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LA EFICACIA PERSUASIVA
José Antonio Hernández Guerrero
Universidad de Cádiz

Tres hechos recientes nos ofrecen una esclarecimiento de los hechos- no hizo
oportunidad idónea para que todo lo humanamente posible por
reflexionemos sobre los tres factores conocer la verdad del inhumano atentado
fundamentales que determinan la eficacia terrorista.
de la comunicación retórica: el orador, el Otros analistas han explicado que el
discurso y los oyentes. Me refiero a la poder comunicativo de esta mujer de
sorprendente intervención de Pilar aspecto frágil, de voz quebrada y vestida
Manjón en el Congreso de los Diputados, de riguroso luto, radicaba, sobre todo, en
a la magistral lectura de Menchu del Valle su capacidad para contagiar emociones,
en la celebración litúrgica del matrimonio para, transformando el dolor en valor,
entre el Príncipe Felipe y Leticia Ortiz, y conmover a todos con su llanto. Su
a la desafortunada insinuación que hizo desgarrador mensaje, en el que dibujaba
Pasqual Maragall sobre el «tres por el desamparo de los heridos, tanto en el
ciento» en el Parlament català. cuerpo como en el alma, provocó que,
además de lágrimas en algunos de los
I. LA CREDIBILIDAD DEL ORADOR presentes, los distintos grupos
¿Dónde radica la clave de la eficacia parlamentarios se disculparan ante las
persuasiva de la intervención de la víctimas y asumieran sus errores en la
portavoz de la Asociación de Víctimas comisión.
del 11 de Marzo, Pilar Manjón, en la que Nosotros opinamos que la eficacia
lanzó duras acusaciones contra los persuasiva de su discurso se apoyaba, aún
políticos y contra los medios de más que en la solidez argumentativa o en
comunicación, pidiéndoles que dejaran de el poder emotivo, en la coherencia ética:
utilizar a las víctimas como «armas en la adecuación de sus palabras con sus
arrojadizas» y exigiéndoles la creación de actitudes y con sus comportamientos.
una nueva comisión formada por Hemos de reconocer que la fuerza de los
personas independientes y libres de procedimientos sensoriales, racionales,
intereses partidistas? estéticos y emotivos reside, sobre todo,
A juicio de algunos críticos la fuerza en la credibilidad que inspira el orador: en
de sus palabras residía en su la confianza que transmite por su
«contundente y razonada» crítica a las integridad, por su coherencia y por su
conclusiones de la comisión ejemplaridad. En última instancia, los
parlamentaria, en su valiente y clara oyentes aceptamos las propuestas de un
denuncia al sistema público de salud por orador, más que por la fuerza
no atender a las necesidades de los argumentativa de sus reflexiones o por la
heridos y en la rigurosa argumentación intensidad sentimental de sus imágenes,
con la que demostraba que nuestra por la seguridad que nos proporcionan
mediocre y bullidora clase política -más sus comportamientos sinceros, honrados
preocupada por las ventajas que pudieran y dignos, por la convicción íntima que
proporcionarles las víctimas, que por el nos transmite de que, aunque se

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equivoque, no nos engaña. Esta buen uso de sus destrezas, estaría


