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no. 18-19: 126-133, julio-diciembre de 1999.

Iván A. Schulman

Vigencia del modernismo:


concepto en movimiento

Iván A. Schulman

Profesor. Universidad de Illinois, Estados Unidos.

L a lejanía remedia las imperfecciones de perspectiva.


Nuestra separación en el tiempo del momento en
que brotaron las primigenias manifestaciones
espíritu», resultado de la «disolución del siglo XIX y que
se había de manifestar en el arte, la ciencia, la religión, la
política y gradualmente en los demás aspectos de la vida
modernistas —alrededor de 1875—, nos ofrece una entera».1 Una vez admitida esta tesis, hay que visionar
perspectiva histórica más clara y fidedigna con respecto el modernismo hispánico como un proteico discurso
a su desarrollo, su naturaleza, su relación con las profundas de liberación, cuyas raíces fluyen de la revolución en las
transformaciones nacionales contemporáneas y las de ideas producidas originalmente por el Renacimiento,
las culturas occidentales. La distancia temporal nos ideas que impulsaron al hombre a explorar los espacios
permite rectificar la práctica crítica, que ha predominado espirituales de su existencia individual como eje del
hasta nuestros días, de visionar el modernismo mundo, en lugar de los espacios de un mundo
exclusivamente como una manifestación literaria y social preordenado y jerárquico. Se trata de una búsqueda
del ambiente hispánico decimonónico. Relecturas angustiada, persistente y prolongada de regiones
contemporáneas han ampliado y ajustado nuestra desconocidas de la experiencia, de la pugna dilatada por
óptica, han sugerido la idoneidad del estudio de los rechazar moldes prehechos, impuestos por religiones
vínculos entre el discurso literario y social del siglo organizadas o por prácticas sociales jerárquicas; lucha
pasado, en que se generó el modernismo americano, y por crear narraciones contrahegemónicas que marcarán
la cultura occidental, no solo del siglo XIX, sino, en la producción humana en el camino sinuoso que va
formas evolucionadas, del mundo posmoderno. desde el esencialismo hacia el existencialismo y
Otra consecuencia del proceso revisionista ha sido desembocan en la cultura fragmentada y caótica de la
la liberación del modernismo hispánico de una (pos)modernidad.
restringida conceptualización, y en su lugar la idea de Las manifestaciones del modernismo
un modernismo hispánico que pertenece a un proceso de hispanoamericano son múltiples, heterológicas. Por
alcance occidental, a «una crisis universal de las letras y del consiguiente, el discurso crítico contemporáneo sobre

