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Nuestra felicidad se ve muchas veces condicionadas por muchas variantes en nuestras vidas: el amor, el
dinero, nuestros hijos, nuestra familia y demás cosas que agregan sentido a nuestro existir, pero, cuando
nuestra felicidad se encuentra estrechamente relacionada con el existir de alguien más, definitivamente algo
no está del todo bien.
Existen 4 pensamientos que son perjudiciales y negativos en torno a esto. Estas concepciones quizás las hayas
escuchado en algún lugar o venir de alguien cercano a ti y son en definitiva, pensamientos que hay que evadir
a toda costa si queremos ser libres y no sentir esa dependencia emocional en las que nos vemos involucrados
en varias ocasiones cuando creemos que tenemos la persona “perfecta” a nuestro lado. Analízalos a
continuación:
Sentir amor no es en lo absoluto algo negativo ni mucho menos el hecho de enamorarte de alguien más, sin
embargo que tu felicidad y bienestar mental se vean afectadas por el hecho de depender afectivamente de tu
pareja definitivamente no es algo sano. Descubre el camino para liberarte de la nociva dependencia emocional
con la maravillosa colección de las guías prácticas del psicólogo y escritor Walter Riso, en ella encontrarás la
paz y la ayuda necesaria para poder liberarte de ese apego emocional que tantas veces agobia nuestras vidas y
demás cuestiones relacionadas con el amor y el bienestar emocional, encuentra tu paz interior y aprovecha
ya mismo esta grandiosa promoción
Porque un hogar es cálido y convivir en permanencia con el recuerdo de una crianza con defectos
solo convierte nuestro yo afectivo en un gélido iglú. No podemos vivir si no hemos sanado nuestras
heridas, si no hemos dejado a un lado el filo de los cuchillos…
adaptable noviembre
En mayor o menor medida todos tenemos tintes de toxicidad en nuestra infancia. Ocurre que en algún
caso lo negativo pesa más que lo positivo y, por ende, la familia se convierte en una red compleja de
relaciones, vínculos y sentimientos torcidos o ambivalentes. Hay figuras paternas que no son
sinónimo de alegría, identidad, unión, lealtad, respeto, amor y fidelidad. La elaboración de los
vínculos con nuestros padres lejos de ese ideal nos convierte en calderos en ebullición, los cuales
son génesis de dinámicas complejas y dañinas. Puede que a simple vista se nos vea en calma, pero
en realidad en lo profundo escondemos verdaderas fuerzas antagónicas que luchan por engrasar
nuestras creencias, nuestros valores y nuestros sentimientos hacia el mundo y hacia nosotros
mismos.
En la infancia, la familia es lo que representa nuestra realidad y nuestra referencia, por lo que
no es extraño que tendamos a repetir ciertos patrones, aunque estos sean disfuncionales.
Los padres son personas y como personas que son, cometen errores. Sin embargo, el dolor
provocado en el hijo se mantiene. En este sentido, al igual que afirmamos sin pudor que debemos
aprender de nuestros errores, también podemos hacerlo de los errores cometidos por nuestros
progenitores.
Así, quien no ha tenido la suerte de crecer en una familia totalmente funcional, tiene que realizar un
trabajo doble para fortalecerse y apreciar el sentimiento de amor y respeto hacia uno mismo y hacia
su entorno. Para lograr esto es bueno contar con la guía de un profesional de la salud mental, el cual
nos ayudará a abrir las vías de comunicación con nosotros mismos. Las conductas autodestructivas
y de castigo hacia los demás deben ser reevaluadas y rechazadas por nuestro Yo presente, el cual
se constituye como un yo adulto y con capacidad de discernir sobre la posibilidad de realizarse a sí
mismo.
adaptable noviembre
Rescatar la idea de que somos merecedores de amor y de que podemos brindarnos seguridad y
afecto incondicional en primera persona es esencial para sanar las heridas que las figuras paternas,
una o ambas, crearon en nuestro niño interior.Infancia es destino, diría Freud; pero lo cierto es que no
podemos vivir indefensos toda nuestra vida bajo la excusa de que tuvimos una infancia complicada y
para nada ideal. Debemos interiorizar el mensaje de que da igual lo destructivas que hayan sido
nuestras relaciones paterno-filiales, las perspectivas sobre nuestro futuro nos corresponden a
nosotros. Seas quien seas, sentirte valioso y merecedor de la felicidad y del amor es un pilar
fundamental para tu capacidad de desarrollo vital. Esto requiere que seas altamente empático o
empática contigo, reconociendo a través de esa empatía el derecho a vivir tu propia vida tal y como tú
elijas.
Si el frío del afecto paterno es todavía constante, es hora de echarte encima prendas de abrigo
y de encender la estufa. Las excusas y los rencores no nos permiten vivir y, mucho menos,
construir un hogar en nuestro interior.