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ESCUELA SUPERIOR ANTONIO RUIZ DE MONTOYA

Setiembre de 1999 Carta Nº 5: Curso de ética

Hola de Ricardo:

He leído el comentario que Alberto Saoner hace respecto al pensamiento de


Hume en lo relacionado a la ética. Vemos pues que para Hume el sentimiento es la
base de la moral, puesto que la moralidad está orientada por el concepto de bien y
mal. Por lo tanto, el fundamento de la moral se da en los sentimientos de dolor-
placer de los cuales se derivan los otros sentimientos existentes. Si se dice que la
moral está orienta por los conceptos de bien y mal, para Hume, la moralidad viene a
ser una moralidad fundada en la benevolencia la cual establece los criterios de
explicación de la valoración de los méritos humanos. Es decir, para Hume las
distinciones morales no se derivan de la razón, sino de un sentimiento moral desde
el cual es posible controlar la voluntad. La razón no puede controlar a la voluntad,
por eso las acciones tienen que estar motivadas por otro factor humano que sería el
sentimiento moral.

Vemos así pues que con Hume se abre una nueva visión de la moral. En
efecto, nos dice que la moral no es puramente racional, dejando así de lado la
fundamentación metafísica (visión más bien abstracta de los valores) para realizar
una reflexión moral desde el campo del empirismo, de manera que ve al sujeto como
el normativo de la moral. Es así como se abren las puertas a la fundamentación de la
moral basada en los sentimientos. Personalmente estoy de acuerdo con la idea de
Hume de que no podemos reducir la moral a lo puramente racional como la hacían
los racionalistas. No, ya que la moral no es una yuxtaposición y comparación de
ideas. La moralidad no viene a ser ideas puramente abstractas, sino que ésta se
encuentra enraizada en la vida misma del ser humano y allí es donde se manifiesta
como una experiencia enriquecedora del sentido de la vida.

El peligro que puede darse en una concepción puramente racional es


intelectualizar a los valores morales al extremo de la pura abstracción llevándonos
así a la ambigüedad moral. A veces pienso que esa es la razón por lo que se entiende
poco a los valores morales en la sociedad actual, ya que no hay una asunción interior
y convincente de las reglas de juego social. Ya hemos dicho que la moral se
encuentra enraizada en la vida concreta de las personas, en la cultura, en las
costumbres, de manera que la vida misma cobra sentido a partir de actos que
integran a la sociedad al hombre que los vive. Es decir, la afirmación de la
moralidad como puramente racional es negación a la capacidad que tiene el hombre
de dar sentido a la vida desde la vida misma. Y ya sabemos que el dar sentido a la
existencia no es una cuestión puramente ideal, sino que es algo que pasa por la
experiencia del espíritu dando como resultado acciones humanas.
Empero, no se trata de decir que la razón no está involucrada en la vida
moral. En este sentido no estoy de acuerdo con Hume quien reduce la moral sólo al
sentimiento humano. ¿No estaríamos cayendo así en el extremo de que la moral es
más bien instintual llegando así a pensar que cada uno tiene su propia moral sin
importar los demás? Creo que no es una buena idea excluir la razón de la moral,
porque eso sólo reduciría al sentimiento moral a lo puramente instintual. No puede
ser así. Está claro. Así pues, nos encontramos con la filosofía del sentimiento moral
o, dicho de otra manera, filosofía del sentido moral que viene a ser la vivencia
capaz de aprehender los principios del comportamiento moral humano, su
justificación y sus fuentes.1 Es decir, si hablamos del sentimiento moral implica
hablar de todo lo que conforma el ser humano. El sentimiento es un conocimiento
que va más allá de lo superficial en que se pueden quedar las ideas pasando al plano
de la profundización en el individuo. Cuando un conocimiento pasa de lo puramente
lógico al verdadero sentir, tal conocimiento se vuelve convicción, creencia,
reafirmación y fe. Es decir, los valores pueden ser conocidos y comprendidos
muchas veces, sin embargo, no asumidos, porque probablemente no se da la
empatía entre valores y sujeto. Esto trae como consecuencia que el cumplimiento de
los tales valores sea doloroso. No obstante, aquello que se hace convicción de que
eso es para todos y para uno mismo bueno se hace parte natural a uno.