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el modernismo necesita evadir la práctica tradicional códigos lingüísticos. Emergieron dos discursos en
de reducir el concepto a una serie de generalizaciones pugna —ambos emblemáticos de la modernización
fundamentalmente esencialistas. A raíz de los más de la vida. En uno, los escritores inscribieron los signos
recientes y autorizados estudios revisionistas sobre el del poder burgués, es decir, los valores hegemónicos
modernismo hispánico, es indispensable acentuar la de signo mercantilista e industrial del incipiente proceso
diversidad, apertura e inestabilidad de sus modernizador; en el otro, los valores en oposición, es
textualizaciones literarias, y la interconectividad entre decir, los de anhelo autosuficiente —una tentativa de
estas y las metamórficas instituciones sociopolíticas del liberación del peso del discurso dominante cuyos iconos
mundo moderno. De hecho, en la labor de re-basar el de lujos y de refinamiento, no obstante, se colaron en
concepto de modernismo se ha propuesto —nos parece este pretendido contradiscurso. En resumidas cuentas,
que con base racional y probatoria— la idea de su el contradiscurso cultural modernista, afiliado a una larga
pluralidad; es decir, el concepto de varios tradición de búsqueda cultural americana y de «otredad
«modernismos» que dejaron sus huellas no solo en las expresiva», no logró abrogar en forma absoluta los
producciones de una literatura elitista, sino en espacios registros materialistas del discurso dominante, su objeto
diversos de la cultura popular: el baile, los campos de de borrar la voz del nuevo poder burgués resultó un
entrenamiento físico, el circo y las mascaradas.2 proyecto fallido en los textos de la mayoría de los artistas
Las primigenias manifestaciones del modernismo modernistas, muchos de los cuales no captaron de
pertenecen a la que podría denominarse primera etapa modo consciente la naturaleza conflictiva de sus propios
de un arco de desarrollo cultural, que abarca el fin del discursos literarios. Reflejaron una indeterminación en
siglo XIX y las primeras décadas del XX. Es un período las prácticas de significación —nota general de la
de incipiente modernización en que los países del literatura poscolonial—, la cual, en el caso de la
continente americano iniciaron el proceso de modernista, se evidenció en la continuación de una
incorporarse a la civilización industrial de la burguesía tradición de formación textual y cultural iniciada en la
decimonónica occidental. Con el advenimiento de un Colonia;3 es decir, un discurso bifurcado, anfibológico,
nuevo orden económico —proceso lento y disímil entre que privilegió los valores sincréticos y los registros
las naciones hispanoamericanas— se sentaron las bases contraculturales. A estas características, los modernistas
de una cultura materialista que impuso el concepto de agregaron códigos estilísticos revolucionarios que
mercado como el elemento rector de todas las marcaron sus textos y los separaron de las rutinarias
actividades humanas, inclusive las literarias. Como expresiones académicas anteriores.
consecuencia, decayó el sistema de mecenazgo artístico El arte sincrético modernista asumió diversas
que predominó a partir de la época virreinal y se formas. Pero una de sus manifestaciones más obvias
comercializó la labor creativa en nuevas estructuras fue la apropiación de los objetos de lujo y las materias
económicas precapitalistas; se produjo la «nobles y duras» de la cultura europea y de las oligarquías
marginalización del escritor y su desplazamiento eventual dominantes locales, incorporando los productos y
de la vida nacional en donde, desde la Independencia, materias asociados con el discurso mercantil del
había gozado de un relevante papel en la política momento. Dicho de otra manera, la madurez cultural,
nacional. social y económica de las sociedades americanas
Otros factores de esta profunda transformación finiseculares fue mediatizada por un proceso
social aumentaron el sentido de desarraigo y angustia contradictorio, el de la incorporación de códigos del
del escritor modernista: el desmoronamiento del discurso exocéntrico y, a la vez, de un proceso de
sistema ideológico colonial de las sociedades abrogación literaria e ideológica que solía expresarse
agropecuarias virreinales, cuyos códigos filosóficos, en textos de imaginería subversiva, con frecuencia
religiosos, sociales y económicos sobrevivieron al irónica. La presencia, sin embargo, de un discurso
colapso de la Colonia, el creciente utilitarismo, la crisis eminentemente híbrido que refractaba los objetos y las
de la fe religiosa, la comercialización de la cultura, y la voces de la ideología y cultura de las nuevas clases
marginalización en ella del escritor. Sin que se avistaran dominantes, no obviaba la operación simultánea de otro
claramente los nuevos «altares», como decía Martí, los proceso: el de la apropiación, en los intersticios del
artistas del modernismo experimentaron una agonía discurso de estos escritores, de una «otredad»
espiritual y una duda filosófica, sentimientos que —americanista— que puntualizaba las diferencias
generaron una variedad de estrategias experimentales, culturales vis à vis el centro, y revelaba el (re)sentimiento
cuya finalidad fue la reconstrucción de su universo de marginalización característico de culturas periféricas
individual y nacional. y de clases marginadas. De ahí la necesidad de rechazar
Las vertiginosas y radicales metamorfosis la idea de que el modernismo fue un movimiento
socioculturales de la época se refractaron en nuevos exclusivamente especular —exclusivamente literario

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A raíz de los más recientes y autorizados estudios


revisionistas sobre el modernismo hispánico, es
indispensable acentuar la diversidad, apertura e
inestabilidad de sus textualizaciones literarias, y la
interconectividad entre estas y las metamórficas
instituciones sociopolíticas del mundo moderno.

