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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA EQUINOCCIAL

Jhandry Geovanny Cuenca


Petróleos: Primer Semestre “B14”
Lenguaje y Comunicación
Lic. Lilia Espín García MSc.
Quito, 12 de octubre de 2015

Escrito De Humbolt Sobre Ecuador

El Ilustre explorador Alexander von Humboldt está considerado como el padre de la Geografía

Moderna Universal, contribuyó con varios aportes científicos gracias a sus amplios

conocimientos en el campo de la ciencia, recopilando valiosa información durante sus viajes y

exploraciones al continente Americano. La obra máxima de Humboldt fue Cosmos, Ensayo de

una Descripción Física del Mundo, publicada en 1876, la cual acabó de escribir prácticamente

con su muerte acontecía en 1859. La obra sería impensable sin su viaje por América. En uno de

los tomos describe:

´´La región montañosa cercana al Ecuador es la zona más pequeña de la superficie de nuestro

planeta en la que se observa mayor diversidad de la naturaleza. En la arrugada cadena de los

Andes de la zona de Nueva Granada y la Real Audiencia de Quito, el hombre puede

contemplar al mismo tiempo todas las formas de las plantas´´. (Humboldt, 1876)

Después de dos meses de permanencia en Bogotá, Humboldt y Bonpland parten de Colombia

en Diciembre de 1801 rumbo a Quito, atravesando las fragosas montañas de Quindío y luego los

anchos valles de Popayán y Pasto. Caldas, que anhelaba la llegada de los sabios europeos,
escribió entusiasmado a su amigo Arroyo, en diciembre de 1801. Días después relata las

impresiones de su primer encuentro.

´´ ¡Qué ingrato sería yo si no le comunicara cuánto me ha pasado y cuánto me ha enseñado el

Barón de Humboldt, este joven prusiano, superior a cuantos elogios se puedan hacer! Me

transporté a Ibarra, como le anuncié a usted, por antelar el momento de conocerlo; salí algún

trecho de aquí, y le hallé el 31 de diciembre de 1801, a las once del día. ¡Qué momento tan

feliz para un amante de la ciencia! Yo fui el primero que me le presenté y sin detenerse un

instante me comenzó a tratar con una franqueza y liberalidad sin igual. ¡Qué noticias tan

exactas trae de mí y de mis cosas!´´. (Vargas, 2010)

Humboldt, al llegar a Quito, se alojó en casa de don Juan Pío Montúfar, Marqués de Selva

Alegre. La impresión que le causó el ambiente familiar fue tan acogedor que le escribió a su

hermano Guillermo. A la verdad, el ascendiente social del Marqués rodeó al ilustre huésped no

sólo de toda clase de atractivos, sino que su holgura económica facilitó los medios para las

excursiones y experimentos del sabio alemán. Además, el Marqués era amigo de Mutis, a quién

había proporcionado los pintores quiteños de la Flora de Bogotá, motivo éste que le unía en

afecto común con Humboldt y con Caldas. La formación aristocrática del Barón le hacía

compaginar espontáneamente con los compromisos sociales, sin menoscabo de la seriedad

investigadora: actitud que no podía comprender Caldas, tanto más cuanto que Humboldt

demostró sus preferencias por el joven Carlos Montúfar, en quién veía una esperanza promisoria

para la causa de la ciencia. El hecho es que Caldas sintió amortiguarse su entusiasmo por el
sabio prusiano, sobre todo cuando este declinó la compañía del severo payanés en su viaje a

Lima, México y Europa, prefiriendo la del hijo del Marqués. Este contraste de nacimiento y

formación explica la diferencia de impresiones que sintieron Humboldt y Caldas sobre la

sociedad y cosas del Ecuador.

