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Servicio Bíblico Latinoamericano

Semana del 29 de Julio al 4 de Agosto de 2018 –


Ciclo B

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Domingo 29 de julio de 2018


Domingo 17º
Marta

2Re 4,42-44: Comerán y sobrará


Salmo 144: Bendeciré al Señor eternamente
Ef 4,1-6: Un sólo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo
Jn 6,1-15: Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron

2Re 4, 42-44
La actividad profética de Eliseo tuvo lugar en el Reino del
Norte. Eliseo es un profeta taumaturgo, a través de sus milagros
intentó conducir al pueblo a Dios. En la liturgia de hoy se nos
presenta la multiplicación de los panes. Aunque parece que no van a
alcanzar para tanta gente, al repartirlos alcanza y sobra. La fuerza
de este pan es más de orden espiritual: basta un poco de pan
compartido con gusto y con alegría, para sentir su fuerza y su
energía.

Ef 4, 1-6
Este texto es una exhortación a la unidad. Pablo desde la
prisión suplica a los Efesios que vivan de acuerdo con la vocación a
la que han sido llamados y se esfuercen por mantener la unidad, ya
que han recibido un mismo bautismo. El reconocimiento de la
paternidad de Dios nos lleva a reconocer en los demás a nuestros
hermanos.
Una intachable conducta de vida corresponde a la vocación que
han recibido los que antes eran gentiles. La vida digna del
llamamiento a la esperanza se muestra en el hecho de que los
miembros de la Iglesia guarden la unidad obrada por el Espíritu en
el único cuerpo.
Se habla de la relación con la Iglesia y en la Iglesia como
comunión que los abraza. La desintegración de la unidad es señal de
desesperanza de los miembros de la Iglesia. Presupuestos internos
para la unidad son: tener en más estima a los otros que a sí mismo,
saber apreciar los dones que Dios ha dado a los demás, pensar y
sentir unánimemente... Todo esto presupone apartarse de todas las
formas de ambición. La humildad y la modestia desempeñan un gran
papel donde hay amenaza contra la unidad. La mansedumbre, la
apacibilidad, la dulzura son comportamientos con el prójimo que
alejan toda clase de riñas, evitan la acritud y el sentimiento de
superioridad. La paciencia es un rasgo esencial del amor, hace
posible y salvaguarda la unidad de la paz.
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El llamamiento que se hace a los que antes eran gentiles es un
llamamiento hacia los otros, a respetar el espacio interno y externo,
a permitirles que sean ellos mismos y a poderles apreciar en el
amor. El Espíritu es el poder que crea y conserva la unidad y esta
unidad es la que hay que guardar.

