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Garrido Arilla, María Rosa. La catalogación hoy. – En su: Teoría e historia de la catalogación de documentos.
– Madrid : Síntesis, 1996. – p. 149-166.
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LA CATALOGACIÓN HOY

13.1. Uso compartido de recursos: cooperación

Desde Jewett se ha perseguido la cooperación catalográfica, pero es a partir de la segunda mitad del siglo xx,
concretamente a partir del MARC, y mejor, a partir del UNIMARC, como formato de traducción de todos los
formatos nacionales que tienen como base el MARC, cuando se asienta en la catalogación, de manera definitiva
el concepto de cooperación, definida por el Glosario ALA de Biblioteconomía y Ciencias de la Información
como "Uso compartido de recursos" (Resource Sharing): "Uso en común de recursos; uso compartido de
recursos. Expresión que se refiere a varias organizaciones y ac-tividades compartidas por un grupo de
bibliotecas con el objeto de mejorar los servicios y de reducir costes. La utilización compartida de los recursos
puede establecerse por un acuer-do en regla, informalmente o por un contrato y puede realizarse de forma local,
nacional o internacional. Los recursos compartidos pueden ser colecciones, información bibliográfica, personal,
actividades de planificación, etc. Las organizaciones oficiales que establecen el uso compartido de recursos
pueden llamarse empresas de servicios bibliotecarios públicos, sistemas cooperativos, redes, centros de
servicios bibliográficos, etc."
Las formas de cooperación son múltiples y evolucionan con el paso del tiempo. La coo-peración puede darse a
nivel local, nacional o internacional. Y según se de a unos u otros niveles, surgen los conceptos de catalogación
centralizada, de catalogación com-partida, de catálogo colectivo, conceptos claves hoy en la biblioteconomía
internacional, que Roovelstad la ha definido como: "Conjunto de principios y actividades aceptados y
ad-mitidos por varios países, destinadas a servir de marco global a las operaciones bibliote-cológicas nacionales
e internacionales, concebidas deliberadamente para mejorar y faci-litar el acceso universal a la información y
evitar duplicaciones inútiles"1

En el origen de toda cooperación existen siempre alguna de estas razones:


1) El volumen cada vez mayor de publicaciones y la poca predisposición de las naciones y de las comunidades
a enfrentarse con las consecuencias financieras que entrañan unos servicios óptimos.
2) La gran importancia que la información ha adquirido en la sociedad actual.
3) La disminución de los presupuestos y el encarecimiento del trabajo técnico y especializado.
4) El nacimiento de las nuevas tecnologías y como consecuencia las posibilidades gigantescas que éstas ofrecen
tanto a la empresa como al usuano.
5) La escasez de tiempo y la necesidad de evitar duplicaciones inútiles.

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6) Las demandas siempre crecientes y siempre más diversificadas de los usuarios de hoy, etc.2

El uso compartido de recursos, la cooperación, agrupan unos cuantos conceptos nuevos (catalogación
centralizada, catalogación compartida, catálogo colectivo) y una se-rie de programas (CBU, CIP, etc.) muy
presentes en la biblioteconomia internacional. Del programa Control Bibliográfico Universal ya hemos hablado
anteriormente.

13.1.1. La Catalogación centralizada

Es la catalogación original de documentos llevada a cabo por alguna organización centralizada; centro de
proceso de datos del sistema, accesible a otros centros de documentación o bibliotecas acogidos a él. De este
modo se crea el catálogo colectivo de los fondos de la red. Su origen parte del nacimiento del Programa a largo
plazo Control Bibliográfico Universal (CBU), entre cuyos objetivos prioritarios estaban la creación de agencias
bi-bliográficas de carácter nacionales que controlasen internamente la producción.
La catalogación centralizada va unida a la creación del Control Bibliográfico Nacional y al uso de las nuevas
tecnologías en la catalogación. Desde un servicio nacional y con la presencia de buenos especialistas y buenos
medios de trabajo, se catalogan los fondos bibliográficos de cada país. En España ese servicio nacional se
realiza desde el departamento de Control Bibliográfico de la Biblioteca Nacional. Los suscriptores a ese
servicio nacional pueden disponer de una catalogación fiable y uniforme, a través de la publicación
"Bibliografía Española", que se ofrece también grabada o accesible en base de datos.

La catalogación centralizada se asienta en los mismo ejes del proceso informativo:


1) Emisor: una agencia bibliográfica de carácter nacional.
2) Mensaje: información bibliográfica.
3) Canal: medios de transporte habitual: ordenador.
4) Receptor: usuarios de cada uno de los centros de documentación o bibliotecas aco-gidas al sistema.

Entre otras ventajas la catalogación centralizada permite:

1) El control bibliográfico nacional y la transferencia de los asientos bibliográficos na-cionales a otros países.
2) Calidad, fiabilidad y uniformidad en la catalogación garantizada por un centro na-cional.

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3) Acceso común a una bibliografía nacional.


4) Ahorro de tiempo y de gastos.
5) Organizar los recursos documentales y humanos.
6) Activar internamente el proceso catalográfico de un país.

13.1.2. La Catalogación compartida

Como indica su nombre, conlleva el acuerdo entre un número de centros para compartir el trabajo, de forma que
la catalogación de un documento efectuado por uno de ellos sir-va para los restantes (cfr. María Pinto Molina,
AnálisIs documental..., 1991, p. 122). Es de-cir, supone la confección del catálogo desde distintos puntos de la
red. Sólo es necesario incluir en el asiento bibliográfico recibido, los llamados datos locales, como son la
signatura y el registro.
La catalogación compartida, permite no catalogar lo que ya está catalogado y sirve de canal de transmisión de
los documentos entre un número determinado de bibliotecas acogidas al sistema. Ahorra "costos", tanto
humanos como económicos, ya que se opera so-bre un documento una sola vez y facilita el préstamo
interbibliotecario.
Se asienta sobre los mismos ejes del proceso informativo que destacábamos para la catalogación centralizada, a
excepción de que el foco emisor no suele ser un centro nacional.
El producto de esta cooperación es la creación de un catálogo colectivo "on line", que reúne los fondos de todos
los centros participantes.
La catalogación compartida ofrece ventajas y algunos inconvenientes:

1) Ventajas
a) La calidad de la catalogación es mayor ya que el documentalista se especializa dentro del entorno en el que
trabaja y para los fondos bibliográficos para los que trabaja.
b) Permite que la totalidad de los recursos existentes en el sistema estén disponibles en todos los centros
acogidos al mismo.

2) Inconvenientes
a) La diversidad de profesionales sujetos a los criterios de los distintos centros don-de trabajan, puede conducir
a una disparidad de planteamientos en algunos pun-tos de la catalogación, que obliguen a la posterior
depuración del catálogo.
b) Puede producirse una duplicidad de registros, consecuencia de la descentrali-zación.

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Como señalan Asensi Artiga y Rodffguez Muñoz (cfr. "El proceso de catalogación au-tomatizada". 1994, PP.
390-391), la tecnología actual permite conjugar las ventajas de am-bas opciones, realizando una catalogación
compartida parcial, pero centralizando la des-cripción bibliográfica y los encabezamientos hasta completar el
registro bibliográfico, con lo que se unifican criterios y no se repiten las mismas tareas.
El término catalogación compartida (shared cataloging) fue acuñado por la Library of Congress al
encomendarle la "Higher Education Act" de 1965, el Programa Nacional pa-ra Adquisiciones y Catalogación de
material bibliográfico de interés cientifico publicado fuera de Estados Unidos. En aquélla primer etapa, la
cooperación consistía fundamen-talmente en aprovechar con rapidez las bibliografías nacionales para conseguir
nuevas ad-quisiciones. Pero el uso del ordenador hizo nacer un nuevo concepto de la catalogación compartida
cuya concreción más gigantesca fue la OCLC y el nuevo concepto de red.

