aquellas que no tienen originalidad y,
por el contrario, son copias o adecuaciones de las originarias. En este sentido
nuestras constituciones son derivadas.

G. Constituciones ideológicas y utilitarias

Son ideológicas aquellas que tienen como finalidad establecer un régimen políti-
co, sea liberal, conservador o socialista. Ejemplos de liberales, nuestras constitu-
ciones de 1824, 1826, 1838, 1893 y 1905 y de conservadoras las constituciones
de 1854, 1858 y 1911.

Son utilitarias aquellas que guardan neutralidad ideológica y se distinguen por


regular únicamente el régimen de gobierno y no los derechos individuales. Por
ejemplo, la Constitución alemana de 1871 y la Constitución francesa de 1875.

7
Teoría General del Estado. Editorial Nacional. México, D.F. ,pág. 329 y sigts.

24
H. Constituciones normativas, nominales y semánticas

Esta división se debe a Karl Loewenstein8 .

El objeto de esta división es analizar la concordancia del texto formal constitucio-


nal con la realidad política, en lugar de la esencia y contenido de las constitucio-
nes, sistema que califica de ontológico.

Son normativas aquellas que limitan el poder y aseguran el respeto de los dere-
chos humanos y en la vida real es efectivamente aplicada y respetada, pues res-
ponden a la realidad en que se desenvuelven. Por ejemplo: las constituciones de
Estados Unidos y de Gran Bretaña.

Expresa el mencionado autor que las normas de estas constituciones determinan


el proceso político o a la inversa, el proceso del poder se adapta a las normas de
la constitución. La constitución es como un traje que sienta bien y que se lleva
realmente.

Es nominal aquella que establece limitaciones a los poderes y el respeto a los


derechos humanos, pero no se cumple porque la realidad política, social y econó-
mica no se ajusta al texto constitucional. Por ejemplo: las constituciones latinoa-
mericanas, incluyendo las nuestras, son generalmente incumplidas debido a la
realidad política que se vive en forma diferente al texto constitucional. No existe
una simbiosis entre el texto constitucional y la realidad política, por el contrario,
existe un divorcio9 .

Son semánticas aquellas que son cumplidas en la realidad, pero no establecen un


sistema adecuado de limitación de los poderes públicos, no aseguran el ejercicio
de los derechos humanos, ni permiten elecciones competitivas ni el pluralismo
político, pues existe un solo partido. El poder expresa Loewentein, está congelado
en beneficio de los detentadores fácticos del poder, independientemente de que
sea una persona individual (dictador), una junta, un comité, una asamblea o un
partido. Por ejemplo: Cuba y los países excomunistas10 .

8
Teoría de la Constitución. Editorial Ariel. Barcelona, España 1986, pag. 216 y sigs.
9
Expresa Octavio Paz: “El resultado de ésta palpable contradicción entre la verdad legal y la verdad
verdadera ha sido la aclimatación de la mentira en nuestra vida pública. No menos grave que la natura-
lización de la mentira ha sido el eclipse de las ideas conservadoras: nadie las profesa y nadie las
defiende, ni siquiera los banqueros” (México en la Obra de Octavio Paz. ”Las ilusiones y las conviccio-
nes”. Fondo de Cultura Económica. México, D.F., 1987, pag. 112). Humberto Quiroga Lavie señala como
ejemplos de constituciones típicamente nominales: de derecha, la Constitución de Paraguay bajo el
régimen de Strossner y de izquierda, la nuestra de 1987 bajo el régimen de Daniel Ortega (Estudio
Preliminar. Las Constituciones Latinoamericanas. Fondo de Cultura Económica. México, D.F. 1994, pags.
8 y 9).
10
Quiroga Lavie considera como semánticas las de Cuba y Chile (Estudio Preliminar. Ob. cit., p. 8).

25
I. Constituciones genéricas y analíticas

Son genéricas aquellas que consagran los principios, valores y líneas generales
de la organización del Estado, permitiendo al legislador ordinario su
complementación de acuerdo con las nuevas realidades, lo cual facilita su adapta-
ción y durabilidad. Ejemplo: la Constitución de los Estados Unidos.

Son analíticas aquellas que contienen numerosas disposiciones políticas, econó-


micas, sociales, culturales, laborales, dando lugar a que sean reformadas con
frecuencia. Ejemplo: la Constitución española, la Constitución de Weimar de 1919,
la Constitución de India con trescientos noventa y cinco artículos, considerada
como la más extensa del mundo, la colombiana de 1991 con trescientos ochenta
artículos, las nuestras a partir de la Constitución de 1939.

J. Constituciones definitivas y de transición

Es definitiva aquella que consolida un proceso político y social. Por ejemplo, nues-
tras Constituciones de 1824, 1858, 1893 y 1987.

Es de transición aquella que se dicta en una etapa de tensión para lograr llegar a
una etapa de consolidación o definitiva, una etapa de síntesis.

La Constitución sandinista de 1987, actualmente en vigencia con importantes re-


formas, consolidó un proceso revolucionario que desembocó en un gobierno au-
toritario; pero al retornar el pueblo nicaragüense a la democracia se puede consi-
derar en la actualidad esta Constitución como transitoria, sujeta a ser cambiada.

5. Contenido de la constitución

El Derecho Constitucional moderno incorpora a la constitución, además de lo pu-


ramente constitucional, una buena cantidad de materias de diferente índole: labo-
rales, civiles, mercantiles, económicas, ambientales y penales. Algunas de ellas
propias de las relaciones privadas entre los particulares. Es más, ciertas constitu-
ciones regulan el abuso del derecho, los daños y perjuicios, etc.

El procedimiento y la materia distinguen la constitución de la ley ordinaria, pero es


una realidad que en la actualidad, con relación a la materia, el Derecho Constitu-
cional penetra todo el Derecho y, como consecuencia, casi todas las leyes, reso-
luciones o actos de las autoridades están orientadas por la constitución. Asimismo
la interpretación de todas las leyes, se hace de acuerdo a los principios y normas
de la Constitucional tal como se establecía ya en las Constituciones de 1893 y
1905.

Por todo lo expuesto, hoy se habla del Derecho Civil constitucional, de Derecho
Económico constitucional, de Derecho Penal constitucional, de Derecho Laboral
constitucional, etc.

26
6. Valor y autoridad de la Constitución

A. La constitución como norma.

La constitución es el cuerpo legal superior del Estado. En un principio se conside-


raba que tenía un valor meramente programático, pues a sus disposiciones se les
negaba el carácter de normas y no se aplicaban mientras no eran desarrolladas
por leyes ordinarias.

Esta concepción negativa de la constitución, que prácticamente la deja sin efica-


cia, ha sido abandonada, y hoy se reconoce que sus disposiciones son normas
jurídicas que tienen los efectos siguientes: eficacia directa; eficacia derogativa;
eficacia invalidatoria; eficacia interpretativa; eficacia informadora o directiva.

B. Eficacia directa.

La constitución es una norma jurídica superior, la cual debe ser obedecida por los
habitantes y los poderes públicos. Sus normas son, en su generalidad, aplicables
directa o indirectamente a través de sus principios. Tienen carácter informativo del
ordenamiento jurídico y si remiten a la ley para que puedan ser aplicadas, cuando
se produce la omisión del legislador, se puede aplicar directamente en el caso
concreto mientras dura dicha omisión, si hay peligro de violación de un derecho o
de la libertad.

Los derechos familiares, sociales y del trabajo normalmente tienen eficacia dero-
gatoria, invalidatoria, interpretativa y en el supuesto de omisión son aplicados
directamente al caso concreto si lo dispuesto en el contenido de la norma no es
una simple promesa o prestación imposible.

C. Eficacia derogatoria.

La constitución deroga a la anterior y a cualquier otra disposición legal que se le


oponga, según puede verse en el art. 196 Cn.

D. Eficacia invalidatoria.

El art. 182 Cn. expresamente dispone que son nulas todas las leyes, tratados, órdenes
o disposiciones que se opongan o alteren las disposiciones de la constitución.

Esta nulidad puede ser total o parcial.

E. Eficacia interpretativa.

La interpretación de todo el ordenamiento jurídico, preconstitucional y


postconstitucional, debe hacerse de acuerdo con la Constitución. Así se dispuso
ya en las Constituciones de 1893 y 1905.

27
La interpretación constitucional tiene varias reglas y normas propias.

F. Eficacia informadora.

Las normas, principios y declaraciones constitucionales tienen eficacia informadora


para el legislador y para todo el ordenamiento jurídico.

Esta eficacia informadora es un límite que el legislador no puede rebasar bajo la


sanción de la nulidad, y en muchas ocasiones es un mandato obligatorio para el
legislador, el cual puede dar lugar a la inconstitucionalidad por omisión.

Esta eficacia se extiende a todos los órganos o poderes que aplican la Constitución.

II
DESARROLLO, APLICACIÓN Y CAMBIO DE LA CONSTITUCIÓN

1. Desarrollo de la Constitución

Lo que será tratado bajo esta sección es en buena parte un desarrollo del texto
constitucional; pero por razones de método y de precisión nos limitaremos en este
número a las fuentes normativas directas de alimentación del Derecho Constitu-
cional. Estas fuentes son las leyes reglamentarias, las leyes interpretativas, las
convenciones políticas y la costumbre.

A. Las leyes reglamentarias.

En su gran mayoría las disposiciones constitucionales son generales, básicas,


algunas imprecisas o vagas, programáticas, principistas, indeterminadas en sus
conceptos, prestacionales de bienes o servicios, o que remiten expresamente a la
ley para su desarrollo. La técnica constitucional no aconseja la regulación minu-
ciosa o casuística, pero sí la claridad y que las disposiciones no sean de imposible
cumplimiento. Algunas de tales disposiciones requieren ser reglamentadas o de-
sarrolladas para que tengan aplicación.

Esas leyes reglamentarias no pueden modificar, alterar o desnaturalizar la dispo-


sición que desarrollan, tal como se deduce del art. 182 Cn.

Por ejemplo, son leyes complementarias de la constitución, entre otras, la Ley


Electoral, la Ley de Amparo, la Ley de Municipalidades, la Ley Orgánica del Poder
Judicial.

B. Las leyes interpretativas

El ordenamiento jurídico señala a los poderes legislativo y judicial (principalmente


al judicial) como los dos grandes intérpretes de la constitución; pero permite que el

28
poder electoral, a través del Consejo Supremo Electoral y en asuntos privativos
de su competencia, interprete la constitución.

Si el precepto constitucional es oscuro, dudoso o ambiguo, la ley o la jurispruden-


cia lo puede aclarar, pero en materia judicial siempre hay interpretación aunque
sea para expresar en la sentencia que la ley es clara y no dudosa, pues ya se ha
hecho un esfuerzo de penetrar en el contenido de la norma.

En ciertos países, incluyendo España, la sentencia del tribunal constitucional es


superior a la ley y aparece en el orden jerárquico después de la constitución y de
sus reformas. Es el intérprete supremo de la constitución y sus resoluciones obli-
gan a todos los poderes.

En España no se duda que el poder legislativo interpreta la constitución. El pro-


blema surge con la promulgación de leyes meramente interpretativas. Un sector
doctrinal sostiene que no puede dictar este tipo de ley interpretativa, pues al redu-
cir las distintas posibilidades de interpretación de un concepto o precepto consti-
tucional se convierte en poder constituyente, al cual corresponde la interpretación
auténtica de la constitución. Esta limitación no la tiene el tribunal constitucional, el
que puede decir de manera exclusiva cual es la voluntad del constituyente. Ade-
más, podríamos agregar, en aplicación del principio del paralelismo de competen-
cia, que la derogación, reforma o interpretación auténtica de la norma, sólo puede
emanar del mismo órgano que le dio existencia, en nuestro caso, el poder consti-
tuyente. Será el poder constituyente derivado, el único autorizado a hacerlo, a
menos que se trate de una norma irreformable.

Otra corriente doctrinal española estima que el legislador puede dictar normas
meramente interpretativas, pues no existe nada en la Constitución que lo prohíba.
Tampoco esa voluntad está reservada exclusivamente al tribunal constitucional y
no existe una reserva constitucional que atribuya esta voluntad al poder constitu-
yente derivado.

No es interpretación auténtica la opinión de los legisladores y en general los ante-


cedentes legislativo, pero sirven para aclarar la mens legis. Se aproximan a la
interpretación auténtica aquellas mociones que han sido aceptadas o rechazadas
y votadas por mayoría legal. Por ejemplo, cuando se discutió el alcance del 6% del
Presupuesto Nacional que se establecería en el art. 125 párrafo 4 de la Constitu-
ción. a favor de las universidades, un diputado presentó la moción para que se
declarara que ese precepto se refería también a los ingresos extraordinarios y no
solo a los ordinarios. Se sometió a votación y fue rechazada. Por tal razón ahora
se argumenta que por interpretación auténtica las universidades solo tienen dere-
cho al 6% de los ingresos ordinarios. Si la votación hubiera sido favorable a la
moción se sostendría, por el contrario, que el mencionado 6% cubre los ingresos
ordinarios y extraordinarios. Puede consultarse el Diario de Debates.

29
En nuestro país, los arts. 138 inc. 1 Cn. y IV inc. 2 Tit. Prel. C. aceptan y regulan la
interpretación auténtica de la ley ordinaria, pero algunos juristas opinan que el
término ley empleado por ambas disposiciones debe entenderse con tal amplitud
que abarque aun a la constitución, la cual también es una ley, aunque de rango
superior.

Creo que la Asamblea Nacional puede interpretar la constitución desarrollando


por ley ordinaria los preceptos o conceptos constitucionales y también dictando
leyes ordinarias meramente interpretativas, pero sujetas al control constitucional.
También se puede interpretar la constitución a través del procedimiento de refor-
mas a la constitución. Esta última sería propiamente la interpretación auténtica de
la constitución.

Las leyes ordinarias meramente interpretativas son admisibles por las razones
siguientes:

a) No existe una disposición constitucional que atribuya de manera exclusiva la


interpretación constitucional a la Corte Suprema de Justicia.
b) Tampoco existe una disposición constitucional que prohíba la interpretación
por medio de la ley ordinaria.
c) No existe una reserva constitucional que atribuya al poder constituyente de-
rivado dictar una ley interpretativa por el procedimiento de reformas a la cons-
titución.
d) Los partidarios de que los artículos del Código Civil y la Constitución anterior-
mente citados se refieren incluso a la constitución, podrían agregar este ar-
gumento para aceptar la validez de este tipo de leyes.

No obstante, algunos juristas piensan que para interpretar de manera auténtica la


constitución, es necesario seguir el sistema de las reformas de la constitución,
aceptando así una reserva constitucional.

Las constituciones toman diferentes posiciones con respecto a la interpretación


de las leyes o de la constitución: algunas no se refieren al tema; otras, como la de
Uruguay, en el art. 85 inc. 20 autoriza a la Asamblea General interpretar la consti-
tución, sin perjuicio del recurso de inconstitucionalidad cuando se oponga a ella;
la del Ecuador en los arts. 82 ord. c) y 179 autoriza al Congreso Nacional a inter-
pretar la constitución y las leyes ordinarias, pero la ley interpretativa de la consti-
tución debe ser aprobada en dos debates y por la mayoría calificada de las dos
terceras partes de la totalidad del Congreso Pleno; la de Bolivia en el art. 234
permite que el Congreso interprete la constitución por medio de la ley, pero ésta
requiere para su aplicación la mayoría calificada de dos tercios de voto y no pue-
de ser vetada por el Presidente de la República; la de Chile en el art. 63, también
permite al poder legislativo la mera interpretación, pero la ley interpretativa nece-
sita para su aprobación, modificación o derogación la votación de las tres quintas
partes de los diputados y senadores; la del Paraguay en el art. 202 inc. 2 dispone
que es deber y atribución del Congreso dictar los códigos y demás leyes modifi-

30
cándolas o derogándolas, interpretando la Constitución a través del desarrollo
legislativo por leyes ordinarias; por último, otras constituciones se refieren única-
mente a la interpretación de las leyes ordinarias.

Debemos aceptar que el tema no es pacífico.

C. Las convenciones políticas

Las convenciones políticas son acuerdos que celebran los órganos constituciona-
les en el ejercicio de sus competencias y relaciones mutuas, generalmente para
regular vacíos legales o formas discrecionales de actuar señaladas en la ley. El
acuerdo puede ser verbal o escrito, expreso o tácito.

Estas convenciones se presentan con frecuencia en el Derecho Parlamentario y


son de libre cumplimiento y coyunturales. En Nicaragua podemos citar como ejem-
plo, aunque le dieron el carácter de ley escrita, a la denominada Ley Marco de
1996, y al convenio entre los cuatro poderes del Estado de junio de 1997, en
virtud del cual se comprometen a cooperar con el Poder Electoral para la celebra-
ción de las elecciones en la Región Autónoma del Atlántico.

La doctrina cita como ejemplo de convenciones las que regulan en el Reino Unido
el nombramiento del Primer Ministro, la responsabilidad ante la Cámara de los
Comunes, la neutralidad del Speaker, la disolución de la Cámara de los Comunes
por el Primer Ministro, etc.; en los Estados Unidos la abstención de presentar la
candidatura presidencial para un tercer período antes de la Enmienda XXII, consi-
derada por un sector doctrinal como costumbre; en Italia la proposición de nom-
bramiento de los Ministros por los partidos coaligados para la formación del go-
bierno y la presunción de quórum en las Cámaras mientras no se solicite su com-
probación; en España la celebración del debate sobre el Estado de la Unión y la
consulta del Rey exclusivamente a los grupos políticos del Congreso de los Dipu-
tados antes de proponer candidatos a la Presidencia del gobierno.

La naturaleza de estas convenciones es dudosa. Depende mucho del ordena-


miento jurídico de cada país. Se considera que son normas jurídicas carentes de
sanción; normas sociales; normas jurídicas sujetas a la rebus sic stantibus, lo cual
significa que se mantendrán vigentes cuando no cambien las circunstancias
imperantes al momento de la celebración, decayendo si cambian; y que su estudio
es irrelevante o puramente académico.

No admitimos convenciones contrarias a la Constitución, aunque en la realidad


han tenido vigencia, como la mencionada Ley Marco de 1996.

D. La costumbre constitucional

Son costumbres constitucionales aquellas repeticiones de usos o prácticas de los


poderes públicos con el objeto de integrar la constitución (colmar lagunas), orien-

31
tar la eficacia en un sentido u otro de una norma, y adaptar la Constitución a las
nuevas realidades.

Si en nuestro país tiene escasa importancia, es una fuente de primer orden en


Inglaterra, pues su Constitución es fundamentalmente consuetudinaria y conven-
cional.

E. La aplicación (interpretación judicial).

Cualquiera que sea el sistema judicial de control de la constitucionalidad: difuso o


concentrado, los jueces ordinarios o los tribunales constitucionales, interpretan,
complementan, determinan, adaptan e integran la normativa constitucional.

La labor de adaptación del texto, redactado en una época anterior y que ya no


responde a las realidades actuales, es muy importante. Contribuye a evitar las
continuas reformas y hasta la derogación total de la Constitución. Ejemplo de
adaptación es la Constitución de los Estados Unidos, muy breve, general y senci-
lla, con más de dos siglos de existencia y pocas enmiendas, constantemente inter-
pretada y adaptada por la Corte Suprema de Justicia, la cual ha dejado pocos
artículos sin determinar u orientar.

El control constitucional no se puede entregar al autocontrol del legislativo ni a


ningún órgano del Ejecutivo. La justicia constitucional debe estar en manos judi-
ciales, ya sea dentro del poder judicial ordinario o atribuida a un tribunal constitu-
cional fuera de su órbita, pero con las características de la función jurisdiccional.
Así el control de la justicia constitucional asegura la imparcialidad de la función y la
conservación de la división de poderes.

La figura del juez y la jurisprudencia que produce, es muy apreciada por la doctri-
na y prácticas modernas, por, entre otras, las razones siguientes: las personas
han percibido que la ley ya no es, como originariamente se estimaba, la expresión
de la libertad, sino que es generalmente limitativa o represiva, lo cual le ha hecho
perder el prestigio que tenía; la organización de la justicia constitucional en manos
de los jueces, convierten a éstos en los máximos intérpretes de la Constitución y
hasta con el poder de eliminar y crear normas constitucionales en su caso; la
velocidad de los hechos y de la tecnología y la ciencia rebasan las previsiones del
Derecho positivo, sin que los órganos de su creación atiendan con prontitud estas
necesidades de adecuación y reforma, dejando vacíos, oscuridades e
imprecisiones que los tribunales tienen que resolver, creando una abundante ju-
risprudencia alrededor de los códigos y leyes, sin cuyo conocimiento es difícil
interpretarlos; la facultad de la justicia de conocer del recurso de inconstitucionalidad
por omisión del legislador obligado por la norma constitucional a dictar la ley.

32
La jurisprudencia es una fuente muy importante en nuestro sistema, pues obliga a
los jueces y magistrados a mantener la uniformidad de sus decisiones11 , salvo
explicación detallada y razonada, la sentencia objeto de casación en el fondo
pueden ser revocadas por violación de la jurisprudencia12 , las sentencias que
declaran la inconstitucionalidad de la ley, decreto o reglamento los anula y, como
consecuencia, las elimina del ordenamiento jurídico, convirtiendo al juez constitu-
cional un legislador negativo y las sentencias aditivas en legislador positivo; las
sentencias interpretativas en algunas ocasiones establecen el único criterio
conciliable de la ley impugnada con la constitución o señalan, al mismo tiempo, las
interpretaciones inconciliables y conciliables o válidas con la constitución; en otras
sentencias se sientan criterios innovadores o integrativos que le dan al artículo un
sentido que a simple vista o normalmente entendido no expresa.

2. Cambio de la constitución

A. Tipos de cambios

La constitución tiene vocación de permanencia; pero existen fuerzas políticas,


económicas y sociales que llevan a su cambio, modificación o adaptación. Estas
fuerzas pueden conducir a un cambio que no se refleja en el texto de la constitu-
ción, el cual permanece igual, pero tienen la virtud de hacer que signifique cosa
diferente a lo anteriormente entendido normalmente; o a un cambio que conduce
a la modificación del texto de la constitución.

Es bueno advertir que también se producen falsos cambios cuando, por ejemplo,
para reelegir al Presidente de la República, se celebra una constituyente que con
ligeras modificaciones copia la anterior, tal como ha ocurrido en Nicaragua en
varias ocasiones.

La jurisprudencia, la costumbre y las convenciones políticas producen transfor-


maciones en la constitución. La jurisprudencia conduce a una transformación,
pero no puede cambiar el texto de la constitución ni de las palabras, aunque pue-
den darle otro sentido diferente al normalmente aceptado. Las reformas a la cons-
titución declaradas inconstitucionales en los casos permitidos por la Ley de Ampa-
ro producen modificaciones a la constitución, ya que la disposición o disposicio-
nes desaparecerán del texto constitucional. Los usos y costumbres también pue-
den producir una modificación o transformación de la constitución, pero no en su

11
Art. 13 inc. 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial del 15 de Julio de 1998.
12
Art. 2057 inc. 2 Pr. Esta causal no contempla la infracción de la doctrina legal (jurisprudencia) y la
interpretación errónea, pero un buen sector doctrinal sostiene que ambas infracciones pueden ser
invocadas por medio de esta causal. Ni la ley ni la jurisprudencia han expresado cuantas sentencias
forman jurisprudencia. En una ocasión la Corte Suprema ha dicho que una sentencia no constituye
doctrina legal (S. 11:30 a.m. del 19 de noviembre de 1941, B.J., p. 11429). En otra dijo que para que exista
debe estar contenida en una serie razonable de fallos (S. 11 a.m. del 23 de julio de 1921, B.J., p. 3369).
En sentencia de las 9 a.m. del 8 de noviembre de 1962, B.J., p. 487, expresa que una consulta no
constituye jurisprudencia. Generalmente se considera que las consultas no forman jurisprudencia y que
tres sentencias en un mismo sentido constituyen jurisprudencia.

33
texto, advirtiendo que en los países de Derecho Consuetudinario pueden producir
la anulación de la disposición constitucional.

B. La reforma constitucional

El Derecho Constitucional moderno pone mucha atención sobre el proceso de la


reforma constitucional y propugna el cumplimiento de cinco condiciones para ha-
cerlo: a) Que la enmienda sea producto de la reflexión y no de decisiones precipi-
tadas. b) Que se haga a través de un procedimiento más exigente y difícil que el
establecido para la ley ordinaria. c) Que se le conceda al pueblo la oportunidad de
participar en el proceso de cambio a través de otorgarle el derecho de iniciativa de
reforma, de la convocatoria de una constituyente o de un plebiscito o referéndum
sobre la enmienda o cambio. Pueden estar presentes, uno o más de estos meca-
nismos. Pero no pocas constituciones autorizan al Congreso ordinario a hacer la
reforma constitucional por medio de un procedimiento especial sin convocatoria a
constituyente ni consulta popular. d) Que se conserven los derechos humanos y el
respeto a las minorías. e) Que se mantenga la separación de poderes con un
adecuado equilibrio entre ellos.

La rigidez y estabilidad de la constitución se debilita en la realidad, pues con faci-


lidad se reforman o se sustituyen como si fueran leyes o códigos ordinarios. En
Latinoamérica se han celebrado muchas constituyentes y aprobado gran canti-
dad de constituciones. Por ejemplo, en Haití se han proclamado 33 constitucio-
nes, en Bolivia 17, en Ecuador 19, en Nicaragua más de 12. Por otra parte, las
constituyentes han servido para diferentes fines: fundar un nuevo Estado, nom-
brar a un Presidente, evadir las prohibiciones de la reelección, transformar las
estructuras del Estado, etc. Algunas son justificables y otras no.

III

LÍNEAS FUNDAMENTALES, INSTITUCIONES, TRADICIONES,


FIGURAS Y CAMBIOS DEL CONSTITUCIONALISMO
NICARAGUENSE Y LATINOAMERICANO.

1. Etapas de nuestro constitucionalismo

El constitucionalismo representa la lucha de la humanidad por limitar el poder y


conquistar la libertad mediante el sometimiento del poder al Derecho, cuyas nor-
mas y principios fundamentales aparecen plasmados en la constitución.

Existen dos tipos de constitucionalismo: el clásico y el social.

El primero incorpora en los textos políticos las doctrinas fundamentales de los


filósofos como Aristóteles, Rousseau, Locke y Montesquieu. Sus antecedentes
inmediatos los trae de las revoluciones norteamericana y francesa y los mediatos

34
de la antigüedad de Oriente, Grecia y Roma y de la edad moderna, cuya principal
fuente es la evolución política inglesa.

Modelo de este constitucionalismo es la Constitución de 1787 de los Estados Uni-


dos, la cual es escrita, rígida, breve y controla su cumplimiento el poder judicial. Es
la Constitución escrita más antigua del mundo, le siguen en tiempo la Constitución
de Polonia del 3 de mayo de 1791, y la Constitución de Francia del 3 de septiem-
bre de 1791 aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente, la cual ya había
aprobado el 26 de agosto de 1789 la famosa Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano.

El surgimiento del capitalismo provoca tensiones sociales y políticas. Irrumpe un


fuerte movimiento obrero, el sufragio se va universalizando, la idea del socialismo
comienza a penetrar, después de la primera guerra mundial se instala en Rusia y
se dicta la Constitución marxista de 1918, y luego se extiende a cuatro continentes
dominando a cerca de una tercera parte del género humano durante ochenta
años hasta la caída por sus propios errores y inexactitudes.

En consecuencia, a partir de la primera guerra mundial las constituciones incorpo-


ran a sus textos disposiciones de orden económico, social y cultural a favor de los
más desposeídos, a quienes se le va otorgando, junto con las mujeres, el sufragio
universal. Modelos de este constitucionalismo social son las constituciones de
México de 1917 (la primera de su tipo) y la alemana de Weimar de 1919.

Nuestro constitucionalismo clásico se inicia con la Constitución Federal de 1824 y


termina con la Constitución de 1911. El constitucionalismo social comienza con la
Constitución de 1939 y continúa hasta la vigente de 1987 y sus reformas. Tiende
a provocar una transformación en materia educativa, de vivienda, trabajo, salud,
ambiente, cultura y economía, para lo cual sus normas, como se deduce de los
arts. 39, 56 y siguientes, 70 y siguientes, 80 y siguientes y 98 y siguientes de la
Constitución vigente, siempre disponen que se tomarán medidas, se dictarán le-
yes o resoluciones para promover tales objetivos o valores.

Este constitucionalismo culmina con el establecimiento del Estado Social de Dere-


cho, tal como lo hace nuestra Constitución vigente en el art. 130. Varios países de
América Latina se han organizado bajo el Estado Social de Derecho: Colombia13 y
Paraguay14 . Existen otros países, como México y Costa Rica, que se organizan
bajo este tipo de Estado, aunque sus constituciones no lo digan expresamente.

Después de la segunda guerra mundial el constitucionalismo incorpora nuevas


figuras y modalidades. Por tal razón algunos constitucionalistas dividen el
constitucionalismo en tres etapas: el constitucionalismo clásico de 1776 a 1916; el
constitucionalismo intermedio de 1917 a 1945; y el constitucionalismo moderno de
1946 hasta el día de hoy. Ejemplo del constitucionalismo moderno son la Constitu-
13
Art. 1
14
Art. 1

35
ción de Italia de 1947; la Constitución de Alemania de 1949; la Constitución de
Francia de 1958; la Constitución de Grecia de 1975; la Constitución de Portugal
de 1976 y la Constitución de España de 1978. En Latinoamérica la Constitución
de Venezuela de 1961, del Perú de 1979, de Chile de 1980, de Ecuador de 1984,
de Brasil de 1988, de Colombia de 1991, de Paraguay de 1992.

El constitucionalismo moderno presenta las características siguientes: a) Se con-


sagran como valores fundamentales la dignidad del hombre y la justicia social. b)
Se enfatiza en el reconocimiento de los derechos humanos y su defensa. Los
derechos humanos comprenden los de la primera generación, o sea, los dere-
chos individuales clásicos, derechos civiles y políticos consagrados en la declara-
ción francesa de 1789; los derechos de la segunda generación como son los
derechos económicos, sociales y culturales; y los derechos de la tercera genera-
ción como el derecho a la paz, al desarrollo económico y social, al medio ambiente
sano, la protección al consumidor, etc. c) Surge el derecho comunitario como un
nuevo orden jurídico supranacional. d) Se establece el control de la
constitucionalidad por el poder judicial o por un tribunal constitucional. e) Se crea
la institución del Defensor del Pueblo para la defensa rápida de los derechos de
los ciudadanos, principalmente frente al Estado en la ejecución de los servicios
públicos. f) Se establece una regulación de las relaciones entre los poderes polí-
ticos: el legislativo y el ejecutivo, para asegurar la gobernalidad y la eficacia gu-
bernamental cada vez más dinámica y urgente.

2. Bicameralismo

El bicameralismo prevalece en Latinoamérica, con excepción de Centroamérica,


Ecuador y Perú. Existe bicameralismo en México 15 ; República Dominicana 16 , Ar-
gentina17 , Brasil 18 , Chile19 , Paraguay20 , Uruguay21 , Bolivia22 , Colombia23 , Vene-
zuela24 , Unicameralismo: Costa Rica25 , El Salvador26 , Nicaragua27 , Guatemala28 ,
Honduras29 , Panamá30 , Ecuador31 y Perú32 .

15
Art. 50
16
Art. 16 y sigts.
17
Art. 44 y sigts.
18
Art. 44 y sigts.
19
Art. 42 y sigts.
20
Art. 182 y sigts.
21
Art. 84 y sigts.
22
Art. 46 y sigts.
23
Art. 114 y sigts.
24
Art. 138 y sigts.
25
Art. 105 y sigts.
26
Art. 121 y sigts.
27
Art. 132 y sigts.
28
Art. 157 y sigts.
29
Art. 189 y sigts.
30
Art. 140 y sigts.
31
Art. 79 y sigts.
32
Art. 90 y sigts.

36
Nicaragua tiene una tradición bicameralista, excepto en las Constituciones de 1893,
1905, 1854 y la actual de 1987. El unicameralismo ha aparecido en épocas revo-
lucionarias (como en la liberal de 1893 y la sandinista de 1979), pues la rapidez y
amplitud con que actúa permiten hacer los cambios revolucionarios33 .

3. Estado laico

Desde la Constitución de Bayona hasta la Constitución de 1858 el Estado nicara-


güense asumió la Religión Católica Apostólica y Romana como su religión o la
reconocía como mayoritaria y la protegía, pero en algunas de ellas no se excluía
el ejercicio del culto de otras, culminando esta estrecha relación con la suscripción
del concordato en 1861, entre la Iglesia Católica y el Estado de Nicaragua, duran-
te el gobierno del General Martínez y el concordato fue ratificado en 1862. Este
tipo de Estado confesional fue sustituido por el Estado laico de libre ejercicio de la
libertad de culto establecido por las Constituciones liberales de 1894 y 1905. En la
constitución de 1911y las non natas de 1911 y 1913 vuelven a las mismas conce-
siones a la religión católica anteriormente expuestas.

Las constituciones posteriores permiten la libertad religiosa34 .

La Constitución de 1974 en su art. 110 Cn. abre las puertas a la enseñanza reli-
giosa en los centros oficiales, pero sin carácter obligatorio para recibirla.

Las constituciones vigentes de Latinoamérica garantizan la libertad de culto; pero


en algunos el Estado se sostiene al culto católico35 ; lo consagran como religión del
Estado, protegen y garantizan la libertad religiosa36 ; o se limitan a reconocerla
como mayoritaria y garantizan la libertad religiosa 37 .

33
Su desarrollo histórico es el siguiente: Sistema Bicameral: Cn. 1838 (art. 83 y sigts.); Proyecto de Cn.
1848 (art. 39 y sigts.); Cn. 1858 (art. 5); Cn. non nata de1911 (art.4); Cn. 1911 (art. 65); non nata 1913
(art. 70); Cn. 1939 (art. 138); Cn. 1948 (art.112); Cn. 1950 (art.127); Cn. 1974 (art. 127). Sistema
Unicameral: Federal de 1824 (art. 55 y sigts.); Cn. del Estado de Nicaragua 1826 (arts. 46, 70 y sigts.);
Cn. 1893 (art. 69); la Cn. de 1854 (art. 28 y sigts.); Cn. 1905 (art. 49); 1987 (art. 132). La Constitución
Federal de 1824, no incluye al Senado como parte del Poder legislativo, el cual es unicameral, compuesto
de representantes popularmente elegidos en razón de uno por cada treinta mil habitantes. El Senado
sanciona la ley, se encarga de sostener la Constitución, vela sobre el cumplimiento de las leyes y la
conducta de los funcionarios federales, aconseja en ciertos asuntos al ejecutivo, propone ternas al
ejecutivo para el nombramiento de diplomáticos y otros funcionarios, entre otras funciones. Está com-
puesto por miembros elegidos popularmente a razón de dos por cada Estado. En la reforma de 1835 de
esta Constitución , (que no entró en vigencia) se estableció el bicameralismo: un congreso integrado por
una cámara de diputados y otra de senadores. En la Constitución política de la República Federal de
Centroamérica de 1921, el sistema es también bicameral: una cámara de diputados y otra de senadores
(art. 70 y sigts.). También es conveniente advertir que la Constitución de 1854 habla de diputados y
senadores, pero ambos sesionaban conjuntamente, en una sola cámara. Por tal razón es unicameral.
34
Cns.1939, 1948, 1950, 1974 y 1987.
35
Art. 2 Cn. Argentina
36
Art. 75 Cn. Costa Rica y art. 3 Cn. Bolivia
37
Art. 35 Cn. Panamá

37
4. La pena de muerte

La aplicación de la pena capital se remota a épocas muy lejanas. Acompañando al


hombre durante la mayor parte de su existencia sin ser puesta en tela de juicio. En
las Leyes de Platón se reconoce que si bien la pena debe tener como fin mejorar,
si se prueba que el delincuente es incurable, la muerte sería el menor de los
males. La Biblia registra la pena de muerte por lapidación y crucifixión, ésta última
aplicada a Jesús.

Es Césare Beccaria el que inicia el combate serio contra la pena de muerte, aun-
que ya antes se había planteado la no justificación de ésta pena. Este ilustre
personaje inicia una revolución en materia penal al publicar su famoso libro “De
los Delitos y de las Penas”38 , puesto en boga por Voltaire. Para Beccaria, la fina-
lidad de la pena es impedir que el reo realice nuevos delitos y desanimar a los
demás a cometerlos. Esto se logra no mediante la crueldad de la pena, sino me-
diante la certeza de que el delincuente va a ser castigado. Está de por medio la
eficiencia del sistema penal, lo que se denomina el pentágono penal: código pe-
nal, código de procedimiento penal, procuraduría penal, sistema penitenciario y
policía.

Por otra parte, la intimidación no es provocada por la cruel intensidad de la pena,


sino por su extensión. La intimidación se logra no mediante la pena de muerte que
es intensa, sino mediante una pena larga como la cadena perpetua que es exten-
sa. Es más intimidatoria la cadena perpetua que la pena de muerte. La pena de
muerte, según los argumentos de Beccaria, no sería ni útil, ni necesaria. Dentro
de la tesis contractualista, Beccaria sostiene que los hombres, al organizarse en
Estado, renuncian a vivir en el estado de naturaleza y se dan leyes para proteger-
se, por lo que no puede aceptarse que hayan renunciado al derecho a la vida.

La tesis de Beccaria penetró mucho en el pueblo y en ciertos grupos de intelec-


tuales, pero la muerte no fue abolida y la política penal de los Estados no acogió
tal tesis. Muchos filósofos de esa época apoyaban la pena de muerte. A favor de
la pena de muerte se pronunciaron destacados filósofos como Rousseau, Kant y
Hegel. Robespierre, responsable del terror revolucionario y del asesinato en masa,
defendió la abolición de la pena de muerte. Sostiene que la pena de muerte no es
intimidatoria, agregando como principal argumento que en los casos de error judi-
cial, ya no se podría corregir.

Dentro del debate sobre la pena de muerte se ha planteado no sólo su abolición,


sino también la limitación de su aplicación solamente a ciertos delitos y la supre-
sión de los suplicios que corrientemente la acompañan y de la espantosa e infa-
mante publicidad que se le suele dar. El mayor logro ha sido la reducción del
número de delitos que merecían la pena de muerte39 . A esto debe agregarse

38
Universidad Centroamericana. Managua, Nicaragua, 1989.
39
En Inglaterra, a finales del siglo XIX, eran más de doscientos delitos los que merecían la pena de muerte,
entre ellos algunos que ahora son castigados con pocos años de prisión. Cfr. Michel Foucault. Vigilar y

38
como medida de atenuación los casos en que se suprime la obligación de ejecu-
tarla, la facultad otorgada al juez o jurado de imponerla o no imponerla, la prohibi-
ción de ejecutarla en presencia del pueblo, aunque en la realidad es imposible
eludir el escándalo de los medios publicitarios. Por otra parte, no todas las penas
son cumplidas, pues algunas son suspendidas, conmutadas o se concede indulto
al condenado.

El día jueves 17 de junio de 1999 fue ejecutado en Texas, Estados Unidos, el


canadiense Stanley Faulder condenado a muerte por haber golpeado y matado a
puñaladas a una anciana durante un robo fallido. Pasó veintidós años (8.221
días) esperando la ejecución, después de lograr nueve aplazamientos de ejecu-
ción. Se presentaron varias peticiones de clemencia, pero fueron rechazadas por
el gobernador George W. Bush. Fue ejecutado con inyección letal que contiene
tres sustancias: una que duerme al condenado, otra que bloquea la respiración y
otra que detiene los latidos del corazón. Presenciaron la ejecución treintitrés testi-
gos y la familia de la víctima felicitó al gobernador y estimando que el castigo fue
menos doloroso que el sufrimiento de la víctima, se dio el castigo adecuado y que
se hizo justicia.

Diez años antes de 1977, en los Estados Unidos no se había ejecutado a ninguna
persona. Pero en enero de ese mismo año se ejecutó a Gary Gilmore, lo cual
provocó una gran polémica y escándalo. Esta ejecución se apoya en una senten-
cia dictada por la Corte Suprema de Justicia en el año de 1976, en la que expresa-
ba que la pena de muerte no siempre viola la Constitución, cambiando la doctrina
que anteriormente había sentado en 1972, en la cual sostenía, con fundamento
en la Enmienda VIII, que es prohibido imponer penas crueles e inusitadas, y que
muchas de las circunstancias en la que la pena capital se aplicaba eran inconsti-
tucionales.

En el año 1996 los oponentes a la pena de muerte, Amnistía Internacional USA y


otras organizaciones protestaron silenciosamente por los veinte años de haberse
restablecido la pena de muerte. Pedían la prohibición de las ejecuciones decreta-
das por el Estado y declararon lo siguiente: la pena de muerte es un ultraje a la
moral; desde 1900 al menos 23 inocentes fueron ejecutados; 50 prisioneros ya en
el corredor de la muerte fueron declarados inocentes y puestos en libertad; la
pena de muerte no es decisiva, ya que la tasa de criminalidad promedio de los
estados que la abolieron es más baja que la de los Estados que la mantienen; las
minorías son más a menudo que los blancos condenados por crímenes idénticos
y según estadísticas alrededor del 84% de las personas ejecutadas habían sido
condenadas por asesinatos de blancos, mientras que la mitad de las víctimas de
homicidios eran negros. En ese entonces existían 3000 personas en el corredor de la
muerte, de las cuales habían sido ejecutados 314 desde la decisión de 1976, de ellos
56 en 1995.

Castigar. Editorial Siglo XXI. España 1992, p. 80. En esta obra critica la dureza e infamia de las penas, los
procedimientos y el sistema penitenciario.

39
Son dos las teorías principales sobre la función de la pena: la retributiva y la
utilitaria o preventiva. La primera sirve de apoyo a los antiabolicionistas de la pena
de muerte y la segunda a los abolicionistas. Ambas se formulan a partir de las
funciones o tareas del Estado.

La teoría retributiva es apoyada por Kant y Hegel. Para Kant la función de la pena
no es preventiva. Su función es hacer justicia de modo que se de una correspon-
dencia entre el delito y la pena. Trata de establecedor la justicia como igualdad, la
cual era denominada por los antiguos justicia correctiva. Es un imperativo categó-
rico para el Estado aplicar la pena de muerte y no un imperativo hipotético. Por su
parte, Hegel piensa que la pena debe ser congruente con el delito y que el casti-
gado tiene derecho a ser castigado con la pena de muerte para redimirse y ser
reconocido como ser racional. Es de justicia que el que mata debe ser condenado
a muerte, es algo así como la ley del Talión, del trueque, etc.

La teoría preventiva o utilitaria parte del criterio de que la pena sirve para desalen-
tar las acciones tipificadas como delito40 .

Ambas teorías se fundamentan en éticas distintas, la teoría de la retribución en la


ética de la justicia y la teoría preventiva en la ética utilitaria hoy en boga41 .

El talón de Aquiles de la teoría utilitaria consiste en la posibilidad de que se pueda


probar que la pena de muerte es más disuasiva que las otras con las cuales se
pretende sustituirla. A esto se agrega el problema de los reincidentes que des-
pués de salir de la cárcel vuelven a asesinar, en cuyo caso la pena de muerte
viene a ser útil. Por tal razón algunos abolicionistas han fundado su argumento en
un imperativo moral que dice: “ no matarás”, de raíz religiosa, insertado en los Diez
Mandamientos.

No obstante, los enemigos del abolicionismo pretenden justificar la pena de muer-


te aplicada por el Estado fundándose en la legitima defensa, semejante a la que
emplea el individuo para defender su vida. El Estado también aplica la pena capi-
tal para defender a la sociedad y lo hace en ejercicio del monopolio de la fuerza.

40
Existen otras tres teorías: la pena como corrección, la pena como defensa social y la pena como
expiración. La primera es contraria a la pena de muerte, pues sostiene que el criminal más malo y
perverso puede ser corregido. La segunda generalmente es esgrimida por los abolicionistas, pero
también puede dar argumentos a los antiabolicionistas cuando sostienen que la mejor manera de
defenderse de los criminales peligrosos es matándolos. La tercera tiene como finalidad liberar el mal
realizado por medio del sufrimiento. Esta teoría es compatible con la pena de muerte porque para purificar
la culpa de la muerte debe pagarse con la muerte. Estas teorías se formulan atendiendo a los individuos
que deben sufrir las penas.
41
Estas dos teorías y éticas tienen sus antecedentes en las narraciones de las Historias de Tucíades.
Expresa que se trataba de juzgar a los rebeldes de Mitilenes. Cleone afirmaba que los rebeldes debían
ser condenados a muerte y los cómplices comprenderían que a quien se rebelaba se le aplicaba la pena
de muerte. Diodolo, por el contrario, sostenía que la pena de muerte no sirve para nada, porque la
naturaleza humana, cuando es impulsada a abruptas acciones, no tiene freno en la fuerza de las leyes
o de otra amenaza. La opinión de Cleone es el antecedente de la teoría de la pena retributiva y la Teodolo
de la teoría preventiva.

40
Otro gran tema es si el derecho de castigar del Estado se extiende a la pena de
muerte, aunque se haga como resultado de un proceso legal. Dos concepciones
se han formulado alrededor de esta discusión: la concepción orgánica del Estado
sacrifica la parte al todo y, por tal razón, si una persona es peligrosa para la socie-
dad puede ser sacrificada por el bienestar de todos; por el contrario, la tesis indi-
vidualista, parte del principio de que el Estado es creación de un contrato, en el
cual no se ha renunciado al derecho a la vida. La Iglesia Católica reconoce el
derecho y el deber del Estado para aplicar penas proporcionados a la gravedad
del delito, sin excluir, en casos de extrema de gravedad, el recurso de la pena de
muerte42 .

La campaña abolicionista ha logrado reducir el número de delitos que merecen la


pena de muerte, eliminar sus circunstancias infamantes y la creencia de que es la
más intimidatoria de las penas. Pero falta la batalla final de su abolición.

Debido a los duros ataques a la pena de muerte los Estados antiabolicionistas han
principiado a retroceder de diferentes formas: reducen el número de delitos que
merecen pena de muerte; dejan al arbitrio de los jueces y jurados imponerla o no
en los casos establecidos; no la aplican aunque esté contemplada; la suspenden
por largo tiempo mientras los condenados luchan por un indulto y algunos Esta-
dos la han suprimido.

El tema de la abolición de la pena de muerte está dentro del tema general del
derecho a la vida: no matar, no abortar, socorrer al que está en estado de peligro
y proveer al necesitado los medios mínimos para su sustento.

Es conveniente advertir, que existen dos argumentos para justificar el derecho a


castigar: la legitima defensa del Estado que asume frente a la muerte de otro,
sobre la cual ya hemos expresado su justificación, y el estado de necesidad en
que se encuentra el Estado de mantener la seguridad.

Pero en realidad el Estado cuenta con otros medios y penas diferentes a la pena
de muerte para combatir el delito. Tiene alternativas que, en cambio, no las tiene
la persona que se encuentra en esos trances de la legítima defensa y el estado de
necesidad. Por tal razón, lo que justifica la no punibilidad y la inimputabilidad de la
persona en tales casos no puede servir al Estado para justificar la pena de muer-
te. Estas excepciones del principio de no matar no las puede esgrimir el Estado.

También los organismos internacionales se han pronunciado sobre este tema. Por
ejemplo: el 28 de abril de 1983 fue suscrito el Protocolo Adicional a la Convención
Europea de los Derecho del Hombre, sobre la abolición de la pena de muerte, el
cual fue firmado por los Ministros de Relaciones Exteriores de Austria, Bélgica,
Dinamarca, República Federal de Alemania, Países Bajos, Noruega, Portugal y
Suecia.

42
Catecismo de la Iglesia católica No. 2266.

41
Veintiséis organizaciones no gubernamentales que trabajan por los derechos hu-
manos, incluyendo entre ellas Amnistía Internacional, presentaron una declara-
ción al V Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Trata-
miento del Delincuente, celebrado en Ginebra en 1975, en la cual piden que no se
aplique la pena de muerte por ser contraria al derecho a la vida, cruel e inhumana.

En América Latina algunos países la han abolido y otros han reducido los delitos
que la merecen, pero es rara su aplicación donde está contemplada. Lo mismo ha
sucedido en la historia constitucional y penal de nuestro país.

En Nicaragua la pena de muerte se ha limitado a ciertos delitos, criterio que ha


prevalecido sobre el abolicionista. La constitución actual la prohibe43

En América la mayoría de las Constituciones actuales se pronuncian a favor de la


pena de muerte, pero la reducen a ciertos delitos44
43
Constitución de 1824. Art. 152. No podrá imponerse pena de muerte, sino en los delitos que atenten
directamente contra el orden público, y en el asesinato, homicidio premeditado o seguro; del Estado de
Nicaragua Constitución de 1826. Art. 123. No podrá imponerse pena de muerte, sino en los delitos que
atenten directamente contra el orden público, en el asesinato y homicidio premeditado y seguro; del
Estado Libre de Nicaragua Constitución de 1838. Art. 161. En los delitos comunes no se impondrá pena
capital, sino por los de asesinatos, homicidio premeditado o seguro: en los de disciplina., las leyes
determinarán los casos en que haya lugar a esta pena; Constitución de 1854. Art. 102. Son prohibidos
los tormentos, las penas crueles y de confiscación y proscripción. La de muerte solo podrá establecer-
se por los delitos de asesinato, homicidio premeditado o seguro, incendio con circunstancias graves
calificadas por la ley, asalto en poblado, si se siguiere muerte, o en despoblado si resultare robo. También
podrá imponerse esta misma pena al ladrón famoso. En los de disciplina la ley determinará los casos en
que haya lugar a ella. Constitución de 1858. Art. 77. La pena de muerte sólo puede establecerse por los
delitos de asesinato, homicidio premeditado o seguro, incendio con circunstancias graves calificadas
por la ley, asalto en poblado, si se siguiere muerte, o en despoblado, si resultase herida o robo; sin
embargo, la ley no la prodigará, limitándola a los casos indispensables y por el tiempo que lo exija la
necesidad social. En los delitos de disciplina, ella determinará cuando haya de tener lugar. Constitución
de 1893. Art. 27. La pena de muerte queda abolida en Nicaragua, y sólo podrá aplicarse para mantener
la disciplina militar de conformidad con la ley. Constitución Política de los Estados Unidos de Centroamérica
(15 de septiembre de 1898). Art. 25. La vida humana es inviolable, y la pena de muerte no se impondrá
en ningún caso. Constitución 1905. Art. 20. La pena de muerte solo podrá aplicarse por los delitos
militares graves que la ley determine. Constitución “non nata” 4 de abril de 1911. Art. 28. La pena de
muerte queda abolida en Nicaragua. Constitución Política de 21 de diciembre de 1911. Art. 24. La pena de
muerte se aplicará únicamente por el delito de alta traición cometido en guerra exterior, hallándose el
enemigo al frente; y por los delitos atroces de asesinato, parricidio e incendio o robo siguiéndose muerte
y con circunstancias graves, calificadas por la ley. Constitución “non Nata” de 1913 (3 de abril de 1913).
Art. 27. La pena de muerte se aplicará únicamente por el delito de alta traición cometido en guerra
exterior, hallándose el enemigo al frente, y por los delitos atroces de asesinato, parricidio e incendio o
robo siguiéndose muerte y con circunstancias graves calificadas por la ley. Art. 36 Cn. 1939. Mientras
no se establezca el sistema penitenciario se podrá aplicar la pena de muerte en los casos determinados
en al ley, al traidor a la patria en guerra extranjera, a los militares por delitos graves de orden puramente
militar, al parricida, al incendiario, al salteador de caminos, al pirata y a los asesinos. Art. 34 Cn. 1948. Se
aplica la pena de muerte únicamente por traición a la patria en guerra exterior y a militares por delitos
graves del orden puramente militar. Art. 37 Cn. 1950. Se aplicará la pena de muerte por el delito de traición
en guerra exterior, por delitos graves de orden puramente militar, por asesinato, parricidio, incendio o
robo seguido de muerte, y con circunstancias graves calificadas por la ley. Art. 38. Cn. 1974. Se
establece la pena de muerte para el delito de alta traición cometido en guerra exterior, delitos graves de
orden puramente militar, asesinato, parricidio, incendio o robo seguido de muerte, y con circunstancias
graves. Art. 23 Cn. 1987. El derecho a la vida es inviolable e inherente a la persona humana. En
Nicaragua no hay pena de muerte.
44
Art. 18 Cn. Argentina. Da por abolida para siempre la pena de muerte por causas políticas. A contrario
sensu es posible establecerla para delitos que no tienen causa política. Arts. 7 inc. a) y 17 Cn. Bolivia. Se

42
Los procedimientos de ejecución que registra la historia son muchos. Citamos los
siguientes: la guillotina, la horca, el garrote vil, la silla eléctrica, la cámara de gas,
el fusilamiento, la inyección letal y la inducción al suicidio (poner a disponibilidad
del reo sustancias y armas para que suicide)45 .

Relataremos algunas ejecuciones por fusilamiento en nuestro país.

En el siglo pasado William Walker ordenó el fusilamiento del Ministro Mateo Mayorga
en represalia por la muerte de algunos comerciantes norteamericanos y después
en forma sumaria y parcial el fusilamiento de Gral. Ponciano Corral.

En este siglo se realizaron cinco fusilamientos: a) El 16 de abril de 1902, el Gene-


ral nicaragüense Filiberto Castro y el Coronel salvadoreño Anacleto Guandique
fueron acusados del estallido e incendio del Cuartel Principal de Managua, ubica-
do donde después se construyó el Palacio del Ayuntamiento. Se tramitó el juicio,
el cual fue prolongado. Fueron condenados por un consejo de guerra a pena de
muerte, la sentencia fue confirmada por el presidente y comandante del Ejército
José Santos Zelaya. Los fusilaron en los muros del cuartel destruido por seis sol-
dados a las cuatro de la tarde del 17 de enero de 1903. Sesenta soldados cus-
todiaban a los reos en el trayecto de la Penitenciaría (donde queda hoy el Estadio
Nacional) al lugar de la ejecución. El clarín sonaba en todo el trayecto, los familia-
res de Castro gritaban de dolor y el público llenaba las calles. Posteriormente, el
sacerdote católico Ramón Ignacio Matus presentó el día 10 de enero de 1918 un
recurso de revisión ante la Corte Suprema para que se anulara la sentencia con-
denatoria por ser notoriamente injusta, se indemnizara a los deudos de las vícti-
mas y se publicara la sentencia en el Diario Oficial. En Octubre de 1920 la Corte
Suprema anuló la sentencia condenatoria, rehabilitó la memoria de los ejecutados

garantiza el derecho a la vida y en los delitos de asesinatos, parricidio y traición se impone la pena de
treinta años de presidio sin derecho a indulto. Art. 5 XLVII Cn. Brasil. No hay pena de muerte, salvo en
guerra declarada. Art. 11 Cn. Colombia. El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte. Art.
21 Cn. Costa Rica. La vida humana es inviolable. Art. 19 inc. 1 Cn. Chile. La ley puede establecer la pena
de muerte con quórum calificado. Art. 22 inc. 1 Cn. Ecuador. No hay pena de muerte. Art. 27 Cn. El
Salvador. Solo se impone pena de muerte por leyes militares durante la guerra internacional. Art. 18 Cn.
Guatemala. Establece la pena de muerte, pero no se puede imponer por presunciones, a las mujeres, a
los mayores de sesenta años, a los reos de delitos políticos o comunes conexos con las políticas y a los
reos cuya extradición haya sido concedida con esa condición. Art.a 66 Cn. Honduras. Se prohibe la
pena de muerte. Art. 22 inc. fine Cn. México. Se prohibe la pena de muerte por delitos políticos y sólo
puede imponerse al traidor en guerra extranjera, al parricida, al homicida con alevosía, premeditación o
ventaja, al incendiario, al plagiario, al salteador de caminos, al pirata y a los reos de delitos graves del
orden militar. Art. 30 Cn. Panamá. No hay pena de muerte. Art. 4 Cn. Paraguay. Queda abolida la pena de
muerte. Art. 140 Cn. Perú. Solo puede aplicarse la pena de muerte en los delitos por traición a la patria en
casos de guerra y de terrorismo. Art. 8 inc. 1 Cn. República Dominicana. No hay pena de muerte. Art. 26
Cn. Uruguay. No han pena de muerte. Art. 58 Cn. Venezuela. No hay pena de muerte. En el Continente
Americano son diez y siete países los que contemplan la pena de muerte, por lo que a los anteriores debe
agregarse Belice y Estados Unidos, Antigua, Cuba, Santa Lucía, St. Kitts-Nevis, St. Vicent-Granad,
Jamaica, Trinidad Tobago, Grenada, Bahamas, Barbados y Guyana, en el ámbito mundial el 90% de
países aplica la pena de muerte. Según informes de Amnistía Internacional, tres mil ejecuciones anuales
se realizan a nivel mundial.
45
Cfr.Barberó Santos. Pena de Muerte. (El ocaso de un mito). Editorial Depalma. Buenos Aires. Argentina.
1985.

43
y ordenó la indemnización46 . b) A las diez de la mañana del día 16 de noviembre
de 1909 fueron fusilados los norteamericanos Lee Ray Cannon y Leonard Groce
en la fortaleza de El Castillo, acusados de pertenecer a las fuerzas rebeldes del
General Juan J. Estrada y de participar en la destrucción del vapor gubernamental
El Diamante, que navegaba sobre el Río San Juan y transportaba quinientos sol-
dados. El juicio fue sumario y Groce logró enviar cartas a su familia expresándole
que su condena era injusta. El fusilamiento provocó un ultimátum al gobierno de
Zelaya. El Secretario de Estado Knox envió una nota y Zelaya tuvo que abando-
nar el país y entregar el poder al Dr. José Madríz. c) En el año de 1920, durante el
gobierno del General Emiliano Chamorro, en virtud de sentencia de la Corte Su-
prema de Justicia47 , fue ejecutado en plaza pública en presencia de nutrida concu-
rrencia, el conocido criminal Hilario Silva apodado “Cachimbon” por haber asesi-
nado en forma atroz a un anciano. d) En el año de 1930, durante el gobierno de
General José María Moncada, fueron fusilados los asesinos de don Gustavo Pa-
sos48 . El fusilamiento se realizó en la mañana frente a la fachada del Cementerio
Occidental de Managua. Presenciaron la ejecución más de diez mil personas.

El Código Penal anterior del 8 de diciembre de 1891 contempló y reglamentó la


pena de muerte, pero ésta fue derogada por la Constitución de 1893, en la cual se
abolió dicha pena y si bien las constituciones posteriores la volvieron a establecer
no por eso quedó restablecida de conformidad con el art. XXXVII del Título Prelimi-
nar del Código Civil, el cual establece que la ley derogatoria no restablece la
primera ley, salvo que lo diga expresamente, lo que no se dio en este caso.

El 2 de julio de 1912 se sancionó la ley que reglamente la pena de muerte. Se


aplicó en algunos casos, pero posteriormente se dejó de aplicar y desapareció del
Código Penal y de la Constitución vigentes.

5. Presidencialismo.

Este sistema tiene su origen y desarrollo en los Estados Unidos y después fue
adoptado por otros países, principalmente en Latinoamérica. Se estima que se
promulgaron bajo su inspiración trescientas cincuenta constituciones en los pri-
meros sesenta años del siglo XIX. Descansa en la separación de los tres poderes
fundamentales: el ejecutivo, el judicial y el legislativo, dentro de un equilibrio y
control. Por el contrario, el parlamentarismo es un sistema de colaboración de
poderes.

46
S. 11 a.m. del 20 de octubre de 1920, B.J., pags. 3060, 3076, 3092 y 3108.
47
S. 12 m. del 13 de mayo de 1919, B.J., p. 1919. Hilario Silva presentó solicitud para que se le cambiara la
pena, pero no prosperó.
48
La sentencia de la Corte Suprema de Justicia condenó a muerte a los reos Julio Cuadra Montenegro,
Ramón Mayorga Figueroa y Francisco Caballero por asesinato atroz y robo (S. 12 m. del 22 de agosto de
1930, B.J., p. 7507. Se fundó en la Ley Reglamentaria de la Pena de Muerte del 2 de julio de 1912).

44
El ejecutivo lo encarna el Presidente de la República, el cual es Jefe de Estado, de
Gobierno y en algunos países, como el nuestro, del Ejército. Su elección es popu-
lar, directa o indirecta, y tiene una amplia legitimidad popular.

El Derecho Comparado registra pocos casos de ejecutivos colegiados. De acuer-


do al art. 95 de la Constitución suiza de 1874, la autoridad ejecutiva y direccional
suprema de la Confederación la ejerce un Consejo Federal integrado por siete
miembros, los cuales deben pertenecer a diversos cantones y son elegidos por la
ciudadanía por un período de seis años. En el Uruguay, durante algún tiempo, se
estableció el ejecutivo colegiado, el cual, de acuerdo con la Constitución de 1952,
se ejercía por un Consejo Nacional de Gobierno integrado por siete miembros
elegidos directamente por el pueblo. Se critica este sistema porque todos los
gobiernos de varias cabezas tienen problemas.

La Constitución reparte formalmente las competencias, buscando un balance, a


todos los poderes de acuerdo a sus funciones. La naturaleza misma de sus fun-
ciones dinámicas, de transformación y contacto directo con el pueblo y la realidad,
el liderazgo del Presidente y el manejo de la mayor parte del presupuesto nacio-
nal, convierten al ejecutivo en un poder que prevalece sobre los otros.

Nuestro presidencialismo nace con la Constitución Federal de 1824, inspirado en


el de los Estados Unidos. El poder ejecutivo era ejercido por un presidente nom-
brado por el pueblo de todos los Estados de la federación. En los Estados federados
el poder ejecutivo no era atribuido a un gobernador como en el modelo estadouni-
dense, sino a un jefe de Estado.

En la Constitución de 1838 se denominó Supremo Director del Estado, pero a


partir de la Constitución de 1848 hasta la Constitución vigente se llama Presidente
de la República. Desde la Constitución Federal hasta la Constitución de 1858 la
elección del titular del ejecutivo era popular, pero indirecta a través de electores.
A partir de la Constitución de 1893 hasta la Constitución vigente la elección es
popular y directa. En la Constitución non nata de 1913 se intentó volver al sistema
indirecto.

Nunca se ha hecho en Nicaragua un intento serio para sustituir el sistema presi-


dencial por el parlamentario o uno mixto (insertar en el presidencial instituciones
del parlamentario) porque no se ajustan a nuestras realidades políticas y culturales.

No obstante, se ha introducido la interpelación, figura del parlamentarismo, pero


nunca con el alcance de este sistema. Se limita a los ministros y otros altos funcio-
narios. En la Constitución non nata de 1911 el artículo 125 disponía que un voto
de censura del Congreso a un ministro obligaba al presidente a retirarlo del cargo.
Esto provocó la disolución de la Asamblea Constituyente y la no aprobación de
dicha Constitución. Actualmente el voto de censura no tiene más que un valor
político, no obliga al Presidente a destituir al funcionario interpelado (ministros y
vice-ministros de Estado, presidentes o directores de entes autónomos y guber-

45
namentales), pero si su conducta lo amerita podría ser desaforado por el legisla-
tivo despojándolo de su inmunidad.

Nuestro presidencialismo así como el latinoamericano, tiende a fortalecer al ejecu-


tivo. En algunas Constituciones de nuestro país se le ha concedido al poder
legislativo amplias facultades, como a la de 1838 y a la vigente (con sus reformas).
Con estas se pretende debilitar al ejecutivo y fomentar la ingobernabilidad ante la
posibilidad de que el legislativo paralice la gestión del ejecutivo.

En varios países latinoamericanos se ha ensayado el sistema parlamentario, pero


al poco tiempo ha sido desechado49 . No obstante, se sigue discutiendo la posibili-
dad de adaptarlo o de implantar un sistema mixto50 , mediante la adaptación de
piezas del sistema parlamentario al presidencial con el objeto de moderar la con-
centración de poder del ejecutivo. Este sistema se ha consagrado en algunos
países. Por ejemplo:

A. En la Constitución del Perú, donde más ha penetrado esta solución, funciona


así: a) Se establece la interpelación, censura y negativa de confianza en contra
del Consejo de Ministros o a los ministros por separado. El voto de censura y el
rechazo a la política del Consejo o de los ministros por separado lleva a la renun-
cia, la cual debe ser aceptada por el Presidente51 . b) Se establece un Consejo de
Ministros, a que se confía la dirección y gestión de los servicios públicos y a cada
ministro los asuntos que le competen. El Presidente de la República nombra al
Presidente del Consejo, y a su vez lo preside. Son varias las atribuciones que se le
conceden y toma sus resoluciones por mayoría de votos. El Presidente de la Repúbli-
ca nombra a los ministros a propuesta y con acuerdo del Presidente del Consejo 52. c)
Como contrapartida de la censura o falta de confianza se le concede al Presidente
de la República la potestad de disolver al Congreso, si éste censuró o le negó su
confianza a dos Consejos de Ministros. El decreto de disolución contiene una
convocatoria para elecciones a un nuevo Congreso. Este nuevo Congreso puede
censurar y negar la confianza de lo actuado en el lapso que media entre las diso-
lución y la instalación del nuevo Congreso. Si la elección no se celebra en la fecha
señalada, el viejo Congreso recobra validez y destituye al Consejo de Ministros y

49
Cèsar A. Quintero. Cfr. Ciencia Política. Imprenta Nacional Panamá. 1951. p. 369. El sistema parlamentario
es el adoptado por las democracias europeas, como resultado de la lucha entre la Corona y el parlamen-
to por la titularidad del gobierno. Se le ha criticado por la inestabilidad que puede provocar, fenómeno que
se ha localizado en Francia e Italia. Las Constituciones actuales han pasado del parlamentarismo
costumbrista del siglo pasado al parlamentarismo racional, conservando las piezas fundamentales del
sistema, en virtud del cual los mencionados cuerpos legales regulan las relaciones entre el parlamento
y el gobierno, otorgándole cierta independencia a éste. Para tal efecto el voto de censura para que
renuncie el gobierno y la disolución anticipada del parlamento, deben reunir ciertos requisitos que no
permitan decisiones imprudentes o que provoquen la ingobernabilidad.
50
Cfr. Reforma Política y Consolidación Democrática. «¿Parlamentarismo como Alternativa?». Obra colec-
tiva. Editorial Nueva Sociedad. Caracas, Venezuela 1988. IV Parte. p. 273 y sigts. Presidencialismo
versus Parlamentarismo en América Latina. Obra colectiva. Editorial Nueva Sociedad. Caracas, Vene-
zuela 1990. Presidencialismo y Sistema Político. Fondo de Cultura Económico. México. 1994.
51
Art. 132 Cn.
52
Arts. 119, 121, 122, 125 y 126 Cn.

46
ninguno de ellos puede ser nombrado nuevamente ministro 53 . El Presidente del
Consejo de Ministros, en compañía de los otros ministros, concurre al Congreso
para exponer y debatir la política general del gobierno y las principales medidas
que requiere su gestión y plantea la cuestión de confianza 54 . Para algunos auto-
res la interpelación, la no confianza y la censura no son suficientes para moderar
el enorme poder del Presidente de la República, pues dirige la política general del
gobierno y el Presidente del Consejo de Ministros es una figura opaca. El Presi-
dente de la República promulga normativas legislativas, reglamenta las leyes y
adopta normativas extraordinarias en materia económica y financiera, de la que
únicamente debe informar al Congreso.

B. En el Uruguay el sistema funciona así: a) El Presidente de la República actúa


con el ministro respectivo, o con el Consejo de Ministros, bajo la presidencia de
aquél. El Consejo de Ministros conoce de los asuntos que le somete el Presidente
y de algunos que le son privativos. b) La Asamblea Legislativa puede censurar o
desaprobar a los Ministros en forma individual (a uno), plural (más de un Ministro)
y colectiva (a la mayoría del Consejo de Ministros), lo cual lleva la renuncia del
Ministro, los ministros o del Consejo. Pero el Presidente de la República puede
rechazar el voto de desaprobación y en tal caso la Asamblea sería convocada a
sesión especial. Si no se reúne en la primera convocatoria y en otra segunda
posterior, se considerará revocado el acto de desaprobación. Si la Asamblea man-
tiene su decisión por un número de votos inferior a los tres quintos del total de sus
votos, el Presidente, de la República pedirá mantener a los censurados y disolve-
rá las cámaras y convocará a nueva elecciones. c) La nueva Asamblea General
por mayoría absoluta del total de sus componentes, mantendrá o revocará el voto
de desaprobación. Si lo mantiene caerá el Consejo de Ministros 55 . Se critica este
mecanismo porque tampoco ha logrado moderar el poder del Presidente. Como
en el sistema peruano, el consejo de ministros termina siendo un órgano asesor y
de responsabilidad solidaria del gobierno.

C. En la Constitución de Venezuela se establece el Consejo de Ministros y el voto


de censura de los diputados acarrea la renuncia de los Ministros 56 . En la Consti-
tución de Colombia el voto de censura del Congreso lleva la renuncia del ministro
o ministros 57 , lo mismo que en la de Guatemala 58 .

D. Otras constituciones establecen la interpelación y votos de censura, pero no


obligan a la renuncia, 59 aunque políticamente la forzan.

53
Arts. 132, 133, 134, 135 y 136 Cn.
54
Art. 130 Cn.
55
Art. 147 y sigts.
56
Art. 153 Cn.
57
Art. 135 inc. 9 Cn
58
Arts. 165 inc. j) y 167 Cn.
59
Art. 121 inc. 24 Cn. Costa Rica. 121 inc. 24. El Salvador. Art. 131 inc. 37 Cn. Honduras. Art. 205 inc. 22
Cn. Dominicana. Art. 37 inc. 22 Cn. Art. 205 inc. 22 Cn. Honduras. Art. 37 inc. 22 Cn. Dominicana.

47
En todo los anteriores sistemas existe más control, pero éste se reduce a los
ministros o Consejo de Ministros, porque no hay censura al Presidente de la Re-
pública.

Otra solución a la concentración del poder en el ejecutivo es concederle mayores


atribuciones al poder legislativo. Es la solución adoptada por las Constituciones
del Brasil y Nicaragua.

La democracia moderna presenta tres sistemas tipos: el parlamentario de origen


inglés, el presidencialismo de origen estadounidense y el semipresidencialismo
cuyo prototipo es el francés de la Constitución de 1958.

El primero funciona bien en los países de origen y en otros que los han tomado
como modelo con ciertas particularidades. En los países latinoamericanos el par-
lamentarismo no ha tenido acogida legal y el presidencialismo adoptado ha sido
fuente de inestabilidad, como ha sucedido en Nicaragua. Costa Rica por su esta-
bilidad en la excepción de la regla.

En el sistema semipresidencial existe un parlamento al que se le reducen y seña-


lan sus facultades en forma taxativa. Por el contrario, el ejecutivo adquiere forta-
leza y tiene dos cabezas. Un Primer Ministro (Jefe de Gobierno) y un Presidente
(Jefe de Estado) electo popularmente.

Sartori propone un semipresidencialismo alternativo o intermitente. Es un sistema


de dos motores, cuando el motor del parlamentarismo se apaga, se enciende el
del presidencialismo.

En 1996 con la instalacion del nuevo gobierno, Nicaragua entró en un juego de-
mocrático no visto antes; a saber: un poder legislativo con amplios poderes, los
cuales podrían ser utilizados para obstaculizar al ejecutivo si el partido del gobier-
no no tiene la mayoría necesaria en la Asamblea Legislativa, lo que no se pudo
obtener en esas elecciones porque el sistema electoral promueve la atomización
de los partidos, pero mediante alianzas, mantenidas por el diálogo permanente,
ha permitido gobernar en forma estable a un ejecutivo debilitado, el cual perdió el
veto como arma de negociación al disminuir el porcentaje para que la Asamblea lo
pueda rechazar por los dos tercios establecidos en la Constitución de 1974 a la
mitad más uno del total de diputados exigidos en la actual60 , la administración
pública, universitaria y municipal estarán bajo el control del Procurador de Dere-
chos Humanos; en virtud del contencioso-administrativo, que tendrá que estable-
cerse, el poder judicial ejercerá un control sobre la administración pública; se po-
drán introducir iniciativas de leyes presentadas por ciudadanos; podrán celebrar-
se referéndums y plebiscitos decretados por la Asamblea Legislativa pedidos res-
60
Históricamente el veto se ha usado poco, pues normalmente el ejecutivo y el legislativo eran controlados
por el partido ganador dentro de un sistema bipartidista y electoral propiciatorio de esa situación. No
obstante, a partir de 1991 se han dado más de veinte. Fácilmente puede verse la escasa presión que el
veto ejerce sobre el legislativo por no exigirse una mayoría especial.

48
pectivamente por el Presidente o por el pueblo con el respaldo de cincuenta mil
firmas o a petición de un tercio de la Asamblea Legislativa; existe un poder judi-
cial, dentro del cual el nuevo gobierno no ha nombrado ningún magistrado o juez
y no sabemos que actitud podrá tomar frente a la nueva política del Estado cuan-
do le corresponda pronunciarse sobre casos sometidos a su decisión por medio
de los recursos correspondientes (amparo, inconstitucionalidad, etc.); un Contralor
nombrado con criterio político por el gobierno anterior; la atomización de los parti-
dos políticos y la elección de diputados con bajísimas cantidades de votos, sin
ninguna representatividad, lo cual impide la formación de una mayoría suficiente
que pueda respaldar el programa de gobierno; el sobregiro político del gobierno
anterior en el nombramiento de funcionarios que todavía permanecen en los car-
gos, instituciones estatales y democráticas muy débiles que ceden ante la presión
de la crisis (el poder judicial, la contraloría, etc.)

El juego democrático hay que ejercitarlo, pero ante las circunstancias actuales de
crisis económica, política y social, de desorden e impunidad, estos amplios cauces
democráticos pueden ser ocupados, de buena o mala fe, para reclamar y preten-
der asuntos que el gobierno no está en condiciones de otorgar. Esto puede llevar
a la ingobernabilidad. Una Constitución que no permita la estabilidad, no es una
buena constitución. La estabilidad es un criterio fundamental para clasificar las
constituciones en buenas o malas según promuevan o no dicha estabilidad.

Sin perjuicio de lo expuesto en otras partes de esta obra, nos adelantamos a decir
que nuestro constitucionalismo presenta las características siguientes:

a) El ejecutivo ha prevalecido sobre los otros poderes.


b) El nombramiento de los jueces y magistrados tiene un origen político y el
poder judicial ha permanecido en el abandono, aunque actualmente se le
concede con rango constitucional el 4% del Presupuesto Nacional y se nota
mejoría, pero es necesario un avance más rápido.
c) El poder legislativo ha tenido una estructura bicameral en todas las constitu-
ciones, excepto en las de 1854, 1893, 1905 y 1987, en las que es unicameral,
la cual debe mantenerse mientras no se realice el proceso de modernización
del Estado y la renovación legislativa, porque la Cámara del Senado podrían
atrasarlas.
d) Unas veces se constituyó el órgano electoral como poder del Estado, en otras no.
e) Desde 1894 existe un sistema de defensa de la Constitución atribuido al po-
der judicial.
f) Existe un divorcio entre lo que expresa la Constitución y lo que consagran las
leyes y lo que se vive dentro de la realidad política, social y económica, a
excepción de la Constitución de 1893 que reflejó el cambio social, político y
económico de la Revolución Liberal. Por lo que nuestro constitucionalismo
ha sido nominal.
g) Hasta la Constitución de 1911 se recogió un constitucionalismo clásico inspi-
rado en las Revoluciones francesas y norteamericana y se inició el
constitucionalismo social o desarrollado a partir de la Constitución de 1939,

49
el cual se caracteriza por la consagración de los derechos económicos, so-
ciales y culturales.
h) Se ha propiciado una participación cerrada de dos partidos en la disputa del
poder, pasando actualmente al pluralismo partidista, pero de tal manera
atomizado que pone en peligro el sistema.
i) La democracia representantiva es la que ha prevalecido, y hasta en la Cons-
titución vigente y su reforma es que se propicia la democracia participativa
por medio de los institutos de la democracia semidirecta (iniciativa popular de
leyes, plebiscito, referéndum, etc.), aunque no se han practicado.

6. El sufragio universal y las elecciones directas.

Las elecciones de autoridades supremas y municipales se hacían en forma indi-


recta a partir de la Constitución Federal de 1824 hasta la Constitución de 1858.
Se inspiraron en el complejo sistema de la Constitución de Cádiz de 1812.

A partir de la Constitución de 1893 las elecciones fueron directas y secretas61 ,


salvo algunas excepciones en que se consagró el voto público62 . La non nata de
1913 consagró las elecciones indirectas63

El voto femenino aparece en 1950. El art. 33 inc. 2 Cn., disponía que el voto
femenino sería regulado por la ley aprobada por las terceras partes de los votos
de la totalidad de cada Cámara. Por la Ley Electoral del 21 de diciembre de 1950
se reguló el voto femenino, lo mismo que en su reforma el 25 de mayo de 1962. En
la reforma de la Constitución del 20 de abril de 1955 no se consagra el voto
femenino, pero en la mencionada reforma a la Ley Electoral del 25 de mayo de
1962 se regula dicho voto femenino. Pero en el art. 32 Cn., se reguló el voto
pasivo femenino, permitiéndole a las mujeres ser elegidas o nombradas para car-
gos públicos.

El sufragio universal es conquista general del siglo XX, aunque en algunos países
se estableció a fines del siglo XIX64 . En la Convención Mosquitia, aprobada por la
Asamblea Nacional y el Ejecutivo en Febrero de 1895, los pueblos mosquitos se
sujetaron a la obediencia de la Constitución y las leyes de Nicaragua. Además se
disputo en el art. 5 que el derecho al sufragio se haría extensivo a los varones y
mujeres mayores de dieciocho años.

61
Art. 24 Cn. 1893. Art. 18 Cn. 1905. La Cn. de 1950 calla, pero en los diagramas diseñados en la ley
Electoral de 1950 aparece regulado el voto secreto (art. 73). En la reforma a la Constitución de ese mismo
año se consagra expresamente el voto secreto (art. 11 Cn.). También en la reforma de esa Constitución
del 25 de mayo de 1962 (art. 18 Cn.). Art. 36 Cn.. 1974. Art. 2 Cn. 1987.
62
Art. 55 Cn. de los Estados Unidos de Centroamérica de 1898. Art. 109 Cn. Non nata de 1911. Art. 22 Cn.
de 1911.
63
Art. 74 y 112 Cn.
64
El reconocimiento del sufragio femenino en sus inicios: Wyoming, 1869. Australia del Sur, 1895. Utah y
Ohio, 1896. Australia del Oeste,1899. Nueva Gales del Sur,1902. Tasmania, 1903.Gueslandia, 1905.
Victoria, 1907. Washington, 1910. California, 1911.

50
La conquista del sufragio universal provocó una fuerte reacción con el objeto de
restringirlo. Primero se emplearon las vías de hecho como el fraude, el cohecho,
la presión, la falsificación, etc. En un principio fueron toleradas, pero después
reprimidas. Para combatirlas se tipificaron como delitos.

En Latinoamérica se ha consagrado el voto universal, igual, secreto y directo65 . Su


carácter obligatorio tiene aceptación general66 .

7. Privilegios parlamentarios y procesamiento de ciertos funcionarios


públicos.

Para lograr la seguridad, conservación e independencia de la Asamblea Legisla-


tiva y de sus miembros, la Constitución le concede una serie de poderes y dere-
chos. No se trata de colocar a los diputados por encima del resto de la población,
violándose el principio de igualdad. Su finalidad es proteger la función del diputado y no
su persona, lo mismo que proteger la independencia al poder a que pertenecen.

