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GORGIAS O DE PLATON

Virginia Gutiérrez de Pineda


Andrés Felipe Torres castro
Gorgias o de la retorica

1. Resumen
La retórica es considerada como parte de los estudios filosóficos por los
Sofistas, dirigida a utilizar las habilidades para exponer y argumentar, en una base
exageradamente formal; de modo de conducir a los oyentes a convencerse de la
tesis sustentada por el expositor, incluso si la misma fuera falsa. Sócrates y Platón
hicieron una fuerte crítica de ello; aunque Aristóteles no la consideró totalmente
negativa.
Estudia y sistematiza el lenguaje utilizado en los diferentes campos de
conocimiento (como las ciencias naturales, la narratología y las ciencias de la
educación), permitiendo que la comunicación en cada ámbito consiga los objetivos
que se plantea, tanto comunicativos como estéticos.
Se dice que la retórica es “el arte del bien decir” o también “la habilidad
técnica para expresarse de la forma adecuada” ya que cuenta con un sistema de
recursos que sirve para la construcción discursiva y el enriquecimiento del
mensaje. Los elementos utilizados en el discurso, a su vez, se encuentra
estrechamente relacionados entre sí.

Según Platón en su obra Gorgias o Sobre la Retórica, Gorgias define su arte


como arte oratorio y afirma que está dispuesto a formar en tal arte a todos
aquellos que quieran. Se gloriaba de haber contestado a cuantas cuestiones se le
habían propuesto, ofreciéndose después a verificar lo argumentado

2. Introducción

Este libro de Platón nos ofrece la combinación perfecta entre el saber de


la retórica y la moral. Esta es una de las prácticas más recurridas por filósofos,
políticos, escritores y profesores quienes deben demostrar un buen uso del
lenguaje en todas sus áreas.
Tenemos nuevamente a Sócrates tratando de alcanzar la sabiduría por
medio de sus preguntas y sus diálogos. En el texto polo le solicita a Sócrates que
diga su propia definición de la retórica, y este le contesta que no es un "arte" sino
una capacidad que se basa en la experiencia cuyo fin es producir cierto agrado y
placer.
El joven discípulo de Gorgias admite que el objetivo de la retórica es el
placer, y ve en ello algo bueno, pero Sócrates señala que la retórica se asemeja
al arte culinario, al menos en que ambas no son más que formas de la adulación.
Para poder explicar más precisamente qué es la retórica, Sócrates parte
de la distinción entre alma y cuerpo, y asigna a cada una de estas partes dos artes
en vista a su bienestar:
El bien del cuerpo es procurado por la gimnástica y la medicina ,mientras
que del bien del alma se ocupa la legislación y la justicia Cada una de éstas artes
tiene una simulación innoble, que no tiene por fin el verdadero bien de su objeto,
sino el placer.
La cosmética: que produce la apariencia de salud en el cuerpo- guarda una
relación con la gimnástica equivalente a la que guarda la sofística con la
legislación; y la culinaria -que está en orden a producir placer en el cuerpo- es a la
medicina lo que la retórica a la justicia. La retórica es respecto del alma, por lo
tanto, equivalente a lo que es la culinaria respecto del cuerpo.

Sócrates dice que volverá sobre esta cuestión más tarde. Se continúa con
las preguntas sobre el arte hacia Gorgias. Existe una diferencia entre el arte y la
operación que esta tiene. El trabajo manual resulta ser fundamental en algunas
artes y no se recurre mucho a la palabra. Muchas de ellas no necesitan palabra en
absoluto, puesto que el arte se puede realizar en silencio; por ejemplo, la pintura o
el dibujo. Hay otras artes en las que la palabra se hace mucho más presente como
en la aritmética, la geometría o el álgebra. Estas prescinden del trabajo manual y
aquí se encuentra la retórica.
Sin embargo, ¿se puede decir que la aritmética es ''retórica''?
Evidentemente, no. Entonces Sócrates, tratando de especificar un poco más la
respuesta, dice que si a él le preguntaran contestaría así:

¿Qué es la aritmética?
R: Es un arte que produce su eficacia a través de la palabra.

¿Sobre qué objeto?


R: Sobre los números pares e impares.