13.1.3. Las redes y la Catalogación compartida

La historia de los sistemas de automatización de bibliotecas y centros de documen-tación comienza en la década


de los sesenta con el predominio de los primeros sistemas locales, que dieron paso, unos diez años después, a
las grandes redes centralizadas de bi-bliotecas o conjunto conectado de centros documentales con todas sus
divisiones, servicios y unidades que cooperan para servir en un campo temático concreto.
Estas redes surgieron al amparo de la popularización de los ordenadores, de los sis-temas on-line y,
fundamentalmente, de la difusión del formato MARC II, que se diseñó para facilitar el intercambio de datos
bibliográficos.
Esta euforia generalizada en favor de la cooperación y de las grandes redes que ca-racterizó la década del
setenta al ochenta, hoy, ha disminuido sensiblemente. Las redes nor-teamericanas y europeas tienen que
competir, y, a veces duramente, con los sistemas lo-cales que también han instalado sus propios catálogos
on-line y convierten sus registros retrospectivos en formatos legibles por máquina.
De cualquier modo, importante ha sido y sigue siendo, el impacto que estas nuevas tecnologías informáticas y
de telecomunicaciones, siguen operando en el campo de la Catalogación. El concepto de Catalogación
compartida sólo ha sido posible a partir de la automatización. La catalogación compartida es, en muchas
ocasiones, un prerrequisito pa-ra otras formas de cooperación. Supone siempre, un serio esfuerzo por la
normalización de los datos. Pretende, entre otros objetivos:

1) Ahorrar "costos", tanto humanos como económicos, ya que se opera sobre un do-cumento una sola vez.
2) Facilitar el préstamo interbibliotecario.
3) Confeccionar poderosos catálogos colectivos on-line.

Sin lugar a dudas en la historia de la Catalogación, el éxito de las redes bibliotecarias, hay que buscarla en la
Catalogación compartida. Por otra parte, dichas redes forman un elemento fundamental para la cooperación

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internacional. Estas redes de cooperación realizan el proceso de catalogación compartida y ofrecen la


posibilidad de catalogar y recuperar la información on-line. Todas sus unidades participan del préstamo
interbibliotecario. A través de estos sistemas es posible el acceso a otras bases externas (base de datos que no
pertenecen a la red). Aunque estas redes, tienen que competir duramente, hoy con los sitemas locales que
tambien han creado sus propios catálogos on-line y se van extendiendo día a día.
Los objetivos mínimos que proporciona un sistema en red han sido enumerados por Williams y Flynn
("Network Tipology: functions of existing Networks". 1987, p. 170):

1) Integrar la catalogación junto a otras funciones que permitan la automatización en las bibliotecas miembros o
en la propia red.
2) Proporcionar a las bibliotecas participantes, capacidad para obtener diferentes cla-ses de productos desde la
base de datos del catálogo.
3) Abaratar económicamente los elevados costes económicos que conlíeva toda ca-talogación.
4) Ofrecer al usuario con la máxima celeridad, la información aimacenada en otras re-des, situadas en cualquier
lugar del mundo, a través de la transferencia entre redes.
5) Proporcionar una catálogo que pueda utilizarse como catálogo on-line por cada bi-blioteca de la red.
6) En cuanto a búsqueda o recuperación, permite ir con un 90 % de posibilidades de encontrar la información
deseada, siempre que la consulta implique, como míni-mo, un 10 % de información correcta.
7) Proporcionar control de calidad en las listas de autoridades que facilitan enor-memente las labores de
recuperación.

Sin lugar a dudas, una de las redes bibliográficas más conocida es la OCLC (Ohio College Library Center y
actualmente Online Computer Library Center). En ella se ha cristalzado la realización más ambiciosa de la
catalogación compartida. En la historia de la catalogación ha terndo un papel decisivo esta red a través,
principalmente de dos servicios: del servicio conocido por Suministro de Registros destinado a la catalogación
y ve-rificación bibliográfica (OCLC Record Supply Service) y, del no menos poderoso servi-cio, de Conversión
Retrospectiva, para todas aquellas bibliotecas que todavía estén pasando de un sistema manual a un sistema
automatizado de gestión bibliotecaria.
La OCLC nació en 1967, en Estados Unidos, concretamente fue creada por la Univer-sidades de Ohio como un
servicio de catalogación compartida. Cuenta con un catálogo co-lectivo en línea que reúne los registros
originales de las biblioteca miembros. Dicho catálo-go colectivo abarca la catalogación de documentos en muy
diversos soportes: monografías, publicaciones periódicas, ficheros legibles por ordenador, partituras musicales,
materiales car-tográficos, discos, etc., catalogados en muchos idiomas conocidos.
Hoy, utilizan sus registros miles de bibliotecas de todo el mundo y un elevado número de redes nacionales e
internacionales. Por otra parte la OCLC ha asumido importantes proyectos catalográficos como el CONSER
(Conversión of Serial Project) o, entre otros, el SALALM (Seminars on the Acquisitions of Latin American
Library Materials), concebido para facilitar la catalogación de documentos latinoamericanos de la Biblioteca del
Congreso.
Los registros de la OCLC están en formato USMARC. Concretamente España tiene acceso en línea a la red
OCLC, a través de la red IRIS del CSIC y a través de IBERPAC.

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Pero la catalogación compartida, ha creado redes bibliográficas en todo el mundo (cfr. Marlene Clayton,
Gestión de automatización de bibliotecas, 1991, PP. 157-191). Las ne-cesidades informativas de los usuarios de
Estados Unidos no se agotan en la OCLC. Redes importantes han surgido este país, como son, entre otras
muchas: la red RLIN (Research Libreries Information Network), fruto de la unión en 1978 de RLG y
BALLOTS, formada por por alto número de bibliotecas de investigación y que almacena millones de registros
bibliográficos. La red WLN (Western Library Network; llamada originalmente Washington Library Network),
que integra también un elevado número de bibliotecas miembros y de registros bibliográficos. En Europa
algunas de las redes más conocidas son:

- BLCMP (Birmingham Libraries Cooperative Mechanization Project): incluye registros UK MARC, LC


MARC y EMMA. Ofrece acceso a otras bases de datos bibliográficos, entre otras, de la British National
Bibliography o de la Biblioteca del Congreso.
- SWALCAP (South West Academic Libreries Cooperative Automation Project) con registros Marc y acceso a
las bases de datos BLCMP y BLAISE.
- SLS (Information Systems Ltd.): es la empresa distribuidora del Sistema Libertas. Facilita su catálogo y al de
las bases de datos a las que tiene acceso, por ejemplo OCLC.
- REBUS (Réseau des bibliothéques utilisant SIBIL): pertenecen a esta red un conjunto de bibliotecas que
utilizan el sistema SIBIL: bibliotecas de Suiza, Francia y la Biblioteca Nacional de Luxemburgo. Utiliza un
sistema de catalogación compartida.