Como verás Ricardo, no quiero caer en la psicologización del moral y no


quisiera hacer eso, porque pienso que la psicología tiene una visión desintegradora
del ser humano (no quiero detenerme en tal eso). Por eso, creo que la reflexión
filosófica tiene que llevarnos a mirar al ser humano como una totalidad en donde se
juega el sentido de la vida humana. En esta búsqueda de integración nos
encontramos con la tensión en hombre entre lo natural y lo artificial; entre nuestra
propia manera de ser y de lo que la sociedad nos impone. Empero, es claro que el
sentir está presente en las acciones morales y, por tanto, es el motivador a ser seres
morales en los hombres. Yo pienso que los seres humanos somos realmente éticos
cuando asumimos nuestros actos de manera personal o cuando nacen de uno mismo
por propia voluntad. Aquel que hace una acción valorativa allí donde solamente es
visto por los otros no puede ser considerado un hombre ético o moral, puesto que lo
que está haciendo no es otra cosa que aquello que se le impone ya implícita o
explícitamente. El hombre realmente moral es aquel que hace tales actos en
cualquier lugar donde se encuentre, aún cuando se encuentre solo, porque considera
y tiene la convicción de que lo que hace es realmente algo bueno para su vida y de la
de los demás. Podemos decir que ese hombre ha asumido verdaderamente los
valores morales y me atrevería a decir que se han hecho en él parte de su segunda
naturaleza, se han integrado a su vida misma

1
FERRATER M. José: Diccionario de filosofía. Alianza editorial, Madrid. 1990
Finalmente, Ricardo, para mi próxima correspondencia me gustaría que me
recomiendes alguna lectura que me permita saber un poco más de cómo los valores
morales se integran en las personas en el proceso de la integración gradual a la
sociedad. Pienso que para entender el sentimiento moral hay que tener un panorama
de ese proceso de tomas de conciencia de que otro yo implica derechos y deberes y,
fundamentalmente, supone una responsabilidad. Esto me lleva a pensar que los
valores morales se hacen sentido común en las personas, es decir, algo asumido por
una colectividad como bueno y natural para todos. Pero este sentido común implica
razonabilidad y convicción de tal razonabilidad. Es de esta manera que me atrevo a
afirmar que es desde el sentido común que hacemos los juicios morales, de manera
que el sentimiento moral es realmente sentido común.

Atentamente: WILMER FERNÁNDEZ R.


Entonces lo bueno es placentero porque los otros aprueban y lo malo lo es, por
la reprobación de los demás. De esta manera lo bueno es lo útil para
conseguir la simpatía de los demás.
El racionalismo no es abarcante para describir al hombre en su totalidad.
Según Hume, la razón de someterse a los sentidos. Pues el sujeto es el
normativo de la moral. La realidad del mundo lo vamos haciendo los
individuos (sentido)

El ser humano llega a un mundo organizado, sin embargo nadie repite, sino
cada uno crea a partir de lo recibido.
"El fundamento de la moral de las virtudes es natural, pero en algunas de
ellas se inserta un componente artificial o convencional" (Humee)

Es imposible suponer en el hombre una primera capa de comportamientos


que llamaríamos "naturales" y un mundo cultural o espiritual fabricado. Todo
es fabricado y todo es natural en el hombre, como se quiera decir, en el
sentido de que no hay una palabra ni una conducta que no debe algo al ser
puramente biológico y que al mismo tiempo no hurte a la sencillez de la vida
animal..." Savater (172)

Cada cosa que existe en el universo tiene su propia naturaleza, es decir, su


propia manera de ser. La naturaleza de algo es su forma de ser, de llegar a
ser, y de operar en el conjunto del resto de lo existente.

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