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Un maleza es ‘una planta que crece en un sitio que el hombre considera inadecuado’.
Hay 10.000 especies de malezas, de los cuales entre el 20 y el 30 por ciento son
comestibles.
También existe la palabra ‘yuyo’ –que proviene del quechua yuyu, hortalizas– que tiene
en la Argentina una acepción despectiva. Sin embargo, en el Perú el vocablo se aplica a las
hierbas tiernas y comestibles, y en Colombia y Ecuador a las hierbas condimentarias. En este
artículo rebautizamos como ‘buenezas’ a las malezas comestibles, ya que se da la paradoja de
que en ciertos lugares se las combate mientras que en otros se las recolecta como alimento, y
hasta se las cultiva y exporta. Por ejemplo, la bolsa del pastor –Capsella bursa-pastoris–, y los
amarantos –Amaranthus spp– se exportan de Corea y Taiwán a los EEUU, país al que llegan
unas 19 malezas alimenticias. Dada su demanda en restaurantes finos ya se han comenzado a
cultivar 11 de esas especies en EEUU.
Los estudios realizados por los investigadores del laboratorio "Ecotono" de Bariloche señalan
que una gran cantidad de plantas consideradas como "malezas" son comestibles y, de hecho,
fueron utilizadas como sustento desde los mismos orígenes de la humanidad.
Los "yuyos" o "malezas" abundan por todos los ambientes disturbados por el hombre. De las
aproximadamente 10.000 especies conocidas en el mundo, posiblemente entre el 20 y el 30%
son comestibles.
Muchas de las especies que hoy llamamos "malezas" han servido de sustento a la humanidad
desde el Paleolítico. Algunas, como la avena, acelga, colza, achicoria, rúcula, centeno y otras
más fueron malezas hasta que el hombre aprendió a cultivarlas. La agricultura, sin embargo, se
ha concentrado en unas pocas -algo más de cien- especies comercialmente redituables que
aparecen en los anuarios de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación). Pero quedan muchas otras que han sido "olvidadas" y que merecen ser
consideradas por quienes buscan delicadezas gastronómicas, por los que sienten el placer de
salir a colectar plantas silvestres comestibles o... cuando nos encontramos en apuros, durante
épocas de crisis.
En nuestros archivos tenemos anotadas más de 13.000 especies comestibles, a nivel mundial,
pero existe la sospecha de que deben ser muchas más. Basta echar un vistazo a la tabla 1
para comprobar que la riqueza de fuentes comestibles puede llegar a ser considerable. Es
normal que en cualquier bioma -bosque, pradera o desiento - el porcentaje varíe entre el 6 y 21.
En ambientes disturbados "antropizados" varia entre el 17 y 33%. Pero si consideramos sólo
las malezas, esto es, plantas invasoras que de una forma u otra "molestan" al hombre, los
valores oscilan entre el 23 y 89%. En una estimación conservadora, un 10% de las 260.000
especies conocidas de plantas en el mundo, tendrían que ser alimentarias. Es decir que,
posiblemente, deben de existir, por lo menos, 26.000 especies comestibles, ya que aún no se
conoce la totalidad de la flora de nuestro planeta. El comercio internacional sólo utiliza el 0,04%
de esa riqueza.
Tabla 1. Proporción de especies comestibles en diferentes biomas y comunidades 1
Nº de especies
% Lugar Fuente
Total Comestibles
Ecosistemas Naturales
América del Norte.
18.956 1.112 6 Plantas comestibles usadas Duke 1992*
por aborígenes.
2.500 375 15 Desierto de Sonora, EEUU Felger & Nabhan, 1978*
430 26 6 Tierra del Fuego, indios onas Martinez-Crovetto, 1968
360 75 21 Amazonas boliviano Boom, 1987
Amazonas peruano (sólo
275 11 4 Peters et al, 1989
árboles frutales)
Ecosistemas Antópicos
653 124 19 SO provincia de Córdoba Bianco & Cantero, 1992
O Uruguay, E Entre Ríos, S
446 77 17 Brasil (Represa de Salto Lema 1988
Grande)
E.H. Rapoport, C.R.