Este conjunto de derechos, privilegios e inmunidades, son indispensables para la


existencia y funcionamiento independiente del parlamento. Siempre que el parla-
mento se opone a la dictadura es ultrajado o disuelto. Debemos recordar que en
el siglo XVII en Inglaterra se encarcelaba en la Torre de Londres a los miembros
del parlamento y en la Revolución francesa la Convención de 1793 llevó a la
guillotina a los representantes del pueblo, bajo el pretexto de que eran enemigos
de la libertad, la igualdad y el gobierno republicano. A esto hay que agregar los
peligros de las luchas parlamentarias y partidistas, las pugnas con el Ejecutivo u
otros poderes, el sensacionalismo y amarillismo de los poderosos medios de pu-
blicidad que generalmente con su propio juicio condenan o absuelven a los pre-
suntos involucrados en delitos, lo que riñe con el derecho de defensa de las per-
sonas o el derecho de castigar del Estado. El diputado debe trabajar al margen de
toda presión. Esta protección aparece en nuestra primera carta magna de 182467 .

65
Art. 37 Cn. Argentina. Arts. 41 y 219. Bolivia. Art. 14 Cn. Brasil. Art. 93 Cn. Costa Rica. Art. 52 Cn.
Ecuador. Art. 78. El Salvador. Art. 44 Cn. Honduras. Art. 41 Cn. México. Art. 2 Cn. Nicaragua. Art. 129 Cn.
Panamá. Art. 118 Cn. Paraguay. Art. 31 Cn. Perú.
66
En Nicaragua ha tenido aceptación general: Constitución de 1893. Art. 23. El voto activo es irrenunciable
y obligatorio para los ciudadanos. Art. 54. El derecho de elegir es irrenunciable, y su ejercicio es
obligatorio. Constitución de 1905. Art. 167. El voto activo es irrenunciable y obligatorio para los ciudada-
nos. Constitución de 1911. Art. 19 inc. 1. Es un derecho. Art. 29, inc. 4 Cn. 1939. Un derecho y una
obligación. Art. 30, inc. 2 Cn. 1948. Obligatorio. Art. 33, inc. 2 Cn. 1950. Obligatorio. Art. 34, inc. 2 Cn.
1974. Obligatorio. Art. 57 Cn. 1987. Derecho. En Latinoamérica es aceptado por las constituciones que
el voto es obligatorio o un deber: Art. 37 Cn. Argentina. Obligatorio. Art. 219 Cn. Bolivia. Obligatorio. Art.
14 Cn. Brasil. Obligatorio para los mayores de diez y ocho años y facultativo los analfabetos, mayores
de setenta y mayores de diez y seis y menores de diez y ocho. Art. 258 Cn. Colombia. Es un deber
ciudadano. Art. 93 Cn. Costa Rica. Sufragio es una función cívica y obligatoria. Art. 52. Ecuador. Es
obligatorio para los que saben leer y escribir y facultativo para los analfabetos. Art. 73, inc. 1 Cn. El
Salvador. Es un deber público. Art. 136, inc. b), Cn. Guatemala. Es un deber y un derecho. Art. 44 Cn.
Honduras. Es un deber y una función pública. Es obligatorio. Art. 15 Cn. Chile. Es obligatorio. Art. 36 inc.
Cn. México. Obligación. Art. 129 Cn. Panamá. Es obligatorio. Art. 118 Cn. Paraguay. Es obligatorio. Art. 31
inc. 4 Cn. Perú. Es obligatorio. Art. 9 inc. d) Cn. República Dominicana. Es un deber. Art. 77 inc. 2 Cn.
Uruguay. Obligatorio. Art. 110 Cn. Venezuela. Derecho, función pública y obligatorio.
67
Arts. 63 y 191 Cn.

51
Los privilegios parlamentarios son colectivos o individuales. Es más apropiado
llamarlos garantías parlamentarias que privilegios.

Son colectivos los que se refieren al órgano legislativo para que cumpla sus fun-
ciones de manera independiente, eficiente e imparcial. Ejemplos: el poder de la
Asamblea de elaborar su reglamento y estatuto68 , conocer , admitir y decidir sobre
la falta definitiva de los diputados69 , desaforar a los diputados70 y conocer de las
faltas disciplinarias de los diputados71 y llamar a los funcionarios para que rindan
informes e interpelar a los ministros y otros funcionarios72 .

Son privilegios personales aquellos consagrados a favor de la persona del legisla-


dor en el desempeño de su función y tienen como finalidad proteger su libertad e
independencia. Ejemplos: los diputados están exentos de responsabilidad por sus
opiniones y votos emitidos en la asamblea73 y gozan de inmunidad. La Asamblea
es la que desafora a los diputados y demás funcionarios que gozan de inmunidad
y una vez desaforados son juzgados por la justicia ordinaria, excepto el Presidente
y Vicepresidente que los juzga, una vez desaforados la Corte Suprema de Justi-
cia74 ; sin este procedimiento de desaforación ningún funcionario que goza de in-
munidad puede ser detenido ni procesado, excepto en casos relativos a los dere-
chos de familia y laborales75 . La desaforación no provoca la suspensión ni priva-
ción del cargo.

En algunos países existen dos procedimientos: la desaforación para que los fun-
cionarios que gozan de inmunidad puedan ser juzgado por los tribunales ordina-
rios en virtud de acusaciones penales y el juicio político del cual conoce el Congre-
so y tiene como finalidad la remoción del funcionario en el cargo, sin perjuicio de
la responsabilidad penal. Se juzga la responsabilidad política, el mal desempeño
en el cargo (atentar contra la división de poderes y los derechos humanos, des-
honrar al país o al cargo que ejerce, etc), los delitos cometidos en ejercicio de sus
funciones y los delitos comunes. Es una manera de revocarles el mandato a cier-
tos funcionarios: Presidente, Vicepresidente y Ministros. La Cámara de Diputados
acusa y la del Senado juzga para hacer efectiva la responsabilidad política.

En nuestro país dos sistemas se han establecido para juzgar a los funcionarios
públicos. La desaforación y juzgamiento por los tribunales ordinarios76 y el proce-

68
Art. 138 inc. 25 Cn.
69
Art. 138 inc. 3.
70
Arts. 130 inc. 4 y 138 inc. 24 Cn.
71
Art. 31 y sigts. del Estatuto
72
Art. 138 inc. 4 y 29 Cn.
73
Art. 139 Cn.
74
Art. 130 Cn.
75
Ibidem
76
Art. 130 Cn. 1987 Cn. Arts. 82 inc. 15 y 116 inc. 1. Cn. 1893. Art. 62 inc. 13 y 92 inc. 2 Cn. 1905, pero la
Suprema solo conoce de los delitos oficiales. Art. 154 y sigts. Cn. 1911. La Corte Suprema solo conoce
de los delitos oficiales. En la Cn. de 1838 por delitos comunes de los representantes, senadores, director
de Estado, secretarios y ministros de la Corte Suprema de Justicia, estos funcionarios eran desafora-

52
samiento por el Senado en virtud de acusación de la Cámara de Diputados con o
sin conocimiento de la Corte Suprema de Justicia77 .

El primer sistema es el establecido por nuestra Constitución vigente para todos los
funcionarios que tienen inmunidad, excepto para el Presidente y Vicepresidente
que son juzgados por la Corte Suprema de Justicia en pleno al ser desaforados.

Gozan de inmunidad sólo las personas a las cuales se las concede la Constitu-
ción. Estos funcionarios son: los diputados, de acuerdo con los arts. 139 y 148 de
la Constitución, los Ministros y Vice-Ministros de Estado, de acuerdo con el art.
151 Cn.; los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, de conformidad con el
art. 162 Cn.; los magistrados del Consejo Supremo Electoral, de conformidad con
el art. 172 Cn.; el Contralor y Subcontralor de la República, de conformidad con el
art. 156 Cn.

La protección a los diputados comprende dos aspectos: exención de responsabi-


lidad por sus opiniones y votos emitidos en la Asamblea Nacional, y la inmunidad
conforme la ley. La primera exime de responsabilidad civil y penal. La segunda
sólo lo protege de infundadas demandas o acusaciones que le impidan el normal
desenvolvimiento de sus funciones, pero si amerita juzgarse es desaforado para
que conozcan de la causa los tribunales comunes.

Existe una Ley de inmunidad del 21 de marzo de 1990, reformada por Ley del 21
de septiembre de 1990, anteriores ambas a la reforma constitucional de 1995.

A los funcionarios que gozan de inmunidad sólo se les puede privar de ella con el
voto favorable de la mayoría absoluta de la Asamblea (Plenario). Sin esta priva-
ción y previo los trámites y defensa del funcionario, éste no podrá ser detenido ni
procesado, excepto en causas relativas al Derecho de Familia y laborales. En
resumen, gozarán de inmunidad judicial, mientras no sean desaforados, tanto en
materia civil, penal y en general en todo lo contencioso judicial, menos en materia
de familia y laboral.

De acuerdo con el art. 138 inc. 24 Cn., le corresponde a la Asamblea Nacional


recibir de las autoridades judiciales o directamente de los ciudadanos las acusa-

dos, suspendidos en sus funciones y procesados en los tribunales comunes; en los oficiales los
representantes y senadores eran juzgados por la cámara a que no pertenecen. Los magistrados y
ministros, en la cámara de representantes, el Director de Estado y sus secretarios por la Suprema Corte
y los magistrados de esta Corte por la cámara de representantes.
77
Arts. 172 y 179 Cn. 1939. Si el delito se cometiere en ejercicio de sus funciones o la acción fuere por
indignidad, por mala conducta, la cámara del Senado impondría la pena de destitución en el cargo y la
inhabilitación para obtener cargos públicos, sin perjuicio de seguir juicio criminal ante la Corte Suprema
si mereciere otra pena y si la acusación fuere por delitos comunes y la Cámara del Senado declara que
ha lugar a la formación de causa, se pondrá al acusado a disposición de la Corte Suprema para su
juzgamiento y si fuere absuelto volverá a desempeñar sus funciones. Arts. 125, 140 y 145 Cn 1948.
Igual a la anterior, pero no se refiere al juzgamiento por indignidad. Arts. 140, 153 y 156 Cn. 1974, igual
a las dos anteriores.

53
ciones o quejas presentadas en contra de los funcionarios que gozan de inmuni-
dad para conocer y resolver sobre los mismos.

La acusación o queja se presenta en la Secretaría, quien de inmediato informará


a la Junta Directiva78 .

Seguidamente la Junta Directiva nombrará una Comisión para que estudie y dicta-
mine sobre la acusación o queja, la cual le será comunicada al funcionario dentro
de las veinticuatro horas siguientes de haberse formado la Comisión. Se concede-
rá audiencia al acusado ante dicha Comisión dentro del sexto día de notificado
para que exprese lo que tenga a bien79 .

El funcionario puede defenderse personalmente o por medio de apoderado, tanto


en la Comisión como en el Plenario80 .

La Comisión abrirá a pruebas las diligencias por el término de veinte días prorro-
gables a solicitud de la Comisión o del interesado ante la Junta Directiva. Vencido
el término de prueba, la Comisión emitirá dictamen confirmando o rechazando la
acusación o queja81 .

El dictamen se pasará al Plenario para decidir si lo acepta o rechaza. El Presidente


le concederá intervención al funcionario o a su apoderado82 .

La Secretaría librará certificación de la decisión sobre el dictamen83 .

La jurisprudencia registra algunos casos de procesamiento en que se declara con


lugar al juzgamiento por la Cámara del Senado en virtud de acusación de la Cá-
mara de Diputados y el posterior conocimiento de la Corte Suprema como jura-
do84 .

78
Art. 8 LI.
79
Art. 9 LI.
80
Art. 10 LI.
81
Art. 11 LI.
82
Art. 12 LI.
83
Art. 14 LI.
84
Condena al Diputado suplente Don Porfirio Molina Rodríguez por homicidio en Romualdo Hernandez
Mercado a una pena de once años de reclusión y demás penas accesorias (S. 10 a.m. del 18 de enero
de 1955, B.J., p.17309). Condena al Exviceministro de Economía, Industria y Comercio, Dr. Jorge Ulises
Chevez, por el delito de homicidio en Antonio Espinoza Fierro a la pena de nueve años de reclusión y
demás penas accesorias (S. 9:45 a.m. del 1 de julio de 1971, B.J. p.99). El condenado posteriormente
interpuso ante la Corte Suprema el recurso de revisión, pero le fue rechazado (S. 8:30 a.m. del 18 de
diciembre de 1972, B.J. p. 309). Condena al General Emiliano Chamorro, senador vitalicio, al señor Abel
Gallard, senador suplente y al diputado Raúl Arana Montalván, a la pena de ocho años de relegación a
la ciudad de Bluefields y demás penas accesorias por el delito de rebelión que se cometió en los días 3
y 4 de abril de 1954. Existe voto disidente y razonado de dos magistrados (S. 10:30 a.m. del 14 de febrero
de 1955, B.J. p. 17332).

54
8. Control constitucional

Los dos grandes sistemas judiciales, el difuso o norteamericano y el concentrado


o austríaco (denominado también europeo), han contribuido en forma extraordi-
naria al desarrollo de la justicia constitucional, dando pie a una expansión sin
precedentes hasta llegar a Yugoslavia.

El primero inspiró a la mayoría de los países latinoamericanos y a algunos de


Europa, a muchas de las excolonias inglesas (Australia, Canadá y la India) y al
Japón, aunque en el Viejo Continente no rinde buenos resultados.

El segundo prevalece en Europa y empieza a tener aplicación en algunos países


Latinoamericanos: Guatemala85 , Bolivia86 , Chile87 , Colombia88 , Perú89 y Ecuador90 ,
donde existen tribunales constitucionales.

Algunos países tienen una Sala Constitucional en la Corte Suprema de Justicia


como Costa Rica, Nicaragua91 y El Salvador92 .

En resumen, el difuso se extiende sobre el Commonwealt, Japón, Suiza, Noruega,


Dinamarca, Suecia, la Alemania de Weimar e Italia de 1948-1956. El austríaco
inspira al sistema de Italia, Alemania, Chipre, Turquía, Checoslovaquia de 1920,
España, Guatemala, Perú, Ecuador, Colombia, Chile y Bolivia.

James A. Grant sostiene que el control jurisdiccional de la constitucionalidad de


las leyes es una contribución de las Américas a la Ciencia Política, afirmación no
compartida por Cappelletti por considerarla una verdad parcial.

Reconoce que hasta la revisión judicial norteamericana no existió un sistema simi-


lar, por lo que con la Constitución norteamericana se inició la época del
constitucionalismo bajo la concepción de la supremacía de la constitución sobre
las leyes ordinarias, pues la Constitución norteamericana es el arquetipo de las
rígidas, en contraposición a las flexibles.

En el siglo pasado todas las constituciones, desde la de 1824 hasta la de 1858,


controlaban la inconstitucionalidad de las leyes, una vez detectadas, mediante la
derogación que hacía el Congreso o Asamblea Legislativa. No establecían expre-
samente esa derogación, pero resultaba fácil deducir esa solución.

85
Art. 268 y sigts. El Tribunal Constitucional no pertenece al poder judicial.
86
Arts. 116, 124 y sigts. Cn. El Tribunal Constitucional pertenece al poder judicial.
87
Art. 81 y sigts. El Tribunal Constitucional no pertenece al poder judicial.
88
Arts. 116, 239 y sigts. El Tribunal Constitucional no pertenece al poder judicial.
89
Art. 200Cn. y sigts. El Tribunal Constitucional no pertenece al poder judicial.
90
Art. 174 y sigts. El Tribunal Constitucional no pertenece al poder judicial.
91
Art. 163Cn.
92
Art. 174Cn.

55
Es en la Constitución de 1893 y la Ley de Amparo de 1894 donde se establecía el
control judicial de las leyes. Ya no es un auto control como en el sistema anterior,
hecho por la Asamblea Legislativa, sino un control por otro poder diferente al que
dictaba la ley.

Nuestro constitucionalismo ha formado un mecanismo completo del control del


cumplimiento de la Constitución, respaldado por una abundante jurisprudencia
que con bastante conocimiento han manejado nuestros juristas y juzgadores.

Este control se ha hecho a través del amparo, la casación (en el fondo, en la forma
y en interés de la ley), la aplicación preferente de la Constitución por jueces y
magistrados (forma difusa) y mediante el sometimiento del conflicto a la Corte
Suprema cuando el ejecutivo veta de inconstitucionalidad un proyecto de ley (con-
trol preventivo). A excepción del último, la legislación actualmente vigente admite
los restantes medios de control.

Generalmente nuestro amparo ha tenido las aplicaciones siguientes:

a) Amparo contra leyes, decreto o reglamentos al aplicarse al agraviado por


autoridades no judiciales, del cual conoce la Corte Suprema.
b) Amparo contra disposiciones, resoluciones, órdenes y actos de autoridades
no judiciales interpuesto por el agraviado o amenazado de serlo, del cual
conoce también la Corte Suprema.
c) Amparo contra actos restrictivos de la libertad personal por las autoridades
(exhibición personal), del cual conoce la sala de lo penal del tribunal de ape-
laciones.
d) Amparo contra actos restrictivos de la libertad personal por particulares (el
denominado «amparito»), interpuesto ante los jueces de distrito de lo penal.
e) Amparo contra el auto de prisión del cual conoce la sala de lo penal del
tribunal de apelaciones correspondiente.

En la Ley de Amparo vigente se suprimió la aplicación del amparo señalado en la


letra e), y con pésima técnica legislativa se unieron el c) con el d).

La vigente Ley de Amparo señala tres vías para que se declare de inconstitucio-
nales esos cuerpos legales:

a) El recurso directo por inconstitucionalidad. Su objeto principal y directo es


que se declare la inconstitucionalidad de la ley, decreto o reglamento.
b) El recurso de amparo, cuando la ley, decreto o reglamento considerado in-
constitucional, se le haya aplicado al agraviado por actos de una autoridad
no judicial.
c) La aplicación preferente de la Constitución y el rechazo de la ley, decreto o
reglamento inconstitucional por el juez o tribunal que conoce de un caso
concreto en asuntos de su competencia. Es un sistema difuso en donde la
cuestión de la inconstitucionalidad se plantea de oficio o a petición de parte.

56
El vencimiento del plazo de los sesenta días establecido en el art. 10 LA. para
interponer el recurso directo de inconstitucionalidad no cierra las puertas para
que se pueda volver a plantear el tema por el perjudicado en cualquiera de las
vías señaladas en los literales b) y c). La única sanción que puede deducirse de
la no interposición del recurso dentro del término de ley es la extinción del derecho
de todos los ciudadanos de interponerlo por aplicación del principio general de
preclusión, porque no es una sanción expresamente impuesta.

Ni la Constitución, ni la Ley de Amparo establecen como pena la conversión del


cuerpo legal nulo en válido, ni la extinción de la oportunidad de discutirse poste-
riormente su inconstitucionalidad. De haberlo querido, el legislador hubiera con-
templado expresamente esa sanción, como hizo en el recurso de amparo en don-
de el art. 51, inc. 3 LA. lo estima improcedente cuando ha mediado aceptación
tácita del agraviado por no recurrir dentro de los treinta días siguientes a la notifi-
cación del acto ofensivo93 .

Sería inconcebible que, por la decadencia de ese plazo, la ley, decreto o regla-
mento inconstitucional, viciado de nulidad, purgara su vicio, como si se hubiera
bañado en el Jordán. La Ley de Amparo no se pronuncia a favor del tal aberra-
ción; por el contrario, abre otras oportunidades para promover la
inconstitucionalidad.

Como consecuencia de lo expuesto, si transcurre el plazo de los sesenta días sin


interponer el recurso directo de inconstitucionalidad bien puede plantearse de
nuevo la inconstitucionalidad de la ley por medio del amparo o en la vía judicial. Si
venció el plazo del recurso de inconstitucionalidad o de amparo, está permitido al
recurrente promover posteriormente la inconstitucionalidad en la vía judicial, pues
la aceptación tácita por no recurrir de amparo dentro del término legal sólo me
perjudicará para promover nuevamente otro amparo sobre el mismo caso; mayor
razón existe cuando se promueve la inconstitucionalidad de la misma norma en
otros casos concretos.

En resumen, es posible atacar de inconstitucional una ley, decreto o reglamento,


en la forma indicada anteriormente, mientras la Corte Suprema no declare su
constitucionalidad a través de los recursos legales, de acuerdo con el art. 19 LA.
Es hasta ese momento que sale del Jordán purificado. Esta declaración no tendrá
fuerza legal si la hace por medio de consulta.

9. Control de la legalidad

Con el control de la legalidad de la administración pública se perfecciona el Estado


de Derecho.

93
Art. 26 LA.

57
Nicaragua nunca ha tenido una jurisdicción contenciosa administrativa por la cual
se controle en sede judicial la legalidad de la actuación de la administración. Se
instituyó en los artículos 303 y 304 de la Constitución de 1974, pero nunca se
reglamentó. Nuestro constitucionalismo ha consagrado solamente el amparo como
el último recurso para impugnar las resoluciones surgidas en los procedimientos
administrativos, pero sólo cuando se viola la Constitución y no la normativa ordina-
ria. Pero no se puede negar, tomando en cuenta la amplitud de materias, de dis-
posiciones y la generalidad de la constitución, que casi cualquier violación de
la ley ordinaria conduce a una violación constitucional. De aquí la importancia
del amparo.

La ausencia de la jurisdicción contenciosa administrativa, y los términos limitativos


de la Ley de Amparo vigente, dejan al pueblo nicaragüense sin los suficientes
medios procesales para la defensa de sus derechos frente al Estado94 . Pero,
como se explicó, no era una medida apremiante porque el amparo en buena me-
dida la suplía.

Sin embargo, en la actualidad se está discutiendo en una comisión especial de la


Asamblea Nacional un proyecto de Ley de lo Contencioso Administrativo.

La función de nuestra Corte Suprema de Justicia es especializada, pues se divide


en cuatro salas: de lo civil, de lo penal, de lo constitucional y de lo contencioso-
administrativo. La Corte Plena conoce del recurso de inconstitucionalidad de la
ley y de los conflictos de competencia y constitucionalidad entre los poderes del
Estado. Su número es de doce magistrados. Por acuerdo reciente, la Corte se
organizó en cuatro salas de seis miembros. Esto obliga a que todos los magistra-
dos pertenezcan a dos salas, menoscabándose así la especialidad de los magis-
trados. Pienso que se hizo de esta manera porque las salas de tres miembros se
estimaron muy reducidas en el tribunal de mayor jerarquía del país. Las Cortes de
Apelaciones, inferiores en jerarquía, tienen generalmente en nuestro país tres
magistrados por cada sala y no es lógico que una sala de la Corte Suprema tenga
igual número.

La responsabilidad de los funcionarios públicos está íntimamente relacionada


con lo contencioso administrativo. Los funcionarios públicos incurren en respon-
sabilidades al incumplir con sus obligaciones. La responsabilidad puede ser de
diferente naturaleza: disciplinaria, penal, patrimonial y política.

94
Aunque parezca paradógico, sostuve en tiempos del sandinismo que en Nicaragua necesitábamos de
una revolución, pero pacífica. Una revolución para exterminar el despilfarro y la corrupción administra-
tiva; para suprimir el ejército o reducirlo a las realidades económicas, creando en su lugar una policía
encargada de la seguridad de las personas y del Estado y una policía judicial adscrita al poder judicial;
para crear la carrera judicial; para establecer una verdadera carrera administrativa (servicio civil), para
hacer una reforma agraria integral, en el cual el sujeto agrario sea dueño de la tierra; para establecer una
moderna economía del mercado; para conceder la autonomía municipal; para modernizar el poder
judicial; para modernizar los códigos y leyes; para crear un órgano defensor de los pobres, de los
derechos humanos, del consumidor y del ambiente que desempeñe el papel de un verdadero Prometeo;
etc. Para crear un Estado libre, ágil y moderno, casi todo está por hacerse.

58
La administración tiene la obligación de asegurarle a los usuarios correctos y
eficientes servicios que están a su cargo. Con la finalidad de lograrlo le exige a
sus funcionarios el estricto cumplimiento de sus deberes y, si el caso lo ameritase,
impone sanciones a quien incurre en faltas en el cumplimiento de sus deberes.
Este es el fundamento y fin del poder disciplinario de la administración pública.

El funcionario, por sus actos, hecho u omisiones que trascienden el ámbito admi-
nistrativo, puede incurrir en responsabilidad penal. En este supuesto son las
sanciones penales las que deben imponerse.

Pero el funcionario también puede, por su conducta indebida, causar daño patri-
monial a terceros o a la administración. En estos casos es posible que el funciona-
rio o el titular tenga que responder por los daños y perjuicios causados. Es la
llamada responsabilidad civil.

La responsabilidad civil de la administración surge primeramente por actos o he-


chos administrativos, rompiendo el dogma predominante de hace casi dos siglos
de la irresponsabilidad estatal. Al comienzo se aplicaron los principios de la res-
ponsabilidad civil y después principios propios del Derecho Público. También se
reconoce la responsabilidad contractual de la administración que se rige por prin-
cipios propios.

La responsabilidad política alcanza sólo a los grupos gobernantes (Presidente,


diputado, etc.)

Con relación a quién responde de los actos y hechos de la administración se han


formulado cuatro sistemas:

a) En ciertos países predomina la responsabilidad directa sobre el funcionario,


el cual responde con sus bienes frente al particular lesionado. Como moda-
lidad, en otros países la administración está obligada a pagar subsidiariamente.
b) Por el contrario, otros países establecen la responsabilidad directa de la ad-
ministración, no de sus funcionarios. En ciertos países, autorizan a la admi-
nistración para reclamar al funcionario lo que pagó por su actuación dañosa.
c) Algunos países establecen la responsabilidad solidaria de la administración y
sus funcionarios.
d) Otros consagran la responsabilidad directa de la administración para ciertos
casos y la responsabilidad personal de los funcionarios por otros, pudiendo
coexistir ambas responsabilidades en determinadas situaciones.

Antes de la reforma constitucional se sostenía por la doctrina que el Estado y sus


empresas eran responsables de los daños cometidos por los hechos realizados
por sus funcionarios y empleados, asimismo de los hechos de los animales que
posea y de los daños causados por los edificios en ruina. Le son aplicables los
artículos 2512, 2513, 2514, 2518 y 2519 C.

59
Nuestra Corte Suprema de Justicia aceptó la responsabilidad de las empre-
sas del Estado por los daños y perjuicios ocasionados por sus empleados95 .

Pero con relación a la responsabilidad del Estado, nuestra Corte Suprema eludió el
problema al manifestar que la cuestión de la responsabilidad del Estado por culpa de
los funcionarios públicos o por las infracciones cometidas por ellos o sus agentes por
daños en los individuos es cuestión llena de dificultades, siendo más escabroso cuan-
do se contrae a determinar la responsabilidad por los daños ocasionados por militares,
o por fuerzas indisciplinadas, en tiempo de paz o de guerra96 .

Nuestra Constitución, en la reciente reforma, regula en el artículo 131 la respon-


sabilidad en la forma siguiente:

a) El Estado, de conformidad con la ley, será responsable patrimonialmente de


las lesiones, que, como consecuencia de las acciones u omisiones de los
funcionarios públicos en el ejercicio de su cargo, sufran los particulares en
sus bienes, derechos e intereses, salvo fuerza mayor. Pero el Estado podrá
repetir contra el funcionario o empleado público causante de la lesión97 .
b) Los funcionarios y empleados públicos son personalmente responsables por
violación de la Constitución, por falta de probidad administrativa y por cual-
quier otro delito o falta cometida en el desempeño de sus funciones98 .
c) Los funcionarios y empleados públicos son también responsables personal-
mente ante el Estado de los perjuicios que causaren por abuso, negligencia
y omisión en el ejercicio del cargo99 .

10. Estado de emergencia

Existen situaciones excepcionales en que resulta difícil para el Estado defender la


libertad, la vida, los derechos y libertades, la soberanía, a las autoridades libre-
mente electas y a la misma Constitución Política. Para situaciones como éstas se
provee la declaración del estado de emergencia.

Este estado de emergencia lo decreta el Presidente de la República en Consejo


de Ministros de acuerdo con el art. 185 de la Constitución. Le corresponde a la
Asamblea Legislativa, de acuerdo con el art. 138 inc. 28 Cn., aprobar, rechazar o
modificar el decreto del ejecutivo que declara la suspensión de derechos y garan-
tías constitucionales o el Estado de Emergencia, como su prórroga.

El estado de emergencia podrá ir acompañado de la suspensión, para todo o


parte del territorio nacional, y por tiempo determinado y prorrogable, de la suspen-
sión de los derechos y garantías.

95
S. 11 a.m. del 2 de mayo de 1960, B.J., pág. 19946: S. 9:45 a.m. del 12 de Enero de 1964, B.J., pág. 8.
96
S. 10:30 a.m. del 25 de febrero de 1930, B.J., pág. 7342.
97
Art. 131 párrafo 2 Cn.
98
Art. 131 párrafo 3 Cn.
99
Art. 131 inc. 4 Cn.

60
La Ley de Emergencia regula las modalidades de este estado de excepción. Es
una ley de rango constitucional promulgado el 19 de octubre de 1988.

De acuerdo con el art. 186 Cn., no podrá suspenderse los derechos y garantías
establecidas en los artículos 23, 24, 25 numeral 3); 26 numeral 3); 27, 29, 33
numeral 2.1) parte final y los numerales 3 y 5; 34, excepto los numerales 2 y 8); 35,
36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 46, 47, 48, 49, 50, 51, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62,
63, 64, 65, 67, primer párrafo; 69, 70, 71, 72, 73, 74, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82,
84, 85, 87, 89, 90 y 91.

En virtud de la Ley de Emergencia se les conceden facultades extraordinarias al


Presidente de la República, las que son reguladas por la misma ley.

El estado de emergencia o de sitio como se llamaba anteriormente fue un arma


muy efectiva de las dictaduras latinoamericanas para mantenerse en el poder.
Vivían en un eterno estado de sitio. A partir del año de 1980 este estado de
excepción es poco utilizado. Coincide con el surgimiento de la democracia. En las
dictaduras o gobiernos autocráticos antiguos, en el fascismo y el nazismo, no es
preciso un estado de emergencia o excepción porque la dureza y centralismo del
poder no requieren del auxilio de esa excepcionalidad.

El estado de emergencia en Nicaragua forma parte de nuestro constitucionalismo


y en Latinoamérica también es consagrado en las cartas fundamentales100 .

11. Estado unitario

Después de su independencia y anexión a México, Centroamérica se constituye


en un Estado Federal, para lo cual se aprueba la Constitución Federal del 22 de
noviembre de 1824. Nicaragua como miembro de la Federación se da su propia
Constitución el 8 de abril de 1826. Se rompe la Federación y Nicaragua promulga
su nueva Constitución como Estado Independiente, el 12 de noviembre de 1838.
Como podrá observarse al leer esta obra se hicieron federaciones y confedera-
ciones con fines unionistas, pero fracasaron.

El estado unitario es el que ha prevalecido en Nicaragua y el resto de Centroamérica.


No obstante, el fenómeno de la globalización, exige, además de capacidad cultu-
ral, tecnología, ciencia y producción eficiente, organizaciones regionales para po-
der competir en el mercado mundial. Por tal razón Centroamérica necesita unirse.

100
Art. 23 Cn. Argentina, Art. 111 y sigts. Cn. Bolivia. Arts. 84 y 91 Cn. Brasil. Art. 212 y sigts. Colombia. Art.
121 incs. 6 y 7 Cn. Costa Rica. Art. 39 y sigts. Cn. Chile. Art. 103 inc. Cn. Ecuador. Art. 29 y sigts. El
Salvador. Art. 138 y sigts. Cn. Guatemala. Art. 187 y sigts. Cn. Honduras. Art. 29 Cn. México. Art. 51 Cn.
Panamá. Art. 288 y sigts. Cn. Paraguay. Art. 137. Cn. Perú. Art. 37 inc. 8 Cn. Dominicana. EL art. 168 inc.
17 Cn. de Uruguay autoriza al Presidente en casos graves e imprevistos de ataque exterior o conmoción
interna a tomar medidas de seguridad, dando cuenta al poder legislativo.

61
12. Democracia representativa

Nuestra democracia es indirecta o representativa. El pueblo nombra a sus repre-


sentantes para gobernar al país. No obstante, en la Constitución vigente y sus
reformas, se han introducido instituciones de la democracia semidirecta.

En la reciente reforma constitucional se conservan el plebiscito y el referéndum101 .


Se agrega la iniciativa popular de ley102 . Estas instituciones vienen a oxigenar la
democracia representativa un poco ahogada por alejarse sus representantes del
pueblo, incumplir con las obligaciones impuestas por la naturaleza de su mandato
o porque prometen una cosa y hacen otra.

En Latinoamérica han penetrado estas figuras políticas de la democracia


semidirecta, las cuales promueven la participación ciudadana de manera directa
en la formación de la voluntad estatal. Veamos: consagran la iniciativa popular de
leyes Cuba103 , Brasil104 , Colombia105 , Perú106 , Argentina107 , Ecuador108 , Paraguay109 ,
Venezuela110 , el referéndum o plebiscito Brasil111 , Argentina112 , Colombia113 , Chile114 ,
Ecuador115 , El Salvador116 , Guatemala117 , Paraguay118 , Perú119 , Uruguay120 , y la re-
vocación del mandato representativo en Brasil121 , Panamá122 , Colombia123 y Chi-
le124 .

El plebiscito es la consulta directa que se hace sobre las decisiones que dentro de
sus facultades dicte el ejecutivo y cuya trascendencia incida en los intereses fun-
damentales de la nación, según lo establece el art. 139 de la Ley Electoral. La
Constitución no establece si es decisorio o meramente consultivo el problema
sometido al pueblo, pero de este artículo se deduce que es consultivo, que solo
proporciona un criterio de inspiración para el órgano competente que tomará la
decisión definitiva.

101
Arts. 2 y 173 inc.1 Cn.
102
Art. 140 inc. 2 Cn.
103
Art. 88 inc. g) Cn.
104
Arts. 14 y 61 Cn.
105
Arts. 103 y 155 Cn.
106
Arts. 31 y 107 Cn.
107
Art. 39 Cn.
108
Art. 51 Cn.
109
Arts. 123 y 203 Cn.
110
Art. 165 inc. 5 Cn.
111
Arts. 14, 48. XV.
112
Art. 40 Cn.
113
Art. 40 inc. 2 Cn.
114
Art. 119 Cn., en materia de reforma constitucional.
115
Art. 57 y sigts.
116
Art. 73 Cn.
117
Art. 280 Cn., en materia de reforma constitucional.
118
Art. 121 Cn.
119
Art. 32
120
Art. 331 Cn., en materia de reforma constitucional.
121
Art. 14 inc. 10 Cn.
122
Art. 145 Cn.
123
Art. 103 Cn.
124
Art. 18 Cn.
62
Le corresponde al Presidente de la República la iniciativa para que sea aprobado
el decreto legislativo en un plebiscito, o directamente al pueblo con un número no
menor de cincuenta mil firmas. La Asamblea Nacional aprueba o rechaza tal de-
creto por la mitad más uno de los diputados presentes, habiendo quórum.

El referéndum es el sometimiento directo que se hace al pueblo de una ley o


reforma, de carácter ordinario o constitucional, para su ratificación.

Le corresponde a un tercio de los diputados de la Asamblea Nacional la iniciativa


para que se apruebe el decreto legislativo o al pueblo con un respaldo no menor
de cincuenta mil firmas. La Asamblea Nacional aprueba o rechaza tal decreto por
la mitad más uno de los diputados presentes, habiendo quórum.

Nuestro referéndum es sucesivo, pues se da para conferirle existencia o eficacia a


la ley o reforma; es constitutivo porque sólo se refiere a la existencia de una nueva
ley o sus reformas; no abrogativo porque no se puede hacer para derogar simple-
mente una norma vigente sin que sea sustituida por otra; no es obligatorio, sino
facultativo, porque la Asamblea, quien decreta la celebración del referéndum, no
está obligado a hacerlo para los casos establecidos en la Constitución; solamente
puede ser pedido en la forma anteriormente señalada y aún en este caso puede
ser rechazado por la Asamblea si no se obtiene la mayoría requerida.

Si la ley o reforma no es aprobada por el pueblo, carecerá de validez o eficacia, no


pudiendo entrar en vigencia. De aquí que la votación popular tenga el carácter de
una condición suspensiva a la cual se somete la validez o eficacia de la ley o
reforma. Si la ley es aprobada, será sancionada y publicada.

El plebiscito y el referéndum serán celebrados por el poder electoral. Para tal


efecto, el Consejo Supremo Electoral elaborará el calendario de duración de la
campaña, en el cual señalará el día de las votaciones. En todo lo que fuere
pertinente, se aplicará la Ley Electoral.

En los plebiscitos y referéndum se declarará aprobada la opción que tenga la


mayoría de votos.

La iniciativa popular de leyes está regulada en el artículo 140 inciso 4 Cn., en la


que se establecen ciertas restricciones, ya que no procede en las leyes orgáni-
cas; las leyes tributarias; las leyes de carácter internacional; ni en las leyes de
amnistía e indultos.

A la anterior restricción hay que agregar dos: la Ley Anual del Presupuesto Gene-
ral de la República por ser su elaboración e iniciativa de la exclusiva competencia
del Presidente de la República, de conformidad con los artículos 113 y 150 inciso
1 de la Constitución Política; y las reformas parciales o totales de la Constitución,
las primeras porque son de la iniciativa exclusiva del Presidente de la República o
del tercio de los diputados, y las segundas porque la iniciativa le corresponde

63
exclusivamente a la mitad más uno de los diputados. Como toda iniciativa de ley
puede ser aprobada o rechazada por la Asamblea Nacional.

Actualmente la Asamblea Nacional aprobó un proyecto de ley que reglamenta el


mencionado artículo constitucional, elaborado por el autor de esta obra por en-
cargo del prestigioso O.N.G. «Hagamos Democracia». Ya se publicó, con el nom-
bre de Ley de Iniciativa Ciudadana de Leyes (Ley No. 269) en La Gaceta, Diario
Oficial, No. 218 del 14 de noviembre de 1997.

La reforma debilitó el contenido del artículo 2 Cn., pues coloca en posesión de


inferioridad a la democracia directa en relación con la representativa, la que origi-
nalmente eran tratadas en pie de igualdad.

Estas y otras instituciones son aplicadas en Suiza y diversos Estados de la Unión


Norteamericana. En este último país, además de las elecciones de autoridades
(incluyendo la de jueces en la mayoría de los estados125 ), existen a nivel estatal,
condal, distrito o de barrio, una participación ciudadana en forma pasiva y activa,
con antiguas raíces coloniales y revolucionarias.

Por medio de la primera (la pasiva), los funcionarios informan a los ciudadanos de
los problemas y planes a resolver, con la finalidad de conocer su opinión.

Por la segunda (la activa), el pueblo tiene más iniciativa y participación directa.
Entre las instituciones más conocidas tenemos:

i) La asamblea popular, en virtud de la cual los votantes deciden directamente


sobre todos los asuntos locales.
ii) Las audiencias públicas para que los votantes expresen sus opiniones sobre
determinados asuntos.
iii) Los comités de consultas ad hoc o permanentes para aprovechar la expe-
riencia de ciertos ciudadanos, tener contacto con la comunidad y darle opor-
tunidad al pueblo para participar. El nombramiento de los comités varía:
puede ser por designación, por elección o mixto.
iv) La iniciativa, que permite a los votantes promulgar leyes sin la acción del
cuerpo legislativo. Puede ser directa, cuando se somete a votación el texto
respaldado por un número de votantes, el cual se incluye en las boletas de
votación. Es indirecta, cuando la iniciativa se trasmite al cuerpo legislativo, el
cual tiene cierto plazo para actuar. Si no lo hace o enmienda la petición, se
incluye la petición original en las boletas del referéndum para que los votan-
tes decidan al respecto. Se puede ocupar la iniciativa para la creación o
modificación de las leyes fundamentales de los gobiernos locales.
v) La convocatoria, en virtud de la cual se celebran elecciones para que los
votantes decidan si los funcionarios deben o no continuar en sus puestos.
Las constituciones de catorce estados la reconocen, lo mismo que ciertas
125
Debemos recordar que en la constitución de 1893 se estableció la elección popular directa y secreta de
los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, jueces locales y de agricultura.

64
leyes constitutivas de los gobiernos locales. Nosotros la conocemos en la
doctrina como revocación del mandato126 .
vi) El referéndum, el cual puede ser de recomendación o decisorio. El primer
referéndum se realizó en 1640 en la Colonia de la Bahía de Massachusetts y
se usó para someter a los votantes la aprobación de las constituciones he-
chas por las asambleas constituyentes.

Todas estas instituciones, a pesar de la dura crítica de ciertos estudiosos, asegu-


ran una participación al ciudadano que no la pueden tener a nivel federal127 .

El quórum de la Asamblea Legislativa está compuesto de 48 diputados, que es la


mitad más uno de los 93 de acuerdo con el artículo 141 inciso 1 Cn.

Las leyes, resoluciones, decretos, acuerdos y declaraciones, aprobación de refe-


réndum y plebiscitos requiere para su aprobación de la mitad más uno de los
diputados presentes (la mayoría absoluta) de acuerdo con el artículo 141 inciso 1
Cn., salvo los casos en que la Constitución exija otra clase de mayoría. Si concu-
rren los 93 se necesitará 48 diputados para obtener cualquiera de las decisiones
antes señaladas.

13. Rigidez constitucional

Nuestras constituciones han sido rígidas, unas más que otras. La rigidez es un
principio fundamental y constante de nuestro constitucionalismo. Las Constitucio-
nes de 1893 y 1905 son las más rígidas, pues exigen, tanto para la reforma parcial
como para la total, la celebración de una asamblea constituyente.128 También en
algunas constituciones no se permite la reforma total sino después de cierto tiem-
po posterior de su vigencia 129 y en el constitucionalismo comparado encontramos
constituciones que no permiten la reforma de ciertas disposiciones por conside-
rarlas esenciales como las Constituciones de Francia e Italia que no permiten
cambiar la forma republicana de gobierno. También la de El Salvador que en el art.
248 dispone que no pueden ser reformados los artículos que se refieran a la
forma de gobierno, al territorio de la República y a la alternabilidad de la Presiden-
cia de la República. En parecidos términos se expresa la Constitución de Hondu-
ras en el art. 374. El art. 119 de la Constitución de Panamá no permite la reforma
de la forma de gobierno civil, republicana, democrática y representativa.

126
Entre otras, las Constituciones de Colombia (art. 40 inc. 4) y de Panamá (art. 145), como ya explicamos,
contempla la revocación del mandato. La panameña permite que los partidos políticos revoquen el
mandato de los diputados propietarios y suplentes entre otras causas por la renuncia del diputado
propietario y suplente por violación grave de sus estatutos o plataformas ideológicas, políticas o
programáticas.
127
Joseph F. Zimmerman. Democracia participativa. El resurgimiento del populismo, Limusa, S.A. México,
D.F. 1992.
128
Art. 157 Cn. 1893 y 119 Cn. 1905.
129
Art. 167 Cn. 1826. 3 años. Art. 196 Cn. 1838, 4 años. Art. 99 Cn. 1848. 4 años. Art. 108 Cn. 1854. 4 años.
Art. 156 Cn. 1893. 10 años. Art. 163 Cn. 10 años. Art. 347 Cn. 1939. 5 años para cualquier reforma. Art.
328 Cn. 1950. 10 años. Art. 336 Cn. 1974. 10 años.

65
Casi todas nuestras constituciones distinguen entre reforma parcial o total. 130 La
doctrina distingue entre reformas parciales y generales de la constitución. Las
primeras afectan a unos o varios artículos y las segundas a toda la constitución o
a partes sustanciales que conduzcan a un cambio radical del régimen político,
económico y social. En base a ella distingue entre poder constituyente reformador
y poder constituyente derivado de la constitución. El reformador es el encargado
de hacer las reformas parciales y el derivado las generales. En Latinoamérica
ciertas constituciones hablan de reforma parcial, 131 otras de reforma parcial o
total. 132

14. Iniciativa legislativa

A. Concepto

El proceso de formación de la ley (o acto legislativo) comienza con la iniciativa. Es


un trámite sustancial, sin el cual no se puede dar inicio al proceso. Representa un
presupuesto indispensable para dicho inicio. Su naturaleza obedece más a un
acto de impulsión que a una decisión legislativa, ya que incluso puede provenir de
los otros poderes.

B. Breve referencia histórica

Desde la Constitución Federal de 1824 hasta la nacional de 1858 se le concedió


iniciativa al poder ejecutivo y al legislativo; desde la Constitución de 1893 hasta la
de 1948, se le concedió iniciativa a los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judi-
cial); desde la Constitución de 1950 hasta la de 1987 se le concedió a los tres
poderes tradicionales y al poder electoral; y en las últimas reformas a la Constitu-
ción se concedieron a los cuatro poderes, al pueblo en un número no menor de
firmas de cinco mil ciudadanos, y a los consejos autónomos y municipales. En
esta relación se incluyen las constituciones no nacidas.

En nuestro sistema, pues, existe y ha existido amplitud en la concesión del poder


de iniciativa.

C. Clases de iniciativa

De acuerdo con lo expuesto las iniciativas son de seis clases: iniciativa legislativa,
iniciativa gubernativa, iniciativa judicial, iniciativa electoral, iniciativa de los conse-
jos autónomos o municipales e iniciativa popular.

130
Art. 199 y sigts. Cn 1824. Art. 163 y sigts. Cn. 1826. Art. 193 y sigts. Cn. 1838. Art. 97 y sigts. Cn. 1848.
Art. 107 y 108 Cn. 1854. Art. 160 y sigts. 1911. Art. 324 y sigts. Cn. 1950. Art. 334 Cn. 1974. Art. 191 Cn.
y sigts. 1987. El art. 89 Cn. de Paraguay permite la reforma pasado 10 años.
131
Art. 230 Cn. Argentina.
132
Art. 195 y sigts. Cn. Costa Rica. Art. 331 y sigts. Cn. Uruguay.

66
Haremos un resumido análisis de cada una de ellas.

a) Iniciativa legislativa

Es la que tienen uno o más diputados para presentar proyectos de ley. La consa-
gra el art. 140 inc. Cn. y se extiende a decretos, resoluciones y declaraciones
legislativas.

Existen ciertas limitaciones: la iniciativa para formular y presentar el proyecto de


Ley del Presupuesto Anual de la República le corresponde al Presidente de la
República; y la iniciativa de reforma parcial a la Constitución sólo la pueden pre-
sentar un tercio de los diputados de la Asamblea Nacional y la mitad más uno de
los diputados de la Asamblea Nacional la reforma total133. La materia de la iniciativa
legislativa es, pues, amplia, salvo la excepción de la elaboración del Presupuesto.

b) Iniciativa gubernativa

Su titular es el Presidente de la República134. Es amplia, pues no se le señala


límites, y tiene el Presidente la exclusividad de la iniciativa del proyecto de Ley del
Presupuesto Nacional de la República.

Se considera que esta iniciativa rompe con el principio de división de poderes,


pues se origina en un poder extraño a la Asamblea Legislativa, lo que adquiere
mayor gravedad en nuestro sistema, que también le concede iniciativa a los res-
tantes poderes y a los consejos municipales y autónomos. Las estadísticas sobre
la superioridad del ejecutivo en materia de iniciativa es preocupante y muestra en
parte la desigualdad de ambos poderes.

La superioridad del poder ejecutivo sobre el legislativo en materia de iniciativa se


puede apreciar en los siguientes porcentajes de leyes de origen parlamentario: en
Estados Unidos 3.6%; en Inglaterra 5.7%; en Alemania 33.3%; en Brasil 1.3%; en
Costa Rica 13%; y en Chile 6.8%. Por tal razón es preciso dotar a la Asamblea
Legislativa de capacidad económica y de conocimientos para nivelar o reducir esa
desigualdad.

c) Iniciativa judicial

La Corte Suprema de Justicia tiene iniciativa en materias propias de su competen-


cia135 . Así tenemos a la Corte Suprema presentando el Proyecto de la nueva Ley
Orgánica de los Tribunales recientemente aprobado y el Proyecto de Ley de lo
Contencioso-Administrativo, por aprobarse pronto.

133
Art. 191 párrafos 1 y 2 Cn.
134
Art. 140 inc. 2 Cn.
135
Art. 140 inc. 3 Cn.

67
La facultad de iniciativa que la Constitución otorga al poder judicial es amplia,
imprecisa y se presta a confusión, como sucede con la electoral, municipal y
regional.

d) Iniciativa electoral

El Consejo Supremo Electoral tiene iniciativa en materia propia de su competen-


cia. Pero como la materia electoral está regulada por la Constitución y la Ley
Electoral, y las reformas a éstas sólo la pueden presentar los diputados en la
forma expuesta, se ha pensado que no tiene poder de iniciativa. Creo que la tiene
compartida con el legislativo. No son incompatibles. Además tiene iniciativa en
materia de cedulación, regulada por ley ordinaria.

e) Iniciativa de los consejos regionales y municipales

Los Consejos regionales y municipales de acuerdo con el art. 140 inc. 3 Cn. tienen
iniciativa en materia propia de su competencia.

f) Iniciativa popular

La iniciativa popular es de reciente data en nuesto país. Se incorporó a la Cons-


titución en la reforma de 1995. Es una institución que viene a oxigenar la demo-
cracia representativa. Esta consagrada en el art. 140 inc. 4 Cn. La iniciativa tiene
que ser respaldada por un número no menor de cinco mil firmas. No procede esta
iniciativa: en las leyes tributarias136 ; en las leyes de carácter internacional137 ; en las
leyes de amnistía e indulto138 ; en la Ley Anual del Presupuesto General de la
República, porque la elaboración del proyecto y su iniciativa están atribuidos ex-
clusivamente al Presidente de la República139 ; y en las reformas parciales y totales
a la Constitución, cuya iniciativa le corresponde respectivamente a un tercio de los
diputados y a la mitad más uno de los diputados140 . La Ley de Iniciativa Ciudada-
na de Leyes señala para su formulación requisitos especiales.

D. Formalidades

La iniciativa debe presentarse por escrito, en duplicado, en idioma español, en


forma articulada, con una exposición de motivos y firmada por él o los proponen-
tes. Se presentará a la Secretaría de la Asamblea Legislativa. Estos requisitos,
se desprenden de la Constitución, el Reglamento y el Estatuto141 .

El Secretario tiene la facultad de regresar el Proyecto de Ley cuando no reúne las


formalidades del caso, señalando las irregularidades142 .
136
Art. 140 inc. 4 Cn.
137
Ibidem
138
Ibidem
139
Arts. 113 y 150 inc. 5 Cn.
140
Art. 191 párrafos 2 y 3 Cn.
141
Art. 11 y 141 párrafos 3 y 4 Cn., art. 84 del Reglamento y 43 del Estatuto.
142
Art. 88 del Reglamento
68
E. Retiro de la iniciativa

Se acepta por el Derecho Público que los actos preparativos de un procedimiento


pueden ser revocados en un momento determinado y con ciertos límites.

Por tal razón, se admite que la iniciativa puede ser retirada, para unos antes de
pasar al Plenario (antes de entrar a Comisión o cuando todavía está en Comi-
sión), y para otros aun cuando ya se dictaminó el proyecto por la Comisión.

No existe duda, por ejemplo, cuando el proyecto de iniciativa es de la exclusiva


competencia del Presidente, como en los tratados, convenios internacionales, etc.
Se acepta que puede ser retenido antes del procedimiento del Plenario.

Considero que mientras no exista pronunciamiento del Plenario no hay voluntad


legislativa, y la iniciativa puede ser retirada por el proponente.

15. El veto

A. Su origen

El origen del veto se remota al Derecho romano. Los tribunos de la plebe podían
oponerse a los proyectos de ley que amenazaren la independencia de la nación o
lesionaren sus derechos e intereses. El constitucionalismo nicaragüense lo reco-
noce desde la Constitución de Cádiz. El veto es el poder que tiene el Presidente
de la República para rechazar todo o parte de un proyecto de ley, haciendo las
observaciones pertinentes 143 .

B. Naturaleza jurídica

Sobre su naturaleza jurídica se han formulado dos tesis. La primera sostiene que
el veto es un derecho de intervenir en el proceso de elaboración de la ley; la
segunda piensa que el veto es un acto político que carece de sustancia legislativa
y, como consecuencia, es discrecional y se asemeja a la iniciativa gubernativa de
la ley, porque ésta inicia el debate legislativo y el veto lo reabre.

C. Objeto del veto

Solamente pueden ser objeto del veto los proyectos de ley. Quedan excluidos los
decretos, resoluciones y acuerdos de la Asamblea Legislativa, incluidos el Estatu-
to y el Reglamento de la Asamblea , que no requieren sanción 144 . Tampoco pue-
den ser vetadas las reformas a la Constitución y leyes constitucionales 145 , porque
no necesitan sanción. Además el art. 194 Cn. expresamente dispone que las re-
formas parciales a la Constitución no pueden ser objeto de veto.
143
Arts. 142 y 150 inc. 3 Cn.
144
Arts. 142, 143 y 141 párrafo 8 Cn.
145
Ibidem
69
D. Motivos del veto

Nuestra Constitución no señala las causas por las cuales se pueden vetar una ley.
Estas pueden ser por motivos de inconstitucionalidad, oportunidad o conveniencia.

E. Tipos de vetos

El veto puede ser parcial o total. Es parcial cuando se veta una parte de la ley
(ciertos incisos o artículos, capítulos, etc.). Es total cuando se veta todo el
texto de la ley.

Cuando el veto es parcial, el Presidente puede hacer modificaciones o suprimir


artículos del proyecto 146 , pero no podrá sancionar, promulgar y publicar el resto
del texto porque el proyecto tiene que ser enviado a la Asamblea Nacional 147 .

El veto es absoluto cuando el Presidente rechaza totalmente un proyecto, o la


Asamblea no acepta las modificaciones o correcciones hechas por el Presidente,
entonces se tiene por no propuesto el proyecto y no se puede volver a proponer
en la misma legislatura. Nuestra Constitución no acepta el veto absoluto. El veto
es suspensivo cuando provoca un nuevo debate en la Asamblea, la cual puede
insistir en su proyecto, rechazando el veto, o bien puede aceptarlo. En el primer
caso se publicará la ley por orden del Presidente de la Asamblea 148 . Es el sistema
seguido por nuestra Constitución.

F. Trámite del veto

El veto debe expresar los motivos o razones que lo fundamentan. Lo recibe el


Secretario, el cual comunica de inmediato a la Junta Directiva, la que lo incluirá en
la Agenda y Orden del Día. Presentado al Plenario, el veto se envía a Comisión.

El dictamen de la Comisión puede ser a favor o en contra del veto. De nuevo se


incorpora a la Agenda y Orden del Día para presentarlo al conocimiento del Plenario.

El Plenario solo lo podrá rechazar o aprobar íntegramente, según lo dispone el


art. 143 Cn., con el voto de la mitad más uno de la totalidad de los diputados. Por
tal razón sólo se somete a debate en lo general.

Esta mayoría debilita el poder del veto y se aparta de nuestra tradición constitucio-
nal y de la esencia del veto dentro del régimen presidencial. La capacidad de
negociación del Presidente se reduce y puede repercutir en la gobernabilidad, en
un sistema electoral como el nuestro de atomización de los partidos. En las consti-
tuciones de 1838, 1848, 1854, 1858, 1893, 1905, 1911, 1913, 1939, 1948, 1950 y
1974 se exigían dos tercios del total de diputados para aceptar o rechazar el veto.
146
Art. 142 inc. 2 Cn.
147
Art. 143 Cn.
148
Ibidem

70
En los Estados Unidos el veto es efectivo. Hasta 1988, los presidentes habían
hecho uso del veto 2469 veces. De éstos, 1050 eran vetos irrevocables no sujetos
a invalidación por parte del Congreso. Este apenas invalida el 7% (103 veces) de
los casos que tuvo oportunidad de votar, por lo que la amenaza de un veto en el
proceso legislativo otorga al Presidente una importante herramienta de negocia-
ción. Conviene aclarar que el veto irrevocable es un acto del Presidente cuando
se niega a dar su aprobación a un proyecto de ley después que el Congreso ha
dejado de sesionar.

En el sistema bipartidista, como era el nuestro, donde el partido que gobierna en


el ejecutivo tiene la mayoría en el Congreso, el veto casi nunca se usó. Pero a
partir de 1991 hasta la fecha se han producido alrededor de más de veinte vetos
149
. Cuando el veto es parcial y la Asamblea lo acepta, el Presidente de la Repúbli-
ca sanciona, promulga y publica la ley con las modificaciones aceptadas 150 . Si lo
rechaza, el Presidente de la Asamblea manda a publicar la ley con el contenido
original 151 .

16. El Ejército

En América Latina los golpes de estado militares se producían con mucha fre-
cuencia y las dictaduras, militares o no militares, encontraban en el sistema presi-
dencial el mejor instrumento para desarrollar su poder. Para contrarrestar esta
tendencia, las constituciones han consagrado disposiciones que tienden a asegu-
rar la supremacía del poder civil sobre el militar. Entre estas se encuentran el
otorgamiento al Presidente de la Jefatura de las Fuerzas Armadas y el nombra-
miento de los altos oficiales de acuerdo con el Poder Legislativo152 .

Con los acuerdos de paz de Esquipulas II, firmados el 7 de agosto de 1987, las
guerras civiles de la región centroamericana fueron desapareciendo y se logra la
pacificación con los acuerdos de 1996. Este proceso va acompañado con el sur-
gimiento del proceso democrático de sucesiones presidenciales por elección po-
pular y la no injerencia de los ejércitos en la política.

En la actualidad los ejércitos están recluidos en sus cuarteles y tomando su propio


rol que es la defensa de la soberanía, el orden público y combatir el narcotràfico.
También podemos observar que se están dedicando a ciertos servicios de carác-
ter social: reparación de carreteras, servicios de salud, etc. Pero, algunos se han
apartando de sus finalidades al principiar a competir con los comerciantes y em-
presarios en negocios privados.

149
Para profundizar sobre el veto y el Derecho Parlamentario consúltese a María Ofelia Escobar Aguilar.
Teoría y Técnica Legislativa. Managua, 1996.
150
Art. 143 Cn.
151
Ibidem.
152
Art. 89 Cn. Argentina . Art. 168 Cn. Uruguay. Arts. 21 y 96 Cn. Bolivia. Arts. 120 y 92 Cn. Colombia. Art.
191 Cn. Cuba. Art. 55 Cn. Dominicana. Arts. 78 y 122 Cn. Ecuador. Art. 168 Cn. El Salvador. Arts. 183 y
246 Cn. Guatemala. Arts. 141 y 143 Cn. Haiti. Art. 245 Cn. Honduras. Art. 179 Cn. Panamá. Art. 180 Cn.
Paraguay. Arts. 211 y 275 Cn. Perú. Art. 90 Cn. Venezuela.

71
Aunque con antecedentes anteriores, el fenómeno de la intervención en los nego-
cios privados de los ejércitos de Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala,
surge en la década del noventa como consecuencia de la conclusión de las gue-
rras civiles de Nicaragua y El Salvador, de la guerra fría y quedar así desprovistos
de sus justificaciones fundamentales como son la de defensa de la soberanía de
las agresiones externas y de la integridad territorial y la defensa de la democracia
de los agresores internos y externos, todo lo cual representa menos ayuda y pre-
supuesto a las instituciones armadas. Esto los lleva a buscar formas de obtener
fondos y nuevas ocupaciones fuera de las fuerzas armadas. En esta búsqueda
toman el camino de intervenir en la actividad económica a través de los institutos
de prevención militar, bancos militares, etc.

La intervención se da en forma institucional o a través de sociedades mercantiles


confundidas en no pocos casos con los negocios particulares de los militares.

Esta incursión en la economía ha provocado fuerte reacción. No son pocas las


razones que se aducen para controlar estos negocios: es peligroso sumar al po-
der de las armas el poder económico; los ejércitos compiten en forma desleal con
la empresa privada por los privilegios que tienen: exención de impuestos, trabaja-
dores militares, facilidades para gestionar en el gobierno, son difíciles de contro-
lar, sus propias funciones son apartadas por las económicas, los capitales inicia-
les provienen de fondos públicos o de bienes del Estado.

No obstante, es aceptable (no sin reservas) el funcionamiento de los institutos de


prevención militar a fin de que generen ingresos para dotar a sus afiliados de
recursos y puedan tener una vida honrada y digna, a través de actividades em-
presariales o inversiones en bancos, instituciones financieras o mercados bursá-
tiles, siempre que se haga bajo absoluta transparencia, control efectivo de los
órganos estatales y sin competencia desleal153 .

En nuestro país el Ejército y la Policía están sometidos al poder civil, sea directamente
por el Presidente de la República, o a través del ministerio correspondiente. Deben ser
apolíticos, profesionales, apartidistas, obedientes y no deliberantes 154 .

Se le señalan como fines al Ejército la defensa de la soberanía, la independencia


y la integridad territorial 155 . Los principios y orientaciones expuestos son excelen-
tes, pero deben cumplirse para bien de Nicaragua y el Ejército. Este debe dejar de
ser fuente de poder político. No debemos olvidar que su participación en política
ha sido la causa de su destrucción. La historia registra la existencia de doce ejér-
citos. No repitamos el ciclo.

153
Cfr. Soldados como Empresarios. Los negocios de los militares en Centroamérica. Fundación Arias por
la Paz y el Progreso Humano. Costa Rica. 1998.
154
Arts. 93, 95 y 97 Cn.
155
Art. 92 párrafo 1) Cn

72
No se permite el servicio militar obligatorio ni el reclutamiento forzoso para el Ejér-
cito y la Policía 156 .

Se prohíbe a los organismos del Ejército y la Policía o a cualquier institución del


Estado ejercer actividades de espionaje político 157 .

Es importante crear la Policía Judicial adscrita al Poder Judicial.

La Policía en general tiene que ser organizada de acuerdo con los principios de la
democracia y del Estado de Derecho. Policía y Ejército son dos instituciones com-
pletamente distintas y no hay que confundirlas.

17. Interpretación de las leyes de acuerdo con el espíritu de la Cons-


titución.

Las Constituciones de 1893 y 1905 establecen el principio de que las leyes se


interpretan conforme el espíritu de la Constitución.

Este es un principio fundamental de interpretar las leyes reconocido por la doctri-


na moderna. Mantiene la supremacía de la Constitución y la unidad del ordena-
miento jurídico.

A pesar de que la Constitución vigente no lo consagra debe aplicarse para cumplir


con las dos finalidades anteriormente expuestas.

18. Procuraduría de Derechos Humanos

Se crea la Procuraduría de Defensa de los Derechos Humanos. Al Procurador y


Subprocurador de Derechos Humanos los nombra la Asamblea Legislativa 158 .

Esta es una institución de gran importancia encargada de promover, defender y


vigilar el cumplimiento de los derechos humanos. Aunque el Procurador de Dere-
chos Humanos es un delegado de la Asamblea, debe dársele autonomía para que
desempeñe adecuadamente sus funciones.

Al Procurador debe permitírsele hacer las investigaciones necesarias, las reco-


mendaciones pertinentes, y hasta pedir la destitución de un funcionario que no
cumpla con sus indicaciones. Por otra parte, los funcionarios desobedientes de-
ben ser castigados por desacato, los que recibirán como pena accesoria la desti-
tución del cargo.

156
Art. 96 Cn.
157
Art. 96 párrafo 2) Cn.
158
Art. 138 incs. 9 y 29 Cn.

73
El 10 de enero de 1996 se publicó la Ley No. 212, denominada Ley de la
Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos. Desarrolla la disposi-
ción constitucional que creo la Procuraduría para la Defensa de los Derechos
Humanos. Dispone que es un órgano independiente, con personalidad jurídica y
patrimonio propios y autonomía funcional y administrativa, dirigida por un Procu-
rador y un Subprocurador.

Se califica al Procurador como un comisionado de la Asamblea Legislativa encar-


gado de la promoción, defensa y tutela de los derechos fundamentales reconoci-
dos por la Constitución. Como consecuencia puede vigilar y controlar a la adminis-
tración pública estatal, municipal y universitaria.

El procedimiento es sencillo. Puede actuar de oficio o por denuncia, llamar a su


despacho a funcionarios públicos; pedir la colaboración de las autoridades; hacer
inspecciones e investigaciones relacionadas con documentos; pedir el castigo por
desacato la desobediencia de sus resoluciones o peticiones; puede pedir la des-
titución o suspensión de los funcionarios culpables; promover la enseñanza, estu-
dio y divulgación de los derechos humanos; interponer los recursos de
inconstitucionalidad, amparo y exhibición personal; nombrar a los procuradores
de la Niñez, la Mujer y los Pueblos Indígenas y Comunidades Etnicas y otros pro-
curadores especiales; archivar las diligencias cuando no existe violación; profun-
dizar la investigación cuando existe presunción de violación; declarar que existe
tal violación, en cuyo caso iniciará los procedimientos o recursos para defender,
restablecer o tutelar los derechos violados o en peligro de serlo; hacer las adver-
tencias al funcionario y, si el caso lo amerita, iniciar el procedimiento administrativo
disciplinario, o trasladar el caso penal a la Procuraduría General de Justicia. El
Procurador rendirá un informe anual a la Asamblea Legislativa.

Creo que en este informe debe haber una evaluación de la situación de los dere-
chos humanos y publicarlo. A su vez, la Asamblea debe hacer las recomendacio-
nes y tomar las medidas correspondientes, lo cual debe ser publicado.

Algunas constituciones latinoamericanas contemplan esta institución159 , pero al-


gunas encargan la defensa de los derechos humanos al Ministerio Público.

19. Selección de los jueces

A. La carrera judicial

En virtud de este sistema, denominado francés, se ingresa a la carrera mediante


pruebas y concursos u oposiciones y a veces va acompañado de una escuela
para preparar a los jueces.

159
Art. 86 Cn. Argentina. Art. 127 y sigts. Cn. Bolivia. Art. 281 y sigts. Cn. Colombia. Art. 273 y sigts. Cn.
Guatemala. Art. 276 y sigts. Cn. Paraguay. Art. 161 y sigts. Cn. Perú.

74
Permite que ocupen los cargos judiciales los poseedores de las cualidades mora-
les y académicas exigidas para la delicada y especializada función de administrar
justicia mediante una prueba pública.

Se aplica en Francia, España e Italia y goza de la simpatía de la mayor parte de la


doctrina y además es recomendada por algunos congresos internacionales de
Derecho Procesal.

Se le critica porque da lugar a la formación de una casta cerrada; pero para evitar
tal vicio se propone que un porcentaje de jueces y magistrados sea seleccionado
fuera de la carrera entre los abogados en ejercicio, académicos y escritores más
destacados.

B. Selección por un órgano especial

Tiene mucha aceptación en los últimos tiempos y consiste en la creación de un


órgano especial (Consejo Superior de la Magistratura, o de la Judicatura, etc.)
encargada de nombrar a los jueces y magistrados.

En ese Consejo pueden tener representación el Poder Legislativo, el Ejecutivo, el


Judicial, la Universidad y los Colegios de Abogados.

Según parece está penetrando en Latinoamérica en la versión francesa de la


Constitución de 1958 que ve en el Consejo Superior de la Magistratura un órgano
auxiliar o de carácter consultivo (opinar sobre los candidatos propuestos por el
ejecutivo, derecho a proponerlos o vetarlos, funciones administrativas, etc.) y no
como un órgano de gobierno del poder judicial.

Las constituciones de algunos países Latinoamericanos lo regulan con finalida-


des variables: administrar la carrera judicial donde ella existe; proponer ternas
para el nombramiento de jueces o magistrados, ejercer funciones disciplinarios,
iniciar procedimientos y suspender a magistrados y acusarlos, ejercer la adminis-
tración del Poder Judicial y ejecutar el presupuesto de la administración de justi-
cia. Es claro, repito, que cada país tiene sus variantes 160 lo que he señalado son
las líneas generales que unas concurren y otras no en cada país.

C. Nuestro sistema

Los magistrados de la Corte Suprema de Justicia son nombrados por la Asamblea


Nacional por un período de siete años, de listas presentadas por el Presidente de
la República161 y por diputados de la Asamblea Nacional, en consulta con las aso-
ciaciones civiles pertinentes (Barra de Abogados, etc.). Los magistrados de los

160
Art. 114 cn. Argentina. Art. 122 y 123 Cn. Bolivia. Art. 231 y 254 y sigts. Cn. Colombia. Art. 125 Cn.
Ecuador. Art. 262 y sigts. Paraguay. Art. 150 y sigts. Cn. Perú. Art. 217 Cn. Venezuela.
161
Art. 138 inc. 7 y 162 Cn.

75
Tribunales de Apelaciones son nombrados por la Corte Suprema de Justicia por
un período de cinco años162 . El nombramiento de jueces y magistrados por la
Corte Suprema, impide la independencia interna en todos sus grados jerárquicos
inferiores. Como este sistema de cooptación tiene años de funcionar, ya se escu-
chan quejas y crítica de los magistrados de los Tribunales de Apelaciones de los
litigantes y el pueblo en general, pidiendo su cambio por la carrera judicial.

El nombramiento sigue siendo político, pero se anuncia la carrera judicial, la cual


debe ser regulada por la ley163 . Dentro del actual marco constitucional no tendrá el
alcance que por su propia naturaleza tiene.

20. La soberanía

La fuente de todo poder del Estado en nuestro constitucionalismo y el Latinoame-


ricano, es el pueblo164 o la nación165 . Desde la Constitución de Bayona hasta la
constitución vigente, la soberanía reside en el pueblo o la nación. Es la piedra
angular sobre la que se construye todo el sistema democrático.

21. La doble vuelta presidencial

En Latinoamérica la tendencia moderna es establecer la doble vuelta electoral en


las elecciones presidenciales. Varios países la han consagrado166 . La segunda
vuelta se produce cuando no se obtiene el porcentaje de votos señalados en la
constitución o ley electoral. Su objeto fundamental es otorgarle mayor legitimidad
al gobierno y asegurar la gobernabilidad del país.

Esta idea no deja de ser contradictora con el sistema electoral proporcional, esta-
blecido para las elecciones de la Asamblea Legislativa, el cual no logra la
gobernabilidad que se pretende con la elección presidencial. Es posible que el
Congreso esté integrado por mayoría de legisladores adversos al partido que
ganó la presidencia de la república, en cuyo caso el país puede entrar en
ingobernabilidad o se vean obligados los partidos políticos a constituir una coali-
ción para gobernar con estabilidad. Esta última solución goza de simpatía en la
doctrina y a ello se presta el sistema de representación proporcional en el poder
legislativo.

Nuestra Constitución vigente en el art. 147 establece la segunda vuelta. Dispone


que para ser elegido Presidente o Vicepresidente hay que obtener al menos el

162
Arts. 164 inc. 5 Cn.
163
Arts. 138 inc. 7 y 159 Cn.
164
Preámbulo y art. 1 Cn. Argentina. Art. 2 Cn. Bolivia. Preámbulo y art. 1 Cn. Brasil. Preámbulo y art. 3 Cn.
Colombia. Preámbulo y art. Cn. 1 Ecuador. Preámbulo y art. 83 Cn. El Salvador. Preámbulo y art. 152 Cn.
Guatemala. Preámbulo y art. 2 Cn. Honduras. Art. 39 Cn. México. Art. 2 Cn. Panamá y art. 3 Cn. Paraguay.
Preámbulo y art. 45 Cn. Perú. Art. 2 Cn. Dominicana. Preámbulo y art. 4 Cn. Venezuela.
165
Art. 2 Cn. Costa Rica. Art. 5 Cn. Chile. Art. 4 Cn. Uruguay.
166
Art. 94 Cn. Argentina. Art. 77 Cn. Brasil. Art. 190 Cn. Colombia. Art. 138 Cn. Costa Rica. Art. 26 Cn. Chile.
Art. 80 Cn. El Salvador. Art. 184 Cn. Guatemala. Art. 111 Cn. Perú.

76
45% de los votos válidos y de no ser así se realizará una segunda elección entre
los que hubieren obtenido el primero y segundo lugar y será electo el que obtenga
el mayor número de votos.

22. Los partidos políticos

Las constituciones de América Latina reconocen la existencia de partidos políticos


y regulan con más o menos extensión la manera en que funcionan, sus derechos
y deberes. Son organizaciones indispensables de la democracia moderna, pues
ésta es una democracia de partidos. La Constitución argentina expresa en el art.
37 que son instituciones fundamentales del sistema democrático. En Brasil167 y
Bolivia168 , el monopolio de la postulación política pertenece a los partidos políticos.

No obstante en Ecuador169 y Chile170 se permite la postulación ciudadana fuera de


los partidos políticos. En Nicaragua se permite en las elecciones municipales y
autonómicas. En las constituciones de 1939171 , 1948172 y 1950173 y 1974174 se reco-
noce la existencia de los partidos políticos, y lo referente a su personalidad y
deberes es remitido a la Ley Electoral. Pero prohiben los partidos de carácter
internacional175 y la de 1948 prohibe además los partidos comunistas y fascistas o
con tendencias semejantes176 , aunque adopten otras designaciones177 .

La Constitución vigente reconoce la existencia de los partidos políticos, pero pro-


hibe los que pretenden el restablecimiento de todo tipo de dictadura o sistema
antidemocrático178 .

23. La autonomía municipal

En nuestro constitucionalismo las municipalidades tienen origen popular mediante


votación del pueblo, pero en las Constituciones de 1939179 , 1948180 y 1950181 el
Distrito Nacional estaba a cargo del Presidente de la República y éste también
nombraba a las autoridades municipales del país, a las que se le otorgaba cierta
autonomía económica y administrativa, pero bajo la vigilancia del Poder Ejecutivo.
En realidad esta no era autonomía, era una simple desconcentración.

167
Art. 14. Num. 3 V Cn.
168
Art. 223 Cn.
169
Art. 55 Cn.
170
Art. 18 Cn.
171
Art. 327
172
Art. 262
173
Art. 304
174
. Art. 174 Cn.
175
Art. 5 Cn. 1939. Art. 100 Cn. 1948. Art. 116 Cn. 1950. Arts. 74 y 314 Cn. 1974
176
Art. 100 Cn.
177
Art. 74 Cn.
178
Arts. 5, 55 y 168 Cn. y sigts. Cn.
179
Art.300 y sigts.
180
Art. 249 y sigts.
181
Art. 276 y sigts.

77
En la reforma de 1959 de la Constitución de 1950 se le concede representación
política a las minorías en las municipalidades y en la reforma de 1962 son electas
por votación popular mediante el sistema de representación proporcional.

En la Constitución de 1974 el Distrito Nacional sigue a cargo del Presidente de la


República, como en las dos constituciones anteriores, y las municipalidades del
país eran electas por votación popular182 .

En la actual constitución política se concede autonomía a las municipalidades de


carácter administrativa, política y financiera y las autoridades municipales son electas
por elección popular183 .

24. La integración

La integración centroamericana y latinoamericana ha sido preocupación primor-


dial de los legisladores constituyentes. En este mundo de la globalización es ur-
gente. Solo unido podemos entrar en la senda del progreso y la competitividad.

Son varias las constituciones que aceptan o propician la integración de América


Latina: Cuba184 , Brasil185 , República Dominicana186 , Ecuador187 , Costa Rica188 ,
Perú189 , Uruguay190 , Argentina191 . Las que promueven la integración centroameri-
cana son: Nicaragua192 , El Salvador193 y Guatemala194 .

Las Constituciones de Argentina y El Salvador aceptan la delegación de potesta-


des a órganos supranacionales de la integración.

25. El trámite urgente, la aceptación indivisible, las comisiones plenas le-


gislativas, las comisiones de investigación y los diferentes tipos de leyes.

En este número agrupo una serie de figuras que están en boga. Son muy
útiles y pertenecen al estudio del Derecho Parlamentario. Algunas constitucio-
nes las han acogido.

El art. 141 párrafo tercero de la Constitución le permite al Presidente de la Repú-


blica presentar proyectos de ley con carácter de urgencia. La Junta Directiva tiene

182
Art. 244 y sigts.
183
*Art. 175
184
Art. 12
185
Art. 4
186
Art. 3
187
Art. 3
188
Art. 121
189
Art. 100
190
Art. 6
191
Art. 150
192
Art. 9
193
Arts. 146 y 147
194
Art. 57

78
facultad para decidir o no el trámite de urgencia, caso sea aprobado, se evita
enviar el proyecto a Comisión pero es necesario que los diputados conozcan del
mismo con cuarenta y ocho horas de anticipación, concluido este término, la iniciativa
se someterá al plenario para su discusión en lo general y después en lo particular.

Algunas legislaciones han consagrado el trámite de urgencia.

En Paraguay el Presidente puede presentar proyectos de ley para su urgente


tramitación y si el legislativo no los rechaza en los plazos establecidos se tendrá
por sancionado. En el Brasil el Presidente de la República podrá solicitar trámites
de urgencia del proyecto que presente. En tal caso si las dos cámaras del congre-
so no se manifestaren sobre dicho proyecto en el plazo sucesivo de cuarenta y
cinco días (noventa y cinco días, entre ambas cámaras), la propuesta será inclui-
da, aun sin despacho de comisión en la orden del día para su consideración con
preferencia a los demás asuntos. No hay aprobación ficta o por ministerio de la ley.
Otras constituciones como la chilena 195 , la dominicana 196 , la ecuatoriana 197 , se
refiere a tramites de urgencia, la guatemalteca 198 y Venezolana199 pero no existe
aprobación ficta. En Guatemala 200 y la Venezuela 201 , la declaración de urgencia la
hace el poder legislativo.

De acuerdo con el art. 138 inc. 12, de la Constitución en la Asamblea Nacional,


aprueba o rechaza los tratados, convenios, pactos, acuerdos y contratos interna-
cionales: de carácter económico; comercial; de integración regional; de defensa y
seguridad; los que aumenten el endeudamiento externo o comprometan el crédito
de la nación y los que vinculan el ordenamiento jurídico el estado. De acuerdo con
esta misma disposición la tramitación y discusión de ellos presenta las modalida-
des siguientes: solamente pueden ser dictaminados y debatidos en lo general y
deberán ser aprobados o rechazados en su integridad; si en el plazo de sesenta
días no son aprobados ni rechazados se tendrán por aprobados por el ministerio
de la ley. Este tipo de procedimientos facilita la aprobación y celebración de tales
instrumentos. Es un procedimiento de aplicación indivisible y tramite urgente. Si
las modificaciones o reformas fueren consideradas fundamentales, el plenario
puede rechazar la aprobación.

El veto es otro acto ejecutivo que de acuerdo con el art. 143 Cn. no puede recibir
reformas o modificaciones. Se aprueba o se rechaza en su totalidad.

El trabajo colegiado de la Asamblea Nacional requiere de modificaciones técnicas


y de procedimientos que faciliten la toma de decisiones. Una medida de este tipo

195
Art. 71
196
Arts. 39 y 41
197
Art. 65
198
Art. 176
199
Art. 168
200
Art. 165
201
Art. 168

79
es la existencia de comisiones legislativas plenas que tiene la capacidad de tomar
decisiones y aprobar proyectos de ley. No tenemos este tipo de comisiones.

En algunos países (Italia, España y Costa Rica) se han creado las comisiones
legislativas plenas. El art. 72 párrafo 3 de la Constitución italiana dice: «Puede
asimismo el Reglamento de cada cámara establecer en cuáles casos y formas el
examen y la aprobación de los proyectos de ley son atribuidos a comisiones per-
manentes compuestas en forma que reflejen la proporción de los grupos parla-
mentarios. En tales casos y hasta el momento de la aprobación legislativa, el pro-
yecto de ley será remitido a la cámara (Plenario) si el Gobierno o un décimo de los
componentes de la cámara o un quinto de la Comisión requieren que sea someti-
do a su aprobación final con votación nominal. El reglamento determina las formas
de publicidad de las labores de las comisiones».

El art. 72 de la Constitución española dice: 1. «Las cámaras funcionarán en Pleno


y por Comisiones. 2. Las cámaras podrán delegar en las Comisiones Legislativas
Permanentes la aprobación de proyectos o proposiciones de ley. El Pleno podrá,
no obstante, recavar en cualquier momento el debate y votación de cualquier
proyecto o proposición de ley que haya sido objeto de esta delegación. 3. Quedan
exceptuados de lo dispuesto en el apartado anterior la reforma constitucional, las
cuestiones internacionales, las leyes orgánicas y de bases y los presupuestos
generales del Estado».

