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Organización Social de los Persas

La sociedad persa estaba dividida en rígidas clases sociales. En el cima de la pirámide social se
encontraba el Rey y su familia, más abajo de la realeza se encontraba la aristocracia
(sacerdotes, nobles y grandes comerciantes). Después, la clase media y la popular ( pequeños
comerciantes, artesanos y soldados).

Los campesinos, considerados hombres libres, formaron la base de la pirámide social, ya que en
ellos recaía gran parte del sostenimiento de las demás clases sociales. Estos vivían
miserablemente, eran explotados ya que eran obligados a entregar casi todo lo que producían en
las tierras. Eran también obligados a prestar servicios en la construcción de palacios y obras
publicas (canales de irrigación, carreteras, etc). Por ultimo, los esclavos, prisioneros de las
conquistas militares, formaron un grupo numeroso, que ejecutaban los trabajos mas pesados en
la construcción de palacios y obras publicas. La organización social del Imperio es poco
conocida.[20] La mayoría de los investigadores opina que persistía la división en tres estratos
o castas característica, según Georges Dumézil, de los pueblos indoiranios e indoeuropeos en
general, que aparece reflejada en el Avesta: guerreros, sacerdotes y campesinos.
Estrechamente imbricada con esta división en tres castas, existía una estructura tribal
basada en la ascendencia patrilineal. Según Heródoto (i, 125), en época de Ciro el Grande la
sociedad persa estaba formada por numerosas tribus, "eran los arteatas, los persas
propiamente dichos, los pasagardas, los merafios y los maios".[21] Cada tribu se dividía a su
vez en clanes: los aqueménidas eran, de hecho, un clan perteneciente a la tribu de los
pasagardas.

Los cargos de la administración imperial estaban reservados a los miembros de las


principales familias de la aristocracia, aunque no era suficiente con la pertenencia a la
nobleza: había que contar también con el favor del rey, que era quien disponía los
nombramientos y distribuía los cargos en los territorios conquistados.
La práctica de la esclavitud en la Persia aqueménida estaba en general prohibida, aunque
hay evidencia de que los ejércitos conquistados o rebeldes eran vendidos en
cautiverio.[22] Según atestiguan los documentos de Persépolis, los trabajadores que
dependían del Estado en la región de Parsa no era esclavos sino asalariados.
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Organización Social
Organización Social Persa
Al igual que el resto de las civilizaciones antiguas, la estructura social de los persas se caracterizó por ser
altamente estratificada y jerarquizada.

La cúspide de la escala social era ocupada por el rey o emperador, quién estaba rodeado por una corte de
nobles terratenientes, además de los jefes militares y algunos poderosos sacerdotes. También formaban
parte de este grupo los funcionarios del aparato estatal.

El rey contaba además con un tribunal real, que le ayudaba a tomar decisiones, y con un ejército, por cierto,
poco eficiente, ya que tomaban a los soldados de las satrapías de manera obligatoria y no eran guerreros
por conciencia. Curiosamente el ejército persa estaba integrado por soldados griegos, esto se debió a que
los griegos mercenarios estaban descontentos con su gobierno y decidían entonces pelear con los ejércitos
persas. Además, los griegos también eran captados en las satrapías mediante levas.

La política persa de tolerancia, y su bienvenida como libertadores[editar]


A medida que los persas iban incorporando a su imperio nuevas zonas, mostraban políticas muy tolerantes.
Los gobiernos locales contaban con miembros de las élites locales, los impuestos generalmente eran menores,
los persas tenían una gran tolerancia religiosa, e incluso liberaron a muchos pueblos sometidos, como por
ejemplo los hebreos que se hallaban deportados en Babilonia. En muchas zonas donde antes estaban
en anarquía, los persas también fueron bienvenidos como los restauradores de las leyes. Las zonas que se
caracterizaron por el apoyo a los persas fueron sobre todo Palestina, ya que los hebreos estaban felices de
contar con un gobierno que respetara y apoyara su religión, y también la zona de Siria, especialmente las
ciudades fenicias, que además de ser respetadas por los persas, estos les proporcionaron nuevos mercados
por tierra y apoyaron su desarrollo naval. También las zonas de Asia Central se mostraron adictas al gobierno
persa ya que cuando el imperio se desmoronó esas zonas continuaron la resistencia contra Alejandro
Magno por varios años.

Características de la administración persa[editar]


El sistema de gobierno era una monarquía absoluta hereditaria donde el rey era considerado la forma
antropomórfica de dios en la tierra. El rey debía ser el mejor guerrero, como también el mejor cazador.
Disponía de un ejército personal: los "Inmortales".
Los gobiernos persas se caracterizaron por su despotismo militar; la autoridad del emperador era absoluta,
estaba defendido y sostenido por los Inmortales.
El gobierno persa trajo muchas novedades en materia política y económica para la época; entre ellos:

 Tolerancia religiosa y de las costumbres locales.