y/o estético— de modelos foráneos, sin auténtica base empresa revisionista de doble filo, desconstruyó el
americana. Al contrario, su innato sincretismo confirma antiguo universo jerarquizado impuesto por la
la presencia de una identidad americana, y, a la vez, Metrópoli.
señala la continuación, en una etapa de madurez —la Y, al abordar la tarea de crear otro espacio, decentró
primera— de las letras americanas, de un proyecto las bases de su epistemología, acto que aproximó estos
sociocultural poscolonial:4 el de la disconformidad que países al borde de las entrañas del vacío.8 La «nueva
se evidencia ya en los registros contrahegemónicos de vida» que nació de este proceso de ruptura, la
textos coloniales del siglo XVI. modernista, reveló características caóticas, pluralísticas,
En la expresión literaria americana las voces del y precarias. La novedad se impuso como símbolo social
centro, de raíz europea, no desaparecieron con la y credo cultural, a tal grado que Darío, leyendo los
Independencia. Se manifestaron, primero, en el desconcertantes signos de las subversiones sociales de
romanticismo de la década de los años 30. Pero, a pesar la segunda mitad del siglo XIX, los orquestó serialmente
de la incorporación en él del paisaje americano, el en tono festivo:
romanticismo criollo produjo un discurso culturalmente
Qué hay de nuevo?... Tiembla la tierra.
tan contradictorio como el modernista, con signos En la Haya incuba la guerra.
heterogéneos y a menudo paradójicos. Y como otros ......................
estilos americanos, el romántico se prolongó En la iglesia el diablo se esconde.
desmesuradamente, tanto, que la novela prototípica del Ha parido una monja...(¿En dónde?...)
romanticismo apareció en 1867 (María de Jorge Isaacs), Barcelona ya no está bona
sino cuando la bomba sona...
cuando ya se gestaban los primeros textos modernistas. China se corta la coleta.
Establecido el modernismo, Rubén Darío hablará del Henry Rothschild es poeta.9
romanticismo como una per vivencia ineludible:
«¿Quién que es no es romántico?». Pero, tanto en el Es nuestro propósito argüir que el desmonte
caso del romanticismo como en el del modernismo, decimonónico de valores de un universo supuestamente
las huellas del sincretismo eran tan marcadas, que José «estable», captado por Darío, es la prolongación de
Martí, el analista más perspicaz de la escena americana una dinámica cuyas raíces se encuentran en la experiencia
de entonces, observó que los hispanoamericanos del prolongada de los pueblos hispanoamericanos
XIX estaban hechizados por la cultura del Otro. «Eramos
colonizados, los cuales, en una tentativa de
—lamentó— una máscara, con los calzones de autoafirmación, emprendieron la labor de marcar las
Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de diferencias entre su autenticidad colectiva e individual y
Norteamérica y la montera de España[...] Eramos la percepción de su ser desde la perspectiva de la
charreteras y togas, en países que venían al mundo con ortodoxia del centro. Dicho proceso maduró en el siglo
las alpargatas en los pies y la vincha en la cabeza».5 XVIII y floreció como código rector a partir de la época
Con estos «factores descompuestos»6 y opuestos, modernista. Al sentar esta conceptualización, no estamos
los países americanos, a partir de la tercera década del guiados por el empeño de ampliar las fronteras de la
XIX, redoblaron los esfuerzos por definirse en términos génesis del modernismo hispanoamericano. Nos
conscientemente autóctonos, tanto en sus textos interesa más bien demostrar que en el proyecto
sociopolíticos como en los literarios. Su liberación de transgresivo del modernismo y en el de la modernidad
España constituyó una fecha clave que marcó su entrada hay un arco de continuidad engendrado por el
a la Edad Moderna7 —acto que impulsó la labor de poscolonialismo, el cual se manifiesta en la
re-pensar y de re-plantear la discusión de la predisposición hacia la subversión y el creciente manejo
descolonización y, eventualmente, de la modernización (in/sub)consciente del lenguaje como forma de poder
de estos pueblos. En el proceso, el mundo marginado desarmador. Con el fin de afirmar la alteridad que
(el de la periferia) se enfrentó consigo mismo, y en una anhela el pueblo americano, surge, con las ideas