En Costa Rica las comisiones legislativas plenas fueron introducidas por la refor-
ma constitucional publicada el 20 de julio de 1993. Para desconcentrar la función
legislativa y agilizar su producción, se permite que la asamblea legislativa pueda
delegar en comisiones permanentes, el conocimiento y la aprobación de leyes;
pero conserva el derecho, en cualquier momento, de avocar el debate o la vota-
ción de los proyectos objeto de la delegación.

No pueden ser objeto de delegación la creación o modificación de los impuestos


nacionales, la aprobación o desaprobación de los convenios internacionales, tra-
tados públicos y concordatos; la aprobación del presupuesto ordinario y extraordi-
nario de la República; decretar la enajenación o la aplicación de los bienes de la
nación; la aprobación o desaprobación de los empréstitos o convenios similares
que se relacionan con el crédito público, celebrados por el poder ejecutivo; deter-
minar la ley de la unidad monetaria y legislar sobre la moneda, el crédito, los pesos
y medidas.

Las comisiones plenarias las nombra el plenario, de manera que refleja el princi-
pio de representación proporcional de los partidos políticos. La delegación debe
ser aprobada por mayoría de dos tercios de la totalidad de los miembros de la
Asamblea y la avocación por mayoría de los presentes. Se le deja al reglamento
de la Asamblea regular el número, las comisiones, las condiciones de la delega-
ción, la avocación y los procedimientos que se aplicarán en estos casos.

80
Se consagran estas comisiones plenarias para establecer un parlamento más
ágil, racional y flexible. Debe ir acompañada de una reforma administrativa, de un
programa de capacitación y de modernización de la documentación e información.
Todo esto para que el parlamento pueda dar repuesta rápida y no depender de la
iniciativa y capacidad del ejecutivo. Saber es poder. En una futura reforma a nues-
tra Constitución sería conveniente crearlas.

La función de control es fundamental para la Asamblea Legislativa. Una forma de


hacerlo es por medio de las comisiones de investigación que están contempladas
en el art. 138 inc. 18 Cn. y art. 37 del Estatuto y 76 del Reglamento. Algunos
países latinoamericanos las contemplan.202

El congreso nacional dicta una serie de decisiones, resoluciones, decretos, regla-


mentos que siguen un procedimiento igual o similar al de las leyes. Por otra parte
algunas de las anteriores decisiones y leyes requieren de mayoría especial. Por
ejemplo, el art. 59 de la Constitución del Brasil establece que son objeto del proce-
so legislativo, las enmiendas de la Constitución, las leyes complementarias, las
leyes ordinarias, las leyes delegadas, las medidas provisionales, los decretos le-
gislativos y las resoluciones. Tal como lo vemos existe una variedad amplia del
producto legislativo.

Las constituciones actuales, a diferencia de las originales, contemplan varios tipos


de leyes. Este movimiento no ha tenido plena acogida en las constituciones lati-
noamericanas, aunque principian a incorporarlo, principalmente en Brasil.

Veamos algunas: a) Las decisiones políticas. Entre ellas se encuentra el voto de


censura, el estado de emergencia, etc. b) Las leyes orgánicas. Estas requieren
una mayoría especial para su aprobación. No existe un concepto uniforme de lo
que es ley orgánica. Para unas constituciones ley orgánica es la que regula el
funcionamiento de los órganos del Estado o de las instituciones establecidas en la
Constitución. Para otras como la panameña 203 , son leyes orgánicas, entre otras,
los códigos, los tratados, las disposiciones de los bienes públicos. En España ley
orgánica es la que desarrollan los derechos fundamentales y se exige una mayo-
ría especial para su aprobación. En Colombia se distinguen entre leyes orgánicas
y leyes estatutarias 204 . Las leyes orgánicas se refieren al ejercicio de la actividad
legislativa. Las estatutarias a los derechos y deberes fundamentales, a los parti-
dos y movimientos políticos, al estado de excepción y a los mecanismos e institu-
ciones de participación ciudadana. c) Leyes de planificación. Se contemplan en el
Brasil 205 , Colombia 206 , México 207 . d) Leyes marco (de base o leyes cuadro). Estas
leyes tienen por objeto establecer las bases fundamentales para una delegación

202
Art. 120 Cn. Uruguay. 155 inc. 6 Cn. Panamá. 197 Cn. Perú.
203
Art. 153
204
Art. 151 y sigt.
205
Art. 174
206
Art. 339 y sigt.
207
Art. 73 XXIXD.

81
legislativa. Las tiene regulada el Brasil 208 , relacionado con el planteamiento del
desenvolvimiento nacional equilibrado; y Colombia 209 con la finalidad de fijar las
bases para la eliminación, creación, modificación o fusión de entidades territoria-
les y establecer su competencia y también para señalar las normas generales, los
objetivos y criterios a los cuales debe sujetarse el gobierno para organizar el cré-
dito público, regular el comercio exterior y señalar el régimen de ámbito internacio-
nal, entre otras materias. e) Leyes complementarias. Son aquellas, según lo dis-
pone el art. 59 Cn. de Brasil, que disponen sobre la redacción, elaboración, alte-
ración y consolidación de leyes. En España existen leyes de refundición para re-
unir en un solo cuerpo las disposiciones dispersas y confusas. f) Leyes ordinarias,
son las que están sujetas a los trámites comunes de formación de la ley, sin mayo-
rías especiales. g) Leyes delegadas. Cuando el Estado principia a intervenir en la
actividad económica, fundamentalmente en el constitucionalismo social o desarro-
llado, se siente la necesidad de otorgarle mayores atribuciones al Ejecutivo, entre
ellas la de poder dictar leyes y reglamentos. Sus funciones son múltiple y tienen
que cumplirlas con agilidad. Es cuando surge la delegación legislativa. Esta puede
ser total o parcial y puede ser pedida por el Ejecutivo o el legislativo tiene que
hacerlo obligatoriamente . La delegación legislativa debilita o destruye la división
de poderes. Nuestras Constituciones establecen en principio la indelegabilidad de
la función legislativa, pero admite algunas excepciones. 210 h). Legislación de emer-
gencia. En casos de calamidades, desordenes y emergencia las constituciones
autorizan al ejecutivo a declarar la emergencia. Esta aumenta el poder del Ejecu-
tivo y restringe los derechos de los particulares. En algunos países existe una ley
de emergencia que regula la materia y en otros se autoriza al Ejecutivo para que
tomen medidas temporales, las cuales deben ser ratificados por el Congreso.

26. Derecho a la resistencia y a la desobediencia civil.

El derecho a la resistencia aparece contemplado en las Constituciones de Argen-


tina y Alemania.

Es un derecho a defender el orden democrático y constitucional y las instituciones


que lo integran. Es de carácter individual.

El art. 36 de la Constitución argentina dispone que la Constitución mantendrá su


imperio aunque se interrumpa su observancia por actos de fuerza contra el orden
institucional y el sistema y agrega que los ciudadanos tienen derecho de resisten-
cia contra los que ejecuten los mencionados actos de fuerza.

El art. 20 de la Constitución alemana organiza a su pueblo como un Estado demo-


crático y social, atribuye la soberanía al pueblo que la ejerce mediante elecciones

208
Art. 174. 1
209
Art. 150 inc. 4 y 19
210
Constituciones de 1858, 1905, 1939, 1948, 1950 y 1974. La vigente antes de la reforma permitia la
delegación total y la legislacion directa por parte del Ejecutivo. Con la reforma se suprimio la delegación
y la legislación directa.

82
y votaciones y por medio de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial; y somete al
legislativo al orden constitucional y a los poderes ejecutivo y judicial a la ley y al
derecho. Contra los actos que intenten destruir ese orden se les concede a todos
los alemanes el derecho a la resistencia cuando no fuere posible otro recurso.

Para los destacados juristas argentinos Roberto Dromi y Carlos Menem211 es un


derecho individual concedido a los ciudadanos argentinos. Solo cabe cuando la
lesión provenga de las fuerzas armadas, ya que ante los actos de otros sujetos
son aquéllas las que deben imponer el orden. El derecho a la resistencia no es un
derecho a la asonada o al levantamiento civil indiscriminado en defensa del orden
y el sistema.

Expresa Montesquieu: “En la República no se toman las armas sino para defender
las leyes y la patria; es precisamente por ser ciudadano por lo que uno se hace
temporalmente soldado. Si hubieran dos profesiones distintas se haría sentir a
aquel que, bajo las armas, se cree ciudadano, que no es más que un soldado212 .

La doctrina suele distinguir entre derecho a la resistencia y la desobediencia civil.


El elemento fundamental de la distinción radica en que la resistencia puede admi-
tir cierto contenido de violencia, en cambio en la desobediencia civil está ausente
la violencia. Por otra parte, la desobediencia civil lucha contra normas particulares
del sistema, en cambio la resistencia lucha contra los ataques al ordenamiento
jurídico en su totalidad.

El art. 3 de la Constitución de Honduras dispone que nadie debe obedecer a un


gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la
fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desco-
nozcan lo que la Constitución y las leyes establecen. Los actos verificados por
tales autoridades son nulos. Es conveniente recordar que el art. 45 de la Constitu-
ción de 1838 establecía que ningún poder podía anular las garantías constitucio-
nales y que cualquier ley, decreto, providencia, sentencia, auto u orden que las
contraríen son nulos y nadie tiene obligación de acatarlos ni obedecerlos.

Creo que la disposición constitucional de Honduras llega hasta el derecho a la


resistencia.

Los actos de desobediencia se caracterizan por tener las condiciones siguientes:


a) Son actos que violan una ley o una decisión gubernamental obligatoria. b) Son
públicos y abiertos. c) Son voluntarias y conscientes. d) No violentos, por lo que
quedan excluidos los sabotajes, asesinatos, terrorismo. e) Son intencionales y
suelen buscar la frustración de una ley, un programa o una política gubernamen-
tal. f) La motivación puede ser la falta de libertad, falta de educación, injusticia

211
Constitución Reformada. Fundación Centro de Estudios Políticos y Administrativos. Buenos Aires,
Argentina, 1994, pags. 108 y 102.
212
Del Espíritu lo de las leyes. Libro Libre. San José, Costa Rica. 1986, p. 107.

83
social, leyes violatorias de la constitución, falta de desarrollo o aplicación de algu-
nas disposiciones constitucionales, violación de leyes vigentes por las autorida-
des del Estado. g) Organización de los actos de desobediencia civil. h) Son subsi-
diarios del agotamiento de todos los recursos que otorguen las leyes para solucio-
nar el conflicto.

John Rawls define la desobediencia civil “como un acto público, no violento, con-
siente y político, contrario a la ley, cometido habitualmente con el propósito de
ocasionar un cambio en la ley o en los programas de gobierno213 .

En muchas constituciones, incluyendo la nuestra, no está contemplada la desobe-


diencia civil. Es considerada contraria a las leyes y cuando se considera justa, al
margen de la ley, aparece un olvido, la inacción o el indulto o amnistía de las
autoridades frente a las sanciones legales por los actos ilegales y dañosos.

Rawls expresa que los tribunales deben tener en cuenta la naturaleza civica del
acto del que protesta y el hecho de que sea justificable (o al menos lo parezca)
mediante los principios políticos subyacentes en la constitución y por tal motivo
reduzcan o en ciertos casos suspendan la sanción214 .

Su importancia es tan grande que Jürgen Habermas trata a la desobediencia civil


como la piedra de toque del Estado democrático de Derecho215 .

Rawls estima que la objeción de conciencia es diferente a la desobediencia civil216

213
Teoría de la Justicia. Fondo de Cultura Económica. México, D.F. 1995. P. 332.
214
Ob. cit., p. 351
215
Ensayos Jurídicos. Ediciones Península. Barcelona, España. 1997, p. 51
216
Ob. Cit., p. 348 y sigts.

84
CAPITULO II
LA CONSTITUCION DE BAYONA
DEL 6 DE JULIO DE 1808

SUMARIO: 1. Convocatoria y principales actores. 2. Tipo de Constitución. 3.


Principios. 4. Carácter confesional del Estado. 5. El Poder Ejecutivo. 6. El Poder
Legislativo. 7. El Poder Judicial. 8. Impacto de la Constitución de Bayona. 9.
Participación de las provincias.

1. Convocatoria y principales actores.

A fines del siglo XVIII, la monarquía absoluta imperaba en España. Se mantenían


en parte los poderes estamentales: la nobleza y la Iglesia, propietarias de las dos
terceras partes de todas las tierras, percibían derechos señoriales y su influencia
política era fuerte. La monarquía había logrado la abolición de las instituciones
políticas medievales, pero no pudo conseguir la extinción de la fragmentación que
era la base de ellas. La burguesía era débil, lo mismo que el comercio, la industria
y la agricultura. Por otra parte, estas estructuras generaban pobreza.

La monarquía borbónica, consciente de la repercusión de la Revolución francesa


en España, estableció un reformismo ilustrado mediante el cual se hicieron algu-
nos cambios económicos, y en varias reformas en la Universidad; además, se
promovieron los periódicos y agrupaciones como la Sociedad de Amigos del País.
Pero no se realizaron las reformas políticas y económicas necesarias para su
«despegue económico», como las que se experimentaban en otros países euro-
peos. El avance de la Revolución francesa atemorizó al Rey, a la nobleza y al
clero. Temían que repercutiera internamente en España. En consecuencia, fue
cerrada la frontera con Francia, se eliminaron del gobierno a todos los reformistas,
se suprimieron los periódicos, se limitaron las Sociedades de Amigos del País, y
se reactivó la Inquisición, la cual prohibió las obras de Rousseau, Montesquieu y
demás enciclopedistas.

El Tratado de Fontainebleau de 1807 entre Napoleón y Godoy, más la política


internacional de España, propiciaron la entrada de tropas francesas en la Penín-
sula, obedeciendo a la política napoleónica de aislar a Inglaterra y proceder con-
tra la anglófila Portugal. Teóricamente, las tropas francesas pasarían por España
con el fin de conquistar Portugal; pero se estacionaron en España.

El ejército francés ocupó Madrid y las principales plazas del norte de España. En
marzo de 1808 se produjo el motín de Aranjuez contra Godoy y el Rey Carlos IV,
impulsado por el partido cortesano dirigido por Fernando VII en oposición a Godoy.
Carlos IV abdicó en su hijo Fernando VII, y Napoleón percibió de inmediato que la
situación era propicia para hacerse con facilidad de la corona española. Para tal
fin, convocó a la familia real a Bayona con el pretexto de mediar en sus querellas
familiares.

85
Lejos de hacer tal cosa le reclamó a Fernando VII de fraguar con violencia la
abdicación de su padre y logró que le devolviera la corona a su padre. Después
Carlos IV se la devolvió a Napoleón y éste se la regala a su hermano José Bonaparte,
que era entonces Rey de Nápoles. José Bonaparte, reinó en España con el nom-
bre de José I hasta 1814.

El General Murat quedó defraudado porque había soñado ser rey de España;
pero a cambio le dió Napoleón la corona de Nápoles. Reinó en Nápoles de 1808 a
1815. Fue obligado a abandonar el trono y en el intento de recuperarlo fue cap-
turado y fusilado en Pizzo el 13 de octubre de 1815.

Para darle apariencia de legitimidad a esta acción y no aparecer como usurpador,


Napoleón se valió de dos estratagemas: a) Logró que el Consejo de Castilla, la
Junta Suprema que Fernando había dejado en su viaje a Bayona y el Ayuntamien-
to de Madrid, pidieran, como si fuera en forma espontánea, el cetro para José
Bonaparte. b) Este Consejo convocó en Bayona a una Asamblea de ciento cin-
cuenta diputados: cincuenta nobles, cincuenta eclesiásticos y cincuenta repre-
sentantes del pueblo. No todos asistieron, se hicieron nuevas designaciones y, en
general, poca presencia se logró en sus sesiones. La coronación de Jose I. fue
aprobada en diez sesiones.

La noticia de la abdicación del trono de España en Bayona a favor de la dinastía


napoleónica, llegó en forma confidencial a través del Virrey de México al Capitán
General de Guatemala, quien inmediatamente convocó a las autoridades, las que
declararon que no reconocían los actos de Bayona, «desnudos de toda autoridad
y fuerza intrínseca por violentos e ilegales y muchos por derecho» y que no reco-
nocían otra autoridad extranjera. Terminaban reconociendo el juramento de fide-
lidad al Rey de España Fernando VII. El juramento se celebró en Guatemala el 12
de diciembre de 1808. Se tomaron medidas de seguridad, se clausuraron los
puertos a los extranjeros, se confiscaron propiedades de franceses y éstos fueron
detenidos, etc.

Mientras tanto, en España la Asamblea conoció de varios problemas y aprobó,


con algunas modificaciones, el proyecto de Constitución presentada por Napoleón
el 7 de julio de 1807. Se promulgó el 6 de julio de 1808 y fue jurada por José
Bonaparte el día siguiente. El proyecto fue redactado por el francés residente en
España M. Esmenard, aunque revisado por Napoleón y Murat. El constitucionalismo
fue introducido en España y sus colonias con esta Constitución.

Fueron convocadas ciento cincuenta personas eminentes. No concurrió la mayor


parte, pero fueron sustituidas por Napoleón entre sus simpatizantes. A la primera
sesión concurrieron sesenta y cinco y a la última noventa y uno. Presidió la Asam-
blea D. José Miguel de Azanza y fungieron como secretarios D. Mario Luis de
Urquizo y D. Antonio Ranz Romanillo. Las sesiones principiaron el 20 de junio y
solo se celebraron debates en diez sesiones.

86
2. Tipo de Constitución

Es una Constitución breve en cuanto a su articulado (146 artículos) y contenido,


porque no contempla los derechos económicos y sociales. Es de las denomina-
das otorgadas, pues fue dada por un Rey y además extranjero. Por otra parte, no
se considera por muchos autores como Constitución, sino como Estatuto, ya que
no fue aprobada por verdaderos representantes de la nación española y fue im-
puesta por un Poder extranjero. Era intolerable para los españoles, aunque en
esencia no era mala. A José lo aborrecían, le atribuían muchos vicios y le apoda-
ban Pepe Botellas por su embriaguez.

En el Preámbulo expresa que el Rey decreta la Constitución habiendo oído a la


Junta Nacional o Asamblea y al muy caro y amado emperador Napoleón.

De acuerdo con el artículo 146, se declara temporalmente pétrea la Constitución,


pues para ser reformada había que esperar hasta después del año de 1820 por
iniciativa del Rey.

3. Principios

A. Liberalismo

Es una mezcla de liberalismo con ciertas instituciones recogidas de las tradiciones


españolas. Pero es un liberalismo dominado por el autoritarismo napoleónico. Se
pretende potenciar a la burguesía y disminuir el poder de la nobleza, sentando las
bases de una reforma de la política social y económica.

B. Derechos

No existe un capítulo destinado a los derechos y libertades, pero se encuentran


dispersos en el texto. Señalaremos algunas instituciones, derechos y libertades
de corte liberal:

a) El control constitucional del cumplimiento de la libertad individual y de impren-


ta le corresponde a un órgano político como es el Senado, mediante dos
juntas: una junta compuesta de cinco senadores denominada Junta Senato-
rial de Libertad Individual, encargada de velar por la conservación de esta
libertad, para lo cual se establece un procedimiento de habeas corpus1. La
otra junta de cinco senadores, denominada Junta Senatorial de Libertad de
Imprenta, la cual protege la libertad de imprenta2.
b) La inviolabilidad del domicilio3.
c) La libertad de industria, comercio y cultivo4.

1
Art. 39 y sigts.
2
Art. 45 y sgts.
3
Art. 126 y sigts.
4
Arts. 88 y 89.

87
d) La supresión de los privilegios comerciales5.
e) La igualdad de las colonias con la metrópoli6.
f) La supresión de las aduanas internas.7.
g) La disminución de fideicomisos, mayorazgos y sustituciones8.
h) La igualdad en el sistema de contribuciones9.
i) La prohibición de exigir la calidad de nobleza para los empleos civiles, milita-
res y eclesiáticos10.
j) Queda abolido el tormento y todo rigor no autorizado por la ley en la deten-
ción y ejecución de un delito11.
k) El proceso criminal es público y se dispone que en las primeras Cortes se
tratará de si se establece o no el proceso por jurado12.

4. Carácter confesional del Estado.

En el artículo 1 de la Constitución se establece expresamente que la religión


católica es la del Rey y de la nación, no permitiéndose ninguna otra.

La relación del Estado con la religión es variable, aunque en las democracias la


libertad religión es la que impera. Veamos algunas posiciones: a) La primera es la
de la libertad religiosa, con dos variantes: i) Una que permite el pluralismo religio-
so, no se adopta ni impone una determinada religión. Es una manifestación del
Estado neutro que no adopta ninguna preferencia en materia política y de religión,
denominado, con relación a la religión, como Estado laico. ii) La otra generalmen-
te protege a una religión, pero permite la existencia y ejercicio de otras, y hasta las
llega a proteger. El primer sistema lo sigue nuestra Constitución y las de Estados
Unidos de América, México y Uruguay, y el segundo sistema lo siguen los países
como Costa Rica, Argentina, España, Italia, Colombia, Paraguay, Perú y Panamá.
b) La otra posición es de compromiso con una religión, la cual adopta. Presenta
dos modalidades: i) El Estado adopta principios religiosos e ideológicos como ver-
daderos y cualquier manifestación en contra de ellos es rechazada, pero no pre-
tende imponerse fuera de las fronteras del país. Ejemplo de ellos se dio en Grecia
y Roma antigua. ii) El Estado reconoce a la religión como verdad absoluta y
universal por lo que pretenden exportar su ideología y religión oficial a otros paí-
ses. Ejemplo de esto es Irán que adopta del Islám y trata de imponerlo en el
interior del país y fuera de él. Algunos autores distingue entre: a) Estado sacral en
el cual los fines del Estado aparecen supeditados a los principios religiosos, como
por ejemplo, en los antiguos estados teocráticos de Egipto, Siria, Babilonia, Israel
etc. y en la actualidad Irán. b) Estado confesional en los cuales los fines políticos
del Estado aparecen diferenciados de los espirituales, pero acogen una religión

5
Art. 90.
6
Art. 87.
7
Art. 116.
8
Art. 135.
9
Art. 117 y 118.
10
Art. 140.
11
Art. 133.
12
Art. 106.

88
oficial o simplemente la protegen. Sin embargo, permiten una amplia libertad de
culto. También se les denomina Estados seculares. Ejemplos de Estados
confesionales católicos: Costa Rica, Colombia, España, Paraguay, Perú y Pana-
má. Ejemplos de Estados confesionales luteranos; Dinamarca, Finlandia, Norue-
ga, Islandia y Suecia. Ejemplo de Estado confesional anglicano: Inglaterra. Ejem-
plos de Estados confesionales musulmanes: Arabia Saudita, Argelia, Irak, Jordania,
Siria y Marruecos. Ejemplo de Estados confesionales budistas: Birmania y
Camboya. c) Estado laico, el cual aparece como neutral y garantiza una amplia
libertad. Ejemplos:

Nicaragua, México, Estados Unidos de América y Uruguay. d) Estado antirreligio-


so, el cual parte de las ideas de que la religión es un serio obstáculo para realizar
los fines políticos del Estado. Ejemplo: Cuba y los extintos Estados comunistas.

5. El Poder Ejecutivo.

El Rey es el titular del Poder Ejecutivo. Colaboran con él, los Ministros, el Senado
y el Consejo de Estado. Son nueve los Ministros y todos nombrados y separados
libremente por el Rey. El Secretario de Estado, con calidad de ministro, refrenda
los decretos expedidos por el Rey. El Senado era integrado por los Infantes de
España mayores de dieciocho años, y por veinticuatro personas mayores de cua-
renta años nombradas por el Rey. Tenían el carácter de vitalicios. Fundamental-
mente, sus funciones eran de control de la constitucionalidad referente a la con-
servación de la libertad individual y de imprenta; a la anulación, por ser inconstitu-
cionales, de ciertas decisiones de las juntas electorales; y a la suspensión de la
Constitución, a petición del Rey, en virtud de sublevaciones armadas o de amena-
za a la seguridad pública. El Rey presidía el Consejo de Estado, nombraba a todos
sus miembros y era un órgano que le servía de consulta. También participaba en la
función legislativa y servía de órgano de resolución de los conflictos de competencia.

6. El Poder Legislativo.

Las Cortes la formaban tres estamentos: la nobleza, el clero y el estado llano,


formando una sola cámara con representación desigual; 25 del clero, 25 de la
nobleza, 62 del pueblo, en representación de las provincias y las colonias, más 30
diputados de las ciudades principales, 15 representantes del comercio y 15 de las
universidades nombrados por el Rey de las listas presentadas por las corporacio-
nes de estos sectores13.

Los Cortes se reunirían al menos cada tres años14, y sus sesiones eran secretas;
las podía convocar el Rey, quien también tenía la facultad de disolverlas y prorro-
garlas15. Los diputados del pueblo se nombraban por tres años.

13
Arts. 61-64,67 y 71 y 74.
14
Art. 76.
15
Art. 80.

89
Ciertas materias debían ser objeto de ley, como el Presupuesto del Estado apro-
bado cada tres años y las variaciones de los códigos penal y civil y el sistema de
impuestos o moneda16.

Las Cortes no tenían iniciativa de ley, la cual correspondía al Consejo de Estado17.

7. El Poder Judicial.

El artículo 97 proclama la independencia del orden judicial en el desempeño de


sus funciones y el artículo 100 la inamovilidad de los jueces.

El Rey nombra a los jueces y la justicia se administra en su nombre por juzgados y


tribunales que él mismo establece. Se suprimen los tribunales especiales, las
justicias de abadengo y las señoriales18. Se procura la unidad de los códigos: un
sólo código de leyes civiles y criminales y un sólo código de comercio19.

Se establecieron los jueces de conciliación y tres instancias en los juicios: primera


instancia, apelación y reposición ante el Consejo Real.20

Una Alta Corte Real conocerá especialmente de los delitos personales cometidos
por los individuos de la familia Real, los ministros, los senadores y los consejeros
de Estado21.

8. Impacto de la Constitución de Bayona.

Esta es una Constitución de una mixtura muy especial: recoge del corporativismo
español; recibe considerable influencia del liberalismo; y manifiesta el pragmatismo
napoleónico.

Propiamente no constituye un Estado representativo, pero servirá de impulso para


la Constitución de Cadíz de 1812.

De haber sido una Constitución española y de aplicarse, se hubiera producido en


España un positivo cambio político, social y económico.

9. Participación de las provincias.

Ni la Convocatoria ni las Instrucciones se referían a la representación de las pro-


vincias americanas. No obstante, Murat y la Junta de Gobierno decidieron conce-

16
Art. 82.
17
Art. 83.
18
Art. 98 y 99.
19
Art. 96 y 113.
20
Art. 101 y sigts.
21
Art. 108 y sigts.

90
der una representación de seis diputados, nombrados sin elección por la premura
del tiempo. Esta decisión aparece en la Gaceta de Madrid del 24 de mayo de
1808. Los nombrados son naturales de América: por Nueva España, Don José
del Moral; por La Habana, el marqués de San Felipe y Santiago; por el Perú, Don
Tadeo Bravo; por Buenos Aires, Don León Altolaguene; por Santa Fe, Don Ignacio
Sández de Tejada; y por Guatemala, Don Francisco Cea.

Estos diputados americanos lucharon por la representación de las colonias en la


Corte y la igualdad de derechos entre españoles y americanos. Vieron la ocasión
de conquistar derechos y espacios políticos que la metrópoli antes les había ne-
gado. En el artículo 67 les aseguraron representación en las cortes a razón de un
diputado por cada 300,000 habitantes. El Título X es dedicado a los reinos y
provincias españolas de América y Asia.

El número de diputados es fijado en 22, distribuidos en las provincias. El plazo


de los diputados es de 8 años. Para ser diputado se requiere ser propietario
de bienes raices y natural de la provincia. Los nombra el Ayuntamiento por
mayoría de votos22.

Los reinos y provincias españolas en América y Asia gozan de los mismos dere-
chos que la metrópoli. Serán libres en toda especie de cultivo e industria y no se
podrá conceder privilegio alguno de exportación o importación a particulares. Se
permite el comercio recíproco en los reinos y provincias entre sí con la metrópoli23.

22
Art. 91 y sigtes.
23
Art. 87 y sigts.

91
92
CAPITULO III
CONSTITUCION DE CADIZ
DE 1812

Sumario: 1. La Guerra de la Independencia. 2. El proceso constituyente. 3. Tipo


de Constitución. 4. Fuentes de la Constitución. 5. Principios y derechos funda-
mentales. A. La soberanía nacional. B. División de poderes. C. Derechos y liberta-
des fundamentales. 6. Estado confesional. 7. Organos constitucionales. A. El Rey.
B. Las Cortes 8. Procedimiento legislativo. 9. Administración de justicia. 10. Admi-
nistración local. 11. Gobierno de las provincias. 12. Cumplimiento de su Constitu-
ción y su reforma. 13. Vigencia de la Constitución de Cádiz. 14. Participación de
Centroamérica en las Cortes de Cádiz.

1. La Guerra de la Independencia.

La resistencia y el comienzo de la guerra de la nación española contra Napoleón


la ejecutaron Juntas locales o provinciales, que asumieron poderes locales legiti-
mados por su elección popular1. La derrota del Ejército español por el francés
dividió el poder político y se motivó el paso a la lucha de guerrilla. Surgen Juntas
por todos lados, llenando el vacío de poder ocasionado por la derrota del Ejército
y la ausencia de la familia Real en el país.

Para coordinar el poder y la dirección de la guerra se forma una Junta Central,


integrada por representantes de las juntas provinciales.

Las juntas provinciales mantenían el criterio de que estaban vinculadas con su


electorado por una representación libre, abandonando el modelo del mandato
imperativo de la sociedad estamental, sistema que se consagra en las constitucio-
nes modernas. Solo se sometían a la instrucción muy general de organizar la
guerra contra Napoleón. En cambio, pretendieron sujetar a sus representantes
ante la Junta Central a un mandato imperativo, pues ellos asumían la representa-
ción del pueblo y aquéllos no eran sino sus delegados con poderes e instruccio-
nes limitadas. Sin embargo, con posterioridad les concedieron a estos delegados
poderes más amplios.

La Junta Central promovió la convocatoria de Cortes, hizo consultas sobre el al-


cance de las reformas a las autoridades principales y atendió la guerra. Las con-
sultas generalmente se pronunciaban por las reformas, entre las cuales pedían la
división de poderes como forma de limitar el poder, la supresión de los privilegios
y la unidad legislativa. Todos deseaban la convocatoria de Cortes, pero unos la
pedían como Constituyente y otros se oponían a ello.

1
. Estas juntas vuelven aparecer en la historia constitucional de España como manifestación revolucionaria,
lo mismo que en las colonias y hasta en nuestra independencia. La primera de las guerras civiles de
Nicaragua se llamó Guerra de las Juntas (1824) y en los últimos tiempos se crearon la Junta de Gobierno
Nacional de 1974 y la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de 1979.

93
Los sectores más importantes e influyentes se enfrentaban defendiendo sus ideas:
a) La mayoría del clero y la nobleza propugnaba el regreso al absolutismo español
bajo la monarquía de Fernando VII. b) Los liberales perseguían que sus ideas
fueran aceptadas. c) El pueblo propugnaba las reformas liberales, pero pedía el
regreso del Rey y el restablecimiento de la religión. Su ausencia de España le
valió el sobrenombre de El Deseado.

La Junta Central fracasa políticamente. Ante tal fracaso, nombra una Regencia
compuesta de cinco personas y después se disuelve a inicios de 1810.

La principal decisión de la Regencia fue convocar a Cortes Constituyentes por


decreto del 14 de febrero de 1810. En un principio se pensó en una Corte
estamental y bicameral, pero terminó en una Corte unicameral.

En el Discurso, Agustín de Argüelles esgrimió argumentos teóricos para justificar


la convocatoria de las Cortes en solo cuerpo y no en dos cámaras: los brazos o
estamentos no tienen carácter representativo; no existen privilegios para estos
brazos (el clero y la nobleza) que los ponga fuera de la comunidad de ciudadanos;
la desigualdad con que la nobleza está distribuida en España; el temor de que los
clérigos abandonen sus diócesis; el grave peligro que provoque la más espantosa
desunión, rivalidades, celos y la formación de intereses de cuerpo; etc. Pero en el
Examen Crítico se detectan razones de táctica política contra la reacción del clero
y la nobleza. Expresa: «Si hoy diseminados en un congreso numeroso todavía
hallan medios para neutralizar y aún destruir, qué sucedería cuando esas fuerzas
se reúnan a deliberar por sí solas abandonadas a todo el espíritu de cuerpo y se
intente tocar sus inmunidades y privilegios»2.

2. El proceso constituyente.

Las Cortes de Cádiz se reunieron cuando casi todo el país estaba ocupado por las
tropas francesas. Mientras se redactaba por las Cortes la Constitución la plaza de
Cádiz estaba sitiada por el ejército francés. Se proclamaron representantes de la
soberanía nacional. Es el primer parlamento español de tipo moderno.

Las Cortes nombraron en diciembre una comisión redactora del proyecto de Cons-
titución. Tanto en la redacción de la Constitución como en la aprobación de leyes
y decretos, las Cortes se dividieron en dos grupos: los liberales y los absolutistas,
aunque a veces surgieron posiciones intermedias.

En la primera sesión (24 de septiembre de 1810), su Presidente, Diego Muñoz


Torreno, presentó una agenda de ideas, las que fueron discutidas y aprobadas.
Se convirtieron en los principios fundamentales de la Constitución, consagrados

2
Discurso preliminar a la Constitución de 1812. Introducción de Luis Sánchez Agesta. Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1989, p. 33.

94
en sus primeros artículos. Por ejemplo, el principio de soberanía, aprobado por
las Cortes en esta primera sesión pasó a ser recogido por el art. 3.

Se polarizaron las posiciones de ambos grupos frente a temas importantes como


la soberanía nacional, la Inquisición, la abolición de los señoríos jurisdiccionales,
la limitación del poder, el unicameralismo o bicameralismo.

La Constitución la encabeza un Discurso Preliminar, escrito por Agustín de


Argüelles3, con la colaboración de Espiga, quienes fueron nombrados por la Co-
misión de Constitución para ello. Argüelles era miembro de dicha comisión. Es
una obra de arte del constitucionalismo moderno y trata de explicar y justificar la
Constitución. Se elabora en tres partes a medida que se redactaba la Constitu-
ción. Fue redactada por Argüelles, con la ayuda de Espiga, pero expresa el sentir
colectivo de la Comisión, aunque la mayor parte de las ideas se deben a Argüelles
y en parte a Espiga. Argüelles leyó dicho Discurso. Los trabajos duraron todo el
año de 1811, pero fue promulgada hasta el 19 de marzo de 1812, día de San José
y por tal razón popularmente se llamó a esta Constitución «la Pepa».

Si Argüelles fue el redactor de la mayor parte del Discurso Preliminar, junto con
Espiga, el proyecto de Constitución fue obra del Presidente Don Diego Muñoz
Torreno y de Don Evaristo Pérez de Castro. Según Parece, también colaboró Don
Antonio Ranz Romanillos, autor de proyectos de Constitución y del catálogo de
leyes de los códigos nacionales que tratan de puntos constitucionales, quien tam-
bién había trabajado en la Constitución de Bayona.

La Comisión no tuvo una Ley de Bases para redactar la Constitución y el Discurso


sólo refleja lo plasmado en ella. La Comisión recibió de Romanillos un proyecto
de Constitución y su prólogo, lo mismo que el catálogo, el cual fue redactado
sobre las bases sentadas por la Comisión creada por la Junta Central. No sirvió
de base, pero se tuvo en cuenta para redactar los artículos que definen quiénes
eran españoles y cuáles eran sus obligaciones.

En 1835 Argüelles publicó su obra Examen Crítico de la Reforma Constitucional,


en que se analiza diversos temas y expresa sus desacuerdos sobre algunos de
ellos que no se correspondían con su pensamiento liberal, que si no aparecieron
en el Discurso, fue porque este reflejaba la idea colectiva y la tolerancia en apro-
bar artículos que contrastaban con sus ideales para mantener la armonía y la paz,
tan necesaria en esos momentos históricos.

Para Sánchez Agesta, el Discurso Preliminar es superior a la Constitución en que


se inspiró, el cual puede publicarse y leerse como una pieza notable y singular del
pensamiento constitucional de España4.

3
Argüelles es ferviente liberal, orador brillante y Bachiller en Leyes, que junto con Muñoz Torreno y otros
defendieron el principio de la soberanía nacional, inspirados en la Revolución francesa y norteamericana.
4
Ob. cit., p. 63.

95
3. Tipo de Constitución.

Es una Constitución muy extensa: encierra 384 artículos, distribuidos en diez


títulos. Su extensión la lleva a la minuciosidad propia de un reglamento. Consa-
gra, por ejemplo, lo que podría ser toda una Ley Electoral. A pesar de ello, no
establece un capítulo sobre los derechos y libertades, pero muchos de ellos se
encuentran distribuidos en diferentes capítulos. Es de corte liberal. Al finalizar el
Discurso preliminar se dice, al referirse al Rey, que «hoy más que nunca debe
redoblar su esfuerzo para acelerar el esperado momento de restituirle al Trono de
sus mayores, que reposa majestuosamente sobre las sólidas bases de una Cons-
titución liberal».

4. Fuentes de la Constitución.

La Constitución es liberal y no podía estar al margen de la influencia de la Revolu-


ción francesa. Pero muchas instituciones, derechos o principios los extrae o
entronca con las experiencias históricas constitucionales de España.

En su Discurso Preliminar, Argüelles, en muchos pasajes, invoca los derechos e


instituciones de raíz española inspirados en la libertad y voluntad popular. Al
principio y al final asegura originalidad. Comienza expresando que «nada ofrece
la Comisión en su proyecto que se halle consignado del modo más auténtico y
solemne en los diferentes cuerpos de la legislación española....» y termina afir-
mando, «... que las bases de este proyecto han sido para nuestras mayores ver-
dades prácticas, axiomas reconocidos y santificados por la costumbre de muchos
siglos».

Expresa Luis Sánchez Agesta que en todo proceso constituyente existen influen-
cias ideológicas que modelan hechos consentidos o no resistidos. Por tal razón,
las Cortes recogieron el hecho real de que el pueblo español declaró su sobera-
nía y autogobierno. Los hechos prevalecen sobre las formas. Y agrega: «El
proceso constituyente fue después un proceso de racionalización de esos he-
chos, y en este acto reflexivo en que se da forma jurídica a una situación si inter-
vienen ya dos importantes factores: la técnica que aplica teorías y la limitación
que reproduce aquellas instituciones conocidas que responden ideológicamente
al proceso mismo que se quiere racionalizar. Por eso era perfectamente lógico y
nada sorprendente que los constituyentes de Cádiz buscaran aquellas teorías en
el pasado de la propia España o en el pensamiento del siglo XVIII, que daba res-
puesta a las necesidades de esa situación y que buscaran en los modelos fran-
cés, americano e inglés inclusive las fórmulas técnicas que podían expresar esos
hechos5.

5
Ob. cit.,p. 60

96
5. Principios y derechos fundamentales.

A. La soberanía nacional.

Sobre el principio de la soberanía nacional se construye el carácter democrático


de la Constitución de Cádiz. Resultado de ello es la separación de poderes, el
reconocimiento de los derechos individuales, la limitación de los poderes del mo-
narca, la supresión de privilegios, etc.

En la primera reunión del 24 de septiembre de 1810, las Cortes aprueban una


declaración fundando el origen de su poder en la nación. Expresaban: «Los
diputados que componen este congreso y que representan a la nación española
se declaran legítimamente constituidos en Cortes Generales extraordinarias y que
reside en ellas la soberanía nacional».

La Constitución reconoce este principio en varios artículos, entre ellos el 1, 2, 3,


27, 99 y 100.

La democracia es representativa: las Cortes representan a la mayoría. Se adop-


ta la figura del mandato representativo. En el preámbulo se dice que las Cortes,
como representantes de la nación, ejercen el poder constituyente y el art. 27
expresa que las Cortes son la reunión de todos los diputados que representan la
nación.

En los artículos 2 y 3 se establece que la soberanía pertenece a la nación y no


puede ser patrimonio de ninguna familia o persona.

Este principio fue considerado como fundamental para toda la reforma y dio lugar
a interesantes y fuertes debates.

En el Discurso Preliminar se expresa: «La primera parte comienza declarando a la


nación española libre y soberana, no sólo para que en ningún tiempo y bajo de
ningún pretexto puedan suscitarse dudas, alegarse pretensiones ni otros subter-
fugios que comprometan su seguridad e independencia, como ha sucedido en
varias épocas de nuestra historia, sino también para que los españoles tengan
constantemente a la vista el testimonio augusto de su grandeza y dignidad, en qué
poder leer a un mismo tiempo el solemne catálogo de sus fueros y de sus obliga-
ciones sin necesidad de expositores ni intérpretes».

B. División de poderes

En varios artículos de la Constitución podemos encontrar la división de los órga-


nos constitucionales: en los artículos 15, 16 y 17 hace una repartición de poderes
así: la potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el Rey; la potestad de
hacer ejecutar las leyes reside en el Rey; y la potestad de aplicar las leyes civiles

97
y criminales a los tribunales. Estos tres órganos son poderes constituidos, pues la
soberanía y el poder constituyente pertenecen a la nación.

El Discurso Preliminar expresa: «Para darle toda claridad y exactitud que requiere
la ley fundamental de un Estado, ha dividido la Constitución en cuatro partes, que
corresponden: Primera. La que corresponde a la nación como soberana e inde-
pendiente, bajo cuyo principio se reserva la autoridad legislativa. Segunda. La
que pertenece al Rey como participante de la misma autoridad y depositario de la
potestad ejecutiva en toda su extensión. Tercera. La autoridad judicial delegada
a los jueces y tribunales... Del examen de estas tres distintas operaciones, y no de
ninguna otra idea metafísica, ha nacido la distribución que han hecho los políticos
de la autoridad soberana de una nación, dividiendo su ejercicio en la potestad
legislativa, ejecutiva y judicial. La experiencia de todos los siglos ha demostrado la
evidencia que no puede haber libertad ni seguridad, y por lo mismo justicia ni
prosperidad, en un Estado en donde, el ejercicio de toda autoridad esté reunido
en una sola mano. Su separación es indispensable; más los límites que se deben
señalar particularmente entre la autoridad legislativa y ejecutiva para que formen
un justo y estable equilibrio son tan inciertos, que su establecimiento ha sido en
todos los tiempos la manzana de la discordia entre los autores más graves de la
ciencia del gobierno, y sobre cuyo importante punto se han multiplicado al infinito
los tratados y los sistemas».

C. Derechos y libertades fundamentales

Es importante destacar que no sólo se reconocen las libertades y derechos funda-


mentales, sino también los extraen de sus tradiciones y legislación histórica. Las
Cortes se adelantaron al texto constitucional reconociendo por medio de decretos
varios derechos y libertades. Por ejemplo, decretaron la libertad de imprenta, se
abolió la tortura, se liberalizó la economía, etc.

El artículo 4 hace una declaración general sobre la libertad y derechos fundamen-


tales. Dice: «La nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias y
justas la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los
individuos que la componen».

La Constitución profundiza y confía en los derechos y garantías procesales.

Veamos algunos derechos, libertades y garantías:

a) La libertad de pensamiento.

La libertad de expresar el pensamiento es aceptada por la Constitución. El artícu-


lo 371 expresa que «todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y
publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación algu-
na anterior a la publicación, bajo las restricciones y responsabilidad que establez-

98
can las leyes». No existe revisión previa, sino sólo responsabilidad posterior por
los hechos delictivos en que se incurriere en el ejercicio del derecho.

b) La inviolabilidad del domicilio.

El artículo 306 establece que no podrá ser allanada la casa de ningún español,
sino en los casos que determina la ley, para el buen orden y seguridad del Estado.

c) Garantías procesales penales.

Expresa el Discurso: «La reforma de las leyes criminales es sobre todo muy ur-
gente: porque teniendo como objeto las acciones en que pueden interesarse
inmediatamente la vida, la libertad y la buena reputación de las personas, toda
dilación en su mejora es de la más grave trascendencia, todo error puede aca-
rrear daños irreparables. De aquí se sigue que el arreglo de la potestad judicial
en toda la extensión que comprende la administración de justicia en lo civil y crimi-
nal exige mucha escrupulosidad y circunspección. No bastan leyes que arreglen
los derechos entre los particulares, que castiguen los delitos y protejan la inocen-
cia: es necesario que lo que disponen sea, según se ha dicho, ejecutado irremisi-
blemente con prontitud e imparcialidad» y agrega más adelante: «Si la adminis-
tración de justicia en lo civil necesita que la Constitución siente los principios que
han de ordenar los juicios civiles, ¿con cuánta más razón no exige esto en lo
criminal? La naturaleza de las causas criminales, como ha dicho ya la Comisión,
reclama con preferencia la atención y sabiduría del legislador. La primera diligen-
cia con que se anuncia un juicio criminal se dirige tal vez a privar a un ciudadano
de su libertad. La pérdida de la vida y de la reputación le sigue muy de cerca, y la
reparación de perjuicios en caso de error o delito de parte de los jueces no está
reservada al poder humano».

Veamos algunas garantías:

i) Nadie puede ser detenido sin información sumaria previa por delito que me-
rezca por la ley pena corporal y mandamiento escrito expedido por un juez6.
ii) El juicio debe ser breve y sin vicios7 .
iii) Al arrestado no se le puede exigir juramento para hacer su declaración8 .
Expresa el Discurso que la Comisión se regocija de encontrar de que en
Cataluña no existe el juramento con que procura arrancarse de la boca del
reo la confesión de su delito y agrega: «La sabiduría que supone esta cos-
tumbre hace el elogio del legislador o tribunal que la introdujo, y apenas se
concibe como haya dejado de generalizarse en un país católico la religiosa
práctica de redimir al reo de un conflicto en que tiene tal vez que optar entre
el patíbulo o el perjurio».

6
Art. 287.
7
Art. 286.
8
Art. 291.

99
iv) Se permite la excarcelación bajo fianza, salvo los casos prohibidos por la ley9
v) Las cárceles son para asegurar y no para molestar a los presos10.
vi) Al reo se le comunica dentro de veinticuatro horas las causas de la prisión y
el nombre del acusador si existiere. Cuando se le toma la confesión al dete-
nido se le leerán íntegramente todos los documentos y las declaraciones
testificales. De aquí en adelante el proceso es público11. El proceso, pues
era mixto: parte secreta y el resto público.
Expresa el Discurso: «La publicidad de los juicios, a lo menos desde la con-
clusión del sumario, la efectiva responsabilidad de los jueces y demás minis-
tros e individuos de justicia, leyes que arreglan con claridad y precisión los
trámites del proceso; he aquí los principios constitutivos del sistema criminal
cuya planta ofrece la Comisión».
vii) Se prohíben el tormento, los apremios y la confiscación de bienes12.
El Discurso expresa: «Por el mismo principio de no hacer trascendental al
inocente la pena de los delitos de otros se prohíbe para siempre la confisca-
ción de bienes».
viii) Se establece la posibilidad de regular el jurado13.
En el Discurso se manifiesta especial simpatía por el Jurado y lamenta su no
establecimiento inmediato, pero expresa la esperanza de que algún día se
aplique. En la Constitución de Bayona se estableció, pero no se aplicó.

d) En el juicio civil se establecen algunos derechos, garantías y facultades.

i) Se establece el derecho de solucionar los conflictos por medio de árbitros


nombrados por las partes14
Expresa el Discurso que «el derecho que tiene todo individuo de una socie-
dad de terminar sus diferencias por medio de jueces árbitros está fundado en
el incontrastable principio de la libertad natural».
ii) Se establece la conciliación como requisito previo al juicio. El conciliador es
el Alcalde de cada pueblo15.

9
Artos. 295y 296.
10
Art. 297.
11
Art. 301 y 302.
12
Arts. 303, 304 y 305.
13
Art. 307. Expresa Alcalá Zamora y Castillo: «En la Constitución de Cádiz de 18 de marzo de 1812
encontramos, por un lado, el artículo 278, a tenor del cual, «las leyes decidirán si ha de haber tribunales
especiales para conocer de determinados negocios». La norma copiada suscita dos dudas: una, la de
si el jurado podrá ser etiquetado entre esos «tribunales especiales» que autoriza o deja en pie , y otra,
la de si los procesos penales encajarían bajo la rúbrica de «negocios». Mayor relación con nuestro tema
guarda, desde luego, el artículo 307, comenzando porque figura en un capítulo que se ocupa de la
«administración de justicia en lo criminal» (o sea, en la esfera donde el jurado goza de mayor predica-
mento). A tenor suyo, «si con el tiempo creyeren las Cortes que conviene hacer distinción entre los
jueces del hecho (que serían, huelga casi aclararlo, los jurados) y del derecho, lo establecerán en la
forma que estimen conducente. El precepto concuerda (inclusive en el empleo por ambos del verbo
establecer), aun cuando sea menos explícito, con el antes transcrito artículo 106 de la Constitución de
Bayona». (Estudios Diversos de Derecho Procesal). Librería Bosch, Barcelo, España, 1987, pág. 68 y 69.
14
Art. 280.
15
Arts. 282, 283 y 284.

100
Expresa el Discurso: «Y el espíritu de concordia y liberalidad que hacen tan
respetable las instituciones de jueces árbitros persuade cuán convenientes
sea que los alcaldes de los pueblos ejerzan el oficio de conciliadores en los
asuntos civiles e injurias de menor momento para prevenir en cuanto sea
posible que los pleitos se originen o se multipliquen sin causa suficiente».
iii) En todo negocio no puede existir más de tres instancias16, pero la Corte Su-
prema puede conocer del recurso de nulidad si ésta se cometió en la tercera
instancia.
El Discurso expresa: Instaurándose, pues, la primera instancia de todas las
causas civiles y criminales sin distinción alguna en los juzgados ordinarios, es
adoptando el principio tan recomendado por nuestras leyes de que todos los
juicios se den por terminados con tres sentencias».
iv) Se suprimen los fueros, pero se conservan el eclesiástico y el militar17
Los fueros complicaban la administración de justicia y propiciaban la impuni-
dad. Expresa el Discurso que «la Comisión no necesita detenerse a demos-
trar que una de las principales causas de la mala administración de justicia
entre nosotros es el fatal abuso de los fueros privilegiados, introducido para
ruina de la libertad civil y oprobio de nuestra antigua y sabia constitución. El
conflicto de autoridades que llegó a establecerse en España en el último
reinado, de tal modo había anulado el imperio de las leyes, que casi parecía
un sistema planteado para asegurar la impunidad de los delitos. La Comisión
ha creído al mismo tiempo que no debía hacerse alteración en el fuero de los
clérigos hasta que las dos autoridades civil y eclesiástica arreglasen este
punto conforme el verdadero espíritu de la disciplina de la Iglesia española y
a lo que exige el bien general del Reino, no obstante que en el Fuero Juzgo
era desconocida la exención de litigar y ser reconvenidos o acusados los
eclesiásticos en los negocios comunes, civiles y criminales ante los jueces y
tribunales ordinarios. Del mismo modo ha creído indispensable dejar a los
militares aquella parte del fuero particular que sea necesario para conservar
la disciplina y subordinación de las tropas en el ejército y armada».

e) El derecho a la educación elemental18.

En el Discurso explica los alcances de la educación: «El Estado, no menos que de


soldados que le defiendan, necesita de ciudadanos que ilustren a la nación y
promuevan su felicidad con todo género de luces y conocimientos. Así que uno
de los primeros cuidados que deben ocupar a los representantes de un pueblo
grande y generoso es la educación pública. Esta ha de ser general y uniforme, ya
que generales y uniformes son la religión y las leyes de la Monarquía española.
Para que el carácter sea nacional, para que el espíritu público pueda dirigirse al
grande objeto de formare verdaderos españoles, hombres de bien y amantes de
su patria, es preciso que no quede confiada la dirección de la enseñanza pública

16
Art. 285.
17
Arts. 248, 249 y 250.
18
Arts. 25 inc. 6 y 366.

101
a manos mercenarias, a genios limitados imbuidos de ideas falsas o principios
equivocados, que tal vez establecerían una funesta lucha de opiniones y doc-
trinas».

f) El derecho al sufragio activo y pasivo19.

El primero es universal y el segundo es censatario pues se exige una renta anual


proporcionada, procedente de los bienes propios, para ser diputado, según se
dispone en el artículo 92. La elección de los candidatos es indirecta en cuatro
grados: elecciones de compromisorios, electores parroquiales, electores de parti-
do, elección de diputado de cada provincia por los electores de partido.

Argüelles en el Discurso señala dos innovaciones: una, no requerir para ser nom-
brado diputado por una provincia la naturaleza material; y «la otra , es exigir para
diputado la condición de tener una renta anual proporcionada, procedente de
bienes propios».

g) Derecho de la propiedad20.

h) Principio de igualdad.

No lo establece explícitamente, pero se deduce de varias disposiciones y de apli-


caciones concretas del principio21.

6. Estado confesional

Congruente con la invocación del Preámbulo a Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y


Espíritu Santo, autor y supremo legislador de la sociedad, el artículo 12 de la
Constitución declara que la religión de la nación es y será perpetuamente la Cató-
lica Apostólica y Romana y prohíbe el ejercicio de cualquier otra, pero en contra-
dicción con el espíritu liberal y nacionalista que encierra en su contenido.

Las Cortes, al regular la libertad de imprenta, establecieron con relación a la ma-


teria religiosa una excepción a la prohibición de la censura previa. Crearon la
Junta de Censura previa para conocer de los recursos contra la censura previa.

En 1813 queda abolida la Inquisición por ser incompatible con la Constitución.

En el Discurso se expresa que «la declaración solemne y auténtica de que la


religión católica, apostólica, romana es y será siempre la religión de la nación
española, con exclusión de cualquier otra, ha debido ocupar en la ley fundamental
del Estado el lugar preeminente, cual corresponde a la grandeza y sublimidad del
objeto»

19
Arts. 29 y sigts.
20
Art. 4.
21
Arts. 242, 243, 248 y 258.

102
En su Examen Crítico Argüelles muestra su desacuerdo con la intolerancia religio-
sa que emanaba el artículo 12 y expresa: «..... y lo peor era que, por decirlo así,
a sabiendas de que muchos aprobaron el artículo 12 con el más profundo do-
lor....», pues establece lo contrario entrañaba «luchar frente a frente contra toda
la violencia y la furia teológica del clero»22.

7. Organos constitucionales

A. El Rey

En la división de competencias le corresponde al Rey el Poder Ejecutivo. Es un


poder constituido, pues la soberanía reside en la Nación. Fernando VII debía
volver pero no con los mismos poderes. La Constitución se preocupa de señalarle
limitaciones, entre las cuales se encuentran: la prohibición de impedir la celebra-
ción de las Cortes, lo mismo que suspenderlas, disolverlas y embarazar sus sesio-
nes y deliberaciones, los que en éstas cosas le aconsejen o auxilien serán decla-
rados traidores; la prohibición del Rey de enajenar, ceder, renunciar o en cual-
quier manera traspasar la autoridad real, ni ninguna de sus prerrogativas, y cuan-
do quisiere abdicar en su inmediato sucesor, sólo lo podrá hacer con el consenti-
miento de las Cortes; la prohibición del Rey de hacer alianza ofensiva, ni tratado
especial de comercio con ninguna potencia extranjera sin el consentimiento de las
Cortes; la prohibición del Rey de ceder o enajenar los bienes nacionales sin el
consentimiento de las Cortes; la prohibición al Rey para imponer, directa o indirec-
tamente, contribuciones, o hacer pedido, pues solo las pueden decretar las Cor-
tes; la prohibición al Rey de tomar la propiedad de ningún particular o corporación,
ni quedarse en su posesión y aprovechamiento, pero puede ser expropiada por
utilidad común, previa indemnización y que se le da el buen cambio a bien vista de
hombres buenos; se le prohíbe al Rey privar de la libertad de los individuos e imponer
penas23.

En el Discurso se expresa: «La Comisión ha mirado como esencialismo todo lo


concerniente a las limitaciones de la autoridad del Rey y agrega que así, se han
señalado con escrupulosidad reglas fijas, claras y sencillas que determinan con
exactitud y precisión la autoridad que tienen las Cortes de hacer las leyes de
acuerdo con el Rey; la que se delega a los jueces y tribunales para la decisión de
todos los pleitos y causas con arreglo a las leyes del reino».

La persona del Rey es inviolable y sagrada y no está sujeta a responsabilidad.


Esta responsabilidad se traslada a los Secretarios de Estado a través del refren-
do. Los Secretarios son responsables ante las Cortes de las órdenes que violen
la ley o la Constitución, aunque emanen del Rey. Para hacer efectiva esa respon-
sabilidad, las Cortes decretan que ha lugar a la formación de causa. Al hacer esta
declaración el Secretario quedaba suspendido y el caso se remitía al Tribunal

22
Ob. cit. p. 32.
23
Art. 172.

103
Superior, el cual dictaba sentencia que no admitía ningún recurso. Esta responsa-
bilidad es penal y no política24.

Establece una separación entre el patrimonio del Estado y el de la familia Real. Al


comienzo de cada reinado se le fija una dotación anual25.

El Rey tiene, además de sancionar y promulgar las leyes, entre otras, las funcio-
nes siguientes:

a) Reglamentar las leyes.


b) Declarar la guerra y hacer la paz, dando cuenta de ello a las Cortes.
c) Nombrar los magistrados de los tribunales civiles y criminales a propuesta del
Consejo de Estado.
d) Mandar los Ejércitos y Armadas, y nombrar los generales.
Existía un Ejército permanente de Tierra y Mar para la defensa interior y
conservación del orden interior. También habían milicias nacionales en cada
provincia, sin servicio contínuo. Sólo en casos necesarios se organizaban.
El Discurso explica la presencia del Ejército: «Mientras que subsista en Euro-
pa y fuera de ella el fatal sistema de ejércitos permanentes, y sea éste el
objeto principal de gobierno de sus Estados, y en tanto que la ambición des-
apoderada de los conquistadores siga alucinando a los pueblos con la su-
puesta necesidad de defenderlos de los enemigos exteriores para cohones-
tar así sus opresores designios, preciso es que la Comisión introduzca en su
Proyecto las bases del sistema militar que debe adoptarse por la Constitu-
ción. Se ha separado para ello las bases de la situación actual de la nación»,
y agrega con relación a las milicias: «Como la milicia nacional ha de ser el
baluarte de nuestra libertad, sería contrario a los principios que ha seguido la
Comisión en la formación de este Proyecto el dejar de prevenir que se convir-
tiese en perjuicio de ella una institución creada para su defensa y conserva-
ción. El Rey, como Jefe del Ejército permanente, no debe disponer a su arbitrio
de fuerzas destinadas a contrarrestar, si por desgracia ocurriere, los fatales efec-
tos de un mal consejo. Por lo mismo, no debe estar autorizado para reunir cuer-
pos de milicia nacional sin otorgamiento expreso de las Cortes».
e) Dirigir las relaciones diplomáticas y comerciales con las demás potencias, y
nombrar los embajadores, ministros y cónsules.
f) Decretar la inversión de los fondos destinados a cada una de las ramas de la
Administración Pública.
g) Indultar a los delincuentes con arreglo a las leyes.
h) Hacer propuestas de leyes o reformarlas; nombrar y separar libremente a los
Secretarios de Estado26.
i) Vetar las leyes. Este veto es suspensivo y puede reiterarse el siguiente año. Las
Cortes tenían que aprobar tres años consecutivos las leyes vetadas para lograr la
aprobación. Sólo se permitían dos vetos consecutivos sobre la misma ley27.
24
Art. 222 y sigts.
25
Art. 213 y sigts.
26
Art. 171.
27
Art. 144 y sigts.
104
El Consejo de Estado es un órgano consultivo del Rey. Lo formaban 40
miembros, de los cuales cuatro deberían ser eclesiásticos y otros cuatro Gran-
des de España. Y al menos doce nacidos en las provincias de Ultramar. El
nombramiento lo hacía el Rey sobre ternas presentadas por las Cortes. Los
dictámenes se oían sobre asuntos gubernativos graves y especialmente para
sancionar o negar la sanción de las leyes, declarar la guerra y hacer los trata-
dos28.
Expresa el Discurso: «La propuesta de los individuos del Consejo hecha al
Rey por las Cortes tiene por objeto dar a esta institución carácter nacional;
de este modo, la nación no verá en el Consejo un senado temible por su
origen, ni independencia: tendrá seguridad de no contar entre sus individuos
personas desafectas a los intereses de la patria; y el Rey, quedando en liber-
tad de elegir de cada tres uno, no se verá obligado a tomar consejo de súb-
ditos que le sean desagradables».
El gobierno establecido en la Constitución de Cádiz es una monarquía
moderada29.

B. Las Cortes

a) Las Cortes

Es un órgano representante de la soberanía nacional. Tiene carácter unicameral


y los diputados son elegidos en elecciones indirectas de cuatro grados por un
período de dos años, no reelegibles inmediatamente. Su cargo es incompatible
con el de Ministro, lo que junto al nombramiento del Secretario de Estado por el
Rey, refuerzan la división de poderes30.

En el Discurso se expresa que «igualmente se ha elevado la base para nombrar


diputados de uno por cada cincuenta mil habitante». El excesivo número de re-
presentantes hace siempre demasiado lentas las deliberaciones.

Los diputados son inviolables en sus opiniones y en los casos criminales serán
juzgados por el Tribunal de las Cortes, de acuerdo con lo establecido en el Regla-
mento de Gobierno de las Cortes.
Durante las sesiones y un mes después no podrán ser demandados civilmente ni
ejecutados por deudas31.

El Discurso expresa: «La absoluta libertad de las discusiones se ha asegurado


con la inviolabilidad de los diputados por sus opiniones en el ejercicio de su cargo
y prohibiendo que el Rey y sus Ministros influyan con su presencia en las delibera-
ciones: limitando la asistencia del Rey a los dos actos de abrir y cerrar el solio, así
para que pueda ejercitar el paternal cuidado de honrar con su palabra a sus fieles

28
Art. 231 y sigts.
29
Art. 14.
30
Art. 108, 110, 128 y 129.
31
Art. 128.

105
y amados súbditos, como para dar majestad y grandeza a la reunión soberana de
la Nación y de su Monarca».

Las sesiones de las Cortes eran públicas, salvo en los casos que se exija reserva32
y no podrán deliberar en presencia del Rey33. Se reúnen anualmente sin convo-
catoria del Rey y sus sesiones duran tres meses consecutivos, prorrogable por un
mes a petición del Rey o cuando ellos lo creyeren necesario por el voto de las dos
terceras partes de los diputados34.

Expresa el Discurso: «Por último, la publicidad de las sesiones, al paso que pro-
porciona a los diputados dar un testimonio público de la rectitud, firmeza y acierto
de sus dictámenes, presenta a la Nación siempre abierto el santuario de la verdad
y de la sabiduría, en donde la ansiosa juventud pueda prepararse a desempeñar
algún día con utilidad el difícil cargo de procurar por el bienestar de su patria, y la
respetable ancianidad hallar ocasiones de bendecir el fruto de su prudencia y de
sus consejos: alejando de este modo la oscuridad y el misterio de un cuerpo
deliberativo, que por su instituto no debe ocuparse en negocios de gobierno, úni-
cos que piden reserva, a no ser en los pocos casos que, previa deliberación,
convenga el secreto al interés público».

Expresa el Discurso que al examinar la Comisión las leyes que protegían la liber-
tad política y civil, se dio cuenta que la principal causa de su lastimosa y fatal
inobservancia es el progresivo decaimiento de la celebración de las Cortes, por lo
que el remedio eficaz es la reunión de ellas anualmente. Agrega que «el juntar
Cortes cada año es el único medio legal de asegurar la observancia de la Consti-
tución sin convulsiones, sin desacatos a la autoridad, sin recurrir a medidas vio-
lentas, que son precisas y aún inevitables cuando los males y vicios en la adminis-
tración llegan a tomar cuerpo y envejecerse».

Expresa el Discurso que «la elección de diputados y aperturas de las sesiones de


Cortes se ha fijado por la ley para días determinados con el fin de evitar que el
influjo del gobierno o las malas artes de la ambición puedan estorbar jamás con
pretextos o alargar con subterfugios la reunión del Congreso nacional».

El carácter unicameral o bicameral fue objeto de dura polémica. A favor del


unicameralismo triunfante se adujo lo siguiente: la inexistencia de derechos y
privilegios que coloque al clero y la nobleza fuera de la comunidad; que los intere-
ses de éstos ya no eran distintos; la poca posibilidad de que una Cámara Alta se
opusiera al despotismo del Rey.

Se organizó la Diputación Permanente de las Cortes para llenar el vacío entre una
celebración de Cortes y otra. Estaba compuesta de siete titulares con sus respec-

32
Art. 126.
33
Art. 124.
34
Arts. 106 y 107.

106
tivos suplentes nombrados por las Cortes antes de separarse. Las funciones
principales eran velar por el cumplimiento de la Constitución y las leyes y dar
cuenta de sus infracciones a las Cortes; preparar la reunión siguiente de las Cor-
tes y convocar a sesiones extraordinarias cuando fuera procedente de acuer-
do a la Constitución35.

Las Cortes pueden celebrar sesiones extraordinarias para casos específicos como
la vacancia de la Corona, la imposibilidad del Rey para gobernar, su abdicación,
cuando se dieren circunstancias críticas y lo solicita el Rey a la Diputación perma-
nente, etc. Solo conocerán de los puntos para que fueron convocadas. Esta
materia está regulada por los artículos 161-167.

Expresa el Discurso: «Como en el curso ordinario del gobierno del Reino pueden
sobrevenir acontecimientos imprevistos que con urgencia exijan pronto remedio,
mientras se hallen de vacante o estén ya disueltas las Cortes ordinarias, ha pare-
cido necesario proveer a estos casos por medio de la reunión de Cortes extraor-
dinarias, que no entenderán sino en el negocio para que fueren convocadas ni
menos estorbarán la elección de nuevos diputados o la instalación de las Cortes
ordinarias en las épocas en que uno y otro corresponda».

Citaremos algunas facultades de las Cortes:

i) Velaban por el cumplimiento de la Constitución y la podían reformar. Era un


control político. Las infracciones se remediaban y se hacían efectivas las
responsabilidades que hubieren dado lugar36
ii) Establecieron anualmente las contribuciones e impuestos y se fijaba los gas-
tos de la Administración Pública. El gobierno anualmente presentaba esto en
el Presupuesto, cuya aplicación y cumplimiento se vigilaba por las Cortes37.
Las contribuciones se repartían entre todos los españoles proporcionalmen-
te, sin excepción ni privilegio alguno, según lo establece el artículo 339.
Expresa el Discurso: «Ordenado del modo que queda expuesto el ejercicio
de la potestad soberana de la nación, es preciso proceder al arreglo de una
de la principales facultades de la autoridad legislativa, como que de ella de-
pende dar vida y movimiento a la máquina del Estado. El ejercicio de esta
facultad es, Señor, el regulador de la potestad ejecutiva, contra cuyo abuso
no puede oponerse remedio más pronto y eficaz. Tal es el establecimiento de
impuestos y contribuciones, derecho inseparable de la facultad de hacer las
leyes. La nación no puede delegarla sino a sus representantes, a no dejar
de ser libre. El usurpador más audaz sucumbiría con sus legiones si no
arrancase de los pueblos que oprime el forzado consentimiento de imponer
contribuciones a su arbitrio. Dos siglos van corridos desde la violencia, el
dolo y la adulación se reunieron para despojar a los españoles del derecho

35
Art. 157 y sigts.
36
Art. 372 y sigts. El Capítulo Unico del Título X se dedicaba al control y reforma de la Constitución.
37
Art. 131 incs. 12 y 13 y 338 y sigts.

107
imprescriptible de otorgar libremente a sus reyes las contribuciones. Una
revolución espantosa los ha restituido, como por milagro, a su antigua liber-
tad. No permita Vuestra Majestad que la ignorancia, la depravación y la vile-
za los sumerja de nuevo en la odiosa esclavitud con que todavía se les ame-
naza. El esplendor y dignidad del trono y el servicio público en todas sus
partes exigen dispendios considerables, que la nación está obligada a pagar.
Mas esta debe ser libre en determinar la cuota y la naturaleza de las contribu-
ciones, de donde han de provenir los fondos destinados a ambos objetos.
Para que esta obligación se cumpla por parte de los pueblos, de tal modo
que pueda combinarse el desempeño con el progreso de su prosperidad, y
para que la nación tenga siempre en su mano el medio de evitar que se
convierta en daño suyo lo que sólo debe emplearse en promover su felicidad,
y proteger su libertad e independencia»... y agrega» ... se dispone que la
Cortes establecerán o confirmarán anualmente todo género de impuestos y
contribuciones. Su repartimiento se hará entre todos los españoles sin dis-
tinción ni privilegio alguno con proporción a sus facultades, pues que todos
están igualmente interesados en la conservación del Estado».
iii) Recibir el juramento al Rey38.
iv) Proponer y decretar las leyes, e interpretarlas y derogarlas39.
v) Tomar caudales a préstamos en casos de necesidad sobre el crédito de la
Nación40.
vi) Vigilar la libertad política de imprenta41.
vii) Disponer lo conveniente para la administración, conservación y enajenación
de los bienes nacionales42.
viii) Promover y fomentar toda especie de industria y remover los obstáculos que
la entorpezcan43.
Expresa el Discurso: «Las facultades de las Cortes se han expresado con
individualidad, para que en ningún caso pueda haber ocasión de disputa o
competencia entre la autoridad de las Cortes y la del Rey, que no esté fácil-
mente resuelta con el simple recuerdo de la Constitución. La lectura de estas
facultades anuncia por sí misma cuáles hayan sido las razones en que las
funda la Comisión. Cada una de ellas pertenece por su naturaleza de tal
modo a la potestad legislativa, que las Cortes no podrán desprenderse de
ellas sin comprometer muy pronto la libertad de la nación».

b). La diputación permanente

Las Cortes, al cesar sus sesiones, nombran una diputación permanente, com-
puesta de siete miembros de su seno: tres de las provincias de Europa, tres de
las de Ultramar y uno seleccionado por suerte entre un diputado de Europa y otro

38
Art. 131 inc. 2.
39
Art. 131 inc.1.
40
Art. 131 inc. 14.
41
Art. 131 inc. 24.
42
Art. 131 inc. 18.
43
Art. 131 inc. 21.

108
de Ultramar. Se nombran también dos suplentes, uno por Europa y otro de
Ultramar.

La diputación dura entre unas Cortes ordinarias y otras. Tiene las facultades
siguientes: velar sobre la observación de la Constitución y las leyes para dar
cuenta a las próximas Cortes de las infracciones que hayan notado; convocar a
las Cortes extraordinarias en los casos señalados en la Constitución; registrar a
los Diputados en la Secretaría de las Cortes y participar en las primeras juntas
preparatorias de organización de las Cortes en su carácter de Presidente; avisar
a los diputados suplentes para que concurran en lugar de los propietarios y en
caso de fallecimiento o de imposibilidad absoluta del propietario o suplente de una
provincia; comunicar las órdenes a la misma para que se celebre una nueva elección.

8. Procedimiento legislativo

La Constitución regula el procedimiento legislativo, dedicándole un Capítulo. Los


diputados y el Rey tienen iniciativa de ley. La iniciativa debe ser por escrito y
razonada44.

El proyecto después de presentado se somete a dos lecturas. En la segunda


lectura se decidirá si se admite o no a discusión. Admitido a discusión, si la grave-
dad del asunto así lo aconseja, se pasará a una Comisión45.

Cuatro días después, a lo menos, de admitido a discusión, se leerá por tercera vez
y se señalará día para abrir el debate46.

La discusión se da sobre la totalidad del proyecto y sobre cada uno de sus artícu-
los. Declarado suficientemente discutido, se procede a la votación47.

El proyecto puede ser admitido o desechado en todo o en partes, variándolo o


modificándolo48.

El quórum se constituye con la mitad más uno de la totalidad de los diputados. Las
decisiones se toman a pluralidad de votos absolutos49.

El proyecto de ley que se desecha no se puede discutir nuevamente en el mismo año50.

El proyecto aprobado se lee en las Cortes y después se envía al Rey para su


sanción y promulgación51.
44
Art. 132 y 133
45
Art. 134.
46
Art. 135.
47
Art. 136 y 137.
48
Art. 138.
49
Art. 139.
50
Art. 140.
51
Art. 141 y sigts.

109
El Discurso expresa que «los trámites de la discusión en los proyectos de ley y en
materia graves van señalados con toda individualidad para que en ningún caso, ni
bajo de ningún pretexto puedan ser las leyes y decretos de las Cortes obras de
espíritu de fracción o parcialidad».

Para corregir el carácter impetuoso de las Cortes se le ha concedido al Rey la


autoridad legislativa de sancionarla. Asimismo, se ha limitado la duración de las
sesiones de cada año, para que no pasando de tres meses o de cuatro, llenen el
importante objeto de enfrentar al gobierno con su autoridad, sin afligirle demasia-
do con una prolongada permanencia.

9. Administración de justicia

La administración de justicia le corresponde exclusivamente a los tribunales. Es


una función que, según el Discurso, es parte del ejercicio de la soberanía delega-
da inmediatamente por la Constitución a los tribunales.

En el Discurso se sostiene que la imparcialidad con que se observan las leyes


será siempre el verdadero criterio para conocer si hay o no libertad civil en un
Estado. Expresa que «por lo mismo, uno de los principales objetos de la Constitu-
ción es fijar las bases de la potestad judicial, para que la administración de justicia
sea en todos los casos efectiva, pronta e imparcial. Esto es, que en los juicios
civiles el que litiga con derecho y buena fe pueda estar seguro que obtendrá lo
que solicita, o que no será despojado de su propiedad o perjudicado en sus inte-
reses; y en las causas criminales, convencido el delincuente que nada podrá sal-
varle de la pena condigna a su delito; y el inocente, seguro de hallar en la ley
todos los medios de triunfar de las artes, malicia y poder de sus enemigos».

Por otra parte, insiste en que la potestad de administrar justicia puede convertirse
en tiranía si se junta con la potestad legislativa o ejecutiva. Expresa: «Para que la
potestad de aplicar las leyes a los casos particulares no pueda convertirse jamás
en instrumento de tiranía, se separan de tal modo las funciones de juez de cual-
quiera otro acto de la autoridad soberana, que nunca podrán ni las Cortes ni el
Rey ejercerlas bajo ningún pretexto. Tal vez podrá convenir en circunstancias de
grande apuro reunir por tiempo limitado la potestad legislativa y ejecutiva; pero en
el momento que ambas autoridades o alguna de ellas reasumiese la autoridad
judicial, desaparecería para siempre no sólo la libertad política y civil, sino hasta
aquella sombra de seguridad personal que no pueden menos de establecer los
mismos tiranos si quieren conservarse en sus Estados. Por eso se prohíbe expre-
samente que pueda separarse de los tribunales el conocimiento de las causas, y ni las
Cortes ni el Rey podrán avocarlas, ni mandar abrir nuevamente los juicios ejecutados».

Veamos algunas de sus características, garantías e instituciones:

a) Se establece el principio de la unidad jurisdiccional, en virtud de la cual la


potestad de administrar justicia pertenece únicamente a los tribunales ordi-

110
narios, con excepción de los fueros militares y eclesiásticos y los jueces no
podían ejercer otras funciones que las de juzgar y hacer ejecutar lo juzga-
do52.
b) Los tribunales no pueden suspender la ejecución de las leyes ni hacer regla-
mentos para la administración de justicia53.
c) Se prohíben los juicios por comisiones especiales. El juez del juzgamiento
debe ser el competente determinado por la ley con anterioridad54.
Expresa el Discurso: «Como la libertad civil desaparece en el momento en
que nace la desconfianza, es preciso apartar del ánimo de lo súbditos de un
Estado la idea de que el gobierno puede convertir la justicia en instrumento de
venganza o persecución; así se prohíbe que nadie puede ser juzgado por comi-
siones especiales, sino por el tribunal establecido con anterioridad a la ley».
d) Los jueces y magistrados, sean temporales o perpetuos, son inamovibles55.
e) Los jueces son responsables de la falta de observación de las leyes que
regulan el procedimiento y de los delitos de soborno, cohecho y prevaricato,
contra los cuales se concede acción popular para perseguirlos56.
f) Se crea el Supremo Tribunal de Justicia57.
Para el Discurso, la Corte Suprema es el lugar de encuentro de todas las
ramificaciones de la potestad judicial y principalmente tiene la función de ins-
peccionar toda la administración de justicia y además conoce del recurso de
nulidad y sobre este expresa: «El principio que ha guiado a la Comisión a
establecer este sistema exige que el Tribunal Supremo de Justicia conozca
de los juicios y causas instauradas en las provincias en el solo caso de nuli-
dad cometida en la primera instancia. Su conocimiento ha de limitarse a sí se
han observado o no las leyes que arreglan el proceso, debiendo abstenerse
de intervenir en lo sustancial de la causa, que habrá de remitirse al tribunal
competente para que ejecute lo que haya lugar».

En España existían varios recursos que no tenían ninguna relación con la casa-
ción, tales como la «Segunda Suplicación» y el «Recurso de Injusticia Notoria»,
de las Leyes Recopiladas. No obstante, aparecen otros relacionados con la casa-
ción como el Recurso de Injusticia Notoria establecido por el Código de Comercio
de 1829 y la Ley de Enjuiciamiento Mercantil de 1830, el cual se concedía por
violación manifiesta de las formas sustanciales del juicio o cuando la sentencia era
contraria a la ley y terminante, y el Recurso de Fuerza en el Modo de Proceder,
especie de quebrantamiento de forma para que la jurisdicción secular obligaran a
la eclesiástica a observar la ley procesal.

Pero la casación penetra en la Constitución de Cádiz de 1812, influenciada por el


constitucionalismo francés, a través del recurso de nulidad, ya que con la senten-

52
Arts. 242, 249 y 250.
53
Art. 246.
54
Art. 247.
55
Art. 252.
56
Art. 254 y 255.
57
Arts. 259 y sigts.

111
cia de casación se pretende anular la resolución recurrrida. Al inicio, la casación
se contrae a la legislación civil y en la Ley de 17 de julio de 1813 se excluyó de las
causas criminales para suavizar la dureza de la legislación penal aún no codifica-
da, pues los tribunales la infringían a sabiendas para obtener fallos menos seve-
ros, y de haber existido casación en lo criminal, la Corte Suprema se habría visto
forzada a anularlos si querían cumplir con su misión de velar por la observación de
la ley. Después se generaliza en lo penal y civil, bajo el nombre de casación.

En el Código de Procedimiento Civil de 1871 existían, entre otros, los recursos de


súplica y de nulidad. El primero abría una tercera instancia, y el segundo era un
recurso extraordinario de nulidad.

En el ordenamiento nicaragüense, tenemos como antecedente remoto de la casa-


ción en la forma el recurso extraordinario de nulidad establecido en la Ley Regla-
mentaria para los Tribunales y Juzgados de la República de 1864 y en el Código
de Procedimientos Civiles de 1871. Se concedía contra las sentencias ejecutoriadas
a fin de declarar las nulidades de procedimiento. No impedía la ejecución de la
sentencia, pero debía rendirse fianza para ello.

El Doctor Ignacio Miranda H., sostiene que el recurso de nulidad tiene cierta simi-
litud con la casación en el fondo, porque cuando se fallaba con infracción de ley se
anulaba la sentencia y a su vez se dictaba la que en Derecho correspondía; a
pesar de que en el artículo 1011 del Código de Procedimientos Civiles de 1871 se
disponía de que si la nulidad consistía en haberse fallado contra ley expresa y
terminante, se anulaba la sentencia sin dictar la conveniente. Existen diferencias
fundamentales entre el recurso de casasión y el de nulidad, pero podría aparecer
como un antecedente del recurso de casación en la forma. El recurso de nulidad
fue posteriormente suprimido por el artículo 8 de la Ley del 6 de marzo de 1882.