13.1.4. El catálogo colectivo

El catálogo colectivo contiene la información bibliográfica (descripción y localización) de fondos


pertenecientes a varios centros de documentación y bibliotecas unidos por al-gún fin común. Tiene, por lo tanto,
los asientos bibliográficos de varios organismos documentales. Su finalidad no es tanto resolver problemas
catalográficos, sino de informa-ción, y suele ser un sistema de cooperación o de planificación bibliotecaria que
lleva con-sigo un sistema de préstamo interbibliotecario, como medio de suministro de documen-tos, y un
planteamiento de las adquisiciones como medio de asegurar -al menos por cuanto se refiere a publicaciones
extranjeras- una provisión suficiente de colecciones accesibles. La Catalogación compartida trata de catalogar
con uniformidad y a buen precio. El Catálogo colectivo, trata de aprovechar a fondo lo que ya se tiene.
Los catálogos colectivos pueden adoptar las mismas formas que cualquier catálogo: en fichas, impreso, en
COM y consultables sobre pantalla en-línea. En la actualidad, un ca-tálogo colectivo en fichas sigue teniendo
algún sentido en sistemas biblioteccrios muy cerrados.
Como catálogo impreso y en microficha, no existe empresa superior al NUC (National Unión Catalog) cuyos
origenes se vislumbran ya hacia 1901 cuando la Biblioteca del Congreso de EEUU adopta el
catálogo-diccionario y comienza la distribución de fichas catalográficas. Como tal catálogo, en la Biblioteca del
Congreso, el NUC comenzó en 1956.
Los catálogos colectivos tienen su máxima justificación para bibliografías científicas y bibliotecas científicas.
Fuera de estos campos, difícilmente se emprenderán aventuras de catálogos colectivos, a no ser en el ámbito de

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sistemas y redes bibliotecarias informatizadas.

13.1.5. La catalogación en publicación

El principal problema de la catalogación es el lapso de tiempo que transcurre desde que el libro se publica y es
adquirido por la biblioteca, hasta que las fichas catalográficas están disponibles. De aquí, que al nacer el
concepto de la catalogación centralizada, no tar-dó en aparecer la sugerencia de que cada nueva publicación
pudiera ir acompañada de su correspondiente asiento bibliográfico.
En cuanto a sus origenes, la propuesta más antigua de un plan CIP, parece que fue la de Justin Windsor
bibliotecario de Harvard College efectuada en 1876. En años inmediatos se llevaron a cabo intentos, pero los
experimentos se abandonaron a comienzos de la dé-cada de 1880. Así lo cuenta Henry B. Wheatley, en su breve
manual (How to catalogue a library) (Londres: Elliot Stock, 1889): "...todo editor deberá insertar en cada
ejemplar del libro publicado por él, una ficha de catálogo confeccionada con arreglo a un sistema idó-neo que
haya sido establecido por autoridades competentes, de suerte que se de en todo ello una uniformidad
satisfactoria...".
A partir de 1901, año en que la Biblioteca del Congreso inauguró su servicio de fichas, se propusieron diversos
planes según los cuales las fichas de la Biblioteca del Congreso de-berían incluirse en los libros que se
publicaban. En Canadá (1913), Brasil (decenio de 1960) y Australia (1945-1950) se llevaron a cabo
experimentos CIP. Entre 1958 y 1959 se llevaron a cabo en la Biblioteca del Congreso un experimento, titulado
"Catalogación en la Fuente: CIP" (Cataloguing-in-Source: CIP), que quedó interrumpido con motivo del
elevado costo económico del mismo.
El desarrollo de nuevas operaciones nacionales CIP, en la década de 1970, puede con-siderarse parte de esa
tendencia general hacia la cooperación internacional surgida en los países avanzados. Los programas CIP que se
hallan hoy en funcionamiento, fueron con-cebidos y planeados en un contexto muy diferente de aquellos
experimentos precoces de finales del siglo XIX.
A partir de la segunda mitad del siglo xx, la tecnología y la necesidad de compartir re-cursos con objeto de
sacar el máximo partido de la información, han unido a editores y pro-fesionales de la información. Las
operaciones actuales muestran hasta qué punto se han estrechado los lazos entre ellos, al establecer y mantener
programas CIP, en los que unos y otros contribuyen y de los que ambos se benefician.
En el estudio sobre la CIP preparado para la UNESCO en 1975, se señala que la ca-talogación en publicación
tiene por objeto proporcionar información sobre los documen-tos a los editores con anterioridad a la
publicación a fin de que la información pueda im-primirse en el libro al que pertenece. De esta manera, el libro
y sus datos catalográficos se encuentran simultáneamente a disposición de bibliotecas, libreros, bibliógrafos y
de todo tipo de usuarios. Sin duda alguna, la CIP no resolvió, ni resuelve de inmediato todos los problemas con
que tropiezan las bibliotecas en sus intentos de controlar la cantidad siempre en aumento del material adquirido,
pero ayuda.
La ALA señala que, la catalogación en publicación, es una catalogación previa a la publicación, en virtud del

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cual los editores participantes, facilitan pruebas de imprenta o material de portada de sus libros, a la biblioteca
nacional de su país o a otra institución catalogadora centralizada y gracias a ello se prepara un registro
bibliográfico y se le devuelve al editor. Este registro, exceptuados los elementos de descripción que van entre el
título propiamente dicho y la consignación de serie, se imprime en el libro, por lo común en el reverso de la
portada.
Se adoptaron desde un principio las iniciales "CIP" como abreviatura de "Cataloguing--in-Publication". Esta
abreviatura se utiliza internacionalmente desde 1976, con inde-pendencia del idioma, ya que así fue
recomendada en una reunión de organismos CIP ce-lebrada en la Biblioteca del Congreso ese año.
La CIP no es sólo el ideal del "libro autocatalogado". Ese asiento CIP aparecerá por lo menos en otro soporte
físico más: generalmente como el registro correspondiente en las ediciones impresas de la bibliografta
nacional. Puede aparecer también como registro en forma legible por la máquina o en cintas magnéticas de otra
institución bibliográfica del país. En el contexto actual, las ventajas de los programas CIP nacionales trabajando
juntos en consulta y cooperación internacional, son evidentes.