Así, se explica que si bien, las artes que se valen por medio de la palabra
tienen una misma definición, cuando se pregunta por el objeto de dicho arte, se
produce una diferencia dependiendo de cual sea su objeto de estudio.
Ahora, podemos aplicar la misma respuesta a la Retórica, pero la respuesta de
Gorgias es un tanto distinta.
- ¿Qué es la Retórica?
R: Es un arte que produce su eficacia a través de la palabra.
- ¿Sobre qué objeto?
R: Sobre los asuntos más importantes de este mundo. La respuesta parece
provocar un poco de reticencia en Sócrates y acto seguido, el filósofo comenta a
Gorgias que las cosas más importantes de este mundo son más bien...
1. Tener salud
2. Ser hermoso
3. Ganar dinero sin recurrir al fraude
De esta forma podría decirse que la medicina sería uno de los más
importantes asuntos de este mundo, puesto que se preocupa de la salud. También
se encontraría el maestro de gimnasia que se preocupa de hacer bellos a los
cuerpos y finalmente un banquero que se preocupa de hacer dinero a través de
acciones lícitas.
Entonces, ¿cómo puede la retórica referirse a los asuntos más
importantes del mundo, si no se refiere a la salud, a la hermosura y a la
producción honesta de dinero? Una muy difícil pregunta para el sofista de parte de
Sócrates.
La retórica como poder de persuasión Gorgias, responde diciendo que la
retórica es una de las artes que tiene la capacidad de dar libertad y además, con
este arte se puede dominar a los demás.
¿Cómo? a través de la persuasión... Pensemos en los Tribunales cuando
se tiene que defender a un ciudadano, en una asamblea donde se deliberan cosas
importantes y en toda reunión de asuntos públicos. Así, el médico, el gimnasta y el
banquero, quedarían persuadidos por el poder de la retórica, donde el orador
podrá sacar mucho provecho. La respuesta de Gorgias resulta ser muy ágil e
inteligente, propia de un orador dedicado a la retórica.
En todo caso, Sócrates le dice que no está muy seguro de saber a qué
persuasión se refiere Gorgias y entonces comienza a interrogarlo. En efecto, es
válido preguntar a qué tipo de persuasión se refiere Gorgias porque si
preguntamos a un pintor que tipos de pinturas hace, él te puede decir: pinturas de
animales, pinturas de paisajes, pinturas de personas, etc.
Además hay otras artes que producen persuasión; por ejemplo, el
profesor que enseña matemáticas debe convencer a sus alumnos a través de la
enseñanza y esto también sería un tipo de persuasión. Luego, la retórica no es el
único artífice de la persuasión. Gorgias insiste en que la persuasión a la que él se
refiere, es la persuasión retórica que ocurre en los tribunales y asuntos públicos en
general. Sócrates acepta su posición, pero tratando de elaborar un tipo de
persuasión exclusivamente de la retórica.
Para esto, Sócrates establece dos conceptos que ya ha desarrollado en
otros diálogos, la creencia y el saber. ¿Son lo mismo el creer y el saber? Claro
que no son lo mismo, los dos son distintos.
Por lo tanto, también existen dos clases de persuasión: la que produce
creencia sin saber y la que produce ciencia. Gorgias admite que la persuasión
relacionada con los tribunales y asuntos públicos, es del tipo del que origina
creencia y así lo afirma Sócrates también.

1. Desarrollo

Siendo la retórica un arte relacionada con las creencias, no podría participar


de lo justo y lo injusto, ya que aquí se encuentra la persuasión que nace de la
ciencia. Por otro lado, quien se especialice en discursos, no podrá hablar en temas
de arquitectura, puesto que sería el arquitecto la persona más apropiada y lo
mismo pasa en las otras ciencias.
Entonces ¿De qué podría beneficiarnos la retórica?
Gorgias trata de responder la pregunta diciendo que fue Pericles quien fortificó las
murallas de Atenas y en ningún caso fueron los expertos en murallas. Pericles a
través de su discurso, ordenó que fortificaran las murallas. Es más, Gorgias
cuenta una anécdota a Sócrates. Debido a que el hermano de Gorgias Heródico
que era médico, se encontraron con unos enfermos que se negaban a tomar su
medicina. Al ver que el médico no pudo convencerlos para que se la tomaran,
Gorgias intervino y con el poder de la persuasión, puedo convencer a los enfermos
de tomar la medicina.