El recurso de casación vino a sustituir a los recursos de súplica y de nulidad. Con


la aplicación del recurso de casación y las prohibiciones de las constituciones
desde 1939 en adelante, que no permiten la existencia de más de dos instancias,
se terminó con la tercera instancia. No obstante, debe advertirse que, en la casa-
ción en el fondo, cuando la Corte Suprema casa la sentencia, dicta a su vez la
sentencia que en Derecho corresponde.

10. Administración local

Los Ayuntamientos o gobiernos de los pueblos son producto de una elección


indirecta y de segundo grado. El pueblo se reúne cada año para nombrar electo-
res que a su vez nombran a los mencionados funcionarios58. Estos Ayuntamientos
estaban compuestos por alcaldes, regidores y procuradores síndicos, presidido
por el jefe político donde hubiere, o en su defecto por el Alcalde.

58
Art. 309 y sigts.

112
En el Discurso se expresa que «la Comisión cree que generalizando los Ayunta-
mientos en toda la extensión de la Monarquía bajo reglas fijas y uniformes en que
sirva de base principal la libre elección de los pueblos se dará a esta saludable
institución toda la perfección que puede desearse».

11. Gobierno de las provincias.

Las provincias tienen un doble gobierno: a) El gobierno político de la provincia,


ejercido por un Jefe Superior nombrado por el Rey59. Este es un predecesor del
Gobernador Civil. b) El gobierno económico en manos de la Diputación Provincial,
compuesta del Presidente, del Intendente y de siete individuos producto de una
elección60.

12. Cumplimiento de la Constitución y su reforma.

La supremacía y estabilidad de la Constitución se defiende en dos formas:

a) Derogando las Cortes las leyes, órdenes u ordenanzas que se oponga a la


Constitución. Así se deduce del artículo 372.

b) Con el rígido procedimiento para su reforma o decisión.

i) Se prohíbe que durante los primeros ocho años de vigencia se puede hacer
cualquier alteración, adición o reforma a la Constitución.
ii) La proposición de reforma debe ser hecha por escrito y firmada por veinte
diputados. La proposición de reforma se hace tres veces con el intervalo de
seis días de una a otra lectura y después se decidirá si se admite o no a
discusión. Admitida a discusión, se procederá de acuerdo con el procedi-
miento para la formación de la ley. Al final se someterá a votación si ha de
tratarse de nuevo en la siguiente diputación general. Para que sea tratado
debe ser aprobado por las dos terceras partes de los votos.
La diputación general siguiente, podrá declarar en cualquiera de los dos
años de sus sesiones por las dos terceras partes de votos, que ha lugar al
otorgamiento de poderes especiales para hacer reforma. Se publica esta
declaración y las Cortes determinarán si la diputación inmediata o la si-
guiente a ésta es la que ha de tener los poderes especiales para decretar
la reforma.

Los poderes para decretar la reforma a la diputación que le toca hacerla se otor-
gan por las juntas electorales de provincia.

La reforma se discutirá de nuevo y si fuere aprobada por las dos terceras partes
de diputados, pasará a ser ley constitucional.

59
Art. 324.
60
Art. 325 y sigts.

113
Se necesitan tres o cuatro diputaciones o congresos diferentes para aprobar la
reforma. Se exige además que la diputación o congreso que lo hace tenga auto-
rización por las juntas electorales provinciales. Es un procedimiento muy rígido.

En el Discurso se reconocen con relación a la Constitución: su supremacía; deter-


mina el carácter que deben de tener las leyes positivas de la nación; establece los
principios en que deben inspirarse dichas leyes y cualquier otra disposición que
bajo el nombre de ordenanza o reglamento hayan de dirigir las transacciones
públicas y privadas o las que se celebren con los súbditos de otro estado; estable-
ce los procedimientos para la formación de las leyes y permiten a las Cortes la
derogación o reformas de las leyes que sean incompatibles con el sistema plan-
teado por ella. Esto nos da una idea de que no existía un control judicial de la
inconstitucionalidad de las leyes, sino un autocontrol por parte de las Cortes.

13. Vigencia de la Constitución de Cádiz.

Las tropas francesas fueron expulsadas de España61. Por el tratado de Balencay


de diciembre de 1813 regresa Fernando VII a España como Rey.

En España había surgido el liberalismo con la Constitución de Cádiz. Esta se


había convertido en un símbolo y considerada como solución a los problemas de
España. Por otro lado, junto con las Constituciones de Francia de 1791 y la de
Estados Unidos de 1787, era uno de los mejores modelos del constitucionalismo
occidental. Estuvo vigente en Portugal y en varios reinos italianos. Se decía que
era mejor que la francesa por su nacionalismo (del que carecía la francesa), lo
que le valió tener mayor influencia que la francesa en el resto de Europa62.

Fernando VII, según parece, no tenía una clara decisión de terminar con el régi-
men constitucional. Pero varias circunstancias lo llevan a ello: el jubiloso recibi-
miento del pueblo a su regreso; el reconocimiento que el General Elio en Valencia
le hace como monarca absoluto; la predisposición de la Iglesia y la nobleza a
restaurar el absolutismo; la carta (Manifiesto de los Persas) de 69 diputados de las
Cortes ordinarias para derogar el régimen constitucional.

Por Real Decreto del 4 de mayo de 1814 disuelve las Cortes y declara nula y de
ningún valor ni efecto la Constitución, ahora ni en tiempo alguno. El Decreto
invoca el origen divino de su poder, acusaba a las Cortes de haberle despojado
de su soberanía absoluta y de usurpación por haberse reunido sin respetar las
normas tradicionales. La Constitución de Cádiz tuvo poca vigencia por la guerra y
ausencia del Rey. Las Cortes constituyentes terminaron y principiaron las ordinarias.

61
Entre las causas de la expulsión de los franceses se citan: la alianza con Inglaterra, el esfuerzo del
Ejército español, el éxito de la guerra de guerrillas y la derrota de Napoleón en Rusia.
62
Pero la lucha por el poder dio pie para la aparición del Ejército permanente como árbitro de la política
española hasta 1975.

114
Comenzó el encarcelamiento de los diputados y liberales más destacados, se
restablece el Santo Oficio (Inquisición), se forman comisiones militares para per-
seguir a los liberales y se prohíben los periódicos y asociaciones. Se dictan de-
cretos para restablecer el Antiguo Régimen con la finalidad de satisfacer a la
Iglesia y a la nobleza que deseaban las antiguas condiciones sociales y económicas.

Fernando VII gobierna como un Rey absoluto y no convoca Cortes. Pero la situa-
ción no era la misma de antes de la invasión napoleónica, e incluso se sintió la
necesidad de la burguesía para reconstruir a España dándosele algunas conce-
siones en materia comercial, y en 1816 cesan las persecuciones políticas.

España estaba destruida y había perdido las colonias. Dentro del orden del Anti-
guo Régimen no podía reconstruir el país y obtener un crecimiento económico.

Un fuerte movimiento de la burguesía, clase media y obreros con tradición liberal,


campesinos despojados de los señores y militares pedían el cambio. Se realiza-
ron varios levantamiento militares que culminan con la sublevación del 1 de enero
de 1820 del Coronel Riego, que comienza a proclamar la Constitución de Cádiz, la
cual es aceptada por varias ciudades.

La actitud de pasividad del Ejército, el apoyo de las principales ciudades a la Constitu-


ción y la oposición liberal, obligan al Rey a convertirse en monarca constitucional.

El Rey nombra un nuevo gobierno presidido por Agustín Argüelles. Se concede


amnistía y se convoca a elecciones conforme a la restaurada Constitución de
Cádiz. Las Cortes son mayoritariamente liberales y surge una importante obra
legislativa. Se restaura buena parte de la legislación aprobada en Cádiz y se dicta
el primer Código Penal. Este nuevo período, denominado trienio constitucional
(1820-1823), tuvo una notable influencia en Europa y América.

La crisis interna en España y el temor de la nueva Europa conservadora surgida


tras la caída de Napoleón, contribuyeron a dar al traste con el régimen constitucio-
nal. La Santa Alianza, cuya misión fundamental era restaurar las monarquías y
contener la revolución liberal, que ya había hecho eco en Portugal e Italia, decide
intervenir en España. Fernando VII acepta que entre a España el denominado
Ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis (130,000 soldados franceses al mando
del Duque de Angulema). Por Decreto del 1ro. de octubre declara la nulidad de
todo lo actuado y decidido por el gobierno y las Cortes durante el trienio constitu-
cional, y además se declaró nula la Constitución y fue restaurado el absolutismo.

Se abrió en España un nuevo período político de 1823 a 1833 denominada déca-


da ominosa por la tremenda persecución que realizó Fernando VII63. Los liberales
conocidos pasaron al exilio, la persecución se extendió a las autoridades y al

63
Se expresa que en la Audiencia de Barcelona, hasta octubre de 1825, se tramitaron un mil ochocientas
veintiocho sentencias de muerte.

115
Ejército. Se inició, al igual que en 1814, un régimen de corte absolutista y de
regreso al pasado.

Con el nuevo matrimonio de Fernando VII surge un problema sucesorio, con con-
secuencias políticas graves, la legislación tradicional española permitía el reinado
de las mujeres. Pero en 1713, Felipe V, las eliminó al poner en vigencia la france-
sa Ley Sálica que excluye de la línea de sucesión a las mujeres. Carlos IV dispuso
por la Pragmática Sanción regresar a las Partidas y derogó la Ley Sálica, pero
esta disposición no se promulgó. Fernando VII promulga la Pragmática Sanción
de Carlos IV.

El nacimiento de dos hijos a Fernando VII, entre ellos la princesa Isabel, elimina a
Carlos, hermano del Rey, como heredero al Trono. En la Corte se había formado
un grupo denominado «carlista» porque defendían los derechos al Trono del her-
mano del Rey don Carlos María Isidoro de Borbón. En 1832 Fernando VII cayó
gravemente enfermo, lo cual fue aprovechado por los carlistas para convencer al
Ministro Francisco Tadeo Calomarde para que lograra del Rey la derogación de la
Pragmática y la renovación de la vigencia de la Ley Sálica, lo cual consiguió. Pero
con la mejoría del Rey y la destitución de Calomarde del gobierno, dirigida por
Francisco Cea Bermúdez, puso nuevamente en vigor la Prágmatica, por lo que al
morir Fernando VII el 29 de septiembre de 1833 queda como heredera su primo-
génita Isabel II. La muerte de Fernando VII deja pendiente el restablecimiento de
la constitucionalidad, la cual ya no se dará bajo el régimen de Cádiz, y el problema
carlista que dura todo el siglo y produce tres guerras civiles.

14. Participación de Centroamérica en las Cortes de Cádiz.

La representación americana es considerada incluso por algunos españoles, como


poseedora de un alto nivel de conocimientos, incluso superior a los peninsulares.
Eran 63 en la primera legislatura (1810 a 1813), de los cuales 38 habían hecho
estudios en seminarios y universidades. Las humanidades eran las que predomi-
naban en la representación, en los que prevalecía el Derecho, el cual lo habían
estudiado en las ramas del civil y el económico, logrando el bachillerato y algunos
el doctorado, le sigue la Teología con once representantes que obtuvieron el título
de doctor, luego la Filosofía con siete diputados especializados, sigue el arte y por
último las carreras científicas con tres diputados especializados en Matemáticas,
Ingeniería y Medicina. En la representación americana habían diputados que de-
fendían a ultranza a la monarquía (limitada únicamente por las leyes fundamenta-
les del Reino), la Inquisición, los mayorazgos, el voto de Santigo, etc.; otro grupo
conservador colocado entre los liberales y los monárquicos o serviles, los cuales
pensaban que era importante formar una clase intermedia entre el Rey y el pue-
blo; siguen los liberales moderados que si bien aspiran a plasmar sus ideas no
desean un cambio revolucionario, pero pedían la supresión de privilegios y la
limitación al poder del Rey; por último los liberales radicales divididos en dos comi-
tés: uno veía la independencia como algo transitorio hasta que la metrópoli arre-
glara su situación y otro que apreciaban la independencia como algo ineludible e
116
inmediato. Los partidarios de la independencia hicieron sociedades y reuniones
clandestinas64.

De toda la representación americana la centroamericana fue la más sobresaliente


por su preparación completa para plantear, desarrollar, analizar y dar soluciones a
los complicados problemas que debían ser atendidos por la Constitución. Re-
unían conocimientos militares, eclesiásticos, políticos, sociales y económicos.
Manuel del Llano manejaba con excelente conocimiento la materia militar; en el
aspecto político y económico y eclesiástico sobresalió en forma brillante Antonio
Larrazábal, en el aspecto social se destaca con la figura de Castillo, conocedor
profundo de los problemas indígenas.

De conformidad con el decreto del 14 de febrero de 1810 del Consejo de Regen-


cia de Convocatoria a Cortes Generales y extraordinarias (Cortes de Cádiz), se
hacia un llamado a los americanos para formar parte de ellas con un diputado por
cada provincia, correspondiéndole seis diputados a Guatemala. El Capitán Ge-
neral de Guatemala, el 22 de mayo de 1810, comunicó la convocatoria a las pro-
vincias. Las provincias de Guatemala nombraron a seis. El día 10 de septiembre
de 1812 llegó el texto de la Constitución de Cádiz y su Ayuntamiento juró cumplirla
el 3 de octubre de ese mismo año.

La Capitanía General de Guatemala envía sus diputados a las Cortes de Cádiz.


Estos son: por Nicaragua, el diputado José Antonio López de la Plata; por Guate-
mala, el diputado Antonio Larrazábal; por la provincia de San Salvador, el diputa-
do José Ignacio Avila; por Honduras, el diputado José Francisco Morejón; por
Costa Rica, el diputado Florencio del Castillo; por Chiapas, Mariano Robles, An-
drés del Llano y Nájera y Manuel del Llano y Nájera.

El diputado López de la Plata tenía instrucciones de pedir para Nicaragua una


Capitanía General, independiente de la de Guatemala. Argumentó a favor de la
tesis la lejanía de las otras provincias de Guatemala y que, por el contrario, Nica-
ragua, estaba en el centro. Además denunció los abusos que cometía Guatemala
con las importaciones nicaragüenses, principalmente con el ganado.

Como expresamos, tiene destacada actuación Manuel del Llano, quien dejó oír
sus opiniones sobre libertad de prensa y organización militar, pero la proposición
más importante fue la que hizo el 14 de diciembre de 1810 sobre la elaboración de
una Ley de Habeas Corpus. Es el antecedente más antiguo en el Derecho Cons-
titucional centroamericano y según otros en el hispanoamericano y español.
Larrazábal defendió las instrucciones que llevaba del Ayuntamiento de Guatema-
la en la que se establecía que el gobierno es obra del hombre, para la conserva-
ción y tranquilidad de sus derechos naturales e imprescriptibles: la igualdad, la

64
Cfr. para profundizar sobre el tema de donde hemos tomado datos: María Teresa Berruezo: Participación
Americana en las Cortes de Cádiz (1810-1814). Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 1986.
Jorge María García Laguardia. Centroamérica en las Cortes de Cádiz. Fondo de Cultura Económica.
México, D.F. 1994.

117
propiedad, la seguridad y la libertad. Otro nicaragüense que participó en las se-
gundas jornadas de las Cortes de Cádiz fue don José Sacasa, hijo del Comandan-
te de Armas de Granada, Don Crisanto Sacasa. Su principal participación se
relaciona con el reclamo por la pequeña cantidad de representantes asignados a
las colonias. Pedían mayor representatividad. Esta petición no fue bien recibida y,
como consecuencia, se le negó el derecho de presentarlo por escrito; además, se le
negó el uso de la palabra.

118
CAPITULO IV
LA CONSTITUCION FEDERAL
DE 1824

Sumario: 1. Independencia de 1821, anexión a México e independencia absoluta


del 1 de julio de 1823. 2. Aportes de la Independencia al Derecho Constitucional.
3. Proceso constituyente. 4. Tipo de Constitución. 5. Principios fundamentales. 6.
Derechos y libertades fundamentales. 7. Estado confesional. 8. Poderes y Orga-
nos del Estado Federal. 9. Sistema Electoral. 10. Formación, sanción y promulgación
de la ley. 11. Organización de los Estados Federación. 12. Reformas a la Constitu-
ción. 13. Representación de Nicaragua en la Constituyente. 14. El modelo en que
se inspiró. 15. Su vigencia. 16. Fin de la Federación (1824-1838).

1. Independencia de 1821, anexión a México e indepedencia absoluta


del 1 de julio de 1823.

A. Independencia

En diferentes épocas y lugares, Centroamérica manifestó deseos de independizarse


de España, pero estos nunca desembocaron en luchas cruentas o revoluciones
violentas1, a diferencia de lo ocurrido en México, y en América del Sur, donde la

1
Para la Independencia de Centroamérica no se llegó a la guerra, pero sí se dieron algunos motines,
disturbios y sublevaciones, contra las autoridades reales: a) El cinco de noviembre de 1811 en San
Salvador se destituye al intendente Gutiérrez Ullóa y se organiza una nueva Junta de Gobierno a la que
se incorporan criollos. Iniciaron este movimiento Don Vicente Aguilar y Don José Matías Delgado, junto
con algunos criollos. b) El 13 de noviembre de 1811 el Gobernador Intendente de la Capital de la Provincia
de Nicaragua, renuncia a causa de una manifestación de protesta en su contra. También se formó una
nueva Junta de Gobierno a sugerencia del Obispo, compuesta de criollos. Los manifestantes pedían un
nuevo gobierno, el fin del monopolio del aguardiente, disminución del precio del tabaco y del papel
sellado, y la derogación de los impuestos de carretas y ventas. c) Se dieron otras protestas en
Granada, León, Rivas y Masaya. El pueblo de Granada, en cabildo abierto del 22 de diciembre de 1811,
presidido por el Alcalde, Don Juan Argüello y el Regidor Don Manuel Antonio de la Cerda, exigieron la
renuncia de los empleados españoles. Estos rechazan la petición de renuncia y se retiran a Masaya. Se
enviaron soldados de Guatemala y atacaron Granada, pero fracasaron. No obstante, se logró un
convenio de paz en virtud del cual se mantuvieron a los empleados españoles y al Ayuntamiento. No fue
aceptado por el Capitán General de Guatemala, Don José de Bustamante, y, por el contrario, ordenó un
juzgamiento de los dirigentes y participantes, los cuales pasaban el número de los doscientos. Los
sublevados fueron procesados y condenados unos a la pena de muerte y otros al destierro perpetuo o
prisión. Los presos fueron trasladados a Guatemala y ahí se les conmutó la pena de muerte a los
condenados a ella, entre ellos a Argüello y Cerda, después a La Habana y por último a España. En
diciembre de 1811 en la ciudad de León un grupo de rebeldes recorrieron las calles pidiendo un nuevo
gobierno y nuevos jueces, el fin del monopolio del aguardiente, la rebaja del precio del tabaco, la
derogación de la alcabala (impuestos sobre ventas) y los impuestos sobre carretas y ganados y la
liberación de los precios. Depusieron al Intendente, al Coronel de Milicias, al Sargento Mayor y al
Administrador de Rentas del Tabaco. En Masaya los indígenas se dirigieron al Ayuntamiento de Granada
quejándose de los malos tratos de los Alcaldes instigados por los funcionarios reales. También pidieron
la aclaración de la prisión de José Gabriel O’Hara acusados de levantar a los indígenas. El obispo de
León tuvo que nombrar como pacificador de Masaya al sacerdote Benito Soto, quien ordenó la captura
de las autoridades indígenas y de sus principales dirigentes, para lo cual pidió ayuda de Granada, pero
ésta le fue negada. En Masaya existía una seria pugna entre ladinos (mestizos) e indígenas, pidiendo
éstos últimos la liquidación de los ladinos. Los indígenas, desconociendo la autoridad de Soto, chocan
con sus soldados, los cuales mataron a nueve indígenas e hirieron a otros. Los indígenas de Masatepe

119
independencia fue sangrienta, lucha militar, en la cual se distinguieron militares
como Bolívar, San Martín, Sucre, etc. En Centroamérica el movimiento era de
terratenientes, criollos. ilustrados, burócratas y mestizos que dominaban y tenían
el control social.

Entre las causas que contribuyeron a la Independencia se citan: a) La indepen-


dencia de las trece colonias inglesas que se separaron en 1776 de Inglaterra, lo
mismo que la separación de Haití de Francia por medio de una sangrienta guerra.
Estas separaciones servían de ejemplo a las colonias españolas. b) La penetra-
ción de las ideas liberales en las colonias provocaron ideales de libertad y autode-
terminación. c) La discriminación política y social a los criollos que llegó a ser una
clase poderosa y en la cual penetró el liberalismo. Estos eran gravados con car-
gas fiscales. d) La Constitución de Cádiz introduce el liberalismo, lo que calma a
los criollos liberales, pero cuando Fernando VII la deroga, surgen movimientos
independentistas. e) La invasión francesa a España, la debilita al entrar en una
dura lucha armada contra el invasor2.

Don José Bustamante y Guerra era el Presidente y Capitán General de la Provin-


cia del Reino de Guatemala (1811-1818). En su período se inició el gobierno de
las Cortes de Cádiz y posteriormente su anulación y la restauración del absolutis-
mo de Fernando VII. Bustamante era un político hábil que supo mantener la auto-
ridad real frente a los intereses encontrados de las provincias. No obstante, el
control del comercio y la propuesta de Bustamante al Rey de repartir las tierras de
los criollos ricos entre los ladinos que las alquilaban y legislar a favor de los obre-
ros, lo ponen en una situación difícil ante el influyente Marqués Don Mariano de
Aycinena y los criollos conservadores, lo que dio lugar para que lo saboteara ante
el Consejo logrando que fuera promovido fuera del Reino al terminar su período.

se unen a los de Masaya y amenazan con tomarse la ciudad, acabar con los ladinos y destituir a los
funcionarios. Soto pidió de nuevo ayuda a Granada, pero ésta fue negada. Ante esta negativa, se
dirigió a Bustamante solicitándole ayuda, la cual le fue concedida mediante el envío de una fuerza de mil
negros caribeños y parte del Batallón Olancho. Los granadinos se prepararon para el ataque y el 28 de
abril de 1812 Granada fue ocupada. Los principales protagonistas del levantamiento fueron capturados
y juzgados, como expresamos anteriormente, en un proceso que duró dos años y medio. Entre las
penas, que se les impusieron estaba la de muerte, prisión, destierro y la confiscación. En la Villa de Rivas
se dio otro levantamiento el 23 de diciembre de 1811. Cinco mil personas recorrieron las calles de Rivas,
pidiendo a gritos un nuevo gobierno y el cambio de los funcionarios reales. Cambiaron al Alcalde, al
Comandante y a otras autoridades. Entre sus peticiones encontramos una gran cantidad de concesio-
nes económicas y sociales. Le solicitaron al Párroco de la Villa que nombrara una Junta de Gobierno,
cuyos miembros serán designados por los alzados. El Párroco resultó ser el Presidente del Gobierno y
les concedió las peticiones a los alzados en nombre del Rey. c) En Guatemala el Capitán General del
Reino ordenó la captura de los conspiradores secretos que se reunieron en el Convento de Belén. Entre
los presos se encontraba el indio chinandegano, doctor Tomás Ruíz.
2
Ricardo Gallardo expresa que «son seis, conforme el criterio sustentado por los congresistas del Primer
Congreso Hispanoamericano de Historia celebrado en Madrid en 1949, las causas fundamentales de la
Independencia de América, las cuales están en estrecha relación una de otra: a) difusión de las teorías
enciclopedistas francesas; b) hegemonía de mando de los españoles penisulares, que dió lugar al odio
de los criollos; c) graves errores de la política seguida por la Penísula y la decadencia de ésta en el marco
de la política mundial; d) la agitación hábilmente sostenida en América hispánica por Inglaterra y Francia;
e) el recio individualismo de la raza hispánica; y f) la reacción de los pueblos precolombinos. (Las
Constituciones de la República Federal Centroamericana. Instituto de Estudios Políticos. Madrid. 1958.
Tomo I, págs. 51 y 52).

120
Lo sustituye un viejo Oidor de Santo Domingo, el licenciado Don Carlos Urrutia,
muy amigo de los Aycinena.

En 1821 Urrutia es separado del Congreso debido a su edad y lo sustituye Gabino


Gainza. La actividad a favor de la Independencia era intensamente promovida por
los Aycinena, Molina, otros criollos ricos y sus seguidores. Recogían firmas y
realizaban otras actividades. Gainza aún no se definía, era dual: públicamente se
pronunciaba en contra de la Independencia y, por otra parte, toleraba al grupo de
Aycinena y Molina que proclamaban la necesidad de la Independencia. Las noti-
cias recibidas en Guatemala de la adhesión al Plan de Iguala de Ciudad Real y
Tuxtla, hizo cambiar a Gabino Gainza a favor de la Independencia. Como conse-
cuencia convocó, aceptando la petición de la diputación provincial, a la sesión del
15 de septiembre de 1821.

El 15 de septiembre de 1821, en el Palacio de los Capitanes Generales de la


ciudad de Guatemala, se reunieron autoridades y personalidades con el fin de
discutir sobre la Independencia. Estaban presentes: representantes del Ayunta-
miento local, del gobierno central español, de la Iglesia y de la diputación provin-
cial. Don José Cecilio del Valle y el doctor Pedro Molina fueron personajes centra-
les. Había coincidencia en declarar la Independencia, pero diversidad en cuanto
al procedimiento. Don José Cecilio del Valle proponía que antes de proclamar la
independencia debían consultarse las otras provincias, pues sólo la de Guatema-
la estaba presente. Por el contrario, el doctor Pedro Molina pedía que se declara-
ra de inmediato la Independencia. Después de la discusión se decidió redactar el
Acta de la Independencia, la cual sería firmada por los asistentes y enviada a las
provincias del Reino para su aprobación. Así termina el período colonial y entra-
mos a la vida independiente.

B. Anexión a México

En México Agustín de Iturbide establece un gobierno imperial de efímera duración,


del cual fue proclamado Emperador. Centroamérica se une al Imperio mexicano,
pero esa unión terminó junto con el imperio (1822-1823). La anexión al imperio se
hizo por decisión de la Junta reunida en el Palacio Nacional de Guatemala el 5 de
enero de 1822, firmada, entre otros, por Gabino Gainza, Aycinena, Larreynaga,
Beltranena y Antonio Molina. Invocaban el consentimiento mayoritario de los Ayun-
tamientos y del pueblo, quienes fueron consultados.

Iturbide sustituye a Gainza y nombra como Jefe Supremo de Centroamérica al


General Vicente Filisola, que con un Ejército ocupa militarmente Centroamérica,
Filisola tuvo que salir de Centroamérica después de la caída del Imperio.

Los movimientos insurgentes mexicanos no lograban consumar la independencia.


La intervención de Don Agustín de Iturbide precipita la Declaración de Indepen-
dencia, la que tendría que haber esperado un poco más.

121
Se sostiene que el virrey Apodaca recibió carta confidencial de Fernando VII, en la
cual expresaba su deseo de gobernar a Nueva España como Estado indepen-
diente con la esperanza de convertirse en un monarca absoluto en ese nuevo
Estado, al margen de la Constitución de Cádiz que limitaba su poder. Sugirió
como bases políticas que ese nuevo gobierno se fundara en la unión de mexica-
nos y penisulares y que el Estado adoptara la religión católica.

Apodaca reunió a varios personajes de mucha influencia y manifestó los deseos


del Rey y a fin de poner en práctica los planes de pacificación que tales bases
encerraban. Para tal fin se comisionó a Iturbide que proclamó el Plan de Iguala,
cuyas líneas principales eran: unión entre mexicanos y europeos, la conservación
de la religión católica con exclusión de otras y el establecimiento de una monar-
quía moderada que debía titularse Imperio Mexicano. Fernando VII sería el gober-
nante. Si este no se presentaba al llamado, serían invitados a ocupar el trono
diversos miembros de la casa reinante de España por orden sucesivo. A pesar
de que se lograba la independencia, este plan se oponía al movimiento
independentista de Morelos recogido en el Acta de Independencia de 1813 y la
Constitución de Apotzingan.

Apodaca no acepta el plan y es depuesto por sus propios partidarios, sustituyén-


dolo Francisco Novella. En el mes de agosto de 1821 llegó a Veracruz el nuevo
gobernante de Nueva España, don Juan O’Donojú, quien no pudo ejercer su car-
go. En la ciudad de Córdoba se entrevistó con Iturbide. Este le impuso el Tratado
de Córdoba, en el cual se confirma el Plan de Iguala, con la adición de que si
Fernando VII o algún miembro de su familia no aceptaba el trono del Imperio Mexi-
cano, las Cortes imperiales deberían nombrar a otra persona.

Iturbide controla la situación y termina con la débil resistencia de Novella. El 27 de


septiembre de 1821 entra a la capital con el Ejército de las Tres Garantías, deno-
minado así porque defiende los tres principios del Plan de Iguala: unión, religión e
independencia.

El 17 de noviembre de 1821 se convocó a una Asamblea Constituyente para


estructurar el proyecto del Imperio. Se instaló el 24 de febrero de 1822. El 19 de
mayo de 1822, Iturbide es declarado Emperador por la Asamblea Constituyente.
Posteriormente la misma Asamblea Constituyente, por Decreto del 31 de marzo
de 1823, depone a Iturbide, al declarar que cesaba el gobierno existente desde el
19 de mayo de 1822 y en su lugar establece una junta provisional de tres miem-
bros denominada Supremo Poder Ejecutivo.

La consulta de finales de noviembre de 1821 a los ayuntamientos dió el resultado


siguiente: de los 247 ayuntamientos consultados 115 votaron por la anexión, 23
votaron por la independencia unidos a Guatemala, 23 votaron para que el futuro
congreso decidiera y 77 no respondieron.

No obstante, la anexión provocó protestas en Guatemala, El Salvador y Nicaragua.


122
En Nicaragua se formaron dos bandos: por un lado se encontraba en León Fray
Nicolás García Jerez y en Granada Crisanto Sacasa, apoyados militarmente por
González Saravia, que estaban a favor de la anexión y, por otro, Cleto Ordóñez
que era partidario de la independencia absoluta de España, México y cualquier
otro país. Ordóñez derrotó a González Saravia, militar español al mando de tro-
pas españolas, pues se había convenido que las autoridades españolas perma-
necerían hasta que el congreso organizara la nueva vida institucional.

2. Aportes de la Independencia al Derecho Constitucional

El Acta de la Independencia del 15 de septiembre de 1821 es una fuente muy


importante del Derecho constitucional Centroamericano, principalmente en los pri-
meros tiempos de nuestro constitucionalismo, y su práctica; lo mismo puede decir-
se del Acta de Independencia absoluta del primero de julio de 1823, dictada a raíz
de la separación del imperio de Iturbide.

Veamos algo sobre la Independencia de 1821:

a) La Independencia fue declarada por una Junta de Notables apoyada por las
autoridades españolas de la provincia, aunque no estaban presentes Nica-
ragua y Costa Rica; pero fue ratificada en los dos meses siguientes por las
provincias, las cuales proclamaron su emancipación de España.
b) El Acta de Independencia dejó al Congreso Constituyente la facultad de de-
cidir sobre la Independencia absoluta y lo mismo que fijar la forma de gobier-
no y aprobar la Constitución. Todo esto lo hizo posteriormente el Congreso
Constituyente.
c) Dispuso sobre un sistema electoral. Expresó que las mismas Juntas Electo-
rales de Provincia que hicieron las elecciones para las Cortes de Cádiz, rea-
lizaran las elecciones de diputados para el Congreso Constituyente en una
proporción de un diputado por cada 15,000 individuos; sin excluir a los africa-
nos, lo que representa un adelanto político con relación a otros pueblos.
Señaló la fecha del primero de marzo de 1822 para que se reunieran las
Cortes.
d) Declaró que la religión católica debe conservarse pura e inalterable prote-
giendo a los que la integran y sus propiedades.
e) La forma pacífica de realizar la Independencia es un ejemplo cívico y con
energía para forzarla, pues el ímpetu y deseo de lucha estaba en el espíritu
de los centroamericanos, como lo demostraron en las guerras civiles que se
desataron en varias provincias.

El Acta de Independencia absoluta del primero de julio de 1823 se pronunció


sobre importantes puntos de Derecho constitucional; a saber:

a) La Asamblea Constituyente se pronuncia a favor de la independencia y la


libertad en nombre de los pueblos, considerados como sus comitentes. La

123
Independencia es estimada como justa conforme los derechos sagrados de
la naturaleza, que demandaban imperiosamente las luces del siglo.
b) Las provincias no podían vivir bajo la tutela de un coloniaje, lo cual es incom-
patible con la felicidad de América.
c) El gobierno colonial usurpó los derechos del pueblo. La anexión al imperio
mexicano fue una medida violenta y que la unión y todo lo actuado fueron
nulos. Declara que las provincias son libres e independientes de España y
de México y de cualquier otra potencia, las cuales son soberanas.

3. El proceso constituyente.

La Anexión a México atrasó la instalación del Congreso Constituyente que se ha-


bía convocado en los artículos del 1 al 6 del Acta de Independencia con el objeto
de conocer sobre la independencia general y absoluta y fijar, en caso de acordarla,
la forma de gobierno y aprobar la ley fundamental que debía regirla (una Constitu-
ción). Esta convocatoria fue renovada el 29 de marzo de 1823.

Por Decreto del primero de julio de 1823 aprueba la independencia no sólo de


España, sino también de México. La unión se denomina Provincias Unidas del
Centro de América, sin perjuicio de lo que se disponga en la Constitución. Se
quejaban de la forma arbitraria de gobierno de España y entre otras justificacio-
nes de la independencia expresa ideas de corte liberal: «..... que era y es justa en
si misma y esencialmente conforme a los derechos sagrados de la naturaleza, que
demandaban imperiosamente las luces del siglo, las necesidades del nuevo mun-
do y todos los demás caros intereses de los pueblos que lo habitan».

Por decreto del 2 de julio de 1823 la Asamblea Nacional Constituyente se declara


legítimamente constituida.

Este decreto sienta principios fundamentales que posteriormente serán incorpo-


rados a la Constitución; a saber:

a) Acoge el principio de la representación política, pues considera al pueblo


como los comitentes de los diputados.
b) El principio de la soberanía popular, pues con la autoridad del pueblo se constitu-
yen en Asamblea Constituyente, en la cual reside el ejercicio de la soberanía.
c) El principio de la división de poderes. Los poderes deben estar divididos así:
el ejercicio del poder legislativo reside en la Asamblea; el poder ejecutivo en
la persona en que se delegue; el poder judicial en los tribunales y juzgados.
d) La religión oficial es la Católica, Apostólica y Romana.
e) El gobierno de las provincias será el que designe la Constitución que ha de
formarse.
f) Inviolabilidad de las opiniones de los diputados, los que no podían ser moles-
tados ni reconvenido por ninguna autoridad.

124
La Asamblea Constituyente dicta otros decretos, cito algunos de ellos: por Decre-
to del 21 de agosto de 1823, como consecuencia del decreto del 21 de julio de
1823, se declaran nulo todos los actos del Imperio Mexicano; por Decreto del
primero de octubre de 1823 se ratifica la Declaración de Independencia del 15 de
septiembre de 1821, ya con la presencia de los diputados de la provincias de
Honduras, Nicaragua y la aceptación presunta de Costa Rica, que no estaban
presentes al hacerse la Declaración de Independencia; por Decreto de 17 de abril
de 1824, invocando los principios de igualdad, libertad, justicia y beneficiencia y la
voluntad del gobierno liberal que obliga a devolverle la dignidad y libertad a los
esclavos, declaró abolida la esclavitud y reguló la manera de indemnizar a los
propietarios, adelantándose así cuarentidós años a los Estados Unidos que la
abolió por la enmienda XIII del 18 de diciembre de 1865; por decreto del 23 de julio
de 1823 suprimió los títulos y dignidades, declarando así abolida los tratamientos
de Majestad, Alteza, Señoría y Don; por Decreto del 21 de agosto de 1823 abolió
el uso de los hábitos talares que en los actos públicos vestían los abogados y
magistrados; por Decreto del 31 de enero de 1821 derogó toda disposición que
exigía haber nacido de legítimo matrimonio, para poder servir en algunos empleos
civiles y obtener ciertos oficios, beneficios, dignidades y prelacías eclesiásticas;
por Decreto del 8 de agosto de 1823 se establecen las tertulias patrióticas para
difundir la ilustración.

4. Tipo de Constitución

Es una Constitución de amplio articulado: 211, pero sólo contiene derechos y


garantías individuales regulados en los Títulos X3 y XI4, denominados respectiva-
mente, Garantías de la Libertad Individual y Disposiciones Generales, aunque en
otros artículos dispersos en la Constitución se consagran algunos derechos. No
es pues una Constitución desarrollada en materia social; es de corte liberal.

5. Principios fundamentales

Del Preámbulo5 y del articulado se desprenden los principios fundamentales si-


guientes:

a) El principio de la soberanía nacional. Así lo dispone expresamente el artículo


1, que a la letra dice: «Art. 1. El pueblo de la República Federal de Centro
América es soberano e independiente». En el artículo 2 expresa que la na-
ción es esencialmente soberana. También se deduce del Preámbulo.

3
Art. 152 y sigts.
4
Art. 175 y sigts.
5
Expresa el Préambulo «.... congregados en asamblea nacional constituyente, nosotros los representan-
tes del pueblo de Centro América, cumpliendo con sus deseos y en uso de sus soberanos derechos,
decretamos la siguiente Constitución para promover su felicidad; sostenerla en el mayor goce posible de
sus facultades; afianzar los derechos del hombre y del ciudadano sobre los principios inalterables de
libertad, igualdad, seguridad y propiedad; establecer el orden público y formar una perfecta federación».

125
b) Los principios de libertad, igualdad, seguridad y propiedad. Expresa la Constitu-
ción que es prioritario y esencial para el soberano conservar estos principios6.
c) Aceptación de la democracia y el mandato representativos. Se estableció
una democracia indirecta y sus gobernantes eran considerados como sus
mandatarios. No reconoce el mandato imperativo. El artículo 8 dispone que
«El gobierno de la República es: ... representativo...».
d) Reconoce la existencia de los derechos del hombre y los ciudadanos. Para
tal efecto la Constitución consagra una serie de derechos y garantías indivi-
duales.
e) El federalismo como forma de unión de los Estados centroamericanos. El
artículo 8 dispone que «El gobierno de la República es ... federal», y el artícu-
lo 9 dice que «La República se denomina: Federación de Centro América».
Por otra parte, el resto de su articulado regula el gobierno de la federación y
de los estados federados.
f) División de poderes. Tanto a nivel federal como estatal existe una repartición
de competentencias en los poderes ejecutivo, judicial y legislativo.

6. Derecho y libertades fundamentales

Como ya expresamos, estos se localizan en dos Títulos y en otras partes de la


Constitución.

Se establecen una serie de derechos, libertades, garantías e instituciones, a saber:

a) Que todo hombre es libre, e inexistente la esclavitud. El que trafique con


esclavos no puede ser ciudadano.
b) Que ni el Congreso, ni las Asambleas ni las demás autoridades pueden7: i)
Suspender el derecho de petición de palabra o por escrito. ii) Prohibir emi-
grar del país a los ciudadanos o habitantes de la República libres de respon-
sabilidades. iii) Permitir el tormento y apremios, confiscar bienes, azotar e
imponer penas crueles. vi) Promulgar leyes de prescripción retroactiva, ni las
que hagan trascendental la infamia. vii) Se prohíbe establecer vinculacio-
nes, conceder títulos de nobleza, pensiones, condecoraciones, o distintivos
hereditarios. También se prohibe conceder por tiempo ilimitado privilegios
exclusivos a compañías de comercio o corporaciones industriales8.
c) Se garantiza la inviolabilidad del domicilio. Ninguna casa puede ser registrada,
sino por mandato de autoridad competente en virtud de la declaración de testigos
que presten motivo para el allanamiento, siempre que se haga de día.
Son motivos suficientes para allanar la casa a cualquier hora: en persecu-
ción actual de un delincuente, por desorden escandaloso que exija el pronto
remedio; por reclamación hecha del interior de la casa. Dos testigos declara-
ran que se hizo por los motivos indicados9. No se necesita de ninguna forma-

6
Art. 2.
7
Art. 175.
8
Art. 175.
9
Art. 168.

126
lidad para allanar el domicilio, registrar la correspondencia y detener, en caso
de tumulto, rebelión o ataque con fuerza armada a la autoridad10.
d) Se reconoce el derecho de reuniones populares que tengan por objeto un
placer honesto, discutir sobre política y examinar la conducta pública de los
funcionarios. Se pueden impedir solo en caso de tumulto, rebelión o ataque
con fuerza armada a las autoridades11.
e) Se establece la conciliación como requisito previo en los juicios civiles y por
injurias12.
f) Se establece la facultad de nombrar árbitro en cualquier estado del juicio.
Las sentencias de éstos son inapelables, salvo reserva del recurso13.
g) También se establecen derechos y garantías en el proceso penal, a saber:
i) No podrá imponerse pena de muerte, salvo en los delitos contra el orden
público, y en el de asesinato, homicidio premeditado o seguro14.
ii) Se establece el sistema de jurado15.
iii) Nadie podrá ser detenido sino por orden escrita expedida por las autoridades
competentes16.
iv) Para decretar la detención, de previo debe justificarse que se ha cometido un
delito que merezca pena más que correccional y que deponga al menos de
un testigo sobre quién es el delincuente17.
h) Pueden ser detenidos el delincuente cuya fuga se teme y al que se encuen-
tre en el acto de delinquir y en este caso cualquiera puede detenerlo para ser
llevado al juez18. Esta detención solo dura cuarenta y ocho horas, dentro de
las cuales se debe practicar lo prevenido en la letra d) y librar la orden de
prisión, o poner en libertad al detenido19.
i) Los reos deben ser interrogados dentro de las cuarenta y ocho horas y el
juez está obligado a decretar la prisión o libertad dentro de las veinticuatro
horas siguientes, según el mérito de lo actuado20.
j) Se permite la fianza para no ser llevados a la cárcel, salvo en los casos que
no la permite la ley21.
k) No se permite formar comisiones o tribunales especiales para juzgar determi-
nados delitos o para alguna clase de ciudadanos o habitantes, salvo en caso
de tumulto, rebelión o ataque con fuerza armada a la autoridad22.
l) Como garantía general a todos los juicios se establece que todos los ciuda-
danos y habitantes estan sometidos al mismo orden de procedimiento y de
juicios que determinen las leyes23.

10
Art. 176 inc. 3.
11
Art. 176 inc. 2.
12
Art. 171.
13
Art. 172.
14
Art. 152.
15
Art. 154.
16
Art. 155.
17
Art. 156.
18
Art. 157.
19
Art. 158.
20
Art. 160.
21
Art. 166.
22
Art. 176, inc. 4°.
23
Art. 153.
127
En el artículo 174 se dispone que ninguna ley del Congreso ni de las asambleas
estatales pueden contrariar las garantías contenidas en el Título X, pero sí am-
pliarlas y dar otras nuevas.

7. Estado confesional

A pesar de su profundo contenido liberal, en el artículo 11 establece que la religión


es la Católica, Apostólica y Romana, con exclusión del ejercicio público de otra.
En esto sigue a las Constituciones de Bayona y Cádiz; por el contrario, la Consti-
tución de Estados Unidos en la Primera Enmienda de diciembre de 1791 estable-
ció la libertad religiosa al disponer que el Congreso no debe aprobar ley alguna
por la que se establezca una religión o se prohíba ejercerla libremente.

8. Poderes y Organos del Estado Federal

A. El Poder legislativo

a) Su organización

El Poder Legislativo de la Federación está atribuido a un Congreso compuesto de


representantes popularmente elegidos en razón de uno por cada treinta mil habi-
tantes. Por cada tres representantes se elige un suplente. Pero si a alguna Junta
no le correspondiera elegir más que uno o dos propietarios, nombrará un suplente24.

Los diputados se renovaban por mitad cada año y los mismos podían ser reelegi-
dos una vez sin intervalo alguno25. Su período, pues, podía ser de dos años para
unos diputados y de un año para otros. La primera legislatura decidía por suerte
a los representantes que debían renovarse el año siguiente. En lo sucesivo la
renovación se hacía con los de más antiguo nombramiento26.

Las calidades para ser representante son las siguientes: la edad de veintitrés
años; tener cinco años de ser ciudadanos (para ser ciudadano se requiere, entre
otros requisitos, tener alguna profesión útil o medios conocidos de subsistencia27),
del estado seglar o del eclesiástico secular y encontrarse en el ejercicio de sus
derechos28, los cuales se suspenden, entre otros casos, por ser sirviente domés-
tico cerca de la persona29.

Se señalan algunos impedimentos e incompatibilidades para ser representante: a


los empleados del gobierno de la Federación o de los Estados en el Congreso de

24
Art. 55 y 56. Los suplentes eran llamados por la falta de los propietarios en caso de muerte o imposibilidad
(art. 57).
25
Art. 58
26
Art. 59.
27
Art. 14.
28
Art. 61
29
Art. 21 inc. 5.

128
la Federación o en las Asambleas de los Estados federados; a su vez los repre-
sentantes no pueden ser empleados de tales gobiernos durante sus funciones, ni
obtener ascensos que no sea de rigurosa escala30.

Los representantes no son responsables por proposición, discurso o debate en el


Congreso o fuera de él sobre asuntos relativos a su encargo. Además, durante
las sesiones y un mes después no podrán ser demandados civilmente ni ejecuta-
dos por deudas31.

El Congreso resolverá en cada legislatura el lugar de su residencia y cuando las


circunstancias lo permiten construirá una ciudad para residencia de las autorida-
des federales32. Se reunirá todos los años el día primero de marzo y sus sesiones
duraran tres meses, prorrogable por un mes más33.

El quórum se forma con la mayoría absoluta de los representantes, y las resolu-


ciones se toman con la mayoría formada por la mitad y uno más de los presentes.
Pero en el reglamento interno del Congreso se puede establecer que un número
menor puede obligar a concurrir a los ausentes bajo las modalidades y penas
consignadas34.

b) Corresponde al congreso, entre otras funciones, las siguientes35:

i) Hacer las leyes que mantienen la Federación y aquellas en cuya general


uniformidad tiene un interés directo y conocido cada uno de los Estados.
ii) Levantar y sostener al Ejército y la Armada nacional.
iii) Decretar y asignar rentas para cubrir los gastos de la administración general.
Si no fueren bastantes señalar el cupo correspondiente a cada Estado, se-
gún población y riqueza.
iv) Arreglar la administración de las rentas generales, velar sobre su inversión y
tomar cuenta de ellas al Poder Ejecutivo.
v) Reconocer la deuda nacional y destinar fondos necesarios para su pago.
vi) Dirigir la educación, estableciendo los principios generales conforme al siste-
ma popular y al progreso de las artes útiles y de la ciencia.
vii) Asegurar a los inventores por el tiempo que se considere justo el derecho
exclusivo de sus descubrimientos.
ix) Ratificar los tratados y negociaciones que celebre el Poder Ejecutivo.
x) Arreglar el comercio con las naciones extranjeras y entre los Estados de la
Federación y hacer leyes uniformes sobre las bancarrotas.
xi) Conceder amnistía o indulto cuando por algún grave acontecimiento peligre
la salud de la patria. La iniciativa la tiene el Presidente.

30
Art. 62.
31
Art. 63.
32
Art. 64 y 65.
33
Art. 66.
34
Art. 68.
35
Art. 69.

129
xii) Declarar la nulidad de toda disposición legislativa contraria al carácter católi-
co y exclusivo del Estado, a la libertad e independencia de los gobiernos y
administración interior de los gobiernos estatales y al principio de que el po-
der por la Constitución no estuviere conferido a las autoridades federales le
corresponde a los Estados Federados. Este es un control político sobre la
constitucionalidad de la ley.

B. El Senado.

a) Organización

El Senado está compuesto de miembros elegidos popularmente en razón de dos


por cada Estado. Anualmente se hace una renovación por tercio, permitiéndose
la reelección por una vez sin intervalo alguno36.

Se exigen varios requisitos para ser Senador: naturaleza en la República, treinta


años cumplidos, haber sido siete años ciudadano, sea del estado seglar o del
eclesiástico y estar en el actual ejercicio de sus derechos37. Sólo uno de los Sena-
dores nombrados por cada estado podrá ser eclesiástico38. Cada estado nombra-
ría un suplente, con las mismas calidades, para los casos de muerte o imposibili-
dad declarada por el mismo Senado39. El Senado se renovará cada año. Para tal
efecto en la primera sesión se dividirá por suerte con la igualdad posible en tres
partes, las que sucesivamente se renovarán cada año.

El Vice-Presidente de la República presidirá el Senado, y solo votará en caso de


empate40.

Las sesiones del Senado durarían todo el año41.

b) Atribuciones. El Senado tiene las atribuciones siguientes:

i) Cuidar el cumplimiento de la Constitución, velar sobre el cumplimiento de las


leyes en general y sobre la conducta de los funcionarios del Gobierno Fede-
ral42. Esta es una función política de control constitucional.
ii) Sancionar todas las resoluciones del Congreso con excepción de las enume-
radas en el artículo 7743.
iii) Aconsejar al Poder Ejecutivo en las dudas que ofrezca la ejecución de las
resoluciones del Congreso; en los asuntos de relaciones y tratados con po-

36
Art. 89.
37
Art. 90.
38
Art. 92.
39
Art. 91.
40
Art. 94.
41
Art. 97.
42
Art. 99.
43
Art. 98.

130
tencias extranjeras; en los asuntos del Gobierno interior de la República y en
las de guerra e insurrección44.
iv) Ejercer el derecho al veto45.

v) Proponer ternas al Ejecutivo para el nombramiento de Ministros Diplomáti-


cos, del Comandante de Armas de la Federación, de los Oficiales Superiores
del Ejército, de los Comandantes de Puertos y Fronteras, de los Ministros de
las Tesorerías y de los Jefes de las rentas generales46.
vi) Declarar con lugar la formación de causa contra los Ministros Diplomáticos y
Cónsules en todo género de delitos y contra el Secretario del Despacho y
otros funcionarios por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones. En
los otros delitos quedan sujetos a los Tribunales Comunes47.
vii) Intervenir en la controversia ente los Estados por violación de límites consti-
tucionales y nombrar el Tribunal establecido en el artículo 147.

c) Su naturaleza jurídica.

Este es un órgano constitucional que no forma parte del Congreso de la Federa-


ción. Por tal razón el Congreso de la Federación puede calificarse de unicameral.
Esto es así por las razones siguientes: el Senado es regulado en un capítulo
diferente del relativo al poder legislativo y sus atribuciones; sus funciones no son
de las un órgano legislativo; no tiene iniciativa de ley; y no legisla junto con el
Congreso.

El Senado es un órgano con funciones legislativas, ejecutivas y judiciales. No es el


Senado de los Estados Unidos. Se le denominaba poder conservador y tiene su
equivalente en los Consejos Representantivos de las Constituciones de los Esta-
dos federados.

Su mixtura y desencaje dentro del sistema presidencial, impulsó a Manuel José


Arce a expresar: «El Senado es una autoridad que ha extirpado el dogma de la
división de los poderes, porque reúne los tres».

Es conveniente señalar que su naturaleza es bien discutida: se considera que el


Senado es sólo un órgano sancionador en el proceso de formación de la ley, el
cual no forma parte del Congreso; que es un órgano híbrido entre el sistema unicameral
y bicameral; que es un órgano intermedio entre el ejecutivo y el legislativo.

C. El Poder Ejecutivo

Los sistemas presidencial y federal de los Estados Unidos sirvieron de modelo a


la Constitución Federal de 1824, con sus propias particularidades y variantes.

44
Art. 100.
45
Art. 81.
46
Art. 102.
47
Art. 103.

131
El Poder Ejecutivo lo ejercía un Presidente y en su defecto el Vice-Presidente, los
dos nombrados por el pueblo en elecciones indirectas48.

El período de ambos es de cuatro años y podían ser reelectos una vez sin interva-
lo alguno49. Para ser Presidente y Vice-Presidente se requiere naturaleza en la
República, tener treinta años cumplidos, habiendo sido siete ciudadano, del esta-
do seglar y encontrarse en el actual ejercicio de sus derechos50.

Se combatía la corrupción del Presidente al prohibirle recibir de cualquier Estado,


autoridad o persona particular emolumentos o dádivas de cualquier especie. Tam-
bién se dispone que su sueldo no podrá ser alterado durante su encargo51

Se le atribuyen las funciones siguientes:

a) Publica las leyes, cuidando de que sean observadas, y del orden público52.
b) Propone amnistías e indultos al Congreso53.
c) Dirige las fuerzas armadas de la Federación54.
d) Nombrar, a propuesta del Senado, los ministros diplomáticos, al comandante
de armas de la Federación, a todos los oficiales superiores del Ejército, a los
comandantes de puertos y fronteras, a los ministros de la Tesorería General
y de los jefes de rentas generales55.
e) Nombra, de las ternas presentadas por la Corte Suprema, los tribunales infe-
riores de los asuntos federales56.
f) Podrá separar libremente, trasladar de acuerdo a las leyes a todos los fun-
cionarios del Poder Ejecutivo Federal, suspenderlos por seis meses y depo-
nerlos con prueba de ineptitud o desobediencia, y con acuerdo de las dos
terceras partes del Senado57.
g) Presentará al Congreso los gastos hechos y un presupuesto de los venide-
ros y medios para cubrirlos58.

A propuesta del Poder Ejecutivo, el Congreso designará el número de Secretarios


del Despacho, organizará los Secretarios y les fijará sus competencias59

48
Art. 106 y 107.
49
Art. 111.
50
Art. 110.
51
Art. 112.
52
Art. 113.
53
Art. 118.
54
Art. 119.
55
Art. 102.
56
Arts. 69 inc. 25, y 139.
57
Art. 122.
58
Art. 123.
59
Art. 129.

132
D. El Poder Judicial

La Corte Suprema de Justicia la integraban de cinco a siete personas elegidas por


el pueblo en forma indirecta. Eran renovados por tercios cada dos años y podían
ser siempre reelegidos60. Su período era de seis años.

Tenían que ser americanos de origen con siete años de residencia no interrumpi-
da e inmediata a las elecciones, en el ejercicio de sus derechos, del estado seglar
y mayor de treinta años61. No se exigía preparación jurídica, lo cual dio lugar a
críticas. Se dijo en tono irónico que el poder de la soberanía popular era tal que
eligiendo a un hombre lo hace un magistrado y legista.

Tiene las atribuciones siguientes:

a) Conoce en última instancia sobre los casos emanados de la Constitución, de


las leyes generales, de los tratados hechos por la República, de la jurisdic-
ción marítima y de la competencia sobre la jurisdicción en controversia entre
ciudadano o habitantes de diferentes Estados62.
b) Cuando se trate de contienda en que sea parte el Estado Federal y los otros
estados federados, o entre estos, o cualquiera de ellos con extranjeros o
habitantes de la República, la Corte Suprema nombrará árbitro para la prime-
ra instancia, conocerá en la segunda y la sentencia que dicta será revisado
por el Senado63.
c) Conocer originariamente en las causas civiles de los ministros diplómáticos y
cónsules y en las causas criminales que el Senado declara haber lugar a la
formación de causa de acuerdo con el artículo 10364.
d) Velar por la conducta de los jueces inferiores y que la justicia se administre
con prontitud y cumplidamente65.

9. Sistema electoral

El sistema de la Constitución Federal de 1824 es similar al de la Constitución de


Cádiz66. No hace una regulación tan extensa como la de ésta. Es un sistema
complicado.

La elección es indirecta y a través de ella se elegían a los diputados y suplentes


del Congreso, al Presidente y Vicepresidente de la República, a los miembros de
la Suprema Corte de Justicia y a los Senadores del Estado.

60
Art. 132.
61
Art. 133.
62
Art. 136.
63
Art. 137.
64
Art. 138.
65
Art. 140.
66
Esta Constitución le dedica el Título III, integrado por cinco secciones con un total de 32 artículos.

133
La elección es de tercer grado: las Juntas Populares reunían a todos los ciudada-
nos y elegían electores primarios67. Los electores primarios se reunían en Juntas
de Distrito y elegían a los electores de distrito en Junta Departamental que elegían
a los funcionarios antes indicados68. El Congreso Federal hacía el escrutinio69.

10. Formación, sanción y promulgación de la ley.

Debido a la importancia de esta materia y siguiendo en esto a la Constitución de


Cádiz, la Constitución Federal regula con amplitud el procedimiento legislativo.
Son tres etapas del procedimiento legislativo en manos de distintos órganos cons-
titucionales y reguladas en secciones separadas70.

A. Formación de la ley.

El proceso de formación de la ley se inicia con la iniciativa de ley, la cual debe


presentarse por escrito. Tienen iniciativa de ley los representantes y los secreta-
rios del despacho, pero éstos últimos no pueden proponer ninguna clase de im-
puesto.

Presentado el proyecto, se lee dos veces en días diferentes. Si se admite pasa a


comisión y el informe de esta se leerá dos veces y después se discute71. Si el
proyecto no es admitido a discusión o bien desechado no podrá proponerse sino
hasta el año siguiente72.

El proyecto aprobado se lee en el Congreso y en tres originales firmados por el


Presidente y dos secretarios se remitirá al Senado73.

B. Sanción y veto de la ley.

Las resoluciones del Congreso tenían que ser sancionadas por el Senado como
condición de validez, excepto las relacionadas con su régimen interior, lugar y
prórroga de sus sesiones, sobre calificación de elecciones y renuncia de los elegi-
dos; sobre concesión de cartas de naturaleza; y sobre declaratoria de haber
lugar a formación de causa contra cualquier funcionario74.

El Senado puede dar o negar (vetar) la sanción, para la cual tomará informes del
Poder Ejecutivo. Tiene diez días para dar o negar la sanción. Si no se pronuncia
dentro de éste término la resolución favorable se obtiene por ese mismo hecho75.

67
Art. 33, 34 y 35.
68
Art. 36 y sigts.
69
Art. 45 y sigts.
70
En el Título V, Sección Primera, Segunda y Tercera se trata de la la formación, sanción y promulgación de la ley.
71
Art. 73.
72
Art. 75.
73
Art. 76.
74
Art. 77.
75
Art. 80.

134
El Senado debe negar la sanción cuando la resolución sea de cualquier manera
contraria a la Constitución, o cuando juzgare que su observancia no es conve-
niente a la República. El veto no es optativo en las causas señaladas76.

En el caso de veto se devolverá uno de los originales, dando la razón del veto. El
Congreso examinará el veto y lo discutirá nuevamente. Si el Congreso ratifica su
resolución y rechaza el veto por dos terceras partes de votos, la sanción se tendrá
dada. Si no se logra esa mayoría el proyecto queda rechazado y solamente se
puede proponer hasta el año siguiente77.

Si la resolución fuere sobre contribuciones y el Senado la vetare, se necesita de


las tres cuartas partes del Congreso para su ratificación78.

C. Promulgación.

El Ejecutivo luego que recibe la resolución sancionada, la promulgará ordenando


su cumplimiento y publicación79.

11. Organización de los Estados Federados.

Cada Estado federado posee sus poderes y órganos constitucionales: un poder


legislativo, un ejecutivo, un judicial y el consejo representativo.

A. La Asamblea Legislativa

Cada Estado tiene una Asamblea que se constituye en Poder Legislativo, integra-
da por representantes elegidos por el pueblo, los que no pueden ser menos de
once ni más de veintiuno80.

La Asamblea tiene las atribuciones siguientes:

a) Las primeras legislaturas harán la Constitución conforme a la Constitución


Federal.
b) Hacer las leyes, ordenanzas y reglamentos.
c) Determina gastos y decreta impuestos, pero sin consentimiento del Congre-
so no podía imponer contribuciones de entrada y salida en el comercio con
los extranjeros, ni en el de estados entre sí.
d) Crear los establecimientos, corporaciones o tribunales que se consideren
convenientes para el mejor orden en justicia, economía, instrucción pública y
en todas las ramas de la administración.

76
Art. 81.
77
Art. 81.
78
Art. 82.
79
Art. 87 y 88.
80
Art. 177.

135
e) Elegir periódicamente la fuerza de línea si se necesita en tiempos de paz.

B. El Poder Ejecutivo

El titular del Ejecutivo es un jefe nombrado por el pueblo del Estado.

El jefe del Ejecutivo tiene las atribuciones siguientes:81.

a) Ejecutar la ley y cuidar del orden público.


b) Nombrar a los primeros funcionarios del Estado de terna propuestos por el
Consejo.
c) Disponer de las fuerzas armadas del Estado y usar de ellas en caso de inva-
sión repentina.

Cuando falte el jefe del Estado hará sus veces un segundo jefe igualmente nom-
brado por el pueblo. Este segundo jefe será el Presidente del Consejo y solo
votará en caso de empate82.

C. El Consejo Representativo.

Existe un Consejo Representativo compuesto de representantes elegidos popu-


larmente en razón de uno por cada sección territorial del Estado. Corresponde al
Consejo representativo: a) Sancionar la ley. b) Aconsejar al Poder Ejecutivo, cuando
sea consultado. c) Proponerle al Ejecutivo el nombramiento de los primeros fun-
cionarios. d) Velar por la conducta de tales funcionarios y declarar cuando ha
lugar de formación de causa. Este órgano constitucional es el equivalente al
Senado de la Constitución Federal.

D. El Poder Judicial.

Habrá una Corte Suprema de Justicia compuesta de jueces

elegidos popularmente, renovables por períodos. Será el Tribunal de última ins-


tancia83.

E. Disposiciones Generales

Pueden ser elegidos Representantes, Senadores, Jefes, Consejeros e individuos


de la Corte Superior de Justicia de cada uno de los Estados, los ciudadanos hábi-
les de otros84.

81
Art. 182.
82
Art. 183 y 184.
83
Art. 189 y 190.
84
Art. 195.

136
12. Reformas a la Constitución.

Para reformar o adicionar la Constitución sólo tienen iniciativas al menos seis


diputados o alguna Asamblea de los Estados Federados85.

Los proyectos que no fueren admitidos a discusión solamente se pueden propo-


ner hasta el año siguiente86.

Los que no fueren acordados a discusión necesitan para ser aprobados las dos
terceras partes de los votos. Acordada la reforma o adición, para ser válida y ser
tenida por constitucional, debe aceptarse por la mayoría absoluta de los Estados,
con las dos terceras partes de la votación de sus Asambleas87.

Cuando la reforma o adición altere en lo esencial la forma de gobierno, el Congre-


so, después de la aceptación de los Estados, convocarán una Asamblea Constitu-
yente para que definitivamente resuelva88.

13. Representación de Nicaragua.

Firmaron esta Constitución: Toribio Argüello, Francisco Quiñónez, Tomás Muñóz,


Manuel Barberena, Benito Rosales, Manuel Mendoza, Juan Modesto Hernández y
Filadelfo Benavente.

14. El modelo en que se inspiró.

La Constitución Federal de 1824 tuvo fundamentalmente como modelo la Consti-


tución de Estados Unidos89 con algunas variantes, y también la Constitución de
Cádiz de 1812.

De la primera adoptó el sistema presidencial y federal, pero con importantes dife-


rencias: la Constitución de los Estados Unidos creó un ejecutivo fuerte, dentro de
un sistema de divisiones de poderes de pesos y contrapesos, mientras que la
Constitución Federal de Centroamérica, creó un ejecutivo débil y un legislativo
poderoso; el veto se le concedió al Senado y no al ejecutivo, despojándola este de
una de las piezas claves del sistema presidencialista como instituto de presión,
negociación y control; el Senado centroamericano es un órgano sui géneris con
funciones ejecutivas, judiciales y legislativos.

De la Constitución de Cádiz toma buena parte de los derechos, libertades y garantías.

85
Art. 199.
86
Art. 200.
87
Arts. 201 y 202.
88
Art. 203.
89
La comisión redactora de la Constitución Federal declaró que le sirvió de modelo la Constitución de
Estados Unidos de América.

137
15. Su vigencia.

Se convocó al pueblo a elecciones de Presidente, Vice-Presidente, Magistrados y


otras autoridades por decreto del 5 de mayo de 1824.

Competían como candidatos a la Presidencia José Cecilio del Valle, conservador,


y el General Manuel José Arce, liberal. Después de un complicado escrutinio y
arreglos políticos el Congreso decidió escoger como Presidente a Arce por cuan-
to, en la elección popular ninguno de los dos candidatos habían logrado la mayo-
ría absoluta de votos del total de 82 votos de todas las provincias. Valle obtuvo 41
y Arce 34. Si el cálculo se hubiera hecho sobre los votos depositados y válidos
Valle hubiera ganado por elección popular90. Por tal razón protestó y aunque no
pasó a más, dejó sentado un mal precedente.

En esta misma sesión fue nombrado como Vice-Presidente Valle. No aceptó y se


nombró a José Francisco Barrundia y, al no aceptar éste, se nombró a Mariano
Beltranena. Después se nombraron los Magistrados de la Corte Suprema. El 24
de abril de 1825 se instaló el Senado y ante el tomaron posesión el Presidente,
Vice-Presidente y Magistrados.

Se eligieron los primeros jefes y Vice-Jefes de Estado. Ellos fueron: por Nicaragua
Don Manuel Antonio de la Cerda y don Juan Argüello; por Guatemala don Juan
Barrundia y Cirilo Flores; por El Salvador don Juan Vicente Villacorta y don Mariano
Prado; por Honduras don Dionisio de Herrera y don Justo Milla; y por Costa Rica,
don José Mora y don Mariano Montealegre. Todos eran provisionales. Debían
ser sustituidos por los que eligiera el pueblo después de promulgadas las Consti-
tuciones de los Estados. Esto dio lugar a una lucha contra los gobernantes que
no querían abandonar el poder y los que pedían el cumplimiento de la ley.

También los Estados promulgaron sus Constituciones: Nicaragua el 8 de abril de


1826; Honduras el 11 de diciembre de 1826; El Salvador el 12 de junio de 1824;
Costa Rica, el 21 de enero de 1825; y Guatemala el 11 de octubre de 1825.

En 1835 la Comisión de Reformas del Congreso Federal recomendó la convoca-


toria de una Asamblea Constituyente con el objeto de reformar la Constitución,
pero esta no fue aceptada por el Congreso, por las circunstancias en que vivía la
Federación.

El Congreso prefirió aprobar las reformas en San Salvador el 13 de febrero de


1835. Posteriormente la sometió a la aprobación de los Estados Federados. En

90
A todas las provincias les correspondían 82 votos, pero en el decreto de convocatoria no se dijo si la
mayoría absoluta debía calcularse sobre estos 82 votos o sobre los depositados y válidos. En el primer
escrutinio Valle obtuvo 41 y Arce 34. En un segundo escrutinio, después de eliminar votos y favorecer
a Valle, el total de votos computados los redujo a 75 repartidos así: 41 a Valle y 34 a Arce. El Congreso
declaró que la mayoría absoluta se calculaba sobre 82 y no sobre 79, en cuyo caso podía elegir
Presidente y escogió a Arce.

138
estas reformas se fortalecía al Ejecutivo, se establecía la libertad del culto, modifi-
caba el sistema electoral reduciendo a dos grados la elección; el congreso se
convertiría en bicameral; el senado estaría compuesto de veinte individuos nom-
brados por las Asambleas de cada Estado, el cual era precedido por el Vice-
Presidente de la República, quien vota solamente en caso de empate; a ambas
cámaras le correspondería dar las leyes; el veto se le quitaba al Senado y pasaba
al Poder Ejecutivo; el Poder Ejecutivo tenía más facultades porque le correspon-
día nombrar a los ministros, diplomáticos y cónsules, al Comandante de las Armas
de la Federación, a los Jefes de las Rentas Generales, estos nombramientos
tenían que ser confirmados por el Senado; el Presidente mandaría todas sus
fuerzas armadas de la República y las milicias de los Estados; la duración del
período presidencial sería de dos años sin permitirse la reelección; los represen-
tantes debían elegir a los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia a diferen-
cia de la Constitución original que la hacía el pueblo. Esta reforma no fue aproba-
da por los Estados para que pudiera entrar en vigencia de acuerdo con el artículo
202. En realidad, era una reforma total y no parcial.

Nicaragua fue la primera en separarse de la Federación el 30 de abril de 1838,


cuando estaba reunida la Asamblea en León, encargada de elaborar una nueva
Constitución. En esa fecha se decretó que Nicaragua se declaraba libre, sobera-
na e independiente del pacto federal.

Bajo estas circunstancias, el Congreso Federal aprueba la reforma del 30 de mayo


de 1838 que expresaba que son libres los Estados para constituirse del modo que
tengan por convenientes, conservando la reforma republicana popular represen-
tativa y la división de poderes.

El Congreso decretó asimismo otras reformas, entre las cuales la creación de un


congreso bicameral; suprimió el cargo de Vice-Presidente de la República y decla-
ró inamovibles a los Magistrados de la Corte Suprema

16. Fin de la Federación.

La Independencia rompió la legitimidad y el orden establecido por la monarquía


española, lo cuales resultaron difíciles de sustituir, pues, de una parte, la ilustra-
ción no fue suficiente, y de otra, el poder consolidado surgido de una guerra de
independencia no se dio en Centroamérica. Esto dio lugar al caos en
Centroamérica, provocado por sublevaciones y guerras civiles.

La Federación colapsó por el concurso de muchas circunstancias: a) la Constitu-


ción estableció un ejecutivo débil y un legislativo poderoso. b) No se pudo organi-
zar el sistema fiscal heredado de la colonia y la Federación entró en quiebra. El
primer presupuesto de la Federación no tenía respaldo fiscal y más del 70% se
destinaba al Ejército y la Marina, para conservar el poder. c) La economía era
muy débil. d) El endeudamiento externo era considerable. e) Las presiones exter-

139
nas muy fuertes. f) Debilidad del Ejército federal. g) Las guerras civiles. La
primera de 1826 a 1829 y la segunda de 1830 a 1842.

En 1826 inicia la primera guerra civil. El Presidente de la Federación, Manuel José


Arce, decide hacer uso de sus facultades constitucionales, la cual dio motivo para
que los Estados federados sintieran amenazada su soberanía y se negaran a
contribuciones fiscales. El Presidente Arce intenta establecer un ejército federal
para respaldar a la federación ante la crítica situación en que se encontraba. La
guerra civil surge rapidamente. Durante tres años se dan duras luchas, se destru-
ye la agricultura, haciendas y se paraliza el comercio.

Arce había hecho compromiso con los comerciantes, encabezados por Manuel
Aycinena y José Cecilio del Valle. Esta circunstancia inspiró desconfianza y ene-
mistad entre quienes los había llevado al poder. Arce dispuso ejercer el poder
federal desde Guatemala, lo cual también provocó que sus aliados de los otros
Estados le retiraran su confianza. El hecho principal que desata la lucha se da
cuando Arce manifestó su intención de formar el Ejército Federal con las milicias
de los Estados, pero controlado por el Poder Federal.

La propuesta fue modificada por el Congreso, pero no recibió la aceptación de los


Estados. A estos hechos debe agregarse el intento de Arce de recuperar el mo-
nopolio del tabaco a favor del Gobierno Federal. Esto provocó protesta por parte
de los Estados Federados, en particular de El Salvador, pues era el producto más
rentable de la República. Por su parte Guatemala sentía una carga pesada al ser
el único que financiaba al Gobierno Federal, las presiones contra Arce fueron
fuertes a fin de que se obligara a su compatriota a entregar el monopolio del
tabaco. Ante el fracaso se organizó una conspiración para destituirlo.

Existe un incidente de un ciudadano francés, Nicolás Raoul. un militar amigo de


los dirigentes del Estado de Guatemala. Este emigrado desobedeció órdenes de
Morazán, argumentando que sólo obedecía a funcionarios del Estado de Guate-
mala. Esto provocó enemistades. El Estado de Guatemala decidió no contribuir al
presupuesto federal y comenzó a organizar su Ejército poniendo como pretexto
que los otros Estados no habían cumplido con sus obligaciones.

La reacción de Arce fue despedir a los funcionarios estatales. Se produjeron


varias batallas en las cuales triunfó la Federación, a favor de las cuales pelearon
las Milicias Guatemaltecas y las del Estado Federal. Arce se une a Aycinena y los
funcionarios guatemaltecos huyen a Chiapas y a El Salvador.

En Honduras, Comayagua se levanta contra la hegemonía de Tegucigalpa. En


Nicaragua las cosas se complican nuevamente. Arce se dispone pacificar ambos
países, pero El Salvador le retira su respaldo a Arce ya que estimaba que la unión
con Aycinena era lesiva para su soberanía. Arce fracasa militarmente y es de-
puesto. Aycinena se convierte en Jefe del Estado de la Federación y del Estado
de Guatemala.

140
El General Francisco Morazán comandando las tropas de Tegucigalpa, San Sal-
vador y Nicaragua termina con la guerra en 1829. Se principian a hacer desma-
nes: las haciendas de los guatemaltecos y El Salvador son saqueadas y otras
expropiadas; el Ejército se apodera de las propiedades de los Aycinena, quienes
salieron al exilio, etc.

En la segunda guerra civil aparecen Francisco Morazán y Mariano Gálvez (1831-1842).

El 18 de agosto de 1829 el Congreso convocó al pueblo de Centroamérica para


la elección del Presidente, Diputados propietarios y suplentes del Congreso, pro-
pietarios y suplentes del Senado, Presidente, Magistrados, fiscal y suplentes de la
Corte Suprema de Justicia. Las elecciones tenían irregularidades. Por ejemplo,
Nicaragua no recibió comunicación de la convocatoria, por tal razón, sus diputa-
dos no concurrirían al Congreso Federal. Las reuniones del Congreso se atrasa-
ron, pero posteriormente el 12 de abril fue señalado para inaugurar sus sesiones.
El congreso practicó el escrutinio para elecciones de Presidente. Se presentó el
mismo problema de 1825 de que si la mayoría absoluta para ser Presidente debía
calcularse sobre los votos a que tenían derecho todas las provincias o sobre los
votos depositados y válidos. Se decidió que el cálculo debía hacerse por el núme-
ro de votos depositados y válidos, resultando ganador constitucional Morazán.
Por el contrario si la mayoría absoluta se calculaba por el número de votos que le
correspondían a las provincias no habría elección popular de Presidente,
correspondiendole al Congreso escogerlo.

Debemos recordar que en 1825 el Congreso, en forma contraria a la anterior,


calculó la mayoría de votos de acuerdo con el número de votos que correspon-
dían a las provincias y por eso nombró Presidente a Arce. Morazán fue nombrado
Presidente y Valle no protestó porque se sostenía la misma doctrina cuando le
quitaron la presidencia para adjudicársela a don Manuel José Arce. Para Vice
Presidente fue electo Mariano Prado.

Morazán se preocupa de reforzar al Ejército a pesar de la oposición que se le


presentó, ordenó la economía y la administración pública.

Morazán se postula para la reelección en 1833. Se presentaron a la elección


como candidatos el general Morazán, pretendiendo la reelección para un segun-
do período91, y don José Cecilio del Valle. Este obtuvo la mayoría, pero antes de
que se abrieran las actas murió cuando regresaba del campo a su hogar el 2 de
marzo de 1834. Ante este suceso, el Congreso convocó nuevamente a los pue-
blos a elegir Presidente de la República por Decreto del 2 de junio de 1834. El
Congreso declaró reelecto popularmente a Francisco Morazán por mayoría de
votos y señaló para la toma de posesión el 14 de febrero de 1835. Fue declarado
Vice-Presidente el General José Gregorio Salazar y el período de ambos termina-
ba el primero de febrero de 1839.

91
Art. 111 de la Constitución autorizaba la reelección una vez sin intervalo alguno.

141
El general Morazán pierde el apoyo de Guatemala y comienza a controlar a la
Iglesia y al clero y a afectar sus intereses. En julio de 1829 Morazán envía tropas
a Honduras y Nicaragua para pacificar las guerras civiles que destruían ambos
países. Personalmente penetró a Honduras con 500 guatemaltecos y hondure-
ños y aplastó la rebelión y nombró a su cuñado gobernador de Honduras. Mandó
a su tío Dionisio Herrera a Nicaragua, quien se desempeñó como Jefe de Estado.
Ambos países pagaron los gastos de guerra.

Los enemigos de Morazán empezaron a organizarse en diferentes frentes en 1831.


Se dieron levantamientos en El Salvador. En 1835 en Costa Rica durante la dicta-
dura de Braulio Carrillo. El Gobierno Federal empieza a tener una dura crisis y
Morazán luchaba por mantener viva la Federación. Mariano Gálvez se dedica a
reorganizar social y económicamente a Guatemala, y gobierna de 1831 a 1838.
Ya en 1834 controlaba toda Guatemala.

Un campesino mestizo, caudillo y con visión política y militar, llamado Rafael Carre-
ra, levantó una rebelión campesina contra los gobiernos de Gálvez y Morazán. El
31 de enero de 1838 Carrera entra a la capital, y Gálvez renuncia depositando el
poder en el Gobernador Pedro Valenzuela. Pedro Molina ocupa la presidencia de
la Asamblea y Carrera es designado Teniente Coronel.

Carrera vuelve a la guerra en marzo de 1838 y Morazán lanza una ofensiva contra
los rebeldes. Morazán vuelve a asumir el control del poder de la capital
guatemalteca, mientras tanto la Federación se está desintegrándo,
independizándose los Estados que la conforman. En febrero de 1839 Carrera
entra sin oposición a la ciudad de Guatemala, al frente de un ejército grande y
ordenado, dedicándose a apoyar las fuerzas enemigas de Morazán. En marzo de
1840 Morazán retoma la ciudad de Guatemala, pero las fuerzas de Carrera la vuel-
ven a recuperar. Morazán escapa.

Dos años más tarde regresó a Centroamérica, desembarcó en Costa Rica, se


tomó libremente el territorio; pero fue derrotado y fusilado en San José el 15 de
septiembre de 1842.

142
CAPITULO V
CONSTITUCION DEL ESTADO
DE NICARAGUA DE 1826

SUMARIO: 1. Situación política. 2. Tipo de Constitución. 3. Principios Fundamen-


tales. 4. Derechos, libertades y deberes fundamentales de los nicaragüenses y
ciudadanos. 5. Derechos y deberes del Estado. 6. Estado confesional. 7. Pode-
res y órganos. 8. Gobierno de los Departamento y de los pueblos. 9. De la Forma-
ción, sanción y promulgación de la ley. 10. Sistema electoral. 11. Cumplimiento de
la Constitución y las leyes y reformas de la misma.

1. Situación política

A. Independencia, anexión e independencia absoluta (1821-1824).

A pesar de la ausencia de guerra para forzar la Independencia declarada el 15 de


septiembre de 1821 y mas bien hecha con la complicidad y adhesión de las auto-
ridades peninsulares, posteriormente se desataron dos guerras civiles.

Antes de la Constitución de 1824 las Provincias Unidas de Centroamérica, eran


gobernadas por una Junta Consultiva (poder ejecutivo), presidida por el Capitán
General Gabino Gaínza y las provincias estaban gobernadas por Juntas Provisio-
nales consultivas de Nicaragua.

La Junta Provisional consultiva de Nicaragua, con asiento en León, la presidía


Miguel González Saravia. Después se creó otra Junta Provisional en Granada,
controlada de hecho por Crisanto Sacasa, quien aceptó la Independencia el 3 de
octubre de 1821. Todos estos reordenamientos políticos se dieron con la finalidad
de fortalecer la capacidad política y militar para defender la independencia y la
Unión.

La Anexión a México provocó las primeras luchas armadas. León se adhirió al Plan
de Iguala en acta del 2 de octubre apoyado por el gobernador González Saravia,
la Diputación provisional y el obispo Nicolás García Jerez, como gran impulsor.
Por el contrario Granada se suma a la independencia absoluta.

El pueblo salvadoreño encabezado por Manuel José Arce también se opuso a la


anexión a México, pero fueron vencidos por Vicente Filísola, que sustituyó a
González Saravia.

