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Índice
Introducción 3
Objetivos 4
Estrés 5-6
Conclusiones 14
Bibliografía 15-16
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1. Introducción
3
2. Objetivos
● Estudiar los conceptos de estrés y los mecanismos fisiopatológicos con los que
afecta al hospedero.
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3. Estrés
3.1 Conceptualizaciones
Más que un término científico bien definido, el concepto de “estrés” es amplio y
ambiguo, siendo encontrado bajo diferentes definiciones a lo largo de la historia5.
Nelson y cols. (2011)6 acuñaron el “Modelo Holístico del Estrés” con el fin de facilitar el
estudio de la dimensión positiva que éste contiene. Dichos autores definen al estrés
como “la respuesta natural de la mente y el cuerpo frente a situaciones demandantes o
de emergencia, de carácter crónico o episódico”6.
Comúnmente, el estrés es conceptualizado en forma negativa, asociado a estímulos
dañinos, tales como conflictos interpersonales, condiciones de peligro o enfrentamiento
inadecuado de situaciones adversas. No obstante, autores clásicos en el campo de la
psicología han definido a lo largo de la historia los conceptos de “eustrés” y “distrés”,
diferenciando de este modo las dos dimensiones que presenta ⁵. El eustrés es definido
como la “consecuencia constructiva, saludable y positiva frente a eventos estresantes y
de respuesta al estrés”, mientras que se denomina “distrés” a las “consecuencias
asociadas al estrés negativo que provocan un desvío del estado de funcionamiento
fisiológico, psicológico y afectivo saludable”5.
Habitualmente, el estrés causa respuestas biológicas, fisiológicas y de comportamiento
alteradas en el individuo. No obstante, éstas pueden darse en forma fisiológica o
patológica. El eustrés se relaciona con la primera, y entre sus características generales
están el ser de corta duración, optimizar el gasto energético del cuerpo según sus
necesidades y mejorar el rendimiento; mientras que el distrés se denomina a la forma
patológica, que tiende a ser de un carácter más crónico, provoca ansiedad y es incapaz
de recuperar el equilibrio previo del individuo7. Se ha observado que el estrés crónico y
la depresión incrementan el riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles
como la enfermedad cardiovascular obstructiva y la diabetes, además de afectar su
curso y pronóstico negativamente8.
5
impacto que aquellos más agudos (como los accidentes menores) o incluso que los
mencionados en la categoría anterior, traduciéndose en el desarrollo de ansiedad o
depresión⁹.
6
4. Rol del estrés en la enfermedad periodontal
Fig 1. Modelo de los efectos del estrés crónico sobre el sistema inmune y la enfermedad
periodontal
Warren K, et al. Role of chronic stress and depression in periodontal diseases. (2014). Periodontology
2000. 64, 127–138.
7
adecuado comportamiento de adaptación frente al estrés (Fig. 1)18. Adicionalmente,
ciertos mecanismos fisiológicos pueden influenciar a los tejidos de soporte del diente a
través de alteraciones en la saliva, cambios en la microcirculación gingival,
desregulaciones endocrinas y del sistema inmune10.
5.2 Catecolaminas
A nivel gingival, las catecolaminas cumplen un rol tanto en la regeneración como en la
destrucción de tejidos dependiendo del nivel de inflamación, debido a que las estas
hormonas pueden tener una influencia sobre las proteasas y las prostaglandinas con el
fin de que éstas faciliten la destrucción de los tejidos periodontales9,17.
Además, la norepinefrina, que se encuentra aumentada en situaciones de estrés,
genera una activación de los receptores alfa y beta adrenérgicos, produciendo una
activación de receptores nucleares de glucocorticoides que promueven a las citoquinas
proinflamatorias mencionadas anteriormente18.
Las catecolaminas y el cortisol pueden alterar el patrón enzimático de los fibroblastos
gingivales y la producción de citoquinas, provocando una inestabilidad en los fenotipos
de las células linfocíticas T auxiliares (Th) con un cambio hacia el predominio de los
8
linfocitos Th2 por sobre los Th1, los cuales contribuyen con la cronicidad de la
enfermedad periodontal17, 9.