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innovadoras de la Independencia y luego con el cuestión de redefinir las fronteras de la realidad artística,
romanticismo, un proyecto urgente de desarticular la pero sin cortar los nexos con la realidad social. Se
autoridad del universo impuesto de modo violento por trataba, como Cintio Vitier ha dicho, de «replantear la
el sujeto colonizador. Operando desde la ribera de la batalla en otro terreno», 15 proyecto lingüístico e
marginalización, y asediados por el deseo de crear textos ideológico que a la postre se insertó en un registro
alternativos,10 llegan los modernistas a explorar y valorar discursivo de repudio. «Amador de la lectura clásica
lo que el centro reputaba inauténtico. Ante el —escribió Rubén— me he nutrido de ella, mas siguiendo
desmoronamiento del discurso dominante, apolíneo, el paso de mis días».16 Y como el nicaragüense, los demás
con el advenimiento del proyecto modernista/moderno artistas del modernismo hispanoamericano ampliaron
se produce otro, dionisíaco, caracterizado por un tenaz los códigos de su discurso para abarcar el legado de
cuestionamiento de conceptos sacrosantos, el culturas diversas, tanto occidentales como orientales,
experimentalismo estilístico, y el replanteamiento de tanto antiguos como nuevos, pues según ellos «el arte
percepciones de la naturaleza y de la realidad social e no [era] un conjunto de reglas, sino una armonía de
individual. Los signos de estas transformaciones se han caprichos».17
identificado a menudo con el preciosismo, la distorsión De la cultura y el discurso dominante de la burguesía
lingüística, la fuga y el exotismo cultural. Esto, sobre de mediados del siglo XIX, los modernistas apropiaron
todo en los textos que la crítica ha asociado en forma los productos de la expansión ultramarina del
monolítica o estigmática con el «estilo modernista», o capitalismo en curso; en su léxico aparecieron los
sea, con las creaciones estéticas «prototípicas», influidas, productos de lujo o de curiosidad antropológica no
vía una transculturación simbiótica, por el parnasismo, solo de Europa, sino de Africa y del Oriente. La
el simbolismo o el impresionismo europeos. presencia de estos nuevos artefactos representaba una
ruptura con el discurso académico, rechazo que se refleja
en las imágenes «exóticas» (inclusive las chinerías y las
Modernismo-modernidad japonerías) de textos de José Asunción Silva, Julián del
Casal, José Juan Tablada, Amado Nervo, o José Martí
¿Cómo definir (o, mejor dicho, redefinir) el (particularmente en Lucía Jerez).
modernismo literario hispanoamericano desde la En una estrategia inversa, supercodificaron los
perspectiva de nuestra cultura posmoderna? Y, ¿cuál es objetos de otras culturas, creando, en un nivel lingüístico,
la relación entre modernismo y modernidad? una abrogación de la cultura dominante o la del sujeto
El primer paso hacia la formulación de un concepto colonizado. Urgía ubicarse histórica y culturalmente.
adecuado es, a nuestro juicio, la admisión del principio Cada uno de los modernistas, reaccionando
enunciado hace años por Federico de Onís: «nuestro error individualmente al desmoronamiento de los valores
[en la valoración del modernismo hispanoamericano] tradicionales del pasado, asumió en el presente el
está en la implicación de que haya diferencia entre complejo y aterrador proyecto de rehacer su universo
“modernismo” y “modernidad” porque modernismo mediante apropiaciones personales.18 Le tocaba, decía
es esencialmente, como adivinaron los que le pusieron Martí en «El poema del Niágara», «a cada hombre
ese nombre, la busca de modernidad».11 Es, además, reconstruir su vida: a poco que mire en sí, la
como nos dice Angel Rama, reconstruye». En una época de vida «suspensa» e
inestable, los modernistas entendieron que el ser humano
el conjunto de formas literarias que traducen diferentes necesitaba asumir su destino individualmente. El espacio
maneras de la incorporación de América Latina a la modernidad,
concepción sociocultural generada por la civilización tradicional se disolvía, y en el reconstituido mundo
industrial de la burguesía del XIX, a la que fue asociada edificado por cada uno de ellos leían los signos de la
rápida y violentamente nuestra América en el último tercio simbiosis de la historia y la escritura. En el acto de
del siglo pasado por la expansión económica y política de abordar la problemática generacional del lenguaje, el
los imperios europeos, a la que se suman los Estados modernista ponía «en tela de juicio la Literatura en sí»,
Unidos.12
o sea, las formas privilegiadas de la literatura
Enfrentado con el «infinito tenebroso e institucionalizada, autorizando el concepto de la
incognoscible» de la modernización burguesa,13 y con autonomía creadora. Las nuevas estructuras lingüísticas
los «fragmentos y escombros de religiones muertas»14 le ofrecieron una «pluralidad de formas de escribir [y
del universo poscolonial, el modernista, mediante el una solución a los problemas del] callejón sin salida»19
poder lingüístico, intentó una labor de auto-afirmación del mundo moderno. Asediado, el escritor se convirtió
individual en una multiplicidad de espacios artísticos o en un testigo visionario y, a la vez, en el historiador de
históricos —cualquiera que ofreciera la posibilidad de desconocidas experiencias. Sus textos cobraron
reconstruir la sociedad mercantil contemporánea. Era características novadoras: la autodefensa agresiva, el