13.1.6. Los OPACs (década 70/80) y el CD-ROM (1985)

La historia de los OPAC se inicia durante los años 70 y principios de los 80. En los Estados Unidos empiezan a
aparecer en las bibliotecas públicas y universitarias a finales de la década de los 70. Europa lo hace en la década
de los años 80. Los OPAC en España aparecen a partir de 1985.
Los OPAC son los nuevos catálogos de las bibliotecas. Suponen en salto cualitativo con respecto a los catálogos
automatizados de la década de los sesenta, ya que la mayoffa de estos primeros catálogos en-línea eran
claramente limitados en sus posibilidades. Constituyen el módulo de búsqueda y recuperación de información
de los Sistemas Integrados o no Integrados de gestión bibliotecaria.
El OPAC, es por tanto, el instrumento que permite al público acceder y consultar, de forma interactiva, a través
de un terminal de ordenador. Son hoy algo imprescidible para conocer los fondos de una determinada biblioteca
o de un grupo de bibliotecas. A tra-vés de ellos los usuarios tienen acceso directo a esos fondos.
El CD-ROM es un disco compacto, de 12 centímetros de diámetro, de apariencia si-milar a los discos
compactos musicales, permite un gran almacenamiento, 600 megabytes o, lo que es lo mismo, 300.000 páginas
de texto y 5.000 fotografías. Es una de las últimas aportaciones de la informática.
Tras su aparición en 1985, se presentó como un medio para transmistir la información en-tre lo que representan
los catálogos impresos o microfilmados y los sistemas on-line.
La catalogación on-line tiene, evidentemente, grandes ventajas. Los sistemas online posibilitan la importación
de registros desde el catálogo colectivo al centro receptor (biblioteca o centro de documentación), así como la
adaptación de dichos registros a las necesidades de los nuevos usuarios, pero generan al mismo tiempo gastos
que no siempre son, inicialmente, calculables, ya que la importación de registros se hace por vía de
telecomunicaciones. Como señalan Asensi Artiga y Rogriguez Muñoz estos inconvenientes "pueden paliarse
con la uti-lización de catálogos en CD-ROM, aunque la actualización no se realiza de manera constante como
en el caso anterior. (...)Para acceder a la información únicamente varian los mecanismos de conexión, por lo
demás los pasos a seguir son semejantes. Incluso el lenguaje de recupe-ración puede ser idéntico, cuando ambos
productos pertenecen a un mismo distribuidor" (op. cit., PP. 409410). La calidad de la Catalogación que

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contienen esos CD-ROM viene avalada por las empresas o instituciones que ofrecen estos servicios, dotadas de
personal altamente especializado. Generalmente utilizan el MARC como formato de intercambio de registros
bi-bliográficos, con la finalidad de exportar los registros a otros países. Reseñamos a continuación algunos de
los discos en CD-ROM utilizados en el mundo de la Catalogación:

- Bibliografta Nacional Española desde 1976: recoge los registros de todas las mo-nografías ingresadas por
Depósito Legal en la Biblioteca Nacional desde 1976.
- Las bases de datos del CSIC: están recogidas en dos CD-ROM.
- REBIUN: contiene información bibliográfica de diversas Bibliotecas Universitarias (Universidad de
Barcelona, Universidad de Cantabria, Universidad Politécnica de Catalunya y Universidad Pompeu Fabra, etc.).
Está editado por DOC6.
- Bibliofile Cataloguing: contiene los fondos completos de la Biblioteca del Congreso (registros en formato
MARC).
- CDMARC Bibliographic: contiene los fondos de la Biblioteca del Congreso de EEUU:
las publicaciones en inglés desde 1968; en francés desde 1973; y en portugués y español, desde 1975. Editado
por The Library of Congress, Cataloguing Distribution Service.
- OCLC CA T CD450: con las siguientes colecciones: Colección Hispánica, con los títulos en castellano,
catalán, gallego y vasco; Colección de Catálogo de Libros Recientes (publicados durante los últimos seis años),
con los registros más utilizados de la Biblioteca del Congreso y de otras bibliotecas miembros de OCLC;
Colección de Autoridades LC, con el fichero completo de registros de Autoridades de nom-bres y materias de la
LC.
- BNB (British National Bibliography) en CD-ROM, con los registros bibliográficos de todo tipo de
publicaciones en Inglaterra e Irlanda desde 1950 hasta la actualidad.
- Bibliographie Nationale Fran~ise: contiene todas la monograifas y publicaciones seriadas de las Biblioteca
nacional francesa, desde 1970.

13.2. España: desarrollo de la información y Documentación (198311991)

¿Qué representa España dentro de la historia de la Catalogación moderna? Como he-mos visto, las primeras
reglas de catalogación en España, aunque sin fecha propia, pueden encontrarse, bastante temprano, entre
1762-1819, en que aparecen unas rudimentarias normativas, publicadas, pocos años después de que nuestros
vecinos los franceses, dispusieran del código de 1791.
A través de todo lo expuesto hasta ahora, se ve con cierta nitidez que la hegemonía en este campo, corresponde
fundamentalmente a Estados Unidos, siempre, en paralelo o con la ayuda de Inglaterra. Y esto, no sólo durante
el siglo XIX, a través de las primeras figu-ras (Jewett, Cutter...), de la redacción de los primeros códigos, de la
creación de las pri-meras asociaciones bibliotecarias, sino igualmente durante el xx, ya que es en Estados
Unidos de donde parte el MARC y se difunde por el mundo entero y donde surgen las grandes redes

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internacionales, para las que se necesita, entre muchos otros factores, no so-lo acertadas políticas nacionales de
información y excelentes profesionales, sino también fuerte apoyo económico. Las políticas de información y
documentación llevadas a cabo en los últimos años desde el Ministerio de Educación y Ciencia en España,
intenta crear e in-centivar, ciertos planes de desarrollo y proyectos con incidencia también en el sector pri-vado
y clara repercusión en temas catalográficos. Algunas muestras:

- Red de Bibliotecas Públicas del Estado: su base de datos REBECA, es utilizada co-mo fuente para la
catalogación.
- Red de Bibliotecas del CSIC: conocida con el nombre de CIRBIC (Catálogo Informatizado de la Red de
Bibliotecas del CSIC). La base de datos central con-tiene los dos catálogos colectivos (de libros y de revistas) y
se puede acceder a ella desde todos los nodos regionales. Esta formada por las noventa bibliotecas de los
distintos institutos que lo integran, la mayoría de ellas conectadas en red.
- RUEDO (Red de Universidades Españolas Dobis/Libis): tiene como objetivo la creación de un catálogo
colectivo accesible para todos los usuarios del sistema.
- DOCUMAT (Bibliotecas Universitarias Especializadas en Matemáticas): en cola-boración con el Consejo
Superior de Investigaciones Científicas. Pretende la inter-conexión on4ine de todos los miembros de la red, la
creación de un catálogo colectivo de Publicaciones Seriadas de Matemáticas en soporte informático. Es de
extensión na-cional y esta especializada en publicaciones en serie de ciencias matemáticas. Entre sus servicios
están los catálogos colectivos y la catalogación cooperativa.
- REBIUN (Red de Bibliotecas Universitarias): ha editado un CD-ROM con los ca-tálogos de cuatro de sus
bibliotecas miembros aunque no posee un catálogo co-lectivo on-line. íntegra distintas universidades entre las
que se cuentan: País Vasco, Alcalá de Henares, Barcelona, Santiago de Compostela, la Politécnica de
Barcelona, Sevilla, UNED...

El Proyecto SIBI se centra en la interconexión por vía informática de las bibliotecas científicas y universitarias
a través del catálogo colectivo de sus fondos, desarrollado a tra-vés de la Catalogación compartida.
Si nos limitamos a los formatos de intercambio de información bibliográfica legible por máquina en España, su
historia es breve y anterior a las políticas de Información y Documentación creadas en el periodo 1983/1991.
Con el formato IBERMARC (vid., en los apartados 12.2.1 y 12.2.2) edición provisional del manual en 1976) y
con la utilización de las ISBD, España se incorporó en aquellos años al Control Bibliográfico Universal y al
canje de información con todos aquellos países que utilizasen el formato MARC o cualquier otra ver-sión
nacional del mismo. A partir de entonces, la Agencia IBERMARC, fue la depositaria de la base de datos
bibliográficos nacionales y la responsable del intercambio internacional de información bibliográfica en soporte
informático con otros centros de la red MARC.