Parque La Chata, La Habana,
165 55 33 Martínez, P. Herrera (sin
Cuba
publicar)
Estrictamente Malezas
51 31 61 Campo experimental, Canadá Derksen et al., 1993
14 6 43 Tumba y quema, N India Misra et al., 1992
761 177 23 Catálogo de malezas Marzocca et al., 1976
Malezas y escapadas, NO
300 90 30 Rapoport & Brión, 1991
Patagonia
Muestra al azar, malezas
200 59 30 Rapoport, sin publicar
mundiales
40 20 50 Malezas comunes de Cuba Sánchez & Huranga, 1970
176 51 21 Malezas urbanas, Rosario Franceschi, 1996
168 111 66 Malezas de Cánada Frankton & Mulligan, 1977
422 177 42 Malezas de los EEUU Wilkinson & Jaques, 1979
305 137 45 Xapala, México Domínguez-Barradas, 1995
Las peores malezas del
18 16 89 Holm et al., 1977
mundo2
1
La bibliografía correspondiente se proveerá a petición de los interesados: rvcihoy@criba.edu.ar
2
Sobre la base de una encuesta a nivel internacional, Holm y colaboradores identificaron las 18 especies más agresivas y
díficiles de controlar (presentes en la mayoría de los cultivos y hábitats) y de mayor dispersión (citadas en la mayoría de los
países). Como puede apreciarse, 16 de ellas contienen partes comestibles.
*
Las citas marcadas con asteriscos contienen valores dados por los respectivos autores. Los restantes corresponden a
nuestras estimaciones.
Dos momias muy bien conservadas en turberas de Dinamarca (El Hombre de Tollund y el
Hombre de Grauballe, datadas de la Edad de Hierro) - a partir de las cuales se pudo hacer un
detallado análisis de sus contenidos estomacales - dieron excelente información sobre los
hábitos alimentarios de aquella época. Sus últimas comidas contenían restos de 66 especies
de plantas, incluyendo semillas de Bromus mollis, Chenopodium album, Holcus lanatus
Plantago lanceolata, P. major, Polygonum convolvulum, P. lapathifolium, Rumex acetosella,
Spergula arvensis, Stellaria media y Viola arvensis. Todas ellas son especies cosmopolitas que
se encuentran en la Argentina, en su mayoría transportadas como malezas por los
conquistadores y colonizadores europeos. Pero, hasta donde sabemos, nadie utiliza sus
semillas como alimento. Es decir, en la antigüedad los recolectores buscaban su sustento a
partir de variadísimas fuentes durante sus recorridos. Actualmente, nadie se alimenta de
manera tan diversa. Basta con visitar las fruterías y verdulerías para darse cuenta de que lo
ofrecido como alimento de origen vegetal raramente alcanza la diversidad que utilizaban
nuestros antepasados.
Hay países, sin embargo, donde las verduras silvestres constituyen una parte importante y
permanente de la alimentación humana. En Lushoto, Tanzania, la tercera parte de la dieta
proviene de hojas silvestres. En Swazilandia, la gente utiliza las hojas de 48 especies y en Alto
Shaba, Zaire, aprovechan las hojas de 50 especies de árboles como, por ejemplo, las del
gigantescos "baobab" (Adansonia digitacontiene un 13% de proteínas.
En Senegal las secan, muelen y agregan al cuscús. Algo parecido ocurre con Cassia
obtusifolia, cuyas hojas sirven para preparar el "kawal", en reemplazo de la carne y para
acompañar las papillas de sorgo o en estofados y sopas. Dracaena reflexa contiene 19% de
grasas y hasta una vulgar plantita pantropical como Bidens pilosa, muy utilizada en África, llega
a tener 22,5% de grasas en sus hojas. Lo notable es que esta hierba es una maleza
ampliamente distribuida también en Latinoamérica, donde se la conoce como "amor seco",
"saetilla", "mozote", "picão-preto", "aceitilla" y muchos nombres más. Pero se la utiliza poco
como alimento. Es curioso que en Latinoamérica prácticamente, el único árbol cuyas hojas son
utilizadas en gastronomía, como aderezo, es el palto o aguacate (Persea americana). Se
venden secas y molidas en los mercados y tienen un suave y lejano sabor a hinojo. ¿Es que los
pueblos africanos aún mantienen sus costumbres de recolectores-cazadores, mientras que la
mayor parte de los pueblos del Nuevo Mundo nos hemos "civilizado"? ¿Será porque por estos
lados a la gente le disgusta o desprecia usar lo que la naturaleza le ofrece, o porque somos
fundamentalmente carnívoros? Ambas son posibles explicaciones, pero también hay que
agregar otras razones, como la de que hemos perdido la costumbre o tradición y "ganado" la
haraganería o comodidad. Es más fácil adquirir, o más aún, mendigar las hortalizas y
legumbres en los mercados y verdulerías que ir a recolectalas al campo o al bosque. A esto
podría agregarse un factor psicológico, esto es, la verguenza de verse observado por los
vecinos recolectando "yuyos". Pero, desde nuestro punto de vista, el factor principal es el
desconocimiento. La experiencia de nuestras charlas informativas en barrios carenciados,
comedores populares e iglesias nos ha mostrado que la gente queda sorprendida por la
diversidad y abundancia de esas fuentes alimentarias. Frecuentemente, escuchamos
comentarios como "recuerdo que mis abuelos preparaban comidas con plantas silvestres,
aunque no me acuerdo de cuáles eran".