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sondeo psíquico, la inclinación hacia la profecía, y la de anhelada liberación, de crítica y de protesta frente a
explotación del acomplejado estigma de alienación las injustas, inhumanas e inaceptables convenciones
producido por la marginalización de la experiencia impuestas por la modernización burguesa. Estas voces
poscolonial. constituyen una aguda nota de alarma y de alienación
Hay en los textos modernistas una adjetivación e en textos como «El rey burgués; cuento alegre», de
imaginería exquisitas, una preocupación por la Darío, las «Crónicas norteamericanas» de Martí, o «La
transgresión lingüística basada en el uso de la sinestesia, sociedad de La Habana» de Casal. En ellos, los artistas,
los colores, la luz, las figuras mitológicas, los víctimas marginadas de la sociedad comercial e
neologismos, y un metaforismo que refracta la industrial de su época, seres arrinconados por las
tecnología y la ciencia médica. Hay textos en los que instituciones burguesas, expresaron su disconformidad
aparecen la princesa azul, los gnomos, Venus, el Nirvana, con las estructuras sociales, políticas o económicas de
o en los que se describen con deleite objetos de la «vida nueva».
orfebrería de oro, bronce, cristal o porcelana. Pero estas
plasmaciones solo constituyen una de las facetas del
modernismo y no los únicos registros de su estilo. Vigencia del modernismo
Abundan composiciones en las que ocupan el primer
plano las preocupaciones ideológicas y filosóficas Al aproximarnos al segundo milenio, ¿es lícito
nacidas del caos creado por el proceso de la defender el concepto de la persistencia, en el siglo
modernización, textos de sondeo sociocultural, o de venidero, del legado modernista? ¿Y del turbulento
comentario político y económico. Pero todos los textos período de transformaciones vertiginosas iniciadas a
son políticos, inclusive los que a primera vista parecen mediados del siglo pasado, del proceso de
eludir el contexto histórico; los llamados textos exóticos modernización económica y cultural, de las re-
contienen subtextos narrativos de crítica contracultural, voluciones y de-voluciones del siglo XIX, queda una
e identidad nacional o continental. presencia que marca y define la cultura de nuestros días?
Entre los modernistas, pese al proyecto epocal de En años recientes, la crítica revisionista ha
redefinición, hay elementos de un lenguaje y vocabulario rescatado la idea del modernismo visto por los
comunes. Las innovaciones léxicas no produjeron, sino modernistas, con el fin de reconstruir el mapa social y
entre los artistas menos aptos, lo que se ha llamado la literario de su espacio creador. Ha reconsiderado los
manía del estilismo. Al contrario: los experimentos pronunciamientos de Juan Ramón Jiménez, quien, a
lingüísticos con frecuencia subvirtieron los valores mediados del siglo XX, formuló la idea de la existencia
simbólicos del discurso dominante en un acto de de un siglo modernista; ha rectificado concepciones
apropiación, como es el caso de las siguientes
cronológicas tergiversadas, dándole la razón a Federico
metaforizaciones martianas que captan —con imágenes
de Onís y su idea del modernismo como época de
de la creciente cultura materialista de la burguesía de su
crisis. También se ha revisionado el modernismo como
época— la dolorosa experiencia humana de aquellas
un discurso de liberación, retomando la idea rubeniana
calendas:
de «un movimiento de libertad»; y se ha replanteado el
Se mete las manos en el corazón sajado y caído, y cuando «fenómeno modernista» en tér minos de una
las retira, con un dolor que da luz, llenas de su sangre organización textual generada en la Epoca Moderna,
propia, sonríe deliciosamente, complacido en su valor; y
para beneficio de los hombres, las manos cuentan lo que cuyas modalidades se insertan en el flujo vacilante de
han visto: o con el verde de la hiel hacen esmeraldas, y con el narraciones de signo estético, estilístico, socioeconómico,
rojo de la sangre hacen rubíes, y con sus lágrimas diamantes, anticolonial y antimperialista de la modernidad y de la
que montan en firmes estrofas, como un joyero sus piedras, y posmodernidad. Y cuanto más exploramos las
ofrecen a los hombres curiosos, que no saben qué gemidos dimensiones inéditas de la literatura y la cultura
saldrían, si se rompiesen, de aquellas joyas finas.20
modernas, en especial los nexos entre la literatura y la
En el caso de la literatura modernista, como en la política, tanto más entendemos que existen paralelismos
de la modernidad, hay que acostumbrarse a la presencia y nexos entre las promesas del liberalismo económico
de estructuras textuales —tanto ideológicas como del novecientos —las que están refractadas en textos
estilísticas— conflictivas, antitéticas, o de signo velado. rescatados de varios de los modernistas— y la
Las epistemes de este estilo responden al vacío espiritual «globalización» económica y cultural que caracteriza
que los modernistas leían en los textos sociales de su nuestro fin de siglo, y que muchos consideran una etapa
época. Son heterogéneos los registros del discurso nefasta del capitalismo posindustrial.
dominante rechazado, y en trance de formación el Volviendo a nuestra interrogación inicial —la
nuevo; pero por debajo de las texturas de la superficie pervivencia del imaginario modernista—, estas y otras
se descubre en ellos los hilos de un diálogo interiorizado exploraciones nos inducen a concluir que no es

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a madurez cultural, social y económica de las sociedades


americanas finiseculares fue mediatizada por un proceso
contradictorio, el de la incorporación de códigos del discurso
exocéntrico y, a la vez, de un proceso de abrogación literaria
e ideológica que solía expresarse en textos de imaginería
subversiva, con frecuencia irónica.