13.2.1. La BN: cabecera del Sistema español de Bibliotecas (1989)

Como tratamos (Cap. 5), hasta hace poco, los offgenes del movimiento español en ma-teria de normas
catalográficas, venía representado por dos breves instrucciones publicadas en 1857 y 1882 respectivamente:

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Instrucción para formar los índices de impresos existentes en la Biblioteca Naciona¡, por Indalecio Sancha y
Moreno de Tejada, oficial 30 de la Biblioteca Nacional, e Instrucción para formar los índices de impresos de las
bi-bliotecas administradas por el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios. Indice de autores. Índice
de títulos. Esta última norma de 1882, constituye la primera Instrucción redactada por la Junta Facultativa.
En reciente trabajo Luis García Ejarque3, ha planteado, que, los inicios de la catalo-gación en España, fueron
anteriores. Las primeras reglas españolas de catalogación, no fue-ron las de Indalecio Sancha y Moreno de
Tejada, sino otras anteriores, redactadas por Pedro García, casi cincuenta años antes que las de Sancha,
descubiertas, entre la docu-mentación que se conserva sobre aquella Biblioteca Real de 5. M. en Madrid. Según
García Ejarque, las reglas de García, podrían ser consideradas como las segundas del mun-do, después del
código francés de 1791. A la primera Instrucción de la Junta Facultativa de 1882, se sucedieron, la primera
edición de las Instrucciones de 1902, dictadas también por la Junta Facultativa de Archivos, Bibliotecas y
Museos (Cap. 7), la segunda edición de las mismas, en 1941, (Cap. 7) y la tercera edición reformada en 1964, y
en la que se aplican ya criterios propuestos en la Conferencia de París (Cap. 9). Y, a aquéllas, las reglas de
ca-talogación actuales, redactadas por las Comisiones, nombradas en cada caso: RCI y RC2 (1985-1988), (Cap.
11) y la edición refundida y reformada de 1995.
En relación a la evolución e historia de la Biblioteca Nacional de España, como centro asesor en la redacción de
normas catalográficas, hay que señalar un primer período, como Real Biblioteca (1712-1836) o biblioteca
pública de propiedad real para el servicio del pue-blo de Madrid. Durante estos años, la Biblioteca Real, no tuvo
ninguna vinculación admi-nistrativa con otras bibliotecas españolas y más concretamente con las pocas
bibliotecas pú-blicas creadas hasta entonces, sobre la base de las bibliotecas de los obispos fallecidos.
Fue creada la Real Biblioteca por Felipe V y su origen es el siguiente. Con la ins-tauración de la casa de Borbón
en el trono de España, Felipe V, primer monarca de esta dinastía, de notoria afición a los libros, creó en Madrid,
dentro de su real palacio, una bi-blioteca pública o, una librería pública, como entonces se llamaba a estos
establecimien-tos. Se abrió al público el 1 de marzo de 1712, pero su creación oficial no se llevó a cabo hasta
que el mismo Felipe V expidió para ello un Real Decreto en 2 de enero de 1716.
Posteriormente, ya como Biblioteca Nacional, desde 1836, la Reina Gobernadora dis-puso que la Real
Biblioteca, como todos los demás establecimientos literarios, estuvieses bajo la dirección y gobierno del
Ministerio de la Gobernación Peninsular, con lo cual se convirtió definitivamente en Biblioteca Nacional.
Tampoco entonces le cupo competen-cia alguno respecto de las demás bibliotecas y concretamente de las
bibliotecas públicas mandadas establecer, con los fondos de los conventos suprimidos por la desamortización.
Con la aprobación del Reglamento de Bibliotecas Públicas del Estado y del Sistema Español de Bibliotecas por
el Real Decreto 582/1989, de 19 de mayo, la Biblioteca Nacional de España se convirtió en cabecera del
Sistema Español de Bibliotecas y su di-rector preside el Consejo Coordinador de Bibliotecas, órgano colegiado
que asesora al Ministerio de Cultura en temas bibliotecarios tales como, redacción de normas catalo-gráficas,
cooperación interbibliotecaria, catálogos colectivos o interconexión de los servicios automatizados de las
bibliotecas del Sistema, ya que el articulo 97 de la Ley 31/1990, de 27 de diciembre, de Presupuestos Generales
del Estados para 1991, transformó a la Biblioteca Nacional, en organismo autónomo de carácter administrativo,
dependiente del Ministerio de Cultura a través de la Dirección General del Libro y Bibliotecas.
En relación con la automatización de la Biblioteca Nacional, desde 1964, se han su-cedido las iniciativas que
tenían como objetivo la automatización global de la misma. Los éxitos parciales conseguidos a lo largo de estos
años o el encauzamiento definitivo al que se ha llegado, no pueden hacer olvidar, que la automatización integral
de la Biblioteca Nacional, no es todavía un hecho, ni que, prácticamente ninguna otra biblioteca na-cional del
mundo, haya mecanizado la totalidad de los procesos biblioteconómicos.
El 22 de junio de 1987 se inició del sistema automatizado de la Biblioteca Nacional (SABINA), cuyo objetivo

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último era la gestión de la base de datos bibliográfica nacional formada por los registros de todas las clases de
documentos que constituían la colección de dicho cen-tro. El proyecto SABINA parte del sistema SABINI que,
a su vez, se había desarrollado des-de unas experiencias muy concretas en el tratamiento de la información
documental, nacidas de los trabajos desarrollados en el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de
Madrid. Poco después, el sistema SABINA tuvo que ser abandonado por diversas disfun-cionalidades, algunas
de ellas procedían de la propia estructura de las Biblioteca Nacional.
ARIADNA es el nombre actual que recibe la base de datos de la Biblioteca Nacional, es decir tanto los registros
como los programas que lo gestionan. Syrtex es el nombre específico del sistema de gestión bibliotecario,
realizado sobre ADABAS, sistema de ges-tión de bases de datos, que utiliza un lenguaje de programación
natural.
El sistema ARIADNA entró en explotación en 1990 y, al cumplirse el año de su puesta en funcionamiento, se
puso en producción el módulo de exportación de la información en formato IBERMARC, que había de tener
una trascendencia decisiva en el sistema bibliotecario español ya que permite la exportación de la bibliografía
española a todos los países del mundo.
Durante estos últimos años se está procediendo a la integración masiva de los regis-tros de monografías
modernas, de registros sonoros, de publicaciones seriadas, partituras, mapas y manuscritos, precedente todo ello
de la reconversión de los catálogos manuales. El desarrollo de ARIADNA, cronológicamente, es el siguiente:

1990: Inicio de Programa de reconversión del Indice General de Impresos de la Biblioteca Nacional:
1.100.000 registros bibliográficos y 2.500.000 de fondos.
1991: Puesta en funcionamiento del módulo de Catalogación de monografías y de con-trol de autoridades en
ARIADNA.
1992: Puesta en funcionamiento del módulo de Catalogación de fondos y localizaciones.
1992/1993: Integración en la base de datos ARIADNA, de los registros bibliográficos automatizados
procedentes de cintas magnéticas con la Bibliografía Española entre 1979 y 1987 y de registros bibliográficos
creados por el anterior sistema SABINA.
1993: Puesta en funcionamiento de los módulos de Catalogación de publicaciones se-riadas, monografías
antiguas, material cartográfico, videograbaciones, registros sonoros, archivos de ordenador, material gráficos
proyectable, material gráfico no proyectable. En ese año, queda definitivamente cubierta la Catalogación de
cualquier material bibliotecario en la base de datos ARIADNA. Inicio del programa de reconversión del Indice
de Publicaciones Periódicas.
1993/1994: Integración de registros de materiales especiales automatizados para la edi-ción de Bibliografía
Española: material cartográfico y partituras. Integración de los registros de fondos automatizados en
ARIADNA.
1994: Integración de los registros automatizados de publicaciones seriadas procedentes de los existentes para
la edición de Bibliografía Española.
1995: Publicación de una nueva edición refundida y revisada de las Reglas de Cataloga-ción elaborada por la
Comisión propuesta por la Biblioteca Nacional. Convenio con la Library of Congress para el intercambio de
registros bibliográficos y de au-toridad.