El estrés provoca una alteración de la función del sistema inmune, una estimulación del
eje hipotálamo-hipofisario-adrenal, que induce la liberación de diversas hormonas y
péptidos9. Además, provoca una alteración en los procesos inflamatorios existentes en
la enfermedad periodontal, generando una correlación significativa con bacterias
periodontopatógenas3. Estos cambios inmunológicos están relacionados con las
hormonas del estrés, se producen principalmente a través del acoplamiento de un
receptor adrenal intracelular específico con linfocitos periféricos19.
Se provoca un aumento de los niveles de cortisol, que daría lugar a una mayor
exposición de los sistemas del organismo, como el cerebro y el sistema inmune a los
efectos citotóxicos / inmunomoduladores de los glucocorticoides20. Estos
glucocorticoides ejercen sus principales efectos supresores al reducir el número y la
actividad (quimiotaxis, secreción y desgranulación) de las células circulantes incluídos
linfocitos, monocitos, macrófagos, neutrófilos, eosinófilos y mastocitos. También inhibe
la producción de mediadores proinflamatorios, citoquinas (IL-1, IL-2, IL-3, IL-6, TNF,
interferón gamma y factores estimulantes de colonias de granulocitos y monocitos) y
cascadas de la respuesta inmune mediante la inhibición de la presentación de
macrófagos y antígenos, proliferación de linfocitos y la diferenciación de linfocitos a
tipos de células efectoras tales como linfocitos Th1 y Th2, linfocitos citotóxicos, células
NK y linfocitos B formadores de anticuerpos (plasmocitos), generando un proceso de
inmunosupresión, aumentando la susceptibilidad a procesos infecciosos21, 18.
6.2 Péptido intestinal vasoactivo (VIP): se observó un aumento en los niveles de VIP
salivales en personas con enfermedad periodontal, y se correlacionó con la presencia
de bacterias periodontopatógenas, como Tannerella forsythia (Tf), Treponema denticola
(Td) y Porphyromonas gingivalis (Pg). Los Niveles de VIP son aumentados en la
secreción salival para actuar contra los procesos inflamatorios3.
9
6.3 Neuropéptidos Y (NPY): están implicados en la remodelación tisular y en los
procesos inflamatorios, promoviendo la respuesta de las células T h que podría
contrarrestar la estimulación en la liberación de IL-6 por parte de bacterias
periodontopatógenas, y por lo tanto, actuarían como antimicrobianos. Se observaron
niveles aumentados de NPY en la saliva que podrían tener una relación con
periodontitis, pero los datos no se correlacionaron con la presencia de las principales
bacterias periodontopatógenas. Sumado a ello, se han encontrado altos niveles de
NPY en sitios sanos, por lo que las investigaciones aún son limitadas para confirmar
una relación directa entre el estrés y la enfermedad periodontal por medio de esta vía3.
6.4 Cortisol: existe controversia en los estudios con respecto a la presencia del cortisol
en la saliva y FGC en pacientes con presencia de enfermedad periodontal y estrés. Si
bien existe evidencia que respalda el aumento de los niveles de cortisol en pacientes
con periodontitis agresiva, en este estudio no se observó diferencias de los niveles del
cortisol entre el estado de salud y enfermedad periodontal3, 22.
6.5 Factor neurotrofico derivado del cerebro (BDNF): este neuropéptido se supone
que tiene un efecto positivo sobre la regeneración de los tejidos periodontales mediante
la estimulación de la formación de nuevo hueso alveolar, cemento y fibras
periodontales. No obstante, el estudio no reveló diferencias en los niveles de BDNF
entre pacientes con salud o la enfermedad periodontal; sin embargo, se necesitan más
pruebas para demostrar este hallazgo, debido a las menores concentraciones de BDNF
detectado en la saliva3.
6.6 Adrenomedulina (ADM): éste es un péptido antimicrobiano que actúa contra las
bacterias Gram-positivas y Gram-negativas que aumentan sus niveles en pacientes con
periodontitis. Las células epiteliales son la principal fuente de ADM en la saliva, y los
receptores de ADM se han detectado en las glándulas salivales3.
