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Cuatro pensamientos negativos que te atan a la dependencia afectiva

Nuestra felicidad se ve muchas veces condicionadas por muchas variantes en nuestras vidas: el amor, el
dinero, nuestros hijos, nuestra familia y demás cosas que agregan sentido a nuestro existir, pero, cuando
nuestra felicidad se encuentra estrechamente relacionada con el existir de alguien más, definitivamente algo
no está del todo bien.

Existen 4 pensamientos que son perjudiciales y negativos en torno a esto. Estas concepciones quizás las hayas
escuchado en algún lugar o venir de alguien cercano a ti y son en definitiva, pensamientos que hay que evadir
a toda costa si queremos ser libres y no sentir esa dependencia emocional en las que nos vemos involucrados
en varias ocasiones cuando creemos que tenemos la persona “perfecta” a nuestro lado. Analízalos a
continuación:

"No puedo vivir sin él o ella"


¿Realmente no puedes? Te sorprendería saber la cantidad de personas que lo logran. Quizás pienses que eres
débil y necesitas alguien más fuerte que se haga cargo de ti. El pensamiento: "No puedo vivir sin mi pareja", es
derrotista y muestra una clara falta de autoestima. Si piensas así, el otro hará de ti lo que quiera. Tendrás un
amo que te manejará como un títere.
"Nunca encontraré otra persona igual"
Las hay, y muchas. Para descubrirlas hay que soltar amarras y correr el riesgo. Atreverse, exponerse. Amar es
para valientes. Pero debes tener en cuenta que las parejas no vienen listas de fábrica. Cada quien va
acoplándose a la otra mitad. Somos piezas de rompecabezas distintos que deben limarse para poder coincidir
y hacer clic. El amor no es un proceso acabado y definitivo, siempre está reinventándose a sí mismo.
"Creo que ya no me quiere"
No sé si tienes razón o no. Quizás sea verdad que no te quiere, pero lo ideal es salir de dudas. Si es verdad,
aprende a perder y retírate dignamente, mutis por el foro. Y si no es así, deberás modificar tus
interpretaciones erróneas y tus sesgos cognitivos: estás viendo o sintiendo lo que no es. En esto debes ser
realista, porque lo que te matará es la duda. Haz una lista de lo que necesitas para sentirte amado y confronta
la situación. No te quedes de brazos cruzados lamentándote.
"Necesita alguien mejor que yo"
Si te menosprecias, nunca estarás bien con nadie. Y si crees que tu pareja es un ser especial, menos. En una
relación debe haber un balance entre cómo nos percibimos a nosotros mismos y cómo percibimos al otro.
Debe haber cierto equilibrio. Si consideras que el otro es un semidiós, te sentirás mal. Y si crees que eres un ser
por encima de lo normal, sufres de narcisismo. Las personas con baja autoestima suelen pensar que sus
parejas les están haciendo casi que un favor queriéndolas. Siempre se sienten por debajo y subestiman sus
propias capacidades.

Sentir amor no es en lo absoluto algo negativo ni mucho menos el hecho de enamorarte de alguien más, sin
embargo que tu felicidad y bienestar mental se vean afectadas por el hecho de depender afectivamente de tu
pareja definitivamente no es algo sano. Descubre el camino para liberarte de la nociva dependencia emocional
con la maravillosa colección de las guías prácticas del psicólogo y escritor Walter Riso, en ella encontrarás la
paz y la ayuda necesaria para poder liberarte de ese apego emocional que tantas veces agobia nuestras vidas y
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NO IMPORTA LO QUE TUS PADRES HICIERON, EL RESPONSABLE DE TU VIDA ERES TÚ


Da igual. No importa lo que tus padres hicieron o dejaron de hacer en su momento. En el presente el
responsable de tu vida eres tú. Eres responsable de lo que creas para ti, de la familia que construyes,
del auto-amor que prácticas, de los abrazos que te das, del calor del afecto que generas para ti y para
los que te rodean.
Sí, es cierto, lo que nos sucede en la infancia, en la adolescencia e incluso en la adultez con nuestros
progenitores nos marca para toda la vida. Sin embargo, eso no nos exime de la responsabilidad que
tenemos sobre nuestra vida y nuestras emociones. El presente es el momento ideal para depurar
nuestro pasado y desintoxicar nuestra vida sentimental.

Porque un hogar es cálido y convivir en permanencia con el recuerdo de una crianza con defectos
solo convierte nuestro yo afectivo en un gélido iglú. No podemos vivir si no hemos sanado nuestras
heridas, si no hemos dejado a un lado el filo de los cuchillos…
adaptable noviembre

Sanar heridas de un legado disfuncional de la infancia.

En mayor o menor medida todos tenemos tintes de toxicidad en nuestra infancia. Ocurre que en algún
caso lo negativo pesa más que lo positivo y, por ende, la familia se convierte en una red compleja de
relaciones, vínculos y sentimientos torcidos o ambivalentes. Hay figuras paternas que no son
sinónimo de alegría, identidad, unión, lealtad, respeto, amor y fidelidad. La elaboración de los
vínculos con nuestros padres lejos de ese ideal nos convierte en calderos en ebullición, los cuales
son génesis de dinámicas complejas y dañinas. Puede que a simple vista se nos vea en calma, pero
en realidad en lo profundo escondemos verdaderas fuerzas antagónicas que luchan por engrasar
nuestras creencias, nuestros valores y nuestros sentimientos hacia el mundo y hacia nosotros
mismos.

En la infancia, la familia es lo que representa nuestra realidad y nuestra referencia, por lo que
no es extraño que tendamos a repetir ciertos patrones, aunque estos sean disfuncionales.

Los padres son personas y como personas que son, cometen errores. Sin embargo, el dolor
provocado en el hijo se mantiene. En este sentido, al igual que afirmamos sin pudor que debemos
aprender de nuestros errores, también podemos hacerlo de los errores cometidos por nuestros
progenitores.

Así, quien no ha tenido la suerte de crecer en una familia totalmente funcional, tiene que realizar un
trabajo doble para fortalecerse y apreciar el sentimiento de amor y respeto hacia uno mismo y hacia
su entorno. Para lograr esto es bueno contar con la guía de un profesional de la salud mental, el cual
nos ayudará a abrir las vías de comunicación con nosotros mismos. Las conductas autodestructivas
y de castigo hacia los demás deben ser reevaluadas y rechazadas por nuestro Yo presente, el cual
se constituye como un yo adulto y con capacidad de discernir sobre la posibilidad de realizarse a sí
mismo.
adaptable noviembre

Rescatar la idea de que somos merecedores de amor y de que podemos brindarnos seguridad y
afecto incondicional en primera persona es esencial para sanar las heridas que las figuras paternas,
una o ambas, crearon en nuestro niño interior.Infancia es destino, diría Freud; pero lo cierto es que no
podemos vivir indefensos toda nuestra vida bajo la excusa de que tuvimos una infancia complicada y
para nada ideal. Debemos interiorizar el mensaje de que da igual lo destructivas que hayan sido
nuestras relaciones paterno-filiales, las perspectivas sobre nuestro futuro nos corresponden a
nosotros. Seas quien seas, sentirte valioso y merecedor de la felicidad y del amor es un pilar
fundamental para tu capacidad de desarrollo vital. Esto requiere que seas altamente empático o
empática contigo, reconociendo a través de esa empatía el derecho a vivir tu propia vida tal y como tú
elijas.

Si el frío del afecto paterno es todavía constante, es hora de echarte encima prendas de abrigo
y de encender la estufa. Las excusas y los rencores no nos permiten vivir y, mucho menos,
construir un hogar en nuestro interior.

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