González Saravia sitió Granada el 13 de febrero de 1823 para forzarla a cumplir el


Plan de Iguala. Durante el sitio se recibió la noticia de la caída del Imperio de
Iturbide, por lo que González Saravia levantó el sitio y al volver a León fue expulsa-
do por Filísola, quien dictó el Decreto de convocatoria a una Asamblea Constitu-
yente para el 28 de julio de 1824. Al terminar el imperio de Iturbide se convoca,

143
pues, a una Asamblea Constituyente que aprueba la Constitución Federal de 1824,
cuyo estudio ya lo hemos hecho en el Capitulo anterior.

B. La Guerra Civil de las Juntas (1824)

Esta guerra se inició a principios de 1824. Veremos algunos antecedentes.

Al ser expulsado González Saravia, la Junta Gubernativa tomó el gobierno de la


Provincia de León. El Teniente Coronel Basilio Carrillo continuó al mando de las
armas.

Existía una gran desconfianza en el pueblo de León hacia el Teniente Coronel


Basilio Carrillo, la cual desembocó en un levantamiento masivo el 13 de enero de
1824, en el cual se pedía su retiro. Se accedió a ello y en su lugar se nombró a
don Carmen Salazar.

Al triunfar Cleto Ordóñez, este se proclamó el 20 de abril de 1824, General en Jefe


del Ejército protector y libertador de Granada y se convirtió en Comandante de la
Provincia. Se le sumó don Juan Argüello como Jefe Político, y se formó otra Junta
Gubernativa integrada por Venancio Fernández, Nicolás de la Rocha y los presbí-
teros José Antonio Velazco y Bernabé Montiel.

La situación de inestabilidad que vivía la provincia, obligó al Poder Ejecutivo de la


Federación a enviar a don Justo José Milla para pacificar Nicaragua y establecer
un solo Gobierno.

Este comisionado recorrió toda la República y convenció a los partidos políticos


en pugna para que celebrasen un convenio en virtud del cual se reconocería un
solo gobierno, que tendría su residencia en Managua. El Intendente Milla regresa
a León, pero las tropas y el pueblo se levantaron en armas y pidieron su destitu-
ción y la del Comandante de Armas. Fueron sustituidos por el Alcalde don Pablo
Meléndez y el Teniente Coronel Domingo Galarza. Ante estos sucesos, el Gobier-
no Federal dispuso que mientras en la provincia se eligieran las autoridades cons-
titucionales, se gobernase por una Junta General, en lo político y en lo militar,
integrada por dos vocales de cada una de las juntas existentes en León, Granada,
Managua y Segovias. Pero nada de esto se llevó a la practica.

Se celebraron algunos acuerdos entre León y Granada: el acuerdo del 26 de abril


de 1823, por el cual se convino en la terminación de la guerra, el nombramiento de
diputados para un Congreso General y sobre la libertad que se daría a los pue-
blos para adherirse a Granada o León; en virtud de otro tratado se convino que si
el gobierno de León aceptaba que las armas provisionalmente estuviesen en Gra-
nada, ésta aceptaría que el gobierno político de la provincia residiese en León.
Caso contrario, habría que esperar a la resolución del próximo Congreso.

144
El Comandante Crisanto Sacasa escapa de la prisión de San Carlos y se presenta
en Managua, lugar donde se encontraban muchos de sus partidarios, quienes
inmediatamente lo nombraron Comandante General de las armas. También orga-
nizaron una Junta Gubernativa, independiente de la de León y Granada. La presi-
dencia de esta Junta estaba a cargo del cura Policarpo Irigoyen. Managua era un
santuario de los enemigos de León.

Las Juntas de León y Granada atacaron Managua, pero fueron rechazados. Esta
a su vez, sitió Granada y casi la toma, pero debió levantar el sitio porque fuerzas
de León venían sobre Managua. Las fuerzas de León fueron derrotadas.

El 22 de agosto de 1824 surge otra Junta Gubernativa en el pueblo de El Viejo,


con el objeto de combatir a León. De inmediato nombró Comandante de Armas a
un peruano, el Coronel Juan Salas y se organizó un ejército.

Sacasa se une a la Junta de El Viejo a invitación de ésta. Logran reunir mil tres-
cientos hombres dirigidos por Salas como primer Jefe y a Sacasa como segundo.
Marcharon sobre León, la sitiaron durante 14 días hasta capturarla. La lucha fue
sangrienta y cruel.

La situación de Nicaragua era muy delicada: muchos muertos, barrios totalmente des-
truidos, crueldades contra hombres y mujeres, etc. Por tal razón, el Gobierno Federal
decidió enviar al coronel Manuel Arzú con la misión de pacificar Nicaragua.

Visitó El Viejo y después este se entrevistó en el campamento de la Plaza de San


Juan de León con Salas y Sacasa. Se llegó a un convenio: las fuerzas de Granada
que defendían León volverían a su lugar de origen, y las de Salas y Sacasa se
retirarían; y el Estado sería gobernado provisionalmente por una Junta Guberna-
tiva, compuesta de dos vocales por cada una de las Juntas que existían en el país.

Las Juntas de Granada y León (liberales) cumplieron al disolverse y retirar sus


tropas; pero la de El Viejo no se disuelve y además obstaculiza la salida de Salas.

Salas detiene a Arzú y lo amenaza de muerte, y ataca nuevamente a León.

Pero las tropas granadinas, al mando del coronel Raimundo Tiffer, habían acam-
pado cerca de León previendo alguna traición. Al tener conocimiento del nuevo
ataque regresan a León y se unen con las fuerzas que la defendían. Arzú, pues,
termina uniéndose a las fuerzas liberales.

El nuevo sitio duró más de cuarenta días y también fue sangriento. En el combate
muere Sacasa y el español Don Manuel Ubieda.

Llega al país Don Manuel José Arce con quinientos soldados salvadoreños y se
presenta en León el 9 de enero de 1825. La presencia de Arce y la muerte de

145
Sacasa provoca la huida de Salas, la disolución de la Junta de El Viejo y el retiro
de las tropas que combatieron contra León.

Junto con las fuerzas granadinas, Arce marcha a Managua, consigue que se rin-
da. Pacifica Nicaragua y expulsa del país a los líderes más importantes. Envió a
Guatemala al obispo García Jerez y al coronel Ordóñez.

Terminada la guerra, Arzú gobernó en Nicaragua hasta la elección del primer jefe
de Estado, don Manuel Antonio de la Cerda.

Como secuela de la guerra Nicaragua perdió la Provincia de Nicoya o Guanacaste.


Este Distrito su unió a Costa Rica ante el desorden de Nicaragua y el deseo de
vivir en paz. Esta anexión se hace a mediados de 1824, aceptada por Costa Rica
en 1825 y confirmada provisionalmente por el Congreso Federal.

C. Guerra Civil entre Cerda y Argüello (1825-1829).

Se procedió a la elección de la primera Asamblea Constituyente del Estado de


Nicaragua el 8 de abril de 1825. Acto seguido el día 10 del mismo mes, dicha Asam-
blea nombró Jefes de Estado a los señores don Manuel Antonio de la Cerda, como Jefe
y don Juan Argüello, como Vice-jefe. Tomaron posesión en la ciudad de León el 22 de
abril del mismo año. Fueron nombrados por un período de cuatro años.

Estos dos personajes guardaban una estrecha amistad, ambos fueron líderes en
los primeros intentos de independencia de 1812. Al fracasar, fueron juzgados y
sentenciados a la pena de muerte, y conmutada esta en cadena perpetua por las
autoridades españolas y enviados a Cádiz para guardar prisión. Pero esta amis-
tad no duró mucho1.

La elección entre Cerda y Argüello fue muy reñida. Se creía que Argüello sería el
vencedor, pero Cleto Ordóñez le concedió sus votos a Manuel Antonio de la Cer-
da, dando a éste la victoria la Asamblea Constituyente el 10 de abril de 1825.

Don Manuel Antonio de la Cerda era muy religioso y de carácter muy fuerte. Tras
asumir inmediatamente el cargo, dio decretos que ya no compaginaban con la
historia. Suprimió la libertad religiosa y la de reunión, se exigió el pasaporte para el
tránsito interior, se prohibieron los piropos callejeros y se estableció la pena de
muerte contra los violadores del decreto que sancionaba la cooperación con los
rebeldes republicanos. Esto le valió la antipatía del pueblo nicaragüense y la Asam-
blea Constituyente lo destituyó en noviembre de 1825. Sólo siete meses duró en
el cargo. Fue sustituído por Argüello, quien le acusó ante la Asamblea y logró su
destitución.

1
Se expresan varias causas para esta funesta enemistad: el endurecimiento que ambos sufrieron en las
cárceles; problemas relacionados con un dinero que sus familiares les enviaron.

146
Manuel Antonio de la Cerda se retiró a la vida privada del campo, pero las fuerzas
políticas contrarias a don Juan Argüello lo obligaron a luchar en contra de éstas,
aduciendo las irregularidades y violaciones constitucionales, ya que había sido
elegido para un período de cuatro años.

Juan Argüello carecía de legitimidad por la forma en que llegó a sustituir a Manuel
Antonio de la Cerda. Terminaría el período de cuatro años de la Cerda. Por tal
razón dio por cumplido el período y convocó a nuevas elecciones.

La Constituyente aprobó la Constitución del Estado del 8 de abril de 1826 y se


disolvió a finales de ese mismo año. Con la publicación de esta Constitución se dió
por finalizado el período de Cerda y Argüello y se ordenó la celebración de nuevas
elecciones durante al año de 1826.

Las elecciones fueron reñidas. Los candidatos eran Don Juan Argüello y el licen-
ciado Don José Sacasa, quien había sido diputado ante las Cortes de Cádiz.

Al momento de su apertura la Asamblea Legislativa, se dividió con relación a los


sucesos de Guatemala y el Decreto de convocatoria al Congreso Extraordinario
de Cojutepeque. Un grupo de diputados se trasladó a Granada y se erigió en
Asamblea el 17 de septiembre de 1826. De inmediato dispensa a Argüello y le
entrega provisionalmente la dirección del Estado a Don Pedro B. Pineda. Don
Miguel de la Cuadra fue nombrado Ministro General.

Argüello reaccionó rápidamente, desconoció esa Asamblea. Se hizo apoyar por


cuatro diputados, organizó un ejército y se dirigió a Granada para atacar a los
rebeldes.

La Asamblea, ante la noticia del ataque se encaminó hacia Rivas y en el tra-


yecto fueron hechos prisioneros varios de sus miembros. Argüello asesinó a
Pineda y a de la Cuadra.

Cerda asume nuevamente las Jefaturas del Estado en febrero de 1827 ante las
autoridades municipales de Managua, las que junto a las de Rivas se lo habían
pedido.

Como consecuencia ya se enfrentaban dos gobiernos. Esto dio origen a la segun-


da guerra civil, más sangrienta aun que la primera de 1824.

Ambos líderes se cruzaron mensajes de acusaciones: Cerda, desde León, lugar


de su residencia, emplaza a Juan Argüello para que dimitiera. Este le contestó
negándole legitimidad a su gobierno, argumentando que sus funciones como Jefe
las había suspendido la Asamblea en 1825. No adujo que el plazo de gobierno de
ambos había terminado por la promulgación de la Constitución. Bajo estas condi-

147
ciones estalla la guerra civil, la cual según nuestros historiadores es más cruel que
la de 18242.

Aparece nuevamente en escena Cleto Ordóñez. Procedente de El Salvador ingre-


sa a Nicaragua y se suma a Argüello, pero éste al poco tiempo le ordena salir del
territorio porque no gozaba de su confianza. Ordóñez levanta las tropas de León
y logra la destitución de Argüello y que se le nombrase Comandante General de
las Armas. En sustitución de Argüello se nombró a Pedro Oviedo. Ordóñez hizo
esfuerzos para que se organizara el Estado con Juntas de Gobierno en León y
Granada, pero fracasa y la guerra continúa entre Cerda y Argüello.

Cerda fue detenido y fusilado en Rivas el 27 de noviembre de 1828. Con esto cae
uno de los principales comandantes y promotores de la guerra.

El Gobierno de Guatemala envió al hondureño Don Dionisio Herrera como pacifi-


cador. Logró aceptación en el país y convoca a elecciones de Jefe de Estado.
Gana en esa elección y expulsó hacia Guatemala a Argüello, el otro líder de la
guerra civil.

2. Tipo de constitución.

Es una Constitución no desarrollada de tipo liberal. Contiene 168 artículos, En


dos capítulos diferentes se establecen los derechos y deberes del Estado3 y los
derechos y deberes de los nicaragüenses y de los ciudadanos4.

3. Principios fundamentales.

Los principios fundamentales son los siguientes:

a) La soberanía y el federalismo

b) El Estado de Nicaragua es soberano, libre e independiente en su gobierno


interior; pero su soberanía e independencia se limitan por las restricciones
establecidas a cada uno de los Estados federados de acuerdo con la Cons-
titución Federal de la República.

2
Don J. Dolores Gámez relata los horrores y pasiones de ésta guerra. Transcribimos un pasaje: « Estalló
entonces la guerra civil con mayor lujo de barbarie y crueldad que en 1824. Los jefes militares de Cerda
parecían competir con los de Argüello, dando espectáculos sangrientos de verdadero vandalismo, que
sembraba el terror por todas partes y llevaba la consternación al seno de las familias. Uno de los jefes
de Cerda acostumbraba presentar a este, ensartados en su espada, las orejas de los infelices prisione-
ros de guerra y de las personas que creían enemigos; mientras los de Argüello mutilaban las narices de
muchos de aquellos a quienes perdonaba la vida» (Historia de Nicaragua, Colección Cultural del Banic.
Managua, 1993, p. 268).
3
Título I, Capítulo II
4
Título III, Capítulo Unico

148
El federalismo se reafirma en el Preámbulo y en el artículo 1 al establecer
que»El Estado conservará la denominación de Estado de Nicaragua: se compo-
ne de todos sus habitantes, y corresponde a la Federación Centroamericana».
c) Libertad, igualdad, seguridad y propiedad.
El artículo 25 califica a estos principios de derechos y en el Préambulo afirma
que la ley fundamental se aprueba para asegurar la felicidad y prosperidad
del Estado, que consisten en el perfecto goce de los derechos del hombre y
del ciudadano, que son: la libertad, la igualdad, la seguridad y la propiedad.
d) Se aceptó el gobierno fundado en el mandato representativo5.

El artículo 40 dispone que el gobierno es republicano popular representativo, cuyo


objeto es la felicidad de los individuos que componen el mismo Estado.

En el Capítulo Unico del Título III se consagran los derechos y libertades del hom-
bre y los ciudadanos, como también sus deberes.

Se reguló la división de poderes

Son tres los poderes del Estado de Nicaragua: el poder legislativo, que reside en
una asamblea legislativa compuesta de diputados electos popularmente, y que lo
ejercen con la sanción del Cuerpo moderador (El Consejo Representativo), electo
del mismo modo6; el poder ejecutivo, reside en un Jefe nombrado por el pueblo7; y
el poder judicial, reside en los jueces y tribunales8.

4. Derechos, libertades y deberes fundamentales de los nicaragüen-


ses y ciudadanos.

Sin perjuicio de referirnos en otros capítulos a otros derechos, libertades,


garantías e instituciones, enumeraré alguno de ellos:

a) Como ya vimos se reconocen los derechos de libertad, igualdad, seguridad y


la propiedad.
b) Se proscribe la esclavitud, pues nadie puede venderse, ni ser vendido9.
c) La libertad es amplia ya que, de una parte, nadie está obligado a hacer lo
que la ley no ordena, ni puede impedírsele lo que no prohíbe10 y, de otra,
están fuera de la ley las acciones privadas que no hieren el orden, la morali-
dad, ni la decencia pública, ni producen perjuicio a tercero11. Acepta la con-

5
El pequeño Preámbulo expresa: «Nosotros los Representantes del Pueblo de Nicaragua, congregado en
Asamblea Constituyente autorizados plena y legalmente por nuestros comitentes y por el pacto federa-
tivo de la República...»
6
Art. 42
7
Art. 43
8
Art. 44
9
Art. 26.
10
Art. 27
11
Art. 28

149
cepción de la libertad en sentido negativo, uno de los fundamentos del Esta-
do de Derecho liberal burgués.
d) Se estima como uno de los primeros y más sagrados derechos de los nicara-
güenses es la libertad de palabra, escritura e imprenta. La ley no puede
prohibirlos, ni ser sujeto de censura previa, por causa ni pretexto alguno12.
e) Se establece el derecho de petición en la forma que la ley lo regule13.
f) Se consagra el derecho de la libre circulación dentro del país y el de salir y de
volver a entrar a él cuando convenga14.
g) Los ciudadanos pueden optar a empleos públicos. No existe entre ellos dis-
tinciones sociales, sino los que el bien general exige, no reconocen autori-
dad, ni otra distinción que la virtud y los talentos15.
Pero para ser ciudadano es necesario, entre otros requisitos, tener una pro-
piedad o ejercer algún oficio o profesión de que subsistan16, por lo que el voto
pasivo es censatario.
h) El domicilio es inviolable y el artículo 33 declara que la casa de cualquier
habitante es un asilo sagrado y no puede ser violado sin cometer crimen,
fuera de los casos contemplados en la Constitución y con las formalidades
señaladas en ella.
i) Nadie puede ser preso sino en los casos determinados y en la forma estable-
cida en la Constitución17.

j) No se puede aplicar pena sino en virtud de ley establecida y publicada antes


de cometerse el delito. También exige que sea legalmente aplicada18, se
entiende por los tribunales de justicia.
k) Se reconoce y garantiza el derecho de propiedad. Como consecuencia, nin-
guna autoridad puede tomarla, ni perturbar el libre uso, sino a favor del públi-
co, cuando legalmente se compruebe una grave urgencia, pero dándose
previa indemnización19. Se permite, pues, la expropiación comprobada legal-
mente.
l) La vida, la reputación, la libertad, la seguridad y la propiedad de todos los
habitantes son protegidos por la Constitución. Nadie puede ser privado de
tan sagrado derecho, sino con las formalidades y en los casos prevenidos
por la ley20.

Toda disposición que viole los derechos anteriormente señalados es injusta y no


es ley21. Esta declaración de inconstitucionalidad la podría hacer la Asamblea
legislativa dentro de un sistema político de control constitucional.

12
Art. 29
13
Art. 30
14
Art. 31
15
Art. 32
16
Art. 18
17
Art. 34
18
Art. 35
19
Art. 36
20
Art. 37
21
Art. 39

150
Los habitantes del Estado tiene las obligaciones siguientes: respetar las leyes,
igual para todas, ya premie o castigue; servir a la patria; defenderla con las armas;
y contribuir a los gastos del Estado y la Federación en proporción a sus haberes,
sin excepciones, ni privilegio alguno para mantener su integridad, independencia
y seguridad22.

5. Derechos y deberes del Estado.

Ya vimos que en el Título I, Capítulo II, la Constitución consagra los derechos y


deberes del Estado. Es conveniente advertir que el Estado no tiene derechos. Lo
que tiene el Estado son competencias, deberes, obligaciones y potestades.

Haremos un breve resumen de lo establecido en la Constitución como derechos y


deberes del Estado, a saber:

a) Declara que el Estado de Nicaragua es libre, soberano e independiente en


su gobierno y administración interior; pero limitado por las restricciones de la
Constitución Federal23.
b) La soberanía reside en el pueblo y, como consecuencia, ninguna persona,
grupo de personas, fracción del pueblo, puede atribuirse dicha soberanía24.
c) Los funcionarios públicos son delegados del pueblo, sus agentes y, como
tales, son responsables de acuerdo a lo prescrito por la ley y la Constitu-
ción25.
d) Confirmando el carácter representativo de la democracia, se establece que
el pueblo ejerce su soberanía eligiendo a sus primeros funcionarios y concu-
rriendo a las elecciones de autoridades municipales, todo de acuerdo con la
ley y la Constitución26.
e) Se establece en forma general el principio de legalidad y se sienta una de las
bases fundamentales del Estado de derecho al establecer que todo funcio-
nario ejerce su autoridad a nombre del Estado conforme la ley. Ningún fun-
cionario es superior a la ley: por ella funcionan y por ella se les obedece y
respeta27.
f) Se establece la fuerza pública para seguridad común. El funcionario a quien
se confió, si abusare de ella, comete un crimen grave28.
g) La policía de seguridad es atribuida a autoridades civiles de acuerdo con la ley29.
h) No se permiten los oficios públicos venales ni hereditarios, ni las vinculaciones30.

22
Art. 38
23
Art. 4
24
Art. 5
25
Art. 6
26
Art. 7
27
Art. 8
28
Art. 9
29
Art. 10
30
Art. 11. La venalidad consiste en la compra del cargo, las vinculaciones consisten en la sujeción del
cargo a una determinada familia.

151
i) El Estado se reserva la potestad de reclamar contra las leyes, órdenes o
disposiciones en virtud de las cuales los Poderes de la Federación traspasen
los límites fijados en la Constitución Federal, o de cualquier manera se ata-
que la independencia o felicidad del Estado31.
j) El pueblo no puede ser desarmado, salvo casos de tumulto, rebelión, o ata-
que con fuerzas armadas a las autoridades constituidas32.
k) Se permiten las reuniones populares que tengan por objeto placeres hones-
tos, discutir sobre política o examinar la conducta pública de los funcionarios.
Podrán impedirse las celebraciones de esas reuniones populares en los ca-
sos de violencia anteriormente indicados33.
l) Establece una apertura a los inmigrantes al expresar que el Estado ofrece su
territorio como asilo sagrado a todo extranjero y que será patria del que quie-
ra radicarse en él conforme las leyes34.
m) El Estado se obliga a observar religiosamente el pacto federativo y a aportar
proporcionalmente para los gastos de la Administración federal y la defensa
de la República35.

6. Estado confesional.

En el artículo 46 se declara que la religión del Estado es la Católica, Apostólica y


Romana, con exclusión del ejercicio público de cualquier otra, siguiendo en ésta a
las Constituciones de Bayona, Cádiz y la Federal. Pero debemos advertir que la
Federal y la del Estado federado de Nicaragua lo que excluye es el ejercicio públi-
co de otra religión. Las de Bayona y Cádiz la exclusión no tiene esa salvedad, que
suaviza el alcance de la disposición constitucional.

7. Poderes y órganos.

A. El poder legislativo.

a) Su elección y organización

El poder legislativo del Estado federado de Nicaragua está atribuido a una Asam-
blea Legislativa unicameral de diputados popularmente elegidos36. Su número no
podrá ser más de veinte y uno ni menos de once. Por cada dos diputados se
nombra un suplente, por cada tres dos y así sucesivamente y concurrirán, a juicio
de la Asamblea, en caso de muerte, imposibilidad o por falta del propietario37. La
Asamblea es renovada por mitad cada año y los diputados podrán ser reelectos
una vez sin intervalo alguno38. La primera Asamblea Legislativa decidirá por suer-

31
Art. 12.
32
Art. 13
33
Art. 14
34
Art. 15
35
Art. 16
36
Art. 42.
37
Art. 70 y 71
38
Art. 75

152
te los representantes que deben renovarse al año siguiente. Las siguientes reno-
vaciones se harán por orden de antigüedad39. Su período, pues, podría ser de
dos años para unos diputados y de un año para otros.

Se establecen algunas incompatibilidades, impedimentos y prohibiciones. Para


ser diputado se requiere tener la edad de veintitrés años, haber sido ciudadano,
bien del Estado seglar o eclesiástico secular y estar en el actual ejercicio de sus
derechos. Además debe ser propietario o tener algún oficio de acuerdo con el
artículo 18, pues si carece de ellas no es ciudadano40. Es un sufragio restringido.
La diputación es incompatible con el empleo de nombramiento del Gobierno Fe-
deral, lo mismo que el dado por el Estado o Departamento en que ejerce su auto-
ridad, siempre que ésta se extienda a todo el territorio departamental41. El diputa-
do durante su representación no podrá obtener empleo, ni ascenso, sino es de
rigurosa escala42.

Los diputados son inviolables por sus opiniones, sean escritas o de palabras,
emitidas en la Asamblea o fuera de ella, en los asuntos relativos a su encargo.
Durante las sesiones y un mes después no pueden ser demandados civilmente, ni
ejecutados por deudas43.

La Asamblea se reunirá todos los años el día quince de enero y durarán sus
sesiones ordinarias tres meses. La primera legislatura podrá prorrogarse por
otros cuatro meses, pero las siguientes solo lo podrán hacer por un mes44. Cuan-
do se reúna extraordinariamente sus sesiones se contraerán al objeto para que fuere
convocado45.

Para toda resolución se necesita la concurrencia de las dos terceras partes de los
diputados y el acuerdo de la mitad más uno de los presentes. Pero un número
menor puede hacer concurrir a los ausentes del modo y bajo las penas que esta-
blece la ley46.

b) Sus atribuciones

El artículo 81 le atribuye veintiún funciones al Congreso. Entre otras funciones, le


corresponde al Congreso: proponer y aprobar las leyes, interpretarlas (interpreta-
ción auténtica) y derogarlos en caso necesario, reconociendo así el carácter de
estable que deben tener las leyes; fijar anualmente los gastos de la Administra-
ción Pública y las contribuciones e impuestos para cubrirlos, incluyendo los co-

39
Art. 76
40
Art. 72
41
Art. 73
42
Ibidem
43
Art. 74
44
Art. 78
45
Art. 79
46
Art. 80

153
rrespondientes a la Administración Federal; repartir de las contribuciones directas
entre los departamentos, según su población y riqueza; decretar la creación y
suspensión de oficio y empleos públicos y designar sus dotaciones, disminuirlas o
aumentarlas; establecer la forma de los juicios y crear el jurado cuando lo permi-
tan las circunstancias de los pueblos; erigir los establecimientos, corporaciones o
tribunales necesarios para el mejor orden en justicia, economía, instrucción públi-
ca y en todas las ramas de la Administración; aprobar en casos extraordinarios
préstamos e impuestos y contraer deuda sobre el crédito del Estado sin compro-
meter las resoluciones externas de la República; conceder amnistía e indulto por
dos terceras partes de votos cuando así lo exija la tranquilidad y seguridad del
Estado y lo solicite el Ejecutivo; conceder la rehabilitación a los que hayan perdido
la ciudadanía; calificar las elecciones de los Diputados, primero y segundo Jefe,
individuos del Consejo, de la Corte Superior de Justicia y Senadores del Estado, lo
mismo que el nombramiento de dichos funcionarios cuando éste no resulte de la
votación popular y señalar el sueldo que deben gozar, con excepción de los Sena-
dores; declara la formación de causa contra los diputados, Jefe, segundo Jefe,
individuos del Consejo y de la Corte Suprema.

B. El Consejo representativo

a) Su organización

El Consejo Representativo está integrado de un Consejero para cada Departa-


mento, elegido por elección popular de tercer grado por la Junta Electoral Depar-
tamental. También se nombran suplentes47.

Para ser consejero se requiere tener treinta años de edad, ser ciudadano en el
ejercicio de sus derechos y del estado seglar. No pueden ser los empleados del
Gobierno Federal, del Gobierno del Estado, por el Departamento en que ejerce
su empleo cuando sus funciones se extiendan a todo el territorio del mismo Depar-
tamento48. El segundo Jefe de Estado es el Presidente del Consejo y no tiene voto
más que en caso de empate49.

Las sesiones del Consejo duran todo el año en la forma que lo disponga su regla-
mento50.

b) Sus atribuciones

Es el órgano moderador y sancionador de la Asamblea Legislativa. Equivale al


Senado regulador en la Constitución Federal. Le corresponde: sancionar las le-
yes y vetarlas; velar por el cumplimiento de la Constitución y las leyes, y sobre la

47
Arts. 47 y sigts. 93 y 94
48
Arts. 95 y 96
49
Art. 97
50
Art. 98

154
conducta de los funcionarios del Estado, dando cuenta a la Asamblea de las in-
fracciones que en el receso se notaren51; aconsejar al Ejecutivo52; convocar a la
Asamblea en casos extraordinarios53; proponer al Ejecutivo el nombramiento del
Intendente, de los Jefes Departamentales, del Comandante General y Jefes Milita-
res, de Teniente Coronel arriba54; declara la formación de causa por delitos come-
tidos en el ejercicio de sus cargos contra los Secretarios del Despacho55; nombrar
el tribunal que conocerá en apelación de la sentencia de la Corte Superior en la
causa que se sigue en contra del jefe del Estado y el segundo jefe en su caso, el
cual está integrada de cinco miembros entre sus suplentes y los de la Asamblea
que no hayan funcionado en ella56.

C. El poder ejecutivo

El poder ejecutivo estaba a cargo de un Jefe de Estado electo por votación popu-
lar de tercer grado. También se elige un Vice Jefe que ejercerá sus funciones
cuando faltare el Jefe de Estado57.

Las Juntas Electorales Departamentales elegían a los candidatos a Jefe y Vice


Jefe de Estado y remitían una copia de los pliegos de elección, firmada, cerrada y
sellada por todos los sufragantes a la Asamblea que calificaba la votación del
número de votos de electores de distrito que concurrieron a las mismas Juntas,
declarando electo al candidato que obtuvo mayoría de voto y posteriormente la
Asamblea mandaba a publicar por Decreto el resultado de las elecciones.

Y si no resultare la elección, y dos o más ciudadanos reunieren de 20 votos arriba,


la Asamblea elegirá sólo de entre ellos al Jefe y Vice Jefe de Estado. Si esto no se
verificare, la Asamblea elegirá entre los designados por cualquier número de votos58.

El período de ambos es de cuatro años y no pueden ser reelegidos, sin intermi-


sión, más de una sola vez. Las cualidades para ser Jefe y segundo Jefe son las
mismas que para consejero59.

51
Art. 99 inc. 2. Se puede deducir un control político constitucional de la ley por la Asamblea legislativa la
cual podía anular o derogar la ley inconstitucional. Cfr. supra 4. in fine. Un ejemplo de este sistema es la
resolución de la Asamblea Legislativa del 18 de abril de 1836 que declara nula por inconstitucional la
resolución del 27 de mayo de 1830 que dice: «La Asamblea ordinaria del Estado de Nicaragua, en sesión
de 18 del presente, resolvió: que la disposición del 27 de mayo de 1830 es nula y de ningún valor, por ser
contraria al artículo 32 de la Constitución, y que aún suponiendo de que fuera adicional o reformatoria,
no guarda el orden que establece la regla 5ta. del artículo 165».
52
Art. 99 inc. 3
53
Art. 99 inc. 4
54
Art. 99 inc. 5
55
Art. 99 inc. 6
56
Art. 99 inc. 7
57
Art. 100
58
Arts. 101-104
59
Art. 105

155
En defecto temporal de ambos jefes sucederá el Presidente del Consejo Repre-
sentativo. Pero si el impedimento fuera temporal y faltare más de un año para el
vencimiento del período, los nombrará la Asamblea en sesión extraordinaria. Si
faltaren más de dos años, de nuevo las Juntas Departamentales votaran para
llenar la vacante por el tiempo que falta de período60.

El poder ejecutivo tiene, de acuerdo con el artículo 109, entre otras, las funciones
siguiente: la publicación y ejecución de las leyes, lo mismo que cuidar que sean
observadas y hacer conservar el orden público; consultar a la Asamblea sobre la
inteligencia de la ley y al Consejo las dudas y dificultades de su ejecución; nom-
brar a los funcionarios que señala la Constitución en los arts. 99 y 145; dirigir las
fuerzas armadas y reunir la fuerza cívica en caso de insurrección o invasión re-
pentina; para mandar por sí mismo las fuerzas armadas necesita del consenti-
miento del Consejo, recayendo el gobierno en el segundo Jefe; arrestar hasta tres
días cuando lo exija el bien y la seguridad pública, pudiendo interrogar, rendir
cuentas sobre la administración y estado de la nación cada año al abrir sus sesio-
nes la Asamblea y presentar el presupuesto de gastos del año próximo y el modo
de cubrirlo; nombrar y separar libremente a los Secretarios del Despacho; cuidar
de que se cumplan las sentencias de los jueces; dar al Consejo y a la Asamblea
los informes que le pidieren.

La ley determinará el número de Secretarios que tiene el poder ejecutivo para el


despacho de los negocios. Ninguna orden del gobierno que no estuviere autori-
zado por el Secretario será obedecida61. El Secretario es responsable cuando
autorice un decreto o providencia contrarios a la Constitución, a menos que haga
constar en el libro de decretos y providencias que le expresó su opinión contraria
al Jefe62. Para ser Secretario es preciso ser de veinticinco años y ciudadano en el
ejercicio de sus derechos63.

A. El poder judicial

a) Su organización y principios

El poder judicial lo ejercen los jueces y tribunales. A ellos les corresponde de


manera exclusiva aplicar la ley tanto en lo civil como en lo criminal, asimismo hacer
que se ejecute lo juzgado. Su función se limitará precisamente a lo expuesto64.

Veamos algunos principios y reglas: i) No se permite al Consejo y a la Asamblea


ejercer funciones judiciales, ni avocarse causa pendiente ni que se abran juicios
fenecidos65. ii) Se establece que la ley es la que regula el orden y formalidades de

60
Art. 106 y 107
61
Art. 110
62
Art. 111
63
Art. 112
64
Art. 113
65
Art. 114

156
los juicios (códigos o leyes procesales), de manera tal que se tramiten y ejecuten
con brevedad y sin vicios66 (principio de celeridad); iv) Todos los habitantes son
iguales en el proceso67. v) Todo habitante tiene que ser juzgado por el tribunal
competente establecido con anterioridad por la ley y, como consecuencia, se prohíbe
la formación de comisiones y tribunales especiales para conocer determinados
delitos, salvo en los casos de tumulto, rebelión, o ataque con fuerza armada a las
autoridades constitucionales68; vi) En los negocios comunes, civiles y criminales,
existe un solo fuero común a toda clase de personas69; vii) Los eclesiásticos y
militares conservan su fuero70; viii) Los juicios son públicos y los mismos jueces no
pueden conocer en distintas instancias71. Sin embargo, en lo penal, como veremos
más adelante, el proceso es mixto, la primera parte secreta y la siguiente pública
de acuerdo con el art. 137.

Se creó la Corte Superior de Justicia compuesta de cinco a siete magistrados


elegidos por todos los pueblos del Estado, en elección de tercer grado. Se reno-
vaban cada dos años y podían ser reelectos72. Tiene tres suplentes elegidos en la
misma forma que los magistrados73.

Para ser magistrado de la Corte Superior es necesario tener veintiocho años de


edad, ciudadano en el ejercicio de sus derechos, siete años de residencia en la
República, del estado seglar y ser letrado, pero esta última cualidad no se exigiría
hasta que hayan en el Estado suficiente número de letrados y la Asamblea lo
determine74.

b) Atribuciones de la Corte Superior

De acuerdo con el artículo 144, la Corte Superior, conoce:

i) De las causas civiles y criminales en segunda y tercera instancia y de los


recursos de nulidad que determinen las leyes. También de los asuntos civiles
contencioso de los militares en las mismas instancias.
ii) De la separación o suspensión de los jueces de primera instancia.
iii) De los recursos de fuerza.
iv) De las cuestiones de competencia entre los jueces inferiores y cualquier otros
jueces o tribunales.
v) De las causas que se sigan al Primero y Segundo Jefe del Estado, a los
individuos del Consejo Representativo y a todos los funcionarios que el Con-
sejo haya declarado en su contra haber lugar a la formación de la causa.

66
Art. 115
67
Ibidem
68
Art. 116
69
Art. 117
70
Art. 118
71
Art. 119
72
Art. 139
73
Art. 140
74
Art. 142

157
También corresponde a la Corte Suprema de Justicia proponer ternas al Poder
Ejecutivo para el nombramiento de auditores o asesores militares y de los Jueces
letrados de primer instancia cuando estos se establezcan75.

La Corte Superior de Justicia velará sobre la conducta de los jueces inferiores


cuidando de que se administren justicia y visitará las cárceles del pueblo de su
residencia76.

La Constitución regula en capítulos separados la administración de justicia, civil y


criminal. Sobre la primera se consagraron los principios, reglas e instituciones
siguientes: nadie puede ser privado del derecho de terminar sus diferencias por
medio de árbitros elegidos por las partes y las sentencias que se dictaren serán
inapelables77, se establece la conciliación como trámite previo para entablar juicio
escrito, civil o sobre injurias78; se reconocen únicamente tres instancias cualquiera
que fuera la cuantía del juicio y tres sentencias definitivas pronunciadas en ellas,
pero la ley podría restringir el número de instancias según el interés y calidad de
los negocios y designar la sentencia que ha de causar cosa juzgada79.

Sobre la justicia criminal dispone que: acepta la pena de muerte únicamente en


los delitos contra el orden público, en el de asesinato, homicidio premeditado o
seguro80; se desecha para siempre el uso del tormento, los apremios, la confisca-
ción de bienes, azotes y penas crueles81; la pena se limita al que se la mereció y no
es trascendental82; no se permite la captura de las personas si no en virtud de
orden escrita de autoridad competente, previa justificación de que se ha cometido
un delito que merezca pena más que correccional y que al menos resulte respal-
dada por la declaración de un testigo de que es el delincuente83; la detención no
puede durar más de cuarenta y ocho horas, dentro los cuales la autoridad deben
justificar lo que corresponda, y de acuerdo con los resultados ordenar la prisión o
la libertad del detenido84; los carceleros o alcaides no podían detener o recibir
presos en las cárceles sin anotar en el registro de preso o detenidos la orden de
prisión o detención85; todo preso debe ser interrogado dentro de cuarenta y ocho
horas y el juez está obligado a decretar la libertad o permanencia dentro de las
veinticuatro horas siguientes86; las cárceles son lugares para asegurar y corregir y
no para molestarlo; podrán ser visitados87; ningún detenido puede ser llevado a
otro lugar de prisión que al que pública y legalmente fue destinado88; no se les
75
Art. 145
76
Art. 146
77
Art. 120
78
Art. 121
79
Art. 122
80
Art. 123
81
Art. 124
82
Art. 125
83
Art. 126
84
Art. 128
85
Art. 129
86
Art. 130
87
Art. 138. Por primera vez aparece con rango constitucional el concepto de readaptación del reo.
88
Art. 131

158
puede incomunicar con persona alguna, a menos que la orden de prisión así lo
disponga, lo cual no puede continuar después de tomada la confesión al preso89;
son reos de prisión arbitraria los que contravienen las disposiciones precedentes
y todo aquel que no estando autorizado por la ley expediere, firmare, ejecutare o
hiciere ejecutar la prisión o detención90 ; se permite la fianza para no ser llevado ni
detenido en la cárcel, salvo en las causas que lo permita la ley91; se protege el
domicilio por lo que ninguna casa puede ser registrada sino por mandato escrito
de autoridad competente, salvo por las declaraciones de un testigo que presten
motivo para el allanamiento, el cual deberá efectuarse de día, pero puede hacer-
se en cualquier hora en virtud de la persecución actual de un delincuente, por un
desorden escandaloso que requiera de pronto remedio, o reclamación hecha en
el interior de la casa92; no se permite juramento sobre hecho propio y al tomarse la
confesión al reo, se le dará conocimiento de lo declarado por dos testigos y de
todos los documentos que obran contra él, de allí en adelante el proceso es públi-
co93, el proceso era mixto, al inicio secreto y de la declaración del reo en adelante
público.

8. Gobierno de los Departamentos y de los pueblos.

El gobierno de cada Departamento es atribuido a un Jefe nombrado por el Poder


Ejecutivo y sus atribuciones las determinaba una ley94.

Para el gobierno interior de los pueblos se establecen las municipalidades com-


puestas de alcalde o alcaldes, regidores, de procurador o procuradores y síndi-
cos popularmente electos.

El número de personas que debe componer este gobierno municipal, los pueblos
que deben tenerlo, sus atribuciones y el modo de ser nombrados también serán
arreglados por una ley particular95.

Todos los funcionarios antes de tomar posesión de los cargos jurarán sostener y
defender la Constitución Federal y la del Estado de Nicaragua. Son responsables
con arreglos de las leyes en el ejercicio de sus funciones96.

En los artículos 152-164 de la Constitución se regula lo relacionado con la decla-


ración de formación de causa contra los funcionarios que gozan de inmunidad.

89
Art. 132
90
Art. 133
91
Art. 134
92
Art. 135
93
Art. 137
94
Art. 149
95
Arts. 150 y 151
96
Arts. 152 y 153

159
9. De la formación, sanción y promulgación de la ley

A. Formación de la ley

Solo tienen iniciativa para presentar la ley a la Asamblea Nacional los diputados y
el Poder Ejecutivo. Debe presentarse por escrito97.

El proyecto de ley se lee dos veces en días diferentes antes de admitirse o no a


discusión. Admitido se observarán las reglas establecidas en el Reglamento inte-
rior de la Asamblea. Si el caso es urgente a juicio de la Asamblea se podrá dispen-
sar esta formalidad98.

Una vez que se desecha el proyecto no puede proponerse otra vez en el mismo año99.

Aprobado el proyecto, se extenderá por triplicado en forma de ley. Se leerá en la


Asamblea y firmado por el Presidente y el Secretario se envía al Consejo Repre-
sentativo para su sanción, pues toda resolución de la Asamblea necesita para ser
válida la sanción de éste órgano constitucional, salvo algunas excepciones esta-
blecidas en el artículo 86100.

El Consejo puede dar o negar (veto) la sanción por mayoría absoluta de votos.
Tiene quince días para dar o negar la sanción, pasado los cuales sin haberla dado
o negado, se entiende dada por el mismo hecho101.

El Consejo negará la sanción (vetar) cuando sea contraria a la Constitución Fede-


ral o a la del Estado de Nicaragua, o cuando juzgare que no es conveniente a los
intereses del Estado o de la República. En tal caso devolverá uno de los origina-
les a la Asamblea, la cual examinará y discutirá el veto. Si el proyecto de resolu-
ción de la Asamblea fuere ratificado por las dos terceras partes de votos, el veto
es rechazado y la sanción tendrá que ser dada por el Consejo. Si el veto no es
rechazado por el número de votos indicados, no podrá proponerse la resolución
sino hasta el año siguiente102.

El proyecto de ley sancionado pasará al ejecutivo para su promulgación y publica-


ción103.

97
Art. 82
98
Art. 83
99
Art. 84
100
Arts. 85 y 86
101
Arts. 87 y 88
102
Art. 89
103
Arts. 90 y 92

160
10. Sistema electoral

Este sistema es parecido al de la Constitución de Cádiz y la Federal. Es un siste-


ma complicado como el de esas dos Constituciones. La elección es indirecta y de
tres grados: las Juntas Populares, las Juntas de Distrito y las Juntas Departamen-
tales. Las Juntas Populares se constituían por los ciudadanos en el ejercicio de
sus derechos, los que nombran a los electores primarios; las Juntas de Distrito
estaban integradas por los electores primarios; y las Juntas Departamentales de
los electores de distrito.

Las Juntas Departamentales harán la elección de los Diputados a la Asamblea,


del Jefe y Vice Jefe de Estado, de los Consejeros, de los Magistrados de la Corte
Suprema de Justicia, de los representantes al Congreso Federal104.

11. Cumplimiento de la Constitución y las leyes y reformas de la misma.

La defensa de la Constitución y de las leyes la hace la Asamblea Legislativa. Para


remediar la inconstitucionalidad de las resoluciones de las leyes, la Asamblea
tendrá que derogarlas o anularlas y hacer efectiva la responsabilidad contra las
que la violan105. Es un auto control político.

La Constitución tiene fuerza derogatoria contra las leyes anteriores que se le


opongan106.

Las reformas de la Constitución, según los artículos 165 a 167, pueden ser parcial
o total. La reforma parcial está sujeta al procedimiento siguiente: i) Tienen inicia-
tiva para presentar el proyecto de reformas al menos tres diputados y se leerá dos
veces con el intervalo de ocho días; ii) Si se admite a discusión se pasará a una
comisión, la que dictaminará después de doce días, el cual se leerá por dos veces
con el mismo espacio de tiempo del proyecto. iii) La reforma o adición requiere
para su aprobación dos tercios de votos de los diputados que se hallaren presen-
tes, luego requiere de una nueva aprobación de la siguiente legislatura; si el pro-
yecto no fuere admitido no puede proponerse nuevamente en el mismo año.

Solamente después de tres años puede reveerse en su totalidad la Constitución.


Para declararse la revisión total se seguirá el procedimiento anteriormente seña-
lado para la reforma parcial y una vez aprobada la revisión total se convocará a
una Asamblea constituyente, cuyos diputados traerán de sus comitentes poderes
bastantes y especiales por el tiempo que falta de período107.

104
Arts. 47 y sigts.
105
Art. 163
106
Art. 167
107
Art. 110

161
162
CAPITULO VI
CONSTITUCION DEL ESTADO INDEPENDIENTE DE 1838

Sumario: 1. Antecedentes históricos. 2. Tipo de Constitución. 3. Principios funda-


mentales. 4. Derechos, libertades y deberes fundamentales de los nicaragüenses
y ciudadanos. 5. Derechos y deberes del Estado. 6. Estado confesional. 7. El
Poder Legislativo. 8. El Poder Ejecutivo. 9. El Poder Judicial. 10. Responsabilidad
de las Supremas Autoridades del Estado. 11. El gobierno de los departamentos y
de los pueblos. 12. Cumplimiento de la Constitución y las leyes y reformas a la
misma.

1. Antecedentes históricos

Don Dionisio Herrera, de origen hondureño, era líder liberal e ilustrado. Luego de
pacificar el país tras la guerra de las juntas entre Argüello y Cerda, hizo un buen
gobierno, lo cual fue reconocido por la generalidad del pueblo. Pero tenía mu-
chos enemigos adentro y afuera de Nicaragua, principalmente del clero.

En 1832 se inició en Nicaragua un movimiento para reformar la Constitución Fede-


ral, a la cual casi todas las tendencias políticas encontraban defectos. Herrera
convocó a sesiones extraordinarias a la Asamblea para considerar la iniciativa de
reforma, la cual fue acogida por Decreto del 3 de diciembre de 18321, y comunica-
da al Congreso Federal para su consideración inmediata, pero éste se niega a
convocar a una Asamblea Constituyente para hacer la reforma. En el consideran-
do primero del mencionado Decreto se expresaba «que los pueblos desean con
ansia la indicada reforma, por estar persuadidos que de ella depende el alivio de
los males que sufren, y que en ella esperan su felicidad». Según algunos historia-
dores se extendía en Centroamérica la idea de que la causa de los males era el
sistema federal.

Esta actitud negativa le crea dificultades a Herrera, quien vio surgir una fuerte
oposición a su gobierno que lo obliga a renunciar ante la Asamblea que convoca
para tal propósito, la cual le fue admitida en virtud del Decreto del primero de mayo
de 1833, que al llegar al conocimiento del pueblo de la capital se pronunció nue-
vamente anunciando la lucha. Ante este levantamiento, la Asamblea le pidió a
Herrera que reasumiera el cargo, dándole facultades extraordinarias para mante-
ner la paz y el orden.

Esta situación provoca otra lucha armada. Managua, Masaya, Metapa, Matagalpa,
Nandaime, Rivas y San Jorge adversaban a Herrera y, ante la noticia de que este
reasumía el poder, se adhirieron a la insurrección.

Herrera era un hombre prudente y con el deseo de que volviera la paz pública
publicó un manifiesto explicando la desastrosa situación del país, llamando al or-
1
Cfr. decreto en las Constituciones Políticas y sus reformas en la Historia de Nicaragua, recopilación, introducción
y notas de Antonio Esgueva Gómez, Editorial Parlamento. Managua, 1994. T.I. págs. 279 y 280.

163
den y a la cordura, ofreció elecciones para que el país escogiera a sus gobernan-
tes y prometió que se harían las reformas pedidas.

No obstante los revolucionarios atacaron León, pero fueron vencidos el 1 de mayo


de 1833. En Masaya el coronel Cándido Flores, con las tropas granadinas fieles
al gobierno, derrotó a los revolucionarios.

Herrera insistió nuevamente en la paz, para lo cual ofrecía indultos y les pedía a
los líderes revolucionarios el fin de la guerra; todo fue inútil. Ante tal estado de
cosas, Herrera ordenó atacar Managua, foco principal de la revolución, con las
tropas de León y Granada, al mando de los coroneles José Zepeda y Cándido
Flores respectivamente, Managua fue atacada el 30 de junio de 1833 y cayó en
manos de las tropas de Herrera.

Al concluir el período constitucional de Don Dionisio Herrera como Jefe de Estado,


le sucedió en el cargo el Consejero Don Benito Morales hasta que terminó legal-
mente su misión en marzo de 1834.

El 10 de marzo de 1834, el Consejo Representativo encarga provisionalmente el


gobierno al doctor José Núñez, quien era Presidente de dicho Consejo. Su ideo-
logía era liberal. Este nombramiento fue aceptado por la mayoría de los nicara-
güenses, pero el militarismo ya había enraizado en el país.

El Coronel Cándido Flores organizó un movimiento revolucionario en Metapa. Pedía


la reforma federal. Recibió la ayuda de Granada, rival de León. En esta oportuni-
dad, Managua apoyó al gobierno, el cual mandó tropas a protegerla; pero los
revolucionarios ya la habían tomado, por lo que las tropas regresaron. Los pue-
blos de Nicaragua tomaron partido en uno y otro bando.

Al país ingresaron unos comisionados federales, pero uno era de Granada y el otro de
León. Los dos se dividieron, el de Granada se sumó a la revolución y el de León al
gobierno y en lugar de lograr la pacificación, incrementaron la intensidad de la guerra.

Núñez le pidió a los sublevados que se rindieran. De lo contrario, serían atacados


y castigados. El gobierno retomó Managua el 13 de agosto y los revolucionarios,
derrotados, se trasladaron a Granada, donde intentaron reagruparse, pero se
convencieron que era inútil y a los pocos días las tropas del gobierno entraron a
Granada y establecieron el orden, acabando así con la guerra civil.

El 21 de febrero de 1835 la Asamblea Legislativa del Estado declaró popularmen-


te electo en el mes de diciembre del año anterior como Jefe de Estado a don José
Zepeda y a don José Núñez como Vice-Jefe. El Gobierno de Zepeda fue progre-
sista. Estableció por primera vez el juicio por jurado, restableció el Tribunal de
Cuentas, se decretó por la legislatura del 27 de abril de 1837 el primer Código
Penal, publicado en 1839; reguló los procedimientos criminales y un primer perió-

164
dico oficial denominado Telégrafo Nicaragüense. Todo esto con ayuda de la Asam-
blea. Zepeda, conociendo que la reforma constitucional era una aspiración de los
nicaragüenses y arma de los revolucionarios, insistió ante el general Morazán
para que se llevara a cabo, pero éste manifestó que se haría más tarde.

El 25 de enero de 1837 los coroneles Bernardo Méndez y Casto Fonseca, acom-


pañados de otros militares y simpatizantes, se sublevaron; apoderándose de las
armas de la capital, capturaron al Jefe de Estado, al Comandante General y a
otras personas. Zepeda, junto con los otros militares, trató de huir. Pero fue
muerto en la persecución junto con otro de los que escaparon. A los demás los
mataron en la cárcel. La captura de Zepeda la hizo Braulio Mendiola, un criminal
que estaba preso y a quien libertaron los revolucionarios. Ya como caudillo de la
revolución, recorría las calles sembrando el terror a la cabeza de turbas agitadas
y desenfrenadas.

El Alcalde de la capital Don Vicente Jerez le pidió al Vice Jefe de Estado Don José
Núñez que asumiera el Poder Ejecutivo y restableciera el orden. Así lo hizo y le
ordenó al Alcalde que capturara a Braulio Mendiola y lo fusilara en el acto. Fue
capturado en el cuartel y ejecutado.

La pacificación tenía que completarse con otros arreglos y también mediante la


organización del gobierno. El coronel Bernardo Méndez fue llamado a la Coman-
dancia General, restableciendo el militarismo a pesar de la oposición del Vice-Jefe
Núñez.

En enero de 1838 se realizó un conato de revolución, pero fracasó, siendo deste-


rrados algunos revolucionarios. El Vice Jefe Núñez se separó del mando y le
sucedió el consejero Don Francisco Jiménez Rubio.

Se practicaron elecciones de autoridades supremas. En esta elección popular


resultaron electos Jefes de Estado Don José Núñez y Vice Jefe de Estado Don
Joaquín de Cósio.

Bajo la Federación, los estados federados vivían en constante lucha y anarquía,


lo cual se atribuía en parte a la mala estructura de la Constitución Federal, sin un
centro de unión fuerte. Según parece, la generalidad pensaba que la Constitu-
ción tenía vicios muy marcados y que, como consecuencia, era preciso reformar-
la, pues unos querían una fuerte centralización en el Estado Federal y otros una
descentralización y pretendían independizarse de la Federación.

La Asamblea de Nicaragua se reunió y acordó, por Decreto del 4 de diciembre de


18372, la convocatoria de una Asamblea Constituyente para la reforma de toda la
Constitución del Estado, la cual debía instalarse el primero de marzo de 1838 en la

2
Cfr. decreto en Las Constituciones Políticas y sus reformas en la Historia de Nicaragua. Ob. cit. T.I., págs.
284, 285 y 286.

165
Villa de Chinandega y después decretaría el lugar de su residencia. No se hicie-
ron esperar las protestas: unos decían que la Constituyente no podía rever la
totalidad de la Constitución porque eso sería alterar el Pacto Federal y sólo admi-
tían una reforma parcial; otros opinaban que la Constituyente no se constituiría
legalmente porque la forma en que se practicaría la elección de los diputados no
estaba de acuerdo con la Constitución.

La Constituyente se instaló por Decreto del 31 de marzo de 1838 en la villa de


Chinandega, el cual fue sancionado el 2 de abril del mismo año. Su Presidente
fue el presbítero Don Pedro Solís. Formaban parte de ella ilustres personas como
Don Pablo Buitrago, Don Hermenegildo Zepeda y Don Fruto Chamorro. El día de
su inauguración, su Presidente, Don Pedro Solís, manifestó en un extenso discur-
so que la desgracia de Nicaragua se debía al sistema federal de gobierno. El
discurso fue bien recibido.

La Asamblea Legislativa ordinaria, por Decreto del 30 de marzo de 1838, suspen-


de sus sesiones ordinarias para continuarlas el 31 de agosto siguiente por razo-
nes económicas ante la inmediata instalación de la Asamblea Constituyente, cu-
yas sesiones no están prohibidas por ley alguna en circunstancias favorables3.

Por Decreto del 30 de abril de 1838, la Asamblea Constituyente asume las funcio-
nes de la Asamblea Legislativa hasta que aquella sea disuelta y, como conse-
cuencia, la declara en perpetuo receso. Aduce que resulta muy gravoso para el
exhausto erario una nueva reunión de la Asamblea Legislativa e innecesaria por-
que sus funciones las puede asumir la Asamblea Constituyente, la que no debe
disolverse hasta que apruebe la nueva Constitución. Se expresa que conviene
distinguir entre actos legislativos que la Asamblea Constituyente en asociación del
Consejo Representativo aprueba y los que nacen del Poder Constituyente, el cual
se ejerce sin la intervención de ninguna otra autoridad o poder. En los actos
legislativos el Poder Constituyente sólo legisla sobre los objetos necesarios para
la conservación del Estado4.

Por decreto de 16 de diciembre de 1837 se establecieron las bases de la repre-


sentación a la Asamblea Constituyente. Veamos algunas: la representación de-
partamental se repartía así: tres propietarios y dos suplentes para el de Nicara-
gua, cuatro propietarios y cuatro suplentes para el de Granada, cuatro propieta-
rios y tres suplentes para el de Segovia, cuatro propietarios y tres suplentes para
el de León; la elección es de tercer grado para la cual se celebraban Juntas Popu-
lares, Juntas de Distrito y Juntas Departamentales, pero para instalarse se nece-
sita, por lo menos once diputados; las Juntas Departamentales comparecían ante
los jueces de primera instancia para otorgarles poder amplio y especial a los dipu-

3
Cfr. el decreto en las Constituciones Políticas y sus reformas en la Historia de Nicaragua. Ob. cit., págs.
291 y 292.
4
Cfr. el decreto en Las Constituciones Políticas y sus reformas en la Historia de Nicaragua Oc. cit. T.I., págs.
293 y 294.

166
tados para la revisión de la Constitución bajo un gobierno popular representativo,
la salvaguarda de la soberanía del Estado y de los derechos naturales e
imprescriptibles del hombre. Las mismas Juntas Electorales daban instrucciones
por separado sobre las variaciones o reformas que la Constitución demanda para
la prosperidad del Estado55. Es una clara aceptación de la teoría del mandato
representativo documentado por escrito ante los jueces y también directamente
por las autoridades electorales.

La Constituyente se trasladó a la capital para continuar sus trabajos. Por Decreto


del 30 de abril de 1838 la Asamblea Constituyente declaró solemnemente que el
Estado de Nicaragua era libre, soberano e independiente de todo otro poder,
terminando así con el Pacto Federal6.

El 12 de noviembre de 1838 la Asamblea Constituyente sanciona la nueva Cons-


titución del Estado de Nicaragua. Era Jefe del Estado Don José Núñez. Se sancio-
na seis meses después del rompimiento del Pacto Federal. La suscribieron cator-
ce diputados.

2. Tipo de Constitución

Es una Constitución no desarrollada en materia social, con marcado carácter libe-


ral. Contiene ciento noventa y ocho artículos. En el Capítulo IV se refiere a los
deberes y derechos de los nicaragüenses y ciudadanos, y en el Capítulo II regula
los derechos y deberes del Estado.

3. Principios fundamentales

Los principios fundamentales son los siguientes:

a) Estado unitario. Nicaragua se constituye en un Estado unitario, rompiendo


con la Federación, pero deja abierta la posibilidad de pertenecer a la Fede-
ración de Centroamérica por medio de un pacto7.
b) La soberanía. El estado es libre, soberano e independiente8.
c) La libertad, igualdad, seguridad y propiedad. Se establece que son dere-
chos de los nicaragüenses la libertad, la igualdad, la seguridad y la propie-
dad; los cuales son innegociables e imprescriptibles, como inherentes a la
naturaleza del hombre. Deben ser conservados por la sociedad y el Estado9.
d) Se acepta el gobierno fundado en el mandato representativo. En el artículo
7 se dispone que el Estado, del cual dimanan los poderes, no puede ejercer-
los, sino por delegados suyos en la forma establecida en la Constitución. Por

5
Cfr. el decreto en Las Constituciones Políticas y sus reformas en la Historia de Nicaragua, T.I., págs. 286,
287, 288, 289 y 290.
6
Cfr. el decreto en Las Constituciones y sus reformas en la Historia de Nicaragua, Ob. cit. T.I, págs. 291 y 292.
7
Arts. 1, 12 y 16.
8
Art. 4
9
Arts. 6 y 25

167
otra parte, el artículo 49 establece que el gobierno del Estado es republica-
no, popular, representativo, cuyo objeto es la felicidad de los individuos que
componen el mismo Estado.
Esta representación no es perpetua, sino temporal, pues el artículo 52 esta-
blece que ningún funcionario de los altos poderes es perpetuo. La Constitu-
ción señala las épocas en que deben renovarse.
e) Se consagran los derechos y libertades del hombre y el ciudadano. El Capí-
tulo IV está dedicado a los derechos de los nicaragüenses y ciudadanos,
estableciendo también los deberes.
f) Se establece la división de poderes. La soberanía del Estado se divide para
su ejercicio en los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. El legislativo reside
en las dos cámaras: la de diputados y la del Senado. El poder ejecutivo en
un Supremo Director y el judicial en la Suprema Corte de Justicia10.

4. Derechos, libertades y deberes fundamentales de los nicaragüen-


ses y ciudadanos.

Haré una enumeración de los derechos, libertades y garantías; a saber:

a) Como ya expresamos son derechos fundamentales de los nicaragüenses la


libertad, la igualdad, la seguridad y la propiedad.
b) La libertad es la base del sistema. Se proscribe la esclavitud y, como conse-
cuencia, todo hombre es libre en el Estado y nadie puede venderse ni ser
vendido11.
c) La libertad negativa es reconocida, pues nadie tiene obligación de hacer lo
que la ley no ordena, ni puede impedírsele lo que ella no prohíbe12.
Las acciones privadas que no hieren el orden, la moralidad, ni la decencia
pública, ni producen perjuicio a tercero, están fuera de la ley13.
d) Se consagra el derecho a libre comunicación del pensamiento de palabra,
por escrito o por la imprenta, sin previa censura. Pero se responsabiliza ante
la ley al que abusa de ella14.
e) Se acepta el derecho de opinión y nadie puede ser inquietado, molestado ni
perseguido por sus opiniones de cualquier clase y naturaleza que sean, pero
bajo la condición de que por un acto positivo no se viole la ley15.
f) Se establece el derecho de petición de acuerdo con la forma que lo arre-
gle la ley16.
g) Se reconoce el libre tránsito en el interior del país, lo mismo que la libertad de
salir y entrar al país siempre que la persona se halle libre de toda responsa-
bilidad17.

10
Arts. 50 y 51
11
Arts. 25 y 26. Se mantiene la prohibición de la Constitución Federal y la del Estado de Nicaragua de 1826.
12
Art. 27
13
Art. 28
14
Art. 29
15
Art. 30
16
Art. 31
17
Art. 32
168
h) La inviolabilidad del domicilio es considerado de gran importancia. El artículo
33 declara que la casa de cualquier habitante del Estado es un asilo sagrado
que no puede ser violado sin cometer crimen, fuera de los casos prevenidos
en la Constitución y las formalidades que ella prescribe18.
i) Nadie puede ser detenido, ni preso, sino en la forma que se establece en la
Constitución y que veremos más adelante19.
j) No se pueden ocupar los papeles de los habitantes, salvo en los delitos de
traición a la patria por autoridad competente para averiguar la verdad y en
presencia del interesado, al que deben regresarse sino tiene relación con lo
que se indaga20.
El secreto de las cartas es inviolable y las substraídas de las oficinas de
correo, de sus conductores o de cualquier otro lugar, no tienen efecto legal,
ni presentarse como prueba contra ninguna persona21.
k) La ley ex post facto o retroactiva se estima de tiránicas e injusta y cualquiera
tiene derecho en todo tiempo de reclamar la ley anterior aplicable. Como
consecuencia, ninguna autoridad puede anular ningún acto público o priva-
do ejecutado conforme la ley anterior vigente al tiempo de su verificación, o
sin la prohibición de una ley preexistente22.
l) El juicio y la pena deben ser obra de autoridad judicial competente de acuer-
do a los procedimientos establecidos por la ley, ni el legislativo y ejecutivo
pueden juzgar ni imponer pena23.
m) Se considera la proscripción como un acto inhumano contrario al objeto de la
sociedad. Por tal razón, se prohíbe la pena de excluir de la protección y
seguridad de la ley a los habitantes del Estado24.
n) Ya vimos que la propiedad es un derecho fundamental protegido por el Estado.
Por tal razón se ha dispuesto que la confiscación, definida como la apropia-
ción del fisco de los bienes de alguna persona, no puede imponerse por
ningún delito, cualquiera que fuere su naturaleza o enormidad, ni so pretexto
de indemnizar a los fondos públicos25. La propiedad de los habitantes y cor-
poraciones son garantizados por la Constitución, por lo que ninguna autori-
dad puede tomarlas, ni perturbar su libre uso y solo pueden ocuparlas
(expropiarlas) por interés público calificado por la ley y previa indemniza-
ción26.
La confiscación difiere de la expropiación en que tiene carácter punitivo, con-
sistente en que el despojado de sus bienes no recibe nada a cambio, y en
que es una pena que trasciende a la familia del condenado. Por tal razón la
prohibición de las confiscaciones todavía persiste. La historia registra las
atrocidades de la confiscación.

18
Art. 33
19
Art. 34
20
Art. 35
21
Art. 36
22
Arts. 37 y 44
23
Art. 38
24
Art. 39
25
Art. 40
26
Art. 41

169
o) La Constitución garantiza la protección de la vida, la reputación, la libertad y
la seguridad de todos los habitantes. Nadie puede ser privado de tan sagra-
dos derechos, sino con las formalidades y en los casos prevenidos por ley27.
Esta última parte del artículo 42 daba lugar a que la ley ordinaria pudiera
establecer penas privativas de la libertad y la pena de muerte.
p) Sólo el poder legislativo puede imponer impuestos y en justa proporción a las
facultades de cada contribuyente.
Ninguna contribución debe recaer sobre determinadas personas28.
q) Las garantías consignadas en la Constitución no pueden ser anuladas en la
sustancia y sus efectos por ningún Poder, el cual carece de facultad para
ello. Como consecuencia, cualquier determinación, sea en forma de ley, de-
creto, providencia, sentencia, auto u orden que
los contraríe, es por el mismo hecho nulo y ninguno tiene obligación de aca-
tarla ni obedecerla29.
Se consagra el derecho a la desobediencia civil, que sirvió de argumento,
entre otros, para pedir la derogación de la Constitución.
r) Los ciudadanos tienen derecho a optar a cargos públicos del Estado. Entre ellos
no existen distinciones sociales, sino los que dan las virtudes y el talento30.
Sin embargo, el sufragio activo y pasivo es restringido, pues es preciso tener
alguna propiedad, oficio o profesión de qué subsistir31 y solo los ciudadanos
en ejercicio pueden obtener y ejercer oficios públicos y sufragar en las elec-
ciones populares32.
Los ciudadanos de los otros Estados pueden ser electos para destinos que
no requieren vecindad en el Estado33.
Los habitantes del Estado, sin excepción ni privilegio alguno, tienen las obli-
gaciones siguientes: obedecer y respetar la ley, la cual es igual para todos,
ya premie o castigue; obedecer a las autoridades; defender a la patria con
las armas de acuerdo a la ley; contribuir con los gastos públicos legalmente
decretados en proporción a sus haberes34.
Los ciudadanos también están obligados a servir los cargos públicos de acuer-
do a lo establecido por la ley35.

5. Derechos y deberes del Estado

Como la Constitución de 1826, ésta regula los derechos y deberes del Estado,
cuando en realidad el Estado solo tiene competencias, potestades y deberes.
27
Art. 42. El Código Penal de 1839 establecía la cárcel por deuda. El deudor ejecutado por sus deudores
que no puede pagar a sus acreedores era declarado deudor fraudulento y penado con dos o cuatro
años de prisión y suspensión de sus derechos civiles y políticos, a menos que demuestre que su
insolvencia la ha ocasionado una casualidad que no la pudo evitar y que su conducta es honrada y
laboriosa. (arts. 309 y 310).
28
Art. 43
29
Art. 45
30
Art. 46
31
Art. 18
32
Art. 23
33
Art. 24
34
Art. 48
35
Art. 47
170
Haré una enumeración de las competencias, deberes y obligaciones del Estado, a
saber:

a) La soberanía pertenece al Estado. No es que niegue que la soberanía pro-


viene del pueblo porque en el artículo 1 entiende que el Estado lo componen
todos sus habitantes. Nadie puede arrogarse esa soberanía.
b) El primer objeto (obligación) del Estado es la conservación de la libertad,
igualdad, seguridad y propiedad36.
c) El poder del Estado se ejerce por medio de representantes37.
d) Los funcionarios tienen la competencia que les ha sido atribuida conforme la
ley. Ninguno es superior a ella y por ello se les debe obediencia y respeto38.
En estas disposiciones descansa el principio de legalidad.
e) La fuerza pública es esencialmente obediente, instituida para la seguridad
común y se le prohibe deliberar estando en servicio. El que abusare de ella
comete grave crimen39.
f) La policía de seguridad estará a cargo de autoridades civiles, según determi-
nen las leyes40.
g) En el Estado ningún oficio público es venal, ni hereditario. No habrán conde-
coraciones ni distintivos de sucesión, ni vinculaciones41.
h) La población no puede ser desarmada, ni se puede despojar a persona algu-
na de cualquier clase de arma que tenga en su caso o de los que lleve
lícitamente, salvo que con fuerza armada haya tumulto, rebelión o ataque a
las autoridades constituidas42.
i) No podrán impedirse, salvo en los casos contemplados anteriormente, las
reuniones populares que tengan por objeto algún placer honesto, discutir
política o examinar la conducta pública de los funcionarios43.
j) El Estado cumplirá con lo pactado con los demás Estados de la unión, reco-
nocerá lo que le corresponde de la deuda general y de los gastos de la
administración general y la defensa común44.

6. Estado confesional

El artículo 53 declara que la religión católica, apostólica y romana es la que profe-


sa el Estado, cuyo culto protege el gobierno, pero no se prohíbe el ejercicio públi-
co de las demás religiones. Esto da margen para concederle apoyo económico o
de otra índole a la Iglesia Católica y no a las otras, sin que pudieran alegar viola-
ción del principio de igualdad. Sin embargo, representó un avance al permitir el

36
Art. 6
37
Art. 7
38
Art. 8
39
Art. 9
40
Art. 10
41
Art. 11
42
Art. 13. En los Estados Unidos de América, el derecho de tener y portar armas fue establecido en la
Enmienda del 11 de diciembre de 1791.
43
Art. 14
44
Art. 16

171
culto de las otras religiones, lo que estaba vedado en las anteriores Constitucio-
nes. Penetra un poco más el liberalismo en la libertad religiosa, a pesar de que el
Estado adopta la católica.

7. El Poder Legislativo

A) Su elección y organización

El poder legislativo está atribuido a una Asamblea compuesta de dos cámaras: la


Cámara de Representantes y la Cámara del Senado. Los representantes son
popularmente elegidos en elecciones de segundo grado por las juntas electorales
de distrito45 y los senadores en elección de tercer grado por las juntas electorales
departamentales46. Ambas cámaras son independientes entre sí47.

Para las dos Cámaras rigen las disposiciones siguientes: sus sesiones se cele-
braran sin necesidad de convocatoria el día primero de febrero de cada año y
duran tres meses, pudiendo prorrogarse un mes más por el acuerdo de ambas
cámaras48; también cerrarán las sesiones al mismo tiempo y ninguna de ellas po-
drá suspenderla o prorrogarla por más de tres días sin el consentido de la otra, lo
mismo que su traslado a otro lugar49; para aprobar cualquier resolución se necesi-
ta la concurrencia de las dos terceras partes o más de los miembros que integran
cada Cámara (quórum legal) y el acuerdo de más de la mitad de los presentes,
excepto cuando la Constitución exige mayor número (mayoría especial), pero una
minoría podrá obligar a los ausentes a concurrir de acuerdo al modo y bajo las
penas establecidas en el reglamento50, los representantes y senadores no podrán
tener empleo de provisión del gobierno, ni ascenso que no sea de rigurosa esca-
la51; no son responsables por las proposiciones, discurso o debate, de palabra o
por escrito, emitido dentro o fuera de las cámaras, en asuntos relativos a su des-
tino y en el período de sesiones y un mes después no pueden ser demandados
civilmente, ni ejecutados por deudas52.

Las Juntas electorales de distrito nombrarán un diputado y su suplente por cada


veinte mil habitantes o residuo de diez mil53. Es renovada cada año por mitad y se
permite la reelección por una sola vez sin intervalo. En el primer año saldría por
suerte el mayor número, si fuera impar, en el segundo el menor, y así irán alter-
nando sucesivamente54. Para ser representante se necesita tener veinticinco años
de edad, haber sido ciudadano durante cinco años, encontrarse en el ejercicio de

45
Arts. 54 y 69
46
Arts. 54 y 74
47
Arts. 84
48
Art. 85
49
Art. 86
50
Art. 87
51
Art. 88
52
Art. 89
53
Arts. 69, 91 y 92
54
Art. 93

172
sus derechos ciudadanos55, pero no debemos olvidar que el voto pasivo es res-
tringido por razones de fortuna u oficio. Los funcionarios que ejerzan mando o
jurisdicción en el distrito no podrán ser representantes donde los ejercen, como
tampoco el empleado del gobierno en actual ejercicio al tiempo de la elección56. El
gobierno de la cámara de representantes está integrada por un Presidente y los
secretarios que el reglamento designe57.

Cada Junta Electoral Departamental elegirá por primera vez dos senadores y dos
suplentes58. La cámara del senado se renovará por cuartas partes cada año,
saliendo los tres primeros años los que designe la suerte entre los primeros nom-
brados59. Se permite la reelección una vez sin intervalo alguno60. Para ser Sena-
dor se necesita ser natural de la República, tener treinta años de edad, siete años
de ser ciudadano, estar en actual ejercicio de sus derechos y poseer un capital
libre de mil pesos61. Este último requisito especial es una aplicación del principio
general del sufragio restringido. No se les permite ser senadores a los eclesiásti-
cos, ni a los que no pueden ser representantes62. El gobierno del senado estará
a cargo de un Presidente y los secretarios que el reglamento indique63.

B) Facultades comunes a ambas Cámaras.

Existen funciones que son realizadas igualmente por ambas cámaras, pero sin
que una intervenga en la otra para su realización. Tanto en la Cámara de Repre-
sentantes como en la del Senado se realizan las funciones siguientes: calificar las
elecciones de sus miembros; llamar a los suplentes en caso de muerte, imposibi-
lidad o falta temporal del propietario; conocer y admitir las renuncias que por cau-
sa graves o justificadas hagan sus miembros, para lo cual se necesita el voto de
las dos terceras partes, como una consecuencia del deber que tienen los funcio-
narios publicos de ejercer su función de acuerdo con el artículo 47; arreglar el
orden de sus sesiones y debates; pedir informe al gobierno sobre cualquier ramo
de la administración lo mismo que el estado de los ingresos y egresos o de algu-
nas de las rentas; invitar a la otra

Cámara para deliberar reunidos en los casos que sea necesario64.

C) Sesiones extraordinarias de ambas Cámaras.

Se podrán celebrar sesiones extraordinarias, pero solo podrán tratarse los nego-
cios que se expresen en el decreto de convocatoria. No obstante, podrán ocupar-

55
Art. 95
56
Art. 96
57
Art. 97
58
Art. 99
59
Art. 100
60
Art. 101
61
Art. 103
62
Art. 104
63
Art. 105
64
Art. 106
173
se de otro asunto que no esté en el decreto y que surja imprevistamente con tal
que sea muy urgente y de interés común a juicio de la mayoría de las Cámaras y
que preceda la iniciativa del gobierno. También pueden conocer de las acusacio-
nes contra los funcionarios, de los asuntos puramente económicos o del gobierno
interior de las Cámaras65.

D) Atribuciones del poder legislativo en Cámaras separadas.

De estas atribuciones conocen ambas Cámaras en forma sucesiva, una después


de la otra y el proyecto de ley o resolución puede iniciarse en cualquiera de ellas,
ya sea en la Cámara de Diputados o en la del Senado66.

Estas atribuciones, entre otras, son las siguientes: aprobar las leyes, interpretar-
las y derogarlas en caso necesario; decretar los gastos de la administración del
Estado y las contribuciones para cubrirlos; repartir las contribuciones directas con
proporción a la población y riqueza de cada departamento; decretar, en casos
extraordinarios, préstamos, pedidos e impuestos y contraer deudas sobre el cré-
dito del Estado; reconocer la deuda pública y destinar los fondos para amortizarla;
crear la milicia y levantar la que sea necesaria en tiempo de guerra, y fijando cada
año la fuerza permanente necesaria para tiempos de paz; disponer sobre la admi-
nistración, conservación y enajenación de los bienes del Estado; crear y suprimir
empleos públicos y designar, aumentar o disminuir sus dotaciones; asignar las
rentas del Obispo y Cabildo eclesiástico y autorizar al ejecutivo para promover la
provisión del Obispo y demás piezas eclesiásticas; crear los establecimientos o
corporaciones que fueren necesarias para el mayor orden de la justicia, econo-
mía, instituciones de caridad y beneficencia pública y señalarle los fondos y arre-
glar su administración; regular la forma y solemnidades de los juicios, adoptando
el jurado del modo más adecuado a las circunstancias del Estado, pero conviene
advertir que ya se había promulgado el 20 de mayo de 1835 la primera ley esta-
bleciendo el procedimiento por jurado; conceder amnistía o indulto cuando lo exija
la tranquilidad y seguridad pública u otra causa grave y lo proponga el ejecutivo,
decretándose por las dos terceras partes de votos en ambos casos, evitando así
el abuso de esas instituciones; dirigir la educación, creando los establecimientos
necesarios para toda clase de enseñanza y proveerlas de los recursos necesa-
rios; velar sobre la observancia de la Constitución y la ley, haciendo que se lleve a
efecto la responsabilidad de los funcionarios que las hayan violado bajo un siste-
ma de control político mediante la derogación de la ley inconstitucional67.

E) Atribuciones de las Cámaras reunidas en un solo cuerpo.

Aquí las Cámaras se fusionan y como un solo cuerpo tienen las atribuciones si-
guientes: arreglar el orden de sus sesiones; usar el veto de las resoluciones

65
Arts. 107 y 108
66
Art. 114
67
Art. 109

174
emanadas del poder federal y de la iniciativa de ella en su caso; calificar las elec-
ciones del Director del Estado y nombrarlo cuando no resulte popularmente elec-
to; declarar por dos tercios de votos la formación de la causa contra los represen-
tantes, senadores y Directores; admitir la renuncia del Director por dos tercios de
votos; nombrar a los funcionarios federales que conforme el convenio le corres-
ponda al Estado; examinar la cuenta de la distribución de los caudales públicos
que presenta anualmente el ejecutivo68.

F) Facultades exclusivas de la Cámara de Representantes.

Estas son facultades privativas y exclusivas de la cámara de representantes, sin


que intervenga la otra cámara. Estos son: hacer el nombramiento del que ejerce-
rá el Poder Ejecutivo faltando el Director del Estado; nombrar a los magistrados de
la Corte de Justicia; admitir la renuncia de los ministros fundados en causas gra-
ves bastantemente aprobada por dos terceras partes de votos; iniciar las leyes de
contribución e impuestos69.

G) Facultades exclusivas de la Cámara del Senado.

Son facultades exclusivas y privativas, en las que no interviene la otra cámara.


Estas son: confirmar o rechazar los nombramientos que haga el ejecutivo de co-
mandante de armas, prefectos departamentales, intendente, tesorero y contralor
general; declarar que ha lugar a la formación de causa contra los secretarios del
despacho, magistrados de la Corte de Justicia en toda clase de delito y contra los
empleados anteriormente señalados en los delitos oficiales; emitir dictámenes al
gobierno sobre asuntos que la Constitución indica70.

Todo proyecto de ley o de resolución puede tener origen en cualquiera de las


Cámaras, pero únicamente los representantes tienen iniciativa de ley sobre con-
tribuciones e impuestos71.

Unicamente los representantes y senadores en su respectiva Cámara y los secre-


tarios de despacho a nombre del gobierno en cualquiera de las Cámaras, tienen
iniciativa de ley o de resoluciones, pero únicamente, como vimos anteriormente,
los representantes tienen iniciativa para hacer proposiciones para nuevos impuestos
y contribuciones72.

Una vez aprobado el proyecto de ley por una Cámara, lo pasará a la otra para que
tomándola a consideración lo apruebe, lo deseche o reforme. En el caso de
reformas el proyecto se tendrá como iniciativa de la Cámara revisora73.

68
Art. 110
69
Art. 111
70
Art. 112
71
Art. 114
72
Ibidem.
73
Art. 116

175
Aprobado el proyecto por ambas Cámaras, pasará al ejecutivo para su sanción y
publicación. El ejecutivo puede sancionarlo y publicarlo, pero también puede ve-
tarlo, devolviendo el proyecto a la cámara de origen puntualizando los fundamen-
tos de su negativa dentro de diez días, el que puede prorrogarse por la cámara
por las dos terceras partes de sus votos. Si transcurre los diez días o la prórroga
en su caso, sin que el Ejecutivo haya vetado el proyecto, éste se entenderá san-
cionado por el mismo hecho74.

El proyecto vetado será examinado de nuevo por las dos cámaras sucesivamente.
Podrá ratificarse por los dos tercios de votos de cada una de las cámaras en cuyo
caso pasará al Ejecutivo para que se publique como ley75.

Si el proyecto no fuere admitido a discusión, si no fuere posteriormente aprobado


o negada su ratificación por alguna de las Cámaras no podrá volverse a tratar en
el mismo año76.