Añade Gorgias, que este uso de la retórica no puede utilizarse para malos
propósitos, al contrario, solo debe usarse para el bien.Una vez comienzan,
Gorgias asegura ser capaz de enseñar retórica a quien quiera aprender. Sócrates
le pregunta si su enseñanza consistiría más en persuadir que en instruir y Gorgias
responde afirmativamente a la primera opción.

“El discurso del orador vale más que el del médico en lo que respecta a la
salud” Ahora ese discurso ¿frente a qué clase de público se puede presentar?
Sócrates diría que solamente se puede presentar a un público ignorante, puesto
que el público inteligente sabe que en temas de la salud, lo que cuenta es el
discurso del médico y no el del orador. Luego, el que no sabe será más persuasivo
en un público de ignorantes.

Existe un cuerpo y un alma en cada uno de nosotros. Algunas veces estas


dos cosas enferman, pero las apariencias de estos dos impiden que podamos ver
su real enfermedad. Dado que son dos los objetos que nombramos (cuerpo y
alma) son dos las artes que se deberían encontrar en ellos; en el alma, la política;
en el cuerpo, la gimnasia y la medicina. En la política, lo que corresponde es la
legislación de la gimnasia y a la justicia la medicina.
La adulación es fea puesto que fija su atención en el placer más que en el
saber. La culinaria se apoya de la medicina para convencer a los demás sobre los
alimentos y la cosmética se afirma de la gimnasia para hacer parecer a los
cuerpos bellos.
Polo, a quien por la lectura se nota molesto, le pregunta a Sócrates que
según él los oradores serían rechazados por las ciudades a las que van, a causa
del reciente argumento que acaba de dar y le responde que en efecto, son
rechazados. Pero Polo sigue con su argumento puesto que quien somete a los
demás a sus órdenes, puede hacer lo que sea, así como lo hacen los tiranos.
Nadie hace lo que quiere Los que pueden dominar a otros a través de la
palabra como lo hace el orador o a través de la fuerza como el tirano, tienen un
gran poder, afirma Polo.
Sócrates le dice si es un bien que alguien pueda hacer lo que quiera
careciendo de razón y Polo contesta que no. En efecto, ¿cómo una persona que
no tiene uso de razón, tendrá un bien haciendo lo que él quiera? Al no tener uso
de razón.
Luego, Sócrates le pide a Polo que lo convenza de tales argumentos porque
de otra manera, quedaría demostrado que los oradores no pueden hacer lo que
quieran
Los hombres, dice, Sócrates, hacen las cosas por el objeto que ellas llevan
consigo a la hora de llevarlas a cabo, por ejemplo, un navegante no maneja un
barco porque le guste el mar, sino porque con ésta actividad se enriquecerá.
Finalmente, un hombre no puede tener un gran poder si recurre al mal para
cometerlos.
Polo, quien ya se encuentra bastante molesto, pregunta a Sócrates si él no
estaría envidioso de ser como los hombres que mandan y controlan las ciudades
ya sea justa e injustamente. Pero Sócrates considera que esos sujetos no se les
deben tener envidia y que al contrario se le debería compadecer.
¿Por qué? porque no hay peor mal que cometer injusticia, incluso, es peor
que recibirla. Polo le pregunta a Sócrates ¿Entonces no te gustaría ejercer la
tiranía? Y Sócrates le contesta de la siguiente manera.
“Imaginemos que Sócrates va con un puñal oculto bajo el brazo en la plaza
pública. Sócrates, en ésta condición, es capaz de matar a quien quiera y conseguir
lo que quiera a través de este poder”.
¿Sería esto tener un gran poder? Volveríamos a lo mismo. Tenemos que
recurrir al mal para conseguir lo que queremos, pero quien recurre al mal, está
haciendo al mismo tiempo lo que no quiere.
Da como ejemplo a Arquelao I rey de Macedonia. Sócrates admite que ha
escuchado de él, pero nunca lo ha visto. Sin embargo, Sócrates cree que más allá
del poder, quien domina y obra injustamente, no puede ser feliz; al contrario, debe
ser un desgraciado porque la felicidad consta en ser justo.
Pero ¿qué es más feo? y ¿qué es peor? ¿Cometer o recibir injusticia? Polo
nos dice que recibir injusticia y es más feo cometerla. Polo acepta también que lo
más feo es siempre lo que comete más daño.
En efecto, el castigo es como la medicina del alma, para que esos hombres