MALEZAS COMESTIBLES EN LA PATAGONIA
En el noroeste patagónico hay tantas especies de plantas invasoras exóticas como de nativas.
Se trata de una verdadera contaminación por especies traídas por el ser humano de todas
partes del mundo. Como el espacio es un recurso natural limitante, y como las especies
compiten entre sí, hay que considerar que por cada planta foránea que prospera existe, en
promedio, una planta patagónica menos. Esas plantas invasoras han penetrado en
prácticamente todos los ecosistemas, hasta en los sitios más recónditos. ¿Detener ese
proceso? Un imposible, pues no podemos revisarles los bolsillos a todos y a cada uno de los
viajeros que llegan a la región. ¿Erradicarlas? Es otro imposible, ya que no alcanzaría el
presupuesto nacional para movilizar a todo un ejército de gente dedicada a esa tarea. Por otro
lado, la experiencia indica que los disturbios causados por ese tipo de empresas provocan
tantos beneficios como daños al ecosistema. Además, si utilizamos plaguicidas terminamos
envenenando la naturaleza.
Hay un dicho en inglés muy apropiado para nuestro caso: lf you can't beat them, eat them que,
en buen criollo, podría traducirse como "lo que no mata, engorda". A fines de 1988,
comenzamos a investigar este tema. La literatura en inglés, francés, alemán y ruso es
relativamente abundante. En castellano y portugués, es escasísima. Pero lo que nos sorprendió
es que nunca se hizo una evaluación cuantitativa de la oferta alimentaria de las malezas. Los
libros y artículos publicados no pasan de la descripción e ilustración de las plantas silvestres
comestibles, incluyendo "malezas" y, a lo sumo, traen algunas atractivas recetas de cocina.
Comenzamos haciendo una lista de las malezas exóticas (no nativas) que hoy llegan a las 90
especies entre San Martín de los Andes y Esquel. La primera estimativa por el método PZ, esto
es, realizando caminatas en donde se va anotando la especie que es tocada a cada paso por la
punta del zapato, nos informó que en Bariloche:
En total, en esta corta encuesta anotamos 15 especies exóticas y 9 nativas, clara indicación de
que estábamos frente a un recurso alimentario interesante, por lo variado y abundante. Cuatro
miembros del laboratorio Ecotono decidimos hacer un muestreo más adecuado para evaluar
cuantitativamente la biomasa alimentaria. Los primeros resultados reflejaron cifras tan elevadas
que pensamos que habíamos cometido algún error sistemático, razón por la que
incrementamos el número de muestras a más de 700. Los nuevos resultados confirmaron los
anteriores. El método consistió en colocar al azar marcos de 50 x 50cm (medidas interiores) en
terrenos baldíos, huertas y campos abandonados y recolectar dentro de ellos la totalidad de las
partes comestibles de las especies de plantas allí existentes. Se llevaban al laboratorio dentro
de bolsitas de polietileno y se pesaban separando los valores por especies (peso fresco y peso
seco). A lo largo de las rutas nacionales y calles urbanas se tomaban diez muestras separadas
dos metros entre si, en las banquinas (bermas), y se repetía el procedimiento a distancias de
un kilómetro.
