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Cóvo FUE euE Pepr MeNcHADo oBTUVo su ApoDo,

y LA MANERA EN euE RESCATAMos e Coroso

(
r{
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q

\
I
Y a Pepr MaNcuano lo llamábamos así por culpa {
de su padre y de su cara, querido Coloso. Papi -q
I
no era su nombre verdadero, sino Roberto, pero lir
jamás escuchamos a su papá llamarlo como 1o
había bautizado, sino «Papi», y nosotros también
(
aprendimos a decirle así. \
Mientras que el apodo de ,,Manchado" era ¡t
por la enorme mancha rojizaque tenía en el rostro. 'I.
¿Te acuerdas de ella, Coloso? Era la marca
con que había nacido y que, quien 1o veía por
primera vez, setttia que estaba frente a uno de
lrl
esos guerreros moche que aparecían en los huacos '\
dibujados en nuestros libros. ¡La verdad, daba \t
mucho miedo!
Papi era el más alto entre nosotros y medio r
blanquiñoso. Por eso aquella mácula en plena
cara resaltaba más. Y fue esta seguramente 1o que
acobardó al muchacho sampedrano e hizo que se
1e bajaran los humos.
a verte
Luego que desapareciste' acudimos de
t'toyo de unos tres metros
.f,; y te hallamos en
"t daño'
* .,.ofundidad. Felizm""í" to te habíashecho
ese extrañopozo?
Iu"t" qlrt?"-r,,ota cavad'o te aventaraallí'
Después q*'" ái'u*pedrano
estuvo
: papiManchadá se le fue áncima' y cuando
+a'. ;;lffi il;;;i" ; p uñetazo' el
T":h*ho -rim-
el sud'or dll rostri lo tranquilizó:
iia.á"t" choche' tu perro está en
el hue-
{ ,t
r -Tranqurto, sacarlo'
co... si quierás te ayudamos-a
cuenta que eln-
En ese momento nos dimos
iguales a éI' Todos
oezabanu u'o*ui-oo"t t'pos
P",.# seguramente de Ia
,# v?tuá'"t, algu-nos con apariencia de
pe'o
misma edad que nosotrós
niños mayores'

t,

3.t
Al igual que yo, en ese instante mis amigos se
preguntarían cómo habíamos cometido la locura
de ir a jugar a su huaca, a provocarlos, a invadir
su territorio tontamente.
¿En verdad los sampedranos nos ayudarían
a sacarte, Coloso? Todo indicaba que el muchacho
del dorso desnudo era el líder de la pandilla, pues
apenas les pasó lavoza sus amigos, estos llegaron.
un perro metido en ese hueco
-Hay con el dedo unos metros más aILá-.
dijo señalando -les
Ayudemos a estos a sacar su peffo para que se
larguen de aquí.
En un par de minutos nos hicimos aliados
de los sampedranos. Dos de ellos se descolgaron
al interior del hoyo tratando de cogerte y subirte,
mientras que nosotros, desde arriba y haciendo
una cadena humana,los jalaríamos hacia afuera.
Pero apenas tocaron fondo, tú te les fuiste
encima queriendo morderlos. La misma cadena
humana que serviria para jalarte, Coloso, sirvió
para subir a los muchachos rápidamente y salvar-
los de tus colmillos.
Entonces el Chino Miguel y yo bajamos al
hueco, y fueron los propios sampedranos, atena-
zados ahora por el resto de mis amigos, quienes
hicieron la cadena con sus cuerpos.
De todas maneras, yo me puse delante para
que no te atrevieras a morder a nadie. Sentía tu
cólera y tu miedo, querido amigo, por eso te tomé
con cuidado e hice que entendieras que lo que
hacíamos era ayudarte a salir. Felizmente fue así
y ya no atacaste a nadie.
Un rato después caminábamos de regreso al
barrio, cabizbajos y tristes. La pesadumbre marca-
ba nuestros pasos, y el hecho de haber sido echados
I
un sabor a derrota que
d.e la huaca cleio en todos de la-
nos mantenía callado'' intiuti':,1:!"iotte
d
+
siemt-'re;acezat"tas
drar alo que se lectttzara'como y airastrabas las
tristemente con lu'*b;';
gacha

patas' u"Itid-l'^ ese hueco alli?