6.7 Péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP): en el análisis del FCG
se encontraron niveles de CGRP más bajos en los sitios infectados con periodontitis,
que podría ejercer una influencia positiva en el remodelado óseo, ya que se produciría
una inhibición de la reabsorción ósea y aumentaría la estimulación de la osteogénesis.
pero en el estudio no arrojó diferencias en presencia de salud y enfermedad
periodontal3.
Como resultado, no hubo una correlación entre todos los marcadores en saliva y suero,
sólo las concentraciones de VIP y de NPY eran significativas en la saliva de pacientes
con periodontitis crónica y periodontitis agresiva, pero no en el suero. Asimismo, se
encontró de manera similar en otras condiciones inflamatorias, como por ejemplo
artritis reumatoide, lo que explica que podrían ser liberados en mayor cantidad como
mediadores inflamatorios3. Además, el estrés en ciertas condiciones estimula a las
glándulas salivales, influyendo en la secreción de péptidos, lo que podría indicar una
mayor sensibilidad en la saliva con respecto a los marcadores del suero 3.
En otros estudios se indica una fuerte evidencia de que el estrés juega una función
contributiva en la fisiopatología de periodontitis, observado por la presencia de
marcadores de estrés en la saliva (cromogranina A, cortisol, alfa-amilasa y beta-
10
endorfina)23. La presencia de estos neuropéptidos deben investigarse más a fondo, ya
que podrían servir como posibles parámetros de diagnóstico para diferenciar la
presencia de salud y la enfermedad periodontal, que podrían contribuir a la
investigación de biomarcadores salivales en la periodontitis.
Fig 2. Esquema explicativo de los mecanismos vinculados al estrés que pueden tener un impacto
en el daño periodontal
11
Metronidazol, en dosis de 250 mg cada 8 horas durante 1 semana, ya que es efectivo
contra espiroquetas. También se utilizan penicilinas o tetraciclinas24.
La relación entre el desarrollo de gingivitis ulceronecrotizante y el estrés ha sido
demostrada, por medio de una vía directa, en la que el individuo presenta desinterés y
disminución de hábitos de control voluntarios, como por ejemplo la higiene oral,
desorden en hábitos dietéticos y aumento del tabaquismo. También, a través de una
vía indirecta, la cual se relaciona con el sistema nervioso autónomo y endocrino en lo
que afecta la respuesta inmune del hospedero18, 25.
Igualmente, se ha observado que en la presencia de estrés existe una activación del
virus Herpes que se ha asociado a infecciones periodontales como periodontitis
crónica y gingivitis, al virus Epstein-Barr, y al citomegalovirus que a su vez se ha
vinculado con periodontitis agresivas18.
La presencia de estrés también altera los procesos de regeneración, debido a los
efectos inmunosupresores del cortisol, norepinefrina y epinefrina13. Además, se asocia
a una mayor susceptibilidad de patógenos oportunistas18.
12
Peruzzo y cols. (2007), señalaron que existe una gran dificultad para encontrar una
definición clara de periodontitis, o bien, que es complejo establecer para los estudios la
diferencia entre salud y enfermedad periodontal, sobre todo cuando se trata de
gingivitis26.
A pesar de que el estudio presenta ciertas limitaciones, se observa una mayor
tendencia a presentar periodontitis en personas que sufren estrés.
El estudio “The effect of stress on periodontitis: A clinicobiochemical study” realizado
por Manem y cols. (2012)27, se basó en reclutar a un grupo de pacientes de 40 años o
más, con al menos 20 dientes en boca, con el objetivo de analizar el efecto del estrés
con la periodontitis a través de la recolección de muestras de saliva para
posteriormente ser evaluadas por un test de ELISA. Se seleccionó esta edad, porque
se cree que pacientes mayores de 40 años se ven envueltos en distintos eventos que
condicionan a un aumento del estrés, como problemas financieros o enfermedades
crónicas no transmisibles, lo que aumenta el nivel de cortisol en la saliva. Como
resultado se vió que el estrés crónico altera el eje medular hipotálamo-hipófisario-
adrenal y simpático-adrenal, manifestándose con aumentos del cortisol en la saliva.