Las resoluciones también necesitan sanción del Ejecutivo, salvo las tomadas den-
tro de las facultades comunes a ambas Cámaras, las que resulten de las tomadas
por las Cámaras reunidas en un solo cuerpo y las que toman en forma exclusiva la
cámara representante y la cámara del Senado77.

Las resoluciones tramitadas como urgentes serán sancionadas por el Ejecutivo


dentro de tres días78.

H) Promulgación de la ley

Sancionada la ley será publicada, para lo cual el Director de Estado deberá circularla
dentro de quince días. Los prefectos departamentales y demás autoridades
subalternas la publicarán en los lugares de su residencia dentro de tercero día de
recibida79.

8. El Poder Ejecutivo

A) Del Supremo Director del Estado

El poder ejecutivo se ejerce por un Supremo Director escogido en elecciones de


segundo grado a través de las Juntas de Distrito. Las Cámaras de representantes
y senadores unidas revisarán y verificarán la elección del Supremo Director de
Estado. Si resulta a favor de un candidato las dos terceras partes de votos la
elección está hecha. Si dos candidatos obtuvieren igual número de sufragios

74
Art. 117
75
Art. 118
76
Art. 119
77
Art. 120
78
Art. 121
79
Art. 122

176
decidirá la suerte, y si no hubiere elección popular se elegirá por mayoría absoluta
de votos el que tenga más de ciento ochenta votos; si no existe esta cantidad se
nombrará entre los que tienen más de noventa votos, sino existe ninguna de las
mencionadas cantidades también nombrarán por mayoría absoluta de votos a
cualquier candidato que obtenga cualquier número de votos80.

Para ser Supremo Director se requiere ser natural de Nicaragua, (los originarios
de los otros Estados tener cinco años de vecindario en Nicaragua), treinta años
de edad, y haber sido ciudadano durante siete años y estar en goce actual de sus
derechos81.

No podrán ser Supremo Director de Estado los jefes militares, de Teniente Coronel
arriba, que estén en actual servicio82.

La duración del Director será de dos años y no se permite la reelección sino hasta
pasado dos años83.

B) Las atribuciones del Poder Ejecutivo

En el artículo 135 se enumeran las atribuciones del Director del Estado. Señala-
remos algunas de ellas: publicar la ley y cuidar de su ejecución y del orden públi-
co; tiene iniciativa de ley sobre las materias que juzgue conveniente, pero no la
tiene para contribuciones e impuestos, asimismo tiene iniciativa para las adicio-
nes, aclaraciones y reformas que a su juicio necesitaren las leyes anteriores; re-
glamentar las leyes para facilitar y asegurar la ejecución; nombrar el comandante
de armas, los prefectos departamentales, el intendente y ministro de tesorería
general, poniendo estos nombramientos en noticia del Senado para su confirma-
ción; nombrar, sin intervención del Senado, el Secretario y Vicesecretario del des-
pacho, Jefes y oficiales militares; nombrar los jueces de primera instancia de ternas
de la sección de la Corte Suprema de Justicia a quien corresponda; proponer a las
Cámaras la amnistía o indulto, cuando la tranquilidad pública u otra grave causa lo
exijan; dirigir las fuerzas armadas, reunir la milicia en caso de insurrección o de
invasión y usar de ellas dando cuenta de ello a las Cámaras; separar libremente y
sin causa al Secretario o secretarios del despacho, lo mismo que removerlos o
suspenderlos o trasladarlos, excepto los jefes cuyo nombramiento exija la aproba-
ción del Senado; informar a cada una de las cámaras al abrir sus sesiones sobre
el estado de todas los ramos de la administración pública y una cuenta de todos
los gastos hechos, con el presupuesto de los venideros; cuidar que se cumplan y
ejecuten las sentencias de los tribunales y jueces; convocar a las reuniones ex-
traordinarias a las Cámaras en caso de amenaza de invasión, trastornos conside-
rables del orden público, o en cualquier otro caso extraordinario en que se juzgue

80
Arts. 70, 75 y 76
81
Art. 130
82
Art. 131
83
Art. 132

177
indispensable la reunión, fijando los asuntos que exclusivamente han de conocer
las cámaras.

C) Secretarios del Despacho

El Poder Ejecutivo tiene los Secretarios del despacho que la ley señale, tomando
en cuenta las diferentes ramos de la administración84.

Todas las órdenes y comunicaciones del Poder Ejecutivo se harán por conducto
del Secretario, las que no se hicieren así no deben ser obedecidas ni respeta-
das85. El Secretario es responsable cuando autorice decretos o providencias del
Poder Ejecutivo contraria a la constitución o a las leyes86.

9. El Poder Judicial

A. Su organización y ejercicio

El poder judicial lo ejercen los jueces y tribunales. Contraerán sus funciones a


juzgar y a que se ejecute lo juzgado y no pueden hacer reglamentos para la ejecu-
ción y aplicación de las leyes, ni suspender el cumplimiento de éstas. Ni el poder
legislativo, ni el ejecutivo, ni otra autoridad podrán ejercer funciones judiciales,
abocarse causas pendiente, ni abrir juicio fenecido87.

La Corte se dividía en dos secciones que residían en dos departamentos distin-


tos. Cada sección de la Corte Suprema es Tribunal de segunda instancia en su
demarcación y de tercera instancia en los juicios de que ha conocido la otra Corte
de Justicia en apelación88.

Cada una de las secciones de la Suprema Corte estará integrada por lo menos de
tres individuos nombrados por un plazo de cuatro años, pudiendo ser reelectos.
Habrá un número igual de suplentes que tendrán las mismas calidades de los
propietarios. Propietarios y suplentes son nombrados en forma exclusiva por la
Cámara de Representantes89.

Para ser Magistrado de la Suprema Corte se requiere ser centroamericano de


origen, ciudadano de ejercicio en sus derechos, del estado seglar y mayor de
veinte y ocho años90.

Existen jueces de primera instancia cuyas competencias y cualidades eran deter-


minadas por la ley91.
84
Art. 137
85
Art. 138
86
Art. 140
87
Art. 150
88
Art. 142
89
Art. 143 y 145
90
Art. 144
91
Art. 147
178
Cada sección de la Suprema Corte, además de las atribuciones que le concede el
artículo 142, tiene las siguientes: dirimir las competencias de los tribunales y jue-
ces inferiores; conocer de los recursos de nulidad contra la sentencia de primer
instancia y de la segunda instancia, en los casos que no caben otros recursos;
proponer ternas al Ejecutivo para el nombramiento de los jueces de primer instan-
cia en su respectiva demarcación; velar por la conducta de los jueces inferiores,
procurando de que se administre la justicia en forma pronta y cumplida; conocer
de las causas de responsabilidad de los jueces de primer instancia92; conocer de
las causas de responsabilidad del Director del Estado y de los demás funcionarios
que el Senado declare haber con formación de causa, correspondiendo el cono-
cimiento de todos estos asuntos a la sección de la Corte de Justicia que reside en
la capital del Estado93.

B. Algunos principios generales

Se establecen algunos principios generales a saber: a) El principio de igualdad en


el proceso. Como consecuencia las personas están sometidas al mismo orden de
juicios y procedimientos establecidos en las leyes y no podrán formarse comisio-
nes ni tribunales especiales ni por razón del delito ni por razón de las personas,
pues todos los habitantes deben ser juzgados por el juez o tribunal competente
establecido con anterioridad por la ley94 b) El fuero eclesiástico y militar podrá ser
establecido por la ley cuando las circunstancias lo permitan95. Nadie puede ser
substraído de la autoridad de los jueces que la ley señale y unos mismos jueces
no pueden juzgar en diversas instancias96 d) Las sesiones de los tribunales son
públicas, salvo en las que se ofenda la decencia pública. Los jueces deliberaran en
secreto, pero las sentencias serán pronunciadas en voz alta y a puerta abierta97.

C. La justicia civil

Para la justicia civil se establecen las disposiciones siguientes: se considera inhe-


rente a la persona el derecho de nombrar árbitros en cualquier estado del juicio y
las sentencias que éstos dicten son inapelables, salvo que las partes se hayan
reservado el derecho de apelar98. No podrá abrirse ningún juicio escrito, civil o
sobre injurias, sin hacer constar que antes se intentó la conciliación99; la ley esta-
blece los negocios que por razón de la cuantía admitan tres instancias y determi-
nará, atendiendo su entidad, naturaleza y calidad de los juicios, y la sentencia que
en cada instancia ha de causar ejecutoria100.

92
Art. 148
93
Art. 149
94
Art. 151 y 152
95
Art. 153
96
Art. 154
97
Art. 155
98
Art. 158
99
Art. 159
100
Art. 160

179
D. Justicia penal.

Se establecen los principios, reglas e instituciones siguientes: La pena de muerte


solamente por asesinato, homicidio premeditado, o seguro, y en los delitos de
disciplina la ley determinará los casos en que cabe101; los tormentos, los azotes y
penas crueles son abolidas102; para apresar se requiere orden escrita expedida
por la autoridad competente, previa justificación que se ha cometido un delito y
que resulte al menos por la declaratoria de un testigo quién es el delincuente103; la
detención no puede pasar de las setenta y dos horas, durante las cuales la auto-
ridad que haya ordenado la captura dictará la orden de prisión o la de libertad del
detenido104; el alcaide u oficial no recibirá detenidos sin anotar en el Libro de Pre-
sos y Detenidos la orden de prisión o detención105; el juez debe tomarle al reo la
confesión dentro de las cuarenta y ocho horas de dictado el auto de prisión y si
éste no quiere contestar, no podrá obligarlo a ello106; no se puede incomunicar al
reo sin orden escrita del juez de la causa, pero después de dictado el auto de
prisión no puede haber incomunicación alguna107; se permite la fianza para no ir a
prisión, salvo los casos no permitidos por la ley expresamente108; las casas no
pueden ser registradas sino por orden de autoridad competente fundada en dos
testigos que justifiquen el allanamiento, el cual debe hacerse de día, pero el agen-
te puede registrar a toda hora en persecución actual de un delincuente, por des-
orden escandaloso que exija pronto remedio, por llamado del interior de la casa
bajo las condiciones antes expuestas109; no se le pide juramento al reo por hecho
propio y al tomarsele la confesión se le dará conocimiento de la prueba testifical y
documental, después el proceso será público, el proceso penal, pues, es mixto, la
primera parte secreta y la segunda pública110; no se admiten penas trascendenta-
les o infamantes111; las cárceles son para asegurar y corregir (rehabilitación) al reo
y no para molestarlo112.

10. Responsabilidad de las supremas autoridades del Estado

El Capítulo XII está dedicado a la responsabilidad de las autoridades del Estado.


Antes de tomar posesión todo funcionario prestará juramento de sostener la Cons-
titución del Estado y el Pacto Federativo y es responsable con arreglo a las leyes
del ejercicio de sus funciones113.

101
Art. 161
102
Art. 162
103
Art. 163
104
Art. 165
105
Art. 166
106
Art. 167
107
Art. 170
108
Art. 172
109
Art. 173
110
Art. 174
111
Art. 175
112
Art. 176
113
Arts. 177 y 178

180
El Capítulo se dedica fundamentalmente a regular el juzgamiento de los funciona-
rios públicos.

11. El gobierno de los departamentos y de los pueblos.

El gobierno de cada Departamento le es atribuido al Prefecto nombrado por el


Poder Ejecutivo. Sus atribuciones y funciones serán objeto de una ley especial114.

El gobierno de los pueblos estará a cargo de municipalidades integrada por alcal-


de o alcaldes, regidores y procuradores del común popularmente electos115. El
número de individuos que deben componer las municipales, sus atribuciones y su
nombramiento, serán objeto de una ley particular116.

12. Cumplimiento de la Constitución, las leyes y reformas a la misma.

La violación de la Constitución y las leyes trae aparejada la responsabilidad


del funcionario que la hizo. Para tal efecto las Cámaras en sus primeras sesiones
tomarán en consideración las infracciones de la Constitución y la ley para ponerle
remedio (derogar la ley inconstitucional, pues no existe control judicial) y exhortar
a los tribunales para que hagan efectiva la responsabilidad de los funcionarios de
los otros poderes117.

La reforma a la Constitución puede ser parcial o total.

De acuerdo con el artículo 194Cn., la reforma parcial se sujeta a los trámites


siguientes: el proyecto de reforma o adición se presenta por escrito firmado por
tres diputados o tres senadores en su respectiva Cámara y se leerá dos veces
con intervalo de ocho días. Si se admite a discusión se pasará a comisión, la cual
dictaminará después de doce días; el dictamen será leído dos veces con el mismo
intervalo de ocho días; la reforma o adición debe ser aprobada por los dos tercios
de votos de los diputados y senadores que se hallaren presentes; luego tiene que
ser sancionada la reforma por la legislatura siguiente; si el proyecto no fue admi-
tido no se puede volver a proponer en el mismo año118.

La reforma total no puede hacerse sino pasados cuatro años. Primero se declara
que ha lugar a la revisión total de acuerdo con lo prevenido anteriormente para la
reforma parcial y luego se convoca a una Constituyente para que haga la Consti-
tución, y los diputados a la Constituyente traerán de sus comitentes poderes bas-
tantes y especiales119.

114
Art. 190
115
Art. 191
116
Art. 192
117
Art. 193
118
Art. 195
119
Art. 196

181
182
CAPITULO VII
CONSTITUCIONES DE 1842, 1848 Y 1854

SECCION I

SUMARIO: SECCION I. ANTECEDENTES HISTORICOS. 1. Polarización de los par-


tidos y de las ciudades de Granada y León. 2. Período de los seis Directores de
Estado (1838-1853). 3. Elección de Don Fruto Chamorro. SECCION II. BREVE
ESTUDIO DE LA CONSTITUCION POLITICA DE LA CONFEDERACION CENTRO-
AMERICANA DEL 17 DE JULIO DE 1842. 1. La Confederación. 2. El gobierno de
la Confederación Centroamericana. 3. Atribuciones del Supremo Delegado. 4.
Atribuciones del Consejo Consultivo. 5. La Corte Suprema de Justicia. 6. Respon-
sabilidad de los funcionarios. SECCION III. BREVE ESTUDIO DEL PROYECTO DE
CONSTITUCION POLITICA DEL PRIMERO DE JULIO DE 1848. 1. Tipo de Consti-
tución. 2. Principios fundamentales. 3. Derechos, libertades y deberes funda-
mentales de los nicaragüenses y ciudadanos. 4. Las elecciones. 5. El Poder Le-
gislativo. 6. El Poder Ejecutivo. 7. El Poder Judicial. 8. Estado confesional. 9. La
administración interior. 10. Las fuerzas públicas. 11. Instrucción pública. 12.
Reformas a la Constitución. 13. Suspensión del régimen constitucional. SECCION
IV. BREVE ESTUDIO DEL PROYECTO DE CONSTITUCION POLITICA DEL 30 DE
ABRIL DE 1854. 1. Tipo de Constitución. 2. Principios fundamentales. 3. Derechos
y deberes de los nicaragüenses y de los ciudadanos. 4. Las elecciones. 5. El
Poder Legislativo. 6. Deberes y atribuciones del Congreso. 7. De la formación y
promulgación de la ley. 8. El Poder Ejecutivo. 9. El Poder judicial. 10. Administra-
ción interna. 11. Estado confesional. 12. Otros derechos y garantías. 13. Refor-
mas a la Constitución.

SECCION I
ANTECEDENTES HISTORICOS

1. Polarización de los partidos y de las ciudades Granada y León.

La lucha por el poder era protagonizada por León y Granada. Los liberales y una
parte del pueblo apoyaba a León, mientras el partido conservador y la otra parte
del pueblo a Granada. Pero, salvo contadas excepciones, todos coincidían en
terminar con la Federación. Deseaban ambos bandos, sin los obstáculos de la
Federación, apoderarse del gobierno de Nicaragua1.

El período del General Francisco Morazán, como Presidente Federal, terminó en


febrero de 1839, y como la mayor parte de los Estados se habían separado de la
Federación, no se celebraron nuevas elecciones, continuando en sus cargos las

1
Gámez expresa que por más de treinta años consecutivos, León y Granada celebraron la ruptura del
Pacto Federal decretada del 30 de abril de 1838, con la misma solemnidad que el quince de septiembre,
fecha de la emancipación de España. Ob. cit., pág. 320.

183
mismas autoridades, que residían en San Salvador. En 1834 Morazán y Gálvez
habían trasladado la capital federal a El Salvador, sin el consentimiento de los
gobernantes salvadoreños. El 6 de febrero de 1849 se instaló el Poder Ejecutivo
Federal en Sonsonate y después fue trasladado a San Salvador.

Pero Nicaragua quería mantener su independencia de la Federación. Para de-


fenderla se realizó una alianza con Honduras para hacerle la guerra a El Salvador.

El Vice-Presidente don Diego Vigil era el encargado del Gobierno de la moribunda


Federación, esmerándose en restablecerla, pero sin éxito.

Un contingente nicaragüense de más de cien hombres a las órdenes del general


del Estado Don Bernardo Méndez y otro hondureño de ochocientos hombres al
mando del general Don Francisco Ferrara, invadieron El Salvador con el objeto de
derrocar al gobierno,.

El gobierno de El Salvador encomendó su defensa al general Morazán quien con


gran esfuerzo reunió una fuerza de ochocientos hombres, con los cuales derrotó
a los invasores.

Méndez regresó a León derrotado y desprestigiado, lo que aprovecharon sus


muchos enemigos para sustituirlo por el coronel Casto Fonseca. Posteriormente
Méndez falleció.

Luego Nicaragua firmó un tratado de alianza ofensiva con Guatemala para invadir
El Salvador, pero nuevamente Morazán venció a las fuerzas invasoras. Se hicie-
ron negociaciones de paz, pidiendo el gobierno de Nicaragua la mediación al Cón-
sul inglés Míster Frederick Chatfield, pero dicho Cónsul se negó a ello. Agotada
estas negociaciones de paz, los gobiernos de Nicaragua y de Honduras volvieron
a invadir El Salvador.

Atacado por Honduras, Nicaragua y Guatemala, la situación de Morazán y el Go-


bierno Federal se hizo insostenible. Morazán puso fin a la guerra exilándose en
Lima, Perú, consolidándose la extinción de la Federación.

En 1842 el General Morazán realizó un ultimo intento desesperado para restable-


cer la Federación invadiendo Costa Rica y destituyendo al Jefe de Estado Braulio
Carrillo. Intentó reorganizar la Federación, pero fue apresado y ejecutado por
soldados costarricenses ese mismo año, después de una dura lucha en la que fue
objeto de engaños y traiciones. Durante su gobierno convocó y reunió una Asam-
blea Constituyente que declaró vigente la primera Constitución del Estado de 1825,
derogó varias leyes promulgadas durante la tiranía de Braulio Carrillo y obtuvo
amplios poderes para reorganizar la Federación,

184
2. Período de los seis Directores de Estado (1838-1853).

A. Don Pablo Buitrago

Después de promulgada la Constitución de 1838, gobernaron en forma interina,


con el carácter de encargados los Senadores designados don Patricio Rivas, don
Hilario Ulloa, don Joaquín de Cósio y don Tomás Valladares. El 4 de marzo de
1841, después de celebradas las elecciones, el Congreso declaró popularmente
electo como Director de Estado, al Licenciado Don Pablo Buitrago, distinguido
jurista leonés.

Los gobiernos de Honduras, Nicaragua y El Salvador convinieron en crear una


confederación de Estados, para la cual se convocó a una convención nacional en
Chinandega. El 17 de abril de 1841 Nicaragua nombró a sus representantes2. La
Dieta se reunió en Chinandega en abril de 1842, sin la concurrencia de Guatema-
la y Costa Rica porque se negaron a participar. El 11 de abril del mismo año, la
convención nombró un gobierno nacional provisional para el gobierno de los tres
Estados3 y el 17 del mismo mes se aprobó y firmó la Constitución Política de la
Confederación Centroamericana.

El período del Director Don Pablo Buitrago terminó el primero de abril de 1843,
sucediéndole en forma interina el Senador designado Don Juan de Dios Orozco.

B. Don Manuel Pérez

Este mismo año fueron celebradas elecciones de Director Supremo. Ninguno de


los candidatos obtuvo el número de votos necesarios para resultar electo por
elección popular. Por tal razón la Asamblea nombró a Don Manuel Pérez.

El 29 de marzo de 1848 fue organizado el gobierno de la Confederación así: don Fruto


Chamorro, representante de Nicaragua, como Supremo Delegado; don Juan Lindo,
representante de Honduras, como Presidente del Consejo; y don Justo Herrera, repre-
sentante de El Salvador, como Secretario. Su duración fue de un año.

Nicaragua acogía a emigrados políticos de Honduras y El Salvador, que sospe-


chaban que estaban interviniendo en su política interna. Las relaciones de Nica-
ragua con esos gobiernos se deterioraron al extremo que en Noviembre de 1844,
Nicaragua fue invadida por los ejércitos de los últimos países.

Comandaba los ejércitos aliados el general Francisco Malespín. El general don


Trinidad Muñoz era el Jefe de las tropas salvadoreñas y el general don Santos
Guardiola lo era de las tropas de Honduras. Una delegación del gobierno de

2
Los representantes eran don Francisco Castellón, don Gregorio Juárez, don Benito Rosales, don José
Núñez y don Hermenegildo Zepeda.
3
Fue nombrado Supremo Delegado Provisional don José Antonio Cañas.

185
Nicaragua para concertar la paz, fue enviada al encuentro del ejército invasor,
pero las condiciones que proponía el invasor eran inaceptables para el gobierno.

La marcha de Malespín continuó y sitió a León, el día 26 de noviembre de 1844.


El Director Pérez huye y entrega el cargo al Senador Emiliano Madriz.

El sitio de León duraba ya varios días, por tal razón Malespín decide aprovechar-
se de las rivalidades entre León y Granada. Pide a las municipalidades que se
sumen al ejército invasor y de inmediato Granada y Rivas comisionan a don José
del Montenegro para hacer el arreglo con Malespín. Se pacta organizar un nuevo
gobierno presidido por don Silvestre Selva, el cual se instaló el 16 de diciembre de
1844 en Masaya. Este nombró Ministro General a don José María Estrada. El
nuevo gobierno granadino le suministró a Malespín pertrechos, comida y solda-
dos. Malespín era un hombre cruel, sanguinario y alcohólico.

Tras resistir en forma heroica por cincuenta y nueve días, León se rindió el 24 de
enero de 1845, después de sufrir crímenes horribles, saqueos e incendios. Pere-
cieron un buen número de dirigentes, entre ellos el Gran Mariscal Casto Fonseca.

Malespín se fue de Nicaragua y el poder quedó en manos de los granadinos. Se


organiza el gobierno en la Villa de San Fernando de Masaya. El poder ejecutivo lo
asume el Senador don Blas Antonio Sáenz y la comandancia general, don José
Trinidad Muñoz.

Mientras Malespín se encontraba en Nicaragua, los emigrados generales Caba-


ñas y Barrios escaparon de la plaza de León antes de la caída y ya en El Salvador
dieron la noticia falsa de que Malespín había sido derrotado. Se levantó un movi-
miento revolucionario que terminó con la dictadura de Malespín, quien después
hizo varios intentos para recuperarlo hasta que falleció.

El nuevo gobierno rompe lo pactado con Malespín, se declara neutral en las cues-
tiones de los otros Estados de Centroamérica y se reserva el derecho de recla-
marle a Malespín los excesos cometidos en León.

C. José León Sandoval

Celebradas las elecciones, en el mes de marzo de 1845 se reúne en la ciudad de


Masaya la Asamblea del Estado, bajo la Presidencia de don José León Sandoval,
con el objeto de realizar el escrutinio de las elecciones superiores, declarando
popularmente electo como Director del Estado al mismo don José León Sandoval.

Don José León Sandoval era honrado, pero sin preparación, Fue presa del odio
de los vencedores sobre los vencidos. Empezó a crear contribuciones forzosas,
cargas sobre los enemigos, aplicó la pena de muerte, favoreció a Granada, sus-
pendió el juicio por jurado, trasladó la residencia del gobierno a Granada, persi-
guió a los morazanistas, etc.

186
Fue un período de intensas luchas y agitación política: los movimientos revolucio-
narios de don José María Valle, de Bernabé Somoza, de Trinidad Gallardo, los
ataques de los indios de Matagalpa, etc. Aquellos movimientos revolucionarios
llevaban la bandera de la defensa del pueblo pobre contra la aristocracia granadi-
na y la lucha a favor de León.

En el período de Sandoval se introdujo el cultivo del café, el cual antes era adorno
de jardín. Comenzó el 1845 en las Sierras de Managua con los caficultores Leandro
Zelaya, el presbítero don Gordino Zelaya y don José Dolores Gámez.

D. Don José Guerrero

Se celebraron elecciones, resultando electo por el pueblo don José Guerrero como
Director del Estado, quien tomó posesión el 6 de abril de 1847.

Su simpatía era para el pueblo de León, de donde era originario. Político hábil,
hizo creer a los granadinos que era enemigo de Trinidad Muñoz, no querido por
aquéllos y por eso le dieron su voto.

Trasladó la capital a León ante la sorpresa y disgusto de los granadinos, aunque


otras versiones históricas sostienen que el conflicto entre Muñoz y Guerrero fue
real, pero después se arreglaron.

Durante su período, el 6 de julio de 1847 instaló en Nacaome la Dieta Centroame-


ricana, otro intento de unión centroamericana que terminó en fracaso.

Durante la administración anterior de don José León Sandoval fue convocada una
Constituyente para reformar la Constitución de 1838, pero se instaló hasta el 3 de
septiembre de 1847, ya en el período de Guerrero. El Presidente de la Asamblea
Constituyente era don Pío J. Bolaños.

Se nombró una comisión para redactar el proyecto de la nueva Constitución4.

Se presentó el 5 de abril de 1848 el proyecto de Constitución a la Asamblea Cons-


tituyente. En ella se facultaba al Ejecutivo para suspenderla en caso de trastorno
público, lo que hoy llamamos el estado de emergencia. Pero un grupo de diputa-
dos se opuso a esa suspensión.

Ante esa petición, un diputado propuso que fuera publicado para que el Poder
Ejecutivo y las municipalidades revisaran el proyecto y luego se convocara a una
Constituyente para su aprobación, como se había hecho en otros países y espe-
cialmente en Guatemala. Pero fue refutada esta tesis. Se sometió a votación el

4
Gámez dice que en Managua se fundó un periódico cuyo objeto era publicar los trabajos de la Asamblea
bajo el título de El Regenerador Nicaragüense. Ob. cit. pág. 356.

187
proyecto de Constitución a la Asamblea que tenía 17 miembros; pero los diputa-
dos opuestos al proyecto abandonaron la sesión y se suspendió por falta de quórum.

Se pretendió obligar por la fuerza a los diputados a asistir a las sesiones de la


Asamblea, todo a petición de la Secretaría de la misma. Los diputados se opusie-
ron alegando que eran constituyentes y no sujetos a las reglas de los diputados
de las legislaturas ordinarias; que obraban de acuerdo a la Constitución; que su
única ley en sus actos legislativos era la voluntad de sus comitentes y terminaban
presentando su renuncia y volvían el mandato al pueblo para que este resolviera.
Como no fue posible obligar a los diputados a presentarse a la Asamblea, quienes
tenían el apoyo del Poder Ejecutivo, fracasó la Constituyente y continuó vigente la
Constitución de 1838.

E. Don Norberto Ramírez.

Se celebraron elecciones de autoridades supremas y resultó electo por el pueblo


don Norberto Ramírez como Director de Estado, quien tomó posesión el primero
de abril de 1849. Era de ideas liberales.

En este período se celebró el 29 de agosto de 1849 el primer contrato de canali-


zación en el territorio de Nicaragua, entre el gobierno de la República con una
Compañía privada de los Estados Unidos de América.

En el país existía anarquía: se levantó un cuartel en León; en Rivas surgió un


movimiento revolucionario; el general Trinidad Muñoz alentaba a los timbucos (con-
servadores) y calandracas (liberales) a pelear entre sí para surgir en el momento
oportuno como salvador del caos.

Surge nuevamente Bernabé Somoza como un nuevo jefe revolucionario con el


título de General y empezó a combatir duramente al gobierno. Con esto la situa-
ción se tornó difícil para Muñoz, pues nunca había pensado que se levantaría una
revolución que expondría su poder.

El caos aumentaba y Muñoz no lo enfrentaba. Por ello los granadinos celebraron


una Junta de Notables, la cual resolvió dirigirse al gobierno de León y nombrar
una comisión. Esta le pidió auxilio para combatir al movimiento revolucionario.

Para luchar contra Somoza se unieron legitimistas y demócratas. Los ejércitos era
jefeados respectivamente por Fruto Chamorro y José Trinidad Muñoz, represen-
tantes de Granada y León respectivamente. Muñoz se trasladó a Rivas y trata de
retrasar el ataque. Pero éste se dio y Somoza fue derrotado y hecho prisionero.
Se le condenó a muerte, fue fusilado y colgado su cadáver de un poste.

Norberto Ramírez realizó acciones a favor de la Confederación Centroamericana


e instaló en Chinandega la Representación Nacional, integrada por delegados de
El Salvador, Honduras y Nicaragua.
188
F. Laureano Pineda.

En 1851 se celebraron elecciones, pero como ninguno de los candidatos obtuvo


la mayoría absoluta de votos, el conservador Laureno Pineda fue nombrado Di-
rector de Estado por la Asamblea Legislativa el 14 de marzo de 1851. Al principio
no quiso aceptar el cargo, pero después tomó posesión.

El 15 de febrero de 1852 trasladó el gobierno a Managua, volviendo a ser de


nuevo la capital.

El país entró en calma, pero León y Granada de nuevo comenzaron a luchar.


Trinidad Muñoz propina un golpe de Estado en contra del gobierno de Laureano
Pineda, quien tuvo que salir al exilio a Honduras junto con parte de su gabinete.

La Asamblea Legislativa, reunida en Granada, nombra al Senador don José del


Montenegro para ocupar el poder ejecutivo, pero enferma y queda imposibilitado para
ejercer tal cargo, por lo cual la Asamblea nombra para sustituirlo al Senador José de
Jesús Alfaro. El 2 de noviembre de 1851 Pineda vuelve asumir el poder ejecutivo.

Se celebraron elecciones de diputados para la Asamblea Constituyente Confede-


rada. La Constituyente se reunió en Tegucigalpa y declaró su instalación el 9 de
octubre de 1852, bajo la presidencia de don Justo Rodas. Pero días después,
aprobó la Constitución Provisional. Disuelta el primero de febrero de 1853, dejó
en Tegucigalpa una Junta de Diputados que también se disolvió.

Durante el gobierno de don Fruto Chamorro, El Salvador y Nicaragua se negaron a


aprobar el Estatuto o Constitución, alegando las Asambleas de ambos Estados que la
Constituyente había excedido las bases del decreto de convocatoria y además creaba
una dictadura, apartándose del deseo de éstos de crear una confederación.

Fruto Chamorro en alianza con tropas hondureñas derrotó al gobierno golpista


de León.

3. Elección de Don Fruto Chamorro.

Se celebraron elecciones en la cual participaron veintiséis candidatos y obtuvie-


ron los votos siguientes: Fruto Chamorro obtuvo 296 votos; Francisco Castellón
193; Juan J. Ruíz 191; José Sacasa 157; Rosalío Cortés 70. Como ninguno obtu-
vo la cantidad de votos para resultar elegido popularmente, la Asamblea Nacional
nombró el 26 de febrero de 1853 como Director de Estado a don Fruto Chamorro.

La Constitución de 1838 era duramente criticada por ser extremadamente libérrima;


a saber: entregaba el poder al Congreso y debilitaba al Poder Ejecutivo que tenía
solamente un plazo de ejercicio de dos años; permitía la desobediencia civil; el
congreso nombraba a los principales jefes del Ejército y la Hacienda Pública; el
poder real residía en los militares, que eran temidos por los diputados.
189
Durante el período de don Fruto Chamorro la Asamblea emitió el decreto del 16
de mayo de 1853 en virtud del cual se convocaba a elección de diputados para
una Constituyente que cambiaría la Constitución de 1838, pero no se señaló tiem-
po para la elección e instalación de la misma, dejando al arbitrio del gobierno esta
determinación. El 22 de junio el gobierno señaló el 31 de julio y 31 de agosto para
que se celebraran las elecciones primarias y de distrito. En el distrito de León
resultaron electos el licenciado Francisco Castellón, don Hermenegildo Zepeda,
don Sebastián Salinas y don José Guerrero. Por Chinandega don Máximo Jerez y
Rosalío Cortés.

Fallece el obispo de León, doctor Jorge Viteri y Ungo, aliado de Chamorro, y éste
sospechando que se trata de una conspiración producto de la oposición, ordena
una investigación, pero no se averigua nada que comprometa a los sospechosos.
Sin embargo, posteriormente, el gobierno declara que había descubierto una cons-
piración en el mes de noviembre de 1853 y ordena la captura de varios diputados
y de otras personas. Varios lograron huir, menos los diputados Jerez y Díaz Zapa-
ta, quienes pidieron ser oídos, pero se les negó tal derecho y, juzgados y senten-
ciados en forma secreta, se decretó su expatriación. Chamorro declaró expresa-
mente que manejaban archivos secretos en base a los cuales se comprobó que
se habían cometido los delitos imputados, lo cual provocó horror en el pueblo.

El gobierno dictó el decreto del 11 de diciembre designando el día 8 de enero de


1854 para la instalación de la Asamblea Constituyente, pero se instaló el día 22,
sin la asistencia de los diputados expulsados, quedando prácticamente la Asam-
blea Constituyente en poder del gobierno.

La Asamblea Constituyente consideró oportuno poner en vigencia algunas dispo-


siciones del proyecto de Constitución que se estaba redactando rápidamente por
una Comisión con el objeto de darle al gobierno la fuerza suficiente para mantener
el orden y hacerle frente a levantamientos y especialmente a la invasión que se
esperaba. A saber: violar la correspondencia y el domicilio, extrañar por seis
meses a Centroamérica, trasladar de un lugar a otro a las personas. También se
creó el cargo del Presidente de la República en sustitución del Director de Estado,
y se cambió el término de Estado por el de República, lo que puso en claro la
voluntad de separarse de la Unión.

La Asamblea Constituyente asumió la potestad del Poder Legislativo para casos


urgentes, decretó la cesación de las actividades de la Asamblea Ordinaria porque
era muy dispendiosa su instalación y por la imposibilidad de la existencia simultá-
nea de dos asambleas.

La Asamblea Constituyente se reunió en Managua el 22 de enero de 1854 y el 30


de abril del mismo año se promulgó la Constitución, pero no pudo entrar en vigen-
cia por la guerra civil.

190
Era absolutista, lo cual provocó ira y temor entre la oposición. La derogación de la
Constitución de 1838 y la aprobación de la de 1854, fue uno de los principales
motivos y bandera de la revolución.

Con la aprobación de la Constitución el período de don Fruto Chamorro se extin-


guió. La Constituyente, sin previa elección popular, lo nombró Presidente para un
período de cuatro años que iniciaba el primero de marzo de 1855 y terminaba el
primero de marzo de 1859. No tenía ninguna posibilidad de ganar las elecciones y
por eso lo nombró la Constituyente.

Este es uno de los primeros casos en la historia nicaragüense en que se usaba de


una Constituyente para burlar las elecciones. Se adujo que la Asamblea Constitu-
yente era soberana y representativa del pueblo y, en consecuencia podía hacer la
elección presidencial. Esto sirvió de motivo para atacar el gobierno, pues se ha-
bía privado al pueblo del derecho de elegir por votación a su gobernante y, como
consecuencia, se concluiría que la elección de Chamorro no tenía ninguna validez.

El general Fruto Chamorro era amigo personal del gobernante hondureño gene-
ral Trinidad Cabañas, pero su amistad y alianza con el gobernante guatemalteco,
general Carrera, provocó el incumplimiento del tratado de alianza con el gobierno
hondureño, en base al cual le pedía tropas a Chamorro y que Honduras en cum-
plimiento del mismo le envió al Director Pineda, lo distanció de él. Por esta causa
permitió la entrada y le ayudó a los emigrados nicaragüenses para ejecutar una
invasión.

Los revolucionarios se agruparon en Honduras e invadieron Nicaragua en el mes


de mayo de 1854, dando inicio a la guerra civil. Eran veinticinco hombres dirigidos
por el general don Máximo Jerez. Desembarcaron en El Realejo y se tomaron por
sorpresa la plaza de Chinandega. Tras reclutar más hombres, Jeréz se dirigió a
León y el día 12 de mayo fue atacado por el general Fruto Chamorro, en la ha-
cienda El Pozo, cerca de ésta ciudad. Chamorro fue derrotado y se retiró a Gra-
nada. Jerez entra a León y posteriormente continúa a Granada, llegando el 25 de
mayo de 1854 con un ejército de ochocientos hombres. El general Fruto Chamorro
depositó el poder en el senador don José María Estrada y se colocó al frente como
Jefe del Ejército.

SECCION II
BREVE ESTUDIO DE LA CONSTITUCION DE LA CONFEDERACION
CENTROAMERICANA DEL 17 DE JULIO DE 1842

1. La Confederación Centroamericana.

La Confederación estaba integrada por los Estados de El Salvador, Honduras y


Nicaragua, pero se dejaba abierta la posibilidad de que formaran parte de ellas los

191
otros estados centroamericanos, siempre que garantizaran la forma de gobierno
popular representativa5.

Se regía por las normas y principios siguientes: los funcionarios de la Confedera-


ción eran nombrados por las legislaturas de los Estados6; se reconoce el principio
de no intervención en los asuntos internos de los otros estados7; los habitantes de
los Estados aliados tenían derecho a que se les proteja en los otros Estados los
derechos políticos y civiles que les otorgara las respectivas constituciones8; ningu-
no de los Estados podrán hacer la guerra y la paz, celebrar tratados de amistad y
comercio, ni consentirá que pasen tropas por su territorio con destino a otro Esta-
do9; los Estados se entregaran los reos de incendio, homicidio alevoso, premedi-
tado o seguros, robo, hurto calificado y demás delitos graves, previo el agota-
miento de ciertos trámites10; ninguno de los Estados acuñará moneda de otro
peso, ley y tipo que la establecida por la Confederación, ni usará otra bandera
que la establecida por la misma y todos los Estados observarán las disposiciones
relativas al precio de la moneda extranjera11.

2. El gobierno de la Confederación.

El poder ejecutivo lo ejerce un Supremo Delegado, con un Consejo Consultivo,


compuesto por personas de cada Estado12.

El poder judicial residía en un Tribunal integrado por personas electas por las
legislaturas13;

Los delegados de cada Estado se organizan en Junta y nombran por suerte al


Supremo Delegado y el resto de los miembros de la Junta se constituía en Conse-
jo Consultivo. El Supremo Delegado era electo por la suerte cada año excluyén-
dose a los que ya hubieran ejercido el mismo cargo14.

3. Atribuciones del Supremo Delegado

El Supremo Delegado tiene, entre otros, las atribuciones siguientes: hará circular
en los Estados las leyes, ordenanzas, reglamentos y demás disposiciones gene-
rales que acuerden la mayoría de las legislaturas para su publicación y cuidará de
su observancia15; en los negocios a su cargo consultará al Consejo Consultivo en

5
Arts. 1 y 3
6
Art. 2
7
Art. 4
8
Art. 6
9
Art. 7
10
Art. 8
11
Art. 10
12
Art. 15
13
Art. 16
14
Art. 19, 20 y 24
15
Art. 28

192
caso de duda16; establecerá y mantendrá las relaciones exteriores y cuidará de la
integridad y seguridad del territorio exigiendo de los Estados las fuerzas y recur-
sos necesarios en el supuesto de invasión17; si los Estados tuvieren choques ar-
mados procurará evitarlos y le pedirá al Consejo Consultivo que sirva de media-
dor, pero si aún así continúa el conflicto usará la fuerza de los otros Estados,
asumiendo el Estado culpable los gastos y perjuicios causados a los demás Esta-
dos de la Confederación18; reclamar a los Estados la inobservación del Pacto, en
la segunda reclamación se le fijará un plazo al Estado infractor para que corrija su
actuación, si no lo hiciere informará a los otros Estados y el Estado más inmediato
de acuerdo al informe reclamará nuevamente la infracción, por último el Supremo
Delegado le comunicará que hará uso de la fuerza y después reducirá por la
fuerza al Estado infractor, el que tendrá a su cargo los gastos y perjuicios19; tiene
el mando supremo cuando así se hubiere convenido, de la Marina y del Ejército20,
nombrará, cuando fuere necesario, Comandante General del Ejército y Almirante
de la Marina y demás subalternos que fueren necesarios21; celebrará tratados
comerciales, amistad y alianza, con otras naciones, previo informe del Consejo
Consultivo, sometiéndolos a los legislatarios para su aprobación22; nombrar pleni-
potenciarios, agentes y cónsules, confiriéndoles instrucciones, después de oír al
Consejo Consultivo23; intervenir en los contratos sobre canales y grandes caminos
de comunicación y puede dar garantía hipotecaria para responder al capital e
intereses, comprometiendo las rentas de los otros Estados24; mientras tanto los
legislatarios acuerdan el arancel de aduanas y tarifas generales y leyes que regu-
len el comercio de cabotaje e interior entre los Estados, previa consulta con exper-
tos y aprobación del Consejo, decretará lo que debe observarse uniformemente25;
podrá separar a los Secretarios del Despacho26.

4. Atribuciones del Consejo Consultivo

Entre otras atribuciones, tiene las siguientes: designar en su caso a las legislatu-
ras la parte del Ejército y Marina que cada Estado debe poner a las órdenes
inmediatas del Poder Ejecutivo27; preparar las preliminares para declarar la guerra
o hacer la paz, informando a las legislaturas para su resolución28; velar sobre la
inversión de los caudales públicos destinados a los gastos generales29; iniciar y
proponer a las legislaturas por sí o a petición del Poder Ejecutivo, las disposicio-

16
Art. 29
17
Art. 30
18
Art. 31
19
Art. 32
20
Art. 33
21
Art. 34
22
Art. 35
23
Art. 37
24
Art. 36
25
Art. 42
26
Art. 48
27
Art. 53, inc. 2
28
Art. 53, inc. 4
29
Art. 53, inc. 5

193
nes generales relativas al comercio extranjero y al de los Estados entre sí, el valor,
ley, peso y tipo de moneda de la Confederación y aprecio de la extranjera, a las
armas y reglamentos de justicia, a las armas, escudo y sellos de la Confedera-
ción30.

5. La Corte Suprema de Justicia

Se estableció una Corte Suprema de Justicia integrada por tres magistrados. Cada
uno de las legislaturas nombraba un magistrado y su suplente31. Duraran mien-
tras observen buena conducta32.

Tiene las atribuciones siguientes: en las iniciativas legislativas del Consejo a que
se refiere el art. 53 intervendrá en las discusiones, pero su presencia no es abso-
lutamente necesaria33; conocerá en última instancia de acuerdo con la ley en los
casos de competencia de jurisdicción o controversia de ciudadanos o habitantes
de diferentes Estados, en los que resulten de tratados hechos por la Confedera-
ción, en los conflictos de uno o más Estados entre sí, o con naturales o extranje-
ros, para lo cual hará en todos estos casos que se nombren árbitros para la prime-
ra instancia y ella conocerá en apelación34.

6. Responsabilidad de los funcionarios

Se regula la formación de causa contra el Delegado Supremo y Miembros del


Consejo, ministros, magistrados de la Corte Suprema de Justicia por traición, ve-
nalidad, falta grave, infracción de ley, usurpación y delitos comunes. Pueden ser
acusados por cualquier ciudadano ante cualquiera de las legislaturas de los Esta-
dos35. Si la formación de causa se da contra el Delegado Supremo o miembros del
Consejo conocerá en primera instancia la Corte de Justicia del Estado que lo haya
nombrado y en segunda instancia la Corte Suprema36. Si se pronuncia contra
magistrados de la Suprema Corte, conocerá en primera instancia la Corte del
Estado que los nombró y en segunda instancia la Corte del Estado que esté más
vecina37.

30
Art. 53, inc. 8
31
Art. 54 y 55
32
Art. 58
33
Art. 59
34
Art. 62
35
Art. 65, 66 y 67
36
Art. 69
37
Art. 70

194
SECCION III
BREVE ESTUDIO DEL PROYECTO DE CONSTITUCION
POLITICA DEL 1 DE JULIO DE 1848

1. Tipo de Constitución

Es una Constitución no desarrollada en materia social, con marcado carácter con-


servador y un presidencialismo que ahoga a los otros poderes.

Contiene ciento y un artículos y una Ley Constitucional de Suspensión de Régi-


men Constitucional. Es el primer ejemplo de una ley constitutiva de emergencia
en nuestro constitucionalismo.

2. Principios fundamentales

Los principios fundamentales son los siguientes:

a) Soberanía nacional. Nicaragua es un Estado soberano y la ejerce la


universabilidad de los ciudadanos por la libre elección de sus autoridades.
Ninguna parte de ellos ni individuo alguno puede asumir las funciones de
soberano38.
b) Principio de legalidad. Las autoridades gobiernan a nombre del Estado con-
forme la ley y por tal razón se les debe obediencia y respeto39.
c) La libertad, igualdad, seguridad y propiedad. Los poderes del Estado tienen
como función fundamental la de conservar la mayor suma de esos derechos
y libertades40.
d) División de poderes. El artículo 13 reconoce la división de poderes, principio
que se reafirma en otros. El Estado se divide en tres poderes: el ejecutivo, el
legislativo y el judicial. El ejecutivo reside en un Presidente. El poder legisla-
tivo en un Congreso compuesto de dos Cámaras: la Cámara de Senadores
y la Cámara de Representantes. El poder judicial reside en una Corte Supre-
ma de Justicia dividida en dos secciones.

3. Derechos, libertades y deberes fundamentales de los nicaragüen-


ses y ciudadanos.

Los nicaragüenses tienen los derechos siguientes: libertad de decidir, es-


cribir, imprimir y publicar sus pensamientos, pero es responsable del abuso que
haga de este derecho; reclamar sus derechos a la autoridad pública; trasladarse
a cualquier punto, siempre que esté libre de responsabilidad; reclamar en todo
tiempo los efectos producidos por las leyes retroactivas; rendir fianza para no ir a

38
Arts. 1 y 2
39
Art. 2
40
Art. 13

195
la cárcel en los casos que lo permita la ley; someter a árbitros sus conflictos en
cualquier estado del juicio; ser juzgados por los jueces y en la forma que la ley
determine y sentenciado conforme a la ley vigente en el tiempo del hecho o delitos
sobre que se juzga, prohibiendo en esta forma la ley retroactiva41.

Son deberes de los nicaragüenses: obedecer a la Constitución, a las leyes y a las


autoridades; contribuir al gasto público en proporción a su patrimonio; servir y
defender a la patria sacrificando su vida si fuera necesario; concurrir al mejora-
miento de sus respectivas poblaciones y caminos; procurar que sus hijos reciban
educación primaria; observar su libertad no consintiendo ser vendidos.

Son ciudadanos los varones casados o mayores de veintiún años, de conducta


notoriamente honrada, que tengan una propiedad raíz o capital en giro en el valor
que determina la ley o un oficio industrial o profesión que le proporcione medios
de vivir honestamente y sin dependencia inmediata de otros, y que sepan leer y
escribir, pero se advirtió que solamente se exigiría ésta última calidad a partir del
año 1858.

Son derechos de los ciudadanos, entre otros: reunirse pacíficamente para tratar
sobre política o examinar la conducta pública de los funcionarios; el sufragio activo
y pasivo, el cual como ya vimos es restringido por razones económicas y cultura-
les42. El artículo 66 exige como requisito para ser Secretario poseer un capital
productible de quinientos pesos.

Los ciudadanos tienen el deber de servir los cargos y destinos públicos que le
sean conferidos y velar sobre la conservación de las libertades públicas y garan-
tías individuales43.

4. Las elecciones

Las elecciones son indirectas y se hacen a través de juntas de cantón, de distrito


y departamentales con el objeto de elegir a los funcionarios de los poderes legis-
lativos y ejecutivos.

Las juntas electorales departamentales elegirán dos senadores propietarios y dos


suplentes44.

La elección del Presidente se hará por las juntas de distrito y serán verificadas por
el Congreso. Se elegirá por elección popular al candidato que obtenga mayoría
absoluta de votos. Si dos candidatos obtuvieren diferentes números de votos la
elección se hará a favor del que tenga mayor, si fuere igual al número decidirá la

41
Art. 6
42
Art. 9
43
Art. 10
44
Art. 24

196
suerte. No habiendo elección popular, elegirá el Congreso por mayoría absolu-
ta de votos de acuerdo con los números de votos señalados en el artículo 26.

Los diputados de la Cámara de Representantes serán nombrados por las juntas


electorales de distrito. A los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia los
nombrará la Cámara de Representantes45.

5. El Poder Legislativo

El poder legislativo es bicameral: Una Cámara de Representantes y otra Cámara


del Senado. Son renovadas cada año.

a) Facultades exclusivas de la Cámara de Representantes y de la Cámara del


Senado.

Son facultades exclusivas y privativas de la Cámara de Representantes, en la que


no interviene la otra Cámara, las siguientes: nombrar al Senador que ha de ejer-
cer el poder ejecutivo cuando salga el Presidente del Estado; nombrar con dos
terceras partes de votos a los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia y
conocer de su renuncia; juzgar a los Magistrados de la Corte Suprema y a los
Senadores previa declaración de haber lugar a formación de causa por delitos
oficiales; iniciar las leyes sobre contribuciones directas46.

Son facultades exclusivas y privativas de la Cámara del Senado: confirmar los


nombramientos que realize el poder ejecutivo de agentes diplomáticos y cónsules,
contador mayor y jefe intendente del departamento administrativo, tesorero y con-
tador de haciendas y declarar por las dos terceras partes de votos cuando ha
lugar a formación de causa contra estos funcionarios por delitos oficiales y contra
los Magistrados de la Corte Suprema por toda clase de delito; dirimir las compe-
tencias que puedan suscitarse entre las dos secciones judiciales47.

b) Facultades comunes de ambas Cámaras

Las Cámaras son independientes entre sí, pero abrirán a un mismo tiempo sus
sesiones el primero de febrero de cada año, aunque no sean convocadas. Dura-
rán en sus sesiones tres meses y podrán prorrogarlas uno o más de común acuerdo.
También cierran al mismo tiempo. Residirán siempre en el mismo punto48. Existen
potestades que son comunes a ambas Cámaras y cada una de ellas puede cono-
cer sobre el asunto sin intervención de la otra. Entre otras tenemos: llamar a los
suplentes cuando los propietarios estén impedidos; conocer de las renuncias de
los respectivos miembros; arreglar el orden de sus sesiones y todo lo concernien-

45
Art. 32, inc. 2
46
Art. 32
47
Art. 35
48
Art. 36

197
te a su régimen interior, incitar a la otra Cámara para deliberar reunidas en con-
greso; iniciar las leyes y aprobar las que vengan de la otra Cámara cuando las
hagan constitucionales y convenientes49.

c) Facultades del Congreso en Cámaras Unidas

Las dos Cámaras pueden sesionar unidas formando un solo cuerpo. Se necesita
para ello las dos terceras partes de la Cámara de Representantes y las tres cuar-
tas partes de la Cámara de Senadores. Sus facultades, entre otras, son las si-
guientes: arreglar el orden de sus sesiones; calificar las elecciones de Presidente
y nombrar a éste cuando no resulte popularmente electo; declarar con las dos
terceras partes de votos cuando ha lugar a formación de causa contra los Repre-
sentantes, Senadores, Presidentes, Secretarios del Despacho, Ministros Diplo-
máticos de Estado y Cónsules50.

d) Actuación del Congreso en Cámaras separadas

El poder legislativo reside en la Cámara de Representantes y en la Cámara de


Senadores, deliberando separadamente, pero de común acuerdo, ya que el pro-
yecto de disposición legislativa que desaprueba una Cámara se tiene por recha-
zado aunque la apruebe la otra, como veremos adelante51.

i) Son deberes del poder legislativo entre otros: decretar anualmente el presu-
puesto de los gastos de la administración y proveer los fondos necesarios
para cubrir con vistas al Presupuesto que presentará el gobierno52.

ii) Son facultades del poder legislativo, entre otras: crear y supervisar toda cla-
se de empleos y señalar sus actuaciones; crear impuestos y contribuciones
directas cuando sea necesario y pagarlas en proporción a la riqueza de cada
uno de los departamentos; declarar la guerra y hacer la paz conforme a los
fundamentos que presenta el Ejecutivo; aprobar o no los tratados que cele-
bre el poder ejecutivo; decretar todas las leyes necesarias para la buena
administración del Estado; interpretar, reformar y derogar las establecidas;
declarar suspenso el régimen constitucional y examinar la necesidad y moti-
vo cuando el ejecutivo haya suspendido dicho régimen53.

e) Restricciones del poder legislativo

Se le prohíbe al poder legislativo: dar leyes expostfacto o retroactivas o contrarias


a la Constitución; sujetar a censura previa la libertad de imprenta; imponer penas
crueles, confiscaciones, proscripciones, la pena de muerte, salvo por delito de

49
Art. 37
50
Art. 38
51
Art. 39
52
Art. 40
53
Art. 41

198
asesinato premeditado o seguro, asalto que produzca muerte o robo si acontece
en despoblado, en los casos y circunstancias que la ley determine;

formar comisiones o tribunales especiales para conocer determinado delito, salvo


en los de disciplina54.

g) Formación de la ley

Las disposiciones legislativas pueden tener origen en cualquiera de las dos Cá-
maras. Tienen iniciativa los Representantes y Senadores en sus respectivas Cá-
maras y los Secretarios del Despacho a nombre del poder ejecutivo en cualquiera
de las Cámaras para proponer los proyectos de ley, ordenanza u orden que juz-
guen conveniente. Unicamente los Diputados y Senadores tienen iniciativa para
proponer contribuciones directas55.

Aprobado el proyecto de ley, ordenanza o resolución, pasará a la otra Cámara


para que, tomándolo en consideración, le otorgue su aprobación, deseche o re-
forme. En este último caso el proyecto se tendrá como iniciativa de la Cámara
revisora, salvo que se trate de contribuciones en los que el Senado sólo podrá
hacer observaciones para que con vista en ella vuelva a iniciarse en la Cámara de
Representantes56.

Si un proyecto no fuere admitido a discusión o si en cualquiera de los trámites


fuere reprobada o negada su ratificación por alguna de las Cámaras no podrá
volverse a tratar en el mismo año57. Una vez sancionado el proyecto a ley se hace
la publicación58.

Aprobadas las disposiciones por ambas Cámaras pasará al ejecutivo para su san-
ción y publicación. El ejecutivo podrá vetarlas dentro de diez días prorrogables,
transcurrido este plazo sin que vete la ley el proyecto se entiende sancionado.
Examinado de nuevo el proyecto por las dos cámaras podrían rechazar el veto las
dos terceras partes de votos de cada una de ellas. En tal caso el ejecutivo publi-
cará la ley. Si las disposiciones fueren calificadas de urgentes por ambas Cáma-
ras, el plazo del veto se reduce a tres días59.

6. El Poder Ejecutivo

El poder ejecutivo reside en un Presidente electo popularmente en elecciones de


segundo grado. Su actuación debe constar con la firma de uno o más ministros.
Cuando falta el Presidente asume un Senador. Si la falta fuere no temporal el

54
Art. 43
55
Art. 45 y 46
56
Art. 47
57
Art. 50
58
Art. 53 y sigts.
59
Arts. 48 y 49

199
Congreso elige al sustituto entre candidatos que tuvieren votos en las últimas
elecciones60.

El período del Presidente es de dos años y puede ser reelecto, pero solo una vez
puede ser obligado a continuar61.

Tiene el número de Ministros que la ley señale. Los senadores y representantes


pueden ser ministros y durante las sesiones necesitan autorización de la respec-
tiva Cámara62.

El Presidente es jefe de la administración del Estado y comandante en jefe de las


fuerzas armadas. Su principal objeto es conservar el orden y la tranquilidad inte-
rior y defenderla contra los ataques del exterior63, dejando en segundo lugar los
otros fines del Estado.

La Constitución regula los deberes, facultades y restricciones del Ejecutivo en


forma minuciosa.

Son deberes del Ejecutivo, entre otros, sancionar las disposiciones aprobadas
por el poder legislativo o vetarlas si no las considera convenientes o constitucio-
nales; lo mismo que publicarlas y ejecutarlas; dar los informes que las Cámaras le
pidan y presentar el informe anual; cuidar la buena administración de los caudales
públicos y su legal inversión; convocar a las Cámaras a sesiones
ordinarias y obligar a representantes y senadores cuando llegando el término no
se hayan reunido en Junta64.

Son facultades del Ejecutivo, entre otras: hacer iniciativas de ley sobre lo que
juzguen conveniente para la administración; decretar reglamentos y órdenes para
ejecutar las leyes; nombrar todos los empleados civiles y los jefes y oficiales milita-
res que por ley no corresponda a otra autoridad; trasladarlos, suspenderlos, mul-
tarlos y removerlos; nombrar a los jueces de primera instancia de ternas propues-
tas por la sección de la Suprema Corte de Justicia; proponer amnistía a las Cáma-
ras cuando lo exija la tranquilidad pública o darla en casos urgentes al no estar
reunido el Congreso; dirigir las fuerzas armadas, levantar las milicias y Guardia
Nacional en caso de insurrección o invasión repentina; celebrar tratados o conve-
nios con otros Estados y presentarlos al Poder Legislativo para su ratificación;
arrestar e interrogar a los que se presuman partes de alguna conspiración o trai-
ción al Estado por un plazo de noventa y seis horas; conceder patentes de corso
en casos de guerra; nombrar ministros, cónsules y diplomáticos y admitir a los que
vengan de otras naciones; decretar el estado de suspensión del régimen constitucio-
nal cuando se atente contra la autoridad y no se encuentre reunido el Congreso65.

60
Art. 23 y 56
61
Arts. 59 y 60
62
Art. 66 y 67
63
Art. 62
64
Art. 63
65
Art. 64
200
El ejecutivo tiene restricciones y en virtud de ellas, no podrá: ausentarse del lugar
de residencia del poder legislativo sin su licencia cuando éste reunido; dictar dis-
posiciones en oposición a las leyes y ejercer otras funciones legislativas que las
que la Constitución le permitan; intervenir directa o indirectamente en las eleccio-
nes populares66.

7. El Poder Judicial

A. Organización

Existen juzgados de primera instancia nombrados por el ejecutivo de ternas pro-


puestas por la sección respectiva de la Corte Suprema67.

El órgano superior es la Corte Suprema de Justicia dividida en dos secciones con


residencia en distintos departamentos, cada una de las cuales ejerce jurisdicción
en el departamento de su residencia y en el más inmediato que la ley designe68.
En cada sección administran justicia tres magistrados nombrados por la Cámara
de Representantes69 por un período de cuatro años y con el derecho de reelegir-
se siempre70. Tienen sus suplentes71. Para optar a magistrado se requiere, entre
otros requisitos, ser abogado y tener un capital no menor de quinientos pesos o
inteligente en el derecho con una propiedad con un valor no menor de mil pesos72.

Se deja a la ley ordinaria determinar el número de instancias en cada juicio según


su entidad y naturaleza del conflicto, lo mismo que la sentencia que causará eje-
cutoria73.

B. Atribuciones de la Corte Suprema de Justicia.

Tiene dentro de su demarcación territorial, entre otras, las atribuciones siguientes:


conocer en segunda instancia de todos los juicios civiles y criminales que surjan y
en tercera instancia de las resoluciones que dicta la otra sección de la Corte
Suprema en segunda instancia; conocer de los recursos de fuerza; del recurso de
nulidad contra las sentencias de primera instancia y mutuamente contra las que
dicten en segunda instancia cada sección cuando no haya lugar a otro recurso;
velar por la conducta de los jueces inferiores, cuidando que administren pronta y
cumplida justicia; conocer de las causas de responsabilidad de los jueces y demás
funcionarios que el Congreso o Senado declare haber lugar a formación de cau-
sa; comunicarle al Poder Legislativo los inconvenientes que tienen ciertas leyes

66
Art. 65
67
Arts. 64 inc. 4 y 72
68
Art. 69
69
Art. 32 inc. 2
70
Art. 70
71
Ibidem
72
Art. 71
73
Art. 73

201
para su aplicación (oscuridad, contradicciones, etc.); indicarle al Poder Legislativo
las providencias que en forma de ley, ordenanza, orden o resolución haya aproba-
do contra la Constitución y las que el Ejecutivo decrete sin facultades o en oposi-
ción a las leyes y cuando pasado nueve meses de recibida las observaciones, las
secciones se pongan de acuerdo con la inconstitucionalidad o ilegalidad, preven-
drán a los jueces que no las apliquen, hasta que la inmediata legislatura resuelva
lo conveniente (derogación de la inconstitucional, revocación de la orden, etc.),
instituyendo así un sistema de control constitucional y administrativo de carácter
legislativo con la intervención preventiva de la Corte Suprema de Justicia; orde-
nando la inaplicación de la ley o resolución inconstitucional mientras el Congreso
la deroga, pero en el art. 75 inc. 2, prohíbe de manera general a los jueces y
tribunales aplicar leyes no vigentes y los que no estén conforme a la Constitución,
estableciendo aparentemente un sistema difuso de control judicial de la
constitucionalidad, lo que no debe entenderse así, ya que la no aplicabilidad de
las leyes constitucionales debe darse después del pronunciamiento de las sus-
pensiones de la Corte Suprema de Justicia en la forma y alcance autónomamente
indicado; hacer su reglamento interno; hacer el recibimiento de abogado y escri-
banos74;

El poder judicial tiene, entre otras, las restricciones siguientes: ejercer otros fines
diferentes a los atribuidos por la Constitución y las leyes, pero no puede juzgar y
ejecutar lo juzgado; avocarse causa pendiente; ni abrir juicios fenecidos; aprobar
reglamentos para la ejecución y aplicación de las leyes75.

8. Estado confesional

En el artículo 14 de establece como un deber del gobierno proteger a los nicara-


güenses en el ejercicio de la religión católica, apostólica y romana. Además, sus
ministros conservan sus fueros conforme la ley.

9. La administración interior

Los departamentos serán gobernados por jefes intendentes. Los pueblos de


cada departamento tendrán el modo de gobernarse de acuerdo con lo estableci-
do por la ley ordinaria. A las autoridades civiles se les encargará exclusivamente
la policía de seguridad76.

10. Las fuerzas públicas

Las fuerzas públicas del Estado están integradas por la fuerza permanente que el
poder legislativo designe en cada período y las milicias disciplinadas y la guardia

74
Art. 74
75
Art. 75
76
Art. 89

202
nacional, las que serán organizadas por ley, en la cual también se señalarán los
individuos que gocen de fuero. Las fuerzas armadas son esencialmente obedientes77.

11. Instrucción pública

La instrucción pública se encarga a los departamentos por juntas suficientemente


autorizadas para promover toda clase de enseñanzas. Su primer deber será
generalizar la instrucción primaria y difundir los conocimientos de la ciencia mate-
mática. Para sostener la enseñanza se podrán decretar contribuciones genera-
les o locales78.

12. Reformas a la Constitución

La reforma a la Constitución pueden ser parcial o total.

La reforma parcial está sujeta a los trámites siguientes: el proyecto de reforma o


adición debe presentarse por escrito y tienen iniciativa para hacerlo tres Repre-
sentantes o tres Senadores en sus respectivas Cámaras; admitido a discusión el
proyecto se pasa a Comisión, la cual dictaminará después de pasados doce días,
el que será leído por dos veces; la reforma o adición debe ser aprobada por las
dos terceras partes de los Representantes y Senadores que se hallaren presen-
tes. Por último el proyecto debe ser aprobado por la legislatura inmediata por los
mismos dos tercios de votos; si el proyecto no fuese admitido, no podrá volverse
a proponer en el mismo año79.

La reforma total puede hacerse pasado cuatro años. Este sufre los tres primeros
trámites anteriormente señalados a la reforma parcial. Si las tres cuartas partes
del número total de cada una de las Cámaras declara haber lugar a la revisión
total, se convocará a una Constituyente80.

El artículo 100 deja en libertad al Estado para pactar con los otros de Centroamérica
la Constitución de un gobierno general con todas las facultades que bien tenga
conferirle.

13. Suspensión de régimen constitucional

Conforme el numeral 16 del artículo 64, cuando se decreta la suspensión de régi-


men constitucional, entre otras medidas, el poder ejecutivo puede declarar que
los pueblos sublevados sean tratados militarmente y juzgados por las leyes milita-
res; exigir préstamos forzosos; crear y suspender empleos; aplicar la pena de
muerte para ciertos delitos81.

77
Arts. 90 y 92
78
Arts. 95 y 96
79
Arts. 97 y 98
80
Art. 99
81
Art. 1 y sigts. de la Ley Constitutiva de Suspensión del Régimen Constitucional

203
SECCION IV
BREVE ESTUDIO DEL PROYECTO DE CONSTITUCION
POLITICA DEL 30 DE ABRIL DE 1854

1. Tipo de Constitución

Es una Constitución breve de 112 artículos. No es desarrollada socialmente y


tiene marcado carácter conservador.

2. Principios fundamentales

Sus principios fundamentales son los siguientes:

a) Estado unitario. Nicaragua se constituye como una República unitaria y no


se consagra ninguna disposición que permita la unión centroamericana.
b) La soberanía. La República es soberana, libre e independiente. La sobera-
nía reside en el pueblo y la ejerce la universabilidad de los ciudadanos por la
elección de las autoridades en las épocas y forma consagradas en la Cons-
titución82.
c) Gobierno representativo. La democracia adoptada es la representativa. El
poder lo ejerce el pueblo a través de representantes elegidos popularmente.
Los fines y objetivos del gobierno de la República son la conservación de la
libertad, igualdad y seguridad de sus asociados83.
La República es considerada como una asociación de contrato pactado li-
bremente, un principio fundamental del liberalismo.
d) Existen tres capítulos dedicados a los derechos y deberes de los nicaragüen-
ses y ciudadanos.
e) Se consagra la división de poderes. La República se divide para ejercer sus
funciones en tres poderes: los poderes legislativos, ejecutivo y judicial.
Sus facultades están limitadas a las atribuciones que les confiera la Constitu-
ción y las leyes84.

3. Derechos y deberes de los nicaragüenses y de los ciudadanos.

La Constitución distingue entre nicaragüenses y ciudadanos. Los nicaragüenses


pueden ser naturales y naturalizados. Los primeros son los nacidos en la Repúbli-
ca y los hijos de éstos fuera de ella, siempre que sus padres no se hubieran
domiciliado en país extranjero. Son naturalizados los extranjeros que manifiestan
su deseo de radicarse en la República y cumplan con los requisitos que la ley
exija85.

82
Arts. 1 y 2
83
Art. 5
84
Art. 5
85
Arts. 7, 8 y 9

204
Son ciudadanos los nicaragüenses varones de buena conducta y mayor de vein-
tiún años o de dieciocho que tengan algún grado científico o sean casados, pose-
yendo además una propiedad de cien a trescientos pesos, según lo determine la
ley, o una industria, profesión u oficio que al año produzca lo equivalente. La
calidad de ciudadano con todos sus requisitos es calificada (verificada) y aproba-
da para poder ejercer el voto activo y pasivo86.

Son derechos de los nicaragüenses: la libertad de expresar el pensamiento en


forma verbal o escrita y por medio de la imprenta sin tener que pasar una censura
previa, pero respondiendo del abuso que se haga de ésta libertad; representar
por escrito ante las autoridades lo que considere conveniente a sus intereses o
por el bien general; la libertad de movimiento; pudiéndose trasladar a cualquier
punto, siempre que esté libre de responsabilidades; disfrutar de sus propiedades
sin otras restricciones que las impuestas por la ley; reclamar contra los efectos de
las leyes retroactivas; someter sus asuntos a arbitrajes; reunirse pacíficamente
para tratar de cualquier materia honesta con sujeción a la ley de policía, restrin-
giendo en esta forma el derecho de reunión; tener las armas necesarias para su
industria, defensa y recreo.

Son deberes de los nicaragüenses: obedecer la Constitución, a las leyes y a las


autoridades establecidas; contribuir a los gastos públicos en proporción a su patri-
monio; servir y defender a la República.

Son deberes de los ciudadanos: elegir a las autoridades (sufragio activo) y optar
a los cargos públicos (sufragio pasivo); tener armas; acusar en los delitos que
produzcan acción popular.

Se establecían una serie de causas por los cuales suspendían o se perdían los
derechos del ciudadano. El respeto a la familia era muy profundo y una de las
causas por las cuales se perdía los derechos de ciudadano era por ingratitud de
los padres o por injusto abandono de su mujer o de su hijo legítimo, faltando
notoriamente a las obligaciones de familia87.

4. Las elecciones

Las elecciones de los poderes legislativo y ejecutivo eran populares y de segundo


grado. Para ello se celebraban elecciones de canton y de distrito. Las juntas de
distrito elegían a los senadores y diputados con sus respectivos suplentes. El
congreso calificada la elección del presidente de la República. Era elegido presi-
dente el candidato que resultaba con mayoría absoluta de votos. Si no hubiere tal
mayoría se nombrará al que obtenía mayor número de votos, y siendo este igual
elegía el Congreso. Cuando en dos votaciones haya empate decidía la suerte88.

86
Art. 12
87
Art. 15, inc. 6°
88
Art. 26

205
5. El poder legislativo.

El poder legislativo lo ejerce un Congreso compuesto de senadores y de repre-


sentantes en igual número. Esta división entre senadores y representantes apa-
renta la existencia de dos cámaras separadas: la de Representantes y la del Se-
nado. Pero no es así: los diputados y senadores sesionan conjuntamente en una
sola Cámara por lo que el sistema es unicameral89 El control y equilibro entre
ambos funcionarios descansaba en el igualdad numérica y en la más madura
experiencia que suponen las mayores experiencias para ser senador. Para ser
representante se necesitaba una fortuna de cien a trescientos pesos o una indus-
tria o profesión u oficio que produzca esta cantidad y la edad de 25 años, y para
ser senador se necesita tener 30 años y un capital que no baje de dos mil pesos90.
El Estado seglar era requisito para ser senador, representante, ministro y magis-
trado de la Suprema Corte, por lo que el clero no podía obtener esos cargos. Los
senadores y representantes tenían un período de cuatro años pudiendo ser
reelectos, pero no se les puede obligar a continuar, lo cual constituye una excep-
ción al artículo 16 que establece el deber de todo ciudadano de servir los cargos
públicos. Serán renovados por mitad cada dos años91.

6. Deberes y atribuciones del Congreso.

El Congreso se reunía cada dos años aún sin necesidad de convocatoria. Sus
sesiones duraban treinta días, prorrogables treinta días más92. Sus disposiciones
se tomaban por mayoría absoluta de sus miembros presentes, fuera de los casos
en que la Constitución exigía un mayor número de votos93.

El artículo 36 le señala diez y seis deberes al Congreso y el artículo 37 treinta y dos


facultades. Esto se debe a todas las facultades y deberes que se señalaba para un
Congreso bicameral se atribuyen en esta Constitución a una sola Cámara.

Son deberes del Congreso, entre otros: reunirse cada dos años; conocer de las
renuncias de sus miembros; regular y calificar la elección del Presidente de la
República y nombrarlos en su caso; conocer de la renuncia del Presidente de la
República; declarar con dos tercios de votos si hay lugar a la formación de causa
contra el Presidente, Senadores, Representantes, Magistrados, Ministros y Agen-
tes Diplomáticos de la República; fijar en cada período los gastos públicos en vista
del presupuesto que el Ejecutivo presente; examinar las cuentas de inversión de

89
Expresa don Jerónimo Pérez: «La nueva Constitución consta de 104 artículos, restringía la ciudadanía, exigien-
do para ser ciudadano un capital de dos a cuatrocientos pesos a diferencia de la anterior que solo fijó
doscientos; creaba una sola Cámara o Congreso compuesto por igual número de Senadores y Representan-
tes» (Obras históricas completas). Colección Cultural del Banco Nicaragüense. Managua, 1993, P. 36.
90
Arts. 12, 28, 29 y 30
91
Art. 32
92
Art. 33
93
Art. 35

206
los caudales públicos que el Ejecutivo presente; tomar en consideración las inicia-
tivas que haga el gobierno94.

Son facultades del Congreso: arreglar el orden de sus sesiones y lo concerniente


a su régimen interior; dar leyes generales para la República y particularmente
para los puertos, colonias y parcialidades indígenas de acuerdo con sus costum-
bres y necesidades; reformar, derogar e interpretar las leyes; decretar impuestos
y contribuciones directas; contraer deudas contra el crédito de la nación; crear la
fuerza pública y declarar la guerra y hacer la paz; crear los establecimientos, cor-
poraciones y tribunales convenientes; reglamentar la libertad de imprenta; conce-
der amnistía e indulto previa iniciativa del gobierno cuando lo exija el bien público;
rehabilitare los que hayan perdido los derechos del ciudadano; crear y suprimir
empleos públicos; autorizar al Ejecutivo para levantar fuerza cuando la necesidad
lo exige95.

Puede celebrar sesiones extraordinarias para tratar solamente de los temas ex-
presados en decreto de convocatoria, de la iniciativa que el gobierno haga, de las
declaraciones de haber lugar a la formación de causa y de los asuntos puramente
económicos y de su gobierno interior.

7. De la formación y promulgación de la ley.

Solo tienen iniciativa de ley o de resolución el gobierno de la República y los


miembros del Congreso96. La ley o resolución aprobada por el Congreso es envia-
da al Ejecutivo para su sanción. Este la puede vetar dentro de treinta días sino le
pareciere conveniente, prorrogable por el Congreso. Transcurrido este término
sin usar el veto, quedará sancionada por el mismo hecho. Las disposiciones que
el Congreso emitiere con carácter de urgencia deberán ser sancionadas o veta-
das dentro de seis días improrrogables97. La ley o la resolución vetada vuelve al
congreso y este puede rechazar el veto por dos tercios de votos, en cuyo caso el
Ejecutivo tendrá que ponerle el exequátur98.

Existen ciertas resoluciones que no necesitan de sanción99. No pueden ser trata-


dos en las mismas sesiones las iniciativas y proyectos desechados por el Congre-
so, ni las leyes o resoluciones cuyo veto no haya sido rechazado por el Congre-
so100. Sancionada la ley, será publicada101.

94
Art. 36
95
Art. 37
96
Art. 39
97
Arts. 40 y 41
98
Art. 42
99
Art. 43
100
Art. 44
101
Arts. 45 y 46

207
8. El Poder Ejecutivo.

El Poder Ejecutivo lo ejerce el Presidente de la República acompañado de sus


ministros. El Poder Ejecutivo tiene deberes y facultades.

Son deberes del Ejecutivo: conservar la integridad territorial, independencia, el


orden y la tranquilidad de la República; presentar el informe al Congreso y el
presupuesto de gastos para el bienio inmediato; presentar al Congreso los infor-
mes que se le pidan; auxiliar a los tribunales para que se ejecuten sus sentencias;
residir en el lugar que el Congreso celebre sus sesiones.

Son facultades del Ejecutivo: dictar reglamentos y órdenes para facilitar y asegu-
rar la ejecución de las leyes; nombrar a los ministros del despacho, a todos los
empleados del ramo ejecutivo, a los jefes y oficiales del ejército y marina, a los
ministros y cónsules, a los jueces de primera instancia y a los demás empleados
que por ley no está reservada a otra autoridad; mandar personalmente al ejército
cuando lo estime conveniente, en cuyo caso depositará el Ejecutivo en el Senador
que designe; celebrar tratados, convenios, contratos y empréstitos y después pre-
sentarlos al Congreso para su aprobación; contraer deudas voluntarias o forzo-
sas en caso de invasión o trastorno interno; conocer al Congreso extraordinaria-
mente cuando lo juzgue conveniente; conceder patentes de corso y letras de
represalia en caso de guerra; proponer al Congreso indultos y amnistías cuando
lo exija el bien público y concederlos en casos de urgencia y no estuviera reunido
el Congreso; vigilar que los tribunales supremos administren pronta justicia, ha-
ciendo en su caso las indicaciones para exigirles responsabilidad102.

El número de ministros lo determina la ley. Los representantes y senadores pue-


den ser ministros y obligados a aceptar. Se separarán en la época que debe
reunirse la Junta

Preparatoria del Congreso103. Las providencias del Poder Ejecutivo deberá llevar
para su validez la firma del Ministro del ramo104.

9. El Poder Judicial.

A. Su organización

El poder judicial está atribuido a la Corte Suprema y a los tribunales y jueces que
establezca la ley (reserva de la ley). La Suprema Corte se divide en dos seccio-
nes con residencia en departamentos distintos y con la comprensión jurisdiccional
que establezca la ley. Cada sección está integrada por cuatro magistrados pro-

102
Art. 54
103
Art. 56 y 58
104
Art. 59

208
pietarios y sus suplentes, los cuales tenían un período de cuatro años, permitién-
dose la reelección, pero no se les puede obligar a continuar105.

B. Atribuciones de la Corte Suprema

Tiene, entre otras, las atribuciones siguientes: conocer en segunda instancia en


las causas civiles y militares en los casos y forma que determine la ley; conoce en
última instancia de las súplicas y demás recursos que admita la otra sección; dirima
las competencias de los jueces y tribunales inferiores; conoce de las causas de
responsabilidad de los jueces inferiores y de aquellos que el Congreso declaró
haber lugar a formación de causa; conoce de los recursos de fuerza; velan por la
conducta de los jueces inferiores; hacer el recibimiento de abogados y escriba-
nos; dictar su reglamento106.

10. Administración interna

En cada departamento el gobierno nombrará un gobernador político. Para el


gobierno de los pueblos se organizaran municipalidades electas popularmente107.

11. Estado confesional.

En el artículo 6 se establece que el gobierno protege la religión Católica, Apostó-


lica y Romana que profesan los nicaragüenses.

12. Otros derechos y garantías.

En el Capítulo XIX se conservan otros derechos y garantías que deben sumarse a


los estudiados en el númeral tres de esta sección. Entre otros, citamos: no se
pueden dar leyes retroactivas ni contrarias a la Constitución, ni el poder legislativo
podrá interpretarla para casos dudosos108; son nulos los actos de las autoridades
realizados fuera de su legal competencia109; los actos privados que no hieran el
orden, la moral o la decencia pública ni produzcan perjuicio a terceros están fuera
de la acción de la ley, es decir, permitidos110; nadie puede ser privado de su propie-
dad sino por interés público calificado en la forma que determine la ley, previa
indemnización de su justo valor111; nadie puede ser privado de la vida, reputación,
libertad y seguridad, sino con las formalidades y en los casos prevenidos por la
Constitución y las leyes112; se garantiza la inviolabilidad del domicilio, calificado
como un asilo sagrado, pero podrá registrarse en los casos y forma que determine

105
Art. 61, 62, 63 y 64
106
Art. 66
107
Arts. 74 y 75
108
Art. 77 y 79
109
Art. 78
110
Art. 80
111
Art. 82
112
Art. 83

209
la ley113; el secreto de las cartas es inviolable y las substraídas no hacen fe contra
nadie114; solo en caso de traición, invasión, en materia civil en los casos que deter-
mine la ley, podrán ocuparse los papeles de los habitantes115; no se reconoce y
protege la esclavitud116; los jueces juzgan y ejecutan lo juzgado; no pueden abrir
juicios fenecidos, avocarse causa pendiente, aplicar leyes contrarias a la Consti-
tución, ni permitir reglamentos para la ejecución y aplicación de las leyes117; solo
pueden juzgar los jueces naturales en la forma que la ley prescribe, y sentenciar
conforme a la ley preexistente al hecho que se juzga, ni pueden crearse comisio-
nes ni tribunales especiales para conocer de delitos anteriormente cometidos o
sobre determinadas personas118; no pueden existir más de tres instancias y el juez
que conoce en una no puede conocer en otra119; puede ser detenido el presunto
delincuente y ponerlo a la orden del juez120; la detención por inquirir no puede
pasar de veinte días121; el reo puede negarse a contestar cargos, pero su silencio
produce indicio en su contra122; el juicio es público después de la confesión y no se
puede incomunicar al reo123; se prohíbe el tormento, las penas crueles, la confis-
cación y la proscripción, solo se admite la pena de muerte en los delitos de asesi-
nato, homicidio premeditado o seguro, incendio con causa agravante calificada
por la ley, en el asalto en poblado seguido de muerte, o en despoblado si resultare
robo, al ladrón famoso y en los delitos de disciplina de acuerdo a la ley124; la pena
no trasciende del reo125; los delitos de imprenta son calificados por un jurado126; los
senadores y representantes no podrán ser demandados por deudas durante las
sesiones del Congreso, ni ejecutados un mes después127.