'reen que estaba
-,."* é,:'; fi:"lt'" p' M anchado
"[:;:'
Nadie l"
si hab11 alguien'que
'"'pát-taio'.v no tenra
tuviera una idea lt""o
d'e su'pregunta'

sanas es e1único
tt$i:'lilde cavó q:]o::,'"
que hav por allí
ij;;ñtftdió a si mismo-' de-
que hacen los
más' Son pozos
[,en rle haber muchos
i.,uotot' busc¿ndo oro' ¿No
sami¡edrano' r"ttu'áo algú* tesoro?
,"''!r" en ias h;;¿;:"'i;;pre \1Y
lógica' Habíamos
Su tesPue;;t ;'reció hombres que
escuchad'o f''i'to'io''
¿"!t"
ruinas de la provln-
en ottas"p-?,,-ie
luego de huaqt'ear
.iu-- po' Santa' for.Nepeña' lT!nT::il:";,:
ét.,i*üo'" habíandesaParectoo
J"Pfo., u]-t-"^';to pre
inca que
mañana, a"tiu''' ['"
los convertía en personas
habían ¿""'r'i"ito v
o" ut;'ll"jhi' impor-
srn
to'iu' como esta resultaban d'errotados
*;;"*"' Habíamos sid'o
tancia en ese a ellos
pese a que nos aliamos
oor los
iurr '"ttutarte'
Coloso'
'u*p"a'unos'/
-,.^o hubieras caído
qog :t'
EstoY seguro ahora
en ese p ozo, fiiá ;:; t:o:::,T;"#1*,'1i:
tu fuerza Y vr
;1
valor. Po'q'" con
nosotros'
tá.", cle dás o tres de va1o1 propios de tu raza'! Íe'
Una f'-teáu u "" fue
qu-e' sin enrbargo'
oetíavo tn'-'offi"ül"i;i conti go r,'eses
gáa1u q'"
§;;;;"- J- i'?"clías ::T"u
de vacaclones'
á"tpíet, en los
Er CHrNo Mrcupr LLEvA er MecNÍr.rco
AxrÍsel DONDE su AguELo Alpnnoo

Chimbote, miércoles 17 de febrero de7977


10 de la noche

A,vrco Dr¡Rto:

No errrsr rAnDAn en averiguar si el Magnífico Aní-


bal tenía una enfermedad, como pensaba mamá.
Después de1 desayuno, les pedí a todos que me
acompañaran a visitar al abuelo.
Metí al NIagnífico Aníbal en una de las ca-
poneras que tenemos en el corral v nos fuimos al
barrio El Porvenir, detrás del cementerio, donde
mis abuelos atienden un restaurante campestre y
donde, al fondo, está el inmenso galpón con todos
los gallos de pelea de mi abuelo.
Pedí a mis amigos que me esperaran en la
[.
parte del restaurante y me fui solito con el gallo
Ult.
donde el Papá Alfredo daba de comer a sus giros,
cenizos y ajisecos.
:. Apenas me vio, se adelantó y, conforme to-
maba a mi gallito chileno y yo le contaba cómo
':_ 1o encontré, le examinó el pico, miró sus oídos,
I

'a le palpó la cresta, pasó los dedos por sus alas, y


h:: por último revisó sus delgadas patitas que ayer
se movieron espectaculares al ritmo de la cumbia.

n+
,*=
veo bien, hijo --comentó
mientras lanza-
-Lo
ba al gallo al aire y está caia'1p1::::l
elegancia-'
tenerlo acá?
fl t'"
;Lo vas a criar en tu casa o quieres
'á en medio
3
rüuffii"t i"iu'r parec?a cómodo
de todas esas aves que
empezaron a cacalear como
se puso a rascar el
locas apenas 1o vierin' Después
suelo hallando ptáu"'
deÁaízmó[do que partía
*.
; fácilmente con su Pequeño-Ptco' amigos
,.Con todos á'to' ga[ós encóntrará
It{ rapidor, me dije en ese áomento /' respondí a mi
sin embargo:
t"ttJá en casa -lá
-Quiero
abuelo i""tu"ao que él "Ptl"ii
d]ferente' .
-:
l| -Está
bie", pl'o no io juntes con los
o:á.:::l los otros
--m
patos
gallos ,L-
los pavos
atlilr -u."ptá-e-
y gallinas, liyasabes eso'
Es un animal fino' Claro
,DI
porque son muy
que yo no tengo de tazachilena
con gallos de otras Íazas
chicos para que combatan que
r''uuiu^do con eJa tranquilidad
-;;;Pirc'o
*" t u." ,rerlo como un hombre de respeto'
de él'
te preocupes' yo me encargaré -
-No ; si contarle o
PapáAlfredo .;i:,á{d"ry:j"
s' qwizáno iba a cleer-
no acerca de sus habiíidade
¿no€s cierto?
me-. Entonces "i'JÁári'o estábien' alcanzétndome una
hiio,
-Sí, "'tá 'utto -diio de- comer dos veces
bolsa co¡maízpartido--' Dale
cuando oara revisarlo'
al día y traemetá-de "L' "tt
me acercaba
Salí alegre del galpón'-Mientris
MagnÍfico Aníbal para
dond.e mis amigó Sott¿ 't
un perrito no había
orobar si eso de'seguirme como
iido tolo una ilusión'
Aníbal! llamé
-¡Vamos, -1o quieto' me dio la
Pero b;;;;J" se quedo
"1 una escalera apoyada en
espald.a y se puso a mirar
crees tú que quería hacer'
la pared d"r putlá' ¿Qué
emigo Diario?
Córulo FUE euE sauucÉ AL TNDEFENSo
zoRRrro coN EL NoMBRE os SócRArps