aventurada la noción de un novecientos vigente y aventurado concluir con L. Hutcheon22 que existe un
perdurable, sobre todo si se piensa en el discurso del impulso metafictivo en la literatura contemporánea que
XIX —el de los modernismos, el de las vanguardias, el se evidencia a menudo en la presencia del pasado en
de la prosa y verso contemporáneos— como un los intersticios y los intertextos del presente. En la
discurso dinámico, de carácter metamórfico. ¿No se evolución del discurso moderno, ¿no fue Darío quien
trata de la operación del principio de la ruptura descrita en el poema inicial de Cantos de vida y esperanza anticipó
por Octavio Paz en el prólogo a Poesía en movimiento?, este proceso que identificamos como signo de la cultura
principio que Jaime Giordano asocia, en relación con contemporánea, al describir su persona como «...muy
la literatura contemporánea, con un proceso de siglo diez y ocho, y muy antiguo/ y muy moderno; audaz,
alejamiento del realismo. cosmopolita; con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo/
y una sed de ilusiones infinitas» [énfasis mío, I. Schulman].
La escritura contemporánea —observa— vive de la
degradación de esa escritura lógico-gramatical [del En las novelas paratextuales de la posmodernidad,
naturalismo] que entendió como meramente convencional. Hutcheon descubre que se formulan dos preguntas
Desde toda la retórica de degradación (que se inicia —según claves, análogas a las de la literatura modernista de
Giordano— con Arlt, Borges, Yáñez, Asturias, Carpentier, autorreflexión y exploración del mundo interior del
Rojas, etc.) se pasa a la búsqueda de una autonomía del sujeto: «¿cómo llegamos a saber el pasado?», y «¿qué
signo respecto a su referente. De allí a terminar en una
mera sacralización del poder significativo del lenguaje, habrá sabemos del pasado?».
solo un paso: Fuentes, García Márquez, Lihn, Cabrera En pleno período modernista, Martí, el más
Infante y otros recorren todas estas etapas abiertas por el perspicaz teórico entre los escritores finiseculares,
cataclismo de las estructuras convencionales que habían contestó por adelantado estas interrogaciones
encontrado su culminación y colmo en la vanidad recurriendo a la práctica evolutiva de la historia
ontológica del naturalismo.21
ideológica:
Pero antes del otro fin de siglo, fue José Martí con Esta —escribió— es en todas partes época de
su perenne clarividencia quien describió el principio reenquiciamiento y de remolde. El siglo pasado aventó
de la ruptura y la metamorfosis culturales e históricas [...] los elementos de la vieja. Estorbado en su paso por las
en su prólogo a El poema del Niágara. Y, después de él, ruinas, que a cada instante, con vida galvánica amenazan y
entre los creadores del modernismo, fue José Enrique se animan, este siglo, que es de detalle y preparación,
acumula los elementos durables de la vida nueva.
Rodó quien discernió la naturaleza esencialmente
transformista y constante del principio dinámico de Pero la mayoría de los artistas del siglo pasado, frente
la vida. ¿Anticipación de la inestabilidad ideológica a las aceleradas transformaciones de la modernización,
posmoderna, de su cambiante paisaje discursivo, de pese a que percibieron —o intuyeron— la necesidad
la imposibilidad de formular conceptos fijos y/o de un ajuste ontológico, intentaron construir universos
esencialistas? Y si nuestra preferencia es no dar crédito alternativos, fundamentalmente esencialistas. Y en el
a las proyecciones y anticipaciones del pasado en el proceso revelaron su consternación ante los cambios
presente, estas «irrupciones» paralelas, lezamianas, del sociopolíticos y la irritante reubicación del sujeto literario
XIX y del XX, sin embargo, sugieren la idoneidad de en el mercado económico del capitalismo incipiente.
concebir los discursos del pasado como discursos de Todo lo cual se manifestó en las expresiones de angustia
«origen», como narraciones que se proyectarán hacia existencial y una inseguridad ideológica entre los
el futuro en el cual florecerán con un perfil distinto, primeros creadores modernistas. «Doctor —se quejó
pero ligado a sus orígenes de rompimiento. Silva en “El mal del siglo”—, un desaliento de la vida/
Pero si aceptamos el principio de la continuidad en lo íntimo de mí se arraiga y nace,/ el mal del siglo...»;
cultural, si en el dintel del siglo venidero pensamos en o Casal: «haz ¡oh Dios! que no vean mis ojos/la
las concebibles relaciones entre el modernismo, la horrible Realidad...». Y lo que entre estos modernistas
modernidad y el posmodernismo, entonces no sería primigenios se traduce, siguiendo el esquema de