13. Reformas a la Constitución

La reforma puede ser parcial o total.

La primera puede ser pedida cuando se juzgue conveniente y se sujete a los


trámites siguientes: tienen iniciativa dos o más miembros del Congreso y se leerá
el proyecto de reforma o adición por dos veces con intervalo de cuatro días; admi-
tida a discusión se pasa a comisión para que dictamine pasado seis días, el cual
será leído dos veces en días distintos; la aprobación de la adición o reforma se

113
Art. 84
114
Art. 85
115
Art. 86
116
Art. 88
117
Art. 89
118
Art. 90
119
Art. 91
120
Art. 93
121
Art. 94
122
Art. 99
123
Art. 100
124
Art. 102
125
Art. 103
126
Art. 104
127
Art. 106

210
publica por la imprenta y tendrá vigencia hasta que la apruebe otra legislatura por
mayoría de votos, previo los trámites ordinarios128.

La reforma total se podrá hacer después de los cuatro años. Se seguirán los
trámites anteriores para declarar la reforma parcial de la Constitución y después
se convoca a una Asamblea Constituyente que haría la nueva Constitución129.

Es una Constitución rígida en virtud de los trámites especiales para su reforma o


revisión, más rigurosa que las de la ley ordinaria.

128
Art. 107
129
Art. 108

211
212
CAPITULO VIII
CONSTITUCION POLITICA DEL 19 DE AGOSTO DE 1858

SUMARIO: 1. Antecedentes históricos. 2. Tipos de Constitución. 3. Sus principios.


4. Derecho de los ciudadanos y nicaragüenses. 5. Estado confesional. 6. El Poder
Legislativo. 7. Formación de la ley. 8. El Poder Ejecutivo. 9. El Poder Judicial. 10.
Elecciones de las autoridades supremas. 11.Responsabilidad de los funcionarios
públicos. 12. Reformas a la Constitución.

1. Antecedentes históricos

El sitio de Granada fue sangriento. Máximo Jerez se apoderó del barrio de Jalteva
y sitió la ciudad durante ocho meses y catorce días, o sea, hasta el 9 de febrero de
1855. Fue herido en la rótula y regresó a León.

El curso de la guerra cambió, los legitimistas de Chamorro ocuparon Managua y


los departamentos del Norte y Sur, quedando los democráticos de Jerez reducidos
a la plaza de Occidente. Ante tal circunstancia, Castellón, con el consentimiento
de Jerez, a quien se le acusaba de no tener conocimientos militares, llamó de El
Salvador al general José Trinidad Muñoz.

En medio de estos acontecimientos muere en su hacienda el general Fruto Chamorro


el 12 de marzo de 1855 y asciende a General en Jefe de los legitimistas, Ponciano
Corral.

El 8 de abril de 1855, por su propia decisión, la recién pasada Constituyente se


convirtió en Congreso Legislativo. No convocó a elecciones y nombró Presidente
interino a don José María Estrada, mientras se elegía en propiedad.

Acto seguido, se insacularon los pliegos cerrados de los designados para suceder
ante la falta repentina del Presidente; pero se hizo con diputados y no con Sena-
dores como ordenaba la Constitución, la que evidentemente fue violada.

El general José Trinidad Muñoz le propuso a Corral un arreglo que consistía en la


formación de un Gobierno integrado por ambos o el reconocimiento del gobierno
de Granada ejercido solo por Corral, pero los democráticos no veían con simpatía
tal acuerdo. El 28 de diciembre de 1854 un convenio con el norteamericano Byron
Cole para traer doscientos hombres armados, norteamericanos y con organiza-
ción propia, pero sujetos inmediatamente al General en Jefe democrático. Se pac-
taron sueldos y comida. Serían considerados como ciudadanos del país, sujetos a
las leyes y debían ser de buena conducta. Terminada la campaña, los sobrevi-
vientes o los hijos de los muertos recibirían dos caballerías de tierra en Segovia o
Matagalpa a opción del Gobierno.

El general Muñoz vió el peligro que representaba la llegada de William Walker, a


quien Byron Cole le había traspasado el contrato. Muñoz se comunicó con Castellón
213
para convencerlo del peligro y logró persuadirlo, lo mismo que a otros democráti-
cos. Ambos se dirigieron al presidente de El Salvador, don José María San Martín,
pidiéndole su ayuda para terminar la guerra antes que llegara William Walker.
Nombró como Comisionado al presbítero don Manuel Alcaine. Fue recibido por
Castellón y éste le manifestó sus deseos de que se lograra la paz poniéndole
como condición que se decretara una amnistía general, con la garantía del go-
bierno de El Salvador, pero los legitimistas se negaron a la amnistía y el proyecto de
paz fracasó.

Los legitimistas tenían el apoyo de Guatemala y la esperanza de que el gobierno


enemigo hondureño de Cabañas fuera derrotado por el general don Juan López,
auxiliado con armas y hombres por el gobierno de Guatemala.

Los democráticos, al fracasar las negociaciones de paz, dependían de la llegada


de los norteamericanos. El 13 de junio, entra al Realejo William Walker, en el
buque de vela «Vesta», junto con cincuenta y cinco norteamericanos. Era un
hombre inteligente y aventurero. Recibió en Nicaragua el título de coronel y se le
dió como primera misión una expedición a Rivas.

Desembarcó en Brito y atacó Rivas, junto con un refuerzo de soldados nicara-


güenses al mando del general Mariano Méndez. Fueron derrotados y huyeron.
Walker regresó al Realejo. Logra que se autorizara la entrada de trescientos nor-
teamericanos.

Muere Muñoz en combate y Walker aumenta su poder porque aquél hombre po-
deroso le adversaba.

Sin el consentimiento de Jerez, Walker salió rumbo a Rivas y derrotó a las tropas
legitimistas comandados por Santos Guardiola. Muere Castellón y le sucede en el
Gobierno Provisional de León don Nazario Escoto, con lo cual Walker adquiere
mayor importancia y poder. Aprovecha las circunstancias y se toma Granada, sin
resistencia, en la madrugada del 13 de octubre de 1855.

Walker le ofreció como arreglo a Corral hacerlo Presidente a cambio que él fuera
Comandante General de las armas. Corral conversa en Masaya con Estrada y
otros líderes legitimistas y se rechaza la propuesta de Walker. En Masaya los
legitimistas llamaban a la guerra, entre ellos, Pedro Joaquín Chamorro.

Pero Walker se había consolidado en Granada y al saber los sucesos de Masaya


fusiló al Ministro Mayorga, bajo el pretexto que los legitimistas habían asesinado a
unos pasajeros norteamericanos. Además, amenazó fusilar a varios rehenes, en-
tre ellos don Dionisio Chamorro, hermano de Pedro Joaquín. Esta noticia, más los
refuerzos que había recibido el filibustero, obligaron a un arreglo. Fue enviado
Ponciano Corral y entró a Granada el día 23 y se celebró el humillante convenio
de paz, en el cual se designó como gobernante provisional a Don Patricio Rivas
por un período de catorce meses y Walker manejaría las armas, debían ser cuatro

214
los Ministros nombrados por Rivas, las tropas legitimistas y democráticas se de-
bían de reducir a ciento cincuenta hombres divididos en dos partes, una coman-
dada por el coronel Tomás Martínez en Managua y otra por el coronel Florencio
Xatruch en Rivas, los gobiernos de León y Granada cesarían, Corral debía de
entregar el armamento a Walker y tendrían una sola división: «Nicaragua Indepen-
diente».

A los legitimistas no les agradó el convenio. El coronel Tomás Martínez le propuso


a los democráticos unirse para combatir a Walker, pero Xatruch desilusionado
regresó a Honduras. Los leoneses entraron a formar parte del gabinete del Presi-
dente Rivas: Jerez como Ministro de Relaciones Exteriores y Ferrer como Ministro
de Crédito Público. Walker fue ascendido a General de Brigada.

El Jefe legitimista, Corral, se sintió aislado y principió a conspirar; pero fue descu-
bierto. Fue juzgado sumariamente por un Consejo de Guerra integrado por norte-
americanos y sin prueba testifical, se le condenó a la pena de muerte por los
delitos de traición y sedición. El propio Walker era el juez instructor, acusador y
testigo. Fue ejecutado el 8 de noviembre de 1855 y le sucedió en el Ministerio de
la Guerra el licenciado Buenaventura Selva.

El coronel Martínez, retirado del mando de Managua, huyó a Honduras. La alarma


y el terror invadió todo el territorio nacional y Centroamérica. Por tal razón se firmó
un acuerdo por los partidos liberal y conservador para combatir a Walker.

Don Patricio Rivas, cuyo gobierno se había trasladado a León, declaró nulo el
decreto que convocaba a elecciones por presión de Walker. Después trasladó el
gobierno a Chinandega y declaró traidor a Walker.

Walker desconoce al gobierno de Patricio Rivas y nombra Presidente a don Fermín


Ferrer. Walker convocó a elección de acuerdo con la convocatoria del 10 de junio
de 1856 dictado por Patricio Rivas, pero que éste no había revocado. En elección
fraudulenta, Walker resulto Presidente de Nicaragua con el 70% de los votos.

Durante su gobierno organiza la Corte Suprema con norteamericanos, restablece


la esclavitud, confisca a los enemigos de su gobierno, establece un sistema registral
inmobiliario y promueve una constante guerra hasta que fue expulsado del país y
después ejecutado.

Jerez y Martínez llegaron a un acuerdo para formar un gobierno de liberales y


conservadores, encabezado por ambos. Se organizó el país y se convocó a elec-
ciones a una Asamblea Constituyente para elegir a un Presidente. La Constitu-
yente se instaló el 11 de noviembre de 1857, realizó el escrutinio de votos en el
que ganó las elecciones para Presidente Tomás Martínez. El 19 de agosto de
1858 dicha Asamblea Constituyente aprobó la Constitución de 1858, la cual dero-
gó la Constitución del 12 de noviembre de 1838 como puede verse en el artículo

215
104. Bajo esta Constitución gobernaron los presidentes del período de los treinta
años conservadores.

2. Tipo de Constitución.

Es una Constitución breve y no desarrollada en materia social. Tiene 104 artícu-


los. Es la Constitución prototipo del conservatismo, junto con la de 1854 que dió
origen a la guerra civil. Deroga a la liberal de 1838.

El conservatismo no es una simple actitud frente a la vida opuesta al cambio. Es


una ideología política fundada en la tradición, los derechos de los grupos interme-
dios (iglesia, familia, gremios, clases sociales), la autoridad, la moral y la propie-
dad. Forma una relación triangular: Estado-grupos intermedios-individuo, a dife-
rencia de la bilateral surgida del iusnaturalismo entre el Estado y el individuo, bajo
cuya concepción se dictaron las declaraciones de derechos a favor del individuo y
se atacarón a los grupos intermedios. Junto con el liberalismo y el socialismo cons-
tituyen las tres ideologías políticas más importantes de los últimos siglos de Occi-
dente. Dentro de un estrecho concepto de lo que es ideología se le ha negado
éste carácter porque carece de los elementos de activismo y reforma. Su propul-
sor es Edmud Burke con su famoso libro Reflexiones en la Revolución de Francia,
publicada en 1790. Se suman a éste Churchill, Louis de Bonald, Joseph de Maistre,
Bertrand de Jonvenel, John Adams, Alexander Hamilton, Karl Ludwig Haller, Otto
von Gierker, Wilhelm von Humboldt, entre otros.

El conservatismo descansa sobre los postulados e ideas siguientes: a) La relación


entre las personas y el Estado es triangular: Estado-grupos intermedios-individuo.
El comunismo en esta concepción es la antipoda del conservatismo. Es el que
menos respeta los derechos tradicionales de los grupos intermedios, pues el libe-
ralismo los tolera y ha manifestado la aceptación a las asociaciones voluntarias. b)
La visión de la historia es concreta, fundada en la experiencia, anclada en el
pasado, la tradición y los prejuicios. A diferencia de la liberal que es abstracta y
razonada (conjetutural, hipotética, etc): el estado de naturaleza, el contrato social,
etc. Para Burke el presente no es libre de rehacer la estructura social según lo que
dicte la imaginación o el espíritu inovador. Decía Burke que «quienes nunca miran
hacia sus antepasados nunca podrán prever el porvenir». La legitimidad del Esta-
do no reside únicamente en el consenso y la constante renovación del contrato
social. Es el resultado de la historia y de las tradiciones con el alcance superior de
cualquier generación particular. c). El prejuicio como forma de conocer, entender y
de sentir. Es una sabiduría anterior al intelecto. Resume la sabiduría y la autoridad
que se encuentran en la tradición. d) La libertad esta conectada con el orden. No
existe sin el orden y la virtud. La libertad se ejerce mejor con la máxima autonomía
o libertad de los organismos intermedios como la familia, la corporación y la Igle-
sia. Tiene su origen en la repartición del poder entre el gobierno y tales organis-
mos, a diferencia de las ideas liberales que propician un gobierno soberano cen-
tral y la atomización de la sociedad en individualidades autónomas, representadas
por el gobierno. Pensadores conservadores presentan como creaciones o ideas

216
conservadas las siguientes: la descentralización que respeta las unidades meno-
res del Estado y la sociedad; la independencia de los tribunales de justicia; las
elecciones indirectas, rechazando las instituciones de la democracia semi-repre-
sentativa (referéndum, plebiscito, etc); la Constitución de los EEUU, estimada como
una obra muy conservadora; la división de poderes. e) Incompatibilidad entre li-
bertad e igualdad, pues persiguen valores diferentes. La primera consiste en de-
fender la propiedad individual y familiar, tanto en lo material como en lo inmaterial.
La igualdad consiste en redistribuir o nivelar la desigualdad. La igualdad puede
lesionar a la libertad, tanto del grupo como del individuo. En el pensamiento con-
servador son esenciales las diferencias sociales, la jerarquía y el consenso
funcional(no mecanico). Burke decía que «aquellos que intentan niverlar, nunca
igualan». Para Burke la Revolución norteamericana propugnaba por la libertad,
libertad que se traducían en la libertad de las colonias y del pueblo de un gobierno
que podía intentar imponer su voluntad sobre los derechos inherentes de los indi-
viduos. Por el contrario, la Revolución francesa propugna por la igualdad y la
nación como valores fundamentales, posibles instrumentos de tiranía. Pensaba
que se trasladaba libertad del individuo a la nación, al pueblo como comunidad
nacional absoluta, como podría deducirse del pensamiento Rousseau. La verda-
dera libertad consistiría en el sometimiento del individuo con todos sus derechos y
posesiones a la comunidad. Esta interpretación colectivista de la libertad es com-
partida por Lenin. Para los conservadores el gobierno popular es potencialmente
despótico. Por el aumento popular de la base del poder no se disminuye su uso,
por el contrario podría conducir al despotismo del todo el pueblo o de una mayoría
sobre la minoría. Se cita una famosa frase conservadora, burlándose de la pers-
pectiva rousseauniana-Jacobina sobre la libertad. «todas las mañanas el ciuda-
dano podría mirarse al espejo mientras se rasura, y ver el rostro de la diezmillonésima
parte de un tirano y la cara de un esclavo completo». f) El respeto absoluto de la
propiedad tanto la privada como a la corporativa. La propiedad es tan importante
o más que la vida. La propiedad está ligada estrechamente a la familia, institución
que, además de ayudar a conservarla y mantenerla, busca por todos los medios
protección a los hijos y al reto de las personas que la integran. Los pensadores
conservadores ven en el Derecho, el potencial de tratar a los individuos como
iguales y a igualar sus condiciones. Es más destructor que creador de la costum-
bre. g) La religión y la moralidad judeo-cristiana. Son valores muy apreciados por
el conservatismo. El Estado conservador es confesional o cuando menos protec-
tor de la religión.

La impotencia de la Iglesia y de la moralidad son dos elementos sobre lo que


únicamente el conservatismo pone énfasis, no así el liberalismo y el socialismo.
La religión es vista como pública e institucional, un poder de gran valor para el
Estado y la sociedad. Cumple dos funciones: le imprime carácter sacro a ciertas
funciones del Estado y sirve de contrapeso del poder del Estado frente a sus
actos arbitrarios. La institucionalización de la Iglesia es igual a la del gobierno, el
orden social y la gente. Para Bonald, la sociedad legítima se divide en tres esfe-
ras, el gobierno, la iglesia y la familia, soberanos dentro de su propio reino. Los
conservadores modernos tienen temor sobre la proliferación de sectas y en una

217
Iglesia nacionalista en relación al gobierno de la política Burke decía: La política y
el púlpito son términos que no concuerdan. “No se debe escuchar en la Iglesia
ningún otro sonido que no sea la voz consoladora de la caridad”.

El conservatismo tuvo un gran auge en los últimos tiempos durante los gobiernos
de Reagan y de Margaret Tatcher. Sus ideas han dejado muchas huellas y seguiran
viviendo junto a las liberales y socialistas, aunque éste sufre de un desprestigio de
gran envergadura. Para el equilibrio político, económico y social es muy importan-
te que estas tres ideas ideologicas entren en el juego democrático. En Nicaragua
están representadas por el Partido Liberal, el Partido Conservador y el Frente
Sandinista (de izquierda)

Nuestras constituciones conservadoras no difieren mucho de las liberales. Un


gobierno conservador puede aplicar en buena medida sus ideas dentro de una
constitución liberal. Pero una constitución conservadora debería estar fundada,
entre otros, sobre los principios siguientes: gobierno fuerte pero al mismo tiempo
moderado, el laisez-faire en casi todos los asuntos, Estado pequeño, protección a
los grupos intermedios, a la familia, a la propiedad, a las tradiciones, al barrio, a la
comunidad local, a la Iglesia, a la descentralización en general, al localismo, a la
descentralización del poder, a la independencia del poder judicial y al fortaleci-
miento de la autoridad.

3. Sus principios

Descansa sobre los principios siguientes:

a) La soberanía
b) La República es soberana, libre e independiente. La soberanía reside en la
nación. Nadie puede atribuírsela y los empleados públicos la ejercen cuando
les fuere delegado de acuerdo a su Constitución y las leyes1 .
c) La democracia es representativa y se ejerce a través de las elecciones popu-
lares indirectas2 .
d) El poder se obtiene solamente por los medios constitucionales y si no se
asciende en la forma legal indicada se incurre en el crimen de usurpación y
los actos de las autoridades usurpadoras son nulos3 .
e) Aceptar los principios de la libertad, igualdad, seguridad y propiedad. El obje-
to del gobierno de la República es procurar la conservación de dichos princi-
pios4 .
f) División de poderes

1
Arts. 2, 4 y 94
2
Arts. 4 , 15 y sigts.
3
Art. 94
4
Art. 4

218
El gobierno de la República para su ejercicio se divide en tres poderes: el
legislativo, el ejecutivo y el judicial. Sus competencias las reparte la Constitu-
ción y las leyes. Son nulos los actos ejecutados fuera de su legal intervención
y competencia5 .
g) Principio de legalidad
El Estado y todos los nicaragüenses están obligados a respetar la ley y a las
autoridades6 .
h) Consagra en tres capítulos los derechos de los ciudadanos y los nicara-
güenses: capítulos III, VI y XXII. También aparecen diseminados en el articula-
do de la Constitución.
i) Es una República unitaria. Pero de acuerdo con el artículo 104 se permite
convenir con los otros estados de Centroamérica un gobierno nacional o un
pacto federativo.
El convenio o pacto que se celebre será ratificado por dos tercios de votos
del Congreso y por este hecho se tendrá por reformada la Constitución.

4. Derechos de los ciudadanos y nicaragüenses.

Son ciudadanos los nicaragüenses mayores de veintiún años o de dieciocho que


tengan algún grado científico o sean padres de familia, de buena conducta y due-
ño de una propiedad que no baje de cien pesos o una industria o profesión que al
año produzca lo equivalente7 .

Son derechos de los ciudadanos: el voto activo y pasivo, si está profesando la


religión católica, reúne las demás calidades exigidas en la Constitución y las leyes;
tener y portar armas de acuerdo con lo establecido en la ley8 .

La Constitución asegura a todos los nicaragüenses: la libertad de movimiento y


establecerse en cualquier punto del país y salir fuera de él, siempre que se en-
cuentre la persona libre de responsabilidad; expresar libremente su pensamiento
u opinión, sin previa censura y sin que pueda ser perseguido por ello si no infringe
la ley, pero responde por el abuso de tal derecho ante un jurado; el derecho de
reunión para tratar materias honestas, respondiendo de los abusos de este dere-
cho; que la ley no pueda estatuir sobre las aciones privadas que no sean contra-
rios al orden y la moralidad, ni perjudiquen a terceros; el derecho de portar armas
de acuerdo con la ley y en caso de conato de perturbar el orden público pueden
ser privadas de ellas; el ejercicio del derecho de petición y el de acusación por
delitos públicos y someter sus asuntos a arbitraje; la prohibición de la esclavitud9 .

Además se establecen las garantías, derechos y figuras jurídicas siguientes: se


prohiben las leyes prescriptivas, confiscatorias, retroactivas y contrarias a la Cons-

5
Ibidem
6
Art. 12
7
Art. 8
8
Arts. 6 y 9
9
Arts. 13 y 15

219
titución; se establece la pena de muerte solo para los delitos de asesinato, homi-
cidio premeditado o seguro, incendio con circunstancias agravantes calificadas
por la ley, asalto en poblado seguido de muerte o en despoblado si resultare
herida o robo, pero podrá la ley no aplicarla en todos los casos expresados y
aplicarla solo en los tiempos que lo exija la necesidad social y en los delitos de la
disciplina señalar cuáles merecen esa pena10 ; la propiedad es inviolable y nadie
puede ser privada de ella, sino por sentencia judicial o por expropiación por utili-
dad pública calificada por la ley que exija su uso o enajenación, previa indemniza-
ción11 , en aplicación de la irretroactividad se dispone que ningún poder tiene la
facultad de anular los actos públicos o privados ejecutados de acuerdo con la ley
vigente al tiempo de su verificación, lo mismo que anular los no prohibidos12 ; nadie
puede ser extrañada de su domicilio, ni detenido o preso sino en los casos seña-
lados en la Constitución y las leyes13 ; se garantiza la inviolabilidad del domicilio y
se establecen los casos en que puede ser allanado14 ; las cartas son inviolables y
no pueden ser sustraídas del correo o cualquier otro lugar, solo en caso de trai-
ción o alteración del orden, y en los casos civiles que la ley determine podrán
ocuparse los papeles de los habitantes15 ; nadie puede ser privado de la vida,
propiedad, honor y libertad sin previo juicio de acuerdo con el procedimiento esta-
blecido, ni ser juzgado por tribunales o comisiones especiales, sino por los jueces
que la ley designe con anterioridad al hecho que se juzga16 ; los jueces solo pue-
den juzgar y ejecutar lo juzgado, no pueden abrir juicio fenecido, avocarse causa
pendiente, ni emitir reglamentos para la aplicación de la ley17 ; los jueces que
conocieren en una instancia no pueden conocer en otra y sólo se permiten tres
instancias18 ; la detención para inquirir no puede pasar de diez días19 ; el auto de
prisión sólo puede dictarse cuando exista plena prueba de haberse cometido un
hecho punible que merezca pena más que correccional y presunción grave de
que el procesado sea el autor del delito20 ; en las setenta y dos horas posteriores
de dictado el auto de prisión se le toma confesión al reo y después el juicio es
público, por lo que se le da conocimiento de los testigos, declaraciones y docu-
mentos que obran en su contra y termina cualquier incomunicación21 ; al procesa-
do no se le puede obligar a que confiese, pero su silencio induce presunción de
derecho en su contra22 ; las garantías anteriormente enumeradas no pueden ser
alteradas, restringidas o variadas por ningún poder (legislativo y ejecutivo) ni por
los tribunales (poder judicial).

10
Art. 74
11
Art. 78
12
Art. 79
13
Art. 80
14
Art. 81
15
Art. 82
16
Art. 83
17
Art. 84
18
Art. 85
19
Art. 86
20
Art. 87
21
Arts. 90 y 91
22
Art. 90

220
5. El Estado confesional

De acuerdo con el artículo 6, el Gobierno protege el culto de la Religión Católica,


Apostólica y Romana, la cual es la religión de la República.

Para tal efecto el Congreso en Cámaras unidas, de acuerdo con el artículo 41


inciso 11, asigna una renta al Obispo y Cabildo Eclesiástico y distribuye la masa
decimal en objetos del culto y otros piadosos.

6. El poder legislativo

A. Elección y período de los senadores y diputados

Los senadores son elegidos en elección popular indirecta de tercer grado a través
de las Juntas Populares de Distrito por un período de seis años y renovables por
terceras partes23 . Los diputados se eligen en elección popular de segundo grado
a través de Juntas Populares y de Distrito por un período de cuatro años, pudiendo ser
reelectos, aunque no obligado a aceptar. Se renovarán por mitad cada dos años24 .

De acuerdo con el artículo 96 no pueden ser senadores y representantes los


militares en actual servicio, los empleados que en todo el distrito o departamento
electoral ejerzan mando o jurisdicción. Los senadores y representantes no pue-
den ser empleados del gobierno, pero, en receso del congreso, pueden ser nom-
brados ministros de Estado, comisionados para el interior y Prefectos, pudiendo
ser obligados a aceptar en los dos primeros cargos.

B. Su funcionamiento y cierre

El congreso se reúne el primero de enero de cada año sin necesidad de convoca-


toria y sus sesiones durarán noventa días prorrogable por treinta días. Cada una
de las Cámaras abrirán y cerrarán sus sesiones al mismo tiempo. Ninguna de ellas
puede suspenderlas o prorrogarlas por más de tres días sin la concurrencia de la otra25

C. Facultades del Congreso

El Congreso puede actuar de la manera siguiente: cada cámara sin intervención


de la otra en asuntos que le son comunes; el Congreso en cámaras unidas, reuni-
dos senadores y representantes en un solo órgano; en cámaras separadas, co-
nociendo del mismo asunto primero una y después la otra.

Corresponde a cada cámara sin la intervención de la otra: regular el orden de sus


sesiones y lo concerniente a su régimen interior (reglamento); calificar la elección

23
Arts. 22, 23 y 33
24
Arts. 19 y sigts.
25
Arts. 36, 37 y 38

221
y credenciales de sus miembros; hacerlos concurrir y conocer de sus renuncias
que sólo se admite por dos tercios de votos y fundada en causa grave y justifica-
da; reponer la elección del que faltare por muerte, renuncia o inhabilitación; pro-
rrogarle al ejecutivo el plazo que tiene el para sancionar o vetar la ley; pedirle al
ejecutivo los ingresos y egresos de todos o algunas de las rentas y cualquier otro
informe; llamar a la otra para sesionar reunidas26 .

A la Cámara de Senadores le corresponde la exclusiva función de ser consultor


del Gobierno y declarar si ha lugar a formar causa contra los Prefectos, Intendentes,
Contadores de Cuentas, Tesorero y Contador General por los delitos oficiales27

Le corresponde al congreso, entre otras facultades, en cámaras unidas: arreglar


el orden de sus sesiones; regular los votos, calificar y declarar la elección del
Presidente de la República y nombrarlo cuando no obtuviere la mayoría de votos
de acuerdo con los artículos 51 y 54; elegir cinco senadores por la suerte que en
orden sucesivo sean llamados al ejercicio del Poder Ejecutivo en su caso; elegir a
los magistrados de la Suprema Corte de Justicia; conocer de la renuncia del Pre-
sidente de la República y magistrados, aceptada por dos tercios de votos; decla-
rar por esta misma cantidad de votos la formación de causa al Presidente, sena-
dores, diputados, magistrados, Ministros del Despacho y Agentes Diplomáticos de
la República; conceder permiso a los nicaragüenses para obtener títulos, pensio-
nes, empleos o condecoraciones de gobierno extraño; conceder cartas de natu-
raleza y rehabilitar a los que hayan perdido los derechos de ciudadano28 .

Corresponde al Congreso en cámaras separadas, entre otras funciones, las si-


guientes: hacer las leyes, reformarlas, interpretarlas y derogarlas; emitir ordenan-
zas, estatutos y leyes especiales conforme el estado de las personas, costumbre
y peculiaridades de los pueblos, permitiendo los tratos especiales; crear jueces y
tribunales para conocer, juzgar y sentenciar sobre toda clase de crímenes , delitos
y pleitos, acción o negocio de cualquier naturaleza que sean; repartir las compe-
tencias y funciones de los empleados de la república, crear o suprimir toda clase
de empleo y designarle sus dotaciones o variarlas; fijar los gastos de la adminis-
tración a la vista de los presupuestos que el Ejecutivo presente; crear la fuerza
pública y decretar la que se necesite en tiempos de paz; resolver sobre la cuenta
de inversión de los caudales públicos que el Ejecutivo le presente; crear impues-
tos y en casos graves empréstitos forzosos generales; contraer deudas sobre el
crédito de la nación; declarar la guerra y hacer la paz; dictar las reglas para la
administración y enajenación de los bienes nacionales; cuando falten los fondos
públicos, decretar servicios personales (trabajo obligatorio) y contribuciones loca-
les para construir templos, cárceles, cabildos, establecimientos de beneficencia
pública y composición de caminos; conceder, previa iniciativa del gobierno, amnis-
tía e indulto; ratificar tratados, convenios y contratos de canalización, grandes

26
Art. 39
27
Art. 40
28
Art. 41

222
caminos y empréstitos que el gobierno celebre; delegar al ejecutivo diez faculta-
des que le son propias expresamente señaladas en la Constitución, lo cual es
duramente criticado porque rompe el principio de la división de poderes, aunque
defendida actualmente por los partidarios del Estado interventor en la vida social,
política y económica del país. Esta delegación aparece por primera vez en nuestro
constitucionalismo en esta Constitución29 .

Las sesiones extraordinarias deben contraerse a lo determinado en la convocato-


ria, a las iniciativas urgentes del Gobierno, a las acusaciones y a lo concerniente
a su régimen interior30 .

7. Formación de la ley

La iniciativa de ley se concede solamente a los diputados y senadores en sus


respectivas cámaras y a los Ministros en cualquiera de éstas cámaras31 . El pro-
yecto de ley aprobado en una cámara pasa a la otra, si es aprobada por ésta será
enviada al ejecutivo para su sanción y si es reformado, vuelve a la cámara de
origen como iniciativa32 .

El Ejecutivo puede vetar la ley dentro de quince días o de la prórroga si fuere


concedida. Si no se da el veto dentro del término indicado o su prórroga, la ley
queda sancionada.

En caso de veto, se devuelve el proyecto a la cámara de origen y el Congreso en


cámara separada por dos tercios de votos podrá rechazar el veto (ratificar la ley
vetada). Ratificando el proyecto, se envía al gobierno para su publicación bajo la
fórmula “Ratificada Constitucionalmente”33 .

Los proyectos o leyes desechados no pueden ser discutidos en el mismo período;


pero los artículos o disposiciones que no se hayan rechazado especialmente pue-
den volverse a proponer34 .

El ejecutivo es el encargado de publicar la ley35 .

8. El Poder Ejecutivo

El Poder Ejecutivo lo ejerce el Presidente de la República durante un período de


cuatro años, elegido en elección popular indirecta de segundo grado a través de
las Juntas Populares y de Distrito y no puede ser reelecto para el período inmedia-
to. En su falta ejerce el ejecutivo el Senador a quien llame o el que designe el
29
Art. 42
30
Art. 44
31
Art. 45
32
Art. 46
33
Art. 47
34
Art. 48
35
Arts. 49 y 50

223
Congreso si estuviere reunido. Cuando la falta fuere absoluta antes de la mitad
del período se celebrarán nuevas elecciones para nombrar al que debe concluir el
período y si es después de ese plazo el Congreso elegirá al Senador que debe
ejercer el ejecutivo hasta la finalización del período36 .

El Presidente trabaja con Ministros que la ley señala su número. La providencias


del ejecutivo deben emitirse por el ministro correspondiente. Son responsables de
las providencias que firmen si fueren contrarias a la Constitución y a las leyes.
Pueden concurrir a las sesiones del Congreso con voz pero sin voto37 .

Corresponde al Ejecutivo, entre otras funciones: mantener la soberanía, indepen-


dencia e integridad de la República; conservar el orden y la tranquilidad; hacer
iniciativas de leyes, vetarlas y publicarlas; dictar reglamentos y órdenes para eje-
cutar las leyes; presentar el informe al instalarse el Congreso y el presupuesto de
gastos para el bienio inmediato; publicar anuamente el estado de ingresos y
egresos; dar a la cámara los informes que pide; nombrar y remover a los Ministros
del despacho y demás empleados del ramo ejecutivo y administrar sus renuncias;
conocer del retiro de los jefes y oficiales del ejército; nombrar a los jueces de
primera instancia de ternas de la Corte de Justicia y a los demás empleados cuya
provisión no está reservada a otra autoridad; velar por la administración de justicia
y cuidar que se cumplan las sentencias de los tribunales y jueces; dirigir las rela-
ciones externas; nombrar a los Ministros Diplomáticos, Agentes y Cónsules y ad-
mitir a los acreditados por otros gobiernos; celebrar concordatos, tratados y con-
tratos sujetos a la ratificación del Poder Legislativo; mandar personalmente al
ejército cuando lo estime conveniente, encargando al ejecutivo a quien corres-
ponda; convocar a las cámaras a sesiones ordinarias y extraordinarias cuando lo
estime conveniente; conceder patente de corso y letras de represalia en tiempos
de guerra; proponer al Congreso, cuando lo exijan el bien público, indulto y amnis-
tía o darlos en su receso; rehabilitar en receso del Congreso al que haya perdido
los derechos ciudadanos38 ; decretar orden de detención hasta por quince días en
casos de amenaza de la tranquilidad pública, poniendo a la persona, después de
transcurrido dicho término, a la orden de su juez respectivo, pero el Presidente
asociado de varios senadores, puede confinar a los indiciados de conspiración y
traición en el interior de la República o extrañar del país y si el orden es alterado
podrá el Presidente hacerlo solo39 ; el Presidente es el jefe supremo de la fuerza, la
cual es esencialmente obediente40 .

9. El Poder Judicial

El Poder Judicial está integrado por jueces, tribunales y en la cúspide la Corte


Suprema. La Corte Suprema se divide en dos secciones con residencia en depar-

36
Arts. 17 y 32
37
Art. 51
38
Art. 55
39
Art. 56
40
Arts. 97 y 98

224
tamentos distintos, integrada cada sección por lo menos de cuatro magistrados
propietarios y dos suplentes41 .

Corresponde a cada sección de la Corte Suprema: conocer de las causas civiles


y criminales en los casos y forma que la ley determine, y en última instancia de las
súplicas y demás recursos admitidos por la otra sección; dirimir la competencia
entre los jueces y tribunales de su jurisdicción y con los de otras secciones y en los
que concurran en ambas secciones la ley determina el modo de resolverla; cono-
cer de los recursos de fuerza y los demás que le atribuya la ley, velar para que la
justicia sea pronta y cumplida; hacer el recibimiento de abogados y escribanos y
suspenderlos por causas graves y aun retirarles sus títulos por venalidad, cohe-
cho o fraude, con conocimiento de causa; visitar los juzgados para corregir los
abusos que se den en la administración de justicia; indicarle al Congreso los in-
convenientes de las leyes o las dificultades para su aplicación, manifestándole las
reformas que sean susceptibles; dictar su reglamento; y las demás que las leyes le
atribuyan42 .

10. Elecciones de las autoridades supremas.

Se establece un sistema complicado de elecciones populares indirectas para autorida-


des supremas, similares al de las Constituciones y proyectos anteriores, heredados de
las Constituciones de Cádiz. Se le dedican dos capítulos el VII y el VIII.

Para las elecciones el país se divide: en Departamentos, cuyo número no sea


menor de siete; en Distritos que tengan no menos de veinte mil nicaragüenses; y
en Cantones de trescientos treinta a tres mil trescientos habitantes43 . A su vez
existen Juntas Populares integradas por los ciudadanos del cantón. Estas Juntas
elegían un elector por cada trescientos treinta nicaragüenses de su cantón y otro
más por si hubiere residuo superior a la mitad del citado número.Estos electores
pasan a formar parte de las Juntas de Distrito. Las Juntas de Departamento se
integran de doce electores nombrados por la de Distrito44 .

Para elegir al Presidente de la República y diputados se celebran Juntas Popula-


res y de Distrito, siendo esta última la que hace la elección. Para las elección de
Senador se celebra Junta de Distrito en la cabecera del departamento en la que
se elegirá un Senador propietario y su suplente o dos propietarios y dos suplentes
en los casos que lo disponga la ley45 .

El Congreso verifica y califica la elección del Presidente de la República. Estable-


cido el número de votos de los electores, si un candidato obtiene mayoría de votos
habrá elección popular y así se declara, si dos candidatos lo tienen se elegiría al

41
Arts. 62, 63 y 64
42
Art. 65
43
Art. 16
44
Arts. 17, 18, 19 y 22
45
Art. 17, 18, 19, 20, 21, 22 y 23

225
que tiene mayoría de votos. Si es igual, elige el Congreso y si en dos votaciones
hay empate decide la suerte. Si no hay elección popular el Congreso elige de
acuerdo a las reglas establecidas en el artículo 2746 .

11. Responsabilidad de los funcionarios públicos

Se le dedica el Capítulo XX a la forma de proceder para declarar la formación de


causa en los delitos oficiales y comunes.

Todo funcionario al tomar posesión debe prestar juramento de cumplir y hacer


cumplir la Constitución y las leyes. Serán responsable de su violación y deben dar
cuenta de sus operaciones47 .

En el artículo 73 se garantiza la opinión de los diputados y senadores manifestada


en los asuntos de su destino.

12. Reformas a la Constitución

La reforma a la Constitución puede ser parcial o total. La parcial se hará cuando


se juzgue conveniente, observándose los trámites siguientes: el proyecto se pre-
sentará por dos o más miembros de cualquiera de las cámaras y será leído dos
veces con intervalo de cuatro días; admitido el proyecto a discusión, se pasará a
una comisión para que se presente su dictamen después de seis días, el cual será
leído dos veces en días distintos; aprobado el proyecto por el poder legislativo se
mandará a publicar y entrará en vigencia hasta que sea aprobado por la legislatu-
ra inmediata por mayoría absoluta de votos, previo a los trámites ordinarios48 .

La reforma absoluta sólo puede hacerse después de ocho años. Para declararse
que ha lugar a la reforma total se seguirá las reglas anteriores y se convocará a
una Asamblea Constituyente49

46
Art. 26
47
Art. 66
48
Art. 102
49
Art. 103

226
CAPITULO IX
LA CONSTITUCION POLITICA DE 1893
SU REFORMA DE 1896 Y LA CONSTITUCION
DE LOS ESTADOS UNIDOS DE CENTROAMERICA DE 1898

SUMARIO: 1. Antecedentes históricos. 2. Tipo de constitución. 3. Sus principios. 4.


Derechos, libertades y garantías de los ciudadanos nicaragüenses y extranjeros.
5. Estado laico. 6. el poder legislativo. 7. La formación, sanción y promulgación de
la ley. 8. El poder ejecutivo. 9. Gobierno departamentales y municipales. 10. El
presupuesto. 11. El Ejército. 12. el poder judicial. 13. el tesoro público. 14. Leyes
constitutivas. 15. Reformas a la constitución. 16. reformas del 15 de octubre de
1896. 17. Constitución de los Estados Unidos de Centroamérica de 1898.

1. Antecedentes históricos.

Desde el 24 de junio de 1857, comienza a dirigir los destinos del país el gobierno
binario de los generales Tomás Martínez y Máximo Jerez, el cual apenas duró
cinco meses. Prevaleció la voluntad de Martínez.

Por decreto del 26 de agosto de 1857, se convoca a elecciones de Presidente de


la República y de diputados para una Asamblea Constituyente.

Tomás Martínez se presenta como candidato y gana las elecciones. La Constitu-


yente se instala el 9 de noviembre de 1857, la cual verifica la elección y lo declara
electo. Después toma posesión, iniciando en esa fecha su primer período consti-
tucional. La nueva Constitución fue aprobada por la Constituyente en agosto de
1858.

Se convocó a elecciones y se presentó nuevamente como candidato el general


Tomás Martínez, pero el artículo 32 de la Constitución recién aprobada prohibía la
reelección. Los partidarios de Martínez argumentaron que esa prohibición no po-
día tener efecto retroactivo en contra de un hombre, que con anterioridad y por
una elección, había llegado al poder.

Se llegó a un acuerdo de que se celebraran los comicios y que el Congreso decla-


rara la elegibilidad de Tomas Martínez al calificar los mismos. Tomas Martínez triunfó
en las elecciones, pero estas eran inconstitucionales. Este, como jugada política,
presentó la renuncia al Congreso para evitar la guerra civil, pero no le fue acepta-
da como ya se esperaba.

El martinista Jerónimo Pérez, cuñado del general Martínez, defiende la reelección


y considera que el artículo 32 señala al Presidente un período de cuatro años que
comienza y termina el primero de marzo, el cual no se le puede aplicar
retroactivamente pues su elección fue realizada antes de aprobarse la Constitu-

227
ción. El período constitucional debía comenzar después de marzo de 1859 y termi-
nar el primero de marzo de 1863, por lo que el período presidencial de Tomás
Martínez fue provisional hasta el primero de marzo de 1859. En consecuencia,
nunca fue Presidente dentro del período legal que el artículo 32 señala como
causa para no poder ser reelegido en el período siguiente. Expresa: «Por el de-
creto de la Junta de Gobierno, que hemos referido, sancionado por la Asamblea
Constituyente, el Presidente electo debía servir el primer período que señalarse la
nueva Carta Constitutiva. El Presidente electo fue el General Martínez, quien tomó
posesión del mando en noviembre de 1857. La Asamblea Nacional emitió la nueva
Constitución en agosto de 1858, en la cual el período presidencial comienza y
acaba el día 1ro. de marzo, y como la ley no puede tener un efecto retroactivo, el
primer período se contó del 1ro. de marzo de 1859 al de 1863. Por consiguiente,
aquel espacio que el General Martínez estuvo en el poder, desde la disolución de
la Junta de Gobierno hasta el 1ro. de marzo de 1859, se consideró como un
gobernante provisorio; y en efecto se hizo constar en el Congreso del referido año
esta circunstancia para evitar las objeciones que más tarde podían hacerse”. 1

Le siguieron otros gobernantes conservadores: Fernando Guzmán (1867-1871);


Vicente Cuadra (1871-1875); Pedro Joaquín Chamorro (1875-1879); Joaquín
Zavala (1879-1883); Adán Cárdenas (1883-1887); Evaristo Carazo (1887-1889);
Roberto Sacasa (1889-1893).

En el gobierno de los treinta años fue oligárquico, unas pocas familias goberna-
ban al país de acuerdo con sus ideas conservadoras; se vivió una época de paz y
alternabilidad en el poder, lo que permitió cierta prosperidad. Se promulgaron
varios códigos y leyes. En la época de Tomás Martínez se formaron comisiones
para reformar o crear Códigos. Se contrató al doctor Jesús de la Rocha para
realizar la recopilación de leyes desde 1821, que enriqueció la legislación y la
historia del Derecho nicaragüense.

Se aprobaron los códigos siguientes: el primer Código Civil de Nicaragua (copia


del Código Civil de Chile de 1855), sancionado el 25 de enero de 1867; se creó el
Registro Conservatorio que regulaba la inscripción del dominio y los derechos
reales, bajo el sistema del folio personal, que era superior a los Notarios de Hipo-
tecas heredados de la Colonia; el primer Código de Procedimientos Civiles (de
1131 artículos) del 22 de marzo de 1871; un Código de Fórmulas Civiles y de
Cartulación del 18 de marzo de 1875 redactado por el licenciado Don Tomás Ayón;
un nuevo Código Penal sancionado el 29 de marzo de 1879 que deroga el primer
Código Penal de 1839; se sanciona el primer Código de Instrucción Criminal el 29
de marzo de 1879 que hasta el día de hoy se encuentra vigente con muchas y
considerables reformas, sirviendo de norma adjetiva a tres Códigos Penales: el
de 1879, el de 1891 y el vigente de 1974; un nuevo Código Penal del 8 de diciem-
bre de 1891; el 22 de marzo de 1868 se sancionó el primer Código de Comercio,

1
Ob. cit., págs. 593 y 594

228
inspirado en el español de 1829 y redactado por los doctores Máximo Jerez y
Francisco Zamora.

El Presidente Evaristo Carazo falleció en el poder el 15 de agosto de 1889. Pocos


días después, fue sustituido por el senador Roberto Sacasa para completar el
período presidencial. Sacasa intentó reelegirse para el siguiente período y esto
provocó el rechazo de su partido. La reelección no se la permitía el artículo 32 de
la Constitución Política. Sus partidarios decían que no habían llegado al poder por
elecciones y que, por tanto, no le era aplicable el citado articulo.

La verdad es que este articulo no lo permitía cualquiera que haya sido el origen de
la llegada al poder. Enrique Belli Cortés opina en contra de la reelección: “Los
partidarios de Sacasa que apoyaban la reelección sostenían que el artículo 32 de
la Constitución no podía ser aplicado en este caso, porque el Dr. Sacasa subió a
la presidencia a través de la desinsaculación y la suerte, y no como resultado de
la elección popular. En 1862 los partidarios del General Martínez, cuando se lanzó
a la reelección contra la Constitución, esgrimían los mismos argumentos de Sacasa.
Cuadra Pasos dice que: “Sacasa jurídicamente tiene razón, porque él nunca ha-
bía sido electo por el pueblo”. Dudoso argumento a favor de Sacasa el de Cuadra
Pasos porque el artículo 32 de la Constitución de 1858 no hace distinción alguna
entre aquel que llegó a la presidencia por elección popular, nominado, designado
por una Constituyente o desinsaculado. Simplemente dice lo siguiente: “Artículo
32 – El período del Presidente de la República es de cuatro años. Comienza y
termina el primero de marzo. EL CIUDADANO QUE LE HAYA SERVIDO NO PUEDE
SER REELECTO PARA EL INMEDIATO. En ningún momento afirma que es requi-
sito llegar a la presidencia por votación popular, por lo tanto este artículo es de
una claridad meridiana en lo que se refiere a la prohibición de la reelección2

Roberto Sacasa era un médico que había nacido en Chinandega, pero su resi-
dencia la tenía en León y permaneció un tiempo estudiando medicina en Europa.
Aunque tenía relaciones amistosas y familiares en Granada, los granadinos pen-
saban que representaba los intereses de Occidente. En su gabinete habían tres
leoneses y uno de Managua. El gobierno de Sacasa provocó en León alegría y en
Granada disgustos y sospechas. Sacasa ordenó el traslado de Granada a León
de cuatro mil rifles Remington, lo cual provocó fuerte oposición de los granadinos.
Desde tiempos del Presidente Guzmán se encontraban depositadas en Granada
las armas del gobierno.

Sacasa lanza su candidatura presidencial apoyado por los conservadores occi-


dentales, pero los conservadores orientales se opusieron postulando como can-
didato a Heliodoro Rivas y a Mariano Bolaños.

2
(50 años de Vida Repúblicana, Managua, 1998, págs. 147 y 148)

229
Los liberales, en su gran convención, postularon a J. Santos Zelaya y al doctor
Francisco Baca hijo; pero éstos se unieron a los conservadores orientales en
contra de Sacasa.

En Granada se conspiraba contra Sacasa y los conspiradores se tomaron el cuar-


tel encabezado por el general conservador Eduardo Montiel, apoyado por el coro-
nel J. Santos Zelaya. Las tropas gubernamentales y las de los alzados libraron
combates.

Sacasa firmó un convenio de paz con la Junta Revolucionaria integrada por Eduardo
Montiel, Joaquín Zavala y el coronel José Santos Zelaya. En virtud de este pacto,
Sacasa depositó el poder en el senador Salvador Machado, quien procedió a
nombrar a sus ministros.

Ante la orden de desarmar al cuartel de la ciudad de León, el 11 de julio de 1893


las autoridades civiles y militares desconocieron al nuevo gobierno. Se levanta-
ron los generales Anastasio J. Ortíz, Gobernador Militar; Paulino Godoy, Mayor de
la Plaza; y Benito Chavarría, Gobernador de Policía. Se formó una nueva Junta de
cuatro miembros: los dos liberales Francisco Baca hijo y José Santos Zelaya y dos
conservadores: Anastasio J. Ortíz y Pedro Balladares.

El 16 de julio en Managua Joaquín Zavala sustituye a Salvador Machado como


Presidente de la República, y luego nombra como comandante en Jefe del Ejército
al general Agustín Avilés.

El mismo 16 de julio, Zavala rechaza en Mateare a los revolucionarios leoneses,


los cuales usaron en la lucha el vapor “Managua”. Luego, las tropas gubernamen-
tales conservadoras son derrotadas el 24 de julio en La Cuesta, cerca de Mana-
gua. El día 25 de julio las tropas liberales entraron triunfantes a la capital, y el 30
de julio de 1893 se firmó un convenio de paz el que puso fin a la guerra.

En el convenio de paz se disponía que se convocaba el 15 de septiembre a una


Asamblea Constituyente para que aprobara una nueva Constitución y la Ley Elec-
toral, y dispusiera sobre la situación provisoria del país. La votación sería secreta
y directa. La Junta de Gobierno, presidida por Zelaya, puso provisionalmente en
vigencia la Constitución de 1858 para proteger a la ciudadanía.

El 10 de agosto entra en vigencia la ley para la elección de los diputados a la


Constituyente para elaborar la nueva Constitución y la Ley Electoral, la cual se
declara instalada el 15 de septiembre de 1893.

Después de un arreglo entre los líderes liberales, se acordó que el Presidente


sería el general J. Santos Zelaya y el Vicepresidente el general Anastasio J. Ortiz.
La Asamblea Constituyente hizo tales nombramientos en forma provisional el 15
de septiembre de 1893 mientras se promulgaba la Constitución.

230
Originalmente se había pensado que el doctor Francisco Baca h. fuera el Presi-
dente, pero Zelaya se impuso. Esto dio pábulo para que se reflexionara sobre la
idea de que debía ser el pueblo, a través de elecciones directas, el que eligiera al
Presidente y Vicepresidente y no la Constituyente; pero ésta decidió que ella tenía
facultades para hacerlo. Se argumentaba también que la ley Electoral no contem-
plaba la elección de Presidente y Vicepresidente y que la Constitución de 1858,
que regía provisionalmente como ley de garantía, no regulaba la designación de
Presidente sin elección popular. Las protestas fueron numerosas.

El primero de febrero de 1894 Zelaya toma posesión para un período de cuatro


años a partir de esta fecha, a pesar de la prohibición del indicado decreto. La
Asamblea Constituyente comienza a funcionar el 27 de septiembre de 1893.

La situación interna no ofrecía la estabilidad necesaria a la revolución, y en Hon-


duras corría el rumor de que el doctor Policarpo Bonilla, liberal hondureño exiliado
que había ayudado a la revolución junto con un grupo de sus partidarios, invadiría
Honduras con el apoyo del gobierno revolucionario de Nicaragua, pués había
recibido ofrecimiento de ayuda de Zelaya para derrocar al Presidente hondureño,
general Domingo Vasquez, a cambio del que recibió el liberalismo nicaragüense.

Por tal razón, la Asamblea Constituyente el 10 de octubre de 1893 dictó el Decreto


de Mantenimiento del Orden Público que suspende todas las garantías individua-
les, se faculta al Ejecutivo para exigir empréstitos forzosos a particulares y para
que, en Consejo de Ministros, pueda confinar o extrañar del territorio de la Repú-
blica a las personas que resulten comprometidas o indiciadas en planes o proyec-
tos que tiendan a alterar el orden público.

En la Asamblea Constituyente se presentaron varios proyectos de Constitución.


Fue una lluvia de valiosas ideas, que sirvieron de insumo; pero esta situación creo
indecisión sobre cuál de los proyectos debía servir de base al plenario.

Por tal razón se le encargó al diputado doctor Policarpo Bonilla que elaborara un
proyecto, el cual, a pesar de ser hondureño, podía ser diputado de acuerdo con la
Ley Electoral. El proyecto fue sometido al estudio de la Comisión creada para su
corrección y revisión. Miembro de la Comisión era el doctor José Madriz, cuyo
aporte y revisión garantizó el apego de la Constitución al ideario liberal. Luego de
esta revisión, pasó al plenario para su discusión. Nicaragua estaba bajo los efec-
tos del Estado de sitio al entrar a la discusión.

Los debates fueron brillantes y el proyecto tenía la simpatía y la aceptación del


pueblo, que llenaba el local de las sesiones. Se destacaron por su preparación,
cultura, aportes, exposiciones brillantes y pertinentes, entre otros, los doctores
José Madriz, Gustavo Guzmán, Manuel Coronel Matus, Julián Irias, Gustavo
Escobar y Adolfo Altamirano.

231
La Constitución fue aprobada el 19 de agosto de 1894, la cual deroga a la Cons-
titución de 1858.

Ante la presión del doctor Policarpo Bonilla de recibir la ayuda del gobierno liberal
de Managua para invadir Honduras, el Presidente de éste país le pidió al Congre-
so que lo autorizara para declarar la guerra al Gobierno de Nicaragua en cuanto
se tuviera conocimiento de preparativos para invadir Honduras. El Congreso
hondureño aprobó el 30 de octubre la autorización. Por su parte, el Congreso de
Nicaragua, a petición de Zelaya, lo autoriza a agotar la vía diplomática y en su
caso usar las fuerzas vivas de la nación para defender el país.

La invasión a Honduras se produjo, y la guerra duró más de tres meses. Policarpo


Bonilla, colocando sus tropas en la zona fronteriza, estableció un gobierno provi-
sional con él como Presidente, el cual fue reconocido por Nicaragua. El Presiden-
te hondureño Domingo Vasquez fue derrotado y Bonilla ocupó su lugar al entrar
triunfante a Tegucigalpa, con el apoyo de las fuerzas nicaragüenses, las que
llevaron la mayor parte de la lucha, por cierta muy cruenta.

La revolución liberal representó una gran transformación política, económica, so-


cial y cultural. También jurídica, pués se dictaron nuevas leyes y códigos, entre
otros: el Código Civil, el Código de Procedimiento Civil y las famosas leyes de
reforma: la Ley Orgánica de Municipalidades; la Ley de Imprenta; la Ley Orgánica
de Tribunales; la Ley de Cementerios Laicos; la Ley Reglamentaria del Matrimo-
nio; la Ley Marcial o de Seguridad Pública; la Ley sobre Agricultura y Trabajado-
res; la Ley de Amparo; la Ley de Defraudaciones Fiscales; la Ley de Extranjería; la
Ley de Médicos Forenses; la Ley Reglamentaria de Jefes Políticos; la Ley de
Contribución Directa sobre el Capital; la Ley Fundamental de Instrucción Pública;
la Ley del Jurado en lo Civil; la Ley Reglamentaria de la Contaduría Mayor; la Ley
Electoral; la Ley que aprueba la Convención Mosquita; el Reglamento Interior del
Congreso; el Reglamento de Defraudaciones Fiscales; el Reglamento de la Poli-
cía Republicana; y el Reglamento de Tasa.

La Reincorporación de la Mosquita fue uno de los acontecimientos más importan-


tes y patrióticos del gobierno de Zelaya, terminando con un bajalato negro
maquiavélicamente inventado por los ingleses para extender su imperio. Ha sido el
único gobierno que recibió el territorio nacional fraccionado y lo restituyó íntegro.

2. Tipo de Constitución.

Es una Constitución no desarrollada y breve, con un contenido de 162 artículos.


Es el prototipo de la Constitución liberal de nuestro constitucionalismo, junto con
las Constituciones de 1826 y 1838. Por tal razón se le denomina La Libérrima.

232
3. Sus principios.

Sus principios fundamentales son los siguientes:

a) La soberanía. Nicaragua es una nación libre, soberana e independiente. La


soberanía es una, inalienable e imprescriptible y reside en el pueblo3 . Los
funcionarios tienen las facultades y competencias que expresamente les atri-
buye la ley y todo acto que se ejecute al margen de ella es nulo4 .
b) La democracia representativa. La democracia es representativa y la elección
de Presidente de la República, diputados y hasta de los magistrados de la
Corte Suprema de Justicia, jueces locales y de agricultura, se realizaba por
votación popular directa y secreta5 . Se termina con las elecciones indirectas
complicadas de las Constituciones anteriores.
c) Reconoce y garantiza a los habitantes de la Nación, nicaragüenses o extran-
jeros, la seguridad individual, la libertad, la igualdad y la propiedad6 .
d) División de poderes. El gobierno de Nicaragua se divide en tres poderes
independientes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial7 . Sus competencias las
reparte la Constitución.
e) Principio de legalidad. El Estado y los gobernantes están obligados a respe-
tar la Constitución y las leyes8 .
f) Reconoce los derechos y garantías individuales de los nicaragüenses, ciu-
dadanos y extranjeros. Lo hace en algunos artículos diseminados en la Cons-
titución y en dos Títulos de ésta: el IV y V. También en el VI regula los dere-
chos y obligaciones de los extranjeros.
g) Es un Estado unitario. Es unitario, pero expresamente se dispone que es
«una necesidad primordial volver a la unión con las demás secciones de la
República disuelta». Para lo cual faculta al Ejecutivo a ratificar definitivamen-
te los tratados que tiendan a hacerlo realidad con uno o más Estados de la
antigua federación9 . Ha sido preocupación constante de los liberales centro-
americanos volver a la federación centroamericana.

4. Derechos, libertades y garantías de los ciudadanos, nicaragüenses


y extranjeros.

Se consagra una extensa lista de derechos, libertades y garantías.

Son ciudadanos los nicaragüenses mayores de dieciocho años y los mayores de


dieciséis que sean casados o sepan leer y escribir. Sus derechos son: optar a
cargos públicos, el sufragio activo y pasivo, y tener y portar armas, todo de acuer-

3
Art. 2
4
Art. 4
5
Arts. 24, 68, 81, 95, 108 y 139
6
Art. 26
7
Art. 68
8
Art. 4, 100 inc. 2., 116 inc. 3.
9
Art. 1

233
do a la ley10 . El sufragio activo es directo, secreto, irrenunciable y obligatorio; y el
pasivo requiere de veintiún años. Se remite a la ley la materia electoral, en la cual
debe dársele representación a las minorías11 . Esta ley es la Ley Electoral.

Los extranjeros tienen las obligaciones y derechos siguientes: el derecho de asilo,


para lo cual se declara la República de Nicaragua como el asilo sagrado12 ; tienen
el deber de respetar las leyes y autoridades del país13 ; tienen todos los derechos
civiles de los nicaragüenses14 ; pueden adquirir toda clase de bienes en el país;
pero quedan obligados respecto a ellos a todos las cargas ordinarios y extraordi-
narios a que están obligados los nacionales15 ; se prohíbe la extradición por delitos
políticos, aunque a consecuencia de éstos resulten delitos comunes16 ; la ley y los
tratados establecerán los casos en que se conceden la extradición por delitos
comunes graves17 ; la ley establecerá la forma y casos en que se puede negar la
entrada o expulsión de los extranjeros18 . Las leyes y tratados reglamentaran el
uso de estas garantías sin disminuirlas ni alterarlas19 . Pero todo lo dispuesto no
modifica los tratados existentes entre Nicaragua y otras naciones20 .

Se establecen los derechos y garantías siguientes: se garantiza a todos los habi-


tantes, nacionales o extranjeros, la seguridad individual, la libertad, la igualdad y
la propiedad21 ; se suprime la pena de muerte22 ; se establece el habeas corpus a
favor de todo habitante aún en contra las altas o reclutamientos militares hechos
ilegalmente, lo mismo que el recurso de inconstitucionalidad de la ley cuando se
refiera a asuntos no ventilables ante los tribunales de justicia interpuesto por toda
persona23 ; es atentoria la orden de arresto que sea expedida por la autoridad no
competente o sin las formalidades legales24 ; la detención para inquirir no podrá
durar más de ocho días25 ; el delincuente in fraganti puede ser capturado por
cualquier persona para entregarlo inmediatamente a la autoridad competente que
tenga facultad de arrestar26 ; el auto de prisión sólo puede dictarse si existe plena
prueba de la perpetración del delito y al menos presunción grave de que sea su
autor27 ; se permite la prisión o arresto por pena o apremio, en los casos y por el

10
Arts. 20 y 21
11
Arts. 23, 24 y 25
12
Art. 9
13
Art. 10
14
Art. 11
15
Art. 12
16
Art. 15
17
Art. 16
18
Art. 17
19
Art.18
20
Art. 19
21
Art. 26
22
Art. 27
23
Arts. 28, 29 y 117
24
Art. 30
25
Art. 31
26
Art. 32
27
Art. 33

234
término que disponga la ley28 ; solamente pueden juzgar los jueces designados
por la ley con anterioridad al hecho que origina el proceso y no comisiones espe-
ciales29 ; se prohíbe en materia criminal el juramento sobre hecho propio30 ; nadie
puede ser privado del derecho de defensa y se prohíbe la aplicación de penas
perpetuas, la fustigación y toda especie de tormento31 ; se prohíbe la prisión por
deuda, aun por las de agricultura32 ; no se puede incomunicar al detenido, salvo
por orden escrita de la autoridad respectiva por un término que no pase de tres
días y solo por motivos graves33 ;la detención debe hacerse en los lugares deter-
minados por la ley34 ; se establece la inviolabilidad del domicilio, convirtiendo en
asilo sagrado que no puede allanarse por la autoridad sino en los casos que
establece la misma Constitución, lo cual no puede verificarse desde la siete de la
noche a la seis de la mañana, durante los cuales ni el delincuente infraganti y
perseguido por la autoridad podrá ser extraído de un domicilio que no sea el suyo,
y siempre que el domicilio no sea del reo que se persigue, de previo debe solicitarse
permiso al morador35 ; el poder ejecutivo no puede sustraer, abrir y retener la co-
rrespondencia epistolar o telegráfica y la que sea sustraída de las estafetas o de
cualquier otro lugar no hace fe contra ninguno36 ; los papeles privados solo podían
ser ocupados en virtud de providencia de juez competente en los asuntos crimina-
les y civiles que la ley determine y en presencia de su dueño y en su defecto de
dos testigos y regresarle los que no tengan relación con lo que se investiga37 ; se
asegura la libertad de opinar y nadie puede ser perseguido o molestado por el
ejercicio de este derecho38 ; las acciones privadas que no alteren el orden público,
la moral o dañen a tercero están fuera de la acción de la ley39 ; no se pueden dictar
leyes proscriptivas, confiscatorias, retroactivas o que consignen penas infamantes40 ;
la emisión del pensamiento de palabra o escrita es libre y la ley no podrá restringir-
la, tampoco puede impedirse la circulación de los impresos nacionales o extranje-
ros, pero se debe responder por los delitos de injurias y calumnias cometidos por
la persona, previamente calificados por un jurado41 ; se garantiza la libertad de
enseñanza y la pagada con fondos públicos será laica y la primaria será además
gratuita y obligatoria, todo lo cual será reglamentado por la ley sin restringir su
libertad ni la independencia de los profesores42 ; se declara libre el ejercicio de
toda industria, oficio o profesión, sin título previo y sin sujeción a aranceles43 ; se

28
Art. 34
29
Art. 35
30
Art. 36
31
Art. 37
32
Art. 38
33
Art. 39
34
Art. 40
35
Art. 41 y 42
36
Art. 43
37
Art. 44
38
Art. 45
39
Idem.
40
Art. 46
41
Art. 49
42
Art. 50
43
Art. 51

235
garantiza la libertad de reunión sin armas y la de asociación para cualquier objeto
lícito, sea religioso, moral o científico, pero no aceptan las asociaciones que cons-
tituyan un poder que obligue a una obediencia ciega contraria a los derechos
individuales o que impongan votos morales de clausura perpetua44 ; se consagra
la libertad de disponer de la propiedad sin restricción alguna por venta, donación,
testamento o cualquier otro título legal45 ; pero se prohíben las vinculaciones y
toda institución a favor de manos muertas46 ; se establece el derecho de petición
dirigido a las autoridades legalmente establecidas para que resuelvan sus peticio-
nes y se les haga saber lo resuelto47 ; se reconoce la libertad de entrar y salir del
país, de permanecer en éste y transitar en su territorio48 ; no se permite exigir
servicios personales sin la debida retribución49 ; no se reconocen privilegios per-
sonales50 ; los impuestos tienen como base la proporcionalidad51 ; no se puede
privar a nadie de su propiedad sino en virtud de ley o de sentencia fundada en
ésta por expropiación por causa de utilidad pública debidamente calificada por ley
o por sentencia firme fundada en ella y al hacerse debe indemnizarse de previo52 ;
los autores o inventores gozan de la propiedad exclusiva de su obra o descubri-
miento por el tiempo que determine la ley53 ; es imprescriptible el derecho de rei-
vindicar los bienes confiscados54 ; se establece el jurado para imponer penas más
que correccional55 ; se prohíbe el monopolio que ataque la industria agrícola56 ; se
contempla el estado de sitio en virtud el cual se suspenden temporalmente las
garantías anteriormente expresadas, menos la inviolabilidad de la vida humana y
la prohibición de dictar leyes confiscatorias57 ; las leyes que reglamenten las ga-
rantías expresadas serán ineficaces en cuanto las disminuyan, restituyan o adul-
teren58 ; el funcionario que restrinja las anteriores garantías está obligado a una
indemnización proporcional al daño causado, la cual será regulada por el juez y
nunca será menor de cincuenta pesos59 .

5. Estado laico.

El Estado nicaragüense abandona la confesionalidad de todas sus constituciones


anteriores, heredadas de las constituciones de Bayona y Cadiz.

44
Art. 52
45
Art. 53
46
Art. 54
47
Art. 55
48
Art. 56
49
Art. 57
50
Art. 58
51
Art. 59
52
Art. 60
53
Art. 61
54
Art. 62
55
Art. 63
56
Art. 64
57
Art. 65
58
Art. 66
59
Art. 67

236
El Estado se separa de la Iglesia y se declara laico. Como consecuencia no puede
legislar estableciendo o protegiendo ninguna religión ni prohibir su libre ejerci-
cio60 . Tampoco puede someterse el estado civil de las personas a una creencia
religiosa determinada61 .

Por otra parte, se dictó la Ley de los Cementerios Laicos del 19 de julio de 1894,
en la que se declaran laicos todos los cementerios de la República y atribuye su
dirección y administración a las municipalidades, las cuales estaban autorizadas a
vender lotes para panteones. Prohíbe entierros en templos o cualquier otro lugar,
bajo penas pecunarias. También se estableció el divorcio, la celebración previa
del matrimonio civil, se abolieron los “manos muertas”, se suprimieron las cofra-
días, logrando apropiarse de los bienes de la Iglesia Católica.

Todo esto provocó una relación muy tensa con la Iglesia, y muchas protestas del
partido conservador y los católicos.

6. El Poder Legislativo.

A. Su organización

El Poder Legislativo lo ejerce un Congreso de carácter unicameral integrado por


diputados electos por elección popular directa, secreta y por distritos electorales,
con una duración de cuatro años y renovables por mitad cada dos años62 .

Se reunía en la capital de la República el primero de enero de cada año sin nece-


sidad de convocatoria y sus sesiones duraban sesenta días prorrogables por
treinta más cuando lo exijan asuntos de interés actual63 .

El Congreso puede reunirse en sesiones extraordinarias por convocatoria del Eje-


cutivo y en tal caso solo tratará los asuntos expresados en el decreto de convoca-
toria64 . También las puede celebrar cuando lo pidan cinco diputados porque el
Ejecutivo impidió sesionar o la disolvió65 . Para celebrar sesiones se exige la ma-
yoría absoluta de los miembros de que se compone el Congreso66 . Para ser
diputado se requiere ser del estado seglar y electo por el pueblo67 ; se establecen
los impedimentos para ser diputado y sus prerrogativas e inmunidades68 ; los dipu-
tados no pueden obtener empleo del Ejecutivo, salvo los de Secretario de Estado,

60
Art. 47
61
Art. 48
62
Arts. 69, 76 y 81
63
Arts. 69 y 70
64
Art. 71
65
Art. 75
66
Art. 74
67
Art. 77
68
Art. 78 y 79

237
Representante diplomático y Profesor de Universidades y Colegios y si aceptaren
dejan de ser diputados69 .

B. Sus atribuciones.

El Congreso tiene, entre otras, las atribuciones siguientes: abrir y cerrar sus se-
siones, calificar las elecciones de sus miembros, aprobar o rechazar sus creden-
ciales y recibirles la promesa de ley; admitir la renuncia de sus miembros por
causas legales debidamente comprobadas y por dos tercios de votos; hacer su
reglamento; dictar, interpretar, reformar y derogar las leyes; crear y suprimir los
empleos, establecer pensiones, decretar honores y conceder amnistías; disponer
lo conveniente sobre la seguridad y defensa interior de la República; hacer el
escrutinio para Presidente, Vice-presidente y Magistrados de la Corte Suprema y
proclamar electos a los ciudadanos que hubieren obtenido mayoría absoluta, (si
no hubiere esta mayoría declarar electos para dichos cargos a los ciudadanos
que hayan obtenido mayoría numérica de votos y en caso de empate, decidir
quienes son los electos); nombrar a los miembros del Tribunal de Cuentas; desig-
nar a tres de sus miembros para ejercer por el orden de su elección, el Poder
Ejecutivo en los casos de falta del Presidente y Vice-presidente de la República,
previstos en la Constitución; cambiar la residencia de los Supremos Poderes por
causas graves; decretar subsidios para promover nuevas industrias o mejorar las
existentes; aprobar o improvar la conducta del Ejecutivo; aprobar, modificar o
improvar los tratados celebrados con las naciones extranjeras; reglamentar el co-
mercio marítimo y terrestre; aprobar o improvar el gasto público y fijar anualmente
el presupuesto de gastos; imponer contribuciones; decretar la enajenación de los
bienes nacionales o su aplicación a usos públicos; decretar impuestos y regular el
pago de la deuda nacional; declarar la guerra y la paz; declarar el estado de sitio;
conferir los grados de General de Brigada y de División70 .

El Poder Legislativo no puede suplir o declarar el estado civil de las personas, ni


conceder títulos académicos y literarios, ni delegar sus facultades, excepto en la
de dar posesión a los altos funcionarios71 .

7. La formación, sanción y promulgación de la ley.

Tienen iniciativa de ley únicamente los diputados, el Presidente de la República


por medio de sus Secretarios de Estados y las Cortes Supremas de Justicia en
asuntos de su competencia72 . Los diputados y el Presidente tienen amplias facul-
tades para presentar todo tipo de proyecto, mientras la Corte Suprema solo en
asuntos de su competencia, un concepto sin precisión que ha pasado a varias
constituciones.

69
Art. 80
70
Art. 82
71
Arts. 83 y 84
72
Art. 85

238
El proyecto necesita de dos deliberaciones en días diferentes para ser aprobado
por la Asamblea. Una vez aprobada pasa al Ejecutivo para que lo sancione y
promulgue. El Presidente, de acuerdo con el Consejo de Ministros, lo puede vetar
dentro de diez días, pasado los cuales sin que se haya vetado, se tendrá por
sancionado y lo promulgará como ley. Vetado el proyecto pasará a la Asamblea y
se someterá a nueva deliberación y si es ratificado el proyecto original (rechazado
el veto), la pasará de nuevo al Ejecutivo con la fórmula: «Ratificado constitucional-
mente», en cuyo caso se publicará sin demora73 .

Es interesante señalar que cuando un proyecto de ley es aprobado por la Asam-


blea al terminar sus sesiones y el Ejecutivo crea conveniente vetarlo, dará aviso a
la Asamblea para que permanezca reunida hasta diez días contados desde la fecha en
que se le pasó el autógrafo, de no hacerlo la ley se tendrá por sancionada74 .

El Proyecto de ley que fue desechado solo se puede proponer en la legislatura


siguiente75 .

Existen ciertos actos y resoluciones que no necesitan sanción del Ejecutivo, como
la declaratoria de haber lugar a formación de causa, el reglamento interior de la
Asamblea Legislativa, la ley de presupuesto, entre otros76 .

Para discutirse la reforma o derogación de las disposiciones de los Códigos de la


República, es necesario oír la opinión de Corte Suprema de Justicia, a menos de
que el proyecto provenga de ésta. En las leyes políticas, económicas o adminis-
trativas no es preciso esa consulta77 .

8. El Poder Ejecutivo

El Poder Ejecutivo reside en el Presidente de la República. En su defecto lo ejerce


un Vice-presidente y a falta de éste uno de los designados según su orden. Todos
ellos deben ser ciudadanos en ejercicio de sus derechos, del estado seglar, ma-
yor de veinticinco años de edad y naturales de Nicaragua o de cualquiera de las
otras Repúblicas de Centro América, dando otra muestra amplia del deseo fede-
rativo78 .

El Presidente y Vicepresidente serán electos por elección popular, directa y secre-


ta, por un período de cuatro años y no se permite la reelección del Presidente ni
para el cargo de Vicepresidente para el período siguiente. El que lo ejerció en los
últimos seis meses tampoco puede ser electo79 .

73
Art. 87 y 88
74
Art. 89
75
Art. 90
76
Art. 91
77
Art. 92
78
Art. 93 y 94
79
Arts. 95, 96 y 97

239
El escrutinio y declaración de la elección del Presidente y Vicepresidente las hace
la Asamblea Legislativa80 .

El Presidente trabaja acompañado de sus Secretarios, los que pueden concurrir a


la Asamblea con voz pero sin voto. Deben concurrir también cuando los llame y
contestar las interpelaciones81 .

El Presidente de la República tiene, entre otros, los deberes y atribuciones si-


guientes; es el Jefe Supremo de la Nación y Comandante en Jefe de las fuerzas
de tierra y mar; la administración general del país; defender el honor e indepen-
dencia de la nación y la integridad territorial; ejecutar y hacer cumplir las leyes, sin
alterarlas; nombrar a los Secretarios y Subsecretarios de Estado y los demás
empleados del Ejecutivo de acuerdo con la ley; vigilar la pronta y cumplida admi-
nistración de justicia y auxiliar al Poder Judicial para hacer efectiva sus providen-
cias; remover a los empleados de su libre nombramiento; en receso de la Asam-
blea, conceder amnistía cuando lo exija la conveniencia pública; conceder indulto
o conmutaciones a los reos de acuerdo a la ley y previo informe favorable de la
Corte Suprema de Justicia, pero no puede darse a los reos de parricidio, asesina-
to, robo e incendio con grave daño a las personas; convocar a la Asamblea a
sesiones extraordinarias o proponer la prórroga de ella; presentar su informe a la
Asamblea de todas las ramas de la administración; celebrar tratados y cualquier
negociación diplomática, sometiéndolos a la ratificación de la Asamblea en las
próximas sesiones; dirigir las relaciones exteriores, nombrar cónsules y agentes
diplomáticos, recibir a los Ministros y cónsules de otros países; en caso de inva-
sión y rebelión y sin contar con recursos suficientes el Estado, decretar un em-
préstito voluntario o forzoso, de cuya inversión dará cuenta a la Asamblea; confe-
rir grados militares desde Subteniente hasta Coronel; mandar las fuerzas milita-
res, organizarlas y distribuirlas de acuerdo con la ley y necesidades del país;
conceder cartas de naturalización; sancionar y vetar la ley; declarar el estado de
sitio en la República o en parte de ella en receso del Congreso, en casos de
agresión extraña o rebelión interior82 .

9. Gobierno departamentales y municipales

Para la administración política, el territorio se divide en Departamentos. El número


de Departamentos y los funcionarios políticos los determinará una ley83 .

Ley Marcial del 10 de Agosto de 1894 y la Ley Reglamentaria de los Jefes Políti-
cos del 11 de octubre de 1894 crean y regulan el cargo de Jefe Político. Es el
primer Jefe del departamento en el orden gubernativo que representa en cada
departamento y obra como un delegado de éste. Su nombramiento corresponde
al Poder Ejecutivo por un período de dos años, permitiendo la reelección por una

80
Art. 82 inc. 8
81
Art. 105
82
Art. 100
83
Art. 138

240
sola vez. Tiene amplias atribuciones de carácter gubernativo, de justicia, de fo-
mento, de instrucción pública, de economía y de policía.

El gobierno local de los pueblos se encargaba a una municipalidad electa por voto
popular y directo84 de comprensión. El número de miembros era determinado por
la ley, tomando en cuenta su población. Esta es la Ley Orgánica de Municipalida-
des del 15 de junio de 1894 y su reforma.

En esta Ley se disponía que el número de funcionarios aumentaba de acuerdo a


la población existente: los pueblos que tengan por los menos quinientos habitan-
tes tienen derecho a elegir una municipalidad; los que tengan de quinientos a tres
mil elegirán un Alcalde propietario y dos suplentes, cinco regidores propietarios y
tres suplentes y un Síndico propietario y un suplente; los de tres mil a diez mil
elegirán un Alcalde propietario y dos suplentes, siete regidores propietarios y cua-
tro suplentes, un Síndico propietario y un suplente; los que tengan de diez mil a
veinte mil elegirán un Alcalde Propietario y dos suplentes, nueve regidores propie-
tarios y cinco suplentes, un Síndico propietario y un suplente; los que tengan de
veinte mil a cincuenta mil elegirán un Alcalde propietario y dos suplentes, quince
Regidores y propietarios y ocho suplentes; los que poseen más de cincuenta mil
elegirán además por cada diez mil habitantes de exceso un Regidor. Los suplen-
tes hacen las veces del propietario cuando estos falten.

El período de los Alcaldes era de un año y el de los Regidores y Síndicos de dos


años. Los Regidores eran renovables por mitad cada año.

Las municipalidades tenían atribuciones puramente económicas y administrati-


vas. Se le señalan en la Constitución las siguientes facultades y protecciones:
decretar libremente las contribuciones locales y administrar los fondos de la co-
munidad, rindiendo cuenta ante el Tribunal establecido en la Ley; deben publicar
un informe anual de ingresos y egresos de sus fondos; nombrarán a los agentes
de policía, de seguridad y de orden; legislan sobre policía, higiene e instrucción
pública, sin contradecir la Constitución y las leyes generales85 .

Todos las funciones de legislar anteriormente expuestas son atribuidas por la Ley
a la Junta de Regidores, a quien se le faculta, entre otras funciones, para decretar
el presupuesto de gastos, expedir acuerdos o reglamentos para la buena admi-
nistración de la localidad; establecer oficinas encargadas del registro civil, el em-
padronamiento de la población y del estado de la riqueza pública; organizar y
reglamentar el servicio del alumbrado público.

El Alcalde es el Jefe de la localidad y de los agentes municipales y de policía, hace


el nombramiento y remoción de los empleados al servicio de la municipalidad y
conserva el orden y seguridad interior de la población. Actúa con un Secretario.

84
Arts. 139 y 140
85
Arts. 141, 143 y 145

241
El tesoro de la municipalidad era administrado por un Tesorero, nombrado por la
Junta de Regidores. Los Síndicos son los representantes de la municipalidad en
los asuntos judiciales y ejercen el cargo de fiscales de la Hacienda Pública.

En cada cabecera departamental se establece un Consejo Departamental electo


por votación popular y directa. Cada pueblo tiene derecho, de acuerdo con su
número de habitantes, a nombrar un miembro del Consejo y entre ellos se organi-
zaban en un Directorio integrado por un Presidente y Vicepresidente, un Secreta-
rio, un Vicesecretario y un Tesorero86 .