Jn 6, 1-15
Mucha gente acudía a escuchar a Jesús. A veces venían de
lejos, y era lógico que vinieran preparados para pasar unos días.
Venían atraídos por la fama de los milagros y señales que realizaba.
Jesús aprovecha el momento para dar una lección a sus oyentes.
Comienza preguntándole a Felipe que con qué comprarían panes
para dar de comer a la multitud. Felipe le dice que no bastarían
doscientos denarios. Andrés le dice que hay un muchacho que tiene
cinco panes de cebada y dos peces, pero que eso no es nada para
tanta gente. Es la misma pregunta que el criado le hace a Eliseo.
Jesús enseña que la dinámica del Reino es el arte de compartir.
Quizá todo el dinero del mundo no fuese suficiente para comprar el
alimento necesario para los que pasan hambre... El problema no se
soluciona comprando, el problema se soluciona compartiendo.
La dinámica del mundo capitalista es precisamente el dinero.
Creemos que sin dinero nada se puede hacer y tratamos de
convertirlo todo en dinero, no sólo los recursos naturales sino
también los recursos humanos y los valores: el amor, la amistad, el
servicio, la justicia, la fraternidad, la fe, etc. En el mundo capitalista
nada se nos da gratuitamente, todo tiene su precio, todo se tasa y se
comercializa. Se nos ha olvidado que la vida acontece por pura
gratuidad, por puro don de Dios.
Jesús en esta multiplicación de los panes y de los peces parte
de lo que la gente tiene en el momento. El milagro no es tanto la
multiplicación del alimento, sino lo que ocurre en el interior de sus
oyentes: se sintieron interpelados por la palabra de Jesús y, dejando
a un lado el egoísmo, cada cual colocó lo poco que aún le quedaba, y
se maravillaron después de que vieron que al alimento se multiplicó
y sobró. Comprendieron entonces que si el pueblo pasaba hambre y
necesidad, no era tanto por la situación de pobreza, sino por el
egoísmo de los hombres y mujeres que conformados con lo que
tenían, no les importaba que los demás pasaran necesidad. El gesto
de compartir marca profundamente la vida de la primeras
comunidades que siguieron a Jesús. Compartir el pan se convierte
en un gesto que prolonga y mantiene la vida, un gesto de pascua y
de resurrección. Al partir el pan se descubre la presencia nueva del
resucitado.
Si somos hijos de un mismo Padre como reconoce Pablo en la
lectura que hemos hecho, no se entiende por qué tantos hombres y
mujeres viven en extrema pobreza mientras unos cuantos viven en
abundancia y no saben qué hacer con lo que tienen. En el mundo
actual es mucho el dinero que se invierte en guerra, en viajes
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extraterrestres, en tratamientos para adelgazar. Los que tienen el
capital crean condiciones cada vez más injustas y pretenden hacer
más dinero, explotando los recursos que quedan, aunque destruyan
todo y acaben con las condiciones de vida sobre la tierra. Ningún
ser humano debiera morir de hambre, pues la tierra tiene suficiente
para albergarnos a todos. Los cristianos no debemos olvidar el
compartir: ésta es la clave para hacer realidad la fraternidad, para
reconocernos hijos de un mismo Padre. Cuando se comparte con
gusto y con alegría el alimento se multiplica y sobra. La multitud, al
ver lo que Jesús ha hecho, intenta llevárselo para proclamarlo rey,
pero Jesús huye solo a la montaña.

También al evangelio de hoy se refiere el capítulo 57 de la serie


«Un tal Jesús», titulado «Cinco panes y dos peces», de los hnos.
López Vigil. El audio, el guión y su comentario pueden ser tomados
de aquí: https://radialistas.net/57-cinco-panes-y-dos-peces/

Para la revisión de vida


Dios está por encima de todas nuestras divisiones; nosotros
estamos guiados, movidos y animados por un mismo y único
Espíritu. ¿Veo las diferencias que pueda haber entre nosotros
como las riquezas que el Espíritu nos da para que
construyamos juntos la unidad, o prefiero la uniformidad que
mata la pluralidad de carismas?
Moisés, en el desierto, fue incapaz de alimentar al pueblo y
tuvo que recurrir a Yahvé. Jesús, él solo es capaz de alimentar a
la multitud, a cuantos tienen hambre, de modo que “todo el que
crea en él no se pierda, sino que tenga una vida imperecedera”.
¿Con qué “pan” alimento yo mi vida: el del afán de dinero, o de
fama, o de comodidad… o con el pan del servicio?

Para la reunión de grupo


- Eliseo, siervo del Señor, aprovecha el pan que le es
ofrecido para que haga un sacrificio al Señor y lo emplea para
dar de comer, en época de carestía, a la gente que busca al
Señor pero que no tiene con qué alimentarse. Y es que el
profeta de Dios tiene que llevar la palabra a las gentes, pero lo
primero de todo es que las gentes tengan qué comer para estar
vivas. ¿Qué es más importante que demos a los demás: el pan
de la palabra o la palabra del pan? Profundizar en es dialéctica
entre el hambre material y el hambre espiritual... ¿Se puede
establecer divisiones y contraposiciones? ¿Qué pensar, en ese
sentido, del "materialismo" de Mt 25, 31ss?

Para la oración de los fieles


- Por toda la Iglesia, para que seamos capaces de
alimentar a cuantos tienen hambre y sed de justicia. Oremos.
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- Por todos los gobernantes del mundo, para que en sus
gestiones sea cuestión primordial la atención a los indigentes.
Oremos.
- Por todos los niños que siguen muriendo de hambre,
para que su sacrificio sea estímulo que nos una a todos en la
lucha contra el hambre. Oremos.
- Por todos los cristianos, para que nunca olvidemos
nuestra vocación de animadores y propagadores de la vida, el
amor, la justicia y la esperanza. Oremos.
- Por nuestra comunidad, para que se mantenga siempre
fiel al ejemplo de Jesús a la hora de comprometerse en la lucha
por resolver las necesidades de las personas. Oremos.