De todos modos, aun con ese "handícap", hay que considerar que en Bariloche ese valor de
1,3 t/ha sólo representa un muestreo particular en el tiempo, esto es, el "standing crop"
(efectivo) instantáneo. Buen número de esas plantas silvestres resisten hasta tres cosechas
durante la estación de crecimiento. Un ejemplo lo tenemos en la Lechuga de Minero (Claytonia
perfoliata, antes Montia perfoliata), una invasora norteamencana de los bosques urbanos de
Bariloche. En tres microparcelas de O,25m² realizamos cosechas sucesivas, a intervalos de un
mes. Los resultados fueron los que indica la tabla.
Es interesante constatar que esta maleza, en 34 muestras de 1/4m 2, nos dio un promedio de
276g. Su contenido de agua varió alrededor del 78,5 ± 7,3%. Esto significaría que por donde
vive esta planta, algo parecida al berro en su sabor, y con la cual se pueden hacer buenas
ensaladas, croquetas o canelones, abundan a razón de 11 toneladas por hectárea, en
promedio. Es tal su productividad que pensamos en proponerla como planta de cultivo, aunque
no nos hemos atrevido aún, ya que se trata de una maleza muy invasora. Habría que estudiar
previamente en qué climas esta planta prosperaría sin que pueda escaparse del cultivo. Este
es sólo uno de los 90 casos que hemos venido estudiando. Hay que considerar que esas 11
toneladas por hectárea se dan sin necesidad de preparar la tierra, sin fertilizantes y sin riego.
Más aún, se pueden obtener hasta tres cosechas en los meses de verano. Ya existen
antecedentes históricos y actuales del cultivo de "malezas". Desde el momento en que dejan de
ser un estorbo y pasan a ser utilitarias, no les cabe el nombre de "malezas". Tendrían que
Ilamarse "buenezas" .
OTRAS PLANTAS COMESTIBLES
Hay yuyos y yuyos. La gente, en general, no sabe reconocer cuáles son comestibles y cuáles
son indigestos o, incluso, tóxicos. Por tanto, temen indigestarse y se privan de utilizarlos. No sin
cierto recelo - tenemos que reconocerlo - los hemos probado. Si uno no está seguro, la
experiencia indica que la primera ingestión debe ser minúscula. Si en el término de 23 horas no
aparecen síntomas anormales (retortijones intestinales, dolor de estómago, náuseas, mareos,
gases, diarrea y/o vómitos), se puede duplicar la dosis y repetir el proceso. Esa es la manera
que usaban los aborígenes (y los animales) para probar nuevos alimentos.
EPÍLOGO
ANÁLISIS NUTRICIONAL
comparativo entre el Diente de León y la Lechuga (valores por kilogramo)
D. de León Lechuga
De B.C. Harris. 1995 eat the Weeds. Keats Puiblishing Inc., New Canaan, Connecticut.
*UI = unidades internacionales
La experiencia nos enseña que para conseguir que la gente cambie sus hábitos es
imprescindible insistir con la información y educación. En ese aspecto hay ya una ampila
experiencia aprovechada por los fabricantes y comerciantes de productos industriales, quienes
usan trucos publicitarios que tocan resortes psicológicos bien elegidos. Un ejemplo muy
conocido, dentro del área alimentaria, es el caso de una planta que los neocelandeses llevaron
de China a su país, Actinidia deliciosa, la cultivaron, la rebautizaron con el nombre de "kiwi fruit"
y la comercializaron con éxito a nivel mundial. Para ello, desarrollaron una inteligente campaña
publicitaria que les redituó excelentes ganancias.
1. Fuera del fútbol, la polftica y los crímenes, la gente no lee otras noticias. El tema malezas
comestibles no atraería a nadie. No tiene "rating".
3. Las hambrunas causadas por guerras, catástrofes climáticas o epidemias son cosas del
pasado. Tampoco existen problemas de desnutrición en sectores de la población.
De una larga lista de telegramas publicados en distintos periódicos, hemos elegido los
siguientes ya que probablemente, sirvan de ejemplo para rebatir la última hipótesis arriba
expuesta.
Cada segundo que pasa, el mundo gana tres nuevas bocas para alimentar. Pero la
producción de granos per cápita bajó de 324 a 322 kilos en un año. Y ya cayó un 6% desde
1984 (Clarín Rural, 23/5/98).