 Mantenimiento de estructuras administrativas locales.
 División del territorio en Satrapías que eran auditadas todos los años siendo castigado el Sátrapa si la
población no estaba contenta con su gestión.
 Sustracción impositivo del comercio y baja general de todos los impuestos.
 Simplificación del comercio mediante construcción de caminos y canales navegables además de la
unificación territorial que hacía menos peligrosos los viajes.
 Creación de reservas de moneda en distintos puntos del imperio, y difusión del crédito.
 Creación de guarniciones repartidas por el imperio que respondían tan solo a la autoridad real.
 Creación de un sistema unificado de pesos y medidas.
 La administración local se focalizaba en la manutención de los caminos y obras públicas, el combate a la
delincuencia y la productividad de la agricultura.
Todas estas medidas produjeron un auge en el comercio a lo largo del imperio incentivando de gran manera el
desarrollo económico lo que logró poner del lado persa algunas zonas que originalmente los rechazaban y
eran revoltosas como las ciudades jonias por ejemplo.
Con respecto al sistema de administración de las provincias, llamadas satrapías, estas se componían de tres
funcionarios: un general, un secretario y el jefe de provincia.
Cada uno desempeñaba un papel para que no hubiera corrupción en sus colonias. Además un Inspector Real
solía pasar cada determinado período de tiempo para verificar que todo estuviera en orden dentro de la
provincia, y luego informaba al rey sobre el asunto.

BBNMM

urante los primeros siglos de su asentamiento en las tierras de la Meseta


del Irán, los medos y los persas tuvieron como base económica la
ganadería y la agricultura. Las pobres tierras montañosas de los Zagros
ofrecieron ciertas posibilidades de pastoreo nómada y los valles
permitieron una agricultura de regadío, en la que predominaron el trigo
y los árboles frutales.

De la época de esplendor del Imperio Persa han llegado hasta nosotros


restos de una red subterránea de canales dedicados al regadío (el
transporte del agua bajo tierra impedía las pérdidas por evaporación).
Ahora bien, a pesar de estos hallazgos no puede pensarse que la
economía de un imperio formado en unas decenas de años tuviera como
base lo producido por la tierra.

La base económica de las finanzas de los Aqueménidas (familia a la que


pertenecía Ciro II el Grande) fue, sin duda, el sistema de impuestos que
se exigieron a los pueblos dominados. Difícilmente hubieran podido los
monarcas pagar a sus soldados, construir sus fastuosos palacios,
organizar una red de carreteras y de postas o practicar sobornos
diplomáticos, de no haber contado con esa fuente de ingresos. La
importancia de los impuestos quedó bien reflejada en algunos de los
aspectos de la política ejercida por Ciro II o por Darío I. Ciro el Grande
se caracterizó por ser un conquistador magnánimo con sus súbditos; no
destruía las ciudades conquistadas, mantenía a los gobernantes que se
sometían e incluso concedía libertades largamente esperadas. Esa
actitud permisiva y nada destructora era, desde luego, la más adecuada
para obtener beneficios de las tierras recién sometidas. Ciro debió
aprender pronto que de la destrucción nada se podía sacar.

Darío I, por su parte, puso en circulación una moneda, el dárico de oro,


que difundió por todas las provincias y que, con un peso estable, servía,
entre otras cosas, para fijar los impuestos. También en época de Darío I
se aceptó que algunas satrapías pagaran sus tributos en especie; ese fue
el caso de Egipto, que pagó con pescado. Es fácil suponer que, si se
aceptó un alimento como forma de pago, es porque el Imperio lo
necesitaba (parte de la paga de la soldadesca se hacía en especie). La
construcción del palacio de Darío en Susa se hizo, en cierto modo, a
partir de las aportaciones de los distintos pueblos sometidos, ya que los
materiales de construcción e incluso algunos operarios procedían de muy
distintas zonas del Imperio.

La propia construcción de una red de comunicaciones con un rápido


servicio de mensajeros, debió tener entre sus finalidades la de facilitar
no sólo información sobre las distintas satrapías, sino también el cobro
de impuestos.

Cabe resaltar, por último, que la región de los persas estaba exenta de
impuestos y que su única obligación era la de proporcionar soldados para
las tropas del emperador. Esta actividad militar no debió permitir un
potente desarrollo de la agricultura ni de la artesanía. Las necesidades
de la capital del Imperio y las finanzas del mismo, estuvieron, pues,
cubiertas fundamentalmente a partir de los impuestos.
Un relieve de Persépolis, donde se escenifica a dignatarios de diferentes pueblos
conquistados portando ofrendas para Darío I

Desde el punto de vista social, la estructura de la sociedad persa fue,


como las de su época, piramidal. La diferencia frente a la estructura
mesopotámica o egipcia radicó en el hecho de no contener, como clase
privilegiada, una casta sacerdotal, ya que la religión de los persas
carecía de sacerdotes y de templos. En el vértice estaba el rey, seguido
de su familia; en una situación de dignidad inferior se encontraban los
sátrapas y jefes militares; los señores locales y los funcionarios del
Imperio descendían hasta niveles ínfimos, según su autoridad. En el
ejército destacaron los llamados "Diez Mil Inmortales", que constituían la
guardia personal del rey. La escala social más baja la constituían los
siervos y los esclavos de guerra.

Por último, debe señalarse, que la dominación que los persas ejercieron
sobre los distintos países conquistados no supuso, en éstos, cambios
fundamentales ni en su economía ni en su estructura social, salvo que en
la pirámide de poder era el rey persa, el "Rey de Reyes", quien
dominaba.

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