Humboldt había escuchado al profesor Werner explicar la teoría neptunista, según la cual el

origen y causa de todas las formaciones geológicas se atribuían a la acción de las aguas. En los

Andes ecuatorianos pudo observar de cerca las hileras paralelas de volcanes, cuya disposición

geográfica no depende de la configuración superficial del globo, sino de condiciones que siguen

a mayor profundidad. Adelantándose a la teoría vulcano-mecánica de los volcanes, escribió:

´´Los problemas que, por largo tiempo, parecieron enigmáticos a Geognosta en su tierra

nórdica, encuentran su solución en las regiones ecuatoriales. Aunque las zonas lejanas no nos

comprueban la existencia de nuevas variedades petrográficas, nos enseñan empero su

universalidad y las grandiosas leyes, idénticas en todas partes del mundo, según las cuales los

materiales pétreos de la corteza terrestre se sostienen mutuamente, se rompen e intercalan y se

levantan impulsados por fuerzas elásticas´´. (Humboldt, 1876)

A principios de abril de 1802, Humboldt acompañado de Bonpland y Montúfar, ascendió al

Antisana hasta la zona de las nieves. Recorrió el Antisanilla, cerca de Pinantura, y formuló la

opinión de que se trataba de una corriente de lava, que se había derramado a partir del zócalo del

volcán. El 14 de abril hizo su primera ascensión al Pichincha, seguido de numeroso séquito. La


falta de un guía perito no le permitió sino orientarse sobre la topografía y la situación de los

diversos picachos del macizo volcánico.

A principios de mayo se dirigió a la hacienda del Marqués de Maenza, con el propósito de

ascender al Cotopaxi. Desde la hacienda de La Ciénaga, ´´Escribe, al mismo tiempo y en su

proximidad estremecedora, el colosal volcán Cotopaxi, los picos titánicos de los Illinizas y el

nevado Quilindaña. Es una de las vistas más majestuosas e imponentes que me han ocurrido en

ambos hemisferios´´ (Humboldt, 1876). Con Bonpland subió a las faldas occidentales del

Cotopaxi. La estructura de su cono no correspondía a la teoría del levantamiento mecánico.

Desde el principio la lava derramada ha construido el edificio del cono, sobreponiendo las capas

de masa lávica, en alternación con capas de ceniza y arena, expulsadas por las erupciones

explosivas.

De vuelta a Quito, organizó su segunda ascensión al Pichincha, el 26 de mayo, guiado por

Javier de Azcázubi, conocedor de los picachos por sus excursiones de cacería. Esta vez le fue

dado observar el fondo del cráter con su aspecto caótico. De vuelta a la ciudad, en la tarde del 27

se sintieron en Quito unas vehementes sacudidas, que hicieron pensar en una erupción del

Pichincha. Humboldt no quiso perder la ocasión de observar de cerca el escenario del fenómeno.

De inmediato resolvió una nueva excursión, en compañía de Bonpland, Caldas y Montúfar. A las

cuatro de la mañana del 28 salieron apresuradamente de Quito y a mediodía estuvieron a los

bordes del cráter. Luces azuladas se entrecruzaban en el espacio, causadas por la deflagración del

azufre. Se experimentaron al mismo tiempo temblores vehementes, sin ruidos subterráneos.

Después de cada sacudida aumentaba el olor de ácido sulfúrico. A principios de junio dejó

Humboldt la hospitalaria mansión del Marqués de Selva Alegre y con Bonpland y Carlos

Montúfar se dirigió a Riobamba, con el objeto de ascender al Chimborazo. Después de pernoctar


en Calpi salieron en la madrugada del 27, a reconocer las cuchillas exentas de nieve, que habían

podido divisar con el telescopio. En el proceso de ascensión se detuvieron a 4815 metros de

altura, que pudieron precisar por la presión barométrica y los demás instrumentos de medición.

Comprobaron luego que la altitud en que comienzan las nieves perpetuas era de 4815 metros,

continuando la ascensión llegaron a la altura de 5610 metros. Humboldt dedujo, de este modo,

los efectos que la ascensión produce sobre el viajero.

´´Es una característica propia de todas las excursiones por las cadenas de los Andes que

encima del límite de las nieves perpetuas los hombres blancos se encuentran en las situaciones

más arriesgadas, sin guía siempre y aún sin conocimientos del lugar. Allí está uno siempre en el

primer puesto´´. (Vargas, 2010)

En cuanto a la estructura, ´´el Chimborazo recuerda las protuberaciones de la corteza terrestre

exentas de cráteres que comunican el interior del globo con la atmósfera, protuberancias que

fueron agalladas por la fuerza elástica de los ardientes gases subterráneos´´. (Humboldt, 1876).