Oración comunitaria
Dios, Padre nuestro, protector de todos los que en ti confían;
danos el pan de cada día, que alimenta nuestro cuerpo para
seguir esforzándonos en la construcción de tu Reino; y danos el
pan de tu palabra, que nos da luz y sentido para nuestras vidas.
Te lo pedimos por Jesucristo N.S.
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Lunes 30 de julio de 2018


Ma. de Jesús Venegas (1959), Pedro Crisólogo (451)

Jer 13,1-11: Destruiré el orgullo de Judá y de Jerusalén


Interleccional 32: Despreciaste a la Roca que te engendró
Mt 13,31-35: El reino se parece a una semillita

L as parábolas revelan la forma cómo Dios se hace historia


revelando y haciendo posible su Reino. Las parábolas son
pedagógicamente las enseñanzas de la buena nueva de Jesús. Es
más, Jesús se hace parábola de Dios. En esta ocasión, las
enseñanzas de estas nuevas parábolas hacen eco de ese actuar de
Dios desde el común cotidiano de los hombres y las mujeres. En
principio, antepone la pequeñez de la semilla con la altura de la
planta cuando ha germinado, luego, de manera similar, sucede con
el ejemplo de la levadura que es capaz de fermentar la masa y
hacerla crecer. Para Jesús, el Reino es así, algo imperceptible en su
inicio, pero que luego por la fuerza del Espíritu se convertirá en una
realidad más grande. Así entonces, la parábola nos invita a creer y a
soñar con ese plan de Dios y, sobre todo, nos compromete hacerlo
presente con actitudes de justicia y solidaridad aquí y ahora. Así
pues, ¿soy con mi vida como esa semilla y levadura capaz de hacer
actual el Reino en nuestra sociedad, en nuestra iglesia?
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Martes 31 de julio de 2018


Ignacio de Loyola, fundador (1556)

Jr 14,17-22: Señor no rompas tu alianza


Salmo 78: Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre
Mt 13,36-43: La cizaña se arranca y se quema

C omo en la parábola del sembrador, la de la cizaña viene


explicada por Jesús. Si bien la parábola nos traslada a un escenario
de juicio y quizás un poco desalentador por los símbolos de la
misma. Aquí la invitación es clara: la acogida del Reino comienza en
el interior de las personas en la fe a Jesús, pero se realiza en la vida
de los pueblos cuando el mal vaya siendo vencido por el proyecto
liberador de Dios. El Reino de Dios está ya abriéndose camino por la
historia y Jesús invita a entrar en él. A pesar de todas las
resistencias y desilusiones que se puedan producir por esta tarea,
Jesús confía que Dios hará suya la utopía tan anhelada del ser
humano: la de hacer desaparecer el mal, la injusticia y la muerte.
No obstante, es necesario que hombres y mujeres tomen con
responsabilidad la misma tarea de Jesús, pues siempre se
necesitarán personas capaces de poner en marcha el proyecto de
Dios. ¿Con nuestras actitudes será que somos como semillas o, más
bien, cizaña?
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Miércoles 1 de agosto de 2018


Alfonso Ma. de Ligorio, fundador (1787)

Jr 15,10.16-21: ¿Por qué se ha vuelto crónica mi llaga?


Salmo 58: Dios es mi refugio en el peligro
Mt 13,44-46: Vende lo que tiene y compra el campo

L as parábolas del tesoro escondido y de la perla tienen como


objetivo señalar la presencia del Reino de Dios en medio de
nosotros. Así, el Reino es como ese mercader y ese hombre
cualquiera que venden sus bienes para adquirir la perla o el tesoro.
La fuerza de estas parábolas está puesta en esa actitud de
valoración correcta, tanto el mercader como el hombre del campo
han encontrado lo absoluto. En efecto, ellos son lo suficientemente
sagaces como para relativizar lo demás y hacerse con el valor
primordial que han encontrado. Por eso, el Reino de Dios se pone
como don, como ese gran tesoro que, al mismo tiempo, es alegría
que compromete nuestras decisiones y opciones para ir en pos de él
en esta historia, con la convicción de que en el mañana sea una
fuerza transformadora tan grande, donde el anhelo de ver a Dios
reinando en la justicia, la solidaridad y la fraternidad entre todos y
en comunión con la Tierra sea una realidad. Ahora bien: ¿Somos
capaces de cambiarlo todo para hacer posible este Reino?
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Jueves 2 de agosto de 2018