convicción nos lleva a declarar que la causando un perjuicio a la sociedad:
formación del orador deberá consistir, en «Si el poder de la oratoria se pone al servicio
último término, en la educación de la de malas causas, no hay nada que pueda ser
conciencia moral (Camps 1988). más dañino para lo público y lo privado que
Estas ideas no son originales ya que la elocuencia» (XII, 1,1).
-recordemos- según Quintiliano (1999),
no es sólo deseable, sino también posible, Quintiliano hace suya la fórmula de
que el orador político alcance las Catón:
cualidades morales que genéricamente
englobamos bajo el nombre de «bondad». «El orador que pretendemos formar ha de
Quintiliano concibe la figura del orador ser el mismo que define Catón: un hombre
ideal como el armazón que proporciona bueno, experto en el arte de la palabra».
consistencia a su obra en la que describe
detalladamente los pasos necesarios para Pero ante todo, debe estar dotado con
alcanzar tal modelo. Recordemos que la cualidad que Catón pone en primer
Quintiliano (Pujante 2003) define a la lugar y que, por la propia naturaleza de
Retórica como la ciencia de «hablar bien», las cosas, es lo más importante y
pero hemos de tener presente que la principal: que sea un hombre bueno.
expresión «hablar bien» implica, nos sólo (XII, 1,1) Y concreta aún más:
la corrección gramatical, sino también la
honestidad moral. En consecuencia, «Y llevo mi opinión más lejos; pues no sólo
podemos afirmar el «buen orador» es un afirmo que el orador ideal deber ser un
«orador bueno», un «hombre bueno» que, hombre bueno, sino que ni siquiera se puede
ser un orador si no se es un hombre
además de dominar los procedimientos
bueno». (XII, 1,3)
retóricos, ha de respetar las normas éticas
porque, de lo contrario, sería un simple
Las palabras que cierran la «Institutio»
charlatán que emplea los artificios del
formulan la preeminencia de los
lenguaje para manipular las conciencias,
cimientos éticos sobre la destreza técnica,
para mover los corazones, para provocar
de la «virtus» sobre el «ars»:
adhesiones inquebrantables o para obligar
a actuar en una dirección, en vez de hacer
«Todas éstas eran, Marcelo Victorio, las
propuestas que estimulen el diálogo y la
reglas y las recomendaciones con las que me
confrontación de pareceres que partan de pareció que yo podía contribuir al progreso
diferentes hipótesis. Su punto de partida de la enseñanza de la oratoria. Si el
es el convencimiento de que el discurso conocimiento de estas normas resulta ser de
oratorio ha de orientar, alentar y poca utilidad para los estudiantes jóvenes,
estimular el crecimiento humano cuya espero que, al menos, los induzca a lo que
base de apoyo son las convicciones éticas; para mí es más importante: el deseo de hacer
sin ellas, el instrumento retórico se el bien». (XII, 11, 31) (Albaladejo 1988-
convierte en arma y la medicina oratoria, 1989/1989).
en veneno.
Según Quintiliano, aquel maestro de La segunda conclusión nos resulta aún
Retórica que no dote a sus alumnos del más evidente: la autoridad moral del
sentido moral necesario para hacer un orador ha de ser la vía principal de la

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persuasión. Quintiliano intenta demostrar tanto, un modelo de educación