no vuelvan a incurrir en maldades y es mucho más malo aún, cometer injusticia y
no pagar por ella, es decir, evitar el castigo.
¿y cuál es la utilidad de la retórica? Se llega como conclusión que la retórica
no tendría ninguna utilidad, a menos que se use para cometer injusticia y que
familiares y amigos se sometan a los castigos de la justicia. Nadie que sea
realmente justo puede usar la retórica a menos que sea en su propia contra, lo
que no significa que sea injusto, puesto que si alguien cometió un crimen y quiere
confesarse, la retórica tendría una utilidad buena.
En una oportunidad, Calicles pregunta a Querefonte, si lo que escuchan es
real y que si Sócrates en verdad está haciendo una broma o algo parecido.
Sócrates dice que no estaba bromeando y que esto es justo lo que quería decir,
pero más allá de la argumentación, nos dice que así es la filosofía. Calicles
asegura que Polo no ha querido decir lo que de verdad quiere y por lo tanto, quien
se contradice, lo hace porque no quiere decir lo que realmente quiere.
Calicles diferencia dos cosas de las habladas entre Sócrates y Polo: una es
la naturaleza y la otra la justicia. ¿Cómo diferenciarlas? Calicles nos dice que es
más feo, en el ámbito de la naturaleza, sufrir injusticia, pero por ley es más feo
cometerla.
Otra de las cosas que dice Calicles, es que la filosofía resulta ser buena en
la adolescencia o en la juventud, pero nunca cuando ya se es un hombre. Calicles
denomina a esto ''la perdición''. Añade además que no es vergüenza filosofar
cuando se es joven, pero si cuando se es hombre.
La razón de esto es que Calicles dice que los filósofos con el pasar de los
años se vuelven irrespetuosos de la cultura que los rodea. Se olvidan de las leyes
y costumbres de la ciudad y se vuelven irascibles.
Sócrates comienza su interrogatorio ahora frente a Calicles. Se pone en
cuestionamiento lo mismo que había dicho Polo pero con un ligero cambio:
''El más fuerte tiene derecho a gobernar sobre el más débil porque así lo dicta
la naturaleza'' Además Calicles afirma que ser poderoso y mejor es
exactamente la misa cosa, incluso, afirma que la multiplicidad es mejor que lo
unitario, por algo la mayoría es la que finalmente impone las leyes en la ciudad.
En resumen, los más poderosos son a la vez los más bellos y mejores.
La multitud es la mejor y tiene el poder ¿o no?
La aseveración es definitiva y Sócrates le pregunta qué piensa la multitud
sobre la igualdad y la justicia. Pues la multitud piensa en que debiera haber
igualdad para todos, que cometer injusticia es peor que recibirla y también que no
debieran haber personas que acumulen riquezas.
Una vez Calicles acepta esto, Sócrates dice que también se acepta que por
naturaleza, es peor cometer injusticia que recibirla. Sin embargo, Calicles hace
una comparación ¿Acaso lo que dice la gente representa la naturaleza y además
es ley? pues Calicles no lo cree así.
Pero si Calicles no cree que una multitud puede ser la que lleve el poder,
¿Por qué dijo antes que la multitud es mejor que lo unitario? Finalmente, Calicles
también cae en contradicción y acepta que sólo el más apto y de buen juicio
puede gobernar a una multitud, es decir, lo unitario gobierna por sobre la multitud.
El de buen juicio es el que debe gobernar... ¿o no? Calicles afirma ahora que el de
buen juicio es el que debe gobernar, pero Sócrates le propone un contexto.
“En una fiesta se encuentra mucha gente y entre ellos hay un médico. El
médico, obviamente siendo el experto en alimentos, será prudente y no comerá en
exceso, de hecho, comerá menos que algunas personas para no cometer
excesos. Así, el mejor, el más experto, puede tener menos que algunos”.
Esto hace enfadar a Calicles hablando con malas palabras a Sócrates. Pero
sigue defendiendo su tesis de que las personas con buen juicio deben gobernar la
ciudad, sin embargo, ¿serán buenos para dominarse a si mismos? El moderado y
el licencioso. Dominarse a sí mismo, significa ser moderado, dominar sus
pasiones y dominar los deseos que surjan. Calicles, en contraste, califica a este
tipo de personas como idiotas.
Para este, lo bello y lo justo es que el hombre sacie todos sus deseos como