Ntra. Sra. de los Ángeles, Eusebio de Vercelli (371)

Jr 18,1-6: Como barro en manos del Alfarero


Salmo 145: Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob
Mt 13,47-53: Reúnen los peces buenos

E l tiempo de Jesús estaba marcado por el exclusivismo y el


elitismo, desde los romanos, los mismos griegos y hasta los judíos
tenían grupos que ejercían su poder sobre los demás: el control
político-militar para Roma, la sabiduría griega y el fanatismo
religioso y legalismo del mundo judío creaban en todos esos grupos
ciertas exigencias que segregaban y marginaban a otros por no
compaginar en sus círculos. Por su parte, Jesús ha venido enseñando
que Dios no actúa así, Dios es un Padre que acoge a todos y, en
especial, a los marginados de ese tipo de sociedades excluyentes. En
consecuencia, la parábola presenta que Dios es como ese pescador
que recoge todo tipo de peces; los buenos y los malos, no emplea
métodos discriminatorios, en su oferta gratuita de salvación todos
pueden ser atrapados en sus redes. Así pues, el evangelio nos
detiene en analizar las lógicas y estructuras de este mundo tan
desigual y excluyente, para hacer posible un Reino que sea igual
para todos, sin distinción. En definitiva, un Reino que sea universal.
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Viernes 3 de agosto de 2018


Pedro Julián Eymard, fundador (1868)

Jr 26,1-9: El pueblo se juntó en el Templo


Salmo 68: Que me escuche tu gran bondad, Señor
Mt 13,54-58: ¿No es éste el hijo del carpintero?

J esús ha vuelto a Nazaret y el encuentro con su pueblo resulta ser


decepcionante, no comparten que el hijo del carpintero sea el
enviado de Dios. Los evangelios desvelan con toda naturalidad quién
es Jesús, y el carácter de su humanidad. Pero al mismo tiempo, nos
presentan a un Jesús que revela la presencia de Dios Padre
acompañando al pueblo en su historia. La discusión de los paisanos
se siembra en esta dimensión sobre la persona de Jesús. De este
modo, la fe se vuelve un elemento fundamental para comprender en
qué consiste la novedad del Reino en la persona de Jesús. En efecto,
el pueblo de Nazaret no comprende cómo puede Dios manifestarse
en ese hombre, normal y ordinario semejante a ellos, es un
escándalo que este hombre sin estudio o cierto honor les refleje la
sabiduría de Dios. La falta de fe es un obstáculo que impide ver más
allá. Así, la fe cristiana no consiste en seguir una idea o una
doctrina, consiste en adherirse a una persona en concreto: Jesús.
¿Estamos dispuestos a seguirlo?
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Sábado 4 de agosto de 2018


Juan María Vianney (1859)

Jr 26,11-16.24: El Señor me envío a predicar


Salmo 68: Escúchame, Señor, el día de tu favor
Mt 14,1-12: Herodes mandó decapitar a Juan

L a figura de los profetas en la Biblia se ha enmarcado desde la


tensión y el conflicto, pues éstos siempre fueron un estorbo para las
estructuras de poder. Así como Juan, el mismo Jesús sufriría las
mismas consecuencias en mano de los poderosos. El evangelio
presente narra el desenlace fatal del conflicto entre el profeta Juan
el Bautista y Herodes Antipas. Según los relatos, parece que
Herodes estaba molesto porque el Bautista, públicamente, le echaba
en cara su inmoral relación con la esposa de su hermanastro. Un
historiador de la época, Flavio Josefo, cambia esta versión moral a
una política, señala que Herodes mandó a matar a Juan el Bautista
porque tenía miedo que este provocara un levantamiento del pueblo
en contra suya. Una vida humana en bandeja en el contexto de una
fiesta de un rey, no deja duda, de lo que es capaz de hacer un
cobarde tirano embriagado de poder. ¿Qué hacemos los cristianos
en nuestra tarea profética ante la cultura de muerte y de terror
impuesta con más fuerza cada día?
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