cómo un orador que no fuera un hombre humanística liberal dentro del cual se
bueno y un ciudadano íntegro, no sería ubica adecuadamente la función del
un orador eficaz: insiste en la idea de que, orador como hombre público y, de
de una manera o de otra, acabaría manera más concreta, la misión de
aflorando su catadura moral, y ello político (Arduini 1998) que han de ser
acarrearía que los oyentes le retiraran de hombres de principios sólidos, de
manera inmediata su confianza y no criterios rigurosos y de virtudes
aceptaran sus discursos, por muy acrisoladas (Garrido 1985/1987/1994).
razonables que fueran. Según Quintiliano,
Demóstenes o Cicerón pueden ser II. LA PRONUNCIACIÓN
considerados excelentes oradores porque Uno de los hechos más elogiados de la
a su elocuencia retórica les acompaña el ceremonia nupcial de los Príncipes de
poder de su consistencia moral. Los dos Asturias ha sigo la magistral lectura del
fueron persuasivos oradores porque fragmento de la Carta que Pablo de Tarso
fueron buenos hombres, y esa calidad escribió a los fieles de Corinto. Algunos
humana se pone de manifiesto en su de los asistentes han confesado que
ciudadanía ejemplar; en consecuencia, el fueron las palabras a las que prestaron
orador responsable ha de reflexionar para mayor atención; muchos televidentes han
identificar y elegir sobre aquellas comentado que, a pesar de que es una
opciones de actuación que son lectura que han escuchado múltiples
coherentes con los valores de la justicia y veces, en esta ocasión, no sólo les sonaba
de la utilidad (del Río 1998). de manera distinta, sino que las ideas les
Todas estas reflexiones parten de un parecían nuevas; y varios periodistas han
principio fundamental que, aunque esté coincidido en que sus mensajes eran más
formulado en términos diferentes, claros, más directos, más interesantes y
constituye uno de los pilares de todas las más actuales que muchos de los sermones
Ciencias Humanas y que podríamos que han escuchado en toda su vida. No
enunciar de la siguiente manera: el ha faltado quien ha afirmado que este
lenguaje es el instrumento de texto, leído de forma admirable por la
construcción del ser humano y de la abuela asturiana de Leticia, «quedó a una
sociedad. Si lo aplicamos a la Retórica, distancia infinita de la homilía del
podremos afirmar que la cultura oratoria Cardenal Rouco, plagada de lugares
conforma profundamente el espíritu y comunes sobre el amor». Tal lectura era,
envuelve la vida entera del individuo: es efectivamente, la mejor explicación de las
la herramienta por el cual la vida adquiere palabras contenidas en dicho fragmento.
forma y densidad humanas, llega a ser Aunque algunos de estos comentarios
consciente de sí misma y se comunica pueden parecer exagerados, hemos de
manifestándose en la palabra. Sin la tener muy en cuenta que la elocuencia de
palabra todo es mudo, carente de un discurso oratorio depende, en gran
recuerdo del pasado, de la luz presente y medida, de su «pronunciación». Todos
del plan de futuro. hemos comprobado cómo la lectura
Así es cómo el orador realiza el grado individual del texto de una conferencia,
máximo de humanidad. El itinerario por ejemplo, nos ha resultado irrelevante
trazado por Quintiliano constituye, por lo

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y aburrida mientras que, cuando la discursos y, sobre todo, en que la


escuchamos a un comunicador «recitación enfática» -por llamar
competente, a un verdadero orador, nos excesivamente la atención de los oyentes
pareció valioso e, incluso, ameno. Por el sobre el lector y sobre el acto de la
contrario, una voz desagradable e lectura- conduce frecuentemente a una
incontrolada, y una lectura torpe y “sobreactuación” teatral, me permito
desacertada desgracian hasta los textos insistir en que el lector que transmite la
más profundos, interesantes y bellos. impresión de que atiende al contenido del
Resulta incomprensible cómo esta texto y sintoniza con los oyentes, facilita
destreza tan indispensable no se cultiva la transmisión de los mensajes. No
en muchas de las titulaciones que, perdamos de vista, además, que las
teóricamente, preparan a profesionales de vibraciones acústicas que produce la
la comunicación. «¿Cómo es posible -me lectura en voz alta -de forma parecida a la
preguntaba un sorprendido lector- que recitación musical- transmiten
todo un señor cardenal de la Iglesia sensaciones y sentimientos agradables o
Romana no haya aprendido a leer? desagradables que influyen en la adecuada
¿Cómo es posible que, conociendo la voz comprensión, en la aceptación o en el
tan desagradable y tan molesta que tiene, rechazo de los significados y de los
no haya asistido unas clases de Fonética mensajes que contienen los textos.
Práctica? » La lectura es, además, una
Comprendo la extrañeza de dicho «interpretación» en el triple sentido de
oyente y me sumo a esa multitud de los esta palabra. El lector que acierta
pacientes destinatarios de discursos, de realzando determinadas vocablos,
conferencias, de lecturas, de sermones, de subrayando algunos conceptos,
clases, de arengas, de homilías y de matizando otros y abriendo oportunas
charlas quienes, aburridos, cansados y, a pausas, nos ayuda a descifrar el sentido
veces indignados, tienen que soportar los profundo del texto, nos facilita la
gritos desaforados, vacilantes y comprensión de los mensajes y, además,
desequilibrados de oradores «interpreta», esto es, «actúa», traduciendo
desaprensivos que martirizan nuestros en acciones las ideas que expresa. El
oídos y traicionan los mensajes. lector, el intérprete y el actor «ejecutan» la
Descuidar la educación de la voz no es obra, traducen en movimientos las
menor pecado o error menos grave que palabras, convierten en gestos los
abandonar la higiene corporal. No movimientos y, en resumen, dan vida a
olvidemos que la voz es el soporte, el las letras.
vehículo, el envoltorio y el canal por el Por eso, podemos afirmar que leer un
que expresamos y comunicamos lo mejor texto es articular fielmente los sonidos
de nuestro interior: nuestras ideas y representados por los signos gráficos, y,
nuestros sentimientos. No perdamos de además, penetrar en sus significados,
vista que, en cualquier caso, el envase asimilarlos, asumirlos, identificarnos con
debe ser adecuado al valor de su ellos y, en cierta medida, vivirlos. La
contenido. lectura ha de ser «expresiva»: ha de
Aunque estoy de acuerdo en que, a descubrir las resonancias íntimas
veces, puede parecer exagerada esta -intelectuales y emotivas- que un texto
valoración de la «pronunciación» de los produce en nuestras entrañas; de la