sea posible y no reprimirlos porque esto es parte de la naturaleza humana.
Sócrates piensa y anima a Calicles a que siga de la misma manera argumentando,
ya que esta siendo sincero con su amigo. De la conclusión de Calicles, se extrae
que el hombre es feliz mientras necesite cosas y las pueda saciar, en cambio el
que no necesita nada, no es feliz.
En esta parte, Sócrates habla sobre un sabio que le dijo cosas sobre el alma.
Existe una parte del alma que se deja llevar por las pasiones y ésta parte la
describe como un ''tonel'' agujereado mientras que el alma del moderado es un
tonel bien constituido.
En otro sentido... Imaginemos que tenemos a dos hombres: uno que tiene
varios toneles bien constituidos y otro hombre que tiene toneles agujereados. El
que tiene los toneles en buenas condiciones (el hombre moderado) los llenara
hasta su tope; en cambio, el hombre que los tiene agujereados (el hombre
licencioso) tendrá que llenar los toneles muchas veces, puesto que el líquido se
filtraría a través de los agujeros. Así, el hombre licencioso tendrá que llenar su
tonel cada vez que se vacíe a causa de sus agujeros y el hombre moderado no
necesitará hacerlo puesto que su tonel está lleno y no tiene agujeros. Luego el
hombre licencioso es desdichado y el moderado feliz.
Lamentablemente para Sócrates, Calicles no queda convencido y argumenta
que para el hombre de los toneles llenos, ya no hay placer alguno. A esto Calicles
le llama ''vivir como una piedra''. Para este, es más afable vivir bajo la conducción
de las pasiones. Dolor y placer Todo lo dicho por Calicles queda muy claro, pero
se refuta nuevamente el razonamiento.
¿Qué pasa si esta persona que sacia su hambre apenas tiene el estímulo,
sintiera comezón debido a la sarna? Siguiendo la lógica de Calicles, este hombre
tendría que saciar sus ganas de rascarse e inevitablemente, hacerse daño.
Sorpresivamente, Calicles, quien ya estaba muy enfadado e incluso trató a
Sócrates de demagogo, insiste en que quien se rasca debido a una sarna, también
tiene placer y además vive felizmente haciéndolo. Ahora ¿cómo puede ser feliz
quién se hace daño a sí mismo? Sócrates no puede con la intransigencia de
Calicles y decide usar otro argumento.
¿Es el placer lo mismo que el bien? Tener sed por ejemplo, es ser
desdichado al igual que tener hambre, las dos son cosas dolorosas, pero saciarlas
con agua y comida es agradable. Por lo tanto, se distinguen dos cosas: el dolor y
el placer; una representa el mal y otra el bien. las dos no pueden suceder al
mismo tiempo.
Entonces, ¿cómo se puede ser dichoso al tener sarna y encima rascarse en
vez de sanarse? Calicles finalmente acepta su contradicción. El bien, el mal y los
placeres No pueden ocurrir que se sienta bien y a la vez mal. Como tampoco se
puede sentir placer y a la vez dolor.
Estas son cosas totalmente diferentes entre sí. Sus efectos terminan y es
posible que empiece otro. Por otro lado, Calicles afirma que hay varios tipos de
placeres y dolores tanto malos como buenos. Sin embargo, siempre hay que
seguir los placeres y dolores que se conduzcan hacia el bien.
El alma necesita a veces del dolor; por ejemplo, imaginemos a un hombre
enfermo del estómago y que por su apetito por las comidas, quiere comer cosas
que le producen daño. En ese caso, el alma debe ser reprimida porque es mucho
mejor que sea reprimida a que sus deseos se cumplan y que el dolor se prolongue
más; esto significaría el ''dolor bueno''.
Calicles no quiere seguir hablando y Sócrates pretende hacer un resumen de
lo que se conversó. Lo agradable y lo bueno no son la misma cosa (Saciar el
hambre en exceso no es bueno y produce enfermedad).

Conclusión
Se debe hacer lo agradable a causa de lo bueno. (Alimentarse con moderación
para estar bien). La moderación en el alma es mejor que la licencia. El hombre
moderado es absolutamente bueno. El hombre debe buscar el castigo necesario
si quiere ser feliz y limpiar su alma. Cometer injusticia es peor que recibirla.
Debemos precavernos más de cometer injusticia que de recibirla, que si hacemos
algo malo debemos ser castigados, y que se debe hacer uso justo tanto de la
retórica como de cualquier otra actividad o habilidad.

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