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Como sistema de automatización bibliotecaria, la base de datos ARIADNA, cuenta con diez subsistemas que
permiten, en conjunto, la gestión de la base da datos, la actua-lización y explotación de la información que
contiene y el control de los fondos de la Biblioteca. ARIADNA es también el catálogo automatizado de la
Biblioteca Nacional ac-cesible a través de la Red IRIS (Internet). Actualmente contiene (a 3-04-1995):

- 497.000 registros de monografías modernas.


- 20.020 registros de monografías antiguas.
- 36.612 registros de publicaciones periódicas.
- 1.528 registros de material gráfico no proyectable.
- 1.411 registros de mapas y planos.
- 14.385 registros de partituras.
- 15.755 registros de grabaciones sonoras.

La catalogación automatizada: década del 80/90.

- Aparecen en Estados Unidos en 1979, los primeros catálogos de acceso directo al público, conocidos por
OPACs: Online Public-Access Catalog.
- La Biblioteca Británica llega a un acuerdo con la Biblioteca del Congreso en 1985, para que su base de datos
UKMARC, se distribuya en EEUU, en formato USMARC.
- La Comunidad Europea, comienza a recibir en 1986, registros UKMARC a través de la Biblioteca Británica.
- Los servicios de catalogación ofrecidos a través de las bases de datos en CD-ROM, comienzan a producir a
partir de 1986, verdadero impacto en universidades y centro de documentación especializados.
- La Comisión de Ministros del Consejo de Europa, en 1987 da pautas y recomendaciones a los países
miembros, para elevar la interconexión informativa. Crece la idea de la cooperación interbibliotecaria.
- La Comisión de Ministros del Consejo de Europa da pautas en 1987 a los países miembros pa-ra elevar la
interconexión informativa.
- Biblioteca Nacional de España (1990): inicio de Programa de Reconversión del Índice General de Impresos a
través del sistema ARIADNA que a partir de ese año pone en funcionamiento el módulo de catalogación de
monografías, de publicaciones seriadas, de materiales especiales, el control de autoridades, etc.
- En 1991 en la Biblioteca Británica: entrada de datos directa en línea puesta en funcionamiento para catalogar;
presentación del nuevo sistema de indización de materias; se suspende la ela-boración de los registros CIP.
- Principales redes españolas: en 1991, además de la red del CSIC (alrededor de 90 bibliotecas), existen la
DOBISILIBIS, formada por diversas instituciones y la Red Universitaria (RE-BIUN). La Red DOCUMAT,
para bibliotecas y centros documentales. El SIBI, pretende la creación de un catálogo colectivo automatizado de

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todas las bibliotecas universitarias y científicas españolas. El Programa IRIS (Programa Nacional de
Interconexión de Recursos Informáticos) y la red de bibliotecas de la Caixa completan este panorama, todavía,
insufi-ciente. Softwares dominantes: Dobis/Libis, Sabini, Absys, País, Vtls, Aleph. Comienza a apli-carse el
Libertas en las bibliotecas de la Universidad Complutense.
- En 1995 la Biblioteca Nacional de Madrid establece convenio con la Library of Congress pa-ra el intercambio
de registros bibliográficos y de autoridad.

La Biblioteca Nacional cuenta con la publicación regular, mensualmente, de la Bibliografta Española que edita
once números mensuales e indice anual de entradas y de Bibliografta Española en CD-ROM desde 1979,
publicación trimestral, que incluye unos 8.000 nuevos registros en cada nueva actualización. El acceso a la
información catalográfica a la base de datos ARIADNA puede realizarse por:

1) Consulta en línea a la base da datos, bien en la propia Biblioteca Nacional, bien desde fuera de la misma. Las
consultas externas pueden realizarse utilizando la red PIC del Ministerio de Cultura, mediante X.25 a través de
IBERPAC o RedIRIS (conectada internacionalmente con ARTIX e IXI) y a través de videotex.
2) Distribución de registros en formato IBERMARC y UNIMARC en cinta mag-nética "streamer" o disquete.
3) Edición de productos como Bibliografía Española y CD-ROM de Bibliograifa Española (1979-1993).

Entre los proyectos más próximos en materia catalográfica, está la publicación de una nueva edición del
formato IBERMARC que incorpora las modificaciones realizadas hasta la fecha. Hasta ahora sólo se dispone
del formato IBERMARC en versión extrac-tada. Desde 1993, la BN de España ha comenzado un proceso de
digitalización de sus fon-dos. Dentro de la operación de acción conjunta denominada Archivo Digitalizado de
Manuscritos y Textos Españoles (ADMYTE), en la actualidad están en marcha, entre otros: una colección de
reproducciones fotográficas de periódicos del siglo XIX y de mo-nografías anteriores a 1930, de documentos
originales y una base de datos heráldica.

13.2.2. Programas informáticos de gestión dominantes

Las aplicaciones de Catalogación comercializadas cubren en España una amplia ga-ma de necesidades acordes
con los diferentes tipos de bibliotecas, según sus fondos y usua-rios. Esta diversidad de ofertas se manifiesta
lógicamente en las peculiaridades de cada una de las etapas del proceso para la creación y recuperación de un
registro.
En el mercado pueden adquirirse programas muy sencillos y económicos, diseñados para bibliotecas escolares o
bibliotecas de pequeñas empresas, y programas muy complejos. Estos paquetes de software, en ocasiones están
diseñados para recuperar la información on-line, o para la edición de catálogos en otro soporte, incluso sin
atenerse a las normas ISBD. El nivel de Catalogación es muy elemental y en una sola pantalla puede

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visualizarse el contenido del registro.


Otros programas de gestión bibliotecaria son más complejos (Sabini, Aleph, Dobis/Libis, Absys, País, Vtls, etc.,
por citar algunos de los más utilizados), y permiten la Catalogación a un nivel superior, aunque poseen menús
de ayuda como asistencia a los no iniciados en el sistema. En cuanto los softwares de gestión de bibliotecas más
utilizados en España, según el estudio publicado por FESABID, cada día se utilizan mas estos sistemas
comerciales. En el estudio citado se hace una división entre:

1) Bibliotecas públicas, que usan con mayor frecuencia sistemas informáticos como
VTLS, ABSYS, o PALS.
2) Bibliotecas especializadas y universitarias, con un aumento de las instalaciones de SABINI, DOBIS-LIBIS,
ABSYS, sin incluir la red de bibliotecas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que utilizan todas
el sistema ALEPH.