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misma manera que la interpretación de Recordemos cómo el líder de


las melodías musicales pone de Convergència, Artur Mas, saltó al punto
manifiesto la calidad de los instrumentos y, con gesto un tanto descompuesto,
y la sensibilidad del músico que las sentenció que Maragall había mandado «a
interpreta. fer punyetes» toda la legislatura,
Para que la lectura sea comprensiva, amenazando de manera no demasiado
explicativa, valorativa y crítica es velada con boicotear la reforma del
necesario que, previamente, hayamos Estatut. Fue todo a la vez muy confuso y
«ingerido» sus mensajes y los hayamos muy clarificador. No se sabía a cuento de
hecho carne de nuestra propia carne. qué había salido a relucir lo del 3%, pero
Quizás sea demasiado pretencioso quedó clarísimo que el consenso se apoya
recordar que el lector es un hermeneuta, en un complejo entramado de silencios
un intérprete, y que Hermes, el dios de la mutuos. Así devuelto a la realidad, el
lectura es, además, el mensajero entre los president, como si se sintiera un tanto
dioses y los humanos. escandalizado de sí mismo, retiró la
acusación a toda velocidad, con lo que
III. LAS EXPECTATIVAS Y LOS INTERESES DE todo retornó más o menos a su cauce. La
LOS OYENTES insinuación fue recogida con vehemencia
Para comprender la reacción por Mas que le pidió que la retirara. Y
inmediata y malhumorada que provocó Maragall la retiró por el bien del Estatut y
una frase que a la mayoría de los de Catalunya.
televidentes nos resultó enigmática y que, Este hecho nos sirve para explicar
en otro contexto, hubiera parecido cómo los discursos son unos productos
inofensiva, hemos de partir del supuesto complejos en los que se mezclan
que cada oyente interpreta las palabras de múltiples factores, intereses y propósitos
un discurso, empleando como claves los del orador, y diversas expectativas,
significados asignados en su propio incógnitas y curiosidades de los oyentes.
vocabulario y las referencias previas que Son lugares de encuentros o de
posee sobre los asuntos que el orador desencuentros interpersonales, y procesos
trata. Si hubiéramos conocido algunas de de comunicación o de aislamiento
las presuntas prácticas irregulares mutuos. Estas afirmaciones no son
arraigadas en la administración imágenes más o menos tópicas y
autonómica, habríamos entendido la decorativas, sino que, por el contrario,
perturbación originada cuando el son fórmulas descriptivas que ponen de
president Pasqual Maragall interpeló a los manifiesto la complejidad y la dificultad
diputados de CiU diciéndoles aquello de que entrañan la elaboración y la
que «tienen un problema, que es el del pronunciación de los discursos. A veces,
3%». Aludía, como después no se tiene en cuenta que los oyentes
comprobamos, a las presuntas constituyen el factor más importante del
comisiones que habrían cobrado por las proceso comunicativo. Son los
obras públicas realizadas durante los destinatarios del discurso y la razón
largos años en los que Jordi Pujol estuvo determinante de su contenido y de su
instalado en el Palau de la Generalitat. forma: son los clientes1. Si queremos
1
«No hay nada nuevo bajo el sol. Y menos en el
proceloso mundo de la economía. (A finales de