Este Consejo, tenía entre otras, las atribuciones siguientes: la aprobación, refor-
ma o anulación de los acuerdos de las municipalidades de su jurisdicción que
tengan carácter de ley; y la gestión, gobierno y dirección de los intereses propios
de los departamentos que no correspondan según la Constitución a las municipa-
lidades; cuidar que los Alcaldes ejecuten las leyes y acuerdos locales.

Los pueblos o valles con menos de quinientos habitantes eran gobernados por la
municipalidad más inmediata del departamento. El Consejo municipal podía acordar
que esas localidades tuvieron competencia para elegir Juntas Locales y Alcalde.

10. El Presupuesto

Los presupuestos elaborados por el Poder Ejecutivo y el Judicial, en sus respecti-


vos ramos, eran votados por el Congreso. Toda gasto fuera del presupuesto es
ilegítimo y se establece una solidaridad para responder por la cantidad gastada
entre el Presidente, el Ministro de Hacienda y el empleado pagador, sin perjuicio
de la responsabilidad penal87 . El Presupuesto de gastos ordinario de la Adminis-
tración no podrá exceder de los ingresos probables calculados por el Ministerio de
Hacienda 88 .

11. El Ejército

A la fuerza pública se le señalan los objetivos siguientes: asegurar los derechos


de la Nación, el cumplimiento de las leyes y el mantenimiento del orden público89 .
Ningún cuerpo armando podía deliberar y los militares gozan de fuero militar por
delitos puramente militares, sin que exista fuero atractivo90 .

El servicio militar es obligatorio y todo nicaragüense de dieciocho a cuarenta y


cinco años era soldado del Ejército. Una ley reglamentaría esto91 .

86
Arts. 54 y sigts- Ley Orgánica de Municipalidad 147 Cn.
87
Arts. 124, 125 y 126
88
Art. 127
89
Art. 134
90
Art. 135 y 137
91
Art. 136

242
12. El poder judicial

El poder judicial lo componen los jueces locales, los jueces de distrito, los jueces
de agricultura, los tribunales de apelaciones y la Corte Suprema de Justicia.

El 19 de Julio de 1894 se promulgó una Ley Orgánica que vino a desarrollar el


Capitulo XIII de la Constitución, dedicado al Poder Judicial. Es una extensa y com-
pleta ley . Trata de la parte orgánica o de organización del Poder Judicial, de la
jurisdicción y competencia, de los impedimentos y requisitos para acceder al car-
go, de las faltas o abusos de los jueces y tribunales, de los conjueces, del arbitra-
je, de las cuestiones de competencia, de los impedimentos y excusas para cono-
cer, de las funciones del Ministerio Público, de los Notarios, de los Procuradores,
de los Abogados y de los Registradores.

Los cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia eran electos popular y


directamente por un período de cuatro años92 . También eran electos popularmen-
te los jueces locales y de agricultura en la misma forma para la elección de muni-
cipios93 .

La Corte Suprema residía en León y nombraba a los magistrados de la Corte de


Apelaciones y a los Jueces de Distrito94 .

La facultad de juzgar y ejecutar lo juzgado correspondía al poder judicial. Se pro-


hibía a los otros poderes avocarse causa pendiente y abrir juicio fenecido95 .

La Corte Suprema tiene las facultades siguientes: conocer de los delitos oficiales
y comunes de los altos funcionarios; dictar su reglamento; aplicar la ley y negarle
su cumplimiento cuando es contraria a la Constitución; autorizar a los abogados y
escribanos, suspenderlos o retirarle sus títulos; conocer de apelaciones admitidas
por el Tribunal de Cuentas; conocer de las leyes expedidas por las municipalida-
des y consejos departamentales cuando fueren contrarios a la Constitución o a
las leyes; conocer de las causas de las presas marítimas; del recurso de
inconstitucionalidad y demás asuntos que les someta la ley96 .

La justicia es gratuita, no pueden haber más de tres instancias; siempre que lo


pidan las partes, en asuntos civiles un jurado califica los hechos y el juez aplicará
la ley; las partes pueden terminar sus asuntos por transacción o arbitramento; los
jueces y tribunales pueden pedir auxilio de las fuerzas armadas para que se cum-

92
Arts. 108, 109, 112 Cn. y 110 Ley Orgánica de Tribunales
93
Arts. 29 y 43 Ley Orgánica de Tribunales
94
Art. 110
95
Art. 115. El Código de Procedimiento Civil de 1904 regula el modo de proceder en el juicio por jurado en
material civil y le dedicó el Título XIV del Libro III, pero se encuentra en desuso porque las personas no
recurren a él para resolver sus asuntos.
96
Arts. 116 y 117. El Código de Procedimiento Civil de 1904 regula la casación.( Libro III, Títulos XXXIV)

243
plan sus resoluciones y en caso de negativa o no hubiere fuerza disponible, podrá
exigirlo de la ciudadanía97 .

13. El tesoro público

El tesoro público se forma por los bienes muebles, inmuebles, créditos, impuestos
y contribuciones y es administrado por una Tesorería General de recaudación. El
Tesorero General era nombrado por el Ejecutivo. Para la fiscalización del Tesorero
Nacional se creó una Contaduría Mayor o Tribunal de Cuentas para examinar y
finiquitar las cuentas de los que administran los intereses públicos98 .

14. Leyes constitutivas

Se les concede el rango de leyes constitutivas99 a las leyes siguientes:

A. Ley de Imprenta, que regulaba el registro de periódicos y publicaciones, lo


mismo que el procedimiento para hacer efectiva la responsabilidad por las injurias
y calumnias inferidas por medio de la imprenta, las sanciones a los impresos clan-
destinos, las garantías a los periódicos e imprentas.

Corresponde a un jurado calificar si hay injurias y calumnias. La acusación se


presentaba a un Juez de Distrito y se citaba al autor de la publicación. Después se
procede a desinsacular a cinco jurados, reponiéndose a los recusados. Integrado
el tribunal, se citaba a una audiencia, en donde se leía el proceso y se oían a las
partes. Si el veredicto del jurado declara que no hay injuria ni calumnia se termina
el proceso. Si por el contrario declara que el impreso es calumnioso o injurioso, el
juez continúa el procedimiento, se abre a prueba y después se organiza un jurado.

El veredicto puede ser de inocencia o de culpabilidad, en cuyo caso ordenará su


publicación.

B. La Ley Marcial del 10 de Agosto de 1894.

Las garantías y derechos se podrán suspender en forma parcial o total. El primero


era denominado estado de prevención y el segundo estado de sitio, pero en nin-
gún caso se podrán suspender las garantías de la inviolabilidad de la vida huma-
na y la prohibición de dictar leyes confiscatorias.

En el estado de sitio se suspenderá el libre tránsito, el habeas corpus, el derecho


de asociación, la libertad de la prensa, etc. Las autoridades militares conocían de
los delitos de traición, sedición, rebelión y otros.

97
Arts. 118, 120, 121 y 122
98
Arts. 128 y sigts.
99
Art. 155

244
C. Ley Electoral del 16 de octubre de 1894.

Existen los Directores Electorales compuestos de cinco miembros propietarios e


igual número de suplentes organizados así: un Presidente, dos Vocales y dos
Secretarios, electos popular y directamente por el pueblo. Su misión era la de
practicar todos los años la calificación (determinación de la capacidad para votar)
e inscripción de los ciudadanos, practicar las elecciones que se practican en su
cantón; extender a los ciudadanos la carta de ciudadanía; recibir los sufragios;
mantener y practicar la elección.

Es amplia la lista de funcionarios que son objeto de elección popular directa: Con-
cejo Departamental, Alcalde, Síndicos, Jueces Locales, Junta de Regidores, Jue-
ces de Agricultura, Juntas Locales, Presidente y Vicepresidente de la República,
Diputados y Directores Electorales.

La elección de Presidente y Vicepresidente es nacional y se gana la mayoría


numeraria de la suma de los votos de todo el país y el escrutinio general y final y
la declaración del electo la hace la Asamblea. Este mismo escrutinio y declaración
lo hace la Asamblea en la elección de magistrados de la Suprema Corte.

La elección de diputados se hace por distritos y el sistema que sigue es el propor-


cional para que los mismos logren representación. Por cada distrito electoral ha-
bía un diputado propietario y suplente. Por ejemplo el Departamento de Masaya
se dividen en los distritos de San Jerónimo, Diriega y Masatepe. El Distrito de San
Jerónimo comprendía San Jerónimo, San Juan, Nindirí y Tisma. El Distrito de Diriega
comprendía Diriega, Monimbó, Catarina, San Juan y Niquinohomo.

Esta Ley contemplaba las nulidades, las penalidades electorales y los recursos
correspondientes.

D. Ley de Amparo del 29 de agosto de 1894

Regula el habeas corpus o exhibición personal y el control directo por la Corte


Suprema de la inconstitucionalidad de la ley al aplicarse el caso concreto y tratase
de asunto no ventilable en los tribunales de justicia.

En nuestra evolución constitucional se establece por primera vez un control cons-


titucional de la ley de carácter judicial. Se funda en dos principios: el principio
dispositivo porque solamente puede interponer el recurso la persona agraviada; y
el principio de relatividad, ya que la sentencia se limitaba a proteger al recurrente
al caso concreto, no haciendo una declaración general de nulidad o inaplicabilidad
de la ley declarada inconstitucional.

Estas leyes constitutivas solamente podían reformarse en la misma forma que se


estipula para la Constitución.

245
15. Reformas a la Constitución

La reforma puede ser parcial o total. Esta solo puede decretarse diez años des-
pués de entrar en vigencia. Por otra parte, se declara como irreformables los
artículos constitucionales que prohiben la reelección del Presidente o de quien lo
sustituya y que establecen la duración presidencial para que produzca sus efec-
tos en el período en curso o en el siguiente100 . Toda reforma lo decreta el Congre-
so en sus sesiones ordinarias por dos tercios de votos y verifica la reforma una
Asamblea Constituyente que se convoca para ello. La Asamblea ordinaria, al de-
clarar la reforma, cierra sus sesiones y queda disuelta101 .

16. Reformas del 15 de octubre de 1896

La situación de Zelaya con los liberales leoneses no era buena por el predominio
que quería tener Occidente en el gobierno. El 24 de febrero de 1896 se levantó el
cuartel de León y comienza la lucha contrarrevolucionaria. Los alzados acusaban
a Zelaya de tirano y traidor a los ideales de la revolución.

Una parte de la Asamblea, integrada por los disidentes, se trasladó a León y se


organizó en Asamblea Constituyente. Esta anuló el decreto del 15 de septiembre
de 1893 que nombraba a Zelaya como Presidente y en su lugar nombró al doctor
Francisco Baca h. Este movimiento contrarrevolucionario fracasó, y muchos de
sus integrantes salieron exilados. Entre los conjurados estaban José Madriz, Rubén
Alonso, Paulino Godoy, Adolfo Altamirano, Francisco Baca h. y Anastasio Ortíz. Se
consideraba a esta Asamblea como la única constitucionalmente elegida.

Por su parte, la Asamblea de Managua, también proclamada como Constituyente,


formada por los que no se integraron a la de León, le dieron al gobierno de Zelaya
poderes suficientes y apoyaron a la Ley de Orden Público.

Ante la agitación política que vivía el país a causa del levantamiento del 22 de
febrero de 1896, se suspenden las elecciones que debían celebrarse en 1898.
Por tal razón el 11 de Septiembre de 1896 la Asamblea Nacional constituyente
declara electo por segunda vez como Presidente de la República al General J.
Santos Zelaya, para un período que comenzaría el primero de febrero de 1898 y
concluíría el 31 de enero de 1902102 . La Constituyente era un remanente de la
Asamblea ordinaria que quedó después del levantamiento de febrero, convertida
en Constituyente por órdenes de Zelaya.

100
Arts. 156 y 159
101
Arts. 157 y 160
102
Tres veces fue electo Zelaya por una Asamblea y no por elección popular directa. La primera elección
de Zelaya fue hecha por la Asamblea Constituyente el 15 de septiembre de 1893, según lo dispuesto por
decreto de la Asamblea Constituyente que terminó de elaborar la Constitución en Diciembre de 1893. En
tal decreto de nombramiento se declaraba que no había lugar a la reelección. La segunda el 1 de febrero
de 1894 y la tercera el 27 de agosto de 1896.

246
Para poder hacerlo, suspendió la aplicación de los artículos 95, 96 y 159 hasta el
primero de febrero de 1902 en adelante. El 95 establece la elección del Presiden-
te y Vicepresidente por el pueblo y en forma directa, el 96 prohíbe la reelección, el
159 que prohíbe la reforma de los artículos constitucionales que prohiben la re-
elección del Presidente o del que lo sustituya, y del que establece el período
presidencial para que produzca efecto en el período en curso o en el siguiente.
Posteriormente, el 15 de octubre de 1896 reformó, adicionó y suprimió varios
artículos de la Constitución, la cual tenía apenas tres años de vigencia. Se refor-
maron los arts. 14, 28, 42, 46, 51, 56, 57, 63, 69, 73, 80, los incisos. 8, 9, 10, 11,
12, 14, 15, 18, 19, 21, 27, 28, 29, 32, 33 y 35 del artículo 82, 93, 94, 95; el inciso.
15 del artículo 100, 106, 108, 114, los incisos. 2, 3, 6 y 7 del artículo 116, 119, 124,
135, 136, 141 y 151.
Adicionó los incisos 37, 38 y 39 del artículo 82 y los incisos 24 al 31 del artículo
100. Suprimió los artículos 29, 38 los incisos 11, 12, 21 y 37 del artículo 82, el
inciso 8 del artículo 100, y los artículos 109, 110, 111, 112, 123, 125, 144, 145,
147, 148, 149, 152 y 155. Las reformas le concedieron mayor fortaleza al ejecuti-
vo y se restituyeron algunos derechos.

Veamos algunos contenidos:

i) En el artículo 14 se endureció el trato a los extranjeros en sus reclamos, pues


se les prohibió recurrir a la vía diplomática, salvo en caso de denegación de
justicia, sin considerar como tal la sentencia desfavorable. La violación de
esta disposición y el final no amistoso y perjudicial al país del litigio, causa al
extranjero la pérdida del derecho de vivir en NIcaragua.
ii) Al artículo. 28, que reconoce el habeas corpus, se le agrega el derecho de
todo habitante de interponerlo; pero se suprime el artículo 29 que también
permitía esa acción a todo habitante aún contra las altas de reclutamiento
militar, restringiendo así una de las principales garantías constitucionales.
iii) La prohibición de penalizar con prisión las deudas, aun las de agricultura, fue
suprimida al derogarse el artículo 38 que consagra esta garantía.
iv) Al artículo 46 se le agregó un párrafo que le permite a la ley ordinaria regla-
mentar los casos en que se pueda acordar la expulsión de delincuentes,
personas sospechosas y extranjeros nocivos.
v) En el artículo 51 original se disponía que no se necesitaba título para el
ejercicio de toda industria, oficio o profesión y sin sujeción a aranceles; en
cambio en la reforma se garantiza la enseñanza y ejercicio de tales derechos,
suprime lo referente a aranceles y deja que la ley determine las profesiones
que necesitan título.
vi) El derecho de transitar libremente en el territorio del país y de entrar y salir
del mismo, consagrado en el artículo 56, fue remitido a la ley ordinaria para
su regulación.
vii) El artículo 57 establecía que no puede exigirse ningún servicio personal sin
la debida retribución, en cambio en la reforma se permite que la ley pueda
señalar casos de servicios sin remuneración.

247
viii) La reforma al artículo 63 excluye del jurado a los delitos políticos. Solo se
somete a su procedimiento los comunes.
ix) Se suprimen los incisos 11 y 12 del artículo 82, que atribuían al Congreso la
facultad de nombrar a los miembros del Tribunal de Cuentas y al Fiscal de
Hacienda.
x) Se suprime el inciso 21 del artículo 82 que atribuía al Congreso proveer a la
seguridad y defensa exterior del país.
xi) La reforma al inciso 27 del artículo 82 atribuye al legislativo la faculta de
decretar la enajenación de bienes nacionales o su aplicación a usos políticos
o autorizar al Ejecutivo para hacerlo sobre bases convenientes.
xii) La reforma al inciso 28 del artículo 82 le atribuye al Congreso decretar em-
préstitos extranjeros y reglamentar el pago de la deuda nacional, o dar las
bases para que lo haga el Ejecutivo.
xiii) El inciso 29 del artículo 82 original le permite al Congreso habilitar puestos,
crear y suprimir aduanas. Con la reforma se le atribuye la misma facultad y
aún la de trasladar aduanas, pero también le permite dictar las reglas con
que deba hacerlo el Ejecutivo.
xiv) El inciso 31 del artículo 82 oiriginal le atribuye exclusivamente al Congreso
declarar la guerra y hacer la paz, pero en la reforma se le permite autorizar al
Ejecutivo para que lo haga.
xv) En la reforma al inciso 33 del artículo 82 se le autoriza al Ejecutivo en estado
de guerra permitir o negar el tránsito de tropas de otro país por el territorio
nacional o la salida de tropas nacionales fuera del territorio, lo que en tiem-
pos de paz corresponde al Congreso en forma exclusiva.
xvi) En el inciso 35 del artículo 82 original se le autoriza al Congreso conferir los
grados de General de Brigada y División; en la reforma debe ser a iniciativa
del Ejecutivo, y éste podrá conferirlos en campaña.
xvii) Al suprimir el inciso 37 del arículo 82, se le quita la competencia al Congreso
de conceder cartas de naturalización a los extranjeros.
xviii) Al artículo 82 de le agregan tres incisos, en uno de ellos se le atribuye al
Congreso decretar indultos y conmutaciones de penas; pero a iniciativa del
Ejecutivo e informe favorable del Poder Judicial.
xix) De los artículos 93 y 94 se suprime la Vicepresidencia, y los designados, y se
aumenta la edad para ser Presidente a treinta años.
xx) Los incisos que se le agregan al artículo 100 le conceden más atribuciones al
Ejecutivo, algunos de ellas originalmente en manos del Congreso.
xxi) La reforma del artículo 108 termina con el sistema de elección popular de la
Corte Suprema y con el sistema de coaptación, en virtud del cual la Corte
Suprema nombra a los magistrados de las Salas de Apelaciones, pues le
atribuye a la Asamblea Legislativa la potestad de nombrar a todos los magis-
trados de la Corte Suprema y de los tribunales de apelaciones por un perío-
do de cuatro años, igual al del Presidente.
xxii) La reforma del inciso 3 del artículo 116 le atribuye a la Corte Suprema inter-
pretar las leyes conforme al espíritu de la Constitución y rechazar su aplica-
ción cuando fueren contrarios a ella. La interpretación judicial de las leyes
conforme a la Constitución es un tema muy importante, de actualidad y de

248
aceptación general, por lo que la reforma constitucional de 1896 se adelantó
a su época y representó una innovación en materia de interpretación.
xxiii) Con la derogación de los artículos 123 y 125, y la reforma del 124, sólo el
Ejecutivo presenta el Presupuesto de la República, quitándole a la Corte
Suprema la facultad de presentar el suyo.
xxiv) Por la derogación de los artículos 144, 145, 147, 148 y 149 se le suprime una serie
de competencias y potestades importantes a los gobiernos municipales.

17. Constitución de los Estados Unidos de Centroamérica de 1898.

Los representantes de Nicaragua, Honduras y El Salvador, reunidos en Asamblea


General, en San Salvador, aprobaron el 9 de septiembre de 1898, la Constitución
de los Estados Unidos de Centroamérica, sobre los principios, bases e institucio-
nes siguientes: los Estados federados conservan su igualdad y las facultades
soberanas no delegadas en la Constitución: se establece un Capítulo sobre los
derechos civiles y garantías sociales; el derecho de propiedad y su libre disposi-
ción; libre entrada y salida del país, y circular en éste; prohibe la esclavitud; esta-
blece la libertad religiosa; la libertad de reunión; la inviolabilidad del domicilio; la
igualdad ante la ley; el respeto a la correspondencia epístolar y telegráfica; la
irretroactividad de las leyes, excepto en materia penal a favor del reo; la libertad
de enseñanza; la libertad de industria; prohibe los monopolios; se regula el recur-
so de amparo por violación de los derechos individuales: se establece el jurado;
se suspenden los derechos en casos de guerra, sedición o rebelión; los derechos
enumerados no excluyen otros que resultan de la soberanía popular y de la forma
de gobierno republicano; el sufragio activo y pasivo no se limita por razones eco-
nómicas, y además el sufragio es obligatorio, irrenunciable, directo y público; el
poder legislativo es bicameral, una cámara de representantes y otra del Senado;
los diputados son electos por el pueblo y los senadores por las legislaturas de los
Estados, (en Estados Unidos en un principio era así, pero por la Enmienda XVII de
1913, los senadores se eligen por el pueblo del estado correspondiente); el poder
ejecutivo se ejerce por un Presidente electo popularmente para un período de
cuatro años, ayudado por Ministros nombrados por él; las fuerzas armadas de-
penden exclusivamente del Poder Ejecutivo Nacional; el Poder Judicial lo ejerce una
Corte Suprema de Justicia Federal y demás tribunales; se establece la responsabilidad
de los funcionarios públicos y los declara con lugar a la formación de causa; no se
establecen aduanas y se permite realizar libre intercambio de sus productos y merca-
derías, sin gravarlos con impuestos de ninguna clase por la exportación e importación
de un estado a otro, excepto las especies estancadas103 .

103
Los representantes de los Estados de Guatemala, El Salvador y Honduras, reunidos en Asamblea
Nacional Constituyente en Honduras, aprobaron la Constitución Política de la República de Centroamérica
del 9 de septiembre de 1921, en la cual, entre otras disposiciones, se suprimen aduanas e impuestos
entre los Estados y se le asigna al Poder Legislativo unificar la legislación civil, comercial, penal y
procesal, decretando, al efecto, Códigos que deben regir en los Estados Unidos y en el Distrito Federal.
Algo similar pretende hacer actualmente y en forma voluntaria el Foro de Presidentes de Poderes
Legislativos de Centroamérica (FOPREL), el cual tiene su sede en Nicaragua y hasta el día de hoy ha
creado seis Comisiones Centroamericanas para elaborar estudios y formular proyectos de ley. Tiene
varias funciones y trabaja con eficacia.

249
250
CAPITULO X
CONSTITUCION DE 1905

Sumario: 1. Antecedentes históricos. 2. Tipo de Constitución. 3. Principios funda-


mentales. 4. Derechos, libertades y garantías de los ciudadanos, nicaragüenses y
extranjeros. 5. Estado laico. 6. El poder legislativo. 7. El poder ejecutivo. 8. El
presupuesto. 9. Tesoro público. 10. El ejército. 11. Gobierno departamental. 12.
Gobierno municipal. 13. Responsabilidad de los empleados públicos. 14. El poder
judicial. 15. Reformas a la Constitución.

1. Antecedentes históricos.

En 1900 Zelaya lanza su candidatura para reelegirse y, a finales de ese año,


convoca a elecciones. Sin otro candidato que compitiera, las gana para un nuevo
período presidencial, en comicios celebrados el 10 de noviembre de 1901. El triunfo
fue muy grande, pues obtuvo setenta mil votos. Posteriormente, Zelaya convoca a
una Constituyente para reformar la Constitución, para lo cual, sin celebrar eleccio-
nes, convierte en Constituyente a la Asamblea Legislativa ordinaria, como lo hizo
en la reforma de 1896, desechando así la clásica distinción entre Poder Constitu-
yente y Poder Constituido, que es la que da legitimidad a la Constitución, pues del
Poder Constituyente revolucionario, surgido de elecciones o de procedimientos
constitucionales preestablecidos, surge la Constitución. Se aprueba una nueva
Constitución, sancionada el 30 de mayo de 1905 muy similar a la de 1893; pero
en ella se le otorgaban poderes muy grandes al ejecutivo. No se prohibe la re-
elección y el período presidencial se aumenta a seis años. Por tal razón, se cono-
ce como la Constitución Autocrática de 1905. A finales de 1904, los amigos de
Zelaya, principalmente los granadinos, lo proponen para un nuevo período presi-
dencial. Las elecciones se realizaron el 12 de noviembre de 1905, siendo Zelaya
nuevamente el único candidato. El triunfo fue arrollador y tomó posesión ante el
Congreso el primero de diciembre de ese año. Con ésta nueva presidencia, su-
maban cinco las que había obtenido Zelaya.

2. Tipo de Constitución.

Esta constitución no es desarrollada socialmente, y tiene un contenido de 122


artículos. Es de tipo liberal.

3. Principios fundamentales.

A. Soberanía Nacional

La soberanía nacional es una, inalienable e imprescriptible y reside esencialmen-


te en el pueblo. 1

1
Art. 2

251
Nicaragua es una nación libre, soberana e independiente, pero es una disgrega-
ción de la República Centroamericana; por lo tanto se declara como primordial
volver a la unión.2

Los funcionarios públicos sólo tienen las competencias y facultades que les otor-
gue expresamente la ley. Como consecuencia, todo acto ejecutado por ellos al
margen de la ley es nulo. 3

B. La democracia representativa.

La democracia es representativa. El artículo 48 dispone que el gobierno de Nica-


ragua es republicano, democrático y representativo.4 , consecuentemente, el Pre-
sidente de la República, los diputados y los gobiernos municipales son electos
popularmente por el voto directo y secreto.5

El voto es irrenunciable, obligatorio, directo y secreto y en la ley se establecerá la


representación a las minorías. 6

C. División de poderes

El gobierno se divide en tres poderes independientes: el legislativo, el ejecutivo y


el judicial. 7

D. El principio de legalidad.

Los gobernantes y gobernados están obligados a cumplir la Constitución y las


leyes. 8

E. Reconoce los derechos de los nicaragüenses, ciudadanos y extranjeros.

Consagra los derechos en los Títulos III, IV y V y en otros artículos diseminados en


la Constitución.

F. Es un Estado unitario

Nicaragua es un Estado unitario, pero se reconoce que es una sección disgrega-


da de la República de Centroamérica y que es necesario volver a la unión 9 ; pero

2
Art. 1
3
Art. 3
4
Art. 48
5
Arts. 57, 61, 74 y 111
6
Arts. 17, 18
7
Art. 48
8
Arts. 3, 80 inc. 3 y 92 inc. 3
9
Art. 1

252
ya no se faculta al Poder Ejecutivo para ratificar definitivamente los tratados que
tiendan a realizar la unión con uno o más Estados de la antigua federación.

4. Derechos, libertades y garantías de los ciudadanos, nicaragüenses y


extranjeros.

Son ciudadanos los nicaragüenses mayores de dieciocho años. Sus derechos


son: el sufragio activo y pasivo, optar a cargos públicos, tener y portar armas, todo
de acuerdo con la ley10 .

Los extranjeros tienen los derechos siguientes: gozan de todos los derechos civi-
les de los nicaragüenses;11 Nicaragua no tiene para los extranjeros otras obliga-
ciones y responsabilidades que las que tiene a favor de los nicaragüenses de
acuerdo con la Constitución y las leyes12 ; deben respetar las leyes y las autorida-
des de la República13 ; pueden adquirir toda clase de bienes, pero sobre ellos
están sujetas a todos los cargos ordinarios y extraordinarios de los nicaragüen-
ses14 ; no pueden recurrir a la vía diplomática, salvo denegación de justicia y los
que reclaman indebidamente pierden el derecho de habitar el país15 ; no se permi-
te la extradición por delitos políticos aunque se deriven delitos comunes16 .

Se establecen los derechos, libertades y garantías siguientes: se garantiza a todo


habitante de Nicaragua, nacional o extranjero, la libertad, la seguridad individual,
la igualdad y la propiedad17 ; se suprime la pena de muerte, salvo por delitos milita-
res graves que la ley determine18 ; se reconoce el habeas corpus, el cual lo pue-
den invocar todos los habitantes19 ; la detención para inquirir no durará en los
delitos comunes más de ocho días, salvo el término de la distancia20 ; el auto de
prisión solo puede dictarse cuando existe plena prueba de haberse cometido el
delito que merezca pena más que correccional y presunción grave del autor21 ;
nadie puede ser juzgado por comisiones especiales sino por el juez designado por
la ley con anterioridad al hecho que origina el proceso22 ; el proceso es público y
todos tienen derecho a la defensa23 ; no se permiten las penas perpetuas y los
tormentos24 ; se garantiza la inviolabilidad domiciliar y se declara que es un asilo
sagrado de todo individuo, pero puede allanarse por las causas establecidas en la

10
Arts. 14 y 15
11
Art. 7
12
Art. 8
13
Art. 9
14
Art. 10
15
Art. 11
16
Art. 12
17
Art. 19
18
Art. 20
19
Art.21
20
Art. 22
21
Art. 23
22
Art. 24
23
Art. 25
24
Art.26

253
misma Constitución25 ; no se le permite al Ejecutivo sustraer, abrir ni detener co-
rrespondencia epistolar o telegráfica y las sustraídas de las estafetas o de cual-
quier otro lugar no hacen fe contra nadie26 ; no se dan leyes prescriptivas,
confiscatorias, retroactivas o que establezcan penas infarmantes27 ; se prohibe la
prisión por deudas, aun las de agricultura28 ; la ley no puede restringir el pensa-
miento manifestado de palabra o escrito, pues es libre29 ; la enseñanza es laica, la
primaria obligatoria y gratuita la pagada por el Estado30 ; toda persona capaz pue-
de disponer libremente de su propiedad por venta, donación, testamento (libre
testamentificación activa) o cualquier otro título legal, pero se prohiben las vincu-
laciones y toda institución a favor de manos muertas31 ; se establece el derecho de
petición ante las autoridades, las cuales deben atenderlo y resolverlo en el térmi-
no que establezca la ley32 ; no se puede privar de la propiedad a ninguna persona
sino por sentencia fundada en la ley o por causa de utilidad pública, y cuando se
expropie por ésta causa debe indemnizarse previamente conforme a la ley, salvo
en caso de guerra que no es indispensable la indemnización previa 33 ; el derecho
de reivindicar los bienes confiscados es imprescriptible34 ; en los delitos comunes
no se puede imponer pena más que correccional, sin que preceda la declaración
de un jurado sobre la culpabilidad del delincuente35 ; se prohiben los monopolios36 ;
se garantiza e libre tránsito en el país y el derecho de permanecer en él, con las
restricciones que establezca la ley37 ; todas las garantías expresadas, menos la
prohibición de dar leyes confiscatorias y las que consagran la inviolabilidad de la
vida humana, pueden suspenderse temporalmente cuando se declare el estado
de sitio38 ; las leyes que reglamenten el ejercicio de las garantías y derechos ante-
riormente señalados, serán ineficaces en cuanto las disminuyan, restrinjan o adul-
teren, y el funcionario que las restrinja sin tener facultad legal, debe indemnizar al
perjudicado, sin perjuicio de las otras responsabilidades39 ; se permite la libertad
de reunión con fines lícitos40 .

5. Estado laico.

Es un Estado laico. No tiene ni protege ninguna religión y permite todos los cultos
restringiendo su ejercicio al interior de los templos. Se prohiben los establecimien-

25
Arts. 27 y 28
26
Art. 29
27
Art. 30
28
Art. 31
29
Art. 33
30
Art. 34
31
Arts. 37 y 38
32
Art. 39
33
Art. 40
34
Art. 41
35
Art. 42
36
Art. 43
37
Art. 44
38
Art. 45
39
Arts. 46 y 47
40
Art. 35

254
tos conventuales y toda especie de instituciones monásticas. La enseñanza es
laica y se prohiben las “manos muertas” 41 .

Las relaciones con la Iglesia eran tensas, pero no se puede calificar como un
Estado antirreligios, pero con definido énfasis anticlerical.

6. El poder legislativo.

A. Organización

El poder legislativo lo ejerce una Asamblea de Diputados de carácter unicameral.


Su período es de seis años y se renovaban por terceras partes cada dos años42 .
Se eligen por votación popular directa en distritos electorales de diez mil habitan-
tes o fracción que no baje de cinco mil43 .

Se reúne cada dos años sin necesidad de convocatoria y celebra cuarenta sesio-
nes en cada reunión ordinaria, las cuales podrán aumentarse hasta sesenta, a
juicio de la Asamblea. También podrán celebrar sesiones extraordinarias a peti-
ción del Ejecutivo y solo tratará de los puntos que éste le someta44 . Cuando el
Ejecutivo impida las sesiones o disuelva la Asamblea, diez diputados pueden pedir
sesión de Asamblea Extraordinaria en cualquier parte de la República45 .

Para ser diputado se requiere ser ciudadano en ejercicio de sus derechos, del
estado seglar y haber sido electo popularmente. Se señalan impedimentos, pre-
rrogativas y prohibiciones46 .

La mayoría absoluta de los diputados es suficiente para formar Asamblea y


sesionar47 .

B. Atribuciones de la Asamblea Legislativa.

Entre otras atribuciones tenemos las siguientes: calificar la elección de sus miem-
bros; admitir sus renuncias fundadas en causas legales, emitir el reglamento inter-
no; decretar, interpretar, reformar y derogar las leyes; crear y suprimir empleos;
decretar pensiones y honores, y conceder amnistía; disponer lo conveniente so-
bre seguridad y defensa de la República; hacer el escrutinio de votos en la elec-
ción del Presidente de la República y proclamar electo al ciudadano que hubiese
obtenido mayoría absoluta y si no hubiere mayoría absoluta declara electo al que
hubiere obtenido mayoría relativa, y resultando empate escogerá la Asamblea

41
Arts. 32, 34, 36 y 38
42
Arts. 49 y 56
43
Art. 61
44
Arts. 49, 50 y 51
45
Art. 55
46
Arts. 57, 58, 59 y 60
47
Art. 54

255
entre los que tuvieren igual número de votos; nombrar a tres de sus miembros
como designados para reponer al Presidente de la República en caso de falta
absoluta o temporal; declarar con formación de causa al Presidente de la Repúbli-
ca, Secretarios de Estado, Diputados, Agentes Diplomáticos y Magistrados de la
Corte Suprema de Justicia y las Cortes de Apelaciones; decretar el cambio de
residencia de los Supremos Poderes por causas graves; acordar subvenciones
para objeto de utilidad pública y subsidios para promover nuevas industrias o
mejorar las existentes, lo mismo que premios y privilegios temporales a los auto-
res, inventores o fundadores de industrias nuevas de utilidad general o que hayan
perfeccionado las existentes; aprobar o improbar la conducta del Ejecutivo; apro-
bar, modificar o improbar los tratados celebrados con otros Estados; aprobar o
improbar las cuentas de los gastos públicos y fijar cada dos años el Presupuesto
de Gastos; decretar contribuciones; decretar la enajenación o arrendamiento de
los bienes nacionales y su aplicación a usos públicos o autorizar al ejecutivo para
hacerlo sobre bases convenientes a la República; decretar empréstitos extranje-
ros y reglamentar el pago de la deuda nacional o acordar las bases para que lo
haga el Poder Ejecutivo; habilitar puestos, crear, trasladar o suprimir aduanas, o
dictar las reglas para que lo haga el Ejecutivo; declarar la guerra y hacer la paz, o
autorizar para que lo pueda hacer el Ejecutivo; declarar el Estado de sitio en toda
la República o en parte de ella; autorizar el grado de General de División o de
Brigada a petición del Ejecutivo; delegar, cuando vaya a receso, en el Poder Eje-
cutivo la facultad de legislar en los ramos de Hacienda, Guerra, Policía, Fomento
y Marina, sin oponerse al espíritu de la Constitución y las leyes48 .

C. Formación, sanción y promulgación de las leyes.

Sólo tienen iniciativa de ley los diputados, el Presidente de la República a través


de sus Secretarios de Estado y la Corte Suprema de Justicia en asuntos de su
competencia49 .

Las leyes se aprueban en dos debates celebrados en días distintos, salvo las de
urgencia calificadas por cuatro quintos de votos de la Asamblea, en los que se
dará un solo debate50 .

El proyecto aprobado por la Asamblea se pasa al Ejecutivo para su sanción y


promulgación51 .

El Presidente en Consejo de Ministros, si encontrare inconveniente, podrá vetar el


proyecto dentro de diez días. Si no lo veta dentro de este plazo se tendrá por
sancionado y lo publicará como ley. Si fuere vetado se devuelve a la Asamblea y
ésta podrá ratificar el proyecto (rechazar el veto) por dos tercios de votos y lo

48
Art. 62
49
Art. 64
50
Art. 65
51
Art. 66

256
pasará de nuevo al Ejecutivo con la fórmula: “Ratificado constitucionalmente” y el
Ejecutivo lo debe publicar sin demora52 .

Los proyectos aprobados en los últimos cinco días de sesiones, podrán ser vetados y
devueltos por el ejecutivo, en los diez primeros días de las sesiones inmediatas53 .

El proyecto desechado solo podrá proponerse en la legislatura siguiente54 .

Se señalan una serie de decretos y resoluciones que no necesitan sanción del


Ejecutivo, entre ellos, la ley del presupuesto, el reglamento interno, el decreto
sobre la conducta del Ejecutivo55 .

Cuando la iniciativa de ley no proceda de la Corte Suprema de Justicia y tenga por


objeto reformar o derogar disposiciones de los Códigos Civil, Penal, de Comercio,
de Minas o de Procedimientos (Civil o Criminal), no podrá discutirse sin oír la
opinión de aquél tribunal56 . La consulta es obligatoria para continuar con el proce-
dimiento legislativo, pero la opinión de la Corte Suprema no es vinculante.

7. El poder ejecutivo

El poder ejecutivo lo ejerce el Presidente de la República, elegido directamente


por el pueblo57 , por un período de seis años. Para ser Presidente se requiere ser
ciudadano en ejercicio de sus derechos, del Estado seglar y natural de Nicaragua
o de cualquier otra de las Repúblicas de Centroamérica58 .

En el supuesto de falta absoluta o temporal del Presidente de la República, el


poder ejecutivo quedará a cargo del designado sacado de la suerte por el Conse-
jo de Ministros59 .

El Presidente despacha con ministros o secretarios de Estado, los cuales pueden


asistir a las sesiones de la Asamblea legislativa y participar en los debates, pero
sin votar y pueden ser interpelados60 .

Los deberes y atribuciones del Presidente de la República, entre otros, son los
siguientes: el Presidente de la República es el Jefe Supremo de la Nación, Coman-
dante en jefe de las fuerzas de tierra y mar y administrador general del país;
ratifica definitivamente los tratados que tengan por objeto la unión de Nicaragua
con los Estados de Centro América; ejecuta y hace cumplir las leyes, dando los

52
Art. 67
53
Art. 68
54
Art. 69
55
Art. 7
56
Art. 71
57
Arts. 72, 74 y 75
58
Art. 73
59
Art. 76
60
Art. 84

257
decretos y órdenes conducentes sin alterar el espíritu de aquellos; nombra a los
Secretarios y Subsecretarios de Estado y demás empleados del Ejecutivo de acuerdo
a la ley; defiende el honor, independencia e integridad del país; conserva la paz y
seguridad interior; vela por la pronta y cumplida administración de justicia para lo
cual debe apoyar al Poder Judicial con la fuerza para que se cumplan sus resolu-
ciones; revoca los nombramientos de los empleados de su libre nombramiento;
conceder amnistía en receso de la Asamblea cuando lo exija la conveniencia pú-
blica, y conmuta la pena de muerte a los condenados por delitos militares; concu-
rre a la Asamblea a sesiones extraordinarias; presenta a la Asamblea por medio
de los Secretarios de Estado, un informe de todos los ramos de la administración;
celebra tratados y cualquier otra negociación diplomáticas y los somete a la ratifi-
cación de la Asamblea en la próxima legislatura; dirigi las relaciones exteriores y
nombra agentes diplomáticos y consulares; señala las rentas y reglamenta su
inversión de acuerdo con la ley; cuando se produzca invasión o rebelión y los
recursos no fueren suficientes, decreta empréstitos generales, voluntarios o for-
zosos, de todo lo cual se dará conocimiento a la Asamblea; otorga los grados
militares hasta Coronel en tiempo de paz y los de generales de División y de
Brigada en campaña, y presenta la iniciativa en tiempo de paz; manda las fuerzas
militares, las organiza y distribuye de acuerdo a la ley; en receso de la Asamblea,
declara el Estado de sitio, en casos de agresión extraña o rebelión; concede car-
tas de naturalización; fomenta la instrucción pública y difunde la enseñanza popu-
lar; sanciona y promulgar la ley y la veta; atiende la seguridad interior y defensa
exterior del país; celebra contratos y somete a ratificación de la Asamblea Legisla-
tiva los que tengan por objeto empréstitos extranjeros, colonización, navegación y
demás obras de utilidad, cuando concedan privilegios temporales o comprometan
las rentas públicas y propiedades del Estado, o cuando se dispongan de sumas
no votadas en el presupuesto; con autorización de la Asamblea declara la guerra
y hace la paz; dirige las operaciones de guerra como Jefe Supremo del ejercito y la
marina; concede las patentes, por tiempo determinado, para garantizar la propie-
dad literaria y las invenciones útiles aplicables a nuevas operaciones industriales
o perfeccionamiento de las existentes; establece un régimen especial para gober-
nar temporalmente regiones despobladas o habitadas por indígenas no civiliza-
dos; enajenar las propiedades nacionales o arrendarlas61

8. El presupuesto.

La elaboración del presupuesto le corresponde al Ejecutivo y lo aprueba la Asam-


blea. Todo gasto fuera del presupuesto es ilegal y sancionado. El presupuesto de
gastos ordinarios de la Administración Pública no puede exceder de los ingresos
probables calculados por el Ministerio de Hacienda62 .

61
Art. 80
62
Arts. 97, 98 y 99

258
9. Tesoro público

Son parte del tesoro público los bienes muebles y raíces, los créditos activos y los
derechos, impuestos y contribuciones. La Tesorería General administra los fon-
dos públicos y el Tesorero es nombrado por el Poder Ejecutivo. La fiscalización de
la administración del tesoro nacional estaba a cargo de una Contaduría Mayor o
Tribunal la que examina y finiquita las cuentas de los que administren intereses
públicos. Su organización, número y atribuciones será objeto de una ley63 .

10. El Ejército

Los fines de la fuerza pública consisten en asegurar los derechos de la nación, el


cumplimiento de la ley y el mantenimiento del orden público64 .

Se crea el fuero militar para los delitos puramente militares, cometidos en actual
servicio, los que serán juzgados por tribunales militares, con sujeción al Código de
la materia65 .

11. Gobierno departamental

Para la Administración Política el territorio se divide en departamentos. Su número


y funcionarios administrativos serán determinados por la ley66 .

12. Gobierno municipal

El gobierno local de los pueblos estaban a cargo de Municipalidades electas po-


pularmente y en forma directa por los ciudadanos de las municipalidades. El nú-
mero de los miembros del gobierno municipal, sus atribuciones y su organización
erán objeto de ley. La Constitución establece que sus atribuciones son puramente
económicas y administrativas67 .

13. Responsabilidad de los empleados públicos

Los funcionarios públicos son responsables de sus actos y los miembros de los
Supremos Poderes, magistrados de las Cortes de Apelaciones, Secretarios de
Estado y Ministros Diplomáticos responderán por los delitos que se les imputan
ante la Asamblea Nacional, la cual dicta si hay lugar o no a formación de causa. Si
hay lugar el funcionario será juzgado ante los tribunales competentes y si fuere
absuelto volverá al ejercicio de sus funciones68 .

63
Arts. 100, 101, 102, 103, 104 y 105
64
Art. 106
65
Art. 109
66
Art. 110
67
Arts. 111, 112, 113 y 114
68
Arts. 116, 117 y 118

259
14. El poder judicial

El poder judicial lo ejerce la Corte Suprema, las Cortes de Apelaciones y los


demás funcionarios que determine la ley. Los magistrados son nombrados por la
Asamblea Legislativa y su período es de seis años. La Ley Orgánica señala la
forma de nombrar a los demás funcionarios, su período y atribuciones69 .

El poder judicial juzga y ejecuta lo juzgado en forma exclusiva y ningún poder ni


sus agentes pueden avocarse causa pendiente, ni detener su curso, ni abrir juicio
fenecido70 .

Se establece el juicio de revisión en lo criminal en casos graves, el cual sería


regulado por la ley. En este juicio el procesado podía demostrar con precisión su
inocencia71 .

En los juicios civiles las partes son libre de someter a un jurado la calificación y
decisión de los hechos y después del veredicto el juez se limita a aplicar la ley72 .
Se regulan, pues, al jurado civil y penal en esta Constitución, como en la anterior.

La Corte Suprema tiene las atribuciones siguientes: hace su reglamento interior y


aprueba el de las Cortes de Apelaciones; conoce de los delitos oficiales de los
altos funcionarios cuando se haya declarado la formación de causa; interpreta las
leyes de acuerdo con el espíritu de la Constitución, lo que ayuda a mantener la
unidad del sistema jurídico, y no aplicarlas cuando fueren contrarias a la Constitu-
ción; autorizar a los abogados y notarios, suspenderlos y rehabilitarlos; conocer
de los recursos y apelaciones del Tribunal de Cuentas73 ; nombrar a los funciona-
rios y empleados que le corresponden de acuerdo a la ley74 .

69
Arts. 85 y 86
70
Art. 88
71
Art. 89, El recurso de revisión en lo criminal se integró al sistema por Ley del primero de diciembre de
1911, y se interponía ante la Corte Suprema; pero el gobierno sandinista, que no concedía amnistía ni
indulto a sus adversarios políticos, lo eliminó para cerrar todas las puertas de la defensa contra las
resoluciones arbitrarias de sus dacronianos tribunales. Por ejemplo en Sentencia de las 9:30 a.m. del 6
de julio de 1988, B.J, p. y Sentencia del 18 de noviembre de 1988, B.J, p. 355, expresa que el Recurso
de Revisión estaba reglamentado en una ley que se basaba en las Constituciones Políticas que regían
anteriormente en diversas épocas, a partir de 1912, fecha en que fue dictada. Pero que ni en la
Constitución vigente ni el Estatuto sobre Derechos y Garantías de los nicaragüenses se contempla ese
recurso el cual debe ser declarado improcedente cada vez que sea entablado. Todo a pesar de lo
establecido en los artículos 46, 164 inciso 7 y 198 de la Constitución de 1988 los artículos 10 y 13
respectivamente del Pacto de San José y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las
Naciones Unidas, que permite la revisión. Posteriormente el Recurso de Revisión fue restablecido por la
Ley No. 164 de 1993, y por la Ley Orgánica del Poder Judicial recién puesta en vigor, y se interpone ante
la Sala de lo Criminal del Tribunal de Apelaciones correspondientes.
72
Art. 90
73
Art. 92
74
Art. 91

260
La administración de justicia es gratuita en todo juicio y en todas las instancias y
los funcionarios de justicia pueden requerir el auxilio de la fuerza armada o de los
ciudadanos para el cumplimiento de sus resoluciones75 .

No pueden existir más de tres instancias y el juez que conoció en una instancia no
puede conocer en cualquiera de las otras76 .

De la Constitución desaparecieron las leyes constitucionales, entre las cuales se


encontraba la de Amparo, la cual por Ley del 16 de septiembre de 1897 se declaró
ley ordinaria. La Constitución de 1905 contempló el habeas corpus, pero no regu-
ló el recurso de inconstitucionalidad contra la ley que había consagrado la Cons-
titución de 1893 en el artículo 117. En el Código de Procedimiento Civil de 1904,
se estableció como causal primera de la casación en el fondo, la violación a la
Constitución y, por otra parte, como ya expusimos, la Corte Suprema de Justicia
debe negarse a aplicar las leyes contrarias a la Constitución.

15. Reformas a la Constitución

La reforma parcial o total debe ser decretada por la Asamblea Legislativa en sus
sesiones ordinarias por dos tercios de votos y se realizará por una Asamblea
Constituyente convocada para tal efecto. Pero la reforma total no podrá hacer
sino pasado diez años.77 La elección de los diputados a la Constituyente se hacía
en la misma forma que la de los Diputados a la Asamblea Legislativa y en igual
número.78

La Constitución de 1905 deroga la Constitución del 10 de diciembre de 1893 y sus


reformas del 15 de octubre de 1896.79

75
Art. 96
76
Art. 95
77
Art.119
78
Art. 120
79
Art.121

261
HISTORIA CONSTITUCIONAL
INDICE ONOMASTICO

A
Alonso Rubén 232
Altolaguene, León 77
Alemán, Gustavo
Alcaine, Manuel 200
Altamirano, Adolfo 217, 232
Apodaca 108
Arce, Manuel José 117, 124, 125, 126, 127, 131, 132
Argüello , Juan 105, 124, 130, 132, 133, 134, 149
Argüello, Toribio 123
Arzú, Manuel 131, 132
Arguelles, Agustín de 80, 81, 82, 88
Avilés, Agustin 216
Aycinena, Mariano de 106, 107, 127
Aycinena, Manuel 126, 127
Ayón ,Thomás 214
Alfaro, José de Jesús 175
Aristóteles 20
Azanza, José Miguel de 72
Avila, José Ignacio 103
Aguilar, Vicente 105
Adams, John 202

B
Bustamante y Guerra, José 105, 106
Bravo, Tadeo 77
Borbón, Luis Antonio de (Duque de Angulema) 101
Borbón, Carlos María Isidoro de 102
Bonaparte, Napoleón 71, 72, 73, 79, 100, 101
Bonaparte, José 72, 73
Barrundia, José Francisco 124
Barrundia, Juan 124
Buitrago, Pablo 152, 171
Beltranena Mariano 107, 124
Bolaños, Pío J. 173
Bolaños, Mariano 215
Bacah, Francisco 216, 217, 232
Belli Cortés, Enrique 215
Balladares, Pedro 216
Bonilla, Policarpo
262
Bryce, James 9
Beccaria, Césare 9
Busch, George W. 25
Barberó Santos 29
Berruezo, María Teresa 102
Bolívar, Simón 106
Barberena, Manuel 123
Benavente, Filadelfo 123
Barrios 172
Burke, Edmund 202, 203
Bonald, Louis de 202, 203
Bonilla, Policarpo 217, 218

C
Castillo, Florencio del 103
Carrera, Rafael 128, 177
Cea Bermúdez, Francisco 77, 102
Calomarde, Francisco Tadeo 102
Cerda, Manuel Antonio de la 105, 124, 132, 133, 134, 149
Cuadra, Miguel de la 133
Cósio, Joaquín de 151, 171
Castellón, Francisco 175, 176, 199, 200
Corral, Ponciano 29, 199, 200, 201
Carlos IV 71, 72, 102
Cabañas, Trinidad 177
Cole, Byron 199
Cuadra, Vicente 214
Cárdenas, Adán 214
Carazo, Evaristo 214, 215
Cuadra Pasos 215
Carrillo, Basilio 130
Carrillo, Braulio 128, 170
Cortez, Rosalío 175, 176
Coronel Matus, Manuel 217
Cleone 26
Castro, Filiberto 29
Cannon, Lee Ray 30
Cuadra Montenegro, Julio 30
Caballero, Francisco 30
Cabañas 172

Ch
Chamorro, Dionisio 200
Chavarría, Benito 216

263
Chatfield, Frederick 170
Chamorro, Fruto 152, 171, 174, 175, 176, 177, 199
Chamorro, Emiliano 30, 40
Chévez, Jorge Ulises 40
Chamorro, Pedro Joaquín 200, 214
Churchill, Winston 202

D
Díaz Zapata 176
Diodolo 26
Delgado, Matías 105

E
Estrada, José María 172, 177, 199, 200
Estrada, Juan José 30
Espiga 81
Elio, Francisco Javier 100
Esmenard 72
Escoto, Nazario 200
Escobar, Gustavo 217
Espinoza Fierro, Antonio 40
Esgueva Gómez, Antonio 149

F
Fernando VII 71m 72m 100, 101, 102, 106, 108
Flores, Cirilo 124
Flores, Cándido 150
Ferrer, Fermín 201
Filísola, Vicente 107, 129
Fernández, Venancio 130
Fonseca, Casto 151, 170, 172
Ferrara, Francisco 170
Felipe V 101
Foucault, Michel 24
Faulder, Stanley 25

G
Guardiola, Santos 171, 200
Guerrero, José 173, 176
Godoy, Manuel 74
Gaínza, Gabino 107, 129

264
Guzmán, Fernando 214, 215
Guzmán, Gustavo 217
Godoy, Paulino 216, 232
García Jerez, Nicolás 109, 129, 132
González Saravia, Miguel 109, 129, 130
Gálvez, Mariano 127, 128, 169
Galarza, Domingo 130
Gallardo, Trinidad 173
Gallardo, Ricardo 106
Gámez, José Dolores 134, 169, 173
Gilmore, Gary 25
Guandique, Anacleto 29
Groce, Leonard 30
Gallard, Abel 40
García Laguardia Jorge María
Gierker, Otto Vou 202

H
Herrera, Justo 171
Herrera, Dionisio 124, 128, 134, 149, 150
Hegel, Federico 24, 26
Hernández Mercado, Romualdo 40
Halleer, Karl Ludwig 202
Habermas, Jürgens 70
Hernández, Juan Modesto 123
Hamilton, Alexander 202
Humbolt, Wilhelm Von 202

I
Isabel II 102
Irías, Julián 217
Iturbide, Agustín de 107, 108, 129
Irigoyen, Policarpo 131

J
Jerez, Máximo 176, 177, 199, 200, 201, 213, 214
Jiménez Rubio, Francisco 151
Jerez, Vicente 151
Jesús 24
Jonvenel, Bertrand de 202

265
K
Kelsen, Hans 10
Kant, Emmanuel 24, 25
Knox 30

L
Lindo, Juan 171
Larrazabal, Antonio 103
López de la Plata, José Antonio 103
Larreynaga, Miguel 107
Loewenstein, Karl 11
Locke, John 20
López Juan 200
Lenin, Vladimir 203

Ll
Llano y Najera, Manuel del 103
Llano y Najera, Andrés del 103

M
Méndez, Bernardo 151, 170
Malespín, Francisco 171, 172
Meléndez, Pablo 130
Montenegro, José del 172, 175
Morelos 108
Madriz, Emiliano 172
Madriz, José 30, 217, 232
Muñoz, José Trinidad 171, 172, 173, 174, 175, 199, 200
Morejón, José Francisco 103
Muñoz, Tomás 123
Muñoz Torreno, Diego 80, 81
Miranda H., Ignacio 98
Murat 72, 76
Montiel, Bernabé 130
Montiel, Eduardo 216
Milla, Justo José 124, 130
Mora, José 124
Montealegre, Mariano 124
Morazán, Francisco 126, 127, 128, 151, 169, 170
Mendiola, Braulio 151
Martínez, Tomás 23, 201, 213, 214

266
Molina, Pedro 107, 128
Molina, Antonio 107
Moral, José del 77
Morales, Benito 150
Montesquieu 20, 69, 71
Mayorga, Mateo 29, 200
Matus, Ramón Ignacio 29
Moncada, José María 30
Mayorga Figueroa, Ramón 30
Molina Rodríguez, Porfirio 40
Montalván, Raúl 40
Mendoza, Manuel 123
Méndez, Mariano 200
Maistre, Joseph de 202
Machado, Salvador 216

N
Núñez, José 150, 151, 153
Novella, Francisco 108

O
Orozco, Juan de Dios 171
Ordóñez, Cleto 109, 130, 132, 134
Oviedo, Pedro 134
O’Hara, José Gabriel 105
Ortiz, Anastacio J. 216, 232
O’Donojú, Juan 108
Ortega, Daniel 11

P
Platón 24
Pérez, Manuel 171, 172
Pineda, Laureano 175, 177
Pérez de Castro, Evaristo 81
Prado, Mariano 124, 127
Pineda, Pedro B. 133
Pérez, Jerónimo 192, 213
Paz, Octavio 11
Pasos Gustavo 30

267
Q
Quiroga Lavie, Humberto 11
Quintero, César A. 32

R
Ramírez, Norberto 174
Robles, Mariano 103
Ranz Romanillos, Antonio 72, 81
Raoul, Nicolás 126
Rivas, Patricio 171, 200, 201
Rocha, Jesús de la 214
Rivas, Heliodoro 215
Rocha, Nicolás de la 130
Ruiz, Juan J. 175
Ruiz , Tomás 106
Rousseau, Juan Jacobo 20. 71, 203
Robespierce, Maximiliano 24
Rawls, John 69, 70
Riego 101
Rosales, Benito 123
Rodas, Justo 175
Reagan, Ronald 204

S
Selva, Silvestre 172
Sandoval, José León 172, 173
Sández de Tejada, Ignacio 77
Sacasa, José 103, 133, 175
Sacasa, Crisanto 103, 109, 129, 131, 132
Salas, Juan 131, 132
Salazar, José Gregorio 127
Salazar, Carmen 130
San Martín, José de 106
Sucre 106
Selva, Buenaventura 201
Somoza, Bernabé 173, 174
Sacasa, Roberto 214, 215, 216
Sánchez Agestas, Luis 80,81, 82
San Felipe y Santiago, Marqués de 77
Salinas, Sebastián 176
Silva, Hilario 30
Soto, Benito 105

268
Solís, Pedro 152
Sáenz, Blas Antonio 172
San Martín, José María 200

T
Tiffer, Raimundo 131
Tena Ramírez Felipe 7
Tucíades 26
Teodolo 26
Tatcher, Margaret 204

U
Urrutia, Carlos 107
Ulloa, Hilario 171
Ubieda, Manuel 131
Urguizo, Mario Luis de 72

V
Voltaire 24
Valladares, Tomás 171
Villacorta, Vicente 124
Valle, José Cecilio del 107, 124, 126, 127
Viteri y Ungo, Jorge 176
Vigil, Diego 170
Vásquez, Domingo 217, 218
Velazco, José Antonio 130
Valenzuela, Pedro 128
Valle, José María 172

W
Walker, William 29, 199, 200, 201

X
Xatruch, Florencio 201

Z
Zepeda, José 150, 151
Zelaya, José Santos 29, 30, 216, 217, 218, 232, 237

269
Zavala, Joaquín 214, 216
Zepeda, Hermenegildo 152, 176
Zelaya, Leandro 173
Zelaya, Gordino 173
Zimmerman, Joseph F. 51
Zamora y Castillo, Alcalá 86
Zamora, Francisco 215

INDICE ANALITICO

-A-
Actuación en Cámaras separadas 184
Administración:
Interior 188
Interna 195
De Justicia 96, 98
Local 98
Atribuciones en cámaras reunidas 160
Atribuciones en cámaras separadas 160, 161
Atribuciones del congreso 192, 193
Atribuciones del Consejo Consultivo 179, 180
Atribuciones de la Corte Suprema de Justicia 187, 188, 195
Atribuciones del Poder Ejecutivo 163, 226
Atribuciones del Poder Legislativo 241, 242, 223, 224
Atribuciones del Supremo Delegado 178, 179
Amparo, Ley 231
Analíticas, Constituciones 12
Aplicación de la Constitución 18, 19
Aportes de la Independencia al Derecho Constitucional 109, 110
Anexión a México 107, 109, 129, 130
Antecedentes Históricos 71, 72, 79, 81, 105, 109, 129, 134, 149, 153,
169, 178, 199, 201, 213, 218, 232, 235, 237
Aranjuez, Motin de 71
Argentina:
-Constitución 6
-Asamblea:
-Constituyente: 5, 6
-Legislativa: 6, 121, 241, 242
-Nacional 6
Autonomía municipal 63, 64
Autoridad de la Constitución 13, 14

270
-B-
Bicameralismo 22, 23, 160, 162, 183, 185, 185, 193, 207, 208
Burguesía 71

-C-
Costitución:
-Funciones de 8
-Clasificación de las:
Rígidas y flexibles 9
Dispersas y codificadas 9
Escritas y Consurtudinarias 9
Materiales y formales 10
Pétreas absolutas y parciales 10
Originarias y derivadas 10
Ideológicas y utilitarias 10
Normativas, nominales y semánticas 10, 11
Genéricas y analíticas 12
Definitivas y de transición 12

Contenido de la 12
Valor y autoridad de la
Como norma 13
Eficacia directa 13
Eficacia derogatoria 13
Eficacia invalidatoria 13
Eficacia interpretativa 13
Eficacia informadora 14

Desarrollo de la:
Leyes reglamentarias 14
-Leyes interpretativas 14-17
-Convenciones políticas 17
-Costumbres 17, 18
-Aplicación (interpretación judicial) 18, 19

Cambio de la:
Tipos de cambio 19
Reforma Constitucional 20

Constitucionalismo:
-Etapas 20, 22
Bicameralismo 22, 23
Estado Laico 23
Pena de muerte 23, 30

271
Presidencialismo 30, 36
Características 35, 36
Sufragio Universal y elecciones directas 36, 37
Privilegios parlamentarios y procesamiento de ciertos funcionarios públicos 37,
40
Control constitucional 40, 43
Control de la legalidad 43, 46
Estado de Emergencia 46, 47
Estado unitario 47
Democracia representativa 47, 51
Rigidez Constitucional 51, 52
Iniciativa legislativa
Concepto 52
Historia 52
Clases 52, 54
Formalidades 54
Retiro 54, 55
-Veto:
-Origen 55
-Naturaleza jurídica 55
-Objeto 55
-Motivos 55
-Tipos 56
-Trámite 56, 57
Ejército 57, 59
Interpretación de las leyes 59
Procuraduría de Derechos Humanos 59
Selección de Jueces
Carrera judicial 60
Selección por órgano especial 61
Nuestro sistema 61, 62
Soberanía 62
Doble vuelta presidencial 62
Partidos políticos 62, 63
Autonomía Municipal 63, 64
Integración 64
Trámite urgente 64
Comisiones plenas legislativas 65, 66
Comisiones de Investigación 66, 67
Diferentes tipos de leyes 67, 68
Derecho a la resistencia 68, 69
Desobediencia civil 69, 70

Constituciones de Bayona
Convocatoria y principales actores 71, 72
Tipo de Constitución 73

272
Principios:
-Liberalismo 73
-Derechos 73, 74
-Carácter confesional 74, 75
-Poder Ejecutivo 75
-Poder Legislativo 75, 76
-Poder Judicial 76
Impacto de la participación de provincias 76, 77
Constitución de Cádiz
-Guerra de Independencia 79, 80
-Proceso Constituyente 80, 81
-Tipo de Constitución 82
-Fuentes de la Constitución 82
-Principios y derechos fundamentales
Soberanía Nacional 83
División de poderes 83, 84
Derechos y libertades 84, 88
-Estado confesional 88
-Organos Constitucionales
El Rey 89, 91
Las Cortes 91, 95
-Procedimiento Legislativo 95, 96
Administración de Justicia 96, 98
Administración local 98
Gobierno de las Provincias 99
Cumplimiento y Reforma 99, 100
Vigencia 100, 102
Participación de C.A. en las Cortes de Cádiz 102, 103

Constitución Federal
Independencia de 1821 105, 107
Anexión a México 107, 109
Aportes de la Independencia al Derecho Constitucional 109, 110
Proceso Constituyente 110
Tipo de Constitución 111
Principios fundamentales 111, 113
Derechos y libertades fundamentales 112, 113
Estado Confesional 114
Poder Legislativo 114, 116
El Senado 116, 117
-Poder Ejecutivo 117, 118
-Poder Judicial 118- 119
-Sistema Electoral 119
-Formación de la ley 120
-Sanción y veto de la ley 120, 121
-Promulgación de la ley 121

273
Organización de los Estados Federados
Asamblea Legislativa 121
Poder Ejecutivo 121, 122
Consejo Representativo 122
Poder Judicial 122
Reformas a la Constitución 122, 123
Modelo en que se inspiró 123
Vigencia 123, 125
Fin de la federación 125, 128

Constitución del Estado de Nicaragua de 1826


Situación Política:
-Independencia, Anexión e Independencia absoluta 129, 130
-Guerra Civil de las Juntas 130, 132
-Guerra Civil entre Cerda y Argüello 132, 134
Tipo de Constitución 134
-Principios fundamentales 134, 135
-Derechos, libertades y deberes fundamentales 135, 137
-Derechos y deberes del Estado 137, 138
-Estado confesional 138
-Poder Legislativo 138, 140
-Consejo representativo 140, 141
-Poder Ejecutivo 141, 142
-Poder Judicial 142, 145
-Gobierno de los departamentos y pueblos 145
-Formación, sanción y promulgación de la ley 146
-Sistema electoral 147
-Cumplimiento de la Constitución y las leyes y reformas 147

Constitución del Estado Independiente de 1838


-Antecedentes Históricos 149, 153
Tipo de Constitución 153
Principios fundamentales 153, 154
Derechos, libertades y deberes fundamentales 154, 156
Derechos y deberes del estado 156, 157
Estado confesional 157, 158
Poder legislativo 158, 162
Facultades comunes a ambas cámaras 159
Sesiones extraordinarias de ambas cámaras 159, 160
Atribuciones en cámaras separadas 160
Atribuciones en cámaras reunidas 160, 161
Facultades exclusivas de la Cámara de representantes 161
Facultades exclusivas de la Cámara del Senado 161, 162
Promulgación de la ley 162
Poder Ejecutivo
-Supremo Director del Estado 162, 163

274
Atribuciones del Poder Ejecutivo 163
Secretarios del Despacho 164
Poder Judicial
Organización y Ejercicio 164, 165
Principios generales 165
Justicia civil 165
Justicia penal 166
Responsabilidad de las supremas autoridades 166, 167
Gobierno de departamentos y pueblos 167
Cumplimiento de la Constitución y las leyes y reformas 167

Constituciones de 1842, 1848 y 1854


Antecedentes históricos
Polarización de los partidos y de las ciudades Granada y León 169
Período de los seis Directores de Estado

Pablo Buitrago 171


Manuel Pérez 171, 172
José León Sandoval 172, 173
José Guerrero 173, 174
Norberto Ramírez 175
Laureano Pineda 175
-Elección de Fruto Chamorro 175, 177

Proyecto de Constitución 1848


Tipo de Constitución 181
Principios Fundamentales 181
Derechos, libertades y deberes fundamentales 181, 182
Sistema electoral 182, 183
Poder Legislativo
Facultades exclusivas de la Cámara de representantes 183
Facultades exclusivas de la Cámara del Senado 183
Facultades comunes de ambas cámaras 183, 184
Facultades de las cámaras unidas 184
Actuación en cámaras separadas 184
Restricciones al poder legislativo 184, 185
Formación de la ley 185
-Poder Ejecutivo 185, 187
-Poder Judicial
Organización 187
Atribuciones de la Corte Suprema de Justicia 187, 188
-Estado confesional 188
-Administración interior 188
-Fuerzas públicas 188
-Reforma constitucional 189
-Suspensión de régimen constitucional 189

275
Proyecto de Constitución de 1854
-Tipo de Constitución 190
Principios fundamentales 190
Deberes y derechos fundamentales 190, 191, 195, 196
Sistema electoral 191
Poder Legislativo 192
Deberes y atribuciones del Congrego 192, 193
Formación y promulgación de la ley 193
-Poder Ejecutivo 194
-Poder Judicial
Organización 194, 195
Atribuciones de la Corte Suprema 195
Administración interna 195
Estado confesional 195

Reformas a la Constitución 196, 197

Confederación Centroamericana de 1842 177,178


Gobierno de la confederación 178
Atribuciones de supremo delegado 178, 179
Atribuciones del consejo consultivo 179, 180
Corte Suprema de Justicia 180
Responsabilidad de los funcionarios 180

Constitución de 1858
Antecedentes históricos 199, 201
Tipo de Constitución 202, 204
Principios fundamentales 205, 206
Derechos fundamentales 206, 207
Estado confesional 206, 207
Poder legislativo
Elección y período de diputados y senadores 207
Funcionamiento y cierre 207
Facultades del congreso en cámaras separadas 207, 208
Facultades del congreso en cámaras unidas 208
Facultades exclusivas de la cámara de senadores 208
Formación de la ley 209
-Poder Ejecutivo 209, 210
-Poder Judicial 211
Sistema electoral 211
Sistema electoral 211
Responsabilidad de los funcionarios públicos 212
Reformas a la Constitución 212

Constitución de 1893
-Antecedentes históricos 213, 218

276
Tipo de Constitución 218
Principios fundamentales 204, 205
Derechos fundamentales 205, 206
Estado confesional 206, 207
Poder Legislativo
Elección y período de diputado y senadores 207
Funcionamiento y cierre 207
Facultades del congreso en cámaras separadas 207, 208
Facultades del congreso en cámaras unidas 208
Facultades exclusivas de la cámara de senadores 208
Formación de la ley 209
Poder Ejecutivo 209, 210
Poder Judicial 211
Sistema Electoral 211
Responsabilidad de los funcionarios públicos 212
Reformas a la Constitución 212

Constitución de 1893
-Antecedentes históricos 213, 218
Tipo de constitución 218
Principios fundamentales 219
Derechos y libertades fundamentales 219, 222
Estado laico 222, 223
Poder Legislativo
Organización 223, 224
Atribuciones 224
Formación, sanción y promulgación de la ley 222, 225
-Poder Ejecutivo 225, 226
Atribuciones 226
Gobierno departamentales y municipales 226, 227
Presupuesto 228
Ejército 228
Poder Judicial 229, 230
Tesoro público 230
Leyes constitutivas
Ley de imprenta 230
Ley marcial 230
Ley electoral 231
Ley de amparo 231

Constitución de los Estados Unidos de Centroamérica de 1898 235


Constitución de 1905
Antecedentes históricos 237
Tipo de Constitución 237
Principios fundamentales 237, 239
Derechos, libertades y garantías fundamentales 239, 240

277
Estado laico 240, 241
Poder Legislativo 240, 241
-Organización 241
-Atribuciones de la Asamblea legislativa 241, 242
-Formación, sanción y promulgación de la ley 242, 243
Poder Ejecutivo 243, 244
Presupuesto 244
Tesoro público 245
Ejército 245
Gobierno departamental y municipal 245
Responsabilidad de los empleados públicos 245
Poder Judicial 246, 247
Reformas a la Constitución 247

Clasificación de las Constituciones 9, 12


Codificadas, Constituciones 9
Consuetudinarias, constituciones 9
Contenido de la Constitución 12
Convenciones políticas 17
Costumbres 17, 18
Cambio de la Constitución 19, 20
Características del Constitucionalismo 35, 36
Control de la legalidad 43, 46, 147, 167
Carrera judicial 60
Comisiones
Plenas legislativas 65, 66
De investigación 66, 67
Civil, desobediencia 69, 70
Confesional, Estado 88, 114, 138, 157, 158, 188, 195, 206, 207
Consejo Representativo 122, 140, 141

-D-
Definitivas, Constituciones 12
Democracia representativa 47, 51
Departamentos y pueblos, Gobierno de 145, 167, 226, 227, 245
Derecho
-Administrativo 7
-Económico 7
-Laboral 7
-Penal 7
-Procesal 7
Derechos 6, 7, 73
-Civiles 7
-Políticos 7
-Sociales 7
278
Derechos Humanos, Procuraduría de los 59
Derechos y libertades fundamentales 73, 74, 84, 88, 112, 13, 135, 137,
154, 156, 205, 206, 219, 222, 239, 240
Derechos y deberes del Estado 137, 138, 156, 157
Derivadas, Constituciones 10
Derogatoria, eficacia 13
Desarrollo de la Constitución 14, 19
Desobediencia civil 69, 70
Diferentes tipos de leyes 67, 68
Derecho a la resistencia 68, 69
Directa, eficacia 13
Dispersas, Constituciones 9
Directas, elecciones 36, 37
Director del Estado 162, 163, 171, 177
Doble vuelta presidencial 62

-E-
Eficacia de la Constitución
Derogatoria 13
Directa 13
Informadora 14
Interpretativa 13
Invalidatoria 13

Etapas del Constitucionalismo 20, 22


Ejecutivo, Poder 117, 118, 75, 141, 142, 185, 187, 194,
209, 210, 225, 226, 243,
244
Ejército 57, 59, 228, 245, 188
Elecciones directas 36, 37
Electoral, Ley 231
Electoral, Sistema 36, 37, 62, 119, 147, 182, 183, 207, 211
Empleados y funcionarios públicos, Responsabilidades 37, 49, 166, 167, 180,
212, 245
Escritas, Constituciones 9
Estado 5, 6
Estado Confesional 88, 114, 138, 157, 158, 188, 195, 206, 207
Estado de Emergencia 46, 47
Estados Federados, Organización 121, 122
Estado laico 23, 222, 223, 240, 241
Estados Unidos de América 6
Estados Unidos de Centroamérica, Constitución 235
Estado Unitario 47

279
-F-
Facultades de las Cámaras:
-Comunes a ambas 159, 183, 184
-Exclusivas de la Cámara de Representantes 161, 183
-Exclusivas de la Cámara del Senado 161, 162, 183, 208
-De las cámaras unidas 184, 208
-En cámaras separadas 207, 209
Fin de la Federación 125, 128
Flexibles, Constituciones 9
Formación de la ley 120, 146, 185, 193, 209, 224, 225, 242, 243
Formalidades en la iniciativa legislativa 54
Formales, Constituciones 10
Funcionarios públicos 37, 40, 166, 167, 180, 212, 245
Funciones de la Constitución 8
Fundamentales, Principios y Derechos 83, 88, 111, 113, 134, 137,
154, 156, 181, 182, 190, 191,
195, 196, 204, 206, 219, 222, 237, 240
Fuentes de la Constitución 82
Fuerzas Públicas 188

-G-
Genéricas, Constituciones 12
Gobierno de la Confederación 178
Gobierno de las provincias 99
Gobierno de los departamentos y municipios 145, 167, 226, 227, 245
Guerra civil entre Cerda y Argüello 132, 134
Guerra civil de las juntas 130, 132
Guerra de Independencia 79, 80

-I-
Ideológicas, Constituciones 10
Impacto de la Constitución de Bayona 76
Imprenta, Ley 230
Independencia, Guerra de 79, 80
Independencia de 1821 105, 107, 129, 130
Informadora, Eficacia 13
Interna, Administración 195
Interior, Administración 188
Interpretación judicial 18, 19
Interpretación de las leyes 59
-Integración 64
-Investigación, Comisiones de 66, 67
Interpretativa, Eficacia 13

280
Interpretativas, Leyes 14, 17
Invalidatoria, Eficacia 13
Iniciativa legislativa 52, 55

-J-
Judicial, Interpretación 18, 19
Judicial, Poder 76, 118, 119, 122, 142, 164, 166, 187, 188,
194, 195, 211, 229, 230, 246, 247
Judicial Carrera 60
Jueces, Selección de 60, 62
Justicia, administración 96, 98
Justicia civil 165
Justicia penal 166

-L-
Liberalismo 73
Leyes
-Reglamentarias 14
-Interpretativas 14, 17
Legislativas, Comisiones plenas 65, 66
Legislativa, Iniciativa 52, 55
Leyes, Interpretación de las 59
Leyes, Tipos de 67, 68
Legalidad, Control de la 43, 46
Laico, Estado 23, 222, 223, 240, 241
Legislativo, Poder 75, 76, 114, 116, 139, 140, 158, 162, 183, 185,
192, 193, 207, 208, 223, 224, 241, 242
Legislativo, Procedimiento 95, 96
Libertades y Derechos fundamentales 73, 74, 84, 88, 112, 113, 135, 137,
154, 156, 205, 206, 219, 222, 239, 240
Ley, Formación de la 120, 146, 185, 193, 209, 224, 225, 242, 243
Legislativa, Asamblea 6, 121, 2241, 242
Leyes Constitutivas:
-De Imprenta 230
-Marcial 230
-Electoral 231
-De Amparo 231

-M-
Monarquía 79
Absoluta 6
Constitucional 6
Bordónica 71

281
Materiales, Constituciones 10
Motivos del veto 55
Municipal, autonomía 63, 64
Modelo de la Constitución Federal 123
Marcial, Ley 230
Municipales y Departamentales, Gobierno 145, 167, 226, 227, 245
Muerte, Pena de 23, 30

-N-
Normativas, Constitucionales 10
Nominales, Constitucionales 10, 11
Norma, Valor y autoridad de la Constitución como 13
Naturaleza Jurídica del veto 55

-O-
Organo
-Legislativo ordinario 6
-Constitucionales 89, 95
Objeción de conciencia 70
Originarias, Constituciones 10
Origen del Veto 55
Objeto del veto 55
Organización de los Estados Federados 121, 122
Organización y ejercicio del Poder Judicial 164, 165, 187, 194, 195
Organización del Poder Legislativo 223, 224, 241

-P-
Poder Constituyente 5, 6
Originario 6, 7
Derivado 6
Reformado 6, 7
Permanente 6
Fundacional 6
Genuino 6
De Continuidaad 6
Poderes estamentales 71
Poder legislativo 75, 76, 114, 116, 139, 140, 158, 162, 183,
185, 192, 193, 207, 208, 223, 224, 241, 242
Poder Ejecutivo 75, 117, 118, 141, 142, 185, 187, 194, 209,
210, 225, 226, 243, 244
Poder Judicial 76, 118, 119, 122, 142, 145, 164, 165, 187, 188,
194, 195, 211, 229, 230, 246, 247

282
Poderes Constitucionales 6
Pétreas, Constituciones
-Absolutas 10
-Parciales 10
Pena de Muerte 23, 30
Presidencialismo 30, 36
Privilegios parlamentarios 37, 40
Procesamiento de funcionarios públicos 37, 40
Procuraduría de Derechos Humanos 59
Partidos Políticos 62, 63
Principios Constitucionales 73, 75, 83, 84, 111, 112, 134, 135, 153,
154, 181, 190, 204, 205, 219, 237, 239
Procedimiento legislativo 95, 96
Polarización de los partidos y de Granada y León 169
Período de los seis Directores del Estado 171, 175
Presupuesto 228, 244

-R-
Rey 5, 6
Revisión 6
Reforma Constitucional 20, 122, 123, 147, 167, 189, 196, 197,
212, 232, 235, 247
-Total 6
-Parcial 6
Rígidas, Constituciones 9
Reglamentarias, Leyes 24
Rigidez Constitucional 51, 52
Retiro de Iniciativa legislativa 54, 55
Resistencia, Derecho a la 68, 69
Representativo, Consejo 140, 141
Responsabilidad de Funcionarios 166, 167, 180, 212, 245
Representantes, Cámara 183, 185

-S-
Soberanía 5, 62, 83
Semánticas, Constituciones 11
Sufragio Universal 36, 37
Selección de Jueces 60, 62
Sistemas Constitucionales 7
Senado 116, 117, 161, 162, 160, 161, 183, 184, 207, 208
Sistema Electoral 36, 37, 62, 119, 147, 182, 183, 207, 211
Sanción de la Ley 120, 224, 242
Sesiones extraordinarios de ambas cámaras 159, 160
Suspensión de la Constitución 189
283
-T-

Titularidad
-Tipos 5
Del Rey 5
De las clases Privilegiadas 6
Del pueblo y el Rey 6
Teoría del Poder Constituyente 7
Tratado de Fontainebleu 71
Tipos de Constitución 73, 82, 111, 134, 153, 181, 190, 202, 204, 218, 237
Tipos de cambio constitucional 19
Tipos de veto 56
Tipos de leyes 67, 68
Trámite del veto 56, 57
Trámite urgente 64
Tesoro Público 230, 245

-U-
Utilitarias, Constituciones 10
Universal, Sufragio 36, 37
Unitario, Estado 47

-V-
Veto 120, 121, 146
-Origen 55
-Naturaleza jurídica 55
-Objeto 55
-Motivos 55
-Tipos 56
-Trámite 56, 57
Vigencia 100, 102, 123, 125
Valor de la Constitución 13, 14

284
INDICE
Capítulo I
Panorama Constitucional 5

Capítulo II
La Constitución de Bayona del 6 de julio de 1808 71

Capítulo III
Constitución de Cádiz de 1812 79

Capítulo IV
La Constitución Federal de 1824 105

Capítulo V
Constitución del Estado de Nicaragua de 1826 129

Capítulo VI
Constitución del Estado Independiente de 1838 149

Capítulo VII
Constituciones de 1842, 1848 y 1854 169

Capítulo VIII
Constitución Política del 19 de Agosto de 1858 199

Capítulo IX
La Constitución Política de 1893, Su Reforma de 1896 y la
Constitución de los Estados Unidos de Centroamérica de 1898 213

Capítulo X
Constitución de 1905 237

Indices 248

285

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