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JOSÉ CLOPATOFSKY

MUCHA INFORMACIÓN, PERO MALA


"La mayoría de los indicadores tienen cifras muy similares a las del estudio previo. En realidad, es difícil conseguir
movimientos dramáticos".
 06:20 P.M. 27 DE NOVIEMBRE DEL 2017

Aunque no siempre se divulgan con el mismo despliegue los


resultados de la encuesta periódica ‘Bogotá, cómo vamos’, que la
desarrolla una entidad independiente formada por las
Fundaciones Corona y la Universidad Javeriana, la Cámara de
Comercio de la capital y esta casa editorial, hace pocos días se
publicaron los resultados de la percepción ciudadana sobre muy
diversos tópicos de la vida de los bogotanos y su gobierno.

La mayoría de los indicadores de seguridad, salud, educación,


alimentación, servicios públicos, niñez, vida en los barrios,
optimismo, orgullo, situación económica, vivienda, medio
ambiente, recreación y deporte tienen cifras muy similares a las
del estudio previo. En realidad, es difícil conseguir movimientos
dramáticos en estos campos.

Pero sí los consiguen la movilidad y el gobierno distrital, pues las


percepciones en estos campos de la vida diaria se mueven
negativamente. El 65 por ciento de los entrevistados gasta
ahora más tiempo para moverse, el 60 por ciento considera que
Transmilenio empeora, el SITP es una mata de quejas y un 43 por
ciento considera el Transmilenio por la séptima como algo
negativo para la ciudad, entre otros datos disponibles en:
http://www.bogotacomovamos.org/documentos/encuesta-de-
percepcion-ciudadana-2017/

En el universo de las cifras sobre la forma como nos movilizamos,


un 37 por ciento dice moverse en Transmilenio y un 18 por
ciento en el SITP. Los usuarios de vehículos particulares son
apenas un 8 por ciento (eran el 11 por ciento en el 2016) y, aunque
no parezca, los motociclistas son solo un 8 por ciento, cifra que es
algo mayor que la del estudio anterior.

Como decíamos, la radiografía de estos indicadores no suscita


tantos titulares como la desfavorabilidad del gobierno capitalino,
cifra en la cual el alcalde Enrique Peñalosa tiene nada menos
que un 84 por ciento de imagen negativa (empeoró 6 puntos en
un año), indicador en el cual solamente es superado en el histórico
de la ciudad por el último año de Samuel Moreno (89 por ciento)
por las conocidas y calamitosas razones que afortunadamente no
acompañan a la actual administración, cuya pulcritud nadie
cuestiona.

Si bien la reputación de Peñalosa pareciera tener muchos


antecedentes más gerenciales que políticos a su favor –
finalmente por algo fue reelegido–, la confianza en sus
habilidades es muy baja: solo un 10 por ciento lo ve positivamente
y, en el resumen, solo el 12 por ciento dice que ha hecho una
buena gestión.

Total, el asunto va muy mal en números. Los observadores


sostienen que esto hay que cogerlo con pinzas, pues el escenario
no es un desastre, como se puede leer, y vendrán resultados que
lo mejoren. También explican que se trata de un problema de
mala comunicación, complementado con salidas fuera de tono
que ha tenido la administración en todos los niveles, campo en
el cual la habilidad del burgomaestre no es una fortaleza ni un
ejemplo para sus funcionarios.

Visto esto desde la óptica del ciudadano que se mueve en su


automóvil particular, yo creo que no se trata de un problema de
comunicaciones. Todo lo contrario: las hay, y en exceso, lo cual
explica los resultados.

Veamos algunos mensajes: El problema de los parqueaderos no


es de esta alcaldía, dijo Peñalosa. Hay que andar en bicicleta
como la gran solución para la gente que se mueve en una ciudad
que puede tener 50 kilómetros de largo y en la cual la inseguridad
es muy alta. Residencias sin garajes. No tienen idea de la
vergüenza que es la carretera del norte por la cual se llega a
Bogotá. La autopista de esa región es otra pesadilla y lo único que
se ha sabido es que van a ampliarla, pero del distrito hacia el
norte, donde ya se ha disuelto el trancón. La calle 13, donde se
forman el mayor tapón y contaminación, no merece ninguna
atención, y con solo limpiarla abrirían otro carril que ahora está
lleno de escombros. Piensan ponerles pico y placa ambiental a los
camiones ‘contaminantes’, y esto obligará a turnos extras en las
empresas para atender los recibos y despachos de mercancía
(¿para qué sirven los centros de revisión técnico-mecánica?).

Y para citar una nimiedad en este caos vehicular, andan tapando


todas las bahías de estacionamiento con maletines que los
paga el usuario con sus impuestos anuales por rodamiento y uso
de las vías.

¿Qué sentido tiene eso cuando las mismas bahías las planificó
e hizo el propio Distrito con sus fondos luego de estudios y
análisis que también costaron y debieron dictar su
conveniencia? ¿Es esa una gestión positiva de la floja y
cuestionada Secretaría de Movilidad, cuyas acciones son siempre
restrictivas? ¿No tiene derecho el ciudadano a estacionar donde no
estorba al tránsito, como sí lo hacen los famosos maletines de la
Secretaría, que ahora están regando en todos los recovecos solo
para molestar a la gente y hacerle notar su ‘autofobia’? ¿En qué
paró el estacionamiento pagando en las zonas públicas? Puro
cuento. Y ojalá ahora la licitación de la semaforización, que la están
haciendo –esa sí por la vía de en medio, a pesar de las
advertencias de la Procuraduría–, no sea otro episodio de
obstáculos y demoras.

Como ven, creo que para los ciudadanos encuestados que usan
automóvil, el asunto no es falta de información. Hay mucha,
pero mala.

FRASE
“Si bien la reputación de Peñalosa pareciera tener muchos
antecedentes más gerenciales que políticos a su favor –finalmente por
algo fue reelegido–, la confianza en sus habilidades es muy baja: solo
un 10 por ciento lo ve positivamente y, en el resumen, solo el 12 por
ciento dice que ha hecho una buena gestión”.

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