Esto explica de que a causa del estrés se provoca liberación de la hormona liberadora
de corticotropina (CRH) por el hipotálamo, lo cual estimula la secreción de la hormona
corticotropina por la adenohipófisis, que por último estimula una mayor producción y
liberación de cortisol por la glándula suprarrenal. Todo esto produce efectos negativos
como la supresión de la respuesta inflamatoria, el cambio fenotípico de las citoquinas
e hiperglicemia27.
Finalmente, el estudio demostró una relación entre niveles de cortisol salival y
enfermedad periodontal. La cual puede atribuirse a la inhibición de células T por
glucocorticoides, provocando indirectamente un aumento de los patobiontes que
pueden activar una respuesta celular25.
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10. Conclusiones
A lo largo de esta revisión, se ha esclarecido que el estrés, más que influir directamente
sobre la enfermedad periodontal, puede hacerlo a través de vías indirectas también.
El estrés es la respuesta natural de la mente y el cuerpo frente a situaciones
demandantes o de emergencia, de carácter crónico o episódico. Dependiendo del
modo en que el individuo afronta dichas situaciones, el estrés puede provocar
consecuencias positivas (eustrés) o negativas (distrés) en el hospedero. La respuesta
adaptativa de cada individuo frente al estrés es variable, y por ende, también lo es la
respuesta y magnitud de la misma a nivel fisiológico.
Los principales reguladores de las manifestaciones fisiopatológicas del estrés son el eje
simpático adrenomedular, propio del sistema nervioso autónomo, y el eje hipotálamo-
hipofisario-adrenal a través de la secreción constante y rítmica de glucocorticoides, por
lo tanto, un desorden en estos sistemas conllevan a un desiquilibrio fisiologico que
posteriormente pueden desencadenar en manifestaciones sistémicas que se
manifiestan como estrés y posibles vinculaciones con la enfermedad periodontal.
Distintos factores asociados al estrés pueden alterar la estabilidad de los tejidos de
soporte dentario en el individuo. El factor psicológico puede afectar en la medida que
interviene sobre los cambios de comportamiento que pueda tener la persona afectada.
Sumado a aquello, el factor fisiológico puede hacer al hospedero más susceptible al
daño del periodonto y su estructura a través de la reducción en la función inmune
mediada por glucocorticoides, la mayor producción de citoquinas proinflamatorias, la
modulación de la acción de las metaloproteinasas de matriz, la inhibición de la
presentación de macrófagos y antígenos, la disminución en la proliferación de linfocitos
y en la diferenciación de linfocitos a tipos de células efectoras, la modificación del
patrón enzimático de los fibroblastos gingivales y la baja en la producción de colágeno.
A su vez, ciertas hormonas y péptidos son liberados como consecuencia de las
interacciones neuroendocrinas en condiciones de estrés, tales como la sustancia P, los
NPY o el CGRP, de funciones conocidas y que también podrían jugar un rol dentro de
la patogénesis de la enfermedad periodontal, al contar dentro de sus funciones con
mecanismos protectores como la modulación de la secreción de citoquinas
proinflamatorias o la estimulación en la formación de tejido óseo. Sin embargo, los
estudios revisados no son concluyentes en esta materia, requiriéndose de nuevas
investigaciones que validen o rechacen la relevancia de esta vía en el desarrollo y la
progresión de la enfermedad periodontal.
Finalmente, la falta de resultados categóricos en las investigaciones recientes
imposibilitan la visualización del estrés como un factor clave en la aparición o la
promoción de la enfermedad periodontal. Sin embargo, el distrés sí es capaz de
provocar desregulaciones a nivel neuroendocrino y cambios de hábitos, que podrían
aumentar, en ciertos casos y con magnitudes variables entre cada individuo, la
susceptibilidad del hospedero frente a la aparición de la enfermedad periodontal.
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11. Bibliografía
15
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