Humboldt midió también las alturas del Tungurahua, Carihuairazo y los Altares. Luego siguió su

viaje al sur para examinar las plantas de la quina en Loja y el curso superior del Amazonas y

avanzar a Lima con el fin de observar el pase de Mercurio por el disco solar, que debía realizarse

el 9 de noviembre de 1802. El servicio de Humboldt al Ecuador fue de más trascendencia en la

propaganda científica. Aparte de los problemas vulcanológicos y mineralógicos dio a conocer los

fenómenos relacionados con la influencia de las diferentes altitudes en la vegetación y en las

condiciones físicas de la atmósfera, además de su acción fisiológica sobre el hombre.


De Quito conservó y expresó el mejor recuerdo. Apreció la riqueza de su arte y sus bibliotecas

y ponderó la belleza de su paisaje. En sentir de Humboldt, ´´la provincia de Quito es una de las

regiones más admirables, preciosas y pintorescas del mundo´´ (Humboldt, 1876). Mientras

Caldas trataba con Humboldt y Bonpland, escribió una Memoria sobre el origen del sistema de

medir las montañas y sobre el proyecto de una expedición científica. En ella certifica,

refiriéndose a la Botánica, que «nada iguala a las diversas formas y a las plantas caprichosas de

la parte alta de Quito». Bonpland, en un viaje rápido al Antinsana, halló más de cincuenta

plantas, entre ellas géneros nuevos. Caldas proyectaba recorrer despacio la zona de Quito para

descubrir nuevas especies. Sin ser un especialista confiaba en su habilidad para el dibujo y

requería de Mutis papel apropiado para desecar. Los hallazgos irían a enriquecer la Flora de

Bogotá.

Más optimista se manifestaba Caldas sobre su descubrimiento de medir las alturas mediante el

termómetro y el barómetro, en relación con la presión atmosférica. La conversación con

Humboldt sobre el asunto le llevó a examinar los resultados a que había llegado Sucio. Este no

había pensado en el agua hirviendo. Lo cual le lisonjeaba de ser autor de un pequeño

descubrimiento.

Sin salir del Ecuador redujo a su territorio el escenario de sus observaciones. En abril de 1803

escribió su Memoria de la nivelación de las plantas que se cultivan en la vecindad del Ecuador.

Pretendió elevar a categoría de ciencia el resultado de sus observaciones, cuya ventaja y utilidad

aprovecharían los agricultores, con trascendencia a la economía nacional.

Entre julio y agosto de ese mismo año hizo el recorrido de Quito a las costas del Pacífico, por

Malbucho, a instancias de Carondelet. Era una nueva tentativa de la vieja idea de hallar una
salida breve de Quito al mar Pacífico. En mayo de 1804 realizó un viaje de observaciones de

Quito a Cuenca y luego a Loja, llevando un diario en que consignó todos sus experimentos de

carácter científico, ratificando y a veces rectificando algunas de las observaciones de viajeros

anteriores. Como fruto de este viaje escribió la Memoria sobre el estado de las quinas en general

y en particular sobre la de Loja.

Finalmente regresa a Cuba para tomar rumbo a Filadelfia, Estados Unidos, donde lo recibe

Thomas Jefferson. Se despide de América el 9 de julio de 1804 cargado de más de sesenta mil

plantas, bocetos de mapas y paisajes, muestras geológicas y folios repletos de datos geográficos

que le servirán para la elaboración de mapas que sin duda son un gran escalón en la historia de la

cartografía americana.
Referencias Bibliografícas
Humboldt, A. v. (1876). Cosmo. Bélgica : E. Perié.

Vargas, J. M. (s.f de s.f de 2010). biblioteca miguel de ervantes. Obtenido de


http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/historia-de-la-cultura-ecuatoriana--
0/html/0027fcd4-82b2-11df-acc7-002185ce6064_26.html

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