13.2.1.1. El Dobis-Libis

Es un programa desarrollado entre 1975-1977 por dos universidades: la parte DOBIS se llevó a cabo en
Dormund (Alemania) y cuando estaba terminada, continuó la parte LIBIS en Lovaina (Bélgica). De ahí, el
nombre conjunto DOBIS/LIBIS. Esta comercializado por IBM.
Sus registros son MARC y adaptados al formato español reciben el nombre de DMARC (Dobis-Marc). Para la
descripción, se basa, por lo tanto en la ISBD. La parte DOBIS contiene la catalogación y las consultas. Es la
parte básica del programa. La segunda comprende la impresión de los catálogos, el servicio de préstamo
interbibliotecario, compras, etc.
Por la temática que estamos exponiendo, la dimensión concreta que nos interesa de este programa es la parte
DOBIS: es decir la Catalogación. Para ello, utiliza el sistema de pantallas interactivas, conversacionales, que a
modo de diálogo, van comprobando en pri-mer lugar si el documento está o no catalogado. Comprobado este
dato, el ordenador ge-nera un número de identificación del registro y una etiqueta con código de barras que se
pegará en el libro. Se comprueba si el autor del documento está o no en el catálogo. Según el caso, se añade el
autor o el nombre del nuevo documento, y se comienzan a cubrir los campos informativos que exige la
catalogación correcta de ese caso.
Entre las ventajas que ofrece este paquete informático están:

1) Impulsa la catalogación al hacerla más rápida.


2) Evita la duplicidad.
3) Permite diversos códigos de catalogación por facultades o centros.
4) Los datos introducidos en el ordenador, son convertidos por éste en registros MARC, lo que permite grabar
cintas con extractos del catálogo que pueden ser uti-lizadas en otras bibliotecas.

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5) Se centralizan todas las operaciones: se cataloga en un solo centro.


6) Se descentralizan las funciones al hacer extractos de las fichas pertenecientes a ca-da facultad o centro.

Uno de los avances de este sistema es que funciona con una estructura en red: la red DO-BIS/LIBIS, que en
España integra una serie de universidades, como son la de Oviedo, Deusto, Navarra, Salamanca, Granada,
Sevilla, UNED (cfr. Purificación Moscoso y Yolanda Ríos García, Estado actual..., 1992, p. 95). La red consta
de un nodo central situado en la uni-versidad de Oviedo y cubre tanto los objetivos bibliográficos como los de
proceso de datos puesto que permite a las bibliotecas y al centro de cálculo compartir el sistema.
El programa está pensado para que no sea necesario el sistema de ficheros tradicio-nales. La consulta al
catálogo se realiza por terminales situados en cada centro dependiente del sistema. También pueden consultarse
los llamados catálogos generados, que poste-riormente toman forma de libro. Aunque esta siendo
preferentemente aplicado en Europa, su influencia se ha extendido a otros continentes, especialmente América.
Lucky A. Tedd (Introducción a los sistemas automatizados de bibliotecas, 1988, p. 47) habla de su gran
expansión por más de 15 países: "Algunos de los usuarios de DOBIS/LIBIS son la Biblioteca Nacional de
Canadá; el Instituto Japonés de Ciencia y Tecnología; la Universidad King Sand en Arabia Saudita y la
Biblioteca de Austin, Texas

13.2.1.2. ElAleph

Es un sistema integrado on-line, diseñado en el Centro de Cálculo de la Biblioteca de Jerusalén elegido para
constituir la base de datos CIRBIC (Centro Informatizado de la Red de Bibliotecas del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas). De ahí su im-portancia en España, ya que da acceso a la información a una red de
bibliotecas espe-cializadas, más importante.
El CSIC, el mayor organismo español dedicado a la investigación, es una institución de carácter estatal,
constituido por unos noventa centros, en su mayor parte institutos de in-vestigación que cuenta cada uno con su
propia biblioteca especializada. Más de 76 de ellas, están conectadas a la red CIRBIC lo que posibilita a los
investigadores aceeder al catálo-go colectivo de esta Red que contiene más de 120.000 referencias en el terreno
de las monografías y 30.000 títulos de revistas, así como a los centros de documentación de las bases de datos
del CINDOC (Ciencia, Tecnología y Humanidades, con sede en Madrid) y al IDI-ME (especialiado en
Medicina, con sede en Valencia). Otros fondos a los que se puede ac-ceder a través de la red CIRBIC que tiene
su núcleo central en Madrid, es a un catálogo de mapas, así como a la red DOCUMAT (red bibliotecaria y
Documental Matemática).
El primer paso para catalogar con el ALEPH es comprobar mediante el ISBN que la publicación no está
integrada en el catálogo colectivo de la red, puesto que este paquete informático permite lo que se denomina
catalogación transparente, no teniendo que re-petir ese proceso, sino completar el registro ya existente, como
puede ser el código de la biblioteca que efectúa la catalogación.
Una vez codificada toda la información el ALEPH asigna un número de registro pa-ra ese documento
catalogado y da paso a una nueva pantalla donde se consigna: el número de volúmenes. el número de
ejemplares, la signatura topográfica de la publicación, la bi-blioteca que ha efectuado la catalogación, y el
número de registro que figura en los fon-dos de esa biblioteca, así como la forma de adquisición del documento

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catalogado (com-pra, donativo). El ALEPH es un programa de una gran simplicidad y sencillez de manejo, lo
que facilita mucho la labor no sólo del profesional, sino fundamentalmente del usuario.

13.2.1.3. El Libertas

La Universidad Complutense de Madrid adquirió, en 1991, el sistema LIBERTAS pa-ra afrontar la


automatización de su Biblioteca, incorporando las nuevas tecnologías de la in-formación, a la gestión de los
procesos que realiza y a los servicios que presta a la comunidad universitaria. La Biblioteca de la Universidad
Complutense de Madrid es, por la importan-cia de sus fondos, la primera biblioteca universitaria del país y la
segunda del panorama bibliotecario nacional, después de la Biblioteca Nacional. Como la gran mayoffa de la
bibliotecas universitarias, ha sufrido a lo largo de su extensa historia4, diversos avatares.
El LIBERTAS es utilizado por un amplio número de universidades europeas, y ha si-do adquirido también por
otras universidades españolas, lo que permite desarrollar pla-nes cooperativos para el acceso e intercambio de la
información entre distintas bases de datos bibliográficas de instituciones dedicadas a la docencia superior e
investigación.
El formato LIBERTAS MARC es la adaptación del formato MARC para el sistema de gestión de Bibliotecas
LIBERTAS. Se basa, como todos los formatos MARC en la norma ISO 2709-1981: formato para el intercambio
de la información bibliográfica sobre cinta magnética. Sigue una estructura lógica de definición del registro
bibliográfico, dividiéndolo en etiquetas, indicadores y códigos de subcampo, de tal forma que toda la
información del registro aparece codificada, con la finalidad, tanto de la lectura por parte de la máquina, co-mo
de su posterior recuperación. Para la descripción de las distintas etiquetas se siguen las ISBD cuya estructura
coincide básicamente con la del formato MARC.
Dada la complejidad estructural de la Biblioteca de la UCM, el Proyecto se dividió en dos grandes fases de
implantación, según los centros:

1) En las Bibliotecas de Facultades.


2) En las Bibliotecas de Escuelas e Institutos Universitarios. Actualmente están conectadas al ordenador central,
a través de la red de datos de la UCM, un elevado número de bibliotecas de Facultades de esta Universidad, que
en su mayor parte ya realizan en línea el proceso técnico de su fondos.