I
*

I
f
CASC,+II'A, creo que se te ve el hue-
-;C,tnal,rs..r, I
-:¡! dijo con preocupación el Chino Miguel
-ms la herida que me hiciera el zorro.
r.evisando
I

Al sentir mi dedo sobre su herida, se había


.rnzado sagazmente contra mi cara y solo atiné a
:r'otegenne con las manos, por eso sus colmillos t
,'.abían rasgado buena parte de 1a piel de mi pulgar. I
I
Sin hacerle mucho caso a la herida y upr"árl_
:ola fuertemente con mi polo, le pregunté a papi {
\ Ianchado, que guardaba chucherías ño solo en su
:artuchera sino también en casa, si tenía una jaula.
Iurre suerte. Tenía una grande donde su madre
-abÍa criado pericos. Era
perfecta.

43
ll
El zorrito estaba envuelto en la red y el
la
Mocho Edwin 1o apretaba contra el muro de
* fachada de mi casá. Papi Manchado se aseguró
de traer, adernás de la iaula, un par de gruesos
g""","t de poclar, por si el zorro se animaba a
morder
-^- otravez.
É1 mismo se las puso, y luego de
que el
Papi
Mocho liberara.o...'id'do al animalito'
1o
hacia
empuiO ágilmente con el dorso de la mano
su encierro.
¡Por fin era nuestro!
Ayudándorne con la linterna' revisé mi heri-
au y ,Jp" que el Chino Miguel había
exagerado'
No'era iutt ptoft t, d.a. La piel estaba nuevamente
;; lugar y la sangr" ét'p"'uba a coagularse' rabia
Aun así, iuvé miedo á" q'" el animal tuviera
- enfermedad.
u-- otra
limpiarme la herida -les dije
-Quiero
mientrai levantabaia jaula con delicadeza-' Me
llevaré al zotrilo y mañana temprano 1o vienen
a ver.
Sintiéndose culpables por 1o que me había
üll
ocurrido, se alejaron sin decir nada'
Dejé al animalito detrás de unos helechos
jaula'
abundantes que ocultaban muy bien su
Toqué la puárta d.e mi casa y, como ocurría
a
mí'
¡dlll menudo, mamá la abrió casi sin fijarse en
,ri|
Además el apagón continuaba y e-n medio de esa
ip'1',
!, p"nr*t tu jamás notaría que-estaba herido'
Juru
' Erp"rá , qr" se alejaia, levanté la jaula y la
I
llevé a iodu t"iocidad hasta el fondo de la casa'
,ip"qr"no almacén donde mis papás iban solo
usar
puru áu.ur algún cachivache que pudieran
o revender. La dejé allí mientras veía al zotríto
lamiéndose 1a herida con insistencia'
t
Í
É
d
§
:s

L:

F:
,,Tu herida y ia mía nos hacen iguales' nos
hermananr, le dije con el pensamiento mientras
hacer ruido'
* cerraba el almacén cuidándóme de no
«Quizáme has contagiado una enfermedad
esta vez
y moriÁmos c1e 1o mismo, Sócrates»' diie
para ml sorprendiéndome de que ese nombre
trotara de mi boca automáticamente'
había surgido ese ex-
¿Sócrates?, ¿de d'ónde
traño nombre?
En el baño, mientras me lavaba la mano
heri-
I
de que mis
4t llil[t du y b,rr.uba el botiquín asegurándome
pude recordar
fáá."t no advirtieran mi présencia' veces y con
que papa había pronunciado repetidas
mañana'
grur-, tritt"za aquella palabra esa misma
l';;g" de hablai por téléfono con una tía que vivía
Limut «Sócrates... Sócrates"'»'
"r",
Nos 1o contó recién en el almuerzo' dándble
así se
vueltas a su comida y sin probar bocado:
llamaba su hermano, á quien no había visto
desde
i;iñ", y acababa de morir en Arequipa'laciudad
de donde él Provenía'
Entonces ¿era en solidaridad con el dolor
SÓcrates al
de mi padre que acababa de nombrar
sentía
zorrito? Las lágrimas se me salían mientras
en mi
el ardor clel aliohol y del agua oxigenada
herida abierta.
Pero fui valiente,la limpié muy bien alavez
mis
que mordía una toalla para que nadie oyera
gritos'
Sin embargo, a quien alcanza ron a escuchar
fue a Sócrates. Había empezado con un gemido
a"1gualt" y ahora casi cñillaba en medio de
1a

,loÁ", cuando oí decir a mamá:


es ese ruido?, parece que gritata ur
-¿Qué
animal herido.

46.

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