Un estudio de las Naciones Unidas informa que en 1994 la población mundial llegó a los
6.630 millones de habitantes (diario Río Negro, 8/2/95).
En la Cumbre Mundial de la ONU para la Alimentación, noviembre de 1996, los países
firmaron un compromiso para reducir a la mitad para el 2015, los 840 millones de personas
mal alimentadas que hoy existen (Río Negro,,18/11/96).
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) informó
que casi la mitad de los 48 países más pobres tienen menos para comer que hace 10 años
(Río Negro 25/9/97).
Como consecuencia de la sequía, han muerto unos cien mil etíopes en seis meses (La
Opinión, 6/11/73).
La sequía causada por el fenómeno meteorológico de El Niño provocó saqueos populares
para matar el hambre. En la región nordestina del Brasil unos 19 millones de habitantes
viven en condiciones de extrema pobreza (Clarín, 14/5/98).
En Corea del Norte la pérdida de las cosechas por sequías seguidas por inundaciones
causaron una hambruna que condujo a la muerte de 3 millones de personas (Clarín,
17/6/98). Era de un millón de muertos en abril previo (Clarín 12/4/98).
Existen unos 40 millones da "niños de la calle" en las grandes ciudades de Latinoamérica
(Rio Negro, 13/10/97).
En el Gran Buenos Aires, en octubre de 1994, había 2.180.083 pobres. En octubre de 1997,
la cifra subió a 3.039.225, o sea que pasó del 21,5% al 28% en tres años (Clarín, 19/6/98).
A pesar de estas escalofriantes cifras "podemos estar contentos" si nos comparamos con lo
que ocurre en Ecuador, donde el 60% de la población es pobre y el 35% ea indigente
(Clarín, 10/7/98).
En Colombia, los pobres constituyen el 50% de la población (Clarín, 7/8/98).
En la ciudad de Neuquén, los fines de semana cerca de 3.500 niños, embarazadas, ancianos
y discapacitados no reciben su ración diaria de comida, porque los comedores municipales
y escolares no funcionan los sábados y domingos (Rio Negro, 12/7/96).
Cada vez más personas comen los desechos del basural neuquino (Rio Negro, 1/1/96).
El 26% de los niños de hasta 5 años sufren desnutrición en barrios humildes de Bariloche
(Río Negro, 5/9/97)
*Para ejemplificar: después de enviar tres copias del proyecto incluida una entrevista personal con la Secretaria de Recursos
Naturales y Desarrollo Sustentable, quien prometió estudiarlo, todavía estamos esperando respuesta después de dos años.
Entre los cambios que podrían ocurrir, mediatizados por el cembio global y efecto invernadero,
está el incremento de las malezas, que serían las más beneficiadas de manera directa por el
aumento de concentración del C02. Ello estimula la fotosíntesis y crecimiento de malezas C3,
reduce la apertura estomática y el consumo de agua tanto en malezas C 3 como en C4. Afecta la
respiración, composición de los fotosintatos, su concentración y traslocación. Las malezas
perennes se harían más difíciles de controlar por su mayor producción de rizomas y otros
órganos de reserva. Cambios en la superficie foliar y exceso de acumulación de almidón en
malezas C3 podrán interferir con el control por herbicidas. El calentamiento global y otros
cambios climáticos afectarán el crecimiento, fenología y distribución geográfica de malezas.
Especies agresivas de con los cultivos. Este pronóstico no es nuestro sino de D.T. Patterson
(1995. "Weeds in a changing climate", Weed Science 43: 6857011). Cabe preguntarse si, ante
la amenaza de un mundo cada vez más saturado de malezas, convendría prepararse no sólo
para aprender a defenderse mejor de ellas y controlarlas sino, también, a aprovecharlas. Sería
preciso investigar la posibilidad de manejar las comunidades sucesionales de plantas invasoras
para lograr incrementar la proporción de especies comestibles. Esto, obviamente, en áreas no
sometidas a control químico. Ello involucraría estudiar cómo manejarlas, cosecharlas y
comercializarlas.
