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Prologo Cada vez que abordamos algo, lo hemos tomado ya de una u otra manera, lo hemos situado de antemano en una u otra perspectiva, lo hemos tomado «como» esto o aque- Ilo, «como» este 0 aquel tipo de cosa. Este previo «tener por es, desde luego, merecedor de continua revision; lo que nunca ocurre es que no lo haya, pues, si no hubié- semos tomado de una u otra manera la cosa en cuestién, sencillamente no estarfamos en relacién alguna con ella y nada sabriamos ni nos plantearfamos a propésito de ella. El que el mencionado «tener por» sea «previo» no signi- fica en modo alguno que sea posible una previa exposi- cidn de él; por el contrario, si lo fuese, estarfamos en un regressus in infinitum. Sélo en el trabajo mismo con la cosa puede ocurrir —y ocurre si el trabajo es especial- mente serio— que el previo «tener por» se ponga de mani- fiesto e incluso que llegue a poder ser discutido. La serie- dad del trabajo con algo se mide por la capacidad de someter a continuada autocritica el previo «tener por».

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