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McHale,23 en signo epistemolólogico («¿qué podemos los intersticios de un nuevo y aterrador universo —la
saber?», «¿quién sabe?», «¿cuáles son los límites del cárcel de la existencia. «Hijo: —exclamó Martí—
saber?») va evolucionando, lo mismo que los estilos espantado de todo, me refugio en ti», en Ismaelillo; y
literarios y el imaginario social, hasta llegar a nuestros Darío, «Huele a podrido en todo el mundo».27 Pero
días a las preocupaciones posmodernistas, o sea, entre los modernistas se espera descifrar las incógnitas
ontológicas («¿qué es el mundo?», «¿cómo está de la experiencia humana, a veces vía el reino de los
constituido?»). Pero las fronteras del mapa en que se signos eróticos: «¡amar la inmensidad que es de amor
podría localizar lo ontológico y lo epistemológico (o, encendida/y arde en la fusión de nuestros pechos
si se quiere, los límites del modernismo y el mismos!». 28 Otras veces, vía la apropiación y
posmodernismo) son borrosas, pues si forzamos las reorganización de mitologías clásicas. Al principio del
cuestiones epistemológicas terminan en el territorio proceso de la modernización, la noción de simulacros
de lo ontológico, y viceversa.24 posmodernistas de la realidad no formó parte de las
Obviamente, estos planteamientos heterodoxos narraciones modernistas. Sin embargo, el concepto
presagian una de las categorías y las nomenclaturas contemporáneo de la futilidad de las indagaciones
«tradicionales», las que impiden la delimitación de las ontológicas sí se evidenció: «La tierra, como siempre,
propiedades y corrientes de la cultura finisecular del displicente y callada,/al gran poeta lírico no le contestó
novecientos y la de nuestro siglo, cuyo universo opera nada».29
con movimientos circulares y reversibles —los ya Si revisionamos el modernismo para incluir no solo
sugeridos de un patrón metamórfico,— con las los textos más leídos —principalmente los de la
resonancias, los paralelismos o las «irrupciones» poesía—, sino las crónicas, ensayos, cartas, cuadernos
reincidentes a través del tiempo y el espacio del de trabajo y la novelística, ampliamos la óptica de
universo moderno. Se trata de la persistencia de un esta literatura emancipatoria; entenderemos mejor que
poder generativo cuyo signo fundamental es la se trata de un proceso de leer el mundo moderno
metamorfosis, frente a la cual el sujeto unitario y desde la perspectiva individual del sujeto, proceso
autónomo formula narraciones emancipatorias y iniciado en la segunda mitad del siglo XIX que continúa
revolucionarias. De ahí que, a partir del momento de hasta nuestros días con calas de ajustes y
la modernización burguesa —la que coincide con el transformaciones culturales y literarias. Leeremos los
desarrollo del estilo moderno/modernista—, las textos de los modernismos, las vanguardias y los
creaciones se producen sin patrón o norma fijos posmodernismos como textos abiertos, reversibles,
—«mi literatura es mía en mí», insistió Darío25—; el o sin acabar; textos que se caracterizan por el elemento
imaginario es multifacético, dialógico; los textos experimental, lúdicro; textos de estilo y léxico
abiertos y con frecuencia inestables o fragmentarios, innovadores; textos que proyectan narraciones
sobre todo a medida que el modernismo del siglo XX contrahegemónicas, anticapitalistas, y hasta
va perfilando su voz autárquica en las etapas antimodernas (es decir, contra los paradigmas
vanguardistas y posmodernas de la cultura moderna/ norteamericanos o europeos); textos que se apropian
contemporánea. del almacén cultural del Occidente y del Oriente con
Se destacan dos narraciones generadas en los el fin de afirmar su identidad en términos de una
textos que vieron la luz en América a partir de 1870, otredad. Es, en fin, una literatura que tiene sus raíces
las que se perpetúan y per viven en for mas literarias en el modernismo de Martí, de Darío, de
evolucionadas hoy en día: la de una sexualidad Casal, de Silva, de otros que vienen después del fin
expresada en formas abiertas y atrevidas, y la del siglo XIX y principios del XX. El pasado irrumpe y
anticolonialista, ligada a una crítica de las prácticas de se proyecta en formas diversas, imperecedoras,
la modernización burguesa finisecular. Ambas inesperadas. En medio de la incertidumbre de nuestro
narraciones modernistas confluyeron para expresar lo apocalíptico mundo moder no, del universo
que Iris Zavala tilda de un proyecto moderno que contemporáneo borroso, y del futuro precario, nos
forma parte de la meta dominante de una labor aferramos al pasado; lo reinventamos, razón por la
liberada, concebida esta como una forma de deseo y cual William Faulkner afirmó una vez que «el pasado
de satisfacción, como una metaforización de lo que nunca muere; tampoco es el pasado».
trasciende la vida y es inalcanzable. 26 Y ambas
textualizaciones recalcan el discurso de crítica que
constituye la piedra angular de la revolución Notas
modernista. A la vez, refleja una búsqueda por re-
1. Federico de Onís, España en América, Ediciones de la Universidad
definir el papel del ser humano y del creador en un de Puerto Rico, Madrid, 1995, p. 176. (El énfasis es mío,
mundo de valores y estructuras fluctuantes; de explorar I. Schulman).