En el año 1995 está en pleno rendimiento el módulo de catalogación, préstamo y QPAC. En corto plazo esta
prevista la implantanción del módulo de adquisiciones, así co-mo el volcado en la base de datos de la BUC del
catálogo colectivo de revistas de la UCM.
El nuevo sistema hace posible la incorporación de la Biblioteca universitaria a redes mundiales de ordenadores
para compartir el recurso más valioso: la información.
Concretamente a las redes Libertas e Internet. De este modo cualquier miembro de la comunidad universitaria,
puede acceder a una enorme variedad de recursos de información disponibles en incontables ordenadores de
centros de docencia e investigación, interconectados en todo el mundo, entre los que se encuentran los de

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bibliotecas y bases de datos especializadas. En cuanto a los proyectos a corto plazo se encuentra el Acceso
multiusuario en red CD-ROM y la participación en importantes proyectos de interconexión bibliotecaria a nivel
mundial.

13.3. Los agentes que provocaron el cambio

La literatura especializada sobre el sector anuncia una serie de formidables trans-formaciones en curso que van
a cambiar de manera radical y rápida la naturaleza de los procesamientos técnicos de la información y, por lo
tanto, su utilización. Internet; los do-cumentos electrónicos, el tratamiento de el lenguaje natural, las
aplicaciones de multi-media, etc. De manera sintética, vamos abordar, algunos de los agentes personales o
institucionales, que han contribuido ha acelerar esos procesos en el terreno catalográfico. Entre ellos, podemos
señalar:

a) Los profesionales de la Catalogación, en primer lugar, ya que por medio de su trabajo, publicaciones e
investigaciones, han ido perfeccionando los métodos. Caben destacar, entre otros, a los ya "históricos": Panizzi,
Jewet, Cutter, Kaiser, Sears, Ranganatan, Lubetzky o Gorman.
b) El nacimiento de las Asociaciones profesionales. La ALA ha contribuido enor-memente a desarrollar todo lo
relativo a catalogación, normalización, cooperación y a la enseñanza universitaria de todos estos conocimientos
en distintas Escuelas de Biblioteconomía de América. En 1877, nace la Library Associaton, conocida por la LA,
que, en Inglaterra cumple un papel decisivo en la misma dirección. En España, la ANABAD agrupa a cuantos
se ocupan o se interesan profesionalmente por el sector. Su objetivo principal es promover el desarrollo. El
"Collegi Oficial de Bibliotecaris-Documentalites de Catalunya" desde 1981, tiene los mismos ob-jetivos que
ANABAD, pero a nivel regional. Y entre las asociaciones interna-cionales más destacadas, a la IFLA
(International Federation of Library Association and Institutions). Nace en Edimburgo en 1927 y pronto, se
pone en cabeza como promotora e inspiradora principal de congresos, formatos y normas interna-cionales. Sus
objetivos: "promover el conocimiento internacional, la coopera-ción, la discusión, la investigación y el
desarrollo de todos los campos de la actividad bibliotecaria, incluidos los servicios bibliográficos y de
información y la formación profesional, así como disponer de un organismo para representar a los servicios
bi-bliotecarios de interés internacional"5
c) La influencia ejercida por algunas grandes instituciones bibliotecarias, especial-mente, por la Biblioteca del
Congreso de EEUU o por la Biblioteca Británica. Bibliotecas nacionales éstas, que como la Bibliothe que
Nationale de París o la Nacional de Madrid, fueron fundadas antes de 1800 y gozan de grandes fondos,
me-diante el privilegio del depósito legal. Realizan la Bibliografía Nacional y el Catálogo Colectivo, al mismo
tiempo que de los códigos nacionales de catalogación. Actúan como importantes centros de investigación en la
disciplina que nos ocupa.
d) Las diversas Conferencias y Asambleas Internacionales; organizadas por la IFLA y por otras asociaciones,
celebradas a lo lago del siglo xx. Ellas han hecho posible, el encuentro de teóricos y expertos de diversos países,
y la transmisión mutua de ex-periencias. En su 56 Conferencia de 1990, en Estocolmo, la IFLA apuntaba, entre
sus principales objetivos, perseguir la cooperación y la investigación internacionales. A partir de los años 70, la
IFLA puso en marcha sus llamados programas prioritarios, que, algunos, afectan plenamente a la catalogación,
como son, entre otros: Control Bibliográfico Universal, MARC Internacional, Disponiblidad Universal de la

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Publicaciones (UAP), Transmtsión Universal de datos y Telecomunicaciones (UD T). Objetivos del programa
UBCIM~ son, la coordinación de los sistemas y normas pa-ra lograr el control bibliográfico a nivel nacional y
después el intercambio a nivel in-ternacional. Se ocupa de velar por las descripciones normalizadas (ISBDs), y
de for-matos para el tratamiento electrónico de datos.
e) Los códigos o reglas redactados entre los siglos XIX y XX, por distintos comités de trabajo, con la intención
de ir normalizando la Catalogación. Con sus adaptacio-nes y revisiones, esas obras, verdaderamente trabajosas
de realizar, han ido nor-malizando modos y criterios de catalogar.
f) Las numerosas publicaciones sobre biblioteconomía y documentación y temas catalográficos, que han
aparecido desde la publicación en 1876, de la Decimal Classification de Dewey. Ya en 1967, representantes de
Library Literature, Library and Information Science Abstract, Annual Review of Information Science and
Technology and the Comunications for Computing Machinery, se reunieron con el fin de afrontar su control en
bases de datos especializadas6.
g) Por último, la aplicación de la informática a los procesamientos técnicos de la in-formación. Mientras la
técnica de Catalogar no ha sido esencialmente alterada por los avances de la tecnología y de la normalización,
el método de construir catálo-gos y de presentarlos al público ha sido significativamente transformado y
conti-nuará siendo transformado con el uso de dispositivos, tales como el disco óptico.

NOTAS

1. ROVELSTAD, M. V.: "Una nueva bibliotecología internacional: un reto a la profesión". En: Boletín de la
UNESCO para bibliotecas, mayo-junio, 1978, vol. XXXII, nro 3, p. 145.
2. Vid. MORALEJO, R., MARQUINA, J. L., ABAD, R.: "Cooperación interbibliotecaria". En: Boletín de la
ANA BAD, 1989, vol. XXXIX, nro 3-4, PP. 572-574.
3. GARCÍA EJARQUE, Luis: "Inicios de la catalogación en España: las primeras reglas de ca-talogación de la
Real Biblioteca de Madrid". Boletín de la Asociación Española de Archiveros, Bibliotecarios y Muscólogos y
Documentalistas, XLIV 1994), nro 1, enero-marzo, PP. 89-106.
4. Hay que tener en cuenta que la Universidad Complutense es heredera directa de la Universidad de Alcalá de
Henares, fundada por el cardenal Cisneros en 1499 y que fue trasladada a Madrid en 1836, tomando el nombre
de Universidad Central. A partir de 1930 se le llamó Universidad de Madrid, añadiéndosele el determinativo
Complutense, por la necesidad de distinguirla de otras creadas en la misma ciudad, 38 años más tarde.
5. ESCOLAR, H.: Historia de las bibliotecas. Madrid: Fundación Sánchez Ruipérez, 1985, p. 418.
6. KLINDIN, J., ENG LE, 1.: "Library School Libraries". En: Enciclopedia of Library and Information Science.
New York: Marcel Dekker, 1968-1986, vol. 16, p. 1.

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