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decir cosas interesantes, lo primero que del Río, José Antonio Caballero y Tomás
hemos de hacer durante la preparación Albaladejo (eds.) 1998, Quintiliano y la
formación del orador político, Logroño, Instituto
del discurso es estudiar a los oyentes para
de Estudios Riojanos y Ayuntamiento de
acomodar los razonamientos, las Calahorra:133-151.
imágenes y, en general, el lenguaje, a sus
intereses y a sus expectativas. Hemos de ARDUINI, S (1998) “La no evidencia de la
intentar ver el mundo con los ojos de los verdad: Política y Retórica”, en Emilio del
otros y dejarnos invadir por las Río, José Antonio Caballero y Tomás
Albaladejo (eds.) 1998, Quintiliano y la
esperanzas y por los temores ajenos. formación del orador político, Logroño, Instituto
Simplificando mucho podemos afirmar de Estudios Riojanos y Ayuntamiento de
que el orador debe simpatizar, sintonizar Calahorra: 27-40.
y sincronizar con los oyentes; éste es el
GARRIDO GALLARDO, M. A (1985) “La Nueva
punto de partida y la condición para que
Retórica”, en A.A.V.V., Mentalidad dominante y
un discurso sea elocuente. respuestas de futuro, Madrid: Eds. del C. M.
Moncloa, 31-43.
IV. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ---- (1987) Lenguaje y propaganda Madrid:
CAMPS, V.(1988) Ética, Retórica y Política, Publicaciones de la Armada,
Madrid: Alianza Universidad. ---- (1994) La Musa de la Retórica. Problemas y
métodos de la Ciencia de la Literatura Madrid:
QUINTILIANO, M. F., (1999) Sobre la formación del CSIC
orador. Doce libros, Traducción y comentarios:
Alfonso Ortega Carmona. En el XIX HERNÁNDEZ GUERRERO, J. A. Y GARCÍA TEJERA,
centenario de la muerte de Quintiliano, 4 (2004) El Arte de Hablar, Barcelona, Ariel.
vols., Salamanca: Universidad Pontificia de
Salamanca.

PUJANTE, D. (2003) Manual de Retórica,


Madrid, Castalia Universidad.

LÓPEZ EIRE, A., 1995, Actualidad de la Retórica,


Salamanca: Hepérides.

ALBALADEJO, T (1989) “Semántica y sintaxis del


texto retórico: inventio, dispositio y partes
orationis”, en Estudios de Lingüística.
Universidad de Alicante, 5 (1988-1989) 9-15.
Retórica (Madrid, Síntesis)

DEL RÍO SANZ, E


(1998) “La Institutio oratoria
como manual del buen político”, en Emilio
siglo han descubierto que el cliente es el rey!) Y
quién si no es, en una sociedad de libre mercado,
quien compra, quien consume los productos que
están en venta? El cliente -un grado más que el
mero consumidor- es quien, efectivamente,
manda. Por ello, los nuevos «gurus del
management» se apresuran a investigar sus
comportamientos, sus secretos mejor guardados».
Enrique Jurado, «Negocios», El País, Domingo,
30 de abril de 1995: 30.

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