RECOMENDACIONES
Algunos suelos pueden contener en forma natural elementos químicos tóxicos como,
por ejemplo el selenio, cobre, cadmio o nitratos provenientes del uso excesivo de
fertilizantes. Las plantas (tanto silvestres como cultivadas) pueden concentrar esos
elementos o sustancias y hacerse tóxicas o, por lo menos, indigestas. Por tal razón,
ante síntomas digestivos inusuales, debe suspenderse la ingestión de plantas
silvestres.
Por último, nos agradaría mucho conocer su experiencia al respecto de las plantas
silvestres comestibles. Cuéntenos si inventa alguna nueva receta. Escribanos a la
dirección citada arriba.
IMPERIALISMO GASTRONÓMICO
En el mapa adjunto están dibujadas las regiones biogeográficas clásicas delimitadas por
autores del siglo pasado. Si hacemos un análisis de los orígenes de las 245 plantas
comestibles que aparecen en la obra The Oxford Baak of Food Plants (Masefield, Wallis,
Harrison & Nicholson, 1969, Oxford University Press) reconocemos que el 52% de ellas
provienen de Eurasia (región Paleártica). La región Neotropical, la más rica en especies del
mundo, provee el 18% de las especies comestibles. Sospechando que se trata de alguna
influencia cultural, analizamos los orígenes de las plantas ornamentales que, supuestamente,
no tendrían esas implicancias debidas a costumbres arraigadas desde la Conquista y
heredadas de Europa. Las plantas ornamentales son elegidas por la belleza de sus flores y
hojas, no por sus sabores. Y sus proporciones son muy distintas: la región Paleártica baja al
10%, mientras que la Neotropical sube al 43%. El hecho de que la carne de vaca, oveja o cerdo
sean "buenas" y que no hayan tenido tal difusión las de vizcacha, guanaco o carpincho, es una
buena indicación, al igual que el predominio del trigo y avena, o el de la manzana y ciruela
frente a docenas de excelentes cereales y frutos sudamericanos. Se trata de algo parecido a un
"imprinting", costumbres que nos quedan impresas en nuestras memorias desde el momento
en que nacemos y nos habituamos a las costumbres gastronómicas familiares.
LECTURAS SUGERIDAS
DUKE, J.A, 1992, Handbook of Edible Weeds, CRC Press, Ann Arbor, 246 pp.
KUNKEL, G, 1984, Plants for Human Consumption, Koeltz Scientific Books, Koenigsten, 393 pp.
RAPOPORT, E.H., MARGUTTI, L.S, SANZ. E.H, 1997, "Plantas silvestres comestibles de la Patagonia
Andina. Parte I. Exoticas". Programa de Extensión Universitaria, Universidad Nacional del Comahue, 51 pp.
RAPOPORT, E.H.RAFFAELE. E.,GHEMANDI, L. & MARGUTTI, L.S., 1995 "Edile weeds: A scarcely used
resource", Bulletin of the Ecological Society of America, 76 (3): 163166.
RECETAS
A continuación, incluimos algunas recetas simples e ideas sobre cómo aprovechar algunos
de los recursos más abundantes de la región. Todas las plantas aquí mencionadas pueden
prepararse de muchas maneras distintas, que dejamos a la elección y voluntad del lector.
Chenopo
dium album
(quínoa
blanca,
quinquilla,
quelite
cenizo,
bledo).
Hojas y
tallos
tiernos se
usan como la espinaca, y también en
ensaladas.
Trifolium pratense (trébol rosado) Para Urtica urens (ortiga) Excelente para sopas Sonchus oleraceus (cerraja). Reemplaza a
ensaladas. y potajes. ¡Cosecharla con guantes!. la espinaca.
Pierden su urticaria al cocinarlas.
Rumex acetosella (acederilla, romancilla) Hojas agrias en ensaladas, sopas, soufflés u omelettes
Stellaria media (capiquí, quilloi-quilloi, yerba del pajarero, Stellaria media (capiquí, quilloi-quilloi, yerba del pajarero,
pamplina). En ensaladas o cocidas. Aquí se destacan por su pamplina). En ensaladas o cocidas
mayor altura. Las hojitas redondas corresponden a Claytonia
perfoliata o "lechuga del minero". Las parecidas al perejil son de
Osmorhiza chilensis, especie nativa de los bosques patagónicos
conocida como "cacho de cabra" o "ñonquín". Las hojas de las
tres especies son comestibles.
http://www.cienciahoy.org.ar