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Vigencia del modernismo: concepto en movimiento
2. Octavio Paz, Los hijos del limo: del romanticismo a la vanguardia, 13. M. Calinescu, en Faces of Modernity: Avant-Garde, Decadence,
Seix Barral, Barcelona, 1974, p. 12. Kitsch (Bloomington, Indiana, 1977, pp. 41-6) señala la existencia
de dos modernidades, una burguesa y otra antiburguesa, ligada al
3. Sobre este proceso, véase los conceptos expresados por Gayatri concepto de la vanguardia y a ideas revolucionarias estéticas.
Chakravorty Spivak («The Rani of Sirmur», en Europe and its Others,
Colchester, 1985, pp. 128-151) en torno al concepto de othering, es 14. Las palabras son de Juan Valera en su Carta-Prólogo a Azul...,
decir, la apropiación de la voz autoritaria del centro de poder por Madrid, 1968, p. 16.
medio del instrumento verbal y su empleo para re-formular o re-
escribir los mitos y signos culturales canónicos. 15. También observa que «ocultarse no es huir». Véase Lo cubano en
la poesía, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1970, p. 297.
4. Seguimos la terminología de B. Ashcroft, G. Griffins y H. Tiffen
(The Empires Writes Back: Theory and Practice in Post-Colonial 16. Rubén Darío, «Dilucidaciones»; el énfasis es nuestro, I.S.
Literatures, Routledge, Londres, 1989) para cubrir toda la cultura 17. Ibídem.
afectada por el proceso imperial desde el momento de la
colonización hasta hoy. 18. Octavio Paz (Los hijos del limo..., ob. cit., p. 21) dice al respecto
que el arte moderno fue decadente y bárbaro, fue «una pluralidad
5. José Martí, Obras, Trópico, La Habana, 1936-1953, t. 19, pp. 17-8. de tiempos históricos, lo más antiguo y lo más nuevo, lo más cercano
6. Ibídem, p. 11. y lo más distante, una totalidad de presencias que la conciencia
puede asir en un momento único...»
7. Véase el libro de P. Johnson, The Birth of the Modern: World Society,
1815-1830, Harper Collins, Nueva York, 1991, que fecha la 19. Roland Barthes, Writing Degro Zero, Nueva York, 1968, p. 61.
iniciación de lo moderno entre 1815 y 1830, y entre los signos de la 20. José Martí, ob. cit., t. 31, p. 78 (el énfasis es mío. I.S.)
modernidad señala la pérdida de las colonias españolas en América
y el comienzo de la vida caótica de los países hispanoamericanos. 21. Jaime Giordano, La edad de la náusea, Universidad Profesional
del Pacífico, Santiago de Chile, 1985, p. 251.
8. Las palabras son de Vicente Huidobro. Se utilizaron en el título
del libro sobre la modernidad hispanoamericana de E. P. Garfield e 22. Linda Hutcheon, «Postmodern Paratextuality and History»,
I. A. Schulman, «Las entrañas del vacío»: ensayos sobre la modernidad Texte, n. 5-6, 1986-7, pp. 301-12.
hispanoamericana, Cuadernos Americanos, México, 1984. 23. Brian McHale, «Change of Dominant from Modernist to
9. Rubén Darío, «Agencia». Con la excepción de los textos martianos, Postmodernist Writing», Postmodern Fiction in Europe and the Americas,
tan difíciles de localizar en su vasta obra, no citamos de ediciones Rodopi, Amsterdam, 1988, pp. 58-60.
específicas de los escritores modernistas hispanoamericanos. 24. Ibídem, p. 60.
10. Es posible que nuestro planteamiento teórico parezca 25. Rubén Darío, «Palabras liminares», Prosas profanas.
descabellado a aquellos críticos que prefieren ver la historiografía
literaria de América en forma esquematizada, según los patrones de 26. Iris M. Zavala, Colonialism and Culture; Hispanic Modernism and
la historiografía europea. Compárese, sin embargo, lo que afirman the Social Imaginary, Indiana University Press, Bloomington, 1992,
los autores de The Empire Writes Back... (ob. cit., p. 163) respecto a p. 89.
un fenómeno paralelo en la literatura norteamericana: «more recently 27. Rubén Darío, «Agencia», El canto errante.
American critics have seen the possibility of rereading American
literature as a metonymic of a continual process of subversion and 28. Rubén Darío, «Amo, amas», Cantos de vida y esperanza.
appropiation which predates the concerns of modernism and postmodernism
29. José Asunción Silva, «La respuesta de la tierra».
and which may well be centred in their post-coloniality» (el énfasis
es mío. I. Schulman). Compárese la afirmación de Martí en «Nuestra
América»: «La colonia siguió viviendo en la república» (ob. cit.,
T. 19, p. 16).
11. Federico de Onís, ob. cit., p. 625.
12. Angel Rama, «La dialéctica de la modernidad en José Martí»,
Estudios Martianos, Universidad de Puerto Rico, San Juan, 1974,
©
pp. 129-74. , 1999.

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